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Hacer que los niños se duerman y permanezcan dormidos, es una de las tareas

más difíciles para los padres. Hasta los papás de los mejores dormilones se
enfrentan ocasionalmente con algunas batallas a la hora de acostar a sus hijos.
De hecho, hasta un tercio de los niños parecen tener algún tipo de dificultad
para dormir bien.

Nuestros expertos en sueño infantil han identificado seis errores frecuentes que
los papás cometen en relación al descanso nocturno de sus niños. Lo bueno es
que estos errores se pueden corregir con relativa facilidad. Tanto los expertos
como los padres veteranos confirman que con sólo hacer algunos cambios
sencillos en la rutina y el ambiente de los niños se pueden prevenir y corregir una
gran parte de los problemas de sueño.

Una vez que alcances tu meta (o sea, cuando tu hijo se duerma a la hora debida
y permanezca dormido toda la noche) no sólo tendrás un niño más feliz y
descansado, sino también una familia ¡más feliz y descansada!

Cómo establecer hábitos de sueño saludables: 18 a 24 meses.

Error número 1: Acostar demasiado tarde a los niños


Los niños en edad escolar duermen en general, más de una hora menos cada
noche de lo que dormían los niños hace un siglo. Asimismo, los niños de hoy en
día, duermen menos de lo que dormían sus padres cuando eran chicos. El
resultado, explica Marc Weissbluth, pediatra y autor del libro Healthy Sleep
Habits, Happy Child (Hábitos de sueño sanos, niño sano), es más batallas a la
hora de dormir, dificultades para dormir las siestas y niños que se desvelan o se
despiertan en el medio de la noche.

Puede que tu hijo no tenga un horario fijo para dormir, o que a ti no te sobre
mucho tiempo después del trabajo y lo acuestes más tarde para poder jugar un
poco con él.

"El permitir que los bebés y niños pequeños se acuesten demasiado tarde los
fatiga demasiado", dice la trabajadora social Jill Spivack, coautora del libro The
Sleepeasy Solution (La solución para un sueño fácil). "Cuando se cansan
demasiado, les cuesta más dormirse y permanecer dormidos, y se despiertan más
temprano que si los acostáramos a una hora más adecuada", dice.

Para los niños en edad preescolar y escolar, un exceso de actividades


programadas después de clases (deportes, clases de artes, etc.) puede ser la
causa de que se acuesten más tarde.

O puede que retrases la hora de acostar a los niños para evitar los pleitos, o con
la esperanza de que estén tan exhaustos que se queden dormidos del cansancio y
así duerman hasta más tarde al día siguiente. Pero esto es falso, porque cuando
los niños se cansan demasiado, se ponen más inquietos, dice Jodi Mindell,
directora adjunta del Centro para el Sueño del Hospital Pediátrico de Filadelfia y
coautora, junto con Judith Owens, del libro Take Charge of Your Child's Sleep
(Toma el control del sueño de tu hijo).

Una buena costumbre: Impón horarios fijos para ir a la cama (y para las
siestas) y obedécelos.
Y no esperes hasta que tu hijo se esté restregando los ojitos, bostezando y
lloriqueando, porque a esas alturas probablemente ya estará demasiado cansado
y será demasiado tarde. Acuéstalo antes de que esto ocurra. Con 15 ó 20 minutos
más de sueño ya se les nota la diferencia. Aunque todos los niños son distintos, la
Fundación Nacional del Sueño Estadounidense indica que, por la noche, los bebés
y niños pequeños generalmente necesitan 12 horas de sueño, los niños en edad
preescolar necesitan hasta 13 horas una vez que dejen de hacer la siesta, y los
niños mayores deberían dormir de 10 a 11 horas diarias. Calcula a qué horas se
tienen que despertar y acuéstalos a la hora necesaria para que duerman lo
suficiente. Averigua cuántas horas de sueño necesita tu niño.

