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BÍBLICA

DE LA VOCACIÓN
JESÚS LUZARRAGA
JESÚS LUZARRAGA

ESPIRITUALIDAD BÍBLICA
DE LA VOCACIÓN

EDICIONES PAULINAS
Contenido

Págs.

Prólogo 7
1. La llamada 31
2. El carisma 65
3. La misión 109
4. La comunidad 155
5. Las dificultades -. 187
6. La cruz 217
7. El discernimiento 247
8. La oración 279
® Ediciones Paulinas 1984 (Protasio Gómez, 13-15. 28027 Madrid)
® Jesús Luzárraga Fradua, s.j. 1984 Epílogo 309
Fotocomposición: Marasán, S. A. Juan del Risco, 9. 28039 Madrid Notas 317
Impreso en Artes Gráficas Gar.Vi. Humanes (Madrid) índice 349
ISBN: 84-285-0989-1
Depósito legal: M. 34.842-1984
Impreso en España. Printed in Spain
5
iMilin "iilliibético" de los libros de la Santa Biblia
Prólogo
\\n\(l,n) Gen (Wí'sj Mt (Mateo)
\H(ro) Hab (acuc) Nah fwwj
\i\\(<>\) He (chos) Neh (emías)
\\i(ocalipsis) Heb ('/•eoíj Núm (¿ras)
iV.ufuc) Isftff'fljJ Os feaíj
C:\r\i (ar) Job PefrfraJ
Col (osenses) Jds (Judas) Prov (erbios)
Cor (¡míos) Jdt (7«¡A'rJ Re 0<«J
Crón (icas) Jer (emias) Rom (anos)
Dan (¡el) Jl (/oWJ Rut
Dt (Deuteronomio) Jn (Juan) Sab (iduría)
Ecl (Eclesiastés) Jon fáíj Sal fm<Mj
Eclo (Eclesiástico) Jos fue) Sam («e/J
Ef(esios) Jue fcMj Sant fíflíoJ
Esd (ras) Lam (entaciones) Soffcmas)
Est fí^J Le (Lucas) Tes (alonicenses)
Pautas para una espiritualidad bíblica de la vocación
Ex (odo) Lev (ítico) Jim (oteo)
Ez (equiel) Mac (abeos) Tü(o)
Flm (Filemón) Mal (aquías) Tob ftoj
Flp (Filipenses) Me (Marcos) Zac (arias)
Todos los tratados teológicos se encuentran en un proceso de
Gal fa/flij Miq (ueas) continua actualización. También los tratados de espiritualidad
siguen esta misma dinámica. Hay en la espiritualidad un tema
crucial, el de la llamada de Dios y respuesta del hombre, el de la
Referencias bíblicas vocación, cuyas dimensiones interesan no sólo al perito en teolo-
gía espiritual, sino también a quien se encuentra implicado en
Siglas que preceden a una referencia:
// indica un pasaje paralelo una formación religiosa y a todo aquel que ha percibido en su
= indica un duplicado vida los rasgos de una llamada de Dios y se siente implicado en
Cf confrontar con el texto/s siguiente/s un proceso de discernimiento y respuesta. Para todos ellos, voca-
Cp comparar con el texto/s siguiente/s ción es sinónimo de sentido en la vida; y un sentido que se consi-
Cfet confrontar también
Cp et comparar también dera enraizado en Dios y en su llamada de relación interpersonal.
V gr por ejemplo Todos coinciden, además, en que del buen planteamiento de la
propia vocación depende el éxito en el hacerse de la persona.
Siglas que siguen a una referencia La vocación en su sentido religioso implica siempre una expe-
riencia de conversión y de estructuración personal a partir de los
Etc y otros
p pp envía, al mismo tiempo que al texto indicado, al pasaje/s paralelo/s valores de Dios en una nueva dirección vital. Para que la voca-
s ss envía, al mismo tiempo que al texto indicado, al versículo/s siguiente/s ción sea realmente una llamada "de Dios" es necesario que no se
vea determinada, en última instancia, por la mera prolongación de
unas situaciones infantiles ni por la proyección de unos ideales
propios, originados en las necesidades del instinto. Pues estos
ideales pueden surgir como el producto paranormal de una activi-
dad subconsciente utilitaria o defensiva. El hombre puede tratar
de lograr con su actividad una realización propia al margen de su
equilibrio real por presiones de unas figuras internas autoritarias,
a las que siente deber someterse y entregarse, o por impulsos hacia
una consecución de grandeza propia, a la que reviste de notas

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religiosas. Si factores como éstos pueden hallarse presentes en un justificante; los relatos de la vocación profética y la triple memo-
momento germinal de la llamada vocacional y constituir una ria de la vocación de Pablo, que presenta a Jesús como v<sto
apertura pedagógica a su ulterior desarrollo, ellos no forman la (He 9,3-9.17 cp 1 Cor 15,8ss; 9,1) y como responsable y garante de
esencia de la llamada y han de ser purificados para que la voca- su actuación (He 26,9-22 cp 22,6-11.14s), les coloca, tanto a los
ción florezca en autenticidad. El Dios que aparece llamando en profetas como a Pablo, en una situación de quien ha dicho que se
las fuentes de la revelación es un Dios trascendente, inconfundi- encuentra conectado con Dios y que, por tanto, se siente empe-
ble con el mundo y distinto de él, aunque también presente en él ñado a vivir las consecuencias de este encuentro. El modo como
y operante a través de las mediaciones propias del sano psiquis- los profetas, los apóstoles y el Señor han vivido su propia vocación
mo humano. mantiene siempre una validez normativa y garante de la propia
vocación cristiana (1 Cor 4,16; 11,1), y la palabra de Dios con
El tema vocacional se puede presentar desde muy variados toda su virtualidad (2 Tim 2,16) al ser aceptada en la vida, hará
ángulos: el psicológico, el institucional, el literario, el teológico. que "el hombre de Dios se encuentre perfecto y preparado para
No es menos importante el de la espiritualidad vocacional, es de- toda obra buena" (2 Tim 2,17). De la consideración de esta pala-
cir, el modo como el llamado se ve implicado en la experiencia de bra bíblica del Señor emergen aquellas pautas que han de confi-
su vocación. En primer lugar hay que tener en cuenta que "espiri- gurar la espiritualidad bíblica de la vocación.
tualidad" en lenguaje bíblico indica fundamentalmente la viven-
cia del hombre que se deja conducir por "el Espíritu" (cf Rom Esta ha de tratar, en primer lugar, de la naturaleza de la voca-
8,24 cp 1 Cor 2,14s; 3,3; 15,44; Flp 3,19). Como "fuente clara y ción, que reviste siempre un doble efecto: el "ya" y el "todavía
perenne de vida espiritual" señala el Concilio Vaticano II a la no". La llamada está constituida por un don, que es el carisma, y
Sagrada Escritura (DV 21). Es en la Sagrada Escritura donde por una tensión hacia un logro futuro. La realidad ya presente en
aparece de un modo patente la forma como Dios se conduce en la vocación —el carisma— es una intuición original del Dios re-
su llamada al hombre; en sus múltiples páginas, que abarcan una velado; es un modo peculiar, personal y propio, de ver a Dios y a
amplia experiencia, se entrecruzan con diversos matices los prin- su obra, que dinamiza en quien así lo percibe, al contacto con la
cipales rasgos que intervienen en toda vivencia vocacional; el vida, una espiritualidad propia, un modo peculiar de ser y de
modo como Dios actúa en las vocaciones bíblicas, aunque no es comportarse; si la experiencia de Dios brota de la revelación de
determinante, ciertamente es indicativo de su manera de ser y de Cristo, surge el carisma cristiano. Cuando este modo de ser y de
actuar, como se constata también hoy en la continua experiencia actuar carismático se va concretizando en unas formas más o me-
de las vivencias vocacionales. nos fijas, aparece la institucionalización del carisma. Pero estas
formas —como todo el aspecto externo de la vida eclesial— sólo
Entre las fuentes bíblicas relevantes para la espiritualidad de tienen función de pedagogo hacia Cristo (Gal 3,24) o de signo de
la vocación resaltan —además de la incomparable figura de Cristo (cp Rom 4,11; 1 Cor 14,22; 2 Cor 12,12); las formas tienen
Jesús— las comunicaciones de los profetas del A.T. y de Pablo. valor en cuanto ayudan al encuentro con Cristo o en cuanto ex-
Sin entrar en las líneas generales de su espiritualidad o en los presan ese encuentro; siempre están, pues, supeditadas al carisma,
contenidos de sus mensajes, sus confesiones vocacionales mues- que es el que ha de orientar la espiritualidad propia del llamado y
tran que ellos han vivido una "experiencia", que ha cambiado su todas las formas en las que ésta se vaya a expresar. De aquí la
vida y que, por tanto, no es una vivencia literariamente fantasea- importancia del conocimiento del propio carisma, del Cristo que
da. Para ellos, el poder ofrecer un relato de su encuentro con se ilumina en el interior del llamado y que con esta iluminación
Dios, el atreverse a hacerlo y el vivir a la altura de esta experien- está llamando y atrayendo a un modo concreto de ser y de actuar.
cia es una garantía de que realmente han experimentado a Dios.
La experiencia de Dios (cp Ex 24,16) es algo que en cierto modo Pero la vocación no es sólo un carisma; es también una llama-
transforma siempre a la persona, como lo muestran las antiguas da hacia algo que está aún por lograrse, una tensión hacia la
teofanías bíblicas (Gen 12,lss; 32,30; Ex 3,6; Jue 6,22; 13,22), y la plenitud del Cristo iluminado (Ef 4,13), una invitación hacia el
narración de una génesis de vocación no se presenta como una logro de la suprema vocación de Dios en Cristo Jesús (Flp 3,14).
simple nota autobiográfica, sino siempre como una proclamación Este aspecto de la llamada responde en el hombre más a un ideal

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que a una conducta actual, se caracteriza más por un deseo que amor; de aquí que propiamente la visualización "carismática" de
por el gozo de una realidad ya lograda. Los primeros momentos la fe, la esperanza y el amor hayan llevado tradicionalmente a la
conscientes de la experiencia vocacional suelen manifestarse pic- Iglesia a una vida de santidad en obediencia, pobreza y castidad
tóricos de deseos y de ilusiones, y por ello hacen surgir también la consagrada, pues la obediencia es una expresión carismática de la
sospecha de un riesgo latente: el peligro de que ese ideal no esté fe, la pobreza es una expresión carismática de la esperanza y la
de acuerdo con la realidad. Sin embargo, esta misma tensión de castidad consagrada es una expresión carismática del amor. Así
futuro pone al llamado en una situación de "apertura" como se expresa más de cerca la vida de Jesús, que fue para Dios
nota dominante de* su espiritualidad, que le lleva a no hacer de su (Jn 1,1), y que expresó este su ser para Dios en un modo concreto
vida un logro narcisista, entristeciéndose por supuestos no- y carismático de existencia: siendo rico, se hizo pobre por nos-
alcances de un ideal fixista, sino que le abre a un Dios que llama otros (2 Cor 8,9), vivió el celibato por el reino de los Cielos
(1 Tes 2,12; 5,14) y que viene (Ap 1,4.8) y a una perfección que, (Mt 19,12) y se sometió en obediencia total a Dios (Jn 12,49 etc)
por ser divina, está más allá de todo alcance. y a los hombres por Dios (Jn 19,11; Le 2,51a; 1 Pe 2,23) en situa-
ción de misión. Quien se siente atraído carismáticamente por este
Toda vocación se encuentra radicalmente enraizada en la pri- modo de ser de Jesús enraiza su vida "en las palabras y ejemplos
mera llamada de Dios al hombre, en el diálogo interpersonal, que del Señor" (LG 43; PC 1). Esta atracción, es decir, la medida de
caracteriza las relaciones entre Dios y el hombre desde la misma la iluminación de Cristo y la medida de la fe (Rom 12,3), junto
creación (cp Gen l,26s); para el cristiano, la vocación está, ade- con la naturaleza de cada uno (cp Ef 4,16), es la que constituye
más, vinculada a la consagración bautismal (PC 5). Es en el-bau- esencialmente el carisma personal.
tismo donde Dios concede al hombre su don fundamental, que
crea en él una dirección sobrenatural hacia el Dios que habla; La "conciencia" de este carisma emerge en una "experiencia"
esta orientación es la que se ha de expresar en la subsiguiente auténticamente "religiosa", que es la que ha de estar en la base de
explicitación de esa vida nueva de gracia. No sorprende, pues, toda la vivencia vocacional y que luego dinamiza sus prácticas
que la vida religiosa en la Iglesia nunca se haya iniciado con un concretas (2 Cor 4,13). La vivencia de sentirse llamado es tam-
sacramento especial, ya que su sacramento propio es el del bau- bién la que garantiza la fidelidad en la propia vocación (Am 7,10-
tismo, con su complemento, la confirmación, como sacramento de 17). A veces la experiencia religiosa no es captada en toda su
la consagración del hombre a Dios, que le capacita, además, para explicitación desde el principio; la misma vida carismática le va
la manifestación de la vida de Dios. Cuando a esta vida se la descubriendo al llamado nuevos caminos y es Dios quien le quie-
quiere reforzar con nuevos vínculos (LG 40) y se la quiere expre- re constantemente abierto a una nueva respuesta. La vida de Pa-
sar con mayor plenitud (PC 5) a impulsos del amor que el Espíri- blo y la de los Fundadores de las Congregaciones religiosas mues-
tu Santo imprime en el corazón (PC 3), el hombre se consagra a tran este continuo impulso del Espíritu por senderos misteriosos
Dios, amado sobre todas las cosas, en una tensión y en una aspi- (cp Jn 3,8), por vías inesperadas, que determinan el conjunto de
ración a la caridad perfecta (PC 1; LG 43.45), que se expresa en la respuesta vocacional y que configuran el sentido definitivo de
la imitación más cercana de Cristo, al re-presentar —hacer su vida. En cada llamado —en los de ayer y en los de hoy— el
presente— en la Iglesia la forma de vida que el Hijo de Dios progreso de la revelación y los signos de Dios en los tiempos
escogió al venir al mundo para cumplir la voluntad del Padre y (cp Mt 16,3) van postulando con frecuencia un nuevo compromi-
que propuso a los discípulos que le siguieron (LG 44). Esta imita- so, una renovada respuesta a la llamada de Dios, que se hace
ción "más cercana" del Señor es la que san Ignacio, en sus Ejerci- siempre nueva. El no-darla y el no-formularla, el quedarse con
cios Espirituales, llama "actual" (98, 147, 157, 167), visible, en una respuesta de etapas anteriores a una llamada también ante-
cuanto que es la "expresión" de la vida bautismal. La vida bau- rior, puede crear en el llamado un desfase de su vocación, con
tismal, que está esencialmente constituida por un "ser para Dios" graves riesgos para su estabilidad, su equilibrio y su experiencia
por la vida teologal, que le refiere al hombre inmediatamente a espiritual.
Dios por la fe, la esperanza y el amor, cuando se expresa, ha de Al tratar del origen de la vocación, se ha de poner de relieve
visualizar precisamente la raíz de esa vida, la fe, la esperanza y el que la iniciativa proviene siempre del Señor: él es quien llama. Y
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como el Dios que llama y a quien el cristiano queda consagrado (Flp 3,14). Esta llamada implica una asimilación lo más perfecta
en el bautismo es el Dios Uno y Trino, también en el fenómeno posible al modelo, a Jesús (Rom 8,29), a quien se le sigue, com-
de la llamada las fuentes bíblicas manifiestan su conexión con el partiendo en ocasiones su mismo proyecto común de vida —al
Dios Tri-unitario. Las fuentes de la revelación muestran a Dios que no llama a todos (cf Me 5,18s)— y que conlleva la participa-
Padre como el origen y el fin de la llamada; él es el primero y el ción en su misma misión (Jn 20,21), la vivencia de los valores del
último y, por ello, también la razón última de toda vocación y de Reino por encima de cualesquiera otros valores meramente hu-
cada uno de sus momentos, ya que él es la razón última de todo manos (cp Mt 6,33). Pero todo llamado es testigo de Jesús
ser, llamado por él a la existencia y a una tal existencia. Lo que (Jn 15,27; Le 24,48; He 1,8), quien se hace presente con su vida y
está en el origen de la comunicación de Dios al hombre, de su su dinamismo en toda su actividad (Mt 28,20b; Me 16,20).
Palabra, es su Amor; es la bondad comunicativa de su amor la
que dinamiza toda la entrega de Dios, la entrega que él hace de El Padre revela a su Hijo Jesús por medio del Espíritu Santo.
su existencia, y también la entrega que él hace de su Hijo al mun- Este es quien ha formado a Jesús (Le 1,35) y le ha movido en su
do (Jn 3,16), en el que transmite su revelación. A esta llamada de misión (Le 3,22; 4,1.18); y es también quien continúa la presencia
Dios, a su amor, corresponde en el hombre una respuesta amoro- dinámica de Jesús (Jn 16,12-15), quien interioriza su palabra
sa de entrega y de consagración. (Jn 6,63; 7,37ss) y quien concede los carismas (1 Cor 12,7.11). El
es el primer testigo de Jesús (Jn 15,26), el revelador actual y per-
La llamada de Dios tiene un modo concreto de realizarse. A manente de Jesús, a quien recuerda y a quien enseña perenne-
Dios nadie le ha visto nunca (Jn 1,18; 6,46) ni nadie ha oído mente (Jn 14,25s), pues él ha sido entregado como don perpetuo
jamás su voz (Jn 5,37); sin embargo, su Palabra ha llegado al (Jn 14,16).
hombre (cf Jn 5,38), porque el Verbo se ha hecho carne y ha
habitado entre nosotros y hemos contemplado su gloria, la del Con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo el llamado establece
Hijo Único de Dios (Jn 1,14). Es Jesús de Nazaret el que ha reve- unas relaciones especiales en su espiritualidad: mira al Padre
lado a Dios (Jn 1,18); y porque él es la palabra de Dios, no sólo como principio y fin de su vocación, se identifica con Jesús en su
sus palabras, sino también sus gestos son para nosotros palabra, vida y misión y escucha perennemente la voz del Espíritu que le
según la expresión agustiniana. Dios llama presentando al mundo guía. Pero toda vocación tiene también una finalidad, hacia la que
a su Hijo Jesús, enviándolo y revelándolo (Gal 1,16). Jesús es el se orienta; y a esto se le denomina la misión. Dios llama siempre
mediador de la llamada de Dios, en cuanto que en él se hace para conferir una misión en orden a la salvación. En la misión
presente Dios con su actividad atractiva (Jn 6,44ss; 12,32; 14,10); desemboca toda la llamada de Dios.
por consiguiente, ver a Jesús es ver al Padre (Jn 12,45; 14,9) y La misión se caracteriza fundamentalmente por un dar "testi-
entregarse a Jesús es entregarse a Dios (Jn 12,44). Esta llamada la monio" de la propia experiencia de Dios. Ya desde el A.T. la
difunde Jesús por medio del evangelio, en el cual él se manifiesta vocación confluía en el anuncio de las hazañas experimentadas
(Me 1,1; 8,35; 2 Cor 4,4; 2 Tim 1,10) por medio de la predicación del Señor (Is 44,8; 45,14s.23s), pregonando las maravillas del que
de la Iglesia, que atrae hacia él (Jn 17,20; 21,11; 2 Tes 2,14), de llamaba de las tinieblas a su admirable luz (Ex 19,6; 23,22;
forma que la respuesta al evangelio es la respuesta a la vocación, Is 43,20s cp 1 Pe 1,9) y haciendo que el llamado por este anuncio
es la respuesta a Dios, que se revela y llama por el evangelio de atrajera a todos al conocimiento del Señor (Is 42,6-9; 43,8-13;
Cristo (2 Tes 2,14), por la iluminación interior del Cristo revelado 44,6s); este conocimiento habría de ser la base para la estructura-
y predicado. La respuesta a esta llamada se hace participando de ción de todas las relaciones humanas (Jer 9,22s). El N.T. ha cen-
la respuesta que el mismo Cristo da al Padre, como apóstol del trado su misión en el testimonio de Jesús de Nazaret, experimen-
Padre (cf Ap 17,14). El Padre llama al hombre en Cristo tado y vivido como Salvador y al mismo tiempo como dinamiza-
(Rom 1,6), y el hombre responde al Padre en Cristo (2 Cor 1,20), dor de toda la actividad cristiana. Así el llamado da testimonio
que es el modelo supremo de respuesta; respondiendo a Jesús y del Rey y subsiste como signo perenne del reino de Dios, razón
participando de su dinámica, el hombre responde a Dios última de toda la misión cristiana. Continuando la misión de Je-
(Heb 5,9), a la suprema vocación de Dios en Cristo Jesús sús, el llamado hace lo que hizo Jesús (cf Jn 13,15) y enseña lo

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que enseñó Jesús (Mt 28,20a), contribuyendo así a la edificación troversión ni la introversión son la atmósfera apta para una per-
de su Cuerpo, que es la Iglesia (1 Cor 14,26; Ef 4,12 cp 2 Cor sonalidad en misión, sino la Deoversión, la vivencia de unos valo-
res, internalizados en la contemplación del modelo divino y,
12,19).
como tal, motor de actuación.
El Concilio Vaticano II presenta como fin de toda la vida
consagrada esta edificación del Cuerpo de Cristo (LG 45), ha- El modo de esta llamada pasa necesariamente por la vivencia
ciendo notar además que el religioso se encuentra ofrecido al ser- de una comunidad. Si es verdad que a Dios nadie le ha visto nun-
vicio de la Iglesia y a su misión, de forma que ha de vivir intensa- ca y este Dios se hace visible en Cristo, que se continúa en la
mente para Cristo y para su Cuerpo, que es la Iglesia (PC 1.5.6), comunidad eclesial, sólo en ella, como presencia de Cristo, se
proponiéndose como fin de todas sus obras el mayor bien de la encuentra la situación en la que se recibe plenamente la llamada
Iglesia (PC 11). Por eso el sentido último de una vida consagrada del Señor. El hombre recibe la vocación de Dios según su modo
no estará nunca en la búsqueda de meras ventajas, aunque sean de ser, que es comunitario, no individualista ni grupal; el hombre
espirituales, ya que el único fin de éstas estriba sólo en quitar los se va haciendo en la interrelación y en ella se le hace presente
impedimentos para el servicio (LG 43s; PC 1). No hay duda que Dios y le llega su llamada, que tiende a la salvación integral del
el llamado puede confundir el timbre de la voz de quien llama y hombre y ésta implica también su dimensión comunitaria. Ya
detenerse en otros motivos o causas como determinantes de su desde el A.T. el pueblo aparece primariamente como el elegido de
entrega. Estos pueden ser fácilmente racionalizables, aunque no Dios, y con referencia a este pueblo y para su salvación se produ-
sean correcta y realmente razonables. Si estas motivaciones inco- cen las otras llamadas de Dios. La comunidad, por ser el contex-
rrectas persisten, puede llegar un momento en que se presente la to último del hombre, es también el lugar donde se da la vocación
crisis de abandono al constatar la persona que no alcanza el ob- y a la que se orienta la vocación.
jeto de sus búsquedas, pues la vida consagrada en su esencia más La historia ha mostrado, además, que Dios concede a diversos
pura no las proporciona necesariamente. Si el llamado se ha fija- individuos un carisma similar. Y estos carismáticos, ya desde el
do y estancado en ellas, aunque nunca llegaran a faltar, el motivo tiempo de las escuelas proféticas hasta las Congregaciones reli-
fundamental de su entrega no sería de tal calibre que le constitu- giosas de nuestros días, frecuentemente se han agrupado en co-
yera en profundamente religioso y consagrado desde el fondo de munidades, cuyas estructuras están ordenadas a favorecer la con-
su ser, en puro amor y más allá de toda búsqueda propia. servación y el desarrollo de la misión carismática, ya que el
La misión mantiene siempre una doble vertiente, que respec- hombre en su crecimiento está ayudado no sólo por su dinamis-
to a Dios florece en contemplación y respecto a los hombres en mo interno, sino también por las estructuras externas. Cuando el
actividad. Pero sus formas concretas pueden prestarse por su am- hombre siente en su interior la llamada carismática y se interroga
bivalencia a una máscara de la verdadera misión. Si la actividad sobre la posibilidad de formar comunidad con otros grupos caris-
es activismo y la contemplación es inactividad, fácilmente degene- máticos, se le impone el discernimiento sobre la coincidencia de
ra el ser de la misión y se pierde en formas humanas, incapaces de carismas, tanto para el individuo como para la comunidad. Para
santificar al hombre al no encontrarse éste dinamizado por un el individuo es de suma importancia el conocimiento del ideal
principio santo, sino sólo por las necesidades de su instinto. Cuan- propio y del ideal de la institución a la que eventualmente puede
do la actividad es huida de sí mismo y de la propia profundidad pertenecer, para que en la sintonía de ambos y en la coincidencia
en la búsqueda nerviosa de la expansión de unas cualidades, al de valores pueda crecer la personalidad propia y el buen ser de la
perseguir en las obras más el éxito o las formas de actuar que comunidad; un desconocimiento de las propias búsquedas pro-
unos valores o principios de actuación —lo que se patentiza al fundas o de las metas verdaderamente religiosas de la comunidad
realizar muchas actividades sin interiorizar los valores de ningu- puede degenerar en una tendencia a satisfacer las propias necesi-
na—, es entonces cuando la actividad se convierte en activismo. dades afectivas a expensas de la comunidad. Y cuando esas nece-
Y si la pasividad, necesaria para la contemplación, es el resultado sidades afectivas se sienten insatisfechas se engendra la frustra-
de un miedo narcisista a la responsabilidad o a la opinión de los ción, que desemboca en agresividad malsana, responsabilizando
demás, se puede decir que es simplemente inactividad. Ni la ex- a la institución del propio desengaño. También a la comunidad le

14 15
interesa el examen de la coincidencia de carismas, pues sólo a dad de una identificación con el ideal religioso, al que el indivi-
partir de ella podrá crecer y desenvolverse armónicamente; de lo duo imita por encontrar en él su propia realización. Este último
contrario se expone a una evolución, que, al no provenir del es también el caso típico de quien posee unos valores coincidentes
dinamismo del carisma fundante, no favorece el crecimiento de la con sus necesidades, pero a quien no acompaña su actitud para
identidad carismática de la comunidad. Realizado el examen en responder; su inconsistencia entre el bien que ve y el mal que hace
un período de prueba mutua, si se da la identificación, se procede (cp Rom 7,19) sólo puede salvarse por una fuerte impresión del
a un compromiso bilateral, por el que el individuo se responsabi- ideal, por un lograr ver en la práctica del ideal su propia realiza-
liza a ser fiel en el carisma, y la institución se obliga a ofrecer los ción. Sólo quien posea unas necesidades en sintonía con sus valo-
medios para su preservación y desarrollo. Así, desde el carisma, res y tenga su correspondiente actitud de respuesta será capaz de
hechos propios los fines y los medios del instituto carismático, el actuar por una internalización de los valores, ya que las necesida-
llamado sabrá siempre corregir las estructuras de la institución des no presentan barreras y la actitud de respuesta está pronta;
sin agresividades ni dependencias, con auténtico valor, dando esta persona podrá hacer suya la vida y la misión del Señor
paso a nuevas formas que favorezcan el desarrollo del carisma y (cp Gal 2,20). En general se puede, pues, afirmar que la dificultad
su manifestación. Signo de esta madurez vocacional será la capa- de la respuesta será siempre proporcional a la discrepancia entre
cidad del carismático para apoyar a los demás en sus valores vo- las propias aspiraciones y los valores de la consagración; y la
cacionales. gravedad de esta dificultad será proporcional a la centralidad del
conflicto, es decir, al modo como el conflicto afecte a lo más
La madurez es fruto de un progreso, a cuya plenitud no se central y nuclear de la personalidad.
llega si no es venciendo una serie de dificultades. La respuesta
vocacional, tomada complexivamente, se realiza en proceso, que, Las dificultades principales son, lógicamente, aquellas que se
partiendo del conocimiento propio, elimina de sí los antivalores y enraizan en las zonas más principales de la personalidad: la cap-
hace que Dios pueda vivir en el hombre. Las dificultades a la tativa, la agresiva y la sexual. Pero también cuando la consagra-
respuesta vocacional pueden obstaculizar tanto la percepción de ción es plena florece desde estas mismas zonas, a las que integra
la llamada (cf 1 Sam 3,6s) como su ejercicio (cf Jer 1,6; 20,9a). religiosamente. Por eso, si no se encuentra suficientemente moti-
Estos escollos derivan de que el hombre en sus búsquedas fre- vada por el valor religioso, la mera vivencia externa de sus exi-
cuentemente está movido no sólo por los valores, sino también gencias puede constituir algo destructivo para la personalidad.
por sus necesidades instintuales subconscientes. Dependiendo del El valor último de una consagración no reside, pues, en la mera
grado de su interferencia en la percepción del ideal o en su puesta ejecución externa de sus postulados, sino en la motivación interna
en práctica, será mayor o menor la consistencia o inconsistencia de sus valores, que santifican a la persona, re-ligándola a Dios
de la personalidad. La inconsistencia total se produce cuando los desde lo más íntimo de su ser. Por esta razón la misma dificultad
valores y las necesidades del hombre discrepan entre sí y cuando para la vivencia vocacional, originada en el instinto captativo,
tampoco la actividad de respuesta se ajusta a ellos; en esta situa- agresivo o sexual, puede ser un factor importante para la integra-
ción sólo es posible una acoplación externa con el ideal religioso, ción de la personalidad religiosa, pues al ser superado el obs-
ya que éste no es capaz de penetrar en el fondo de la personalidad táculo por la fuerza del motivo religioso, hace florecer fuerte y
y de integrarla, pues se encuentra en distonía con las búsquedas pujante toda la vida del consagrado.
más fuertes del hombre y con su modo de responder. De las zonas más profundas de la personalidad emergen tam-
En otras situaciones, cuando la persona tiene unos valores bién otras posturas que obstaculizan la vivencia de la espirituali-
claros y una correspondiente actitud de respuesta, pero son las dad vocacional al dificultar la vivencia del motivo religioso. En
necesidades instintuales las que le traicionan al discrepar del la zona oral, por ejemplo, puede darse una inhibición de la poten-
ideal, la frecuencia de esta traición es la que marcará el nivel de cia captativa, originándose un deseo de pobreza, que será la ex-
inconsistencia en el individuo; si el conflicto es muy persistente, presión de un miedo a tener o retener; una inseguridad original
sólo por acoplación será posible la práctica vocacional; sin em- de la persona puede desembocar en un desprendimiento como
bargo, si el antagonismo no es tan constante, quedará la posibili- mecanismo de defensa, que trata de eliminar todo elemento de

tó 17
inseguridad, pero que crea a su vez una ascética de tipo sadoma- las falsas defensas, posibilitando una nueva entrada de Dios en la
soquista al querer imponer a los demás la propia visión, sin ad- vida del hombre. Y aunque el mero caer en la cuenta de la raíz
mitir la diferenciación e intentando salvaguardar la propia inse- del propio conflicto no basta de por sí para la plena estructura-
guridad con la seguridad esquemática de lo regular. En la zona de ción de la personalidad por los condicionamientos ya creados en
la agresividad, la deficiente vivencia del motivo religioso y los los modos de proceder (Rom 6,13ss; 7,5; 8,10), sin embargo, abre
conflictos en ella existentes pueden inducir a una obediencia pasi- ya a un ejercicio ascético de lucha contra el pecado en su misma
va, que, más que disponibilidad, es dependencia con sus consi- raíz psíquica (cp Heb 12,4) y posibilita el autocondicionamiento
guientes derivaciones prácticas de latente agresividad y de incapa- en una nueva dirección (1 Cor 9,27; 1 Tim 4,7s cp Rom 6,22; 1 Pe
cidad para la asimilación de directrices. En la esfera sexual, su 2,24; Ap 18,4), donde la voluntad se refuerza y el fondo del hom-
mala estructuración conduce frecuentemente a un egoísmo afecti- bre se estructura de acuerdo con los principios de una vida nueva,
vo, que deriva en una espiritualidad teatrista y de competencia. que trata de internalizar.
Por otra parte, siempre que la práctica religiosa es más la expre-
sión de una inhibición que de una integración a partir de la inte- En el proceso de purificación, la misma dificultad se puede
riorización del motivo religioso, además de la incorrección reli- contar ya como un primer elemento de remodelación, en cuanto
giosa y humana que ello supone, está amenazada por la angustia que ayuda a internalizar los valores que se buscan, pues normal-
y la tentación; ésta, dependiendo del grado de aproximación a la mente, si la penetración de los valores es costosa, quedará tanto
potencia de su objeto propio y de las barreras de la inhibición, más afianzada en la medida en que se actualicen los valores voca-
podrá hacer saltar al instinto, provocando el desliz en la consa- cionales. Por el contrario, si la vivencia de Dios no es lo suficien-
gración. temente fuerte, los impedimentos podrán ahogar el fruto (cp Me
4,14-19pp). En la dificultad se prueba, además, la auténtica voca-
Si los modos de proceder, inducidos por estas dificultades a la ción y el grado de experiencia de Dios en el llamado. De aquí la
respuesta vocacional, prevalecen, es lógico que no se pueda man- necesidad de unas pruebas y experiencias, que al contacto con la
tener esta situación durante un período prolongado, dada la lu- dificultad ayudan al llamado a conocerse a sí mismo, a medir sus
cha interior continua entre el ideal propio y la propia actuación, fuerzas, a descubrir sus posibilidades y a interiorizar los valores
que inflige una herida constante al narcisismo personal. Enton- vocacionales. Estas experiencias han de versar tanto sobre la pro-
ces, o se justifica la actividad no vocacionalmente motivada, in- pia personalidad como sobre la posible institución carismática a
cluso con racionalizaciones de exigencia vocacional, o se cambia la que se intenta pertenecer, para llegar así a un conocimiento
el ideal, en el fondo siempre rebajándolo para que esté al nivel de exacto y suficiente de la propia realidad y de la realidad institu-
la práctica. Es así como se llega a la situación denunciada por cional que evite unas expectaciones falsas, con peligro constante
Pablo de quien no sólo hace el mal, sino también aprueba a los de provocar crisis irremediables de abandono o de claudicación
que lo hacen (Rom 1,32). en la respuesta. Pero como toda experiencia, también la vocacio-
nal ha de atenerse a sus condiciones para ser auténticamente tal,
El vencer todos estos obstáculos para la respuesta implica es decir, ha de clarificar el fin al que tiende y fijar la ordenación
siempre una purificación. Este es el elemento constitutivo de la de los medios experimentales hacia ese fin, realizar sólo aquellas
con-versión, de la vuelta del hombre hacia Dios. Esta purifica- pruebas que puedan ser reversibles y evaluar sus resultados. Estas
ción tiene por fin el lograr la acomodación del propio ser a la pruebas tendrán tanto más valor cuanto más representen una ex-
llamada de Dios y resolver de modo integrativo las dificultades periencia límite, es decir, aquella experiencia a la que la persona y
que se oponen a la entrega a Dios y a su misión. La purificación la institución se pueden prudentemente someter sin riesgo grave
viene reclamada por la constatación del propio pecado en cuanto de claudicar por ella en sus valores vocacionales.
impedimento interno a la respuesta vocacional y también por la
existencia de un pecado estructural en la sociedad, que impide Lo que la experiencia aporta es siempre un contacto con la
desde fuera el ejercicio de la misión (Is 6,5). Un análisis sincero realidad, que en último término es el continuo elemento purifica-
de esta situación (cf 1 Cor 11,31 cp Heb 5,14; 12,1), incluso sa- dor de las búsquedas subconscientes al colocar a la persona en el
biendo pedir ayuda para discernirla, hará derrumbarse muchas de plano de dejarse llevar por el principio de la razón, que tiene en
18 19
cuenta la realidad, y no por el principio del placer, única ley del Desde aquí tiene lugar una vivencia de la vocación, que florece
instinto y propia de los procesos primarios de la personalidad. en espontaneidad ante Dios. El llamado se encuentra entonces
Como elemento constitutivo de la realidad en su esencia más abierto a la vida que Dios hace brotar en su interior y que se
pura se encuentra la palabra de Dios (cp Heb 1,3b); por eso esta define esencialmente por un ser para Dios, muerto ya al pecado
Palabra es a nivel religioso el instrumento de purificación más (Rom 6,11). Esta "vida para Dios", que connota una relación a
eficaz, ya que ella confronta a la persona con las exigencias de Dios desde el fondo del ser, se realiza por las virtudes teologales,
Dios y provoca la crisis de la elección; ella también, como revela- que expresan el modo de ser del hombre para Dios y que, por
ción del ser de Dios, hace que el hombre pueda interiorizar con tanto, caracterizan típicamente la espiritualidad del llamado.
su aceptación la vida misma de Dios (Jn 5,25; 17,3). De aquí que Ellas son también las que dinamizan unas actividades carismáti-
Juan señale en su evangelio a la palabra de Jesús como elemento cas concretas de castidad, obediencia y pobreza en una tensión
purificador (Jn 15,4) y al mismo tiempo como transmisor de su constante de consagración a Dios, amado sobre todas las cosas.
vida (Jn 6,57.70), una vida espiritual (Jn 6,63). Este amor preferencial a Dios es el que lleva a una renuncia de
bienes materiales, de las expresiones genitales de la sexualidad y
Este doble aspecto —de purificación y de vida—, que se halla de la autodeterminación, pero su valor no reside tanto en la re-
presente en la Palabra como elemento estructurante, resalta espe- nuncia cuanto en el amor, la fe y la esperanza en Dios, que, como
cialmente en la realidad que en lenguaje cristiano se denomina la consecuencia de su expresión positiva, conducen a la renuncia de
cruz y que es expresión de toda la fuerza que posee el dolor para unas realidades que, si bien pueden ser puente para Dios, sin
unir al hombre con Dios. Esta fuerza se revela de modo especial embargo, no se identifican con él y son susceptibles también de ser
en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo (1 Cor l,23s). Si la purifi- objeto de renuncia en una tensión por adherirse sólo a Dios, sin
cación y la cruz tienen una nota ascética de conversión, de "sepa- las mediaciones de la sensibilidad, sino únicamente con las me-
ración" del mundo, el aspecto unitivo de esta experiencia religio- diaciones propias de las virtudes teologales. Por la vivencia de las
sa de amor y consagración es lo que resalta eminentemente en la motivaciones teologales, son estas virtudes las que integran reli-
consideración cristiana de la cruz. La cruz es la piedra de toque giosamente el ser del llamado; de aquí que todas las expresiones
para conocer la autenticidad de la vocación, pues es la experien- de la vocación tendrán valor religioso pleno sólo si se encuentran
cia que conduce al llamado a la perfección de su respuesta, que dinamizadas por el motivo teologal y sólo así estarán hechas se-
sólo se puede realizar en la muerte total al propio egoísmo y en la gún Dios (cf Jn 3,21). Esta tensión teologal hacia un Dios siem-
apertura plena de amor a la llamada de Dios (Jn 15,13), ya que la pre mayor y trascendente hace también que no se considere el
vocación se define siempre más como autotrascendencia que ideal religioso como una meta narcisista, que podría entristecer al
como autorrealización. Si es verdad que en la respuesta a la voca- no ser lograda, sino como un ideal de creciente respuesta a Dios,
ción de Dios todo individuo se realiza, más aún, esa vocación es cuya actuación incluso en la infidelidad no es vindicativa, sino
la llamada a la más plena realización de la persona, sin embargo, que continúa llamando a una ulterior y más perfecta respuesta. Y
es también verdad que en la dinámica más pura e íntima de la en esta llamada crítica sigue mostrando su amor (Rom ] 1,28-32).
llamada el ideal vocacional no puede estar centrado en la propia
realización, sino en la apertura a la llamada de Dios y en la glori- Cada una de las virtudes teologales, una vez realizada la puri-
ficación de Dios (cf Jn 12,27s; 13,31; 17,1 cp 21,19). Cuando la ficación, en la que intervienen también ellas, expresan más que
cruz se vive como consecuencia, expresión y camino de la fe, el nada el aspecto positivo de la espiritualidad del llamado ante
amor y la esperanza, es entonces cuando la motivación va calan- Dios. La fe es la virtud de la respuesta. Por ella el llamado, más
do hondo en el ser humano y le va transformando desde dentro. allá de todo miedo fixista a nuevas formas de vida, deposita su
No es la mera materialidad de la cruz lo que santifica al hombre, confianza en Aquel que llama y se entrega a él en una postura de
sino la voluntad con que cada uno la vive, su adhesión a Dios; obediencia como expresión de su fe (Rom 1,5; 16,23) y como pro-
pero una voluntad que no queda sólo en veleidad o deseo platóni- ducto de su amor (1 Pe 1,32), como consecuencia de una fe que
co, sino que mueve a la oblación plena de todo el ser, incluso en opera por el amor (Gal 5,6) y que es, además, fuente de los caris-
su dimensión corporal (cf Heb 10,10; Rom 6,13; 1 Cor 6,20). mas (Rom 12,3) y garantía de la fidelidad. Esta fe y obediencia
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tiene por objeto primario a la palabra de Dios y a su voluntad La esperanza es la que coloca al llamado siempre en una ten-
salvífica; pero ésta se vive de un modo especial a través de la sión de más, de espera y de aguante hasta la recepción total del
Iglesia jerárquica, que ha recibido del Señor la misión de predicar don de Dios, y da a la vocación su nota trascendente y escatológi-
el evangelio (Mt 28,18s; Jn 13,20; He 20,28). Por la obediencia ca, que se manifiesta en una permanente confianza sólo en Dios,
carismática —más allá de lo mandado (LG 44)—, que despierta es decir, en una esperanza de los bienes que no se ven (Heb 11,1)
en el hombre la fe y la entrega a la misión de Cristo en la Iglesia, y por la que se dejan los bienes visibles. Así es como brota la
el llamado en esa fe se entrega a la Iglesia con un título nuevo y pobreza carismática en la Iglesia, que no se define sólo por la
especial y por esta obediencia es conducido al ministerio, al servi- dependencia en el uso de los bienes, sino que consiste en una
cio de la Iglesia (PC 14), que le confiere una participación en su pobreza actual, que, como expresión de la esperanza, se manifies-
misión (PC 8). De este modo, la palabra de Dios, su voluntad ta en signos externos de pobreza (PC 13). Precisamente por su
salvífica, experimentada en la fe, llama y mueve al hombre a una nota de esperanza, por el Reino, la pobreza reviste su valor reli-
entrega obediencial a la misión y crea en él una espiritualidad de gioso y esta pobreza favorece la búsqueda del Reino como valor
servicio, típica de la misión. primario sobre todo lo demás (Mt 6,33) y acepta las consecuen-
cias del seguimiento del Rey (Le 9,57-62; 14,25-33), que se con-
Pero es el amor lo que determina que la fe sea operante, que el vierte así en el modelo definitivo para quienes quieren seguir más
conocimiento de la revelación se trasluzca en obras, que así serán de cerca este anonadamiento del Salvador, de forma que, partici-
fruto del amor y, por tanto, manifestación del amor al proceder pando en la pobreza de Cristo (PC 13), dan un testimonio más
de una experiencia del amor de Dios, que crea amor en el hom- evidente de él (LG 42). Esta vivencia tiene fuerza también para
bre en cuanto le hace participar de su mismo amor (1 Jn 4,7-11). mover a quienes la contemplan a un seguimiento similar (cf Form.
Este amor de carácter divino a Dios y a su Reino (cp Mt 19,12), Inst. S. J.).
cuando carismáticamente reviste una exigencia nítidamente prefe-
rencial, florece en celibato consagrado, expresando así en el cuer- Desde esta experiencia teologal, la pobreza, castidad y obe-
po, con una sublimación de renuncia, la entrega plena a Dios y a diencia no se vivirán como una imposición legalista de votos, sino
su misión, y actualizando con ello el amor de Cristo y de la Igle- como la profesión de una entrega que brota de lo más íntimo del
sia (ET 13.15; LG 46), cuyo símbolo más patente es el matrimo- ser humano. En esta vida encuentra el llamado la identidad de su
nio (cf Ef 5,32). Por el amor indiviso del hombre a Dios, el mun- ser y se constituye a la vez en llamada para toda la Iglesia, que, al
do conoce lo que es el amor al Padre hasta la entrega total contemplarle, puede captar la expresión escatológica y última de
(Jn 14,31), lo que es el amor a los hombres sin barreras (Jn 13,1 su ideal (cp Mt 22,30) y aprende a no dejarse subyugar por el
cp 1 Jn 5,2) y lo que es amar con el mismo amor de Dios (2 Cor instinto natural —captativo, agresivo y sexual—, sino a vivir in-
11,2). Sólo si esta castidad consagrada es expresión del amor, cluso en su ejercicio la vida sobrenatural de la fe, la esperanza y
sólo si expresa en el cuerpo la tensión del espíritu, se puede consi- la caridad. Para el llamado, como enseña san Juan de la Cruz en
derar como un factor de liberación, pues entonces libera sin pesa- Subida del Monte Carmelo, la fe le moverá a una obediencia del
dumbres, ya que lo único que puede librar sin amarguras es el entendimiento, haciendo que éste se guíe sólo por motivos de fe,
amor: la voluntad es una potencia adhesiva y sólo en virtud de el amor moverá a la voluntad a resolverse en amor, nada sabien-
una adhesión positiva puede renunciar; si lo primero en ella fuera do sino amor y poniendo su gozo solamente en Dios, y la espe-
la renuncia, sería ésta efecto de una inhibición y estaría siempre ranza hará que la memoria, viviendo en el eterno presente de
abierta a las sorpresas. Sólo como fruto del amor, la castidad Dios, se fije en él y se centre en su fin. Expresión de esta espiri-
consagrada puede ser expresión de la libertad, pues sólo desde ahí tualidad es la ofrenda oracional con la que san Ignacio de Loyola
sabe amar sin fobias ni filias, sin celos ni preferencias no apostóli- concluye sus Ejercicios (234), y, según él, la experiencia del amor
camente determinadas. Y es así, en el amor y por él, como la gratuito del Dios siempre fiel, que abre continuamente al hombre
castidad consagrada se convierte en un manantial de fecundidad a un amor cada vez más intenso y profundo, será la garantía de
en la Iglesia, en una fuente perenne de apertura a la misión uni- que la oblación y la ofrenda se han consumado realmente y de
versal de Dios. que no han quedado en meras palabras.

22 23
El camino de la respuesta a esta llamada de Dios está determi- la práctica —que son las que corresponden al valor terminal de la
nado por los mismos factores que han contribuido a su génesis. vocación, a la palabra de Dios—, es lo que representa la capaci-
En primer lugar mantiene una referencia fundamental a la pala- dad de maduración vocacional. A través de esta iluminación in-
bra de Dios, que es la que se encuentra como originante de la ternalizada, los mismos conflictos, que los valores vocacionales
llamada, tanto en la creación como en la historia. La creación es introducen en la personalidad, se resuelven en línea con la consa-
la primera palabra de Dios para el hombre y en su vida descubre gración y quedan integrados en la personalidad religiosa. Es esta
el ser humano su primera vocación (Sab 11,25a); la historia salví- iluminación la que en el momento de la plena madurez vocacio-
fica es una venida más intensa de esta palabra de Dios (Jn 1,11), nal determina el que el llamado viva por los valores de la revela-
que queda definitivamente pronunciada en la carne de Jesús de ción, superando la etapa de identificación con figuras modélicas
Nazaret (Jn 1,14). Esta palabra de Dios le llega a cada hombre en externas y actuando sin idealizar personas ni situaciones, que,
su historia concreta, orientándole hacia su plena realización. La cuando se mitifican, pueden llegar a producir en posteriores oca-
palabra de Dios, sentida en un momento concreto como una invi- siones crisis de desencanto e incluso de abandono.
tación al crecimiento humano pleno y con una significación reli-
giosa, es la que, al estar al comienzo de esta conciencia, ha de La iluminación es, además, el primer momento, y como tal,
orientar también todos los otros momentos del hacerse vocacio- parte constitutiva del discernimiento vocacional, practicado ya en
nal del hombre, que dependen de esa voluntad de Dios. La pala- el A.T. y también por Jesús y Pablo. La postura de discernimien-
bra normativa de Dios en cada momento del hacerse vocacional to es consecuencia del intentar vivir en cada momento de acuerdo
es la que da al llamado en toda su existencia una conciencia de con la llamada, y es siempre necesaria, pues son varias las mocio-
misión, de hombre re-ligado al Dios que le integra, le llama, le nes que tienen lugar en el interior del llamado, y hay que exami-
mueve, y así le envía. Ante esta palabra de Dios, recibida e in- nar su origen, el modo de presentarse, sus características y su fin.
teriorizada, el llamado hace su entrega y por ella y para ella de- El discernimiento tiene por objeto llegar a conocer la voluntad de
ja todo lo demás, es decir, por su Señor y por su evangelio Dios sobre la propia vida en todas sus conexiones; los lugares en
(Me 10,29), convirtiéndose así en "servidor de la Palabra" (cf Le los que esa voluntad se patentiza son la creación con las cualida-
1,2). Esta vocación, nacida de la palabra de Dios, vivida en refe- des personales de cada uno y, sobre todo, la revelación, con la
rencia a ella y orientada hacia ella, no puede dejar de crear en el medida del carisma en virtud de la fe. Esta revelación es la que
llamado una auténtica espiritualidad de la Palabra, de la comuni- Dios manifiesta definitivamente en Cristo; su conocimiento en-
cación de Dios (Le 1,38; Jn 2,5), que, cuando es permanente, gendra un amor que mueve a un seguimiento concreto, de forma
mantiene al hombre en perenne unión con Dios (Jn 14,23). que se puede decir que el llamado se siente atraído por Dios en
Cristo en orden a la continuación de su misión en su circunstan-
De esta palabra de Dios brota la iluminación, que le es necesa- cia concreta (cf Jn 6,44ss.64s cp 12,32).
ria al llamado para orientar sus decisiones según Dios. La pala-
bra de Dios es la fuente de un conocimiento, que se engendra Pero el hombre, como ser sociable, no sólo ha de discernir su
en la contemplación y en la escucha de la Palabra, es decir, en la propia realidad; ha de ver si existe, además, alguna comunidad con
aceptación en pasividad de la voluntad de Dios y en la práctica la que pueda compartir sus valores y así avanzar en ellos. Este
activa de esa voluntad, que de un modo patente y definitivo se conocimiento del ideal propio y del ideal institucional es el objeto
revela en su Hijo Jesús (Heb l,ls). La interiorización de esta vo- clave del discernimiento vocacional. Pero para que el discerni-
luntad de Dios es la que va concediendo al hombre una sintonía miento sea maduro es conveniente que el llamado examine todos
cada vez más intensa con el mismo Dios y, consiguientemente, un los posibles modos de su existencia y la opción que tome con la
mayor conocimiento experiencial de Dios, a quien se le percibe en renuncia consciente a otras posibilidades, ejercitada libremente, le
virtud de su Palabra como transmisor de vida y una vida en mi- colocará en un equilibrio, fuente y fruto de integración, que evi-
sión (cf Jn 17,2s.25; 6,57; 12,49s cp Flp 3,10). tará posibles traumatismos ante los impactos continuos de otros
La capacidad para internalizar estos valores del conocimiento géneros de vida, que el llamado sentirá junto a sí a lo largo de
de la revelación de Dios con sus respectivas actitudes en orden a toda su vivencia vocacional.

24 25
Con la garantía de un discernimiento realizado según Dios, el ción de respuesta y perfección de su mismo ser en cuanto que
hombre está ya en disposición de dar una respuesta a su llamada, llega a la santidad, es decir, a la consagración plena a Dios y a su
comprometiéndose con el Señor y con sus valores. Esta opción le misión.
sacará de la indiferencia, propia de la adolescencia, y le hará ma-
durar. Como la vida del hombre está sujeta a tantas y tan variadas Esta situación se encuentra sometida a los efectos de la voca-
circunstancias y Dios tiene siempre un plan concreto para él en ción. Lo que impulsa de forma permanente a la respuesta es el
cada una de ellas, la visión de la llamada de Dios y su compromi- dinamismo de la llamada, de la palabra y de la voluntad del Se-
so puede ir progresando y en cierto sentido variando a lo largo de ñor. Para que este dinamismo sea eficaz ha de poder penetrar
toda la vida del llamado; pero su actitud de respuesta habrá de hasta las zonas más íntimas de la personalidad. Los obstáculos a
mantener siempre una tensión por el conocimiento de la voluntad esta actuación de Dios, aunque sean inconscientes, privan al
de Dios y una postura fundamental de adhesión a él, que irá hombre de la plena disponibilidad a la acción del Espíritu; po-
progresivamente concretizando su llamada original en cada una drán no ser culpables y no impedir la unión sustancial del hom-
de las situaciones de la vida del llamado, como le aconteció a bre con Dios, pero, si existen, impedirán el que los valores de
Pablo. Esta progresiva llamada y progresiva respuesta conduce Dios dinamicen al hombre en todo su ser y el que el hombre sea
también a un progresivo crecer en la personalidad consagrada del instrumento perfecto para la misión de Dios. Sólo si el valor con-
llamado. templado como motivo de la actuación es lo suficientemente inte-
grante como para dinamizar todas las actuaciones del llamado, se
Pero para que la respuesta sea perfecta es importante que el podrá hablar de una consagración plena a la acción de Dios. En-
germinativo "ideal propio-ideal institucional" se encuentre de tonces, con la desaparición de toda dinámica incorrecta en el
acuerdo con los valores vocacionales, pues sólo en esa medida de hombre, éste recupera su ser como saliendo inmediatamente de
coincidencia podrá crecer y madurar la personalidad consagrada, Dios en su pureza primigenia y queda del todo centrado en Dios.
es decir, podrá el hombre en todas sus dimensiones interiorizar el Es la Deoversión, típica del estado perfecto en la respuesta voca-
valor de la vocación y vivir creciendo en él al darse una sintonía cional, más allá de toda extraversión activista o introversión nar-
profunda con él. Ciertamente podrán existir momentos pedagógi- cisista. En el estado de la Deoversión el hombre se encuentra
cos por los que Dios vaya abriendo al hombre a su llamada, se- vuelto hacia el Dios (cp Jn 1,1), que le dinamiza por medio de su
gún el estadio interno de madurez en que se encuentre, no del revelación contemplada (cf Jn 5,19s; 3,34s). Esta Deoversión en-
todo perfecta desde el principio; pero el hombre sólo crecerá en la gendra también la práctica del buscar a Dios hasta hallarle en
medida en que esos momentos se vayan superando e integrando todas las cosas, del contemplativo en la acción, y ella dinamiza la
en situaciones cada vez más perfectas y si las identificaciones pro- plegaria como fruto de la acción del Espíritu en el hombre (Gal
pias de estadios más primitivos de la personalidad van cediendo a 4,6; Rom 8,5.26). Esta es la situación propia de la experiencia
figuras de identificación más perfectas, hasta poder llegar a la mística, que aparece en los profetas del A.T., en Jesús y en Pablo.
plena internalización de los valores vocacionales. En esta situa- Pero para que la Deoversión pueda existir es imprescindible la
ción la identificación o imitación propiamente dicha ya no tiene anulación de barreras entre Dios y el hombre, y para esto se im-
lugar, pues no se mira a nadie como un modelo de actuación pone el examen de todos los motivos vocacionales: el ver si son
externo al yo, sino que los valores de Dios han calado en el hom- realmente los valores religiosos los que dinamizan al llamado o se
bre, llegando a ser sus mismos valores; así queda abierto ya el interponen otros dinamismos disonantes con el valor vocacional,
camino para la unión plena entre Dios y el hombre. Es en este que, si los hubiera, habrían de ser corregidos, para llegar a la
progreso de la respuesta como la gracia vocacional se le va ha- plena disponibilidad ante Dios.
ciendo hábito al llamado y se constituye en parte integral de su
El ejercicio del dinamismo de Dios en el hombre implica la
misma naturaleza, elemento constitutivo de su ser, al que consa-
práctica de unas virtudes que perfeccionan el ser vocacional en su
gra, integra y perfecciona. Y en este proceso de respuesta conti-
ejercicio, a la vez que le ayudan a/interiorizar los motivos de la
nua y habitual el llamado forja su fidelidad vocacional, que le va
entrega, facilitando el proceso de integración de los instintos a la
conduciendo por su ejercicio hasta la última perfección, perfec-
luz de la razón y de la gracia y confiriendo la facilidad en el bien
26 27
obrar por connaturalidad a partir de su disponibilidad progresiva todo su ser, vinculándose con Dios en relación interpersonal
al dinamismo de Dios en él y el compromiso para mantener la como ante el determinante último y horizonte perenne de todas
práctica del bien obrar. Estas virtudes le capacitan al llamado en sus otras relaciones y de todas sus vivencias en el espíritu, alma y
toda su dimensión operativa, tanto a nivel de conocimiento como cuerpo (cf Dt 6,5).
de práctica; de este modo la vida de la gracia se va manifestando Esta oración podrá revestir las formas de silencio, examen,
en la naturaleza, a la que perfecciona, asistiéndola en su purifica- meditación, contemplación, adoración, alabanza, agradecimiento
ción e iluminándola y fortificándola en su obrar en un avance y también petición, con la que suplica por el éxito de la llamada
continuo, hasta llegar incluso al heroísmo como postura perma- en sí y en los demás. En esta experiencia de oración continua, de
nente de adhesión total a Dios. Así el llamado se sentirá dispues- perenne referencia al Dios que está siempre llamando, es donde el
to para toda obra buena (2 Tim 2,21; 3,17 cp Tit 2,7; cf et Mt llamado se da cuenta de que su personalidad se va integrando
5,16; 2 Cor 9,8; Col 1,10 cp et 1 Cor 15,58; Flp 1,6; 2,30; Ef 2,10) progresivamente bajo el influjo de la palabra vocacional y de la
y fructificará por la acción del Espíritu (Gal 5,22) hasta la consu- interiorización de los valores vocacionales, como lo muestran las
mación de su perfección humana en Cristo Jesús (Col 1,28; confesiones de Jeremías y de Agustín. Ante esta palabra de Dios,
Ef4,13). que se le dirige al llamado en la pasividad oracional, reacciona él
La experiencia plena de este dinamismo auténticamente voca- continuando en la vida por la oración la postura permanente y
cional y el dejarse llevar por él en el ejercicio de la misión crea en fundamental de su existencia, la escucha, pero una escucha vital,
el llamado una situación permanente de consolación, de integra- que con-lleva el "hacer la Verdad", el practicar lo que ha oído del
ción y de realización propia. Este sentimiento depende de la con- Señor (cf Jn 2,5; 3,21; 13,15.34) y, consiguientemente, enseñarlo
ciencia clara de haber sido llamado por Dios y de la respuesta a con referencia a la escucha vocacional (Mt 28,20; He 6,4). A esta
esta llamada. Por este binomio de llamada-respuesta incluso las disposición permanente no se llega sin una total sinceridad y
renuncias más fuertes se experimentan no como una frustración, apertura a la Palabra, más allá de todo esquematismo (Jn 3,6ss;
sino como la expresión de la entrega, que da pleno sentido a la 6,63). El ejercicio de esta apertura le irá ensanchando al llamado
vida del llamado en un aumento continuo de fe con la alegría del cada vez más y le irá capacitando para crecer en la escucha, ha-
conocimiento de la revelación, de amor con el gozo de la unión y ciéndole también progresivamente más apto para la acogida a sus
de esperanza con la ilusión escatológica (cf Ejer. Esp. 316). Todo hermanos, los hombres, mientras todo crecimiento en la acepta-
esto hace que en el llamado se desarrolle un tono vital alegre, ción humana proporcionará al individuo las estructuras internas
fruto de su madurez afectiva, por la que sabe aceptarse a sí mis- aptas y necesarias para la escucha de Dios, para la oración.
mo en sus circunstancias reales, y le conceda también una energía
vivificante. El que en esta relación interpersonal con Dios siente Una expresión peculiar de esta vida de oración> que resume
la gracia de la unión se encuentra también movido a difundir el toda la espiritualidad del llamado, es la pureza de intención, for-
bien del que ha sido beneficiario y a transfundir su consuelo, su mulada por Jesús de modo sublime en la oración apostólica del
experiencia de Dios, a los demás (2 Cor 1,4.6); éste será el primer eterno presente de su Pascua (Jn 13,1; 17). Es ésta la oración que
gesto de su misión. Y, al poner a Dios como el centro de su purifica al llamado en sus búsquedas de todos los motivos espu-
existencia y su gloria, el llamado palpa también en su interior la rios y le hace ejercitar los motivos típicamente vocacionales en
experiencia de salvación, que le viene de Dios como Creador y las diversas circunstancias de su vida, dando a todas ellas una
Salvador por medio de su llamada y se siente llamado a transfun- dimensión auténticamente religiosa de entrega y de servicio, de
dir a los demás la salvación de Dios. autotrascendencia, en la que el mismo llamado se va realizando
desde el plano de Dios. Por esta oración y su ejercicio de pureza
Así se crea una postura en el llamado, por la que toda su vida de intención, toda la existencia del llamado se mantiene en línea
se mantiene en oración, en referencia explícita a Dios en fe, amor con la consagración y en una referencia constante hacia el Dios
y esperanza. Es la oración la actitud en la que el llamado recibe e que llama, que le saca de sí y le mueve a la misión. Esta oración
interioriza la palabra de Dios, su iluminación, en una postura de determina que toda la vida del llamado se pueda definir como
discernimiento, y en ella le da también una respuesta afectiva de una "aspiración a la caridad perfecta" (PC 1; LG 43.45), que es el

28 29
fin propio de toda la vida consagrada, más allá de cualquier ilu-
sión por un logro narcisista y egoísta. Con esta postura de recti-
1. La llamada
tud en sus búsquedas más íntimas el llamado da testimonio en
todas las circunstancias de su ser consciente de que el Dios Trino,
que ha estado en el origen de la llamada y ha presidido cada uno
de los momentos en los que esa llamada se ha ido concretizando,
es además el testigo de toda la actuación vocacional y también su
juez definitivo (1 Cor 4,4 etc), su última razón de ser y su premio
(2 Tim 4,8 etc). Es así como la Sagrada Escritura quiere cerrar su
visión sobre la vocación del hombre, que, habiendo comenzado
en Dios y manteniéndose en referencia continua a él, concluye en
la relación definitiva a él (cp Ef 3,20s).
a) Naturaleza de la vocación
En las páginas que siguen se presentan aquellos aspectos de la
espiritualidad bíblica de la vocación que emergen como los de ma-
yor alcance, los más relevantes y de máxima actualidad para ser La llamada vocacional se experimenta como una vivencia reli-
tratados en una obra de conjunto, como son el tema mismo de la giosa que llena de sentido la vida. Esta experiencia, como toda
vocación (llamada y carisma), el modo de su realización (en mi- experiencia mística —y de mística o religiosamente misteriosa se
sión y en comunidad), la vivencia de su ejercicio (con dificultades puede calificar toda experiencia vocacional en su esencia más
y en cruz) y el proceso de su maduración (en discernimiento y en pura—, propiamente no es intelectual, pues no aparece sólo como
oración). Otros aspectos más técnicos de la espiritualidad bíblica simple conclusión lógica de unas premisas; aunque puede revestir
de la vocación los he tratado en diversas revistas teológicas o de en ocasiones esta faceta, el razonamiento tiene como fin principal
espiritualidad; así, por ejemplo, la actuación de cada una de las el mostrar la racionabilidad de la vocación en todo su conjunto,
personas divinas en el proceso vocacional, en "Estudios Trinita- como la teología mística lo hará respecto a la experiencia mística
rios" (Salamanca); la dinámica ascética de la purificación, en "Na- concreta; pero la simple conclusión racional no se puede conside-
turaleza y Gracia" (Salamanca); las virtudes vocacionales en "Re- rar como la característica más propia de la llamada vocacional.
vista Agustiniana" (Madrid); la función específica de la palabra de Tampoco la sensibilidad constituye su núcleo más íntimo ni su
Dios, en "Studium Legionense" (León); el dinamismo de Dios y la profunda razón de ser; aunque la experiencia vocacional esté teñi-
correspondiente respuesta humana, en "Teología Espiritual" (Va- da de hondos sentimientos y en su desarrollo se puedan descu-
lencia); la iluminación divina y la pureza de intención del llamado, brir, en ocasiones, elementos de fuerte sensibilidad, como voces,
en "Manresa" (Loyola); la integración vocacional, en "Estudio visiones, etc., no reside aquí su justificación definitiva. La expe-
Agustiniano" (Valladolid), y las posturas vocacionales, en "Vida riencia vocacional se califica más bien como una intuición, una
Religiosa" (Madrid). experiencia de tipo personalista, en la que se descubre el sentido de
la propia persona en dirección hacia Otro, que es quien le atrae y
El haber configurado el presente tratado en una unidad escri- de quien le viene su significado más completo; este Otro es en la
ta se debe a la laguna existente en esta materia y, sobre todo, a los experiencia de la vocación religiosa el Totalmente-Otro, Dios, y
numerosos deseos de mis alumnos de la Universidad Gregoriana también los hombres, pero en cuanto relacionados con Dios. La
(Roma) y de la Universidad de Deusto (Bilbao) y de muchas per- vocación religiosa puede inferir, consiguientemente, un cambio en
sonas que me han oído y me han pedido una iluminación sobre la la persona, pues implica una clara orientación en una nueva di-
espiritualidad bíblica de la vocación, tanto en España como en rección consciente. Además lleva siempre consigo un crecimiento
el Japón. A todos ellos les dedico estas páginas, y a cuantos se típico de la personalidad, que de algún modo le confiere al indivi-
encuentran en formación o implicados en ella, y también a todos duo la conciencia de "distinto" y cuya especificidad reside en su
los que se encuentran personalmente comprometidos en el pro- referencia a Dios.
greso continuo de su personalidad religiosa.
31
30
A nivel fenomenológico, esta experiencia se manifiesta en el una elección más amplia por parte de Dios, a la elección de una
llamado con unas notas que revelan su vivencia religiosa: con- comunidad, en la que todo individuo se inserta según el plan de
ciencia de lo absoluto de Dios, sensibilidad para el bien y el mal, Dios. Dios ha creado al hombre sociable y lo ha querido salvar
desaprobación del mal, compromiso con Dios y con sus valores. en toda su dimensión, también en su necesaria vida social. Por
El llamado se presenta así ante el mundo como un partidario de eso es al hombre en comunidad al que ha querido formar y es
Dios. Este hacerse partidario de Dios implica una "elección de también a esa sociedad como tal a la que Dios quiere salvar. Para
Dios", en cuanto opción por él, pero esta opción por Dios depen- esto él elige unos individuos que, insertos en la comunidad, viven
de, naturalmente, de una previa presentación del mismo Dios, que su relación con Dios como una experiencia personal de salvación,
llega a atraer y que, por tanto, con esta atracción está llamando que tiende a difundirse y que es preanuncio de la salvación de la
hacia sí. La necesidad de este conocimiento del Dios amable comunidad y compromiso para edificarla, de forma que la expe-
como principio de la vocación lo sugieren las narraciones bíblicas riencia religiosa personal es una tensión desde Dios ordenada a
sobre Jacob, que en Betel hace este voto al Señor: "Si el Dios los valores integrales de la comunidad, de la que forma parte el
Yavé me asiste y me guarda en este camino que recorro y me da individuo, y, sobre todo, orientada al valor religioso de esa socie-
pan que comer y ropa con que vestirme y vuelvo sano y salvo a dad. Así, la experiencia personal de la vocación es una llamada
casa de mi padre, entonces Yavé será mi Dios y esta piedra, que recibida desde la esencia religiosa de la comunidad y orientada
he colocado como estela, se convertirá en templo" 1 . Al final de a ella.
sus aventuras, de vuelta ya en el lugar de partida, después de
haber experimentado la bondad de Dios, Jacob elige definitiva- De aquí que el concepto de "vocación", de llamada a un indi-
mente a Yavé como a su Dios y cumple su promesa. Entonces viduo concreto de parte de Dios, esté íntimamente vinculada al
dijo Jacob a su casa y a todos los que le acompañaban: "Retirad concepto de "elección" de un pueblo, también concreto, al que
los dioses extraños que hay entre vosotros; purificaos y mudad de Dios ha querido construir especialmente en su dimensión religio-
vestidos; luego levantémonos y subamos a Betel y haré allí un sa 12, convirtiéndolo al mismo tiempo en preanuncio de la salva-
altar al Dios que me dio respuesta favorable el día de mi tribula- ción universal y, en etapas más clarificadas, haciendo que se com-
ción y que me asistió en mi viaje" 2 . Este mismo tipo de experien- prometa a edificarla y constituyéndolo en vehículo de esa sal-
cia amorosa de Dios mueve a Josué a proponer al pueblo la elec- vación universal 13 . Este es el pueblo de Israel, pueblo elegido
ción de Yavé como el Dios a quien han de servir3; Josué hace de Dios, en el que tienen lugar sus más claras llamadas voca-
preceder su propuesta con la exposición de los beneficios de cionales.
Dios 4 y ésta es la razón definitiva, expresada por el pueblo, para
elegir a Yavé como al único Dios 5 : el haber experimentado sus Es la experiencia del éxodo, la constatación de los beneficios
beneficios a lo largo de una historia que le ha mostrado como al de Dios, lo que dio al pueblo de Israel una clara conciencia de
Dios del pueblo, vinculado amorosamente a él 6 . Esta elección pueblo, y de pueblo elegido, al sentirse amado de Dios de un
supone un discernimiento7 entre varias posibilidades8 y una elec- modo especial y unitario, formando una alianza con él, por lo
ción por Yavé'. La automanifestación amorosa de Dios es la cla- que le alaba a lo largo de toda su historia 14 .
ve de la atracción vocacional típica y su última razón de ser, pues
Desde esta experiencia, fundante de la elección del pueble,
ella es la que invita a la elección de la Vida 10 , de Dios, por enci-
están leídas e interpretadas todas las vivencias de vocaciones par-
ma de cualquier otra soberanía". A partir de esta experiencia
ticulares en Israel. La misma elección y vocación de Abrahán ",
atrayente de Dios —y que depende en último término de su vo-
la primera de todas, presenta precisamente la dimensión comuni-
luntad reveladora— es desde donde se puede decir que Dios "eli-
taria de la vocación y la orientación religiosa original del pueblo
ge, llama, toma"; expresiones éstas usadas en la Biblia para des-
de Israel. La vocación y la misión de Abrahán es la de ser "pa-
cribir el fenómeno de la vocación.
dre" ' 6 . Si la llamada de Dios está dirigida a un individuo concre-
to, este individuo está orientado a una comunidad, que es la ele-
Pero, al mismo tiempo, esta elección sobre un individuo, al gida, aquella a la que tiende la intención y el plan de Dios. Por
cual Dios se le manifiesta de un modo especial, está vinculada a eso Dios "toma" a Abrahán y le orienta a ser "padre del pue-

32 33
blo" 17. Y padre de un pueblo vinculado a Dios desde sus oríge- ponga allí su Nombre 39 . Junto a esta teología deuteronomista de
nes. El relato de la vocación de Abrahán 18, colocado después de la elección de lugares de culto en relación con el pueblo aparece
las expresiones de pecado, cuya última consecuencia es la disper- también ya de antiguo la elección de unas personas concretas,
sión de Babel", tiene por fin el patentizar el comienzo de una que se denominan "elegidas" por su especial referencia a Yavé,
nueva creación 20 y de una nueva reunión 21 , realizada a partir de en cuanto colocadas al frente del culto y en cuanto representantes
la experiencia religiosa de Abrahán: "En la confusión que siguió a de Dios para llevar adelante sus batallas. Estas personas son prin-
la común dispersión de las naciones, la Sabiduría se fijó en el cipalmente Saúl 40 y su sucesor David 41 . Posteriormente no se
justo y le guardó irreprochable para Dios" 22 . Este ser para Dios vuelve a usar el término "elección" aplicado a personas hasta que
de Abrahán como origen del pueblo es lo que el redactor yavista llega la escuela deuteronomística, que prefiere mantener el aspec-
(J) está tratando de hacer resaltar en su presentación de la llama- to carismático de la elección real 42 o la vinculación de la realeza
da de Abrahán 23 . El más antiguo de los relatores está escribiendo con la casa de David por voluntad de Dios 43 ; también Ageo en
en la época de Salomón, cuando Israel era "grande"; él tiene el último texto vuelve a pensar en Zorobabel como "elegido", en
interés en vincular teológicamente esta grandeza del pueblo a la cuanto representante de Yavé para continuar su obra 44 .
fe y a la obediencia de su padre Abrahán. Esta grandeza del pue-
blo, concretada elementalmente en términos materiales cuantitati- Este "servicio a Yavé" es también determinante en el tema de
vos 24 , se entenderá posteriormente que estriba en la cercanía a la "elección" de los sacerdotes y levitas, del clero de Israel. Por su
Dios y en el conocimiento de su voluntad 25 . especialización en el culto, la tribu de Leví asumió el ministerio
de las funciones religiosas de Israel y en virtud de esta orientación
Esta dimensión religiosa del pueblo es el fin de toda elección y y dependiendo de ella es desde donde experimentan el sentirse
vocación. Dios es el fin de todas las llamadas que él hace. De "elegidos de Dios" y para Dios 45 . Esto vino a considerarse como
aquí que la elección del pueblo de Israel tiene como fin el llegar a un privilegio de la casta sacerdotal 46 , pero se insiste también en
ser propiedad peculiar de Dios 26 , el estar adherido a él27, de for- que no se trata sólo de un privilegio, sino sobre todo de un com-
ma que este amor práctico es la condición para poder llegar a ser promiso, y que sus actividades no dependen de una iniciativa o
propiedad de Dios en sentido pleno y participar de todos los be- cosmovisión propia, sino que han de estar sometidas a la volun-
neficios de la elección. La predilección típica de Dios por Israel tad de Yavé 47 .
hasta el punto de hacerle "propiedad especial" entre los pue-
blos 28 es un tema que aparece ya en las más antiguas confesiones La "elección" es, pues, la expresión de una fundamental
de fe 29 . orientación de la vida hacia Dios; de ella participa el pueblo y
también representantes del pueblo en su categoría de presencia de
Esta "elección" de Israel 30 , el primer elegido, el primer "to- Yavé en medio de su pueblo, pero vinculados siempre al pueblo.
mado" de entre los pueblos 31 , está ya interpretada como "voca- "Elección" es la palabra que expresa la gracia de una peculiar
ción" desde Oseas con la fórmula "de Egipto llamé a mi hijo" 32 . orientación hacia Dios y hacia sus valores, a diferencia de otras
El tema de la vocación de Israel se hace más prominente en el posibles orientaciones. Y la "elección" es el resultado del amor de
Deuteroisaías 33 , que atribuye también a la creación un sentido de Dios a su pueblo, del "conocimiento amoroso" de Dios por su
vocación, a la vez que descubre en toda vocación una nota creati- pueblo 48 , del que derivan todas las otras elecciones particulares
va, pues la elección y la obra de Dios están dirigidas por su pala- dentro de ese mismo pueblo.
bra personal, que es la que llama y la que transforma 34 , siguiendo
en esto la teología del redactor sacerdotal (P), que describe toda Pero junto al aspecto primero de amor y de elección en Dios
la creación como efecto de la llamada de Dios por medio de su está también otra faceta, que es la de "llamada", como conse-
Palabra 35 . cuencia de este amor y de esta elección. El término de "llamada"
—vocación— originalmente se podía aplicar al gobierno 49 y al
Este pueblo, elegido y llamado, es el primer santuario de sacerdocio en cuanto carisma 50 ; sin embargo, cuando estos ofi-
Dios 36 . Es en conexión con él como incluso los lugares de culto cios se institucionalizan en una dinastía carnal deja de aplicarse a
se denominan "elegidos" 37 entre las tribus 38 , para que el Señor ellos el concepto de "vocación", que queda reservado para el mi-
34 35
nisterio auténticamente carismático, el ministerio profetice Si
se encuentran, en el Norte, Ajías en tiempo de Jeroboam I 58 ,
"elección" es el término aplicado al pueblo y a sus dirigentes
Jehú en tiempo de Bashá 59 , Jonás en tiempo de Jeroboam II 60 y
propios en relación con Yavé, "vocación" es esencialmente el tér-
la profetisa Juldá en tiempo de Josías 61 ; y en el Sur, Shemayá en
mino aplicado a los profetas en su orientación hacia la estructu-
tiempo de Roboam 62 , Iddó en tiempo de Roboam y Abbías 63 ,
ración del pueblo de Dios. Al hablar del profeta, la Biblia no se
Azarías en tiempo de Asá 64 , Oded en tiempo de Ajaz65, Urías en
fija tanto en el acto electivo de Dios, en el privilegio de su gracia,
tiempo de Joaquim 66 y otros anónimos. En esta clase de profetas
que entresaca para él, cuanto en la llamada de Dios, que comuni-
entra también Elias, profeta solitario, que actúa contra el sincre-
ca una misión y envía a ella. Es, pues, el concepto de vocación
tismo religioso67, y su sucesor Eliseo, junto con un tal Miqueas 68 .
una expresión más personalista y dinámica.
Elíseo, sobre todo, interviene mucho en la vida pública de su
El profetismo de Israel es un fenómeno único entre los pue- tiempo: está presente en las guerras moabita 69 y aramea 70 , juega
blos. Si es verdad que entre los profetas primitivos de Israel se un papel en la accesión al trono de Hazael de Damasco 71 y de
encontraban grupos de tipo extático 51 , como entre los cananeos, Jehú en Israel 72 ; le consultan los grandes, como Joás de Israel 73 ,
y había entre ellos también profetas de corte, como en otros pue- Ben-Hadad de Damasco 74 y Naamán el sirio 75 , y mantiene rela-
blos vecinos, sin embargo, su sentido de vinculación a Dios por ciones con grupos proféticos, que relatan de él historias maravi-
parte de las personas y del pueblo y su postura de reforma es algo llosas 76 . Pero pronto este género de profetas de corte se corrom-
típico del profetismo israelita, que le hace distinto y superior a los pe, pues se les ve interesados solamente en sus sueldos77. Es
fenómenos parecidos que se dan en otras culturas. Su ministerio entonces cuando surgen en el siglo vm a. C. los profetas clásicos
no es una función, sino una vocación. Por eso, a diferencia de los de Israel como una extraordinaria novedad. Son algo inédito,
profetas clásicos de las cortes paganas y de los falsos profetas, pues no pertenecen a la clase de profetas anteriores; aunque tie-
que siempre viven halagando, el profeta de Israel es un profeta nen discípulos 78 , no forman bandas de extáticos, ni pertenecen
que tiende a la reforma en nombre de Yavé. Pero considerarlos como tales al culto, aunque se encuentren entre los sacerdotes 79 ,
sólo reformadores sociales sería una modernización, una restric- ni a la corte, aunque lleven su mensaje a reyes y cortesanos 80 , ni
ción de su ministerio y, por tanto, una caricatura; también sería se entremeten en acciones revolucionarias. Su palabra es la de
parcial e injusto verlos sólo como adivinos del futuro, y mostrar- Dios y a él le reservan toda la actuación, pues saben que él está
les sólo como garantes de una religiosidad sería incomprensión. despierto para cumplir su mensaje81. Se mantienen en línea con la
Aunque tengan todo esto, su modo de poseerlo es un modo espe- tradición, pues tratan de preservar los valores religiosos de su
cial; su religión la viven como fe, su visión de futuro como espe- pueblo, pero su palabra —la de cada uno con su acento
ranza y su mensaje social como amor, que tiene una doble ver- peculiar— reviste una modalidad nueva. Lo típico de ellos es que
tiente, hacia Dios y hacia el hombre, en el culto y en las sé sienten y se conocen "llamados por Dios", de forma que su
relaciones humanas. Pero por encima de toda esta práctica profé- palabra es la de Dios y se encuentran "empujados" a hablar en su
tica está el sentido más profundo y la definición del "profeta" nombre, aunque esto en ocasiones les resulte doloroso y fuente
como "nabí", el "llamado" por antonomasia (según la raíz acádi- de continuas tensiones.
ca nabu, llamar), el llamado de Dios y el que "habla" de parte de
Dios (según la raíz griega profemi, hablar de parte de). Una diferencia fundamental media entre el apocalíptico y el
profeta; aquél escribe y sella sus libros 82 , éste recibe la misión de
Es sobre todo a partir de la época de Samuel, profeta y vi- hablar 83 . Lo muestra la vocación inicial de Jeremías, en la que se
dente 52 , cuando aparece esta clase de profetas 53 , típica de Israel, hace notar cómo Dios pone sus palabras en boca del profeta84 y
que comunica el mensaje recibido de Dios 54 . Con ellos se inicia páginas más adelante se insiste en que a los profetas se les conce-
esta legión de profetas, que ha de admirar al mundo por su caris- de acceso a lo que se trata en el Consejo Divino y son ellos quie-
ma peculiar. Al principio se les encuentra ejerciendo su ministerio nes conocen y manifiestan su plan salvífico85, "pues Dios no hace
junto a los reyes, como lo hace Natán con David y Salomón 55 , y nada sin revelar su secreto a sus siervos los profetas" 86 . A Eze-
se crea un linaje de profetas de corte como Gad 56 , que defiende quiel le acontece que en diversas ocasiones se siente activo para
de parte de Dios el yavismo y la recta actuación 57 , y entre los que hablar al ritmo de la misión de Dios 87 y en otros momentos le
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toca padecer, es decir, recibir en pasividad la acción de Dios en con el universalismo, hace referencia también a la superioridad de
él, a quien le constituye en señal 88 ; así muestra que tanto en la Yavé sobre los demás dioses, sea que esta superioridad y univer-
actividad como en la pasividad el profeta es portador del mensaje salismo se manifieste centrado en Jerusalén (Amos, Isaías, Mi-
de Dios. queas), sea que se trate de una superioridad universal sin centra-
lismos vacíos (Malaquías, Jonás, Zacarías), ya que el Día de Yavé
A partir de esta experiencia de los profetas clásicos y en virtud no es necesariamente un día de triunfo para su pueblo. Si la
de las notas que en ellos se manifiestan es desde donde se deno- "elección" se menciona como término más frecuentemente referi-
minan también "profetas" otras figuras de Israel, como Abra- do al pueblo, el tema de la "vocación" se usa generalmente para
hán 89 , a quien Dios le manifiesta su plan como a un amigo 90 ; señalar a unos individuos cuya misión es la de llevar adelante los
Moisés, profeta son igual91, mediador de los oráculos de Dios 92 , valores religiosos del pueblo, teniendo incluso en cuenta su di-
pues habla en su nombre 93 ; sus hermanos Aarón, que habla en mensión étnica, pues en ella —aunque no por ella— se expande la
nombre de Dios y de Moisés94, y Miryam, que canta a Dios 95 , gloria de Yavé.
como también su paralelo Débora, un jefe de parte de Dios 96 ; el
sucesor de Moisés, Josué 97 , porque le habla el Señor, en él está su
Espíritu98 y actúa con su autoridad 99 ; e incluso Ana, en el um- Pero en el N.T. la situación varía profundamente al quedar
bral del N.T., a quien se le describe como profetisa con las tres constituido Cristo como el elegido y el llamado primordial desde su
características típicas del profetismo: la vida virtuosa, la alabanza encarnación 117 y encontrarse todos los hombres "llamados" a
a Dios y el testimonio, en su caso concreto dado sobre Jesús 10°; e participar en él (LG 13 cp GS 19). De aquí que la elección y la
igualmente Juan el Bautista101, descrito con rasgos de los anti- vocación, que en el A.T. tenían un carácter restrictivo, al llegar
guos profetas102 y con el mensaje del profeta de la liberación 1W. el N.T. se espiritualizan y unlversalizan al quedar cristificadas u s .
Pero entre todas las figuras resalta especialmente la del Siervo de Para las fuentes de la revelación neotestamentaria, Cristo es el
Yavé, que aparece como "elegido" 104, a semejanza de la antigua elegido119 y el llamado 120 y, porque él es la palabra de Dios 121 ,
concepción sacerdotal y real en cuanto representante del pueblo, los cristianos son "los llamados en Cristo Jesús" 122, los que han
constituido en un proceso de designación con sus propios testi- recibido la llamada de Dios en él y con él 123 , de cuya plenitud
gos 105; esta presentación se diferencia de la experiencia puramen- participan como don 124 . Esta llamada en Cristo es siempre caris-
te profética, que es carismática; sin embargo, junto a esta faceta mática, ya que él ha recibido en plenitud el Espíritu 125 para co-
se describe también en el Siervo el aspecto auténticamente profé- municarlo con su mensaje I26 y nunca está sometida a la institu-
tico, pues emerge como una persona mediadora de mensaje106; cionalización en esquemas de carne o apariencias ni dinastías,
así en él se unen las representaciones más típicas de Israel, la real pues, aunque tenga lugar en el Cuerpo de la Iglesia, está dinami-
y la profética, cuyos rasgos en un principio se encontraban uni- zada solamente por el Espíritu de Jesús 127. Y, recibida radical-
dos en los jefes carisitiáticos, como Moisés, y volverán a servir mente en el bautismo y vivida desde él como consagración radical
para presentar la figura de Jesús de Nazaret como rey107, incluso de todo el ser, se explícita en momentos más concretos de la exis-
en su propia intelección, como lo indican su predicación 108, las tencia a partir de la misma dinámica de la vida bautismal
parábolas del Reino109 y su confesión mesiánica110, y también (LG 40.44; cf et colectas de las dos misas de profesión y su escru-
como profeta'" en su comprensión 112, en la de sus coetáneos 113 y tinio litúrgico).
en la de la Iglesia primitiva. Desde él se realizará sobre todo el
pueblo la efusión del espíritu de profecía114, anunciada por
Joel " 5 en un tiempo en que la gran inspiración profética parecía La llamada como tal es un aspecto del plan salvífico de Dios.
apagarse por la corrupción de los falsos profetas y en el que se Este plan tiene, según san Pablo, una serie de etapas: presciencia,
añoraba ya a los "profetas de antaño" 116 . predestinación, vocación, justificación, glorificación 128. La voca-
ción o llamada de Dios es la que determina el paso entre el desig-
nio eterno de Dios y su realización en el tiempo, que depende no
La "elección" es, pues, en el A.T. un término que hace rela-
de las obras humanas, sino de la iniciativa divina l29, concedida
ción al universalismo, en cuanto entresaca a Israel de los pueblos
en Cristo Jesús desde toda la eternidad y patentizada en el tiempo
y con él a sus jefes. La elección del pueblo, al estar relacionada
38 39
por la manifestación de Jesús de Nazaret con su evangelio pro- mente, una dimensión trinitaria, pues su realización desde la con-
clamado en la Iglesia 13°. sagración bautismal tiene lugar "según la presciencia de Dios Pa-
dre, mediante la santificación del Espíritu, para la obediencia y la
La llamada de Dios en el N.T. tiene una proyección univer- aspersión de la sangre de Jesucristo" 162. Este texto petrino, que
sal m . Es una llamada a todos 132 y es escatológica 133; su fin últi- se refiere a la elección de los cristianos o del mismo apóstol 163 ,
mo es el Reino y la Gloria 134, la Vida eterna 135 y la eterna Heren- muestra a Dios Padre como el principio que dirige la elección, ya
cia 136 , el llegar a la región de la admirable Luz de Dios 137 , al que su presciencia164 no es sólo conocimiento previo, sino volun-
banquete del Cordero 138. Este es el resultado final de la llamada tad y plan salvífico, que se logra mediante la santificación opera-
de Dios, la realización de su plan salvífico; pero este resultado da por el Espíritu Santo desde el bautismo 165 y que se realiza en
final está bajo el signo de la elección de Dios, que coincide con su la obediencia a la palabra divina, al evangelio 166, apropiándose
llamada. La misma realidad, que, mirada desde el acto gratuito el cristiano el valor de la sangre de Cristo 167. Para Pedro, el con-
de Dios, se denomina elección, cuando se la considera bajo el junto del proceso de la elección cristiana comprende la primacía
aspecto de los hombres a quienes invita se denomina llamada. del Padre, la aspersión de la sangre del Hijo, la obediencia del
De aquí que Pedro escribe exhortando: "Poned el mayor empeño hombre y la santificación del Espíritu; se inicia con la presciencia
en afianzar vuestra vocación y vuestra elección" l39 . de Dios Padre, su concretización es la santificación operada por
el Espíritu, su causa permanente es la obediencia al evangelio y
Pero si el final de la vocación reviste unas notas escatológicas
su condición de posibilidad está en la recepción de los valores de
de glorificación 140, su realización concreta en el tiempo implica
la muerte de Cristo.
una llamada, que, al estar ordenada a Cristo por la fe en él 141 y
ser una llamada a las bodas cristianas 142 , a la participación en El constitutivo central de la llamada es, pues, la palabra de la
Jesús 143 y en su vida 144, se actualiza plenamente en la confesión Verdad, a la que se presta obediencia; es la palabra de Jesús, el
cristiana 145 , cuando el cristiano trata de parecerse a Cristo por la mismo Jesús como palabra de Dios 168 , ya que, por serlo, es pala-
asimilación de su vida. Esto implica inicialmente una llamada a la bra y mensaje con sus dichos y con sus gestos. Por eso Pablo,
conversión l46, pero en su sentido más pleno la vocación es una cuando habla de la llamada de Dios, la ve directamente especifi-
llamada de Dios Padre a proceder según él 147 , que es el que llama cada en el evangelio. Es el evangelio la llamada de Dios 169, el
y que es santo 148; esto define a la vocación como una llamada Evangelio con todo lo que significa de presentación de Cristo y
santa 149 , pues impulsa a la santidad 150 , a una perfección divi- de predicación de él, pues es ahí donde tiene lupar la presentación
na 151 , a proceder según las notas constitutivas de esa vocación gratuita que Dios hace de su Hijo 170 y desde donde se irradia la
santa 152; respondiendo a ella es como el hombre se constituye en gloria de Dios presente en Cristo m . Esto es lo que llama y lo que
"santo por vocación" 153. Pero la llamada fundamental de esta atrae. Si a Dios nadie le ha visto nunca 172 y él se hace presente
vocación de Dios, que se hace presente en Cristo y en su misión, en su Palabra 173, en la revelación que su Hijo Jesús hace de él 174 ,
es una invitación a ser conformes a la imagen del Hijo 154 , es una esta enseñanza de Dios en Cristo es la causa de la atracción, una
vocación de Dios en Cristo que llama a una configuración con atracción que tiene especialmente lugar desde el momento final
él155, el Modelo 156, y desde él mueve a trabajar por su causa 157, de la perfección de Cristo 175, seguido con todas sus consecuen-
participando en su misma obra y llegando al final a alcanzar el cias 176 y con todo lo que de enseñanza empeñativa y atractiva
galardón de su gloria158. Por la tensión de futuro que está presen- tiene ese gesto final de Cristo.
te en este proceso159, el hombre y su entorno entran en una diná-
mica de evolución, que se mueve en un esfuerzo por tender hasta Si esta llamada de Dios en Cristo 177 es una llamada general
lograr la plenitud de la edad perfecta de Cristo I6°, que así se para todos los hombres y unitaria, pues se actualiza en todos los
muestra como el primogénito de muchos hermanos 161 . cristianos 178, su fuerza, sin embargo, se revela de modo especial
en la capacidad que posee como llamada para engendrar al após-
La elección-vocación, presente como llamada de Jesús de Na- tol 179. Pablo hace notar que el mismo Dios, que en la creación
zaret, el hijo de Dios Padre, mantiene también, como toda la hizo brillar su luz, lo hace ahora de una forma nueva por medio
revelación cristiana, una referencia al Espíritu y, consiguiente- de su palabra presente en Cristo, que ilumina los corazones y
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opera una nueva creación, de modo que esta luz —el conocimien- antepone a David por encima de la dinastía de Saúl y de sus
to de la gloria de Dios, que se hace presente en Cristo por el propios hermanos, está por el reinado de Salomón, sin salir por el
evangelio—, reflejada en el interior del cristiano, le constituye en de Adonías. Este es un modo de mostrar que la elección depende
reflector, es decir, en misionero y en apóstol del evangelio 18°. Así no de una situación de legalidad o preferencia humana, sino de
fue la revelación que Dios Padre hizo de su Hijo en el interior de un acto gratuito de Dios y soberano, pues es dueño de dar a sus
Pablo y a la que Pablo atribuye el ser y el dinamismo de su voca- criaturas una orientación y destino diverso, de distinta gradación,
ción 181. En la segunda carta de Pedro se recuerda también que la para fines diferentes previstos por él l94 , teniendo en cuenta que la
vocación apostólica depende del gesto del Señor, que ha llamado aceptación del plan de Dios será siempre para la persona humana
a los apóstoles "con su propia virtud y gloria" 182, es decir, con la la mayor perfección a la que ella puede aspirar. Pero no sólo
manifestación de sus milagros 183 y con la gloria que se manifiesta respecto a las personas, también respecto a los pueblos sigue Dios
en su vida 184, la gloria patentizada en la Transfiguración con la esta dirección; es claro su amor preferencial por Israel 195 , sin que
invitación a la escucha de Jesús 185 e identificada con su pala- esto suponga un rechazo de los otros pueblos, sino una mayor
bra 186. La vocación de Dios es, pues, la llamada que él hace con cercanía de Dios a su pueblo 196 , ya que el mismo pueblo de Israel
la presentación de su Hijo en el evangelio. Ningún otro concepto está ordenado al Mesías197 y a los demás pueblos 198 y es una
de vocación hace plena justicia a las fuentes neotestamentarias y presencia del amor de Dios para toda la Humanidad 199 .
ninguna llamada vocacional se puede entender auténticamente
como tal, si no se puede identificar como una atracción del Dios Incluso el N.T. reconoce este modo de actuar de Dios y lo
invisible, ejercitada a través de Jesús, que se hace presente en la aplica además a la vocación de Jesús, quien no se constituyó a sí
predicación de su evangelio 187. Consiguientemente, el saberse lla- mismo como mediador, sino que su función misionera depende
mado por Dios implica y significa que el hombre ha experimenta- esencialmente de Aquel que llama y con su llamada confiere la
do esta atracción de Dios en Cristo para seguir su vida y su misión, como acontecía también en el caso de Aarón 20°. La elec-
misión. ción y su correspondiente llamada no dependen, pues, de una
decisión personal del hombre o de una actividad propia con la
que puede conseguir un puesto de misión, sino que depende del
amor de Dios; "no depende de las obras, sino del que llama" 201 , y
por eso es gracia 202 ; "por tanto, no se trata de querer o de correr,
b) La vocación como gracia sino de que Dios tenga misericordia" 203 .
No se funda, pues, la vocación y su correspondiente misión en
El que la llamada dependa de una elección, de una voluntad una propia pretensión o en una decisión voluntariosa del indivi-
de Dios, de la que depende también la presentación de Cristo duo, sino en la libre y gratuita revelación de Dios, en la manifes-
como don y su revelación, dan a toda vocación una nota de gra- tación de su plan salvífico, que posee un dinamismo generador de
tuidad, de gracia. Como la presentación de Cristo es gratuita por actividad misionera. Aquí está su raíz última. Esta es la bendición
parte de Dios 188 , y así todo el cristianismo es gracia 189 , también de Dios, que corresponde a la elección que él ha hecho de los
el grado de esta presentación hasta dinamizar una vocación espe- hombres en unión con Cristo. Cristo es el primer elegido y en él
cial con los diversos dones de Cristo 19° es gratuita, es una gracia, se transfieren las gracias de la elección a los demás elegidos de
que depende de la medida del don de la fe 191, de la medida de la Dios, que en Cristo quedan constituidos como elegidos204. La
gracia 192, que Dios concede con su presentación de Cristo 193 y que elección no procede, pues, de una estructura humana, sino de una
causa el grado y la intensidad de la fe. llamada de Dios, que él lanza en Cristo 205 , constituyéndole a la
vez en causa de salvación para todos los que entran en su misma
Ya en el A.T. se observa un hecho significativo: Dios elige con dinámica de respuesta a Dios 206 ; así los unidos a él forman un
frecuencia no tanto al heredero natural cuanto al de gracia; y así pueblo elegido y sacerdotal, cuyo fin es ser alabanza de Dios, que
bendice a Isaac más que a Eliezer o a Ismael, prefiere a Jacob se realiza por la proclamación con la vida de las gracias de Dios
más que a Esaú, pospone a Rubén, ensalzando a Judá y a José, recibidas en Cristo 207 .
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en la gracia, y Pablo se enorgullece de haber caminado así 231 .
Como gracia aparece en el evangelio la vocación concreta de Pablo sabe que quienes han aceptado la gracia están siempre bajo
los apóstoles 208 , entresacados de la multitud de seguidores209, ele- ella232, que no se encuentran bajo la opresión de una ley y de
gidos entre otros que Jesús no quiso compartieron su vida210 y unas órdenes, sino bajo el dinamismo de un espíritu y de una
privilegiados con la visión que muchos reyes y profetas quisieron llamada, que impulsa siempre a unas gracias mayores. Este "esta-
gozar y no lo alcanzaron 211 . También Pablo adscribe a una gracia do de gracia" 233 no es algo estático, sino dinámico; es la gracia de
la situación de su ser cristiano212 y de su ser apóstol 213 . El apos- Dios que constituye al apóstol y le impulsa a trabajar con su
tolado, para él, es una gracia recibida de Dios a través de Cris- dinamismo interior 234 . Y porque no sólo el estadio inicial como
to21'*. Si es verdad que la gracia ha aparecido a todos 215 , el dina- revelación de Dios es gracia, sino también la permanencia en ese
mismo de esta revelación de Dios constituye la elección en cuanto estado como respuesta del hombre, se suplica en oración la gracia
se responde a la llamada del evangelio216 y es una situación más de una respuesta positiva 235 , pues muchos son los llamados, pero
intensa de gracia y es ella la que dinamiza la actividad apostóli- pocos los escogidos236; muchos pueden haber recibido la gracia
ca 217 . La elección por parte de Dios es el origen de su plan revela- de la llamada, pero la respuesta, que constituye definitivamente el
dor como llamada, y el hombre queda constituido en elegido estado de elección, es también gracia y como tal la presenta el
cuando acepta la llamada de esa revelación como mensaje. Por hecho de exhortar a suplicar por ella a Dios.
eso Pablo fundamenta la llamada de Dios en su vida en un mo-
mento concreto de la eudokía divina, del beneplácito gracioso de Todo esto orienta a considerar la espiritualidad de la llamada
Dios sobre él, que se muestra precisamente en el acto de llamarle, desde su misma raíz como una espiritualidad de la gracia. El lla-
y reconoce Pablo que esta llamada está producida por la revela- mado vive su vocación como un don, como una gracia, como una
ción interior que Dios hace de Cristo en su corazón. Esta revela- llamada gratuita de Dios. Los que viven en la ley, escribe Pablo,
ción es la gracia de la llamada 218 , que depende de la medida de se han desgajado de la gracia 237 ; el vivir la vocación como una
Dios, de su diversa distribución de gracias 219 , que concretizan conquista o como el acoplamiento a unos meros principios de
para cada uno la gracia personal que es Cristo 220 como expresión actuación constringente es el no haber caído en la cuenta del
del plan salvífico de Dios 221 . Esta iluminación de Cristo presente amor de Dios presente en la llamada y de la perenne novedad de
en el evangelio222 y su aceptación en la fe es lo que constituye la esta comunicación amorosa y empeñativa de Dios. Esta gracia
gracia de la vocación, que, consiguientemente, está determinada de la llamada requiere, por tanto, una colaboración con su modo
por la gracia de la fe223. Es la fe, como aceptación de una revela-
de ser; la llamada como gracia dinamiza una espiritualidad voca-
ción de Dios presentada también en la fe, la razón última que
cíonal que hace vivir este aspecto de la gracia en todas sus mani-
determina la llamada de Dios a cada uno. Como Abrahán reci-
bió la vocación en la fe y por ella obedeció224, también Pablo se festaciones: en primer lugar, aceptando en su vida las predileccio-
siente como servidor de Dios y como apóstol de Cristo, como nes de Dios, viviendo su ser y su vocación como salido del amor
colaborador de Dios en el evangelio de Cristo 225 , en virtud de su de Dios y sintiéndose bajo el signo de la llamada como el barro
fe de elegido y del conocimiento de la verdad que se le ha mani- en manos del alfarero 238 , con exclusión de todo engreimiento, y
festado y le ha dinamizado para el apostolado y así le ha demos- aceptando la gracia peculiar de cada vocación; esta postura hace
trado como elegido de Dios 226 . Pablo siente que el hecho de ha- vivir todas las actuaciones vocacionales no como pretensión pro-
berle dinamizado Dios para el evangelio es un acto gratuito de la pia 239, sino en un ejercicio continuo de apertura ante Aquel que
"confianza" de Dios en él 227 ; el haberle confiado el evangelio, llama, y de agradecimiento, que es la respuesta a la gracia de la
concretamente el haber puesto en sus manos la evangelización de vocación. Toda esta postura es la respuesta del amor a Aquel que
los gentiles, el apostolado, es un don gratuitamente concedido 228 con el amor ha transmitido también su propio conocimiento y su
y como gracia de Dios considera Pablo el poder servir a la Iglesia misma misión, es decir, ha llamado 240 .
con el ministerio de la evangelización229.

Pero el haber sido llamado por gracia implica también una


llamada a permanecer en la gracia de la vocación230, a caminar
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c) Manifestaciones de la vocación él, como todos los elementos del universo mantienen una singula-
ridad propia ante la mirada de Dios, para quien no hay abstrac-
Esta gracia de la llamada, al estar fundada en la elección de tos, sino sólo realidades concretas: Dios llama incluso a las estre-
Dios, fijada antes de la creación del mundo 241 , implica también llas por su nombre 263 .
una inserción de la gracia de la vocación de algún modo en la El que la vocación esté insertada en la naturaleza no quiere
misma naturaleza, que está orientada en el plan de Dios a un fin decir, sin embargo, que dependa de ella, sino del que llama 264 ; la
concreto. La gracia de la vocación, al dirigirse a una persona vocación es eminentemente una experiencia de fe, de entrega per-
determinada, sale al encuentro de su naturaleza, la perfecciona e, sonal a Dios, pero que se realiza según la naturaleza peculiar de
insertándose en ella, hace que se exprese en todas sus manifesta- cada uno. Lo cual tampoco implica el que la llamada vaya en
ciones como una naturaleza en estado vocacional. línea recta con las disposiciones naturales; puede hacerlo, como
El que la llamada se dirija a una persona concreta indica la en el caso de Isaías, a quien su disponibilidad natural le capacita
interpersonalidad de la vocación. La llamada establece una rela- para una apertura inmediata y decidida a la misión265; pero Dios
ción interpersonal, que va del Dios que llama al hombre que reci- puede también llamar a un hombre a pesar de sus determinacio-
be la llamada; y esto según su naturaleza, según su modo peculiar nes naturales propias o en contra de ellas; aquí es donde aparece
de ser; es un hombre concreto el que es llamado por Dios. De más patente el aspecto de la fe oscura en la vocación. Así le acon-
aquí el interés de toda la tradición bíblica por el "nombre" del teció a Moisés266, a Jeremías 267 y a Jonás 268 . La concreta dificul-
llamado, desde la vocación de Abrahán 242 hasta la del último tad de Jeremías a la llamada procedía de su repugnancia natural
profeta —"la palabra de Yavé fue dirigida a Joel, el hijo de Pe- a tener que desempeñar un oficio para el que no se sentía con
tuel" 243 ; "la palabra de Yavé fue dirigida a Juan, hijo de Zaca- cualidades y en el que, consiguientemente, habría de ver su narci-
rías" 244— e incluso en la vocación del Siervo como representante sismo expuesto a continuas heridas. Pero la dificultad de Jonás es
de Israel: "desde las entrañas de mi madre recordó mi nom- aún más profunda: proviene de una repugnancia religiosa, de
bre" 245 ; "te he llamado por tu nombre" 246 . Los sinópticos tienen unos conceptos sobre el mundo sobrenatural, que le impiden la
interés en dar la lista completa de los llamados por Jesús 247 , indi- fidelidad actual a la llamada de Dios; Jonás conocía la misericor-
cando así que a cada uno le ha llamado personalmente el Señor, dia de Dios y consideraba el castigo como una justa retribución
con conocimiento de los rasgos personales de su individuali- por el pecado; desde ahí se resiste a admitir a un Dios que quiere
dad 248 : Pedro el rocoso, Mateo el publicano, los hijos del trueno, que se predique el castigo, pero que no lo ejecuta cuando se
Simón el zelota, etc. Si Juan insiste más en los rasgos generales de convierte el pecador, dejando así en suspenso la amenaza de la
toda vocación249 y, aun nombrando a varios de los Doce que el profeta se ha hecho portador y dejando aparentemente en
—Pedro, Andrés, Felipe, Tadeo, Tomás, Judas, los hijos de Ze- ridículo al mismo profeta en cuanto anunciador del futuro. Esta
bedeo, Natanael (¿Bar-Tolomé?)— y al grupo como tal 250 , nunca repugnancia —natural o religiosa— a la vocación es la que con
da su lista completa, sin embargo, los hace intervenir individual- frecuencia purifica la misma disposición del hombre ante la lla-
mente en el diálogo con Jesús 251 y no deja de presentar el carác- mada, haciéndola más pura y menos centrada en sí mismo, valo-
ter peculiar de cada uno de los llamados: la impetuosidad de Pe- rándola más como autotrascendencia que como autorrealización.
dro 252 , la franqueza de Tomás 253 , las características helénicas de
Andrés y Felipe254 que les hace aptos para la misión a los genti- Para señalar este aspecto sobrenatural de la vocación, esta
les 255 , la relación familiar del discípulo amado, primo de Jesús y novedad de la vocación con respectó a la mera orientación natu-
sobrino de su madre María, como hijo de Salomé 256 , mujer del ral, es para lo que la Biblia hace notar frecuentemente los cam-
Zebedeo257 y hermana de la madre de Jesús 258 , su amistad con bios de nombre: de Abram a Abrahán 269 , de Jacob a Israel 270 , de
Pedro 259 , su carisma peculiar respecto a los samaritanos 260 , etc., Oseas /salva/ a Josué /Yavé salva/271, de Simón a Pedro 272 ; es el
insistiendo además en que Jesús llama a sus ovejas por su nom- paso del nombre de la naturaleza al nombre de la vocación y de
bre 261 , que es donde se da la experiencia del reconocimiento 262 ; la misión 273 , aunque en los prototipos vocacionales del Antiguo y
así se indica que las personas tienen una significación única para del Nuevo Testamento —Moisés y Jesús— los mismos nombres
naturales señalan que su vocación está inserta en su mismo ser,
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que su ser tiene en toda su dimensión un sentido vocacional: plan de Dios, se denomina "vocación", pues ese efecto está pre-
"Moisés" es el "salvado" que se convierte en salvador274, según tendido por Dios con su providencia. Este es el caso de Bezalel,
la onomástica bíblica, y Jesús es nombrado antes de su concep- quien con sus habilidades naturales contribuye a un efecto reli-
ción con este nombre de "Yavé salva" 275 , "porque él había de gioso como es la construcción del santuario 286 , y éste es, sobre
salvar a su pueblo de sus pecados" 276 . todo, el caso de Ciro 287 , un conquistador extranjero, que es el
instrumento de Dios para salvar a su pueblo desterrado; este pue-
El que la misma naturaleza sea la base de la vocación se funda
blo se encuentra vencido y no es por su victoria, sino a través de
en que la naturaleza, según la concepción bíblica, es un don de
un vencedor extranjero por quien Dios habrá de salvar a su pue-
Dios a partir de su llamada a la existencia. Dios con su llamada
blo, manifestando así que la salvación en último término viene de
creadora concede el ser y llama también al hombre a un creci-
Dios y que no está necesariamente vinculada a la gloria terrena
miento armónico de esa misma naturaleza que le ha sido concedi-
del pueblo; ésta es la reflexión, avanzada y profunda, del Déute-
da. La naturaleza humana, fruto de la palabra creadora de
ro-Isaías.
Dios 277 , por este mismo hecho se convierte, además, en el primer
vehículo por el que llega al hombre esa palabra de Dios y por la Los rectos impulsos de la naturaleza se pueden considerar,
que se le manifiesta su voluntad sobre él; y a través de su natura- pues, como el primer elemento de la llamada vocacional; incluso
leza el hombre, como imagen de Dios, puede darle también una la misma llamada de la fe, al dirigirse a un hombre concreto, y
respuesta interpersonal278. En la vida de la naturaleza se hace como todo acto humano, sólo se experimenta a través de la pro-
patente la voz de Dios 279 , y por eso la naturaleza es la primera pia naturaleza y según el modo peculiar de ser y de sentir de cada
palabra de Dios para el hombre, la primera comunicación de su uno. Esta misma vocación de la fe no deja de ser una llamada
voluntad, su primera llamada y el primer lugar de discernimiento, creacional, como una nueva creación o una creación continuada
en el que se puede discernir y encontrar la propia vocación. De según el plan de Dios y siempre enraizada en la primera voca-
aquí que el redactor sacerdotal del Pentateuco hace notar, con su ción, la natural, de tal forma que quien escucha la llamada voca-
insistencia en la creación por la palabra, que cada ser tiene una cional de la fe la experimenta como una concretización del plan
naturaleza especial, una llamada propia, que depende de esa pala- de Dios, fijado desde su eternidad e iniciado con la creación de la
bra de Dios 280 ; y en esta misma dirección también el redactor propia naturaleza.
yavista había hecho desfilar todas las cosas ante el hombre, para
que éste las fuera nombrando, les diera su nombre propio, indica- La expresión a nivel bíblico de que la vocación está inserta en
dor de su naturaleza, señalando así la entrada de las cosas en la la misma naturaleza se hace señalando las vocaciones "desde el
esfera humana y su sentido a partir del hombre, es decir, su ho- seno materno": Sansón, que aparece como nazoreo, consagrado
minización, su ordenación vocacional al hombre. Porque la vo- abstemio porque su misma madre se abstiene de alcohol en toda
luntad de Dios con su llamada creacional es la que determina el su gestación288; Jeremías, que es conocido y elegido por Dios 289 ,
ser de cada cosa 281 y por ello la misma creación en las páginas santificado y preferido290, tomado y llamado 291 desde el seno ma-
bíblicas está considerada como vocación282, pues Dios "llama a terno 292 ; el Siervo, a quien Yavé llamó desde el seno, desde las
las cosas, que no son, para que sean" 283 y "todas se presentan entrañas de su madre recordó su nombre 293 ; Juan el Bautista, que
ante él" 284 , como servidores que responden a su reclamo. fue lleno del Espíritu Santo, del espíritu de profecía, desde el seno
de su madre, y no como los profetas del A.T., sólo desde un
Dentro del plan de Dios, tanto la elección como la vocación momento concreto de sus vidas, pues todavía en el seno materno
preceden, por así decir, a la misma creación. El hombre es elegido ya da testimonio de Jesús, indicando así que su misma naturaleza
por Dios para una vocación concreta antes de la creación285, que, es testigo de Jesús, de su luz294; el mismo Jesús de Nazaret, que
consiguientemente, se realiza según el plan de Dios y con las po- antes de su nacimiento aparece señalado con el nombre de su
tencialidades y capacidades que él concede para llevar adelante misión 295 , símbolo de su consagración 296 , ya que es concebido
ese su plan. Tan enraizada se encuentra la vocación en la natura- como santo, pues su misma peculiaridad de tener a Dios como
leza, que a veces el mismo desarrollo de cualidades naturales, Padre en su naturaleza humana es la realidad de la que se hace
cuando tienen un efecto religioso, al verse como expresión del portador 297 ; también Pablo reconoce que ha sido señalado para
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su misión desde el mismo momento de su concepción298; y, de puede considerar la educación: a Moisés su educación egipcia le
modo más general, el salmista expresa esta misma realidad cuan- dio capacidad de libertador 320 , y a Pablo, el fariseo321, celoso de
do canta: "A ti he sido dirigido desde el seno; desde las entrañas las tradiciones patrias 322 , su aprendizaje a los pies de Gama-
de mi madre tú eres mi Dios" 299 . liel323, el fariseo doctor de la ley y honrado por todo el pueblo 324 ,
le habilitó para el empleo cristiano de la argumentación rabí-
La inserción de una vocación de fe en la naturaleza y según la nica325.
naturaleza concreta se ejemplifica en las páginas bíblicas en aque-
llos casos en los que un mismo oficio natural sirve para expresar La vocación de la fe, inserta en la misma naturaleza, como
el sentido de la vocación sobrenatural; así, por ejemplo, David, llamada de Dios planeada antes de la creación, hace que la perso-
que, siendo por naturaleza pastor 300 , tiene por vocación la misión na se realice en todo su conjunto, pues es una llamada interperso-
de pastorear al pueblo de Dios 301 . Moisés, con sus cualidades de nal, que tiende al desarrollo integral de la persona más que al
agresividad colérica, expresadas en la muerte del egipcio302, es desarrollo de unas cualidades meramente naturales. Por eso la
apto para ser jefe y poder reaccionar fuertemente contra cual- persona se realiza por la fe de un modo integral en su misma
quier género de idolatría 303 . Oseas, ávido de amor, con sus cuali- naturaleza humana 326 , aunque en ocasiones tenga que renunciar
dades personales de delicadeza, es la persona ideal para predicar a valores típicamente naturales. El celibato impuesto a Jeremías
el amor de Dios a su pueblo con características de alianza; y este le desarrolla como profeta 327 , y el matrimonio virginal de María
tema invadirá luego tras él toda la predicación profética hasta el la hace brillar como Madre de Dios 328 . La fe da una nueva di-
N.T. En Ezequiel la palabra de Dios y su mensaje es tan fuerte, mensión a la naturaleza, es la marca de la vocación auténtica, del
que se somatiza en gestos propios de una personalidad sensible y elemento sobrenatural de la vocación, que no se discierne propia-
esta misma sensibilidad le ayuda al profeta a presentar con deta- mente por un conjunto de fenómenos sensibles, preternaturales,
lles dramáticos la situación de su pueblo 304 ; incluso la situación sino que su esencia más íntima está radicada en la palabra de
de debilidad corporal del profeta305 o su misma situación fami- Dios, escuchada en la creación y en una postura de fe, a la que se
liar306 le sirven a Ezequiel como un catalizador profético de su responde de modo personal. Este es el milagro de la vocación y
mensaje, pero no simplemente como un gesto didáctico, sino su maravilla, no propiamente una actuación por muy maravillosa
como la presencia ya incoada en el mismo profeta de la acción que sea 329 , sino el sentido interno de esa actuación, la irrupción
futura de Dios en su pueblo: "El mismo es una señal para la casa del reino de Dios en ella por la soberanía que ejerce Dios en el
de Israel" 307 . A este mismo género pertenecen también las accio- hombre de fe, que así se muestra como realidad y signo de la
nes simbólicas de los otros profetas, como Ajías de Silo 308 , con presencia de Dios en medio de su pueblo 330 .
frecuencia Jeremías 309 e Isaías310, pues él mismo y sus hijos son
"señales prodigiosas" 311 . También Jesús entra en los instintos hu- Esta realidad de la vocación de Dios, sentida desde la misma
manos, saliendo a su encuentro, y los transforma; aprovecha las naturaleza, ha de llevar al hombre a un esfuerzo por el conoci-
capacidades humanas de quienes llama y las orienta en una nueva miento propio en su máxima profundidad, para lograr discernir
dirección; la naturaleza de los llamados se orienta en la dirección sus propias capacidades y, al mismo tiempo, ha de conducirle a
de la fe, y así a quienes son pescadores por naturaleza los convier- una aceptación de sí mismo y de Dios, quien se le hará presente a
te en pescadores de hombres por su misión312; el liderazgo natu- través de su propia realidad 331 con una llamada al crecimiento
ral de Pedro, que se muestra en sus múltiples iniciativas313, lo propio 332 , a la propia madurez. A ella tiende la primera vocación
emplea Jesús convirtiéndole en roca y en pastor vicario de su del hombre, la primera llamada de Dios para él y la primera
grey314 y estas cualidades las ejercita Pedro en su misión315. Para comunicación de su voluntad. Escuchando esta voz de Dios en la
Pablo su conversión señala un giro distinto y una nueva dirección naturaleza, el hombre le podrá responder, agradeciendo su don
de signo diverso a su misma potencialidad humana 316 . La elo- con la alabanza y el servicio, poniendo todas sus fuerzas al servi-
cuencia natural de Apolo 317 es lo que posibilita en él el vigor de cio del único Dios, su Creador y Salvador 333 . Y será la fe la que
la predicación318, que "con el auxilio de la gracia fue de gran habrá posibilitado la escucha más profunda de Dios en la natura-
provecho a los que habían creído" 319 . De este mismo modo se leza humana.

