Anda di halaman 1dari 10

Seguro que tú, al igual que yo, estás bautizado y

confirmado y por lo tanto tienes madrinas o padrinos, y


si has hecho bien tus tareas, alguien te ha escogido a ti
para que lo seas de alguien más.

Hay muchas y lindas razones por las que alguien escoge


padrinos y madrinas, ya sean los padres de un pequeño
bebé que está por bautizarse o un catecúmeno adulto que
lo elige voluntariamente. Siempre es un regalo para quien
es llamado a ese servicio de amor, pero: ¿tenemos claro
qué significa serlo?

Compadres es la forma en que nuestros padres llaman a


los padrinos y cuando los eligen, algunas veces queda la
duda: ¿habrán escogido padrinos o compadres? Es que a
veces la afinidad, el cariño y el querer establecer lazos más
permanentes con alguien, hace que los padres «den a sus
hijos» de ahijados a personas con las que tienen relaciones
muy estrechas. De hecho los padrinos se sienten honrados
cuando se les pide que lo sean porque es una muestra de
afecto y confianza muy profunda. Pero a veces el rol de
padrinos y madrinas está un poco confundido y (tanto los
ahijados como los padres) esperan algunas cosas que
realmente no son sus reales funciones y que poco tienen
que ver con el llamado que han recibido.

Seguro que muchas veces te ha tocado orientar a gente al


respecto, sobre todo en la catequesis o en los grupos en los
que haces apostolado. Es por esto que queremos
darte algunas ideas de qué es lo que realmente debe
hacer un padrino o madrina y de cuál es su misión en la
vida de ese recién bautizado o confirmado, para que
comprendamos qué características deben tener esas
personas y cómo debe ser la relación con su ahijada o
ahijado.

Si te han pedido que tu seas madrina o padrino, te


invitamos a que ofrezcas esa tremenda misión al Señor,
Él te dará lo necesario para acompañar a tu ahijado por el
camino de la fe que Él mismo nos ha invitado a recorrer.

Tu vida es tu curriculum
Como padrino has sido elegido por los padres (o al menos deberías serlo), más
que por tu relación con ellos, por tu vida, por como vives tu fe, por el testimonio
de tu lucha sincera por vivir los principios del Evangelio. Madrinas y padrinos
son personas que por su testimonio de vida podrán dar luces al recién
bautizado de cómo hacer para vivir como un buen cristiano durante toda su
vida. ¡Comienza a vivirlo!
Das el mejor regalo
No esperamos que nuestra madrina o padrino nos de un regalo especial para
navidad o para nuestro cumpleaños. Madrinas y padrinos el mejor regalo que
puedes darle a tu ahijado es el regalo de la fe. Acompáñalo de forma cercana y
sincera para que la vida espiritual y la relación con Jesús sean siempre part e
fundamental de su vida como nuevo cristiano.
“Queridos, padres, padrinos y madrinas, si quieren que sus hijos sean
verdaderos cristianos, ayúdenles a crecer 'inmersos' en el Espíritu Santo, es
decir, en el calor del amor de Dios, en la luz de su Palabra. Por ello, no olviden
invocar a menudo al Espíritu Santo, todos los días” (Papa Francisco, 2015).
No eres un padre sustituto
A veces se piensa que cuando te piden ser madrina o padrino, lo que te están
pidiendo es que en caso de que los padres fallezcan tu te hagas cargo del
pequeño. Uno no busca padrinos para tener padres de repuesto; uno los busca
para que acompañen a los padres y les animen, al igual como lo hacen con el
ahijado.
Se hacen familia espiritual y el amor y la fe los une, no una responsabilidad
legal para con los niños si es que quedan huérfanos. Obviamente el
compromiso espiritual no quita que te preocupes por el bienestar físico y
material de tu ahijado.
Compartes lo mejor que tienes
Una madrina o padrino comparte su fe por lo tanto ha de tenerla, alimentarla y
hacerla crecer. Es tu responsabilidad el estar preparado para responder a las
dudas y para acompañar en los momentos oscuros a tu ahijado, no solo con
apoyo económico y con los bonitos regalos, sino con la Palabra de Dios, con la
esperanza cristiana y con mucho amor. A los padres de los niños y a los
padrinos, así como a los familiares, el Papa Francisco les pidió: “ayudar a estos
niños a crecer bien si se les da la Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús”. Pero
también, “hay que darlo con el ejemplo”.
Permaneces cerca
Esa es tu misión, acompañar, estar cerca. Es recomendado buscar dentro de la
familia, pues es mucho más fácil asegurar un lazo firme con el ahijado. Entre
los amigos también es buena idea, pero la intención es que sea alguien
cercano, que no vea a su ahijado únicamente para las fiestas, sino que puedan
compartir tiempo juntos, que conozca su proceso y su desarrollo como persona
y como cristiano. Es triste cuando uno le pregunta a alguien por sus padrinos
de bautizo y ha dejado de verlos hace años. Es tanto que el Código de Derecho
Canónico, en el nro 874 aconseja que el padrino de la confirmación sea el
mismo que el del Bautismo. Así de cerca.
Practicas lo que predicas
Estando en la parroquia me ha tocado ver personas que llegan a pedir
certificados de confirmación para ser padrinos o madrinas de alguien. Gente
que nunca ha sido vista en la parroquia y que nadie conoce. No es que
busquemos gente popular en los ambientes eclesiales, sino que buscamos
personas asiduas a celebrar su fe, comprometidas con ella y con la vida de la
Iglesia, de este modo podemos esperar que acompañe a su ahijado a misa, le
explique los sacramentos y que pongan en práctica aquello que los hace
familia: la fe. Si se, está difícil esta parte, pero los ideales debemos cuidarlos y
luchar por alcanzarlos. Procura ser tu una madrina o un padrino así.
Estás dispuesto a asumir la responsabilidad de
forma indefinida
El bautismo abre las puertas del cielo al bautizado, ya es parte de la Iglesia, es
hijo de Dios y con vocación de Vida Eterna. Quien acepta ser madrina o padrino
lo hace de forma indefinida, como una muestra de amor hacia su ahijado, pero
también como un servicio a Dios, acompañando a este nuevo cristiano en su
desarrollo y madurez.
Quien acepta este reto y esta responsabilidad lo hace para siempre, pues la
calidad de hijo de Dios es eterna, por lo tanto tu tarea de amor, compañía,
cuidado y orientación no termina cuando tu ahijado se hace adulto, sino que
continúa por toda la vida.
PENSEMOS

