Anda di halaman 1dari 6

Develan la compleja trama cerebral del amor romántico mediante resonancia magnética

El enamoramiento, un efecto en el cerebro similar al de la cocaína

No es una emoción básica, sino un proceso serio y metódico que pone a trabajar 12 zonas

Comienza en el primer quinto de segundo después del flechazo, según investigaciones

Tomada de Álbum erótico. Colección Toledo, expuesta recientemente en Puebla


Roger Dobson
The Independent
Periódico La Jornada
Viernes 8 de octubre de 2010, p. 2

Enamorarse no es tan simple como parece, pero sí muy rápido. Esos sentimientos
abrumadores de estar sincera, loca y profundamente enamorado son resultado de una
compleja y veloz actividad cerebral.
Estar enamorado –o, con más precisión, tener un intenso anhelo de unión con otro, que
conlleva componentes químicos, cognitivos y conductuales– es un asunto bastante
complicado.

Según nuevas investigaciones, no es una emoción básica, como algunos pensaban, sino un
proceso serio y metódico que pone a trabajar 12 zonas cerebrales al mismo tiempo para
producir y sostener ese momento mágico. Y se ha descubierto que la primera actividad
específica en el amor comienza en el primer quinto de segundo después del flechazo.

Conforme al nuevo estudio, titulado The Neuroimaging of Love, regiones cerebrales de


nombre nada romántico, como el giro dorsolateral frontal medio y el giro cingular anterior,
así como sustancias químicas tales como el factor de crecimiento nervioso, la dopamina y
la oxitocina, se combinan para orquestar esos sentimientos. Algunas de estas zonas son las
que se activan cuando las personas están bajo la influencia de drogas inductoras de euforia,
por lo cual enamorarse podría tener en el cerebro un efecto similar al de usar cocaína.

Aunque muchas teorías incluyen al amor entre las emociones básicas, es mucho más que
eso, afirma la doctora Stephanie Ortigue, quien encabezó el estudio. El amor comprende
emociones básicas y también complejas, motivaciones hacia un objetivo, representación
corporal, evaluación y cognición.

A más esfuerzo más oxígeno

El amor pasional, durante mucho tiempo dominio exclusivo de poetas, escritores y artistas,
es estudiado cada vez más por los científicos. En el centro de la investigación están las
imágenes de resonancia magnética, tecnología relativamente nueva para observar la
actividad cerebral. Mientras más se esfuerza una zona del cerebro, más oxígeno consume.

La resonancia magnética detecta el incremento en el flujo sanguíneo necesario para


suministrar ese oxígeno. Se ha usado en muchos campos, desde el estudio de trastornos
cerebrales hasta el detector de mentiras. Uno de los nuevos campos es la ubicación de zonas
cerebrales participantes en determinados procesos de la mente, en especial las emociones y
la conducta, con inclusión del impulso sexual y el amor.

Seguir el curso del amor verdadero a través del cerebro no es un mero ejercicio académico.
Entender las redes cerebrales que se activan durante el amor puede ayudar a los médicos a
comprender mejor los problemas de las relaciones y la conducta sexual. Podría brindar a
médicos, sicólogos y terapeutas nuevos tratamientos para parejas que sufren de adicción al
amor, privación o rechazo.

Mientras mejor entendemos el amor, mayor es nuestro respeto por la significación y la


potencia de su función en la salud física y mental, comenta la doctora Ortigue.

En la investigación del amor por resonancia magnética se realizan escaneos cerebrales de


voluntarios, hombres y mujeres, luego de mostrarles estímulos visuales relacionados con su
pareja o ser amado. Luego se analizan los resultados para ver en qué sector del cerebro hay
actividad. Actualmente se llevan a cabo seis estudios sobre el tema, con escaneos de 120
personas. La doctora Ortigue y colegas de las universidades de Syracuse y Virginia
Occidental, en Estados Unidos, y del Hospital Universitario de Ginebra, en Suiza, han
analizado los resultados para configurar un mapa amoroso del cerebro.

En uno de los experimentos, se escaneó el cerebro de 17 hombres y mujeres a quienes se


describió como verdadera, profunda y locamente enamorados de sus parejas, mientras
contemplaban una foto del ser amado durante 17 segundos. Los escaneos mostraron
aumento de actividad en las zonas conocidas como núcleo caudado y putamen, asociadas
con la dopamina y con las sensaciones de euforia y recompensa. También había actividad
en otras zonas de dopamina, las mismas que se activan en las personas que consumen
cocaína.

Se ha detectado aumento de actividad asimismo en el hipocampo posterior, área que


interviene en las asociaciones mentales y de memoria, al igual que en zonas que procesan
emociones y recompensas. En cambio hubo descenso de actividad en zonas asociadas con
la ansiedad y el miedo.

En general, los análisis de la doctora Ortigue muestran que el amor pasional abarca zonas
cerebrales que intervienen en la emoción, la motivación, la recompensa, la cognición social,
la atención y la autorrepresentación o imagen corporal.

La actividad en estas áreas conduce a cambios en los niveles de ciertas sustancias químicas
en el cerebro enamorado, como aumentos en dopamina, oxitocina, adrenalina y
vasopresina, y decrementos en serotonina, todo lo cual redunda en los clásicos síntomas
amorosos, como pensar obsesivamente en el ser amado, anhelar una unión con ella o él,
euforia y mayor energía.

