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La mayor epidemia laboral

El estrés crónico es muy habitual y afecta a la salud del trabajador y a su productividad

https://elpais.com/economia/2016/05/05/actualidad/1462446652_929423.html

Ramon Oliver
La ansiedad o la depresión afectan al 14,6% de de la población adulta española. El estrés es
ya la segunda causa de los problemas de salud relacionados con el trabajo

Sudoración, palpitaciones, temblores, taquicardia, mareo, nauseas, molestias estomacales,


sequedad bucal, dolor de cabeza, intranquilidad motora… Si tiene alguno de estos síntomas
tal vez sufra estrés. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la ansiedad o la
depresión afectan al 14,6 % de la población adulta española. Un problema que la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado como ‘epidemia global’ y que
encuentra en los entornos laborales su caldo de cultivo. Diversos estudios indican que el
estrés es ya la segunda causa de los problemas de salud relacionados con el trabajo.
Patologías como depresiones, dolencias cardiacas, alteraciones cardiovasculares, lesiones
musculares, problemas isquémicos o dermatológicos pueden tener su origen o verse
agravadas por culpa del estrés.
En 1956 el fisiólogo y médico austrohúngaro Hans Selye tomó prestado el término de la
física y la mecánica –donde el stress mide la resistencia de los materiales- para denominar
un cuadro clínico que él definió como “la respuesta general del organismo ante cualquier
estímulo o situación estresante”. Una definición que ya sugiere que este fenómeno no tiene
por qué ser necesariamente nocivo. “El estrés es un mecanismo que nos mantiene alerta y
nos estimula psicológicamente para enfrentarnos a los problemas. Aumenta la creatividad,
nos impulsa a tomar la iniciativa y a que respondamos eficientemente ante situaciones
cotidianas”, aclara Ana Ávila, directora de Seguridad, Salud y Bienestar de Mahou San
Miguel. De hecho, añade Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, “un punto de estrés en nuestra
vida es saludable porque mantiene alta la atención y aumenta la productividad. Nos da esa
‘vidilla’ tan útil, por ejemplo, cuando hay que hablar en público o trabajamos con plazos
ajustados”.
¿Cómo funciona este mecanismo? “Ante un estímulo externo nuestro organismo reacciona
de dos maneras posibles: huida o defensa. Los problemas llegan cuando las demandas del
estrés superan el umbral de lo que estamos preparados para afrontar”, explica Antonio
Iniesta, presidente saliente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del
Trabajo (AEEMT) y coordinador de La Guía Sobre el Manejo del Estrés desde Medicina
del Trabajo, publicada este mismo año. El estrés se convierte entonces en un asesino
silencioso que paraliza al profesional. Antonio Gutiérrez, coach de salud de TISOC
Coaching, recuerda que “una mayor auto exigencia en el trabajo o la presión excesiva de
los directivos provoca un aumento de la tensión psicoemocional”. Se produce entonces un
desbordamiento emocional en la persona, cansancio mental y ansiedad.

Detonantes de las crisis


Las relaciones humanas y las fricciones del día a día son una de las principales fuentes de
esta afección. Un correo electrónico o una llamada telefónica pueden ser el detonante de
una crisis. ¿Cómo se combate? “Por un lado, aprendiendo a gestionar los pensamientos
generadores de ansiedad y reeducando los patrones de conducta, y, por otro, identificando
los factores desencadenantes”, resume Antonio Gutiérrez. Inteligencia emocional, empatía,
asertividad y una comunicación fluida formarían parte de esa receta básica anti estrés, ya
que, insiste este experto, “el trabajo se gestiona mejor si se gestionan adecuadamente la
emociones y los pensamientos”.
Los compañeros y jefes tóxicostambién son un peligroso acelerador de esta dolencia. “El
estrés es contagioso”, señala Pilar Jericó. Por esta razón, esta especialista recomienda elegir
cuidadosamente las conversaciones en las que se participa en el trabajo. “Si nuestros
compañeros son de los que se pasan la hora de la comida quejándose de lo mal que va todo,
más vale cambiarse mesa o comer solos”. El sentido del humor es otro eficaz antídoto.
“Ante situaciones de muchos nervios, una broma puede ayudar a rebajar la tensión”,
continúa.
Por su tipo de actividad, existen algunos colectivos más proclives a padecer estrés laboral.
Profesores de secundaria o personal sanitario entrarían en esta categoría. También aquellas
profesiones que trabajan de cara al publico o las consideradas peligrosas como bomberos o
policías, si bien, puntualiza el doctor Iniesta, éstas últimas “gestionan mejor sus niveles de
estrés gracias a la actividad física que despliegan”. Por categoría profesional, los mandos
intermedios son un grupo especialmente vulnerable debido a que “sufren, por un lado, la
presión de sus superiores y, por otro, las quejas de sus subordinados”, agrega. En cuanto a
la edad, “las personas mayores tienen más experiencia y llevan mejor el estrés puntual. En
cambio, son más propensas a sufrir el síndrome de burnout(quemado). Mientras que con los
jóvenes sucede lo contrario: soportan peor los picos de ansiedad, pero son más resistentes
en el largo plazo”.
Pero si el estrés es devastador para la salud de las personas, también puede poner en serios
aprietos a las empresas. “Tener empleados estresados significa duplicar los días de baja de
la plantilla”, alerta José María García, director de Capital Humano y Beneficios de Willis
Towers Watson. Y no se trata únicamente de los síntomas físicos; a nivel emocional el
trabajador también se ve seriamente afectado, lo que se traduce en una merma en su
rendimiento. “Se modifica el estado de ánimo y el comportamiento. Incrementa la
inseguridad y las dificultades para concentrarse o tomar decisiones”, indica Yolanda
Erburu, directora ejecutiva de Comunicación, RSC y Fundación Sanitas.
Con el objetivo de frenar el estrés de sus empleados, cada vez más empresas ponen en
marcha los llamados programas de bienestar o wellness, que persiguen fomentar una cultura
de hábitos saludables dentro de la compañía. “Se trata de crear entornos agradables para el
trabajo y que posibiliten una gestión inteligente del estrés para así evitar la necesidad de un
tratamiento médico”, comenta Yolanda Erburu. Fomentar el ejercicio físico moderado
forma parte de esta labor de sensibilización. Porque, asegura José María García, “hay una
relación directa entre el bienestar físico y la productividad. Los empleados que practican
una actividad física de forma habitual tienen mayor resistencia y están más capacitados
para gestionar situaciones de estrés laboral”.

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