Los padres de familia son los primeros y principales responsables de "formar a sus
hijos en la fe y en la práctica de la vida cristiana, mediante la palabra y el ejemplo"
(CDC 774.2), y es tarea de ambos "alimentar la vida que Dios les ha confiado" (CIC
1251); en este sentido se podría decir que la celebración de los sacramentos tiene una
dimensión marcadamente familiar, y es que la familia es la comunidad privilegiada
para la transmisión y la educación de la fe (ver CT 62 ).

Los papás deben facilitar el "despertar religioso" de sus hijos, iniciarlos en la oración
personal y comunitaria, educarlos en la conciencia moral, acompañarlos en el
desarrollo del sentido del amor humano, del trabajo, de la convivencia y del
compromiso en el mundo, dentro de una perspectiva cristiana. Los papás, más que
transmitir contenidos, introducen a sus hijos, y en especial a los más pequeños, en un
ambiente de vida propio de una familia cristiana.

Lamentablemente, en nuestro ambiente, muchos padres de familia piden los


sacramentos para sus hijos sólo por tradición, porque se acostumbra, pero no por una
decisión de seguir a Jesucristo en sus vidas.

Es muy recomendable que quien se va a confirmar tenga un padrino a quien le


corresponde procurar que su ahijado:

"Se comporte como un verdadero testigo de Cristo y cumpla fielmente las obligaciones
inherentes al sacramento" (CDC 892).

Es conveniente que se escoja como padrino de la confirmación a quien asumió esa


responsabilidad en el bautismo del adolescente que se confirmará (ver CDC 893.2;CIC
1311).

El padrino o madrina comparten responsablemente con los papás todos los


compromisos y exigencias que de la Confirmación surgen (ver CDC 774.2),
especialmente, son invitados a preocuparse y actuar, junto con los papás, por la
educación cristiana de su ahijado. Pueden verse obligados, en ciertos casos, a
reemplazar a los papás en esta tarea. Ocupan un lugar importante en el espíritu y
ambiente familiar.

Tristemente, los padrinos o madrinas han perdido mucho del sentido de ser
representantes de la comunidad cristiana que garantizan, junto con los papás, la
educación e iniciación progresiva del ahijado en la vivencia de la fe dentro de la
comunidad eclesial. Con frecuencia notamos que se da más importancia al "compadre"
o la "comadre" por las relaciones, apoyo económico o influencia que al mismo ahijado
en la tarea de educarlo cristianamente.

De ahí que la Iglesia pide ciertas cualidades o características para que alguien pueda
ser invitado de padrino o madrina. Cualidades que se pueden sintetizar asi:

Ser elegido por los papás del niño, a quienes faltando éstos ocupan su lugar (ver CDC
874.1).