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La llamada de Dios puede llegar al hombre de diversos mo-
dos. Si la elección de Dios procede de la eternidad, su llamada se
concreta en el tiempo, en un momento determinado de la vida, en ciones externas, pues es una intuición, que desde Dios transforma
el momento en que Dios hace llegar al hombre su voluntad salví- íntimamente a la persona y la orienta en una nueva dirección.
fica por la naturaleza y por la revelación de Cristo 334 . Este es el
Esta llamada o irrupción de Dios en la vida está constituida
momento de la vocación, el momento en el que Dios habla al
por una experiencia de sobrenaturalidad, que en el lenguaje pro-
hombre como a su propio interlocutor335 y en el que le hace pre- fético se expresa como un ser cogido por el Señor349 o como un
sente su llamada. Dios está siempre llamando, tanto en la natura- posarse de su mano 350 y de su Espíritu 351 o de ambas realidades
leza como en la presentación de sí mismo, que hace de modo similares352 sobre el hombre. Esta experiencia puede ir acompa-
definitivo en Cristo; por eso Pablo define a Dios como "el que ñada de fenómenos sensibles e incluso ser producida en medio de
llama" 336 . Pero el hombre no siempre se encuentra con capacidad ellos 353 , pero su esencia más íntima no está constituida por ellos;
para la captación de esas ondas divinas; es algo a lo que se tiene usando de nuevo las expresiones bíblicas, lo importante no es "la
que acostumbrar, como le acontecía al joven Samuel337. Y esta visión", el fenómeno sensible, sino "la palabra", el mensaje, la
irrupción de Dios en la vida del hombre "de repente", como le experiencia de la comunicación de la voluntad de Dios; por eso la
sucede a Saulo 338 , da a la vocación su aspecto de algo continua- traducción griega de los LXX emplea la designación de "profeta"
mente inesperado, porque es inmerecido y se trata de una gracia. para "el llamado" (n b y ') y rara vez para "el visionario" (r 'h -
Pablo quedó estremecido ante esta gracia, ofuscado por la luz de h z h), aunque en una época más primitiva se evocara en el profe-
Dios 339 como símbolo de una iluminación que le viene de fuera, ta el aspecto contemplativo de lo maravilloso354 y así se habla de
le invade en su ser y le coloca a merced de la gracia. Igualmente a "el vidente", como Balaam 355 . Esto se observa en la misma voca-
Ezequiel la palabra inicial de Dios le dejó como aturdido durante ción de Moisés: mientras las tradiciones más antiguas, las llama-
siete días 340 . das yavista356 y elohísta357, mantienen un fenómeno visionario de
Dios (J) o de su ángel (E), que hablan desde la zarza ardiendo, la
Esta gracia inesperada de la vocación puede manifestarse al tradición sacerdotal (P), la más reciente, se centra sólo en el fenó-
hombre de formas muy diversas y no necesita condicionamientos meno locucional, el más importante y decisivo358. Experiencias
externos especiales para su expresión, pues la palabra de Dios es sensibles de visión se constatan también en la vocación de
"un espíritu sutil que todo lo atraviesa y penetra todo en virtud Isaías 359 , como en su paralelo primitivo, Miqueas ben-Yimlá 36°, y
de su pureza" 341 y así puede llegar al hombre en cualquiera de también en la vocación de Ezequiel361 y de Zacarías 362 , figura pró-
sus actividades. A Abrahán se le apareció Yavé junto a la encina xima por sus mensajes apocalípticos al escritor Daniel 363 , que des-
de Mambré, estando sentado a la puerta de su tienda en lo más cribe un "Dios en el cielo que revela misterios" 364 . Pero siempre
caluroso del día 342 ; Gedeón majaba trigo en el lagar, cuando el la palabra de Dios es lo primario, de tal forma que no se entiende
ángel del Señor se le apareció 343 ; Moisés estaba pastoreando sus un profeta sin esta comunicación de la palabra de Dios y sí con
ovejas, cuando se encontró con el fenómeno de la presencia de ausencia de visiones; Jeremías, por ejemplo, es un caso típico, en
el que se da una manifestación de la voluntad de Dios 365 y se
Dios en la zarza 344 ; y Amos cultivaba los sicómoros y andaba
muestra, sin embargo, carente de visiones extraordinarias; le bas-
tras el rebaño, cuando Yavé le sorprendió con su voz: "Ve y pro-
ta una circunstancia trivial, la vista de una rama de almendro 366 ,
fetiza a mi pueblo Israel" 345 . También los hijos de Zebedeo "es-
o de dos cestas de higos 367 , o la visita al alfarero 368 , para sentirse
taban en la barca con su padre, arreglando sus redes, cuando
despertado a la escucha del mensaje de Dios; él, sobre todo, pole-
Jesús les llamó" 346 ; Saulo iba de camino, respirando todavía miza contra los profetas de sueños, tan distintos a los profetas de
amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, cuando la luz la palabra 369 . También el comienzo de la vocación de Juan el
de Jesús le envolvió y su palabra le transformó 347 ; y la misma Bautista está solamente señalado por una "palabra de Dios diri-
María Magdalena es el símbolo de quien puede sentir la llamada gida a él en el desierto" 370 . Y en el comienzo de la vocación de
personal de Jesús resucitado en cualquier situación de su vida en Jesús es también la palabra lo esencial; es ella el elemento que
la búsqueda de la fe348. La vocación no está condicionada a situa- explícita el contenido de su vocación: si Marcos le pone a Jesús
viendo la apertura del cielo371 y Mateo se concentra en la con-
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templación del Espíritu por parte de Jesús 372 , Lucas suprime el ma; así él también participa de la llamada original, que tiende a
elemento de visión, constatando sólo el fenómeno e insistiendo, perpetuarse por voluntad divina en cuanto que el Señor quiere la
como los otros sinópticos, en la voz declaratoria de la misión de permanencia de tal comunidad. Este es el caso de quienes sienten
Jesús 373 ; el cuarto evangelista coloca el relato del bautismo de la llamada a través de grupos carismáticos en la Iglesia y a través
Jesús en otra dirección teológica al fijarse en Juan sólo como de la esencia misma de la Iglesia como comunidad de llamados;
testigo de Jesús a partir de su contemplación374. Y si Pablo reco- se trataría, pues, de la atracción de una institución, que conserva
noce en el comienzo de su llamada la experiencia de una visión, los rasgos de una llamada original y que ella misma se constituye
se trata ya de una visión sin figura, simplemente es la Luz cega- en llamada; quien la acepta libremente participa a través de ella
dora, y también él se concentra en el mensaje inicial recibido del de la llamada original del Señor. En el A.T. encontramos en esta
Señor 375 , aunque no dejará a lo largo de su vida de hacer alusión dirección el fenómeno de las comunidades proféticas primiti-
a su visión del Resucitado por la importancia apologética que vas 387 y también de las escuelas proféticas, que en línea con el
esta visión representaba para él 376 . mensaje original y con el iniciador carismático de la escuela parti-
Junto a esta experiencia interna y personalista de la palabra cipan de su carisma y lo evolucionan; así, por ejemplo, la escuela
de Dios, su llamada llega, además, al hombre de otros modos, del profeta Isaías388 con su texto original 389 y sus adiciones 39°,
los más diversos. Una reacción de tipo carismático en medio de la que dinamiza también al Déutero-Isaías 391 con la inclusión de los
comunidad puede ser expresión de la llamada de Dios, como ocu- Cantos del Siervo392 y la colección heterogénea del Trito-Isaías 393 ;
rre en el caso neotestamentario de la profecía, que señala al can- la escuela de Jeremías con su discípulo Baruc 394 y su recuerdo,
didato 377 y explícita su modo concreto de actuación378. De este que se graba en las Lamentaciones y en su Carta 395 , y la escuela
modo fueron llamados y enviados a la misión de la diáspora Pa- de Zacarías en su doble tradición 396 , dentro de la que se insertan
blo y Bernabé379. Y la gracia inicial de la llamada, el carisma que adiciones proféticas posteriores como parte del mismo carisma
viene de Dios, aunque a través de medios humanos, se hace per- profético del iniciador de estas tradiciones 397 . Y por el ingreso
manente en el llamado a lo largo de toda su misión, constituyen- carismático en una tal comunidad es por lo que la gente se pre-
do lo que en lenguaje posterior se denominó la gracia de estado 38°. guntaba sobre Saúl: "¿También Saúl anda entre los profetas?" 398
En el N.T. éste es el caso de Matías, que posee las cualidades
Esta participación de la comunidad en el hecho de la llamada apostólicas necesarias y tiene sintonía con el grupo apostólico y
se observa también en la misma vocación inicial de Pablo, que, es llamado a formar parte de él, observando la voluntad de Jesús,
aunque no procede de hombres ni por hombres le ha sido trans- que ha llamado a "Doce" 399 y quiere que permanezcan en este
mitida 381, sin embargo, somete su misión al juicio de la Iglesia382 y mismo número en el momento de la bajada del Espíritu como
el mismo Lucas reconoce en sus dos primeras narraciones de la símbolo del Nuevo Israel ante la promesa del Padre 400 ; así Matías
vocación de Pablo, dirigidas a cristianos y judíos, respectivamen- se puede considerar como llamado por Jesús, pues su ingreso en
te, que en el primer momento de su conversión no le fue explicita- la comunidad apostólica responde a la voluntad de Jesús de que
da a Pablo plenamente su vocación, sino que el Señor puso a ese grupo permanezca tal como él lo ha fundado.
Ananías, "discípulo" 383 y "hombre piadoso según la Ley, bien
acreditado por todos los judíos que habitaban allí" 384 , como in- La "investidura" es otro modo del acceso de la llamada voca-
termediario de su llamada a Pablo 385 , aunque en la tercera narra- cional de Dios al hombre. Con esta expresión se denomina el
ción, dirigida al mestizo Agripa, no hace mención de Ananías por traspaso de unos poderes y de una misión, recibida originalmente
brevedad y por la poca importancia que tendría para el rey, expli- de Dios, y que en no pocas ocasiones se realiza acompañado del
citando así a Jesús más claramente como el responsable último de gesto litúrgico de la imposición de las manos. Es el modo como
la actividad de Pablo 386 . Más eminente es aún la importancia de los levitas reciben la comunicación de la voluntad de Dios 401 y
la comunidad en los casos en los que la vocación se conforma por como queda constituido el presbiterio o senado de Israel402 y sus
el ingreso en una comunidad, que ha sido la originalmente llama- jueces 403 ; así también Moisés transmite a Josué parte de su mi-
da; ella es una comunidad de "llamados" y el hombre se siente sión 404 , aquella que se había de prolongar 405 , y "Josué queda lle-
movido a pertenecer a esa comunidad por una identidad de caris- no del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las
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manos y le obedecen los israelitas cumpliendo la orden que había grandes apartados 432 . Primero, por obra de un predicador; es el
dado Moisés" 406 ; por eso las guerras de Josué son desde ese mo- caso de los dos primeros discípulos, Andrés y su compañero,
mento "las guerras del Señor" 407 . La misión de Elias408 aparece que siguen a Jesús entusiasmados por la predicación que Juan el
cumplida por su sucesor Elíseo409, a quien le concede la investi- Bautista hace de él como Cordero de Dios, ya que un título seme-
dura, cubriéndole con el manto de pieles profético410, y le hace jante posee por sus diversas conexiones capacidad para hacer sur-
partícipe de su misión junto con su espíritu"11 al permitirle reci- gir en ellos la ilusión por Jesús. En segundo lugar, por la acción
bir la doble porción propia de la primogenitura 412 con el alcance de unos hermanos, compañeros o amigos, que llevan a Jesús; es
de su manto 413 . También Jesús transfiere a Pedro su oficio de el caso de Pedro, a quien su hermano Andrés, entusiasmado ya
Pastor 414 y a todos los apóstoles les hace partícipes de su misma con el Señor, le lleva a él; y éste es también el caso de Natanael,
misión415. Pablo, junto con Bernabé, reciben una participación en dirigido a Jesús por Felipe con una expresión similar a la que
la misión de la Iglesia de Antioquía 416 y a través de la acción Andrés había usado para ilusionar a Pedro y que indica su cono-
carismática417 y litúrgica418 de la Iglesia se sienten "enviados por cimiento y su aprecio por Jesús: "Hemos encontrado al Mesías;
el Espíritu Santo" 419 ; y Pablo transmite también a Timoteo parte hemos encontrado a Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley
de su cometido por la imposición de las manos 420 y lo hace trans- y los Profetas, a Jesús, el hijo de José, el de Nazaret". Por fin, la
misible por él 421 y así le envía como auxiliar suyo a Tesalónica422, acción directa del mismo Jesús es causa de vocación: él llama
a Corinto 423 , a Filipos42" y a Macedonia425; los mismos diáconos directamente a Felipe. Los sinópticos harán alusión también a
son elegidos por la comunidad y ordenados por los apóstoles la llamada directa de Jesús a los otros apóstoles: Pedro 433 y An-
para ejercer aquella función eclesial propia del apostolado, pero a drés 434 , Santiago y Juan 435 , Mateo 436 , los Doce 437 , para hacer
la que los apóstoles no pueden debidamente atender por verse resaltar que es él quien los ha elegido438 y que ellos han respondi-
implicados en otros ministerios más primarios 426 . do 439 ; pero esta llamada y respuesta personal ha sido preparada
por otros vehículos, por los que ha comenzado a llegar y a hacerse
La consagración a Dios puede originarse también a través de presente y son los que recuerda Juan.
otra persona, que de algún modo tiene cierto poder sobre aquel
que es consagrado. Este es el caso de Samuel, a quien su madre le Pueden ocurrir situaciones en las que no sea fácil discernir
ofrece a Dios en el santuario con dedicación de nazareno 427 ; Sa- con claridad esta llamada y la propia vocación; en estas circuns-
muel es el "escuchado de Dios", aquel a quien Dios ha querido y tancias, la Sagrada Escritura reconoce también, además de los
lo ha querido para sí, aceptando el ofrecimiento de su madre; métodos personales —racionales o sensitivos— de reflexión o de
pero también el mismo Samuel habrá de hacer suyo este ofreci- consolaciones y desolaciones, otros métodos más mecánicos o no
miento y vivirlo fielmente, reconociendo con el salmista que ha tan directamente conscientes. Uno de estos métodos mecánicos es
sido consagrado a Dios desde el seno materno 428 . Dios se vale, el de las suertes, pues ellas no quedan directamente bajo el con-
sin duda, de estas determinaciones familiares para hacer llegar al trol humano y siempre están bajo la providencia de Dios; cuando
hombre su palabra, pero quiere siempre que sea libremente acep- los motivos no llegan a inducir al hombre en una determinada
tada y vivida personalmente en estado de consagración, después dirección, puede apelar a las suertes, como aconteció en la elec-
de reconocer todas sus implicaciones. De aquí que el mismo Pa- ción de Matías para el apostolado 440 . Según la tradición del san-
blo exhorté a Timoteo, que ha sido formado en la fe desde su tuario de Mispá 441 , en el que se reunía el antiguo Israel 442 , es ésta
infancia en el seno mismo de su familia, a que persevere en ella429 la forma también en la que Saúl fue designado rey443, a diferencia
y a que no descuide la gracia de su vocación430, sino que la reavi- de la otra tradición, la de la unción 444 . El método de las suertes
ve 431 , pues su ejercicio está ligado a la propia voluntad, que per- era frecuentemente usado en Israel 445 como modo de recibir la
manece siempre libre. respuesta de Dios a la consulta que se le hacía 446 y como método
para juzgar a los israelitas según el oráculo divino del Urim y
El evangelio de Juan, al presentar sintéticamente en el capítu- Tummim, dados propios del sumo sacerdote como juez definitivo
lo primero su idea evangélica de vocación, resume también de del pueblo de Dios 447 . Y cuando se acepta este método es conve-
alguna forma los diversos modos de llamada, reduciéndolos a tres niente atenerse a él.

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Otro modo por el que se expresa la voluntad de Dios es el de toda carne y profetizarán vuestros hijos; vuestros jóvenes verán
los sueños. Tampoco ellos están directamente bajo el control hu- visiones y vuestros ancianos soñarán sueños; y yo sobre mis sier-
mano y han sido vistos con frecuencia en la tradición religiosa, vos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu" 469 . Es el espíritu
sobre todo en cuanto momentos crepusculares de elación de con- de profecía, el espíritu de la ilusión y del ensueño esperanzado,
ciencia, como situaciones privilegiadas en las que Dios se puede que se derrama sobre todo el pueblo de Dios para que le ayude
comunicar al hombre, pues también la misma noche ha sido con- en el conocimiento de su voluntad y de su plan salvífico a lo largo
siderada como el tiempo propicio para el silencio, capaz de abrir de todo el camino de la salvación470. Y su experiencia pertenece a
al hombre a la palabra misteriosa del Señor. Ciertamente, a nivel una sensibilidad muy fina en la vida espiritual.
meramente humano los sueños son el camino real para el subcons-
ciente y así manifiestan la naturaleza íntima de la persona; sa- Los momentos en los que la llamada de Dios puede llegar al
biéndolos interpretar, pueden ser un vehículo para el conocimien- hombre pueden ser muy variados. Si es verdad que el hombre es
to profundo del yo y de las disposiciones más profundas de la segregado para una vocación desde el seno, la llamada de Dios,
propia naturaleza y de la propia inclinación, contribuyendo así ciertamente, se asoma a él en un momento concreto de su vida 471
también a iluminar el discernimiento vocacional. Pero es sobre o, al menos, gradualmente se la va clarificando, hasta que la pue-
todo como lugar de expresión de la voluntad de Dios como se da recibir como tal llamada vocacional.
mencionan los sueños en los diversos pasajes bíblicos; así, por Los ejemplos bíblicos de vocación señalan esta variedad de
ejemplo, en la vocación de José, el esposo de María 448 , y en el momentos, en los que Dios se ha acercado al hombre con su
ulterior ejercicio de su misión 449 . En el A.T. los sueños se usan llamada. Es en el sueño o en la incubación o postración cúltica
como expresión de un Dios que instruye más allá de las capacida- donde Samuel escucha la voz de Dios, que le despierta a una vida
des humanas, como lo muestran las narraciones sobre Abra- nueva 472 ; el sueño es también la característica y el momento de
hán 450 , Jacob 451 , José 452 y Gedeón 453 y se universaliza su prácti- ciertas revelaciones proféticas, aunque la visión directa supera
ca al presentarla en la vida de la figura universal de Job 4 5 4 y este tipo de comunicación; por eso dice Dios: "Si hay entre vos-
sobre todo en el mismo Adán 455 . En el N.T. los sueños —y su otros un profeta, en visión me revelo a él y hablo con él en sue-
paralelo en visiones456— aparecen sobre todo como momentos de ños; no así con mi siervo Moisés, que es de toda confianza en mi
la comunicación de Dios para el ejercicio de la misión: la vuelta casa y boca a boca hablo con él, no en enigmas, pues contempla
de los magos a su tierra 457 , la necesidad de Saulo de encontrarse la imagen de Yavé" 473 . Es en el momento del compromiso por su
con Ananías 458 , la apertura paralela de Cornelio y Pedro a la pueblo, cuando huía de quienes le podían perseguir por defender
gracia universal de Cristo 459 , el ministerio de Pablo en Macedo- a los suyos, cuando Moisés tuvo la visión del Señor 474 , aunque el
nia como expresión concreta de la vocación 460 , la perseverancia evangelio recordará que no es Moisés el verdadero vidente de
de Pablo en su ministerio de Corinto 461 , su fidelidad para dar Dios, sino Jesús 475 . También la vida ordinaria es momento de un
testimonio del Señor incluso en Roma 462 y el ánimo que ha de inicio vocacional: Saúl es designado mientras buscaba las ovejas
dar a sus compañeros de viaje463. El recurso a los sueños, como perdidas de su padre 476 ; a David se le preferirá "mientras estaba
medio ordinario de conocimiento de la voluntad de Dios, aunque guardando el rebaño" 477 ; Eliseo es llamado mientras se encuentra
aparece en ocasiones en la práctica profética464, es condenado arando 478 ; Oseas, obediente a Yavé en su matrimonio 479 , descu-
con frecuencia por los mismos profetas y legisladores de Israel465 bre en su vivencia matrimonial lo que significa el drama de la
por su peligro de subjetivismo y de influencia de fuerzas naturales infidelidad y se siente impulsado a predicar la llamada a la con-
subconscientes, que no son divinas. Ben Sira adopta esta misma versión; Amos, junto a sus sicómoros y ovejas, "viendo a un
actitud crítica respecto a una práctica posiblemente generalizada hombre que estaba junto a una pared con una plomada en la
y no bien fundamentada 466 , pero no deja de reconocer la posibili- mano" 480 , se siente movido a predicar la exactitud del juicio divi-
dad de sueños auténticamente divinos 467 . A esta realidad se refie- no; Joel en la invasión de unas langostas descifra la llamada de
re Joel cuando la vislumbra para los tiempos mesiánicos como Dios para una conversión que evite el castigo 481 . Por otra parte,
un efecto de la plenitud del Espíritu derramado 468 y que Pedro la la vivencia del culto fue el momento privilegiado, que despertó en
reconoce actual en Pentecostés: "Derramaré mi Espíritu sobre Isaías el comienzo de su vocación profética482, y también para

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Ezequiel, el sacerdote 483 , sus notas revisten una importancia sin-
gular: aunque el Señor se le aparece en la vida, mientras se en- datación. Aunque en ocasiones también otras comunicaciones de
cuentra "entre los deportados, a orillas del río, junto al gran ca- Dios aparecen datadas, para indicar la circunstancia que da el
nal, en oración" 484 , el fenómeno cósmico de naturaleza, que le contexto de esa comunicación y que, consiguientemente, explica
abre a Dios incluso en una tierra de destierro, está teñido con los el sentido del mensaje profético 50°, sin embargo, es la llamada
colores de la gloria de Dios, como en el éxodo y en el templo, aun inicial la que más cuidadosamente se data 501 , y esto se hace inclu-
encontrándose lejos de Jerusalén; es el culto glorioso de Dios, el so en ocasiones en las que otros mensajes de Dios no aparecen
que siempre y en todas partes le rodea, el que en la sensibilidad datados 502 , para hacer resaltar el valor que se atribuye a esta
litúrgica de Ezequiel, al conmemorarlo, le hace revivir con fuerza primera y clara intervención de Dios en la vida del profeta, resu-
la presencia de Ya vé y su llamada a la acción profética. En el men de toda la subsiguiente actividad profética503. En ella se in-
N.T. la vocación de Jesús se expresa en un momento de experien- siste como si se tratara de la fecha de un documento que se trata
cia religiosa privilegiada, como es la ocasión de su bautismo 485 ; de grabar 504 , pero esto no se constata con un mero sentido bio-
después de su oración, sin que se mencione ninguna otra circuns- gráfico, pues no existe en la obra profética, sino como el recuerdo
tancia externa especial, instituyó Jesús también a los apóstoles y de la historicidad salvífica de la llamada, el recuerdo de una en-
discípulos486. Pedro y Andrés, Santiago y Juan son llamados de trada salvífica de Dios en el profeta y con él en su pueblo. La
en medio de la vida 487 , aunque han formado ya parte de la escue- presencia de Dios en el profeta, a quien mueve, y que no depende
la de Jesús 488 ; en un momento de generosidad siente una llamada de la acción o reacción del pueblo, es una prueba de la presencia
ulterior el joven rico489, y encontrándose en una situación irregu- de Dios en medio de ese su pueblo 505 . Esta presencia de Dios se
lar es cuando el Señor llama a Mateo 490 y a Pablo 491 . Por fin, sin actualiza en un momento histórico determinado, al que está refe-
insistencia en momento alguno determinado, aparece la vocación rida, ya que la llamada de Dios nunca es abstracta, sino que tiene
de Felipe 492 y de otro a quien el Señor invitó a su seguimiento493. todo su sentido a partir del momento específico en el que se diri-
Cualquier momento, pues, es susceptible de ser el momento opor- ge al hombre: los jueces, por ejemplo, aparecen siempre en un
tuno para la llamada de Dios. momento de crisis del pueblo como instrumentos del juicio salví-
fico de Dios. La historicidad de la llamada es, pues, la que se
En el A.T. aparecen también ejemplos de vocación inicial sin patentiza en los profetas cuando datan el oráculo de su vocación,
concretarse momento alguno. Es el caso de Jeremías 494 y de señalando así el momento en que comienzan a intervenir en la
Elias 495 , aunque el documento sobre este último quizá refiriera historia salvífica: Isaías, por ejemplo, que no da una fecha con-
los antecedentes del profeta, sobre todo su vocación; Elias recibe, creta, data, sin embargo, su carrera profética a partir de una si-
además, una misión adicional de Dios mientras se encuentra tuación definida, "en el año en que murió el rey Ozías" 506 , es
comprometido con él y perseguido por su causa, como Moisés, en decir, en el 741/40, una hora crítica para Palestina, pues los asi-
el monte Horeb 496 . Pero, sobre todo, tratándose de Abrahán es rios, bajo Teglatfalasar III, habían comenzado sus marchas hacia
donde la Biblia silencia las circunstancias concretas del inicio de Occidente, y es en este preciso momento cuando exhorta el profe-
su vocación497; la vocación de Abrahán carece de momento cate- ta al rey y al pueblo con la promesa de una felicidad conectada a
gorial concreto, pues su vocación está indisolublemente unida a la fidelidad507. Por eso también las circunstancias históricas de
la vocación del pueblo; su vocación es la vocación del pueblo; cada profeta son importantes para comprender su mensaje, pues
esto es lo que recuerdan los profetas 498 y lo conmemora el A.T. para ese preciso momento ha sido inicialmente dirigida la palabra
cuando sus intercesiones a Dios por el pueblo las hace preceder del Señor508. Si en la vocación de Abrahán no aparece fecha algu-
del recuerdo de su padre Abrahán 499 . na es, de nuevo, porque ella señala el comienzo de todas las fe-
chas salvíficas, el comienzo de la Historia del Pueblo como Histo-
Si es verdad que la llamada de Dios puede llegar en cualquier ria de la Salvación.
momento de la vida, sin embargo, los relatos bíblicos han tenido
especial cuidado en señalar con frecuencia el momento inicial de Los profetas recuerdan con cuidado el primer momento de su
la vocación por su importancia como elemento generativo de vocación, porque en él encuentran la garantía de su misión; es la
toda una vida vocacional. Y esto lo han hecho con el detalle de la experiencia de un Dios que ha cambiado su vida. El profeta co-
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noce su experiencia; de ella no puede dudar y sabe lo que dice y
habla de lo que sabe. Esta experiencia inicial de la llamada es la dad, significada en su trascendencia. Cuando Dios se aparece en
que le da ánimo en todo el ejercicio de su misión, que depende el fuego, como a Abrahán 518 , a Moisés 519 , a Gedeón 520 , a los
radicalmente de aquel primer momento en que se encontró con el padres de Sansón 521 o a Ezequiel522, indica con ello su irrepresen-
Dios que le llamaba para una misión509. De aquí todo el valor del tabilidad 523 y su trascendencia, señalada también en aquellos ges-
recuerdo de la primera llamada, el rememorar aquel don, aquella tos de apartamiento, que los impone como un signo de la diferen-
llamada radical, de la que se derivan todas las otras llamadas que cia que existe entre el Dios que llama y el hombre que es llamado,
la concretizan; es el "desde ahora" recordado en las vocaciones como un signo de la distinción de ambos y que compromete al
apostólicas510, como comienzo de una vida que impresionará hombre a no crearse un Dios a su propia imagen y a no figurar
tanto a los primeros discípulos de Jesús, que se acordarán incluso una llamada nacida de su propia subjetividad humana. Constan-
de la hora de aquel primer encuentro con él: "Era como la hora temente —noventa y tres veces— se dirige Dios a Ezequiel lla-
décima"511. Siguiendo la línea bíblica de que las llamadas concre- mándole "hijo del hombre", queriéndole concientizar así de su
tas y sucesivas de Dios son la especificación de la primera llama- diferencia respecto a Dios y de las relaciones de acatamiento que
da original512, el Concilio Vaticano II radica la gracia de la voca- ha de mantener para con él; y cuando se le habla sin mencionar el
ción en la misma llamada bautismal (LG 44). La gracia de la sujeto524, se indica de este modo el misterio del nombre de Dios y
llamada se irá luego concretizando y haciéndose cada vez más de su ser, el misterio de quien está hablando desde su trascenden-
apremiante en las diversas circunstancias de la vida y es en ellas cia, como aparece también en la vocación del profeta de la libera-
donde los llamados experimentarán la luz y la fuerza para la per- ción y del consuelo 525 . A esta presentación de la majestad de
severancia513, pues con la misma llamada vocacional va también Dios, descrita también en la visión profética de Miqueas ben
una continua llamada a la permanencia en ella: "Como el Padre Yimlá526, corresponde en el hombre la reacción de un temor reve-
me ha enviado, así os envío yo 514 ; "como el Padre me ha amado, rencial, como acontece a Gedeón 527 , a Isaías 528 , a Ezequiel529, a
así os he amado yo; permaneced en mi amor" 515 , dice el Señor. Y Jeremías 530 , a los padres de Sansón 531 y a los de Juan el Bautis-
Pablo también exhorta: "Hermanos, permanezca cada cual ante ta 532 . Y esta reverencia se impone con aquellos gestos que expre-
Dios en el estado en que fue llamado" 516 . san la distancia de Dios respecto al hombre, como sucede en el
caso de la vocación de Moisés, pidiéndole que se descalce y no se
Pero si es verdad que la llamada viene a cada uno en unas acerque 533 , o en la descripción de un Dios envuelto en el humo,
determinadas circunstancias y en una situación concreta, también según la visión de Isaías 534 , o también con los gestos que señalan
es verdad que la llamada no está intrínsecamente ligada a ningu- el apartamiento del hombre respecto a Dios, como lo muestra el
na situación humana —esclavo o libre, circunciso o incircunci- movimiento instintivo de Elias cuando se cubre el rostro con su
so—, sino a la palabra del Señor que se comunica, aunque, natu- manto ante el susurro silencioso de Dios 535 , o la postura de Pe-
ralmente, cada situación puede determinar un modo concreto de dro con Jesús, a quien suplica: "Apártate de mí, Señor, que soy
vivencia de la llamada. Pero el carácter principal de la llamada es un hombre pecador"; pues el asombro se había apoderado de
siempre el interpersonal, no el determinado por unas circunstan- él 536 .
cias concretas en las que el individuo se pueda encontrar: la lla-
mada establece una relación personal del Dios que llama con el
Estas vivencias espirituales de Ínterpersonalidad se prestan a
hombre que se siente interpelado. Y esto se muestra en aquellas
una continua profundización durante, la vida del llamado, que no
vocaciones proféticas en las que la llamada inicial y la misión
ha de buscar otros puntos últimos de referencia ni perderse en
inicial no tienen aún concreción específica determinada alguna,
otros esfuerzos de compensación, sino, aceptando su propio ser,
sino que aparecen solamente como urfa vocación y una misión de
concentrarse en lo principal, en la persona de su Señor, que le
tinte claramente profético517.
llama y le envía. Así no caerá en la tentación de llevar adelante
Esta ínterpersonalidad de la llamada, más allá de cualquier meras iniciativas propias, sino que mantendrá constantemente
concreción humana, hace también que, cuando se habla del Dios una postura de apertura ante el Señor, que le está siempre lla-
que llama, se le presente en su esencia más pura, en su personali- mando desde más allá de todas las cosas y en todas ellas, en todo
momento. Y hará realidad en su vida el doble aspecto de toda
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vocación evangélica: el ir con Jesús en su seguimiento y en su
compañía, y el quedar instituido al ritmo de su voz en pescador 2. El carisma
de hombres 537 , el estar con Jesús y el ser enviado a predicar 538 ,
que corresponde en la vida de la Iglesia al orar y predicar539. En
esta adhesión al Señor encontrará el llamado su propia integra-
ción y su propia paz como señal de su madurez, aceptando su
propio ser en las circunstancias concretas en las que el Señor le
haya colocado: el llamado en situación de esclavitud se sentirá li-
bre por su adhesión al Señor, y el llamado en situación de liber-
tad se sentirá siervo en su adhesión al Señor540. Esta referencia al
Señor es lo constitutivo de la postura vocacional, que hará vivir
cada momento, desde el comienzo de la experiencia vocacional, a) Naturaleza del carisma
de un modo nuevo, como Pablo lo recuerda acerca de Onési-
mo 541 y el presbítero lo recomienda a Gayo, su hijo en la fe542. La
llamada, en último término, al vincular al hombre sólo con el
Señor le libera de otros condicionamientos y le concede la liber- En esta última época la Iglesia ha vuelto a tomar conciencia
tad interior, que se ejercitará tanto mejor cuanto las condiciones explícita de un aspecto de su vitalidad, formulada con el término
externas sean también más positivas, pues la llamada va siempre de "carisma", y lo ha visto vinculado a experiencias religiosas,
en una dirección positiva543. que en el N.T. aparecen denominadas como carismáticas (cf LG
12). También la diversa vocación de cada uno de los miembros
del Cuerpo de Cristo la ha considerado como un carisma peculiar
(GS 38) y esta diversidad de carismas la reconoce, además, pre-
sente en las variadas formas de la vida religiosa (PC 1.2.7.8).
La naturaleza del carisma se puede comprender básicamente a
través de su mismo nombre. La palabra carisma (jaris-ma) expre-
sa el resultado (-ma) de un gracia (jaris); el carisma es el resultado
de una acción, que procede de la gracia; y la gracia se concede a
cada uno diversamente; su eficacia depende primariamente de la
medida del don de Cristo 1 . Pablo, en la carta a los Romanos,
reconoce el dinamismo tanto del pecado como de la gracia, pero
hace notar la supremacía dinámica de la gracia; la gracia puede
más que el pecado 2 , ya que no se puede comparar el estado de
caída, operado por el pecado, con el estado de la gracia, que es
el resultado de esa misma gracia y que se denomina carisma: el
estado de pecado depende de una acción de pecado, que conduce
a la muerte, mientras el carisma resulta de la gracia abundante de
Dios, concedida en Cristo como don gratuito y que coloca a la
persona en "estado de gracia", un estado del don que es el caris-
ma y que hace que la persona se encuentre en "estado de justi-
cia"; situación que sobrepasa por su categoría de don a lo que
acontece con el pecado, pues por el pecado de Adán recae sobre
él un juicio, que expande su fuerza condenatoria a todos, pero el
carisma está en que partiéndose de muchos pecados se llega a un

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estado de justicia3. El carisma es, pues, la riqueza de justicia inte- dos 17 como efecto de la voluntad de "Dios, que ha dispuesto los
rior de la persona, operada gratuitamente por la gracia de Dios miembros como él ha querido" ' 8 , concediendo a todos y a cada
en ella a través del don gracioso de Cristo; es una capacitación uno su propio carisma ". Este aspecto gratuito del carisma lo
efectuada por la gracia, y ésta es siempre una gracia salvífica. Por hace notar Pablo también en su conexión trinitaria: si es Dios
eso Pablo denomina también carisma a la liberación de los peli- Padre quien como fuente concede el don de los carismas según su
gros, que él ha experimentado en su vida apostólica como efecto voluntad, la distribución según sus deseos corresponde al Espíri-
de la gracia de Dios 4 , y también a la comunicación fortificante de tu 20 y, al ser efecto de la gracia de Dios en Cristo, depende "de la
la fe, que él quiere llevar a cabo en la Iglesia de Roma 5 . El caris- medida en que se consolida en la persona el testimonio de Cris-
ma es como la caricia de la gracia; es efecto de ella y su manifes- to" 2 1 , es decir, depende del don de Cristo 22 , de la revelación gra-
tación en un determinado momento y depende del beneplácito de tuita de Cristo en la fe, y en esta medida señalan también los
Dios, de la medida de su don, y de la justicia interior, de la fe, carismas a la vocación como gracia de Dios, pues ambos depen-
aunque no se identifica simplemente con ella, pues lo que expresa den de la atracción de Dios, operada en la revelación de su Hijo
es su vitalidad para el bien común. Jesús. El carisma es, pues, el resultado de la "gracia" de Cristo,
enraizada en el cristiano a partir del testimonio modélico de Je-
Para Pablo, el carisma está unido a la vocación y es insepara- sús. Y como gracia ha de ser aceptado y también vivido. De aquí
ble de ella; él coloca en claro paralelismo el "carisma" y la "voca- que el aspecto de gratuidad ha de invadir toda la espiritualidad
ción" cuando escribe: "Son irrevocables los carismas y la voca- carismática del llamado y todo el ejercicio de su vocación; por
ción de Dios" 6 . Se puede decir, pues, que Dios da los carismas en eso exhorta el Señor: "Lo que habéis recibido gratuitamente,
virtud de la vocación o, mejor, que la misma vocación queda dadlo gratuitamente" 23 .
constituida y discernida por los carismas. Cuando Pablo en la
Carta a los Efesios habla de la vocación y de la llamada cristiana
Pablo define el carisma como "la manifestación del Espíritu
y exhorta a una vida de acuerdo con esta vocación 7 , se fija en la
para el provecho común" 24 . En él hay, pues, una fuerza, que se
tendencia unitaria de la vocación 8 , pero no deja de observar que
manifiesta y que tiene por fin la utilidad común del Cuerpo ecle-
esta gracia, concedida a todos y a cada uno de los cristianos se-
sial en su dimensión religiosa. Fenomenológicamente, el carisma
gún la donación de Cristo ya desde el momento inicial de su bau-
como manifestación de la vocación indica la sobrenaturalidad de
tismo, es una gracia múltiple y variada 9 ; es la gracia que salva
la llamada en cuanto denota una experiencia de fuerzas nuevas,
por la fe10 y que es el principio vital de la energía interior de la
que invaden al llamado, una capacitación en una determinada
persona espiritual, pero es también la que se manifiesta en los
dirección. Ya en el A.T. Amos hablará de la irresistibilidad de
diversos ministerios eclesiales11, como fruto y prueba exterior de
Dios, que le "toma" y le saca de su ambiente para lanzarle a una
la presencia del Espíritu, y es la que contribuye a la realización de
tierra extraña y conferirle una misión nueva 25 , de forma que el
esa unidad esencial del Cuerpo de Cristo con la variedad de sus
profeta no es libre para hacer su vida 26 . Con el verbo "tomar"
funciones12. Dios, junto con la llamada, concede la gracia para
expresa la Sagrada Escritura esta decisión de Dios, que invade al
llevar adelante esa vocación suya concreta 13 ; por eso no admite
hombre y le capacita para una nueva dimensión; y así utiliza esta
objeciones ni a Gedeón, ni a Moisés, ni a Jeremías. Ante él no
expresión al hablar del carisma de Abrahán 27 , de los levitas28, de
vale decir ni "¿cómo voy a salvar yo a Israel, si mi clan es el más
David29 y de Zorobabel 30 . También Jeremías experimenta esta
pobre y yo el último de la casa de mi padre?" 14, ni "¿quién soy yo
fuerza de Dios en su vida, que le resta libertad de movimientos,
para ir al faraón y sacar de Egipto a los israelitas?" 15, ni "soy un
pero que a su vez le capacita para la función profética: él ha sido
niño y no sé hablar" 16, pues él, que da la vocación, da también
tomado por Dios desde el seno 31 y se le impone el celibato como
las capacidades necesarias para llevarla a buen suceso con su pre-
un signo profético32; muchas veces trata de acallar la palabra de
sencia fortificante.
Dios, pero no puede lograrlo, porque siente en su interior como
El término "carisma" señala en la vocación especialmente su un fuego ardiente que pugna por salir; es la experiencia auténtica-
aspecto de "gracia", de don; hace referencia a la gratuidad de la mente carismática de quien ha sido agarrado por un Dios que es
llamada y de todos sus aspectos al presentar estos dones varia- más fuerte que todas las posibilidades humanas 33 .

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Estas fuerzas o capacidades, que Dios concede a cada perso- muestra su total referencia a Dios, ya que es él quien causa esas
na, son diversas para cada uno, según la gracia concedida por situaciones con su fuerza interior 49 ; el hombre puramente natu-
él 34 , que depende fontalmente de la medida del don de Cristo 35 y ral, que se deja guiar por los principios naturales de la razón, no
actualmente de la medida de la fe del hombre 36 , que es principal- puede captar lo que procede del Espíritu de Dios; es necedad
mente este don de Cristo 37 . En la medida en que el testimonio de para él y no puede conocerlo, pues sólo se comprende por la
Cristo se afianza y se actualiza en el hombre, en esa medida existe presencia del Espíritu 50 . Esta misma ininteligibilidad rodeó a Je-
el carisma auténticamente cristiano. sús, el carismático 51 , pues ya desde niño en el templo ni sus mis-
mos padres captaron lo que significaba su vida entregada del
todo a Dios, sin otro principio determinante que su Padre del
El sujeto del carisma se puede decir que son "todos" en cuan- cielo 52 , y la incomprensión se extiende después a toda su vida 53 ;
to participan de la gracia, pues todos están llamados a la gracia en ella están inmersos incluso sus mismos discípulos54, sobre
de Dios y en cada uno esta gracia se manifiesta de modo peculiar todo ante el hecho de la cruz 55 antes de recibir al Espíritu 56 ; la
según sus propias cualidades y la medida de su fe- Así, todos incomprensión y la admiración es también la técnica que usa
contribuyen al bien común con la diversidad de sus propios caris- Juan, a partir de una situación real de la vida de Jesús, para
mas. A diferencia del A.T., que era una religión de claras cone- expresar la inadecuación del hombre carnal para comprender la
xiones étnicas, el N.T. posee una nota de universalidad38 y su figura de Jesús y su mensaje57.
experiencia religiosa es, sobre todo, carismática, en cuanto que
está basada eminentemente en el Espíritu de Dios 39 y en él todos Pablo exhorta a que, cuando no se comprende el carisma, no
y cada uno tienen su carisma personal, concedido por Dios 40 . se le extinga, sino que se le ponga a prueba, para quedarse con
Incluso una realidad natural como el matrimonio puede ser con- todo lo bueno que haya en él 58 , e invita también a pedir y a desear
siderada como carismática, según una interpretación sobre Pa- los mejores carismas 59 . Santiago habla también de "pedir la sabi-
blo 41 , con tal que sea "en Cristo" 42 , es decir, que el matrimonio duría de Dios" 60 . Pero este deseo de los carismas ha de ser orde-
esté realizado bajo la dinámica del Espíritu y como una concreti- nado; ha de estar dirigido por el fin de todos los carismas, que es
zación de la vocación de Dios para la persona; esto es posible en la edificación de la Iglesia. Para ello quien quiera ser de verdad
la medida en que la persona va buscando la voluntad de Dios, carismático ha de esforzarse en avanzar en esta edificación de la
que se le manifiesta a través de su naturaleza "3 y donde actualiza Iglesia, pues es aquí donde reside el verdadero valor del carisma y
los valores que la fe le descubre en la realidad matrimonial 44 . avanzando en esta edificación de la Iglesia es por donde el hom-
bre puede llegar a ser auténticamente carismático: "Si deseáis ser
carismáticos, buscad los carismas para la edificación de la Iglesia,
para que abundéis" 61 .
El N.T. indica también la postura, que se ha de adoptar ante
la realidad del carisma. En primer lugar, hay que tener en cuenta También al carismático Pablo tiene algunas recomendaciones
que el Espíritu o la Palabra pueden inquietar 45 , y, por tanto, se que hacerle. En primer lugar le dice que no se estime más de lo
impone una actitud de discernimiento ante todos los carismas que conviene, sino que tenga una estima tal de sí que sea sobria y
para ver si realmente proceden del Señor46. que corresponda al grado de fe que Dios le ha concedido y que es
la fuente del carisma 62 . La vocación y el carisma implican, sobre
Cuando Pablo presenta las posturas ante el carisma, éstas las todo, una adhesión al Señor y es a ésta a la que ha de atender el
considera desde una doble vertiente: desde el mismo carismático carismático, sin enredarse en otras situaciones que le pueden dis-
y desde fuera de él. Para quien contempla al carismático y no ha traer de su fin y colocarle en una inestabilidad accidental, que no
recibido su mismo don, las actividades carismáticas se prestan a ayuda al progreso en los valores vocacionales63. Y, sobre todo, el
ser incomprendidas. Esto ha acontecido frecuentemente a los pro- carismático ha de corresponder a la gracia del carisma, ha de
fetas veterotestamentarios 47 , y el mismo Pablo cae en la cuenta de procurar no descuidarlo, sino preocuparse de esa gracia interior
que sus actitudes extáticas y su apostolado carismático pueden que ha recibido 64 y avivarla por la interiorización de sus valo-
dar impresión de locura 48 , pero es precisamente ahí donde se res 65 , de los cuales el más significativo es la caridad 66 y que nace
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de un corazón puro y de una buena conciencia y de una fe since- les denomina "espirituales" 79 , porque es en el Espíritu Santo en
ra 67 . Esta correspondencia al carisma conduce también a un no quien están concedidos y se comunican por medio de su acción
dejar baldía esa gracia de Dios 68 , sino a trabajar según su dina- interior 80 . Son espirituales porque es el Espíritu quien los distri-
mismo y las capacidades que ella concede69. El carismático ha de buye según su voluntad 81 , y así Dios Padre comunica su energía y
procurar, además, moderarse en sus manifestaciones, teniendo en opera 82 a través de su Espíritu 83 ; es una misma operación con-
cuenta el bien universal de la Iglesia70 y, por último, ha de acep- junta la de Dios Padre y la de su Espíritu, pues el Padre actúa por
tar el criterio del verdadero carisma como una norma emanada medio de su Espíritu. Por eso los carismas son una epifanía del
del Señor; este criterio se basa en la edificación de la Iglesia y en Espíritu 84 , ya que le hacen presente como don y le manifiestan en
el orden eclesial71; para Pablo, el carismático tiene tal sintonía su plurivalente energía85 y en su actividad 86 . Los diversos caris-
con el Señor que, si realmente lo es, esta sintonía le llevará a mas son una manifestación del Espíritu: la sabiduría, que supone
reconocer lo que escribe Pablo, pues lo presenta como originado una penetración en los misterios divinos, porque se recibe por la
en el Señor. Por todo ello quien carezca de los rasgos fundamen- revelación del Espíritu, que lo penetra todo hasta las profundida-
tales de estas notas del verdadero carismático se podría decir que des de Dios 87 ; el conocimiento, que es capaz de ser comunicado
dista de la verdadera experiencia carismática en la Iglesia. por la palabra 88 —aunque puede darse sin esta capacidad89— y
que es propio del apóstol 90 , y consiste en una penetración opera-
da por la fe 91 como virtud 92 y como gracia 93 , en la riqueza de la
gloria de Dios 94 , que se hace presente en Cristo 95 , donde se mani-
fiesta la voluntad de Dios 96 ; este conocimiento se recibe "según el
b) Origen y fin del carisma Espíritu", pues es él quien actúa como norma del verdadero co-
nocimiento espiritual y de su práctica 97 y quien comunica las pa-
labras espirituales propias para la transmisión de ese conocimien-
Las fuentes neotestamentarias se fijan también en el origen del
to espiritual 98 ; la fe como confianza carismática se recibe también
carisma. Según ellas, su hontanar está en Dios, pues el carisma y
a partir del mismo Espíritu, pues él con su fuerza dinamiza la fe y
la llamada dependen de la voluntad de Dios 72 . Pero si en el A.T.
su energía operativa 99 , y es en el Espíritu en quien la persona tiene
el Dios, fuente de los carismas, aparece en su esencial unidad,
acceso confiado a Dios 10°; también las curaciones las dinamiza el
aunque se manifiesta actuando por su Espíritu, en el N.T. el as-
Espíritu, incluso en el carismático Jesús 101 , y él obra con la mani-
pecto trinitario de Dios se muestra también en la consideración
festación de su fuerza 102; él se manifiesta, además, como Espíritu
acerca de los carismas. Y este Dios, manantial de los carismas,
de profecía 103 y a él corresponde el discernimiento de los espíri-
aparece actuando en su diferenciación trinitaria, por lo que el
tus, que se ha de hacer siempre en sintonía con él 104 ; por él el
carisma reviste también un aspecto trinitario, al aparecer conecta-
hombre puede hablar el lenguaje arcano del Espíritu ante Dios 105
do con cada una de las personas en Dios. Por eso toda la espiri-
y sólo él puede conceder también su interpretación; por eso se
tualidad carismática, para ser plena, ha de encontrarse envuelta
pide a Dios 106 la expresión del misterio cristiano en términos ade-
en una atmósfera de espiritualidad trinitaria, como lo está la mis-
cuados a la mente humana 107 ; es el Espíritu también el que alien-
ma espiritualidad bautismal 73 , de la que procede 74 .
ta la oración carismática, porque es él quien ora en el hombre
Es Dios Padre, como fuente de la vida, quien concede a cada con sus gemidos inenarrables 108 y porque es él la fuente de inspi-
uno su don particular75 y es él quien está detrás de toda la ener- ración de toda la oración cristiana, especialmente en su forma
gía carismática, pues la fuerza, como símbolo de vida, procede de más entusiasta, la del himno l09. Por todo esto se puede decir que,
él76 y es él quien distribuye sus dones según su voluntad sobera- sin el Espíritu, el carisma es ininteligible110, pues el carisma es
na 77 . Es, además, a Dios Padre a quien Pablo dirige su oración eminentemente la manifestación del Espíritu.
pidiendo la comunicación de los carismas de conocimiento y de
fuerza para la Iglesia78. Esta manifestación del Espíritu, que es el carisma, es un efecto
de la acción de Cristo, de su intercesión, de su don. Los carismas
Pero Dios Padre concede sus dones a través de la concesión
son el resultado de la respuesta del Padre al sacrificio de Cristo;
de su don principal, que es el Espíritu. Por eso a estos dones se
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esta respuesta consiste en la concesión del Espíritu con poder de el Espíritu en plenitud, él lo puede comunicar, puede bautizar en
santificar, par: ser transmitido a los hombres a partir de su resu- el Espíritu Santo 138 y sumergir en él. Los discípulos han aprendi-
rrección 1 "; desde su ascensión, desde la plenitud de su misterio do junto a Jesús lo que significa ser un verdadero carismático,
pascual, Jesús puede conceder el Espíritu. La bendición del Cris- han visto al Espíritu permanecer y actuar junto a ellos en la per-
to que asciende " 2 es el gesto sacerdotal del Pontífice que conclu- sona de Jesús; ese mismo Espíritu, al que reconocerán luego pre-
ye su sacrificio e imparte sus dones; es la bendición con la que sente en sus vidas 139 y que es la fuente de la vida espiritual de la
Dios Padre bendice a los hombres en Cristo, concediendo toda Iglesia, recibida a través del mensaje de Jesús 140 , de la contempla-
clase de dones espirituales113. Y estos dones, manifestación del ción de su cruz 141 , como él lo ha recibido en la contemplación
don primordial, que es el Espíritu 114 , son la respuesta del Pa- amorosa de su Padre 142 .
dre 115 a la intercesión de Jesús en el eterno presente de su miste-
rio pascual 116 , ya que antes el Espíritu no podía ser concedido, Dios nos ha elegido para hacernos conformes a la imagen de
pues Jesús no había sido aún glorificado 117. Una vez glorificado, este su Hijo 143, es decir, carismáticos. Jesús aparece como hijo de
Jesús concede su Espíritu como Cabeza, como el Jesús exaltado, Dios por la manifestación del Espíritu en él 144 , y Pablo recuerda
que quiere llenarlo todo, transfundir a todo su dinamismo vital y que los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, y en la medida
hacer que todo vaya creciendo hacia su plenitud hasta la edad en que se dejan llevar en esa dirección, son hijos de Dios 145. Para
perfecta del Jesús ascendido118. Sólo a partir del misterio pas- el cuarto evangelista, la medida de la filiación corresponde a la
cual Jesús concede su Espíritu 119 como efecto de su sacrificio 12°; fe146, y así viene a identificarse la fe con este dejarse conducir por
Pentecostés está indisolublemente unido a la ascensión121 como el Espíritu de Dios 147. De aquí que también el mismo Pablo vin-
la donación de la promesa del Padre, anunciada durante siglos en cule los carismas a la medida de la fe 148, a la medida de la entrega
el A.T. y concedida al cumplimiento de la misión de Jesús 122 , del hombre a Cristo 149 , el verdadero carismático; y por su partici-
para llevar adelante de modo gradual su obra desde Jerusalén por pación en él llega a quedar constituido en hombre espiritual, en
Judea y Samaría hasta los confines de la tierra 123, abriéndose a la unidad de Espíritu con él 15°, en carismático. En la medida en que
universalidad124. Con este Espíritu y con sus dones Jesús quiere se robustece el testimonio de Cristo en el hombre, en la medida
hacer crecer a todas las personas en la variedad de su Cuerpo en que Cristo con la plenitud de su mensaje toma posesión del
hasta su misma plenitud 125 . Y las funciones principales de este hombre, en esa medida queda enriquecida la persona con los ca-
Espíritu y de sus carismas en el Cuerpo de Cristo se pueden con- rismas de Cristo 151 . El carisma es una exuberancia de la pleni-
cretar fundamentalmente en dos: el conocimiento de Cristo y su tud de Cristo, de la que todos hemos recibido; el don de Dios se
correspondiente predicación, es decir, la revelación 126 y el tes- ha hecho realidad en la persona de Cristo, que es la gracia; la
timonio 127. gracia de Dios se ha hecho gracia de Cristo 152 y los carismas
brotan de este don de Cristo 15 \ que es él mismo 154. Y la persona
queda conformada con Cristo en la medida en que acepta por la
Si Cristo concede estos carismas es porque él es el carismá- fe la revelación de Dios presente en Jesús 155 ; esta revelación llega
tico, que posee el Espíritu en plenitud a partir del amor del Pa- por el Espíritu: así es Dios Padre la fuente de la revelación, pero
dre, que se lo concede, y así lo puede entregar sin medida 128 . Los es el Espíritu quien la interioriza156 y por su aceptación en la fe el
evangelistas hacen notar esta personalidad carismática de Jesús hombre llega a poseer la mente de Cristo, el Espíritu de Jesús 157 ,
como fruto de la presencia permanente del Espíritu en él a lo y a quedar transformado en él 158 .
largo de toda su vida: ya su misma concepción se engendra bajo
la sombra del Espíritu129 y su epifanía mesiánica está determina- Es Cristo el objeto central del carisma de la revelación espiri-
da por la manifestación del Espíritu sobre él en el bautismo 13°; tual 159 y es también él quien a partir de esta revelación dinamiza
desde entonces se señalan sus principales actividades al ritmo del el carisma apostólico 160. El Espíritu, presente en el evangelio 161,
Espíritu: sus pruebas mesiánicas m , su tarea evangelizadora132, la ilumina a Cristo y con esta iluminación dinamiza al apóstol162 y
elección de los apóstoles y sus instrucciones a ellos133, su oración su testimonio 163, de forma que su predicación es espiritual inclu-
carismática 134 y su poder sobre el espíritu del mal 1 3 \ su ofreci- so en sus expresiones164 y es comunicadora de Espíritu165, de for-
miento sacrificial136 y su epifanía gloriosa137. Y porque él posee ma que el acceso a Dios de quienes se sienten dinamizados por

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ese evangelio es también un acceso espiritual166. Este Cristo, ob- ñámente; al que está consagrado ya al Señor y en cuanto consa-
jeto de la revelación carismática y dinamizador del apostolado grado el carisma le perfecciona en su misma consagración 187, di-
carismático, es también la norma carismática de su ejercicio caris- rigiéndole hacia el Señor y al mismo tiempo capacitándole para el
mático; él lo ha hecho todo por la Iglesia 167, y el apóstol sigue servicio eclesial, con el que contribuye a la edificación del Cuerpo
esta misma dinámica espiritual168, de tal forma que la referencia de Cristo; el consagrado queda perfeccionado por el carisma en
a la Iglesia es la concretización de esta norma carismática del su conocimiento del hijo de Dios y en su fe, en su entrega a él, y
Señor, que más en detalle queda plasmada en la edificación de la esta realidad carismática es la que a su vez dinamiza el servicio
Iglesia y en el orden eclesial169. Por último, es también el mismo evangélico en favor de la Iglesia 188. De este modo es como se
Cristo el fin de todos los carismas, que están concebidos como un logra el fin mediato de los carismas, que es la utilidad común. Así
servicio al único Señor 17°; es a él a quien en último término sirve el carisma, que perfecciona al carismático y le ordena al servicio
todo carismático, pero a un Cristo total, al Cristo eclesial, al Je- del Señor, concreta también este servicio en un modo determina-
sús Cabeza y Cuerpo; por eso el servicio al Señor y la entrega a él do para la edificación de la Iglesia, que se realiza por la fuerza del
se concreta en un servicio a los santos m , a la Iglesia 172, para todo Señor, presente en la manifestación de su Espíritu189. Pero si
lo conveniente 17 \ para la salvación 174. Dios Padre ha concedido éstos son los fines más existenciales del carisma, no hay que olvi-
su plenitud a Jesús I75 y a él le ha constituido como Señor y como dar nunca que su fin último, como el de toda la Historia Salvífi-
Cabeza, como fuente que ha de llenar a toda la Iglesia con su ca, está en Dios Padre 190: él es la fuente de todos los carismas y
eficacia 176, convirtiéndola así por la unión con él a través de la su última referencia. Por eso recuerda Pablo que la manifestación
acción de su Espíritu en un templo que crece armónicamente y se de lo extraordinario, de lo insólito, de lo maravilloso y misterioso
eleva hasta Dios 177 , hasta el hombre perfecto, hasta la medida de del carisma está ordenado sólo a Dios 191 ; sólo él es, en último
la madurez propia de la plenitud de Cristo, que se logra por me- término, la razón suficiente de toda la vivencia carismática y sólo
dio de su conocimiento y de la fe en él, impartida a través de sus desde él se puede entender el carisma; esta realidad que en últi-
carismas 178 y de su acción interior, que culmina en el amor 179 , en mo término, le manifiesta a Dios y que es una expresión privile-
Dios 18°. De aquí que a la presencia de Cristo en los carismáticos, giada de su presencia en el hombre y una garantía de su actividad
que se entregan al servicio de la Iglesia en el Espíritu, la Iglesia en él.
les deba reconocimiento y obediencia181, pues actualizan la obra
salvífica del Señor para con su Cuerpo, que es la Iglesia182, por la
acción de su Espíritu183. El realizar el fin para el que los carismas han sido concedidos
es también el criterio principal de su correcto ejercicio. Así el
carismático acepta la voluntad del Señor, que reconoce se mani-
fiesta como norma de actuación carismática en el orden eclesial y
Cuando Cristo concede los carismas, los concede como Cabe- en la edificación de la Iglesia192.
za de la Iglesia y, por tanto, en orden a su misión 184. Los carismas
tienen por finalidad el mismo fin de Cristo; y este fin es la edifica- La necesidad que tiene el verdadero carismático de tener en
ción de su mismo Cuerpo, el lograr que el Cuerpo de la Iglesia cuenta el orden eclesial y de mirar por él supone que él mismo
reciba la plenitud de su influjo vital y de su dinamismo en todos tiene control de su carisma. Esta posibilidad de control está ya
los órdenes. Los carismas como fin inmediato tienen el servicio al apuntando en una dirección al mostrar la naturaleza del verda-
Señor185, están concedidos como una ayuda a Cristo para com- dero carisma como una realidad que está en cierto modo contro-
pletar su obra 186 ; de aquí que toda vivencia carismática suponga lada; es decir, no es instintual, no tiene por norma la ley del
esencialmente una experiencia de relación interpersonal con Cris- instinto, sino que su ejercicio está regulado por la voluntad del
to, con el deseo de contribuir a su mismo servicio y a su misma Señor, que desea el orden y la paz en su Iglesia, pues él es Dios de
misión: la edificación de la Iglesia. Esta presencia de Cristo en el paz 193 . Por eso Pablo hace notar que los espíritus de los profetas
carismático por medio de sus carismas apunta también al fin pri- se someten a los profetas 194 .
mero, que se logra con los carismas y que se realiza en el mismo
Así como el control de los carismas es una especificación con-
carismático, pues es a él a quien el carisma le perfecciona prima-
creta del orden y se le pide al carismático que él mismo se en-
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cuentre ordenado para poder producir el orden en la Iglesia, por una economía de carne, de apariencias, de ley213. El carismá-
también la edificación eclesial tiene una condición concreta y una tico posee una libertad y una espontaneidad regida sólo por el
especificación propia, y ésta reside en la adhesión a la doctrina Espíritu de Jesús 214 , y no puede ser juzgado por nadie que no
apostólica I95 . Pablo indica como criterio fundamental de práctica posea el carisma 215 ; ante él ha desaparecido la ley como norma
cristiana la atención a la doctrina apostólica y exhorta a no dejar- externa sobreimpuesta, pues ya no procede por ella, sino por una
se conmover de ella por ninguna manifestación que dé la impre- sintonía interior con el Bien, con el Amor 216 . Este hombre nace
sión de carismática196. El criterio auténtico para conocer al ver- de la entrega a Jesús crucificado; de él ha recibido la vida eterna,
dadero carismático está en la confesión de la verdadera cristolo- la vida de Dios 217 , que consiste en el conocimiento sintónico con
gía: quien no mantiene la fe apostólica en Cristo no se puede Jesús 218 , y así a partir de su revelación todas las obras del caris-
decir que esté guiado por su Espíritu " 7 , y sólo en la adhesión a mático tienen como nota constitutiva el que están realizadas se-
esa doctrina apostólica reside el fundamento de la verdadera gún Dios 219 . Esto es lo que enseña el Jesús de Juan a partir de su
edificación de la Iglesia I98 . propia experiencia carismática220. Ante ella, el hombre carnal
choca, no comprende esta revelación, se muestra escéptico ante
Si estos criterios de la edificación de la Iglesia y del orden son ella y ante su posibilidad221, y si se le hace difícil el entender esta
unos criterios externos y observables, hay otro criterio, que es realidad, que tiene lugar en el hombre y que está atestiguada por
interno y que quita toda posible ambivalencia al ejercicio externo la experiencia y las promesas del A.T. 222 , mucho más difícil se le
de los carismas. Este criterio es el amor. Si el amor no dinamiza hace el captar el modo de su realización, que es lo auténticamente
el carisma, todas las actuaciones externas son ruido, incluso cristiano: la entrega a Jesús crucificado 223 . Sólo quien se ha en-
aquellas que parezcan más caritativas, como la limosna o el mar- tregado del todo a él se puede considerar como auténticamente
tirio, o de mayor referencia a Dios, como las lenguas, o de mayor carismático, participante de su amor pleno y, al mismo tiempo,
penetración en él, como la profecía o el conocimiento místico'". transmisor de ese amor. Para quien se ha entregado a Jesús cruci-
Por eso Pablo tiene cuidado siempre de coronar su doctrina sobre ficado ya no hay ley224; la ley nada le puede enseñar, pues su
los carismas con una alusión al amor 200 , al encargo de la cari- principio de actuación es la entrega por amor al Amor. Y ahí ha
dad 2 0 ', y, siguiendo un plan detallado, coloca a la caridad en el conseguido su plena libertad, la misma libertad del Resucitado,
centro de su doctrina sobre los carismas 202 . pues ha muerto para siempre a todo dinamismo de la carne 225 , ya
que de la muerte de Jesús brota su Espíritu 226 para quien mantie-
El evangelio de Juan nos dirá de dónde nace este amor y nos ne ante él una postura de apertura contemplativa 227 .
describirá a partir de él la naturaleza del verdadero carismáti-
co 203. El verdadero nacimiento de lo alto, el estar dinamizado por
Dios y el tener la experiencia de su Reino depende de una purifi- Pablo también reconoce una situación carnal en el hombre
cación y un renovación interior, que tiene por principio a la reve- inmaduro, una postura infantil228, en la que el principio de actua-
lación de Jesús interiorizada por el Espíritu 204 y que conduce a ción no es el Espíritu, sino las apariencias, lo que de fuera se
una situación de infancia espiritual 205 , de pobreza en tensión de muestra a los ojos humanos; y él mismo contrapone también al
apertura 206 , de amor 207 . Su resultado es el hombre espiritual 208 , hombre espiritual el hombre psíquico 229 , el que juzga todo sólo
que participa de la naturaleza del Espíritu. El Espíritu sopla don- con la luz de la razón; para Pablo, el hombre espiritual no se deja
de quiere, tiene una voluntad y libertad soberanas en la distribu- guiar sólo por principios de sabiduría humana 23°, sino sobre todo
ción de sus dones y, como él, el carismático tiene control de su por la iluminación del Espíritu, que conduce no a una ciencia
actuación; el hombre oye la voz del Espíritu, siente su presencia meramente humana, sino al amor como principio de actua-
junto a sí, su inspiración, pero no puede conocer el origen de esa ción 231 . Es ahí donde el hombre conoce a Dios, mejor dicho,
llamada, porque se pierde en la profundidad de Dios 209 , ni sabe tiene la experiencia de haber sido conocido por Dios y amado por
tampoco a dónde le ha de conducir ese dejarse guiar por el Espí- él con la comunicación de sus dones, de su amor 232 . Y esta cari-
ritu, porque trasciende su visión de futuro 210 ; así es todo el que dad, como don que se suplica en oración, a medida que va cre-
ha nacido del Espíritu211. Este hombre carismático no nace de la ciendo produce en el hombre el verdadero conocimiento espiri-
entrega a un Jesús espectacular212, ni su ejercicio está regulado tual y la inteligencia para penetrar todo desde el plano de Dios,

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que es el Amor, y así por amor se resuelve en amor, nada sabien- Esta variedad inicial de formas apostólicas ha subsistido tam-
do sino amor, y llega a poseer el pleno sentido del discernimien- bién en la Iglesia como diversidad de carismas, que se engloban
to espiritual en todas las cosas, alcanzando la perfección de Cris- bajo la triple denominación de "dones, ministerios y operacio-
to para gloria de Dios 233 . nes" 242 , haciendo alusión a su triple aspecto de gracia, de acción
interior de Dios y de servicio eclesial. Por este último aspecto el
carisma, en la terminología neotestamentaria 243 , se identifica
también con el servicio244 al presentarse ambas realidades en es-
trecho paralelismo 245 .
c) Características del carisma: diversidad y orden
La diversidad de carismas aparece en la Iglesia como efecto de
la obra de Dios y, por tanto, manifiesta su voluntad, que desea
Aunque todos los cristianos por participar en Jesús y en su un único Cuerpo, pero con diversidad de miembros y de funcio-
gracia son de algún modo carismáticos234, la gracia de Dios es nes 246 . Las diversas funciones, efecto de la diversidad de caris-
multiforme y así surge en la Iglesia la diversidad de carismas: cada mas, están todas ellas concedidas y ordenadas a la práctica ecle-
cual posee un carisma distinto según la gracia que le ha sido con- sial247, al fomento de la actividad propia del Cuerpo de la
cedida235. Iglesia248. Y esta diversidad aparece catalogada en el N.T. funda-
mentalmente en una doble vertiente: la del conocimiento y la de
Ya en el A.T. aparece la diversidad de carismas al ser deposi- la práctica, es decir, la revelación o gnosis y la predicación o
tarios de una gracia distinta del Espíritu el juez y el profeta, am- logos249, que vienen a ser algo así como la ciencia interior y el
bos personajes carismáticos236. Incluso entre los mismos profetas modo de proponerla o testimoniarla. Siguiendo esta distinción es
existe una diversidad; aunque no se puede juzgar del conjunto de como Pablo puede afirmar de sí que es inculto en la palabra, pero
la predicación de un profeta sólo por lo que de él ha quedado no en el conocimiento 250 .
escrito, sin embargo, por estos escritos se puede constatar una
diversa orientación en los temas de su predicación: Nahum, por La especificación concreta de estos carismas aparece diversa-
ejemplo, se diferencia profundamente de Jeremías al no decir ni mente catalogada en el N.T. Estos catálogos son fundamental-
una sola palabra sobre el pecado de su pueblo; y si para Isaías237 mente cuatro. En la primera carta a los Corintios se conservan
Asur se muestra como el instrumento de la cólera de Dios contra dos catálogos, que están insertos en el mismo capítulo, pero con
las naciones, para Nahum 238 Asur será castigado porque ha tra- fines diversos: en el primero se hace notar la unidad del origen de
mado contra el plan divino. Cada uno de los profetas insiste, los carismas, que se encuentra en Dios 251 , y en el segundo se
pues, según su visión carismática, en un aspecto peculiar del ser insiste en la diversidad de las funciones carismáticas para el bien
de Dios y entre todos presentan el panorama global y unitario de total del Cuerpo de Cristo 252 . Esta diversidad de carismas en el
toda la Historia Salvífica. Cuerpo eclesial se pone también de manifiesto en el catálogo de
la carta a los Romanos, que se fija sobre todo en las virtudes que
Esta diversidad de carismas y funciones, reconocida también han de acompañar al ejercicio de cada uno de los ministerios
en la Iglesia, está fundada en el mismo gesto de Jesús, que entre- carismáticos 253 . Por fin, en la carta a los Efesios se pone de relie-
saca a los apóstoles de la multitud de sus seguidores239 y distin- ve la diversidad carismática, pero en orden al crecimiento del
gue a los Doce de los otros setenta y dos, a quienes confiere Cuerpo 254 , especificando el tema iniciado en la carta a los Colo-
también una misión evangelizadora240. Jesús distingue, además, senses sobre la trabazón interna del Cuerpo de Cristo en la inter-
entre los que él ha llamado a su compañía, para compartir su relación mutua de los carismas 255 .
mismo plan de vida, y otros a quienes él quiere también como
testigos suyos, pero sin esa inmediatez de vida con él, posibili- He aquí los diversos catálogos, presentados en su grafía de
tando así el que la palabra de Dios se transmita a otras regio- forma que resalte la diversa frecuencia de mención de cada uno
nes, a las que no hubiera alcanzado quedándose permanentemente de los carismas y la diversa reagrupación, que parece sugerir el
con él241. apóstol:
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carismas distintos de los concedidos por Jesús; los carismas son
ICor 12,3ss: efecto del amor de Jesús a su Iglesia, y la Iglesia los ha de agrade-
palabras de sabiduría 1 Cor 12,28ss: apóstoles cer y respetar, sabiéndolos organizar y orientar, pero sin tratar en
conocimiento PROFETAS ningún momento de cambiarlos. A cada persona se le impone la
fe maestros aceptación de su propio carisma como voluntad de Dios y ella ha
curaciones fuerzas de procurar permanecer en el carisma con el que ha sido llama-
fuerzas curaciones da 259 , aunque esto no le impide la emulación260, el deseo de ayu-
PROFECÍA acogida dar cada vez mejor a la Iglesia, y, por tanto, esto mismo le esti-
discernimiento gobierno mula a pedir los carismas mejores261. Pero a todo el Cuerpo de la
Iglesia se ie impone también el reconocimiento de la actividad
lenguas lenguas
interpretación carismática de cada miembro como un don de su Señor, que está
más allá de las capacidades, determinaciones y deseos humanos, y
Rom 12,3ss: PROFETA Ef4,llss: apóstoles que concretiza esa voluntad salvífica de Cristo para todo el géne-
servidor PROFETAS ro humano. De aquí que el Concilio Vaticano II, al hablar de la
maestro evangelistas diversa variedad de servicios de los institutos religiosos, insiste en
consolador pastores que primeramente "la manera de vivir, orar y trabajar ha de ajus-
limosnero maestros tarse debidamente a las condiciones físicas y psíquicas de los
presidente miembros y", después, "en cuanto lo requiere el carácter de cada
auxiliador instituto, a las necesidades del apostolado, etc." (PC 3); natural-
mente, teniendo también en cuenta que la pertenencia a un insti-
tuto concreto está originada también por una vivencia carismática.

De estos catálogos se deduce que el carisma más nombrado, La razón de todo esto estriba en que la variedad de servicios,
por estar en los cuatro, es el de PROFECÍA, y así se muestra su que las diversas personas ofrecen al Cuerpo de Cristo 262 , está
importancia en la Iglesia, como aparece también en lo que sobre fundada en la variedad de los propios recursos y de las propias
él enseña el N.T. En tres catálogos aparece el carisma docente capacidades 263 . Ya durante la misma vida de Jesús había perso-
(maestro) y el de gobierno (junto con el de presidente y pastor). nas que le ayudaban en su ministerio de modo diverso, según la
Sólo en dos se constatan otros carismas, que ayudan en momen- peculiar posibilidad de cada uno: los apóstoles, predicando y cu-
tos claves de la Iglesia, como son el apostolado, las lenguas, las rando 264 , y las mujeres, sirviéndole con sus bienes 265 . Así también
curaciones y las fuerzas. Por fin, sólo en un catálogo se presentan en la Iglesia primitiva, junto con las personas que entregaban su
otros carismas, que responden a una vida eclesial más desarrolla- vida al servicio de la Palabra 266 , estaban también las vírgenes,
da y en progreso creciente: los dones de sabiduría, conocimiento, que se consagraban a la preocupación de las cosas del Señor 267 , y
fe, discernimiento e interpretación y los ministerios de evangelis- las viudas, que vivían su condición natural como una posibilidad
ta, servidor, consolador, auxiliador, limosnero y de acogida. que dentro de la fe les permitía la entrega a Cristo 268 , concretada
en el servicio a la Iglesia269.
De estos carismas, unos ayudan directamente a la instrucción
de la Iglesia, como son la revelación y el conocimiento, la profe- Es la diversa naturaleza de las personas la que establece en
cía y la enseñanza, y otros no aprovechan tan directamente a esta primer lugar el tipo de carisma que recibe del Señor, pues la mis-
instrucción, como es el don de lenguas 256 , pero toda esta diversi- ma naturaleza es un don de Dios, emanado de su Palabra 270 ,
dad está fundada en la voluntad de Dios, que concede a cada uno donde se expresa su voluntad 271 . El mismo temperamento de la
su carisma como concretización de su propia vocación257 y que es persona la orienta ya en una determinada dirección, concediéndo-
efecto de la bendición del Cristo ascendente 258 . Es Jesús mismo le cualidades para un ministerio concreto. Enraizada en la natu-
quien ha puesto la variedad de carismas en la Iglesia, y los hom- raleza se encuentra la diversa vocación de profeta, de sabio o de
bres no los pueden cambiar ni pueden tampoco conceder otros sacerdote; el profeta es el místico con cualidades naturales pro-

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pias para captar el mensaje, la Palabra, y descubrir las posibilida- su crecimiento hacia la Cabeza 283 , en quien todos se incorporan
des de un futuro mejor; al sabio corresponde la sabiduría, la vi- por la actividad carismática como morada de Dios 284 .
sión más completa de la realidad, los principios del dinamismo,
El modo como Cristo es iluminado en el hombre y su capaci-
aunque no siempre tendrá la habilidad de saberla plasmar concre-
dad de dinamizar los diversos carismas puede ser muy variado, de
tamente y llevar a cabo su programa; propio del sacerdote es la
forma que en ocasiones se encuentren en la misma persona diver-
ley, el rito y el culto, con su capacidad de mostrar la trascenden-
sos carismas y diversos servicios ministeriales, actualizaciones del
cia, de simbolizarla y de hacer entrar en contacto con ella, for-
Cristo servidor para con su Iglesia. El mismo Pablo se define a sí
mando para ella272; otras funciones tienen también su substrato
mismo con el triple carisma de "heraldo, apóstol y maestro" 285 y
en la naturaleza: el gobernante posee la habilidad de concretizar
habla de su eminencia en el don de lenguas 286 y de la grandeza de
programas de actuación con su prudencia; el médico sabrá sanar
sus revelaciones287. También en la Iglesia ha permanecido un tri-
las heridas, acomodándose al ritmo de cada paciente; el cantor
ple fruto de la vitalidad carismática de la escuela joanea del N.T.,
podrá expresar en su lengua de modo exaltado las vivencias más
pues de ella se conservan escritos producidos por el carisma pro-
profundas de cada momento. Esta diversidad es la que queda
fético, como el apocalipsis, y escritos emanados del carisma de
patentizada en las diversas actuaciones de los miembros del Cuer-
doctor, como las cartas de Juan, y, sobre todo, un escrito propio
po de Cristo 273 . En el A.T. la diversidad se muestra ya como
del carisma evangélico, como es el cuarto evangelio.
complementaria en las figuras hermanas de Moisés, el profeta y el
gobernante, y de Aarón, el sacerdote y el orador 274 . De aquí que Todo esto nos sugiere también una reflexión sobre la diversi-
sea tan necesario el examen de las propias cualidades naturales en dad de carismas que han aparecido en la Iglesia a lo largo de su
orden al conocimiento del carisma propio, pues ellas son las que, historia, concretados en los diversos institutos religiosos. La mis-
dinamizadas por la fe, se pondrán al servicio del Señor 275 . ma intuición original de la vida religiosa es ya carismática, pues
trata de hacer presente, de re-presentar perpetuamente la forma
Pero junto al examen de estas cualidades naturales se impone de vida que el hijo de Dios se escogió para sí al venir a este
también el examen de la fe, pues es según su medida como el mundo para cumplir la palabra del Padre y que propuso a los
Señor determina el carisma específico de cada uno, ya que unas discípulos que le siguieron (LG 44). El Cristo revelado a la intui-
cualidades naturales pueden orientarse de un modo diverso y, tra- ción original de la vida religiosa es el de un Jesús, que, siendo
tándose del carisma, la diversa orientación de las cualidades natu- rico, se hace pobre por nosotros 288 , que vive en celibato por el
rales depende precisamente de la fe. El carisma se concede en la reino de los Cielos289 y que se adhiere en obediencia total de
medida de la fe 276 , en la medida en que se consolida en el hombre misión a la voluntad de su Padre 290 , incluso cuando ésta se le
el testimonio de Cristo 277 . Hay que acudir, pues, al examen de manifiesta a través de los hombres 291 ; él escogió también una
esta fe y de su contenido, al modo como el testimonio de Cristo, comunidad de discípulos con los que compartir su plan de vida y
su forma de ser, toma cuerpo en el hombre, para llegar a conocer su misión 292 . Estos mismos rasgos de Jesús son los que la vida
la naturaleza del propio carisma. Examinando qué tipo de Cristo religiosa trata de visualizar perennemente en la Iglesia, actuali-
servidor viene revelado en el hombre es como se conocerá la ca- zando la comunidad apostólica 293 , siguiendo la pobreza propues-
racterística del propio carisma; éste consiste en una iluminación ta por Jesús 294 , captando el valor del celibato por el reino de los
interior de Cristo como principio vital del Cuerpo, que dinamiza Cielos295 y ejerciendo la misma misión de Jesús 296 en obediencia
en el hombre un ministerio similar al suyo con su testimonio y a él 297 y a quienes él ha puesto para regir su Iglesia298. Pero esto
con su ejemplo de vida. Es así como Cristo fue revelado en el es sólo el ejercicio del carisma; su fondo más íntimo consiste no
interior de Pablo con una fuerza dinamizante para la evangeliza- tanto en una práctica externa, en una imitación más o menos
ción universal278 y es desde este estado de fe desde donde Pablo estrecha del modo concreto de vivir de Jesús, cuanto sobre todo
valora las diversas situaciones de la Iglesia: circuncisión o incir- en una asimilación e internalización de los valores que esta vida
cuncisión279, matrimonio o celibato 28°, ascesis o simple templan- supone y que supuso para Jesús. De aquí que lo importante en el
za 281 . Es así como todo el Cuerpo recibe de Cristo su influen- ejercicio carismático de la vida religiosa es la fe y la caridad,
cia 282, que se ejercita según la capacidad de cada parte en orden a típica y necesaria en toda vivencia carismática, y que junto con la

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esperanza 299 dinamiza los diversos carismas eclesiales y en con-
creto el mismo carisma de la vida religiosa, haciendo que estas tercer lugar están los doctores, los que profundizan en la Verdad
expresiones carismáticas concretas sean la manifestación de unas revelada y de ella derivan las diversas posturas propias de la vida
virtudes vividas de modo carismático como don de Dios y, por cristiana 303 . Cuando se citan dos carismas fundamentales de la
tanto, incomprensibles en su esencia más íntima para quienes no vida cristiana se nombran el don de lenguas, como don de ora-
han sido llamados con este mismo carisma. ción, y el don de profecía, como carisma de apostolado 304.
Y es también a partir de la iluminación de Cristo desde donde Junto a estos carismas aparecen otros como su complemento:
se explican los otros carismas más concretos de las diversas insti- al carisma del apostolado acompaña el del evangelista, que pro-
tuciones religiosas y de los diversos ministerios eclesiales. El as- fundiza especialmente en el contenido del evangelio y lo propo-
pecto diverso con que Cristo es revelado e iluminado en el inte- ne 305 ; junto al carisma de profecía está el de discernimiento, que
rior de cada santo, de cada cristiano, es el que determina el juzga sobre la verdad de la profecía; como unido al carisma de
ministerio eclesial concreto que está llamado a ejercer en virtud lenguas ha de ir el de interpretación, para poner en términos con-
de su vocación: es el Cristo orante, o el Cristo misionero, o el ceptuales el lenguaje misterioso del Espíritu306; al carisma de doc-
Cristo médico el que determina con su iluminación peculiar los tor, profundamente vinculado al del evangelista, pues el evangelio
diversos ministerios eclesiales: el de la oración, la contemplación es el objeto principal de su profundización307, le acompaña el de
y el culto, el del ministerio apostólico de la predicación y de la pastor 308 , el carisma de gobierno 309 , pues la práctica eclesial di-
presentación de la fe, el del servicio de la caridad en sus múltiples mana de la fe evangelizada y profundizada. Por otra parte, los
dones de curaciones y gestos milagrosos acompañan al carisma
formas concretas. Incluso el matrimonio está dinamizado en su
del apostolado en una función apologética 310, como los dones de
ser cristiano por esta iluminación del Cristo, que establece unas
sabiduría y conocimiento ayudan a la penetración en el misterio,
relaciones de alianza con su Iglesia y que las quiere simbolizadas
propia del carisma del evangelista y de los carismas de enseñan-
y vividas en la realidad matrimonial 300 . za 311 ; el don de la fe es especialmente propio del profeta, pues se
Es esta actividad reveladora, que tiene por objeto a Cristo, la rige en sus directrices por ella312, y los carismas de la beneficen-
que ejerce Dios Padre por medio de su Espíritu y por la que cia son una especial actualización del carisma de gobierno en la
dinamiza todos los carismas eclesiales en su multiforme variedad. Iglesia313.
En ella está presente Dios Padre como origen de la revelación,
con la que presenta a Cristo, su Hijo, y por la que atrae desde
él 301 ; está también presente el Espíritu, quien interioriza la revela-
ción de Cristo302 y está sobre todo el mismo Cristo como objeto d) Los carismas concretos y su perduración
de la revelación que se ilumina en el interior de la persona y que
dinamiza la misma personalidad de Jesús en cada llamado, en
Cada carisma tiene unas notas propias, que definen su especi-
cada carismático, haciéndole semejante a él. Así es Dios —Padre,
ficidad característica.
Hijo y Espíritu Santo— la causa y el origen del carisma y, con él,
la causa también de la vocación. El carisma del apostolado en el N.T. aparece iniciado por el
mismo Jesús. El es el apóstol del Padre 314 , porque ha sido envia-
do por él 315 , y así se denomina "el Enviado" por antonomasia 316;
En esta diversidad de carismas existe un orden, cuyo criterio es ¡a misión la que le santifica, le consagra a Dios 317 y la que le
Pablo lo establece en su relación a la edificación de la Iglesia. Y dinamiza en su vida 318 ; su apostolado, entendido a la luz de las
así aparece en primer lugar el apostolado, el carisma misionero, profecías mesiánicas319, estuvo reducido durante su vida mortal a
porque es él el que dinamiza la actividad kerigmática, la primera las ovejas perdidas de la casa de Israel 320 , pero siempre abierto a
proclamación del evangelio, y a partir de él comienza la funda- la salvación universal321. Como Jesús es el apóstol del Padre, el
ción de la Iglesia. Le sucede el segundo carisma, el de profecía, Espíritu es el primer apóstol de Jesús, su primer Enviado 322 , y
que ayuda a la estructuración y a la marcha de la Iglesia. Y en con él transmite Jesús su propia misión323. Así, por la recepción

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del Espíritu de Jesús surgen los apóstoles de Jesús, sus envia- como contenido del kerigma y como dinamizador de su proposi-
dos 324 , en los que se hace presente el mismo Señor y con él su ción. A partir de esta iluminación progresiva es como Pablo llegó
Padre Dios 325 . Ya durante su vida pública les había iniciado específicamente a ser el apóstol de los gentiles353 con un carisma
como a discípulos en el ministerio apostólico, que sólo se lo con- apostólico distinto del de Pedro, que se sintió llamado especial-
cedería a partir de su resurrección. En compañía de Jesús, como mente al apostolado entre los israelitas354.
grupo apostólico, aparecen en primer lugar los Doce 326 y, junto a El carisma del apostolado es por esencia un efecto de la mi-
ellos, también los setenta y dos discípulos327; hay otros, a quienes sión de Jesús a su Iglesia355. Su objeto, como el de la misma
el Señor envió también a predicar, pero no en su compañía, sino misión, iniciada por Jesús de Nazaret, es la predicación escatoló-
en su propia región 328 . Posteriormente, en el N.T. la denomina- gica y definitiva del reino de Dios 356 . Pero la predicación, y no
ción de "apóstoles", aplicada especialmente a los Doce 329 , es atri- el éxito; por eso afirma Pablo que él ha sido enviado a predicar y
buida además a otros distintos de ellos 33°, entre los que se consta- no a bautizar 357 ; la falta de éxito y las persecuciones, que siempre
ta una diversa gradación 331 . Como apóstoles están considerados han de acompañar al apóstol 358 , al roturador del camino evangé-
Bernabé y Saulo 332 ; Pablo especialmente hace gala de este título lico 359, al primero de los cristianos 36°, hace pronunciar a Pablo
de apóstol 333 y lo adscribe a una vocación especial de Dios 334 . con cierta ironía que los apóstoles, el carisma por definición "pri-
Los mismos apóstoles, a su vez, siguen, además, enviando a otros mero", parece que han sido colocados por Dios "los últimos" 361 .
como continuadores de su misión335, y también la Iglesia como Como esta predicación del apóstol, dinamizada por su carisma,
tal es un sujeto que envía para patentizar su caridad apostólica 336 . proviene del Espíritu Santo y de su virtud, es espiritual no sólo
por el contenido que propone, sino también por las expresiones
La misión apostólica de los Doce estaba fundamentalmente
que usa, propias de una realidad espiritual y capaces de abrir a
centrada en el dar testimonio de la resurrección de Jesús 337 , ayu-
ella362. Y es, además, como expresión de la palabra de Jesús, una
dados por la presencia del Espíritu en ellos 338 , y esto lo hacían
predicación, que empeña a la Iglesia363, por lo que ella ha de
con valentía339. Esta es la predicación que ha fundado la Igle-
contribuir también al sostenimiento de los apóstoles 364 , ayudan-
sia340 y por eso el carisma del apostolado 341 sigue siendo el pri-
do materialmente a aquel de quien ha recibido su apoyo espiri-
mero de los carismas 342 , el carisma fundacional, el carisma misio-
tual 365 y apoyándole también con sus oraciones por él 366 .
nero, porque es el que funda la Iglesia con su anuncio kerigmáti-
co 343 . Y precisamente por ser el primero y por su importancia y Ya durante su vida pública el Señor, que acompañaba su pre-
por los peligros que entraña una mala raíz, está necesitado de un dicación con milagros que abrían a la fe367, junto con la misión
continuo discernimiento344. apostólica concedió a sus apóstoles el poder de obrar milagros368
Como todo carisma, el apostolado es un servicio345, y este ser- y con ellos confirmó también el apostolado después de su ascen-
vicio es un servicio hecho primariamente a Dios, que es quien sión en la primitiva Iglesia369. Es el Espíritu de Jesús el que co-
concede el carisma346, para llevar adelante en el mundo su plan munica este carisma 370 como concomitante de la predicación
salvífico. Por eso el apóstol es primariamente un servidor de Dios apostólica 371 , y esas maravillas predisponen al hombre a la aper-
y concreta este servicio suyo a Dios en el apostolado de Cristo 347 . tura a la fe en su forma milagrosa 372 y en su forma específica de
Cristo es quien dinamiza el carisma del apostolado 348 , y esto lo curaciones,1}, como símbolo y prenda de la salvación total de la
hace como modelo 349 y como centro de la predicación350; por persona 374 . Existe una gran variedad en los hechos milagrosos
tanto, el apóstol ha de estar siempre en continua referencia ante constatados en los comienzos de la predicación apostólica y tam-
Aquel que envía351. La conexión con el que envía es esencial a la bién en el género de curaciones operadas, hasta incluso la resu-
misma comprensión del carisma del apóstol, que, por definición, rrección de muertos, tanto en la vida de Jesús 375 como en la mis-
es un enviado de Otro y nunca de sí mismo. Esta conexión con ma vida de la Iglesia376. Todas estas maravillas poseen un gran
"el que envía", que es quien dinamiza para el apostolado, como efecto antidemoníaco al liberar a las personas del temor al malig-
lo era la paternidad de Dios respecto a Jesús 352 , es también la no 377 , de todo género de magia y de confianza en la palabrería
garantía de la rectitud en el ministerio apostólico, que ha de bro- hechicera. Y, a la vez que se constata este elemento de liberación
tar de la interior iluminación del Cristo misionero del Padre, de la negatividad, se menciona también el elemento positivo, que

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evangelista no se preocupe de ventajas materiales en este servicio,
es el determinante de estos poderes, y es la fe; ni ritos ni manipu- sino trabaje sólo por el evangelio, poniendo ahí su gozo, sin bus-
laciones, sino sólo la fe en el Señor Jesús y la invocación de su car otros estipendios401, aunque sabe que tiene derecho a vivir de
nombre eran la causa de estos carismas maravillosos378. Es la ese ministerio evangélico y que puede hacerlo 402 . Por esta referen-
fuerza de la oración de la Iglesia379 y la fuerza de la fe 38° la que cia esencial y vital al evangelio, este su carisma le mueve al evan-
puede hacer participar del mismo poder de Jesús 381 , que él segui- gelista a no hacer nada que estorbe la propagación evangélica403,
rá concediendo a la Iglesia, unida a él en oración, y siempre en le impulsa a trabajar apologéticamente por el evangelio404 y, más
orden a la fe y como expresión de esa fe en la victoria de su aún, le incita a poner todas sus fuerzas al servicio del evangelio y
cruz 382 y de su resurrección383. Y, por fin, para Pablo también los a hacerlo todo por él 405 .
efectos producidos por el auténtico carisma apostólico son una
garantía de su verdadera existencia: el conocimiento de Dios 384 , La función típica del evangelista es "evangelizar el evangelio".
la capacidad para aguantar los sufrimientos por el evangelio385 y Por su conexión con el apostolado, a él le corresponde lanzar el
la gracia operada en la Iglesia por su ministerio386. anuncio kerigmático del evangelio406 y, por su conexión con la
enseñanza, le corresponde también profundizar en el contenido
Intimamente vinculado al carisma del apostolado se encuen-
del evangelio407. Esta profundización y presentación del evange-
tra el carisma del evangelista. Si el carisma del apostolado hace
lio es la que dio origen en la Iglesia primitiva, como consecuencia
referencia a la condición de misionero, el carisma de evangelista
del carisma de evangelista, a los cuatro evangelios, género nuevo
se fija especialmente en el contenido del anuncio de la Buena
y original, que presentan los rasgos de la vida de Jesús con la
Noticia de Dios 387 . El carisma evangélico está iniciado por el mis-
profundización del mensaje que les confiere el misterio pascual 408
mo Jesús, como predicador de la Buena Noticia de Dios, expresa-
y en orden a la vida cristiana409. El mismo Lucas nos dice que
da en su anuncio del Reino y en sus explicaciones parabólicas
fueron muchos los que trabajaron en este sentido 410 , y Pablo afir-
sobre el reino de Dios 388 . La misión de evangelista viene ejercida
ma sobre Lucas que era especialmente alabado por la Iglesia gra-
en el N.T. por el diácono Felipe 389 , y Pablo le encarga a Timoteo
cias a su carisma de evangelista411.
que desempeñe este mismo ministerio390. Pero es, sobre todo, el
mismo Pablo quien considera su vida como la de un evangelista y El carisma del evangelista consiste, pues, en presentar el anun-
ve su carisma de evangelista íntimamente asociado a su carisma cio cristiano de una forma explicitada como buena noticia. Si el
de apóstol. El carisma de evangelista, que es efecto de la elección carisma del apostolado es el carisma misionero, que conquista
de Dios 391 , está íntimamente ligado al mismo comienzo vocacio- para la fe, el carisma del evangelista es el del exegeta, el del predi-
nal de Pablo: Dios Padre ha revelado en el interior de Pablo a la cador homilético, el de quien presenta el evangelio como mensaje
persona de Jesús con un dinamismo tal que Pablo se siente llama- con la energía que posee al ser fuerza de Dios 412 . El contenido
do a evangelizarlo a los gentiles392; por eso Pablo entiende su esencial de su predicación, iniciado ya por el mismo Señor, es la
función evangelizadora como la de un reflejar la imagen de Cris- presentación del reino de Dios 413 . Pero este reinado de Dios se
to, formada en él como en un espejo393. Es así como el mismo identifica con la persona de Jesús y con su mensaje esencial; por
Cristo, presente en el evangelio, se constituye en la llamada de eso el evangelio pasa a identificarse con Jesús 414 y, consiguiente-
Dios 394 , y Pablo siente la tarea evangelizadora como una necesi- mente, la misión del evangelista consiste en predicar a Jesús
dad de su mismo ser de apóstol 395 , porque el apóstol, que no ha pero a un Jesús en quien se ha profundizado y a quien se le ve
sido enviado a bautizar, sino a evangelizar396, es por medio del como el Mesías416 y el Señor417, el Resucitado 418 ; un Jesús en
evangelio como engendra a los hombres en Cristo 397 . quien se descubre la promesa realizada419 y la llamada a la con-
El carisma de evangelista, como el del apóstol, es también un versión420; un Jesús, a quien se le contempla como la gloria de
servicio398; está concebido como un servicio litúrgico399, que tie- Dios 421 , la gracia 422 y la salvación423, es decir, un Jesús que es
ne por fin principal a Dios Padre; es a él a quien el evangelista mensaje, palabra, la palabra de Dios 424 . Todo esto es lo que
sirve, pero con el evangelio de Cristo 400 , haciendo que esta gracia constituye, como objeto de evangelización, lo que se denomina la
de Dios, que es el evangelio, alcance a todos. Esta referencia ex- riqueza de Cristo 425 , el misterio de Dios, que en él se va desvelan-
clusiva a Dios en el servicio evangélico es la que hace que el do 426 y que provoca la fe427, el amor 428 y la esperanza429. Es
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decir, el objeto de la predicación evangélica es el cristianismo, alienta, consuela" 462 . Esta nota de edificación de la Iglesia es fun-
pero no como una filosofía centrada en un mito personal, sino damental en la comprensión del carisma profético, pues éste suce-
como la presentación plena de la persona misma de Jesús en su de al carisma fundacional, que es el del apostolado. Como todo
dimensión de Cristo y con toda la explícitacíón que de él se deri- carisma, está concedido por el Espíritu y obrado por él 463 , detrás
va 43°. Por eso, de modo sintético, el N.T. dice que el objeto de la de quien actúa el dinamismo fontal de Dios Padre 464 , y es expre-
evangelización es "la Palabra" 431 , que es Jesús 432 , el hijo de Dios sión de la capitalidad de Jesús, que por él va edificando su Cuer-
hecho hombre y manifestado como exegeta de la gloria de po, que es la Iglesia465. Por este valor de edificación de la Iglesia
Dios 433 . Este Jesús por su evangelio es el que pide la obediencia es el carisma preferido en un contexto eclesial466.
de la fe434 y el que se constituye en norma 435 y en fuerza de vida
cristiana436. Por eso el evangelio tiene una especial conexión con Lo que dinamiza el carisma profético es la revelación; ella es
la exhortación que consuela437, y así el Señor comenzó dirigiéndo- la fuente de toda la actividad profética467. Es a los apóstoles y
se con él precisamente a los pobres 438 y asociando a su misión a los profetas a quienes, como santos, como consagrados, se les
evangelizadora el carisma de las curaciones439. revelan las riquezas de Cristo en orden al ministerio, porque son
El segundo carisma en la vida de la Iglesia, después del apos- ellos quienes las tienen que proponer. Por eso también Juan lla-
tolado, es la profecía440. Su importancia en la Iglesia primitiva es ma al libro de su profecía con el nombre de Apocalipsis, revela-
patente 441 , y por eso Pablo lo menciona en todas sus listas sobre ción. El carisma de profecía aparece citado por Pablo simultánea-
los carismas442. El profeta tiene por fin proponer la estructura- mente con el carisma del conocimiento de todos los misterios y de
ción de la vida eclesial de acuerdo con la palabra de Dios. El toda la ciencia468, porque el carisma profético está regido por
carisma de profecía, conectado con la acción del Espíritu ya en el esos conocimientos, cuyo fundamento está en la fe. Es el conoci-
A.T. 443 , según lo reconoce también el N.T. 444 y el mismo Je- miento de la fe y la referencia a ella lo que dinamiza concreta-
sús 445 , está especialmente dinamizado por la intervención del mente el carisma profético 469 , que tiene por fin el derivar de ella
Espíritu446, de tal forma que profeta es sinónimo de carismático, los principios de actuación cristiana 470 , comunicando la misma
de hombre espiritual447. Como profetas aparecen en el N.T. Juan revelación recibida471. A este género pertenecen, por ejemplo, las
el Bautista448 por su predicación estructuradora y su anuncio so- revelaciones sobre el final escatológico472 y sobre el futuro de
bre Jesús 449 . Ana, la hija de Fanuel, como mujer consagrada a Israel 473 , con sus consiguientes implicaciones prácticas en el ac-
Dios e intérprete de sus designios450, y, sobre todo, el mismo Je- tuar cristiano. Pero como éste es un conocimiento que se logra
sús como poderoso en obras y en palabras 451 por la plenitud del en la fe, es un carisma que desaparecerá en la escatología474
Espíritu, que habita en él de modo permanente 452 . Después de él cuando la visión inmediata sea el principio dinamizante de cada
aparecen en el N.T. los profetas carismáticos, entre los que se actuación cristiana, del amor 475 . Por eso el profeta habla de lo
cuentan como figuras más destacadas Bernabé y Saulo 453 y, sobre que Dios ha revelado476 y vincula su manifestación a lo que el
todo, Juan, el autor del Apocalipsis454, que ha plasmado en este Espíritu le comunica 477 .
escrito el contenido de su actividad carismático-profética455, que
es el testimonio de Jesús 456 , por el que le toca sufrir. Por esta vinculación a la palabra reveladora de Dios es tam-
bién un carisma afín al de la enseñanza478 y por ello es el carisma
El carisma de profecía en la Iglesia es efecto de la plenitud del más apreciable en los presbíteros 479 . Esta conexión con el magis-
Espíritu de Jesús, derramada en Pentecostés y, por tanto, abierta terio es quizá la razón por la que Pablo, que reconoce con toda la
a todos los cristianos, con una nota de universalidad más allá de tradición bíblica el carisma de profecía como propio tanto del
toda circunscripción carnal 457 , aunque no todos reciban de hecho hombre como de la mujer, no quiere que la mujer actúe en la
el carisma profético458. Es un carisma vinculado al don del Espí- asamblea litúrgica, ya que en la tradición sinagogal judía corres-
ritu, que se recibe, por el hecho de ser cristiano, con la imposición ponde al hombre esta actuación, o quizá también para que se
de las manos 459 . Es el segundo carisma, después del apostola- guarde mejor el orden, tan apreciado en las reuniones de la Igle-
do 460 , y junto con él edifica a la Iglesia461, tanto a nivel comunita- sia, como símbolo en ellas de la presencia del Dios del orden y
rio como personal, pues "el profeta habla a hombres: edifica, de la paz 480 y de la capitalidad fontal de Cristo.
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Como actividad principal del profeta se señala en las fuentes expresión de "poseído". De este control profético es de donde ha
neotestamentarias la de instruir, exhortar, consolar y edificar a la de emanar el orden requerido en la Iglesia, para que se puedan
Iglesia481, de tal forma que la Iglesia ha de mantenerse abierta escuchar todas las profecías507, sin despreciar ninguna 508 , y así
siempre a lo que le dice el Espíritu 482 , que por esta actividad de pueda ser plenamente edificada la Iglesia. Todos los que escuchan
los profetas en ella va, además, abriendo a la fe a los incrédulos 483 ; la profecía han de procurar no resistir a ella509, pues la palabra
así el don de profecía es una señal para producir la fe propia de estructurante del profeta tiende a ser rechazada, como acontecía
los creyentes484 a partir del discernimiento de los corazones, pro- ya en el A.T. 51 ° y también le sucedió a Juan el Bautista511 y a
vocando la conversión total 485 . Jesús 512 ; lo mismo ocurre a los demás profetas del N.T. 513 Por
otra parte, siendo un carisma tan conveniente para la vida de la
Diversas son las actividades concretas que, según el N.T., el Iglesia, todos han de aspirar a poseer especialmente este don de
Espíritu de profecía dinamiza carismáticamente en el cristiano. profecía514, pero sin que esto ensoberbezca a la persona 515 y haga
Fundamentalmente al profeta le toca exponer cristológicamente que impida otros dones en la Iglesia516, necesarios también para
las predicciones mesíánicas486, pues tiene sintonía con sus prede- la edificación del Cuerpo de Cristo, como será, por ejemplo, el
cesores, los profetas, por la acción del mismo Espíritu, que con- don de lenguas, pues la persona activa tiene un peligro mayor de
duce a Cristo; y así lo hacen los Doce en sus primeros discur- no comprender otros dones más contemplativos y de arrollarlos
sos 487 y también el diácono Esteban 488 , clarificando el misterio de en aras de su acción.
la salvación de Dios en Cristo 489 y haciendo que se conserve en
toda su pureza y exigencia490. De esta enseñanza espiritual491 re- Acompañando al carisma de profecía e inmediatamente des-
cibe el profeta carismáticamente las razones para defender a Cris- pués de él se cita el carisma de discreción de espíritus517, ya que
to en el juicio 492 , como aparece en el caso de Esteban493. Y a toda profecía ha de ser evaluada 518 , pues aparecen espíritus enga-
partir de este conocimiento del misterio es también desde donde ñadores 519 y hay que examinarlo todo, para quedarse con lo bue-
el profeta puede exhortar, consolar y edificar a la Iglesia494. Co- no 52°. Esta evaluación la realizan especialmente bien otros profe-
nectada también con una revelación y con una sintonía con el tas 521 , como acontecía ya en el A.T. 522 , ya que ellos poseen una
Espíritu está la habilidad del profeta para adivinar los gestos sintonía peculiar con el Espíritu de profecía. La norma de este
ocultos de las personas 495 y también la capacidad para leer los discernimiento, en último término, se encuentra en Dios 523 , en su
corazones 496 , pudiendo llegar a señalar el candidato apto para la voluntad 524 , que propone lo bueno 525 , pero en concreto es siem-
ordenación y la misión eclesial, indicándole incluso el modo que pre la fe verdadera 526 , la auténtica presentación de Cristo 52? , tal
ha de seguir en su actuar 497 ; de acuerdo con un concepto ya vete- como viene propuesta en la predicación eclesial528, pues de él de-
rotestamentario sobre la capacidad del profeta para revelar lo riva su vigor toda profecía, por estar siempre orientada a él y a su
desconocido 498 , también el profeta cristiano llega a predecir el Cuerpo 529 .
futuro 499 o el sentido del futuro, como lo hace el sumo sacerdote
respecto a la muerte de Jesús 50°. Pero esta actividad de predecir o En la historia de la Iglesia no será difícil descubrir la presen-
de indicar el porvenir no es estática; el Espíritu mueve también al cia del carisma profético no sólo en situaciones más extraordina-
profeta a actuar de un modo concreto para un fin determinado, rias de predicción de futuro, sino sobre todo en la predicación
en ocasiones sólo conocido para Dios. Esta moción concreta del estructurante del mensaje cristiano, que mueve a ordenar la vida
Espíritu se constata sobre Juan el Bautista 501 , sobre Jesús 502 , y el de acuerdo con él. Y junto a este carisma se encuentra también el
diácono Felipe503, y Pedro el apóstol 504 , y repetidas veces sobre continuo esfuerzo eclesial para no dejarse engañar en la búsqueda
Pablo 505 . de la voluntad de Dios y discernir los diversos movimientos inte-
riores del hombre o exteriores de la sociedad, para juzgarlos a la
Por esta fuerte influencia del Espíritu en el profeta, Pablo tie- luz de la verdadera presentación de Cristo. Este doble ministerio,
ne interés en subrayar que la actividad profética no es instintual, evangélico-profético, que señala principios de actuación a la luz
sino espiritual, ordenada, ya que el profeta tiene control de su de Cristo, y discriminativo, que discierne los espíritus, ha queda-
modo de actuar 506 . Por esta visión quizá, y para evitar malas in- do plasmado de algún modo en los Ejercicios espirituales de Ig-
terpretaciones, es por lo que no se usa nunca para el profeta la nacio de Loyola.

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Otro carisma, intermedio entre la profecía y el magisterio 53°, rio, propio del maestro o doctor 563 . Ya en el A.T. el carisma de
es el de la animación pastoral o capacidad de exhortar 531 , pues es profecía desemboca en el de magisterio 564 , y la misma corriente
propio tanto del profeta y de las consecuencias de su ministe- sapiencial dinamiza la predicación profética, por ejemplo, en el
rio 532 como del servidor de la comunidad eclesial533 y del que se caso de Malaquías, cuyos escritos están fuertemente influenciados
afana en dirigirla por medio de la enseñanza evangélica534. El por la corriente magisterial del Deuteronomio. Y en el N.T. se
mismo Pablo ejerce esta función en su actividad pastoral 535 , y en observa cómo el carisma de enseñanza queda emparejado con el
Tesalónica, por ejemplo, actúa "como un padre, que exhorta, de profecía565, pues al profeta le corresponde también enseñar566.
anima y pide a sus hijos que vivan dignamente ante Dios" 536 , y en Propio del maestro es exponer la fe en sus aspectos más profun-
Iconio, Listra y Antioquía, junto con Bernabé, exhorta a los dis- dos y deducir de ella las consecuencias más prácticas y concretas
cípulos a que permanezcan firmes en la fe537, y también en Efeso para la vida cristiana. Este es el carisma que alienta a la teología
exhorta y anima a los discípulos ante la revolución de los plate- y a la ciencia moral. Al doctor le corresponde enseñar567.
ros 538 ; el mismo Pablo introduce frecuentemente en sus cartas la
típica exhortación cristiana con una llamada a la conversión539, a Ya Jesús es aclamado en el evangelio, unas cincuenta veces
la vida cristiana perfecta540 y al progreso en ella541 "conforme a con el título de Rabbí o Maestro, como Enviado de parte de
las instrucciones dadas con la autoridad de Jesús, el Señor". Dios 568 , y este mesianismo docente es el que Jesús no duda en
aceptar 569 , de tal forma que él mismo se presenta como el único
Es aquí, pues, donde reside la fuerza y el origen del carisma verdadero Maestro de los hombres 570 y como a tal se le hacen
de exhortación: en la virtud del Espíritu de Dios y de Cristo 542 , continuamente preguntas sobre el modo de comportarse en la
pues toda la exhortación cristiana y su fuerza son una expresión vida 571 , pues se le reconoce que enseña con autoridad, acompaña-
de la misericordia de Dios 543 , que brota del Señor y del ejemplo da incluso del carisma de los milagros, y no como los fariseos572.
de su bondad 544 en virtud del amor del Espíritu545, y por eso se Por ello se le admira profundamente 573 , porque —se afirma—
ejerce en el nombre del Señor546. Esta práctica cristiana, iniciada nadie jamás ha hablado como habla él 574 . Su práctica docente ha
ya con Pedro 547 y Bernabé 548 , como continuación de la práctica sido diaria y pública 575 , en la sinagoga y en el templo, donde se
sinagogal549, tiene por objeto actualizar el consuelo que trae Je- reunían los judíos 576 , y en los mil rincones de Palestina, por lo
sús con su venida 550 , como presencia del consuelo de Dios 551 , y que los evangelistas constatan que enseñaba mucho 577 y con arte,
que se actualiza por los diversos dinamismos del Paráclito 552 . con el arte de las parábolas 578 , tan característico de él 579 . Su ense-
Este consuelo se transmite especialmente al carismático, para que ñanza programática la ha centrado Jesús en las bienaventuranzas
él, a su vez, lo transfiera a la Iglesia553; y tiene como efecto esen- y en el subsiguiente comentario 580 , que indica el género de su
cial la reanimación en toda obra y palabra buena 554 a partir del enseñanza: un conocimiento profundo de Dios, que desemboca
ejemplo de Jesús 555 . en unas aplicaciones concretas de vida. Realmente, esta enseñanza
suya emanaba del conocimiento de Dios: si Jesús es Maestro es
Es éste un carisma especialmente apropiado para quien ha de porque primero ha sido discípulo de su Padre Dios, de quien ha
velar por ¡as comunidades eclesiales556, y por eso en las cartas aprendido su doctrina, que ya no es suya, sino de Aquel que le ha
pastorales a ellos especialmente se les encarga este ministerio de enviado 581 . Este aprendizaje del Padre no es meramente teórico,
la animación pastoral 557 , primeramente con su ejemplo558, pero es una sintonía de voluntad y de amor, que le coloca en una
también con sus enseñanzas, derivadas sobre todo de la Sagrada permanente realización de la voluntad de su Padre 582 . Por eso
Escritura559. Sin embargo, todos están llamados a participar en afirma Jesús que sólo quien se encuentra en su misma situación
esta exhortación eclesial560, que ha quedado plasmada de modo de apertura, quien está dispuesto a la escucha, por una sintonía
eminente en la carta a los Hebreos, "palabra de exhortación y con él reconocerá que su doctrina procede de Dios 583 , y así el que
aliento" 561 , y, sobre todo, en la primera carta de Pedro, con la que mantiene su enseñanza en una única comprensión tiene consigo al
él exhorta y anima, indicando cuál es la verdadera gracia de Dios, Padre y al Hijo 584 . Pero si Jesús enseña es porque él ha vivido
en la que el cristiano ha de permanecer 562 . primero su doctrina 585 , porque ha realizado su enseñanza a la
El tercer carisma fundamental para la Iglesia es el de magiste- perfección586; no enseña nada que él no lo viva, y las fuentes neo-

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que los apóstoles aparecen desde el principio ejerciéndola conti-
testamentarias señalan que él enseña después de haberlo prac- nuamente 610 , y por su conex;ón con la misión es también propia
ticado 587 . de los presbíteros de la Iglesia611 y en los comienzos no tan per-
Los discípulos que Jesús tuvo durante su vida se pueden en- mitida a las mujeres en las asambleas litúrgicas612.
cuadrar en dos círculos: uno más general, la gente 588 , y otro más
íntimo, el de los Doce 589 , a quienes en privado daba unas explica- La actividad docente aparece como paralela a la de la evange-
ciones más amplias y detalladas 590 ; intermedio y próximo al de lización613 y su contenido se expresa en conceptos mentales614,
los Doce apóstoles se encuentra también el grupo de los Setenta y aptos para ser propuestos por medio de la palabra 615 o del escri-
Dos 591 . Es, sobre todo, a los Doce a quienes comenzó a entrenar to 616 . Por su proximidad con la tarea evangelizadora, su primer y
durante su vida en la actividad docente sobre el Reino 592 , y ellos, fundamental contenido es el Cristo interpretado 617 y su evange-
después de su experiencia, confieren con él cuanto han enseña- lio 618 , pero éste siempre como mensaje, como palabra de Dios 619 ;
do 593 . Son éstos quienes después de su resurrección continuarán y su concreción es todo lo referente a Jesús 620 , la fe y la verdad
la misma actividad docente de Jesús 594 . Como él ha aprendido de Jesús, que es la que adorna al cristiano 621 , y el verdadero
del Padre, también su Espíritu ha aprendido de Jesús 595 , y así se amor a él 622 . La carta a los Colosenses, sobre todo, indica magis-
convierte a su vez en el maestro interior de los discípulos, pues les tralmente el contenido de esta enseñanza: "Predicamos a Cristo y
va recordando todo lo enseñado por Jesús y actualizándolo para exhortamos y enseñamos a todos con toda sabiduría para perfec-
su vida; de este modo les va introduciendo por el camino de la cionar a todos en la comunión con Cristo" 623 ; "habéis aceptado a
verdad, que es Jesús 596 . Es desde ahí desde donde el Espíritu en- Cristo como Señor y por eso vivís en él; en él habéis sido funda-
seña también a los discípulos, como abogado, los términos de la mentados; edificad sobre él y aferraos a la fe, en la que se os ha
defensa en el juicio por Cristo 597 , los términos del testimonio 598 , adoctrinado" 624 ; "que la palabra de Cristo habite en vosotros
y desde donde les capacita, además, con el don de consejo para con toda su riqueza; enseñaos y exhortaos mutuamente con toda
iluminar las diversas actuaciones eclesiales 5 ". sabiduría; cantad a Dios con todo el corazón salmos, himnos y
cánticos inspirados, porque estáis en la gracia de Dios" 625 . Por
A partir de esta experiencia espiritual, a partir de la ilumina- eso esta doctrina se convierte en la verdadera señal del cristia-
ción del Espíritu, Pablo se define a sí mismo como maestro 600 , y no 626 , que es la doctrina de Cristo en toda su pureza 627 , tan dis-
precisamente carismático, porque no ha aprendido su evangelio tinta de las doctrinas y preceptos humanos 628 y tan contraria a la
de hombres, sino por revelación del Señor601. Por este carisma mala doctrina 629 , de la que el cristiano ha de procurar liberar-
suyo de maestro es por lo que constata que ha sido fielmente se 630 . Su norma es "la medida de la fe" 631 , la regla de la doctri-
seguido por sus discípulos más cercanos en Cristo 602 y les enco- na 632 , siempre referida a la tradición 633 .
mienda que también ellos ejerzan en la Iglesia la actividad docen-
te 603 , vinculando a las comunidades por él fundadas a esta ense- La enseñanza concreta cristiana ha de estar basada en esta
ñanza ulterior, continuada por sus discípulos604. recta doctrina de Cristo 634 , que es la que proviene de la interpre-
Esta actividad docente está esencialmente vinculada a la mi- tación correcta de la Escritura 635 . De ella se derivan enseñanzas
sión concedida por Jesús a sus apóstoles y es el primer medio del concretas 636 , pero esta enseñanza siempre ha de ser según la pie-
que ellos disponen para llevar adelante la misión, cuyo contenido dad, es decir, ha de presentarse como norma de la vida cristiana,
fundamental es hacer discípulos de Jesús 605 . Esta es una misión derivada de las palabras del Señor Jesús, a las que el maestro
universal y un magisterio de alcance mundial, que Jesús sólo lo cristiano se ha de dedicar con toda intensidad, para derivar de
puede ejercer visiblemente a través de sus apóstoles 606 . Por eso ellas su enseñanza 637 . Por eso el carisma de la enseñanza tiene
ellos la han de ejercitar en plena sintonía con Jesús, enseñando a invariablemente una vertiente práctica 638 , que se concreta en al-
guardar lo que él les ha encomendado, enseñando en su nom- gunos casos como el de la oración 639 , pero que por su esencia es
bre 607 , referidos a la enseñanza de Jesús y no a sí mismos o a sus más bien general en su normativa 640 y ha de ser seguida constan-
propias teorías 608 y con una absoluta y esencial humildad 609 . Por temente por el cristiano 641 , quien ha de permanecer fiel a ella642,
ser la enseñanza una consecuencia directa de la misión es por lo aunque se vea atacada 643 , no vaya a ser que por falta de fidelidad

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se hable mal de la enseñanza, que dinamiza el cristianismo, blas- son de Dios 667 ; otra de las notas de la calidad de Jesús como
femándose así del mismo Señor644. Pastor, que le definen como bueno, es que él da la vida libremen-
te por sus ovejas, se sacrifica por ellas668 y, además, que él viene
Por este carácter de nofma es también por lo que el carisma
para favorecer la vida de sus ovejas, para darles la vida y una
de la enseñanza desemboca continuamente en un ministerio de
vida abundante 669 ; por fin, la última nota del buen Pastor es que
exhortación a la vida cristiana 645 , que proviene siempre del mis-
él conoce a sus ovejas por su nombre, establece relaciones inter-
mo contenido de la enseñanza 646 . Y porque tiene tantas aplicacio- personales con ellas 67° y ellas se sienten atraídas por su voz, cons-
nes de tipo concreto, al iluminar desde Dios y su Palabra, que es tituyéndose así en ovejas de Jesús, rebaño del Señor, por la fideli-
Jesús, situaciones reales de la vida, es por lo que el llegar a la dad y la obediencia a su palabra 671 .
perfección en este carisma de la enseñanza supone tiempo y un
haber progresado realmente en la fe cristiana647, ya que quien
Es el mismo Jesús quien confía sus ovejas a Pedro, el pastor
enseña ha de ser modelo de lo que enseña con su propia vida,
eclesial, para que él las alimente y las guíe 672 , pero no como pro-
como lo fueran Jesús 648 y Pablo 649 y quienes viven de este mismo pias, pues las ovejas nunca dejan de ser posesión exclusiva de
modo 650 . Jesús, pues son suyas 673 . Pedro, que ha aprendido de Jesús el
Otro gran carisma para la edificación del Cuerpo de Cristo es modo de pastorear, recomendará a los presbíteros, a quienes el
el de gobierno651. Ya en la Iglesia de Antioquía aparecían los pro- Espíritu Santo ha puesto en la Iglesia como pastores para regir-
fetas y maestros como dinamizadores de la vida eclesial652, y el la 674 , el que pastoreen el rebaño no con postura exclusivista e
carisma del pastor aparece como paralelo al carisma de la ense- impositiva675, sino haciéndose ellos mismos modelos de la grey676,
ñanza 653 , pues es el carisma docente el que tiene la principal ca- de forma que viéndolos aprendan de esta enseñanza vivida el
pacidad para regir la Iglesia654, y por eso la función principal del modo correcto del comportamiento cristiano. A partir de esta
gobernante eclesial es la instrucción en la fe tradicional y el re- metáfora del pastor es desde donde Pablo compara también su
chazo de las falsas doctrinas, asumiendo a su vez todas las conse- actividad apostólica a la de él 677 , y hace notar, además, que han
cuencias dolorosas de este ministerio 655 . También en el A.T. exis- de surgir personas que como lobos entrarán en la grey del Señor
ten los líderes carismáticos, como los jueces, cuyo carisma en a estragar el rebaño, por lo que el pastor ha de vigilar diligente-
ocasiones va unido al de profecía, como en el caso de Débora 656 mente para que él no se deje arrastrar de esa misma situación678.
y de Saúl 657 . En el N.T., al tiempo de las cartas pastorales, la
instrucción religiosa y la preocupación pastoral se concentran ya El carisma de gobierno, como carisma, es una capacitación
en los miembros de la jerarquía eclesiástica658. que el Espíritu concede para la organización de la Iglesia, por lo
que la persona pone sus fuerzas y sus capacidades679, movidas
Como en los otros carismas, el N.T. reconoce que también por la fe 680 , a disposición de la formación de la Iglesia681 y de la
aquí el primer carismático y poseedor de este don del Espíritu es comunidad eclesial682, y por ello merece una obediencia espe-
Jesús, a quien se le llama obispo, porque vela por las almas de los cial 683 y también una estima y aprecio peculiar684. El gobernante
fieles659, y se le denomina sobre todo Pastor 660 e incluso Único eclesial ha de estar especialmente atento al Espíritu, que habla en
Pastor 661 , en cuanto que también es Único Maestro 662 . El mismo la Iglesia señaladamente por el ministerio profético685, para po-
Jesús interpreta su misión con el título de Pastor 663 , reservado en der asegurar en sus decisiones la iluminación espiritual, como
el A.T. para Dios 664 y para el rey mesiánico665, y los evangelistas acontecía en la práctica de los apóstoles: "Ha parecido al Espíritu
le ven a Jesús como tal al constatar que se compadecía de la Santo y a nosotros..." 686 Y esta atención al Espíritu es aún más
muchedumbre porque estaba como ovejas sin pastor y él la ali- urgente cuando se trata de discernir los carismas, pues también
menta y la guía por medio de su palabra 666 . El título de Pastor esta función le corresponde al pastor, obispo y ángel de la Igle-
Bueno le corresponde a Jesús por varias razones: en primer lugar, sia687; por eso el mismo Pablo tuvo cuidado en someter su evan-
porque él entra en el rebaño por la puerta, es decir, no es un gelio, recibido carismáticamente, al refrendo inicial del carisma
ladrón, un egoísta posesivo, sino que el mismo portero le da acce- de gobierno 688 . La virtud del celo y de la diligencia es también
so, es el Padre quien le entrega las ovejas, que, en último término, propia del que tiene que dirigir a otros y preocuparse por ellos689.

