(Rev. Esp. Anestesiol. Reanim.
2006; 53: 273-274) EDITORIAL
Nuevas directrices del ILCOR para la reanimación cardiopulmonar
básica y avanzada. Directrices del ERC 2005
Desde la publicación en el año 2000 de las recomenda-
ciones de la Conferencia de Consenso Internacional en
Resucitación (ILCOR)1, los expertos de todo el mundo han
realizado una evaluación y una revisión continua basadas en
la evidencia, para modificar y actualizar los protocolos de la
reanimación cardiopulmonar (RCP). Este trabajo culmina
con la Conferencia de Consenso ILCOR 2005 y en las nue-
vas directrices para Resucitación Cardiopulmonar (“guideli-
nes”) que se publican el 28 de noviembre de 2005 en las
Revistas Internacionales “Resuscitation”2 y “Circulation”.
Por otro lado, este conjunto de recomendaciones se han
tomado de un documento específico llamado Consenso
Internacional 2005 sobre Resucitación Cardiopulmonar y
Cuidados en Emergencias Cardiovasculares y Recomenda-
ciones Terapéuticas3 (COSTR) y representa el consenso
entre los miembros del Comité Ejecutivo del European
Resuscitation Council (ERC).
Las nuevas recomendaciones no implican que la aplica-
ción de los protocolos previos fuera inadecuada. Los exper-
tos y miembros del ILCOR consideran que estas nuevas
recomendaciones son más efectivas, más didácticas y están
basadas en los conocimientos actuales, la investigación y la
experiencia. Los cambios en las directrices son sustanciales
y hacen hincapié en la importancia de la nueva Cadena de
Supervivencia para realizar una resucitación con éxito. El
primer eslabón toma en cuenta la importancia de la detec-
ción de aquellas víctimas con riesgo de fallo cardíaco y de
la ayuda correspondiente para prevenir esta situación. Los
eslabones centrales integran la RCP básica y la desfibrila-
ción precoz, como los componentes fundamentales de la
resucitación precoz. El eslabón final, incluye los cuidados
postreanimación eficaces con el único objetivo de preservar
la función cerebral y cardíaca.
La decisión de comenzar con las maniobras de RCP se
basa en el reconocimiento precoz de una víctima inconscien-
te y que no respira con normalidad, haciendo caso omiso de
las boqueadas ocasionales (“gasping”), una vez que se ha
activado la alerta médica. Las directrices del 2005 recomien-
dan aumentar el número de compresiones torácicas cambian-
do la relación compresión/insuflación a 30 compresiones por
cada 2 insuflaciones en lugar de las tradicionales 15:2, tanto
para adultos como para niños (excepto neonatos). En la resu-
citación de niños, cuando son 2 los reanimadores la relación
es de 15:2. Se introduce una nueva limitación de la edad
pediátrica obteniendo dos grupos. Un grupo con una edad
inferior a 1 año (lactante y recién nacido: este tiene un trata-
miento distinto) y otro con una edad comprendida entre 1
año y la pubertad, sin especificar el límite de la misma. La
colocación de los dedos en lactantes, a nivel del esternón, es
similar a los anteriores aunque no se precisan las referencias
morfológicas, y en el caso de 2 reanimadores se indica el
masaje mediante el abrazo del tórax del niño. En el segundo
grupo se recomienda el masaje mediante el talón de la mano.
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En los adultos, los reanimadores realizarán las compre-
siones en el centro del tórax, sin necesidad de buscar puntos
de referencia y perder tiempo en la colocación de las manos,
omitiendo en los adultos las 2 insuflaciones de rescate ini-
ciales. Durante la reanimación, la insuflación del tórax debe
realizarse en 1 segundo y ha de ser visible la elevación de la
pared torácica. No será necesario determinar signos indirec-
tos de circulación o palpar pulso central para verificar la
presencia de una parada cardiorrespiratoria (PCR).
Las nuevas recomendaciones incluyen el uso de desfibri-
ladores externos automáticos (DEA) en lugares públicos. Su
ubicación se recomienda en aquellos lugares en los que se
haya presentado al menos una parada cardiorrespiratoria
cada dos años. Los DEA permiten al personal sanitario y al
público con una formación mínima, realizar una cardiover-
sión precoz y más eficaz en víctimas con una PCR. Se rea-
liza una única descarga (150 J bifásico o 360 J monofásico)
y, sin comprobar pulso, se continúa con 2 minutos de RCP
ininterrumpida (5 ciclos de 30:2). Después de los 2 minutos
de RCP, se evalúa el ritmo y se administra otro choque si se
precisa. Es recomendable una descarga de 150 a 200 J para
los desfibriladores bifásicos y de 150 a 360 J para el segun-
do y otros choques. En cambio, para un monofásico, la
energía sería de 360 J para todas las descargas. Si la parada
no ha sido presenciada se debe realizar inicialmente 2 minu-
tos de RCP previamente a la desfibrilación. Sigue indicán-
dose los DEA en niños mayores de 1 año aconsejando una
dosis de 4 J Kg-1 (descarga mono o bifásica).