Debe tener la suficiente madurez para cumplir esta responsabilidad (ver CDC 874.2).

Ser católico y haber recibido los tres sacramentos de iniciación cristiana:


Bautismo, Confirmación y Eucaristía (ver CDC 874.3).

No estar impedido por el derecho canónico para cumplir con esta obligación
(ver CDC 874.4).

No ser el papá o la mamá de quien se confirmará (ver CDC 874.5).

Ser invitado a ser padrino de alguien, además de ser motivo de alegría implica un
replantear la manera como asumo en la vida diaria mi fe, un hacer una pausa en el
camino, para avanzar con nuevos bríos decididamente hacia la construcción del Reino
de Dios en nuestro tiempo y lugar.

Función de los padrinos

Normalmente se los suele elegir por cuestiones de amistad, simpatía, reciprocidad


(alguien elegido como padrino del hijo de un amigo, se siente obligado a retribuir
nombrándolo padrino de un hijo) u otros motivos sociales. Todos estos motivos
son válidos, siempre y cuando la persona tenga las condiciones que le permitan
cumplir su tarea de padrino. No olvidemos que esta elección no es un premio, ni
una distinción, ni un honor, sino una responsabilidad, para la cual hay que ser
idóneo. Obviamente los lazos afectivos son importantes y ayudan a cumplir esta
misión, pero deben ir acompañados por otros requerimientos.
Para comenzar habría que ver qué función cumple un padrino/madrina, ya que si
queremos que cumpla bien su función, tendrá que tener las condiciones necesarias
para ser capaz de llevarla adelante.

Los dos textos del Magisterio de la Iglesia que constituyen la referencia obligada
son el Catecismo de la Iglesia Católica y el Código de Derecho Canónico.

El Catecismo de la Iglesia dedica dos números:


“Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los
padres. Ese es también el papel del padrino o de la madrina, que deben ser
creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado, niño o adulto,
en su camino de la vida cristiana. Su tarea es una verdadera función eclesial” (n.
1255).

“Para la Confirmación, como para el Bautismo, conviene que los candidatos


busquen la ayuda espiritual de un padrino o de una madrina. Conviene que sea el
mismo que para el Bautismo a fin de subrayar la unidad entre los dos
sacramentos” (n. 1311).

Las condiciones exigidas por el Código de Derecho Canónico:


- "En la medida de lo posible, a quien va a recibir el bautismo se le ha de dar un
padrino, cuya función es asistir en su iniciación cristiana al adulto que se bautiza,
y, juntamente con los padres, presentar al niño que va a recibir el bautismo y
procurar que después lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y
cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo". (872)
- "Téngase un solo padrino o una sola madrina, o uno y una". (873)
- "Para que alguien sea admitido como padrino, es necesario que:
1. haya sido elegido por quien va a bautizarse o por sus padres o por quienes
ocupan su lugar o, faltando éstos, por el párroco o ministro; y que tenga
capacidad para esta misión e intención de desempeñarla;
2. haya cumplido dieciséis años, a no ser que el Obispo diocesano establezca otra
edad, o que, por justa causa, el párroco o el ministro consideren admisible una
excepción;
3. sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el santísimo sacramento de la
Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión
que va a asumir;
4. no esté afectado por una pena canónica, legítimamente impuesta o declarada;
5. no sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar” (874 § 1).

Al ocuparse de la Confirmación señala:


"En la medida de lo posible, tenga el confirmando un padrino, a quien corresponde
procurar que se comporte como verdadero testigo de Cristo y cumpla fielmente las
obligaciones inherentes al sacramento” (892).
En el canon 893 remite a las condiciones indicadas para los padrinos de Bautismo,
añadiendo que "es conveniente que se escoja como padrino a quien asumió esa
misión en el bautismo".