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Si el carisma de gobierno es una capacidad especial para lle- para sus propias necesidades 717, y también quizá los mismos diá-
var adelante como piloto 690 o como cabeza de familia691 la orga- conos cristianos 718 , quienes, sin embargo, no dejan de ayudar a
nización de la vida eclesial en el nombre del Señor692 y supone los apóstoles en la misma predicación 719 ; la diaconisa Febe pare-
unas cualidades 693 , la misión del gobierno está concedida en el ce que era quien mantenía vivo en Céncreas este carisma del servi-
N.T. por la ordenación eclesial o imposición de las manos, con la cio a los necesitados 72°, como en la Iglesia posapostólica surgió el
que se presenta a Dios en oración a quienes ya interiormente se ejemplo del diácono Lorenzo, que ayudó inseparablemente al
habían consagrado a su servicio en la Iglesia694. A este servicio Papa Sixto II en este ministerio de la caridad. Resultado de este
están principalmente destinados por la imposición de las manos carisma son todas las congregaciones eclesiales que se entregan al
los obispos, presbíteros y diáconos 695 . Ya en el A.T. la imposi- servicio de Cristo, materialmente necesitado 721 , como resultado
ción de las manos de Moisés sobre Josué le transmite con su del carisma de enseñanza serían también las congregaciones que
misión el espíritu de sabiduría 696 , que es el espíritu de gobier- por vocación tratan de instruir al hombre de modo integral en
no 697 . También Saúl es constituido jefe carismático por la acción Cristo 722 .
de Samuel698, y con la unción de Samuel el Espíritu desciende
sobre David 699 , constituyéndole así en el modelo del rey carismá- Si el carisma de profecía, por su amplitud y riqueza, se podría
tico 70°. En el N.T. el Espíritu, fuente de los carismas, es entrega- considerar como el resumen de todos los carismas de apostolado
do también por la imposición de las manos de los apóstoles 701 y activo en la Iglesia, ya que es puente entre ellos, junto a él y antes
de Pablo 702 , que con este rito concede la gracia de estado a su que él se cita el carisma de lenguas, como manifestación del caris-
discípulo Timoteo 703 y le ordena que siga también él imponiendo ma de la oración, sobre todo en su forma contemplativa y eucoló-
las manos 704 y constituyendo presbíteros, como además se lo gica. Ambos, lenguas y profecía, son la expresión concentrada del
prescribe a su colaborador Tito 705 , ya que ambos habían aprendi- conjunto de la vida carismática cristiana, nacida del don del Espí-
do esta práctica del mismo Pablo 706 . Pero esta gracia de estado, ritu a partir de la imposición de las manos de los apóstoles 723.
este carisma, ha de ser también continuamente revitalizado707 por Este carisma de lenguas es distinto de la maravilla operada
la revitalización de la entrega carismática, que estuvo presente en por el fenómeno de Pentecostés, cuando en virtud de él los após-
su comienzo 708 . toles hicieron llegar a todos los lenguajes del orbe la narración de
las maravillas de Dios 724 . El carisma de lenguas es un carisma de
Al carisma de gobierno está unido, además, el carisma de be- oración 725 , por el que el Espíritu ora en el hombre. Este hablar
neficencia, que tiene por fin un servicio corporal, ejercido con del Espíritu en el hombre está ya señalado en la actividad de los
rectitud y con alegría709. Este servicio es la concretización caris- otros carismas cuando se recuerda que es él quien sugiere las pa-
mática de una postura radicalmente cristiana, como es la ayuda labras espirituales de la predicación apostólica 726 y quien ha de
al necesitado710, aprendida del mismo Jesús 711 . Por eso estaba hablar en los cristianos durante los juicios por Cristo 727 . Por el
oficialmente ejercido en la Iglesia por los mismos apóstoles. Sólo carisma de lenguas es el mismo Espíritu, que ora en el cristiano
cuando este ministerio impedía otras actividades más propias del con gemidos inenarrables 728 , quien produce carismáticamente esa
carisma apostólico, la práctica de la plegaria y de la predicación, locuela interior, reconocida por místicos como Ignacio de Loyo-
se instituyeron los diáconos, como hombres llenos del Espíritu la, y que es captada sólo por Dios en su más profunda signifi-
Santo por su fe, y fueron puestos por los apóstoles con la imposi- cación 729 .
ción de las manos al frente de este servicio de la caridad ecle- En su aspecto oracional este carisma reviste una doble forma.
sial712. Así también el mismo Pablo, con la ayuda particular de Por una parte, es oración hímnica 730 y eucarística731. Y, como
Tito, organizó las colectas de las Iglesias de Asia para la Iglesia toda oración hímnica, su expresión más pura está determinada
de Jerusalén713. Y en las cartas pastorales se muestra cómo este por la plenitud del Espíritu732 e inspirada por él, en cuanto con-
ministerio ha de constituir una de las principales preocupaciones cede la sabiduría a través de la interiorización de la palabra de
de la jerarquía eclesiástica714, cuyos miembros han de tener sensi- Dios 733 . Y así, al estar determinada por el Espíritu, también le
bilidad suficiente para promoverlo 715 , y entre los carismáticos manifiesta734. Es la oración de los verdaderos adoradores, que
que lo ejercen se mencionan las viudas 716 , especialmente aptas
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tienen acceso a Dios Padre en el Espíritu 735 , es decir, en la ver- una irrupción salvaje del subconsciente749; por eso el carismático,
dad y en la revelación de Jesús, interiorizada por el Espíritu, y movido por el Espíritu de Dios, que mira al orden y a la edifica-
que dinamiza el movimiento del hombre a Dios 736 . ción de la Iglesia, tiene control de su carisma, y este control está
ejercido también por el carisma apostólico del gobierno, que diri-
Otra forma de esta oración coincidiría con la oración contem- ge la pauta de actuación en la Iglesia, sin impedir los carismas,
plativa. Como oración, es una expresión del hablar a Dios y no a ninguno de los carismas, tampoco el de lenguas750.
los hombres 737 y es una oración silenciosa, "ya que nadie oye,
pues con el Espíritu el hombre habla misterios", pronuncia reali- Del mismo modo que al carisma de profecía le acompaña,
dades arcanas, místicas, y quien ora así se edifica a sí mismo y como su complemento carismático, el don de discreción de espíri-
progresa en su encuentro con Dios 738 , pero no transmite revela- tus, así al don de lenguas le acompaña indisolublemente el caris-
ciones, conocimientos, profecías ni enseñanzas739, pues no pro- ma de la interpretación, también como gracia del Espíritu751. El
fiere palabras comprensibles 74°. Esta oración habitualmente no es intérprete es el que explica a la Iglesia el sentido de esta oración
conceptual y por ella recibe provecho sólo el espíritu del hombre, carismática y la expresa en unos conceptos que puedan edifi-
su parte más íntima, su yo espiritual, su persona; pero esta ora- car 752 , aunque en ocasiones esta oración es realmente inexpresa-
ción no ha de excluir lo conceptual, para que también la mente ble 753 . El intérprete hace que lo que se expresa de un modo ele-
humana pueda alcanzar algún provecho y así incluso ayudar a los vado con el don de la oración mística pase a la Iglesia en unas
demás 741 . expresiones comprensibles754. Es éste el carisma de quien explica
a la Iglesia toda la riqueza de la vida espiritual y va interpretando
Pablo afirma que este carisma de oración, el don de lenguas y para ella el camino de la ascensión hacia Dios. Sería el carisma de
el modo de comportarse en su ejercicio, es una buena oración 742 , los maestros de la vida espiritual. Este carisma, según las fuentes
y apunta, además, que él mismo lo posee de modo eminente y por neotestamentarias, puede encontrarse en el mismo que habla len-
ello da gracias a Dios 743 . Quien no comprenda, por tanto, la ri- guas, en el mismo que posee el don de oración elevada755, pues en
queza encerrada en este carisma no capta de modo pleno lo que el N.T. aparecen también oraciones producidas por un movimien-
significa la presencia de Dios en el hombre 744 . Pero Pablo sigue to interior fuerte del Espíritu, pero expresadas en conceptos,
diciendo también que, si no hay nadie que interprete su sentido como son la oración de Zacarías 756 y una oración de Jesús duran-
para la Iglesia, alguien que explique las riquezas de este testimo- te su vida pública 757 . Pero si este don de interpretación no le es
nio del don de lenguas, alguien que vuelque en conceptos lo que dado inmediatamente al carismático contemplativo, él ha de re-
es puramente espiritual, sería mejor que no aparezca en público, zar para que su carisma aproveche a la Iglesia, de forma que ella
pues no edificaría y podría desedificar al no ser comprendido y se sienta edificada y pueda responder con su amén a Dios 758 .
ser tachado de extraño 745 . Si no hay intérprete, el cristiano que
posea este don habrá de orar para Dios y sacar de ello para sí su Existen otros carismas también, que son como el fundamento
propia edificación. Esto indica que en el ejercicio del don de len- de los anteriormente señalados o su consecuencia. Entre ellos se
guas la mirada del cristiano ha de ser pura siempre, ha de ir en cuenta, por ejemplo, el carisma de sabiduría1™, que es propio del
todo momento enderezada a la edificación de la Iglesia, a no im- apóstol y del profeta en cuanto alude a la revelación que a ellos
pedirla ni apoyarse en su propia sensibilidad, que puede engen- se les ha comunicado 760 , y que acompaña también al discerni-
drar una perniciosa vanagloria, propia de una situación infan- miento como el determinante carismático de su juicio 761 y actúa
til 746. Para Pablo, este carisma de lenguas es un carisma preferi- además dinamizando toda la enseñanza carismática762. La sabi-
ble, si tiene intérprete; de lo contrario, él le antepone el carisma duría es el efecto inmediato e interno de la revelación763, y como
de profecía, siempre que se esté tratando de un contexto ecle- movidos por ella el N.T. presenta a los diáconos Esteban 764 y
sial747. Y como todo movimiento auténticamente carismático, Felipe765 y sobre todo al autor del Apocalipsis766. También Pablo
como todo don gratuito del Espíritu, el don de lenguas ha de hace alusión a la magnitud de sus revelaciones767 y él mismo se-
estar regido en su ejercicio por la intención de edificar a la Iglesia ñala ampliamente el objeto del don de sabiduría, que es la ilumi-
y también por el orden, ya que el Dios que lo concede es un Dios nación carismática del misterio de Cristo en su máxima profundi-
de orden 748 y el carisma es una función del Espíritu de Dios y no dad 768 y en orden a dinamizar la oración carismática769 o la

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predicación eclesial770. Según la sistematización de santo Tomás sociales, sino de la gracia de la vocación, está necesitando para su
de Aquino, este don de sabiduría vendría a ser como una capaci- recto funcionamiento una cooperación entre todos ellos 7 ". Ya en
dad permanente, infundida sobrenaturalmente por Dios en el el A.T. se observa una interrelación de carismas y una influencia
hombre, que le habilita para conocer las realidades divinas y para mutua y colaboración entre las diversas corrientes religiosas,
formarse un juicio recto tanto de ellas como de las demás realida-» como son la profética y la sapiencial, e incluso entre los mismos
des creadas, pero siempre según principios divinos; lo que coloca profetas y sus escuelas se constata una mutua cooperación. Así,
al hombre en este plano de Dios y le hace apto para su contem- por ejemplo, en Habacuc aparecen sus relaciones con su contem-
plación es el amor 771 . poráneo Jeremías, su dependencia de Isaías y de Miqueas y sus
relaciones al Deuteronomio y a los Salmos; Sofonías, a su vez,
Junto al don de sabiduría aparece citado tradicionalmente el depende de Jeremías, Ezequiel y Joel; y también Zacarías se apo-
carisma de la ciencia''''2. Quien lo posee será capaz de ver todas ya en "los profetas primeros" 800 . La misma influencia de caris-
las cosas creadas en su relación a Dios 773 y de una sistematiza- mas precedentes se manifiesta en el libro del Eclesiástico. Y a
ción ordenada de las verdades de la fe774, nacida de la virtud 775 nivel personal, el carisma de gobierno de Moisés está ayudado
por gracia 776 ; tendrá, además, la capacidad de expresarlas debida- por el carisma de orador de su hermano Aarón 801 , como el caris-
mente en forma conceptual 777 y en orden a la práctica 778 . ma evangelizador de Pablo 802 está apoyado por la colaboración
de Tertios, que confiere a los escritos del apóstol un vigor mayor
También la fe y su inteligencia puede revestir una dimensión que el que poseen sus palabras 803 . Pablo expresa también su de-
carismática 779 y como tal es fundamento de otros carismas 780 , seo de visitar a los romanos para comunicarles un carisma espiri-
que se rigen por ella, como el don de profecía781. Pablo hace tual que consiste en fortificarlos en su vida cristiana, y esto se
notar que incluso todos los carismas están ordenados según la realiza por una comunicación mutua de la fe, que apoya y confir-
medida de la fe782 y que van dirigidos a la edificación del Cuerpo ma a la vez al apóstol y a la Iglesia804.
de Cristo, que crece por ella783. Esta fe carismática cristiana ha
sido iniciada por el mismo Jesús 784 , y Pablo hace resaltar el aspec- Esto constituye la interacción comunitaria de los carismas y
to carismático de la fe aun en figuras del A.T., comenzando por su mutuo entrelazarse en el Cuerpo de Cristo 805 . Pedro insiste
Abrahán 785 ; se descubre también en otros personajes veterotesta- también en esta interrelación de los carismas dentro de la comu-
mentarios 786 y en el mismo Pablo 787 . Esta fe es propia sobre todo nidad eclesial como expresión del amor en un servicio de amor y
de los pastores eclesiales en el ejercicio de anunciar ministerial- para el amor, pues en ellos se manifiesta la variada gracia de Dios
mente la palabra de Dios 788 , que se constituyen así en figuras para la edificación de su casa y de su templo 806 . Pero, como re-
modélicas, que representan el ideal de la Iglesia, y que pueden ser cuerda Pablo, la condición necesaria e indispensable para que
imitadas 789 ; a ellos especialmente se les exhorta a conservar esta esta colaboración pueda existir es el reconocimiento y la acepta-
fe con una conciencia pura 790 por la fidelidad al Espíritu San- ción del propio carisma, junto con un auténtico reconocimiento
to 791 y a que la defiendan siempre con valentía792. humano y religioso de la diferenciación y una decidida voluntad
de servicio al Cuerpo de Cristo 807 . Sólo en la madurez afectiva de
Diversas experiencias carismáticas, como consecuencia del quien reconoce sus posibilidades y las acepta en su situación con-
don del Espíritu, se señalan, además, frecuentemente en el N.T.; creta y de quien ha aprendido a aceptar la diferenciación como
así, por ejemplo: la paz, señal de la presencia de Dios 793 ; la so- expresión de la variada gracia de Dios y está orientado por el
briedad o carencia de pretensiones desmedidas794; el consuelo amor a salir de sí en una postura de entrega a Dios y de servicio a
del Espíritu, recibido por la intervención del ministerio ecle- la Iglesia es posible el ideal de la cooperación carismática en la
sial795; la alegría796 incluso en las persecuciones797, y la fuerza Iglesia, que será fuente de paz y de progreso en el amor, fuente
del Espíritu 798 . de edificación.

Esta diversidad de carismas, todos ellos necesarios para la edi- Si la diversidad de carismas orienta hacia una cooperación de
ficación del Cuerpo de Cristo y que no dependen de categorías todos ellos, el hecho de que se encuentren unos carismas homogé-
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neos en distintas personas conduce a una perduración de esos ca- consiste en un equilibrio de fuerzas ni en una supresión de los
rismas. La presencia de carismas similares en la Iglesia da lugar a elementos carismáticos 818 , sino en el sometimiento a la autoridad
las agrupaciones de carismáticos, que se institucionalizan, y así apostólica, a la que está referido todo ejercicio carismático ecle-
forman una estructura que favorece la perduración del carisma, sial819, y en la atención a la edificación de la Iglesia820 y al
su ejercicio y su vitalidad. orden 821 .
Ya en el A.T. se observan estas agrupaciones de carismáticos. Cuando se habla de la institucionalización del carisma hay
En el siglo XI a. C. existen "bandas de profetas" 808 , entre las que que recordar que en el N.T. el carisma es una realidad espiritual,
aparece Samuel como presidente, que llegan a comunicar su ca- que nunca puede depender de una estructura de carne ni quedar
risma por contagio, incluso a personalidades tan ajenas a su mo- encerrada en unas reglas de apariencias; el Espíritu no puede que-
vimiento como Saúl, que entra a formar parte de su grupo, aun- dar sometido a la carne ni la institución como tal es garantía
que sea sólo temporalmente 809 . Este es un carisma de tipo absoluta de la permanencia del carisma 822 . El carismático, que no
extático e hímnico. Se trata de la primera aparición del profetis- puede ser juzgado por nadie, si no posee al Espíritu 823 , ha de
mo de estilo cananeo en el pueblo de Israel, aunque hay que no- mantener como norma primera de su actuación la que es fuente
tar que Samuel no surge de estos grupos, sino que se inserta en de su carisma, la gracia de Cristo, de cuya plenitud ha recibido 824
ellos para transformarles con el yavismo. En el siglo IX a. C , sin y de la que provienen todos los carismas 825 , que son los que han
embargo, vuelven a surgir otros grupos proféticos, "los hijos de de contribuir a la edificación del Cuerpo de Cristo 826 . Por esta
los profetas" 810 ; parece que se trata ya de comunidades religiosas dirección fundamental de su vida es por donde el carismático se
que viven junto a los santuarios, y entre quienes Eliseo, por ejem- manifestará como tal en su apertura al Espíritu827. Pero recono-
plo, tiene cierta ascendencia811; estos grupos se muestran mejor ciendo también que el estado en que Dios le llamó y le dio su
organizados que los primeros y sin sus excentricidades; y entre gracia es una situación que sugiere que Dios se le comunica en él
sus miembros hay jóvenes 812 y también mujeres813. Posteriormen- y que, por tanto, ha de procurar no variarla fácilmente828.
te, en tiempo de los profetas clásicos, se vislumbran las escuelas
de profetas, en las que el carisma del fundador y originador de Por fin, si es verdad que toda vocación lleva consigo un caris-
una corriente profética concreta viene participado y continuado ma, no hay que identificar la vocación con el carisma, pues la
por sus discípulos, incluso a lo largo de siglos, como se observa vocación es la llamada interpersonal de Dios en una situación
en la escuela isaíaca, con su triple manifestación, que se extiende concreta y para una determinada misión, mientras que el carisma
desde el siglo vm hasta el siglo vi antes de Cristo. es la capacitación para ese servicio. La vocación es algo más am-
plio que el carisma; la vocación es una función histórica de la fe,
La institucionalización carismática en el N.T. comienza a per- irrepetible y no estructurable como tal. La vocación, concedida a
geñarse con las normas que sobre ellos entrega la tradición apos- una persona concreta, para una misión concreta, a partir de su fe,
tólica respecto a los diversos ministerios en la Iglesia814, a los es una presencia histórica de Dios, concretizada en una situación
diversos estados de vida 813 y también al diverso ejercicio caris- determinada. Para ella el Señor puede conceder diversos caris-
mático en la Iglesia816. Inmediatamente después de los escritos mas, que intervienen en la constitución de diversas vocaciones,
neotestamentarios, la Didajé, el primer libro posapostólico, se- pero que no agotan toda la realidad y el significado único de la
ñala la existencia de unos apóstoles itinerantes, profetas y docto- llamada de Dios a una persona concreta. Es éste el concepto de
res, que guardan una pobreza heroica y quizá también celibato, y vocación y de carisma tal como emerge del A.T., y esto mismo se
a quienes se les da unas normas de comportamiento eclesial. En observa en la economía neotestamentaria, donde cada llamado
estos grupos aparece ya una identidad de carismas y una interac- participa de la vocación de Cristo y colabora con su misión en un
ción carismática de los grupos, similar a la que más adelante se modo determinado, para la que se le concede el mismo Espíritu
observará en las congregaciones religiosas. de Jesús con diversas manifestaciones espirituales, carismáticas,
preanunciadas ya en el A.T. 829
El peligro de la interacción carismática es, sin duda, la akatas-
tasía o desorden, denunciado por Pablo 817 . Pero su remedio no Al ejercicio de estos mutuos servicios carismáticos —y en el
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fondo al de su fundamentación en la fe y en la edificación de la
Iglesia—, como originados en Dios y orientados en último térmi-
no hacia él, exhorta Pedro como resumen de la espiritualidad del
3. La misión
carismático:
"Servios mutuamente conforme al carisma que cada uno ha
recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia
de Dios: el que habla, como quien habla palabras de Dios; el que
ejerce un ministerio, que lo haga como por la virtud que ha reci-
bido de Dios. A fin de que en todo sea Dios glorificado por me-
dio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los
siglos de los siglos. Amén" 830 .

a) Naturaleza de la misión

En la misma esencia de la vocación y en el modo como llega


al hombre la llamada de Dios, capacitándole con los carismas,
aparece que, según las fuentes bíblicas, es Dios Padre quien lla-
ma, revelando a su Hijo en el interior del hombre a través de la
acción del Espíritu, dinamizando así en la persona del llamado
unas relaciones concretas con Dios. Esta vocación tiene un fin,
pues toda llamada de Dios al hombre está ordenada a un desig-
nio concreto, a una determinada misión. La misión, tratándose
de la espiritualidad de la vocación, se entiende en un sentido glo-
bal: es el objeto de la vocación, que invade toda la vida del llama-
do. Esta misión totalizante se diferencia de las otras misiones par-
ticulares, que están encuadradas en la misión general y que
aparecen en ocasiones determinadas de la vida, como es, por
ejemplo, la llamada peculiar y concreta, que en un momento par-
ticular dirigió el Señor a Ananías para transmitirle su mensaje
respecto a Saulo'. De la consideración del aspecto misionero en
la esencia misma de la vocación se deducirá también una serie
de posturas típicas en la espiritualidad de la vocación para la vida
de todos los llamados. Y las notas fundamentales de esta espiri-
tualidad de la vocación, encuadrada en su aspecto de misión, son
aquellas que se derivan de la esencia misma de la misión: la cone-
xión del llamado con Aquel que envía y, a la vez, con aquellos a
quienes es enviado, es decir, correlativamente tanto el aspecto
trinitario como el eclesial, que está presente en toda misión y que
fecunda la auténtica espiritualidad vocacional. Estas son las notas
que hace resaltar Pablo en su discurso de despedida a los presbí-
teros de Efeso cuando les exhorta así: "Tened cuidado de vos-
otros y de toda la grey, en medio de la que os ha puesto el Espíri-
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tu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él ción en un momento concreto— se señala en el relato de la voca-
se adquirió con la sangre de su propio Hijo" 2 . En este texto están ción de Moisés, cuando la orden de la misión se inicia con la
ya explicitadas las notas de la acción de Dios, que llama por su fórmula "y ahora" 15. En la vocación de los profetas, como, por
Espíritu, para continuar la misión de Jesús, que tiene una dimen- ejemplo, en Isaías, el rasgo que indica la historicidad de la llama-
sión comunitaria y que, formando primero al pastor y discípulo, da es la datación 16; la vocación del profeta y su misión se inser-
le convierte en apóstol y guardián de la grey eclesial. Habiendo tan en un momento concreto del desenvolverse de la historia hu-
explicitado en los capítulos anteriores el aspecto complexivo de mana, y ese momento concreto es el contexto en el que tiene su
esta espiritualidad, en éste se presenta el aspecto bíblico de la sentido primario la misión vocacional, como lo muestran, además,
misión, dejando para el capítulo siguiente la ulterior explicitación otras dataciones, fijadas a partir de un contexto en el que se in-
de la dimensión comunitaria en la espiritualidad del llamado. serta concretamente el mensaje profético ". Este es siempre un
momento de necesidad, una circunstancia en la que Dios entra,
porque es necesaria su inserción ahí; es un momento de necesi-
dad, en el que el recurso de la entrada de Dios viene a clarificar la
La naturaleza de la misión va íntimamente unida a la voca- situación humana plenamente. Así, por ejemplo, los dos primeros
ción. La misión es esencial a toda vocación, pues la vocación es capítulos del Éxodo no hacen sino presentar el marco en el que
una llamada para algo, es una invitación, que conduce a un fin se ha de explicitar la vocación y la misión de Moisés: las tribula-
determinado: a comunicar una palabra, o a cumplir una misión, o ciones del pueblo son el contexto por el que la llamada de Dios a
a realizar una tarea. Esta realidad aparece de algún modo en to- Moisés se entiende plenamente como una liberación salvífica.
dos los que se han sentido llamados por Dios. Dios no se les ha Este mismo esquema se puede descubrir en las otras narraciones
presentado como un elemento de contemplación meramente cu- bíblicas de vocación, desde Abrahán, pasando por todos los pro-
riosa, sino como una llamada que implica una respuesta. El peli- fetas, hasta llegar a Jesús de Nazaret. Hablando de él, sobre todo
gro que experimenta Moisés de quedarse en el fenómeno de la Juan hace resaltar la situación de necesidad extrema, que aparece
zarza, acercándose a él sólo con una postura curiosa, para exami- en todos los milagros, como el contexto en el que entra el Señor
nar cómo no se consume el arbusto, viene obviado por el mismo con su acción salvífica: en las bodas de Cana la intervención de
Dios, quien se le manifiesta en su trascendencia y confronta en- María pone de manifiesto la carencia absoluta de vino, símbolo
tonces a Moisés con el encargo de su misión3. Y, al igual que de la alegría de los bienes mesiánicos 18; más adelante Jesús viene
Moisés, todas las otras figuras bíblicas de vocación presentan esta a levantar a un tullido, que llevaba ya treinta y ocho años enfer-
misma característica de la misión, como asociada íntimamente a mo, totalmente imposibilitado para acercarse a las aguas saluda-
la vocación: Gedeón 4 , Isaías 5 , Jeremías 6 , Ezequiel7, el Siervo de bles, porque no había quien le ayudara 19; el desierto y la carencia
Yavé 8 y también los apóstoles 9 y Pablo 10 . El mismo Jesús co- absoluta de medios para satisfacer el hambre de una gran multi-
mienza su actividad vocacional inmediatamente después del bau- tud es el contexto del milagro de la multiplicación de los panes 20 ;
tismo con el ejercicio de su misión, anunciando el Reino 11 , para Jesús sale también al encuentro de un ciego de nacimiento, al que
lo que ha sido enviado 12. La parábola de los trabajadores en la nadie puede abrir los ojos, para concederle la gracia de la vi-
viña n indica cómo para todos ha de haber un fin a la ociosidad, sión 21 ; Lázaro, muerto ya de cuatro días y hediondo, es aquel a
pues todos están llamados e invitados a trabajar en la viña de quien Jesús devuelve la vida 22 .
Jesús, que es él mismo y en quien permaneciendo llega el hombre
a ser discípulo suyo y a sentirse enviado por él, para producir un
fruto abundante 14. Todo esto indica que la llamada de Dios y su intervención en
el mundo está orientada a la resolución de una situación de apo-
En primer lugar hay que notar que la misión, como la llama- ría, de desconcierto humano en el orden salvífico. Por ello en las
da, está vinculada a un momento concreto y experiencial de la narraciones bíblicas de vocación se señala un doble momento,
vida: mientras en la vocación se intuye la función histórica de la constitutivo en esta duplicidad de la esencia misma de la voca-
fe, la misión es el ejercicio de esa fe en un momento concreto de ción: la llamada y la misión. En la vocación de Abrahán se obser-
la existencia humana. Esta historicidad de la llamada —su inser- van los dos momentos: la orden de partida y la marcha actual del

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patriarca 23 ; él acepta con fe la orden de Dios y la pone en prácti- interior. Así fue la existencia de Jesús, que dio testimonio de lo
ca, esperando que Dios realizará su promesa, la acción salvífica, que había visto y oído 29 , de lo que le había enseñado su Padre 30 ,
a la que está ordenada la salida de Abrahán de su tierra y de su y ésta fue también la práctica de los apóstoles 31 . Ya desde la
familia. En la vocación de Moisés existe también este doble carác- época profética se insiste en esta postura constitutiva de la mi-
ter, patentizado en el mismo ejercicio de su misión respecto al sión: la disponibilidad radical. El Siervo es el discípulo que oye
pueblo de Israel: el revelar el nombre de Yavé, el que el pueblo cada mañana lo que el Señor le quiere comunicar, para transmi-
caiga en la cuenta de quién es Yavé y el experimentar la libera- tirlo luego a los demás sin resistencias32. Y a Jeremías le ordena
ción obrada por Yavé a través de las mediaciones humanas 24 . En el Señor desde el comienzo de su vocación de un modo totalizan-
la vocación de Amos se clarifican expresamente los dos momen- te: les dirás todo lo que yo te ordene 33; como también Ezequiel
tos de la llamada y de la misión; se insiste en el primero cuando desde los comienzos de su experiencia profética se siente impulsa-
se señala la acción del Señor de tomar al profeta; y el segundo do por esta orden del Señor: les dirás "así ha hablado Yavé" 34 ,
momento viene expresado por la orden de la misión: vete a pro- oirás de mi boca las palabras y les amonestarás de mi parte 35 .
fetizar25. Este doble momento de la llamada y de la misión emer-
ge también en aquellos otros relatos de vocación profética, que En estos imperativos, como se puede fácilmente observar, no
presentan a ésta como la "investidura del lugarteniente" de Yavé aparece más que la inducción a un hombre concreto para que
y cuyo esquema formal es el siguiente: audiencia regia, investidu- escuche del Señor lo que después haya de transmitir a los demás.
ra, transformación del sujeto, regulación de sus funciones y ex- Esta es la postura radical de la misión. La vocación y su conco-
hortación a la fortaleza. Este esquema se observa particularmente mitante misión, más que la configuración de un oráculo destina-
en las vocaciones de Isaías 26 y de Jeremías 27 y sus elementos apa- do a otros, es el descubrimiento de una nueva situación de la
recen también dispersos en los oráculos del Siervo de Yavé28. persona ante Dios en total disponibilidad. Esta disponibilidad es
la que se pide, por ejemplo, al profeta Ezequiel en el momento de
A veces no aparece en el mismo momento de la vocación un
su vocación 36 , sin que en el primer momento aparezca ninguna
encargo concreto, sino una misión general; de este modo se dis-
concretización de la predicación del profeta; sólo siete días des-
tingue más nítidamente la palabra original de la misión de los
pués brota el primer contenido 37 y Ezequiel hace notar que tanto
otros oráculos más determinados y circunstanciales. La misión es
su decir como su callar se operan bajo la acción de Dios 38 . Esta
algo que configura radicalmente todo el ser del llamado y le man-
es la activa pasividad, típica de la persona en situación de misión,
tiene en una situación permanente de apertura, a partir de la cual
y de ella depende toda su vida y el logro de su hacerse; de la rea-
le será posible escuchar siempre en cada momento el mensaje del
lización de esta postura, es decir, del cumplimiento de esta nota
Señor y tener el valor para transmitirlo.
radical de la misión, depende su vida o su muerte, el sentido de su
La misión es primariamente una llamada a un modo concreto ser, que no dependerá, consiguientemente, del éxito externo de sus
de ser y de existir, es más una acción a realizarse en el mismo logros 39 . La misión es tan configurativa del llamado y tan expre-
sujeto que una palabra a comunicar; aunque la misión conlleva siva del mismo ser vocacional, en postura de llamada y respuesta,
siempre una postura de comunicación de mensaje, éste será siem- que en el mismo Déutero-Isaías no hay propiamente relato de
pre el resultado de algo vivido por el mismo profeta o llamado. vocación, sino de misión; el profeta queda tras su misión, que es
La misión tiene como fin primario constituir al mismo profeta o lo importante en su ser vocacional y lo constitutivo de su misma
al llamado como tal, es decir, la misión es el aspecto de la voca- vocación en lo que ésta tiene de más personal: de llamada de
ción que desde Dios le da al llamado una significación para los Dios, de respuesta del hombre, de realización de Dios en el hom-
demás, pero esto lo hace en concreto en cuanto configura el mis- bre y de destino de esta realización hacia otros 40 ; este hombre se
mo ser del llamado en esta dirección significativa. Por eso en los identifica, consiguientemente, con la misma voz de Dios, que cla-
relatos vocacionales la palabra de la misión está en imperativo; es ma pidiendo una reestructuración del sentido religioso de todos 41 .
un imperativo para el mismo llamado, que le constituye como tal
en situación permanente de escucha y obediencia; primero le hace Desde la misma estructuración del ser del llamado es desde
discípulo, para convertirle luego en testigo de esta experiencia donde tiene sentido su misión. Así se entiende plenamente la
112 113
personalidad de Moisés, que de "salvado" 42 se convierte en "sal- cuentra íntimamente relacionada con los acontecimientos salvífi-
vador" 43 de su pueblo, y se comprende también la personalidad cos del Éxodo.
de quienes han de enseñar a cumplir precisamente lo que ellos Cuando el llamado es poseído por Dios para convertirse en la
mismos han practicado 44 ; de Esdras se dice que "aderezó su cora- presencia de Dios en medio de su pueblo, lo es en toda su dimen-
zón para investigar la ley del Señor y para practicarla y para sión, en su vida interior y en sus actividades externas; más aún,
enseñarla en Israel" 45 ; y de Jesús se recuerda primero su práctica en ocasiones incluso el mismo cuerpo participa de esta asunción
y después su enseñanza 46 . En esta postura emerge también la dia- de la personalidad del llamado por parte de Dios, como lo indi-
fanidad de los contenidos concretos, que luego se han de comuni- can los gestos somáticos de Ezequiel, en los que el profeta padece
car en una vida de misión. Cuando el llamado actualiza sus valo- el influjo de Dios y con los que transmite su mensaje59. Esta
res, se siente movido por Dios a comunicarlos, se siente impulsa- invasión de Dios en la vida del llamado, orientándole en una
do a hacer partícipes a los demás de la salvación, que él mismo dirección concreta, en una misión, supone con frecuencia un cam-
ha experimentado, y de los efectos que la palabra de Dios ha
bio de vida y de visión original de la persona, supone una nueva
producido en su vida. Esta es la razón por la que el relato de la
orientación fundamental. El evangelio hace notar cómo el seguir
vocación de Isaías contiene ya en germen y en resumen las princi-
a Jesús implica el dejarlo todo por él, abandonar aquello que
pales ideas proféticas sobre el futuro de su pueblo, que el profeta
antes se realizaba, para poder entrar así en una nueva situación
habrá de explicitarlas a lo largo de su carrera. Y también a Jere-
mías su experiencia vocacional le abre a una visión global de lo de misión 60 ; y este nuevo oficio es ya incompatible con el anti-
que ha de ser después el contenido de toda su actuación proféti- guo 61 , que ha de dejar paso a las nuevas exigencias de la misión.
ca 47 . Esta clara conciencia de vivir los valores de Dios y de sentir- Realizado el cambio de oficios, la nueva vida se define como una
se llamado a comunicarlos es lo que constituye la conciencia de consagración 62 , una entrega a la Verdad y a sus exigencias63,
misión, cuya fuerza procede necesariamente de la viveza de la para que quienes entren en contacto con el enviado puedan parti-
misma experiencia vocacional, en la que ha hablado el Señor 48 . cipar también de los bienes de esa Verdad, de esa revelación y
Porque el Señor ha llamado, se siente el hombre movido a dar presencia de Dios en él. Y en esto consistirá también fundamen-
testimonio de su experiencia de Dios; y la razón que impulsa al talmente la santidad del llamado, en la unión con el Dios que
llamado a solicitar la escucha de sus coetáneos es precisamente su envía; la proximidad del hombre a un Dios que se siente tan
conciencia de sentirse enviado por Dios 49 . cercano a él como para moverle a una misión es lo constitutivo
de la santidad ontológica, que se manifestará después en una san-
tidad ética, en una respuesta del hombre al Dios que llama. Así es
Es desde aquí desde donde el llamado se muestra como la como aparece Jesús constituido como Santo 64 en virtud de la
presencia sinergética de Dios en medio de su pueblo; él es la voz
palabra de la misión, que le hace enviado de Dios 65 y le muestra
por la que la palabra estructurante de Dios llega al mundo 50 , y
por su perfecto cumplimiento como unido a él en una misma
todo esto como un gesto del mismo amor de Dios por el mundo,
causalidad salvífica66.
del que participa el llamado 51 . El llamado, unido a Dios, se cons-
tituye en unión con él en causa activa de salvación52. Por eso en
todos los relatos de la vocación de Moisés su misión y su activi-
dad, aunque viene diversamente presentada, siempre aparece con
la misma e idéntica concepción de fondo: un Moisés que actualiza b) La misión cristiana
en su pueblo la fuerza salvadora de Dios. Para el yavista53 es
Dios quien salva, pero Moisés es su instrumento 54 , aunque no se
explícita en un primer momento el contenido de esta salvación, En el A.T. la misión del pueblo está íntimamente vinculada a
sino sólo en un estadio posterior 55 ; para el elohísta56 Moisés sal- la esencia étnica de Israel; en conexión con los rasgos de su super-
va 57, pero esto lo hace revelando el nombre del Dios salvador, en vivencia como pueblo se desarrolla toda su función religiosa.
cuanto que con su revelación actualiza su misma salvación; para Pero la misma conexión con Yavé, a quien progresivamente le
el sacerdotal 58 la nueva explicación del nombre de Yavé se en- van descubriendo como al único Dios verdadero, comienza a dar
114 115
a este pueblo una dimensión más universal, que está enraizada en hombre 88 como la luz del mundo 89 , enviada por el amor de
la universalidad de su mismo Dios. La relación de todos los mo- Dios 90 , y como su Salvador 91 , que quita el pecado del mundo 92 y
vimientos políticos y del mismo don de la tierra como una ayuda le concede la vida de Dios 93 . Esta universalización de la misión
para el servicio de Dios 67 conducen a una paulatina universaliza- cristiana tiene especialmente lugar a partir de Pentecostés94, pues
ción de la misión del pueblo, a partir del reconocimiento de la desde entonces, operada ya la salvación universal, el Espíritu guía
universalidad de ese Dios, a quien sirven. La fe en Yavé había a la Iglesia en su misión universal y en cada uno de sus pasos,
creado al pueblo de Israel a partir de grupos anfictiónicos primi- para dar testimonio ante todos los pueblos 95 . Esta universalidad
tivos, uniendo en una misma fe a clanes diversos; desde entonces del cristianismo la ha captado también Pablo como una gran no-
es la fe el elemento constitutivo e integrante del pueblo y, por vedad a partir de su contemplación del misterio de Cristo 96 .
tanto, es también la fe en Yavé la que ha de mantener unido a
este pueblo y la que le da el último sentido de su existencia y de Esta misión universal cristiana está entendida en las fuentes
su misión. El pueblo viene a ser eminentemente "la congregación neotestamentarias como un "servicio". Es un servicio a la vida de
de Yavé" 68 . Desde esta intelección de la esencia del pueblo co- Dios en el hombre, al mismo Dios en la dimensión religiosa de
mienza su misión de dar a conocer a Yavé a los otros pueblos y las personas, pero siempre a partir de Cristo 97 , a quien el misio-
ya desde el tiempo de Elias los bienes de Dios y su conocimiento nero refleja en su actividad apostólica, ya que se siente movido a
llegan hasta los paganos 69 . Pero es sobre todo en la experiencia ella a partir de la contemplación del Señor 98 . Este servicio es el
del destierro cuando el pueblo reconoce su misión universalista, que da sentido a toda la vida del llamado y le define como tal,
su sentido para los otros pueblos, bendecidos en él 70 , y surge bajo diversas metáforas, que expresan tanto la actividad del mi-
entonces la predicación universalista del Siervo71, que se hará de- sionero como su relación con quien envía y con aquellos a quie-
finitiva en Jesús de Nazaret 72 , pero esto siempre a partir del pue- nes es enviado. Una de estas metáforas es la del "pescador", que
blo de Israel 73 , a quien Juan el Bautista con su mensaje de con- define toda la vida del llamado y su misión99 como destinada a
versión 74 había querido disponer plenamente para el Señor75. atraer a todos los hombres en el seguimiento de Jesús, quien está
Desde entonces aparece la misión cristiana, que, superando las al comienzo de toda la atracción vocacional 10°. Otra metáfora
barreras y los presupuestos étnicos del pueblo de Israel, se man- para definir este servicio misionero es la de "pastor", en la que
tiene como misión universal, abierta a todos los pueblos de la aparece también la conexión con Jesús, el Buen Pastor que da la
tierra, incluso en su esencia más pura: en sus exigencias y en sus vida por sus ovejas101, quienes le siguen en la escucha de su voz,
promesas. salidas ya del pecado 102, y así se constituye él en modelo de los
pastores, sin perder nunca su primacía, pues las ovejas permane-
cen siempre como suyas, ya que el Padre se las ha entregado 103; el
Cristo es el principio de universalización de esta misión cris- pastor eclesial pastoreará las ovejas en el nombre del Señor, sin
tiana. Por ser él el primer elegido76 no sólo como nuevo Israel 77 , posesividades, tratándolas como ovejas de Jesús, y esta función la
sino también como Hombre 78 y como Cabeza de la nueva hu- llevará a cabo con el doble oficio de alimentar y conducir a las
manidad 79 , en él Dios se abre a todos 80 , y Jesús aparece como la ovejas104 por medio de la palabra de Jesús 105 .
definitiva presencia sinergética de Dios en el mundo, aparece
como el "Dios con nosotros" 81 , Mensajero de una Alianza nue- Este servicio a la obra de Jesús le define al llamado en situa-
va 82 y de un Reino eterno y universal83. Su misión de profeta es ción de misión como "siervo de Cristo" y como "apóstol por
universal, en cuanto comunica a todos la palabra de Dios 84 ; tam- vocación", es decir, "segregado para el evangelio de Dios", que
bién tiene dimensiones universales su ministerio sacerdotal, en se hace presente en Jesús de Nazaret 106 . Por eso la vocación
cuanto él intercede por todos ante Dios 85 y en él se da el acceso apostólica de Pablo se define esencialmente como un "servi-
de todos a Dios 86 . Es así como su salvación adquiere dimensiones cio" 107, cuyo contenido primordial es el del "testimonio" 108, es
universales. Y esta universalidad la reconoce ampliamente el decir, Pablo es "servidor del testimonio", está puesto para ser
cuarto evangelio: para Juan, Jesús es el puente necesario para testigo del Dios que actúa en la Historia Salvífica, y esto es lo que
todo hombre en su encuentro con Dios 87 ; pero, al mismo tiempo, le define como "apóstol", enviado por Dios para este servicio del
Jesús es una posibilidad de encuentro con Dios abierta a todo testimonio 109.

116 117
Las concreciones de este apostolado, de este servicio del testi- los textos sobre la misión encomendada por Jesús a la Iglesia, tal
monio, aparecen en la literatura de Pablo diversamente expresa- como la presentan las tradiciones evangélicas, tanto en la línea
das; pero, aun con toda la variedad posible de matices, el fondo sinóptica como en la joanea. En todas estas tradiciones la misión
y la esencia de esta misión del llamado en el cristianismo es funda- de la Iglesia aparece como la prolongación de la actividad de
mentalmente una. Lo que las diversas expresiones de la misión Jesús y está conferida por el Resucitado en las denominadas apa-
paulina hacen es iluminar claramente el contenido de la misión riciones oficiales, en las que él se manifiesta como el Señor que
cristiana: Pablo ha sido elegido para "ser testigo de lo visto y de envía. No sólo el hecho de la misión, sino también su contenido
lo oído" 110 , de su experiencia espiritual, que ha brotado de la se especifica de algún modo en las diversas tradiciones: para el
revelación de Cristo y de su presencia en la Iglesia; su función de compendio final de Marcos será el predicar y bautizar 128; para
testigo se concreta en "anunciar todo el designio de Dios" 111 , es Mateo, el hacer discípulos de Jesús, bautizando y enseñando 129;
decir, en "proclamar la Palabra" 112, "predicar" i n , "anunciar el para Lucas, el ser testigo y predicar el perdón de los pecados en el
Reino" 114 , "evangelizar"115, "dar testimonio del evangelio de la nombre de Jesús 13°; los Hechos de los Apóstoles insistirán en la
gracia de Dios" 116 ; esto significa "anunciar todo el designio de misión del testimonio 131 , mientras Juan contemplará el poder
Dios" " 7 , "anunciar al Hijo" 118, "llevar el nombre de Cristo" 119. para perdonar y retener 132 y el redactor final del cuarto evangelio
Todas estas funciones le definen al apóstol como una persona que resume la misión en la función de pastorear, con el doble aspecto
está llamada a "abrir los ojos", y el fin de esta clarificación de conducir y alimentar a las ovejas de Jesús 133 .
—esto define el contenido de la misión— es "para que los hom-
bres vuelvan de las tinieblas a la luz, es decir, del poder de Sata- Mateo concluye su evangelio con una escena en la que Jesús
nás al de Dios, de forma que puedan recibir con la remisión de resucitado confiere a la Iglesia su misión 134. Es un texto breve,
los pecados una parte de la herencia mediante la fe en Cristo" 12°. pero denso, pues recapitula los principales temas del evangelio,
como son el poder de Jesús, su filiación, el ministerio de la ense-
Esta clarificación de la misión cristiana es la que emerge tam- ñanza, la continuación de su obra en los discípulos, e implícita-
bién del resumen de la predicación paulina, tal como se expresa al mente se expresa la continuidad del Jesús terrestre y del Jesús
final de los Hechos de los Apóstoles: "Pablo iba exponiendo el eclesial, que nunca desaparece de junto a los suyos. Con este tex-
reino de Dios, dando testimonio e intentando persuadir acerca de to, propio del evangelista, llega a su cumbre el evangelio de Ma-
Jesús, basándose en la ley de Moisés y en los profetas" 121, "predi- teo, quien explícita aquí la voluntad de Jesús con sus temas prefe-
caba el reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesús" 122. ridos y su vocabulario propio, como expresiones por las que
Y el ejercicio de esta misión Pablo lo lleva a cabo "desde la ma- habla el Jesús resucitado a la Iglesia y que están aprendidas por
ñana hasta la tarde" 123 "con toda valentía" 124 . El mismo se lo Mateo de Jesús bajo la inspiración del Espíritu.
recordará a los presbíteros de Efeso: "Vosotros sabéis cómo me
comporté siempre con vosotros, desde el primer día que entré en Se trata aquí de la concretización de la misión cristiana y de
Asia, sirviendo al Señor con toda humildad y lágrimas y con las sus características propias. Esta misión, que es esencialmente un
pruebas que me vinieron por las asechanzas de los judíos; cómo lanzamiento, tiene por objeto propio a todo el mundo, incluso a
no me acobardé cuando en algo podía seros útil; os predicaba y los gentiles, para quienes la Iglesia tiene ya una postura de acer-
enseñaba en público y por las casas, dando testimonio tanto a camiento a ellos y no sólo de espera, como acontecía en el anti-
judíos como a griegos, para que se convirtieran a Dios y creyeran guo Israel. Con esta escena el evangelista presenta a Jesús resuci-
en nuestro Señor Jesús" 125. Así Pablo, como todos los que entre- tado como el dinamizante de la misión eclesial y con ella como el
gan su vida en virtud de la llamada a la misión de Dios, están al estructurante también de la comunidad de la Iglesia y de todas las
"servicio de los santos", es decir, al servicio de la santidad de la relaciones interpersonales en su dimensión religiosa: tanto las que
Iglesia, como lo estuvieron en la Iglesia primitiva la casa de Este- se refieren a Dios como las internas de la Iglesia e incluso las re-
ban 126 y todos los colaboradores de Pablo 127 . laciones de la Iglesia para con el mundo.

Para la plena comprensión de la misión y para favorecer su Este texto mateano, que tiene como fondo la realización plena
adecuada vivencia según el N.T. es indispensable tener en cuenta del poder universal, concedido al Hijo exaltado según Dn 7,14 y

118 119
el cumplimiento del mismo tema expresado en Mt 26,64, se en- para purificar plenamente a los discípulos de esas dudas y de esos
cuentra estructurado según el esquema bíblico de misión, delinea- miedos.
do para presentar en el A.T. las misiones del legislador Moisés y
del profeta Jeremías, con el triple paso de presentación o autorre- Las palabras de Jesús resucitado comienzan presentando a
velación del que envía135, orden de la misión 136 y promesa de Dios Padre como el origen de toda misión. A él hace alusión la
asistencia en la misión 137. La escena queda configurada en dos forma pasiva "se me ha dado", con la que los judíos piadosos
momentos: la preparación y las palabras de Jesús. Con éstas, que trataban de evitar, por reverencia, el nombrar a Dios 143 . Dios
constituyen la parte más importante del relato, es con las que el Padre es quien concede a Jesús el poder y sólo a él, como al
Resucitado se manifiesta a los discípulos. prisma por donde posteriormente se ha de difundir toda la luz de
Dios. Este poder consiste en la capacidad para entregar la revela-
La aparición de Jesús tiene lugar en Galilea. Galilea es el lu- ción, el conocimiento de Dios y todo lo que se refiere a él y sólo a
gar de la predicación. Durante su vida pública Jesús ha predicado él; se trata aquí del poder personal de Jesús, que habla como hijo
en Galilea, acompañado de sus discípulos138. Para Mateo, la obra de Dios y a quien su Padre le ha entregado todo, de tal forma que
de Jesús en Jerusalén, el misterio pascual, es propia sólo de Je- nadie conoce bien al Hijo sino el Padre y nadie conoce bien al
sús. Ahora el mismo Jesús quiere que los suyos vuelvan a Galilea, Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar 144.
para juntarles consigo de nuevo en orden a la predicación, pero Mateo se refiere también en su evangelio al poder de Jesús cuan-
una predicación que ya no cesará hasta el final de los tiempos. do lo descubre presente en su perdonar los pecados y en curar 145,
Los testigos cualificados de esta manifestación de Jesús, ordena- e incluso a los mismos discípulos los presenta como partícipes de
da a la misión, son los Once 139; ellos fueron los primeros discípu- este poder de Jesús 146 . Este poder es un poder total, que abarca
los y son ellos los que han de enseñar a otros el camino del disci- todas las dimensiones; es el mismo poder del Padre y como tal se
pulado; por este su ministerio mantendrán siempre una preemi- ejerce en el cielo y en la tierra, porque Jesús es tanto el Hijo de
nencia eclesial. Dios como el Hijo del hombre l47; con este poder puede Jesús
empalmar el cielo con la tierra 148 y transfundir su influjo a toda
Jesús desea conferirles su misión precisamente en un monte; la creación, llenándolo todo 149.
en ese monte les quiere encargar el cumplimiento y el avance
de su enseñanza, como el Nuevo Moisés. Y aquí reaparecen En virtud de este poder, Jesús imparte la orden de la misión:
los temas que Mateo ha ido presentando en otros montes a lo manda ir marchando. Es éste un participio que señala el movi-
largo de su evangelio: el tema del poder en el monte de las tenta- miento y el progreso de la misión. Jesús no constituye una comu-
ciones 140, el tema de la enseñanza en el sermón del monte M1 y nidad falta de sentido en el mundo ni crea una comunidad para el
ambos temas unidos en la escena oracional del monte de la repliegue o la comodidad, sino para la misión; no se trata tampo-
Transfiguración 142, que está considerado como el símbolo de las co de una comunidad de dispersión, sino en misión. Los miem-
apariciones del Resucitado. Jesús, que había rechazado el poder bros de esta comunidad serán misioneros en virtud de la voluntad
para la misión que le pudiera venir por otros caminos que no de Jesús y no como consecuencia de ninguna apreciación especu-
fueran los de Dios, reconoce que ahora le ha sido concedido ese lativa sobre la salvación o sus condiciones de posibilidad. Y esta
poder por el camino de su adhesión a Dios hasta la cruz. Ante misión, que no ha nacido de la reflexión humana, sino de la vo-
este Jesús la Iglesia se postra en adoración, en aceptación de todo luntad de Jesús, por ninguna consideración humana se puede pa-
aquello que el Señor resucitado le quiera encomendar; ante él rar ya hasta el final de los tiempos. Jesús manda ir simplemente,
podrá dudar en ocasiones, pero esta duda no deshará el discipula- sencillamente, sin miedos, que desaparecerán ante la obediencia a
do, como tampoco la imperfección del seguimiento durante la Aquel que envía y en la conexión con él, pues él es el Poderoso,
vida pública cortó a los discípulos la conexión con Jesús; sin em- más fuerte que el que está en el mundo 15°. Y manda ir ya sin
bargo, esta duda o esta conmoción interna ha de desaparecer barreras ni fronteras; la misión no queda circunscrita ya a las
para que la Iglesia pueda recibir en paz la misión y ejercitarla con ovejas de Israel 151 , sino abierta por el misterio pascual de Cristo
fuerza; el mismo hecho de la misión tendrá el vigor necesario a toda la humanidad.

120 121
Si el ir es la condición de posibilidad para la misión e indica el enseñanza está fundamentalmente concebida como un observar,
mismo estado de misión, el contenido esencial de esta misión con- un guardar 168 lo que ha encargado Jesús. El permanece siempre
siste en "hacer discípulos". Este es el fin de la misión, expresado como el único Maestro 169, y la Iglesia está referida a él en su
en imperativo. El tema del discipulado había sido un tema muy discipulado y en su enseñanza, como el mismo Jesús lo está res-
querido para Mateo, pues su mismo nombre se lo recuerda conti- pecto a su Padre 17°. Esta referencia de la Iglesia a Jesús implica
nuamente, y para él este tema resume toda la actividad del cristia- una dependencia total de él y de su Palabra en el ejercicio de la
no, que él la concibe como un seguimiento de Jesús. A este segui- misión docente, enseñando todo lo que él ha enseñado y sólo lo
miento están llamadas todas las naciones 152 , no sólo Israel 153 , que él ha enseñado, sin dejar de comunicar nada de lo que Jesús
que en parte había ya rehusado el seguir a Jesús 154 . Desde el ha querido entregar como revelación de su Padre y sin añadir
Israel de la fe se hace ahora una llamada a todas las naciones, nada a esta revelación, en una referencia humilde de escucha y
para que juntos formen la única Iglesia de Jesús 155, por la que aceptación, que luego posibilitará la comunicación integral del
Jesús ha dado su sangre 156 y que está llamada a continuar su mensaje de Jesús. Esta conexión con Jesús hace de la enseñanza
testimonio 157, incluso en medio de las persecuciones158. Esta lla- cristiana el que sea no una mera filosofía, pues le confiere una
mada universal, que, partiendo originariamente de Israel, alcanza dimensión histórica, vinculándola con la doctrina de Jesús, en la
a todas las naciones, actualiza hasta el fin de los tiempos la rea- que Dios ha entrado en el mundo con su Palabra. Esta realidad
lización de la promesa de Dios, hecha a Abrahán, a quien se le compromete al llamado a vivir una espiritualidad de escucha y de
anunció un poder universal159, pues Jesús aparece en Mateo des- fidelidad, que le exige una continua contemplación e interioriza-
de el comienzo de su evangelio como el descendiente típico de ción de la palabra de Jesús, para no entregar como palabra de
Abrahán 160 . Pero esta entrada de las naciones en Jesús, este lle- Jesús lo que puede ser una mera palabra humana y, al mismo
gar a ser discípulos suyos, sólo puede realizarse por la entrada y tiempo, para no dejar fuera ninguna de las enseñanzas de Jesús.
la participación de todos los hombres en la doctrina apostólica y
en su libre aceptación, como lo profesa ya la Didajé al comienzo A quien así vive, Jesús le promete su compañía. Esta es la
de la era cristiana (Did 7,1). verdadera compañía de Jesús. Jesús está con los que él envía y les
acompaña y asiste en su misión. La compañía de Jesús tiene
El modo concreto de ejercitar esta misión de hacer discípulos
como definición esencial esta asistencia de Jesús a su misión y
de Jesús, expresada en imperativo, lo señala el evangelista con
sólo a ella. En ella experimenta la Iglesia la presencia de Jesús
dos participios modales: bautizando y enseñando. Por el bautis-
resucitado y siente en su vida la realización de la promesa del
mo la persona queda sumergida en la vida de la Trinidad, perma-
Immanu-El, el Dios con nosotros m , que se ha hecho presente en
neciendo así capacitada para una relación interpersonal con Dios,
Jesús de Nazaret 172 . Como Dios acompañó a su pueblo por el
pues participa de la filiación de Jesús 161 , proclamada en su bau-
desierto, el Dios del pueblo, el Dios de los padres, sin circunscri-
tismo 162 , y queda constituido en hermandad con Jesús 163 por la
birse a un lugar determinado, sino a la realidad personal de su
acción del Espíritu 164 . El bautismo señala en las palabras de la
pueblo, y como asistió también en su misión a quienes habían de
misión el aspecto cultual, en su referencia comunitaria y trinita-
llevar adelante la vocación y la misión del pueblo, concretizándo-
ria, que es esencial y radical a toda la vida cristiana; por él se
la en sus vidas, como Abrahán 173 , Jacob 174 , José 175 , Moisés176,
alcanza plenamente todo el fin de la misión de Jesús, que, señala-
Josué 177 , los Jueces 178, y en particular Gedeón 179 , David 18° y Sa-
da por su propio nombre, es la de salvar a su pueblo de sus
lomón 181 con los suyos 182 , Jeremías 183 , etc., así también ahora
pecados 165 ; y con él se aplican los frutos de la pasión de Jesús,
Jesús promete su asistencia en orden a la misión a todos los que
cuya sangre ha sido derramada "para el perdón de los pe-
en la Iglesia llevan adelante la obra del Señor. La presencia asis-
cados" 166.
tencial de Dios ahora se ha cristificado: Dios se hace presente en
El aspecto de la fe, inherente también al bautismo y esencial a Jesús, que está en medio de los suyos, como el primogénito de
la misma vida cristiana 167 , está indicado por las palabras de la muchos hermanos, formando con ellos una familia, la familia de
misión en la necesaria aceptación de la enseñanza apostólica. El los hijos de Dios 184 . Y así Jesús no desaparece ya nunca de en
enseñar es algo propio en la misión del enviado de Jesús; y esta medio de los suyos. La universalidad típica de la misión de Jesús,

122 123
que afecta tanto a su poder, como al conjunto de las naciones y a en el mundo 195 . Jesús, que es la paz personificada 196, es también
la totalidad de su enseñanza, reaparece también en su asistencia: por lo mismo el autor de la paz y la concede con sus palabras,
Jesús está presente todos los días185. Y está hasta el final de los pues éstas no son tanto un deseo cuanto un medio eficaz de reali-
tiempos, en medio de una Iglesia que tiene como última perspec- zación; su presencia pacificadora transforma así a los discípulos y
tiva ese final y su consumación, pues es una Iglesia lanzada al les llena de alegría 197. Y al comunicarles la paz, Jesús les muestra
futuro y a la escatología. Y Jesús, que es quien ha concedido la el instrumento de su paz: las llagas de su cuerpo, señal de su
misión, será también su juez definitivo 186, y junto con él, sus en- pasión 198. El Jesús resucitado es el mismo que ha muerto en la
viados juzgarán del éxito de su misión, de su aceptación o de su cruz y el que ahora concede todos los frutos de su misterio pas-
rechazo, aquellos mismos que han sido portadores de la misión cual, expresados bajo el término y la realidad de su p a z ' " . La
de Jesús, es decir, la Iglesia apostólica 187. La palabra de Jesús es paz es el gran don de Jesús resucitado, que en su muerte tiene el
la que determina el discernimiento y el juicio definitivo188. Así el origen de su posibilidad y cuyo efecto primero es la alegría del
Jesús que confiere la misión y que la determina es el Jesús del Señor. Esta misma paz es la que se transmite en la misión con el
pasado, pues la enseñanza eclesial está referida a él, pero es tam- don del Espíritu Santo y la que se realiza en la remisión de los
bién el Jesús del presente, que se hace actual en la orden de su pecados. A esta remisión de los pecados, a la que alude el mo-
misión y en su asistencia, y es además el Jesús del futuro, el Jesús mento cumbre del relato, es también a donde está esencialmente
lanzado en su Iglesia hasta la plenitud de los tiempos, en una referida la paz de Jesús, con cuya concesión se inicia el relato.
continua dinámica de realización. Por eso, como la paz es el elemento que da el sentido global a los
diversos detalles del relato, el redactor repite la entrega de la paz
Juan también conserva en su evangelio una teología sobre la al iniciar las palabras de la misión. La paz que Jesús ha causado
misión, basada en las palabras y en los gestos de Jesús 189 . Esta en los suyos con su presencia es también la que ellos habrán de
transmisión del ministerio de Jesús tiene para él lugar en Jerusa- transmitir con su misión.
lén, en el mismo día de la resurrección de Jesús, pues a ella está
esencialmente vinculada en su sentido más profundo. Es el primer La continuación de la obra de Jesús es el tema principal de las
día de la semana 190, el comienzo de una nueva época, la era de apariciones oficiales del Jesús resucitado. Y este tema está presen-
Jesús 191 , y es también el comienzo de una nueva creación con una tado en el cuarto evangelio con unas locuciones y una teología
nueva luz, que invita a levantarse de la muerte y a dejarse ilumi- típica de Juan, como son las expresiones acerca de la misión y el
nar por la plena luz de Jesús I92 . El relato evangélico consta de espíritu, pero también aparece con rasgos de la fraseología y teo-
dos partes, íntimamente relacionadas: la transferencia de la paz logía tradicionales, como la misma remisión de los pecados. El
de Jesús y la transferencia de su misión. perdón de los pecados está expresamente mencionado por Lucas
como objeto de la predicación posresurreccional 20° y se encuen-
Es condición indispensable para esta transferencia de la mi- tra implícito, además, en la fórmula bautismal de Mateo 201 ,
sión de Jesús el que los discípulos se sientan en unión con él. Y mientras la alusión al Espíritu aparece explícita en esta fórmula
esta presencia de Jesús él la determina con la presencia de su paz, bautismal y para Lucas es una promesa vinculada a la resurrec-
provocada por su contemplación. Jesús entra en el interior del ción de Jesús 202 .
miedo de sus discípulos, en su situación de angustia, para resol-
verla desde dentro con su paz y con su alegría; aunque todo esté El sujeto al que Jesús va a conceder su misión son los discí-
cerrado a su presencia, él es capaz de romper todas las barreras y pulos, que para Juan son los Once, como transmisores de la pala-
todos los bloqueos, pues esto él lo ha conseguido con los méri- bra de Jesús y de su mensaje, pero también como concretización
tos de su muerte y con la transformación de su resurrección. Las de la Iglesia. Es a la Iglesia apostólica a la que él transmite su
primeras palabras del resucitado a los suyos son, pues, unas pala- misión y así perdura en la Iglesia, presidida por los Once. Con
bras de paz que les disipe el miedo 193, porque este temor puede esta misión convierte Jesús a los suyos de discípulos en apóstoles.
ser un obstáculo grave para el ejercicio de su misión. Jesús con su Los que a lo largo de su vida eran discípulos e iban aprendiendo
paz les quiere convencer íntimamente de que él ha vencido al de él, ahora pueden ya ser enviados por él para continuar su
mundo 194 y que quien está con ellos es más fuerte que el que está obra. Pero una obra cuyo origen último está en Dios Padre 203 ,
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donde se encuentra también, por tanto, el origen de la misión. to personal de la misión, de la que el Padre es su primer origen y
Dios Padre es el fundamento de la misión cristiana y además el Jesús su transmisor inmediato; así también lo son del Espíritu y
modelo de su transmisión. Como el Padre ha enviado a Jesús y con él de la misma misión, pues el Padre es su primer origen226 y
Jesús se consagra a su misión en referencia continua a la volun- Jesús su inmediato transmisor 227 .
tad del Padre 204 , así Jesús, el apóstol del Padre, continúa su mi- Como Jesús aparece como hijo de Dios y cordero de Dios,
nisterio transmitiéndolo a los suyos, de tal forma que quien reci- que quita el pecado del mundo en virtud de la plenitud del Espíri-
be a su enviado le recibe a él y quien le recibe a él recibe al Padre, tu que reposa sobre él 228 , así con la transmisión del Espíritu se
que le ha enviado 205 . continúa el fruto de la obra de Jesús, la remisión de los pecados,
Lo que primariamente se transmite en esta misión es el amor. pues es el Espíritu la remisión de todos los pecados. En él se
El amor es el fundamento de la misión de Jesús y está en la raíz recibe este perdón, pero a partir de Jesús, que es "Propiciación"
de su ser enviado. Por amor el Padre le muestra todo al Hijo 206 y por todos los pecados 229 , y el perdón, que se recibe en el Espíritu
le comunica la plenitud de su Espíritu, para transmitirlo con sus con Jesús, con este mismo Espíritu se transmite. El conceder la
palabras 207 , y por amor al mundo el Padre envía a su Hijo como remisión de los pecados por la transmisión del Espíritu es el fin
a su mensajero208. Jesús en su misión transmite también este mis- de toda la misión, encargada por Jesús a su Iglesia; los que la
mo amor; como él ha sido amado por su Padre con la comunica- continúan son para esto los lugartenientes de Jesús 23° y, en últi-
ción de la revelación y la orden de la misión2W, así también Jesús mo término, representantes también de Dios Padre, quien está
ama a los suyos 210 , revelándose a ellos211 y comunicándoles su detrás de toda válida retención y remisión de pecados 231 . Esta
misión212. El mayor amor de Jesús se muestra en asociar al hom- presencia de Dios Padre viene indicada en el texto joaneo con la
bre a su misma personalidad de hijo de Dios enviado 213 , y así forma del "pasivo divino", pues la forma pasiva del verbo oculta,
prolonga en el mundo la plenitud del amor del Padre a los su- por reverencia para la práctica judía, la mención de Dios. La
yos 214 . De esta forma el enviado de Jesús en su misión continúa forma verbal, típica del aoristo, en la acción de perdonar indica
también el mismo gesto de Jesús, su misma obra, que es la de que la acción surte su efecto en el mismo momento en que se
lavar, la de purificar por medio de la revelación de Jesús 215 . ejecuta: en el mismo momento en que perdonéis, Dios perdona
los pecados y quedan ya perdonados. Y la forma verbal, típica
Para continuar esta función de Jesús, la prolongación de su del subjuntivo, en la cláusula siguiente alude a la continuación
amor revelador, en el que se encuentra la paz, es para lo que del resultado de la acción: siguen retenidos los pecados de quie-
Jesús transmite su misión. Y para ello comienza con un soplo, nes así lo determinéis. Pero esta acción eclesial sobre el pecado es
simbolizando la nueva creación y la nueva realidad, que co- fundamentalmente la continuación de la misma acción de Jesús;
mienza a hacerse presente en los suyos216. Este soplo es el símbo- con su palabra y con su gesto la Iglesia determina, como conti-
lo del Espíritu, que puede ser ya comunicado, porque Jesús ha nuadora de la palabra de Jesús 232 , dónde está el pecado y dónde
sido ya glorificado217, y con su comunicación determina el nuevo la luz233; la reacción ante ella equivale a la reacción ante Jesús y
nacimiento218 y comunica la misma vida del Resucitado219. Esta también ante Dios 234 , pues Jesús con su postura ha sido la clave
transmisión del Espíritu es el centro del relato misional. Pues es él de la división auténticamente religiosa de la humanidad 235 . Con
a quien se recibe en la misión, él es, además, quien constituye a la transmisión de la purificación operada por la palabra de Je-
los misioneros como participantes del mismo Espíritu de Jesús, sús 236 , interiorizada por su Espíritu 237 , se transmite también
pues el Espíritu le hizo apóstol a Jesús 220 y es también el Espíritu como prenda su paz 238 ; así lo indica la fórmula tradicional: tu fe
el que se ha de transmitir en la misión con la remisión de los te ha salvado; tus pecados quedan perdonados; vete en paz 239 . Y
pecados y la nueva vida espiritual. El Espíritu Santo prometi- en esta paz Jesús no desaparece nunca. El continúa presente en la
do 221 es ahora el que interiormente constituirá la fuente de la misión de los suyos, a través del Espíritu, que, como resucitado,
vida de los apóstoles de Jesús222 y les capacitará para la misión, está continuamente transmitiendo a la Iglesia en orden a su
para dar testimonio de Jesús223, para actualizarle a lo largo de los misión.
siglos. El Espíritu, el don de Jesús resucitado, conseguido con los
méritos de su muerte224 y con su oración pascual 225 , es el elemen- El Espíritu es también para Lucas el determinante fundamen-
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tal de la continuación de la misión de Jesús. Con él comienza el dice a sus apóstoles. Es la bendición del Sacerdote, que ha consu-
tiempo de la Iglesia240. Lucas ha estructurado su relato de la con- mado su sacrificio y derrama sus frutos 243 ; es la bendición del
tinuación de la misión de Jesús 241 en tres partes: la confirmación Cabeza de la Iglesia, que con ella distribuye sus dones 244 y con
de la resurrección real de Jesús, el encargo de la misión y la asis- ellos sigue asistiendo a los suyos en su misión245. Después de esta
tencia a la misma. La confirmación de la resurrección es el presu- bendición puede ya desaparecer de la sensibilidad, entrando en
puesto necesario para la transmisión del encargo misional. Lucas su gloria, y ellos comienzan con gran alegría a bendecir y alabar a
ha tenido cuidado en unir al Jesús crucificado el resucitado, por- Dios, iniciando su ministerio desde el templo de Jerusalén. Así se
que la referencia al misterio pascual ha de ser el centro del kerig- cierra la historia de Jesús, que para Lucas ha comenzado en el
ma apostólico, encomendado por Jesús. En este momento del re- templo y concluye también en el templo, en Jerusalén. Ahora
lato, Jesús se presenta en medio de los suyos y se encuentra en el comienza el tiempo del Espíritu, el tiempo de la Iglesia, que viene
centro de la comunidad eclesial; pero los suyos, ante la inespera- iniciado con los Hechos de los Apóstoles.
da realidad de la resurrección, se asustan, y la misma sorpresa les
Lucas tiene también un interés particular en comenzar la na-
hace sospechar de la realidad como de algo fantástico. Pero no.
rración del tiempo de la Iglesia con una presentación de la mi-
Es realmente la carne de Jesús la que está allá; hay una resurrec-
sión que le ha sido conferida por Jesús. Y también aquí la misión
ción de la carne. La alegría les saca de sí, pero Jesús les vuelve en
viene expresada como un "testimonio" y aparece fecundada por
sí; no quiere que nunca el encargo de ser testigos oculares de su
la acción del Espíritu 246 . Lucas recoge de nuevo todo el pasado
resurrección y transmisores de su mensaje quede velado por nin-
de Jesús como en síntesis, sus palabras y sus gestos, iluminados
guna sospecha. Y una vez encarados con la realidad, el evangelis-
por el Espíritu y transmitidos como comprensión del reino de
ta inserta las palabras de Jesús, que son como su testamento y
Dios a los Once, a aquellos que le habían acompañado desde el
que constituyen la parte central del relato.
bautismo de Juan hasta su ascensión y a quienes ha constituido
Jesús comienza haciendo referencia a su pasado, a su activi- servidores y apóstoles, testigos de la resurrección, de su realidad
dad docente junto a ellos, cuando les trataba de explicar el senti- concreta y de todo lo que significa. Para ello les promete ahora la
do de su misión a la luz del A.T., como una necesidad de cumpli- inmersión en el Espíritu Santo, en orden a llevar adelante su Rei-
miento y de plenitud. Para ello ahora les confiere una nueva no, pero no un reino de poder material concedido a Israel, sino
capacidad: les descubre el sentido de las Escrituras como a intér- un Reino basado en la fuerza del Espíritu Santo, que les capacita-
pretes de su vida, pues esta Escritura sólo se puede entender ple- rá para dar testimonio de Jesús desde Jerusalén y Samaría hasta
namente como tal a partir del final, del misterio de la resurrec- el fin del mundo. El reino con poder lo establecerá su Padre en el
ción, clave hermenéutica para comprender en su plenitud toda la momento oportuno, pero la fuerza del Espíritu está ya presente •
revelación. Y de su cumplimiento les hace testigos a sus discípu- en la Iglesia, para dar testimonio de Jesús; ese Espíritu será ya el
los. El "testimonio" es la palabra clave para Lucas, con la que último responsable del avance y de la concretización de la misión,
define la misión conferida por Jesús; un testimonio que tiene por que, comenzando en Jerusalén, progresivamente se ha de exten-
objeto la muerte y la resurrección de Jesús, interpretada según las der a toda la humanidad. Con la desaparición de la carne de
Escrituras, y también su efecto en la remisión de los pecados, Jesús comienza el tiempo de Jesús en el Espíritu. No es ya tiempo
conferida en el nombre de Jesús y que ha de ser transmitida como de mirar hacia atrás, sino de sentirse lanzados hacia adelante, al
kerigma apostólico a todas las naciones 242 . Este universalismo de desarrollo de la misión encomendada por Jesús hasta la venida
la misión tiene un comienzo: es Jerusalén; la Iglesia de las nacio- gloriosa del Señor.
nes empalma con la Iglesia de Israel.
Y es precisamente esta misión del testimonio la que Pedro,
Para llevar a cabo esta misión, Jesús les promete enviar sobre como transmisor de la voz apostólica, lleno del Espíritu Santo,
ellos la promesa de su Padre, el Espíritu Santo, que les revestirá comienza a ejercitar en el mismo día de Pentecostés, cuando pre-
de una fuerza interior y sobrenatural. Como símbolo de esta con- dica haciendo relación a todo el pasado de Jesús, interpretando
cesión del Espíritu y de todos sus dones, con los que el Jesús su misterio pascual a través de las Escrituras e invitando a la
muerto y resucitado acompaña la misión de la Iglesia, Jesús ben- conversión bautismal para la recepción del Espíritu Santo a gen-

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tes venidas de todas las naciones. Más adelante, en los Hechos de de la actividad de Jesús; durante su vida él había predicado el
los Apóstoles se explicitará el avance de esta Buena Nueva, que Reino, y ese Reino, plenamente cristificado, es el que se continúa
corre desde Judea247 a Samaría 248 y llega hasta el confín del mun- en la predicación de la Iglesia. Y el Jesús que asoció a un grupo
do, representado aquí por Etiopía, país grande y legendario, que de hombres a su labor misionera con su invitación y su atrac-
ocupaba un indeterminado territorio al sur y al sudeste de Egipto. ción 256 es también el que con su atracción y su llamada sigue
dinamizando a otros hombres para que continúen su misión en
También el resumen final de Marcos, después de insistir en la la vida de la Iglesia. Esta es la continuación en el tiempo de su
verdad de la resurrección, realzada por la constante incredulidad llamada original —"Ven y sigúeme" 257 —, con la que Jesús sigue
inicial, expresa el encargo misionero con rasgos presentes en las moviendo a la misión.
otras tradiciones evangélicas, pero con su nota peculiar en la de-
terminación de la misión: la de "predicar el evangelio", la de Esta llamada es un imperativo, que primariamente compro-
lanzar el pregón de la Buena Noticia249. Marcos había creado un mete al seguimiento fiel y personal de Jesús, entrando en su mis-
género literario propio en la vida de la Iglesia, el evangelio250; ma escuela, llegando a hacerse discípulo suyo, para aprender de
esta expresión la toma del mismo Jesús, quien predica el evange- él. Lo primero en la vida del misionero es "ir detrás de Jesús", y
lio como la presencia del reino de Dios en su obra 251 , pero que a quienes caminan así él les convierte en "pescadores de hom-
para Marcos este evangelio se convierte en la predicación sobre el bres" 258 , personas que con su vida atraigan a los demás al disci-
mismo Jesús y sobre su vida, apostólicamente interpretada en la pulado de Jesús. Lo primero es, pues, ser discípulo, y sólo a quien
actividad misionera y catequética de la Iglesia. El redactor final es discípulo le convierte el Señor en apóstol, porque sólo quien ha
de Marcos, usando para expresar el contenido de la misión la aprendido de él puede dar testimonio de él 259 . Por eso Pedro ha
misma expresión del comienzo de su evangelio, quiere lanzar a la de profesar su confesión mesiánica antes de recibir de Jesús la
Iglesia a una difusión de este evangelio y a una ulterior profundi- promesa de constituirle en roca vicaria de su Iglesia 26°, y cuando
zación en él. Con motivo del encargo misionero, el copilador final él rompe su conexión con Jesús, su discipulado, por la triple ne-
de Marcos insiste también en la postura que el hombre ha de gación, Jesús le vuelve a pedir su adhesión de discípulo, la adhe-
mantener ante esta misión: la fe, que ha de ser sellada por el sión de quien profesa querer aprender de él por amor y de quien
bautismo; él indica, además, la capacidad crítica que posee el ke- se siente vinculado a él sólo por amor, de tal forma que le pueda
rigma para dividir a la humanidad en dos bloques por su referen- constituir en Pastor vicario de su Iglesia, sabiendo que en su mi-
cia a la fe: los salvados y los condenados. Como consecuencia de sión no romperá nunca la conexión con Aquel que le envía y
la fe y como señal de su eficacia252, para favorecer la actividad pastoreará a las ovejas no como propias, sino como propiedad
misionera, el narrador menciona unas señales, que las reconoce inalienable de Jesús 261 ; es, pues, la fe mantenida por Pedro la que
ya presentes en la vida de la Iglesia: la expulsión de los demonios, será también el principio que le capacitará para la misión, en su
del mal espiritual y sus consecuencias, en el nombre de Jesús 253 , función de confirmar a sus hermanos en ella262. Así este aprendi-
la experiencia carismática típicamente cristiana de la alabanza a zaje del maestro, este ser discípulo, se convierte en un servicio al
Dios 254 y el poder sobre las fuerzas físicas de la muerte 255 . Estos Señor, en el servicio del apóstol 263 . Jesús durante su vida pública
poderes son una expresión de la colaboración del Señor con la había elegido a los suyos para que estuvieran con él en un proce-
obra misionera de la predicación, que él mismo corrobora con la so de aprendizaje, de forma que luego les pudiera enviar a predi-
fuerza de su exaltación. Y así los apóstoles, en obediencia a su car 264 ; en la vida de la Iglesia, Jesús, a partir de la oración del
Señor, se lanzan a la predicación evangélica por todas partes. hombre, del estar con él en el Espíritu, sigue dinamizando la mi-
sión de predicar y de dar testimonio de él ante el mundo 265 .

La vinculación con Jesús a partir de su llamada implica una


La característica primaria y fundamental que .emerge de estos participación en su mismo trabajo, en su obra en favor de los
textos sobre la misión cristiana, para la espiritualidad del envia- hombres. El ha dado ejemplo, para que los suyos continúen su
do, del testigo y del misionero, es la vinculación con Jesús, el após- misión266 y le sigan también con la cruz de su misión 267 . Este
tol del Padre. La misión es la continuación en la vida de la Iglesia trabajo se define en las fuentes con una clara identidad de fondo,
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pero con diversos matices: el ser pescador de hombres 268 , el pas-
torear a la Iglesia de Dios 269 , el ganar para Cristo 270 , el conven- de la conexión con el que envía desde donde la predicación y el
cer sobre Jesús 271 , el enseñar lo que él ha encargado 272 , el dar juicio del enviado tiene validez 29° y desde ahí participa del mismo
testimonio de él273, el predicar el evangelio274, el anunciar la Bue- poder discriminatorio de aquel que le envía; por eso son también
na Nueva de Jesús 275 , el anunciar al Hijo 276 , el hablar de la justi- los seguidores de Jesús los que con él y en él juzgarán y discrimi-
cia, del dominio propio y del juicio futuro 277 , el consolidar a la narán al mundo 291 . Pero siempre y sólo si mantienen su referen-
Iglesia278, el fortalecer a los discípulos279, el conceder un carisma cia a Jesús, pues no es el siervo mayor que su señor ni el apóstol
espiritual por la comunicación de la fe 28°, pero sobre todo y en superior a quien le envía; en saber y en practicar esto encontrará
todo el afirmar consecuentemente que el Jesús muerto sigue el apóstol su verdadera alegría292.
vivo 281 . En todas estas funciones la referencia fundamental es
siempre a Jesús, el Señor, y el valor misionero último estriba Esta vinculación a Jesús supone fundamentalmente un proce-
siempre en esta auténtica referencia a él, como su pérdida de sen- der como él, un tenerle a él como modelo en el ser y en el obrar.
tido consiste en la desconexión de Jesús. Es en la obediencia a Si en el A.T. es Dios quien envía y lleva adelante la misión, como
Jesús donde adquiere pleno sentido la vida del llamado, que se se ve, por ejemplo, en el caso de Gedeón 293 , en el N.T. es Jesús
encuentra orientado en virtud de su vocación hacia una misión, quien envía, quien "crea" a los apóstoles 294 y quien les asiste en
que en ella halla su éxito verdadero, como lo muestran las esce- su misión, también con la fuerza de su ejemplo295. El Jesús que
nas evangélicas de la pesca milagrosa282; no en el esfuerzo huma- envía es el Jesús resucitado, pero el Jesús modelo es el de la vida
no, sino en la obediencia a la palabra de Jesús encuentra el llama- pública, pues el apóstol continúa la misión terrena de Jesús con
do el sentido global de su vida y de su misión, ya que sin él el la fuerza de su resurrección296. La referencia a la misión de Jesús
apóstol no es nada, no es apóstol ni puede hacer nada en orden a implica un contemplar a Jesús en situación de misión como
Jesús si se mueve separadamente de él, sin conexión con'él 283 . La modelo.
invitación a esta obediencia a Jesús es el núcleo también del testa-
mento de María en el evangelio, de las últimas palabras que de Este Jesús misionero es, en primer lugar, un Mesías peregrino,
ella se conservan: "Haced lo que él os diga" 284 . que invita a participar de su peregrinación. El Jesús peregrino es
el que está siempre de camino e invita a seguirle en el camino 297 .
Aunque tenga su residencia en Cafarnaúm, él se encuentra en si-
Esta conexión con el que envía muestra que la función del tuación de misión y ninguna estructura humana, ni sus mismos
apóstol nunca termina en sí mismo, sino en Aquel que le ha en- padres, pueden interferir con esta postura radical de atención
viado. Modelo de esta postura en el evangelio es ya la personali- sólo al Espíritu de su Padre Dios 298 . Cuando él invita a su segui-
dad de Juan el Bautista. El vive referido a Aquel a quien está miento, invita a la conciencia de estar dispuesto a no tener dónde
ordenado en virtud de su misión y que es quien en último término reclinar la cabeza 299 , invita a no preocuparse de lo que se deja
determina el sentido de su ser. El mayor es Jesús285 y toda la atrás y a no enzarzarse ni en despedidas ni en testamentos, en
predicación de Juan va ordenada a Jesús, a dar testimonio de él, nada que pueda impedir el fijar la mirada en él y en su misión 30 °;
para que los hombres crean en él 286 , y así les prepara para que más aún, hace que cualquier otra obra ceda ante la urgencia del
reciban a Jesús y a Dios en él 287 . Juan reconoce que el Esposo es anuncio del Reino 301 . Sólo quien viva en la capacidad de pobre-
el que tiene el derecho sobre la Esposa; si a él, como al amigo del za, de desprendimiento total para seguirle302 podrá participar del
Esposo, le ha correspondido la función de velar por la Esposa Reino y entrar en su discipulado, en la apertura a él, para seguirle
para que sea entregada plenamente limpia al Esposo, cuando él en su camino 303 . Jesús, que como hijo de un artesano y por lo
escucha la voz del Esposo, sin aferrarse a la Esposa, sin posesivi- que podemos colegir de su entorno no vivía durante su vida fami-
dades, se la entrega288, y es ahí donde encuentra su alegría, el liar en la miseria, cuando llegó el momento de su misión entró en
sentido pleno de su vida. Desde esta postura es desde donde Juan una situación de pobreza evangélica, voluntariamente asumida
puede aparecer como testigo de Jesús, como lámpara que brilla como consecuencia de su misión, y es a ella a la que mueve tam-
con la luz recibida de Jesús; y es así, dejándose iluminar por él, bién a sus discípulos, quienes como pescadores y amos de barcas
como puede dar testimonio de su Luz 289 . Es precisamente a partir o armadores tampoco eran originalmente pobres, pero quienes
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ante el llamamiento de Jesús lo dejan todo, incluso sus padres y semejante a como Jesús es el exegeta del Padre por su intimidad
su oficio, para seguirle304 y vivir en extrema pobreza M5. Su radi- con él 323 .
calidad por el Reino le llevó también a Jesús a vivir el celibato
por él306 y a vivir en una perpetua situación de obediencia a la También respecto a los hombres, Jesús, como apóstol del Pa-
misión, que le coloca en total desprendimiento de todo lo que no dre, mantiene una función de misión que el cuarto evangelista
sea Dios, pues le hace vivir eminentemente de los valores del Rei- concreta en la figura del Pastor, descrita en el capítulo décimo.
no más que de cualesquiera otros valores humanos 307 . Jesús como Pastor Bueno, que ejercita fielmente su cometido,
mantiene unas relaciones ínterpersonales con sus ovejas, llamán-
dolas por su nombre; pone su vida por ellas, se arriesga por ellas
Pero precisamente en virtud de los valores que vive Jesús, su
y las saca de la esclavitud, llevándolas a una situación de salva-
principal dimensión de modelo no estriba en lo externo de su
ción, de amplitud, en la que él camina por delante de ellas y ellas
vida, sino en su postura interior. La personalidad de Jesús como
le siguen sólo a él, pues él las ama y en su amor se les da a
misionero implica especialmente una doble referencia: a Dios y a
conocer, mientras ellas muestran su amor en el seguimiento, en la
los hombres. La postura de Jesús, como enviado del Padre, res-
escucha de su voz. Los otros evangelistas hacen notar también,
pecto a Dios aparece especialmente clarificada en el evangelio de
junto con Juan, el contenido de esta misión de Jesús respecto a
Juan. Jesús realiza todas sus obras en nombre de su Padre 308 , con
los hombres: él ha venido para predicar la llegada del reino de
su autoridad, porque es el Padre el autor de la misión de Jesús y
Dios 324 , iluminado plenamente después de su resurrección 325 ,
su última referencia: el Padre tiene la iniciativa de la misión, la
para salvar lo perdido 326 y llamar a los pecadores 327 , para conce-
determina con la entrega del Espíritu en la contemplación de su
der una vida abundante 328 , para dar testimonio de la verdad 329 ,
voluntad salvífica y entrega así el poder revelador sobre todos los
entregando el nombre, la palabra, la gloria del Padre y creando
hombres 309 . A partir de esta actividad del Padre en Jesús,,que se
así la unidad de todos los hijos de Dios dispersos 33°. En su vida él
siente determinado por ella, Jesús no hace nada por sí mismo 31°,
ha purificado la casa de su Padre 331 y ha acompañado sus pala-
sino lo que le encarga el Padre, y vive en continua apertura a él,
bras con los signos de su caridad 332 .
en situación de misión. Esta misión implica primariamente una
experiencia de Aquel que envía311; por eso la primera función del
misionero es dar testimonio de Aquel que envía312, del que le está Este Jesús, que ha vivido y trabajado así en su misión, es el
dinamizando para la misión313. Y, consiguientemente, el primer que se muestra como modelo, para ser imitado, como signo de
contenido de la misión es la sintonía de valores que existe entre el atracción para los que se sienten movidos a seguir sus huellas 333 .
enviado y el que envía314, mostrando así el apóstol que vive bajo Como el Padre le ha amado y ha amado al mundo y para eso ha
el dinamismo de la misión315. Por esta vivencia de la misión, el enviado a Jesús 334 , así también Jesús ama al Padre, respondiendo
enviado hace presente en su obrar la actividad del que envía, de a su misión, y ama al mundo, dando testimonio de su Padre,
tal forma que se puede decir que ambos obran conjuntamente 316 . entregándole la revelación335; pero ama sobre todo a los suyos,
Y este Jesús, que vive así bajo la actividad del Padre en virtud de comunicándoles su misma vida y misión 336 , y de este modo el
esa su íntima unión con él, puede también dinamizar para la mi- discípulo, que participa de Jesús, ama con el mismo amor de
sión, de forma que quien se encuentra movido por Jesús se puede Jesús, pues lo prolonga en el ejercicio de su misión 337 , prolongan-
decir que está también movido por Dios Padre, origen primero de do su mismo gesto salvador y revelador338, prolongando su mis-
la misión317. La contemplación, el estar abierto a Dios, es la esen- ma misión339 y con ella concediendo el fruto de la misión de
cia de Jesús en lo más íntimo de su ser318 y esto mismo es lo que Jesús, el perdón de los pecados 340 y la vida al mundo 341 por la
le pone a lo largo de su vida en referencia a la fuente de su mi- transmisión de la palabra de Jesús 342 . Es sobre todo aquí, en la
sión319; de igual modo, el enviado de Jesús permanecerá en la actualización de la misión de Jesús, donde el discípulo realiza
contemplación de él y de sus valores, para poderlos transmitir en eminentemente su cometido de testigo de Jesús por la imitación
su testimonio, como lo muestran las figuras evangélicas de Juan de Jesús y la actualización de su vida y de su mismo obrar, ya
el Bautista 320 y además del discípulo amado 321 , que así aparece que el haber estado con Jesús le capacita para proceder como él y
como el exegeta de Jesús a partir de su unión con él 322 , de modo dar testimonio de él 343 . Por eso, para Pablo, el apóstol actualiza a

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Cristo Jesús; pero como la misión, en último término, está origi- La llamada a la conversión está presente también como parte
nada en Dios Padre, el apóstol es también el enviado de Dios 344 . fundamental de todo el ministerio profético en el A.T. y la lanza
enérgicamente Juan el Bautista en los albores del N.T. 363 , seguido
El Cristo imitado en la actividad apostólica es sobre todo el inmediata y urgentemente por la predicación del mismo Jesús,
Cristo de su perfección en el misterio pascual y en todo lo que que comienza con una invitación al cambio de mentalidad, a la
este misterio implica. Es él quien dinamiza la predicación345 y verdadera conversión 364 , a un nuevo renacer 365 . Esta conversión
con ella dinamiza el apostolado, pues al ser presentado Cristo es fundamental para que tanto el hombre como la misma crea-
como el objeto del mensaje de Dios es desde ahí desde donde ción con él puedan entrar en un verdadero servicio de libertad a
mueve a la predicación y desde donde él mismo se hace presente Cristo 366 .
en la predicación eclesial346 y en la actividad apostólica347, cons-
tituyéndose así en una nueva normativa espiritual de actua- Pero esta función sobre el aspecto de la negatividad en el
ción 348 . Por eso toda exhortación apostólica se hace poniendo hombre está orientada a un fin positivo. Ya en el A.T. la libera-
por modelo al mismo Cristo Jesús 349 , y este Jesús, que es anun- ción del Éxodo tenía por fin el servicio a Dios 367 , y esta misma
ciado por el apóstol, con su misma sinceridad apostólica y con la ordenación positiva de la purificación se canta en el himno que
pureza de su dinamismo funda la sinceridad del apóstol y la ga- conmemora el nacimiento del Bautista: "Para que, libres de nues-
rantiza 35°, a la vez que con su valentía determina también la fran- tros enemigos, le sirvamos en santidad y justicia ante él todos
queza apostólica351. Así es el apóstol el primero que participa de nuestros días" 368 . Así el mismo Juan, con su ministerio de purifi-
las virtudes del Cristo que anuncia en su predicación352 y es a él a cación, trata de disponer un pueblo que se encuentre conveniente-
quien la Iglesia contempla como a su modelo inmediato, de for- mente preparado para la venida del Señor 369 . El aspecto positivo
ma que, imitándole a él, pueda imitar también a Cristo 353 . Cuan- de la misión lo indica también Jesús en el mismo contexto en el
do la Iglesia imita al apóstol es, sobre todo, en las virtudes voca- que hacía notar su misión sobre la negatividad del pecado, cuan-
cionales donde le imita más profundamente y donde siente latir do afirma que el fin de su venida estriba en que las ovejas alcan-
más el impulso de su vida en Cristo: en ser evangelizadora, al cen la vida, y una vida abundante 37°. Este fin lo señalan también
mostrar la verdad 354 , tendiendo siempre a procurar el bien de los los mismos evangelistas en la redacción de sus obras respectivas:
demás 355 con una postura de humildad 356 y de pureza de cora- si Mateo señala el valor de la muerte de Cristo "para la remisión
zón 357 , que busca sobre todo agradar al Señor358. de los pecados" 371 , Juan hace notar que Jesús entrega su carne
"por la vida del mundo" 372 , entendiendo esta vida como un de-
jarse dinamizar por la misma vida de Dios presente en Jesús 373 .
De los textos evangélicos sobre la misión y de la vida del mis- Esto se logra por una entrada del hombre en el mismo Cristo en
mo Jesús se deriva una clarificación sobre el fin de la misión y su virtud de su sacrificio pascual 374 , por una participación en el
objeto propio. Se puede decir, con san Pablo, que el fin de todo Cristo que ha muerto por nuestros pecados y ha resucitado por
el actuar cristiano es el servicio de Cristo 359 , la orientación a él y nuestra justificación375 y ha quedado constituido en justicia de
desde él a Dios 360 . Por tanto, a este fin del cristiano estará dirigi- Dios para nosotros 376 , de tal forma que el hombre, participando
da la misión apostólica: a lograr un hombre perfecto en Cristo 361 , en él, participa de la dinámica de una persona que está muerta al
lográndose así el servicio a Cristo y el conveniente actuar cristiano. pecado para siempre y vive de cara a Dios 377 . A esto llega el
hombre por medio de un ejercicio ascético continuo del paso de
El servicio a Cristo implica en primer lugar una liberación de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz 378 , y en esto se siente
otros servicios ajenos. Y a esta liberación va, lógicamente, dirigida ayudado por la misión activa de la Iglesia379, que la ejercita el
en primer lugar la misión cristiana. Este es, por así decir, el as- apóstol como ministro de la reconciliación380.
pecto de la misión cristiana sobre la negatividad del pecado: su
llamada a la conversión y su ejercicio en el perdón de los peca- En esta misma línea se puede decir que lo primero para lo que
dos. El mismo Jesús define el primer aspecto de su misión de está constituido el enviado es para dar testimonio de su propio
pastor como un "sacar a las ovejas" 362 , que implica la liberación paso de las tinieblas a la luz 381 ; así era como la presencia de Dios
de esclavitudes ajenas a la libertad propia de la unión con Cristo. en los antiguos profetas constituía una "señal" 382 de que Dios
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estaba actuando en medio de su pueblo, de que había un verdade- para que ejercitaran el ministerio de la curación moral, psíquica y
ro profeta en Israel383. Este aspecto de testigo pone de relieve física404, como una señal 405 de la salvación universal, iniciada ya
también Lucas en los Hechos de los Apóstoles al presentar la en la obra de Cristo y presagiada en ella, a la vez que esta presen-
figura de Pablo: Pablo se encuentra rodeado de una Luz 384 , ya cia de la caridad de Dios actuaba como una llamada de atracción
que su misión va a ser la de iluminar 385 , la de ser testigo de lo que al evangelio y ejercía una fuerza apologética. Este ministerio de la
ha visto y oído, es decir, de lo que ha experimentado como volun- caridad forma parte también del testimonio evangélico y es una
tad de Dios, que se le ha manifestado en la revelación del Cristo concretización de la predicación apostólica. También para esto
resucitado386; de este modo Pablo se convierte en servidor y en ha enviado el Señor a los suyos, haciéndoles participar de su mis-
testigo, es decir, en servidor del testimonio cristiano 387 , y esto es ma misión de caridad, que él ejercitó en su vida, pero siempre
lo que define su misión. Para Pablo, su misión de testigo se en- como símbolo y actualización de la caridad de Dios, de la presen-
tiende como la de un reflejar la luz que le viene de Cristo y con la cia del reino de Dios en él 406 . También los apóstoles en la primiti-
que él mismo se ha sentido primero iluminado 388 , y así pasa a ser va Iglesia vincularon intensamente el ministerio de la caridad con
un espejo reflector de la luz de Cristo, de la que deriva toda su el ministerio de la palabra 407 . Pero las curaciones, de las que se
predicación389, de modo semejante a como Juan el Bautista fue la habla en el N.T., no se han de entender solamente de un ministe-
lámpara ardiente, que daba testimonio de la Luz, con la que se rio carismático de la caridad milagrosa, sino también de ese ejer-
encontraba iluminado y que era el mismo Jesús 390 . Así también cicio de la caridad sanante, que versa sobre la enfermedad del
Pablo afirma que toda su predicación deriva no de unas palabras pecado y de todas sus consecuencias, ya que, como lo presenta el
aprendidas de la sabiduría humana 391 , sino de la experiencia cuarto evangelio, el gran exorcismo se ejerce en la cruz de Cristo
de su fe; es la fe la que capacita para el testimonio de la pre- y es ahí donde desaparece todo el poder del mal 408 ; los otros
dicación392. exorcismos son sólo presencia y participación de ese exorcismo
típico de la cruz, que es el más eficaz y el más definitivo. De igual
Esta predicación es un modo concreto de ejercitar el testimo- modo toda la caridad material es presagio de la salvación univer-
nio y, por tanto, es un fin de la misión. La predicación es una sal y total del hombre, cuyo fundamento radical está en la obe-
consecuencia directa de esta tendencia interior del llamado a dar diencia a la fe.
testimonio de su misma vida de fe393. Evangelizar significa funda-
mentalmente dar testimonio por medio de la predicación de la
Palabra salvífica del Señor394. Especialmente en la obra de Pablo El misionero, que da testimonio en su contemplación del estar
es donde aparece esta insistencia en la predicación como algo con el Señor, que vive, además, un testimonio de predicación en
peculiar de la misión apostólica; él valora grandemente el minis- su actividad ministerial y también de caridad en su actividad asis-
terio de la palabra 395 y su ejercicio es constante en él, como lo tencial, está movido en todo ello por el evangelio y tiene al evan-
muestran sus cartas y sus Hechos: Pablo se dedica enteramente a gelio como al objeto último de referencia, del que proviene su
la palabra de Dios 396 ; y esto por un fuerte e intenso deseo del dinamismo misionero. Por eso se puede decir que el evangelio,
apóstol397 y a la vez en virtud del ministerio que le ha sido con- que está al comienzo de la actividad del llamado, es también su
fiado 398, pues Dios ha llamado a Pablo a predicar el evangelio 3 ", fin, porque hacia él está orientado. El evangelio es el fin del ser
aunque no logre éxito alguno 400 , pues éste, en último término, es del apóstol 409 y de todas sus actividades 410 . De aquí que Pablo
siempre obra de Dios 401 . Por esta conciencia de misión que Pablo considere toda su misión de apóstol orientada a la predicación 411
posee se define a sí mismo como "apóstol por vocación", la cual o, lo que es lo mismo, a la comunicación del mensaje cristiano. El
para él equivale a encontrarse siempre "segregado para el evange- carisma de la palabra —aunque sea en silencio— tiene por fin el
lio de Dios" 402 . dar a conocer el misterio, que es el evangelio412. El efecto de la
primera predicación eclesial desemboca ya en un hablar de las
Ya el Señor había llamado a sus discípulos para que estuvie- maravillas de Dios 413 , pero estas maravillas de Dios, objeto de la
ran con él y para que a partir de esta convivencia se capacitaran predicación, se concentran fundamentalmente en el misterio de
para dar testimonio de él 403 ; los eligió para convertirlos de discí- Cristo 414 , donde se hace realidad la palabra fiel de Dios, que es el
pulos en apóstoles y así enviarlos a predicar con poder, además, mismo Cristo 415 . Pero el Cristo propuesto en la predicación como
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do a "evangelizar a los pobres, a proclamar la liberación a los
misterio de Dios es el Cristo total, el Cristo del misterio pas- cautivos, a dar vista a los ciegos y libertad a los oprimidos, a
cual416 y el Cristo eclesial417. A esto se denomina el evangelio418, predicar el año de gracia del Señor" 437 . El ha tenido un fin en su
que es el principio, el objeto y el fin de toda la predicación apos- misión, que ha sido el evangelizar la paz; paz a los de cerca y paz
tólica. Por ello los apóstoles en virtud de su proposición se pue- a los de lejos438; esa paz que ha constituido la definición de su
den denominar "administradores de los misterios de Dios" 419 , ya mismo ser439, y que viene cantada en el momento de su nacimien-
que el fin del apostolado es la evangelización de este misterio de to y de su muerte, como el verdadero sentido de su existencia440 y
Dios, revelado en Cristo 420 , que se lleva a cabo en la predicación que él transmite como el primer fruto de su misión en el primer
evangélica421. Así el apóstol es "colaborador de Dios en el evan- contacto con los suyos en prenda del éxito de su misión441. Servir
gelio de Cristo" 422 y, predicando el misterio de Dios, sirve a Cris- a este Cristo, prolongar su misión 442 será, pues, equivalente a ser
to; su servicio a Cristo se concreta en predicar este misterio de servidor de su evangelio 443 , que es una Buena Nueva de paz 444 , y
Dios, que es el mismo Cristo 423 , y el apóstol continúa sirviendo a así ser servidor de la Iglesia445, edificar el Cuerpo de Cristo en la
Cristo en cuanto servidor del mensaje de Dios; ésta es la diakonía Iglesia446, el modo de ser de Cristo en todos, haciendo que los
perfecta a Cristo 424 . Este misterio, denominado misterio de la hombres se adhieran a la verdad en una postura de fe447. Es aquí
piedad en las cartas pastorales, pues se origina en la piedad de donde, como fin de la predicación, el apóstol logra presentar a
Dios y determina la piedad del hombre, es el que aparece en ellas Dios un hombre perfecto por el dinamismo de Cristo en él 448 ,
como el objeto directo de la predicación apostólica y el fin de su que le hace a la persona ofrenda agradable a Dios en cuanto que
misión425. Pero con tal de que este evangelio sea el evangelio reci- todas sus obras están dinamizadas por la fe y el amor, por la
bido del Señor, que como tal es la norma de la fe cristiana426 y verdad del evangelio 449 . De esta forma es como Pablo puede con-
con tal de que sea el evangelio transmitido en la predicación templar el fin de todo su apostolado en el recapitular todas las
apostólica427, que es el evangelio que mantiene la tradición ecle- cosas en Cristo 450 .
sial. Por eso Pablo exhorta a todos a mantener esta tradición
eclesial y a fiarse de ella428.
Como resumen de este apartado sobre el fin de la misión se
Pero para que el evangelio tenga esa fuerza dinamizante de la podría citar el comienzo de la carta a Tito, donde se presenta una
misión ha de llenar primero al apóstol con su fuerza y ha de síntesis del sentido del ministerio apostólico de Pablo y que defi-
quedar interiorizado en él. Es esta luz interna del evangelio, la ne su misión: Pablo, siervo de Dios en cuanto apóstol de Cristo,
revelación de Cristo en el interior del llamado, la que le convierte orientado a la vida de fe de los elegidos por la comunicación del
en apóstol y en misionero y le mueve al testimonio de esa luz y a conocimiento de la verdad, que tiene unas dimensiones prácticas
su comunicación429. Es el mismo evangelio el que llena al apóstol, de piedad y una dirección escatológica de esperanza a la vida
haciéndole partícipe de sus bienes 430 y le dinamiza a la predica- eterna, ya dispuesta y anunciada por Dios desde el principio de
ción431, en cuanto se le ha revelado con fuerza el misterio de su plan salvífico451. En esta visión paulina, la misión mantiene
Cristo, un misterio que se presenta como comunicable432. Esta una triple característica: autocéntrica, alocéntrica y cosmocéntri-
revelación del misterio de Cristo en cuanto comunicable es la que ca. La misión tiende a transformar a la propia persona del llama-
crea a los apóstoles y profetas 433 . Y cuando el hombre se encuen- do por una vida de fe, recibida de la vivencia del evangelio, pero
tra bajo este dinamismo se puede decir que es Cristo mismo quien esta vida está destinada también a ser transmitida a otros por la
sigue hablando en el apóstol 434 . No es extraño, pues, que bajo comunicación de la verdad, que tiende no sólo a una vivencia
esta inspiración el autor del Apocalipsis haya compuesto cartas personal, sino también a unas consecuencias prácticas en la trans-
que el Cristo glorioso se presenta dictando para la Iglesia como formación de la sociedad para que esta verdad pueda ser vivida
una actualización de su mensaje435. en plenitud, según la dinámica social del ser humano. Pero en
esta triple dimensión siempre existe una orientación en último
Y desde aquí se ve también cómo el fin de toda la actividad término teocéntrica, una deoversión: Dios está al comienzo del
misionera está orientado a la Iglesia, como lo está el mismo evan- plan salvífico y está dinamizando con él al apóstol para la pro-
gelio436. La predicación tiene como oyentes a unas personas con- posición de este plan; y Dios se encuentra también al final de
cretas. Ya Jesús de Nazaret en su misión está visto como orienta-
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todo el proceso, pues él es la esencia de la vida eterna. Todo esto, brota de la misión apostólica 466 y en concreto de la proposición
además, en una dimensión auténticamente cristiana, ya que Dios del evangelio467 como luz que ha de iluminar las diversas opcio-
se hace presente en Cristo. Este es quien determina la dimensión, nes concretas en la vida 468 . En el fondo es el evangelio mismo el
explícitamente religiosa y cristiana, de la misión; pues si es verdad que fructifica469 por el conocimiento de Dios que él imparte 470
que no hay estructura o modo de ejercicio de esta misión que se con tal fuerza y dinamismo 471 que mueve a caminar como el Se-
encuentre ajeno a su influencia, para que ésta sea auténticamente ñor, fructificando en toda obra buena, para poder serle agradable
misión cristiana y plenamente religiosa ha de mantener la explíci- en todo 472 . Es la semilla evangélica la que va produciendo en el
ta referencia a la fe en la verdad del Señor Jesús y ha de dejarse cristiano los efectos de una verdadera santidad 473 y le va llenando
dinamizar por ella. de justicia 474 con su concomitante alegría475 y hace que el hom-
bre quede orientado a Dios en alabanza continua a él 476 , ya que
el fruto, en último término, es siempre para Dios 477 .
Pero el fruto principal del evangelio se logra siempre prima-
c) Los efectos de la misión riamente en el mismo apóstol, en el mismo llamado, a quien el
evangelio y Jesús le constituyen en testigo. Es la vida de Cristo en
el hombre lo que fructifica en apostolado 478 ; es el conocimiento
Toda esta actividad misionera, a la que ha sido destinado el de Dios lo que dinamiza una vida lo más semejante posible al
apóstol, redunda en un resultado, que es su fruto. La palabra ideal evangélico479, y la misión en cuanto servicio aparece como el
"fruto" es el término neotestamentario con el que se indica el resultado de la orientación del hombre a Dios 480 al no estar di-
resultado de la misión452. Ya Juan el Bautista había exhortado namizado por el propio egoísmo 481 , sino por el Espíritu de
con su predicación a producir un fruto que fuera la consecuencia Dios 482 . Así el éxito de la misión apostólica aparece como el re-
de una auténtica conversión interior 453 , y el mismo Jesús exige sultado de la fuerza interior, que es comunicada al hombre por
este fruto 454 y con su ministerio es esto lo que va buscando, pri- Dios y que fructifica en él en toda clase de obras buenas 483 .
meramente en la higuera de Israel 455 . El fruto es la consecuencia
de la escucha de la palabra de Jesús 456 y de la adhesión realista a Todo este fruto culmina en una experiencia de "salvación".
su persona y a su obra 457 y, consiguientemente, tiene también una Ya en el A.T. la salvación, que Dios operaba en el llamado, era
dimensión escatológica458. Este fruto salvífico, que ha sido inicia- presagio de la salvación del pueblo; el cambio que Dios había
do por la obra de Jesús, él mismo quiere que se continúe por la operado en él con su llamada era una salvación personal para él,
actividad de sus discípulos, a quienes ha puesto para que vayan y que luego habría de prolongarse en la sociedad y en el pueblo,
produzcan un fruto que permanezca 459 ; este fruto, producido por para cuya dimensión religiosa de salvación le había llamado
la actividad apostólica, es primariamente el estar enraizados en Dios; para ese pueblo, en el cual se encontraba inmerso el envia-
Jesús como discípulos suyos 460 , participando de su misma vida y do, le había llamado Dios y para su dimensión religiosa le había
de su misma dinámica 461 , y a eso se ordena toda la actividad conferido sus carismas. Así toda la historia de José y su exalta-
apostólica, la que está iniciada por el mismo Dios y en la que ción y salvación está ordenada a la vitalidad del pueblo 484 ; tam-
trabaja el mismo Dios Padre 462 . Dios Padre es el viñador de esta bién la actuación de Moisés tiene por fin la liberación de su pue-
Vid, que es Jesús y los suyos, y es él quien va podando, limpian- blo, en último término para que puedan libremente servir a su
do, purificando por medio de la palabra de Jesús, para que su Dios 485 . Es que el llamado, según expresión joanea, está separado
fruto en el hombre sea siempre cada vez más abundante 463 . Las del mundo, del pecado del mundo, por su consagración a Dios y
mismas escenas de pesca en la vida de Jesús simbolizan que este a su servicio, por el dinamismo de la verdad, de la revelación de
fruto abundante se obtiene en la obediencia a la palabra de Dios en él, pero no se encuentra retirado del mundo, ya que su
Jesús 464 . misión está ordenada a los hombres, tiene un sentido y un mensa-
je para sus hermanos, a quienes con la predicación de su vida ha
También Pablo considera su apostolado ordenado a producir de hacer llegar la palabra del Señor para fecundar la adhesión a
este fruto cristiano 465 , que él lo considera como el resultado que él en la fe486. La llamada dirigida a una persona y la salvación