La dopamina se asocia con sentimientos de euforia, motivación, actividad motora, deseo,


anhelo y adicción, en tanto la adrenalina eleva la atención individual e impulsa la memoria
de corto plazo, la hiperactividad y la conducta orientada a un propósito.
Imagen tomada de Álbum erótico. Colección Toledo, expuesta recientemente en Puebla

La importancia de la dopamina se ha mostrado en varios estudios con animales. Cuando


una hembra de topillo de las praderas se apareó con un macho, sus niveles de dopamina
aumentaron 50 por ciento. Los niveles de oxitocina (la llamada hormona del arrumaco,
liberada en respuesta a estímulos como el roce de piel con piel) también subieron, al igual
que los de vasopresina, que también promueve las formación de relaciones. Cuando se
inyectó a la hembra una droga que bloquea la actividad de la dopamina, perdió interés por
el macho.

Factor de crecimiento nervioso

La proteína llamada factor de crecimiento nervioso, o FCN, también interviene.


Investigadores de la Universidad de Pavía, en Italia, midieron los niveles del factor en la
sangre de 58 hombres y mujeres que se habían enamorado en fecha reciente, y en dos
grupos de control. Los niveles de FCN eran significativamente mayores en los enamorados.

Los niveles más altos se observaron en hombres y mujeres que acababan de enamorarse, en
comparación con los que estaban en relaciones más prolongadas. Los investigadores
también descubrieron que, a mayores niveles de la proteína, más intensa la relación. Ambos
hallazgos sugieren que el FCN podría intervenir en etapas muy tempranas del amor.

“Nuestros datos demuestran por primera vez que los niveles circulantes del factor de
crecimiento nervioso son elevados entre las personas enamoradas, lo cual sugiere una
función importante de esta molécula en la ‘química social’ de los humanos”, apuntaron los
investigadores.

Un equipo de la Universidad Rutgers, en Estados Unidos, también ha estudiado la actividad


del cerebro y el amor romántico. Su teoría es que el amor romántico es uno de los tres
primeros sistemas cerebrales que evolucionaron en aves y mamíferos hacia la reproducción
directa.
La sugerencia es que el impulso sexual evolucionó para motivar a los individuos a buscar
entre una gama de parejas potenciales, en tanto la atracción y el amor romántico
evolucionaron para impulsarlos a preferir y perseguir parejas específicas, y el apego
evolucionó para estimularlos a permanecer unidos el tiempo suficiente para completar sus
responsabilidades paternas.

Personas rechazadas

Los investigadores, que también realizaron trabajos con personas rechazadas en el amor,
afirmaron que el poder del amor es más fuerte que el del solo impulso sexual.

El amor romántico es más fuerte que el impulso sexual porque quienes son rechazados en
sus proposiciones sexuales no se suicidan o matan a alguien. En cambio, los amantes
abandonados en ocasiones hostigan, cometen suicidio u homicidio o caen en depresión
clínica.

La colección de áreas cerebrales activas en el amor pasional o romántico parecen ser


específicas en ese tipo de amor, pues las investigaciones muestran que el amor maternal y
el incondicional involucran otras zonas.

Un estudio de la Universidad de Montreal, en Canadá, referente al amor incondicional,


muestra que éste activa las regiones cerebrales BA 13 y BA 32, que no participan en el
amor romántico o el maternal.

Al igual que en el amor romántico o en el maternal, la naturaleza gratificante del amor


incondicional facilita la creación de fuertes lazos emocionales entre humanos. Tales lazos
emocionales robustos pueden tener un aporte esencial para la preservación de la especie
humana, consideran los investigadores.

La doctora Ortigue y sus colegan creen que 12 áreas del cerebro participan en el amor
pasional: núcleo caudado/putamen, tálamo, zona ventral tegumental, giro anterior,
hipocampo, occipital, región occipito-temporal/fusiforme, articulación giro
angular/temporo-parietal, giro dorsolateral frontal medio, giro temporal superior, y giro
precentral.

Pero, ¿qué ocurre primero? ¿Qué desencadena ese torrente de actividad cerebral? Un nuevo
estudio, que será publicado en breve por la doctora Ortigue, ofrece algunas pistas. Los
investigadores usaron un electroencefalograma de alta densidad para medir el volumen de
actividad eléctrica en las neuronas del cerebro.

Los resultados revelan que cuando se muestra a las personas el nombre del ser amado, la
actividad eléctrica se acelera. La actividad se dispara con rapidez a nivel preconsciente, en
el curso de 200 milisegundos, en una de esas 12 áreas del cerebro: el giro angular.

Esta zona participa en el procesamiento de imágenes visuales, sonidos, comprensión del


lenguaje, metáforas y autorrepresentación corporal. Las personas que tienen dañada esta
zona padecen síntomas clásicos, como depresión, mala memoria, frustración, relaciones
personales conflictivas, beligerancia, dificultad con las metáforas y trastornos en la
autorrepresentación corporal.

Estos resultados tentativos sugieren que el cerebro responde al estímulo del ser amado en
ciernes en menos tiempo de lo que se lleva parpadear. Tal vez los románticos, que han
propagado desde hace mucho tiempo la idea del amor a primera vista, tengan razón después
de todo.

Anda mungkin juga menyukai