Vida cristiana coherente

Como vemos estos documentos, además de las condiciones específicas de edad y


de recepción de los Sacramentos de la Iniciación cristiana, señalan una condición
general de llevar una vida congruente con la fe.
Con esto quedan directamente excluidos como candidatos a padrinos:
- quienes viven en una situación matrimonial irregular (ya sea porque viven en
concubinato o son divorciados vueltos a casar),
- quienes han incurrido en penas canónicas, o que han apostatado de la fe
(adhiriendo a cultos de otras confesiones religiosas), etc.
E indirectamente quedan excluidos quienes no practican la fe. En efecto, una
persona que no va a Misa los domingos, o que no se confiesa ni comulga,
difícilmente pueda ser una ayuda espiritual en el camino hacia la madurez
cristiana. Sería como contratar como maestro a una persona que a penas sabe leer
y escribir.
Resulta obvio que no puede ponerse como ejemplo y modelo de la vida cristiana a
quien no la vive con coherencia. Difícilmente pueda ayudar a recorrer el camino
cristiano, quien haya decidido libremente no recorrerlo él mismo. Por eso el
Catecismo señala que los padrinos deben ser "deben ser creyentes sólidos", y
"capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado, niño o adulto, en su camino de la
vida cristiana".
Cualquier cristiano practicante, coherente con su fe, puede ser padrino/madrina.
No hacen falta otros requisitos especiales.

Estado de gracia

Aun que no es un requisito requerido por la Iglesia, se desprende de la función que


cumple: es casi una cuestión de coherencia personal. Acudir en estado de pecado
a asumir la responsabilidad de ayudar en la vida cristiana a alguien, sería algo
realmente extraño: constituiría un contrasentido.

En el caso de la Confirmación se añadiría el hecho de que si el padrino careciera


del estado de gracia, no estaría en condiciones de recibir la Eucaristía. Se daría así
la “curiosidad” de que no podría acompañar a su ahijado en la Comunión.

La tarea de los padrinos es una verdadera función eclesial. La Iglesia les da un


encargo, una tarea. Con la consiguiente responsabilidad: Dios pedirá cuenta a los
padrinos de cómo han cumplido su tarea, y también los premiará especialmente
por lo que hayan hecho por sus ahijados.

Cómo cumplen su función

Fundamentalmente de cuatro formas:


1. Oración. Siendo una tarea espiritual, la primera ayuda que brindan a sus
ahijados es la oración. Deben rezar por ellos con frecuencia, para conseguirles la
gracia necesaria para su vida cristiana.
2. Buen ejemplo
3. Orientación: enseñando, acompañando, corrigiendo, aconsejando.
4. Suplencia. En ausencia de los padres (porque no estuvieran presentes, o porque
no se ocuparan) debe velar por la formación cristiana de sus ahijados, su práctica
religiosa, etc.
11 Pequeñas y sencillas maneras de
ser un padrino extraordinario:
 Asiste a los eventos especiales de tu ahijado/a, incluyendo
cumpleaños, primera Comunión, confirmación y
graduaciones.

 Asiste a cualquier actividad extracurricular a la que puedas,


incluyendo juegos de basquetbol, recitales, actos del colegio
y ferias de ciencia.

 Asistan juntos a Misa, si no pueden todos los Domingos,


entonces en las festividades y ocasiones especiales.

 Envía cartas o regalos espontáneos como medallas de


santos, una Biblia, rosarios, o cualquier CD o libro que
encuentres inspirador y útil para el crecimiento en la fe.

 Enséñale a tu ahijado tu oración favorita y récenla juntos.

 Ora por tu ahijado y asegúrate de que sepa que oras por él


o ella a diario.

 Envía un adorno navideño especial cada Navidad.

 Ve a almorzar con tu ahijado/a o simplemente salgan a


divertirse.

 Llama (incluso por Skype) a tu ahijado/a si vives muy lejos


para verse a menudo.

 Asiste a Misa regularmente y continúa nutriendo tu fe para


que puedas guiar a tu ahijado/a con el ejemplo.

 Celebra el aniversario del bautizo de tu ahijado/a con un


almuerzo juntos o enviando un regalo o una nota.
El milagro de amar como a un hijo a un niño que no viene
de tu vientre sino de tu corazón

Ser madrina es amar incondicionalmente a un ser generado dentro de tu


corazón.
Es recibir la confianza de una madre para cuidar de su hijo como si fuera
el propio.
Es ser tan especial como para recibir ese regalo, y saber corresponder,
porque los ahijados crecen, las madrinas envejecen, pero el amor
permanece.
Ser madrina es estar siempre presente.
Es ser madre antes de tener hijos, o aumentar la familia.
Es tener a alguien para cuidar.
Es ayudar a que esa persona conozca el amor, conozca a Dios.
Es tener la certeza de que él/ella, más adelante, va a mirar atrás y decir:
“mi madrina estaba presente en todos los momentos importantes de mi
vida”.
Tú viniste para alegrar más mis días, tu vida da más sentido a la mía.
A tu ladro aprendo la dulzura de ser niño de nuevo.
¡De todas las cosas que ya me pasaron en la vida, nada me llena más de
orgullo que ser tu madrina!

(Autor desconocido)

Anda mungkin juga menyukai