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operada en ella por la vocación está ordenada a los hombres y a nía esta referencia al Señor de todo. Y esta religazón a Dios es la
su salvación integral. que permitirá, según la teología veterotestamentaria, el goce or-
denado de toda la tierra 495 ; pero incluso en la ausencia de los
La llamada de Dios y su vocación viene siempre a remediar bienes materiales, la Biblia reconoce la posibilidad del gozo en el
unas necesidades concretas. La vocación tiene siempre una histo- Señor, como acontece en la época del destierro 496 . Esta es la pe-
ricidad propia de la llamada y con ella Dios quiere hacerse pre- dagogía de Dios a lo largo de todo el A.T., cuando comienza
sente a las necesidades de su pueblo y darles una palabra y una abriendo a un pueblo beduino al amor de él con la promesa de la
solución concreta. La vocación a unas personas es una mirada tierra, pero no deja de exigirle la renuncia a amores suyos muy
benévola del Dios salvador a todo el pueblo. Así lo expresan queridos, para que muestre la adhesión sólo a él 497 , que es donde
diversas situaciones del A.T., comenzando por la misma expe- está la clave de la promesa: yo seré su Dios y él será mi pueblo 498 .
riencia del Éxodo487; esta mirada del Dios salvador a su pueblo
es la que determinará las ulteriores llamadas vocacionales, orde- En orden a lograr esto, la liberación en el A.T. es la que tien-
nadas a obrar la salvación en ese mismo pueblo 488 . En medio de de a dar el marco de libertad necesario al pueblo, de forma que
ese pueblo, al sacerdote le toca como fin de su misión y elección el pueda conservarse para su Dios, en quien él alcanza su pleno
contribuir a la salvación total por medio de la presentación de la sentido y la experiencia de su vida y salvación499. En el A.T. se
ley de Dios, facilitando la respuesta cultual del hombre a Dios 489 ; recogen los ecos de una fuerte polémica, que estaba centrada so-
al gobernante le corresponde, en virtud de su misión, el estructurar bre el interrogante de quién puede realmente salvar y liberar: si
la sociedad de acuerdo con esa voluntad del Señor, para que el Yavé o los ídolos 50°. Y a pesar de que se oyen voces que tratan
hombre pueda encontrar en la tierra un modo de vivir de acuerdo de poner la salvación en el mismo hombre, la experiencia les
con el Señor y pueda gozar de él 490 ; pero al profeta le toca lograr muestra que la plena y definitiva salvación del hombre excede a
que los valores del sacerdote y del gobernante queden interioriza- sus capacidades naturales 501 . Para la experiencia religiosa vetero-
dos en ellos y en el pueblo; a él le compete la llamada continua a testamentaria, Yavé es tan fuerte502 que, si él determina ligar a
la conversión, para que ninguno de los que viven el culto o las una persona o una situación, no hay nadie que pueda librarse de
estructuras las vivan sin referencia a la voluntad de Dios: que el sus manos 503 ; es, pues, inútil pactar lo contrario, aliándose con los
culto no se vacíe en meros ritos, que no se atengan a las exigen- hombres 504 o poniendo su confianza en bienes materiales505.
cias de la soberanía de Dios y a las exigencias de su amor 491 , y Consiguientemente, si Dios es tan fuerte que nadie puede librarse
tampoco que las estructuras sociales sean una mera conveniencia de él, él puede liberar de todo; se impone, por tanto, el esperar de
política, sin referencia a la dimensión religiosa del pueblo de Dios él la liberación definitiva, y esta esperanza brilla en toda la ora-
y de esa sociedad492. ción sálmica de Israel 506 y a ella exhorta toda la literatura proféti-
ca 507, pues Dios concede su salvación sólo a quienes confian en
La misma expresión de salvación como tal hace referencia a
él 508 , a quien se siente pobre para pedirla 509 y a quien al mismo
un encontrarse en un grave peligro y salir de él; por eso el con-
tiempo mantiene la adhesión a él 51°. Esta liberación de Dios es
cepto de salvación implica un doble aspecto: el de liberación y el
una respuesta de su amor fiel para con su pueblo 5 ", y para mani-
de experiencia de la nueva vida. Bajo esta dimensión el mismo
festarlo envía a sus lugartenientes: José 512 , Moisés513, los jue-
Jesús se presenta, en primer lugar, como quien viene a salvar lo
ces 514 , sobre todo Gedeón 515 y Sansón 516 , Samuel517, Saúl 518 ,
que estaba perdido493; pero, al mismo tiempo, con su obra conce-
David 519 , etc., como libertadores de su pueblo. La acción de Dios
de la amplitud de la salvación de una vida nueva 494 . Ya en el
logra librar de todos los enemigos 52° y se extiende también a la
A.T. los carismas personales estaban también destinados a pro-
liberación de toda apretura 521 , del miedo 522 , del peligro de muer-
ducir este doble efecto en la experiencia religiosa del pueblo, la
te 523 , etc., y sobre todo del pecado 524 . Nunca se agota la salva-
liberación y la salvación, que por su carácter eminentemente étni-
ción de Dios simplemente en una mera liberación material, pues
co tenían incluso una dimensión fuertemente étnica; no se agota-
ésta no tiene en sí el sentido último ni para los profetas ni para la
ba, sin embargo, la liberación y la salvación en su aspecto étnico,
tradición deuteronómica, pues la liberación plena sólo se puede
ya que todo su sentido dimanaba de la adhesión a Dios y ningún
dar en la actualización de la adhesión a Dios; la salvación del
goce terreno era considerado como fin en sí mismo si no mante-
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pecado en toda su dimensión 525 quedará como el ideal de la sal- dismo 548 , del comercio 549 y que están presentes incluso en la
vación mesiánica526. Por esta razón, para la literatura profética, administración de la misma justicia 55°. Esta predicación proféti-
Egipto no es sólo una realidad de esclavitud material, sino que su ca, por su vinculación a una religión de carácter étnico, no deja
esencia más íntima como tierra de esclavitud reside en las pesan- de verse implicada en la misma dirección política del pueblo, pero
tes consecuencias de esclavitud moral para su pueblo y de tenta- siempre desde el punto de vista religioso; al profeta no le interesa
ción al pecado527, de idolatría 528 y de infidelidad529. Y de todo la sociología como tal ni su predicación es preferentemente para
esto trató de librar Moisés a Israel en orden al perfecto servicio favorecer unas prácticas religiosas o un intimismo, sino que él
de Dios, donde reside el fin de toda la liberación material y espi- proclama una fe que tiene unas consecuencias en la vida de los
ritual del pueblo elegido 530 . individuos y de la sociedad; así él aboga por una sociedad vincu-
lada a Dios como efecto de la vivencia de unas personas vincula-
En este servicio a Dios encontrará el pueblo la razón de su das ellas mismas responsablemente a una Alianza con Dios. Pero
liberación y la experiencia de su salvación. En el A.T. la salvación para el profeta no puede conocer a Dios y pactar con él quien es
comportaba una experiencia gratificante de bienes materiales, del injusto con los hombres y no sigue la línea de amor iniciada por
don de la tierra, como trasfondo de la realidad tanto del primer Dios 551 , pues ofender al hombre es atacar al mismo Dios 552 . A
éxodo531 como del segundo en el exilio532. Para operar esta sal- nivel político, sin embargo, sus compromisos no aparecen en nin-
vación en la tierra de Israel ha enviado el Señor a sus represen- gún momento definitivos, sino que siempre dependen del valor
tantes políticos como quienes habían de lograr la conquista de la religioso implicado en cada situación concreta. Isaías, por ejem-
tierra para Israel; éstos son Josué y los jueces 533 . Pero esta salva- plo, se muestra en su carrera diversamente tanto antiasirio como
ción material no es el fin último, al que está ordenado el pueblo, proasirio e incluso indiferente a este aspecto político con rasgos
sino que está supeditada a la observancia de la voluntad de Dios, de una visión deuteronomista, pero él siempre mantiene la misma
que es realmente el último fin al que se orienta la salvación de fe en la soberanía de Dios, que puede encuadrarse a lo largo de la
Dios y al que se orienta también el mismo don de la tierra 534 ; si el historia en diversas opciones, las que en cada momento manten-
pueblo no es fiel a Dios, pierde su derecho a gozar de la tierra de gan esta línea del reconocimiento real de Dios en la vida; Isaías
Dios, pero Dios sigue favoreciendo a su pueblo y vinculado con no es un político y no se preocupa de la política como tal; la
él, incluso fuera de la tierra, y le sigue prometiendo la tierra en política para él es sólo consecuencia de otra vivencia, que es la
orden a una mayor libertad para con él y a una mayor experien- religiosa y que es la que determina su actuación profética; para él
cia de salvación. Para lograr esta adhesión fundamental a Dios es —como para todos los demás profetas— el problema fundamen-
para lo que él envía a sus profetas. Ellos tratarán de estructurar tal es el religioso, y por eso los temas políticos los trata en su
de acuerdo con el modelo de la actuación de Dios toda la vida del vertiente religiosa; el profeta no se interesa por una política con-
pueblo y de las diversas personas en él 535 . Si Dios salva a su creta, sino por la fidelidad a Yavé y por los condicionamientos
pueblo536 y lo hace por amor 537 , condenando toda injusticia538 y necesarios para mantenerla 553 ; sin esa fidelidad la vida del pueblo
apareciendo así como el centro del pueblo, su Rey539, quiere tam- va a la ruina 554 . Un sucesor de la escuela isaíaca, el Déutero-
bién que esta misma postura suya sea llevada adelante por los Isaías, ya no vislumbrará una función política para su pueblo ni
representantes de su pueblo 540 , cuyo modelo ideal será el Me- le reservará una hegemonía social en su liberación, sino que le
sías541, y pide en los hombres una justicia similar a la suya, que proclamará salvado precisamente en medio de su dependencia; la
consiste en el amor a Dios y al prójimo 542 . salvación le llegará por un extranjero, Ciro, como símbolo e ins-
trumento de la salvación gratuita de Yavé para con su pueblo
A este modo de proceder exhortaron todos los profetas, vien- Israel.
do en ello su propia misión, dependiente de la llamada de Dios, y
así promovieron el culto que expresa la soberanía de Yavé, ajeno
a cualquier otra vinculación idolátrica y con derivaciones morales Todo esto coloca al profeta y a su misión, crítica y esperanza-
para la vida543, y promovieron también la verdadera justicia, ata- dora, en una dirección de llamada personal a la conversión.
cando las opresiones, vengan éstas de los ricos 544 , o de los je- Amos se la exigirá a todos los miembros del pueblo de Dios
fes545, o de los clérigos546, y que dimanan del lujo547, del latifun- cuando les dice: "Cesad de hacer el mal y obrad el bien" 555 . Por

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esta dimensión fundamentalmente personal de la llamada proféti-
misión, en primer lugar, a la libertad 563 , pues él ha venido para
ca, los profetas aparecen como carismáticos y no como economis-
anunciar y obrar la libertad de cautivos y oprimidos 564 . Esta li-
tas ni políticos; para ellos la solución de los problemas que afec-
bertad es eminentemente interior, libertad de la esclavitud del pe-
tan a su pueblo reside en la verdadera conversión personal, que cado, operada por la escucha de la palabra de Jesús 565 . La liber-
dinamiza una hermandad, vivida como consecuencia de la Alian- tad cristiana no tiene, pues, un contenido primariamente material,
za, que es la que les une con Dios y entre sí; por eso, para la ya que puede ser vivida por esclavos y libres566; su verdadera
resolución de los problemas del pueblo, ellos nunca incitan a la esencia consiste en la liberación del pecado 567 , actualizada por
violencia, ni a una guerra civil, ni a un levantamiento de oprimi- Jesús en sus gestos de perdón 568 y operada definitivamente por él
dos contra opresores; la venganza para el injusto vendrá de Dios, a través de su misterio pascual 569 . Esta liberación tiene una di-
quien la ejercitará por fuerzas ajenas a su pueblo 556 , y al pueblo mensión escatológica 570 , pero también unas consecuencias actua-
le toca esperar la salvación de Dios557 y prepararse para ella con les en la vivencia de la justicia 571 y de la caridad 572 . Por la liber-
su conversión558. tad conseguida en el misterio pascual de Jesús el hombre se
En el N.T. la espiritualización y universalización de la salva- mueve libre de la ley, de un principio externo y sobreimpuesto de
ción y, por tanto, del fin de la misión se hace más patente al actuación 573 , y actúa dinamizado por el amor, que le consagra a
aparecer la centralidad de Cristo. El es el hombre universal, el Dios 574 . Así, la liberación desemboca en una experiencia auténti-
redentor del hombre, que ofrece una salvación, cuya característi- ca de salvación, de vida, fruto también de la obra de Jesús 575 y de
ca esencial es el reinado de Dios sobre el hombre 559 . Este reinado la palabra de Jesús 576 y que consiste en el conocimiento sintónico
de la voluntad de Dios sobre el hombre, expresado de modo ple- de Dios 577 .
no en el mismo Jesús de Nazaret560, reviste unas dimensiones
que en último término son escatológicas, pues la salvación defini- Jesús vivió su misión como la de un profeta, que libera e ilu-
tiva se alcanza sólo más allá de la muerte561, pero mantiene tam- mina 578 . Los sumarios que se conservan sobre su actividad le
bién al mismo tiempo una nota de realización en este mundo al presentan predicando y sanando 579 , es decir, haciendo el bien 58°,
librar al hombre del impedimento para el encuentro con Dios, y ésta es la clave de su personalidad en su referencia al hom-
que es el pecado y, con él, le libra de todo egoísmo y le abre al bre 581 . Jesús ha sido enviado para una misión de salvación uni-
amor y a una estructuración de la sociedad, basada en la justicia, versal 582 . Pero para él la sanidad y la salvación material, que
como fuente de paz y de integración. Por este camino el hombre entra también en su perspectiva, es sólo una expresión de la sal-
experimenta la salvación, la presencia de Dios en su interior, y vación integral del hombre, la que le viene por la fe, la única en la
esta salvación interior se proyecta en la creación de unas estructu- que se puede considerar real y plenamente salvado 583 ; es ella la
ras sociales que contribuyan a favorecerla cada vez más por la que libera del pecado 584, y el pecado, por su esencia, está íntima-
dimensión comunitaria que tiene todo ser humano. Es ésta la for- mente vinculado a todo el mal 585 ; de este modo la liberación del
ma en la que se expresa la salvación en toda la literatura neotes- pecado comporta también un principio de salvación física. Este
tamentaria, que junto con la justicia interna exhorta a su manifes- valor simbólico y de presagio en las acciones asistenciales de Je-
tación en modos de proceder sociales que creen, además, unas sús 586 lo pone de relieve especialmente el cuarto evangelista: de la
condiciones donde la misma vivencia de Dios pueda mantenerse salvación material, explicada por la palabra, deduce él que Jesús
y crecer562. Así, el resultado de la misión de la Iglesia, iniciada es el pan de la vida 587 , la luz del mundo 588 , la resurrección y la
por Jesús y que tiene por contenido esencial la transmisión del vida 589 , que él es el dador de la alegría mesiánica 59°, y todo esto a
mensaje de Jesús, produce unos resultados de salvación en las un plano que no es el meramente material, aunque con repercu-
personas y, consiguientemente, también en las estructuras creadas siones en él, pues Jesús se queja de quienes no ven el valor pro-
por esas mismas personas, constituidas ya en situación de sal- fundo de sus señales y le buscan a él sólo como una satisfacción
vación. de sus necesidades instintuales 591 . Cuando él se compadece de las
turbas porque están como ovejas sin pastor, lo hace en la misma
También para el N.T. el primer resultado de la misión apostó- dirección requerida por el A.T. 592 y les proporciona entonces el
lica es una liberación; el cristiano está llamado por Cristo y su alimento de su palabra, simbolizado en el pan 593 .
148 149
Por esta trascendencia de su misión, Jesús declina el intervenir reducidos al tiempo de su vida pública; él es el Salvador 628 y su
en juicios sobre bienes de este mundo 594 y no se mete a criticar salvación está dirigida a todos los hombres 629 , a todo el mun-
acciones de personas lejanas, sino que mantiene siempre una lla- do 6 3 0 , para que todos tengan la vida 631 y una vida abundante 632 ..
mada a la conversión, dirigida directamente a quienes entran en Sobre todo después de su resurrección, él ha sido constituido en
contacto con él595. Su salvación positiva nunca la presenta Jesús conductor de la salvación633, para hacer llegar a todos la salva-
como una solución inmediata a las primeras necesidades de la ción prometida por los profetas 634 , para la que el mismo Juan el
vida, ni se ofrece a sí mismo como el proveedor de comodidades, Bautista había preparado a Israel 635 . Para ello Jesús ha escogido
ni aparece como el estructurador de planes políticos o sociales; unos hombres 636 que, como sal de la tierra y luz del mundo 637 ,
no es tampoco un guerrero, amigo de las armas 596 , y cuando hace después de estar con él, fueran enviados a predicar 638 , a dar testi-
un único gesto violento en su vida lo hace sólo como símbolo y monio de él 639 en su nombre 640 , uniendo en sus vidas el amor de
anticipo de la próxima purificación mesiánica597; no se mezcla Dios y del prójimo 641 por la continuación de la misión de Jesús,
tampoco en dirimir cuestiones sobre tributación o dependencia de del amor de Jesús 642 en el ejercicio de su misión 643 , enseñando la
los extranjeros598, y programa, como postura suya ante la vida, a única vía de salvación644. Para esta enseñanza Jesús los envía645 y
diferencia de los magnates de este mundo, el compromiso con el les manda caminar en pobreza 646 , en desprendimiento de todo lo
servicio 5 "; desde una pobreza voluntariamente elegida, compar- que impida su misión evangelizadora 647 , pero les hace capaces
te la suerte de los pobres 600 y la mesa de los ricos 601 , y desde su también de poseer 648 y les manda vivir de su ministerio 649 . Su
pobreza llama a todos, ricos y pobres, a una profunda conver- alegría no ha de consistir en capacidades naturales, pero ni si-
sión 602 ; pone como lema de su Reino el amor 603 y el alejamiento quiera en bienes espirituales, sino en la esperanza de salvación
de toda posesividad, tanto exterior como interior604, y él mismo escatológica650; ahí alcanzarán plenamente su salvación en la es-
huye de esquemas de poder y realeza humanos 605 , de toda apa- peranza, pues se encuentran ya con una experiencia de salvación
riencia falsa606, e impone el silencio a manifestaciones sobre su en este mundo en virtud de esa esperanza 651 . Su primera preocu-
persona que podrían apuntar en una línea mesiánica terrena 607 ; pación será la de anunciar el mensaje de Jesús, pero sin olvidar el
pone como valor supremo el reinado de Dios 608 , y por ello su atender también a las necesidades de los pobres 652 . Para no incu-
doctrina tiene unas consecuencias sociales insoslayables, pues rrir en una pobreza que impida el ministerio evangélico, el mis-
desde la soberanía de Dios critica posturas de todos los grupos de mo Pablo trabaja con sus manos 653 , para no ser gravoso a na-
su tierra: la zorrería de los herodianos 609 , la hipocresía de los die 654 , pero cuando puede prescindir de su trabajo manual,
fariseos610, la falta de amor de los sectarios611, el culto vacío de sustentado por la caridad de la Iglesia655, se dedica de lleno sólo
los saduceos612, las aspiraciones instintuales del pueblo 613 , los de- al ministerio de la Palabra 656 .
seos de poder y fuerza de sus discípulos614, la injusticia de quie-
nes no se preocupan del pobre 615 , la explotación del peregrino en Esta Palabra es la que, en definitiva, opera la salvación 657 , por-
el templo 616 . Y todo esto lo critica no en virtud de unos princi- que ella es la Palabra de la salvación. Y esta salvación se obtiene
pios meramente políticos o sociales, sino en virtud de su fuerte en la aceptación de la palabra por la fe, como ya se expresa en la
sentido de la unicidad de Dios 617 , pues no se puede servir a Dios vida del mismo Jesús. Sólo en la fe el hombre puede alcanzar la
y a los bienes de este mundo 618 . Y, en consecuencia, exhorta a un plena experiencia de su salvación, operante ya desde el bautis-
modo concreto de vida: a la pobreza 619 y al desprendimiento 620 , a mo 658 . El evangelista Lucas, sobre todo, insiste en este aspecto de
la huida de la ostentación621, a la búsqueda de los bienes de arri- que la salvación plena se encuentra en la fe; no que los otros
ba 622 , al servicio623, al culto verdadero 624 . El mismo Jesús ha bienes no sean salvación para la persona, pero sí que sólo en la
mostrado su amor a los suyos no concediéndoles bienes de este perspectiva de la fe la persona puede gozar de la plenitud de su
mundo, sino haciéndoles entrar en su pobreza 625 y mostrándoles ser; por eso Lucas deja caer el término de salvación, cuando los
ahí el amor del Padre 626 y eligiéndolos así para continuar su otros sinópticos lo usan sólo en el sentido material 659 , e insiste en
misión 627 . la salvación del pecado 660 ; por eso la verdadera salvación la ve
simbolizada en la curación corporal 661 , en la resurrección 662 , en
Pero la misión de Jesús y los efectos de ella no han quedado la liberación del demonio 663 , pero siempre producida por la fe 664 ,

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que no muere jamás665. Por esta razón, tanto para Lucas como recibido con la misión700 no es nunca un poder destructivo, sino
para Pablo, sólo los cristianos son quienes pueden denominarse de edificación701 por la transmisión de la revelación702.
con toda verdad "los salvados" 666 .
Los diversos escritos del N.T. muestran, además, que esta sal-
Es precisamente en el ministerio de la palabra donde se hace vación, operada por la palabra evangélica, tiene también unas
de modo eminente presente el amor salvador de Dios, la gracia de consecuencias éticas cuando se la escucha a fondo 703 . Así lo ates-
su misericordia667 en cuanto Salvador de los hombres 668 y, sobre tiguan las partes exhortativas de las cartas a los Colosenses y a
todo, en cuanto Salvador del Cuerpo, de la Iglesia, a la que salva los Efesios y los otros pasajes parenéticos del N.T., comenzando
por medio de sus carismas669. Esta salvación es una gracia, pues por el mismo sermón de la montaña. Santiago insistirá incluso
gracia de la voluntad de Dios es la revelación, que dinamiza el en detalles como los del pago del justo salario y el evitar la des-
apostolado 67°, y gracia también son las palabras concretas, con igualdad de trato, efecto de criterios humanos 704 , insistiendo en la
las que se pueda expresar el misterio de Cristo 671 , ya que el mis- dimensión religiosa de las injusticias sociales, que atenían tam-
mo Cristo, como palabra de la verdad, es el evangelio, que sal- bién contra el mismo plan de Dios. Porque Dios es amor, mostra-
va 672 , y Dios, por medio de él, es quien llama a todo el conjunto do en la entrega de su Hijo, con esta donación está ya provocan-
de la salvación673. De este modo aparece el mismo Cristo como do al mismo amor de entrega y en su misma dirección705, de tal
Salvador de los hombres674, dinamízando el ministerio apostóli- forma que la justicia cristiana implica complexivamente una fe en
co 675 y concediendo a los hombres por medio del evangelio la Jesús y un amor a los hermanos 706 , pues a Dios no le puede
experiencia de la salvación676, ya que el evangelio es "una fuerza conocer sintónicamente sino quien procede como él, quien como
de Dios, que salva a todo el que cree" 677 . El fin de este evangelio él ama a los hombres 707 . Este amor ha de manifestarse en las
y el resultado de su predicación es, pues, la salvación, que llega obras 708 , pero siempre como fruto del amor de Dios y de la refe-
por medio de la palabra de Cristo, actualizada en la Iglesia678; rencia a él, para que pueda ser un amor auténticamente cristiano,
ella opera la salvación679, en cuanto que en ella se hace presente imbuido de Cristo y dinamizado por él; pues al prójimo sólo le
la verdad del evangelio 68°, que además es la defensa y protección amará de verdad el que ama a Dios y quiere cumplir su volun-
de esta misma salvación681. Pero para que esta salvación se pue- tad 709 , ya que sólo esta referencia a Dios será capaz de sacar
da experimentar, para obtener el fruto 682 , es necesario escuchar permanente y radicalmente al hombre de su egoísmo. De Dios
la Palabra 683 , creer684 en Jesús 685 e invocar su nombre 686 , perma- sólo nace el corazón nuevo, creación suya 710 , y de él brota tam-
necer en la fe687 al kerigma688, entregarse al evangelio689, es decir, bién el cielo nuevo y la tierra nueva, donde habita la justicia 711 .
poner en práctica el evangelio 69°. Esta entrega comienza a estar Pero esta justicia y salvación, esperada de modo pleno para el
sellada en el bautismo y con él comienza ya en plenitud la expe- más allá 712 , está ya incoada aquí, pues ha comenzado ya el día de
riencia de la salvación691. la salvación713 desde el misterio pascual de Jesús, desde donde se
hace presente por el Espíritu Santo la justicia salvífica de Dios 714 ,
De esta experiencia participan especialmente quienes se han con su efecto de liberación del pecado, que es una oscuridad 715 e
entregado en plenitud a la vida evangélica, los que tienen celo por injusticia716 por el odio 717 , y que tiene un efecto positivo de in-
el evangelio692 y llegan incluso a sufrir por él 693 . Y en virtud de mersión en la justicia por el amor a Dios 718 y al prójimo 719 ; es
esta dinámica, los esfuerzos de quienes trabajan por el evangelio decir, la justicia de Dios y su salvación se hacen presentes en la
van, en último término, ordenados a producir la salvación de los fe, que actúa por el amor 720 .
hombres 694 ; para ello se hacen todo a todos 695 , como era la
práctica del mismo Jesús de Nazaret, que sale al encuentro del Como camino para esta vivencia y como resultado de la acti-
pecador 696 y que se acomoda al modo de pensar de sus oyentes, vidad misional surgen unos frutos, también hoy como ayer, que
instruyéndoles con parábolas697. Pero ya que nadie muestra más aparecen como el fin de lo que el evangelio ha de lograr en la
amor que quien da su vida por los que ama 698 , el sufrimiento actualidad para todos los hombres 721 y que son también el crite-
apostólico se convierte también por ello en expresión y causa del rio de su recta proposición. En primer lugar, la purificación del
amor en la Iglesia y, por lo mismo, en causa de salvación699. Por hombre 722 , de la que dimana la sanidad e integración personal y
esta orientación a las personas y a su salvación, el poder eclesial social a partir de la sana doctrina 723 . Esta sana doctrina es y
152 153
produce el conocimiento de Dios 724 , que siempre es gracia725 y se
concreta en la revelación de Cristo726 como modelo de actua-
ción 727 , en quien se hace presente la voluntad de Dios y su
4. La comunidad
plan 728 . Así se edifica también el cuerpo de Cristo 729 por la ver-
dad 73° y la fuerza de Dios 731 , que se actualizan gracias al Espíritu
y a su dinamismo 732 y que se muestran en las buenas obras 733 , en
la auténtica vida cristiana 734 , con sus notas de consuelo735, liber-
tad 736 y esperanza737, donde se da también la exhortación y la
oración comunitarias 738 y así el hombre puede presentarse por
todo este dinamismo de modo perfecto ante Dios 739 .
Todo esto logra y realiza la misión de Jesús en la Iglesia; a
esto se ordena la llamada de Dios por medio del evangelio y a a) La comunidad en el origen de la vocación
lograr esto tienden todos los esfuerzos de quienes se sienten movi-
dos por la vocación de Dios a continuar en la Iglesia la misma
misión de Jesús para el mundo, originada en Dios Padre y hacia Las fuentes bíblicas hacen notar que la misión se recibe en el
quien se endereza también en último término, como lo expresa el ambiente de una comunidad religiosa y está ordenada también en
canto de la referencia final y complexiva de todo el efecto de la su dimensión comunitaria a favorecer los valores religiosos de la
misión: "La salvación es de nuestro Dios y del Cordero" 740 . comunidad. De aquí la importancia del aspecto comunitario en la
espiritualidad vocacional. Muchas y muy variadas son las facetas
del aspecto comunitario de la religión, que aparecen frecuente-
mente en los textos bíblicos, como, por ejemplo, la comunidad de
fe, esperanza y caridad, la comunidad de oración y apostolado, la
comunicación de bienes, las virtudes comunitarias, etc. Estos te-
mas se mencionan específicamente en su momento oportuno.
Pero lo importante es que en la base de todos ellos se encuen-
tra siempre el mismo aspecto comunitario de la llamada, que es el
que pone el fundamento para todas las subsiguientes actividades
comunitarias en la vida del llamado. Lo que sobre este aspecto
expresen las fuentes bíblicas podrá servir de pauta para una espi-
ritualidad bíblica de la vocación en su aspecto comunitario y para
ayudar a integrar este aspecto de la comunidad con todos sus
valores en la vivencia religiosamente vocacional del llamado.
Vocación y comunidad son dos aspectos que van indisoluble-
mente unidos desde el comienzo de la experiencia vocacional
veterotestamentaria. La misma elección, como fundamento de
todas las subsecuentes vocaciones, tiene por objeto al pueblo, un
lugar comunitario'. La elección, como realidad peculiar de la co-
munidad israelítica, reviste una importancia singular en la espiri-
tualidad del Deuteronomio, que pone de relieve la "identidad"
del pueblo precisamente en cuanto "pueblo de Dios", es decir, en
cuanto "comunidad de Yavé", y a quien se le denomina también
en su conjunto comunitario "hijo de Dios" 2 . Esta elección, no
154 155
pueblo", tiene una dimensión comunitaria, ya que de él surgirá
operada por las propias obras, sino efecto del amor de Dios 3 , se una "comunidad de pueblos", de tribus, y en él se bendecirán, se
mantiene, además, en virtud de este amor; y por este amor Dios proclamarán felices todos los pueblos de la tierra 11 de modo si-
vela incluso para que la comunidad se mantenga fiel a la elección milar a como de la bendición de Abrahán participa la misma
y a la alianza4. Participando de la elección del pueblo, las perso- comunidad de Israel 12 . La condición para ello será siempre la de
nas que lo representan pueden denominarse también elegidas, participar en la misma dinámica de Abrahán, en su postura de
como, por ejemplo, los levitas5, Saúl 6 , David 7 , etc. Y en orden a obediencia a Dios 13. El pueblo de Israel se encuentra en Abrahán
mantener los valores religiosos de esta comunidad elegida y vin- abierto a un destino universal, pues él surge como el comienzo de
culada a Dios, el mismo Dios hace surgir también un fenómeno la historia de salvación, que rehace el amor primitivo de Dios al
de vocación como el profetismo, que actualiza la presencia es- hombre en su creación, destruido por el pecado; a lo largo de su
tructurante de Dios en medio de su pueblo. El profeta siente la historia, el pueblo de Israel irá paulatinamente cayendo cada vez
llamada de Dios a vivir los valores religiosos típicos de su pueblo, más en la cuenta de su destino universalista y se irá abriendo a las
comenzando por una profunda conversión de sí mismo, ya que se naciones en una comprensión cada vez mayor de su dimensión
siente también él determinado por la realidad pecaminosa del comunitaria para con todos los pueblos 14 .
mismo pueblo, a la vez que participa de su elección8, y siente
además la urgencia de transmitir a los otros la vivencia de Dios, Para el N.T. la dimensión universal de Abrahán y del pueblo
que a él le ha sido concedida. Y esto es propiamente lo constituti- de Israel se hacen realidad plena en Cristo y sólo en él alcanzan
vo de su vocación, que siempre implica una dimensión carismáti- su significación definitiva. El es el Elegido 15, que ha sido planea-
ca hacia la comunidad de fe. En el antiguo Oriente no se conocen do como Cabeza de la humanidad, en una dimensión auténtica-
propiamente las "vocaciones" proféticas, porque el profetismo mente comunitaria 16 ; por la entrada en él todos los pueblos pue-
era simplemente una parte del culto institucional y así nunca se den participar de la promesa hecha a Abrahán 17 y que tiene
prestaba a un contraste con las instituciones comunitarias; en Is- como expresión definitiva la recepción del Espíritu 18 , presencia
rael, sin embargo, el profetismo, como llamada de Dios en medio perenne de la Alianza, del Dios con su pueblo 19 . En unión con
de un pueblo elegido por el mismo Dios, brota como una exigen- Cristo se puede decir también que la Iglesia, la comunidad de los
cia de esta relación interpersonal de Dios con su pueblo, ya que le unidos a él y elegidos en él, es la elegida 20 y también la llamada,
quiere constantemente en crecimiento, para lograr mantener la fe ya que la misma comunidad eclesial es efecto de la llamada de
y el amor, propios de la elección y de la alianza; de aquí se deriva Cristo; él la ha querido como Iglesia, como comunidad 21 , y los
la postura típicamente crítica de los profetas respecto al mismo que se insertan en ella participan en ella de la misma llamada de
pueblo y a sus instituciones, cuando éstas se encuentran teñidas Jesús, son los llamados en Cristo Jesús 22 .
por el pecado del mundo; y de aquí también brota, a partir de la
vivencia de Dios, la continua llamada al amor y a la fidelidad, Diversas son las características de esta comunidad eclesial, tal
dirigida a todo el pueblo, a cada una de sus personas e institucio- como aparece en las fuentes neotestamentarias. La primera de
nes, para que todo el ser del pueblo se encuentre plenamente es- todas es que se trata de una comunidad con el Hijo, con Jesús 23 ,
tructurado de acuerdo con la voluntad de Dios. y a través de él se tiene acceso a Dios Padre en un mismo Espíri-
tu 24 y se entra en la comunidad de la Trinidad, participando de
su misma vida 25 . Pero esta comunidad eclesial no sólo tiene unas
Esta elección de Israel como "hijo primogénito de Dios" no
dimensiones verticales; está también unida a las demás comunida-
es solitaria; por su misma entidad está relacionada con los otros
des con un sentido auténticamente ecuménico y universal 26 . La
pueblos, con el resto de la comunidad humana, pues todas las
raíz de esta comunidad es la fe, sellada con el bautismo, con la
comunidades están ordenadas a Dios 9 . Pero en medio de todas
llamada original de Dios, que la convoca desde ahí 27 . Y la vida,
ellas, Dios ha elegido a Israel con una predilección especial como
que se ha originado en el bautismo, se alimenta por el sacramento
a su "hijo primogénito", y esta predilección se muestra particular-
comunitario de la eucaristía28 y en ella la comunidad se va for-
mente en haberle hecho vehículo de su nombre para todos los
mando como Iglesia. Esta comunidad tiene una identidad propia,
pueblos10. La misma vocación de Abrahán, que se confunde con
como la de un cuerpo, que va creciendo por medio de las mismas
la del pueblo, porque la suya es la vocación de ser "padre del
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estructuras suyas y en orden a ese crecimiento trabaja y se esfuer- primogénito de entre los muertos, en quien los hombres, como
za 29 . Pero, al mismo tiempo, mantiene también una dimensión hermanos suyos, encuentran el principio de una vida nueva 43 ; él
misionera, una vitalidad de crecimiento en extensión30, de forma es, por fin, la vid, el principio vital de esta vida nueva, en la que
que ella va difundiendo por todas partes el buen olor de Cristo 31 , los hombres se insertan como sarmientos, para participar de su
por medio de la comunicación de sus bienes n, y por el amor y la influjo vital 44 . Es sobre todo bajo su aspecto de capitalidad
palabra va haciendo que el mundo salga del pecado y crea en —Jesús Cabeza— 45 como influye en el Cuerpo; este mismo títu-
Jesús 33 . Por fin, esta comunidad no se agota en su dimensión lo de Jesús Cabeza, más que una función jurídica, está indicando
intrahumana; es una comunidad lanzada a la escatología y en su preeminencia carismática en el influjo vital para con su Cuer-
virtud de ese lanzamiento es siempre una comunidad de futuro, po, al que salva 46 y al que le hace crecer47 por medio de los
una comunidad que progresivamente va creciendo en el conoci- dones, que él mismo concede al Cuerpo como capacitaciones
miento de Dios y en la actualización de su mensaje34 y que aspira para su desarrollo 48 a partir de la fecundidad de su bendición
a la revelación futura del Señor en una dimensión de esperanza 35 . pascual 49 .
Es la fe la que inicia esta comunidad, es el amor el que la mantie-
ne y es la esperanza la que le hace crecer como comunidad de Esta teologización de la figura de Jesús como Cabeza respon-
Dios 36 . de a la experiencia que la Iglesia tuvo de él durante su vida públi-
ca. Del mismo modo a como Juan el Bautista tenía una comuni-
Por todo esto, la comunidad eclesial participa del ser de Jesús, dad de discípulos a quienes instruía 50 , Jesús formó también una
que la ha iniciado y que la lanza al mundo en situación de mi- comunidad de Doce, a los que eligió para que estuvieran con él y
sión, como él ha sido enviado por su Padre 37 . Por la participa- para enviarlos a predicar 51 , queriendo así poner de relieve este
ción en esta comunidad, los hombres participan también del mis- doble aspecto de su Iglesia, el comunitario en unión con él y el
mo ser de Jesús y de su misión, es decir, de su filiación, de su misionero a partir de él, es decir, el eucarístico y el apostólico 52 ,
personalidad plena, y así se forma la Iglesia como sucesora de pero teniendo siempre en cuenta que el testimonio apostólico está
Jesús, ya que a ella como comunidad ha conferido él su misión 38 . indisolublemente vinculado a la experiencia de una Iglesia incor-
Esta misma vida de Jesús en la Iglesia es la que logrará que todo porada a Jesús 53 . Esta comunidad quiso él que se mantuviera uni-
el cuerpo vaya creciendo comunitariamente por la presencia de da incluso después de su muerte y que todos juntos esperaran la
los diversos carismas en ella, con los que Jesús sigue alimentando venida de la promesa del Padre 54 . Así, Jesús por su Espíritu no
y vivificando a su Iglesia39. deja huérfanos a los suyos 55 y continúa presente en ellos, pues a
través de ellos por su Espíritu prolonga su vida y su misión56.

Si la comunidad eclesial es la presencia de Jesús, toda llamada Este grupo, que estando reunido recibe de Jesús su Espíritu y
vocacional de Jesús ha de venir por esa comunidad y en el seno su misión 57 , forma la comunidad de la nueva Alianza, unida a
de ella. Por la comunidad viene la llamada de Jesús, pues Jesús Jesús por la fe y el amor 58 y que el evangelista Juan ve simboliza-
está concebido como una figura corporativa, indisolublemente da en la túnica inconsútil de Jesús, que no se desgarra, pues es el
unido con su Iglesia. Y por la manifestación de la vida de Jesús símbolo de la unidad de la Iglesia, lograda en la muerte de Je-
en la Iglesia es por donde se hace presente su mismo mensaje, su sús 59; Juan sugiere también esta firme unidad de la Iglesia por
misma llamada, en el evangelio de Jesús, predicado en la Iglesia medio del símbolo de la red llena de peces, que no se rompe y
como llamada e invitación a su radical seguimiento. que, por tanto, simboliza la fuerte cohesión de la Iglesia, en la que
no hay cisma, porque todos han sido atraídos por el pescador
La figura de Jesús no puede aparecer nunca desprovista de su eclesial hacia Jesús y con él hacia el Padre 60 y ahí reside la razón
aspecto comunitario. El es el Nuevo Adán y como tal la nueva última de su unidad 61 . A esta Iglesia, así unida, envía Jesús al
cabeza de la humanidad40; él es el nuevo Israel y como tal el mundo 6 2 y por ella el mundo puede creer en Jesús 63 y, entrando
transmisor de todas las promesas de Dios, que se hacen realidad en comunión con ella, entra también en comunión de vida y de
en él 41 ; él es también el primogénito de la creación, en quien destino con Jesús y en unión definitiva con Dios 64 . Por medio de
todos los hombres encuentran su consistencia42, y es, además, el esta comunidad Jesús continúa siendo el Pastor, cuya voz llega

158 159
incluso a quienes no le han podido escuchar durante su vida pú- comenzando ya por la misma actuación y decisión comunitaria
blica 65 y él conduce y alimenta a estas sus ovejas por el ministerio en el caso de Matías 79 . Otras actuaciones comunitarias, dinami-
del pastor eclesial66. zantes de una vocación eclesial, aparecen en la constitución de los
diáconos 80 , en la misión primera de Bernabé y Saulo 81 , en la
Esta comunidad neotestamentaria es ella misma una realidad apertura misional a los gentiles 82 , en la decisión apostólica sobre
convocada, llamada no sólo porque se compone de llamados 67 , Pablo y Silas entregados al Señor 83 y en la misma ordenación de
sino sobre todo porque ha sido creada y convocada como tal, los presbíteros, que consiste en la oración de la Iglesia, presentan-
como comunidad, como Cuerpo de Cristo 68 ; todos los hombres do a Dios para el ministerio a quienes ya en su interior se habían
han sido llamados e invitados para formar esta comunidad ecle- entregado a él 84 . Las mismas cartas pastorales hacen resaltar re-
sial, convocada por Dios y vinculada a Cristo; por eso la misma petidamente la necesidad de la aprobación comunitaria para los
comunidad puede continuar la llamada de la que ella ha sido diversos ministerios eclesiales de obispo, presbítero, diácono o
objeto y que se realiza en ella 69 . La vinculación a la comunidad viuda 85 . Y en los escritos neotestamentarios frecuentemente se
en el origen mismo de la llamada personal es fundamental para mencionan las decisiones de la Iglesia tomadas de forma cole-
comprender el verdadero sentido de la vocación. Ya desde el A.T. gial 86, ya que, según la voluntad del Señor, de ella depende todo
se observa esta dimensión comunitaria en la vocación, pues lo juicio de valor cristiano 87 .
que capacitó a Moisés para ser caudillo de Israel fue su sentido
de Dios y simultáneamente su vinculación a la comunidad 70 . Lo
Esta llamada de Dios, que lanza la comunidad eclesial o que
mismo ocurre en el caso de Josué, quien no recibe su misión
Dios hace desde ella, no puede ser otra que la única llamada de
directamente de la comunidad, sino carismáticamente de Moisés,
Dios presente en Cristo y en su evangelio. Es por el evangelio de
pero necesita en cierto modo el refrendo y la adhesión de la co-
Cristo, predicado en la comunidad eclesial, y por su fuerza por
munidad; de ese modo se siente animado tanto por el consuelo de
donde Dios dinamiza y llama a todos a la salvación plena 88 y en
la presencia de Dios en él como por el apoyo de la comunidad 71 .
esta comunidad eclesial es donde Dios manifiesta su variada sabi-
También el verdadero rey de Israel ha de gozar de esta doble
duría 89 por la concesión de sus diversos carismas, que manifies-
vinculación, a Dios y a la comunidad, y necesita el refrendo de
tan la variedad de los miembros en el Cuerpo de Cristo, pues a
ambos 72 . Esta es la característica basilar de la espiritualidad vete-
esta comunidad están intrínsecamente ordenados todos los caris-
rotestamentaria, lo carismático y lo comunitario, como se refleja
mas y ministerios como expresión de la vocación 90 . Si la llamada
también en todas las actuaciones proféticas. En el N.T. la primera
vocacional es esencialmente una llamada de Dios y es verdad que
vocación apostólica, después de la de los Doce y después de la
a Dios nadie le ha visto jamás 91 , sin embargo, él se ha manifesta-
ascensión de Jesús, es la de Pablo, en la que desde el comienzo
do como llamada y como mensaje en su Hijo Jesús, desde donde
resalta también el aspecto comunitario al presentarse llamándole
ejerce la atracción hacia sí 92 ; pero este Jesús, ahora ya invisible,
un Jesús íntimamente vinculado a su Iglesia y perseguido en ella
se hace visible en la visibilidad de su Cuerpo eclesial; él se conti-
por Pablo 73 . Jesús le manda tomar contacto con la comunidad
núa en la Iglesia y se hace visible de un modo nuevo; de esta
cristiana y por ella le hará llegar al bautismo y a la luz 74 e incluso
forma la llamada de Dios en Cristo y su atracción siguen hacién-
a las órdenes subsiguientes respecto a su misión y apostolado 75 ;
dose realidad por la atracción que la Iglesia ejerce desde ella hacia
por eso sólo después de haber tomado contacto con la misión
Dios en Cristo 93 ; así Dios sigue llamando por la llamada de la
cristiana Pablo comienza su ministerio apostólico 76 . Este mismo
Iglesia, que se manifiesta en ella 94 , ya que a ella Jesús ha vincula-
Pablo, que no considera su apostolado originado en los hombres,
do su poder 95 y su misión 96 . Escuchar la llamada de la Iglesia es
sino determinado por una revelación directa de Jesucristo, somete
escuchar la llamada de Jesús 97 , pues es por medio de esta comu-
su evangelio a la Iglesia77 y es su comunión con Bernabé la que le
nidad por quien Jesús hace oír su voz 98 y atrae a todos los hom-
hace que pueda ser presentado por él al grupo de los apóstoles 78 .
bres hacia la entrega a él 99 . Y esta misma comunidad en la trans-
misión del mensaje de Jesús actúa siempre en unión comunitaria:
En diversos momentos de su vida primitiva, la Iglesia apostó- en comunidad los apóstoles contemplaron la gloria de Jesús 10° y
lica llamó también en el nombre de Jesús a ejercer el ministerio, en comunidad anuncian lo que han visto y oído, para que los

160 161
hombres puedan participar en esa comunión y por medio de ella surgen los carismas de los diversos fundadores religiosos y por su
se comuniquen también con Dios, trino y uno 101 . presencia en la Iglesia el Señor sigue también llamando a otros
con un carisma similar; esta llamada es la que se prolonga des-
De aquí que la entrada en la comunidad eclesial es ya partici-
pués a lo largo de los años en el mismo instituto religioso. Y
pación en la llamada original, con la que ella ha sido convocada y
precisamente aquí se entronca todo el valor de la pastoral voca-
enviada, y en ella como concretizacíón de la llamada general apa-
cional como una llamada a ejercer un determinado servicio cris-
recen las diversas llamadas particulares, que siempre están en-
tiano en la Iglesia.
troncadas en la primera llamada a la comunidad y así mantienen
esencialmente un aspecto comunitario. Si ya en el A.T. por la
participación en el pueblo de Israel, por formar parte de ese pue-
blo, se participaba de la elección y de la vocación de Dios —y en
el ámbito de esa vocación general surgen las diversas vocaciones
particulares—, también en el N.T. por la entrada en la comuni- b) La comunidad, fin de la vocación
dad eclesial se participa de la llamada general de Dios, concreti-
zada en cada miembro con una llamada particular, pero siempre
comunitaria. La vocación, que nace enraizada en la elección de la comuni-
dad, está también en su aspecto global ordenada a la comunidad,
Este aspecto de la participación en la llamada por el ingreso en cuanto que es una fortificación de la comunidad en su aspecto
en una comunidad de llamados se ilustra especialmente tanto en más profundo de vinculación a Dios. Como es en comunidad
el A.T. como en el N.T. Saúl, que es ungido rey por Samuel102, es donde el hombre desarrolla plenamente sus capacidades natura-
precisamente cuando entra en la comunidad de profetas cuando les, en el orden sobrenatural se sigue también esta misma dinámi-
comienza a participar de su Espíritu 103 y desde entonces puede ca comunitaria del ser humano.
considerarse como carismático 104. También la participación en
las diversas escuelas proféticas capacita a los discípulos de los Ya en el A.T. Dios tenía en vistas la formación y la elección
profetas para la posesión del mismo espíritu del fundador de la de una comunidad, de un pueblo, cuando él llamó a Abrahán
escuela y de este modo se observa cómo el espíritu profético que- para que fuera padre de una tal "comunidad de pueblos" 105, y a
da encarnado en una comunidad, que la continúa. Lo mismo en- esta formación de la comunidad han contribuido todos los caris-
seña en el N.T. el caso de Matías: cuando la comunidad es una mas veterotestamentarios, aunque, dado el carácter étnico de la
comunidad de "llamados", la inserción en esa comunidad hace religión del A.T., estos carismas mantenían una dimensión prima-
participar de la llamada original; así, Matías, por su inserción en riamente circunscrita al solo pueblo de Israel; siempre, sin embar-
la comunidad apostólica, fundada por Jesús, y llamado por ella, go, los miembros de este pueblo, al participar del mensaje del
es como pasa a participar de toda la misión de los Doce; Jesús los Dios único y verdadero, mantenían en su vida la posibilidad de
había querido en número de Doce a la llegada del Espíritu, como apertura a la comunidad universal, de la que recogieron también
representantes del nuevo Israel para recibir la promesa del Padre; aspectos importantes sobre el conocimiento de Dios, por ejemplo,
así, Matías, por esta inserción en la comunidad, que obedece a las respecto a la creación, aunque luego los transformaron con su
líneas trazadas por la voluntad de Jesús, puede decirse que es propia teología. La circunscripción étnica de las vocaciones vete-
llamado por el mismo Jesús y participa de la misma vocación de rotestamentarias hizo también que éstas desembocaran en mu-
los primeros llamados. Esta dinámica se mantiene también en la chas ocasiones en concretizaciones sociopolíticas peculiares, aun-
Iglesia, que prolonga en los siglos la presencia, la voluntad salví- que siempre bajo el prisma religioso. No obstante, más allá de las
fica, la misión y la llamada de Jesús. La expresión de la vida de instituciones civiles o religiosas y a veces en contra de ellas e
Jesús en las diversas concentraciones eclesiales puede decirse que incluso en contra de las mismas exigencias del pueblo, surge con
responde a la llamada de Jesús, que él la sigue lanzando por el frecuencia una voz carismática de parte de Dios, que trata de
Espíritu gracias a su presencia perenne en la Iglesia, que la actua- prestar un servicio integral a la comunidad, promoviendo su
liza por la fuerza del evangelio, del mensaje de Jesús. Es así como identidad religiosa.

162 163
La ordenación hacia la comunidad de las vocaciones vetero- cía de Ezequiel donde resalta de modo especial esta orientación
testamentarias se hace especialmente prominente en la visión del hacia la comunidad de todo el ministerio profético y de su voca-
elohísta, que mantiene como nota basilar de su teología la unidad ción. Como ocurre también en la definición de otros profetas,
esencial del pueblo de Dios. Para él, tanto la historia de José 106 Ezequiel está concebido como "el vigía de Israel" 118 ; él tiene sus
como la de Moisés están especialmente orientadas a la supervi- experiencias proféticas precisamente ante los ancianos de Israel,
vencia y al desarrollo del pueblo. La ordenación a la comunidad sentados en torno a él " 9 , y su profecía va ordenada a "la casa de
resalta especialmente en la presentación de la vocación de Moisés, Israel" 12° y es en ella donde habla también a cada uno de sus
que es enviado primariamente a una comunidad, la de los ancia- individuos, transmitiendo el mensaje de Dios, sin preocuparse de
nos de Israel 107 ; su misión está principalmente ordenada a su propio éxito personal; el profeta se dirige a todo el pueblo de
ellos 108 y se habrá de ejecutar en unión con ellos109. Igualmente el Israel y en él a cada una de las personas concretas ni. Este sentido
juez de Israel es entresacado por Dios y ensalzado en medio de su de la responsabilidad personal siempre con repercusiones comu-
pueblo, pero se encuentra ordenado a él 110 . nitarias, que está prominente ya desde el comienzo del profetismo
clásico con Amos 122 , se hace también patente en las últimas eta-
Toda la corriente profética muestra esta misma dinámica. Así, pas de este profetismo, cuando el Déutero-Isaías se dirige al pue-
por ejemplo, al comienzo del gran movimiento profético, Elíseo blo, pero concebido ya como una persona colectiva, que está for-
invoca a Elias como a "padre", es decir, engendrador suyo en el mado por las diversas personas individuales 123 . Este sentido a la
profetismo y al mismo tiempo como a "carro y caballo de Is- vez comunitario y personal del pueblo es también el que queda
rael", como a aquel que ha conducido al pueblo de Israel U1 y lo plasmado en la figura del Siervo de Yavé, cuya misión está orde-
ha hecho, por cierto, de una forma ardiente, como lo indica el nada a la comunidad, ya que él está destinado a ser "alianza del
torbellino de fuego que le envuelve. Más adelante, en la época pueblo" 124.
clásica del profetismo, la figura del profeta emerge no tanto como
la de aquel que preanuncia el futuro, sino más bien como la de En el N.T. el nuevo pueblo de Dios pierde su limitación étnica
quien estructura a su pueblo en la fe, hablándole de parte de y se convierte ya en un pueblo espiritual, movido al ritmo del
Dios, y de este modo toda su misión se encuentra inserta en el Espíritu y que trasciende todas las barreras de la carne, de razas y
hoy de su pueblo, en las circunstancias reales por las que está lugares. Pero, sin embargo, no pierde nunca su sentido comunita-
pasando su comunidad. El mensaje profético como tal rara vez se rio, su sentido de "familia de Dios" 125. En este pueblo Jesús apa-
dirige a un individuo concreto 112 , o si se dirige es porque este rece como el primogénito 126 , el hermano mayor 127 , la vid en la
individuo se encuentra encuadrado en un contexto más amplio, el que se insertan los diversos miembros del pueblo de Dios 128 y el
de la comunidad 113 ; a este género pertenecen los oráculos dirigi- Hijo en quien se participa de la filiación 129. El convoca, además,
dos a los reyes, gobernantes, profetas o sacerdotes, pues la pala- a la comunidad de los Doce 13° y los quiere así reunidos en el mo-
bra de Dios les llega a ellos sobre todo en cuanto rectores del mento de la llegada de la promesa del Padre 131, porque los ha
pueblo 114. predestinado a ser el fundamento de la nueva Jerusalén 132. De
este modo toda su vocación y su ministerio estarán ordenados a
El profeta de Israel, a diferencia de los profetas de otras cultu- la comunidad de la Iglesia, querida por Jesús 133 y como tal abier-
ras, está íntimamente enraizado en su pueblo y a esa comunidad ta a las naciones 134. A partir de esta comunidad de los Doce e
se dirige con su mensaje115. Más aún, la dimensión comunitaria insertándose en ella y en su misión nace la Iglesia con su misma
de su palabra se mantiene incluso cuando se dirige en nombre de misión, que participa de las mismas dimensiones comunitarias de
Ya vé a los otros pueblos, a las otras comunidades" 6 . Todos los la primera vocación y que está ordenada a la formación y al cre-
grandes profetas han lanzado una serie de oráculos sobre las na- cimiento de la comunidad de Jesús 135 .
ciones vecinas 117 , y esta característica se mantiene también entre
los menores, aunque en proporción diversa: Amos comienza con Los escritos más numerosos del N.T., los de Pablo, ilustran
un juicio contra los vecinos de Israel, Abdías profiere un oráculo profusamente este aspecto de la misión en cuanto ordenada al
contra Edom y toda la profecía de Nahúm está dirigida contra servicio de la comunidad. Para él, todos los carismas están orien-
Nínive, adonde es enviado Jonás. Pero es sobre todo en la profe- tados a lograr la comunión de fe 136 y a esto están también dirigi-
164 165
dos los diversos ministerios, que tienen por fin específico "el ser- mismo se siente confortado 154. Se puede decir, pues, que toda la
vicio de los santos" 137. Todas las manifestaciones carismáticas preocupación del apóstol es la Iglesia, la solicitud por todas las
están dinamizadas por Dios en orden al bien común 138, a la for- comunidades eclesiales 155, ya que todo lo hace por la Iglesia 156.
mación del Cuerpo de Cristo entendido en su dimensión comuni- Esta dimensión comunitaria del apóstol, sin embargo, no pier-
taria 139, es decir, están concedidos para edificar la Iglesia140. Por
de nunca su dimensión trascendente, que la ha originado: él está
eso aquel criterio que tiene en perspectiva a la comunidad, el de
constituido en favor de los hombres, pero en orden a Dios 157 ; él
la edificación de la Iglesia, es el criterio clave para la valoración
garantiza también con su apostolado esta dimensión trascenden-
eclesial de los carismas, de forma que por ello se ha de preferir el
tal de la Iglesia, de donde ella recibe el sentido más claro de su
don de profecía al don de lenguas 14 \ a no ser que se haga resaltar
en el don de lenguas por medio de la interpretación su valor de identidad; así, en definitiva, todo el trabajo apostólico se orienta,
mensaje 142. El carisma del apostolado, sobre todo, es el gran don como todo el ser de la Iglesia, a la alabanza de Dios 158 .
de Dios dirigido al bien de la comunidad eclesial143; su fin es
Cristo en cuanto formado y continuado en la Iglesia 144, ya que
Dios con su llamada, lanzada en el kerigma apostólico, forma
una Iglesia unida en comunidad como Cuerpo de Cristo con su c) La vocación en comunidad
único Espíritu y en una única esperanza145. Por eso el apóstol
trabaja incansablemente en favor de este aspecto de la unidad de
fe y de amor en la comunidad de la Iglesia y así está trabajando La llamada de Dios no sólo se recibe en la vida de la comuni-
por la salvación de la misma comunidad146; este trabajo en oca- dad y se ordena a ella, sino también se realiza en comunidad.
siones reviste una nota de lucha, incluso agónica, sobre todo en la Entre los muchos ejemplos que el A.T. presenta en esta dirección
oración, ya que, en definitiva, depende de Dios el éxito de este basta citar el caso de Josué: la orden de la misión que Dios le
esfuerzo ,47. confiere se ha de realizar necesariamente en comunidad —"leván-
tate y pasa este Jordán, tú y todo el pueblo contigo"—; el logro y
Realizar el ministerio apostólico equivale, pues, a saber cómo el fin de esta misión se alcanzarán también comunitariamente
comportarse en la Iglesia; el apóstol hace realidad en su vida la —"a la tierra que yo daré a los hijos de Israel"— 159 ; y la forma
esencia más íntima de la Iglesial48. Es la proyección comunitaria de la asistencia de Dios a Josué en orden a la misión tiene en
de la Iglesia la que lleva al apóstol al desprendimiento total de sí cuenta también la dimensión comunitaria —"nadie os podrá re-
mismo y de toda forma de egoísmo; él por vocación no busca su sistir todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré
propio interés, sino el de los demás, en orden a su edificación en contigo; no te dejaré, ni te abandonaré; anímate y sé va-
Cristo 149, y así reconoce existencialmente que todos sus trabajos liente" 160 —.
apostólicos, todos sus sufrimientos, la experiencia continua de
dolor y de muerte en su vida, están ordenados a la Iglesia y sabe
que con ello está logrando para ella la experiencia de una vida Es sobre todo en la actuación comunitaria de la Iglesia del
nueva "°. Pues los trabajos de quien sirve a la Iglesia son fuente N.T. donde se muestra particularmente esta dimensión comunita-
de vida para esta misma Iglesia, y el apóstol, que prolonga en su ria de la realización de la llamada de Dios. El Colegio Apostólico
carne los trabajos y la pasión de Jesús, alcanza también el mismo es una entidad que en la Iglesia primitiva se siente comunitaria-
fin de su misión al continuar su obra y completarla con su actua- mente unido y sus ministerios se realizan de modo primordial-
lización a lo largo de los tiempos151. Y en esta experiencia no mente colegial161; es también la misma comunidad eclesial la últi-
puede menos de participar él mismo de sus frutos 152; por la expe- ma instancia del juicio cristiano 162 y ella posee, además, una serie
riencia de los trabajos y de la pasión de Jesús participa también el de carismas típicos, en los que se concreta su vida y la actuación
apóstol en su mismo ser de la fuerza de la resurrección de Je- de sus miembros.
sús 153 y con esta experiencia el apóstol puede seguir transmitien- Esta actividad comunitaria de la Iglesia, donde se realizan los
do a la Iglesia el consuelo fortificante del Señor, con el que él diversos carismas individuales, aparece frecuentemente subrayada
166 167
en el N.T.: así la elección de Matías se lleva a cabo en medio de esta escucha se realiza en medio de una comunidad orante y al
una reunión comunitaria, jerárquicamente estructurada, que dis- mismo tiempo penitente; el ayuno muestra el deseo de la escucha
cierne l6}; en diversos momentos de la vida eclesial se tiene en de Dios en oración. Este ayuno, que, según la dimensión profunda
cuenta el testimonio comunitario 164 y éste se requiere antes de del ayuno mostrada por Isaías, implica la renuncia a todo egoís-
proceder a las diversas ordenaciones de obispos 165 y diáconos 166 mo y abre en un servicio de ayuda a los demás 177 , expansiona a
y a la misma constitución de las viudas 167; también la decisión las personas y a las comunidades cristianas en una dimensión de
inicial para formar el grupo de los diáconos es comunitaria 168 y caridad, para que comunique su mejor tesoro, la fe. Para este ejer-
una vez que los apóstoles indican las cualidades que han de tener cicio propio, la Iglesia delega su misión en unas personas deter-
estos hombres dejan a la comunidad su elección; es igualmente minadas, a las que impone las manos en señal de comisión de su
comunitario el rito de la ordenación de los presbíteros 169; la pri- misma función vital y les hace representantes de la comunidad
mera expansión misionera brota, además, de la comunidad ecle- por medio de este rito visible y eclesial. Las personas a las que el
sial 17° y el primer concilio reúne en asamblea a los apóstoles y Espíritu Santo y la comunidad designan en este caso concreto
presbíteros 171 , donde cada cual muestra su carisma propio 172 ; la son de lo más variadas: Bernabé, un hombre libre con ímpetu
comunidad envía también sus propios representantes 173, y la Igle- misionero y vinculado con la comunidad apostólica primitiva 178 ;
sia que les recibe muestra en su acogida sus propias riquezas174; Simón, que proviene de una cultura diversa, la cultura negra; Ma-
las actuaciones individuales de los apóstoles de las iglesias con- naes, hermano de leche de Herodes, con una respuesta vital a
cluyen también en una actuación comunitaria, dando cuenta de Dios, tan distinta a la que el reyezuelo había dado en su vida; y,
las propias realizaciones a la comunidad que les ha enviado 175 ; se por fin, Pablo, un liberado del judaismo, que vuelve a los judíos
observa incluso en la primitiva Iglesia una mutua relación entre en una nueva misión y con un conocimiento de ellos que le hace
las comunidades, como la que mantienen Jerusalén y Antioquía y especialmente apto para este ministerio. Pero si éstas son las per-
como la que une también a Jerusalén con las iglesias helénicas 176. sonas elegidas, queda claro que es Dios el que llama y el que
confiere la misión; a la Iglesia le corresponderá el confirmar esa
En la primitiva Iglesia se observa, además, una variedad en el misión, concretarla en algunos puntos, conceder su propia repre-
énfasis que las diversas comunidades eclesiales ponen sobre los sentación; pero la llamada ha llegado a estas personas en un con-
distintos carismas. Mientras la iglesia de Jerusalén es la comuni- texto de evangelio, comunitariamente vivido, y en una orden, en
dad madre, que mantiene la nota de la primacía y la autoridad, un impulso que les ha confrontado y comprometido desde Dios.
pero abriéndose a los otros carismas, la iglesia de Corinto es la La Iglesia acepta a los que Dios mismo ha designado, sin intentar
comunidad de los carismas más espontáneos, como el don de len- cambiarles, y a éstos les envía, para que con iniciativa personal y
guas, pero ella ha de someterse también al ministerio de la autori- comunitaria lleven a cabo la misión para la que Dios les ha segre-
dad apostólica; la más completa quizá de las realizaciones eclesia- gado. La misma comunidad, tanto o más que los elegidos, ha de
les primitivas, como concretización de la llamada cristiana, es la mostrar su obediencia a los designios de Dios, que llama para sí y
iglesia de Antioquía, que se manifiesta como una comunidad que, en definitiva, es quien determina la misión179. Y en este acto
para la misión: en ella es fuerte el sentido comunitario, junto con de obediencia la comunidad muestra también su caridad y su ge-
el respeto a la autoridad apostólica, y al mismo tiempo es una nerosidad: se desprende de ellos en favor de otras iglesias. Pero
comunidad que se abre a la espontaneidad y a la expansión mi- primariamente les entrega a Dios: les entrega a la gracia de quien
sionera, dejándose llevar por el Espíritu. les ha llamado y que es quien les confortará en su misión; más
que en unas provisiones concretas, la Iglesia se fía de la providen-
Una explicitación de esta actividad comunitaria y carismática cia de Dios, que vela por sus misioneros, y a esa providencia
de la Iglesia de Antioquía la muestra el pasaje de He 13,1-5, don- entrega a sus enviados, a quienes no se les puntualiza instrucción
de se narra la primera misión apostólica de Pablo. El texto pre- alguna, pues la comunidad se fía plenamente del Espíritu, que
senta a la Iglesia de Antioquía de Siria como una comunidad seguirá iluminando en las circunstancias concretas de la misión a
misionera en virtud de su atención al Espíritu: es él quien dinami- quienes él mismo ha llamado; la Iglesia demuestra así su concien-
za la actividad de la Iglesia por medio de la voz de los profetas cia de que la persona más importante en su vida es el Espíritu y
eclesiales, siempre atentos a la voz de la palabra de Dios. Pero
168 169
que es también él la persona decisiva. Ella está sometida al Espí- mismo ministerio apostólico 191. Así el apóstol se encuentra en
ritu, pero al mismo tiempo es ella más importante que las perso- todo espiritualmente unido a la comunidad eclesial " 2 .
nas particulares: en toda esta narración de los hechos apostólicos
resalta siempre más la figura de la Iglesia, que envía y despide, Pero la relación del llamado con las diversas comunidades
que las figuras de las diversas personas concretas que son envia- eclesiales, al contacto de los varios carismas de sus miembros,
das. Es la comunidad eclesial el centro en el que se realizan las engendra también otras comunidades de carismáticos, que se
diversas llamadas particulares y en el que tienen lugar los diferen- agrupan en virtud de sus carismas, similares o complementarios.
tes carismas; en ella unas personas permanecen en el centro de la Y surgen así las comunidades de colaboración apostólica, en las
misión y otras son enviadas a la obra del Señor en la diáspora. que el amor entre los miembros y la mutua fe y compromiso
misionero desembocan en una misma acción apostólica, realizada
Esta misión individual en representación de la comunidad es en complementariedad carismática.
la que va creando sucesivamente las diversas comunidades ecle-
siales, que mantienen entre sí una mutua relación y que en esta Ya en el A.T. la primera misión, la de Moisés, está acompaña-
relación se van enriqueciendo y crecen como Cuerpo de Cristo. da por voluntad de Dios de la ayuda de su hermano Aarón, tam-
Cada comunidad eclesial mantiene relaciones con las otras comu- bién llamado por Dios 193 ; él es el portavoz de Moisés 194 ante el
nidades, pero tiene también una relación especial con aquel indi- pueblo 195 y ante el Faraón 196 , supliendo así la deficiencia de Moi-
viduo carismático que en medio de ella ha recibido la llamada sés; es también el que sostiene junto con Hur las manos de Moi-
del Señor y que está vocacionalmente orientado a la Iglesia. Si sés en la lucha contra Amaleq 197 y le acompaña al monte Sinaí 198
existe una complementariedad de comunidades eclesiales basada incluso con sus hijos y los setenta y dos ancianos 199 y además le
en sus mismos diversos carismas, como los de las iglesias de la ayuda en el gobierno 200 . Su hermana Miryam aparece también
circuncisión e incircuncisión 18° o la intercomunicación de bienes como profetisa201, contribuyendo con su carisma al canto de ala-
espirituales y materiales181 —y este equilibrio en la edificación banza a Dios por las maravillas del Éxodo, y así el profeta Mi-
comunitaria y en la relación a las otras iglesias es norma de con- queas la nombra, junto con Moisés y Aarón, como conductora
ducta 182—, también existe una interrelación entre el apóstol y la del pueblo a la salida de Egipto 202 . Durante la época del desierto,
Iglesia, pues ésta participa de la gracia del apóstol 183 . Moisés se hace ayudar especialmente de los jueces 203 y de los
ancianos 204 y, sobre todo, de su secretario Josué, a quien va for-
Esta interacción se expresa a diversos niveles. A nivel de co- mando para que tome las riendas del pueblo en el momento de
municación de bienes: mientras el apóstol entrega a la Iglesia la entrar en la tierra. Josué fue el servidor fiel de Moisés 205 , que
verdad del evangelio, la Iglesia le sostiene con sus recursos mate- tiene también cualidades de guerrero 206 y que aprecia el culto 207 ;
riales 184. A nivel de oración: las cartas de Pablo rezuman conti- le acompañó a Moisés en la subida al Sinaí 208 y fue enviado por
nuamente sentimientos comunitarios tanto en el agradecimiento él a la inspección de la tierra de Canaán 209 ; por fin, con la impo-
como en los deseos y peticiones; él pide también a la Iglesia ora- sición de las manos de Moisés recibe el encargo de continuar su
ciones por la comunidad de sus colaboradores 185 y la Iglesia le misma misión, la de llevar al pueblo a la tierra de Israel 210 . Igual-
sostiene comunitariamente al apóstol, participando en su misma mente el rey David sintió en su vida la ayuda de su amigo Jona-
oración, que tiene siempre una dimensión apostólica y comunita- tán 211 y en su época aparecen también las figuras complementa-
ria 186. También se da una intercomunión en los sufrimientos al rias de sacerdote, profeta y soldado en Sadoc, Natán y Banayas,
existir una misma comunidad de fe, que se va abriendo paso en que apoyaron el reinado de Salomón 212 conjuntamente.
medio del mal187, ya que los apóstoles participan de la misma
suerte doliente de Jesús188. La enseñanza eclesial se desarrolla, En el ámbito del movimiento profético, Elias solicita por vo-
además, en el seno de una comunidad eclesial189, y ella tiende a luntad de Dios la colaboración de Elíseo para que continúe su
fecundar las virtudes comunitarias 190 . Por fin, la fuerza con la misión 213 , que le queda transferida como una participación en el
que Dios conforta al apóstol se hace presente en un contexto mismo espíritu de Elias214. También Elíseo acepta el hospedaje
eclesial y, a su vez, este consuelo de Dios en el apóstol se transfiere permanente de la sunamita 215 y usa la colaboración de un servi-
a la Iglesia, a la que en último término está ordenado, como el dor como Guejazi 216 , de modo similar a como Elias había usado
170 171
también la compañía de un criado 217 . Y es, sobre todo, en los apóstoles, al que quizá se unió al separarse de Pablo en su primer
grupos de profetas donde se observa esta intercomunicación del viaje247, ya que Pedro era amigo de su familia248; Pedro usó, ade-
carisma 218 , que llega a contagiar al mismo Saúl219; y en tiempo más, la ayuda de una mujer hermana, una creyente, que era cos-
de Elias aparecen los "hermanos profetas", que mantienen rela- tumbre asistiera a los apóstoles en las ocupaciones materiales249;
ciones frecuentes con Elíseo220 y a los que se recuerda aún en Juan reconoce también con elogio la ayuda que Gayo presta a los
tiempo de Amos 221 , llegando todavía Zacarías a hablar de "pro- que trabajan por propagar la Verdad 250 .
fetas" en plural y en grupo 222 . Los profetas canónicos crean ellos
mismos su propia escuela de discípulos, que les ayudan en su Pero es, sobre todo, la figura de Pablo la que aparece en el
ministerio 223 , como en concreto Baruc, el escriba, colaboró inten- N.T. aureolada con una legión de colaboradores, que le asisten
samente con el profeta Jeremías tanto a nivel personal 224 como en la obra de su ministerio. En los Hechos de los Apóstoles apa-
a nivel estrictamente profético225. Y en los umbrales ya del N.T., recen ocho, cuarenta en las principales cartas de Pablo; de ellos,
Juan el Bautista se siente hermano en el espíritu del profeta dieciséis citados expresamente como colaboradores; a diez se les
Elias226 y es él quien da el paso oficial al nuevo profeta, Jesús de nombra en las pastorales y a un buen número en la carta a los
Nazaret 227 , considerándose como miembro de la escuela de Colosenses; todo esto sin contar aquellos cuyos nombres propios
Isaías228 y es también él quien le entrega sus primeros discí- no se mencionan. Recordando que sólo poseemos una parte frag-
pulos 229 . mentaria de la correspondencia paulina, se puede pensar que este
número de colaboradores habría ciertamente que ampliarlo en la
realidad. Esto constituye, sin duda, un fenómeno único en el N.T.
Jesús comienza su entrada en el mundo a través de una comu- y una nota peculiar del ministerio paulino, que reviste su impor-
nidad de misión como fue la de María y José 23°, y él mismo unió tancia al tratar de la nota comunitaria de la espiritualidad bíblica
a sí durante su vida a diversos colaboradores que, habiendo de la vocación.
aprendido de él, pudieran prolongar su testimonio y su misión 231 .
Son los Doce apóstoles 232 y son también los setenta y dos discí- El mismo Pablo, antes de comenzar un ministerio plenamente
pulos 233 los que ayudan a Jesús en su labor misionera234, pero él independiente, se inserta como colaborador en el equipo apostóli-
mantiene, dentro de estos grupos, una conexión especial con Pe- co de Antioquía251-; por medio de Bernabé había sido introducido
dro, Santiago y Juan ni y una amistad peculiar con el discípulo a los apóstoles 252 para que le confirmaran en el evangelio253,
amado 236 ; incluso fuera del círculo de quienes le acompañan en que había ya comenzado a anunciar 254 , y bajo su dirección es
sus misiones, Jesús mantuvo una continua amistad y usó de la enviado por la iglesia de Antioquía para llevar a Jerusalén los
hospitalidad de tres hermanos, Lázaro, Marta y María, en Beta- recursos de su caridad 255 . Lucas expresamente pone por delante a
nia 237 , y también de un amigo, que le prestó su comedor para la Bernabé al comienzo de las actuaciones de Pablo 256 y sólo poste-
cena de Pascua238; esta colaboración material con el ministerio de riormente le pospone 257 , indicando así que Pablo ha sido iniciado
Jesús no sólo fue ocasional: unas mujeres le fueron acompañando por Bernabé en su fecundo apostolado. Tanto Bernabé como Pa-
desde Galilea y sirviéndole con sus bienes a lo largo de todo su blo tratan ambos de buscar un compañero que \es asista en sus
camino239. Y este ejemplo de Jesús se continuó en la Iglesia pri- diversas misiones258 cuando ambos se sienten movidos a separar-
mitiva: Pedro y Juan, asociados ya desde el comienzo de su voca- se en el ministerio que juntos habían llevado a cabo 259 . Esta cola-
ción240, son enviados juntos por el mismo Jesús a preparar la boración apostólica parece ser la característica de la iglesia antio-
Pascua241, se relacionan entre ellos en la última cena242 y juntos queña, aprendida de la práctica apostólica propia de la iglesia
van al sepulcro en la mañana de la resurrección243; los dos juntos de Jerusalén, que envía juntos a Pedro y a Juan 26°, pero que no
actúan en la primera predicación cristiana 244 y juntos son envia- aparece en otras actividades misionales helenistas, como las de
dos como representantes del Colegio Apostólico a Samaría para Felipe o Apolo.
la concesión del Espíritu245. Pedro se valió también de la ayuda
de Marcos, a quien llama su hijo 246 , y que según una tradición Los colaboradores en la vida de Pablo se van sucediendo gra-
del siglo II, que se remonta hasta Papías, fue el intérprete de Pe- dualmente y llegan a ser muy numerosos. Por eso se le haría tan-
dro y plasmó en su evangelio la predicación del Príncipe de los to más dura la soledad cuando se ve forzado a escribir: "Todos

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me han abandonado; sólo Lucas está conmigo" 261 . Entre estos cuando juntos también quisieron volver a visitar las comunidades
colaboradores los hay quienes trabajan siempre en su compañía; de su primera misión surgió una disputa: Bernabé deseó llevar
otros lo hacen sólo temporalmente; y otros, por fin, tanto hom- consigo a su primo Marcos; Pablo, sin embargo, se opuso a ello,
bres como mujeres, son colaboradores del apóstol dentro de las porque les había abandonado precisamente en aquel viaje276. Así
mismas iglesias por él fundadas. Entre los más antiguos colabora- ambos se separaron; Bernabé tomó por compañero a Marcos, y
dores de Pablo se cuentan Bernabé, Silvano, Timoteo y el matri- Pablo, a Silas277. Esta herida de la separación, como muestra la
monio de Prisca y Aquila, además de otros que le asisten duran- posterior compañía de Marcos junto a Pablo, parece que llegó a
te su misión en Europa; al tiempo del ministerio en Efeso e subsanarse 278 . Tertuliano llega a afirmar que fue Bernabé quien
inmediatamente después le acompañan, sobre todo, Tito y Apolo, escribió la carta a los hebreos, una carta adjudicada también en
con otros como Epafras y Marcos; Pablo usa también unos cola- diversas épocas a la tradición paulina. De Bernabé, pues, pudo
boradores especiales para la misión de llevar la colecta a Je- aprender Pablo las líneas maestras de una vinculación comunita-
rusalén262. ria en el ministerio, en las que se entrenó junto a él y que luego él
mismo desarrolló en su apostolado: la conexión con la iglesia
Entre los diversos grados de colaboración que estas personas local, la relación a la iglesia madre, los ministerios de la predica-
prestan a Pablo parece que se pueden señalar tres tipos funda- ción y de la beneficencia, la atención a los problemas concretos
mentales. En primer lugar, los que acompañan a Pablo en sus de la Iglesia y el valor de la colaboración apostólica y la necesaria
viajes, participando de su mismo carácter itinerante; entre éstos ascesis en toda relación interpersonal.
se encuentran solamente Bernabé, Silvano y Timoteo; de los tres,
sólo Timoteo será el colaborador perpetuo de Pablo, y no deja El primo de Bernabé, Marcos, ejerce otro tipo de colabora-
de ser significativo el que Pablo, tan ampliamente ayudado, haya ción junto a Pablo. Como jerosolimitano 279 , cuando Pablo y
mantenido a lo largo de su ministerio tan estrecha relación de Bernabé abandonaron Jerusalén durante la persecución de Agri-
colaboración sólo con una persona. Un segundo grupo de colabo- pa, les acompañó 28° y colaboró con ellos en el primer viaje misio-
radores lo forman quienes han ayudado a Pablo en un momento nero 281 ; a mitad del viaje apostólico, por razones desconocidas se
determinado de su misión y para un fin concreto; entre éstos se volvió a su tierra 282 , y Pablo no le quiso aceptar ya como compa-
cuentan Prisca y Aquila 263 y, sobre todo, Tito 264 . El tercer género ñero para su segundo viaje283, pasando Marcos entonces con Ber-
lo constituye el de los colaboradores enviados por las comunida- nabé a Chipre. Esta herida con Pablo fue superada posteriormen-
des eclesiales; éste es el más numeroso de todos: son los que pro- te por ambas partes en el reconocimiento de los valores mutuos y
vienen de una comunidad fundada por Pablo y están destinados volvieron a encontrarse juntos en la obra del Señor; Marcos fue
por ella para que le acompañen en su nombre en una tarea misio- para Pablo "consuelo" 284 y, como él mismo constata, le fue útil
nal 265 ; éstos forman un grupo determinado en torno a Pablo: los en su misión 285 . Pablo representa el celo apostólico y Marcos el
de Corinto 266 , los de Filipos 267 , los de Colosas268; entre estos amor de la colaboración apostólica.
"apóstoles de las iglesias" o enviados de ellas para ayudar a Pa-
blo parece encontrarse también Filemón269. Cuando Bernabé y Marcos se separaron de Pablo, éste eligió
como compañero de su segundo viaje a Silas286, otro miembro
La ayuda concreta que cada uno de estos colaboradores ha importante de la iglesia de Jerusalén y profeta, que junto con
prestado a Pablo es muy diversa. Su primer compañero de apos- Judas había sido delegado de los apóstoles para acompañar a
tolado, Bernabé, gracias a su ascendiente en la iglesia de Jerusa- Bernabé y Pablo a Antioquía, llevándoles la decisión del primer
lén270 pudo introducir a Pablo a los mismos apóstoles 271 y más concilio287. Silas trabajó intensamente con Pablo en su misión a
adelante logró que Pablo se incorporara desde Tarso a Antio- Europa 288 , hasta sufrir con él las contradicciones y la prisión 289 ;
quía 222 . Juntos transportaron la colecta de Antioquía a Jerusa- cuando Pablo tuvo que huir precipitadamente de Berea, Silas per-
lén273 y juntos fueron enviados por la iglesia de Antioquía a la maneció en la ciudad 290 y le alcanzó luego en Corinto 291 . Es pro-
misión de la diáspora 274 ; juntos, además, fueron enviados a su bablemente esta misma persona, con el homónimo de Silvano,
regreso a la iglesia de Jerusalén por la de Antioquía para consul- quien colaboró con Pablo en la predicación del evangelio a los
tar sobre la obligatoriedad de observar los ritos judíos 275 ; pero corintios 292 y quien desde Corinto, junto con Timoteo, ayudó a

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Pablo a escribir las cartas a los Tesalonicenses293; y del mismo Roma, donde les encuentra la carta que Pablo escribe a los roma-
modo a como Marcos ayudó a Pablo y a Pedro, Silvano también nos desde Corinto y en la que les agradece el que hubieran arries-
lo hizo, y su habilidad literaria es quizá la que incluso pudo servir gado la vida por él 312 . Cuando Pablo se encontraba en Roma, al
para escribir la primera carta de Pedro 294 . final de su carrera, estos fieles colaboradores suyos estaban ya de
nuevo en Efeso, trabajando allí por el evangelio 313 .
Junto con Silvano también acompañó a Pablo en su viaje
apostólico a Europa Timoteo295. Hijo de padre griego y de madre Apolo fue la conquista para el cristianismo de este matrimo-
judía 296 , se asoció a Pablo cuando éste pasó por Listra de Licao- nio de Prisca y Aquila. Judío alejandrino, orador y buen conoce-
nia en su segundo viaje misionero297; y junto con Silas permane- dor de la Escritura, comenzó en Efeso a predicar a Jesús, cuando
ció en Berea durante la persecución contra Pablo, a quien alcan- todavía había sido bautizado sólo con el bautismo de Juan. Pris-
zaron de nuevo en Corinto, colaborando con él en su evangeliza- ca y Aquila le ganaron para la fe cristiana e inmediatamente se
ción 298 . Timoteo fue enviado por Pablo a Tesalónica, antes de puso a predicar con éxito en Acaya y, concretamente, en Corinto.
escribir su primera carta 299 , para enterarse de la situación de Cuando Pablo vio sus éxitos, le dejó encargado de la ulterior
aquella iglesia, y también a Filipos, para entregarles el mensaje edificación de la iglesia en Corinto, y él marchó a Efeso314. Pron-
paulino, porque Timoteo se interesaba particularmente por esta to la iglesia de Corinto comenzó a contrastar personalidades y a
iglesia 30°. También durante su tercer viaje misionero acompañó a dividirse por causa de Pablo, Apolo e incluso Pedro; y Pablo
Pablo 301 , junto con Erasto, y ambos fueron enviados como lega- tuvo que atajar fuertemente esta primera división cristiana315.
dos apostólicos desde Efeso a Macedonia. Timoteo fue ante todo Voluntariamente o a sugerencia de Pablo, Apolo abandonó Co-
esta alma gemela de Pablo, a quien él encomendó la suavización rinto y de ningún modo quiso más adelante regresar allá, aunque
de las relaciones en los momentos de su máxima tensión con la Pablo le insistiera; quizá para no dar pie a favorecer partidismos
iglesia de Corinto, antes de su primera carta a ellos m y también entre los corintios o porque estaría realizando un ministerio que
después de ella303. La permanencia continua de Timoteo junto a le parecería más fructífero entonces, pues anuncia que iría cuan-
Pablo lo testifican los saludos de las cartas paulinas304 y la carta do encuentre un momento oportuno 316 . Apolo siguió luego su
a los Hebreos, que recoge también sus vicisitudes y sufrimientos carrera apostólica ayudado por Zenas, otro perito en la Ley, y
apostólicos personales305; este fiel colaborador de Pablo mereció Pablo recomendó a su discípulo Tito que desde Creta proveyera
ser considerado además como el destinatario del testamento pas- de lo necesario a estos misioneros itinerantes del evangelio317.
toral de Pablo 306 . El Erasto que junto a Timoteo se menciona
pudiera ser un famoso tesorero de Corinto 307 , que ayudaría a los Tito fue también uno de los primeros compañeros de Pablo.
viajes misioneros de Pablo no sólo con su compañía, sino tam- Era un gentil, pero, al parecer, bien mirado por la iglesia de Jeru-
bién con sus bienes. salén, ya que no se le obliga a la circuncisión 318 . Tito acompañó a
Pablo, junto con Bernabé, en su primer viaje a Jerusalén 319 y Pa-
Otra colaboración variada e interesante para Pablo fue la de blo usó de sus servicios para las legaciones de los momentos más
un matrimonio, el de Prisca y Aquila. Aquila era un judío del delicados, pues Tito por sus circunstancias personales se encon-
Ponto, que se trasladó a Corinto con su mujer, Prisca o Priscila, traba especialmente dotado para realizar los empalmes entre las
cuando Claudio expulsó a los judíos de Roma. Como tenían el iglesias helénicas y judías. Es también él un colaborador afectuo-
mismo oficio que Pablo, el de tejedores, Pablo se unió a ellos y le so, que se alegra con la actitud cristiana de los corintios 32° y con
dieron hospedaje en su casa 308 . Ellos fueron quizá sus primeros el que se alegra Pablo al encontrarle en Macedonia 321 , después de
convertidos en Corinto, que se transformaron a su vez inmediata- la ansiedad sufrida por no haber dado con él en Troas, donde le
mente en "colaboradores de Pablo en Cristo Jesús"30', constitu- esperaba 322 . Tito fue el emisario de Pablo a Corinto en las difíci-
yendo su misma casa en iglesia doméstica y trabajando por el les circunstancias entre la primera y la segunda carta a esta iglesia
evangelio, hasta llegar incluso a Efeso, donde instruyeron a Apo- y en ella fue también el encargado por Pablo para recoger su
lo en el cristianismo310. Como el mismo Pablo, viajaron también colecta con destino a la iglesia de Jerusalén 323 ; por lo que Pablo,
ellos más adelante de nuevo a Efeso, desde donde Pablo envía los escribiendo a los corintios, le define a Tito como "compañero y
saludos de ambos a los corintios 311 . Posteriormente volvieron a colaborador mío cerca de vosotros" 324 . Todo el tema de la colec-

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ta lo realizó Tito con iniciativa propia 325 y, al mismo tiempo, con colaboraciones familiares resalta la de la casa de Esteban, bauti-
total desinterés326. En otro momento Pablo le dejó al frente de la zados todos ellos por Pablo 343 como primicias de Acaya, y que se
iglesia de Creta, para que corrigiera abusos e instituyera presbíte- pusieron al servicio de los santos 3 4 \ por lo que Pablo pide a la
ros 327 . Posteriormente se recuerda una actividad misionera de Iglesia que obedezca a estos colaboradores suyos 345 . Por fin, en-
Tito en Dalmacia 328 . tre los diversos enviados de las iglesias, gloria de Cristo como
expresión del florecimiento de la fe cristiana 346 , están, entre
Entre los colaboradores que ayudaron a Pablo en la funda- otros, Esteban, Fortunato y Acayo, representantes de la iglesia de
ción de las iglesias resalta Epafras, el colosense329, que fundó la Corinto, que como grupo visitan y asisten a Pablo en representa-
iglesia de Colosas 33° como enviado de Pablo e hizo que esta igle- ción de esta iglesia local 347 .
sia mantuviera una espiritualidad paulina. En unión con Pablo,
Epafras tuvo que sufrir incluso la prisión331. Con el nombre simi- De otras muchas personas que ayudan a Pablo a lo largo de
lar de Epafrodito aparece un colaborador de Pablo, que está es- su ministerio y que aparecen citadas en sus obras apenas se pue-
pecialmente vinculado con la iglesia de Filipos: desde aquí y de decir nada acerca del género de colaboración prestada. Del
como enviado de la iglesia llevó los socorros necesarios a Pa- Clemente que él nombra en la carta a los Filipenses no se puede
blo 332 y siguió colaborando con él hasta Roma, desde donde Pa- saber si es quien más tarde llegó a ser obispo de Roma 348 . Entre
blo le devolvió a los filipenses, una vez restablecido de la enfer- estos colaboradores de Pablo no sólo los hay fíeles, como Aristar-
medad que había sufrido allá 333 . Epafrodito se muestra como un co, que llegó a sufrir prisión con él 349 , y como también Andróni-
colaborador cariñoso, cuya amistad y compañía es grandemente co y Junias 350 , sino incluso infieles: Demás, por ejemplo, que
apreciada por Pablo y también por los filipenses. Con la iglesia acompañó a Pablo con Lucas 351 y también con Marcos y Aristar-
de Colosas está vinculado además Tíquico, a quien Pablo deno- co 352, le abandonó durante la persecución, prefiriendo la comodi-
mina "hermano querido, fiel ministro y consiervo en el Señor" y dad a los sufrimientos por Cristo 353 .
es el encargado de llevar la carta de Pablo a los Colosenses, junto
con sus noticias personales334; unido ya a Pablo de antaño, fue Con este motivo Pablo afirma que quien permanece junto a él
también uno de los que le acompañó a llevar la colecta de parte continuamente es Lucas. Pero de Lucas como compañero de Pa-
de las iglesias de Asia a los cristianos de Jerusalén 335 . blo apenas nos quedan más testimonios escritos explícitos que
esta mención tardía; según ella, Lucas se encuentra junto a Pablo
Por otra parte, el colaborador especial de Pablo en su pro- en su prisión romana 354 . Pero una fuerte corriente exegética, que
yección hacia Roma es Tercio, el que escribe la carta a los Roma- admite a Lucas como autor de los Hechos de los Apóstoles, le
nos 336 . En Tesalónica es su pariente Jasón quien le ayuda espe- hace también el autor de aquella parte del libro en la que se
cialmente337, un hombre rico que hospeda a Pablo en su casa y describen los viajes de Pablo en forma autobiográfica plural. Este
sale fiador por él 338 . Con la iglesia de Corinto está asociado modo narrativo aparece precisamente durante el segundo viaje de
también Sostenes, el director de la sinagoga, convertido al cristia- Pablo y es lógico concluir que es entonces, en Tróade, cuando
nismo, que fue apaleado por los judíos ante el gobernador Ga- Lucas, quizá originario de Antioquía de Siria, como lo supone el
Prólogo Antimarcionita 355 , se uniría a Pablo como colaborador
lión, quizá por no querer acusar a Pablo, impugnado de irreli-
suyo, acompañándole luego a Filipos. Pablo había llegado a
gión 339. Sostenes se asoció a Pablo y éste transmite sus saludos a
Tróade esperando encontrarse allí con Tito, pero al no dar con él
los corintios, escribiéndoles desde Efeso340. Como colaborador de
siguió hasta Macedonia, donde le halló 356 y recibió de él sus noti-
una iglesia doméstica resalta Onésimo, un esclavo huido de la cias sobre los corintios 357 ; luego continuó hasta Filipos, desde
casa del cristiano colosense Filemón y que se encontró con Pablo donde escribió su segunda carta a los Corintios, y en ella se men-
en Roma; Pablo le convirtió al cristianismo y le mantuvo como ciona ya a un "hermano, cuya alabanza en el evangelio se extien-
útil colaborador 341 , pero no quiso retenerle demasiado tiempo sin de a todas las iglesias"358 y que frecuentemente desde Orígenes ha
el permiso explícito de su amo, y así se lo devolvió con una carta sido identificado con Lucas. Quizá ya desde Tróade o desde Fili-
de recomendación, al mismo tiempo que le enviaba como compa- pos Lucas fue designado por el sufragio de las iglesias como com-
ñero de Tíquico, el portavoz eclesial de la carta a los Colosenses, pañero de viaje de Pablo para la obra de generosidad de la colec-
en la que le denomina "querido hermano fiel"342. Dentro de las
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ta 359 , y por eso Pablo le envía a este "hermano" a Corinto para que Lucas participaría en común con Pablo. Lo que él aprendió
esta finalidad juntamente con Tito 36° y con otros colaboradores de Pablo en su ministerio de la caridad con el servicio de la colec-
aptos también para este ministerio361. Realizado este encargo, ta no deja de plasmarlo también en el evangelio, poniendo de
Lucas permanecería en Filipos hasta que Pablo volviera a tocar relieve todo lo que él ha aprendido de la tradición primitiva acer-
esta ciudad en la conclusión de su tercer viaje misionero 362 . Des- ca de la pobreza y de la colaboración material al ministerio de
de aquí vuelve Lucas a colaborar con Pablo y ya de forma defini- Jesús; su carisma de médico puede traslucirse también en ciertas
tiva hasta el final: le acompaña en la despedida a Efeso563 y viaja expresiones técnicas, ya que él, además, es el único que menciona
con él y con sus otros compañeros hasta Jerusalén, donde se re- la imposición de las manos de Jesús al curar 369 y las gotas de
únen con Santiago y con todos los dirigentes de la Iglesia364; he- sangre en su agonía 370 .
cho prisionero Pablo, le acompaña en todo su viaje desde Cesárea
a Roma 365 . La colaboración que Lucas prestó a Pablo, además de Lucas tiene también un especial interés en su evangelio por
su perenne compañía, tuvo una triple vertiente: asistencial, organi- hacer resaltar la colaboración que las mujeres prestaron a Jesús
zativa y apostólica. Lucas fue el "médico querido" 366 , que aten- durante su ministerio 371 . Este interés por la colaboración femeni-
dería a Pablo con el cuidado de su salud; él sería también el que, na no está tampoco ausente de la ^bra de Pablo, quien admitió la
designado por las iglesias, colaboró con Pablo, juntamente con compañía de una mujer hermana, manteniendo su celibato372,
Tito, en la organización de la colecta de las iglesias helénicas para aunque por ello se viera criticado 373 ; y en su literatura se mencio-
la iglesia madre de Jerusalén, de modo especial en la región de nan diversas mujeres que de un modo u otro cooperaron con él.
Corinto; y él fue, ciertamente, el evangelista a cuya labor apostó- Lidia, la primera convertida en Filipos, obligó con su amabilidad
lica de colaboración en la predicación del evangelio puede aludir a Pablo y a sus colaboradores a hospedarse en su casa374. Prisca
Pablo, reconociendo su éxito eclesial367. también hospedó a Pablo, contribuyó en la instrucción de Apolo
y llegó incluso a arriesgar su vida por el apóstol 375 . A Evodia y a
Así, cuando Lucas escribió definitivamente su evangelio es Síntique les exhorta a que se avengan entre ellas y recuerda cómo
como pudo expresar en él abundantemente líneas teológicas, re- lucharon a su lado por el evangelio, y pide a Sícigo, su coopera-
conocidas como propias de Pablo, a quien Tertuliano denomina dor, que las ayude 376 . A los romanos les recomienda que asistan
el "iluminador de Lucas"; de Lucas dice además Ireneo que con- a Febe, su colaboradora y diaconisa de la iglesia de Céncreas, que
signó por escrito el evangelio que Pablo predicaba 368 . Es el tema fue protectora de muchos e incluso del mismo Pablo 377 . También
del evangelio, como tema central de su teología, lo que manifiesta recuerda cómo María se afanó mucho por los romanos 378 , e
especialmente la sintonía entre Pablo y Lucas: para éste, Jesús es igualmente Trifosa ayudó en la obra del Señor, como la amada
el evangelista, en vez del predicador, como lo es para Marcos y Pérside379. Y de la madre de Rufo afirma Pablo que lo fue tam-
Mateo, o el maestro, como lo puede ser para Juan; el verbo evan- bién suya 38°. Pero es sobre todo en las iglesias domésticas donde
gelizar, que no aparece ni en Marcos ni en Juan y que aparece tienen especial importancia las mujeres, como lo hace notar el
sólo una vez en Mateo, se cuenta diez veces en Lucas, quince en mismo Pablo cuando afirma que los de Cloe le han traído a
Hechos y veintidós en Pablo. Otras similitudes de vocabulario y Efeso noticias de la iglesia de Corinto 381 y menciona también en
de temas teológicos, aunque sin negar los obvios énfasis diversos, Colosas la iglesia doméstica de Nimias 382 . Otras mujeres entran
ponen de relieve también este mutuo trasvase y colaboración en- también en la perspectiva de Pablo, aunque no se sepa exacta-
tre Pablo y Lucas, como son el tema de la salvación y su univer- mente el grado de ayuda que le pudieron prestar 383 . De todas
salidad, la misericordia de Dios sobre todos, la posibilidad del ellas, la colaboración que él aprecia singularmente es la colabora-
conocimiento de Dios por la creación, la capacidad del hombre ción que las viudas pueden prestar a la Iglesia384, y también las
para aceptar o rechazar la fe, la cristología, que presenta a Jesús vírgenes385. Este ejemplo de la participación en el apostolado
nacido en la carne y exaltado como el Señor; la presencia del para la asistencia benéfica a la Iglesia, especialmente propia de
Espíritu Santo así en Jesús como en sus discípulos, la Iglesia con las mujeres, se recuerda ya en el N.T. desde las primeras excursio-
una gran vitalidad carismática, la alegría cristiana, la unión de nes misionales de Pedro, cuando los Hechos de los Apóstoles
toda la Historia Salvífica, la esperanza escatológica. Esto es lo mencionan a Tabita-Dorcas, la discípula rica en buenas obras y

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en limosnas, que vivía en Jaffa y de la que se dice que ayudaba a eclesial, y este sentido de comunidad es también el que da el ver-
todas las viudas, haciendo túnicas y mantos para ellas 386 . dadero sentido teológico a esta práctica paulina de usar colabora-
dores en su ministerio apostólico. Generalmente, él no recoge sus
La función general de todos estos colaboradores de Pablo, tal colaboradores de las comunidades más fuertes, como las de Jeru-
como se desprende de los lugares en los que se les menciona, era salén o Antioquía, sino de las comunidades que van siendo fun-
en principio la de trabajar junto con él en la obra de la misión dadas por él, incluso de comunidades familiares, como es Oné-
confiada por Dios a la Iglesia. Pero esto lo hace cada cual con su simo, salido de la casa de Filemón. Pablo tiene colaboradores
propio carisma individual, aunque en ocasiones determinadas hay porque profundiza en el sentido comunitario y eclesial misionero
quienes le acompañan también para una misión concreta como de las comunidades por él formadas y estos colaboradores man-
"enviados de las iglesias"387; éstas son personas señaladas por la tienen vivo cerca de Pablo y de sus mismas comunidades el senti-
comunidad eclesial para asistir a Pablo en una función precisa y do eclesial y comunitario de todo el apostolado, incluso más allá
eclesialmente fijada. de toda especificación personal 391 . Si el carisma es personal, su
ejercicio está esencialmente vinculado a la vida de la comunidad,
Pablo, al buscar a sus colaboradores, según se desprende de pues los más frecuentes de estos colaboradores son los enviados
su lista, parece que ha ido buscando colaboradores que pudieran por las mismas iglesias locales392, como representantes de ellas 393 ,
hacer el empalme entre las iglesias judías y helénicas, es decir, sus para cumplir la función misionera que, como comunidad, tienen
colaboradores fueron judíos que estuvieran abiertos a la misión que participar en el trabajo misionero del apóstol. Para Pablo, la
de la gentilidad o griegos que apreciaran el sentido de la iglesia comunidad tiene una función misionera, pero no todos sus miem-
madre. Por la misma vocación de Pablo de ser apóstol de los bros están llamados a las renuncias que supone el trabajo misio-
gentiles388, la mayoría de sus colaboradores están tomados de las nero 394 ; esta función misionera la ejerce la comunidad por medio
mismas iglesias que él va fundando. Los únicos procedentes de la de los colaboradores que entrega al apóstol y por medio de su
circuncisión que, además de Bernabé, estuvieron con él largo oración apostólica por ellos395 y su asistencia benéfica a ellos 396 .
tiempo fueron Aristarco, Marcos y Jesús el Justo 389 .
El tener estos colaboradores es un derecho del apóstol y, al
Pero las funciones de todos estos colaboradores no dependen
mismo tiempo, es un deber de la comunidad, pero esta realidad se
sólo de la voluntad de Pablo, sino también de las cualidades con-
encuentra libremente aceptada por ambas partes. Pablo tiene el
cretas de cada uno de ellos y, sobre todo, del aspecto comunitario
deber de admitir el derecho de la comunidad a enviarle colabora-
y misionero, que es el que determina toda esta colaboración. El
dores, y la comunidad tiene el deber de aceptar el derecho del
que Pablo trabaje con colaboradores no depende de una mera
apóstol a tenerlos. Y todo esto con la típica libertad y esponta-
necesidad psicológica suya, pues él ha aprendido a tener y a care-
neidad cristiana, que es lo que explica la continua variedad de
cer 39°, ni estos colaboradores son sólo ni primariamente unos co-
colaboradores de Pablo, que no están propiamente adheridos a su
laboradores de amistad, con los que Pablo comparte su vida; son
persona, sino a la obra de su misión, como delegados de la comu-
unos cooperadores, de los que con frecuencia se tiene que separar
nidad, y que son usados por Pablo en cuanto pueden ayudar a la
en aras de la misión y cuya compañía no permite apegos. Tampo-
misión. Así, por ejemplo, cuando Pablo intenta evangelizar a Es-
co el hecho de que Pablo posea colaboradores responde a un plan
paña, no quiere presentarse con una serie de colaboradores orien-
peculiar prefijado de apostolado de conquista ni a unas dotes
tales; más bien prefiere que sea la iglesia de Roma la que le pres-
organizativas de Pablo, pues de sus cartas y Hechos no se des-
te su apoyo para llevar adelante su carisma de evangelizar a los
prende este tipo de colaboración táctica para una empresa cuida-
gentiles hasta el confín de la tierra. Los vínculos, pues, entre Pa-
dosamente planeada; y tampoco usa a sus colaboradores como
blo y sus colaboradores son estrictamente evangélicos, misione-
un instrumento pedagógico, con el que le sea más fácil captar a
ros, pues tanto él como ellos y su mutua relación tiene por funda-
las diversas comunidades, ni trata de formar con ellos una escuela
mento la realidad de la Iglesia y su más íntima raíz, que es
peculiar de teología o de praxis eclesial.
Cristo 397 , pero un Cristo cabeza, del que derivan los carismas
para la mutua colaboración en la edificación de la Iglesia398, que
Pablo, en todo su apostolado, tiene por fin a la comunidad
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se lleva adelante por el evangelio como función dinámica de la Estos colaboradores trabajan cada cual según su función pro-
Iglesia 3 ". pia 415 , que al final será juzgada solamente por Dios 416 . Al após-
tol en esta labor le corresponde poner el fundamento 417 . Pablo en
Esta práctica confirió a Pablo, sin duda, una eficacia especial su misión actúa como padre y como modelo 418 ; sus colaborado-
en su labor apostólica. Pablo comenzó siendo un misionero soli- res realizan junto a él su obra propia 419 , manteniendo cada cual
tario 400 y ambulante 401 ; su contacto con la Iglesia jerosolimitana incluso su propia concepción teológica en los diversos aspectos
le hizo participar más aún del sentido itinerante de la misión, tal de la fe: así, por ejemplo, Bernabé se alinea, al parecer, más con
como era practicado en aquellas iglesias palestinenses402, pero la los puntos de vista de Pedro, inclinándose preferentemente al mi-
iglesia de Antioquía le abrió más a una colaboración estable 403 . nisterio entre los judíos 420 ; Apolo, el alejandrino, con su persona-
Sin embargo, a medida que iba cristianizando los centros más lidad 421 y su clara independencia422, pudo quizá haber contribui-
neurálgicos del mundo helénico, hará precisamente de ellos un do en el proceso de la edificación de la iglesia de Corinto para
centro misionero, que él lo trabajaba con especial cuidado, y des- favorecer allí una teología de tipo sapiencial423; igualmente el re-
de donde sería sucesivamente acompañado en la obra de la ex- dactor de la carta a los Colosenses, quizá Timoteo 424 , parece en-
pansión de la Iglesia. Esta unión entre comunidad y misión fue la contrarse enraizado en una comunidad helenista, que sabe lo que
clave del éxito apostólico paulino. significa luchar contra los enemigos de la fe y que se ve como
Pero él no se detendrá nunca excesivamente en cultivar una forzado a tener que poner de relieve la misma persona y la doctri-
comunidad concreta; una vez que la tiene suficientemente fortifi- na de Pablo, pero esto lo hace con originalidad, comentando y
cada en la fe, su carisma de apóstol le impulsará a seguir predi- evolucionando de modo propio esta misma doctrina paulina.
cando el evangelio a quienes todavía no lo han oído 404 . Las co-
munidades concretas en ocasiones solicitarán una visita o una Todo esto pone de relieve e invita a la colaboración apostólica
estancia más prolongada del apóstol 405 , pero él tratará de seguir en el seno de la misma comunidad eclesial, que ha sido convoca-
manteniendo el contacto con ellas principalmente a través de sus da por la palabra y predicación de la Iglesia425, lográndose así el
colaboradores 406 , que incluso fundan comunidades nuevas, que efecto de la acción de Jesús, que muere para operar la unidad 426 .
con todo derecho se pueden llamar paulinas, como la de Colosas, En esta comunidad, donde aparecen los diversos carismas, todos
fundada por Epafras, porque él es colaborador de Pablo 407 . Los ellos se realizan como actualización de la llamada original, que
diversos individuos, representantes de las iglesias, mantendrán está dirigida a formar un cuerpo con su estructura propia, un
una vinculación entre sí, como los de Corinto 408 y los de Macedo- espíritu con su espiritualidad típica y una esperanza, que indica
nia 409 , y a su vez las diversas iglesias por medio de ellos se rela- su tensión hacia el futuro, hacia la misión427. Y es en esta realiza-
cionan entre sí, como la iglesia de Laodicea con la de Colosas 410 ; ción comunitaria donde todos y cada uno de los miembros de esa
pero las diversas iglesias aparecen siempre con una vida propia y comunidad sienten la paz a la que son llamados 428 y que postula
sus respectivos colaboradores con una independencia mutua. un compromiso para mantenerla 429 , mientras funciona al mismo
tiempo como una garantía que mantiene al cuerpo en la uni-
Esto es el resultado de la vida carismática, que está en el fon- dad 43°. Así como el Cristo cabeza rige a su cuerpo desde arriba,
do de la concepción paulina sobre la esencia más viva de la Igle- entregando la variedad de sus dones, el Cristo paz reina en el
sia como Cuerpo de Cristo y por esta razón no deja de buscar corazón de la Iglesia, manteniendo en unidad toda esa variedad
continuamente la colaboración de los diversos carismáticos. No de carismas431 y provocando el amor, que es la ley que mantiene
precisamente por el concepto de Iglesia como pueblo de Dios 411 , la unidad, pues es principio de unidad en el cuerpo.
sino porque es un templo que se va construyendo 412 , porque es
además la plantación de Dios, que necesita nuevas manos 413 , y, Esta unidad y variedad de colaboración en el trabajo por la
sobre todo, porque es el Cuerpo de Cristo, donde actúan los diver- obra de Jesús produce también en quienes así responden a su
sos miembros 414 , es por lo que Pablo reconoce y acepta la colabo- vocación una profunda alegría, que es el fruto de la obediencia a
ración de sus compañeros en la misión, para edificar este Cuerpo la palabra de Jesús 432 y del éxito apostólico 433 . Esta alegría será
de Cristo. definitiva en el último día, en el día del Señor434, y el apóstol se
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alegrará entonces junto con todos sus colaboradores, "cuyos
nombres están escritos en el libro de la vida" 435 . 5. Las dificultades
Cuando Pablo se despide de los presbíteros de la comunidad
de Efeso, por él fundada, les hace esta recomendación: "Tened
cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha
puesto el Espíritu Santo como vigilantes, para pastorear la Iglesia
de Dios, que él se adquirió con su propia sangre" 436 . Este texto se
puede decir que resume en esencia todas las notas típicas de una
espiritualidad comunitaria de la vocación. En él aparece la aten-
ción que la persona ha de prestarse a sí misma a nivel individual
y, al mismo tiempo, la atención que ha de conceder a la comuni-
a) Naturaleza de los impedimentos y sus clases
dad eclesial; se indica también el aspecto carismático presente en
la Iglesia por el Espíritu, que determina la vocación, sin olvidar la
nota jerárquica y la función de la comunidad de colaboradores en Pablo, después de señalar a los presbíteros de Efeso el conte-
un mismo colegio presbiteral; se muestra, además, la relación tras- nido de su actividad pastoral, les pone al tanto de los impedimen-
cendente de la comunidad eclesial a Dios y se menciona el aspec- tos que han de encontrar en la respuesta a su misión: "Yo sé que,
to trinitario de esta relación. La espiritualidad comunitaria de la después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos
vocación no olvida, pues, la dimensión personal, pero la inserta crueles, que no perdonarán al rebaño; y también de entre vos-
en su realización comunitaria y termina siempre en una verdadera otros mismos se levantarán hombres que hablarán de cosas per-
religión, es decir, en una religazón al Dios uno y trino. versas para arrastrar a los discípulos detrás de ellos"'. Las difi-
cultades, pues, son inherentes a la respuesta vocacional. Ellas
impiden no sólo la misma respuesta, sino incluso la percepción de
la llamada, ya que llamada y respuesta se tienen que abrir camino
en medio de una situación de dificultad. La dificultad en la mis-
ma persona la suscita el instinto, tanto el que ha de ser estructu-
rado aún como el que se encuentra ya desestructurado. Después
de haber considerado la llamada y sus implicaciones, corresponde
ahora el tratar de la respuesta; para que ésta sea correcta, el hom-
bre ha de encontrarse libre de los impedimentos que la puedan
obstaculizar. Y el hecho de la dificultad para la respuesta voca-
cional es algo que aparece ya tipificado en las tres tradiciones
bíblicas sobre la llamada de Dios a Moisés, tal como se conservan
en el libro del Éxodo:

Yavista (J) Elohísta (E) Presbiteral (P)


Misión 3,16s 3,10 6,9
1.a objeción 4,1 3,11 6,12
1.a respuesta
(señal) 4,2-9 (3,12) (7,8-13)
2.a objeción 4,10 3,13 6,12
Respuesta final 4,1 lss 3,14s 7,1-5

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La realidad de los impedimentos humanos a la acción de Dios aquellos invitados gustará la cena del Señor. Y como resumen de
es algo perennemente constatado en las fuentes bíblicas, pues a todos los impedimentos puede citarse, por fin, esta reflexión de
pesar de la presencia de Dios en la creación y en la historia, éste las cartas pastorales, aplicada también al tema vocacional: "La
puede permanecer desconocido e inaceptado para el hombre 2 ; in- raíz de todos los impedimentos es el 'amor propio', que hace al
cluso aunque se le pueda vislumbrar como al origen de todas las hombre amar su 'propio placer' con un 'amor a sus bienes', en
cosas, puede el hombre no mantener ante él una postura de agra- vez de un amor al bien y a Dios y le convierte en 'soberbio y
decimiento y de reconocimiento, como corresponde al ser al que blasfemo', con la consiguiente 'ofuscación de la razón'" 10. Esta
tienden todas las cosas y hacia quien el mismo hombre ha de ofuscación de la mente tiene por resultado inmediato el no dejar
dirigirse consciente y libremente 3 . También la gracia de la llama- al hombre conocer la voluntad de Dios 11 ni practicarla, porque
da vocacional puede permanecer infecunda al verse obstaculiza- ha llegado a seducirle el corazón 12 .
da por los impedimentos que bloquean su dinamismo apostólico 4 . Las dificultades son, sin embargo, siempre ambivalentes; no
indican necesariamente un debilitamiento para la respuesta voca-
Las dificultades para la respuesta vocacional provienen de di- cional. Si es verdad que pueden suponer un impedimento para el
versos ángulos. En primer lugar, como impedimento general para acceso a Dios, es también posible que favorezcan una fortifica-
toda la vida cristiana y su florecimiento se encuentra el pecado, la ción en la respuesta cuando ésta ha de realizarse en medio de la
negación de apertura y respuesta de la persona ante Dios; el peca- dificultad. Es precisamente Dios quien aparece en los aconteci-
do impide tanto el recto conocimiento de la voluntad de Dios por mientos del Éxodo endureciendo el corazón del faraón, para que
la ofuscación que produce cuanto la puesta en práctica de esa en esa dificultad se muestre más patentemente su fuerza divina 13,
voluntad por el dinamismo del mal inherente a todo pecado y que y también Pablo se muestra, en fuerza de los obstáculos que expe-
éste introduce en los modos de funcionamiento de la personali- rimenta, crecido para sus actuaciones y su predicación 14, aunque
dad humana 5 . Una persona en postura habitual de pecado difícil- cuando éstos se hacen extremos no le queda más remedio que
mente puede concebirse que en el resto de sus actividades, aunque evitarlos 15 . Este sentido positivo del impedimento es el que emer-
sean materialmente religiosas, esté expresando la entrega personal ge del concepto bíblico de tentación, que es fundamentalmente un
de su vida en respuesta a la palabra de Dios, pues aunque se den poner al hombre a prueba para que se vea de qué calidad es esta
formas religiosas, no hay duda de que éstas pueden existir sin que persona y para que aparezca así su índole real de un modo más
se encuentren dinamizadas por una verdadera religión6. También patente. Este fue el sentido de la tentación en la vida de Abrahán,
una mala estructuración de la personalidad puede provocar un a quien Dios sacó con su llamada de todas sus seguridades 16 y le
impedimento a la respuesta vocacional, tanto si dificulta la escu- lanzó incluso a estar dispuesto a sacrificar a su propio hijo; pero
cha de la palabra de Dios como si obstaculiza su puesta en prácti- es precisamente ahí donde aparece de modo eminente la adhesión
ca 7 . Los impedimentos señalados por las fuentes bíblicas como de Abrahán a Dios n . Y éste fue también el sentido de la tenta-
contrarios a la rectitud de la respuesta pertenecen a las tres zonas ción en la vida del pueblo de Israel: el desierto fue el lugar espiri-
fundamentales de la personalidad, desde donde siempre se hace la tual, en el que el pueblo de Israel se fue formando como hijo de
entrega vocacional en su más profunda radicalidad: la captativa, Dios y fue aprendiendo a quedarse solamente con su Dios 18.
la agresiva y la sexual; cuando estos instintos se desintegran apa-
rece un dinamismo que no proviene de Dios y de su revelación y El vivir la dificultad como camino perfectivo para la entrega
que se expresa en una triple concupiscencia: es la concupiscencia es característica propia de las personalidades primariamente reli-
de los ojos, la jactancia de las riquezas y la concupiscencia de la giosas. En ellas la adhesión a Dios se vive como una entrega que
carne 8 . Y así lo ejemplifica también el evangelio cuando señala se ha realizado en conflicto con los instintos propios, y que por
la triple excusa de quienes no quieren responder a la llamada del ello expresa una autenticidad singular. Esto le aconteció a Abra-
Señor: la del que quiere ver su campo (oralidad), la de quien hán; algo de esto simboliza también la lucha de Jacob con Dios " ,
desea probar sus bueyes (agresividad) y la de quien antepone sus y Ezequiel formula con este mismo trasfondo el comienzo de su
bodas (sexualidad) a la invitación del Señor 9 ; todas éstas parecen experiencia profética: "El Espíritu me levantó y me arrebató y yo
excusas razonables, pero el resultado es dramático: ninguno de iba amargado, con quemazón de espíritu, mientras la mano de

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Yavé pesaba fuertemente sobre mí" 20 . Pero fue Jonás, sobre bargo, con su comprensión para Marcos le aceptó en su compa-
todo, quien sintió en su carne el derrumbamiento de su misma ñía y de este modo le ganó 29 no sólo para sí, sino también para
idea de Dios y de su concepto tradicional acerca del modo de Pablo 30 . Marcos demostró no guardar ningún rencor, y en esta
actuar divino; la lucha que el profeta establece con Dios, tratan- vivencia de dificultades comunitarias y apostólicas se fueron cla-
do de huir de su ministerio, cuando se resuelve el conflicto le rificando las diversas misiones primitivas, tanto de Pablo como
ayuda a perfeccionarse en su vocación y a caer en la cuenta de la de Marcos: Pablo sería el misionero y el apóstol, y Marcos, por
verdadera naturaleza de Dios: Jonás ha de asumir una misión su parte, habría de gozar para siempre de la gloria de evangelista
que aparentemente puede fracasar, pero que con ella se logra la y de colaborador fiel de los apóstoles.
conversión del hombre y la manifestación de la misericordia de
Dios, fin último de toda verdadera actividad profética21. Es pre-
cisamente en la resolución de esta agresividad con Dios y con su Son varias las fuentes de los impedimentos concretos que obs-
trascendencia, en la adhesión a un Dios que puede pedir la inte- taculizan la percepción de la llamada o la respuesta a ella. Entre
gración de un instinto en su sublimación, donde el hombre puede las primeras se puede señalar la ya indicada lucha con Dios, pro-
gozar más plenamente y con más libertad de todos los dones de pia de las personalidades religiosamente primarias, para quienes
Dios, sin aferrarse a ellos. Cuando Abrahán, después de estar la fe no es un mero conformismo, sino una relación interpersonal
dispuesto a entregar a su hijo, lo recibe de nuevo de Dios, lo goza de amor, que va deshaciendo el amor propio y que abre a la
ya sin ninguna posesividad, en plena adhesión a la pura voluntad persona para que pueda vivir la misma vida de Dios 31 .
de Dios. Fue la adhesión a la tierra por encima de la adhesión a
Dios lo que privó al hombre del goce verdadero y realista de la Entre las figuras bíblicas que tipifican esta lucha se puede ci-
tierra y del mismo Dios, como lo muestra la experiencia funda- tar en primer lugar a Moisés, quien en diversas ocasiones de su
mental del pecado del hombre, descrita en el capítulo tercero del ministerio parece mantener una pugna con Dios, como quien tie-
Génesis y vivida a lo largo de muchos años del pueblo en pose- ne que ajustarse continuamente al modo de ser del Trascendente;
sión de la tierra de Israel. por medio de su interacción, Dios le va purificando, en sus mo-
dos de concebir la misión, a veces excesivamente cerrados en sus
En este contexto del valor positivo de la dificultad no se hace propias categorías; esto acontece, por ejemplo, cuando Dios pide
extraño contemplar a Jesús, que manifiesta las dificultades de su a Moisés que deje de querellarse y se ponga ya en marcha hacia el
seguimiento a quien él más ama 22 , tanto a sus padres 23 como a mar de los juncos 32 y también en todas aquellas ocasiones en las
sus discípulos24, pues el conflicto ayuda a crecer y a madurar en que Moisés se encuentra acosado rx>r el pecado del pueblo y a la
la elección de los verdaderos valores25. De este mismo modo se le vez por la santidad de Dios, como en el caso del hambre y de la
presentó Jesús a Pablo después de su ascensión bajo la metáfora sed por el camino del desierto33;,'y, sobre todo, en la situación
del aguijón, indicándole que le sería duro el seguir dando coces creada por la construcción del becerro de oro, cuando Moisés
contra él 26 . Pablo sentía una fuerte agresividad contra todo lo llega a exclamar: "Si no perdonas a este pueblo, bórrame del
que él percibía como incorrecto, pero en el fondo estaba luchan- libro de la vida" 34 . Yavé, sin embargo, no accede a este modo de
do contra el mismo Dios. La reconciliación con este Dios y el pensar mosaico; él tiene su justicia y el hombre ha de acomodarse
desmoronamiento de sus propias barreras 27 hizo que Pablo pu- a ella35; igualmente Dios mantiene celosamente su trascendencia
diera gozar plenamente de la cercanía de Dios en su vida y ser ante la súplica instintiva de Moisés, que solicita la imposible visi-
instrumento apto para llevar adelante el mensaje del Señor. La bilidad del Invisible36. Entre los personajes de la realeza, una fi-
situación de Marcos en la vida de Pablo es también un mensaje gura que necesita esta misma acomodación al modo de ser de
típico de cómo la dificultad perfecciona la entrega. Marcos en sus Dios es David: el rey se había envalentonado con sus posesiones
años jóvenes había sentido, por motivos desconocidos, cierta difi- y había perdido el sentido de gracia que suponía su reinado 37 ,
cultad en el seguimiento de Pablo y le había abandonado 28 . Pa- llegando a querer contar en su vanidad las huestes de Israel,
blo no supo transigir con esta debilidad y le consideró incapaz de como si le pertenecieran a él y no primordialmente al Señor de
seguirle en sus nuevas dificultades apostólicas; Bernabé, sin em- los ejércitos; pero Dios le hace caer en la cuenta de su error in-

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flingiéndole un castigo que le coloque de nuevo en su propia rea-
lidad y humildad esencial38. Igualmente Ezequías perdió el sen- seducir; me has agarrado y has podido" 45 . Jeremías reconoce que
tido de humildad en su vida cuando, gloriándose ante un rey su profecía no depende del éxito que pueda lograr, sino del fuego
extranjero, hizo alarde de los bienes de su reino y del templo divino que siente dentro de sí 46 . Desespera de alcanzar la conver-
como si fueran suyos y sin referencia alguna al Señor; Dios le sión de su raza y no le queda ya sino mirar adelante, hacia la
corregirá también haciéndole caer en la cuenta de que sólo Yavé nueva Alianza, que el mismo Dios había de grabar en el corazón
es el Señor absoluto de todos los bienes y de todos los reinos 39 . de su pueblo 47 . Sus dificultades humanas ante el Dios que le lla-
ma le hacen caer en la cuenta de la verdadera naturaleza de este
Dios y al mismo tiempo de su misma dimensión vocacional y
Entre los profetas es sobre todo Jeremías quien más ha de
misionera y de sus capacidades como profeta y de todo el sentido
sufrir en este proceso de acomodar su vida a los planes de Dios.
de su vida ante Dios.
Una vez superadas las dificultades iniciales para la entrega 40 , Je-
remías comienza a predicar con ilusión la reforma deuteronomis- Otra fuente de dificultades para la respuesta vocacional puede
ta de Josías, pero pronto se da cuenta de que esta reforma ha brotar del sentimiento de incapacidad que experimenta el llama-
caído en el peligro de quedarse en las meras estructuras externas; do respecto a la misión o de un sentimiento de indignidad respec-
entonces él se siente movido a predicar un sermón contra el culto to a quien llama, aunque en ambas situaciones el temor reveren-
meramente ritual del templo 41 . Pero sus continuos esfuerzos por cial a Dios y el miedo a sus exigencias se pueden identificar en
la conversión de su pueblo, sin lograr gran éxito, llegan a desilu- cierto modo en el hombre. El mismo Jeremías al comienzo de su
sionarle42; es entonces cuando Jeremías se encara con el mismo vocación es un ejemplo de este miedo narcisista ante el ministe-
Dios, a quien desde el comienzo de su vocación le había pensado rio: Jeremías piensa tener dificultad para ser profeta, porque se
como una categoría primariamente observable y como a quien le ve joven e incapaz de hablar; la dificultad para expresarse le hace
habría de salvar de todos los peligros materiales. Ante el fracaso sentir que puede quedar en ridículo, y por ello objeta esta falta
misionero surge una duda en el alma de Jeremías: "¡Ay!, ¿serás de capacidad ante el Dios que le llama; pero Dios no admite este
tú para mí como un espejismo, aguas no verdaderas?" 43 Pero es tipo de objeciones; el Dios que llama es también el Dios que
precisamente desde esta duda desde donde nace la verdadera reli- capacita para la vocación48. La misma objeción es la que había
gión, la verdadera religazón con Dios; no se trata aquí de una expresado ya Moisés al comienzo de su tarea vocacional; también
duda sistemática de quien lo cuestiona todo como para escapar él sentía una incapacidad para realizar la misión de Dios 49 ; pero
de unas responsabilidades comprometedoras; no es tampoco esta también a él le promete el Señor su asistencia y le recuerda que es
duda el resultado de una personalidad mal estructurada, sino la él, Yavé, quien capacita para la misión: "¿Quién ha dado al hom-
expresión de un hombre que desde su más íntima exigencia de bre la boca? ¿Quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego?
éxito y de supervivencia se enfrenta con un Dios que le supera y ¿No soy yo, Yavé? Así pues, vete, que yo estaré en tu boca y te
que le exige salir de sí para perderse en la voluntad soberana del enseñaré lo que debes decir" 50 . Moisés siguió objetando, pero el
Señor, donde se ha de ganar a sí mismo como instrumento de Señor fue firme en su decisión". El sentimiento de incapacidad
Dios. Y es ahí donde la duda sincera, la expresión de la búsqueda de Moisés le duró a lo largo de todo su ministerio; al principio
de la verdad, le confronta al hombre con la misma verdad de fue el faraón 52 , el pueblo 53 y su misma incapacidad natural 54 ,
Dios y le hace crecer hasta él, encontrando en él la última razón pero las dificultades subsiguientes estuvieron a punto de acabar
de su ser. De este modo la duda del llamado ha sido en Jeremías con él y con su misión, de forma que en su angustia llega a cla-
fuente de una conexión con Dios cada vez más auténtica y más mar a Dios con dramatismo: "¿Por qué tratas mal a tu siervo?
verdadera. En este proceso Dios le hace saber que el mayor pre- ¿Por qué no he hallado gracia a tus ojos para que hayas echado
mio que le puede otorgar por todos sus servicios es el concederle sobre mí la carga de todo este pueblo? ¿Acaso he sido yo el que
la posibilidad de que le preste un nuevo servicio44. Y Jeremías ha concebido a todo este pueblo y lo ha dado a luz, para que me
acepta. Esta aceptación, sin embargo, no suprime del todo la cri- digas: llévalo en tu regazo, como lleva la nodriza al niño de pe-
sis ulterior. Y es en medio de ella cuando Jeremías queda definiti- cho, hasta la tierra que prometí en juramento a sus padres?... No
vamente rendido ante Dios: "Me has seducido, Yavé, y me dejé puedo cargar yo solo con todo este pueblo; es demasiado pesado

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para mí. Si vas a tratarme así, mátame, por favor, si he hallado nal desde la mala estructuración tanto de la propia persona como
gracia a tus ojos, para que no vea más mi desventura" 55 . Y el desde la sociedad que la rodea. Desde la persona misma obstacu-
Señor le concedió entonces una ayuda en los setenta ancianos 56. liza a la percepción de la llamada de Dios la aún no suficiente
De modo semejante sintió también Gedeón esta experiencia de sintonía con él; un ejemplo plástico de ello se encuentra en la na-
incapacidad para salvar a Israel y, presionado por ella, objetará a rración de la llamada vocacional a Samuel, a quien le cuesta reco-
Dios que su clan es el más pobre de Israel y él el más pequeño en nocer la voz de Dios en ella, porque "en aquel tiempo era rara la
la casa de su padre. Y de nuevo la promesa de la asistencia del palabra de Yavé y no eran corrientes las visiones" 65 y "aún no
Señor resuelve la situación de incapacidad 57 . Parece que incluso conocía Samuel a Yavé, pues no le había sido revelada la palabra
al gran profeta de la liberación le invade el desánimo al constatar de Yavé" 66 . Pero mayor obstáculo que éste es el de una mala
que todo hombre y sus capacidades son efímeras como la hierba, formación de la conciencia, por la que el hombre puede creer
pero se siente fortificado por la experiencia de la palabra de Dios, encontrarse en el servicio de Dios, cuando en realidad se está
que se le muestra como eternamente fiel y poderosa para cumplir alejando de él; así le acontecía a Pablo, quien en su afán de servir
su promesa 58 . a Dios y en su celo por Dios, pero sin verdadero conocimiento, se
dio a perseguir a Cristo 67 ; ésta es también la postura de quien
El sentimiento de indignidad ante el que llama, que puede persigue a los que son de Jesús y al mismo Jesús creyendo pres-
incluso llegar a paralizar la respuesta, es otro de los obstáculos tar un servicio a Dios, pero desconociendo a Dios en su esencia
que se observan al comienzo de algunas vocaciones. El mismo más íntima en cuanto Padre de Jesús 68 .
Isaías, por ejemplo, que no presenta ningún miedo a la misión, se
siente, sin embargo, sobrecogido por la experiencia del tremendo Desde las dificultades externas, ante el hombre puede surgir el
misterio de Dios, que le demuestra su pecado y el pecado estruc- engaño y apartarle de este modo de su verdadera vocación. Esto
tural de su pueblo; ante esta realidad —la santidad de Dios y el le aconteció a un profeta judío que se sintió desviado de su fideli-
pecado propio—, el llamado se siente como incapaz de combinar dad a Dios por el engaño de un israelita, que se decía a sí mismo
los dos extremos; sólo el Señor es capaz de levantarle, obrando en profeta y lo que de verdad deseaba era probar si aquel judío ha-
él la purificación, que el profeta habrá de transmitir también a su blaba de parte de Dios, sabiendo que Dios intervendría contra
pueblo 59 . La misma experiencia se constata en la visión inaugural quien se apartara de la fidelidad69. También Isaías expresa en el
de Ezequiel, que cae rostro en tierra ante la presencia del Señor 60 momento inicial de su vocación esta dificultad, que él presiente le
y llega a quedar como aturdido durante siete días, hasta que el ha de sobrevenir a partir de la mala estructuración de su pueblo y
mismo Dios le saca de esta situación de letargo con la palabra de que ha de impedir constantemente la transmisión de la palabra de
la misión61. La indignidad ante Dios la expresa también Saúl Dios, ya que el mismo profeta se encuentra condicionado por
cuando objeta a Samuel al comienzo de su vocación: "¿No soy yo esta situación del pecado de su pueblo 70 . Sus sucesores, tanto
de Benjamín, la menor de las tribus de Israel? ¿No es mi familia la Jeremías como Ezequiel, notan también esta cerrazón del pueblo
más pequeña de todas las de la tribu de Benjamín? ¿Cómo me al mensaje profético, que en ocasiones conduce al mismo llamado
dices estas cosas?" 62 Y el miedo ante la presencia grande de Dios al desánimo; pero Dios les estaba constantemente avisando que
en su vida parece que embargó también al mismo José, el esposo no se han de dejar llevar por esos sentimientos personales, porque
de María, cuando su sentido de Dios le llenó de reverencia ante el su misión es una presencia de Aquel que está por encima de todos
misterio que había vislumbrado en su esposa63. Esta es la reac- y que quiere decir una palabra estructurante a su pueblo y tiene
ción que brota también en el alma clara de Pedro cuando, ante la derecho a decirla, aunque el pueblo no le quiera responder 71 .
maravilla de la presencia de Jesús en su vida, exclama: "Apártate
de mí, Señor, que soy pecador" 64 . Pero en ambas situaciones —la
de José y la de Pedro— el mismo Señor, que se acerca con el
encargo de la misión, deshace con él cualquier preocupación de
escrúpulos temerosos ante su persona.