El uso de fármacos durante la RCP avanzada también ha
sido modificado a pesar de que la evidencia es insuficiente
para rechazar o apoyar el uso de ciertos vasopresores o antia-
rrítmicos. La adrenalina continúa siendo el fármaco estándar
durante la fibrilación ventricular/taquicardia ventricular sin
pulso (FV/TVSP), la asistolia y la disociación electromecá-
nica. También ha desplazado al isoproterenol, siendo la adre-
nalina el fármaco de primera elección en una bradicardia
refractaria a la atropina. La amiodarona se consolida como
antiarrítmico de elección en FV/TVSP refractaria a la car-
dioversión, quedando la lidocaína como alternativa en caso
de no disponer de amiodarona. Nunca administrar amiodaro-
na si se ha utilizado previamente la lidocaína.
Se considera el tratamiento trombolítico en situaciones
de fallo cardíaco ante la sospecha de tromboembolismo y de
embolia pulmonar.
Estudios recientes han demostrado que la hipotermia
terapéutica mejora el pronóstico de los pacientes adultos
que han sido reanimados tras una PCR, aumentando así las
posibilidades de una recuperación completa. Las recomen-
daciones del ILCOR 2005 tienen esto en cuenta y estable-
cen el uso de la hipotermia terapéutica (32-34ºC durante 12-
24 horas) en pacientes adultos, inconscientes, con
circulación espontánea, tras una PCR (FV) extrahospitala-
ria. También puede considerarse en pacientes adultos recu-
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perados de una PCR extrahospitalaria no desfibrilable o
incluso en las PCR intrahospitalarias.
Las directrices y recomendaciones que debemos aplicar
en nuestra labor asistencial son las publicadas por el Euro-
pean Resuscitation Council (ERC) basadas en la conferen-
cia de consenso ILCOR 20052. La ERC nos proporciona
unas recomendaciones comprensibles y adaptadas al entor-
no europeo. Tenemos la esperanza de que la aplicación de
estos protocolos revisados y adaptados a nuestra práctica
diaria aumentará la supervivencia de los pacientes que
sufren una PCR.
Existe en nuestro país una importante actividad en la for-
mación de la Reanimación Cardiopulmonar y Soporte Vital,
pero los programas de formación son de muy diferente cali-
dad y no son homogéneos. El Centro de Entrenamiento en
Situaciones Críticas de Santander tiene desde hace varios
años una acreditada actividad docente mediante cursos
RCP-avanzada y Soporte Vital Avanzado en Trauma especí-
ficamente orientados para anestesiólogos-reanimadores. No
obstante la dispersión y la heterogeneidad, tanto en conteni-
dos como en metodología, de la docencia en esta materia ha
determinado que diferentes Sociedades científicas de ámbi-
to nacional y otras instituciones se decidieran en aunar
esfuerzos formando una Organización Nacional Multidisci-
plinaria – Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar
(CERCP)- cuya presentación se realizó mediante un Acto
Científico en el Ministerio de Sanidad y Consumo el 26 de
enero de 2006 con la presencia del Secretario General de
Sanidad y los representantes del ERC, Dr. D. Zideman y
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Prof. Dr. L. Bossaert, Presidente y Director Ejecutivo res-
pectivamente. Este Organismo está constituido actualmente
por la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y
Unidades Coronarias; Cruz Roja; Sociedad Española de
Cuidados Intensivos Pediátricos; Sociedad Española de
Neonatología y Sociedad de Urgencias Pediátricas de la
Asociación Española de Pediatría; Fundación IAVANTE;
Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria;
Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Tera-
pia del Dolor y Consell Català de Ressuscitació. Pensamos
que de esta forma la difusión de la RCP y Soporte Vital será
mayor y la integración de nuestros profesionales a estos cur-
sos será más activa, siendo la SEDAR la proveedora de
estos cursos.
M. C. Gasco García*, J. M. Rabanal Llevot**
Comisión de RCP de la SEDAR
Anestesiología y Reanimación.
*Facultad de Medicina. U. C. M. Madrid.
**Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander.
BIBLIOGRAFÍA
1. 2000 International Guidelines for CPR and ECC. Resuscitation
2000;46(1-3):1-447
2. 2005 International Consensus on Cardiopulmonary Resuscitation and
Emergency Cardiovascular Care Science with Treatement Recommen-
dations. International Liaison Committee on Resuscitation. Resuscita-
tion 2005;67(2-3):157-341.
3. Nolan J, Basket P. European Resuscitation Council Guidelines for
Resuscitation 2005. Resuscitation 2005;67:S1-S188
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