Error número 2: Depender del movimiento


Todos los padres hemos respirado aliviados al ver que nuestro bebé finalmente se
dormía en su columpio infantil o en su sillita del auto. Por lo general, esto ocurre
cuando menos lo esperamos ¡y más lo necesitamos! Pero algunas mamás y papás
caen en la trampa de usar el movimiento como forma de dormir a sus hijitos. "Si
el niño siempre duerme con alguna forma de movimiento (en su carreola o
asiento del auto) es probable que no esté alcanzando la fase más profunda y
restauradora del sueño debido al estímulo provocado por el movimiento", dice
Weissbluth. Él compara el sueño inducido por el movimiento al mismo tipo de
sueño que experimentan los adultos cuando viajan en avión.

Una buena costumbre: Usa el movimiento para calmar y no para dormir al


bebé.
Antes de que te desesperes pensando que vas a tener que deshacerte del
columpio musical de tu bebé, escucha este consejo de Weissbluth: Está bien que
usemos el movimiento para tranquilizar a un niño que está irritable, pero una vez
que se ha dormido, apaga el vibrador del columpio o estaciona la carreola. "El
bebé dormirá un sueño de mejor calidad", asegura Weissbluth. No te sientas
culpable, sin embargo, si durante un paseo en automóvil tu pequeño decide
hacer la siesta. Déjale que disfrute su descanso y tú aprovecha esos momentos
de silencio.

Error número 3: Demasiados estímulos en la cuna


En primer lugar, por favor quita ese móvil de colores de la cuna de tu bebé. Ese
móvil tan entretenido (con sus muñequitos giratorios, sonidos y luces) puede
distraerlo demasiado. Y si un niñito mayor tiene demasiados juguetes en su cama
o cualquier otra clase de distracciones, puede que no esté logrando dormir lo
suficiente.
Una buena costumbre: Oscurece el cuarto y disminuye los ruidos a la hora de
la siesta y por la noche.
Para que duerman al máximo, acuesta a los bebés y niños pequeños (que todavía
son demasiado pequeños como para haber desarrollado miedos nocturnos) en
cuartos casi completamente oscuros. Y si hay ruido en una sala vecina, prende un
ventilador o una máquina de ruido blanco (hace sonidos como de interferencia en
un televisor). Para los niños mayores puedes dejar prendida una lucecita
nocturna si tienen miedo a la oscuridad, pero no les permitas ninguna forma de
entretenimiento en la cama. Piénsalo bien antes de instalar una televisión o
computadora en el cuarto de tus hijos. Hasta los niños que se quedan dormidos
mirando su DVD favorito están perdiendo probablemente cerca de media hora de
valioso sueño, y esto podría afectar su humor y comportamiento a la mañana
siguiente. Además, es mucho más fácil no tener aparatos electrónicos en la
habitación de tu hijito que negociar todas las noches cuánto tiempo puede ver la
tele. Averigua qué puedes hacer para consolar a tu niño cuando tiene pesadillas.

Error número 4: Saltarse la rutina nocturna


Puede que pienses que con un bebé pequeño no hace falta seguir una rutina
nocturna antes de acostarlo, como bañarlo, leerle un cuento y cantarle una
canción de cuna. Sin embargo, esta serie de actividades tranquilas y agradables
antes de apagar las luces es muy importante porque preparan a tu hijito para
dormirse. A veces los padres de los niñitos mayores abandonan sus antiguas
rutinas nocturnas por creer erróneamente que su niño está demasiado grande
para eso, o porque ellos mismos están demasiado cansados para hacerlo. Pero la
verdad es que hasta los adultos se benefician cuando se acostumbran a seguir
una rutina que los ayuda a calmarse y relajarse por las noches. "No se puede
esperar que un niño que ha tenido un día ajetreado, simplemente apague las
luces y se duerma", dice Mindell. Además, agrega, según los estudios "está claro
que los niños en edad escolar que no tienen una rutina nocturna no obtienen las
horas de sueño que necesitan".

Una buena costumbre: Crea un ritual tranquilo.


No importa la edad de tu niño, lo importante es seguir una serie de pasos
predecibles que le ayuden a relajarse al final del día. Para un bebé, la rutina
podría ser simplemente cambiarle el pañal, ponerle el pijama y arrullarlo un
ratito; con un niñito más grande, la rutina podría incluir un baño, leer un cuento,
cantar una canción o rezar. El ritual ideal para ti será el que tú elijas: "Lo que
importa es hacerlo con constancia, en el mismo lugar, en el mismo orden y más o
menos a la misma hora todas las noches", aclara Spivack.