Otra fuente de dificultades se presenta a la respuesta vocacio-


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fiado. Esta fidelidad de Jesús es la que tratan de resaltar los evan-
b) Los impedimentos desde el evangelio
gelistas al presentar sus tentaciones, calcándolas en la experien-
cia del pueblo de Israel por el desierto; si Israel fue infiel a Dios
Las dificultades tuvieron su parte también en la vida de Jesús. en su camino, sucumbiendo a la tentación 87 , Jesús, el nuevo Is-
Los evangelistas hacen notar que Jesús ha sufrido muchos obs- rael, permanece fiel a Dios en su vida y en el cumplimiento de su
táculos a lo largo de su vida72: tentaciones de tipo externo cuan- misión88. Y Lucas en particular antepone a la escena de las tenta-
do los fariseos le piden señales deí cielo73, cuando le quieren en- ciones la genealogía de Jesús, que él la remonta hasta Adán, para
volver en cuestiones políticas74 o cuando le interrogan sobre hacer notar que si Adán pecó 89 , Jesús, el nuevo Adán, se man-
cuestiones religiosas75; pero también él sintió tentaciones de tipo tuvo fiel a la voluntad de Dios Padre a lo largo de toda su vida y
interno, sobre todo en su pasión 76 , cuando pasa por la angustia en medio de todas las dificultades.
de la tiniebla y del desierto 77 ; estas tentaciones de tipo interno
vienen agudizadas por elementos externos, como la dureza del La primera tentación representa el impacto que las necesida-
pueblo 78 o como, por ejemplo, cuando Satán, el enemigo, toma des primarias del hombre y su satisfacción oponen al cumpli-
como aliado al mismo Pedro para apartarle a Jesús de la humilla- miento de la palabra de Dios. El tentador quiere probar si Jesús,
ción de la cruz 79 . La tentación y la dificultad fue, pues, parte de que ha sido fiel durante un tiempo, que con el ayuno ha manteni-
toda la vida de Jesús; de lo contrario, la Iglesia no hubiera inven- do su tendencia a distancia del objeto propio, cuando éste se le
tado esta realidad para un Jesús al que ya consideraba como su acerca en un momento de extrema necesidad puede seguir man-
Señor en el momento en que los evangelios se redactaron. teniendo esa tendencia integrada de acuerdo con el querer de su
Padre o salta, lo que indicaría una represión o inhibición de la
La tentación fue, paradójicamente, la que más le ayudó a Jesús tendencia en una manifestación religiosa. Y Jesús reacciona ínte-
a mostrarse como hijo de Dios. Así lo ponen de relieve los evan- gramente; él no reduce Dios al pan ni usa a Dios para una satis-
gelistas en la escena de las tentaciones de Jesús en el desierto 80 , facción propia; y no instrumentaliza a Dios y a los poderes mi-
donde presentan esquemáticamente toda la situación de la vida nisteriales que él ha recibido para procurarse una satisfacción
de Jesús como sometida a la prueba y a la dificultad. El sentido instintual. Lo que a él le dinamiza es hacer en todo momento la
de esta dificultad no tiene sólo carácter de cruz, es decir, dificul- voluntad de su Padre 90 , no el comer o beber física o psíquicamen-
tad en la sensibilidad como consecuencia de la respuesta del hom- te; él busca por encima de todo sólo el reino de Dios 91 . Y Jesús
bre a Dios, sino que se presenta con un auténtico carácter de vence así esta tentación, que había tratado de obstaculizar su res-
tentación, de obstáculo para la respuesta. Jesús se encuentra en puesta, haciendo que usara sus capacidades de llamado para unos
situación vital de desierto, de vaciamiento total de sí mismo 81 , y fines para los que Dios no se las había entregado.
desde ahí tiene que resistir continuamente a la tentación, que tra-
tará de tergiversar su vida y de llevarla por un camino que no es La segunda tentación, siguiendo el orden de Lucas, está co-
el trazado por Dios; Jesús vence a la tentación y vive profunda- nectada con la necesidad que el llamado tiene de usar unos me-
mente su soledad de quedarse sólo con Dios y de buscar sólo su dios naturales para llevar adelante su mensaje. En ese momento
gloria82. Este Jesús, que recibe en su vida el impacto de la tenta- se le presenta a Jesús el dios de este mundo y ofrece a la fascina-
ción83, es para los evangelistas el Jesús que acaba de ser procla- ción todo el poder mundano que él posee; para ello le exige a
mado en el bautismo como "el hijo de Dios" 84 y va a ser tentado Jesús que claudique algo de su mensaje, que renuncie a algo que
precisamente en esa su personalidad de Hijo, de enviado de es precisamente lo más central de su misión: la soberanía de Dios.
Dios 85 . Estas tentaciones son, pues, impedimentos al cumpli- Jesús le responde con la afirmación consciente de que lo único
miento de la misión, a la respuesta de la filiación. Y es el Espíritu importante en su vida es Dios y que todo lo demás ha de estar
el que tiene interés en que Jesús sea tentado, el que le conduce al supeditado a esta afirmación esencial. Por ninguna ventaja táctica
desierto para que ahí, al sentirse movido sólo por el Espíritu de ha de renunciar el llamado a mantener esta soberanía de la pala-
Dios y no por el espíritu del mal, dé muestras de que realmente es bra de Dios en su vida, pues, de lo contrario, se desconecta con
el hijo de Dios 86 , enseñando a la Iglesia a proceder como él ha Aquel que le envía. Y Jesús no claudica en esta tentación, que ha
procedido en todas sus tentaciones, para ser fiel al ministerio con- tratado de obstaculizar su misión tergiversando el orden de los

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valores al colocar los medios por encima del fin e independiente- misión introduciendo un principio de duda en su mismo núcleo.
mente de él. A este vencedor, en contraste, un día le será concedi- Jesús se fía y confía en Aquel que con su voluntad le ha enviado
do por el mismo Dios todo el poder 92 , pero esto tendrá lugar por y se adhiere a él en una relación interpersonal, sin solicitar prue-
otro camino, el camino de la cruz y de la fidelidad a Dios; ahí ba ninguna de la sensibilidad, sabiendo vivir en soledad la pureza
alcanzará su gloria 93 y podrá transmitir su mensaje, el mensaje de de su encuentro con Dios.
Dios, de modo incontaminado al mundo.
Una tal fidelidad de Jesús en medio de sus pruebas necesaria-
Esta segunda tentación tuvo especial relieve en la vida de Je- mente ha de desembocar en solicitar la misma fidelidad a sus
sús durante la crisis de Galilea, mediado ya su ministerio. Para seguidores para que mantengan a lo largo de toda la existencia
entonces su popularidad había llegado a la cumbre y las muche- vocacional esta postura ejemplar de Jesús, respondiendo fielmen-
dumbres, entusiasmadas, en un momento de euforia quisieron pro- te a Dios en medio de todas las dificultades y superando cuales-
clamarle rey; pero le querían como a un rey que fuera la solución quiera impedimentos para la entrega. Estas exigencias de Jesús
de su hambre y de su sed, de sus necesidades instintuales, sin muchas veces se hacen palabra dura de soportar y mensaje difícil
haber llegado a captar la significación profunda de su mensaje94. de seguir ,04 . En la existencia de aquellos que siguieron a Jesús
Entonces Jesús prefirió mantener su soledad y no sucumbir a esta durante su vida pública, la primera dificultad que se hubiera
tentación, que amenazaba con cambiar su misión y la orientación opuesto a la llamada hubiera sido, sin duda, el quedar encerrados
de su vida 95 . Incluso parece que sus mismos discípulos en aquel en los esquemas infantiles de su propia familia; el haberse aferra-
trance pretendieron hacer causa común con las turbas y cedieron do a sus padres y a sus redes, a sus negocios, a sus ocupaciones,
a la tentación del triunfalismo; Jesús, sin embargo, les obligó a sin la libertad suficiente para seguir al que les llamaba 105. Los
montar en la barca y a alejarse de aquel lugar, espiritualmente lazos familiares y los deseos de realización propia a un nivel me-
peligroso96; así quiso él preservar y guardar a los suyos 97 para ramente humano hubieran impedido la respuesta a la llamada de
que no cayeran en la tentación y pudieran aprender esta lección Jesús.
de saber mantener en sus vidas la identidad de la misión por
encima de cualquier otro valor. Es tan fuerte esta tentación, que Estos obstáculos, de hecho, impidieron algunas vocaciones
Mateo la coloca la última, como si fuera la cima de todas las apostólicas en el seguimiento de Jesús. En este esquema se encua-
tentaciones de Jesús y de la Iglesia. dra la llamada al joven rico, que queda sin respuesta; este joven
se encuentra encerrado en su propia posesividad106. El ha respon-
La tercera tentación es la más grave de todas, es la tentación dido en diversos momentos a la llamada de Dios en su vida, pero
de la desconfianza, que afecta al sentido mismo de la misión, a la en esta última y perfecta llamada, la del seguimiento total a Je-
conexión del apóstol con Aquel que le envía. Esta fue la tentación sús, no se atreve a responder, porque tiene muchas posesiones; no
de Israel en el desierto, cuando el pueblo tentó a Dios queriendo es capaz de dejar ni sabe abandonarlo todo para comenzar a ser
saber si realmente él estaba con los suyos 98 . Y ésta es también la discípulo 107, y se aleja de la compañía de Jesús, hundiéndose en
tentación que se le presentó a Jesús: el pedir una prueba a Dios su tristeza. No se puede servir a Dios y al dinero 108, pues la afi-
para compulsar si verdaderamente Dios le asistía en su misión. Y ción a las riquezas ahoga la verdad 109 , impide el conocimiento de
Jesús no sucumbe a la tentación; se fía de Dios, se entrega a sus la voluntad de Dios y obstaculiza también su puesta en prácti-
manos" y no le pide una legión de ángeles 10° ni baja de la cruz ca n o . Es la tentación en la que cayó Judas, el que llevaba la bolsa
para probar su mesianidad m, sino que muestra su filiación preci- y se hizo ladrón H1 porque amaba el tener; y ese tener fue también
samente quedándose en la cruz y llamando "Padre" a Aquel que buscado en el seguimiento de Jesús, hasta que llegó el momento
parecía abandonarle 102; así muestra definitivamente que es hijo de su desilusión durante la crisis de Galilea, cuando comprendió
de Dios, enviado de Dios, porque hace su voluntad y expresa en que el camino que seguía Jesús no era precisamente el de la pose-
su actuación la fuerza de Aquel que en ese momento le acompaña sividad y el de los puestos de grandeza 112 . Esta fue también la
y le mantiene en su misión 103. Jesús no sucumbe a esta tentación, tentación de los demás discípulos, de aquellos que temían seguir a
que ha pretendido incrustarse en su mismo centro vital, en la Jesús hasta la cruz 113 , de quienes buscaban los primeros pues-
conexión del enviado con quien le envía, y ha tratado de minar la tos U4 y se resistían, como Pedro, a un mesianismo de humildad y

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de servicio hasta la muerte 115 . Es tan fuerte esta dificultad, que, go, resistió a esta violencia de los suyos, alegando que su reino no
por miedo a que caigan los propios esquemas de triunfalismo, ni se funda en principios de este mundo ni se defiende con imposi-
siquiera se atreven a preguntar a Jesús que clarifique sus exigen- ciones, sino que su virtualidad estriba en la fuerza de conven-
cias; los discípulos quedan bloqueados para no buscar la ver- cimiento que posee la verdad y en la atracción que ejerce el
dad 116 . Todos ellos hubieran sucumbido definitivamente a esta amor 124.
dificultad si Jesús no hubiera rogado por Pedro y los suyos para
También las mismas exigencias que presenta Jesús a quienes
que quedaran confirmados en la fidelidad117 y fueran capaces de
quieren entrar en su compañía detectan los rasgos de algunos
seguirle, si no inmediatamente, sí al menos después de haber con-
impedimentos que pueden obstaculizar este seguimiento 125. En
templado su ejemplo118.
cierta ocasión uno de los voluntarios para seguir a Jesús fue un
escriba, un intelectual, a quien por su modo de trabajo natural-
Son también varias las alusiones que se encuentran en los mente le había de agradar cierta comodidad en su tarea, sistema-
evangelios sinópticos a otros impedimentos que pueden obstacu- tizada ya de algún modo en la investigación de las Escrituras; él
lizar la respuesta plena a la llamada de Dios. Los mismos discípu- afirmaba estar dispuesto a seguir a Jesús a dondequiera que se
los y las turbas en diversas ocasiones hicieron esfuerzos para re- desplazara, pero Jesús, haciéndole notar el contraste con su situa-
tener a Jesús en un lugar determinado, para seguir gozando de ción acomodada, le pone de relieve que el Hijo del hombre no
los bienes que ya habían conseguido con su predicación; Jesús les tiene dónde reclinar su cabeza y que quien quiera entrar en su
tiene que responder: vamonos de aquí; es necesario que también a compañía ha de estar dispuesto a seguirle hasta este extremo,
otras ciudades anuncie el reino de Dios 119. Esta forma de posesi- aunque no siempre se haya de actualizar esta circunstancia con-
vidad, el querer retener, puede ser también un obstáculo impor- creta de desprendimiento absoluto y pobreza hasta la miseria; la
tante para continuar en una respuesta abierta al mensaje de Dios, pobreza y la incomodidad no han de ser barrera jamás para el
que es siempre un mensaje dinámico. Otro impedimento es la seguimiento de Cristo.
envidia, que hace presa en los discípulos, quienes por ella se que-
jan de que otros expulsen los demonios en nombre de Jesús; no Tampoco las vinculaciones familiares han de obstaculizar el
aman puramente el nombre de Jesús y sus valores, sino lo que anuncio del reino de Dios, que es el objeto prioritario del segui-
este nombre les puede proporcionar a ellos de prestigio y de po- miento a Jesús y de su misión, como se lo recuerda el Señor a
der; no aman tampoco el bien de los demás, el servicio que pue- otro que quiere entrar en su compañía; todas las preocupaciones,
den prestar con el nombre de Jesús, sino su propio provecho; incluso el mero ejercicio de una caridad material, han de ceder
Jesús corregirá este modo de proceder y esta perspectiva en su ante esta caridad espiritual del anuncio del Reino, que es la fuen-
seguimiento y les invitará a la búsqueda del valor escatológico, te de la vida; Jesús llama a vivir de esta vida, cuyo principio está
propio de toda la misión cristiana 12°, como lo había comprendi- en su palabra 126, que es la que produce la vida eterna 127; todo lo
do Juan el Bautista 121 y lo había de entender en su momento demás es muerte espiritual 128 , de la que Jesús invita a salir con su
también Pablo m. Otro de los impedimentos para el pleno des- llamada y a entrar en la vida nueva, dejando de lado todo lo que
arrollo de la misión es la agresividad, mal dirigida; los discípulos es propio de muertos e inútil para esta vida divina. El Señor ha
caen en ella cuando pretenden hacer bajar fuego del cielo sobre sido exigente en este amor exclusivo a él por encima de todos los
las ciudades que no les reciben ni a ellos ni a Jesús; Jesús les otros amores, producidos solamente por lazos naturales; él ha
tendrá que puntualizar que su misión aquí no consiste en juzgar y venido separando a los hijos de sus padres y a los miembros de
acabar con el pecado destruyendo al pecador, sacrificando a las las familias entre sí 129 , pero él mismo ha dado antes ejemplo de
personas, sino en mostrar la misericordia y el amor de Dios y de esta adhesión a Dios por encima de cualquier vinculación fami-
este modo atraer a todos hacia sí 123 . La agresividad de los discí- liar que se viviera independientemente de la voluntad de Dios 13°;
pulos estuvo también a punto de anular la entrega redentora de él ha afirmado solemnemente que quien ame incluso a sus mis-
Jesús a los judíos cuando uno de los suyos quiso emplear las mos padres más que a él no es digno de él 131 . En este aspecto
armas para defenderle, lo que hubiera significado una tergiversa- Jesús es todavía más exigente que Elias, quien pide a Eliseo la
ción del plan de Dios y de su modo de actuar; Jesús, sin embar- renuncia a su oficio, pero le permite ir a despedirse de los suyos

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antes de comenzar el seguimiento profético 132; Jesús, sin embar- nen cargas religiosas pesadas, de quienes multiplican las estructu-
go, requiere no preocuparse de despedidas o de hacer testamen- ras 138 y, sin embargo, ellos mismos no se esfuerzan de ningún
tos, sino lanzarse inmediatamente a lo que es el fin del seguimien- modo por cumplir lo que ellos han planteado como exigencia de
to y de la misión; él demanda una entrega total y no un Dios. También la ostentación es una postura que impide la res-
seguimiento a medias, pues el hacer las cosas a medias en el puesta a Dios, pues coloca a la persona en la búsqueda de un fin
plano del Reino significa no lograr el efecto pretendido en su falseado, en la búsqueda de las apariencias; es el polo opuesto de
consecución; quien intenta arar y mira hacia atrás hace las cosas lo que Jesús había recomendado a sus discípulos: el no hacer
a medias y le es imposible arar con provecho; igualmente quien nada por la simple ilusión del éxito 139. Las personas que actúan
realiza las cosas a medias en el reino de Dios no logra el fruto en virtud de su vanidad están orientadas a lo externo, a lo visible,
que pretende, que es el seguimiento pleno de Jesús; y, en definiti- y para ellas el principio íntimo de actuación es la vanagloria y no
va, quien hace las cosas a medias queda excluido también del la búsqueda sincera de la voluntad de Dios, la fe. En esta misma
gozo pleno de la llamada. Esto les aconteció a aquellas vírgenes línea viene a insertarse la falta de pureza de intención, la no refe-
insensatas que cargaron con sus estructuras, con sus lámparas, rencia a Cristo y un actuar de modo independiente de él, tanto en
pero que olvidaron el aceite, el amor que había de acompañar a la enseñanza como en la guía espiritual de los hombres; así proce-
las obras, pues se aferraron a sus esquemas, a sus modos intelec- den quienes en sus actuaciones ministeriales van buscando su
tuales de ver la vida, pero no llenaron con el aceite de las buenas propia honra y su estima personal, sin querer reconocer existen-
obras las lámparas de sus concepciones vitales m . Jesús pide no cialmente que no son ellos la instancia última de enseñanza o
mirar atrás, olvidarse de todo lo que queda por detrás 134, no fi- guía eclesial, pues ésta se encuentra vinculada, en definitiva, sólo
jarse en el mundo, sino mirar adelante, hacia el futuro y hacia la a Jesús, el Mesías y el Maestro, propuesta en la fe de la Iglesia.
escatología; en definitiva, hacia él, fijando los ojos en el que inicia Quienes así proceden han escondido la llave-clave de la ciencia
la entrega y en que ha de consumarla 135, buscando sólo el reino del reino de los Cielos; en sus afirmaciones no se puede descubrir
de Dios y su justicia, sin otro tipo de preocupaciones que tanto ya la enseñanza de Jesús y de este modo ni ellos entran en la
afanan a los mundanos13<s. esfera del reino de los Cielos, porque no la practican, ni dejan
entrar a los demás, pues tergiversan el camino, ya que no mues-
Al final de la vida pública de Jesús, Mateo todavía quiere pre- tran al verdadero Jesús, que es el único camino 140. El resultado
sentar un discurso de Jesús 137 lanzado contra aquellos fariseos, final de este proceso es que a todos los adeptos que consiguen
que en su sociedad representaban a la clase religiosa de su tiem- con sus tergiversaciones los convierten en peores que ellos; si en
po; en esas palabras se pueden detectar una serie de posturas que un momento comenzaron bien y buscaron sinceramente el cami-
impiden la fecundidad de la llamada de Dios y el ejercicio pleno no recto, el contacto con estos falsos maestros los envenena de tal
de la misión. Jesús exhorta a sus discípulos a no imitar en sus forma que se pervierten y de este modo, en vez de ser llevados a
actuaciones esos modos farisaicos de proceder, que obstaculizan la vida, son conducidos por sus mismos maestros a la perdición.
la verdadera aquiescencia a la voluntad de Dios. La situación En esta línea de actuación incorrecta se encuentran también to-
fundamental denunciada por Jesús expresa, como impedimento, dos aquellos que a base de casuística tratan de anular los com-
lo que se podría denominar un escotoma, es decir, una inconsis- promisos contraídos con Dios por sus votos; han hecho de la
tencia entre lo que se dice y lo que se hace. Quien en el decir o el consagración a Dios sólo un factor legal más que interpersonal, y
pensar procede de modo diverso a como obra está dando a enten- a base de racionalizaciones anulan el valor de la entrega y de la
der que hay algo en su interior que bloquea la puesta en práctica consagración, con el consiguiente quebrantamiento de las prome-
de lo que percibe, es decir, está impedido para la respuesta cabal. sas hechas a Dios. Esta casuística se emplea también en la insis-
Y la clarificación de este impedimento representa una etapa in- tencia para mantener regulaciones de cosas pequeñas, de minu-
sustituible en el proceso espiritual. cias, como si ahí estuviera toda la perfección, agotando con este
esfuerzo intenso la energía que hay que usar en practicar lo más
Son varios en esta página evangélica los impedimentos que importante de la voluntad de Dios y lo más comprometido: la
Jesús clarifica con su denuncia. En primer lugar —y en contraste justicia con los demás, la misericordia como postura hacia los
con su propia postura personal— está la actitud de quienes impo-
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hermanos y la fidelidad a la voluntad sentida de Dios; el asegu- ras que pueden debilitar la pureza de la respuesta a la llamada del
rarse en esta regularidad, haciendo de ella el principio de seguri- Señor. Como impedimento más frecuente se señala la fatiga 144,
dad que defienda una inseguridad básica, desemboca con frecuen- que llega a hastiar a la persona en el ejercicio de su vocación l45;
cia en el olvido de lo más importante de la vida de consagración a esta fatiga está producida por las mismas contradicciones en el
Dios, la ascética necesaria para el verdadero amor. Esta insisten- ministerio apostólico 146, y también por sus consecuencias des-
cia en las minucias lleva además, frecuentemente, a una postura de agradables para el instinto humano, como son las derivadas de la
exterioridad, que se preocupa por la pureza exterior, por el buen pobreza 147 ; esta falta de aguante en la calamidad 148 y además las
nombre y por la buena fama de una determinada forma de vida, mismas luchas, no adecuadamente integradas, hacen que se vaya
pero cuya realidad interna está en contradicción con estas apa- debilitando y enfriando la caridad primitiva 149 , con la que el dis-
riencias; por fuera aparece una bondad, cuando todo lo de den- cípulo de Cristo comenzó el ministerio y que es tan propia de
tro está afectado por la corrupción. Por fin, todos los que de este él 150 , y hacen también que se pierda el fervor primero 151 . Este
modo proceden tratan de suprimir a quienes dicen la verdad; mismo cansancio puede conducir también a otra postura, denun-
ellos no buscan la voluntad de Dios ni la propia estructuración, ciada por el autor del Apocalipsis como deficiente respuesta a la
y no consultan a quienes les pueden proponer el bien, sino que, vocación del Señor, y es el miedo a reprobar a los que el Señor
por el contrario, los anulan, los relegan fuera de su vista, es decir, reprueba 152 , no atreviéndose el pastor eclesial a poner a prueba a
los echan fuera y los matan. los que se presentan con credenciales dudosas en su ministerio 153
Toda esta concretización de impedimentos la recoge Mateo en y tolerando también a los perversos 154 , sin atender suficientemen-
su evangelio, porque posiblemente tenía aplicabilidad en la Igle- te a la tradición apostólica ni actuar conforme a sus instruccio-
sia y en la forma de vida que él observaba. También para los nes 155. Todo esto conduce al llamado a una situación de no ser ni
rectores de esta Iglesia primitiva se conservan en otras páginas frío ni caliente en su interior" 6 , de cifrar su seguridad en las
del N.T. avisos concretos, que tratan de obviar los impedimentos instituciones y estructuras eclesiales, sin esforzarse por alimentar
que pueden obstaculizar el buen ejercicio de la misión. Pedro, por el fuego del amor y de la entrega vocacional 157 ; toda esta postura
ejemplo, avisa a los presbíteros que no asuman en el ejercicio de está además invadida por una autosuficiencia158 que impide radi-
su ministerio una postura de dominio, una forma intelectualmen- calmente la vivencia más propia de la llamada vocacional: el con-
te impositiva de prácticas religiosas, sino que ellos mismos se siderarla como una gracia; quien se siente lleno de sí mismo se
muestren como modelos en el actuar y de este modo atraigan a cierra luego a los dones, que sólo del Señor le pueden venir, y se
todos al verdadero ejercicio de la fe. También Juan avisa a la encuentra así incapacitado para responder a una misión que no
Iglesia que se mantenga alerta ante quienes tratan de imponerse a está determinada por el instinto.
ella sin llevar las credenciales de la fidelidad a la doctrina apostó-
lica M1, pues en éstos el deseo de mando les conduce a una nega-
ción de la fe y, sobre todo, a una anulación de la caridad. Pablo, Los impedimentos para la respuesta a Jesús vienen presentados
por su parte, recuerda también que hay quien en su ministerio con especial detalle en el evangelio de Juan. En él se detectan una
perturba a la comunidad 142 al querer someterla a sus propios serie de posturas que obstaculizan el seguimiento de Jesús. Aun-
esquemas con el único fin de gloriarse en el sometimiento de la que estas dificultades son las dificultades generales para toda vida
comunidad y lograr luego evitar las dificultades de un cristianis- cristiana, tienen, sin embargo, especial relieve tratándose de la ple-
mo auténtico 143. na vivencia del cristianismo, como se postula para el total segui-
miento de Jesús, que se realiza en el discipulado vivido hasta las
Pero es sobre todo el autor del Apocalipsis el que recoge con últimas consecuencias. La existencia de estas dificultades la seña-
más fuerza el mensaje del Cristo glorioso, que avisa a los llama- la el evangelista ya desde el primer capítulo, cuando presenta un
dos en la Iglesia de los defectos que pueden impedir el que lle- esbozo de las líneas fundamentales de toda vocación. Allí aparece
guen al premio prometido a la fidelidad en su vocación. Las siete ya la dificultad que desde un esquema de carne presenta Nata-
primeras cartas del Apocalipsis, al denunciar defectos y al alabar nael como impedimento para seguir a Jesús, y más adelante tam-
virtudes de los rectores de las iglesias, denuncian aquellas postu- bién Pedro y los demás discípulos se mostrarán en diversas oca-
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siones bloqueados en el seguimiento del Señor, llegando uno de Jesús 169. Entre los mismos discípulos el miedo hizo que José de
los Doce a claudicar definitivamente del discipulado, convirtién- Arimatea durante mucho tiempo no profesara abiertamente su
dose en traidor. adhesión a Jesús n o , e incluso determinó que quizá el mismo Nico-
demo no llegara pronto a la plena luz de Jesús m . Pero es sobre
Como expresión clave que define toda la realidad del impedi- todo el representante de los apóstoles, Pedro, el que, paradójica-
mento, el evangelista señala el "no querer ir a Jesús" 159, que sig- mente y en contraste con su seguridad reactiva, sucumbe más
nifica fundamentalmente el "no creer en él", es decir, según la fácilmente al miedo, al temor de perderse y de perder los fantas-
terminología del cuarto evangelista, el no confiarse a Jesús, el no mas de su identidad; por eso llega a negar a Jesús, mostrando así
entregarse a él. Lo que determina este impedimento es el amor que su seguimiento previo no era un ir tras el verdadero Jesús,
propio 160, la búsqueda cerrada de las satisfacciones egoístas, que sino un marchar tras sus propios fantasmas de grandeza 172 . Jesús
no se puede abrir a la búsqueda de sólo Jesús y a su seguimiento tendrá que animar a sus discípulos a que no teman 173, a que se
en una postura que, como la de todo verdadero discípulo, pre- fíen en su propia victoria 174, ya que él no tiene miedo de mostrar
gunta solamente por él y, consiguientemente, quiere aprender y su propia identidad 175 ni de defender a los suyos 176 .
dejarse estructurar solamente por Jesús 161. La expresión más cla-
ra de este amor propio es la búsqueda de la propia gloria 162, que
La reacción antitética al miedo, pero que muestra el mismo
impide la apertura y la entrega a la búsqueda de la gloria de Dios
esquema fundamental en la no entrega, es el triunfalismo. La per-
y obstaculiza además la confesión externa de la fe, pues se da el
sona que se defiende en él trata de ocultar su propia inseguridad,
caso de quienes interiormente creen y, sin embargo, por miedo a
que es lo que ocasiona la incapacidad para la entrega. Víctimas
la pérdida de la gloria humana no se atreven a seguir a Jesús en
del triunfalismo fueron durante la vida de Jesús las masas judías,
la plenitud de su confesión y testimonio externo 163 . En contraste
que se encontraban impedidas para seguir al verdadero Jesús,
con esta postura y como modelo de verdadera respuesta aparece
porque buscaban en él un solucionador de sus necesidades instin-
en el cuarto evangelio el mismo Jesús, que es el prototipo de la
tuales de comida y bebida o de poder político; ante ellas Jesús no
fidelidad en la pureza de la vocación, pues él no busca nunca su
puede sino alejarse, prefiriendo mantener su propia identidad
propia gloria, sino la gloria del que le ha enviado 164, la gloria que
más que caer en las redes de unos falsos seguidores o de engañar-
viene de sólo Dios 165 .
les en sus búsquedas con una propia postura ambigua 177 . A los
discípulos, que quieren hacer causa común con estas turbas en
Esta actitud fundamental, que se da en todos los impedimen-
sus pretensiones triunfalistas, Jesús les obliga también a imponer
tos para la respuesta, aparece concretada en el cuarto evangelio
una distancia a sus instintos y a alejarse de aquella situación m .
en una serie de posturas determinadas, que obstaculizan realmen-
También como las turbas y los discípulos, los familiares de Jesús
te el seguimiento de Jesús. La envidia es una de ellas, que, unida
acariciaban sobre él pretensiones triunfalistas y exhibicionistas y
a la agresividad, trata de suprimir por medio de la violencia a
le piden que se manifieste al mundo en una postura propagandís-
todos los que de algún modo se muestran distintos; los discípulos
tica, pues identificaban el seguimiento de Jesús con una admira-
cayeron repetidas veces en esta postura, tanto los discípulos de
ción espectacular por él 179 . Jesús, sin embargo, sabe distinguir el
Juan el Bautista, quienes por envidia triunfalista no saben adhe-
exhibicionismo de la verdadera franqueza 18° y se queda con esta
rirse a Jesús 166 , como también los discípulos del mismo Jesús,
última en sus relaciones con el hombre, porque sólo de este modo
que tratan de suprimir por la violencia a quienes no consideran
la persona humana podrá saber exactamente cuál es el objeto del
como seguidores del Señor167.
verdadero seguimiento en Jesús. La tentación de no dejarse es-
Pero un impedimento más radical que este de la envidia es, sin tructurar por el mesianismo humilde de Jesús estuvo además a
duda, el del miedo. Muchas figuras en la vida de Jesús sucumbie- punto de cortar incluso la participación de Pedro en el seguimien-
ron a este impedimento y por él se apartaron en diverso grado de to del Señor 181 ; Pedro sabía que el ser discípulo y seguidor de
Jesús; en él cayeron tanto los judíos, que temían quedar fuera de Jesús le comprometía a seguir su misma línea de actuación, el
la sinagoga si se adherían a Jesús 168 , como el gentil Pilato, que servicio humilde y la entrega incondicional en aras de la misión, a
temió perder el título de "amigo del César" si se declaraba por lo que se oponía violentamente su esquema triunfalista 182. Estas

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pretensiones triunfalistas son precisamente las que cortaron defi- ser un camino para la profundización en él; así la persona que se
nitivamente del seguimiento de Jesús a Judas el traidor 183 . fija sólo en las apariencias no llega a descubrir lo que esas apa-
riencias encubren y manifiestan a la vez: la gloria de Jesús, su
La sensibilidad, cuando está mal estructurada, es otro de los verdadero ser. Esto les ocurría a aquellas masas judias, para quie-
impedimentos que obstaculizan frecuentemente el seguimiento de nes los orígenes humanos de Jesús constituían un impedimento
Jesús en su más profunda exigencia. El cuarto evangelio recoge para aceptarle como auténtico Mesías y para seguirle como a
diversos momentos en los que una sensibilidad exagerada impide tal 199 . El evangelista Juan no deja de señalar tampoco este impe-
avanzar puramente tras Jesús. Uno de estos ejemplos es la sama- dimento para el seguimiento de Jesús cuando en el capítulo pri-
ritana en sus estados iniciales: la sensibilidad, fijada en las con- mero presenta su página programática sobre el discipulado; ahí
venciones sociales, es un estorbo para que ella empalme pronto describe la postura de Natanael, para quien lo exterior de Jesús
con Jesús 184 ; no acaba de ver tampoco, encerrada en sus propios resulta un obstáculo del seguimiento y desde ese plano pregun-
esquemas de carne, cómo sin la materialidad de un cántaro Jesús ta: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?"; Felipe le invitará a la
puede entregar el agua viva 185; y cuando escucha la promesa de purificación de ese impedimento por una toma de contacto direc-
Jesús acerca de un agua que sacia permanentemente la sed, le to con la realidad, por un hacer la experiencia de Jesús 200 .
responderá ella desde las necesidades de su sensibilidad: "Señor,
dame de esta agua, para que no tenga más sed ni tenga que En este grupo de impedimentos encaja también el freno pues-
volver aquí a sacar agua" 186; será la sensibilidad también la que to al seguimiento de Jesús por quienes consideran que él no ha
le haga huir de dar una respuesta al interrogante comprometedor entrado suficientemente en el esquema del aprendizaje humano,
de Jesús 187 y la que le provoque a disquisiciones intelectuales como ellos lo hubieran deseado 201 , ya que no responde a unos
acerca de la materialidad del templo, cuando se sienta confronta- modos de conocimiento que el hombre pretende en ocasiones en-
da con el verdadero sentido religioso de su vida 188 . Todo este contrar en él. Y junto a esto se añade además el impedimento
retardo en el encuentro con Jesús se observa también en todos farisaico de quien se encierra en la santidad de la institución, de
aquellos que van tras Jesús buscando su éxito, intentando lograr quien cree que con la pertenencia carnal a ella entra automática-
en él la realización de sus propios proyectos 189 e interrogándole mente en un proceso de santificación202; y el seguimiento queda
con preguntas meramente curiosas 190 ; todos estos caminan tras bloqueado también por quienes absolutizan esas reglas de la insti-
él no porque han descubierto la verdadera significación de Jesús, tución, sin abrirse al fin de toda legislación religiosa, que es el
sino porque han encontrado en él un alimento para su sensibili- don de la vida y que es lo que ha de juzgar de toda ulterior
dad 191 . La búsqueda de la sensibilidad fue también el verdadero actuación 203 .
impedimento para que María Magdalena pudiera reconocer pron-
to a Jesús en la mañana de Pascua: ella se encontraba en la oscu- Y como a representante de este grupo fariseo, el evangelista
ridad 192, símbolo de su tristeza 193, porque iba buscando a un Je- Juan le presenta a Nicodemo, el gobernante de los judíos, el
sús sensible —al vivo entre los muertos 194—, y cuando por fin le maestro de Israel 204 , cerrado en sus esquemas de carne, que no
descubre, aún sigue queriendo aferrarse al Jesús del pasado l95; acierta a discernir ni a aceptar plenamente el mensaje luminoso
sólo después de haber superado esta etapa de la sensibilidad pue- que le aporta Jesús. Nicodemo se siente defendido y seguro en sus
de sentirse libre para recibir del Señor la misión de dar testimonio esquemas de vida anteriores y desde ahí, desde los moldes cadu-
de él 196 . cos de su vieja economía, sin romperlos, piensa descubrir y abri-
gar toda la riqueza del mensaje de Jesús por medio de un proceso
Conectado con este impedimento de la sensibilidad se en- meramente lógico 205 . Jesús le advierte que para llegar a la plena
cuentra el impedimento de las apariencias. La persona, movida experiencia del Reino es necesario un renacer, una purificación
por él, actúa de tal manera cuando se fija en lo exterior de Jesús y total y una renovación interior, operada por el Espíritu, por la
de sus manifestaciones que ello constituye una barrera para la revelación de Jesús interiorizada, que concede al hombre el mis-
profundización en el verdadero Jesús, en vez de servir, como de- mo modo de ser del Espíritu: no unos principios de esquemas
bería, de vehículo para la contemplación de su gloria 197. Enton- legales, sino una apertura a la acción de Dios 206 , Este renacer
ces la carne de Jesús se convierte en impedimento 198, en vez de sólo será definitivamente posible al contacto con la cruz de Jesús.

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de donde brota la vida verdadera, el nuevo nacimiento, el hombre entonces la ley, en vez de ser buena y un pedagogo para Cristo,
auténticamente espiritual y carismático, capaz de venir a la luz, puede convertirse en una férula, que retiene al hombre en sus
de seguir a Jesús y entregarse a él y a su amor crucificado, de- modos infantiles, impidiéndole llegar a la plenitud de la edad de
mostrando así con su vida y con su seguimiento al Señor que sus Cristo 214 ; lo que en principio era bueno 215 , en momentos más
obras están realizadas según Dios, es decir, al ritmo de la ilumi- perfectos de la vida espiritual se puede convertir en un obstáculo
nación que le viene de Jesús 207 . que mantiene al hombre en una fijación, determinada por una
imagen fixista de Dios, y no le dinamiza para la libertad de la
Por eso el resumen de todos los impedimentos se puede repo- respuesta vocacional. La presencia de la ley y de cierta estructura
ner, con vocabulario joaneo, en un cerrarse a la verdad, cerrarse a en el hombre, que necesariamente pertenece a un momento evolu-
la luz 208 . Y lo que determina esta cerrazón es la propia concupis- tivo de su desarrollo y es esencial para este correcto desarrollo y
cencia 209, que pone el principio último de actuación en el mismo para su integración, puede convertirse en un legalismo o ritualis-
hombre, en sus necesidades instintuales, y no en la palabra de mo, que se utilizará como un esquema defensivo, ya que propor-
Dios 210 . Así esta concupiscencia le cierra al hombre a la verdade- ciona al hombre la seguridad de las estructuras, pero tristemente,
ra contemplación y, consiguientemente, obstaculiza en él el dina- a su vez, le impide el contacto más fecundo con Dios, que se
mismo de la misión. El hombre, cerrado a la contemplación, no encuentra siempre más allá de toda estructura. La ley y las estruc-
puede sentirse dinamizado por Dios para la misión, que implica turas, ciertamente, tienen valor para la conducta humana, pero el
un seguimiento total. depender de ellas, absolutizándolas, equivaldría a una renuncia a
colocar la propia seguridad en la interioridad de la propia esen-
cia, que, en último término, estriba sólo en Dios.

Al hombre le fuerza también en una determinada dirección,


c) Los impedimentos desde la literatura paulina opuesta al dinamismo de Dios, el "amor de este mundo", por el
que se hace infiel a la llamada 216 ; ama más la vida en la carne que
la manifestación del Señor y de su voluntad 217 , prefiere las cosas
Los impedimentos para el apostolado están aún más específica-
de la tierra a las de arriba, la sensibilidad a la experiencia de
mente presentados en la literatura paulina. Pablo en sus cartas
Dios 218 . Y esto le conduce al hombre a un desconocimiento pro-
señala diversos impedimentos que pueden obstaculizar la respues-
fundo de Dios, provocado por la pasión humana, por las propias
ta vocacional. Estos impedimentos se podrían reagrupar conve- concupiscencias219, ya que el hombre, movido por ellas, se en-
nientemente en dos apartados: dificultades para la captación de la cuentra ofuscado al no dejarse conducir por el dinamismo de la
llamada y dificultades para su puesta en práctica. revelación220, por el evangelio; consiguientemente, estas concu-
Al tratar de organizar los impedimentos propios del primer piscencias engendran la inconsistencia, la dicotomía entre lo que
grupo como obstáculos para la percepción de la llamada, salta dice y lo que hace el hombre, pues con frecuencia puede hacer
inmediatamente a la vista una especie de postura general en el profesión de conocer a Dios, pero con las obras le niega y al
hombre, de tipo captativo, que se puede considerar como un im- mismo tiempo se muestra inepto para toda obra buena 221 . Es la
pedimento previo y que está definido como "la vida anterior", los postura que Pablo señala en su descripción del pecado del mun-
modos pasados de proceder, que encierran al hombre en una de- do, cuyo punto álgido lo coloca no tanto en el hacer el mal cuan-
terminada actuación y no le dejan avanzar, crecer ni escuchar; to en aprobarlo 222 . La causa directa de este desconocimiento de
este hombre viejo está sujeto a sus concupiscencias, que le enga- Dios y del bien, de este oscurecimiento de la mente, es la sober-
ñan, y por ello no le permiten contemplar con nitidez la voluntad bia, "la altivez, que se levanta contra la ciencia de Dios y que no
del Señor211. A esta economía vieja pertenece también la ley212, somete su inteligencia a la obediencia de Cristo" 223 ; es la postura
como impedimento para la más pura experiencia de Dios, pues si de quien no se abre a la comunicación que le viene del evangelio
las normas determinan fijamente al hombre en sus esquemas rígi- y se cierra, consiguientemente, a la obediencia de la fe y de la
dos, le impiden la verdadera espontaneidad del acceso a Dios 213 ; entrega a Jesús. Como causa de esta oscuridad, junto con la so-

210 211
berbia, está también la búsqueda cerrada de los valores carnales o indicando que pone su confianza en la carne y en su dinamismo,
materiales y también de los valores anímicos, psíquicos o cultura- en las fuerzas infrahumanas más que en el Señor 234 , y manifiesta
les 224, pues ninguno de estos bienes son medios adecuados para la su propia sensualidad, que le conduce siempre a planear "cosas
transmisión propia del Espíritu, y la persona que los aprecia de tierra y de carne", incluso cuando está en juego el mismo mis-
como valores últimos y definitivos, al menos en la práctica, se terio de Dios y la práctica vocacional 235 . El hombre, colocado en
encontrará indefectiblemente cerrada a la apertura hacia todo esta dimensión, incluso en su referencia a Cristo, se mueve siem-
aquello que es puramente espiritual, como es la llamada de Dios pre buscando sus propios gustos y mira a Cristo sólo como un
en su esencia más pura. instrumento para la satisfacción de sus necesidades; es esta bús-
queda carnal del Mesías la que impide el verdadero conocimiento
El ejercicio intelectual, buscado sobre todo como un elemento de Jesús y su verdadero seguimiento 236 , pues todas las aficiones
de seguridad, puede constituir también un impedimento para el de la sensibilidad coartan la auténtica actividad apostólica y su
conocimiento de la voluntad de Dios, que trasciende toda ciencia más puro dinamismo 237 , introduciendo en el discernimiento apos-
humana y que no se rige necesariamente por los principios de la tólico criterios de fobias y filias, de aficiones y repulsas 238 . Pablo
prudencia humana. Pablo indica que el dejarse llevar por las suti- demuestra mantener su propia libertad en este aspecto y es cons-
lezas intelectuales o el andar inmerso en ellas puede impedir el ciente de no verse entrampado en estas aficiones, que hubieran
descubrimiento de Cristo y la entrega a él 225 ; son los racioci- impedido la liberación de muchas de sus energías apostólicas 239 .
nios 226, las planificaciones sin fruto para la fe227, las que condu-
cen a la vaciedad de la mente y las que, al no responder a la
Junto a esta búsqueda propia y en conexión con ella, impide
voluntad de Dios, pueden entrampar al hombre en disquisiciones
radicalmente el servicio a Cristo en el ejercicio del ministerio el ir
legales y llegan a impedir incluso con aspecto de sabiduría la sim-
buscando el agrado de los hombres, el complacerles a ellos, sin
plicidad del acercamiento a Cristo y, sobre todo, la admisión y el
mirar la gloria de Dios 240 , pues, como nota Pablo, los criterios
reconocimiento de su soberanía 228 . Todo esto conduce a la co-
del mundo se oponen a los de Cristo y al sacrificio por él, en
rrupción de los verdaderos ideales religiosos en la vida y obstacu-
definitiva, se oponen a su obra y a su cruz 241 . Estos criterios
liza la sencillez y la pureza de la consagración a Cristo en una
mundanos tienen por norma solamente los elementos ultramun-
dinámica interpersonal 229 .
danos y sus relaciones, instintuales o meramente racionales, sin
Junto a la ceguera interior, que impide, consiguientemente, la apertura a la sorpresa continua que puede venir de la entrada del
entrega al Señor, se encuentran otros impedimentos que dificul- Señor y de su Espíritu en la vida del hombre por medio de su
tan el que una vez conocida la llamada se la dé una respuesta llamada 242 . Y estos criterios tienen también sus maestros que los
adecuada. Esta es la postura de las personas que están siempre enseñan; son los que Pablo denomina falsos maestros y que se
aprendiendo, que parecen tener una ilusión por conocer más y mueven al vaivén de las novedades, que las van buscando como
más de Dios y de los caminos que llevan hacia él y, sin embargo, por una necesidad instintiva de algo que les haga reaccionar en la
nunca acaban de llegar a un conocimiento verdadero y dinámico vida y les confiera la sensación de sí mismos y de su propio valor.
de la vida espiritual230. Con estas proposiciones, los falsos maestros tratan de justificar
sus propias concupiscencias243. Y en conexión con este tipo de
Entre los impedimentos que en las cartas paulinas aparecen enseñanza, Pablo avisa que ni las tradiciones humanas, y sus mo-
como obstaculizando el dinamismo de Dios en el hombre apostó- dos de proceder ni las enseñanzas meramente humanas constitu-
lico se encuentra, en primer lugar, la búsqueda del propio egoís- yen el evangelio244, que ha de ser el criterio de toda actividad
mo, en contraste con la verdadera apertura a los intereses de vocacional. Por eso el dejarse llevar de todo viento de doctrina es
Cristo231. Esta postura interior coloca al hombre en una direc- un impedimento para el verdadero servicio vocacional 245 .
ción operativa errónea desde el punto de vista vocacional, pues
trata de agradarse a sí mismo 232 , sirviendo a sus necesidades ins- La sana doctrina es la fuente de donde ha de brotar la legíti-
tintuales233, en vez de servir a Cristo y a sus valores. Cuando el ma llamada; a la presentación y vivencia de esta sana doctrina
hombre se mueve en esta búsqueda de sus propios gustos está está dirigida toda vocación en la Iglesia. Por ello, Pablo tiene un
212 213
interés constante en señalar cuáles pueden ser los obstáculos que Iglesia, en el mirar por el bien de los demás 259 . Esto determina
impidan la verdadera expresión de esta sana doctrina. En primer también una falta de pureza de intención, que invade toda la acti-
lugar está el pecado mismo, que es una cerrazón a la voluntad de vidad y obstaculiza el verdadero sentido religioso de la voca-
Dios 246 , y detrás de él vienen todas las adulteraciones, los vicios ción 260 , pues la persona que vive esta situación va fijándose en
de la inteligencia y sus expresiones: la sabiduría de meras pala- todas sus relaciones únicamente en las diferencias y clasificacio-
bras y de terminologías, con discusiones interminables que anu- nes humanas, carnales, de apariencias externas, sin dar a su vida
lan la cruz de Cristo y su vivencia247; la falsa ciencia, llena de la dimensión contemplativa de quien trata de servir a Cristo en
palabrería y verborrea, que pone toda su fuerza en la multiplica- todos sus hermanos, en quienes descubre su fundamental relación
ción de conceptos y en la agilidad para expresarlos248; la filosofía al Señor261.
que se apoya en falacias y que las usa para sus efectos de conquis-
ta 249 ; las cavilaciones del entendimiento y sus consiguientes jue- Las cartas paulinas señalan también otros impedimentos más
gos de palabras, que provocan envidia, discordia, insultos, supo- particulares, que pueden obstaculizar la auténtica respuesta voca-
siciones maliciosas, fricciones impropias, y todo esto incluso cional. Pablo desea que el llamado sea examinado con varias
tratándose de temas conectados con la vida cristiana y usando pruebas y que quede definitivamente aprobado antes de que se le
esos temas para ganancias inicuas 25°; también los mitos y las mi- confiera la misión eclesial; y esto examinando especialmente si
tificaciones, que impiden la claridad de la verdad251, y otros tipos mantiene en su vida el verdadero amor a sus hermanos, no un
de logomaquias intelectuales, que fomentan las cavilaciones e amor meramente intelectual, sino real, que le haga sacrificarse
impiden la entrega de una fe pura 252 ; por fin, todo tipo de astu- eficazmente por los suyos; de aquí deducirá Pablo que sólo quien
cia, que adultera la palabra de Dios y la utiliza partidísticamente, sepa amar humanamente podrá demostrar la presencia de un
sin abrirse a su clara inteligencia y sin disposición para darle una amor sobrenatural en él, pues este amor divino es el que sobrena-
respuesta abierta y vital 253 . turaliza y da una nueva dirección a la misma capacidad humana
de amar que posea la persona del llamado 262 . A la verdadera
Todo esto va, pues, en una línea de impedimento a la fe, de la libertad de este amor y a la búsqueda por amor sólo del bien de
que depende la misma llamada de Dios. Y a esta pureza de la fe los hermanos se oponen también las cuestiones legales, intelectua-
se opone, además, en el orden práctico, la pérdida del sentido de la lísticas, que se preocupan más del aspecto nocional en la fe que
recta conciencia, como instancia última en la que se puede perci- de su aspecto vivencial; por tratar de llevar adelante concepciones
bir la llamada de Dios 254 , y que, consiguientemente, perturba todo intelectuales en la fe, que, sin duda, pueden ser justas, no se logra
el actuar vocacional, que tratará de buscar unas ventajas mera- en ocasiones el que esa fe penetre realmente en el interior del
mente humanas incluso en el ejercicio de la vocación255. Pero no hermano, pues no se encuentra aún preparado en esa dimensión;
sólo la fe, también la esperanza como dinámica de tensión en la para Pablo es el amor, que comunica eficazmente la fe, el que ha
vida del llamado puede sentirse obstaculizada; el impedimento de resplandecer en toda actividad apostólica, buscando siempre la
fundamental a esta esperanza sería, en vocabulario paulino, el edificación del otro, más que mantener una propia dirección263.
mirar para atrás 256 , en vez de poner los ojos en el ideal del perpe- Y el amor vocacional aparece también obstaculizado, según Pa-
tuo crecimiento en Cristo; es la postura de quien está fijado en blo, por todo deseo de autoafirmación en el ejercicio de la voca-
sus esquemas pasados, más o menos infantiles, y queda bloquea- ción y del servicio, que lleva a usar del poder eclesial incorrecta-
do en su crecimiento hacia Dios, que le llama desde arriba en mente, en una postura que más que edificar destruye al hermano
Cristo Jesús 257 . Por fin, al verdadero amor se opone la falta mis- y vicia todo el sentido del poder eclesial; con este motivo Pablo
ma del amor, y esto determina que el carisma y el ejercicio voca- recuerda que todo el poder eclesial ha sido concebido sólo para la
cional sea puramente ruido, activismo, al no estar dinamizado y edificación del Cuerpo de Cristo 264 . Un último impedimento
motivado por el amor 258 ; de esta carencia de amor resulta una contra el amor, pero radical, pues impide la consagración de todo
postura que busca en el carisma su aspecto sensible, sus ventajas el ser en cuanto manifestada en el cuerpo, es el hacerse muelle265,
personales, sin interesarse por el motivo fundamental de todo ca- el no disponerse activamente a la entrega de todas las fuerzas al
risma, que reside en el amor y que consiste en la edificación de la servicio del Señor, y esto, sobre todo, viene causado por la falta

214 215
de castidad, que impide radicalmente el que el cuerpo, como ex-
presión de la tensión del corazón, sea para Dios 266 . 6. La cruz
Todos estos impedimentos habrán de ser examinados por
quien se siente llamado por Dios, para ver si tienen algún lugar
en su conducta. Su purificación es totalmente necesaria, para que
el hombre pueda responder fielmente a la llamada del Señor.

a) Naturaleza de la cruz y su presencia en el A.T.

Las dificultades para la respuesta vocacional, cuando no se


consideran tanto como un obstáculo para el seguimiento, sino
precisamente como momentos claves que ayudan al crecimiento
vocacional, tienen un valor positivo, porque contribuyen a inte-
riorizar los verdaderos valores y dinamizan la entrega vocacional
en línea con el verdadero amor. Este se muestra precisamente en
el "aguante", que es siempre necesario para la floración plena de
la actividad vocacional 1 . El símbolo de esta realidad, dolorosa y
positiva, que Jesús también vivió con esfuerzo y que le ayudó a la
perfección de su entrega, es la cruz. Ella es la concretización de
todos los valores positivos que posee la dificultad para perfeccio-
nar la vida vocacional. Y si todos los que quieren vivir verdadera-
mente en Cristo Jesús habrán de pasar por la cruz 2 , se puede
concluir que sin cruz no madura el verdadero amor ni el auténti-
co seguimiento; pero hay que añadir también que sin amor no se
puede conocer el verdadero sentido de la cruz de Cristo, ya que
ésta es esencialmente la cruz de la vocación y de la misión. La
cruz mantiene así en toda espiritualidad una doble vertiente: la
ascética, que lleva consigo el aspecto de desasimiento 3 , y la amo-
rosa, que indica la adhesión al Señor por encima de todo 4 .
Como cruz se pueden considerar en la vida cristiana todas las
situaciones de algún modo angustiosas, en cuanto se ven causa-
das por la voluntad de Dios; pero cruz se denomina especialmen-
te en las fuentes bíblicas el dolor que se experimenta como conse-
cuencia de la llamada de Dios o como resultado de la fidelidad a
ella. En toda persona humana puede, sin duda, existir una ansie-
dad dolorosa de tipo neurótico, que puede ser asumida con una
postura religiosa, como cualquier otro dolor, sobre todo aquel

217
216
que no está personalmente causado como efecto de un descontrol cia n . Los profetas son, para el N.T., modelos de paciencia en el
humano; pero existe también una ansiedad existencial, típicamen- sufrimiento misionero 14 . Entre ellos, antes ya que los profetas
te humana y normal, causada por la misma dinámica de la perso- literarios, Elias siente la dificultad de su misión y trata de huir de
nalidad humana. La religión resuelve esta ansiedad normal, inte- ella, pero Dios le confronta con las exigencias de la verdadera
grándola en todo el conjunto de la personalidad a base de religión y le hace volver a su puesto de misión, que es donde se ha
motivos religiosos o la hace vivir de un modo existencialmente de realizar plenamente su personalidad profética 15. Los recabitas,
religioso, sobre todo cuando es la misma religión la que introdu- especialmente conectados con Elias, vivirán también la experien-
ce esta ansiedad en el cuadro de la personalidad humana; por cia del desierto como una situación en la que desmuestran su
ejemplo, si esta ansiedad está producida precisamente por moti- fidelidad a Dios y a sus valores 16. Más adelante, entre los profe-
vos auténticamente religiosos, como acontece cuando proviene de tas canónicos, baste recordar a Jeremías y el dramatismo con que
una experiencia religiosa y de la misma vocación. él vive el fracaso de su misión n ; a Amos y a los obtáculos que se
le ofrecen desde fuera a un profeta que ha tenido que salir de su
La cruz ha sido siempre considerada como un elemento fun- tierra en una misión de denuncia carismática I8 ; a Jonás, a quien
damental en la maduración de la vocación religiosa, pues ayuda a Dios le va rompiendo todos los esquemas de su espiritualidad y le
internalizar hondamente los valores vocacionales. Según el evan- confronta con la verdadera naturaleza del profetismo, que es la
gelio, son los violentos, los esforzados, los que no temen ningún conversión19; a Baruc, a quien en medio de las desgracias de su
dolor, aquellos para quienes la pobreza y el desprendimiento no pueblo no se le ofrece otra recompensa que el seguir en vida 20 ;
son frontera, quienes arrebatan el Reino, quienes sienten la expe- y a Ezequiel, que, si participa del sentido de Dios al ser su profe-
riencia del reino de Dios en su interior5. Pero esta cruz es capaz ta, no deja tampoco de sentir la cruz del rechazo, proveniente de
de hacer crecer a la persona, sólo si mantiene un sentido positivo aquellos que rechazan al mismo Dios 21 , rodeando al profeta
en la construcción de la personalidad, sólo si está positivamente como de zarzas y escorpiones 22 . Todo esto lo han sufrido los
integrada por sus valores en toda la dinámica de la persona. profetas por su fidelidad a la misión, como una consecuencia de
su amor a Dios, que es lo que les mantiene en medio de la prue-
ba. Y en esa fidelidad al Señor han participado también, por así
Esta realidad dolorosa y perfectiva en la dificultad de la mi- decir, de la misma experiencia dolorosa de Dios, que está todo el
sión ha estado ya presente en el Antiguo Testamento en la vivencia día extendiendo sus manos a un pueblo que le contradice y le
de todas las grandes vocaciones. A Abrahán Dios se le presenta rechaza constantemente 23 .
como el Dios difícil, que le manda salir de sus seguridades para
probar su fe y no tanto porque fuera un beduino o necesitara La realidad dolorosa de la misión puede provenir en la vida
emigrar para adorar a Yavé 6 ; y le ordena salir sin indicarle si- del llamado de diversas circunstancias, como son la misma dure-
quiera la dirección del camino 7 . Moisés también ya desde el co- za del ejercicio vocacional o las contradicciones que se sufren por
mienzo de su experiencia religiosa se encuentra atacado, tanto parte de quienes no quieren recibir su mensaje. Pero la caracterís-
por los suyos 8 como por el faraón9, y no deja de experimentar tica que más resalta en la realidad de la cruz es que Dios se sirve
este dolor de la misión a lo largo de todo su proceso vital 10 ; él de ella para provocar mayores bienes, tanto en la misma persona
será el primer profeta perseguido11, pero él también prefirió los del llamado como en aquellos a quienes se dirige su ministerio 24 .
oprobios del Mesías, los contratiempos de la fidelidad vocacional, En el llamado crea una postura de pasividad, de apertura absolu-
a las ventajas de Egipto 12 . ta a la voluntad de Dios, sin mezcla de otras búsquedas sensibles
o egoístas; y al pueblo Dios le abre por medio del dolor de sus
Detrás de él se alinean todos los profetas del A.T. Y si es llamadas a una comprensión más grande de lo que significa el
verdad que Dios los ha llamado, es también cierto que no los amor y, además, le dispone de forma más suave y eficaz a respon-
mueve como a meras marionetas, sino que actúa en ellos a través der a él.
de una continua relación interpersonal; y cuando el llamado sien-
te miedo a su misión o a las consecuencias de ella, allí está el Es ésta la enseñanza fundamental de las narraciones sobre
Señor para confortarle y reafirmarle con la ayuda de su asisten- José en el libro del Génesis, especialmente en la versión elohísta.
218 219
En ella, José aparece como el instrumento doliente, por el que to 3 4 se habla de la existencia del Siervo y de la experiencia de
Dios quiere salvar a su pueblo; todos sus sufrimientos han estado frustración que siente en su ministerio. A pesar de ello, el canto
ordenados a esta salvación del pueblo, a lograr mantenerlo en tercero 35 ensalza la postura de confianza que el Siervo tiene en
vida 25 ; José es "enviado" por Dios para el pueblo 26 y el plan de Yavé y que le hace mantenerse firme en la tribulación, precisa-
Dios por su medio está ordenado a sacar bien del mal, a proteger mente porque está siempre a la escucha de la palabra del Señor.
a toda la raza de Israel por medio del "resto", ya que Dios hace Pero es sobre todo en el último canto, el cuarto 36 , donde más
que todo coopere para el bien de los suyos 27 . Esta misma concep- profundamente se canta la misión del Siervo y su glorificación
ción original de las fuentes persevera en el modo como otros tex- apostólica por el dolor. Aquí aparece la grandeza de Dios en
tos bíblicos tratan la historia de José. Así, por ejemplo, en el glorificar a su siervo por medio del dolor, algo hasta entonces
Salterio israelita José está visto como el enviado de Dios, que inaudito con esta profundidad en todo el A.T., como realización
espera en medio del dolor a que suene la hora de la salvación del de la voluntad salvífica de Dios 37 . El Siervo sufre precisamente
Señor 28 ; para el Eclesiástico29, José aparece en el elogio de los en virtud de su misión, y su dolor es un sufrimiento vicario en
Padres como el gran salvador del pueblo y al mismo tiempo su favor de sus hermanos 38; está originado además por su fidelidad
mejor ejemplo; en una época en que los judíos se encuentran per- a la voluntad de Dios 39 , que le ha constituido en situación de
seguidos 30 , durante el reinado de Antíoco Epifanes IV (180-170 misión y le ha encargado la comunicación de su mensaje40; el
a.C), el autor del libro les anima con una mirada a la Historia de Siervo permanece fiel hasta la muerte 41 y precisamente por ello le
la Salvación, recordándoles la recompensa de Dios a la fidelidad exalta el Señor 42 . Esta figura del Siervo, que representaba al Is-
religiosa, sobre todo cuando ésta tiene lugar en circunstancias rael fiel, que en medio del destierro predicaba al verdadero Dios,
dolorosas 31 . Y en el N.T., por fin, la carta a los Hebreos trata de fue la que contribuyó históricamente para que muchos pueblos se
animar a los primitivos cristianos a que, incluso en medio de las acercaran al Dios de Israel. El dolor del destierro, vivido en fide-
persecuciones, mantengan la fe, contemplando el gesto de José, lidad por el pueblo de Dios, fue una ocasión de luz para las na-
que depositó toda su confianza en el Señor32. ciones43. Por eso esta figura del Siervo doliente sirvió en el N.T.
con tanta frecuencia y profundidad teológica para iluminar el va-
De esta figura de José, vinculada a las tribus del Norte, que lor de la cruz de Jesús y de toda su obra 44 .
fueron las primeras en sufrir el destierro, brotará en la expecta-
ción mesiánica la figura del Mesías de José o de Efraím, paralela Otros temas veterotestamentarios están transidos también de
al Mesías de Judá, pero previa a él. Mientras el Mesías de Judá este sentido providencialista de la acción de Dios en el sufrimien-
representa el aspecto triunfante y glorioso de la salvación de to humano, cuando éste es aceptado por su causa, como acontece,
Dios, el Mesías de José representa la condición antecedente y por ejemplo, en la narración de Ester en sus relaciones con Mar-
necesaria del dolor, que plastifica el modo habitual del actuar de doqueo 45 , en los escritos de Daniel 46 y en la experiencia de los
Dios a lo largo de toda la Historia Salvífica. Este Mesías doliente Macabeos, que aceptan el dolor en orden a liberar a todo el pue-
adquirió con el tiempo gran relieve salvífico para su pueblo, que blo para el culto a Dios y por ello el Señor les concede el éxito, a
lo consideraba como el preanuncio de la gran victoria de Dios, través de sus sufrimientos47. También el libro de Job presenta al
ya que él se complace en salvar precisamente a partir de situacio- justo fiel, que se aferra a su fidelidad incluso en medio del dolor y
nes humanas desesperadas. el aparente abandono de Dios; para él el sufrimiento le sirve de
prueba de su santidad y de su fidelidad, pero al mismo tiempo
La figura de José, cuyos presuntos descendientes fueron los constituye también para él el camino para la apertura en una
primeros en marchar al destierro, determinó con sus rasgos la mayor perfección de disponibilidad a la verdadera naturaleza de
figura del Siervo doliente, que representa al Israel fiel a Dios en Dios, a su incomprensible trascendencia48. Pero es sobre todo en
medio del dolor de la dispersión. Su situación está descrita en los el Salterio donde se canta de modo insistente el sufrimiento per-
Cantos del Siervo con la misma dirección teológica que se obser- sonal y colectivo por la fidelidad a Dios como una vía que hace
va en las narraciones sobre José. En el canto primero 33 se presen- poner al justo y a su nación toda la confianza en el Dios restaura-
ta la acción de Dios y sus planes, ante los que el Siervo mantiene dor, como se puede constatar abriendo cualquier página de los
una postura receptiva, de apertura religiosa. En el segundo can-
221
220
Salmos 49 y como el mismo N.T. lo sugiere en la aplicación de especialmente apremiante en la vida y en la espiritualidad del lla-
algunos de estos salmos para iluminar el sentido de la cruz de mado. La cruz en el N.T. aparece dinamizando una serie de con-
Cristo 50 . ductas cristianas y configurándolas, pues en el misterio pascual
aparece Cristo en su estado perfecto y como modelo consumado
En el umbral ya del N.T., la personalidad de Juan el Bautista de la vida cristiana; pero es de modo más profundo en la fideli-
comienza a actuar rehaciendo en su vida la experiencia del pueblo dad estrecha a la vida y a la llamada evangélica donde se experi-
de Israel con su marcha al desierto, donde mantiene una postura menta la misión y sus consecuencias de cruz de un modo peculiar.
de abstinencia y mortificación51 y desde donde aparece con fuer- Por eso el mismo Pedro se denomina a sí mismo, al declarar su
za para predicar el mensaje del Señor 52 . En su vida sufrió tam- condición de apóstol, como "testigo de los sufrimientos de Cristo
bién el martirio por dar testimonio de la Verdad, por presentar y partícipe de la gloria que está para ser manifestada" 63 . En esta
las exigencias de Dios 53 , y su martirio fue comparado por el Señor necesidad de la cruz para la vida cristiana plena, pero sobre todo
a los sufrimientos proféticos de Elias, como una realidad que ha- en esta su especial insistencia en el aspecto de cruz para la realiza-
bía de contribuir a la verdadera dimensión de su ministerio, pre- ción de la vida y de la misión de los llamados, es donde se fija
cisamente como una preparación para la obra y para la cruz del especialmente toda la visión neotestamentaria acerca de la reali-
Hijo del hombre 54 . dad de la cruz.

Según los evangelios sinópticos, la cruz tiene valor para todos


b) La cruz de Jesús los cristianos y a todos extiende su fuerza64, como lo indican los
anuncios generales de Jesús acerca de las persecuciones que espe-
ran a quienes se mantengan fieles a él y también sus invitaciones
El Nuevo Testamento, al contemplar la prolongación de la lia dirigidas a quienes desean ser sus discípulos, para que se animen
mada, de la obra y de la misión de Jesús, no podía menos d a cargar con su cruz cada día y comiencen el camino del vía
contemplar también la prolongación de su cruz en su mismo crucis tras él. Ejemplo del discípulo fiel, que carga con la cruz de
cuerpo, que es la Iglesia. El se entregó como ofrenda a Dios en Jesús y camina tras él, es en el evangelio de Lucas la figura del
virtud de su amor misionero a los hombres 55 , y la Iglesia prolonga Cireneo 65 . Esta cruz, que Jesús impone a todos con su enseñan-
en su actividad misionera esta entrega, este amor y esta cruz de za, la que se denomina "su carga", él la define también como
Jesús. El sufrimiento es parte de la vida cristiana, vivida integral- "ligera" 66 .
mente, porque la gracia y el Espíritu aparecen siempre en lucha
contra el mal 56 y por ello "todos los que quieran vivir piadosa- Pero la cruz es un tema inevitable, sobre todo para quien
mente en Cristo Jesús sufrirán persecución" 57 . En este camino de quiera ser discípulo de Jesús en plenitud. En aquellas secciones de
la vida cristiana y de sus valores es el mismo Cristo el que ha ido los evangelios sinópticos que se consideran como más primitivas
por delante 58 , dejando un ejemplo, para que sus huellas sean se- y que pueden remontarse a una supuesta fuente de dichos del
guidas 59. En el ir tras Jesús hasta el final es precisamente donde Señor (Q), aparece ya la cruz como condición del discípulo de
se participa de su misma pasión, pero en último término también Jesús; esta necesidad de la cruz para la perfección del discipulado
de su gloria 60 , llegando un día a poder cantar el cántico del Cor- está expresada con términos muy similares en todos los evan-
dero degollado 61 . Por eso Pedro exhorta a los cristianos a ale- gelios67.
grarse en la medida en que participan de los sufrimientos de Cris-
to, para que no desfallezcan y así puedan un día llegar a alegrarse La cruz del discipulado perfecto implica esencialmente el
también en la manifestación de su gloria 62 . compartir la vida de Jesús y su misión en todo, hasta las últimas
consecuencias; implica seguirle hasta no tener dónde reclinar la
cabeza y seguirle en la búsqueda exclusiva del Reino por encima
Pero aunque la cruz de Cristo es algo que invade esencial- de cualquier otro valor 68 , sabiendo que a quien busca primero el
mente toda la vida cristiana, sin embargo, esta realidad se hace reino de Dios y su justicia todo lo demás se le dará por añadidu-

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ra; por eso el llamado ha de renunciar a cualquier otro afán ajeno sia, representada por la que es madre del Mesías y también de su
al Reino, para fiarse plenamente de la providencia de Dios 69 . descendencia, ha de sufrir a lo largo de su Historia 85 . El encon-
trarse asociada a su Hijo, que estaba puesto como señal de con-
Resultado de este seguimiento fiel a Jesús será la persecución. tradicción, ante quien se habría de operar la ruina y la resurrec-
En todos los discursos sobre la misión aparece el tema del sufri- ción de Israel, es lo que constituyó para María la espada de su
miento en forma de persecución como consecuencia del segui- dolor mesiánico, que le había de traspasar hasta el fondo de su
miento fiel a Jesús. Y esta amenaza de la persecución y del re- ser, al constatar sobre todo cómo ante su Hijo necesariamente se
chazo a la misión está siempre pendiente sobre la actividad habían de manifestar los planes de los corazones con las conse-
apostólica 70 . La razón por la que el sufrimiento se convierte en cuencias dolorosas de la división de unas personas muy queridas
cruz de Jesús es porque se participa de él precisamente como para ella86.
consecuencia del llevar adelante los valores de Jesús. Y es esto lo
que los evangelistas indican cuando mencionan el sufrimiento Pero si ésta es la cruz de quien está asociado a la misión de
"por Jesús", es decir, el vivido por él, por sus mismos valores y Jesús, es la misma cruz de Jesús la que aparece como analogado
por amor a él y que equivale al "por el evangelio"; así este dolor principal en toda la consideración evangélica. Jesús con su cruz
es un sufrimiento apostólico 71 . Viviendo la misión y sus conse- es el ejemplo a seguir para quien participa de su misión 87 . Esto es
cuencias dolorosas como las vivió Jesús y en unión con él, sobre lo que Marcos quiere indicar cuando en las tres predicciones de la
todo en unión con Jesús ya resucitado, es como los apóstoles no pasión presenta a Jesús, que va caminando por delante hacia su
sólo no temen ante ellas72 y no huyen de ellas 73 , sino que incluso cruz y va desvelando su propia identidad de muerte y resurrec-
pueden sentirse alegres de sufrir por el nombre de Jesús 74 . ción, a la vez que enseña a sus discípulos los valores que esta
postura entraña, sobre todo en la actitud de servicio, imitando a
María, la madre de Jesús, aparece en el evangelio como un Jesús hasta el punto de dar la vida como él la da 88 .
ejemplo eminente de esta asociación a la pasión de Cristo, porque
se encuentra también íntimamente asociada a su misión. Ya desde Estas predicciones están colocadas en un momento de la vida
el momento de la encarnación, cuando acepta su vinculación al pública de Jesús, en las que de algún modo se desvela el sentido
misterio de Cristo, tiene que comenzar mostrando el total des- de su cruz. Pero esta cruz invade con su luz toda la vida pública;
prendimiento de sí misma por la renuncia a unas ventajas que el por eso los evangelistas contemplan el drama de la cruz como el
estado de virginidad en aquellas circunstancias le podía haber final de un largo proceso, cuyo inicio estaba también señalado
proporcionado 75 . Desde ese momento su Hijo será causa de do- por la cruz. Marcos, que en la primera parte de su evangelio pre-
lor para ella y su asociación a él la conducirá a la miseria de senta al Maestro poderoso 89 , que llama en el seguimiento de su
Belén76 y a las incomodidades de Egipto 77 , en unión con José, cruz 90 , no deja de hacer notar también que el drama está ya pre-
con quien forma una comunidad de misión en orden al desarrollo sente desde el comienzo, cuando empiezan las acusaciones de
de Jesús 78 . La misión de Jesús le impondrá también el dolor de blasfemia, se preanuncia que el Esposo será quitado 91 , se insiste
una separación de él, incomprensible para ella en aquel momen- en la acusación de que quebranta el sábado y se decide darle
to 7 9 , y sobre todo, además de la separación durante la época de muerte 92 ; y ya desde los primeros capítulos se menciona además
la predicación 80 y en la cruz 81 , el estar asociada a la hora de la figura sombría del traidor 93 . La cena del Señor con la alusión
Jesús 82 le hará encontrarse también con él al pie de su cruz, como a la sangre de la Alianza 94 y la unción de María, presagio de la
su madre; desde entonces comenzará para ella una nueva etapa sepultura, preparan el ánimo del lector para la realidad y el sen-
en su referencia a Jesús y a su misión, y ella la llevará a cabo tido de la cruz de Jesús.
velando por el cuerpo de Jesús, que es la Iglesia83. Así, ella conti-
núa después de la ascensión asociada a la misión de la Iglesia por Pero es en la misma narración de la pasión donde Marcos,
su oración, suplicando la presencia pentecostal del Espíritu como que recoge la catequesis de Pedro, pone más de relieve el sentido
continuador de Jesús 84 ; y por esta íntima unión con la Iglesia el de estos sufrimientos para Jesús y su Iglesia; por medio de un
autor del Apocalipsis ve en ella un símbolo de toda la misión estilo donde continuamente apunta la paradoja y se muestran los
eclesial y de los sufrimientos y persecuciones que esta misma Igle- contrastes entre Jesús y quienes le rodean, va el evangelista im-

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pactando al lector con la proclamación de su Kerigma, cuya nota su vida en un servicio misionero hasta dar la vida por los
primera es la cruz de Jesús. Y es ahí donde se muestra Jesús con demás 118.
un conocimiento previo de todo lo que le va a acontecer 95 ; por
ello, la cruz no es para él un escándalo, sino que responde al También Mateo pone de relieve el sentido de la cruz en la
plan de Dios, al que Jesús se somete voluntariamente en cumpli- actuación de Jesús, pero lo hace desde una perspectiva diferente.
miento de las Escrituras 96 y en perfecta obediencia, que lleva con- Si para Marcos el verdadero mesianismo se encuentra en el servi-
sigo la nota de absoluta libertad 97 al aceptar la violencia del cio misionero hasta la cruz, para Mateo, que escribe en una re-
hombre 98 , efecto de la envidia99, pero prevista por el plan de gión aramea en momentos de persecución para la Iglesia, Jesús
Dios. aparece enseñando la fidelidad a Dios al aceptar su pasión
como cáliz que le da su Padre y al renunciar en ella a toda violen-
Más aún, es en este proceso de pasión donde se desvela la cia. Mateo escribe en un momento de separación de la Iglesia y la
identidad de Jesús como hijo de Dios, que fue descubierta y con- sinagoga, en un momento de persecución para la Iglesia por par-
fesada por el centurión precisamente al ver cómo moría 10°; esta te de la sinagoga, y descubre en la pasión de Jesús todo su signifi-
confesión es el resumen de toda la predicación misionera de Mar- cado para la fundamentación de la Iglesia: mientras la sinagoga
cos 101 . El evangelio, que en sus páginas ha presentado a Jesús rechaza a Jesús en la Iglesia, la Iglesia aprende de él para la per-
como hijo de Dios en las escenas del bautismo 102 y de la transfi- secución e incluso para los malos momentos de apostasía. Todo
guración 103 y le ha visto confesado incluso por los demonios 104 , esto, que Mateo con el estilo narrativo de un escriba litúrgico
ha tenido, sin embargo, interés especial en ir silenciando este títu- eclesial trata de presentar, hace que insista en la misma biografía
lo de Jesús 105, para que no fuera mal interpretado por unos es- de Jesús, cuyo nombre se complace en repetir frecuentemente.
quemas triunfalistas; sólo en el proceso de la pasión comienza a Para él, la cruz es una etapa de esta Historia Salvífica de Jesús,
desvelarse claramente este secreto mesiánico de la identidad de cuyo nombre indica ya el sentido de toda su obra, "pues él había
Jesús l06 y su revelación llega a plenitud en el momento de la cruz. de salvar a su pueblo de sus pecados" 119.
Y es ahí donde Jesús logra todo el fruto de su obra: los gentiles Esta cruz es algo que se encuentra presente ya desde el co-
hacen la profesión de fe por boca del centurión 107 , para los judíos mienzo de la vida de Jesús: el nacido Rey de los judíos, que un
' se rompe el velo del templo, abriéndose el acceso confiado a día será proclamado como tal desde la cruz 120 , aparece ya perse-
Dios 108 , y para todos la cruz de Jesús es el sacrificio ofrecido en guido por su pueblo en la figura de Herodes, aunque venerado
rescate por todo el universo, que es una gran multitud 109 . Para por los gentiles a través de los Magos y salvado maravillosamente
Jesús, el Hijo de David, que cura y enseña durante su vida públi- por Dios en su vida m . También las tentaciones de Jesús, que
ca, la cruz no es un lugar de fracaso, sino de redención, realiza- Mateo las especifica aún más que Marcos y las presenta precisa-
ción, revelación, pero no en el triunfalismo humano, como lo mente como tentaciones mesiánicas 122, reflejan esta tensión del
buscaban sus discípulos, sino en la aceptación de la voluntad Señor en su fidelidad a Dios y ponen de relieve su renuncia a
salvífica y misional del Padre. todo poder que le pueda venir por una claudicación a Dios, mien-
tras Dios le otorga otro poder mayor, una vez muerto y resucita-
En una época de expansión y de entusiasmo como fue en do, también en su monte 123; la prueba de su mesianidad, como
Roma la época en que la predicación cristiana comenzaba a ex- para todos los evangelistas, es la cruz 124. Pero a Mateo lo que le
tenderse, Marcos recuerda que la actitud de Jesús en su pasión impresiona sobre todo en el mismo drama de la pasión es el re-
está en contraste con la de sus discípulos, que con frecuencia se chazo masivo de su pueblo 125, precisamente a un Jesús que viene
desilusionan por falta de poder sobre los demonios 110 , o por la mirado con simpatía por los gentiles126 y, sobre todo, proclama-
dilación de la parusía 111 , o por la falta de éxito y las muchas do inocente no sólo por Pilato y su esposa127, sino también por
persecuciones112; incluso en la pasión Pedro le niega113, Judas le Judas 1 2 8 . Pero es a partir de ese rechazo donde se hace más pa-
traiciona " 4 y todos huyen 115, porque a lo largo de su vidaje han tente la fuerza de Dios; Jesús podría pedir una legión de ángeles
entendido mal 116 . La palabra y el gesto de Jesús en su pasión y, sin embargo, prefiere marchar decidido a la muerte voluntaria
hará convertirse a Pedro 117 y le enseñará el verdadero sentido de y conscientemente, para cumplir la voluntad de Dios 129 ; y es aquí
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donde triunfa Dios: Jesús hace notar que desde ese momento el
hijo de Dios se encuentra ya entronizado con poder y que como de lejos" 133; para él no es Jesús el blasfemo con sus afirmaciones
tal se hace presente en la vida de su comunidad eclesial, donde mesiánicas, sino quienes le insultan a él 134 ; sólo una vez, por es-
desde entonces se le puede experimentar con una vitalidad inde- tricta fidelidad histórica, aplica el verbo "negar" a Pedro, pero lo
fectible "°- Para que esto se haga realidad en su Iglesia, Jesús suprime las otras veces, para no presentar ningún mal ejemplo; y
quiere dar con el refrendo de su experiencia personal una lección toda la narración de las negaciones y la conversión tiene lugar en
práctica: es la enseñanza de la oración y de la confianza en Dios; presencia de Jesús, en una relación interpersonal con él 135 ; omite
él va a la cruz en una postura orante, y esto mismo es lo que además todos los escarnios más desagradables para Jesús y pre-
recomienda a quienes se sienten asociados a su vida y a su fiere usar el verbo "corregir" en vez de la expresión tan dolorosa
obra131- Jesús cifra además la esencia de toda su conducta en un de "flagelar"; suprime también la descripción de la violencia in-
acoplarse fielmente a la voluntad de Dios y en abandonarse a fligida a Jesús en el hecho de "llevárselo" a crucificar y el deta-
ella; por eso no intenta impedirla con gestos de violencia 132; y lle de que el vino mirrado que le dan a beber en la cruz contuvie-
esta lección sobre la inconveniencia de la violencia como medio ra hiél.
para llevar a cabo la misión es la enseñanza última que Jesús
imparte a sus discípulos con su palabra durante su vida pública. Para Lucas, la figura clave de la pasión de Jesús es el Cireneo,
que carga con la cruz de Jesús y le sigue detrás de él 136 ; Jesús va
Si Marcos en su pasión presenta al Jesús del kerigma a la por delante, y el Cireneo es la encarnación del verdadero discípu-
contemplación de una Iglesia gentil, que comenzaba con éxito, y lo, que carga con su cruz cada día y sigue con amor a Jesús 137. Es
le predica el verdadero sentido de la cruz de su Mesías, y si Mateo la cruz de Jesús la que invita también al arrepentimiento, tanto a
ofrece a una Iglesia que venía del judaismo el ejemplo de Jesús las mujeres de Jerusalén I38 como al buen ladrón 139 y a la gen-
el Mesías para que aprenda de su maestro la aceptación oracio- te 140, y es precisamente ante ella donde tiene lugar la más funda-
nal de la cruz, Lucas se dirige más bien a una Iglesia judeo- mental y radical división de los hombres 141 . La última postura
cristíana de Asía, que ha experimentado ya el éxito misional y la del hombre ante esta cruz de Jesús ha de ser, según la concepción
dureza de la persecución y se encuentra en un momento de pro- lucana, la de alabar a Dios 1 4 2 , porque es ahí donde se hace más
fundización en el discipulado de Jesús. Lucas sigue el esquema patente toda la obra de la Salvación 143.
fundamental de Marcos, pero con más variantes que Mateo; a él
no le impresiona tanto el aspecto kerigmático de la cruz como a Lucas ha tenido interés también en proyectar este sentido de
Marcos ni la biografía de Jesús como a Mateo, sino más bien la cruz de Jesús a lo largo de toda su vida, comenzando ya desde
"el hecho de Jesús", el significado de su obra. Si Marcos se siente la misma infancia, de forma que el discípulo pueda aprender a
impactado por el aspecto del servicio en el Mesías y si Mateo seguirle en todo su camino. Ya el mismo sentido del misterio de
aprende del maestro su postura oracional en la aceptación de la la Navidad aparece conectado con el misterio de la cruz: el Niño
cruz, Lucas muestra la postura interna del amor del discípulo que nace no tiene un lugar apto para poder reclinar su cabeza I44;
como la condición para el seguimiento del Jesús que va a la cruz. y el mismo canto, que presenta el sentido de la Navidad, lo encar-
na también en el momento de la entrada de Jesús en Jerusalén,
Esto lo logra Lucas con las características típicas de su estilo. camino de su cruz: gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz 145.
Si Marcos impacta con las notas del kerigma por su estilo para- La cruz de Jesús, vivida desde los albores de su existencia por la
dójico y si Mateo enseña con las adiciones biográficas, Lucas fidelidad a los planes de Dios 146, es la situación en la que Dios
muestra su amor de discípulo a Jesús evitando en la narración de aparece glorificado en él por su fidelidad a la misión, donde se
su pasión todo aquello que pueda ser desagradable para su maes- patentiza la verdadera identidad de su filiación y donde al mismo
tro; Lucas es el discípulo que en su amor no puede ver sufrir a su tiempo se opera la paz d e la humanidad, paz entre Dios y los
Señor. Y con esta disposición evita el hecho mismo del beso de hombres y paz entre los mismos hombres en virtud de la cruz de
Judas, la imposición de las manos de los soldados sobre Jesús; no Cristo, que "es nuestra p a z " 147. En la entrada del Mesías niño en
narra tampoco la huida de los discípulos, sino más bien los pre- el templo se presagia además todo el drama de la pasión 148 , y
senta como testigos, en particular a Pedro, que "le va siguiendo sobre todo a sus doce a ñ o s Jesús hace un gesto especial, para
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mostrar de modo patente su filiación divina, al separarse de sus precede al discípulo, quien hace profesión de seguirle con la cruz
padres humanos para atender sólo a la obra de su Padre Dios, de su misión detrás de él.
aun soportando todo el dolor que ello implica; esto tuvo lugar
precisamente en Jerusalén, durante la fiesta de la Pascua, con una
ausencia de tres días, que recuerda la separación del sepulcro, En el evangelio de Juan, la cruz reviste una importancia singu-
hasta que de nuevo tiene lugar el reencuentro, preanuncio de la lar, pues es a través de esa realidad física de Jesús levantado en la
resurrección149; es así como Jesús se muestra hijo de Dios en la cruz desde donde se le ha iluminado al evangelista todo el valor
obediencia filial a su Padre Dios hasta el sacrificio de la total positivo y elevador de la cruz de Cristo. Por eso cuando la misma
separación, obrado definitivamente en la cruz. tradición joanea del Apocalipsis quiere presentar a los dos testi-
gos típicos de Jesús, los muestra participando en su doble aspecto
En la presentación de la vida pública de Jesús, Lucas sigue el de crucifixión y exaltación —imágenes de la realidad de Jesús—
mismo esquema fundamental del camino trazado por Marcos y por haber participado también de su misma misión profética 166.
seguido por el Señor hasta entrar en la ciudad del Gran Rey; Y el mismo autor del Apocalipsis se describe a sí mismo como
Jesús se encamina hacia ella porque a un profeta no le está bien desterrado en Patmos "por la palabra de Dios y el testimonio de
morir fuera de Jerusalén150; Jesús va a la cruz, pues, como un Jesús" 167, es decir, constata la realidad de la cruz en su vida por
profeta que es fiel a su misión; él va decidido a ella con su rostro haber tomado parte en el testimonio profético de Jesús y haber
fijo en la meta 151 y con el ardor de quien quiere ser bautizado con dado también un testimonio existencial de él.
ese bautismo de sangre por mostrar su fidelidad a Dios 1S2 . Jesús
sabe que la cruz era una necesidad para él, para que se cumpliera
Para el evangelista es la cruz de Jesús y el valor que esta cruz
en su misión el plan de Dios153, tan distinto de las pretensiones
representa para Jesús el analogado principal, que le servirá ulte-
humanas, que en la cruz pensaban acabar con toda la obra de
riormente para presentar todas sus consideraciones sobre la cruz,
Jesús; pero Dios planeaba precisamente por la cruz el llevarle a la
tanto en Jesús como en la vida de sus discípulos. Por eso se ha
gloria154. Esta gloria para Jesús es el paraíso 155 , pero más hon-
llegado a decir que el cuarto evangelio es todo él un anuncio de la
damente aún son las manos del Padre, a las que devuelve su Espí-
Buena Nueva de la cruz.
ritu 156. Por eso Lucas, que no pone en boca del Jesús moribundo
la expresión del abandono de Dios, ha hecho, sin embargo, de la Para Jesús, la cruz representa en primer lugar un valor ascéti-
tentación del abandono la última y la cumbre de todas las ten- co: el valor de la separación del mundo como expresión del
taciones en la vida de Jesús; él, sin embargo, corresponde con el mal 168 . La cruz obra esta separación del mundo de un modo defi-
abandono filial en las manos de su Padre Dios y así demuestra nitivo, y así el dolor por la misión le va mostrando al llamado a
claramente su filiación mesiánica157. Y el demonio, que entonces lo largo de toda su vida como radicalmente separado del mundo.
le dejó por un tiempo 158 , volvió a Jesús en el momento de su Pero esta separación tiene lugar precisamente en virtud de otra
pasión'", pero entonces también le encontró en el huerto y en la dirección fundamental, que es la consagración a la verdad 169 , a la
cruz sumido en oración160, como en todas las tentaciones de su misión. Por la consagración el llamado se siente vuelto hacia
vida 161 , y abandonándose además confiadamente a su Padre Dios. Dios 17°, dependiente de su voluntad 171 y dedicado a la misión
Jesús aparece como el Siervo sufriente, que muere perdonando 162 que él le ha encomendado, consagrado a la revelación de su nom-
y él es el Salvador, pero salva precisamente sin bajar de la cruz, bre 172. Esta orientación muestra que el llamado no es de este
desde ella ,63, quedándose en ella, ya que la cruz es la señal de su mundo 173, que no está dinamizado por él, ya que el reino de
mesianismo, como un día lo fue el pesebre 164. Es concretamente Jesús no es de este mundo, no nace de los principios de este mun-
este Jesús el que para Lucas provoca más radicalmente el segui- do 174, y, consiguientemente, el mundo no puede sino odiar a Je-
miento de sus discípulos, y por eso, en los Hechos de los Apósto- sús 175 y rechazarle. El evangelista muestra este rechazo del mun-
les, Esteban, el primer testigo y mártir, aparece muriendo del mis- do a Jesús no sólo de forma sintética en el prólogo 176 , sino
mo modo que murió Jesús: perdonando y en contacto con también de modo descriptivo en todas las incomprensiones admi-
Dios I65 . Así Jesús es el modelo, que en su vida y en su muerte rativas y en las murmuraciones que el mundo mantiene ante su

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doctrina177 y, sobre todo, en la bofetada de rechazo que se le da llamado. Este valor es el que aparece en la cruz en cuanto expre-
en el momento de su proceso 178. Todo este rechazo le ha sobreve- sión y consecuencia del amor. La cruz es el símbolo y la consu-
nido a Jesús por su celo en favor de la casa de Dios; es este celo mación del amor a Dios. Jesús va a la cruz en una actitud interior
apostólico el que ha consumido su vida 179 y por él ha tenido que de referencia personal y misionera ante Dios Padre, que es quien
sufrir la traición de todos los grupos, tanto judíos como gentiles, le ha enviado. Así lo indica todo el tono de la oración que Jesús
y la cruz 18°. realiza antes de su pasión y que es la oración del apóstol que
vuelve a quien le ha enviado, cumplida ya su misión193. Jesús
Pero es precisamente esta situación la que va perfeccionando asume su cruz no porque a él le corresponda morir 194 , sino por-
a Jesús a lo largo de toda su existencia, la que le va mostrando que ha asumido la carne hasta sus últimas consecuencias195, para
perfecto en el cumplimiento de su misión, de un modo cada vez que conozca el mundo que ama al Padre y que obra de acuerdo
más maduro a medida que va madurando su vida y las conse- con la voluntad de su Padre, expresada en la misión 196 . Pero en la
cuencias de su misión se hacen cada vez más exigentes. Así lo cruz de Jesús no sólo brilla el amor a Dios; la cruz es también
muestra el evangelista cuando, presentando la situación agónica una expresión de su amor a los hombres, pues manifiesta el gran
de Jesús ante la muerte que se le avecina en medio de la situación amor que les tiene, ya que nadie tiene mayor amor que el que da
oracional de su vida, describe el paso de la oración de la sensibili- la vida por sus amigos 197; Jesús muestra este amor no sólo a lo
dad, que pide el alejamiento de la cruz, a la oración de la misión, largo de su vida con la comunicación de la revelación de Dios 198,
que le consagra exclusivamente a la glorificación del nombre del sino también y sobre todo en el momento final199, en el colmo del
Padre. Este paso lo determina precisamente la consideración de la amor, donde revela de un modo más pleno aún el nombre y la
misión. Es la misión la que le hace pasar a Jesús de un deseo de realidad del Padre 20°, pues lo revela ya sin ambages y sin parábo-
gozar la vida humana como don de Dios a un sometimiento al las 201 , en su más cruda realidad, en la máxima expresión de su
tormento de la cruz, como misión recibida de Dios, que es tam- amor 202 . Porque en la cruz de Jesús es donde se unen plenamente
bién un don 181 . Y es así como Jesús va mostrando su perfección en la manifestación de un único y fuerte amor al mundo el Padre
interior, su filiación. La cruz, vivida como glorificación de y Jesús: el Padre, que ama al mundo hasta el punto de haberle
Dios182, es la que le muestra precisamente como hijo de Dios, entregado a su Hijo único 203 , y Jesús, que ama a los suyos hasta
referido plenamente a él, al no hacer nada por su propia cuenta, el colmo, hasta la consumación y perfección de la cruz 204 . La
sino en contemplación de la voluntad del Padre y en obediencia a cruz es, pues, a la vez, un don de Dios y una entrega de Jesús
la misión; ésa es la prueba más grande de la mesianidad de Je- en misión20S.
sús 183 y el camino más recto para la obtención del fruto apostóli-
co l84, como lo muestran las mismas escenas que presenta el evan-
gelio en el momento de la cruz de Jesús, efectos de su muerte Jesús, junto con la donación de sí mismo, entrega también
salvífica: la proclamación universal de su realeza 185, la unidad de todo lo que ha recibido de Dios para el mundo: la palabra, el
todos los discípulos, simbolizada en la túnica sin escisiones186; la nombre, la gloria, el amor y el Espíritu de Dios 206 en un gesto de
entrega de la Madre 187 y la donación de su plena revelación 188. cumplimiento de su misión207. Pero lo que ilumina plenamente
Por esta entrega a su misión, Jesús lleva la cruz voluntariamen- esta cruz de Jesús y le da su sentido definitivo es su resurrec-
te189, saliendo a su encuentro 190 y cargando con ella191. Incluso ción 208 . Antes de ese momento los discípulos no se sienten aún
en su último momento el evangelista hace notar el gesto de su- con fuerzas para seguirle209; sólo cuando hayan visto a Jesús re-
prema libertad y de dominio que Jesús posee ante la muerte; y correr el camino y que ese camino no concluye en muerte, sino en
así, con el gesto de inclinar la cabeza192 expresa él su consenti- vida, se sentirán arrastrados por su mismo ejemplo a caminar tras
miento interior a todo el plan doloroso y salvífico de su misión. él y a seguirle hasta el final210. Así, el seguimiento de Jesús es un
seguimiento por el que el llamado comparte la misión de Jesús de
Junto al valor ascético de la cruz, por el que el llamado se apacentar sus ovejas hasta dar la vida por ellas, es decir, por él y
siente separado del mundo, está además otro valor más positivo y su misión, glorificando a Dios con su vida y su muerte. Así el
condicionante del anterior: el de su consagración a Dios, por el discípulo muestra su amor al maestro, entra plenamente en la
que la cruz aparece como glorificación de Dios y perfección del escuela de Jesús, compartiendo su misma vida y su misma muer-

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te, su misma misión hasta la glorificación definitiva, y esto en una que Cristo por este amor y este Espíritu, que lo entrega desde la
postura de adhesión amorosa a él. Es en este compartir hasta cruz, le irá moviendo a lo largo de todos sus días y constituyén-
el final la suerte de Jesús donde el discípulo muestra su amor dole en auténtico carismático, como él mismo lo fue222.
hacia él 211 .
Este ejemplo de Jesús, que se consagra a la misión hasta dar
la vida por sus ovejas en respuesta a la voluntad del Padre 212 , es
lo que determina el seguimiento de los discípulos. Y si Jesús ha c) La cruz del llamado
llegado hasta la cruz, el discípulo está también invitado a acom-
pañarle hasta el pie de la cruz 213 . El estar unido a Jesús en su
También para Pablo la cruz de Jesús es una nota fundamental
misión implica también estar asociado a él en todas las conse-
de su espiritualidad vocacional. Ya desde el principio de su voca-
cuencias de la misión, incluso las más dolorosas 214 . Estas circuns-
ción, juntamente con la misión, se le indica cuánto habría de su-
tancias se le hacen al discípulo especialmente duras, cuando en
frir por el nombre de Jesús 223 e inmediatamente después de su
fidelidad a su misión tiene que sufrir la contradicción de quienes
actividad inicial comienzan ya las persecuciones224, que habían de
le atacan, pensando con ello dar culto a Dios y agradar al Se-
durar toda su vida 225 , hasta que al final, como el mismo Señor, se
ñor 215 . Pero el discípulo goza al encontrarse donde está Jesús y al
siente abandonado de todos 226 . En diversas ocasiones, durante su
morar junto a él 216 , pues sabe que primero le ha de seguir en tie-
ministerio, el Espíritu Santo, por boca de los profetas carismáti-
rra, en la cruz, para poder seguirle después en la gloria y ser
cos, le fue anunciando también en cada ciudad que le aguardaban
honrado por Dios con el mismo honor que el Padre tributa a
prisiones y tribulaciones 227 .
Jesús 217 . El discípulo contempla el ejemplo y la muestra de vida
que le ha dado Jesús humillándose hasta abajarse en la tierra Todo esto le sirvió a Pablo para reflexionar sobre, el valor de
para lavar a los hombres con el agua que brota de él y que simbo- la cruz en la vida cristiana, pero más en particular en aquellas
liza la revelación purificadora218; dejándose lavar por Jesús pue- situaciones en las que la asimilación cristiana a Cristo lleva al
de participar de él 219 , pero al mismo tiempo se siente impulsado llamado a compartir su misma vocación. La esencia de este sufri-
como discípulo y servidor a continuar el mismo gesto de su Maes- miento cristiano es que la Iglesia participa de este modo en la
tro y Señor, a servirle a él con el servicio del amor apostólico a misma vida de su Señor, y así tanto los fieles como el mismo
los hermanos220. El discípulo perfecto, que mantiene ante la cruz apóstol se sienten unidos en unos mismos padecimientos, que son
de Jesús una mirada contemplativa, es el que recibe el Espíritu, la prolongación y la actualización de los mismos padecimientos
que brota de la cruz de Jesús, y por ese camino se convierte en de Jesús 228 . Pero los sufrimientos apostólicos tienen además una
auténtico carismático y en virtud de la fuerza del Espíritu se con- característica especial: son los sufrimientos del soldado, que tiene
vierte también en testigo vivo de Jesús. La contemplación del que luchar bien por el nombre de Cristo 229 . En esta misma direc-
misterio de Jesús dinamiza al discípulo para convertirle en após- ción, las cartas iniciales del Apocalipsis, que aparecen dictadas
tol de Jesús221. por el Señor resucitado a diversos pastores de su Iglesia, insisten
en el aguante como virtud propia del llamado que le ha de capa-
Esta experiencia es la de un nuevo nacimiento, un nacimiento citar para sobrellevar todos aquellos padecimientos que se le im-
de arriba, que purifica al hombre por la palabra de Jesús y le ponen en virtud del cumplimiento fiel de su misión230. La refle-
robustece por su Espíritu, de forma que ya no se deja llevar por xión paulina sobre estos sufrimientos vocacionales se puede
principios de carne y de apariencias, sino del amor de Dios, con- agrupar en tres grandes apartados: su referencia a Cristo, su refe-
templado en Cristo y que dinamiza el que sus obras sean realiza- rencia a la Iglesia y las consecuencias anejas a esta vivencia de la
das según Dios. Ya no sabrá de dónde viene ni a dónde va, no cruz de Cristo en el trabajo apostólico.
conocerá exactamente el manantial de su vida, porque se hunde
en las profundidades de Dios, ni sabrá hasta dónde le va a con- La primera nota de los sufrimientos vocacionales en la litera-
ducir el amor, porque a este amor de Dios no se le puede encerrar tura paulina se puede decir que es su referencia a Cristo. Más
en esquemas. Sólo sabrá que se ha entregado al amor de Cristo y aún, la misma calificación del término "cruz" para designar los
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sufrimientos y los dolores del hombre está determinada por su toda palabrería en la predicación; él prefiere predicar desnuda-
referencia a Cristo y a la misión. Para Pablo, que tanto valora en mente a Cristo y a éste crucificado241 y usar esta misma desnudez
su tradición la cruz de Cristo 231 , los sufrimientos típicamente en el modo de su predicación, para que las excesivas palabras no
apostólicos son aquellos que se sufren por Cristo 232 y por eso son anulen la fuerza de la cruz y de sus modos propios 242 .
la presencia en el mundo de los mismos sufrimientos del Señor.
La cruz de Cristo y los sufrimientos de Cristo son específicamente Esta entrega del apóstol a Cristo hasta las últimas consecuen-
aquellos que se sufren por él, es decir, los que se sufren por la cias de la cruz tiene por fin el que se revele en su mismo cuerpo, en
fidelidad a él y a su misión. Por eso Pablo puede decir que lleva todo el exterior del apóstol, en todas sus actuaciones, la vida de
las llagas de Cristo en su propia carne, pues participa de sus tra- Jesús, que es la que le dinamiza en todo 243 . Es así como el llamado
bajos y sufrimientos apostólicos en plena adhesión al Señor, lle- llega a un conocimiento no solamente intelectual, sino sobre todo
gando incluso a sentirse crucificado con Cristo 233 . Es la predica- sintónico y experimental, del Señor Jesús en toda su dimensión, es
ción de la cruz de Cristo con todas sus consecuencias lo que decir, del Cristo pascual y eclesial: en la medida en que el apóstol
determina el estado de pasión en Pablo 234 ; por eso echa en cara a participa de los sufrimientos ministeriales de Cristo en favor de su
los judaizantes el que estén tratando de huir de estas consecuen- cuerpo, que es la Iglesia, es decir, en la medida en que participa de
cias radicales del misterio de la cruz del Señor en todas sus activi- su pasión y de su muerte ministeriales, en esa medida siente dentro
dades misioneras, para no ser perseguidos por esta adhesión a la de sí la fuerza de la resurrección de su Señor y en esta experiencia
cruz de Jesús en toda su radicalidad 235 . Desde esta perspectiva de muerte y resurrección es como conoce de verdad a Jesús, pues
puede afirmar Pablo que los apóstoles auténticos son los que se vive de su misma vida244.
encuentran continuamente entregados a la muerte de Jesús, por- Por esta vivencia tan enriquecedora de la cruz para unir al
que en su apostolado participan de ella, ya que mantienen la refe- llamado con Cristo, que Pablo la experimenta sobre todo en la
rencia apostólica perpetua a Jesús y a su misión con todas sus época de sus prisiones, es por lo que en las cartas de la cautividad
consecuencias236. Y desde aquí también para Pablo se puede decir parece preferir para sí el título tan honroso de "prisionero de
que el permanecer firme en su ministerio bajo la vivencia de la Cristo" 245 ; título éste que lo comparte también su compañero Epa-
cruz, determinada por las asechanzas de los judíos, es el mejor fras246 y que en su sentido más hondo indica que Pablo se siente
servicio que él puede prestar a Cristo 237 . unido a Cristo y tomado por él, fuertemente apresado por su
Señor, quien dinamiza toda la referencia apostólica del llama-
El término de "cruz" es un símbolo tan duro, que a pesar de do 247. Estar preso por Cristo significa haber participado de la vida
lo que Pablo apreciaba su realidad no lo cita ni una sola vez en y de la misión de Jesús hasta las últimas consecuencias, pues la
la carta a los Romanos, conociendo pedagógicamente la repug- razón de esta misión por Cristo es el evangelio; estar preso por
nancia social que sus notas evocaban. Pero, sin embargo, por su Cristo quiere decir, pues, encontrarse apresado por el evangelio24S,
especial incidencia en la vida cristiana, Pablo no deja de mencio- haber sido embajador del evangelio hasta el punto de llevar cade-
narla en esta carta bajo el aspecto del dolor. Estos sufrimientos nas por él; y más aún, el haber predicado el evangelio incluso en
típicamente cristianos son los que se llevan por Cristo 238 y así medio de las cadenas y por medio de ellas, incluso en la prisión y
nunca pueden apartar del amor de Dios en Cristo, por muy fuer- con el ejemplo y la fuerza de la propia prisión 249 .
tes que sean239; estos dolores no son, pues, una dificultad para la
entrega, sino más bien un lugar donde la entrega se hace más De todo esto es capaz el apóstol, porque ha contemplado el
plena; ahí demuestra el apóstol que no se encuentra movido por ejemplo de Cristo, que en su pasión aparece para él como el mode-
sus propias concupiscencias, las cuales se rigen por el principio lo supremo del testimonio 25°; y esta postura es la que el apóstol
del placer, sino sólo por Cristo 24°. Cuando el apóstol se encuen- desea continuar en su vida, sabiendo que la participación en esta
tra así movido por el Señor, todo su dinamismo proviene de él y cruz de Cristo es la que le concede el pleno derecho a la común
toda su predicación le tiene a él por norma. Por eso Pablo en sus participación también en su herencia y en su gloria 251 . Por esta
mismas actuaciones busca que éstas estén solamente movidas por centralidad del misterio de la cruz en la obra de Jesús es por lo que
los principios que brillan en la cruz de Cristo y así desconfía de el Cristo crucificado se convierte en el objeto principal del evange-

236 237
i lio y de su predicación252. Es el misterio de Dios, la realidad de la llegar al padecer por él; ésta es la gracia especial de una participa-
obra salvífica de Dios, que brilla misteriosamente en la cruz de ción más plena en Cristo 270 .
Cristo 253 ; y por esta razón el apóstol está referido a la cruz de Una tercera característica, por fin, del tema de la cruz en las
Cristo no sólo en cuanto que ella es el símbolo de su misma reali- cartas paulinas se puede decir que representan las consecuencias
dad misionera ni sólo en cuanto que así participa de la plenitud de anejas a esta vivencia, los efectos de la experiencia de la cruz. El
la vida y de la obra de Jesús, sino también en cuanto que esta cruz experimentar la vivencia cristiana hasta las últimas consecuencias
es el objeto central de su misma predicación apostólica: la cruz en de la cruz es para Pablo un presupuesto fundamental en orden a
toda su dimensión, también con el reconocimiento que de ella hace percibir todos los efectos salvíficos de la vida cristiana y de la
Dios Padre por medio de la resurrección254. redención de Cristo. Pablo tiene sumo interés en dejar esto clara-
mente especificado, pues precisamente en las comunidades que
Conectada con esta primordial referencia del apóstol a la cruz sufrían la persecución parecían encontrarse también algunos cris-
de Cristo, donde descubre el origen de su misión, se encuentra tianos que pretendían ser tales sin llegar a asumir todas las conse-
también en segundo lugar su referencia a la Iglesia, que es el obje- cuencias dolorosas de la fe y de la cruz de Cristo 271 .
to inmediato de su apostolado. Cristo no se agradó a sí mismo 255 ,
sino que se entregó por todos nosotros —dice el apóstol 256 —, El primer efecto de esta experiencia de la cruz para la vida del
prefiriendo el camino de la cruz como la muestra adecuada de su llamado puede decirse que es su capacidad para engendrar el
amor 257 a un camino de gloria258 y haciendo de la cruz su propio amor. En la cruz de Cristo brilla, sobre todo, el amor; y el llama-
camino hacia la gloria259. Pablo ha meditado esta entrega de Cris- do, al encontrarse referido a Cristo en una postura esencial de
to a los suyos por amor y se siente movido a prolongar este mismo contemplación de su amor extremo hasta dar la vida en la cruz,
amor de Cristo a la Iglesia 26° por medio de su misión apostólica. siente que nace dentro de él la misma postura de amor, que él
Por eso, los sufrimientos y la prisión que él padece por Cristo y por trata de prolongarlo en su vida cristiana y apostólica 272 . En virtud
el evangelio son una prisión que él sufre en favor de los gentiles261, de este amor puede el llamado vencer también todas las dificulta-
por el bien de aquellos a quienes ha querido transmitir el evangelio des de su vida; y de este modo, la cruz, por la fuerza del amor
y juntamente su propia vida262; sus cadenas, como las del Siervo que brilla en ella, es el instrumento más apto para operar la puri-
de Yavé y las de Jesús, han servido para provecho de muchos 263 . ficación interior de todo verdadero carismático 273 .
Los sufrimientos apostólicos son aquellos que han sido tomados Son también las diversas humillaciones y sufrimientos apostó-
por la Iglesia, como consecuencia del servicio a ella y en referencia licos los que, junto con el amor, crean en el llamado la humil-
a ella, para consolarla y salvarla264; por eso, estos sufrimientos dad 274. Pablo nota en su propia experiencia que el tener que estar
operan la salvación265 y el consuelo de la Iglesia, ya que causan en reprendiendo a la Iglesia y el que Dios no le conceda siempre el
ella la vida de Jesús, transmitiéndosela266. éxito deseado a su actividad le mantienen en una postura de pa-
sividad interior y abandono a la voluntad de Dios, que crea en él
Por este motivo Pablo logra mantener la alegría en todos sus una confianza inquebrantable, dirigida precisamente hacia Dios
sufrimientos, ya que ellos tienen como fin el operar la gloria de la en cuanto que es fuerte para llevar adelante su obra 275 .
Iglesia en la identificación con Cristo 267 ; y la solicitud de Pablo
por todas las iglesias268 es el modo como él va completando lo Esta pasividad interior es además la que determina una activi-
que falta a la pasión de Cristo, es decir, representa la forma como dad también interior, que lleva al apóstol, en virtud de su expe-
él logra con su ministerio en la Iglesia el mismo ministerio de riencia de cruz, a depositar la esperanza en Cristo y a gozarse
Jesús y hace por sus sufrimientos y trabajos apostólicos que la solamente en él, más allá de todo posible consuelo humano que
vida de Jesús se difunda por toda la Iglesia, determinando que la pudiera brotar de su actividad 276 . La situación continua de peli-
vitalidad de la Cabeza alcance también a su Cuerpo 269 . Este es el gro de muerte y la exposición continua del apóstol a toda clase de
servicio que el apóstol presta a Cristo en favor de su Cuerpo, que contrariedades y sufrimientos hace que pueda deponer su espe-
es la Iglesia, ya que la plenitud del discipulado y del servicio a ranza solamente en Dios, porque él aparece como el único que en
Cristo se obtiene no sólo por creer en él, sino sobre todo por definitiva puede librar de la muerte y operar la resurrección277.

238 239
Por esta confianza depositada en Dios, el apóstol sigue firme en bulación 286 , como le aconteció al mismo Jesús con la gracia del
su labor misionera, sin avergonzarse nunca de la palabra del consuelo con la que el ángel le confortó en el mismo momento de
evangelio278, porque reconoce que en la medida en que participa su pasión 287 y con la contemplación del objeto de su misión, que
de los sufrimientos de Cristo, en esa misma medida se siente con- era la gloria de Dios 288 .
solado y fortalecido por Dios y pasa a ser Dios la única fuente
profunda del consuelo apostólico 279 . Esta gloria de Dios, presente en la cruz 289 , redunda también
en glorificación del mismo apóstol 290 , ya que por ella se comienza
Es esta fuerza de Dios la que de modo misterioso se hace así a participar desde ahora de la gloria, es decir, de aquella realidad
presente en la cruz de Cristo, participada por el apóstol. Pero el que se manifestará esplendorosa en la escatología291, pues, como
apóstol sabe además que esta cruz de Cristo no sólo es fuerza, escribe el mismo Pablo, la gloria transforma trascendiendo inmen-
sino también sabiduría, y sabiduría de Dios 280 . El dejarse llevar samente los sufrimientos de la vida cristiana 292 . Estos sufrimientos
por los criterios que brillan en la cruz de Cristo conduce al lla- constituyen ya aquí, de algún modo, una experiencia de la gloria y
mado a un modo nuevo de referirse a la realidad, que es el modo de la fuerza de la resurrección, pues es en ellos donde se experi-
del amor puro y, consiguientemente, el modo del dinamismo en- menta esta fuerza de Cristo, que va acompañando con la gracia de
gendrado por este amor; esto le coloca al llamado en el mismo su resurrección a quien lleva su cruz; así el hombre participa ya
plano de Dios y le capacita para calibrar todas las cosas según los anticipadamente de la plenitud de la vida de Jesús, la conoce
modos divinos. Esta capacidad es la sabiduría cristiana. sintónicamente y la vive desde aquí como misterio pascual 293 .
En unión con esta fuerza y esta sabiduría, la vivencia de la Por eso el apóstol no quiere gloriarse ni alegrarse si no es en
cruz concede a quien la posee una experiencia aún más profunda: la cruz de Cristo 294 , es decir, en los sufrimientos apostólicos 295 .
la experiencia de la misma vida de Jesús, de todo su dinamismo Aunque él pueda tener otros motivos de gozo, incluso gracias
interior; sólo a partir de este dinamismo puede el hombre partici- espirituales, prefiere no gloriarse sino en esta cruz. En ella ha
par plenamente de la virtud de la cruz de Cristo. Esta cruz es quedado crucificado al mundo y aparece ante el mundo como un
causa de la experiencia y al mismo tiempo objeto de esta expe- crucificado despreciable, como le aconteció al mismo Jesús; pero,
riencia cristiana. El dinamismo interior de esta cruz, que conduce a su vez, el mundo está también crucificado para el apóstol, pues
al llamado a la misma experiencia interna de la vida de Jesús, sus principios han quedado definitivamente clavados en la cruz
hace también que incluso en su interior, por la experiencia de la de Cristo y en ella condenados y deshechos para siempre 296 . Pero
cruz, el llamado se asemeje lo más plenamente posible a su Señor esta gloria en la cruz de Cristo no es una gloria en el mero sufri-
y pueda no sólo experimentar su vida, sino también manifes- miento en cuanto tal; el apóstol ha quedado crucificado con Cris-
tarla 281 . to y es en él en quien se gloría; se trata de una gloria de notas
personales, como toda la experiencia vocacional. El llamado se
Por eso la cruz es una experiencia de salvación en la vida del
gloría en Jesús, que le amó y se entregó a la muerte por él 297 . Por
cristiano más intensa aún que la misma fe inicial282, porque la eso se considera que ha muerto ya en Cristo y que la vida que
cruz es la suprema medida de la fe y la expresión más clara del ahora posee no le pertenece más a él, sino que le pertenece a
amor, ya que en ella brilla la entrega amorosa al máximo. Así la Cristo, que es quien se la ha concedido; el apóstol ya no quiere
cruz no es sólo un principio externo de salvación para el hombre, vivir para sí mismo, sino para el Señor, que por él murió y resuci-
sino que constituye internamente la misma raíz de su salvación, tó 298. Por la perfección alcanzada en este proceso puede el após-
pues el hombre recorre en su interior el mismo proceso salvífico tol llegar a decir que ya no es él quien vive, sino que es Cristo el
por el que ha sido liberado por Cristo de sus pecados en virtud de que vive en é l 2 " . Y vive con la plenitud de su vida, de su misión y
la obediencia filial de Jesús a Dios Padre hasta la misma muerte 283 . de sus valores, llevados hasta las últimas consecuencias, hasta la
Y esta salvación es fuente de alegría para el llamado, una ale- consecuencia de la muerte en la cruz, que abre a la experiencia de
gría pura, que proviene del mismo Dios 284 y que supera cualquier la resurrección.
alegría de la sensibilidad. Esta alegría, como la misma experiencia
de la cruz, es una gracia de Dios 285 que hace aguantar toda tri- Esta vivencia de la cruz de Cristo es, en definitiva, la que le

240 241
hace pasar al cristiano de la situación de infante a la de hombre verdadero progreso; igualmente, quien no usa el pedagogo cuan-
perfecto 30°, a la plenitud de la edad de Cristo, que él la alcanzó do le es necesario y prescinde de él antes del tiempo oportuno,
en su misterio pascual. Y esta experiencia de perfección es la que nunca llegará a encontrarse con Cristo; pero quien se aferra infle-
invita al llamado a reproducir en su vida los mismos rasgos y la xiblemente a este pedagogo en su caminar espiritual tampoco
misma dinámica interna que se muestra en Cristo en el momento sabrá perfectamente lo que significa la vida de libertad que Cris-
de su plenitud. Por eso Pablo considera que todo el fin de la to ha querido para los suyos 313 , quienes han de procurar proce-
muerte de Cristo tiende a operar en el cristiano una purificación der en todas las cosas no porque está mandado, es decir, no en
activa301 y una vida de santidad 302 por la que el cristiano viva ya principio de una imposición externa, sino por la bondad y los
desde ahora en unión con Cristo 303 . valores que cada una de esas actuaciones concretas representa.
Es el proceder buscando siempre el amor a partir de la inte-
Esta vida conduce a unas consecuencias morales que tratan de riorización del gesto de Cristo en su cruz lo que conduce funda-
reproducir en la vida los valores presentes en la muerte de Jesús. mentalmente al hombre a la perfección de su vida cristiana, que
Una postura típica, tanto en el Antiguo como, sobre todo, en se mueve por la bondad interiorizada de las acciones y no ya por
el Nuevo Testamento, es que la fe ha de determinar la práctica de unos preceptos, en cuyo cumplimiento siempre puede infiltrarse
la conducta; es el dogma la fuente de la moral 304 . Y este dogma una secreta vanidad. Esto no acontece cuando la persona actúa
esencial del cristianismo, el misterio pascual, no podía dejar de por el amor y la gracia, por la apertura a Dios y por la búsqueda
postular unas actuaciones éticas concretas. Cristo no ha muerto de sus valores; de lo contrario, como lo constata Pablo, pudiera
ni resucitado en vano305; por eso, desde la primera predicación de darse una apariencia externa de santidad, pero que no llegaría a
la Iglesia se considera la actuación de Dios en el misterio pascual dominar perfectamente la insolencia de la carne, factor funda-
de Cristo como una llamada a la conversión306, cuyo constitutivo mental para la auténtica perfección vocacional 314 . El hecho de
esencial es la fe, la entrega a Jesús resucitado i01 y en él a Dios 108 ; que Cristo haya precedido en este camino, como maldito por la
esta fe está provocada por el mismo Dios con el acto de resucitar misma Ley315, le confiere al llamado la confianza en el éxito de
a Jesús de entre los muertos 309 , garantizando así el valor de su este proceso 316 y así le anima a participar de la misma dinámica
muerte. de Jesús, que es la de una obediencia filial y amorosa a Dios en
aras de la misión 317 . Esta dinámica se orienta esencialmente a un
Esta conversión implica fundamentalmente un cambio de fructificar para Dios 318 , a un participar de la muerte de Jesús
orientación y, lógicamente, de dominio. El hecho de haber sido para vivir su misma dirección de santidad 319 , que se concreta fun-
"comprados" por Cristo, adquiridos por él con su muerte, com- damentalmente en un morir a toda dinámica de pecado, para sen-
promete al cristiano a no tener por Señor definitivo y último de tirse motivo solamente por la voluntad de Dios, de tal forma que
su conducta sino a Cristo Jesús, y le pide el no hacerse esclavo de esta voluntad sea también la que ponga en juego todas las fuerzas
los hombres en ninguna de sus determinaciones310. Esta radicali- de la persona en orden al trabajo por la justicia de Dios 32°.
dad de la adhesión a Cristo es tan fundamental, que libera al cris-
tiano incluso del dominio de la Ley. Desde que el llamado ha Teniendo como trasfondo esta concepción, el N.T. se fija con-
contemplado el amor de Dios y de Cristo, presente en la cruz, ya cretamente en la sangre de Jesús como en una realidad, que con-
no necesita de normas de actuación externas; este amor interio- tiene un mensaje y que fomenta una exigencia321. Jesús ha muer-
rizado es el que le ha de guiar en todas sus actuaciones. Es así to para obrar en el nombre una purificación activa322 y para con-
como se entiende todo el antagonismo paulino contra la Ley, seguir que el hombre viva con su misma vida 323 . Y este Jesús, que
que, siendo buena311, corresponde, sin embargo, a un momento llama y que se constituye en modelo, se presenta como tal en
infantil en la situación espiritual: es el momento del pedagogo 312 , cada uno de los detalles de su pasión, comenzando ya por su
del encaminarse hacia Cristo por medio de las normas externas, salida de la puerta de la ciudad 324 . El Jesús que ante Poncio
que ayudan a la estructuración de la personalidad en la vida espi- Pilato pronunció sinceramente su identidad y que se constituyó
ritual. Tanto el rechazar sistemáticamente estas estructuras como así en modelo de sinceridad y valentía apostólica 325 es también,
el aferrarse rígidamente a ellas, indicaría una incapacidad para el en el momento de cargar con las consecuencias de su identidad

242 243
profesada y de su misión, al salir por la puerta, quien invita a Mateo insiste en el mensaje de la pobreza como programa funda-
todos los que le siguen a cargar con su propia cruz, con su misión mental del plan de Jesús 341 , Juan descubrirá en el encargo final
y con todas las consecuencias dolorosas inherentes a esta misión, de Jesús sobre el amor el aspecto positivo y la meta de este des-
sobre todo con el rechazo del mundo; pero, al mismo tiempo prendimiento, así como su motor 342 . Lo mismo acontece en la
también, invita a fijar la mirada en el aspecto positivo del fin de actualización eucaristica de la muerte de Jesús: si Mateo insiste
esta misión: la búsqueda de los valores eternos 326 . Esta adhesión en su valor para el perdón de los pecados 343 , Juan hará resaltar el
personal a Cristo conduce al apóstol a gloriarse solamente en aspecto positivo de este perdón en la adquisición de una vida
él327, a hacer solamente del Señor Jesús el timbre más alto de la nueva 344 . Para Pablo, el aspecto cristiano de la pobreza y el des-
gloria apostólica y a vivir únicamente de la entrega a él 328 , cruci- prendimiento se denomina humildad. Es esta humildad, como ca-
ficando la carne con todos los vicios y concupiscencias329 y sin- mino para el amor, la que ha de dinamizar al cristiano con el
tiendo que cada actualización de la muerte de su Maestro y Señor ejemplo del sometimiento de Cristo hasta la muerte, y una muerte
en la eucaristía es una continua llamada a huir de toda idolatría, de Cruz 345 ; y este ejemplo le conduce también al aguante 346 , que
de toda vinculación a cualquier señorío que no sea el del Señor sobre todo el apóstol ha de ejercitar en su vida como buen solda-
Jesús 330 . do de Cristo que es 347 , queriendo caminar tras las huellas de su
Señor en la perfecta adhesión a él 348 .
El valor más profundo que brilla en la cruz de Cristo y que es
la clave de todo el actuar cristiano en su perfección es el Amor. Este caminar tras Jesús, para que pueda continuarse hasta el
Es en la cruz de Jesús donde Dios aparece como Amor, invitando final, necesita de una perseverancia 349 . Es a ésta a la que anima la
a todos a continuar su mismo gesto de amor 331 , y es ahí donde resurrección de Jesús, en cuanto garantía de su cruz, y la que le
Jesús muestra también su amor al hombre, al no buscar su pro- demuestra al cristiano que su esfuerzo no es inútil en el Señor 35°.
pio agrado, induciendo al hombre con su gesto a reproducir esta Es la luz del Cristo resucitado la que transfigura su cruz 351 y es
misma dinámica de amor 332 . Este amor insta concretamente a ella la que invita a caminar en la Luz 352 con una conducta lumi-
una actualización suya en las relaciones matrimoniales 333 , pero nosa 353 . Y es el Espíritu, como factor determinante de esta resu-
sobre todo impele a una continuación de este amor en el trabajo rrección, el que dinamiza también en el hombre una vida espiri-
apostólico 334 , entregando la revelación de Jesús al mundo 335 , tual, cual corresponde a quien ha pasado ya por el dinamismo del
hasta dar la vida por él y por su misión336. Esta dinámica deter- misterio pascual 354 , lo que comporta un deshacerse de la levadura
mina que quien vive de este amor trate con todo cuidado de evi- del viejo fermento de los principios carnales y mundanos, para
tar todas las escisiones en la Iglesia337, ya que ella ha sido congre- ser ázimo en Cristo y dejarse conducir puramente por su Espíri-
gada en la unidad por la muerte de Cristo 338 , y que se esfuerce tu 355, entregándole incluso todo el dinamismo corporal en su más
también con toda delicadeza en evitar cuanto pueda suponer un estricta pureza; el que se sabe propiedad de Cristo lo es en toda
escándalo para la fe los hermanos, un peligro de disminución su dimensión, sin buscarse a sí mismo en ningún momento 356 .
para su amor a Cristo339. Pablo, que se profesaba libre de toda
atadura de la ley, no duda en someterse a la más mínima exigen- De este modo, el llamado que responde fielmente a su voca-
cia de la ley cuando esto suponía una ayuda para la fe del her- ción en el seguimiento pleno del Señor Jesús en su muerte y resu-
mano 34°; el valor de su conducta no residía entonces en el someti- rrección pasará con su misma vida a juzgar al mundo 357 en
miento a la ley, de la que Pablo se consideraba desligado, sino en unión con Cristo en el momento final; por el presente el juicio
el amor, con el que Pablo se sentía comprometido y que en todo escatológico está reservado al Señor Jesús y nadie fuera de él
momento, incluso en su cumplimiento de la ley, era el único mó- puede juzgar 358 ; el juicio que el llamado hace del mundo en vir-
vil vital de su actuación apostólica. tud de la acción del Espíritu presente en él, lo hace más con sus
obras que con sus palabras 359 . Y es así también como esta partici-
Para poder vivir de esta pureza de amor es necesario un to- pación en la plenitud del misterio pascual de Jesús disipa en el
tal desprendimiento de sí mismo, del amor propio y del propio llamado toda angustia y desesperación 36° y le abre continuamente
egoísmo; es necesaria una pobreza fundamental. Por eso, amor y a la esperanza en Dios 361 y a la confianza en Jesús 362 . Desde aquí
pobreza son las dos caras de la única predicación de Jesús; si la experiencia del amor de Dios y de Jesús en el misterio pascual

244 245
provoca en el llamado perennemente el cántico de la alabanza
agradecida: "Al que nos ama y nos ha lavado con su sangre de
7. El discernimiento
nuestros pecados y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes
para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los
siglos. Amén" 363 .

a) Su naturaleza y su uso en el A.T.

Toda religión madura es naturalmente heurística: aunque está


segura de sí por la natural confianza que concede una postura de
integración probada en las dificultades1, la verdadera religión
mantiene siempre una postura de búsqueda permanente, y al mis-
mo tiempo de humilde apertura y de serena disposición para
mantenerse firme, aunque no haya llegado de momento plena-
mente al objeto de su búsqueda. El hombre verdaderamente reli-
gioso reconoce con satisfacción que existen otras llamadas de
Dios, diversas de la que él ha recibido 2 , pero él mismo se esfuerza
por descubrir la voluntad de Dios en su vida, y para ello se prueba
a sí mismo 3 , estableciendo experimentos que calibren su entrega
personal 4 y fijando exámenes de sus propias obras 5 , para ver
cómo edifica6 y para poder aparecer aprobado ante el Señor 7 .

Todo esto indica que el discernimiento está esencialmente uni-


do a la llamada vocacional. Su misma etimología define al discer-
nimiento como la postura típica del "centinela", con la actitud de
alguien que trata de cribar, de examinar algo con verdaderas
pruebas, para poder luego aceptarlo; según su acepción más
primitiva, quien así actúa es una persona que ejerce esta su fun-
ción con auténtica autoridad y en medio de una comunidad que
respalda sus decisiones. Esta concepción histórica del discerni-
miento es la que se encuentra también fundamentalmente tras el
discernimiento vocacional. Es además la iluminación religiosa la
que conduce al llamado a una postura de discernimiento y a una
clarificación en su respuesta, de tal forma que la postura abierta
de quien intenta siempre discernir con pureza de intención es la
condición necesaria para que la misma iluminación religiosa pue-

247
246
da darse; y ésta irá posteriormente guiando todo el proceso voca- Esteban se determina a servir a los santos 22 y de este modo son
cional. Pues el discernimiento es necesario tanto sobre la misma también ordenados los presbíteros tras su decisión inicial y su
vocación y su situación inicial como sobre las disposiciones par- respuesta de entrega al Señor 25 . Es el Señor el criterio último de
ticulares que ha de revestir el llamado, pero también sobre todas todo discernimiento vocacional, pues éste se encuentra esencial-
las actitudes en las que se vaya concretando después la misma mente vinculado a la llamada de Dios, que consiste en una pro-
respuesta vocacional, para no hacer nada que provenga de la gresiva y actualizada revelación de Cristo y de su misión en el
mera persona humana, sin que ello esté determinado por la ac- hombre 24 , pero que siempre en sus diversos momentos se encon-
ción de Dios 8 . Por esta razón el Déutero-Isaías preguntaba al trará también fundamentalmente vinculada a la revelación inicial
Señor qué es lo que él había de anunciar en su mensaje proféti- del carisma vocacional. Es esto lo que indica el pasaje evangélico
co 9 , y Pablo le interrogaba también sobre qué es lo que él había de la vocación inicial de los apóstoles, que tantas concreciones
de hacer 10 . Toda la sucesión de la práctica vocacional ha de ir diversas experimentará a lo largo de los años, pero a quienes el
regida por los valores presentes en el carisma inicial, a los que Señor desde el primer momento de su llamada —"desde ahora"—
luego se sumarán también otros motivos, pero de tal forma que la les concede la gracia del seguimiento y de la misión, que habrá de
realidad del carisma sea la que permanezca siempre como el mo- determinar sucesivamente todos los matices del quehacer apostó-
tivo fundamental del discernimiento y el motivo del consiguiente lico 25 . Para el cristiano de hoy toda llamada vocacional está
compromiso. igualmente enraizada en la primera llamada de Dios en Cristo,
proclamada en el bautismo, y, por tanto, toda ulterior concreción
El discernimiento, es decir, la postura por la que el hombre se y decisión depende fundamentalmente y ha de estar enraizada en
capacita en cada momento para conocer entre las diversas opcio- ese momento constitutivo del ser en Cristo y de su vivencia; es así
nes lo que Dios quiere de él, es absolutamente necesario para que como toda elección religiosa26 ha de estar básicamente enraizada
la respuesta del hombre a Dios vaya siempre en la dirección de la en la primera llamada 27 . Y cuando esta llamada se vivencia como
llamada y de esta forma toda la conducta se presente como agra- centrada en Cristo, el hombre posee desde él la unción del Santo;
dable a Dios y también pueda serlo a los hombres". La necesi- ya no necesita magisterios extraños para aprender el conocimien-
dad de este discernimiento se impone, en primer lugar, porque es to de Dios 28 , pues ha recibido en la sana doctrina la inteligencia
necesario conocer la voluntad de Dios l2 y también porque existe para conocer al Verdadero 29 y así es enseñado por Dios 30 en
una diversidad de espíritus y más aún porque el ángel malo puede Cristo 31 por la acción del Espíritu 32 .
llegar a revestirse en ángel de luz "; por eso Pablo, que exhorta a
no extinguir el carisma, el espíritu, hace, sin embargo, una llama- El criterio para conocer este Espíritu de Dios se orienta en
da a probar estos espíritus, a discernirlos 14, y pide una continua una doble dirección, que es también por donde llega al hombre la
postura de discernimiento15. Por otra parte, el discernimiento es llamada de Dios: por la naturaleza y por la fe. Como el llamado
también necesario, porque la llamada de Dios al hombre es pro- es una persona orientada hacia Dios, los constitutivos esenciales
gresiva y con este matiz aparece en la literatura neotestamentaria, de su personalidad y sus cualidades propias han de ser discerni-
en la que las formas verbales indican como una actividad crecien- das para poder orientarlas verdaderamente hacia Dios; de aquí
te el ir entrando del hombre en la escuela de Jesús, como discípu- la necesidad de un examen profundo sobre el psiquismo y las
lo suyo, y el ir fructificando en él16; también el avanzar en su cualidades concretas del hombre, por donde comienza a hacérsele
seguimiento por la escucha de su voz17, el sentirse liberado por la presente la llamada de Dios. Y también, sobre todo, es necesario
interiorización de la verdad 18 y el ir creciendo en la dimensión discernir el tipo de fe que la persona posee, las características que
filial en la medida de la fe y de la entrega19, es decir, en la medida en ella reviste la revelación de Dios en Cristo, para poder luego
en que el hombre se deja conducir por el Espíritu de Dios 20 . actualizarla en su vida, ya que esta fe y la postura de entrega es la
Una vez aclarada la persona por la actividad de su discerni- que, en definitiva, orienta al llamado hacia Dios y hace que su
miento, que le concede la "mente" de Cristo 21 , el llamado tiene personalidad concreta se encuentre referida a Dios. La fe, que
que llegar a una "decisión", que es la que constituye la naturaleza actúa por el amor 33 , una vez discernida es la que orientará defi-
de la respuesta y de la entrega. Es así como en el N.T. la casa de nitivamente todo el dinamismo del llamado. Estos son, pues, los

248 249
I
criterios fundamentales de todo discernimiento vocacional, que de los signos de Dios en la Historia. Ya Abrahán, padre del pue-
habrán de aplicarse a lo largo de toda la actividad del llamado a blo, que sintió en su interior la llamada de Dios a emigrar de
las diversas circunstancias de su vida, por donde se le irá comuni- entre los suyos, salió sin saber a dónde iba 4? y fue recorriendo su
cando la voluntad de Dios 34 . Junto a ellos, también la comunión camino como un nómada, esperando que Dios con sus signos le
eclesial, por donde llega la llamada de Dios, es criterio concreto fuera mostrando la tierra de la promesa 48 ; la literatura midráshi-
de discernimiento y ella ha de discernir también las diversas acti- ca hablará también de los signos por los que Abrahán llega a
tudes del cristiano35. Pero todo esto sin perder nunca de vista que conocer el monte Moriá 49 ; y la misma orden de salida de Aram
una actitud de discernimiento es sólo posible si se posee una por parte de Dios a Abrahán será también un signo de Dios que
postura radical e inicial de indiferencia, para no querer nada in- le indicará que no habría de volver más a aquellas tierras idóla-
dependientemente de lo que sea voluntad de Dios 36 ; al mismo tras 50, como la salida del pueblo israelita de Egipto será una se-
tiempo el hombre ha de poseer una suficiente capacidad de cálcu- ñal de Dios para él, indicándole que no regrese a aquella situa-
lo, que en el orden vocacional significa una radical capacidad ción ni a nada de lo que ello implicaba, y precisamente por lo que
para poder dejar todo lo que no vaya dirigido solamente por la ello suponía más que por la mera atención a una determinada
voluntad de Dios, que se hace actual en Cristo 37 . geografía; la geografía era sólo la expresión de un significado más
profundo, y es que a esa situación existencial de la que Dios ha-
bía sacado al pueblo no quiere él que regresen más los suyos".
La actitud y la práctica del discernimiento se encuentra ya Jacob irá también discerniendo la voluntad de Dios a través de
presente en la Historia Salvífica desde el Antiguo Testamento. El los gestos de su bondad en la vida " . Y cuando llegue el momento
primero que enseña el discernimiento es Dios mismo, con su inte- del establecimiento del pueblo de Dios en la tierra, Josué recono-
rés por conocer el corazón humano y los valores que van rigiendo cerá en la Tora el instrumento típico del discernimiento real 53 ;
sus actuaciones 38 . Siguiendo esta misma dinámica de Dios, tam- luego uno de sus sucesores, Gedeón, vivirá también intensamente
bién el pueblo tiene interés en conocer el valor de las acciones todo el proceso del discernimiento sobre su vocación al pedir a
humanas 39 , pero sobre todo tiene necesidad de conocer por los Dios una señal sobre la misión que le encomendaba 54 , a lo que
diversos signos en la Historia la voluntad de Dios, como lo mues- Dios accede con su buena pedagogía 55 , y desde ese momento co-
tran los esfuerzos que el pueblo hace para ver por dónde se incli- mienza ya una nueva relación directa entre Dios y Gedeón, total-
na Dios 40 , incluso con técnicas propias de su cultura, como los mente peculiar 56 . Es así también como los padres de Sansón reci-
Urim y Tumim 41 ; la literatura veterotestamentaria critica tam- ben una señal de Dios sobre la significación de su hijo 57 . Y al
bién el prescindir de este deseo de discernimiento y condena toda ñnal de esta época de líderes carismáticos, Samuel en oración
búsqueda incorrecta de la voluntad de Dios 42 , a la vez que pre- hace discernimiento sobre la posible conveniencia de una realeza
senta como el mayor castigo de Dios la incapacidad del pueblo y humana para el pueblo de Dios 58 y comunica luego al pueblo lo
de la persona para proceder a este discernimiento humano- que ha sentido al respecto desde el plano de Dios 59 ; más adelante
salvífico43. el mismo Samuel tendrá también que discernir sobre la figura que
El progreso en la vocación, para lo que es necesario el discer- Dios quiere como rey para su pueblo entre los diversos hijos de
nimiento, se observa también en toda la historia del pueblo de Jesé: un hombre según su corazón 60 .
Israel, cuya misión entre los pueblos va variando al ritmo de la
voluntad de Dios; y son los jefes del pueblo quienes están espe- Pero es sobre todo en la época profética cuando la práctica
cialmente llamados a instituir este discernimiento, en orden a del discernimiento se hace más necesaria y frecuente, no sólo por
guiar a su pueblo por los caminos del Señor 44 . Desde la primera la natural exigencia de conocer la voluntad de Dios, sino además
llamada de Dios a su pueblo en Egipto y desde su inicial desarro- por la imperativa urgencia de discernir entre los profetas verda-
llo por el desierto, para lo que necesita el discernimiento de Moi- deros y los falsos; éstos son, en principio, los que engañan al pue-
sés y de sus colaboradores45, hasta el paso a su vocación univer- blo y contra ellos polemizan los verdaderos profetas; Elias contra
salista a partir del destierro46, el pueblo precisa de un continuo los de Baal 61 , Miqueas ben-Yimlá contra los profetas aduladores
discernimiento en el progreso de su vocación, realizado a través de Ajab 62 , Jeremías contra Ananías 63 y contra los falsos profetas
250 251
en general 64 y Ezequiel contra todos los profetas y profetisas fal- aún más al insistir él en la auténtica tradición profética, que está
sos 65 . Ni aun después de toda la literatura canónica queda clara caracterizada por una concordancia con los antiguos y verdade-
del todo la naturaleza del falso profeta, ya que muchas de sus ros profetas, quienes para provocar la necesaria conversión anun-
descripciones están en boca de sus enemigos, los profetas verda- ciaban castigos de parte de Dios al pueblo pecador 78 , pues el
deros, e incluso los mismos profetas canónicos usan expresiones profeta falso es incapaz de denunciar la iniquidad 79 . Jeremías
de los considerados como falsos profetas, además de que siempre apela al juicio de la historia y está seguro de que este criterio de
se pueden dar situaciones de cambio en la personalidad del profe- llamada a la conversión y anuncio del castigo se cumple en él 80 y,
ta y, por otra parte, los estadios de estos cambios no están sufi- por tanto, él es un profeta probado y aprobado por Dios 8 l , si bien
cientemente aclarados; por eso la solución a este problema tan en la época profética no dejan de surgir dudas sobre el valor de
complejo le era al pueblo más necesaria, cuando realmente unos este argumento de la justicia divina con respecto a la retribu-
hombres reclamaban la escucha fiel de sus palabras con la preten- ción 82 ; por otra parte, una profecía que anuncia el bienestar
sión de que conocían la voluntad de Dios. El paso de una situa- para Jeremías sólo es válida si se cumple 83 . A veces el mismo
ción de profeta pagano a verdadero y luego a falso lo tenemos de profeta tiene necesidad de esperar a este cumplimiento para sa-
algún modo ejemplificado en el caso de Balaam, el profeta del ber sí sus propios conceptos provienen de Yavé 84 . De todos mo-
enemigo de Israel, Balak 66 , considerado como profeta bueno por dos, es cierto que la función principal del profeta se centra en la
su fidelidad a Yavé para anunciar el triunfo de Israel 67 y visto estructuración del pueblo de Dios y que su función de anuncio
luego como deficiente en otras de sus facetas morales 68 . Por sólo tiene valor instrumental respecto a su primordial fin. Por eso
otra parte, el mismo Dios usa en ocasiones a los profetas falsos el Déutero-Isaías, cuando se presenta a sí mismo como profeta,
para engañar a su pueblo 69 , como infundió también un espíritu trata de entrar en la corriente de los profetas preexílicos, que
de vértigo en los sabios del faraón para que no pudieran captar el anunciaban el juicio de Dios 85 .
plan de Dios 70 , y, además, el profeta no siempre acierta a discer-
nir el verdadero fin de su profecía, como le aconteció a Jonás 71 . Por otra parte, el pueblo podrá saber si una persona presenta
cierta credibilidad profética cuando está revestido de una serie de
Pero, con todo, parece que las fuentes bíblicas señalan un do- virtudes típicas, es decir, cuando tiene aguante en el dolor y en
ble criterio para discernir entre el verdadero y el falso profeta: en medio de todo el desafío que el pecado del mundo lanza al profe-
primer lugar, el monoteísmo, la exigencia absoluta de la configu- ta 86 y, además, si no busca el apacentarse a sí mismo 87 . De ahí
ración del pueblo a partir de los valores auténticamente divinos y todo el ataque de los verdaderos profetas a los falsos por su in-
que nunca son tenidos por excesivos, ya que Dios es siempre el moralidad, tanto a nivel sexual88 como a nivel agresivo 89 y cap-
mayor 72 ; y después, el resultado de la profecía73; pero este cum- tativo 90 . El resultado del dejarse llevar de estas tendencias en los
plimiento hay que entenderlo dentro de todo el plan salvífico de falsos profetas será la proclamación de mentiras, de sueños de su
Dios 74 y, ciertamente, no serviría sin el primer criterio, el del propio corazón 91 , por lo que no se les puede reconocer de ningún
monoteísmo, que es el fundamental, porque él es el que refleja la modo una inspiración divina 92 , sino movimientos provenientes
verdadera esencia de Dios y el ser del hombre ante él 75 . Por eso de otros orígenes, siempre sospechosos93.
el monoteísmo, junto con el éxito, es la señal de que Dios ha El profeta, como tal, no es nunca un pensador, que dice lo que
enviado concretamente a Moisés, es decir, el mismo triunfo del se le representa racionalmente 94 , sino un místico, que tiene una
monoteísmo es la señal de que Dios, el fuerte, ha enviado a fuerte intelección de lo que es Dios y de lo que él significa actual-
Moisés 76 . mente para el hombre y para la sociedad. Por eso el falso profeta
Es sobre todo en tiempo de Jeremías cuando se plantea con puede ser humanamente listo, hábil y sincero, pero es falso por-
especial agudeza el criterio del discernimiento entre los profetas y que le falta saber quién es Dios o quién es el hombre desde el
cuando se constata también de forma dramática el pecado funda- plano de Dios. El verdadero profeta tiene acceso al consejo de
mental de no buscar a Yavé y de no querer discernir ni preguntar- Dios 95 , como lo muestra Miqueas en su caso, mientras sus con-
se por dónde se puede encontrar a Yavé y a su voluntad 77 . Para trincantes están movidos por un espíritu falso96, pues no captan
él, los criterios fundamentales, arriba enunciados, se concretizan la voluntad de Dios al no tener sentido del pecado 97 y al identifi-

252 253
car el éxito material del pueblo con el éxito de Dios 98 , como si a b) El discernimiento evangélico
éste cualquier conducta del pueblo le dejara indiferente; el falso
profeta confunde el bien religioso con el bien pragmático en polí- Esta comunidad creyente participa ya en Jesús del estadio hu-
tica, sociología" o culto 10°, problema que resuena también en manamente definitivo de la palabra de Dios; y es la Iglesia cre-
muchos de los salmos de Israel 101 ; esta postura se encuentra fuer- yente, unida a Jesús y participando de su Espíritu, el lugar más
temente cuestionada por los verdaderos profetas 102, ya que ella propio para el discernimiento sobre la voluntad de Dios. Esta
conduce al pueblo a una insensibilidad para la conversión103, que comunidad tiene como referencia última de su discernimiento y
cuando se hace pertinaz 104 le lleva incluso a reírse del profeta 105. como criterio definitivo a la misma persona de Jesús, la palabra
Hay en el A.T. un ejemplo clásico de discernimiento de profe- de Dios, que se revela en el evangelio. Por eso el evangelio perma-
tas en 1 Re 13. El profeta oficial de Betel quiere saber si la profe- nece en la Iglesia como el criterio y la norma que avala todo
cía de un profeta de Judá contra el altar de Betel es verdadera; discernimiento cristiano y vocacional.
para lograrlo intenta probar si este profeta judío es un profeta Las primeras figuras evangélicas, que empalman el Antiguo
verdadero y, para ello, trata de poner a prueba su fidelidad a Testamento con el Nuevo, aparecen ya con posturas de verdadero
Yavé, pues sabe que, si no le es fiel, Dios actuará. Por eso, ha- discernimiento. Zacarías, que no lo quiso realizar adecuadamen-
biéndose enterado de que ha recibido una orden de Dios de no te, se vio castigado por ello 108; pero todas las demás figuras, que
comer ni beber en tierra de Betel como símbolo de desasimiento y mantienen una postura abierta ante la palabra de Dios, son per-
de destrucción, el profeta israelita le engaña, presentándose a sí sonajes que instituyen un discernimiento en su vida. María, que
mismo como auténtico profeta y tentándole para que quebrante se interrogaba sobre el significado del saludo del ángel y sobre el
la orden de Yavé. El profeta de Judá se confía, hace más caso de cómo podría convertirse en madre conservando la virginidad, que
un extraño que de la viva experiencia que él ha sentido de Dios; había prometido a Dios 109; ya que ella no duda de la respuesta
quebranta la orden del Señor, y Dios le castiga con la muerte. que le transmite el ángel, el Señor se la confirma con una señal,
Entonces el profeta de Betel se da cuenta de que aquel profeta de que provoca en ella el cántico de acción de gracias y de alabanza
Judá era un verdadero profeta, que estaba hablando en nombre por el conocimiento de la voluntad salvífica de Dios u o ; más ade-
de Yavé, y que, por tanto, el altar de Betel ciertamente sería des- lante, con fina penetración podrá también discernir con acierto
truido. Por esta razón, en señal de veneración manda que se en- cuál es el verdadero alcance de las palabras de Jesús en Cana U1 .
tierre al profeta de Judá con todos los honores y él mismo pide Su esposo, José, heredero de su homónimo veterotestamentario,
ser enterrado junto a él en su momento. que entre tantas situaciones ambiguas tuvo que buscar el camino
La vinculación con Dios es, pues, el criterio último de todo de su fidelidad a Yavé 112 , se verá también confrontado con la
verdadero profeta, y esta vinculación sólo la puede conocer pro- urgente necesidad de un discernimiento continuo, en primer lugar
fundamente la misma persona que la posee, contra cuya experien- para clarificarse acerca de la voluntad de Dios sobre él: cómo por
cia no sirve ningún argumento y, por otra parte, sólo puede respeto a su esposa y por reverencia al niño que ella albergaba en
ser calibrada adecuadamente por uno que posea el mismo caris- su seno podía mantenerse en su compañía 113 ; más adelante ha-
ma de profecía, ya que el hombre espiritual, carismático, sólo por bría de juzgar también sobre diversas situaciones, para acertar
criterios espirituales puede ser discernido 106. Pero, en definitiva, con lo que Dios quería para su Hijo 114; y esto a veces, junto con
es la comunidad creyente la que recibe la palabra profética y en la María, en medio de un gran dolor de búsqueda y sin llegar a
que vive el Espíritu de Dios, que ha animado al profeta, la que captar plenamente la solución que Dios le daba 115 . Por otra par-
discierne la verdadera profecía y la admite como tal, canonizán- te, Simeón se alegrará de poder descubrir en Jesús la señal que el
dola a pesar de todas las resistencias humanas, que ella misma Espíritu Santo le había prometido como criterio para discernir la
pueda presentar a la palabra de Dios, pues en ella vive y actúa persona en la que se encontraba la salvación de Dios 116 . Y más
realmente el Espíritu de Dios 107 . adelante, Juan el Bautista habrá de permanecer en el desierto
hasta sentir el eco de la palabra de Dios, que le impulsaría a la
predicación 117 ; durante ella, en un momento concreto reconocerá

254 255
se centra en saber quién es realmente Jesús y lo que él signifi-
en el descenso del Espíritu la señal que le mostraba a Jesús como ca 129; piden una señal para discernir el poder de Jesús y el signifi-
el legado definitivo de Dios 1I8 , e instituirá también un proceso de cado de su obra I3 °, se interrogan y le interrogan sobre la natura-
discernimiento en unión con sus discípulos para llegar a la plena leza de la acción de Jesús y las posibilidades de su realización n l ;
certeza de si Jesús es el que había de venir o tenían que seguir después del diálogo con él llegan a vislumbrar tentativamente la
esperando a otro; Jesús les dará la clave para la solución a partir naturaleza de su mesianismo 132, discuten sus pretensiones y sus
de sus mismas señales, confirmadas por el testimonio de la Escri- pruebas I33 y abocan a decisiones diversas ante él 134 .
tura, y de este modo podrá deshacer cualquier escándalo ante su
presencia, que pudiera estar presente incluso en personas de bue- En este proceso de discernimiento que se le hace a Jesús a lo
na voluntad" 9 . Juan el Bautista dará además criterios para dis- largo de toda su vida él presenta los tres testimonios fundamen-
cernir la verdadera religiosidad de su pueblo 12°. tales que avalan su pretensión: Juan el Bautista, la Sagrada Escri-
tura y las obras de Dios que el Padre le concede realizar. Juan el
Pero la figura más importante para todo el tema del discerni- Bautista fue la lámpara iluminada por la luz de Jesús, que da
miento en el evangelio es, sin duda, el mismo Jesús de Nazaret. En testimonio de esa luz al reflejarla 135; Juan el Bautista no hizo
primer lugar, en el evangelio existe un discernimiento sobre Jesús.
milagros, pero todo lo que dijo de Jesús resultó verdadero 136.
Es el mismo Jesús quien exhorta a investigar las Escrituras, que
Jesús apela también repetidas veces a la Escritura como confir-
se refieren a él 121 y que dan testimonio de él 122 cuando se con-
mando su personalidad y sus actuaciones 137 . Pero sobre todo
templan a partir de su realización desde el misterio pascual 123 .
apela a las obras que el Padre le ha concedido realizar 138, porque
Jesús invita también a discernir los signos de los tiempos, las
notas que caracterizan la época inaugurada por él, y a tomar una en ellas se encuentra actuando el mismo Dios Padre 139; es así un
decisión ante ella a partir de este discernimiento 124 . Especialmen- testimonio conjunto el que ofrecen Dios Padre y Jesús, y por ello
te el evangelio de Juan se puede considerar como un libro donde el juicio de Jesús es válido, porque no se encuentra solo, sino en
aparecen todas las posturas encontradas que tratan de discernir una perenne unión con Dios y en total apertura a él 140 . Después
la autenticidad de la misión de Jesús, sobre todo en las grandes de su resurrección se añadirá también el testimonio del Espíritu
discusiones de los capítulos centrales 125 ; pero este discernimiento en los suyos 141 .
está también presente en los evangelios sinópticos, como recuerdo La apertura a Dios es el criterio más claro que Jesús puede
de algo ocurrido en la vida de Jesús cuando se entablaban las ofrecer a quienes quieran hacer un discernimiento sobre él. Si su
grandes discusiones sobre el significado de sus obras 126 y también adhesión a Dios aparece en las obras y en la eficacia de su deseo,
sobre su personalidad, acerca de la que corrían diversas interpre-
porque Dios escucha al que hace su voluntad 142, la adhesión a
taciones 127.
Dios se muestra sobre todo en la gran obra de Jesús, en su exalta-
El evangelio de Juan, como obra que conserva el discerni- ción, cuando él camina decididamente hacia la cruz, donde apa-
miento sobre Jesús, está concebido como una especie de alegato rece la muerte a todo egoísmo, la apertura total a la voluntad de
jurídico o de sumario judicial, como el testimonio de un juicio Dios y donde estriba, consiguientemente, la prueba más clara de
que se llevó a cabo durante la vida de Jesús y que trataba de su mesianidad y de su filiación al mostrarse plenamente dinami-
presentar las pruebas de ambas partes en orden a clarificar la zado por su Padre Dios, cuya voluntad es causa de vida 143; por
personalidad y la obra de Jesús. Para ello comienza haciendo un eso nadie le puede convencer de pecado 144 y él aparece como "el
examen del primero de los testigos, Juan el Bautista, a quien una Verdadero", en plena conexión con Dios 145 .
corriente pretendía exaltar de un modo impropio. Una serie de
interrogatorios sobre su personalidad aclaran no sólo la inade- De todos estos criterios Juan concluye en su evangelio que
cuación de su ministerio con la del libertador escatológico, sino Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios 146 , el profeta que tenía que
también la funcionalidad de su misión respecto a Jesús e incluso venir al mundo 147, el rey de Israel y su pastor 148 y el salvador del
el testimonio vivo que da sobre él 128 . mundo 149. Pero a todo esto llega el evangelista no sólo por unos
criterios racionales, sino especialmente a partir de la experiencia
Todo el esfuerzo sucesivo de los judíos, samaritanos y galileos de Jesús. Es a realizar esta experiencia a lo que se invita a Nata-

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nael, animándole a entrar en el seguimiento de Jesús 15° y es la ello constituye una lección de discernimiento de espíritus para
experiencia de Jesús, expresada como un gustar su vino 151 , su toda la Iglesia171.
agua152, su pan 153 y un sentirse iluminado por su luz 154 , lo que
convence a la persona de que Jesús es realmente el salvador y que En ella aparece Jesús como Hijo de Dios en situación de mi-
merece la pena entrar en su seguimiento. Pero sólo quien tenga ya sión a partir del bautismo, "movido por el Espíritu" y "tentado
una radical sintonía con Jesús, por una similitud a él en el cum- por el diablo"; él se sitúa entre dos corrientes y ha de discernir
plir la voluntad de Dios, estará radicalmente capacitado para en- entre ellas. Es el Espíritu quien tiene interés en que Jesús sea
tender la personalidad de Jesús 155 . El estar dinamizado por Dios probado, para que muestre su filiación, su respuesta perfecta a
y el amar a Jesús como le ama Dios es en el fondo la razón más Dios Padre en la vocación al aparecer dinamizado sólo por él y
fuerte de la atracción hacia él ejercida por Dios Padre en el por su voluntad, actualizada también a través de la Sagrada Es-
hombre, a quien con su revelación divina le abre al amor hacia critura. En medio del desierto de su vida, como nuevo Adán y
Jesús156. nuevo Israel, mostrará que, si los antiguos fallaron, él no peca y
de este modo rehace todas las relaciones salvíficas entre Dios y el
hombre.
Esta experiencia de la conexión con Jesús y del sentido en la
vida a partir de él es también el criterio válido para juzgar de la En la primera prueba aparece como objeto del discernimiento
pertenencia a Jesús. No las apariencias ni un juicio a partir de de Jesús el uso de su poder mesiánico. Una alternativa se presen-
ellas157 y de categorías humanas 158 a partir de la carne 159, que va ta: o usarlo para satisfacer sus propias necesidades instintuales o
buscando la espectacularidad160, sino la entrega a Jesús y a éste utilizarlo únicamente según la voluntad de Dios, dependiendo de
crucificado es en la fe la clave de la verdadera pertenencia a él y la palabra del Padre. Jesús, sin dudar, lo usará en este sentido y
de la verdadera vida nacida de Dios, de forma que las obras de será así la verdad de Dios la que le alimente, la que le mantenga
esta persona se puede decir que están dinamizadas por Dios 161 . en vida 172 . El segundo discernimiento versa sobre el modo de
La entrega a Jesús en la fe 162 y la realización de su amor 163 es la conseguir adeptos y de realizar Jesús su misión. Como enviado
clave del verdadero discipulado, de la verdadera filiación divi- necesita un poder y sabe que lo tiene prometido 173; es entonces
na164, de la inmanencia de Dios en el hombre 165, que así llega a cuando se le presenta el príncipe de este mundo, ofreciéndole una
formar parte del rebaño de Jesús 166 y por esta verdad de Jesús, serie de ventajas para llevar a cabo su misión, pero pidiéndole a
interiorizada en él por el Espíritu, tiene también acceso a Dios 167. la vez que renuncie a lo más esencial de ella, a la enseñanza sobre
Es así el Espíritu quien con su actividad en la Iglesia da la clave lo absoluto de Dios, para poner en su lugar las ventajas humanas
para el verdadero discernimiento acerca de Jesús y de su obra: de y el éxito natural. Jesús no cae en la tentación de ceder ante la
su exaltación gloriosa, de su santidad en los fieles y de su radical gloria del mundo 174 ni de exhibirse ante él 175 ; y por eso el Padre
diferenciación de todos los principios opuestos a Dios 168 . le concederá después la plenitud de su poder por otro camino, el
camino de la cruz 176 . En la tercera tentación, el discernimiento
Pero los evangelistas no muestran sólo el discernimiento que consiste en saber dónde se encuentra el verdadero Dios: si en el
el hombre ha de hacer acerca del verdadero Jesús y de la auténti- éxito aparente o en el abandono a él en plena confianza. Es en
ca pertenencia a él y del seguimiento perfecto, sino que presentan esta última dirección por donde se mueve Jesús, sin pedir prueba
también el discernimiento de Jesús. Jesús se encuentra en una pos- alguna a Dios sobre su presencia177, reconociendo que el Padre
tura de continuo discernimiento a lo largo de toda su vida. Jesús nunca le deja solo, porque Jesús cumple siempre su voluntad 178 ,
tiene que discernir sobre los hombres y su verdadero seguimien- y ahí presenta él la prueba suprema de su filiación179, aun en
to169 y tiene que discernir sobre todo acerca de la voluntad de medio del abandono de Dios 18°, en cuyas manos confiadamente
Dios 17°; tiene que conocer dónde se encuentra el verdadero Espí- se entrega 181 . Y es la oración, el contacto con Dios, en ayuno de
ritu de Dios, para poderlo distinguir de cualquier otra manifesta- cualquier otra realidad y en interiorización de su Palabra, la que
ción con características aparentemente similares. Este discerni- le ayuda en este discernimiento; y en esta postura permanece Je-
miento de Jesús ha quedado plasmado de forma global en la sús perennemente en todas las tentaciones de su vida, hasta el
página evangélica que trata de las tentaciones de Jesús y que por final, cuando el príncipe de este mundo vuelve a él 182 , pero del

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que vence también definitivamente y al que condena y expulsa a miento de tipo vocacional el criterio más típico de los enunciados
partir del exorcismo de su cruz, y esto en oración 183 . por Jesús sería, en su aspecto negativo, el de no juzgar por las
apariencias t97 , sino juzgar de acuerdo con la realidad, de acuerdo
Jesús instituye también un discernimiento vocacional de las con Dios, como el mismo Jesús lo hace a partir de lo que ve y oye
actitudes humanas ante él. Insinúa que quien va tras él ha de en Dios 198 , y por eso en su juicio nunca está solo, sino en unión
hacer un discernimiento sobre sus búsquedas más íntimas 184, y con quien le envía'". Por otra parte, el fijarse en los frutos es
por eso tantea a Felipe 185 y trata de que Pedro se clarifique res- también un criterio especialmente válido para no dejarse llevar
pecto a su amor y a las consecuencias de seguimiento que este por las meras apariencias 200 .
amor implica 186. Si él ha establecido un discernimiento acerca de
su hora y de su misión 187 y a partir de este discernimiento ha Pero en el aspecto positivo, la principal referencia de todos los
logrado entender incluso las características dolorosas de su voca- criterios de discernimiento para Jesús es siempre Dios Padre y su
ción 188, quiere que también los hombres se interroguen sobre su voluntad; es a él y a su actuación a quien se refiere Jesús en todo
propio seguimiento y logren conocer, como él ha conocido, cuán- su actuar y por eso lo propone como el principal criterio de dis-
do las búsquedas son incorrectas l89 y cuándo el verdadero amor cernimiento vocacional y misional. La creación, como obra de
de Dios no reside en el hombre, porque en sus actuaciones va Dios, es un primer criterio de discernimiento desde él; la natura-
buscando su propia gloria 190. A la vez que Jesús discierne sobre leza de las cosas y la misma vida, que Dios ha infundido en ellas,
los hombres, quiere que los mismos hombres, con los criterios es una luz para el hombre en su discernimiento acerca de la vo-
que él aporta, lleguen tambié" u discernir dónde reside el verda- luntad de Dios 201 , como lo muestra además egregiamente toda la
dero seguimiento de Jesús 191 . El pone sus condiciones para este literatura sapiencial. También las actuaciones de Dios en la His-
seguimiento192 y pregunta si el hombre es capaz de dejarlo todo toria Salvífica son un criterio para el conocimiento de su volun-
para llegar a ser su discípulo; este discernimiento sobre la propia tad, pues el modo de actuar de Dios refleja su modo de ser; por
capacidad de renuncia para seguir a Cristo es totalmente im- eso Jesús actúa siempre a través de lo que ve hacer al Padre, a
prescindible antes de comenzar el camino, no sea que, habiéndo- quien sigue considerando como que continúa su labor salvífica en
lo iniciado, el hombre quede descalificado por no haberlo podido el hombre 202 . Estas actuaciones de Dios conducen a un conoci-
recorrer 193 . miento del Señor como un Padre, que está siempre dispuesto a
perdonar a quien se arrepiente; por eso el hombre, a su vez, debe
Es en el evangelio, sobre todo, donde aparece el modo del imitar esta bondad de Dios, perdonando sin medida203, pues el
discernimiento en Jesús a base de los criterios que se desprenden Señor prefiere siempre la misericordia más que cualquier opre-
de sus palabras y de sus actuaciones. Por eso el evangelio perma- sión legal o jurídica 204 . Por otra parte, esta naturaleza bondadosa
nece como el criterio fundamental del discernimiento cristiano de Dios invita al hombre a poner su confianza en él y a vivir de
y vocacional. Pero en este acercamiento al evangelio para usarlo ella, más que de una angustiosa preocupación por los bienes de
como instrumento de discernimiento es necesaria una previa con- este mundo 205 ; y a la vez invita también al hombre a la constante
versión, una renovación interior, ya que Jesús echa en cara a los generosidad a partir de la contemplación de un Dios Padre que
maestros de Israel que son incapaces de un verdadero discerni- da cosas buenas a quienes se las piden 206 . Por esta infinita bon-
miento 194, precisamente porque por falta de esa conversión no dad de Dios, el Señor invita a preferir siempre el juicio de Dios
saben cómo actuar: ni lloran ante la predicación de Juan ni se más que el de los hombres 207 y, consiguientemente, a actuar de
alegran con la venida de Jesús 195, y por esta negligencia en la tal manera que sólo se dependa de él, que es quien ve en lo escon-
conversión tratan de evitar el discernimiento y su compromiso dido 208. Y por ello, toda visualización de las obras humanas bue-
subsiguiente 196. nas sólo ha de tener por fin la glorificación de Dios Padre, que
las mueve 209 . Es, pues, esta naturaleza de Dios la que da el pri-
Sin entrar ahora en los criterios que han de intervenir en el mer criterio de discernimiento y por ahí puede el hombre llegar
discernimiento final o escatológico ni en los criterios acerca de la también a conocer realidades de su propia existencia, por ejem-
naturaleza del reino de Dios y de sus condiciones, en un discerni- plo, la resurrección 210 , que le invitan a buscar siempre el honor

260 261
de Dios por encima de cualquier otra gloria humana, por muy El Espíritu es también para Jesús un criterio de discernimien-
imperial que sea211. to, porque las actuaciones que dependen de él actualizan el reino
de Dios 232 . Por encima de cualquier razonamiento, como instru-
Jesús, como presencia de Dios en el mundo, constituye tam- mento de defensa ante los tribunales, el cristiano ha de mantener-
bién un criterio de discernimiento que es más amplio y visible. se abierto a la luz del Espíritu y esperar de él el argumento decisi-
Ante él la persona no puede quedarse en la mera afirmación cris- vo 233 . La Escritura está también íntimamente ligada al Espíritu,
tológica de su fama o seguirle meramente porque satisface ciertas como lugar de discernimiento, pues por ella habla el Espíritu de
necesidades212. Jesús en su vida fue venciendo al mal, y esto mues- Dios 234 y es el mismo Espíritu quien concede la inteligencia para
tra su radical bondad 213 . Por eso quien le siga ha de tenerle a él entenderla 235 . Por eso los evangelistas la descubren actualizándo-
por la principal referencia de su vida y es en esta referencia a se constantemente en el actuar de Jesús y a partir de ella discier-
Jesús donde estriba el criterio del verdadero profeta, del verdade- nen los gestos de Jesús 236 ; esta postura la han aprendido del mis-
ro carismático, y no en la grandeza de sus señales214. Por esta su mo Jesús, quien la usaba en sus argumentaciones y por ella se
referencia a Jesús el llamado pasa a ser un miembro de la propia gobernaba en muchas de sus actuaciones 237 .
familia de Jesús en virtud de la escucha de su Palabra 213 y por
ello ha de preferir esta referencia al Señor por encima de cuales- De su actuación y de su enseñanza emergen también diversos
quiera otras vinculaciones familiares216. La alegría de estar con él criterios de discernimiento, que han de orientar la vida cristiana y
ha de llevar al desprendimiento de todo lo demás 217 , ya que el vocacional. En primer lugar, el discernimiento nunca se ha de
estar con él, escuchando su Palabra, es siempre la situación mejor convertir en un juicio sobre personas, pues el Señor exhorta a no
y aventaja a cualquier otra actuación que provenga sólo de la juzgarlas 238 y establece el criterio para reconocer si el hombre
propia iniciativa218. En el seguimiento de Jesús el hombre ha de está perdonado en que él mismo perdona, pues ahí se muestra
estar dispuesto además a preferirle a él más que a todos los bienes que la vida del Dios bueno reside en el hombre 239 ; por eso Jesús
materiales219 y a arriesgar incluso la propia vida 220 , aunque en insiste en la reconciliación fraterna como previa a la ofrenda cúl-
momentos de persecución ha de optar también por el mayor tica 24°. Por esta razón ha de prevalecer también la bondad como
bien 221 . Si para Jesús, de acuerdo con el plan de Dios, la predica- criterio de actuación 241 y toda la contemplación del mal há de
ción a Israel era primaria 222 , como lo fue también para la Iglesia constituir primariamente una llamada a la propia conversión242,
primitiva223, además de la prioridad en el modo y por encima de sin asumir para con los malos una actitud agresiva o violenta,
ella está la prioridad en el ser, y por ello Jesús señala que la como se lo indica Jesús a sus discípulos en su última instrucción
predicación del Reino es el quehacer fundamental de toda voca- antes de padecer 243 y lo recuerda además en el proceso ante Pila-
ción, por encima de cualquier otra obra de caridad 224 . to 244 ; por ello también él resistió a los hijos del trueno 245 . La
bondad desemboca además naturalmente en el amor, que es el
Es por eso por lo que el Reino está estrechamente unido al
criterio unificador de todas las relaciones con Dios, con uno mis-
Rey y constituye también una referencia esencial en todo discerni-
mo y con los demás 246 y que se muestra y ha de prolongarse en el
miento vocacional. Jesús indica que sus valores son preferibles a
estar dispuesto a dar la vida por quienes se ama 247 . Este amor el
la integridad corporal 225 y que la vida del Reino, esta vida verda-
Señor lo mostró en su vida con un acercamiento sin tabúes a los
dera, ha de ser preferida por encima de todas las ganancias tem-
enfermos248 y a los pecadores 249 , mostrando así su misericor-
porales 226 . El hombre se ha de esforzar por entrar por la puerta
dia 250 y aceptando incluso a mujeres en su compañía 251 , pero sin
real 227 , y además ha de hacerlo convenientemente equipado del
familiaridad que pudiera escandalizar252. En fuerza de este amor
vestido nupcial 228 . Y Jesús enseña también a discernir dónde se
él exhorta al amor 253 y a las obras de caridad 254 , sobre todo para
encuentra la verdadera grandeza en su Reino: en el hacerse pe-
buscar el bien espiritual del hermano, sin escandalizarlo nunca 255 ,
queño y servidor de todos, siguiendo su ejemplo229, y en el llevar
aunque no le importa el escándalo farisaico256; en fuerza de este
adelante sobre todo el servicio de la enseñanza, juntamente con el
amor también Jesús trata de buscar especialmente a los perdi-
cumplimiento de la voluntad de Dios 23°; a la vez que indica con
dos 257 y a los pródigos 258 . Para él el amor reside sobre todo, más
la doctrina de las bienaventuranzas dónde reside la verdadera
que en algo exteriormente cuantificable, en la disposición inter-
felicidad de su Reino 231 .

262 263
discernimiento; la primera postura de Pablo ante Jesús es la que
na ; por eso tampoco quiere entrar a dirimir asuntos puramente manifiesta toda su situación interior y se continuará, sin duda, a
materiales de herencias 26°, sino que pide el seguimiento a él por lo largo de toda su experiencia vocacional; y esta postura es la tí-
encima de todas esas preocupaciones 261 . pica de un discernimiento: "Señor, ¿qué quieres que haga?" 277
Es por esta razón también por la que Jesús presenta lo inte-
Desde esta postura fundamental se orienta toda la vida de
rior como criterio de actuación más válido que lo externo: no las
Pablo, en la que tantos ejercicios de discernimiento habrá de rea-
palabras, sino las obras 262 , por cuya bondad se conoce también al
lizar, pues las posturas de su vida no podrán nunca tener una
profeta, al carismático263; pero en las obras no la mera actuación
significación unívoca. Si es verdad que su evangelio no lo recibe
externa es lo que más vale, sino los motivos, como aparece en la
de hombres 278 , sin embargo, se somete a los apóstoles prime-
enseñanza de Jesús sobre el celibato, asumido por el reino de los
ros 279; y aunque respeta su autoridad, no duda incluso en corre-
Cielos264, y en la referencia a él como criterio de actuación 265 .
gir a Pedro 280 ; a pesar de que defiende la libertad de los genti-
Por eso, si es verdad que la ley de Dios está por encima de las
les 281 , ha de compaginar esta libertad con el sometimiento a las
tradiciones humanas266, es también cierto que esta Ley hay que
decisiones del Concilio de Jerusalén 282 y además llega a circunci-
considerarla sobre todo en su finalidad —el dar la vida— y que
dar a Timoteo 283 ; en un momento determinado niega a Marcos el
éste ha de ser el criterio fundamental de su aplicación267. Es en la
seguir en su compañía 284 y luego lo mantiene como colaborador
causa final donde Jesús descubre el motivo más válido de discer-
suyo 285 . Tiene que aprender a abundar y a carecer286 y en medio
nimiento vital268, porque, a partir del origen, es esta dirección del
de todo a irse haciendo a las personas, de tal forma que pueda
hombre hacia Dios la que ha de dirigir todo su actuar y donde ha
conseguir los más posibles para Cristo 287 .
de descubrir el criterio más válido de discernimiento en cada si-
tuación; por eso Jesús se siente movido también a estar en las Otros muchos discernimientos concretos ha tenido que reali-
cosas de Dios 269 y es el celo por Dios lo que le mueve en todas zar Pablo en su vida y en medio de no pequeñas tensiones, pues
sus actuaciones270. En esta relación con Dios hay ciertas posturas se veía acosado de persecuciones por fuera y de temores por den-
interiores que han de ser prevalentes en el actuar humano; y la tro 288 , viviendo toda su vida apostólica con gran angustia por los
más importante de todas es la humildad 271 . Y, por otra parte, en suyos 289 y con la solicitud por todas las iglesias290 y por sus pro-
las relaciones con los hombres no ha de faltar nunca la pruden- blemas concretos, como cuando, por ejemplo, se siente perplejo y
cia, unida a la sencillez272, que ha de evitar el menosprecio de lo se pregunta cómo habrá de tratar a los gálatas 291 . Fenómenos
santo 273 , el freno a la predicación274 y el descrédito en ella275. especiales en su discernimiento se le irán presentando esporádica-
Pero sin duda, y como resumen de la misma naturaleza del evan- mente, como la llamada misteriosa a evangelizar Macedonia 292 , o
gelio en cuanto criterio de discernimiento, se puede decir que la el impedimento para ir a Roma 293 , o la visión para salir de Jerusa-
postura más fundamental es la de ir a Jesús, el aceptar su revela- lén 294 , o una premonición de lo que ha de vivir allá295. La Escri-
ción, su palabra, el dejarse iluminar por su luz, para que a partir tura será también una pauta normativa de su conducta 296 y en
de ella todas las obras del hombre aparezcan realizadas "según ésta habrá de tener presente además continuamente la prudencia:
Dios" 276 . por eso huye cuando cree que lo debe hacer, incluso por medio de
una espuerta 297 , llega a circuncidar a Timoteo 298 , hace callar la
propaganda de endemoniados 299 , se somete a las legislaciones ju-
días sobre los votos 30°, se amaña para dividir a la asamblea de
sus acusadores 301 , usa con arte la intervención de su sobrino ante
c) El discernimiento eclesial las autoridades 302 y no duda en apelar al César cuando se ve
forzado a ello 303 . Pablo trata de portarse con entera buena con-
Sobre la experiencia y la doctrina del discernimiento en pocos ciencia ante Dios 304 y ante los hombres 305 ; por ello trata de no
lugares se encontrará testimonio tan amplio como en la obra de perder inútilmente su honra 306 y no se deja azotar 307 ; pero trata
Pablo. La practicaje Pablo en el discernimiento es continua. Des- sobre todo de buscar sinceramente la voluntad de Dios, aunque a
de el primer momento de su conversión aparece en situación de veces no sabe qué elegir: si lo más agradable a nivel espiritual,

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como sería el encuentro definitivo con el Señor, o lo más necesa- Bernabé, marcha a Tarso 316 ; Bernabé le conduce luego a Antio-
rio a nivel eclesial, como la continuación en su ministerio apostó- quía, donde comienza un nuevo tipo de actividad, la didascáli-
lico 308. Pero, en definitiva, es esto último lo que prevalecerá, po- ca 317 ; junto con Bernabé es enviado por la iglesia antioqueña a la
niendo además como timbre de gloria y como criterio de diaconía entre las iglesias judías 318 , donde junto con la actividad
discernimiento para su propia actividad apostólica el ir a donde didascálica ejercen ambos una actividad profética319. Es en medio
Cristo no ha sido aún predicado 309 y en su referencia con los de este ministerio carismático cuando resuena la voz del Espíritu,
fieles el preferir siempre actuar más por exhortaciones que a base que solicita a Pablo para una misión ante la diáspora judía 32°; el
de imposiciones310. rechazo de esta misión en Antioquía de Pisidia hace que lleguen a
Pablo ha aprendido toda esta práctica del discernimiento a la conclusión de que han de emprender decididamente la evange-
partir de su postura inicial en la Iglesia y luego él mismo va pro- lización de los gentiles321, que para Pablo constituirá la determi-
fundizando en ella. Las iglesias concretas que le enseñaron el dis- nación específica de la llamada original y el lugar donde él realiza
cernimiento a Pablo fueron las de Jerusalén y Antioquía; y a ni- la entrega a Cristo y a su obra 322 . De este modo Pablo, en un
vel personal quizá quien más le orientaría, sin duda, en esta proceso de continuo discernimiento, ha ido descubriendo su vo-
actividad discernitiva fuera su primer iniciador en la vida apostó- cación y su misión y en él se le ha revelado la voluntad de Dios
lica, Bernabé. Lucas ha dejado para siempre plasmado el discer- sobre su vida 323 .
nimiento de la iglesia de Antioquía sobre la vocación de Bernabé
y Pablo cuando la iglesia, en medio de la oración y el ayuno, oye La práctica del discernimiento le ha enseñado también a Pa-
la voz del Espíritu, que le dice: "Segregadme a Bernabé y a Sau- blo a juzgar con finura en las diversas situaciones con las que se
l o " 3 H . Es éste un momento importante en el discernimiento voca- ha visto confrontado en su vida. En un momento de dificultad
cional de Pablo, que se había iniciado en el camino de Damasco, con la iglesia de Corinto, quiso conocer exactamente la iglesia si
pero que no concluirá hasta que se dé cuenta perfecta de que su el evangelio que en aquellas circunstancias les era predicado y al
vocación definitiva era la de ser apóstol de los gentiles, como que ellos de algún modo se acomodaban era el verdadero evan-
Pedro lo fue de la circuncisión312. Pero esta misión sólo paulati- gelio; para ello establece Pablo un criterio: no las palabras, sino
namente se irá clarificando en el interior de Pablo, siempre por el dinamismo de esa predicación; y este criterio lo basa en una
un proceso de discernimiento apostólico. razón intrínseca a la misma naturaleza del evangelio: que la reale-
za de Dios no consiste en palabras, en algo efímero, sino en una
Ya desde el comienzo de su conversión el Señor le hace notar fuerza santificadora324. A los mismos corintios les enseña tam-
a Pablo que necesita la ayuda de otra persona, Ananías, para bién cómo tienen que discernir acerca del propio apostolado pau-
seguir viendo en la fe, para seguir recibiendo la comunicación de lino: ellos quieren saber si Dios habla en el apóstol; Pablo les
la voluntad del Señor, hasta que llegue el momento en el que propone que se fijen en la fe que ha nacido en ellos, que reconoz-
haya de convertirse en el "apóstol de los gentiles" 313 . Esta voca- can la presencia de Cristo en su vida y que se den cuenta de la
ción de Pablo y su consiguiente misión Lucas la descubre presen- fuerza que este Cristo ejerce en ellos; más aún, les propone tam-
te ya al comienzo de su conversión, pues estaba ya en germen en bién que se fijen en los sufrimientos apostólicos, que a él le asimi-
la visión inaugural del Cristo muerto y resucitado; pero su signifi- lan a Cristo y le hacen participar al mismo tiempo de su fuer-
cación en la vida de Pablo sólo paulatinamente se le irá revelando za 325 . También a los romanos trata de enseñarles a discernir la
en la medida en que se le vaya manifestando el mismo Cristo, verdadera fe; y su criterio lo establece en el aguante, en la capaci-
como lo muestra Lucas en el mismo proceso de los hechos apos- dad de perseverancia, sobre todo en medio de las dificultades; la
tólicos: Pablo, después de su conversión y a impulsos de ella, razón de ello estriba en que así la fe es verdadera, porque se
según sus mismas cualidades naturales y a partir de la fe, ejerce mantiene abierta a una esperanza, que se prueba en las dificulta-
una actividad kerigmática en Damasco, en conexión también con des; por otra parte, el apóstol trata de indicarles también cómo
su estancia en el desierto 314 ; luego visita Jerusalén en postura de en la apertura interior a la espera se manifiesta la presencia del
discernimiento y, recomendado por Bernabé, ejerce también allí Espíritu como criterio de verdadera fe, porque el amor espiritual,
una actividad kerigmática315; sufre persecuciones, y, ayudado por que es característica del Espíritu, se manifiesta en la esperanza,

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pues ella mira hacia los bienes del Espíritu y los desea326. De este tal forma que el discernimiento por su misma naturaleza es ope-
modo Pablo ha ido en su vida haciendo un ejercicio práctico de rativo, 340 al colocarle al hombre en una sinceridad radical 341 y al
discernimiento acerca de las diversas posturas cristianas y sus capacitarlo a la vez para toda obra buena 342 , para los frutos de la
conclusiones las ha ido presentando también a sus fieles para que justicia 343 . Así llega la persona a encontrarse probada y aprobada
también ellos aprendan a discernir como él. en Cristo, es decir, según él y la norma de su evangelio344. Y
aunque el discernimiento puede versar sobre puntos muy concre-
tos, por ejemplo, el modo de celebrar la eucaristía345 o las condi-
Esta experiencia práctica de Pablo en el discernimiento le ha ciones para el ministerio 346 , su fin principal y complexivo es el de
constituido en verdadero maestro de discernimiento vocacional y llegar a restaurar todo en Cristo 347 y, en último término, el fructi-
apostólico. La doctrina de Pablo sobre el discernimiento es amplí- ficar para Dios 348 y el darle gloria y alabanza 349 .
sima y tiene todo el respaldo de un ejercicio continuo. Por eso no
es extraño que Pablo exhorte al discernimiento327; su exhortación Es Dios quien está también no sólo al final del discernimien-
es necesaria, porque él comprende que se precisa realizar un es- to, sino también en su origen, pues es él quien confiere las capaci-
fuerzo para permanecer en esta actitud de continuo discernimien- dades necesarias para una misión concreta, que son las que han
to, sin cerrarse nunca en los raíles de la carne, sino manteniéndo- de orientar el correspondiente discernimiento vocacional, el que
se siempre atentos a la actividad del Espíritu. Esta exhortación la luego habrá de ejercitarse también según esos modos de ser y
dirige él a quien está particularmente implicado en funciones ecle- según Dios, de tal forma que el llamado se sienta en su propósito
siales, como era Timoteo, exhortándole a la vigilancia, necesaria confirmado por Dios 35°. Por eso el discernimiento trata de buscar
en todo discernimiento, ya que ha de aprender a distinguir entre la voluntad de Dios, profundizando en todo el misterio de Dios 351 ,
el error y la verdad 328 . Para ello Pablo exhorta también a no desde la creación hasta la escatología, pasando por toda la histo-
dejarse llevar de una actitud fácil ante los carismas, sino a discer- ria salvífica. Y por esta relación a la manifestación del misterio de
nirlos y a acogerlos favorablemente por su valor para la vida de Dios en el discernimiento religioso, éste es siempre gracia y don
la Iglesia, cuando se prueban proceder realmente del Espíritu 329 . y, por tanto, objeto de petición 252 . Esta oración ha de acompañar
De aquí brota también la práctica eclesial del discernimiento, que siempre el discernimiento vocacional y misional; una oración que
es esencial cuando se trata de probar a las personas capaces para tenga por objeto el buscar puramente la voluntad de Dios, que se
un ministerio concreto, por ejemplo, el de la limosna 33°, y que ha comunica por la presencia del Espíritu en el hombre 353 . De la
de ser continuo y realizado en cada situación determinada 331 ; abundancia de esta comunicación de Dios, de esta gracia, provie-
para lo cual es necesario un detenido examen de la propia activi- ne toda la sabiduría y la prudencia discernitiva354.
dad y de la propia disposición, que desembocará, finalmente, en
una justa satisfacción propia y en una digna gloria de quien ha El discernimiento versa siempre sobre un objeto concreto. Son
buscado la realización del plan de Dios en su vida 332 . varios los temas sobre los que Pablo aparece haciendo discerni-
miento a lo largo de su obra y que los propone también como
El discernimiento es necesario, sobre todo en su aspecto reli- temas para un discernimiento vocacional y apostólico; por ejem-
gioso, para poder llegar a caminar como hijos de la luz, para plo, la actividad carismática 355 , la capacidad para participar en
dejarse guiar por la luz de Cristo y lograr discernir lo agradable un sacramento como la eucaristía 356 , o la capacidad para un mi-
al Señor en orden a ponerlo por obra 333 . Este es el fin de todo nisterio concreto como el limosnero 357 , o el de los obispos 358 ,
discernimiento vocacional: llegar a caminar como Cristo, es decir, diáconos 359 y-el servicio de las viudas 36°; también el discernimien-
caminar de un modo digno del Señor que llama334 y portarse de to sobre una virtud como la caridad 361 y la práctica de la fe362, o
un modo concorde con el evangelio de Cristo 335 . Para esto es sobre la experiencia espiritual 363 y la madurez cristiana 364 . El
necesario lograr discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno, mismo Pablo se preguntó incluso sobre su misma misión, para no
justo y verdadero 336 , lo que es perfecto y agradable al Señor337; correr en vano 365 .
es necesario discernir para captar dónde se encuentran los verda-
deros valores 338 . Y así el conocimiento de la voluntad del Señor Junto al objeto del discernimiento, Pablo presenta también
es lo que habrá de dinamizar posteriormente la conducta 339 , de con frecuencia el criterio del discernimiento. Sobre su misma vo-

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cación y ministerio el criterio lo encontró en la unidad con la Otros puntos concretos y sus criterios respectivos de discerni-
Iglesia366; y en la unión con la Iglesia apostólica y en la comuni- miento versan sobre la misma naturaleza y realidad de las cosas.
dad eclesial coloca él también el criterio de la verdadera fe367. Y Así, por ejemplo, la capacidad para participar en la eucaristía
precisamente sobre la calidad de esta fe ha de versar el discerni- está primariamente discernida por la capacidad para distinguirla
miento que se haya de realizar acerca de los candidatos para el de cualesquiera otros alimentos y para portarse ante ella de un
diaconado, tratando de averiguar si la guardan con conciencia modo digno del Cuerpo de Cristo 385 ; la experiencia espiritual es-
pura; lo que se probará si la comunidad eclesial da testimonio de tará discernida por principios de orden espiritual que emanan de
ellos368. Este testimonio es también imprescindible en el caso de la contemplación de las gracias de Dios en Cristo 386 ; y la capaci-
los obispos y de las viudas 369 . Respecto a Timoteo, Pablo trata de dad para el ministerio apostólico tendrá como criterio básico la
presentarlo como aprobado, precisamente por la unión a sí mis- disponibilidad activa de la persona para poder transmitir correc-
mo como apóstol y por su desprendimiento 370 , es decir, por su tamente la palabra de Dios 387 . Pero, resumiendo, se puede decir
radical fidelidad a la palabra de Dios 371 . Esta fidelidad a la doc- que, para Pablo, los criterios fundamentales de discernimiento
trina apostólica es también el criterio para todo servicio evangéli- estriban en la razón y en la fe como principios iluminativos del
co 372 y la obediencia a los apóstoles es la norma de la madurez hombre. La razón, porque el apóstol trata de planear no sólo lo
cristiana373. Por eso, tratándose de los carismas, Pablo coloca el que mira a Dios, sino que desde él intenta además el que los
principio clave del discernimiento en una caridad que mueva a la hombres le acepten dignamente 388 . Y la fe, porque el discerni-
edificación de la Iglesia374, como aparece implícito también en el miento religioso ha de hacerse siempre a partir de la luz de la
contexto de 1 Tim 5,19s y explícito en 2 Cor 2,19, ya que los revelación de Dios 389 , tratando de dejarse guiar por esta su Pa-
carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, sobre todo labra más que por cualquier otro principio de actuación 390 . De
por su valor de instrucción375; y por eso la edificación comunita- este modo el discernimiento se encontrará confirmado no por
ria es superior a la edificación personal. Pero el último criterio, la aprobación propia o la de los demás, sino por la fuerza de
que avala también el valor de la misma edificación, es la caridad, Dios 391 y por su sabiduría a partir de Cristo crucificado392, de
sin la que ningún carisma sería perfecto376, ya que es la caridad la quien procede el Espíritu, que ayuda a discernir según él 393 , y no
que le hace al hombre agradable a Dios 377 , que es el fin de todo por ningún principio de carne 394 .
el discernimiento religioso. Por eso también todo conflicto de de-
beres se ha de resolver teniendo por norma el mayor amor como Los criterios del discernimiento constituyen la norma según la
el criterio clave del discernimiento; y este amor estriba en la adhe- cual se establece el discernimiento. Y esta norma ha de manifes-
sión personal y afectiva a Cristo 378 , como aparece, por ejemplo, tarse siempre a partir de la realidad. Todo discernimiento se reali-
de modo eminente en la virginidad consagrada 379 . za según una norma 395 , y esta norma viene determinada por la
realidad, manifestada en la razón y en la fe. La luz de la razón
Esta caridad es, pues, la que, manifestándose en las obras, las descubre especialmente la voluntad de Dios a través de la crea-
va autentificando, tanto cuando son obras de celo apostólico 380 ción 396 , ya que en ella se hace también presente el misterio de
como cuando son obras de servicio asistencial 38 ', ya que en todo Cristo 397 , mediador de la creación398 y principio de ella 3 ", por la
ello se prueba la obediencia al evangelio y la comunión ecle- que se manifiesta a la conciencia la ley de la naturaleza como
sial 382. Esta caridad —no hay que olvidarlo— mantiene siempre voluntad del Señor400. Y la fe descubre la voluntad de Dios en su
una referencia al crecimiento de Cristo en los demás y es esta revelación, en el plan salvífico de Dios, que dinamiza en el hom-
dimensión la que especialmente ha de guiar las actuaciones; por bre el conocimiento y el discernimiento, para poder llegar a ins-
eso, por encima de cualesquiera otros principios de actuación, taurar todo en Cristo 401 . Esta revelación de Dios, a la que ha de
incluso por encima de la propia libertad en Cristo, está el criterio corresponder la fe del hombre, por la que se deja iluminar a la luz
del amor, el servicio mutuo del amor en Cristo 383 , de tal forma divina, se realiza en la doble etapa del Antiguo y del Nuevo Tes-
que la edificación espiritual del hermano ha de preferirse a cual- tamento. El A.T. es criterio de discernimiento 402 , tanto en su as-
quier otro criterio de actuación, ya que así se colabora con Cris- pecto de Tora, que imparte el conocimiento de la voluntad de
to, que ha amado hasta morir por los demás 384 . Dios 403 si no se la encierra en instrumento de seguridades instin-

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tuales y permanece abierta a la gracia, como también a través de aguante 435 , y, por otra parte, su resurrección le mueve a una in-
las figuras modélicas veterotestamentarias, como puede ser un tensificación de la pureza 436 y de la esperanza 437 . Así el hombre
Abrahán modelo y criterio de fe y confianza404. El N.T. presenta se encuentra enraizado en Cristo 438 , enseñado por Dios en Cris-
también una doble vertiente en el criterio de fe: el evangelio y la to 439, y de aquí puede también exhortar en su nombre 440 , con su
tradición. El evangelio como el criterio de Cristo 405 , en el que canon, pues esta función modélica de Cristo dinamiza la práctica
aparece la fidelidad de Dios, que Pablo la copiará en su vida 406 ; cristiana 441 , la predicación442, la exhortación 443 y la referencia a
por este evangelio el Espíritu revela el pleno conocimiento de la Dios en adoración 444 , teniendo siempre a Dios por modelo fun-
voluntad de Dios 407 y confiere la sabiduría y prudencia discerniti- damental y por criterio último de todo discernimiento vocacional
vas 408 . La tradición en cuanto criterio de discernimiento, implica y apostólico 445 .
tanto la doctrina eclesial409 como la comunión eclesial410, y a Este Cristo modélico es el entregado por la Iglesia446. El es la
partir de estas dos facetas la persona se va edificando en Cristo, presencia de la luz de Dios, que ayuda a caminar tras sus hue-
pues actúa según el modelo de los apóstoles, de los profetas y, llas 447 en virtud del dinamismo de su contemplación 448 . Pablo le
sobre todo, del mismo Cristo 411 y de todos aquellos que detrás de ha contemplado a él en su vida y desde esta su contemplación le
él viven según el modelo cristiano, recibido de la tradición apos- ha presentado a la Iglesia como modelo y como criterio de dis-
tólica, y se convierten a su vez en norma y criterio de rectitud cernimiento en múltiples aspectos: el ejemplo de Cristo es modelo
cristiana 412 . y criterio de santidad 449 , de relación con Dios 450 , de oración 451 ,
De este modo toda norma definitiva de discernimiento se cen- de obediencia452, de muerte a los criterios del mundo 453 por su
tra en la voluntad de Dios, pues le mira a él 413 , y se constituye en cruz, de la que emana la verdadera sabiduría para el discerni-
principio verdaderamente eficaz cuando está interiorizada en el miento y la fuerza para llevarlo a cabo 454 ; Cristo es también mo-
hombre 414 . Esta voluntad de Dios se muestra de un modo privile- delo y criterio de amor 455 , de no buscarse a sí mismo, procurando
giado en su Palabra inspirada 415 , ya que ella muestra el modo de siempre el bien de los demás 456 , de morir por los demás 457 , de
ser de Dios 416 y por ello se constituye en principio de actuación y saber perdonar 458 , de sobrellevar las cargas de los otros 459 , de
en criterio de discernimiento417. El mismo Pablo se refiere a ella acoger con cariño a todos 460 , del modo de presidir en la vida"61 y
como norma de discernimiento y como principio de su actua- de mandar 462 , de no hacer nunca acepción de personas 463 y de
ción 418 . La luz de Dios en Jesús mueve entonces toda la existen- aprender a conceder la justa retribución 464 ; él es también princi-
cia del llamado, aunque ésta más de una vez se vea debatida entre pio de discernimiento en la educación de los hijos465 y en las
tinieblas"19; precisamente por ello, en medio de toda esa oscuri- relaciones matrimoniales 466 , y lo es, sobre todo, en las virtudes
dad necesita de la luz de Dios para discernir420. Esta luz, que vocacionales de aguante 467 , de valentía 468 , de sinceridad469, de
procede de Dios 421 , se actualiza en Cristo 422 , a quien mueve pri- pobreza 470 , de humildad 471 , de bondad universal, ya que él con
mariamente 423 ; por eso a quien contempla a Cristo la misma luz su postura purifica todo 472 .
de Dios llega a ocuparle interiormente y a dirigirle en toda su Cuando la Iglesia imita a Cristo en todas estas posturas, ella
actuación 424 , sobre todo para el ministerio 425 . Por toda esta diná- misma actualiza entonces a Cristo y se convierte a su vez en un
mica se puede decir que el servicio a Cristo tiene por norma sólo modelo cercano a los hombres y criterio de discernimiento más
al mismo Cristo 426 . próximo y concreto 473 . Por eso el apóstol pide que se le imite a él,
como él imita a Cristo 474 . De este modo la santidad eclesial, la
Este dinamismo de Cristo en el hombre lo ejerce Dios por
presencia de los santos, de los imitadores de Cristo en la Iglesia,
medio del evangelio427, predicado en la Iglesia428 y contemplado
se convierte también en criterio de discernimiento. Y es así como
por el creyente "29, ya que es en él donde aparece el plan salvífico
el apóstol Pablo se presenta a los suyos como modelo concreto de
de Dios y su voluntad 430 , que se realiza de modo pleno en el
humildad 475 , de virginidad476, de atención al bien de los de-
misterio pascual de Cristo 431 . De aquí que el dogma fundamental
más 477 , de interés en mostrar la verdad 478 , de desinterés apostóli-
cristiano es siempre el principio esencial de la moral cristiana y
co 479 . Entonces toda la práctica eclesial queda configurada no
del discernimiento práctico 432 , ya que la pasión de Jesús le orien-
sólo por las palabras, sino también por el ejemplo de los apósto-
ta al cristiano a preferir las posturas del servicio433, el amor 434 , el
273
272
.les, que enseñan a la Iglesia a actuar según el modelo recibido 480 . Hay, sin embargo, otro lugar, por así decir, interno, donde se
Pero estas actuaciones no han de ser nunca una mera imitación opera el discernimiento y que es la conciencia. Esta para Pablo
externa ni la búsqueda de unas ventajas por la asimilación a los reviste una importancia singular por su valor de universalidad496
modelos, sino que ha de provenir de una auténtica internaliza- y en ella descubre al mismo Dios cuando esta conciencia se en-
ción de los valores, presentes en esas actuaciones por obra del cuentra formada 497 , es decir, cuando se trata de una mente reno-
amor481. vada 498 , de la conciencia iluminada por el Espíritu 499 , sobre todo
a partir de los principios de la fe, y ella entonces presenta las
Pablo reconoce que un discernimiento así supone una perfec- exigencias de la entrega 50°, sin vanagloriarse en propios encomios
ción cristiana y que, sin duda, ha de encontrarse con dificultades, ni regocijarse en alabanzas ajenas 501 , con una postura de total
tanto a nivel intelectual, que impidan la luz, como a nivel prácti- apertura al juicio de Dios y a su discernimiento. Pablo reconoce,
co, que impidan el compromiso. Pablo en sus cartas señala algu- sin embargo, que el testimonio de esta conciencia es también
nos puntos que pueden obstaculizar particularmente la actitud fuente de consuelo 502 , pero sólo lo es de consuelo verdadero
discernitiva y que son: el no preferir a Dios por encima de cuando ella se encuentra fundamentalmente relacionada con
todo, lo que conduce a la persona a una mentalidad desorienta- Dios 503 . Entonces la conciencia actúa como presencia de la pala-
da482; el dejarse guiar por principios mundanos 483 ; el buscar los bra de Dios y de su voluntad 504 , como la voz de la ley de Dios 505
intereses propios484; el proceder por las apariencias, defendiéndo- y camino cierto para el conocimiento de su voluntad 506 y, consi-
se en ocasiones con principios legales, y el dejarse llevar simple- guientemente, como norma práctica del discernimiento, ya que el
mente por los instintos en una economía de carne 485 ; además del conocimiento de Dios es el que ha de normar el verdadero dina-
error intelectual, la impureza que oscurece la mente, la duplicidad mismo apostólico y el verdadero celo 507 . Es esta conciencia la que
que corrompe la postura de discernimiento y el buscar sólo el presenta por la voz de la razón, tratándose de los carismas, como
agrado de los hombres, lo que socava los fundamentos de todo criterio de discernimiento lo ordenado 508 ; tratándose del culto, lo
verdadero discernimiento486. Si la persona quiere llegar a una razonable 509 ; tratándose de la autoridad, lo justo 510 ; y lo amable,
auténtica postura de discernimiento, habrá previamente de purifi- tratándose de las relaciones matrimoniales, a base del principio
carse de estos obstáculos por medio de una renovación de la pro- de que nadie odia su propio cuerpo 5 ". Y desde aquí la conciencia
pia mentalidad que le oriente a la pura búsqueda de la voluntad planea la actuación, teniendo en cuenta lo verdadero, lo noble, lo
de Dios487. Y es así como aparecerá que el único sujeto de discer- justo, lo puro, lo amable, lo digno de buena fama, lo virtuoso y
nir claramente es el "espiritual", capaz de discernirlo todo, por- lo digno de alabanza 512 . Este aspecto racional es el que queda
que se deja guiar solamente por el Espíritu de Dios y actúa por fortificado posteriormente por los principios de la fe, como en el
principios espirituales a partir de la iluminación que recibe del caso del matrimonio cristiano, en el que al amor natural le inten-
Espíritu en su contemplación, ya que él sondea hasta las profun- sifica el amor cristiano 513 . Pero para que la conciencia funcione a
didades de Dios 488 . Sólo desde aquí será posible el verdadero dis- este nivel ha de estar purificada y además capacitada para la con-
cernimiento. templación 514 , para la internalización de la fe515, para compren-
der la Palabra 516 y para que todo el amor brote bajo el dinamis-
La persona llega a esta situación y aprende a discernir de ver- mo de la fe 517 .
dad sobre todo a partir de las pruebas. Esta prueba puede ser
personal, como la ascética, o ministerial, como los sufrimientos
del apostolado489, y también eclesial, como las tensiones que se Esta conciencia y el ejercicio del discernimiento en ella reali-
pueden producir en la comunidad cristiana y que ayudan a dis- zado crea en la persona una capacidad para discernir, un conoci-
cernir la calidad de las personas 49°. Es así como surgen los hom- miento y una sensibilidad espiritual, que están dinamizados por el
bres probados en Cristo 491 o donde se muestran las comunidades amor 518 , y una sabiduría y prudencia 519 que expresan los dos
fieles492. Por eso el apóstol insiste constantemente en su exhorta- componentes necesarios para el discernimiento: la sabiduría inte-
ción a ponerse a prueba o examinarse 493 , pues la gracia se robus- lectiva y la inteligencia práctica, que determinan el que un discer-
tece en la prueba 494 , y precisamente en esa muerte que supone nimiento concreto sea realmente operativo 520 . Esta sabiduría y
toda prueba es donde se manifiesta la vida de Jesús 495 . esta inteligencia la conceden fundamentalmente las virtudes teo-

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lógales: la fe, cuyo criterio es la adhesión a la verdad 521 y que
capacita para discernir la voluntad de Dios, ya que sin ella el apostólico. Ya desde el comienzo de la práctica eclesial los após-
hombre se encuentra desorientado en lo más fundamental de su toles se ven confrontados con la necesidad de un discernimiento
ser522; el amor, que, cuando el hombre se deja mover por él, le en orden a la elección del sucesor de Judas; y para ello apelan a
concede el verdadero conocimiento y la auténtica sensibilidad es- un discernimiento comunitario, sometiendo al veredicto de la
piritual 523 , y la esperanza, que orienta a la persona en su discerni- Iglesia a los candidatos más aprobados; cuando la Iglesia a nivel
miento hacia los bienes eternos, determinando en ella la tenden- humano se ve incapacitada para dirimir, apela a la oración y,
cia más radical, que ha de juzgar de todas las cosas en orden a sometiéndose al juicio de Dios, toma la decisión a partir de las
su fin524. suertes 535 . Más adelante es un sueño y sus consecuencias lo que a
Pedro le hace discernir sobre la necesidad de abrirse a los genti-
La facultad de discernir va creciendo en la persona hasta su les 536 . Y este tema, que fue el más candente en la Iglesia primiti-
plenitud 525 . Hay una abundancia de capacidad discernitiva526, va, se resuelve a la luz del Espíritu 537 , que es el que movió tam-
que se va logrando con el ejercicio y, sobre todo, con la práctica bién a Felipe para que ayudara al etíope en la fe538. Posteriormente
del amor. La instrucción para el verdadero discernimiento es la acción del Espíritu decide, como criterio, en la apertura a los
siempre la enseñanza en el amor, pues la persona llega a la rique- gentiles y a este mismo Espíritu se le reconoce presente en su
za de la plena capacidad para discernir por la profundización en acción en los apóstoles para dar validez a sus decisiones539. La
el misterio del Dios amor 527 . Y de aquí brotará siempre la exhor- reconocida presencia del Espíritu en la Escritura es lo que mueve a
tación apostólica para buscar en todas las cosas lo agradable a Santiago a iluminar su argumentación a partir de la palabra de
Dios 528 . Entonces Dios confirma el discernimiento que se ha Dios 540 . Pero esta presencia del Espíritu se manifiesta no sólo en la
realizado según él. Esta confirmación o beneplácito de Dios es palabra bíblica hablada, sino también en los mismos gestos salvífi-
característica de todo discernimiento bien realizado: del ministe- cos de Dios, interpretados como mensaje a través de su Palabra;
rio, que se ejerce según Dios 529 , según las cualidades que él ha por eso Esteban apela a esta Historia Salvífica como criterio que
concedido y según el fin del ministerio, que es agradar a Dios y ha de orientar el discernimiento acerca del futuro del pueblo de
no precisamente a los hombres, y además de acuerdo con el Dios 541 . Una nota, que no falta tampoco en la práctica de la Iglesia
modo típico de su ejercicio, es decir, sin error, ni impureza, ni primitiva en el discernimiento, es la prudencia, como lo muestra el
duplicidad. Entonces Dios aprueba con los frutos del Espíritu el gesto de Pedro, que se oculta en un momento de peligro 542 .
discernimiento espiritual 53° y lo que se realiza por servir al evan-
gelio y no por su propio interés 531 , en línea con la doctrina apos- La doctrina del discernimiento se hacía también especialmente
tólica. Y esta confirmación se espera de modo especial para el importante en un momento en que la Iglesia comenzaba a avan-
último día, para el día de Cristo, pues todo el discernimiento zar y tantas situaciones ambiguas amenazaban acabar con su
tiende a la escatología: a encontrarse aprobado y sin reproche en identidad. Por eso las cartas apostólicas se fijan en estos criterios
el día del Señor. La escatología da unidad a todas las facetas del y en las verdaderas posturas cristianas que han de orientar el ser
discernimiento, que viene de Dios y va a Dios 532 . El discerni- y el actuar de la Iglesia. El objeto principal de este discernimiento
miento le mira a Dios en su ejercicio y espera su confirmación es el de la verdadera fe 543 , cuyo criterio estriba en la fidelidad al
definitiva. La persona que discierne trata de vivir el aquí y el evangelio de Cristo, transmitido por los apóstoles 544 , y en su
ahora en orden al más allá, sometida al juicio de Dios, que él ha ejemplo545. Esta fe es la que posteriormente ha de juzgar de las
de ejercer sobre la postura de cada persona y sobre el ejercicio de auténticas actuaciones ministeriales, así como el consiguiente des-
la actividad humana 533 , según el evangelio apostólico 534 . El dis- prendimiento 546 . Este discernimiento es el propio de los hombres
cernimiento es, pues, para Pablo una actividad humana que tiene maduros, de quienes tienen la solidez de una fuerte vida cristiana
por fundamento a Dios. y cuyo hábito de discernir está probado por el continuo ejerci-
cio 547, que mira siempre a su fin548.
Especialmente la literatura joanea insiste en el aspecto del dis-
También en el resto del Nuevo Testamento encuentra su confir- cernimiento como propio de toda la vida cristiana, poniendo por
mación esta práctica y doctrina del discernimiento vocacional y ejemplo al mismo Cristo, quien escudriña el interior de las perso-
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277
ñas 549 e instituye con sus cartas espirituales en el Apocalipsis un
verdadero proceso de discernimiento vocacional y apostólico 550 . 8. La oración
Pero es en sus cartas apostólicas donde Juan exhorta especial-
mente a realizar un discernimiento sobre los diversos espíritus,
que se encuentran presentes en la misma Iglesia, para lograr dis-
tinguir entre el Espíritu de Dios y el de los falsos profetas 551 y
anticristos 552 . La clave para este discernimiento él la establece en
la inteligencia de Cristo 553 , que es la unción del Santo 554 y que
consiste en la verdadera fe confesada555 y en el auténtico amor
practicado 556 y además en el testimonio interior del Espíritu 557 ,
que se adquiere por la atención a la palabra de Dios, interioriza-
da por ese mismo Espíritu 558 . Juan establece también el criterio
último de toda esta realidad en la comunión eclesial559, que im-
parte unos principios de actuación radicalmente distintos a las a) La oración del A.T. y de Jesús
normas del mundo 56°. De este modo el llamado, que necesita una
continua postura de discernimiento para conocer la voluntad de Decir oración es referirse a toda la postura del llamado ante
Dios en su vocación y en su misión, tiene los principios claves Dios, pues el proceso de la vocación estriba fundamentalmente en
para realizarlo y la seguridad de que su respuesta emanará a la una experiencia de oración: de recepción de la llamada de Dios y
luz de Dios, quien así le infundirá una ulterior integración de de respuesta positiva del hombre en misión. Es así como toda la
todo su ser. vivencia religiosa, plasmada en la Biblia, representa una experien-
cia oracional. Al tratar de la oración en estas páginas, natural-
mente se la encuadra en el contexto vocacional, sin tocar de
modo directo aquellos otros puntos de toda oración cristiana en
general, si de alguna forma no expresan matices vocacionales, y
sin desarrollar tampoco toda la riqueza de su contenido.
Ya en el Antiguo Testamento se manifiesta la situación primi-
genia del hombre como una capacidad de oración. En las prime-
ras páginas del Génesis, que para la Biblia presentan la prehisto-
ria salvífica, se muestra al hombre como imagen de Dios, como
su interlocutor', una persona con la que Dios se puede relacionar
y a la que llama desde el momento mismo de la creación, pidién-
dole una respuesta para llevarla a su perfección2. Más aún, el
mismo Adán, como prototipo del género humano, vive toda su
existencia vocacional y su cometido en profundo diálogo con
Dios 3 .
Cuando comienza la Historia Salvífica con la vocación de
Abrahán, éste vive todo su desarrollo vocacional en una continua
postura de contacto oracional con Dios 4 . Sikem es, por así decir,
el santuario que representa la respuesta vocacional de Abrahán a
Dios 5 : el santuario de Sikem, una de las ciudades más antiguas
de Palestina, nombrada ya bajo el faraón Sesostris III (1887-49
a.C), conserva el recuerdo de la llegada de Abrahán con la con-
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memoración de su entrega a Dios y el agradecimiento por sus y como recuerdo de que le había dado una respuesta favorable en
promesas e indica la postura cúltica de Abrahán en el ejercicio de el día de su tribulación y le había acompañado a lo largo de todo
su vocación al recibir la misión como don de Dios e "invocar su aquel viaje, que tocaba ya a su fin25. Betel es, pues, el santuario
nombre" 6 ; con esta fórmula cúltica se expresa el reconocimiento, del agradecimiento de Jacob a Dios, tanto por los dones del pasa-
la adoración y la adhesión al Dios vivenciado como presente y do como por la bendición para el futuro 26 , y permanece en las
equivale a "estar alerta para adherirse a Yavé" 7 y para "servir- páginas bíblicas como un memorial perenne de que allí "Dios
le" 8 , a la vez que manifiesta el agradecimiento9 y el compromiso había hablado con él" 27 .
para con Dios, que le mueve a divulgar sus hazañas y a pregonar
la sublimidad de su nombre 10 ; y es también la fórmula usada en También en otras grandes figuras vocacionales se conmemora
las peticiones n y en la conmemoración del auxilio de Dios 12 y de su postura oracional: Moisés, por ejemplo, aparece desde el prin-
su salvación 13. Con esta fórmula, pues, se puede decir que Abra- cipio de su misión en íntimo contacto con Dios 28 y en cuanto
hán consagra su vocación a Dios en una postura de agradeci- profeta mantiene las características de una oración de alabanza
miento, de alabanza, de petición, y siente en ella el auxilio de por las maravillas de Dios 29 , de una oración contemplativa 30 , de
Dios. Por eso también como confidente y amigo de Dios u recibe la que emanará toda su legislación, y de una plegaria de interce-
sus revelaciones I5 y como profeta16 ejerce una típica misión pro- sión, tanto por su propio éxito misional 31 como por el pueblo 32 .
fética de interceder por los hombres y los pueblos, en concreto Su hermano Aarón aparece como el intercesor admirable, que
por Abimelek17 y por Sodoma 18 . aplaca la cólera divina 33 , y el sucesor de Moisés, Josué, renueva la
alianza con Dios en un contexto de oración 34 . Los jueces, por su
Su descendiente Jacob vive también la vocación y la elección parte, a lo largo de toda la historia aparecen viviendo su expe-
en referencia oracional y cúltica a Dios. Betel es el santuario que riencia religiosa en postura de oración arrepentida 35 ; y como
conmemora la vocación y la oración de Jacob: recuerda el agra- ejemplos concretos de oración brillan: Débora, que canta a Yavé
decimiento por la palabra de Dios, que el Señor le ha dirigido a por su victoria 36 ; Gedeón, que dialoga con Yavé para que le
Jacob en la noche, quien reconoce aquel lugar "con reverencia", aclare su vocación y a quien dedica una oblación 37 , y Sansón,
como "casa de Dios y puerta del cielo", y dedica una estela, sím- por quien ya sus padres habían ofrecido un sacrificio a Dios y
bolo fálico de Dios Padre, sacralizándola con un rito de aceite19; quien es concebido y entendido como nazoreo, consagrado a
allí mismo hace un voto y un compromiso para con Dios y le Dios en oración, y quien muere también orando 38 . El último de
promete elegirle a Yavé como a su propio Dios y al de su fami- ellos, Samuel, es también concebido como un don a la oración 35
lia para siempre, edificándole un altar y ofreciéndole primicias si y mantiene la postura abierta de la oración en los momentos cla-
este Dios aparecido se le revela de verdad como su compañero de ves del discernimiento sobre su vocación 40 , sobre la realeza del
camino, le guarda, le alimenta y le concede la paz y de este modo pueblo 41 y sobre la elección de David 42 . El mismo David co-
puede reconocerle como a su Dios a partir de los dones de su mienza consagrando la espada de su primera victoria a Dios 43 ,
bondad y entonces llegará a ejercitar plenamente aquellas funcio- baila alegremente ante el arca del Señor, agradecido a su elec-
nes que Israel reconoce como las más propias del culto 20 ; Dios le ción 44 , por la que suplica45, y sigue agradeciendo a Yavé sus vic-
protege realmente en virtud de este voto 21 , y Jacob se comprome- torias 46 , a la vez que le pide perdón por sus desvíos47 e interce-
te definitivamente con aquel Dios, que antes se había comprome- de por su pueblo 48 ; la tradición bíblica le atribuye la introducción
tido con él, y respondiendo a su voluntad, que pide una respuesta de la música sagrada 49 y todo el plan del templo 50 con la organi-
cúltica22, convoca a toda su familia, a la que asocia a su oración, zación del culto 51 y de sus cantos 52 , por lo que se le denomina "el
y les pide a todos una purificación interior, simbolizada en el cantor de los cantos de Israel" 53 , como lo muestra también toda
cambio de vestidos y manifestada en la exclusión de los dioses la tradición oracional y litúrgica del Salterio. Su hijo, Salomón,
extraños, ya que su culto es incompatible con el del verdadero contempló su futuro en oración 54 y dedicó el templo con una
Dios 23 ; entonces Jacob edifica un altar, consagrado con aceite y sublime oración 55 ; él aparece también como modelo de orantes
con la libación de un sacrificio, en reconocimiento de que allí para pedir la sabiduría 56 . Otras plegarias reales se han conserva-
Dios se le había aparecido cuando él escapaba de su hermano 24 do también 57 y después del exilio Esdras y Nehemías interceden

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por todos 58 , Ester solicita la ayuda divina para salvar a su pue- Jeremías, por su parte, inserta diversas oraciones en forma de
blo 59, Judit pide y agradece a Dios su victoria 60 y los Macabeos confesión en medio de sus profecías74, lo que prueba que profeti-
no se lanzan a la lucha sin antes haber orado 61 . za en oración; y Dios le exhorta además a que pida la contempla-
Pero son los profetas los ejemplos más típicos de oración vo- ción 75 , y, consiguientemente, el profeta se mantiene en la espera de
cacional, comenzando ya por Elias, cuya postura orante es mode- la palabra de Dios, que le llega al cabo de un tiempo como res-
lo de la del justo " y a quien Dios en su oración contemplativa le puesta de Yavé a su demanda 76 ; de él se ha escrito también que
dinamiza para la misión 63 , por lo que aparecerá también en el "ha orado mucho por su pueblo" 77 . Y esta misma postura la
N.T. en la escena de la transfiguración64. Los profetas se mues- aprendería, sin duda, de él su secretario y colaborador Baruc, a
tran como hombres de oración, unos místicos, a quienes les com- quien se le atribuye además una larga oración, estructurada como
pete la transmisión de la palabra de Dios, a diferencia del sabio, una triple plegaria: de confesión de pecados, de interiorización de
transmisor de la ciencia, o del sacerdote, transmisor de la ley65; la voluntad del Señor y de petición por la libertad 78 . Con la es-
estas funciones no son antagónicas, sino complementarias, pero cuela de Jeremías coincide también la de Isaías, en la que se pre-
el profeta desde el plano de Dios muchas veces se siente movido a senta la función intercesora y mediadora del Siervo de Yavé, cu-
criticar el ejercicio concreto de estos oficios. Ya los mismos co- yas características no se igualan a las de ningún otro personaje
mienzos del profetismo en Israel están vinculados a la oración, del A.T.: en postura oracional es enviado por Dios como gloria a
pues los grupos de las bandas proféticas eran grupos de oración Israel y luego como luz a las naciones; y en su misión, profunda-
carismática, realizada bajo la dirección de un presidente 66 , y esta- mente profética, se mantiene firme gracias a la experiencia de la
ban asociados a algún santuario, como lo muestran algunos sal- presencia de Dios en él, a la vez que intercede también por su
mos, que recogen oráculos proféticos67. Los profetas clásicos, por pueblo, de cuyo dolor participa, actualizando de algún modo la
su parte, aparecen hablando en oración a Dios en nombre del misma situación de Moisés79.
pueblo y le responden también a este mismo pueblo de parte de
Toda la vocación profética parte de una experiencia contem-
Dios con lo contemplado en su oración, en cuyas expresiones
plativa en oración. Isaías la tiene en el templo 80 , al que se le
aparece lo más típico de su vivencia espiritual. Así, por ejemplo,
considera en su escuela como "casa de oración" 81 ; y Ezequiel
la literatura oracional salmódica invade toda la profecía del Déu-
experimenta su vocación en una visión inaugural 82 , cuyo lenguaje
tero-Isaías, tanto en las lamentaciones como en los himnos a Dios,
está impregnado de la fe en las manifestaciones de Dios, tanto en
creador y redentor, a quien en la alabanza se le agradecen sus
la creación con la tormenta como en la historia con el éxodo, a
obras salvíficas; el profeta hace presente con oráculos en medio
partir de una espiritualidad cósmico-cúltica. La experiencia ora-
del exilio la voz sacerdotal del templo como respuesta de Dios a
cional es también la causa de los diversos oráculos proféticos 8 \
la plegaria de su pueblo y también el himno con el que se le
sea que predomine en su recepción la visión (Ezequiel, Zacarías)
responde anticipada y agradecidamente al Señor por sus hazañas,
o la audición (Jeremías). Dios no hace nada que no lo manifieste
vislumbradas en esperanza como ya realizadas; el lenguaje salmó-
a sus siervos los profetas 84 ; y por esta razón también Abrahán, el
dico del Déutero-Isaías 68 le presenta al profeta como profunda-
amigo de Dios 85 , es considerado como profeta 86 . Para los tiem-
mente inmerso en la piedad popular, de donde nacen los mismos
pos nuevos se esperaba además una fortificación de este carisma
salmos como experiencia oracional del pueblo. Y también el Tri-
profético de oración contemplativa, por la que no se cerrarían los
to-Isaías, como acontece ya en varios de los salmos 69 , instituye
ojos de los videntes, que verían visiones87, ni los oídos de quienes
una meditación sobre la historia de Israel 70 .
habrían de escuchar mensajes divinos 88 , y cuya realización tiene
lugar también, según el N.T., en una experiencia oracional 89 . Por
Todos los profetas manifiestan una intensa práctica de ora-
defecto de auténtica oración son además criticados los falsos pro-
ción 71 . En cuanto a Isaías, una de las colecciones más antiguas de
fetas, que no gozan de una verdadera experiencia contemplativa,
su obra, precisamente la que comienza con el relato oracional de
sino que se sienten movidos por sus ensoñaciones subjetivas90.
su vocación 72 , concluye con un himno de acción de gracias 73 ,
siendo este marco oracional el que presenta a estos oráculos pro- A la llamada de Dios, que le llega al hombre por vía contem-
féticos como una unidad, estructurada por su contexto oracional. plativa, corresponde también en el profeta la respuesta, que se
282 283
tanto para pedir un don particular como, por ejemplo, la llu-
realiza en oración. Desde el entusiasta "aquí me tienes" de via 1 2 \ como para suplicar el auxilio de Dios sobre su pueblo 124 o
Isaías 91 hasta el "amén" fiel de Jeremías 92 , pasando por la ora- para rogar por el mismo profeta 125 , y siempre con una firme es-
ción de esperanza y de pasividad ante Yavé 93 , especialmente pro- peranza 126; llega incluso a suplicar la corrección paterna de
minente en la lamentación final de Habacuc 94 , y por la postura Dios 127 , de forma que la intercesión por los rebeldes es una de las
de silencio atento ante Yavé95, toda la literatura profética mues- posturas más típicas en el Siervo de Yavé 128, y el salmo final de
tra su adhesión oracional al Señor, como lo patentiza el ejemplo Habacuc aparece como una plegaria ardiente del profeta en fa-
típico del Siervo 96 ; y esta respuesta se elabora en invocación 97 , vor de su pueblo 129 . También la petición por la revelación de
que en ocasiones no deja de llevar una nota dramática de queja98 Dios entra dentro de las ansias proféticas 13°, que en ocasiones
en un constante diálogo con Dios 99 , donde se muestra el esfuerzo reviste el aspecto de una oración de deseo 131 .
y la tensión por acomodar la naturaleza humana del profeta a la
misión divina, como se manifiesta eminentemente en el caso de La condición para que una plegaria sea escuchada por Dios
Jeremías 10°. Luego, toda la interacción entre Dios y el profeta es, según la literatura profética, la justicia I32. Y una postura típi-
será oracional, como lo muestra egregiamente Ezequiel, para ca de la postura de oración profética es el darash, la búsqueda de
quien toda su profecía se mueve en un diálogo con Dios, de for- la voluntad de Dios 133 , tratando de agradarle 134 y acercándose a
ma que el mismo Dios le revela las reacciones de su pueblo 101 ; y él, de modo que se deje encontrar 135 ; es el buscar la justicia 136, la
las lamentaciones del profeta son lamentos del mismo Dios sobre voluntad de Dios 137. Este término tan importante invade también
su pueblo102. a través de la espiritualidad profética toda la literatura depen-
diente de ella, como el Deuteronomio, los Libros Históricos, los
El profeta, al ser persona de oración, resiente especialmente Salmos, los Proverbios, Job y Ester; y así es la postura más co-
su defecto en el pueblo; y expresa la queja del mismo Dios al no rrecta en orden a que la plegaria sea una auténtica oración agra-
verse invocado 103. El profeta, en contraste con este pueblo infiel, dable a Dios. De este modo aparece también que hay una interac-
responde siempre a Dios en oración, con su plegaria de adora- ción entre la postura profética de búsqueda de la voluntad de
ción104 y de alabanza 105 , de forma que los mismos oráculos de Dios y la postura oracional, y por ello de tal forma se considera a
salvación están considerados, especialmente en el Déutero-Isaías, la oración de Israel dependiente de los profetas que, por ejemplo,
como una alabanza a Dios, como un canto a él I06 , donde con las versiones bíblicas le presentan al profeta Zacarías como a un
vocabulario de himnos salmodíeos se ensalza la majestad de salmista y concretamente la versión griega antepone su nombre a
Dios107 y su bondad 108 ; típico del Déutero-Isaías es además la los salmos 137 y 145 al 148, mientras la latina lo coloca ante los
unión de alabanza a Dios con el anuncio de la salvación, como se salmos 111 y 145 y la siríaca lo prepone a los salmos 125 y 145
manifiesta sobre todo en los oráculos acerca de Ciro 109 . El profe- al 148. El verdadero contacto oracional con Dios tiene, por tanto,
ta agradece también a Dios su presencia salvífica u 0 y exhorta al su fundamento y también su fin en la unión de voluntades, en la
agradecimiento111, pues contempla como realizándose la acción unión de la persona del hombre con la de Dios.
de Dios en su pueblo 112 ; por eso confiesa también a Yavé y a su
obra 113 y muestra el arrepentimiento por las deficiencias en la
entrega114; no deja tampoco de expresar sus peticiones e incluso Jesús, que desde el principio de su vida aparece vinculado a la
sus consideraciones115, en ocasiones de forma salmódica u 6 , con- casa de su Padre 138, que la define como casa de oración 139 , se
fiando siempre en la atención de Dios y en su respuesta117, y se muestra como modelo y maestro de oración con una práctica
interroga también ante él sobre el sentido de sus visiones y de su intensa de oración 140 personal 141 y también ritual respecto a
mensaje118. Pero es sobre todo en la intercesión donde el profeta aquellos por quienes ora 142; él no sólo entra en las estructuras
ejerce más típicamente su ministerio de acercamiento a D i o s u 9 a oracionales de su pueblo, como el templo 143 , las fiestas144, el ayu-
partir del modelo del primer profeta, Abrahán, quien intercedió no 145 o la recitación del Shemá 146 , sino que mantiene sobre todo
por Abimelek y por Sodoma 120 ; de Moisés y Samuel, a quienes la una viva oración personal y continua 147 . Ya los inicios de su vo-
misma literatura profética adscribe un eminente valor de interce- cación están señalados por una fuerte experiencia oracional caris-
sión m . Por eso se le pide al profeta que interceda122; y él lo hace
285
284
Pero Jesús no es sólo un gran orante, que se pasa las noches
mática en el bautismo, indicando su unión de oración y misión l48 en oración 176; él sigue presente en su comunidad, de un modo
y al mismo tiempo poniendo a la oración como el primer acto especial cuando ésta ora 177 y se asocia a la postura eterna del
misional de su filiación, con el que expresa su unión con Dios Cristo orante 178 , imitándole especialmente en su oración y actua-
mientras se encuentra en medio del pueblo y con el que logra la lizando a lo largo de la Historia sus enseñanzas de oración y su
efusión del Espíritu Santo 149 ; inmediatamente las tentaciones de práctica orante. Jesús, porque sabía orar, ha enseñado a orar y
su misión le muestran como un gran orante, que discierne los ha puesto en labios de sus hermanos 179 la plegaria de la filiación,
diversos espíritus a partir de la interiorización de la palabra del
enseñando a llamar a Dios con el mismo nombre cariñoso y con-
Señor 15°. Igualmente lo último que realiza en su vida, como fue
fiado con que le llamaba él —Abbá— y que es también la expre-
lo primero, es una oración 1M ; por eso en el momento de la tenta-
sión de todo el valor que la oración posee en orden a dejarse
ción extrema ora al Padre para mostrarse como Hijo fuerte en
estructurar por la figura paternal de Dios 18°. Jesús ve la oración
ella y poder así cumplir plenamente la voluntad de Dios 152 y san-
tificar como Sacerdote con ella a todos los que entren en su mis- como una necesidad 181, sobre todo para no caer en tentación 182 y
ma dinámica 153; en aquel momento su Padre le envió un consuelo también para vencer las fuerzas del mal 183 , y quiere que esta ora-
sensible, sin que él lo pidiera 154, para confortarlo en su humani- ción sea insistente184, sobre todo la oración de súplica para pedir
dad. Y Jesús aparece también en el momento supremo de su vida a Dios todos sus bienes y especialmente su Espíritu Santo 185 y
en una postura de intensa oración: de perdón para con sus enemi- también para que él suscite vocaciones en su Iglesia186, y además,
gos 155 y de abandono en manos de quien parecía abandonarle 156, como la mejor obra de caridad, Jesús exhorta a pedir por los
mostrando así la identidad de su filiación divina157 y actualizan- mismos enemigos 187; por eso recomienda también la misericordia
do la postura más profunda del Siervo de Yavé158. Es en oración con los demás antes de implorar el perdón de Dios para las faltas
sobre todo donde Jesús experimenta más intensamente el sentido propias 188 , y exhorta a esta misericordia189 como condición para
de su vida y de su propia identidad, a la vez que de su vocación y la verdadera oración, a la vez que desacredita cualquier petición
misión, pues es en ella donde se desvela el misterio pascual, como en favor de la violencia 190. Luego exige también que la oración
lo muestra la escena de la transfiguración159, y es ella la que le no se encuentre viciada por motivos espurios de apariencias l91; y
confiere siempre el valor para afrontar su propia identidad 160 , a sobre todo pone la condición más auténtica para la verdadera
la vez que su fuerza desemboca en el poder para hacer mila- oración en una relación humilde con Dios 192 y también confia-
gros 161 y para perdonar los pecados 162 ; es en oración donde da 193, es decir, quiere que la oración esté realizada con fe y que
siente el consuelo carismático del Espíritu por el éxito de su mi- sea la expresión del dinamismo de esta misma fe 194 .
sión y por el sentido de su vocación como presencia del Reino
para los abiertos a Dios 163 , ya que por el dedo de Dios obra Es sobre todo en el evangelio de Juan donde aparece más
también sus milagros como actualización del Reino 1 6 \ e incluso elaborada la postura orante de Jesús, quien se muestra contem-
en oración elige a sus más íntimos colaboradores 165, a quienes plativo desde la esencia más radical de su ser al encontrarse
instruye con su Espíritu Santo 166 ; en su oración contemplativa siempre "de cara a Dios" 195 y reclinado amorosamente en el seno
descubre el derrocamiento de Satanás en la obra de los suyos 167 del Padre 196, a quien se dirige con este epíteto cariñoso de la
y en la oración apostólica ruega por Pedro y sus hermanos para filiación a lo largo de toda su vida 197, reconociéndole así como al
que se mantengan fieles en medio de cualquier adversidad 168 , a la dinamizante de toda su vida y al estructurante de toda su mi-
vez que invita a suplicar por el Espíritu Santo 169 y para que Dios sión 198; por eso no hace nada sino lo que ve hacer al Padre 199, y
envíe operarios a su mies n o y también por el éxito definitivo de la de este modo el Padre se encuentra siempre presente en Jesús,
vida cristiana en la escatología 171. El bendice además en oración porque Jesús hace siempre lo que le agrada a su Padre Dios 200 .
a los niños 172 y alaba siempre a Dios por el alimento material l73 , Jesús tiene además interés en conectar con Dios todo su éxito
pero más especialmente por el alimento espiritual, por la presen- misionero por medio de la oración, y así no aparecerá nunca en
cia del Padre junto a él, porque Dios siempre le escucha m ; y por sus milagros como un prestidigitador ni en sus éxitos como quien
eso agradece de un modo especial con su eucaristía antes de pade-
se está buscando a sí mismo, sino como quien intenta sólo llevar
cer toda su vida y su obra 175 .
adelante la obra de Dios como su misionero y apóstol 201 . Jesús