Error número 5: Falta de constancia


Un par de veces a la semana, en los días en que tu niño pequeño está más
tremendo, te acuestas a su lado en su cama hasta que se queda dormido. O tal
vez hagas que se duerma en su cama, pero le permites que se meta en la tuya en
el medio de la noche. El problema no está en el método de dormirlo, sino en la
falta de constancia para ponerlo en práctica. A algunos padres no les molesta
compartir la cama con sus hijos, pero otros terminan con una "cama familiar" en
contra de su voluntad. Quizás las dos primeras veces que el niño se levanta por la
noche, los padres lo vuelven a acostar en su camita, pero cuando se vuelve a
meter a las 3 de la mañana están demasiado cansados para levantarse de nuevo y
le permiten quedarse. Esta situación crea el llamado "refuerzo intermitente". O
sea, le enseña al niño a seguir persistiendo, ya que aprende que tarde o
temprano conseguirá lo que quiere.

Una buena costumbre: Determina dónde puede o no dormirse.


Aunque es mucho mejor decidir de antemano si vas a permitir o no que tus niños
compartan tu cama, nunca es demasiado tarde para establecer normas. Si tu hijo
de 3 años empieza a levantarse en mitad de la noche y a meterse en tu cama,
explícale claramente las normas, y llévalo tranquilamente de vuelta a su cama.
Claro que hay algunas excepciones. Si está enfermo o le asustan los ruidos de una
tormenta, reconfórtalo quedándote un rato con él en su cama o incluso
durmiendo en su cuarto. Pero regresa a tu rutina normal en cuanto tu pequeño se
sienta mejor o se termine la tormenta. Por supuesto que, una vez que tu niñito
ha disfrutado de la comodidad de dormir con mamá y papá, protestará cuando
tenga que regresar a su propia cama. En ese caso, Mindell recomienda que vayas
eliminando tu presencia poco a poco. Las primeras dos o tres noches puedes, por
ejemplo, esperar cerca de la puerta del cuarto del niño hasta que se duerma, en
lugar de exigirle que a partir del día siguiente tiene que volver a dormirse solito.

Error número 6: Pasarlo de la cuna a una cama demasiado temprano


Cuando tu pequeño cumple 2 añitos, quizás quieres celebrarlo comprándole esa
camita de niño mayor que viste el otro día en oferta. Pero en cuanto lo cambias
de su antigua cuna a su nueva cama en forma de coche deportivo, empieza a
levantarse en cuanto apagas la luz o a caminar por la casa en el medio de la
noche. ¿Qué ha pasado? Antes de cumplir 3 años, muchos niños aún no están
listos para abandonar sus cunitas. "No tienen el desarrollo cognitivo ni el nivel de
autocontrol necesarios para mantenerse dentro de las barreras imaginarias de
una cama", explica Mindell. O sea, su cuna tiene límites visibles en la forma de
barandillas, pero para que un niño pequeño entienda que tiene que permanecer
"dentro" de una cama, tiene que ser capaz de entender claramente que los
bordes de la cama representan las "barreras" que no debe de traspasar.

Un buen consejo: Espera a que tu niño esté listo para pasarlo a una cama
grande.
Cuando tenga casi 3 años de edad, puede ser que tu hijito esté listo para
reemplazar su cunita por una cama grande. Fíjate que decimos puede ser que
esté listo: O sea, si aunque tiene 3 años aún le cuesta permanecer en la nueva
cama, vuelve a intentarlo más adelante.

Así como a veces hay que volver a ponerle pañales a un niñito después de varias
intentos frustrados de enseñarle a ir al baño por su cuenta, si tu hijito tiene que
volver a dormir en la cuna eso no significa que has fallado. "Si el cambio no da
resultado, no hay ningún problema en volver atrás", dice Mindell. Con el tiempo,
tu niñito logrará dormir en una cama grande y hasta puede que te lo pida.
Aunque podría tardar un poco, ningún niñito querrá seguir durmiendo en su cuna
para siempre.

Escrito para BabyCenter en Español


Aprobado por la Junta de Asesores Médicos de BabyCenter en Español

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