286 287
ora además en medio de su vida con una oración integrativa, que modo de ser de Jesús entregado a los suyos 208 , quienes de este
le ayuda a estructurar el sufrimiento de su tarea a partir del senti- modo formulan sus peticiones, insertados en Jesús y dinamizados
do de su misión202, al cambiar la primera expresión de la sensibi- por su vida 209 a partir de la aceptación de su revelación en fe y
lidad, con la que pide a su Padre le libere de la hora de la turba- amor 210 ; por eso su contenido va también dirigido a solicitar un
ción, por la oración de la misión, con la que suplica la glorifi- aumento de revelación del Señor y una perfección en su puesta en
cación del Padre; y el mismo Padre responde a esta oración práctica, pues va esencialmente dirigido a un aumento en el disci-
indicando que toda la vida y la muerte de Jesús, todo el proceso pulado por una penetración en la verdad de Jesús 211 para lograr
del misterio pascual, es una glorificación de Dios. Jesús ejercita actualizarlo perfectamente212; por eso también esta oración posee
también la oración de petición, la oración apostólica, al suplicar una eficacia infalible, ya que es el mismo Jesús quien la dinamiza
a Dios por todos los suyos, y esto lo hace como Cabeza de la con su palabra, y entonces no brota al ritmo de los instintos hu-
Iglesia al expresar su oración en medio de la comunidad para manos, sino bajo el influjo de la revelación de Jesús 213 ; y por ello
que ésta aprenda de su Señor y maestro a orar y entre en su también la respuesta a esta oración se realiza en el nombre de
misma oración 203 : Jesús levanta sus ojos al cielo, manifestando Jesús, es decir, consiste eminentemente en un aumento de revela-
con esta postura corporarsu vital vinculación a Dios, y muestra ción de Jesús 214 , conferido por la presencia de su Espíritu 215 ; por
la postura dialogal de la oración en la continua interacción perso- lo cual Jesús no necesita hacer una petición supletoria por los
nal del tú y yo; Jesús comienza reconociendo que todo lo ha suyos, pues ellos, unidos a él, participan de su misma personali-
recibido del Padre —la revelación y los hombres a quienes trans- dad y se puede decir que es Jesús quien ora en los suyos, los que
mitírsela— y afirma que ha cumplido fielmente su misión; no le viven de su fe y de su amor 216 . Entonces el fruto de esta oración y
queda ya sino pedir por su éxito, que es el éxito del Padre y que su mejor resultado es la glorificación del Padre en Jesús por la
se logrará en la fidelidad de los hombres a Dios a través de su acción del Espíritu, que se expresa en la cristología de la Iglesia,
enviado; por eso pide por aquellos que han de continuar su mi- es el llegar a ser plenamente discípulos de Jesús 217 , es la experien-
sión y por quienes se han de sentir salvados por ella, para que cia de su alegría en el hombre 218 .
el Padre los preserve del mal, los santifique en la verdad, los man-
tenga unidos en la revelación y todo el mundo llegue a conocer a Por la unión que existe entre Jesús y el Padre 219 , el evangelio
Dios con un conocimiento que se consuma en la escatología, es de Juan presenta también la posibilidad de una oración al mismo
decir, pide para que el mismo Jesús se continúe en los suyos por Jesús 220 , ya que el Padre se encuentra siempre en él 221 . Estas
la presencia del amor de Dios en ellos, concretado en su revela- súplicas a Jesús, que fueron frecuentes durante su vida, se conti-
ción. Esta presencia de Dios y de Jesús en los suyos, por la que él núan en la práctica eclesial. Durante su vida muchas fueron las
pide, se realiza sobre todo por el don del Espíritu Santo, fruto de expresiones con las que los hombres oraron a Jesús y que pueden
la acción de Dios como respuesta a la oración del misterio pas- ser también actualizadas ante la presencia viva del Señor: "Señor,
cual de Jesús y presencia continua en ellos204 del encaminador no tienen vino" 222 , "el que amas está enfermo" 223 , "que se abran
por la verdad de Jesús hasta la vida de Dios 205 . mis ojos y te vea" 224 , "si quieres puedes limpiarme" 225 , "no soy
digno de que entres en mi casa, pero con una palabra tuya queda-
En esta su oración quiere Jesús que entren los suyos, en la rá sano" 226 , "creo y ayuda mi incredulidad" 227 , "Maestro bueno,
oración que se realiza en su nombre 206 y que expresa la misma ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?" 228 , "doy la mitad
postura de Jesús de apertura a Dios Padre y de adoración a él. de mis bienes a los pobres" 229 , "dame de tu agua" 230 "y de tu
Jesús se actualiza en su nombre bajo el dinamismo de su verdad pan" 231 , "te seguiré a dondequiera que vayas" 232 , "aunque tenga
interiorizada por su Espíritu 207 , y la oración en su nombre hace que morir contigo, no te negaré" 233 , "estoy dispuesto a ir contigo
suplicar a la persona por las mismas intenciones de Jesús a partir a la cárcel y a la muerte" 234 , "mi vida daré por ti" 235 , "sálvanos,
del dinamismo de su revelación. La oración en el nombre de Je- que perecemos" 236 , "quédate con nosotros" 237 , "acuérdate de mí
sús, propia de la época eclesial, es la que se realiza bajo el dina- en tu Reino" 238 , "Hijo de David, ten compasión de mí" 239 . Pero
mismo de su nombre, de su gloria, de su palabra, de su amor, de son sobre todo las confesiones apostólicas las que más han graba-
su Espíritu, realidades todas equivalentes, que reflejan el mismo do la espiritualidad de la Iglesia y son las que expresan más direc-

288 289
tamente su postura oracional de referencia al Señor Jesús: "Se- elección del Señor, que les había llamado para estar con él y para
ñor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero" 240 , "¿a quién enviarlos a predicar 269 , y expresando así los dos momentos esen-
iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros hemos creí- ciales de la Iglesia, su inspiración y expiración o su sístole y diás-
do y conocido que tú eres el Santo de Dios" 241 , "creo que tú eres tole: el atraer a todos a Jesús y el encontrarse con él en la reunión
el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo" 242 , eclesial270. También Esteban de su oración contemplativa saca
"Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel" 243 , "Se- fuerzas para su martirio y aparece imitando vitalmente a Jesús al
ñor mío y Dios mío" 244 , "creo, Señor" 245 . Y la más complexiva suplicar como él en oración el perdón para sus enemigos 271 .
de todas: "Señor, enséñanos a orar" 246 .
Desde entonces toda la Iglesia en su consagración a Dios se
siente realizada en una postura continua de alabanza a Dios, con
la que actualiza en la tierra la alabanza celeste, propia de la con-
sagración y del servicio definitivo, expresado por los ángeles272.
b) La oración de la Iglesia y de Pablo Es sobre todo en el libro del Apocalipsis donde aparece esta ora-
ción de referencia a Dios, propia de quien ha sido consagrado a
él como su sacerdote y de quien vive bajo su realeza273; esta ala-
Aquí se hace presente ya la oración eclesial, que nace de la fe y banza expresa la confesión de la fe cristiana y la canta, partici-
del amor de los primeros llamados. Pero la misma Iglesia, como pando ya de la victoria de Cristo contra el mal y contra todos los
continuación de aquella comunidad que vivió en relación con Je- otros señoríos; es una alabanza que se mantiene a lo largo de
sús durante su vida terrena, nace en oración 247 , pues todos los toda la obra apocalíptica 274 y que le confiere ese su carácter ale-
jalones iniciales de la Historia Salvífica neotestamentaria se reali- gre y triunfante, eclesial y celeste a la vez, y también universal,
zan en oración 248 . María, modelo y tipo de la Iglesia en su dimen- pues toda la creación participa en la alabanza, que es eminente-
sión vocacional 249 comienza acogiendo la palabra de Dios en mente pascual; en ella se insertan todos —los ángeles, el A.T., los
una respuesta de .fidelidad oracional al Señor, que se le ha presen- santos, los sellados, la creación entera— y el contenido de sus
tado a su contemplación con todas las exigencias de su vocación cantos es sobre todo el de alabanza a Dios en adoración y espe-
y misión250, y a la vez le alaba por todas las maravillas de la cialmente en agradecimiento por la creación, por la redención,
Historia Salvífica, manteniéndose a sí misma en referencia total por sus obras en la Iglesia y por la victoria final, que implica
hacia su Señor251. Esta misma oración de alabanza brota en otras también la exclusión del mal; son cantos vinculados a la Historia
figuras vocacionales del N.T., como son Zacarías 252 , Simeón253 y Salvífica, a la contemplación del amor de Dios en sus obras para
Ana, la profetisa254. María es también la que presenta a Jesús la con las criaturas, y a partir de ella brota la alabanza de los consa-
necesidad de la alegría de los bienes mesiánicos255 y preside la grados y su agradecimiento.
oración inaugural de la Iglesia por el Espíritu256.
Es así, en oración, como nace la Iglesia en Pentecostés, cuan- Pablo también ora, especialmente desde la primera experiencia
do baja el Espíritu257. Luego, esta postura oracional de la Iglesia de su vocación cristiana 275 , en la que es conducido también ini-
se hace continua 258 , de forma que en los Hechos de los Apóstoles cialmente por un orante, Ananías 276 . Desde esa experiencia voca-
se multiplican las ocasiones en las que aparece orando tanto la cional, determinada por dos momentos iniciales de discernimien-
comunidad 259 como los particulares 260 ; y se ora sobre todo para to 2 7 7 y de entrega 278 , en toda la experiencia subsiguiente de la
recibir el Espíritu 261 , para entregar el Espíritu262 y para obtener vida de Pablo la oración ocupa un lugar preeminente, pues a par-
la valentía en la predicación263. Las grandes figuras apostólicas tir de ella se inicia su misión a la diáspora 279 y a partir de ella
oran también, como Pedro 264 y Juan con él 265 ; además, la Iglesia también Pablo constituye sucesores de la misión apostólica 28°; en
pide por los apóstoles y concretamente por Pedro 266 ; y Pedro, a ella siente los movimientos del Espíritu281 y ella forma parte de su
su vez, recibe en una oración contemplativa el mensaje divino contexto misional282 y de sus relaciones con las comunidades
para abrirse a los gentiles267 e interpreta toda la vocación apostó- eclesiales283; en ella recibe las gracias del Señor 284 y la ilumina-
lica como una unión de oración y predicación268, actualizando la ción de Dios 285 y con ella le agradece sus dones 286 .
290 291
Sobre todo en sus cartas, Pablo deja entrever todo lo que en su de estar sobre todo movida por una dirección de referencia a
vida significa la postura oracional, que para él está basada, sin Dios 318 , que, ciertamente, se encuentra abierto a todos 319 y que es
duda, en la capacidad que tiene el cristiano para el acceso a Dios un Dios personal e íntimo, a quien Pablo invoca como a "mi
en Cristo por su Espíritu Santo 287 . Pablo está acostumbrado a Dios" 32°, pero que es también un Dios eclesial, a quien el mismo
una oración habitual y a unas prácticas oracionales, en las que va Pablo reconoce como a "nuestro Dios" 321 . Para que esta oración
insertando al ritmo de su vivencia oracional el agradecimiento a sea perfecta, el hombre ha de encontrarse purificado; en lenguaje
Dios por sus dones 288 y las peticiones apostólicas 289 . El afirma paulino, la elevación de sus manos ha de ser santa, es decir, el
también que posee de un modo eminente la oración contemplati- hombre ha de mantenerse sin iras ni rencores 322 y también sin
va de lenguas, y se lo agradece a Dios 29°, y su continuo espíritu de distracciones fundamentales de su ser323.
oración le hace prorrumpir en expresiones oracionales en medio
de sus cartas 291 ; por otra parte, las dos grandes etapas de su vida, Pero la purificación es sólo una condición para que pueda
cuyo culmen aparece en las cartas a los Romanos y a los Efesios, brillar la postura positiva y fundamental de la oración, que es la
se cierran también en oración 292 . El pide además oraciones y sú- fe; fe ante la palabra de Dios 324 , que se le comunicará al hombre
plicas y, al pedirlas como continuas 293 , muestra la confianza que en la oración para su adecuada interiorización, y una fe dialogal
él tiene depositada en la oración 294 , con la que expresa su inque- en referencia a Dios, pero que nunca degenerará en una postura
brantable esperanza en Dios 295 , pues considera a la oración como como de superior o de consejero de él 325 ni de exigencias imposi-
algo bueno y además agradable a Dios, precisamente en cuanto tivas 326 , sino que se mantendrá en la postura filial327 de quien
salvador de los hombres; y por eso valora la oración como un excluye el temor y vive del amor 328 . Esta fe conlleva como matiz
medio de salvación296. Pero la oración no es sólo un medio, es indisoluble de su definición la confianza, que se basa en el amor
también un fin, pues manifiesta toda la postura del consagrado de Dios, manifestado en Cristo 329 , y de quien se espera que reali-
en referencia a Dios, y por eso Pablo indica como un fin especí- zará el deseo que él mismo inspira 33°, porque es propio de quien
fico de la paz social el que las personas puedan servir a Dios ha comenzado la obra buena el llevarla a su perfección331; y Pa-
sin obstáculos a lo largo de todas sus vidas, con piedad y vene- blo está seguro de la providencia de Cristo, que ayuda a la Iglesia
ración 297. y que él la ha experimentado incluso en detalles particulares 332 ;
por eso esta confianza en la oración para él es cierta 333 . Pablo
Pablo ora continuamente 298 , tanto en el templo 299 como en exige también para la perfección de la oración lo que él denomina
casa 300 y cuando está de viaje, sea en el río 301 , en el mar 302 o en la buena voluntad, es decir, unas disposiciones internas de reve-
tierra 303 ; y además ora en la cárcel304. De Epafras, su compañero, rencia ante Dios, prontitud para responderle y sencillez en la rela-
se dice también que lucha continuamente por la Iglesia en ora- ción 334; la reverencia, en concreto 335 , se manifestará en una pronta
ción 305 . La oración continua de Pablo la estructura principalmen- acogida a la llamada del Señor336 que conduzca a una eficaz
te su recuerdo agradecido a los dones de Dios 306 , sus peticiones conversión337 y a un progreso en la respuesta vocacional 338 , in-
apostólicas 307 , incluso por individuos particulares 308 , y sus deseos cluso con formas externas de confesión de la propia postura ante
personales 309 . Consecuente con esta práctica, Pablo exhorta a la Dios 339 ; y ella será la que produzca el conocimiento de Dios y la
oración continua 310 , sobre todo al evangelista, quien ha de orar consiguiente paz del corazón 340 en una fidelidad a la misión a
día y noche 3 U , es decir, no ha de estar nunca sin oración 312 y ésta partir de la referencia continua al Señor341. Es así como la ora-
se ha de ordenar especialmente a un fin apostólico 313 . La oración ción se encuentra fecundada por el Espíritu 342 ; y las vigilias ora-
ha de ser, pues, continua, como continua es la fe que la origina 314 , cionales, recomendadas por Pablo, servirán para alcanzar el Espí-
y la esperanza que la alienta 315 , y el progreso en el Señor hacia el ritu y poseer su arma espiritual 343 , que es la palabra de Dios
que se ordena 316 ; esta oración continua expresa además la peren- interiorizada 344 . Y porque la misma comunicación de Dios es un
nidad del amor en la alabanza del Señor, que es el Dios bendito don, Pablo no duda en afirmar que este carisma de intimidad con
por los siglos317. Dios en sus diversos grados se concede según la medida del mis-
mo Dios 345 .
Hay una postura oracional, recomendada por Pablo y usada
especialmente por él en orden a que la oración sea buena: ésta ha
292 293
c) Los modos de oración zo de la experiencia vocacional y la que ha de dirigir más íntima-
mente todo su desarrollo. Pablo califica esta experiencia de "vi-
sión" 359 y afirma que, a partir de todo lo que él escribe, se puede
Pablo posee una continua práctica de oración, de la que ema- colegir su comprensión del misterio de Cristo 360 ; sus cartas son,
na su también continua enseñanza sobre la vida de oración y pues, según su propio testimonio, la manifestación de su oración y
sobre sus formas. De la doctrina de Pablo se pueden deducir mu- en ellas entrega lo que él mismo ha percibido en su contempla-
chas enseñanzas sobre lo que pueden ser los diversos modos de ción. Esta contemplación es una actividad típicamente cristiana,
oración. pues tiene lugar en la vida cristiana 361 por la acción del Espíritu
Y entre las diversas formas de oración que Pablo vivencia se en ella362. La condición, para que se realice, es la pureza de con-
puede citar en primer lugar aquella que tiende como fin primario ciencia, que posibilita el que la visión no se encuentre empaña-
a la purificación de la persona para capacitarla en su relación con da 363 . Y la postura fundamental en esta oración es la de
Dios. Y ésta es el examen246. Este modo de oración ha de reali- actividad-pasividad, es decir, una actividad humana que acoge el
zarse especialmente antes de la recepción de un sacramento, con- don divino; y por eso Pablo exhorta a no recibir en vano la gracia
cretamente de la eucaristía, para que la persona lo pueda recibir de Dios 364 , a aceptar con reverencia el don de la revelación365 y a
con las condiciones debidas y recabar de él toda la gracia que responder a él con piedad 366 y al mismo tiempo a mantenerse en
ofrece347. También toda la práctica ministerial ha de someterse a la humildad en medio de todas estas gracias de revelación367.
esta oración, y así Pablo la recomienda, por ejemplo, a los diáco-
nos, que traten de ver ante Dios cómo han interiorizado el miste- El objeto de esta contemplación religiosa es primariamente lo
rio de la fe que les ha sido encomendado: si a nivel personal lo eterno, lo que no se ve con los ojos de la carne 368 , y en último
viven con pureza de intención y si a nivel eclesial lo ejercitan del término es siempre Dios, quien es sondeado en profundidad sólo
modo más correcto 348 . por el Espíritu, que él concede al hombre en Cristo 369 y que va
revelando, como objeto de esta contemplación, sus gracias 37°, su
Junto a esta práctica está la de la meditación, que tiende a bondad 371 , su amor 372 a lo largo de toda la Historia Salvífica373 y
una constante reflexión a la luz de Dios sobre la propia voca- su misericordia, manifestada en los favores de su providencia374.
ción 349 y tiene por fin el profundizar en el contenido de la fe 35° y Efecto de esta misericordia es la llamada al ministerio375 y las
de las vivencias de Dios 351 como fuerza que oriente la vida 352 . diversas llamadas en la propia vida 376 , y también la voluntad de
Diversos son los contenidos que pueden someterse a esta medita- Dios expresada en los diversos momentos que determinan el ser
ción religiosa según las enseñanzas paulinas; Pablo señala princi- del apóstol 377 y manifestada en los diversos acontecimientos de la
palmente los siguientes: todo lo verdadero, noble, justo, puro, vida 378 . Además de todo esto, es también objeto de contempla-
amable, de buena fama, virtuoso y alabable, es decir, toda gracia ción la obra que Dios va realizando en el apóstol 379 , sobre todo,
y todo don, incluso los valores de orden natural 353 ; también lo su obra liberadora y salvadora 38°. Pero donde eminentemente se
que se ha visto en él y en los demás modelos de virtud, como revela esta obra de Dios es en Cristo y en su evangelio, donde se
medio que ayuda a concretar la práctica de la voluntad de hace presente y se revela el mismo Dios 381 ; él es la imagen del
Dios 354 ; luego el ministerio y el servicio recibido del Señor para Dios invisible382 y la contemplación de su misterio, tanto perso-
ejercitarlo en referencia continua a él 355 ; y sobre todo las mani- nal como eclesial, que se revela incluso a la contemplación de los
festaciones del Señor, tanto en su presencia eucarística, para reci- ángeles383, es lo que posibilita la contemplación mística, mistéri-
birlo y actuarlo dignamente 356 , como en el ejemplo de su fideli- ca, que se centra en su imagen384 y en lo que ella más expresa: el
dad de vida a Dios, para imitarlo debidamente 357 , como muy amor de Dios 385 , manifestado eminentemente en su acto reden-
especialmente en su misterio pascual, tal como viene entregado en tor 386 , en su cruz 387 , y a la vez, en su resurrección388, donde brilla
el evangelio eclesial y que es el que produce el conocimiento in- su gloria 389 , que se prolonga en el evangelio390 y que reverbera en
terno del Señor358. la actuación del apóstol 391 . En toda esta actividad de Dios en
Cristo es también objeto de contemplación espiritual el mismo
La contemplación es otra forma de oración paulina y se puede Espíritu Santo, quien actúa en el carisma de la oración 392 y quien
decir que es ella la forma de oración que se encuentra al comien-
294 295
se manifiesta en toda la acción contemplativa 393 . Esta contempla- pues, la referencia a Qios desde lo más hondo del ser humano 422
ción de Dios en Cristo por el Espíritu se puede realizar en todo y con la máxima pureza de conciencia423 y con la máxima expre-
en todos, pues Dios es el creador 394 , que da vida a todo 395 y todo sión de la naturaleza en la confesión424. Va dirigida a Dios 425
es de él 396 y participa de su bondad 397 ; en todo se puede contem- como a creador 426 y está dinamizada por el Espíritu, que presenta
plar su vida, su fuerza y su divinidad 398 , pues él se manifiesta en a Cristo como a sif-itoejor modelo 427 . La adoración consiste en
todos y a través de todo 399 y todo participa en su mismo ser de la una referencia personal a Dios, pero se expresa también en el
esencial pureza de Dios 400 . Es, pues, el Dios trino quien está en el servicio evangélico428 en cuanto responde con amor al amor de
origen, en el medio y en el fin de todo 401 y quien, como tal, es el Dios, entregándole su propio cuerpo y todo su dinamismo como
objeto directo de la contemplación cristiana. un servicio viviente a Dios 429 .
Esta contemplación produce unos resultados que son tam- Junto a la adoración va siempre la alabanza, expresión típica
bién como el criterio de su autenticidad y que como tales han de de la referencia más frecuente a Dios en el A.T. como reconoci-
encontrarse también presentes en una espiritualidad vocacional: miento admirativo y alegre de los beneficios de Dios y vivida
el arrepentimiento al contemplar la bondad de Dios 402 , la reve- intensamente por Jesús antes de sus actuaciones milagrosas 430 ,
rencia a Dios en los acontecimientos de su providencia 403 , el antes de su eucaristía final431 y de su pasión 432 y ante el éxito de
amor que redunda en alabanza como fruto de la contemplación su misión 433 , por lo que toda su obra tiende a prorrumpir en
del amor divino 404 , el gozo al experimentar que se recibe todo de alabanza a Dios 434 . A esta alabanza exhorta Pablo a todos 435
Dios 405 , el agradecimiento hacia el creador y las repercusiones como reconocimiento admirativo y alegre436 de las gracias de
prácticas consiguientes a su conocimiento 406 , la obediencia al Dios, que realizan sus promesas 437 ; por eso está conectada tam-
evangelio recibido 407 , la transformación progresiva en la imagen bién con el concepto griego de acción de gracias 438 y se expresa
del Señor 408 y el irse pareciendo a él 409 , el amor que se engen- en forma de confesión y con cantos alegres439 y con fórmulas
dra 410 y la predicación que nace 411 , además de todo el dinamismo dirigidas al Padre 440 y también a Cristo 441 , refrendadas frecuen-
apostólico 412 a partir del amor de Cristo contemplado en su acto temente con el amén litúrgico de la afirmación comprometida 442 .
redentor e interiorizado, y, por fin, la reverencia mutua a partir de La alabanza es el fin al que se ordena toda la obra salvífica443, y
la contemplación de la presencia de Cristo en todos 413 . Es así por eso el lograr esta postura de alabanza en los hombres es lo
como la contemplación de Jesús va dinamizando toda la vida que dinamiza toda la actividad del apóstol 444 ; es a la alabanza del
cristiana por la acción de su Espíritu y la va haciendo agradable a Señor adonde tiende toda la vida espiritual445 y es la alabanza a
Dios 414 al liberarla de toda esclavitud del pecado y al hacerla Dios el fin de toda la perfección y santidad cristiana, que se reali-
estar bajo el reinado de Dios 415 , de tal forma que luego el con- zará de modo definitivo en la escatología, cuando la obra de Cris-
templativo podrá transmitir en su predicación lo contempla- to haya alcanzado su pleno dinamismo en los suyos 446 ; de este
do 416, no con palabras de sabiduría humana, sino con las expre- modo la esperanza aparece también como el dinamizador último
siones aprendidas del mismo Espíritu en su contemplación 417 . De de toda la alabanza cristiana, ya que es precisamente la alabanza
este modo la contemplación concede también las necesarias fuer- escatológica lo que se espera y hacia donde se tiende 44? y por esta
zas en la vida vocacional para perseverar hasta el final418. esperanza y su contenido es además por lo que principalmente se
alaba 448 .
De la contemplación brota la oración de referencia a Dios,
que se expresa eminentemente en la adoración. Este tipo de ora- La alabanza, como toda oración, va dirigida a Dios Padre 449
ción se encontraba, según Pablo, ya presente en el A.T. 419 y fue y se le alaba por su ser y por sus obras salvíficas: se le alaba por
aprendido por Timoteo precisamente a partir de la instrucción su gran gloria y por la unidad de su ser450, por su sabia providen-
parental, llevada a cabo por medio de la Sagrada Escritura 420 . Es cia y su fuerza para operar la obediencia de la fe451 y también
esta postura de la adoración la que mejor refleja la primera reac- porque puede realizar más allá de los deseos humanos 452 ; pero se
ción del hombre ante la llamada de Dios; por eso las narraciones le alaba sobre todo como a Padre de nuestro Señor Jesucristo, en
de la conversión de Pablo le presentan postrándose inicialmente cuanto que a través de él transmite su consuelo 453 y sus bendicio-
ante la aparición del Señor resucitado 421 . La adoración expresa, nes 454 y ejerce su dinamismo 455 en la comunidad eclesial456 a par-
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tir del misterio pascual 457 . Por todo esto se le alaba también a Hay unos elementos típicos que esta oración litúrgica cristia-
Cristo 458 y especialmente por su luz, por su revelación459, y a la na pone de relieve. Uno de ellos es el aspecto propiciatorio, es
vez el mismo Cristo, mediador de las gracias de Dios para el decir, la visión de Jesús como sacrificio y como revelación de la
hombre 460 , se convierte también en el mediador de la alabanza justicia de Dios 489 . También se insiste en el aspecto de servicio,
del hombre para con Dios 461 . Y el Espíritu es la causa personal que entraña el concepto de liturgia; y, por tanto, ésta no se cir-
que actúa en todo este proceso laudatorio 462 . cunscribe sólo al momento cultual, sino que también una parte
integrante de ella es la vivencia de la caridad por lo que supone
La causa de esta alabanza es el conocimiento y el reconoci- de referencia amorosa a Dios 490 y porque imita el amor de Cristo
miento de Dios en la creación 463 y la experiencia de su fuerza en cuanto ofrenda agradable a Dios 491 ; por eso también el sába-
sentida en la fe 464 , además de la contemplación de su amor mani- do, día de descanso en reconocimiento del Señor, es el señalado
festado en los dones concedidos en Cristo 465 , especialmente su para el balance económico en orden a dinamizar el servicio cari-
misericordia inicial466, su elección gratuita 467 y la esperanza de su tativo de las limosnas 492 . Esto supone un sacrificio, pero que a
consumación en la gloria, pues si es él quien concede la gloria, a partir de la oración litúrgica queda iluminado por el sacrificio de
él también se debe primariamente la gloria y a él le pertenece468. Cristo, que mueve a la oblación de la propia persona por el Espí-
Esta alabanza se le puede ofrecer a Dios con gestos cúlticos, co- ritu 493 y que se expresa eminentemente en el trabajo por la fe de
mo el ofrecimiento del cáliz de bendición469, pero se puede rea- la Iglesia494. Otros aspectos cúlticos de la oración litúrgica sirven
lizar también en la misma vida, en la medida en que el hombre también para iluminar realidades de la vida cristiana y verse ac-
se convierte en "alabanza de gloria" 470 a partir del dinamismo tualizados en ella; por ejemplo, el buen olor de los sacrificios se
que ejerce Cristo, el modelo, en el hombre 471 ; esta vida es espe- realiza principalmente en el conocimiento de Cristo, que tiene
cialmente la del apóstol 472 en cuanto que su vida está llena de lugar en la vida cristiana y que es dinámico y expansivo495; tam-
caridad, que revela su sometimiento a la confesión cristiana en bién la libación, propia de los sacrificios cruentos, se actualiza de
orden a hacer brillar el evangelio de Cristo 473 . modo eminente en el sacrificio definitivo, que se ofrece en la vida
La liturgia es una forma especial de esta oración de alabanza, apostólica cuando se persevera en ella hasta el final496; y la un-
pero no sólo de ella. La oración litúrgica recoge gran parte de la ción es eminentemente la fuerza que Cristo concede a su Igle-
oración veterotestamentaria; y era practicada también por Jesús y sia497. Es además el apóstol el principal ministro de esta liturgia
por sus apóstoles. La liturgia cristiana nace del mismo bautis- cristiana, en cuanto que es él quien entrega el evangelio y con él
mo 474 y su ejercicio en la Iglesia primitiva lo reconoce Pablo en entrega al mismo Cristo y por su dinamismo presenta a los fieles
su epistolario al referirse a las reuniones de oración 475 , donde se en Cristo a Dios en un proceso de continuo progreso hasta su
leen sus cartas 476 y en las que se alude también a las iglesias perfección personal y eclesial498.
domésticas como lugar de celebración cultual 477 . En la oración
litúrgica tiene cabida el salmo, la instrucción, la revelación, el El fin, pues, de toda esta liturgia es la obediencia a la fe en
don de lenguas y su interpretación 478 , pero sobre todo la bendi- toda su dimensión 499 , operada especialmente por la acción apos-
ción sobre el cáliz cristiano 479 con el recuerdo del Señor480 y la tólica 50°. Y su valor reside en la referencia de toda la persona y
proclamación de su misterio pascual 481 , que une realmente a de toda la comunidad al Señor, lograda bajo el dinamismo de la
Cristo 482 y que, por tanto, se ha de celebrar sin litigios483, es decir, presencia real del mismo Cristo 501 ; no se trata, pues, de una litur-
con una postura de amor y al mismo tiempo también de discerni- gia de apariencias 502 . Y al ser tal, el'Señor va dando respuesta a
miento 484 a partir de la fe; además, todo en la liturgia se ha de toda esta oración litúrgica y a todo este sacrificio y oblación, al
celebrar de modo que favorezca la edificación de la Iglesia485, y irlo llenando todo de Cristo en este proceso litúrgico oracional de
para ello ha de ser una oración inteligible486. Para Pablo, las ex- referencia a Dios en el amor 503 . Es esta presencia del Señor la que
presiones más propias, acuñadas en esta oración litúrgica cristia- determina también el concepto de templo en la liturgia cristiana,
na, hacen referencia a todo el misterio de Jesús, tanto personal según la interpretación paulina; y para Pablo este templo tiene
como eclesial y cósmico, pasado, presente y futuro; son: "Jesús es una doble dimensión: personal y eclesial. El cristiano es templo
el Señor" 487 y "Maraña tha: Señor nuestro, ven" 488 . del Dios vivo 504 en cuanto que se encuentra referido a él 505 por
298 299
la alabanza, pero esta alabanza siempre concluye en el Padre 525 ;
la fuerza del Espíritu, que le da acceso a Dios 506 al revelarle a
por eso las expresiones de la mediación de Jesús aparecen formu-
Cristo 507 ; y de este modo la referencia tiene lugar en el nombre de
ladas en el N.T. con frecuencia en un contexto de doxología 526 ,
Jesús 508 y bajo la vivencia del dinamismo de su filiación509. Tam-
pues en el himno cristiano se manifiesta con un lenguaje poético,
bién toda la Iglesia es templo de Dios en cuanto que se encuentra
fácilmente asimilable, el contenido del kerigma 52? , cuyo centro no
edificada en su fe por los apóstoles y profetas 510 y tiene a Cristo
es nunca el yo ni el nosotros, sino él, Dios, el mayor, el que lo es
como a su piedra angular 511 ; la construcción de este templo se va
todo en todos 528 ; y de este modo el himno, al expresar la pérdida
realizando personal y comunitariamente 512 en la medida en que
de uno mismo en Dios, adquiere una dimensión como eterna,
crece el amor 513 , virtud de unión de todo el cuerpo y de los hom-
participante del mismo ser de Dios. Y por esta misma razón el
bres con Dios, y así Dios habita en este templo y en él tiene lugar
himno forma también parte principal de las reuniones litúrgicas
el acceso a Dios en el movimiento del Espíritu, realizado por la
primitivas, en las que se reconoce la presencia carismática de
obra de Cristo 514 y así este templo es lugar perenne de alabanza a
himnos y de salmos 529 ; la misma oración en lenguas tiene como
Dios 515 ; y el servicio litúrgico primario que en él se realiza es el
componente principal esta oración de tipo eucológico, salmo o
del evangelio516.
himno 53°, en la que el mismo Pablo dice ser tan experimentado 531 .
Conectada con la oración de alabanza y con la oración litúrgi- La persona divina, a la que primariamente cantan los himnos,
ca ha estado tradicionalmente la oración hímnica, practicada tam- es siempre Dios Padre. El es el primero y por eso la alabanza se
bién por el mismo Jesús 517 . En los himnos cristianos se canta inicia siempre con él. Y se le alaba por la riqueza insondable de
especialmente el kerigma cristiano por lo que tiene de buena noti- su sabiduría y de su gracia, que brilla en la Historia Salvífica532, y
cia. El himno es, por así decir, la respuesta más acabada que el porque ha hecho pasar al hombre del poder de la tiniebla al reino
hombre puede dar a Dios a partir de la contemplación de sus del Hijo de su amor y a la herencia de los santos 533 ; en un himno,
maravillas en la Historia Salvífica; es la alabanza hímnica aquella posiblemente bautismal, se le canta por todo lo que ha concedido
a la que tiende toda la Historia de la Salvación y donde se realiza a los fieles en Cristo: la elección, la remisión de los pecados, la
plenamente la voluntad de Dios. Por eso la comunidad del N.T. gracia y la filiación divina, es decir, todos los dones de la reden-
es una comunidad que alaba, pues se entiende a sí misma como la ción 534; y en un cántico de alabanza, que brota espontáneamente
comunidad escatológica al sentirse llena de Dios en la plenitud del corazón, el apóstol le alaba a Dios por el consuelo que de él
de los tiempos 518 ; y por ello le alaba con la postura también de recibe en medio de la tribulación y que tiene una significación
quien espera en el logro de lo ya definitivamente iniciado, aunque apostólica 535 .
todavía no plenamente consumado. Los himnos son la respuesta
a la acción de Dios, de la que ya se participa, y así la misma También Cristo es alabado incesantemente con himnos en la
alabanza hímnica va uniendo al hombre con Dios, ya que es el oración de la Iglesia. El primer testimonio de ellos está inserto en
mismo Dios quien "espiritualmente" va suscitando la alabanza 519 una parénesis epistolar paulina, que quizá provenga de un con-
y va así realizando su acción salvífica en el hombre; de este modo texto bautismal o eucarístico; este himno canta la cristología, ex-
el hombre entra ya en la gloria eterna de Dios. Por eso esta fun- presada en la forma clásica del péndulo, iniciándose con la asimi-
ción laudatoria no es meramente estética, sino que es vital, es lación del Señor al Siervo y concluyéndose con una entrada en la
decir, es la expresión de toda una vida vuelta hacia Dios 520 . Y doxología de Cristo al Padre; su centro lo forma la consideración
por esto también el primer cantado es siempre Dios, pero el Dios de la sumisión del modelo, que es Señor, y a la vez de la esperan-
de la salvación, el Dios que está actuando en Cristo 521 ; de aquí za del premio para quien siga sus pisadas 536 . Un himno de con-
que sea raro en los himnos neotestamentarios el tema de la crea- texto quizá también bautismal canta todo el ser y el obrar de
ción, tan cantado en los salmos del A.T.; lo que impresiona al Cristo en forma global: su preexistencia y su actividad en la crea-
cristiano es la nueva creación y toda su universalidad522, que ha ción, su capitalidad y primogenitura en la naturaleza y en la gra-
de provocar también una alabanza universal523. Los himnos son cia, la plenitud de la inhabitación de Dios en él y la reconcilia-
el resultado de la alegría en el Señor 524 , que, al ser el mediador de ción, que tiene lugar en él, tanto de los hombres entre sí como
todas las gracias de Dios, se convierte también en el mediador de entre los hombres y Dios 537 . Salmos hímnicos con sentido docen-

300 301
te y parenético ponen además de relieve que el ser en Cristo im- de la esperanza, para que llene de ella al hombre por el dinamis-
plica el portarse como este modelo 538 . De Cristo se canta espe- mo consolador del Espíritu, que produce la alegría y la paz en la
cialmente su misterio pascual y eclesial: su resurrección y exalta- vivencia de la fe552. Y como toda oración, este deseo está basado
ción, su dominio sobre todas las fuerzas y su capitalidad en la también en una gran confianza en la fidelidad de Dios 553 , ya que
Iglesia539, concretándose especialmente en su función unitiva, por ésta se expresa en el plan salvífico de Dios como Padre de to-
la que rompe toda enemistad y une a los hombres con Dios y dos 554 y a él se dirige el deseo oracional 555 y también al Señor
entre sí 540 , y también en su función iluminadora 541 . La última Jesús 556 , en quien todos se encuentran unidos al verse arranca-
expresión paulina de la alabanza a Cristo es una confesión hímni- dos por él del pecado y de todas las estructuras del mal 557 . La
ca sobre él, que canta su entronización; se trata de un himno a causa última de esta oración es siempre Dios a través de la acción
Cristo Rey, ejemplo de confesiones cristológicas presentes en la de su Espíritu, que es prenda de la vida y que a la vez suspira por
liturgia hímnica, que canta y proclama al crucificado como exal- su definitiva realización558.
tado 542.
Pablo presenta diversos objetos de su deseo oracional. Para
Otra forma de oración es la súplica, que reviste el doble as- sus perseguidores desea la bendición de Dios 559 , en favor de sus
pecto de deseo y de petición, y este aspecto va implícito también hermanos separados quisiera ser anatema 560 , mientras para la
en la oración de agradecimiento, pues se quiere que los dones de Iglesia desea que crezca en el amor como fruto de su visita apos-
Dios perduren 543 . Y como los dones que en la mente de Pablo se tólica561; desea además la conversión, necesaria para poder cono-
desean son especialmente los sobrenaturales, como la gracia y la cer la Verdad 562 , y el que la palabra de Dios llegue a habitar
paz de Dios 544 , éstos sólo pueden ser efecto de una concesión de interiormente en todos los cristianos con toda su pureza 563 y tam-
Dios a la postura abierta del hombre y nunca consecuencia de bién que Dios dirija internamente los planes del hombre en orden
ninguna conquista puramente humana; por eso son siempre obje- al aguante y al amor 564 ; Pablo invita incluso a desear los mejores
to de oración. Y el amén, que sella la alabanza, sella también las carismas 565 , sobre todo el de la profecía566, para que el hombre
peticiones y los deseos, expresando la nota de seguridad y de con- no se mantenga infantil, sino que llegue a una madurez probada,
fianza, que se encierra siempre en la esperanza en Dios que brilla al proceder por el deseo de los mejores valores que encierran los
en toda oración. La oración de deseo se diferencia sustancialmen- carismas, en último término por la edificación de la Iglesia567,
te de toda expresión de la necesidad instintual humana precisa- por el amor 568 ; Pablo desea también el consuelo, que fortifica y
mente porque no aparece como una exigencia de la naturaleza, dinamiza 569 , y en este sentido busca el vivir el aguante y el con-
sino como una expresión del ser humano, abierto a Dios y plena- suelo, teniendo por forma de esta vida el dinamismo de Cristo 57°;
mente confiado en él. Esta oración de deseo brilla especialmente quiere además el conocimiento necesario para caer en la cuenta
en los saludos de las cartas apostólicas. del dinamismo de la vida cristiana 571 y suspira por que la comu-
nión de fe tenga su adecuado dinamismo para el bien obrar 572 ; de
El deseo oracional, como aparece en las cartas de Pablo, bro- Dios especialmente anhela el que conceda su misericordia a quien
ta sobre todo de una vivencia de Iglesia, a partir del agradeci- en vida ha sido misericordioso y el que se la conceda sobre todo
miento que él siente por lo que ve en la Iglesia y recibe de ella, y en el último día 573 ; por su parte, expresa una gran ilusión por
así pide por toda la Iglesia545, para que Dios la llene con sus morir y estar con Cristo 574 y revestirse de la tienda del cielo575 y
gracias 546 . El deseo está, pues, primariamente ordenado a la Igle- verse así inmerso en la vida 576 , haciéndose presente para siempre
sia, a los que se adhieren al cristianismo 547 ; a ella especialmente al Señor en la gloria, pero por encima de todas sus ventajas per-
se le desea la gracia y la paz como fruto de su enraizamiento en sonales prefiere siempre el bien de la Iglesia577.
Dios como Padre y en Jesús como Señor548, aunque Pablo está
lleno también de santos deseos para todos los hombres 549 . Este Este bien de la Iglesia que Pablo desea lo especifica frecuen-
deseo, como toda oración, va dirigido a Dios Padre, especialmen- temente en sus deseos oracionales como "gracia y paz". La gra-
te como Dios de la paz, deseando que corrija al hombre y lleve a cia, que como presencia de Dios 578 significa el resumen de todos
perfección su obra en él 55°, y también como a Dios del aguante y los bienes de su asistencia a la Iglesia y a cada uno en particu-
del consuelo, deseando que lo conceda 551 , y además como al Dios lar 579 ; y la paz, tanto interior como exterior580, concedida por el
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Dios de la paz 581 y que consiste fundamentalmente en la presen- comenzado la obra buena y se le suplica que la continúe 609 , y van
cia de Dios en el hombre 582 , producida por la referencia a Cris- dirigidas a él como a Padre y en cuanto creador y responsable de
to 583, y es ella la que ha de presidir todos los planes del corazón la unidad cósmica en Cristo 610 , porque es él quien con su provi-
en orden a la paz y al amor en el único cuerpo de Cristo 584 ; es la dencia dirige todos los acontecimientos salvíficos611.
paz que se vive a partir del amor y de la fe cristiana 585 . Y como
Las peticiones paulinas tienen fundamentalmente un triple ob-
síntesis de todo el deseo oracional se anhela la gracia del Señor, el
jeto: temporal, apostólico y escatológico. Pero las peticiones tem-
amor del Padre y la comunión del Espíritu, que con fórmula más
porales ellas mismas mantienen una dimensión apostólica: Pablo
pregnante aún lo expresa Pablo al manifestar su deseo de que el
ruega que le sea retirado el impedimento de la carne 612 y que sea
Señor esté con la Iglesia586. Este Señor es el que puede superar
devuelto como gracia a la Iglesia615; suplica también que la provi-
todos los deseos humanos y realizar más allá de todas las capa-
dencia enderece sus caminos, pero siempre para que pueda comu-
cidades de ilusión587 y a él se ordena también el movimiento de
nicar la fe614; y pide que pueda visitar a la iglesia, pero en orden a
alabanza, el supremo deseo del corazón consagrado y apostólico
fortificar su fe615; si desea volver a ver a Timoteo es para alegrar-
de Pablo: que Dios sea bendito por los siglos588.
se de su espíritu de fe616; y si solicita el verse libre de impedimen-
tos es para que la Palabra se difunda y aparezca gloriosa en el
La oración de súplica queda aún más especificada en la prác- dinamismo de las buenas obras 617 , pues él descubre la providen-
tica paulina como petición. Pablo introduce frecuentes peticiones cia salvífica de Dios en su liberación 618 , ya que también la Iglesia
en sus plegarias habituales 589 , que además son continuas 59° y que pidió por la liberación del apóstol Pedro 619 . Las peticiones clara-
tienen generalmente por objeto el bien de la Iglesia591; Pablo ex- mente apostólicas son las más frecuentes en el epistolario paulino
horta a ella592 y aparecen discípulos suyos, varones apostólicos y muestran su total ausencia de egoísmo y su preocupación cons-
como Epafras, realizando esta oración de súplica por la Igle- tante por el bien de los demás 620 en referencia plena a Cristo,
sia593. La petición con frecuencia acompaña a una acción de gra- modelo y fin de esta oración de súplica621; así pues, Pablo pide
cias por el pasado, suplicando para el futuro que Dios siga conce- para sí que pueda comunicar el misterio de Cristo, por el que se
diendo sus beneficios594; y de este modo encierra en sí misma la encuentra encadenado 622 , y que pueda predicar el evangelio de
certeza del futuro 595 . Esta oración ha de ser universal, por todos Dios como conviene, es decir, con valentía623; y para los demás
los hombres, pero tiene especialmente en cuenta a aquellos de pide especialmente que el Padre de la gloria les revele el conteni-
quienes más depende el bien social, para que los cristianos pue- do de sus riquezas 624 ; concretamente, para los judíos solicita la
dan vivir en paz su servicio a Dios 596 . Estas peticiones consisten salvación625; para los gentiles, que se salven por el conocimiento
fundamentalmente en un darse a conocer a Dios en la propia de la verdad 626 , y para los cristianos, que progresen en su modo de
necesidad y con referencia a su bondad 597 e implican una vela de ser627, robustecidos en el hombre interior por la inhabitación de
espera en el Espíritu598, por lo que su principal postura es la de la Cristo a través de la fe en todo su planear 628 y a través del amor
esperanza 5 "; están fundadas en la experiencia de la fidelidad de en toda la práctica de la vida cristiana629; pide también la llenum-
Dios 60° y en saber que a Dios, en cuanto salvador, le complace el bre del conocimiento de la voluntad de Dios en orden al discerni-
que se le pida 601 . Es el dinamismo del amor lo que mueve a la miento 63° y la sabiduría carismática a partir del conocimiento de
petición 602 , y este dinamismo es auténtico, pues tiene como motor Cristo 631 ; por fin, pide la perfección cristiana632 y la santidad 633 .
al Espíritu 603 . Lo que inmediatamente provoca la oración de peti- Por otra parte, su fundamental petición escatológica es el "Mara-
ción suele ser el recuerdo de las iglesias o de las personas concre- ña tha: Señor nuestro, ven" 634 .
tas 604 y el conocimiento del éxito apostólico en ellas605 y de su
fe y amor, por el que se comienza agradeciendo y se concluye en La concesión de todas estas peticiones se realiza fundamental-
petición de progreso 606 ; también la constatación del servicio de la mente en el don del Espíritu de Jesús, que salva635 y cuya arma
caridad mueve a una oración de petición por quienes la ejercen607, es la palabra de Dios 636 . Y la consecuencia principal de la ora-
y el conocimiento del misterio de Cristo está siempre provocando ción de petición es que la confianza va disolviendo las preocupa-
a una oración de súplica para que vaya en aumento 608 . Natural- ciones excesivas637 como resultado de la paz de Dios, concedida
mente, todas estas peticiones van dirigidas a Dios, que es quien ha como primer fruto de esta oración 638 , que además provoca la

304 305
alabanza a quien puede conceder las peticiones más allá de todos pies plegarias 671 , sobre todo comunitarias 672 , ya que como mejor
los deseos humanos 639 . Hay que tener en cuenta también que esta se realiza es en comunidad y a partir del reconocimiento de la
oración no es sólo del apóstol por la Iglesia, sino que ha de ser obra apostólica 673 . Para Pablo este agradecimiento es continuo 674
incluso de la Iglesia por el apóstol; por eso Pablo pide oraciones y así mantiene toda la vida en una continua oración 675 . Como la
tanto por él 640 , sobre todo cuando se encuentra en cadenas 641 , petición, ha de ser universal676 y es efecto de una postura radical
como por los suyos 642 , especialmente por su comunidad apostóli- de agradecimiento tanto para con Dios como para con los hom-
ca 643 ; y la Iglesia le responde 644 , como le respondió a Pedro 645 . bres 677 ; por eso Pablo exhorta siempre a él 678 .
Esta oración común se considera como un luchar juntos 646 , un
El agradecimiento oracional puede revestir diversas formas;
co-laborar de la Iglesia en favor del apóstol 647 , lográndose así
entre ellas, el don de lenguas 679 y las palabras bíblicas 68°. Como
una unidad interna más fuerte de la comunidad eclesial y una
toda oración, va dirigido a Dios 681 , a quien se le invoca como a
referencia más total de todos a Dios, ya que todos agradecen lo
Dios íntimo 682 y propio 683 y como a Padre de Cristo, porque
que todos han pedido 648 . El objeto de esta oración eclesial es el
dinamiza la fe desde él 684 y así es también nuestro Padre 685 en
bienestar del apóstol 649 y su salvación espiritual 650 , como tam-
cuanto que produce la fe686 y reina en nosotros por Cristo 687 . A
bién el que se vea libre de obstáculos y que su servicio sea agrada-
él se le agradece por su inenarrable caridad y por los dones que
ble a quien se lo presta 651 , además de que se pide para que Dios
concede para su ejercicio688. También a Cristo le agradece Pablo
le conceda el carisma de la palabra, que tiene por fin el dar a
en cuanto a dinamizador del ministerio y porque le ha considera-
conocer el misterio de Dios, presente en el evangelio652. De este
do digno de confiarle este servicio por su misericordia689; y, a la
modo el dinamismo de esta oración tiene su fuente en el amor del
vez, Cristo, mediador de los dones, es también el mediador del
Espíritu, que impulsa a continuar la obra de Cristo 653 , y su fin
agradecimiento 690 , que tiene lugar en unión con él y en medio de
estriba en poder vivir con alegría compartida la experiencia de
la Iglesia691, especialmente porque Dios ha liberado al hombre
Iglesia654.
por medio de él de todo pecado 692 . Lo que dinamiza el agradeci-
miento es, pues, la llenumbre del Espíritu 693 y el recuerdo de los
La oración que reconoce el don recibido es siempre el agrade- dones de Dios, sobre todo el conocimiento de Dios en la crea-
cimiento. Pablo lo practica 655 e insinúa que ha de acompañar a la ción 694 y el recuerdo de Cristo en actuaciones concretas 695 , así
petición por lo ya recibido y por la certeza del futuro 656 ; el mis- como la memoria del dinamismo de las virtudes teologales en la
mo agradecimiento lleva implícito el deseo de que los bienes se vida de la Iglesia696, particularmente la fe y el amor 697 , y también
continúen 657 , pues en él se dan también a conocer a Dios los la comunión de la fe con la Iglesia698 y el servicio de la cari-
deseos más profundos del corazón humano 658 . Respecto a Dios dad 699 ; recuerdos de personas particulares mueven también al
implica una adoración por su providencia 659 y una alabanza 660 al agradecimiento, como el recuerdo de Timoteo y el deseo de en-
reconocerle en el origen del cristianismo y al tenerle presente en contrarle, hecho certeza en oración 700 , e incluso recuerdos univer-
toda referencia oracional y en la misma práctica de la vida cristia- sales, ya que universal es también la petición701.
na, con todo su agradecimiento 661 . Respecto a las cosas, este
agradecimiento religioso las santifica por su referencia a Dios 662 , El objeto de este agradecimiento es muy variado, pero siem-
• tanto al usarlas como al renunciar a ellas663. El agradecimiento es pre mantiene la nota religiosa. Pablo agradece porque Dios reina
voluntad de Dios al entregar a Cristo 664 y, por tanto, es propio en nosotros por Cristo 702 y porque por él nos ha dado la victo-
del cristiano 665 ; más aún, es necesario y justo, pues la elección ria 703 ; agradece la gracia de Dios, dada en Cristo, que se mani-
proviene siempre de un amor gratuito de Dios 666 y los dones de fiesta en su riqueza y dinamismo para obrar el conocimiento de la
la vida cristiana, la fe y el amor, están producidos sólo por vida cristiana y la fuerza para el apostolado 704 , y le agradece el
Dios 667 . El agradecimiento expresa, pues, la correspondencia al haber dado a Cristo y con él todos sus dones 705 ; Pablo agradece
dinamismo de Dios 668 y es la respuesta a la fe en Cristo al estar especialmente el don de la misma persona de Cristo 706 y el que
edificados en él 669 ; es la oración que se multiplica también al Jesús se presente como modelo 707 y, sobre todo, el que haya cons-
multiplicarse la gracia en el mundo por medio de la acción apos- tituido al apóstol como buen olor de Cristo por su dinamismo en
tólica 67°. Pablo inserta la oración de agradecimiento en sus múlti- él 708 , sin que haya permitido que sea impedimento para la acción

306 307
de Cristo por ninguna actuación suya, ni siquiera sacramental 709 ;
Pablo agradece también el haber obtenido su petición de bienes-
tar apostólico 71° y reconoce que es de Dios de quien ha recibido
Epílogo
su extraordinaria medida del don de lenguas711; por otra parte,
agradece el espíritu apostólico entregado a Tito 712 y el éxito de la
obra de Dios en la Iglesia: el que, siendo pecadores, hayan obede-
cido al cristianismo713 y el que en ella se produzca la fe y el
amor 714 , con el fruto de una fe715 que ha llegado a hacerse famo-
sa 716 , y también por el fruto de consuelo que se recibe en la obra
de la fe 717 ; Pablo agradece además la sencillez, que brota como
efecto del verdadero amor 718 , y todo el crecimiento en la postura
auténticamente religiosa719. Se ve, pues, que el agradecimiento de
Pablo es universal720; él agradece por todos y por todo, porque
todo es bueno 721 y porque todo es gracia 722 . El efecto que recibe Rasgos de la personalidad vocacional a la luz
el mismo apóstol de esta su oración de agradecimiento y de su de la Sagrada Escritura
aumento en la Iglesia es una fuerza para no desfallecer723.
En las páginas precedentes habrá encontrado, sin duda, la per-
Como síntesis de toda la postura oracional paulina, modélica
sona atenta al Señor pistas abiertas por su Palabra e iluminadas
para los llamados en misión, puede contemplarse la que él enun-
por su Espíritu, que le ayudarán a vivir la espiritualidad vocacio-
cia en su carta a los Filipenses, donde aparece el objeto de esta
oración y también su fin: Pablo desea y suplica que el amor vaya nal en su situación concreta. Pero de la consideración bíblica de
abundando cada vez más en orden a producir el conocimiento la vocación emergen también unos rasgos que determinan el
contemplativo y la sensibilidad espiritual, para que la persona sea modo de ser de la personalidad consagrada, incluso en un contex-
capaz de discernir cada vez mejor la voluntad de Dios y llegue a to institucional.
encontrarse en la práctica llena de santidad por la acción de Cris- Y lo primero que emerge en su constitución es que Dios tiene
to, culminando en una alabanza a Dios, que se hará perfecta en el una llamada peculiar para cada persona; nadie y ningún estado
último día 724 . de vida puede decirse ajeno a esta llamada de Dios y al plan
salvífíco y misionero que Dios quiere llevar a cabo por cada una
de las personas en aquel estado al que él les ha llamado. Pero,
lógicamente, para que la realización de la persona se lleve a cabo
según el plan de Dios se impone un discernimiento previo y ma-
duro sobre el género de vida al que Dios le llama; aunque éste no
se haya hecho inicialmente, la voluntad humana habrá de mante-
nerse en una postura continua de apertura a Dios. Porque toda
vocación es esencialmente una experiencia interpersonal entre el
hombre y Dios, más que vinculación alguna con instituciones,
aunque a través de ellas se puede operar la entrega y la misión; de
la calidad de esta experiencia religiosa dependerá la calidad de la
vocación, que como tal será también progresiva, ya que el mismo
Dios se mantiene siempre como el bien perennemente comuni-
cativo. Y esta experiencia está esencialmente dinamizada por la
contemplación del Dios amor, que mueve a una respuesta de
amor y con ella impulsa a la entrega y al servicio, primeramente
orientado a la misma persona de Dios y luego desde él también a
308
309
los hombres para promover entre ellos el empeño por Dios y por que, apreciando su ser para Dios, no caigan en una solapada
sus verdaderos valores. soberbia o en una cerrazón, sino que busquen el ser interpretados
como don para la Iglesia, contribuyendo ellos mismos a esto en la
La contemplación del Dios amor, fuente de la atracción voca- medida de su posibilidad, de forma que su mensaje de oración
cional, para que sea auténtica habrá de estar, en último término, pueda ser entregado en términos comprensibles para la Iglesia.
iluminada por la revelación a partir de la verdadera presentación También los enriquecidos con el carisma de la palabra habrán de
de Cristo, para que se dé una sintonía entre la ortodoxia y la orto- tener como fin de su servicio la edificación de la Iglesia en la fe y
praxis en la personalidad unitaria del ser humano, de tal forma en la piedad, evitando cuidadosamente cualquier ideología que
que sea el recto concepto de Cristo el que mueva a una vida las desmorone; los carismáticos de la asistencia encontrarán una
semejante a la suya y no precisamente una mera agresividad hu- pauta para su actividad en las enseñanzas neotestamentarias so-
mana, que como valor humano puede ser orientado a partir de la bre la beneficencia, mientras los dotados con el don de discerni-
llamada vocacional, pero que nunca ha de constituir el factor miento serán los que ejerzan el ministerio del consejo; por fin, el
determinante de la misión, ya que ésta depende exclusivamente de profeta, cuyo mensaje deriva especialmente de su actividad con-
la llamada y ha de llevarse a cabo según el ritmo de sus exigen- templativa, sabrá que en ella ha de aprender también los modos
cias. Sin duda la naturaleza peculiar de cada uno constituye la espirituales de proponerlo en sintonía con los otros profetas y en
primera nota de la palabra de Dios, que en principio no ha de ser un control fundamental de sus propias mociones.
violentada, si esta violencia no viene exigida por el compromiso
con la fe y el amor; y la llamada de Dios le llega al hombre Todos estos carismáticos y cualesquiera otros que hayan reci-
también desde las exigencias de la historia y, en último término, bido un don para el ministerio han de tener la conciencia de que
desde la misma fe, que el Espíritu hace resonar en el interior del han sido llamados a ejercer unos servicios complementarios y que,
llamado y que se constituye en el factor integrante de todas las por tanto, se han de entrelazar en una unidad, procurando la co-
facetas de su personalidad. laboración mutua. Cuando se da el reconocimiento de un mismo
carisma o de carismas similares en diversos individuos se puede
Así nace el carisma, como presencia del Espíritu y actualiza- promover la institución, que ha de favorecer con sus estructuras
ción de un servicio concreto de Jesús, que exige en el llamado un la vivencia del carisma y su ejercicio, teniendo cuidado de no
compromiso con él para mantenerlo vivo desde una radical acep- apagarlos nunca; esta institución por esencia está sometida al
tación del mismo carisma con que el Señor Jesús ha querido enri- mismo carisma y ha de evolucionar al ritmo del carisma y de las
quecerlo y al mismo tiempo radical aceptación también de los situaciones concretas en las que el carismático ha de ejercitar su
otros carismas, obra del Espíritu, que determina su diferenciación don. Más aún, la llamada a la unidad y al entrelazamiento caris-
y su diversa concesión. Nadie, pues, fuera del Señor Jesús por mático afecta también a las mismas congregaciones de carismáti-
medio de su Espíritu puede conceder los carismas en la Iglesia y, cos, de tal forma que se lleve a cabo una colaboración mutua sin
por tanto, nadie puede ordenar la ejecución de un servicio caris- suspicacias ni agresividades envidiosas.
mático; el carisma de gobierno o de liderazgo podrá organizar
armónicamente los diversos servicios, pero nunca podrá conceder Para que el carismático pueda gozar de aquella libertad que le
la capacidad carismática para ellos. Por otra parte, hay que tener corresponde en la vida eclesial es imprescindible que lo sea tal y
en cuenta que este carisma de gobierno es distinto de la función que para ello haya instituido un discernimiento auténtico sobre
del Magisterio eclesial, que tiene por fin velar por la transmisión su propio carisma y sobre su ejercicio, cuyo criterio definitivo
fiel de la doctrina de Cristo, y distinto de la capacidad ministerial reside en buscar el verdadero bien de la Iglesia y procurarlo in-
para los sacramentos y también del poder jurisdiccional en la tensamente, manteniendo también el orden eclesial, que supone
Iglesia, cuyo principal servicio consiste en supervisar (episcopein) un control del propio carisma, una atención a aquellos a quienes
la actividad eclesiástica. Y en la valoración de los carismas el el Espíritu Santo ha puesto para regir la Iglesia y un ejercicio
N.T. tiene interés en recalcar la primacía del carisma misionero, ordenado y unitario de la función carismática. En el ejercicio de
como fundante de la Iglesia, a la vez que hace una llamada a los esta función y en la libertad para llevarla a cabo el llamado de-
contemplativos, los poseedores del don original de lenguas, para pende del Espíritu de Dios y no está sometido al juicio de quien

310 311
no posea tal carisma del Señor; más aún, en ocasiones tendrá que Esta vida nace de la fe, de la entrega interpersonal del hombre
aguantar la persecución por la fidelidad del carisma, tanto más a Dios, y se manifiesta también en la fe, en un trabajo por llevar-
dolorosa cuanto que puede venir de personas realmente unidas al la adelante en los demás con una confianza inquebrantable en el
Señor, pero que no han recibido de él tal carisma concreto y, por Dios que asiste en la misión y con una fidelidad perennemente
tanto, no logran ver la conexión que existe entre la actuación del renovada para llevar adelante las cláusulas de la alianza, tratando
carismático y la vivencia de su fe. En toda esta trama el llamado, de proceder siempre también por motivos de fe a partir de las
más que nadie, podrá percibir que Dios Padre está al comienzo verdades reveladas y no guiándose sólo por la razón. En esta
de su vida, dinamizada por la revelación, y que permanece como revelación el objeto principal que se desvela es el amor de Dios,
el fin de la misma, ya que, en último término, a él se dirige, que invita a una relación interpersonal de amor y a depositar el
además de que es él mismo quien le va acompañando en toda su gozo en el Señor más allá de cualesquiera otros posibles gozos
misión con su fuerza vigorizante; así el llamado permanece tam- meramente humanos, viviendo también la afectividad como
bién como presencia visible de Jesús, actualizando su vida y su orientada hacia el Señor, pero al mismo tiempo amando a los
misión, y en esta actualización va logrando un conocimiento cada hombres con el mismo amor de Dios y con verdadera ternura en
vez más sintónico del Señor, quien por su Espíritu le va iluminan- una dimensión cristiana que unlversaliza el amor y que hace del
do no sólo el contenido de su mensaje, sino también los modos de amor cristiano el criterio definitivo de actuación. Este amor tien-
proponerlo. De este modo la misión del llamado tiene como pri- de a la unión definitiva con el Señor y por eso mantiene una
mera nota el testimonio de su misma conexión con aquel que le dimensión escatológica, recogida por la esperanza, que hace que
envía y éste será el primer mensaje de su misión: la afirmación de el llamado recuerde perennemente el fin de su vocación y manten-
que no se autoenvía, sino que permanece íntimamente unido con ga la ilusión por el éxito de su misión, que es lo que determinará
Dios, el principio de su llamada y el fin de su misión. el aguante en él para soportar todas las dificultades, con la cer-
teza de que el Señor no defrauda nunca.

En su proceso esta vocación no se vive sin dificultades, tanto En todo este proceso vocacional hay un criterio que ha de ir
externas como internas, que en ocasiones llegan a obstaculizar la guiando siempre la actividad del llamado, y es la misma persona
misma visión del ideal. Entre ellas destaca la inseguridad básica, de Jesús, en quien se hace presente la voluntad salvífica de Dios.
que trata de defenderse con la seguridad de las estructuras o de los Este Jesús, como palabra de Dios, comienza hablando ya en la
propios logros e incluso con la huida a la pasividad o al activis- misma creación, pero de modo más patente se manifiesta en la
mo. Por eso se impone una continua purificación, basada en un Historia Salvífica y sobre todo en su misma vida evangélica. A
examen sincero de las propias motivaciones, sin miedo a la herida este Jesús el Espíritu le hace perennemente audible en el interior
narcisista y sin búsquedas narcisistas de autocomplacencia, sino del llamado y va así guiando su discernimiento vocacional, que
con una orientación fundamental al servicio, buscando siempre tiende a conocer la voluntad de Dios, manifestada de modo defi-
las mejores ayudas para el conocimiento propio y para la expan- nitivo en los valores que brillan en el Jesús pascual —muerto y
sividad de la personalidad consagrada. De aquí brotará en primer resucitado— y en el Jesús eclesial. Para poder operar adecuada-
lugar una aceptación propia y mutua y habrá de ser siempre la mente el discernimiento, el llamado ha de ejercitarse previamente
palabra de Dios el primer elemento que ilumine el fondo del co- en las posturas que le purifican de cualesquiera búsquedas espu-
razón humano, lo limpie y lo vigorice, usando también para ello rias y luego habrá de usar aquellas técnicas que garanticen la co-
todos los ejercicios de estructuración personal y comunitaria en rrección del proceso; en éste brillan como principios iluminativos
una postura de permanente conversión. Esta palabra de Dios bri- del discernimiento: la razón y la revelación, normada por la Sa-
lla de modo eminente en la cruz de Cristo, donde se revela el grada Escritura y por la doctrina apostólica. El criterio que juz-
amor, que, contemplado, hace que el hombre internalice este gará de la rectitud de todo este proceso es el crecimiento interior,
amor de Jesús a Dios y a los hombres y se decida a continuar en tanto a nivel humano, con una creciente experiencia de integra-
el mundo su misma vida y su misma misión con una muerte al ción, como a nivel espiritual, con una experiencia de la unción del
pecado para siempre y con una vida de cara a Dios. Santo, que no deja lugar a duda en el acierto, e incluso a nivel

312 313
eclesial, con un aumento de edificación en la Iglesia, sobre todo si do al bien, mientras en el orden material procede con generosidad
está también ratificada por la misma comunidad eclesial. Con la y magnanimidad en todas sus retribuciones, comunicando am-
garantía de un discernimiento así realizado, el llamado puede dar pliamente los bienes recibidos —incluso entre comunidades— en
entonces su respuesta personal —de persona a Persona— más postura de auténtico desprendimiento y ejercitando la hospitali-
allá de las posibles mediaciones, e irá avanzando en un continuo dad; todo ello en la misma línea de la justicia de Dios, que no es
proceso, pero habrá de mantenerse siempre fiel al amor primero. partidista y que es gratuita. La fortaleza le enseñará a vencer los
Esta respuesta, dada en medio de la comunidad eclesial y posible- obstáculos con alegría y le proporcionará el celo y la agresividad
mente sellada con la asociación cúltica a Cristo, sólo si es real- apostólica, haciendo que su trabajo mantenga siempre una direc-
mente personal será garante también de una verdadera respuesta ción eminentemente altruista, sin centrarse en la búsqueda de su
comunitaria, que se convierta ella misma en llamada, en punto de propia comodidad. Así mantendrá también en su vida un talante
atracción vocacional, ya que en ella se patentiza también la mis- de templanza que no permite la racionalización del consumismo
ma llamada y respuesta de Cristo. con pretextos apostólicos, ya que descubre en el ejemplo de so-
briedad un camino de convencimiento espiritual más eficaz que el
de las palabras; esta virtud le inclinará también a la abnegación,
En su actividad vocacional el llamado irá así experimentando incluso de los goces espirituales, para mirar sólo la voluntad del
el dinamismo de Dios a través de su Palabra, interiorizada por el Señor y morir a toda búsqueda egoísta, de forma que se manten-
Espíritu, que es muy distinto del mero esquema psíquico de "estí- ga atento a la realidad, con una fundamental ternura para con
mulo y reacción", de forma que no se moverá sólo a partir de las ella y con pureza, sin dejarse arrastrar por el encanto meramente
necesidades externas, que le pueden cosificar y siempre le desbor- material. El reconocimiento de todas estas dimensiones le conce-
darán, sino que actuará desde lo íntimo de su propia integración derá también la humildad fundamental de la propia aceptación,
al ritmo de la voluntad de Dios. Este dinamismo le conferirá tam- que le incline a dar y recibir con naturalidad, a poder comprender
bién su fuerza para transmitir la gracia del Señor en su actividad a los demás y a saber aguantar más que pleitear, pero siempre
vocacional por unos modos que no han de ser siempre necesaria- manteniendo en su vida un fundamental compromiso con la ver-
mente ministeriales y en los que se hace presente el Señor que dad, para no tergiversarla ni engreírse contra ella con razona-
actúa en su Iglesia. mientos capciosos.
Si el llamado se deja llevar habitualmente de este dinamismo,
logra una connaturalidad con el bien que le lleva a practicar las Así el llamado llega a la integración de su ser, a la conciencia
virtudes con toda suavidad. Entre ellas, la prudencia, acomodán- de su propia identidad, a la madurez afectiva, desde la experien-
dose a las necesidades de quienes trata y evitando los peligros cia integrante de su unión con Dios, que le capacita también para
para su vocación, estructurando incluso tanto su bien obrar como ayudar a los demás en este mismo camino de integración. Aquí
las defensas de la vida consagrada. Aquí adquiere su verdadero logra el llamado la paz fundamental de todo su ser y al mismo
sentido la ley, como vía de estructuración y de manifestación de tiempo su plena expansividad con una libertad que expresa la
la vida consagrada; por ello ha de ser usada sin agresividades, liberación de todas sus energías al ritmo de la palabra de Dios; y
pero al mismo tiempo también sin aferrarse a sus modos, pues en esta experiencia se siente ya salvado. La conciencia de todo
esto indicaría una dependencia que trata de defender la inseguri- esto se lo proporciona la oración al recibir en ella la palabra del
dad propia con la seguridad de las estructuras y anula la entrega Señor y al responder ahí mismo con todo su ser, incluso con su
confiada al Dios siempre mayor. La justicia le moverá al llamado afectividad, de forma que todas sus fuerzas queden liberadas para
a reservar para su descanso y para Dios un tiempo, con el que le la misión y en ella pueda enseñar también los modos de la comu-
reconocerá a él como fuente de su actividad, sin reponerla en los nicación del hombre con Dios, fin de toda su actividad. Cuando
propios impulsos de su agresividad; con ella imitará también la el llamado vive esta su dimensión orante en comunidad de llama-
justicia justificante de Dios en el servicio a los demás, evitando dos, la misma comunidad se convierte en comunidad orante, que
cuidadosamente el destruir la vida de Dios en el hombre con el favorece con sus estructuras la oración, que se expresa en oración
escándalo y al mismo tiempo denunciando el pecado y exhortan- y que discierne y vive en oración.

314 315
Las formas de esta oración cubren toda la experiencia del lla-
mado en su relación con Dios. Al principio de la llamada y de Notas
cada llamada se encuentra la oración contemplativa —junto con
el examen y la meditación—, que posibilita el conocimiento de la
voluntad del Señor. En el progreso de la vocación tiene especial
importancia la oración integrativa, con la que se asumen todas
las dificultades vocacionales a partir del principio integrativo de
la llamada, y también la oración suplicativa, que pide a Dios la
capacidad para el ministerio y el éxito de la misión para su gloria.
El momento final lo señala el agradecimiento y la alabanza, que
se hace más amplia cuando reviste notas comunitarias y cúlticas.
En el fondo de todo este proceso oracional de relación del hom- NOTAS AL CAP. 1 35
Gen l,5s etc cp Heb 63
2 Crón 12,lss; 13,12.
64
bre con Dios lo que señala la dirección fundamental del ser hu- 1
1,3.
36 65
2 Crón 15,ls.
Gen 28,20ss. Sal 114,2 cp 2 Sam 2 Crón 28,9s.
mano hacia el Señor en todo su quehacer es la pureza de inten- 2
Cf Gen 35,1-15. 7,6s. 66
Jer 26,20.
ción, la búsqueda de Dios tanto en el estado de su vida como en 3
4
Jos 24,14s.
37
38
Dt 12,18 etc. 67
1 Re 18,19.21; 2 Re
Jos 24,1-13. Dt 12,5.14. 2,1-18.
todas las cosas particulares, de forma que si en ocasiones deter- 5
Jos 24,22.
35
Dt 12,11.21 etc. 68
1 Re 22,1-28.
minadas no se le hace fácil descubrir la voluntad de Dios, mantie- 6
Jos 24,16ss.
40
41
1 Sam 10,24. 69
2 Re 3.
7 70
ne, sin embargo, la fundamental dirección de su ser en una conti- Job 34,4.33. 2 Sam 6,21 cp 1 Re 2 Re 6-7.
8 71
Sal 25,12; 119,30. 8,16; 11,34. 2 Re 8,7-15.
nua postura de búsqueda de esa voluntad, teniendo a Dios por el 137.
42
Dt 17,15a cp 1 Sam 72
2 Re 9,1-3.
73
testigo de todos los movimientos de su corazón y haciendo que ' Is 56,4 cp 65,12; 58, 8,9b; 10,25. 2 Re 13,14-19.
43 74
5s; Prov 1,29. 1 Crón 28,4ss cp Sal 2 Re 8,7s.
todo lo que recibe de él quede también a él ordenado, considerán- 10
Dt 30,19. 78,67-70. 75
2 Re 5.
11 44 76
dole sólo a él como a su juez, sin caer nunca en la trampa de Jue 10,14; 1 Sam 8,8.
45
Ag 3,23. 2 Re 4,1-7.38-44; 6,
18; 12,13. 1 Sam 2,27-30; Dt 1-7.
juzgarse a sí mismo ni mucho menos a los demás, y teniéndole 12
Dt 7,lss.6. 18,5. 77
Cf Miq 3,5.11.
46
sobre todo a él como a su único premio, que consistirá en el 1!
Is 41,lss.8ss; 43,8ss.
47
Dt 21,5. 78
79
Cf Jer 36,4ss; 45,1.
20; 45,4; Ez 20,5. Núm 16,5.7; 17,20. Jer 8,1; 23,11; 26,7s;
encuentro definitivo con él y en la asimilación plena a él en su 14
Is 65,9-15.22; Sal 33,
48
Am 3,1. Ez 1,3; Zac 7,3 etc.
vida y en su Espíritu. A esto avoca definitivamente la personali- 8-15; 105,6.43; 106,5; 135,1-
4
50
' 1 Re ll,19s. 80
Is 7,3; 37,6; 38,lss;
dad vocacional según la Biblia. Y es ella la que ilumina con deste- 4; 1 Crón 16,13. Cf Heb 5,4 cp Le 45,1; Jer 7,10; 13,18; 19,1-
,!
Neh 9,7. 1,67; Jn 11,51. 20; 21; 22; 27; 34,2-7; 36-
llos inigualables la llamada universal de Dios a la santidad en la 16
Eclo 24,19.21. " 1 Sam 9,7s.20; 10,5- 38; 39,15ss; Am 7,10ss; Ag
17
Iglesia y en Cristo Jesús (LG 5). Jos 24,3. 13; 19,18-24; 1 Re 17-2 Re 1,1; Jon 3,6.
18
Gen 12,1-9. 10; 1 Re 18,4.19ss; 20,35^3: 81
Jer l.lls.
" Gen 3-11. 22,1-18; 2 Re 2,23; 3,11-19: 82
Dan 8,26; 12,4.
20
Gen 1-2. 4,38.41-44; 5,20-27; 6,1-8: 83
Ez 11,25; 37,lss,12-
21
Cp Jn 11,52; He 2,8s. 9,11; 20,13s cp Am 7,14: 14; 40,4; 45,5s.
"Y al que soberanamente puede hacer mucho más de cuanto 22
23
Sab 10,5. Zac 13,4.6.
52
84
Jer l,4.9s.
Gen 12,Ma".6a.7.8a". 1 Sam 3,20; 9,9 cf 85
pedimos o pensamos, según el poder que actúa en nosotros, a él 24
Gen 13,16; 15,15; 22, 2 Crón 35,18.
Jer 23,16-22 cf 6,11;
1 Re22,19s; Job l,6ss; 15,8;
la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones 17 cp Núm 23,10; Eclo
53
54
He 2,24. 38,2; 42,3.
del siglo eterno. Amén" (Ef 3,20s). 44,12. 1 Sam 7,13-17; 9,5- 86
25 Am 3,7.
Dt 4,7s. 10.20; 10,1-16; 19,18-24. 87
28 55 Ez 4,12-15; 12,lss;
Sal 39,12 etc. 2 Sam 7,1-17; 12,1-
2
15a; 1 Re 1. 21,23ss; 37,15ss.
' Dt 10,14s.20s. 88
28 56
1 Sam 22,5; 2 Sam 24; Ez 24,15ss; 12,17-20;
Ex 19,5; Dt 7,6.
29
Gen 12,3; Dt 32,8s. 1 Re l.lls. 21,1 lss; 4,4-8.
89
30
Is43,1-4.7.15.21;44,1.
57
1 Re 11,26-40; 12,22; Gen 20,7 (código elo-
21.24; 46,3; 48,12; 51,13. 13,1-32; 14,1-18; 16,2ss; 21. hista).
31 58 90
Dt 4,20; 14,ls; Ex 1 Re ll,29s. Gen 18,17 cf Is 41,8.
59 91
6,7 (código sacerdotal). 1 Re 16,7. Núm 12,6ss; Dt 34,
32 60
Os 11,1. 2 Re 14,25. lOss.
33 61 92
Is 41,9; 48,12-15; 50,2. 2 Re 22,14s. Os 12,14; Dt 5,23-30;
34 62
Is 40,26; 41,4; 48,3. 2 Crón 12,5s. 18,15; 34,10.

316 317
134 240 296 333
93
Ex 19,6ss; 20,19; Dt 1 Tes 2,12; 1 Pe 5,10. l,6;2Tim 1,9; Tit 2,11; 3,7; Cf Jn 15,9 y 17,18; Mt 2,23. Dt 6,4ss.
135 297 334
5,1-5. 1 Tim 6,12. 1 Pe 1,10. 20,21; cf 15,16; 5,20; 3,35; Le 1,35; 2,49; 3,21; Cf Gal l,!5s.
136 190 335
94
Ex 4,15s; 7,1. Heb 9,15; 1 Pe 3,9. 1 Cor 1,4. 17,8.22.26; 21,15-19. 4,ls cp Jn 1,12. Cf Gen l,27s.
137 191 241 298 336
93
Ex 15,20. 1 Pe 2,9. Rom 12,3. Ef 1,4. Gal 1,15. 1 Tes 2,12.
138 192 242 299 337
96
Jue 4,5 cp et 6,8. Ap 19,9. Rom 12,6. Gen 12,1; 22,1. Sal 22,11. 1 Sam 3,7.
139 193 243 300 338
" Eclo 46,ls. 2 Pe 1,10. Ef 4,7 cp 2 Pe 3,18; Jl 1,1. 1 Sam 16,11; 17,34. He 9,3.
,40 244 301 339
98
Núm 27,18; Dt 34,9. Ef 1,18. Ef 4,15s; Col 1,9b. Le 3,2. 2 Sam 5,2; 7,7; 2 He 9,3.8s.
141 94 245 340
99
Jos 1,1; 8,13s. Rom 1,6. » Rom 9,21ss; 12,6 cp ls 49,1. Crón 17,6; Sal 78,7ss; cf Jer Ez 3,15s.
142 246 341
,0
° Le 2,36ss. Mt 22,3ssp. 1 Cor 15,38. ls 43,1 cp 41,25. 2,5; Ez 34,23; Miq 5,3. Sab 7,22-26.
143 195 247 302 342
101
Mt 11,9p; 21,26p; Le 1 Cor 1,9. ls 62,4s. Me 3,16pp; He 1,13. Ex 2,12. Gen 18,1.
144 19 248 303 343
l,7fc; 7,28. Rom 8,24ss. « Dt 4,7s.32-37; Bar Jn 15,16 cp 6,70; Ex 32,19. Jue 6,llb-12a.
143 304 344
102
Me 1,2 cp 2 Re 1,8; Heb 3,1. 4,3s; Sal 147,19s; 148,14. 2,24s. Cf Ez7; 16; 23; 34; cf Ex 3,1.
146 197 245 343
Mt 17,13 cp 1 Re 19,2.10. Mt 9,13p. Jn 1,41.45; Mt 1,1-17; Jn 1,35-51. et 4,1-5; 12,1-7.18; 21,23s; Am 7,14s.
10J 147 Rom 9,5; Gal 3,16. 230 346
Me l,2s cp ls 40,3; 1 Tes 2,14. Jn 6,67.70s; 20,24. 37,15s. Mt 4,21.
148 98 231 303 347
Mal 3,1. 1 Pe 1,15. ' ls 49,6 cp Le 2,32; He Jn 1,35-51; 6,8; 11,24; Ez 12,18. He 9,1.3ss.
149 306 348
104
ls 42,1. 2 Tim 1,3. 13,47. 14,5.8.22 cp4,31; 9,2; 11,8. Ez 24,15s cp 21,11. Jn 20,1-18 cp 10,3.
150 199 252 307 349
,0!
Cf 1 Sam 9,15-17; 1 1 Tes 4,?; 2 Tes 2,14. Gal 3,24; Rom 11,15; Jn 13,8.36; 18,10; Ez 24,3 cp 24,24. Am 7,15; 2 Sam 7,8;
151 308
Re 1,33. , Mt 5,48 cp 1 Pe 1,16. Jn 4,22c. 20,3; 21,7. 1 Re ll,29s. Sal 78,70s cp Dan 14,36; ls
106 352 200 253 309
ls 42,2ss; 50,4s. Ef 4,4. Heb 5,4s. Jn 11,16. Jer 13,ls; 19,ls; 23, 66,21; Núm 3,12; 8,16; Ex
153 201 234
">' Cf Me 15,2.9.12.18. 1 Cor l,ls; Rom 1,1.7. Rom 9,12a. Jn 1,44. 2s. 6,7; Dt 4,34.
134 20! 233 310 330
26.32pp; Mt2,l;21,5pp;Lc Rom 8,29. Rom 4,16 cp 11,6. Cf Jn 12,20ss. ls 29,ls; 27,2s; 20,3. Ez 3,22; 8,1.
155 2 236 311 331
1,33; Jn 1,50; Ap 1,5; 11, Flp 3,8-14. °' Rom 9,16. Me 15,40s. ls 8,18. Ez 11,1.
204 257 312 332
15.17; 17,14; 19,16. '» 1 Pe 2,21. Ef 1,4 cp Jn 14,16. Mt 27,56. Me l,17pp. Ez 37,1.
157 20í 238 313 333
108
Me l,15pp etc.; Mt Col 1,24. Rom 1,6. Cf Jn 19,25. Me 1,37; 8,29-32; 10, 2 Re 3,15.
158 20é 259 334
16,19.28; 20,21. Rom 6,5. Heb 5,9. Jn 13,23; 18,15; 20,2s; 28; 11,21; 13,3; 14,37.54; 1 Sam 9,9.
159 M 333
109
Mt 18,23; 22,2ss; 25, Flp 3,14. Ef 1,6; 1 Pe 2,9. 21,7.20; He 3,1. Mt 14,28; 15,15; 16,16; Núm 22-24.
160 208 260 336
1.34.40; 13,24. Ef 4,13. Me 3,13. He 8,14 cp Jn 4. 17,24; 18,21; 26,33ss; Le Ex 3,l-4a.5.7s.l6-22;
161 209 261
"° Me 14,61 cp 15,32; Rom 8,29; Col 1,15. Me 3,14. Jn 10,3. 5,8; 8,45; 12,41; 18,28; 4,1-9.
2 262 357
8,29; Mt 1,1.16s etc. 18; Heb 1,6; Ap 1,5 cp Heb "> Me 5,18s. Jn 20,16. 24,12; Jn 6,68; 13,6-9.24- Ex 3,4b.6.9-15; 4,17.
2 263 338
111
He 3,22; 7,37; Le 2,12. " Le 10,24. Sal 147,4 cp Le 12,7s. 36; 18,10; 20,7; 21,3.7. Ex 6,2-12; 7,1-7.
162 212 264 339
14,29. 1 Pe 1,2 cp 3ss.20. Gal 1,6. Rom 9,12a. 11.21. ls 6,1-5.
112 163 213 263 314 360
Me 6,4; Le 5,14-30; 1 Pe 1,1. Gal l,15s. ls 6,8. Jn 1,42; 10,2; 21,15- 1 Re 22,19-22.
164 214 266 361
13,33. Cf et He 2,23. Rom 1,5; Gal 2,9; Ef Ex 3,11; 4,10s. 17; Mt 10,2; 16,18s; Le Ez 1.2.8.
11! 165 2,7. 267 362
Me 6,15; 8,28; Mt Mt 28,29; 3,11; He Jer 1,6. 22,31; Me 3,16; 16,7 cp Le Zac 1-6.
215 268 363
14,5; 11,11; Le 7,16; 9,8.19; 1,5; 1 Cor 12,13; Ef 4,3s. Tit 2,11. Jon 1,3. 4,38; 5,3s.lO; 23,34. Dan 8-12.
166 216 269 315 3
Jn 4,19; 6,14; 7,11. 1 Pe 1,22. 2 Tes 2,13s. Gen 17,5. He 1,15; 2,14.37; 3,1. " Dan 2,28.
114 167 2 7 270 363
He 2,16s. Heb 10,19ss. ' Rom 12,3; 15,15; Gen 32,29. 4ss.l2; 4,8.13.19; 5,1-11.15. Jer 1,11.13; 2,1 etc.
115 168 1 Cor 3,10; Ef 3,8. 271 366
Jl 3,1-5. Jn 1,1.14. Núm 13,16. 29; 8,14.20; 9,32^3; 10,1- Jer 1,11.
116 169 28 272 367
Dan 9,6.10; Zac 7,7. 2 Tes 2,14 etc. ' Gal l,15s. Jn 1,42; Mt 16,17s. 11.18; 12,3.16; 15,7 cp Gal Jer 24.
170 219 273 368
12; 13,2-6. Gal l,6s cp Jn 14,9s. 1 Cor 7,17. Cp Le 1,59-63. 2,llss; 1 Pe 5,lss. Jer 18,1-4.
171 220 274 316 369
117
Le 1,35. Ef 1,4. Jn l,14.16s. Ex 2,10b. He 22,2ss; 26,9ss. Jer 23,28.
172 221 273 317 370
118
Rom 9,24ss. Jn 5,37; 1 Tim 1,17. 2 Tim 1,9. Le 2,21 cp 1,31. He 18,24. Le 3,2.
173 222 276 318 371
1,9
Le 9,35; Jn 1,14 cp Jn 5,38. He 20,24.32. Mt 1,21; 26,28. He 18,26.28. Me 1,10.
174 223 277 319 372
Me l.llpp. Jn 1,18; Col 1,15. Rom 12,3 cp 6. Gen 1,26. He 18,27 c p l Cor 3,6. Mt 3,16.
175 224 278 320 373
120
Cf Heb 5,4 cp Jn Jn 12,32. Heb 11,8. Gen 1,27. He 7,21s. Le 3,22.
176 223 279 321 374
3,27. Jn 21,18s cp 13,36ss. 1 Tes 3,2. Jn 1,4. He 23,6; Flp 3,5s. Jn l,32ss.
177 226 280 322 373
121
Heb 1,1; Jn 1,1. Ef 1,4; Heb 3,1. Tit 1,1. Gen 1. Gal 1,34. He 9.22.26.
1,8 227 281 323 376
122
1 Cor 1,2; Rom 1,6; Ef 4,4. Gal 2,7. Cp 1 Cor 15,38. He 22,3. 1 Cor 15,8; 9,1 cp
179 228 282 324
Jds 1. Rom 1,1; 1 Cor 1,1 Gal 2,9. Sab 11,25. He 5,34. Gal 1,1.16.
229 283 323 377
123
Ap 17,14. cp Mt 4,1 p. Col 1,25. Rom 4,17. Cf Gal 2,6ss; 3,16; 1 Tim 4,14.
180 230 284 378
124
Jn 1,16. 2 Cor 4,6 cp Ef 3,9. Gal 1,6. ls 48,13. 4,24s etc. 1 Tim 1,18; 5,22; 2
181 231 283 326
12i
Jn 3,34s; 16,14s. Gal l,ls,15s cp 1 2 Cor 1,12 cp Gal Rom 4,7; Ef 1,4.10. Cp ls 48,13; Rom Tim 1,6 cp He 13,12.
126 2,21. 286 379
Jn 6,63; 4,10-14; 7, Cor 9,1; 15,8; He 9,3spp. Ex 31,2ss. 4,17. He 13,3.
182 232 287 327 380
37ss; 19,34.37. 2 Pe 1,3. Rom 6,14. ls 41,25; 45,3. Jer 16,1-4. 1 Tim 4,14; 2 Tim
183 233 2,8 328
127
Col 2,20; 3,1; 2 Cor 1 Pe 2,9 cp Jn 2,11. Rom 5,2. Jue 13,5. Mt 1,18-25; Le 1,30- 1,6.
184 2,4 289 381
3,6. 2 Pe l,16sscpJnl,14. 1 Cor 15,20. Cf Gen 18,19; Am 35. Gal 1,1.15.
183 235 329 382
128
Rom 8,28ss. Cp Me 9,7pp. 1 Tes 1,11 cp Jds 1. 3,2. Le 11,19; Me 13,22; Gal 2,2.
1,6 236 290 383
129
Rom 9,12. Cp Jn 17,8 y 22. Mt 20,16pp. Cf Ex 19,14. 2 Tes 2,9; Ap 19,20. He 9,10.
187 237 291 330 384
I!0
2 Tim l,9ss; Jn 17, Rom 10,6ss. Gal 5,4. Cf Gen 2,7. Le 11,20; Mt 7,22ss; He 22,12.
1,8 238 292 383
18ss. Gal 1,6; Col 1,6; Tit ls 64,7 cp 45,9; Rom Jer 1,5. Jn 12,42 cp Mt 3,8ss; 7, He 9,3-19; 22,6-12.
1)1 9,20ss; Sab 15,7; Sal 139,5. 293 386
1 Tes 2,12 etc. 2,11 cp 2 Pe 3,18. ls 41,1b. 21ss. He 26,12-19.
152 189 13ss; Job 10,8. 294 331 387
Cp 1 Tim 2,4. Rom 3,24; 5,15.13; 239
Le 1,41; Jn 1,7; 5,35. Rom 9,20. 1 Sam 10,5; 19,20;
133 2 Cor 1,32. 293 332
Ef 4,4. Gal 1,16; Ef 1,7; 2,5.7s; Col Mt 1,21. Cp Gen 1,28. 1 Re 18,2; 2 Re 2,3-18;

318 319
4,7 487
4,38ss; 6,ls; 9,1; Am 7,14 Me 3,13s. Me l,16-20pp.
438 488
cp 1 Re 18,19-40; 22,5-12. Jn 15,16. Jn 1,35-51; 15,27; He
388 439 1
Cf Is 8,16. Mt 4,22; 19,17; Jn l,21s cp Le 10,lss. Is 6,4. 42
1 Cor 7,39b.
89
2 Cor 11,6.
489
*" Is 1-23. 17,8; 16,27; 15,27. Me 10,17-22 pp. 1 Re 19,13. 43
Cf 1 Cor 7,2.9. 90
2 Cor 6,6.
3,0 440 490
Is 13s; 24-27; 33; 34- He 1,21-26. Me 2,13s pp cp 15- ; Le 5,8. 44
Ef5,21sscplCor7,5. 91
2 Cor 8,7.
441
35; 36-39. 1 Sam 7,5. 17.5. Le 5,1-11 Cp Jn 21,1- 43
2 Tes 2,2. 92
2 Pe 1,5.
391 442 491 17.
Is 40^5. Jue 20,1.3; 21,1.5.6. He 9,1-6 cp 1 Cor 46
Cp 1 Jn 4,1. 93
2 Pe 3,18.
3,2 443 531
ls 42,1-4; 49,1-6; 50,4- 1 Sam 10,17-27. 15,8s ; 1 Tim l,15s; Ef 3,8. Me 3,14. 47
Ex 2,14 cp He 7,35; 94
Rom 9,23.
444 492 539 93
9; 52,13 - 53,12. 1 Sam 9,26 - 10,16. Jn l,43s. He 6,4. Jn 5,46s; 1 Re 19,10; Am 2 Cor 2,14; 4,6; Flp
393 44S 493 340
Is 66,1-14; 60,1 - 1 Sam 14,41; Jer 7, Le 9,59. 1 Cor 7,17-24. 7,10; Is 6,9s; Jer 6,19; Ez 3,8 cp Col 2,3.
494 5,1 96
62,12; 56,1 - 59,21; 63,1 - 14-18. Jer l,4s. Flm 12; Col 4,9 2,3-7; 3,7ss; 33,30ss etc. 1 Cor 13,2; Ef 1,9; 3,3.
446 495 542 97
64,11; 65,1-25; 66,5-24. Cf 1 Sam 2,28; Jon 1 Re 17,1. 3 Jn 1.3-8. 48
Cf He 26,24. Gal 3,18.25; 2 Cor
" 4 Jer 36,4; 45,1-5. 1,7. 496
1 Re 19,1-18. 543
Cp 1 Cor 7,21 (texto 49
2 Cor 5,13 cp 12,2; 12,18; Rom 8,4.14.
395
Bar 6. 447
Dt 33,8; cf Ex 28,10 497
Gen 12,1. gnego). 1 Cor 14,18.23.
98
1 Cor 2,13.
396 498 30 99
Zac 1-8; 9-14: 9-11; /Lev 8,8 cp Esd 2,63 = ]Meh Is51,ls;cf29,22;Neh 1 Cor 2,14. 2 Cor 4,13.
51 100
12-14. 7,65. 9,7s. Jn 3,9ss.31-35. Ef2,18cp Rom 15,16;
397
Cp Jer 36,32. 448
Mt l,20s. 499
Ex 39,13; Dt 9,27; NOTAS AL CAP. 2 52
Le 2,48ss; 8,20 cp Jn Flp 3,6; Jn 4,24.
398 449 101
1 Sam 10,6-12. Mt 2,13.19.22. 1 Re 18,36; Miq 7,10. 7,5.8; 2,4. Cf Mt 12,28.
5,9 450 500 ' Ef 4,7. 33 102
Me 3,14-16. Gen 15,12s. Cf vgr Ez 8,1; 20,1; 2
Jn l,5.10s.26b; 10,20. Cf Ef 3,6; 1 Tes 1,5
400 451 Cf I Jn 4,4.
He 1,4.12 - 2,14. Gen 28,10-17; 31,10- 24,1; 26,1; 29,1; 31,1; 32,1- 3
33; 12,37-43. cp Le 4,14.
401 Rom 5,15s. 34 103
Núm 8,10. 13.24; 46,2. 17; 33,21; 40,1; Jer 25,1; 4
Jn 6,60. Heb 10,15; 1 Pe 1,11;
402 452 • Cor 1,11. 53
Núm ll,14-17.24s. Gen 37,5-11; 41,1-36. 26,1; 27,1; 28,1; 32,1. Me 8,31ss; 9,30ss; I Cor 14,32.
40J 433 501 ' Rom 1,11. m
Ex 18,13-26. Jue 6,9-15. Ez 1,1; Am 1,1. 6
10,32.38. 1 Jn 3,24; 4,1.6.13.
404 434 36 ,03
Núm 27,15-23. Job 4,12-21; 7,,14; 502
Sof 1,1. Rom 11,29. Jn 16,2; He 5,4. 1 Cor 14,2.
405 503 ' Ef 4,1. 57 106
Dt 37,7s.l4s.23; Jos 33,14-18. Cf vgr Jer l,9ss. 8
Jn 2,9s; 3,4.9; 4,11. 1 Cor 14,13.
435 504 Ef 4,4. 107
1,1-9. Gen 2,21. Cf Is 8,1; Hab 2,2s. 9
15.33; 6,34.41.52; 7,15.20s. 1 Cor 14,15.
406
Dt 34,9. 456
Cp 2 Cor 13,2s. 505
Ez2,5 cp 2 Re 5,9.15. Ef 4,7. 24.27.35.41s; 8,19.22.33.48. 108
Rom 8,26.
10
407
Eclo 46,10; Jos 23,3. 457
Mt 2,12. 506
Is 6,1. Ef 2,8. 52.57.59; 9,2; 10,6.24; 11, 109
1 Cor 14,15s; Col
14; 24,8.12ss. 438
He 9,10s p. 507
Is 7ss. " Ef 4,1 Is. 12.39; 13,9; 14,5.8; !6,17s. 3,16; Ef 5,19.
12
40
» 1 Re 19,15-18. 459
He 10,3s.lls. 508
Is 7,lss; Jer 21,1; Os Ef 4,13. 58
1 Tes 5,19s. 110
1 Cor 2,14.
13 59 111
409
1 Re 19,19-21; 2 Re 460
He 16,9. 1,1; .\m 7,10; Miq 1,1; Ag 1 Cor 1,9. 1 Cor 12,31; 14,1.39. Rom l,4s.
14
8,7ss; 9,1-18. 461
He 18,9. 1,1; i ,15-2,ls;Zac 1,1; 7,1. Jue 6,15 13. 112
Le 24,10.
410
1 Re 20,19. 462
He 27,11. 509
Cf Am 7,14; Jer 20,7a " Ex 3,11. 60
Sant 1,5. 113
Ef 1,3.
16 114
411
2 Re 2,15. 463
He 27,23. cp Gal l,1.10ss; 2,8; Rom Jer l,6s. 61
1 Cor 14,12. Cp Ap 1,4; 4,5; 5,6.
412 464 " 1 Cor 12,28. 62 115
2 Re 2,9. 2 Sam 7,4.17. 1,1; 1 Cor 9,1. 18
Rom 12,3. Cf Heb 12,9 cp Ap
413 463 1 Cor 12,18. 63
2 Re 2,14.8. Is 29,10; Jer 29,8; Zac 510
Le 5,32. 1 Cor 7,17-24. 22,6.
414 " 1 Cor 7,7. 64 114
Jn 21,15ss cp 10,1!. 13,4; Ecl 5,6; Lev 19,26 ; D t 511
Jn 1,39c. 20
1 Tim 4,14. Jn 14,16 cp Ap 3,3.
1 Cor 12,7.11 63 117
14.16; Mt 16,18s; Le 22,31. 13,2-6; 18,9-14. 512
Ap 19,9; Mt 22,2- 21
2 Tim 1,6. Jn 7,39.
1 Cor 1,6. 66 118
41S
Jn 20,21s; 17,18 cp 466
Eclo 34,1-8. 10 p .14. 22
Rom 5,5; 1 Cor 13; Ef 4,11.
Ef 1,7. 119
Mt 18,18. 467
Eclo 34,6. 513
1 Cor 1,24. 23
Ef 4,16. Jn 20,22.
416
He 13,1-5. 468
Jl 3,1. 514
Jn 20,21; 17,18 cp Mt 10,8ss. 67
1 Tim 1,5. 120
Cf Jn 19,30b.
24
4,7
He 13,2. 469
He 2,17s. 13,12-17. 1 Cor 12,7. 68
1 Cor 15,10. 121
He 1,1 - 2,4.23.
23 69 122
418
He 13,3. 470
He 2,21. 515
Jn 15,9. Am 7,10b.l4s. 1 Cor 3,10. He 1,4; 2,38s.
26 70 123
4,9
He 13,4. 471
Cf Gal 1,15. 516
1 Cor 7,24. Am 3,8. 2 Cor 5,1 lss. He 1,8.
27 71
420
1 Tim 4,14; 2 Tim 472
1 Sam 3,2. 517
Vgr Is 6; Jer 1; Ez Jos 24,3. 1 Cor 14,37. 124
He 10,44-48.
28 72 125
1,6. 473
Núm 12,6ss; cf Ex 1.3. Núm 3,12. 1 Cor 7,7. Cf Heb 12,2.
29
421 518 2 Sam 7,8. 73
Mt 28,19. 126
Jn 14,26; 16,13ss;
1 Tim 5,22. 24,11; 33,lla,20. Gen 15,17. 30
422 474 519 Ag 2,23. 74
1 Cor 12,13. 1 Cor 2,10.12; 1 Jn 3,27.
1 Tes 3,2.6. Ex 2,11 - 3,12. Ex 3,2 cp 13,21; 20,27. 31
Jer 1,5. 73 127
423
1 Cor 4.3; 16,10; 2 473
Jn 1,18; 3,13; 6,46 cp 520
Jue 6,21. 32
1 Cor 7,7. Jn 15,26s; 16,8; 20,21;
521 Jer 16,lss. 76
1 Cor 12,6. He l,8s; 20,23; 15,8; Rom
Cor 1,19. Me 9,7. Jue 13,20. 33
Jer 20,7. 77
424
Flp 2,19. 476
1 Sam 9,1 lss. 522
Ez 1,27. 34
1 Cor 12,18 cp Rom 8,16.
425 477 523 Rom 12,6. 9,20s. 128
Jn 3,34s cp Is 11,ls.
He 19,22. 1 Sam 16,11. Cf Ex 20,4; Dt 4,15- 33
Ef 1,7. 78 129
426
He 6,1-6. 478
1 Re 19,19ss\ 20. 36
Ef l,17ss. Mt 1,20; Le 2,35 cp
Rom 12,3.6. 79
- 42 ' 1 Sam 1,9-28. 479
Os 1,3; 3,3. 524
Ez 2,1. 17
1 Cor 12,1; Rom 1,11. 1 Jn 5,18; Jn l,13s.
Flp 1,29; He 13,48; 80 130
428
Sal 22,11. 480
Am 7.7. 525
Is 40,3. 2
1 Cor 12,3s. Me l,10pp.
Tes 1,11; 2,13; 1 Tim 81 131
429
2 Tim 1,5; 3,14s. 4,1
Jl 1. 526
1 Re 22,8b. 19. 1 Cor 12,7; Heb 2,14. Le 4,1.
1,14; Heb 12,2; Sant 2,5; 82 132
430
I Tim 4,14. 482
Is 6,1-8. 527
Jue 6,12. 1 Cor 12,6. Le 4,14s.l8 cp Mt
431 483 528
2 Pe 1,2; Jds 3. 83
1 Cor 12,11. 12,18.
2 Tim 1,6. Ez 1,3. Is 6,5. 38
He 2,17; 10,44ss; 15,8 84 133
432
Jn 1,35-51. 484
Ez 1,1.3; 3,15.23; 10, 529
Ez 1,28. 1 Cor 12,7. He 1,2.
433 530
etcétera. 83
1 Cor 12,4. 134
Le 10,12.
Le 5,10b. 15.22; 43,3. Jer 1,6. 39
Gal 3,3; 4,6; 5,5; Rom 86 133
434
Me 1,16.18. 485
Le 3,21s pp;cf 9,28s. 531
Jue 13,21s. 1 Cor 12,8. Mt 12,28.
43S 532
5,2.5; 8,15ss; Jn 3,5-8; 7,39; 87
1 Cor 12,7.lOss cp 136
Heb 9,14.
Me l,19s. 35pp. Le 1,1 ls. He 1,4. 157
436 486 533 Ef 1,5. Me 9,7pp.
Me 2,13s pp. Le 6,12s cp He 1,2. Ex 3,5 cp 33,22; 34,8. 40
Rom 12,3. 81 138
41
1 Cor 14,6; Col 1,5 cp Mt 3,1 lpp; Jn l,33s;
1 Cor 7,7. Rom 15,14. He 1,5; 11,26.
320
321
244 293 344
139
Jn 14,17.
195
2 Tes 2,2. 1 Cor 12,11 cp4,l;Ef Mt 19,2; 1 Cor 7,25. Ap 2,2; Gal 2,2; 2 Cor 381
He 9,33s.
140
Jn 6,63.
196
Cf et Gal l,8s. 4,11. 34. 11,13. 382
Jn 12,31.
245 296 343
141
Jn 19,37; 3,14s.
197
1 Cor 12,3; 1 Jn 3,24; Cp et He 26,16. Jn 20,21; 17,18.20. He 1,25. 383
1 Cor 15,26; Rom 8,1.
246 297 346
142
Cp Jn 3,34s y 5,19s. 4,1-6. 1 Cor 12,28. Mt 28,20a cp Me 16, 1 Cor 3,10. 384
2 Cor 11,5.
247 347
143
Rom 8,29.
198
lTiml,4.18s;4,6s.l2- Rom 12,4. 17. Tit 1,1 cp 1 Tes 3,2. 383
2 Cor 12,12.
248 298 348
144
Le 1,35; 4,1-4.14 y 18; 16; 6,2b-3.13s.20; Tit 1,9; 2 Cor 1,11. Cf He 20,28; Le 10,16. 2 Cor 5,20. 386
1 Cor 9,2.
249 299 349
Jn l,33s. 2,1; 2 Tim 1,13; 2,14-18; 1 Cor 1,5. Gal 5,5; 1 Cor 13,13; Rom 15,15. 387
ls 61 cp Le 4,16s; Le
250 330
145
Rom 8,14. 3,14s. 2 Cor 11,6 cp 10,10. Rom 5,5. 2 Cor 4,5s. 1.19; 2,10.
251 300 351
146
Jn 1,12. 199 1 Cor 12,4-11. Ef 5,21 - 6,4. Jn 13,16. 388
1 Cor 13,lss cp et Mt 252 301 352 Me l,14s;Mt 13,33ss;
147
Cp He 11,24; 2 Cor 1 Cor 12,27-30. Jn 6,44.64ss; 12,32 cp Jn5,30.27;6,38s;7,16.
7,22. 233 He 1,3.
4,13. 200 Rom 12,4-7. 2 Cor 5,18s. 18.33; 8,16.18.29; 9,4; 14,24. 389
Ef 4,16. 254 302 333 He 8,12; 21,8.
148
Rom 12,6 cp 8,9. 201 Ef 4,1 lss. Jn 4,13s; 6,63; 7,39; He 22,21; 26,17; Gal 390
Rom 12,3-8.9-13. 255 2 Tim 4,5.
149
Rom 6,17. 202 Col 2,19. 14,25s; 16,13. 1,16. 391
1 Cor 12.13.14. 256 303 354 He 16,10; Rom 1,1;
150
1 Cor 6,17. 203 1 Cor 14,6. 1 Cor 12,28. 1 Cor 9,ls; Gal 2,8.
Cp et Rom 5,5; Col 257 304 353 1 Tes 2,4.
' " 1 Cor 1,4-9. Rom 12,3; Ef 4,7-16 He 19,6; 1 Cor 11,4s. Mt 28,18ss; Jn 20, 3,2
1,8. 303
Ef 4,1 lss. Gal 1,16.
152
Jn 1,17. 204 cp 2 Cor 10,13. 21ss; Gal l.lss. 393
133 Jn 3,3ss. 258
Cf Le 24,50; Ef 1,3.
306
1 Cor 12,3ss. 336
Le 9,2. 2 Cor 4,4; 2 Tim 1,10.
Ef 4,7. 205
Mt 18,3. 259 307 337
394
2 Tes 2,14.
154 206 Cp 1 Cor 7,17-24. He 15,35 cp Gal 1,12. 1 Cor 1,17. 395
Jn 4,10 cp 3,16; 6,32ss Mt 5,3. 260 308 338 1 Cor 9,16.
207 1 Cor 12,13a; 14,16. Ef 4,11. CfMc 10,30; Jn 16,33. 396
y 6,51. Jn 13,34; 14,21; 15,9. 261
Cf 1 Cor 14,13.
309
He 20,28. 339
Mt 10,16. 1 Cor 1,17 cp Rom
208
'» Gal l,15s. Jn 3,6. 262
1 Cor 12,4; Rom 12,7.
310
Heb 2,4. 360 1,15; 15,20.
156 209 2Tim3,10ss;He9,16. 3,7
1 Cor 2,10.12. Cf 1 Cor 2,10. 263
Rom 12,7ss.
311
Col 1,28. 361
1 Cor 4,9. 1 Cor 4,15.
157 210 398
1 Cor 2,16. Rom 8,14 cp He 20, 264
Me 3,14s cp Le 10,
312
Rom 12,6. 362
1 Cor2,4s.l3 cp Rom Flp 2,22.
1! 399
» 2 Cor 3,18. 22s. 17ss.
3.3
He 6,1-6. 1,9; 1 Tes 1,5. Rom 1,9; 15,16.
159 211 400
Jn 16,13ss;2 Cor 4,6; Jn 3,8. 265
Le 3,8b.
3.4
Heb 3,1.20; 1 Jn 4,9. 363
Jn 17,20; He 2,42; 2 1 Tes 3,2 cp Tit 1,1.
212 401
Ef 1,3. Jn 2,23ss. 266
He 6,4; 1 Tim 5,17;
3,3
Jn 7,29; 8,48 cp Me Pe 3,2; Jds 17. 1 Cor 9,18.
160 213 402
2 Cor 4,6.13. Jn 3,1.6a.7. 2,4; Ap 1,9. 12,6; Mt 21,37. 364
1 Tes 2,6 cp 2 Tes 3,4. 1 Cor 9,14.
161 214 403
Jn 6,63. 2 Cor 3,17. 267
1 Cor 7,34 cp 7a.
316
Jn 9,7. 363
1 Cor 9,13-19; 2 Cor 1 Cor 9,12.
162 215 404
2 Cor 3,18 cp Gal 1 Cor 2,15. 268
1 Tim 5,5.
317
Jn 8,42; 17,19. ll,8ss; 12,13.16ss; Rom 15, Flp 1,16.
216 405
l,15s. Gal 5,4ss.16.18.22.25; 269
1 Tim 5,9s.
318
Jn 4,34; 6,57; 12,49s. 27. 1 Cor 9,23.
16J 406
Jn 15,26s cp He 5,32. Col 3,lss.l4 cp 2,20s; Gal 270
Gen 1. 319
Cf Le 4,18.23. 366
1 Tes 5,25; 2 Tes 3,1; Me 14,9; 16,15 cp 1,
164
1 Cor 2,13. 4,9; 5,13. 271
1 Cor 15,38.
320
Mt 15,24. Col 4,3.18; Ef 6,18. 14; 1 Tes 1,9.
165 407
Gal 3,2. 217
Jn 3,14ss. 272
Jer 18,18.
321
Jn 3,17; 4,42; 10,16. 367
Jn 2,11; 5,36; 10,38; He 15,35.
166
Rom 15,15s.l9; Ef 2,8
Jn 17,3. 273
Rom 12,6; 1 Cor 12,
322
Jn 15,26. He 2,22.
408
M c l , l ; J n 2 , 2 2 ; 12,16;
2,18 cp Jn 4,23s. 219
Jn 3,21. 29ss.
323
Jn 20,21; 17,18. 368
Me 3,14s; 6,7; Mt 10, 14,25s; 16,12-15.
167
Ef 5,25b. 220
Jn 3,11. 274
Ex 4,13ss.
324
Jn 20,21ss; 17,18. 1; Le 9,2.
409
Jn 20,30s.
168
2 Cor 4,14; 11,28; 221
Jn 3,4.9. 273
Cp Rom 6,13.
325
Me 9,47pp; Jn 13,20. 369
Heb 2,4; Me 16,20.
410
Le 1,1-4.
2 Tim 2,10. 222
Jn 3,10 cf Ez 36,25ss; 276
Rom 12,3.
326
Ap 21,14; Le 6,13; Jn 370
Mt 12,28 cp Le 11,20.
411
2 Cor 8,18.
169
1 Cor 14,37. Zac 12,10 y 13,1. 277
1 Cor 1,4-7. 6,66-70; He 1,26. 371
He 8,8.18; 14,3; 15,12;
412
1 Cor 1,18.24; Rom
170
1 Cor 12,5. 223 278
Gal 1,15.
327
Me 6,7. 1 Tes 1,5; 1 Cor 2,4; 2 Cor 1.16.
171 Jn 3,12.
1 Cor 16,15. 224 279
1 Cor 7,18-22 cp He
328
Me 8,26. 12,12s. 413
172 Gal 2,19s; 3,24-27; Le 4,43; 8,1.
2 Cor 8,5; 3 Jn 8. 16,lss. 329
Cf et 1 Pe 1,1. 372
He 2,43; 5,12.15; Gal 4,4
173 Rom 3,27s; 6,14. Me 8,35; 10,29.
1 Cor 12,7. 225 280
1 Cor 7,7.34; Ef 5,21- 330
Ap 2,2; Flp 2,25. 3,5; Rom 15,19. 413
Gal 5,18.25. He 8,35.12.
" 4 2 Tim 2,10. 226 23. 331
Rom 16,7 cp 2 Cor 373
1 Cor 12,9s.28ss; He 4,6
175 Jn 19,30. He 5,42.
Col 1,19; 2,9; Ef3,19. 227 281
Rom 14,6.12-23; 1 Cor 8,23. 3,1-7; 4,30; 6,8; 8,6s; 9,33s. 417
176
Ef l,22s; Col 3,19. Jn 19,37. 332
He 11,20.
228 8,7-13 cp 1 Tim 4,3ss. He 14,14. 418
177 1 Cor 3,1. 36-41; 14,3.8-18; 16,18; 19, He 17,18; 2 Tim 2,8.
Ef 2,21. 229 282
Col 2,19.
333
Gal 1,1; 2 Cor 1,1; lis; 28,6.8s.
1,1
Ef 4,13. 1 Cor 2,14 cp Jds 19. He 13,22; Ef 3,6 cp
283 374
179
230
1 Cor 1,17.20-25; 2,1. Ef 4,13-16. Col 1,1; Ef 1,1; 1 Tim 1,1; He 10,38. He 1 .4.
Ef 4,16. 284
Ef 2,19-22. 2 Tim 1,1. 373 420
180 4ss.l3. Me l,29ss.32ss.40^15; He 14,15 cp Me 1,15.
Col 2,19. 231 285
2 Tim 1,11. 334
1 Cor 1,1; Rom 1,1; cf 421
181 1 Cor 8,lss cp 13. 2,ls; 3,1-6; 5,M3; 6,53-56; ITim 1,11 c p J n l , 1 4 .
1 Cor 16,16. 232 2,6
1 Cor 14,18. He 22,21; 26,17. 422
182 Gal 4,9. 7,24-30.31-37; 9,14-21; 10, He 20,24.
Ef 4,1 ls. 233 287
2 Cor 12,1.7a. 333
2 Tim 4,12. 423
183 Flp l,9ss. 46-52 etc. Ef 1,13.
He 5,32. 234 288
2 Cor 8,9. 336
2 Cor 8,23. 376 424
1,4 1 Cor 1,4. He 3,1-10; 5,12-16; 8. Jn 1,1.14.
Ef 3,10-13. 233 289
Cf Mt 19,12 cp Jn 337
He 4,33. 423
185 1 Cor 7,7; 12,4ss; 7; 9,32-35.36-43; 14,8-10 Ef 3,8.
1 Cor 12,4ss. 4,27. 338
He 1,8; Jn 15,26s. 426
1,6 Rom 12,6. 16,16ss;19,lls;20,9s;28,8s: Ef 6,19.
Cp Col 1,24. 236 290
Jn 12,49; 8,28. 339
He 8,1 cp 4,31. 427
187 Núm 27,18; Os 9,7. efet 5,1-11; 12,1-19; I3,9ss: Gal 1,23.
Ef 1,4; 4,12. 237 291
Le 2,51a cp 1 Pe 2,23; 340
1 Cor 15,lss; He 2, 428
188 ls 10,5ss. 16,25-34; 28,3s. 1 Tes 3,6.
Ef 4,13. 238 Jn 14,30s; 19,10s. 14-41. 377 429
189 Nah 1,11. Cp Heb 2,14s. Col 1,23.
1 Cor 12,7. 239 292
Me 3,13-19; Mt 10,7 341
1 Cor 12,30; Ef 4,11- 378
190
Cf 1 Cor 15,28; 3,22s. Le 6,12-16pp. He 3,5ss;4,10s; 16,18. 430 £f 3
240 14. 379 431
,91 Le 10,lss.l7. cp Jn 6,70a; 15,26b; He He 9,40s cp Sant 5, He 8,40; 1 Pe 1,25.
2 Cor 5,13. 241 1,21. 342
1 Cor 12,28; Ef 2,20; 432
192
1 Cor 14,37. Me 5,18ss. 14s. Jn 1,1.
293 380
1,3
242
1 Cor 12,28. He 2,44; 4,32. 4,10. Me 9,23; ll,22ss;9,23 433
Jn 1,14-18 cp 1 Tim
1 Cor 14,3. 243 294
Mt 6,3p; 10,9s. 343
Me 3,4; Rom 10,15.
194
1 Cor 14,32. 1 Cor 12,18. cp Rom l,16s; 4,1-25. 3,16.

322 323
434 52
2 Tes 1,8 cp Rom 16, «' 1 Cor 13,8-12. ° 1 Tes 5,20.
26; 1 Pe 4,17. «' 1 Cor 13,12s cp 1 Jn »' 1 Cor 14,32. 568
Jn 3,2; 13,14. 1 Tim 2,10 cp 1 Tes 663
Me 14,27.
4JS 322
Gal 2,14; Rom 2,16; 3,2. 1 Re 13,18; Jer 28,1- 565
Jn 4,25s. 4,9. 664
Ez 34,11; Sal 23,1.
Flp 1,27. «» Ef 3,5. 17; 29,21 etc. 570 623 663
436
Mt 10,24; 23,8. Col 1,28. Ez 34,23 cp 2.
Rom 16,25; 2 Tim 1,8 "" 1 Tim 4,1. " ' 1 Tes 2,3-6. " ' Me 10,17; 12,14. 624
Col 2,7. 666
Me 6,34; cf et Le 12,
cp Jn 4,14. ™ He 13,1. »» Rom 12,2-8. 19 etc. 623
Col 3,16. 32.
457 323
4,8
Le 3,18. "" 1 Tim 5,17. Flp 4,8s; cf Rom 2, " 2 Me 1,22. 626
2 Jn 10 cp Ap 2,24. 667
Jn 10,29 cp 17,2.6.9.
Le 4,18; 7,22. «° 1 Cor 14,34. 18. 57J 627 668
4
Me 11,28. Tit 2,7. Jn 10,11.17s.
" Le 9,6. «' 1 Cor 14,1.3-6.12.29s. «< Rom 12,6; cf Gal 1,6- 574 628 669
440 482
Jn 7,46. Col 2,22; Ef 4,14 cp Jn 10,10.
1 Cor 12,28s. Ap 2,7.11.17.29; 3,6. 9 cp 1 Cor 11,23; 15,3; Dt !7i 6,0
441
Mt 26,55. Mt 7,7. Jn 10,14 cp 3; 20,16.
CfMt 10,41; 23,34.37; 13.22. 18 20. 576 629 671
4
Jn 18,20. 1 Tim 4,1; 1,10 cp He Jn 10,4.14.16.
He 2,17; 11,27; 13,1; 15,32; «> 1 Cor 14,21.25. » ' 1 Jn 4,1. 577 672
4 4 52!
Me 4,2; 6,34. 15,1. Jn 21,15ss.
21,10; 1 Cor 12,28; 14,5; Ef « 1 Cor 14,22. 1 Tim 3,15; cf Mt 16, 378 630 673
483
Me 4,2. Mt 16,9.12; Rom 16, Cp-Jn 3,29a.
3,5; 4,11; 2 Pe 3,2; Ap 10,7; 1 Cor 14,24sscp 12,10. 18s; 28,19s; Jn 14,16s; 15, " ' Mt 13,34. I7ss. 674
He 20,28 cp Heb 13,
16,6; 18,20.24; 22,6.9. »« 1 Pe l,10ss. 26s; 16,13ss; 17,20. 580 631
442 487
Mt 5,2. Rom 12,3. 20; Ap 2,27; 3,17; 12,15;
1 Tes 5,20; 1 Cor 12, He 4,8. «» Cf Gal 6,4; 1 Cor 3, 581 632
4
Jn 7,16.28 cp Is 50,4. Rom 6,17; cf Gal 19,45.
10.28s; 14,25s; Rom 12,6. »« He 6,3.5. 13; 11,28. 382 473
441 !3
Jn 8,26b; 12,49s. 1,12; 6,6 cp 1 Cor 14.19. Cp Me 10.4M5.
Os 9,7; Is 48,16; Miq «» 1 Cor 13,2; Ef 3,5; ° 1 Tes 2,3 cp Prov 8,4. 583
Jn 7,17 cp 6,45. " ' 1 Cor ll,23ss; Le !,4. ™ 1 Pe 5,2s cp 2,15; Flp
3,8; Ez 11,5 etc. Rom 16,25 cp 1 Cor 2,1-6; »' Rom 12,8; He 13,15. 384 634
444
2 Jn 92. Tit 2,1. 1,18.
He 1,16; 4,25; 28,25; 2 Cor 12,1. » 2 1 Cor 14,3.31 cp 1 Tes 385
Jn 3,11.32. 633
1 Tim 4,13; 2 Tim 677
1 Cor 9,7.
4 386
1 Pe l,10ss; 2 Pe 1,21; Heb » 2 Tim 1,14. 5,14; 2 Tes 3,15; Rom 15,14; Jn 4,34; 19,30 cp 8, 3,16; Rom 15,4; 2 Pe l,19s 678
He 20,29.
4
2,4; 9,8; 10,15. " Le 12,12. Col 1,28; 3,16. 46a. cp 3,15s. 679
1 Tim 3,2-5.7.12.
445
Mt 22,43; cf 11,13; « 2 Mt 10,20. 3
" 1 Cor 16,15; 1 Tes3,2. 387
He 1,1. 636
Cf v gr sobre el bau- 680
Cf 1 Tim 3,6.
4 388
Me 14,15 cp Jn 1,45. » He 6,10. "' 1 Tes 5,12. Me 12,13. tismo Rom 6,33ss; Heb 6,2; 681
Cf las respuestas a Te-
446 4 4 33! 389
Le 1,15.41.67; 2,25s; ' 1 Cor 14,3 cp He 4,36; 1 Cor 4,14; 10,11. Me 9,13. y la eucaristía 1 Cor ll,23ss salonicenses y Corintios
4,18. ll,23s; 15,32. " 6 1 Tes 2,12 cp 7. 590
Mt 13,10-17; He 1,3. 0 la resurrección 1 Cor 15, cp vgr 1 Cor 16,15ss.
447 4 7 391
1 Cor 14,37. » He 5,3-9. " He 14,22. Le 10,lss. lss.58. 682
Cf la colecta para Je-
448 49
Me 11,32; Le 7,28; 1, « He 13,9; 1 Cor 14,24s " 8 He 20,1. 592
Mt 10. 637
1 Tim 6,3. rusalén; 1 Cor 16,1-4; 2
393
76; 20,6. cp 1 Tim 1,18. " ' 2 Cor 5,18 - 6,1. Me 6,30. 638
Mt 5,19 cp He 21,21; Cor 8-9; Rom 15,28.
449 4 54 394
Me 1,1-8; Le 3,1-18; " He 13,2; 1 Tim 1,13; ° Rom 12,ls; 1 Cor 1, Mt 28,19s. 1 Cor 4,17; Col 2,7. é!)
Heb 13,17 cp 1 Cor
393
Jn 12,41 cp 5,33ss; l,6s.34. 4,14; 5,22; 2 Tim 1,1. 10; Flp 4,1. Jn 16,13ss. 639
Mt 11,3. 16,15s.
450
Le 2,36-38 cp Ex 15, « 8 Me 14,65. 541
1 Tes 4,ls. 596
Jn 14,26; 16,13; 1 Jn 640
Rom 6,17; Tit 1,9. 684
1 Tes 5,12.
!42
20; Jue 4,4; 2 Re 22,14. » ' He 11,28; 20,23s; 21, Rom 15,19. 2,27 cp Jn 14,6. 641
He 2,42; Rom 16,17; 683
Cf Ap 2,7.11.17.29;
451 397
Me 6,15; 8,28; Le 7, 4.10s; 1 Tim 4,1. ' « Rom 12,1. Le 12,12. 2 Tim 4,6; 3,10 cp 2,15. 3,6.13.22.
!44 398
16; 24,19; Jn 4,19; 6,14; 9, *» Jn 11,51. 2 Cor 10,1. Jn 15,26s. 642
2 Jn 9. é8í
He 15,8.
i4i 599
17; He 3,22. »' Le 2,27. Rom 15,30. 1 Cor 7,40. 643
He 4,2; 5,28. 687
Ap 2,2 cp 6.9.14ss.20
452
Jn l,34s; 3,34. *>2 Le 4,1-14; 10,21; He !4Í
1 Tes 4,1; 2 Tes 3,12; 600
2 Tim 1,11. 644
1 Tim 6,1. 1 Cor 9,40; 1 Tim 1,4.19
4S! 601
He 11,27; 13,1; 15,32; 1,2. 1 Cor 1,10; Flp 2,1. Gal 1,22. 643
1 Tim 4,11.13; 6,2; 3,10.15; 4,1.6s.l5s; 5,9ss,22
21,9.10. » 3 He 8,29.39. 547
He 2,40. 602
2 Tim 3,10. Tit 1,9; 2 Tim 4,2. Tit 1,5-9; 2,lss; 3,10; 2 Tim
454 3 !48 603
Ap 1,3; 10,7.11; 11,3. « He 10,19; 11,12. He ll,23s. 1 Tim 4,13.16; Tit 646
1 Tim 6,1. 2,15ss; 4,5.
!oi !4
18; 18,20; 19,10; 22,6-10. He 11,28; 13,4; 16,6s; ' He 13,15. 2,1. 647
Heb 5,2 cp 1 Jn 3,10. 688
He 9,27; Gal 2,1-10.
!s0 604
18s; 22,6; 26,9. 20,22 cp Gal l,15s; 2,ls. Le 2,25. 1 Cor 4,17. 648
Cf Rom 6,17. 689
Rom 12,8.
4!! 603
Ap 19,10. ** 1 Cor 14,32. "' Rom 15,5. Mt 28,20. 649
Flp 4,9. 650
1 Cor 12,28.
456 2 606
Ap 1,9. «" 1 Cor 14,13. " Jn 14,16.26; 15,26; 16, Jn 7,35 cp 10,16; 650
1 Tes 1,6; 2 Tes 3,9; 891
Cf 1 Tim 3,5.12; 5,17.
457 3 8
He 2,17s. ° 1 Tes 5,20. 7; cf Is 57,18 LXX (versión 12,20-24.30; 17,20. Flp 3,17. 692
1 Tes 5,12.
458 3M 607
1 Cor 12,29. 1 Tes 5,19. griega de la biblia hebrea) He 4,18; 5,28. " ' 1 Cor 12,28. 693
1 Tim 3,1-13; Tit 1,
455 608
He 19,6; 1 Cor ll,4s. "° 1 Re 19,10 etc; cf Le cp 1 Jn 2,1. 2 Tim 4,3. 632
He 13,1. 6-9.
"° 1 Cor 12,28; Ef 4,11. 6,63; 16,31; Jn 5,45ss; He " 3 2 Cor 1,3-7. 609
Sant 3,1. 653
Ef 4,11; Heb 13,7 cp 694
He 14,23.
46
' Ef 2,20. 7,52; Sant 5,10. " 4 2 Tes 2,16. 6,0
He 5,21.25.42; 11,26. 17.24. 693
He 6,1-6; Flp l,ls; 1
462 3
1 Cor 14,3. "i Me 6,17-20; Mt 21,25 " Flp 2,1-5. 35; 20,20 etc. 634
Mt 28,18s; Jn 17,21. Tim 3,1.8; 5,17; Tit l,5ss.
465 556 6
1 Cor 12,10s. cp 11,16-19. 1 Tim 5,1; 6,2. " 2 Tim 2,2. 633
1 Tim l,18s; 4,1-16; 696
Dt 34,9 cp Núm 27,
464
Ap 22,6. " 2 Me 6,4; 13,32;' 1 Tes 5
" 2 Tim 4,2. 6.2
1 Tim 2,12; cf 1 Cor 5,17; 6,11-14; Tit l,9s; 18 (código sacerdotal).
465
Ef 4,10-13. 2,15. " 8 Tit 1,9. 14,33b-38 cp 11,16. 2,1.7s; 3,8-11; 2 Tim 1,6- 697
Gen 41,37-40; Sab 8,
466 !1! 5S 613
1 Cor 14,5. Ap 16,6; 18,14. » 1 Tim 4,12-16. He 15,35 cpGál 1,12. 14; 2,l-13.22s; 3,10 - 4,5. 17 - 9,13 cp 6,9; 10,13s; 1
467 3I4 !6 614
1 Cor 14,29s. 1 Cor 14,1b. ° 2 Cor 13,11. 1 Cor 14,6; He 18,25. 656
Jue 4,4. Re 3,4-15 c p 2 C r ó n 1,3-12;
468 5I! 6.3
1 Cor 13,2. Cf 1 Cor 8,lss; Rom »' Heb 13,22. 1 Tim 5,17. 637
1 Sam 10,9ss. Is 11,ls.
469 3K 616
Rom 12,6. 12,3. 1 Pe 5,12. 2 Tes 2,15. 658
1 Tim 3,1-13; 4,12 - 698
1 Sam 10,lss.6.
470 3 617
Cf 1 Cor 2,1.7; 4,1; » ' 1 Cor 14,39. « 1 Cor 12,28; cf 2 Tim He 5,42; 13,1; 18,11; 5,22; 6,11-14; Tit 1,3-2,10; 6,9
1 Sam 16,13.
14,2; 15,51. » ' l Cor 12,3ss,10. 1,11. 20,20; 21,28; 28,31. 2 Tim 2,1-7; 2,22-26; 4,1-6. 700
2 Sam 23,2; Is 61,1;
471
1 Cor 14,6. " 8 1 Cor 14,29. 3
" Eclo 24,33; 39,3. 618
He 20,28s; Ef 4,21; 639
1 Pe 2,25. 11,2.
472 ! 3ÍS
1 Cor 15,51-55 cp 1 " 1 Tim 4,1; cf 2 Cor He 13,1. Gal 1,9 cp 12. 660
Heb 13,20; 1 Pe 2,25; 701
He 8,18.
6,9
Tes 4,15. ll,13s. 26 cp Gal l,7ss; Jn "« 1 Cor 14,19-26. He 18,11. Jn 10,11.14. 702
He 19,6.
473 7 620
Rom 11,25. 16,2; 15,21. » Rom 12,7. He 18,25; 28,31. 661
Jn 10,16. 703
1 Tim 4,14; 2 Tim
621 662
Tit 2,10. Mt 23,10. 1,6.
324
325
' Mt 10.5-7. °; Le 5 lOs. ,« R o m ,_,. c f , C o r
747
io He 26,16ss. Jn 10,36. i i l ; H e 2 6,16.
704 795
1 Tim 5,22. 1 Cor 14,1.5.19. He 9,17.31 cp 1 Cor i' Me l.Hs. " ^ 17,17. .07 R o m , , . E f , ,, T j t
703 748
Cf Tit 1,5 cp 2 Tim 1 Cor 14,33.40. 14,3; 2 Cor 1,3-7; Jn 14,16. >2 Le 4,43. Jn 6,69. \j c p 2 Cor 4,5; Gal 1 10
749 796
2,2. 1 Cor 14,32. He 13,52 cp Jn 15,11; '3 Mt 20,1-16. " Jn 10,36. m He 26,16.
750
™ He 14,23. 1 Cor 14,26ss.37-40. 16,24; 17,13. u j n 15,5.8.16. 66
Jn 10,30; 14,10. 1» R o m M ; 2 Cor 1 1-
707 7SI 797
2 Tim 1,6. 1 Cor 14,12.27. 1 Tes 1,6 cp He 5,41. is Ex 3.10. " Sal 105,44; Jer 9,22. Gal 1,1.
708 752 798
He 14,23. Col 3,16. I C o r 1,8 cp Le 24,49; i» ls 6.1s etc. " Ex 6,7. no H e 2 6,15.
755
" " 1 Cor 12,28; Rom Cf 2 Cor 12,4 cp He 1,8. ,7 C f V g r Is 20. " 1 Re 17,10-24. m He 20,23
799
12,7s. Rom 8,26s. 1 Cor 12,22-27. .» j n 2,3.10. ™ Gen 12,3. n2 He 26,6.
710 754 800
1 Tes 5,15; Gal 2,10; 1 Cor 14,16. Zac 1,4; 7,7. 19 Jn 5,5-9. " Is 49,5s. m 1 Cor 1,17.
755 801
1 Cor 7,20-24; 13,3; Rom 1 Cor 14,13. Ex 4,10-16. » Jn 6,5-9.lis. " Le 4.25s. "« H e 2 0,22.
756 802
12,13.15.17; Flm 8-20; Flp Le 1,67. He 14,12; 17,17scpet 71 J n 9,lss.32. " Rom 11.16-24; Jn 4, >» He 16,19s.
757
2,25-30; 4,10-20; Col 3,12; Le 10,21. 18,27bs. 22 j n H.39-44. 22b; He 13,46. "« He 20,24.
758 801
1 Tim 6,5-10.17ss; Tit 3,14; 1 Cor I4,16s.26. 2 Cor 10,10; Rom 16, 23 74
1 Pe 4,8ss cp 5,2; Sant 2,1- 759
1 Cor 12,8. 22; Flp 4,6. Gen 12,1.4. Le 3,36p. ' " He 20,23.
760
Ef 3,5; cf Mt 13,16. 804
Rom 1,1 ls. » Gen 12,1.4. " Le l,16s. " 8 Gal 1,16.
13; 5,1-6. 76
' " Mt 14,13-21; 15,32- 51s cp 54. 805
Col 2,9; Ef 2,21; 4, « Ara 7,15. Jn 1,34. »' He 9,15.
I2
761
Col 1,9. 15s. 7* ] S 6,1-13. " Cf Gal 3,16; Jn 15,1. ° He 26,18.
39. 27 7 I21
712
He 6,1-6 cp Rom 762
Col 1,28. 806
1 Pe 4,8-11. Jer 1.4-19. " Jn 19,5; 1 Cor 15,22. He 28,23.
28 ,22
15,11.
763
Ef 1,17. 807
1 Cor 14,39. Is 42,1-9; 49,1-6; 50, 45. He 28,31.
123
713
He 24,17 cp 9,13; 764
He 7,55. 808
1 Sam 10,5; 19,20. 4 9-52 13-53,12. " He 4,11; 1 Pe 2,7; Col He 28,23.
,24
ll,29s; Gal 2,10; 1 Cor 765
He 8,29. 809
1 Sam 19,24. '" Jn 3,11.32; 8,26.38; 1,18; 2,10; Ef 1,22; 4,15; He 28,31.
I25
16,1; 2 Cor 8-9; Rom 15, 766
Ap 1,10; 4,2; 17,3; 810
1 Re 20,35; 2 Re 2,3- 15 15 5,13 cp 1 Cor 11,3. He 20,17-21.
80 126
25s. 21,20. 15; 4,1-38; 5,22; 6,1; 9,1. ' » Jn 8,28. 2 Cor 1,20. 1 Cor 16,15s.
714 767 811 " Jn 1.34; 19,35; 1 Jn si Mt 1,23. ' " Cf Flp 4,3 etc.
1 Tim 3,2; Tit 1,8. 2 Cor 12.M.7. 2 Re 6,1; 4,38.
713 761 812 82 128
1 Tim 3,1-8.8; 5,7; Tit 1 Cor 1,24; 2,ls. 2 Re 5,23. 1 1-5 1 Cor 11,25; Me 14, Me 16,15.
769 813 ,2
1,6-8. Col 3,16; Ef 5,18ss. 2 Re 4,1. ' « Is 50,4s.l0. 24; Le 1,72; 22,29; Heb ' Mt 28,19.
716 770 814 33 13c
1 Tim 5,3-16. 1 Cor 2,4-16; Ef 1,2- He 20,17-35; 1 Tim Jer 1,7. 7,22; 8,6-10; 9,15; 12,24. Le 24,47.
717 34 83
Cf He 6,1; 9,39-41; 23; 3,3s.8s. 3,1-13; 5,17-22; Tit 1,5-9. Ez 2,46. Ap 11,15; 15,3; 22,5; ' " He 1,8.
771 815 35
Sant 1,27. Cf Ef 3,17bss. I Cor 7 etc; 1 Tim Ez 3,17b. Le 1,33; Jn 18,36s; 1 Cot '" Jn 20,23.
772
" 8 Flp 1,1. 1 Cor 12,8; cf Is 11,2. 5,3-16. 36
Ez 1,1 - 3,15. 15,24; 1 Tes 2,12; Heb ' " Jn 21,15ss.
7(9 37
1 Tim 3,8-13; He 6,5. '" Le ¡1,52; Rom 2,20 "* i Cor 13-14; Rom 12, Ez 3.16. 12,28. " 4 Mt 28,16-20.
38 84
8ss cp 8,4-8.26-40.
720
cp l,20s; 1 Cor 1,21; 8,lss; 6ss.
817
Ez 3,26s. j n 1 45; 6,14; 17,lss ' " M t 28,18 cf Ex 3,1
Rom 16,1. 2 Cor 10,5; 1 Tim 6,20. 1 Cor 14,23s. 39
721 774 818
Ez 3,17-21;33,7ss.l2s. « H e b 725 Jer 1,5 cp Dt 30,8.
Cf Mt 10,40ss; 25,31- 1 Cor 13,2; 2 Cor 4,6; 1 Tes 5,19s. 40
Is 40.1-11. «6 E f 2,18 cp 3,12; Rom " ' M > 2 8.'9 cf Ex 3,10
819
40. Flp 3,8; Col 2,3. 1 Cor 7,7 cp 7,40; 14, 41
Is 40,3.1 cp Le 3,4ss. 5 2 Jer 1,7 cp Dt 30,10.
722 775
Cf Col 1,28. 2 Pe 1,5. 37-40. " Ex 2,10. ' 87 J n 1 0 7 . 14 6 ' " Mt 28,20; cf Ex 3,12;
723 776 820
He 19,6; 1 Cor 11,4s. 2 Pe 3,12. 1 Cor 14,12.26. 43
Cf He 7,35. u Tn , V o. , ' , * , - 4 n Jer 1,8 cp Dt 30,16.
724 777 821
He 2,4. 1 Cor 1,5; 12,8; 14,6; 1 Cor 14,40. 44
Cf M. 5,17,
72S 822 4 5 ; 7 3 7 S ; 12 32.46 ' 17 £ "• ^ 4,12-17.
1 Cor 14,13. cf Heb 6,1. Gal 2,10s.l6-19; 3,2; 45
Esd 7,10. C
P L c 2 4 .9.33; He
726 778 1 8 2 0 s - 19 20
1 Cor 2,13 cp Jn 16, Rom 15,14; 2 Pe 1,6. 2 Cor 5,16 cp 1 Re 22,5-28. 46
779 823 He 1,1. ' „ : „',,'. o v 17 4A '- ^ M c 16 - 14 -
26
13; 6,63. 1 Cor 12,9a cp 2 Cor 22Cor 14,32s. 47
72 824 Jer 1,10; cf Is 6,8-13. „ Jn J e 19- 8 26 11 "° M t 4 ' 8 '
' Mt 10,20 cpJnt5,26s. 8,7. Jn 1,16. 48 J n } 10AV 5 z0 u
72! 7,0
1 Cor 13,2b. 82S
Ef 4,11. Ez 2,4.7s; 3,11. „ - ' > - > 141 M t 51
Rom 8,26. 49 ¿L
729 781
Rom 12,6. 826
1 Cor 12,13.20.27; Is 49,1. ,¡ , , , , . . , ,,., '" Mt 17,1 cp 14,23.
Rom 8,27. 50 Jn ó 1 4 42; l2 4
7!0 782
Rom 12,3. Rom 12,5. Is 40,3; Jn 1,24. n < '' ' ' '- '« Cp Mt 16,19; 18,18;
1 Cor 14,15. 51
731 783
Ef 4,13. 827
Jn 3,8. Ez 3,18. „ J n [•f- Jn 20,23.
1 Cor 14,16. 32 144
752 784
He 12,2. 828
Cp 1 Cor 7,7. Cf Gen 10,28ss; 14,10. « u -> 4 Mt 11,27 cp Jn 17,3.6;
Ef 5,18s. 33 e
733 785
Gal 3,6 - 4,31; Rom 829
Dt 28,49; Is28,lls;Jl J (código yavista) Ex 9S " f •*/ 6,44s.
Col 3,16.
714
4,1.12.17. 3,lss. 3,2-4a.5.7-8.16-20; 4,1-16. ,,„ Q H T e 1 : 8 ; '>- 3 4 CP M t 4
> ' Mt 9,6.
1 Cor 12,7 cp Gal 2 S 1 9 ; L c 24 4bss
7,6
Heb 11,1 - 12,3. 830
1 Pe 4,10s. 19-20a. 22-31; 5,la.3.5.-23. ' > - •« Mt 10,1.7s; 9,8.
4,6; Rom 8,15. 54 Gál
733 787 Ex 3,7s.l6. '• 1 5 s ; 2 ' 7 s '. R o m 147
Cf Mt 22,24 cp Dan
Ef 2,18; Flp 3,3; 2 2 Cor 4,13ss.
Tim 1,7. 788
Heb 13,7ss. » Ex 3,17-20. 1,16; 3,29; Col 1,21-29; Ef 7,3
56
716
Jn 4,23s cp 15,7. 789
1 Tes 1,6; 1 Cor 4,16; E (código elohísta) •• 1 2 s ; 3 - 1 - 1 3 - 148
Mt 6,10.
149
717
1 Cor 14,2. 11,1; Flp 3,7; Ef 5,1; Heb NOTAS AL CAP. 3 Ex 3,1.4b.6.9-15.21-22; 4, " Cf Mt 28,19s. Cf Ef 4,10 cp 1,20-23;
751
1 Cor 14,4. 6,12. 17-18.20b-22; 5,lb-2.4; 6,1. " 2 Cor 4,5s. ] C o r 15,20-29; Flp 2,9-11.
57
™ 1 Cor 14,6. 790
1 Tim 3,9; cf 1,19; 2 ' He 9,17. Ex 3,10.11.12. " Lc 5,10. iso c f 1 j n 4,4,
58 m
740
1 Cor 14,7ss. Tim 1,3. 2
He 20,28. P (código sacerdotal) Mc L15s; Jn 21,15ss 151 C f M t 10,6s.
741
1 Cor 14,14.28. 791
2 Tim l,13s. 3
Ex 3,4. Ex 6,2-7.13. cp 6,65; 12,32. 152 C p Dan 7,14b.
59
742
1 Cor 14,16. 792
2 Tim 1,11-14; cf 2,1- 4
Jue 6,14. Ez 2,22-27; 12,17-20; "" Jn 10,11. '« Mt 10,5s.
,02
74J
1 Cor 14,18. 13; 4,1-8. 5
Is 6,9s. 21,1 ls.23; 24,15-27 cp 4,19; Jn 10,3. '» Mt 21,33.
10J
744
1 Cor 14,21.25. 793
Flp 4,7 cp Jn 14,27; 6
Jer 1,5.10. 5,lss; 6,11; 11,1.13; 12,4ss. Jn 10,29 cp 17,6.9s. '» Mt 16,18.
,04
745
1 Cor 14,6.11.19.23. 20,21. 7
Ez 2,lss.l7. 11. Jn 21,15ss. 156 Mt 25,32.
60 ,0Í
746
1 Cor 14,20.12. 794
2 Tim 1,7. 8
Is 42,7; 49,9. Mc l,16ss. Jn 17,20 cp 17. ••' Mt 24,14.

326 327
158 2.0 313 3Í1 44
Mt 24,9. Jn 13,1. 260
Mt 16,13-20 cp Jn 6, Jn 10 37; 14,10. Col 1,28. ' Col 4,3.
159 2.1 3 4 362 41!
Gen 12,3; 22,17s. Jn 15,15. 68s. > Jn 8 29; 12,50; 16,32. Jn 10,3s. Col 1,26 cp Jn 1,1.14.
212 3 41í
"" Mt lml. Jn 17,17ss. 261
Jn 21,15ss. Ji5 j n 5 19 " Me l,ls; Mt 3,8s; Le 1 Cor 2,1.4.
2,J 47
'" Mt 5,9.45. Cp 1 Tim 1,13.16. 262
Le 22,3 ls. sis j n 14 20. 3,10-14. ' Col l,26s; 2,2.
162
Mt 3,17. 2.4
Jn 15,9. 263
Jn 13,15 cp 12,26. » 7 Jn 17,18; 20,22; cf 364
Me l,14s. 4I!
Ef 6,19.
2.5 36! 419
' " Mt 28,10 cp Jn 20,17. Jn 13,12-17; cf 13,34; 264
Me 3,14. 14 I2s Jn 3,3.5. Ef 4,1 cp Col 4,3.
164 265 36é 42
Cp Gal 6,4; Rom 8, 15,3. He 1,8. 5i« Jn 1,1. Cp Rom 6,12-19; 8,21. ° Ef 3,8.
216 266 319 367 42
15. Cp Gen 2,7 LXX Jn 13,15 cp 15,9; 20, Jn 3,11.32; 5,19; 7,16; Ex 4,22-23a. ' Ef 3,19.
IM 3S8 422
Mt 1,21 cp 1 Pe 3,21. (versión griega de la biblia 21. 8 26 28- 14,24. Le l,74s. 1 Tes 3,2.
267 42J
"* Mt 26,28 cp Rom 6, hebrea) Sab 15,12. Le 14,27; Me 10,30. '"» jñ 1,34. " ' Le l,17.76s. 1 Cor 1,15.
2,7 268 321 37 424
3-7. Jn 7,39. Me 1,17; Mt 4,19. Jn 19,35; 21,24. ° Jn 10,10. 1 Tim 4,6.
269 322 425
' " Cf He 2,37; 8,37; 19, 218
Jn 3,5s. Jn 21,15ss; 1 Pe 5,2; Jn 13,25. " ' Mt 26,28. 1 Tim 3,16.
3 372 42í
1-6; Rom 3,30 etc. 219
Cp Ez 37,3ss. He 20,22. " Jn 1,18. Jn 6,51c. 1 Cor 15,3 cp 11,2.23.
324
"" Cf Mt 4,6; 17,9; 19,7. 220
Jn l,33s.
270
1 Cor 9,19-22. Mt 4,17. » 3 Jn 6,57 cp 12,49s; 427
Gal 1,8; 2,2.
169 221 271 428
Mt 23,8. Jn 14,26. He 9,20; 19,8. » He 1,3. 17,2s; 20,31. 2 Tes 2,15; 1 Cor 11,2;
170 222 272 326 J74
Cf Jn 8,28. Jn 16,7 cp 4,14. Mt 28,20; He 2,42; Le 19,10. 2 Cor 5,1. 1 Tim 6,20; 2 Tim l,13s.
327 3 4
' " Is 7,14; 8,10. 223
Jn 15,26s. 5,21. Me 2,17; 10,13; cf Mt " Rom 4,25. " Gal 1,1 ls.
1,2 273 43
Mt 1,23. 224
Cp Jn 19,30b. Jn 15,26s; Le 24,48; 1,21; 26,28. "« 1 Cor 1,30. ° 1 Cor 9,23.
173 328
Gen 15,1. 225
Cf Jn 14,16. He 1,8. Jn 10,10. " 7 Rom 6,11. 431
2 Cor 4,3; 11,10; 13,8.
1.4 226 274 329 378 432
Gen 28,15.20; 35,3; Jn 14,26. Me 16,15; 1 Cor 1,17. Jn 18,37. Jn 8,12; Rom 6,1-10; Ef 3,3.5ss.
46,3; 48,15ss. 227 275 330 43J
175
Jn 15,26 cp 1,33. He 5,42; 20,20. Jn 17,6.8.14.22s; 11, 2 Cor 6,7 etc. Ef 3,5.
Cf He 7,9b Gen 39, 228 276 379 4
Jn l,29.33s. Gal 1,15. 52 2 Cor 5,20. " 2 Cor 13,4; Rom 10,8.
2s.21.23. 229 277 331 38 43s
176
Cp 1 Jn l,7ss; 2,ls. He 24,25. Jn 2,13-22pp. ° 2 Cor 2,19. Ap 2-3.
Ex 3,12a cp 33,14s. 230 278 332 3 436
1,7
Cf Mt 16,19; 18,18. He 15,41. Mt 4,23 etc. " 2 Pe 2,9; 1 Tim l,15s. Ef 3,2.
Dt 31,23; Jos 1,9. 279 333 382 437
21ss cp Is 12,22. He 18,2. Cf 1 Pe 2,21. Ez 12,6.11; 24,24. Le l,18s; cf Is 61,1.
" ' Jue 2,18. 280 334 383 4)8
231
Cf Me 2,7. Rom 1,11. Jn 3,16.35. Ez 2,5; 33,33. Ef 2,17.
,79 281
Jue 6,12. 232
Cf Jn 17,20. He 25,19; 26,7s; cf 335
Jn 14,31. 384
He 9,3; 22,6; 26,13. 9
" Ef 2,14.
1.0
1 Crón !7,2.8. 233
Cp Jn 15,18-27. 1 Cor 15,3ss. 336
Cf Jn 6,57 cp 12,50. J8!
He 26,33. 44
° Le 2,14; 19,38.
1.1 282
1 Crón 22,11. 234
Jn 13,16.20; 15,20. Le 5,5; Jn 21,6. 337
Cf Jn 15,9. 3!6
He 22,15. 441
Jn 20,21; cf 14,27; 16,
1.2 283
1 Crón 22,18. 235
Cf Jn 3,11.17-21; 9,4; Jn 15,4. 338
Jn 13,15ss. 387
He 26,16. 33 cp Mt 10,13.
' " Jer 1,8. 2,4
184 17,14-20. Jn 2,5. 339
Jn 17,18; 20,21. 388
2 Tim l,10s. 442
Col 1,7.
Mt 18,20. 285
1.5
236
Jn 15,3. Jn 1,15.27. 340
Mt 26,28; Jn 20,23. 389
2 Cor 4,5s. 445
Col 1,23 cp Flp 4,3.
Cp Dan 12,13. 286
1.6
237
Cp Jn 3,1-17. Cf Jn 1,8. 341
Cf Jn 6,51. 39
° Jn 5,35; cf 8,12; l,7ss. 15.
Mt 26,64. 287
238
Cf Jn 14,27; 16,33; Le Jn 1,23. 342
Jn 6,63; I7,2.14a.l7s. 391
1 Cor 2,4.6.13. 444
Ef 6,15.
1.7 288
Mt 13,36-43. 2,14.29; 19,38; 24,36. Jn 3,29. 20. 392
2 Cor 4,13. 445
Col 1,25.
" , Cp Jn 12,47ss. 239
289
Jn 5,33.35. 343
Jn 15,26ss. 3
" 2 Tim 4,7. 446
Ef 4,12.
189
Jn 20,19-23. Le 7,50; 8,48 cp 1,79 2,0
Jn 8,6. 344
Gal 4,14. » 4 He 8,25. 447
1 Tim 2-,3.
190
Cf He 20,7 cp 1 Cor Me 5,34. 291
240 Mt 19,28. 345
1 Cor 1,1.8.17; Rom 39s
1 Tim 5,17. 4
« Col 1,28.
16,2. Cp Le 1,35; 3,22; 24, 292
Jn 13,16s. 39í 449
191 49; He 1,8. 293 15,15; Flp 3,14. He 18,5. Rom 15,15s.
Cf Jn 20,1.19 cp 16, Jue 6,13ss. 346 397 45
241
Le 24,36-53. 294 2 Cor 4,4; Rom 10,8. Rom 15,20. ° Ef 1,20 cp 1 Cor 15,
25s. Mt 8,13. 347 398
192
Cf Ef 5,14.
242
Cp 1 Cor 15,3s. 295 Rom 15,16. 1 Cor 9,16. 24-28.
193 243 Jn 13,15. 348
Rom 8,2. 3
» He 16,9. 4
" Tit l,ls.
Cf Jn 14,27s. Cf Eclo 50,20s. 296
Jn 14,12. 349 452
244 Rom 15,30. «° 1 Cor 1,17. Mt 7,16-20 cp 3,10;
194
Jn 16,33. Ef 1,3; 4,1 lss. 297
Cf Me 8,27.34; 9,30. 350
195 245 2 Cor 1,19. «" 1 Cor 3,7. 12,33.
Cf 1 Jn 4,4. Cf Me 15,19s. 33ss; 10,17.21.32.44s. 351 402 45J
246
196
Ef 2,14. He 1-2. 298
Le 2,49; 4,43; ll,27s. Flp 1,14; Flm 7; cf Jn Rom 1,1. Mt 3,8.
247 403 454
197
Cp Jn 16,21. He 8,1-4. 299
Le 9,57s. 16,33; 1 Tim 6,I2ss; 2 Tim Me 3,14; Le 24,44-48; Le 20,10.
248 4
198
Cp Sal 22,17. He 8,5-25. 300
Le 9,61. l,6ss. He 1,8; Jn 15,27. " Le 13,6-9.
249 352 404
" ' Cp Le 2,14; 19,38. Me 15,16. 301
Le 9,59s. 1 Cor 9,23. Me 3,15. "" Me 4,20.
250 353 40s 457
200
Le 24,47. Me 1,1. 302
Le 14,33. 1 Cor 11,1; cf 1 Tes Me 16,17s. Jn 12,24.
251 m 458
201
Mt 28,19. Me 1,15; 14,9. 303
Me 10,17.21.23. l,6s; 2 Tes 3,7.9; Flp 3,17; Jn 6,26s.34 cp 2.10s; Mt 21,34; Jn 4,36.
202 252 4i9
Le 24,49. Cp Me 9,23.' 304
Me 1,16-20; Le 10, 4,9. 5,8.14.17.21.25; 9,3ss; Le Jn 15,16.
205 253 354
Jn 14,10 cp 4,34; Cp Me 9,23. 28ss. 2 Cor 4,7. 11 20. "° Jn 15,8.
254 355 407 461
5,20.36; 9,3s; 10,32.37s; Cp He 2,4; 1 Cor 12- 305
Cf Mt 12,1. 1 Cor 10,33; cf 9,22b. He 2,42ss; 3,6; 4,34s; Jn 15,4s.
156
17,4. 14. 306
Cf Mt 19,10ss. 2 Cor 4,5s. 6,1-6; 9,32-42; 14,8ss; cf et "" Jn 5,17.
204 255 357 463
Jn 17,18s; cf 4,34; 5, He 28,3-7. 307
Le 2,45; 22,42. 1- Cor 7,8. Gal 2,10 cp 2 Cor 8-9; Rom Jn 15,ls.
236 358
30; 6,38. Cf Me 3,14; Mt 10,5; 308
Jn 10,25. 1 Tes 2,4; 4,1; Gal 15,25-28. '" Le 5,4s; Jn 21,1-6.
205 408 46i
Jn 12,45; 13,20 cp Le 10,1; Jn 15,16 cp 6,64s. 309
Jn 3,16.34s; 4,34; 5, 1,10; 2 Cor 5,9; Rom 12,1; Jn 12,31; 1 Jn 3,5. Rom 1,13.
257 409 466
14,7. Me 2,14; 10,21; Le 19s; 10,32.37; 17,2. Flp 4,18; Col 1,10; 3,22; Ef 1 Cor 9,12; Flp 1,12. 2 Tim 2,6.
206 310 467
Jn 5,20. 5,27; 9,23.50-59.61. Jn 5,19.30; 6,38s; 8, 6,6 cp Jn 8,23; 1 Cor 7,32; 16. 1 Tes l,4s.
207 258 41 468
Jn 3,34s. Mt 4,19; Me 1,17. 28s cp 10,25.38; 14,10. 10,33; Rom 15,ls. ° 2 Cor 2,12. Ef 5,9.
201 259 3 359 4 469
Jn 3,16s. Jn 15,27 cp 19,35; " Jn 7,28ss; 8,42. 2 Cor 10,5. » 1 Cor 4,15. Col 1,6.
209 312 360 412 4
Cf Jn 12,50. 6,57. 1,34; Le 24,44.48. Jn 5,36s. Cf 1 Cor 15,25-28; Ef 6,19. ™ Col l,9s.
4 3 471
Col 3,17. > He 2 11 Col 1,16.
328
329
472 585 633 680
Col 1,10. " ' Sal 54,9. Jer 22,13-19 cp Le 16,19- Mt 8,16s; 9,1-8; 6,13; He 4,12; 5,31; cf 13, 1 Tim 2,14.
471 522 681
Rom 6,22. Sal 34,5.8." 31. Jn 9,l-7.39ss cp Lc 8.12. 23; Rom 1,4. Ef 6,17.
474 3 586 634 682
Flp 1,11. " Sal 33,19; 56,14. >" Miq 2,1-5; Is 5,8ss; Cf Me 2.1-12. Lc 1,69.71.77. Cf Me 4,13-20 cp Lc
475 587 635
Heb 12,11; Sant 3,18. " 4 Sal 51,16; 79,5. 1 Re 21. 588
Jn 6,35. Lc 3,2-6; cf Is 40,3ss; 8,12.
4,6 52! 683
Heb 13,15. Is 33,22. »» Am 8,4-7; Miq 6,10ss; Jn 9,5 cp 8,12. 52,10. 1 Tim 4,16.
477 S26 5,9 636 684
Rom 7,4. Esd 9,8.13ss. Os 12,8s. Jn ll,25s cp 5,8.21. Jn 15,16. He 2.40; Rom 10,9s.
478 52? !!0 590 637
Flp l,21s. Ez 16,26; 20,8; 23,8. Am 1,21-26; 5,7-15. Jn 2,1-11. Mt 5,13.16. 13.
479 591 638 685
1 Cor 2,16; 6,20. "" Jer 24,14; Ez 30,13; 20ss; 6,12; 10,1-4. Jn 2,23ss; 4,15s; 6, Me 3,14; 16.15. He 16,30s cp Me 16,
4,0 639
Gal 1,10; 1 Tes 2,7. Sab 15,14-19. "' Am 5,7-17.21-27; Os 26s.34ss; 12,9.14. Jn 15.27; Lc 24,48; 16.
481 52 592 686
Gal 5,26. ' Jer 42,43; cf Dt 26,6. 4,ls; 6,4ss; 8,31; 10,18; Mt 9,36; cf Ez 34,5. He 1,8. He 2,21 cpRom 10,9-
482 640
Gal 5,22. 8ss; 9,3; 11,5. 21,7; Is 11,1-5.12-17; 43, ll-16.23s. Lc 24,47. 13.
591 641 687
«> Flp 4,7. "° Ex 3,12.18; 4,22-23a; 23s; 58,2.6-10; Jer 6,8-21; Jn 6,35 cp Me 8,14- Me 12,28-34; Mt 22, 1 Cor 15,ls.
484 688
Gen 45,5; 50,20. 19,3-8; 20,1-17. 7,4-7.11-15.2U; 22,13-16. 21; Mt 16,21. 34-40. 1 Cor 1,21.
485 594 642 689
Ex 4 23a " ' Ex 14,13 etc. " 2 Am 2,7; Prov 14,31. S9i
Lc 12,15. Jn 13,34; 15,9; 20,21. Rom 1,16.
486 2 55J 643 690
Jn 17,20. " Is 45,27 etc. Is 8,13. , Lc 13,1-5. He 4,8-12. Flp 1,28.
487 s 596 644 691
Ex 2 25; cf et Jue 6,1; " Jos 1,1-9; Jue 6,14; " 4 Is 7,9; 28,16. 597
Mt 26,56 cp 5,38-48.
645
He 16,17. 1 Pe 3,21.
692
1 Sam 9,1. 10,6-16; 15,18 etc. " 5 Am 1,17; cf Sal 37, 598
Jn 2,12-22.
646
Mt 28,19s. Ef 2,17.
693
488
Ex 3,7-10; Jue 6,2; " 4 Sal 105,44s. 27a. Mt 12,I3-17pp. Mt 10,9-10a. Flp 1,29.
599 647 694
1 Sam 9,2. '" Jer 9,23s. >" Is 7,17-20; 9,10s; 10, Me 10,42-45. Mt 6,33. 1 Cor 9,22; 10,33;
485 6 600 648
Núm 3,5-9.12 cp Dt " Ex 3,7ss; 6,6ss; 20,2 5-10; Jer 4,5 - 6,26; 25,1- Lc 9,58. Cf Flp 4,12. Rom 11,24; 1 Tim 1,15.
601 649 695
17,8-13; Jer 2,8; 8,8s; Heb etcétera. 13; Ez 21,29 etc. Lc 7,36. Mt 10,10b; lCor9,14. 1 Cor 9,19ss cp Rom
602 650
5,1 etc. 5
" Os 13,4; Is 43,10ss; 5
" Lam 3,26. Lc 5,27-32; 9,3.23; 12, Lc 10,17-20. 9,27; 11,11.14.26.
651 696
490
Dt 17,14-20; cf 2 Re 49,5-8.21 etc. " 8 Bar 1,15 - 3,7; Is 10, 13-34; 16,14ss; 18.15-27; 19, Rom 8,24. Lc 7,36-49; 15,1-32;
652
17,19; Jer 3,15 etc. " " Dt 10,17s; Is 5,8s; 12-19 etc. 1-10; 21,1-4. He 6,lss; 20,35; Gal 19,1-10; Mt 9,13.
603 697
491
Cf vgr Dt 18,18s; Am 4,lss; 1,23; 3,14ss; 10, » 9 Me l,14s. Jn 13,34s. 2,10; 2 Cor 8-9. Mt 13,3.5s.
604 653 698
1 Re 17,13-23; Jer 1,10; 7, lss; Jer 22,13-19; Os 10,13; »» Cp Jn 19,5.7.14. Mt 6,1-31; Lc 14,25- He 18,3. Jn 15,13.
654 699
25; 17,19 etc. Miq 3,9-12; Ez 34,15-28; » ' Cf Le 23,42s. 33. 1 Cor 9,12. 2 Cor 1,6 cp 1 Tes
605 655
492
Is 7 1-17 Sal 9,13; 35,10; 40,18; 43,1; ' « Le l,74s; 1 Tim 2,1-4. Jn 6,15. He 15,4 cp Flp 4,15; 2,7s.
606 700
49!
Le 9,56; 19,10. 54,3ss; 68,6s; 76,8ss; 103,6; <« Gal 5,1.3.13 cp 4,26. Jn 7,2-10. cf et 3 Jn 6ss. Mt 28,19ss.
607 654 701
494
Jn 10,9. 140,13; 146,7-10 etc. 31; 1 Cor 7,22; 2 Cor 7,17. Me 1,34.44; 3,12; 5, He 18,5. 2 Cor 13,9; cf 1 Pe
657
495
Cf Gen 2,16 cp 15,1-6 "' Sal 9,4-9.16ss etc. » 4 Le 4,18. 43; 7.36; 8,26.30; 9.9. He 13,26 cp 19,4. 5,lss; Jn 10,10.
608 6Í8
y 22,16s. 540
Am 1,23; Jer 21,12; sas J n 8,32.36. Jn 18,37. 1 Pe 3,20. 702
Jn 17.21.
609 659
496
Cf et Hab 3,17s; Bar 22,3; Jue 2,16-19; 3,10; 4, 566 j C o r 7 > 2 l . Me 3.1-6; 12,13-17; Mt 8,25 = Me 5,23.28; 703
Sant 1,20.
3,7. 10; 10,2s; 1 Sam 8,7-22; 9, «7 Col l,13s; Rom 6,6; Lc 14.31-33. Mt 24,13 = Mc 13,13; Mt 704
Sant 1,27; 2,1-8.14-
6,0
497
Gen 22,12. 17; 13,14. 11,26. Mt 23,1-32 etc. 24,22 = Me 13,20. 18; 5,1-5.
611 660
498
Lev 26,12; Jer 31,33; 541
Is 9,6; 11,2-5; 61,1-4; « 8 Lc 7,48ss. Me 12,31 cp Lc 10, Lc 1,77; He 5,31. 705
1 Jn 4,7-12.
Ez 37,27 cp Ap 21,3. Sal 72,12s. » 9 Mt 1,21; 26,28; cf 19-32. " ' Lc 8,48; 18,42. 706
1 Jn 3,23s; 2,29; 3,7.
612 662
499
Ex 6,6s; 3,18. 542
Gen 18,19; Ex 9,27; R o m 4 ,25.
Me 12,33. Lc 8,50. 707
1 Jn 4,7s.
6.3 663
500
1 Sam 12,21. 20,1-7; 22,20-26; Lev 19, 570 R o m 8,23; 1 Cor 15, Jn 2,23ss; 6,26s. Lc 8,36. 708
1 Jn 4,9ss; 3,17 cp
6.4 664
501
Is 20,6; Sal 51,12. 1 l-18.33s; 24,14s.l9ss; 25, 2 6 54s
Mt 20,20-28; 26,52. Lc 7,50; 8,48; 17,19 Sant 2,17.
615
502
Is 9,29; Dan 8,4.7. 17.35ss; Dt 5,10-21; 15,7; ¡n L c 19 9 Lc 6,24s; 12,13-21. 18,42. 709
616 665 1 Jn 5,2.
50J
1 Sam 4,8; Dt 32,29; 23,20; 24,17s; 2 Sam 8,15; 572 [ j n 3 14. Jn 2,16. Lc 9,42; 18,26; 13,23 710
617 Sal 51,12.
Is 43,13; Sal 50.22; Os 2,12 1 Re 10,9; Is 9,6; 33.5; Jer 571 G á ] 3 ¿ 13; 4,3ss; 6,2; Me 12,29s. 23,35.43. 711
6.8 666 2 Pe 3,13.
cp Jer 15,20. 4,2; 9,23; 22,3ss; Ez 18,5. , C o r 9 2 l ' 2 Cor 3,3.6.17; Lc 16,13. Lc 13,23; He 2,47 712
6.9 He 9,28; 1 Tes 5,9;
504
Os 5,14. 19.27; 33,14-19; Os 2,21; R o m 5 5-6'l5; 7,1-6; 8,9.14. Lc 12,13-34; 16,13. 1 Cor 1,18; 2 Cor 2,15.
620 667 Rom 8,23ss; 1 Pe 1,5 cp
505
Ez 7,19; Sof 1,18. Sal 10,14s; 21,9; 33,5; 37, ,74 ¿ 0 ' m ' g 14-17; Ef 3,12. Lc 9,23-26. 2 Cor 4,1 cp He 15,11
621 1 Cor 3,13s; 5,5; Rom 5,9s.
506
Cf vgr Sal 33,16-22. 21; 62,11; 66,3; 72,4; 82,2ss; „5 , 6 5 ¡ Mt 6,1-6.16-18. Ef 2,5.8; 2 Tim 1,9; Tit 3,5 7.3
622 668 2 Cor 6,2.
5<
" Cf vgr Jer 31,17; Ez 83,3; 89,1.5.11.52; 92,10; 576 J n 640 Jn 6,27; Mt 6,33. 1 Tim 1,1; 2,3; 4,10 7.4
623
Me 10,34ss. 1 Tes 2,13; Rom l,16s;
37,1-14. 97,2; 110,ls; 119,21.121s; 5„ , ,7 2 s . 7 > 2 9. Sant l,lss; 2,10s; 3,4.
624
Jn 4,23s. 669 3,26; 8,8s; 1 Cor 15,45;
508
Jer 39,12s; Sof 2,3. 146,7; Prov 1,3; 2,9; 21,3 , „ M t 5 3. L c 4>18s; He Ef 5,23.
625 670 2 Cor l,19s; Ef 1,13; Tit
509
Sal 72,12. etcétera. in 38- cf Is 61,ls; 58,6/ Me 1,16-20; 2,13s; Col 1,27.
671 3,5s etc.
510
Dt 23,15. >4' Cf vgr 1 Sam 2,22 - lu
;; ' , 4 . 5 2 3 ; 6,56; Mt 10,28; Mt 12,1; Lc 9,57s. Col 4,3 cp 1 Cor 2,13. 715
511
626
Jn 15,9.15; Mt 11,25; 672
Ef 1,23. Jn 1,5; 8,12; 12,35.46;
Sal 109,21; Neh 7,28. 3,18; Is 1,19-20; 44,6-20; ' , , ' '35 673 1 Jn 2,11; Rom 13,12; Ef
512
Gen 45,5. 45,20-25; 58,1-14; Jer 7,1 - 4 /
' ¿ ' fQ , 8 13,11. 2 Tes 2,14; cf Rom
513
627
Jn 17,18; 20,21; 13, 1,6. 5,8; Col 1,13.
Ex 14,13; cf Is 63,8s; 8,3; 10,1-16; 17,19-27; Ez ™ . ', L c 13,16; 674 7,6
1 Jn 1,9; 5,17; cf Rom
Sal 106,8.10.12. 7,8-18; 14,1-11; Os 4,4-14; ™ ' 1.15. Tit 1,4; 2,13; 3,6; 2 Pe
628 6,13.
514 J n Mt 1,21; Lc 2,11. 1,11; 2,20; 3,2.18.
Jue 2,16.18. 8,llss; Mal 1,6-16; 3,6-12. , ' , ' a 16- 19 10; J n 629 675 717
Jn 3,20; Rom 1,28-30;
5
" ^ e 6,14. 544 A m 3 9 s s . I s 3,12-15; ' H , . % 9. 12,47. Lc2,30; Jn 13,3; 17,2; 1 Tim 1,1.
676 Tit 3,3; 1 Jn 2,9.11; 3,15.
1 Tim 2,4; 1 Jn 4,14. 2 Tim 1,13 cp 3,15.
630 677 718
"» í l a m t * M- 2lf;}l C
" S£
" 24 3SS;
' '» M 10,5'l-52a; Lc 8, Jn 1,29; 4,42; 8,12; Rom 1,16. Gal 4,4ss; Rom 8,14-
678
M,
»•
5
1 tZ fi3. 552Mi^3,l-5. *"-
iB T
,
*%Lc9*;
U 5 U
9,3ss; 12,4.7; Tit 2,13.
631
Jn 3,16s.
1 Tes 2,16; Jn 17,20
cp 10,16.
17.
719
Gal 2,28; 4,4ss; 5,
" 2 Sam 3,18. » Miq X9-W. ' ™ ' ' 632 679
520 Jn 10,10. 2 Tim 1,13. 14ss; 6,13.14s.22; 1 Cor
2 Sam 22,1; Sal 69,15. » ' Am 6,1-7; Is 3,16-24; 19,10.

330 331
71 173 220
3,17; Rom 13,8ss; Ef 2,14-
20
2 Jn 1.13. Jos 1,9.18. 14-21; 14,1; 20,1; 33,lss. He 15,22. 2 Re 2,3-18; 4,38ss;
72 174
18.
21
Mt 16,18. Cf vgr 1 Sam 8; 10,1. 24-33 cp Jer 6,17. He 15,32. 6,ls; 9,1.
121 221
720
Gal 5,6.
22
Rom 1,6. 17-24; 16,1-13; 2 Sam 2,1-4; Ez 3,11-21 ;2,5ss; 33,9. ' " He4,23s; 14,27; 11,4; Am 7,14.
122 222
" ' 1 Tim 2,4 cp 4,10.
23
1 Cor 1,9. 5,lss. Am 2,6ss. 15,33. Zac 7.3.
123 176 223
722
Ef 5,26.
24
Ef 2,18. 73
He 9,19. Is 42,6. Gal 2,9; 1 Cor 14,38. Is 8,16.
124 177 224
" ' 1 Tim 1,10; 6,3; 2Tim 25
Mt 28,19b. 74
He 9,6. Is 49,8. Is 58,1-11. Jer 32,1 lss.
125 178 223
1,13; 4,3. 26
1 Cor 1,2. 75
He 22,10. Ef 2,19; cf Jn 10,16; He 4,36s. Jer 36,lss.32; cf et
76 179 41,lss y Bar.
124
2 Tes 1,8; 2 Cor 3,18.
27
1 Cor 1,9; Rom 8,30; He 9,I6b-20. 17,20s. He 13,4; 16,6s.
77 126 180 226
" ' Col 1,6. 9,24; Col 3,15; Ef 4,1.4; Gal 2,2. Rom 8,29; Col 1,15. Rom 11,16-32. Le 1,17.
181 227
12
- Gal 1,15. 2 Tim 1,9. 78
He 9,27. 18; Heb 1,6; Ap 1,5. 2 Cor 8-9; Rom 15,27. Me 1,9.
127 182 228
' !? 1 Tes 4,1; 1 Cor 1,17;
28
1 Cor 10,16.
79
He 1,15.23-26. Jn 20,17; Heb 2,10- 1 Cor 4,36ss cp 2 Cor Jn 1,23; Is 40,3.
229
Col 2,6. 29
1 Cor 14,3. 80
He 6,5. 13. 5,llss. Jn l,35ss; cf 3,27ss;
128
728 30
1 Cor 16. 81
He 13,3. Jn 15,5. 183
Flp 1,3. He l,21s.
1 Tes 4,1.3; Col l,5.9s. 129 230
729 31
2 Cor 2,4.
82
He 15,6-29. Ef 1,5; Jn 1,13. 184
3 Jn 3-8; 1 Cor 8,11. Mt 1,18-25.
Ef 4,12. 130 231
32 13
He 15,40. Me 3,13-19. 14; cf Mt 10,10p cp Flp 4, Jn 15,27; Mt 28,20;
"" Gal 5,7s; Col 1,5.7; 2 Cor 9,13. 131
33 84
He 14,23 cp 2 Cor 8,9. He l,21s.26. 10-20. Le 24,48.
1 Tim 2,4.7; 3,15s. Jn 13,34s; 17,20. 132 232
34 85
1 Tim 3,7.10; 5,19- Ap 21,14. 183
1 Tes 5,27; 2 Tes 3,1. Me 3,14.
" ' 1 Cor 2,4; Rom 1,16; Jn 20,31 cp 17,3. 133 233
" 1 Cor 1,7. 22.10. Mt 16,18s. ,86
2 Tes 3,ls; Rom 15, Le 10,11.
2 Tim 1,8. 134 234
732 36 86 Mt 28,19; Le 24,47; 30ss; Col 4,3ss. Mt 10,1-42.
Gal 3,2; 2 Cor 11,4; 1 Tes 1,3. Cf vgr 1 Cor 5,6-13; 235
37 He 1,8. 1.7 Me 5,37p; Mt 17,lpp;
1 Cor 9,11. Jn 17,18; 20,21. 6,5; 11,16; 14,38; Flp 3,15 135 Flp 1,30.
733 38 Cf He 2,42-47; 5,12- 1.8 26,37pp.
Col 1,10. Jn 20,19.21; Mt 28, cp 1 Cor 7,40. 2 Tim 2,3; 2 Cor 4,7- 236
734 19. Jn 13,23; 19,26; 20,2;
Col 1,6; 1 Tim 4,6. 16.19. 87
Mt 18,18. 136 12; 12,9b-10; Flp 3,10.
735 39 Rom 8,29; 1 Cor 12; 119 21,7.20.
1 Tes 1,6; 4,18. Col 2,19. "' 2 Tes 2,14. 1 Jn l.lss; 2 Cor 4,17. 2n Jn ll,ls.5; 12, ¡s.
736
Gal 2,4s. 40
1 Cor 15,22.45. 89 Col 1,18a; Ef l,22s; 4,15; 190
Ef 3,10. 1 Jn 3,11-24; 1 Tes 5, 238
Me 14,12-16pp.
737 41 90 5,23; Heb 2,10-17.
Col 1,5.23. 2 Cor 2,20a. 1 Cor 14,18.23.26. 137 12-22; Flp 2,1-5; Col 3,5 - 239
738 42 91 1 Cor 16,15s. Le 8,lss; 23,49.
Col 3,10; Ef 6,17s. Col l,15ss. Jn 1,18; 5,37s. 138 4,6; Ef 4,1 -6,20; Heb 13,1- 240
Mt 4,18ss pp; Jn 1,
739 43 92 1 Cor 12,4ss. 7 cp 10,
Col 1,28. Col 1,18; Heb 2,10- Jn 6,44s.64s; 12,32. 7; 1 Pe 2,ls.ll - 3,9 etc.
740 93 32. 191 39ss.
Ap 7,10; 12,10; 19,1. 18. Jn 17,20; 21,10s. 139 2 Cor 1,4.21. 241
Le 22,8.
44 1 Cor 12,3. 192
Jn 15,1 cp Sal 79,9.18 94
Ef 3,10. 140 Col 2,19. 242
Jn 13,6-9.
1 Cor 14,12,s. 193
NOTAS AL CAP. 4 LXX (versión griega de la " Mt 18,18. 141 Heb 5,4; cf Ex 28,1; 24)
Jn 20,2-10.
1 Cor 14,1.3ss.l2.
biblia hebrea). 96
Jn 20,21; Mt 28,16- 142 Núm 18,1. 244
He 3,1 - 4,31.
45 1 Cor 14,13. 154
' Is 65,9.15.22; Sal 105, Col 1,18; Ef 1,22. 20. 143 Ex 4,14-17; 7,1. 245
He 8,14-17.
46 Ef 3,2. 195
6.43; 106,5. Ef 3,23. 97
Le 10,16. 144
Gal 4,19. Ex 4,27-51. 246
1 Pe 5,13.
2 47 196
Ex 4,22. Col 4,16; 5,20.23.29. 98
Jn 10,16. 145
Ef 4,4. Ex 5,1-5. 247
He 15,38s.
3 48 197
Dt 7,6 cp Miq 4,5. 1 Cor 12,7; Ef 4,lss. 99
Jn 17,20. 146
2 Cor 1,6. Ex 17,10-13. 248
He 12,12.
4 49 198
Am 4,2. Le 24,50; Me 16,17s. 100
Jn 1,14 cp 2,11. 147
Col 4,12. Ex 19,24. 249
1 Cor 9,5.
s 199
1 Crón 15,2; 2 Crón 20; Ef 1,3; 4,7-13. 101
1 Jn 1,3. ,4
« 1 Tim 3,15. Ex 24,1. 250
3 J n 5-8.
50 200
19, 11. Jn 1,35; Me 2,18; Le 102
1 Sam 1,10. 149
1 Cor 10,33. Ex 24,14. 251
He 13,1.
6 201
1 Sam 10,24. 5,33; 11,1. 103
1 Sam 10,6. 150
2 Cor 4,12. Ex 15,20. 252
He 9,27.
7 51 202
1 Sam 16,8ss. Me 3,14. 104
1 Sam 10,7. 151
Col 2,24. Miq 6,4. 253
Gal 2,2.9.
8 52 203
Is 6,5; 40,6b. Cf Jn 21,1-14. 105
Gen 17,4s; cf 28,3; ' " 1 Cor 9,23. Ex 18,13-36; Dt 1,9- 254
He 9,20.
9 18.
Zac 2,15; Is 66,18-21; " Jn 15,27; cf 19,35; Le 35,11; 48,4. ' " Flp 3,10. 255
He 11,27-30.
204
Sal 86,9; 87,4; 60,8ss; Dt 24,48. 106 134
2 Cor 2,10. Núm 11,16-30. 256
He ll,25s.30; 13,1.
54 Gen 45,7. 205
32,6; Mal 2,10.15; Prov 3, Le 24,49. 107 155
2 Cor 11,28. Ex 32,17; Núm 11,28. 257
He 13,13.16.43.45 etc.
55 Ex 3,16. 206
Ex 17,9-14.
12; Sab 14,3 etc Jn 14,16ss. 156
1 Cor 9,22s. 258
He 15,39s.
10 36 "» Ex 3,17; 6,13. 207
Ex 33,11.
Ex 19,5s; Jer 10,16; Mt 28,16-20; Jn 20, 109 137
Heb 5,1-10. 259
He 13,43.50; 14,12.
19-23. Ex 3,18. 208 £ x 24,13.
Dt 4,19s; 7,6; 10,14s; 14,2; 110 158
2 Cor 4,15. 14.20.
57
Jn 20,21s. Jue 2,18. 209
Núm 13,1 - 14,38. 260
32,8s; Am 3,2a; Is 41,8. 139
Jos 1,2. He 8,14.
11
Gen 12,3s. 58
Jn 17,20.23s. ' " 2 Re 2,12. 160
2,0
Núm 27,15-23; Dt 261
112 Jos l,5s. 2 Tim 4,16.11a.
12
Núm 24,5-9. 59
Jn 19,23b-24a; cf 11, Cf vgr Is 22,15s. 161 31,7s,14-23; Jos 1,1-9. 262
113 He 5,12; 2,37.42; 4,33. He 20,4; 2 Cor 8,18.
13
Gen 22,17s cp Rom 51s. Am 7,17; Jer 20,6. 162
211
1 Sam 18,1-4; 19,1-7; 22.
60
114
Cf vgr Jer 7,1-11; 26, Mt 18,17. 263
4,9-12. Jn 21,11; 12,32; 6,44. 163
He 1,15-26. 20. 1 Cor 16,19; Rom 16,
14
Is 42,6; 49,6; 60,3; 66,
61
Jn 17,21. 1-9; 21,11 - 22,30; 23,9- 164 212
1 Re 1,28^10.
62 40; Ez 34,1-10; Mal 1,6-9. He 10,22; Le 7,4s. 213
18-21. Jn 17,18; 20,21. 115
,6S
1 Tim 3,7. 1 Re 15,19-21. 264
2 Cor 8,16.
15
Jn 1,34. 63
Jn 17,20. Am 7,15; Is 6,9; Ez 166 214
2 Re 2,10. 265
Cf Flp 1,5.
1 Tim 3,10. 215
16
Col 1,15; cf Jn 19,5; 64
1 Jn l.lss. 2,3. ,S7 1 Re 4,8-11. 266
1 Cor 16,15ss.
65 116 1 Tim 5,9s. 216
Le 3,23-38; 1 Cor 15,28; Jn 10,16. Jer 1,10. 168
He 6,1-6. 2 Re 4,12-31; 5,20-25; 267
Flp 2,19s.
66 117 268
Rom 5,19. Jn 21,15ss cp 10,16. Is 13-23; Jer 46-51; 169
He 14,23 cp 2 Cor 8,9; 8,4ss. Col !,7s; 4,12s.
17 67 217 269
Gal 3,6-9. Rom 1,6; Col 3,15. Ez 25-32. 1 Tim 4,11. 1 Re 18,43ss. Flm 13.
18 68 ! 218 270
Gal 3,2; Le 24,49a; Ef 4,1-6. " Ez 3,17; 33,1-20; cf 170
He 13,3. 1 Sam 10,5; 19,20 cp He 4,36.
He l,4s. 69 171 271
1 Tes 1,1; 2 Tes 1,1; Os 9,8; Jer 6,17. He 15,6. 1 Re 18,19-40; 22,5-12. He 9,27.
172 219 272
" Cp Jer 31,33; Mt 1, Gal 1,13.22; Rom 16,16. ' " Ez 8,1; 14,1; 20,1. He 15,7.12s. 1 Sam 10,5-12. He ll,22s.
23. 70 120
Ex 2,13. Ez 3,17-21; 8,1; 11,
333
332
391 432 40
273
He ll,29s.
330
Col 1,7. Flp 2,25-30; Col 4, Jn 15,11; 17.13. Jer 1. 92
Mt 28,18.
433 41
2,4
He 13,lss.
331
Flm 23. 12s. 1 Tes2,19s;3,9;2Cor Jer 2-7. 93
Le 24,26 cp Jn 13,31.
392 42
275
He 15,lss.
332
Flp 4,18. Cf vgr 1 Cor 16,15- 7,13; Rom 15,32; Flp 1,25; Jer 13,23. 94
Jn 6,26 cp 4,15.
43
276
He 13,13.
333
Flp 1,25. 18; 2 Cor 8,19. 2,2; 4,1; Flm 7; 2 Tim 1,4; Jer 15,18. 95
Jn 6,15.
393 44
277
He 15,37ss.
334
Col 4,7. Col 1,7; 4,12s; Flm 1 Jn 1,4; 3 Jn 4 cp Jn 3,29. Jer 15,19. 96
Me 6,45.
434 45
278
Cf 1 Cor 9,6; Flm 24;
335
He 20,4. 13. 1 Tes 2,19s. Jer 20,7. 97
Jn 17.12.
394 435 46
Col 4,10; 2 Tim 4,11.
336
Rom 16,22. Mt 10,5-42; Le 9,1-5; Flp 4,3. Jer 20,9. 98
Ex 17,7b-18; Dt 6,16.
436 47
279
337
Rom 16,21. 10,4-13; 14,26s; Me 6,8-11. He 20,28. Jer 31,31-34. 99
Le 24,40 cp 2,49.
He 12,12. 338 393
1 Tes 5,25; 2 Tes 3,1; 48
Jer 1,5-9. ,0
280
He 12,25. He 17,1-10. 49
° Mt 26,53s.
339 Col 4,3; Heb 13,18. Ex 3,11; 4,10. 101
281
He 13,5. He 18,12-17. 396 50
Mt 27,40b.42s.49b.
340 Flp 4,16s; Tit 3,13s; Ex 4,1 ls. 102
2,2
He 13,13. 1 Cor 1,1. NOTAS AL CAP. 5 Le 23,46 cp Me 15,34.
341 3 Jn 5-8. " Ex 4,13-17. 103
283
He 15,37. Flm 13. 397 52
Jn 8,28s.
342 1 Cor 3,11. Ex 3,19. 104
284
Flm 24; Col 4,10. Col 4,9. 398 33
Jn 6,66.
345 1 Cor 12,27; Rom 12, ' He 20,29s. Ex 6,9. 105
285
2 Tim 4,11. 1 Cor 1,16. 2
Me 1,18.20.
344 34
286 1 Cor 16,15. 5; Col 2,19; Ef 4,4-16. Jn 1,12. Ex 4,10s. 106
Mt 19,16-22pp.
He 15,36-41. 345 399
He 20,32; 1 Cor 3,9 cp 3
Cf Rom 1,21. 33
Núm H,llss.l5. 107
2.7
He 15,22-35. 1 Cor 16,16. 4
Le 14,33.
346 36
288 2 Cor 8,23. 2 Cor 10,8; 13,10. 1 Cor 15,10. Núm 11,16-30. 108
Mt 6,24.
He 16,1-10. 347 400
He 9,20. 5
Rom 7,14-23; Tit 1, 37
Jue 6,11-16.
289
He 16,11 - 17,9. 1 Cor 16,17. 401
"" Sant 2,6s.
38
290
348
Flp 4,3. Gal 1,17. 15. ls 40,6. "° Cf 1 Tim 6,5-10.
He 17,10-15. 349 402
Cf Me 6,7s; Le 10,lss 6
2 Tim 3,5; cf et Mt 59
ls 6,5. 1,1
291
He 18,5. Col 4,16s. 60
Jn 12,6.
2,2
350
Rom 16,7. cp Mt 28,19; Jn 15,16; 15,8s; 23,23-28; Jer 7,1-11 Ez 1,28. 112
Jn 6,64ss.70s.
2 Cor 1,19. 331 2 Cor 3,1. Am 5,21-27; ls 1,10-17 61 113
293 Col 4,14. Ez 3,15s. Cf Jn 11,8.16 cp Me
1 Tes 1,1; 2 Tes 1,1. 332 403
He 12,27-30 etc. 29,13s; 58,1-9; Sal 50,I6s 62
294 Flm 24. 1 Sam 9,21. 10,32a.
1 Pe 5,12. 353 404
2 Cor 10,13-16; Rom Col 2,23. 63 4
295 2 Tim 4,10. Mt 1,19. " Me 9,34; 10,37.
1 Tes 3,2; Rom 16,21. 354 1,8-15; 15,20-23. 7
Tit 1,6. 64 115
296 2 Tim 4,10. Le 5,8. Jn 13,6ss.
He 16,lss. 355 405
1 Tes 2,17-20; 3,6. 8
1 Jn 2,16. 65 116
297 Cp He 11,26. 1 Sam 3,1b. Me 9,32.
Cp 2 Tim 1,5. 336 lOss; 1 Cor 4,18-21; 16,5- 9
Le 14,15-20 cpMt 22, 66 117
2.8 1 Cor 2,12s. 1 Sam 3,7. Le 22,31s; Jn 17,12.
He 17,14s; 2 Cor 1,19. 337 19; 2 Cor l,18ss; 12,14; 13, 2.14. 67 8
299 1 Cor 7,5s. He 9,5; Gal l,13s cp " Jn 13,7.36ss; 21,19.
1 Tes 3,2.6. 358 lss; Flp 2,19.24; Flm 22; 10
2 Tim 3,2ss. 1,9
300 2 Cor 8,18. 1 Cor 15,9; Rom 10,2; ITim Me 1,36-39 cp Jn 6,
Flp 2,19ss. 359 Col 4,8; 2,1-5. " Tit 1,15.
301 2 Cor 8,19. 1,13. 14ss.
He 19,2 ls; 20,4. 360 406
Rom 15,19. 12
Rom 16,18. 68 120
302 2 Cor 8,18. Jn 16,2; 1 Jn 2,22s. Le 10,20.
1 Cor 4,17. 361 407
Col l,7s; 2,1-5; 4,15s. 13
Ex 7,3. 69 121
303 2 Cor 8,22. 1 Re 13 cp Gal l,8s. Jn 3,29.
1 Cor 16,10. 362 408
1 Cor 16,3s; 2 Cor 8, 14
He 9,22. 70 122
334 He 20,5. ls 6,5. Flp 1,18.
1 Tes 1,1; 2 Tes 1,1; 363 23. " He 9,25. 71 123
He 20,18-23. Jer 15,15-20; Ez 3,1- Lc9,54scpl Rel.lOs;
2 Cor 1,1; Rom 16,21; Flm J 409
2 Cor 9,4a; 11,9. 16
Gen 12,1.
" He 21,1-18. 11.16-21. Me 3,17.
1,1; Col 1,1. 365 410
Col 4,16. " Gen 22,12. 72 124
305 He 27,1 - 28,16. Le 22,33. Mt 26,51-54; Jn 3,16;
Heb 13,23. 366 4,1 18 73
3 Col 4,14. Gal 3,29; 6,16; 1 Cor Os 2,16s; Núm 23,13; Mt 16,1. 12,32; 18,36s.
« 1-2 Tim. 367
2 Cor 8,18. 10,18; 2 Cor 3,6; Rom 9,7s; Dt 24,4. 74
Mt 22,18; Jn 8,1-11 123
Mt 8,18ss; Le 9,57-60.
307 19
Rom 16,13; cf et 2 368
Cf Rom 2,16; 16,25; Flp 3,3. Gen 32,25-33. cp Le 13,1-5. 126
Cf Jn 6,63b; 17,17ss.
412 20 73
Tim 4,20. 2 Tim 2,8. Ef 2,21; cf 1 Pe 2,5. Ez 3,14. Mt 19,3; 22,35; Me 127
Cf Jn 5,8.25; ll,43s
308 369 413 21
He 18,lss. Le 4,40. 1 Cor 3,5-13. Jon 4,2.11. 12,18-34. cp 4,14; 6,33ss.
309 370 414 22 76
Rom 15,3. Le 22,44. 1 Cor 6,15; 12,28. Cf Ap 3,19a. Cf Heb 4,15. 128
Le 15,32; Ap 3,1; Ef
310 371 415 23 77
He 18,26. Le 8,2s; 23,49. 1 Cor 3,5s.l0. Mt 1,19; 2,13.22; Le Jn 12,27s; Me 14,34; 2,1; 5,14; Jn 5,21.
311 572 416
1 Cor 16,19. 1 Cor 7,8. 1 Cor 3,12-15. 1,38; 2,3.7.48. Le 22,40-46.53. 129
Mt 10,34-37.
312 373 417 24 78
Rom 16,3s. 1 Cor 9,5. 1 Cor 3,10. Le 12,49-59. Cf vgr Me 9,19. 130
Le 2,48s.
313 374 418 23 79
2 Tim 4,19. He 16,13ss. 1 Cor 4,14-17. Me 10,20ss; Le 9,57- Cf Mt 16,23 cp 4,10; 131
Le 14,25s.
314 373 419
He 18,24 - 19,6. He 18,26; Rom 16,3. 1 Cor 3,8. 62; 14,25-33. 26,5 lss. 132
1 Re 19,19s.
315 376 420 26 80
1 Cor l,10ss; 3,3-6; Flp 4,2s. Gal 2,13. He 26,14. Me l,12s; Mt 4,1-11; 133
Cf Mt 25,1-12.
377 421 27
4,6ss. Rom 16,1. He 18,24. 2 Cor 5,16; Flp 3,8; Le 4,1-13. 134
Cp Flp 3,13s.
378 422 81
316
1 Cor 16,12. Rom 16,6. 1 Cor 16,17; He 19,1; 1 Tim 1,13. Cf Flp 2,6ss. 133
Heb 12,2.
379 28 82
317
Tit 1,5.13. Rom 16,12. 18,23.25-28. He 15,38. Cf Jn 6,14s; 12,27s. 136
Mt 6,32s; cf Me 4,19
380 423 29 83
3,8
Gal 2,3. Rom 16,13. 1 Cor 1,18-21; 2,lss; He 15,39. Heb 2,18; 4,15. pp cp 1 Cor 7,32a.35.
381 30 84
319
Gal 2,1. 1 Cor 1,11. 2,9. Flm 25; Col 4,10. Mt 3,17. 137
Mt 23.
382 424 31 85
320
2 Cor 7,13s. Col 4,15. Cf Col 1,1. Cf Gal 2,20. Mt 4,3.6. 138
Cf Le 11,46.
383 423 32 86
321
2 Cor 7,6. Rom 16,15; Flm 2. Cf Jn 17,20s. Ex 14,15. Le 4,ls. 139
Mt 6,1-6.16-18 cp 5,
384 426 33 87
322
2 Cor 2,13. 1 Tim 5,3-16. Jn ll,51s; 19,24; 21, Ex 15,22 - 17,7. Dt 9,7 cp 1 Cor 10,1- 16; 1 Pe 1,12.
383 34
323
2 Cor 8,6.16s. 1 Cor 7,8.32-35. 11. Ex 32,32. 10; He 7,14s; Heb 3,7-11. 140
Jn 14,6; cfMt 28,20a.
386 427 33
324
2 Cor 8,23. He 9,36.39. Ef 4,4ss. Ex 32-33. 16ss. 141
2 Jn 7-10; 3 Jn 9ss.
387 428 36 88
325
2 Cor 8,17. 2 Cor 8,23; Flp 2,25. Cf 1 Cor 7,15. Ex 33,18-23. Le 24,26. 142
Gal 5,10b.
388 429 37 89
326
2 Cor 12,18. Rom 11,13; 15,16; cf Ef 4,3. 1 Sam 16,1-13; 2 Sam Gen 3,6 cp Rom 5,12- 143
Gal 6,12s cp Flp 3,
430
327
Tit 1,4. Gal 2,9. Col 3,15. 7,18-29. 21. 18s.
389 431 38 90
328
2 Tim 4,10. Col 4,10s. Flp 4,7ss cp 1 Cor 2 Sam 24 cp et Dan 4. Jn 4,34; 8,29. 144
Ap 2,2.9.13.
390 39 91
329
Col 4,12. Flp 4,12. 14,33. 2 Re 20,12-19. Cf Mt 6,33. 145
Ap 2,3.19; 3,11.

334 335
64
146 203 262
32
Heb ll,21s. Me 8,34; Le 9,23. " ' Mt 1,21 cp 26,28.
Ap 2,10. Jn 5,10-16.39s.45s; 7, 1 Tim 5,8. 33 120
147 263
Cf Gal 5,25s; 6,ls. ls 42,1-9. « Le 23,26 cp 14,27. CfMt 27,11.29.37.42
Ap 2,5.8. 19-24. 34 66 121
148 204
11-14; Rom 14,17.20; Flp ls 49,1-7. Mt ll,28s. Mt 2,1-23.
Ap 2,3. Jn 3,1-10. 35 67
Le 14,27; Mt 10,38 cp 122
Mt 3,17; 4,3767
149 205
Jn 3,2. 2,3ss; Col 2,21; Tit 3,9; ls 50,4-11.
Ap 2,4. 36
ls 52,11 - 53,12. Me 8,34; Mt 16,24; Le 9,23; '" CpMt4,8sy28,16.18
150 206
Cf Mt 24,12; Rom 8, Jn 3,3-8. 1 Cor 8,7-13. 37
207 264
2 Cor 13,10. ls 53*1.6.10. cf Jn 12,26 cp et Mt 11,29a. cf et Jn 17,ls.5.
35-39; 1 Cor 13; Jn 17,24. Jn 3,9-21. 38 48 124
208 265
1 Tim 5,11. ls 53'5s.l0. Le 9,57-62. Cp Mt 4,6; 27,39-44
26; 1 Jn 2,5.15; 4,18; 5,3. Jn 1,11; 3,20. 39 69
209 266
I Cor 6,13. ls 53,9. Mt 6,31. cf 54s; Me 15,39; Le 23,47
' " Ap 2,5. Jn 8,42-47. 40 70
152 2,0 ls 50,4-10. Cf Mt 10,1 ls. Jn 8,29.
Ap 2,6.14s.20. Cp Jn 1,13. 41 71 125
211 ls 53,12. Me 8,35. Mt 27,25.
' " Ap 2,4. Ef 4,22. 42 72 126
154 212 NOTAS AL CAP. 6 ls 53,12. Mt 10,28-31. Mt 27,19.
Ap 2,2. Cp Jn 3,1.10.4a; Heb 43 73 127
155 ls 53,10ss. He 8,11. Mt 27,19.24.
Ap 3,3.10. 8,13. 44 74 128
156 213
Cf Ef 2,8s. 1
Mt 10,22; Le 8,15; ls 42,1-9; cfMt 12,18- He 5,41. Mt 27,3s.
Ap 3,15. 73
Le 1,26-38. 129
Mt 26,53s.
157 214
Gal 3,24s. 2 Tes 3,5; 2 Cor 1,6; 6,4; 21 cp 3,17; Le 2,32; He
Cf 1 Tim 4,14; 2 Tim 17,24s; 26,18; 2 Pe 1,17. - ls 76
Le 2,1-7. 130
Mt 26,64 cp He 5,34-
215
1,6. Rom 7,12. 12,12; Rom 5,3s; 8,25; 12, 77
I!g 216
2 Tim 4,10. 12; 1 Tim 6,11; Tit 2,2; 49,1-7 cp Gal 1,15; Ef 6,17; Mt 2,1-23. 39.
Ap 3,17. Flp2,16;Lc2,32;Hel3,47.- 78
Mt 1,18-25; Le 2.51. 131
Mt 26,37s.40s.
I5 217
' Jn 5,20. Cf 2 Tim 4,8. 2 Tim 2,10ss; 3,10; Heb 79 112
,M 218
Cf Col 3,ls. 12,2s;Sant 1,4; 2 Pe 1,6; Ap Is 50,4-11 cp Rom 8,33; Le 2,41-50. Mt 26,52-54.
> Jn 8,44. 80 133
161 219
1 Tes 4,5. 1,9; 2,2s.9; 3,10. Heb 1,11.-Is 52,11-53,12; Me 3,20s.31-3S. Le 22,54b.
Jn 1,38. 81 134
162 220
Gal 1,16. 2
Cf 2 Tim 3,12. cf 2 Cor 6,17; Rom 15,21; Jn 19,25ss. Le 22,65 cp 23,39.
Jn 5,44. 82
163 221
Tit 1,16. 3
Heb 12,7. 10,11; Jn 12,38; Mt 8,17; Jn 2,1-5. ' " Le 22,61.
Jn 12,42. 83 136
164 222
Rom 1,32. 4
Gal 1,20; Rom 8,37. He 8,32s; Le 22,37 cp Ap Jn 19,25ss. Le 23,26.
Jn 7,18; 8,50.54 cp 5, 84 137
223
2 Cor 10,5. 5
Mt 11,12 cp 5,3.lis; 18,4; 5,6.12; 13,8; 14,5; 1 Pe He 1,14; 2,1-4 cp Jn Le 9,23-26.
41.44; 12,43. 138
165
Jn 17,4s.
224
2 Cor 2,14. Le 9,57s. 2,22.24s; Rom 4,25; Heb 14,16.18; Le 1,35. Le 23,27-31.
85 139
166 225
Col 2,4. 6
Cf Jos24,2s; Jue 5,8s. 9,28. Ap 12,1-17. Le 23,42.
Jn 3,26 cp 4,lss. 45 86 140
167
Jn 18,1 lsscp Le 9,51-
226
2 Cor 10,4. 7
Cf Heb 11,8. Est 4,1.3.14.17a-z; Le 2,33ss cp Jn 7,5. Le 24,48.
87 141
227
Ef 4,17ss. 8
Ex 2,11-14. 6,12. Mt 10,24s.28. Le 23,39-43 cp 2,34s;
56. 46 88
168
Jn 9,18-23.
228
Col 2,23. 9
Ex 2,15. Dan 3,5; 13; 14. Me 8,27-35; 9,30-35; Jn l,10ss; 3,20s.
47 142
169
Jn 19,12-16a.
229
2 Cor 11,3. 10
Ex Í7.2.4; 18,13-18; 2 Mac 3,16-22; 7,38; cf 10,32-45. Cf Le 23,47.
89 143
170
Jn 18,38b.
230
2 Tim 3,7. 32,31; 33,15; Núm 11,10- et Zac 12,10. Me 1,1 - 8,26. Cp Le 2,8-12.20.
48 90 144
171
Jn 3,2 cp 19,39.
231
Flp 2,21. 14; 12,lss; 14,15; 16,1-4; Cf Job l,1.6-12.20ss; Me 8,27 - 13,37. Cp Le 2,7; 9,58; 23,33.
91 143
172
Jn 18.15-18.2Sss.
232
Rom 15,1. 20,2.12; Dt 1,37 etc. 2,1-10; especialmente 39, Cf ls 53,8. Cp Le 2,14 y 19,38b;
92
173
Jn 14,la.27.
233
Rom 16,18. " He 7,15s. 31-35; 42,1-6 cp et Lam Me 2,1 - 3,6. cf et 23,47.
93 146
174
Jn 16,33.
234
Flp 3,3. 12
Heb ll,24ss. 3,26. Me 3,19. Cf Le 2,1-7 cp Mt
49 94
5
" Jn 18,5.8.
235
Flp 3,18. 13
Cf vgr Jer 1,8; 15, Cf vgr Sal 3-5; 7; 10- Me 14,25. 2,4ss.
93 147
176
Jn 18,8s.l9.
236
2 Cor 5,16. 20; Ez 2,6; 3,5-9. 12; 17s; 22s; 27; 31; 35; 40; Me 14,13s.l8.27s.30. Cf Ef 2,14.
148
177
Jn 6,14ss.
237
2 Cor 1,12.17. 14
Sant 5,10; Heb 11,32- 42; 44; 54-64; 66; 69-71; 42.58.62. Le 2,33ss.
96 149
178
Cf Me 6,45.
238
Rom 8,38s. 38. 73s; 77; 79; 80; 86; 88-94; Me 14,21.27. Le 2,41-50.
97 150
179
Jn 7,1-5.
239
Cf He 18,20ss. 15
1 Re 19,13b-16. 102; 109; 119; 139s; 142s. Me 14,41 s. Le 13,33.
50 98 151
180
Jn 7,26.
240
Gal l,ls; 6,12; Col 16
Jer 35,6-10. Cf vgr Sal 16,8-11: Me 14,48. Le 9,51.
99
181
Jn 13,5-8. 3,21s; Ef 6,6. 17
Jer 20,7-18. He 2,25-28.31; Sal 22,1: Mt Me 15,10. »" Le 12,50.
100 133
182
Jn 13,12-17.
241
Gal 6,14. 18
Am 7,10-17. 27,4; Sal 22,16: Jn 19,28; Me 15,39. Le 9,22; 13,33; 17,25;
101
183
Jn 13,11 cp 2.22.24.
242
Col 2,20. 19
Jon 4,1-11. Sal 22,14: Jn 16,24; Sal Me 1,1. 24,7.26.
102 134
28s; 12,4ss; 6,47.70s.
243
2 Tim 4,3. 20
Jer 45,1-5. 22,13: Heb 2,12; Sal 31,6: Me l,9ss. Le 17,25\ 24,26.
,0J 155
184
Jn 4,9.11a.
244
Gal 1,1 ls. 21
Ez 3,7 cp et ls 65,2; Le 23,46; Sal 35,19 y 69,5: Me 9,2-8. Le 23,43.
104 156
185
Jn 4,1 Ib.12.
245
Ef 4,14. Zac 12,10. Jn 15,25; Sal 40,7ss: Heb Me 3,11; 5,7. Le 23,46.
105 137
186
Jn 4,15.
246
1 Tim l,9s. 22
Ez 2,6. 10,5s; Sal 69,10: Jn 2,17; Me 1,34; 3,12; 8,30; Le 4,9-12.
247 23 138
187
Jn 4,16ss. 1 Cor 1,17; 2 Tim 2, ls 65,2; cf Rom 10,21 Sal 118,22s: Mt 21,42. 9,< . Le 4,13.
31 106 159
188
Jn 4,20. 14.24. cp Ef 4,30. Me 1,4.6. Me 14,61s. Le 22,3.31s.35.38.
248 24 52 107 160
189
Jn 2,15.22.24. 1 Tim 6,20. Cp He 8,1.4s. Le 1,80; 3,lss. Me 15,39. Le 22,41.44a; 23,34.
249 25 33 ,08
190
Jn 6,25. Col 2,8. Gen 45,7. Le 3,19s; Me 6,17-29; Me 15,38. 46.
230 26 09 161
191
Jn 6,26. 1 Tim 6,4-10. ' Gen 45,5.7s. Jn 5,33. Me 10,45; 14,24; cf ls Le 3,21 cp 4,1.14.
251 27 54 162
192
Jn 20,1a. 2 Tim 4,4. Gen 50,20 cp Rom Me 9,1 ls. 53 11. Le 23,47.
252 10 163
"" Jn 20,11. 1 Tim 1,4. 8 28 " Ef 5,2 cp Gal 2,20. Me 9,28s. Le 22,51; 23,41.43.48.
194 253 28 36 11
Jn 20,13a. 2 Cor 4,2. ' Sal 105,17ss cp Gen Gal 5,18. Me 13,33-36. ' " Cf Le 1,12 cp Mt
195 254 37 12
Jn 20,15. 1 Tim 1,20. 40,8-22; 41,12ss. 2 Tim 3,12; 1 Pe 4,16; Me 14,17; 10,30; 13,9- . 24,30.
196 255 29 165
Jn 20,17s. 1 Tim 6,10. Eclo 49,15. cf et Gal 5,24. 13 Cp He 6,59 y Le
197 256 30 58 13
Jn 1,14. Flp 3,13. Eclo 2,18 LXX (ver- Cf Me 10,32. Me 14,66-71. 23,46; He 6,60 y Le 23,34.
198 237 39 14 166
Jn 8,15a. Flp 3,14. sión griega de la biblia he- 1 Pe 2,21. Me 13,10s. Ap 11,1-13.
258 60 15 167
199
Jn 6,41s. 1 Cor 13,3. brea); 35,22-36; 22 TM (tex- 2 Tim 1,11. Me 14,50. Ap 1,9.
200 259 61 18 m
Jn 1,46. 1 Cor 14,12. to masorético). Ap 14,1-5. Me 14,47. Jn 17,14.
201 260 31 62 17 189
Jn 7,15. 1 Tim 1,6. Cp Gen 15,13-16; 45, 1 Pe 4,13. Me 14,72 cp Le 22,61. Jn 17,17ss.
202 261 63 18 170
Jn 8,33.37a.41. Col 3,12. 5,b.7s; 50,20. 1 Pe 5,1. Me 10,43ss. Cf Jn 1,1.

336 337
227 279
171
CfJn 4,34; 5,30; 6,38. He 20,23. 2 Cor 1,3. 3.1.1 22 54
228 280 Ef 5,25. 1 Cor 16,15ss. Jue 6,17.
172
Cf Jn 12,27s; 17,6.26. Flp 1,30; cf Col 1,24. 1 Cor 1,19; 3,23s. 3.14 23 33
225 281 Ef 5.10. He 14,23. Jue 6,18.
173
Jn 7,7. 2 Tim 2,3. 2 Cor 4,10. 315 24 36
2J0 282 Jn 13,lss. Gal 1.15 cp Jn 14,26; Jue 6,21.
174
Jn 18,36. Cf Ap 2,3.10.19.25; Flp 1,29. 336 37
283 Jn 15,12-15. 16,13ss. Jue 13,21.
175
Jn 7,7; 6,60; 8,43ss. 3,10s. Cf Heb 5,9 cp Flp 337 23 38
231 1 Cor 11,17-34. Le 5,32. 1 Sam 8,6.
176
Jn l,10s. 1 Cor 1,13; Col 1,20; 2,8. 338 26 39
284 Jn U,51s; 13,34s; 17, Mt 22,14. 1 Sam 8,10.
177
Jn 3,7; 4,27; 5,20; 2,14; Ef 2,16. 2 Cor 7,4; Col 1,24. 27 60
232 283 20ss. Mt 22,2-10; Ap 19,9. 1 Sam 16,2ss.
6,41; 7,21. 2 Cor 1,5. 2 Cor 8,1. 339 28 61
233 286 1 Cor 8,1 ls; Rom 14, 1 Jn 2,27 cp Jer 31,34. 1 Re 18,20-40.
178
Jn 18,22. Gal 2,19; 6,4.17 cp 2 Cor 12,9. 29
2,7 15. ! Jn 5,20. « 1 Re 22,8s.
" ' Jn 2,17. Rom 6,6. Le 22,43 cpMc 1,13b; 340 30 63
234 Cf He 16,lss. 1 Tes 4,7. Jer 28.
180
Jn 18,30; 19,16a. Gal 5,16. Mt 26,53; Jn 1,51. 341 31 64
235 288 Mt 5,3. Jn 6,46. Jer 6,17; 8,10; 23;
181
Jn 12,27s; 18,11. Gal 6,12. Cf Jn 12,27scp 18,11. 342 32
236 289 Jn 13,34s. Jn 14,26; 2 Cor 1,21. 26.7s.ll.16; 27,9; 28,1; 29,
1.2
Jn 12,28; 13,31s. 2 Cor 4,11. Cp Jn 13,31; 17,1. 343 33
237 290 Mt 26.28. Gal 5,6. 1-8; cf et ls 28,7-13.
1.3
Jn 8,28. He 20,19. Cp Jn 12,26. 344 34
1.4 238 291
2 Cor 4,14.17; 2 Tim Jn 6,51b. 1 Cor 16,12. " Ez 13.
Jn 12,32 cp 11,49-52. Rom 8,35s. 345
Flp 2,1-11. 33
Gal 5,8. 66
Núm 23,2-6.
1.5 239 2,11.
Jn 19,19-22. Rom 8,38s. 292
346
1 Pe 2,19-25. 36
Flp 4.12. 67
Núm 23,12; Miq 6,5.
1.6 240 Rom 8,18ss.
Jn 19,23s. Gal 2,19s. 293
347
2 T.m 2,13. 37
Le 14,25-33. <•» Núm 25,ls; 31,18.16;
187 241 Flp 3,10.
Jn 19,25ss. 1 Cor 2,2. 348
Heb 12,1-4. 38
Dt 23.4s; Jos 13,22; 2 Pe
242 294
Gal 6,14. Jer 6.27; 9,7; 17,9s;
" ' Jn 19,33s. 1 Cor l,17s. 349
Col l,21s. 2,15; Ap 2,14.
189 243 293
2 Cor 12,5. Zac 11,13; Sal 17,9s; 26,2;
Jn 10,18; 18,8; 19,11. 2 Cor 4,11. 350
1 Cor 15,58. 69
1 Re 22 cp 2 Sam 16,
190 244 296
Gal 6,14; Jn 12,31. Sab 11,10 cp et Sal 118,
Jn 18,4-9. Flp 3,10ss. 351
23; 17,14.
245 297
Gal 2,20. Le 9,31; 24,26 cp Jn 22ss.
' " Jn 19,17. Flp 1,3; Flm 1.9.13; 39 70
ls 19,11-15.
152 298
2 Cor 5,15; Rom 6,1- 1.14. Cf vgr Eclo 41,16.
Jn 19,30b. Ef 3,1; cf et 2 Tim 1,8. 352
1 Jn 1,7. 40 71
Cf et Am 3,16.
246 19. Gen 25,22; Ex 18,15;
" J Jn 17. 247
Ef 2,3. 299
353
Ef 5,6-14. Dt 4,29; 23,22; 1 Sam 9,9;
72
Dt 13,2-6; 1 Re 18-19;
1,4
Cp Heb 5,8. Ef 4,1. Gal 2,20. 354
248 300
Col 1,28; Ef 4,13; Rom 8,1 ls. 1 Re22,5.7ss;2Re3,ll;8,8; Jer 2,8.26; 23,22; 32,32-35.
' " Jn 1,14. Flm 13; 2 Tim 1,12. 355 73
Dt 18,21s;l Sam 3,19;
1.6 249 Heb 6,1; 12,2 cp Jn 13,1; 1 Cor 5,7. 22,13.18; ls 1,7; 11,10; 16,5;
Jn 14,31. Ef 6,20; 2 Tim 2,9. 356
10,lss; 1 Re 22,28; ls 7,4;
1.7 250 19,30. 1 Cor 6,12-20. 34,16; 55,6; 58,2; 65,10; Jer
Jn 15,13. 2 Tim 1,8. 357
Mt 19,28 cp Jn 16,7- 30,8; Jer 28,9.15s; 44,29s;
251 301
Tit 2,14. 21,1; 29,13; 37,7; Ez 14,17;
" ! Jn 13,1 cp 15,9 y Rom 8,17 cp 2 Tim 302 11. 20,1.3; Os 10,12; Am 5,4.6. Ez 33,33.
20,21; 5,20 y 15,15; 17,23. 2,11; Jn 12,23-28; Le 22,28s. 2 Cor 5,14-17.21. 74
252 303
358
Jn 5,22; Rom 14,9. 14; Miq 6,8; Sal 9,11; 22,27; Cf Gal 4,4; 1 Cor 10,
" ' Jn 13,1; 19,30a. Gal 3,1. 1 Tes 5,10.
2 304
359
Cp Ef 5,8-17. 24,6; 34,5.11; 53,11; 77,3; 11 cp Jn 2,22; 12,16.
200
Jn 17,26. " 1 Cor 1,23; 2,ls. Cf v g r Jer 9,22s; 75
254
360
1 Tes 4,13s. 119,2.10.45.94; Job 3,4; 5,8; Cf Dt 13,3.
201
Jn 16,25. Cf 1 Cor 15,3-5. Lev 19, ls. 76
255 303
361
1 Pe 1,3.13. Est 6.21; 7,10; 1 Crón Cf Ex 3,12.
202
Cp 1 Jn 4,9s. Rom 15,3. Gal 2,21; 1 Cor 15,2. 77
256 306
362
Heb 4,14-16. 16,11; 21,30; 28,8s; 2 Crón Jer 2,6.8.
205
Jn 3,16. Gal 2,20; Ef 5,5. He 3,13ss.l7ss. 78
257 307
363
Ap l,5b-6. 15,2.12s; 17,3s; 18,4.6s; Jer 28,8 cp 14,13;
204
Jn 13,lss cp 19,30a. Jn 13,1; cf 19,30a cp He 17,30s.
308 20,3; 22,9; 26,5.9; 34,3.21.26 23,27.
205
Cf Jn 10,17ss; 12,27s; 14,31; 15,13; 17,26. 1 Pe 1,21. 79
238 309 cp Ex 33,7. Jer 23,17; Lam 2,14
18,11. Heb 12,23. Rom 4,17. NOTAS AL CAP. 7 41
239 310 Ex 28,30; Lev 8,8; cp Miq 3,8.
206
Jn 17,6.8a. 14.22.26. Cf Le 24,26 cp Jn 1 Cor 7,23. 80
311 Núm 27,21; Dt 33,8; 1 Sam Jer 28,16; 26,6.
207
Jn 13,lss; 19,30a; 4, 3,14; 8,28; 12,32; 13,31; Rom 7,12. 1 81
312 2 Cor 8,2. 28,6; Esd 2,63; Neh 7,65. Jer 23,3 cp 6,27; 11,
34. 17,1. Gal 3,24. 2 42
260 313 Cf Rom 14,22s. Dt 12,5.30; 18,11; ls 20; 20,12.
208
Jn 2,17.22; 12,16. Ef 5,25. Gal 5,1. 3 82
261 314 1 Cor 11,28. 8,19; 9,12; 31,1; Jer 8,2; ls 28,23-29; 40,27-31;
209
Jn 13,33. Ef 3,1. Col 2,20 - 3,7. 4
262 315 1 Cor 9,27. 10,21; Ez 14,10; Am 5,5; Ez 12,12; 18,21; Mal 2,17 -
210
Jn 21,19. Cp 1 Tes 2,8. Cf Gal 3,13. 5
263 316 Gal 6,24. Zac 1,6; Sal 14,2; 119, 155; 3,5; 3,13-21; Miq 2,6-11.
211
Jn 21,15-19. Flp l,12s. Heb 10,19-23.29.32- 6 83
264 1 Cor 3,10. 1 Crón 10,13s; 13,3; 15,13; Cp Jer 28,7.
212
Jn 10,11.17. 2 Cor 1,6. 39. 7 84
265 317 1 Cor 11,19. 2 Crón 12,14; 16,12; 25,15. Jer 32,8.
211
Cf Jn 19,25s. 2 Tim 2,10; Heb 5,5-10; Jn 12,27s. 8 85
2,4 266 318 2 Cor 3,5. 20; 31,9.21; 32,31. ls 43,22-28.
Jn 15,18-25. 2 Cor 4,12. Rom 7,4. 9 43 84
267 319 ls 40,6a. Ez 14,3; 20,3.31 cp ls 33,32s cp 20,49;
215
Cf Jn 16,2. Ef 3,13. 2 Cor 5,14-17.21. 10
268 320 He 22,10a. 36,37; ls 65,1 cp et Rom 30,10s; Jer 2,31; 6,16s;
216
Cp Jn l,38s. 2 Cor 11,23-29. Rom 6,2-14. 11
269 321 Rom 14,15 cp 16,2; 1,28.32. 22,21; 17,15; 20,1-6; 26,16
2
" Jn 12,24. Col 1,24. Heb 12,24s. 44
270 322 Le 2,52; Flp 2,22. Sab 6 cp 9; 1 Re 3s. etcétera.
218
Jn 13,8; 15,3. Flp 1,29. Tit 2,14. 12 45 87
271 323 Jn 3,34; Le 22,43; Col Ex 18,13-26; Dt 1,9- Am 7,10-17; Miq 3,
2
" Jn 13,8. Cf vgr Flp 3,18. 1 Tes 5,10.
272 324 l,9ss. 18. 5b; Ez 2,6; 13,1-23; 34,2;
220
Jn 13,15s. Flp 2,8 cp Jn 13,1.15; Heb 13,13. 13 46
325 2 Cor ll,13ss. Cf ls 49,6. 39,33.
221
Jn 19,35.37 cp 3,26. 19,30.37; 1 Jn 4,7-1!. 1 Tim 6,13; cf Heb 14 47
273 1 Tes 5,15. Heb 11,8. 88
ls 28,7; Jer 23,11.14.
29; 16,12. Rom 8,37. 3,1; 4,14. 13 48
274 326 Rom 12,2; Flp 1,10; Gen 12,1-9. 30 cp 28,7.
222
Jn 2,23 - 3,21. 2 Cor 12,5-11. Heb 13,12-14. 49
273 327 Ef 5,10. Gen 22,2ss cp 22,13. 89
1 Re 22-24; Jer 26,7ss.
22)
He 9,16. 2 Cor 12,21; cf l,8s; 1 Cor 1,13. 16 30
328 Jn 15,8.16. Gen 24,5-9. 90
224
He 9,23. 6,9; 10,12-15; 13,4. Gal 2,20. 17 31 Jer 14,14; 23,16.25ss
276 329 Jn 10,16. Jer 42,15; 43,2; Dt
225
2 Cor 4,7-12; 11,23- 1 Cor 15,30 cp Flp Gal 5,24. 18 cp 29,8; cf et Sof 3,4; Miq
330 Jn 8,31ss. 17,16.
29; 2 Tim 3,10ss; 4,6. 3,3.7s. 1 Cor 10,15s. 19 32 3,5ss.ll.
27 331 Jn 1,12. Gen 35,3 cp et 24,10-
226
2Tim4.10a.lla.16cp ' 2 Cor 1,9. 1 Jn 3,16ss. 20 91
Jer 8,10; 14,14; 23,25.
278 332 Rom 8,13. 27.
Me 14,50. 2 Tim 1,12. Rom 15,2s.7. 21 32; 27,10.14.16; Ez 13,lss.
1 Cor 2,16. " Jos l , 9 c p D t 17,17ss.
13; 22,28.
338 339
231 286 343
92 128 176
Jn 13,31s; 17.1-5; Mt Mt 5,1-12; cf Le 6,20- Flp 4,12. Flp 1,9.
Jer 23,85s; 14,14; 23, Jn 1,19-34; 3,22-30. 344
129
28,18; Le 24,26. 23 cp Jn 13,17; 20,29. 1 Cor 9,19. Rom 16,10.
21; 28,15; 29,9; Ez 13,6. Jn 8,25; 10,24. 232 343
93 130 177
Dt 6,16 cp Ex 17,1-7. Mt 12,28. 2 Cor 7,5. 1 Cor 11,28.
Jer 2,8; 5,31; 23,13; Jn 2,18; 6,30. 233 189 346
178
Jn 8,16.29 cp 9,31. Mt 10,19s. Gal 4,19; 2 Cor 4,11; 1 Cor 16,13; 1 Tim 3,
32-35; Dt 13,lss; 18,20. ' " Jn 3,4.9. 234
94 132 179
Me 15,39 cp Jn 8,28. Cf 2 Pe 1,21. 6,1 10.
Jer 23.16.18.21s.25- Jn 4,9.12.20.29s.42. 235 290 347
133 180 Cf Le 24,25. 2 Cor 11,28. Ef 1,10.
29. Jn 5,16ss.40;6,41s.52; Mt 27,46. 236 291 348
181 Cf Jn 14,17. Gal 4,20. Rom 6,22; 7,4.
" Am 3,7; Jer 23,18.22. 10,20s; 11,37; 12,34. Le 23,46. 237 349
96 134 182 Me 2,23-28; Jn 10, He 16,9s. Flp 1,9.
1 Re 22,19-22. Cf vgr Jn 6,66ss; Le 22,53; Jn 14,30s. r9! 330
183 34ss; cf Le 2,2.8.12; Mt Rom 1,13 cp 1 Tes 1 Tes 2,8s.
" Jer 2,35. 7,7; ll,45s. Jn 12,31; 16,11.33; Le 331
,! 4,4.7.9. 2,18 Col 1,10.
Am 9,10; Miq 2,6; ' " Jn 5,33ss cp 1,6-9. 22,31.40.44; 23,46. 238 194 352
136 184 Mt 7,1; cf et 1 Cor He 22,17ss. Flp 1,9,
3,11; Jer 5,12; 14,13b; 23, Jn 10,41. Jn 1,38; 18,4.6; 20,13. 195 353
137 4,5. He 21,7-14. Col 1,9.
27. Jn 5,39 cp 6,31ss.45; 15 cp 7,24.15a; 13,33.36ss. 239 !96 334
99 ,8! Mt 6,14s. Cf vgr He 23,5. Ef l,7s.
1 Re 22,5-29; Is 5,9; 13,18s; 15,25. Jn 6,5ss. 240 3!!
13! 186 Mt 5,23s. ' " He 9,25. 1 Tes 5,19; 1 Cor 12,
38,lss; Jer 18,12; 44,16-19; Jn 5,36. Jn 2!,15ss. 241 !98
139 187 Mt 12,19-21. He 16.1ss. 10; 14,l.3.12ss.29 etc.
Dt 1,27; 9,28; 15,9; 31,17s; Jn 5,17-20; 10,38; 14, Jn 2,4; 4,lss; 7,8; 242 !9 336
Le 13,1-9. ' He 16,18 cp Me l,24s. 1 Cor 11,3.
29,19. 10. 13,lss. 243 337
100 140 181 Mt 26,52ss. He 21,22ss. 1 Cor 16,3; Flp 2,19-
Jer 3,16; 7,4.10; 8,8. Jn 8,16.18. Jn 12,27-28a. 244
101 141 189 Jn 18,36. He 20,6. 22.
Sal 10,11; 12,4; 14,1; Jn 15,26s cp 1 Jn 5,6- Cf Jn 6,22-26. 243 102 338
Le 9,51-56. He 23,16 1 Tim 3,7.
22,8; 32,21.25; 40,15; 41,5. 12; Le 1,2; He 1,8; 5,32. "° Jn 5,44. 246 103 339
142 191 Me 12,28-31. He 25,11; 28,19. 1 Tim 3,10.
8; 42,3.10; 58,8.12; 71,11; Jn 9,31. Cp Jn 5,20ss. 247 304 360
143 192 Jn 10,11; 15,13. He 23,1. 1 Tim 5,9s.
73,ll;74,8s; 78,19s; 83,4.12; Jn 8,28; 12,50 cp 6, Le 9,57-62. 248 103 361
193 Me l,40ss. He 24,16. 2 Cor 8,22.
87,4s.7;94,7; 115,2; 137,3.7; 58. Le 14,25-33. 249 362
144 1,4 Le 7,31-50. "* He 17,38s. 2 Cor 9,13; Rom 5,4.
139,lls. Jn 8,46a. Jn 3,10. 230 363
102 145 193 Jn 8,1-11. "" He 22,25-29. 1 Cor 2,13.
Ag 1,5-11; Hab 3; Jn 7,18 cp 1 Jn 5,20; Mt ll,16s. 251 308 364
196 Le 8,lss. 2 Cor 5,8; Flp 1,23. 2 Cor 2,9.
Dan 3,16ss. Ap 3,7.14. Mt 21,23s. 252 309 363
101 146 197 Jn 4,27. Rom 15,20 cp 2 Cor Gal 2,2.
Os 9,7; Is 6,9-13; 7,1- Jn 20,31. Jn 7,24; 8,15a. 253 366
147 198 Le 10,37. 16. Gal 2,2.
25; 29,1 ls; 39,8; Jer 2,27; Jn 4,19; 6,14 cp 1,45; Jn 5,30. 254 ,0 367
199 Le 12,21; 16,9.19-31. 2 Cor 9,5; Flm 8s. 2 Cor 9,13.
11,21; 12,4; 20,10; Ez 8,12; 9,17. Jn 8,16. 235 368
14S 200 Mt 17,27; 18,5ss. " He 13,lss. 1 Tim 3,10.
Sof 1,12. Jn 1,49; 10,4.14; 12, Mt 7,15s. 256 12 369
104 201 Mt 15,12ss. Gal 2,8s. 1 Tim3,7;5,9s;cpHe
Jer 2,25; 8,19s; 18,12; 13; 18,37; 19,19 cp 3,3.5. Mt 19,1-6; Jn l,3s; 237 13
Mt 18,12-14. 1 Tes 2,16; Gal 1,16; 2,4.47; 10,22; Le 7,40.
30,15s. ' " Jn 4,42 cp 3,17. 1 Cor 1,21 cp Rom l,20s. 258 370
105 150 202 Le 15. 2,2.8s; Rom 1,5; Ef 3,1; Flp 2,19-22.
Jer 3,4s; 5,19; 12,22- Jn 1,46. Jn 5,17. 239 371
,!1 203 Le 21,1-4. 1 Tim 2,7. 2 Tim 2,15 cp 3,8; Tit
27; 18,25; Mal 2,17; 3,13ss. Jn 2,9. Mt 6,14s; 8,21s. 260 14
106 152 204 Le 12,13ss. He 9,19s. l,15s.
Cf 1 Cor 2,14s cp Jn 4,10.14. Mt 12,1-8. 2,1 13 372
133 203 Mt 6,33. He 9,27. Flp 2,19.
14,32. Jn 6,50.56. Mt 6,19ss.25-34. 262 16 373
107 154 206 Mt 7,21; 21,28-31. He 9,23ss.29s. 2 Cor 2,9.
Cp 2 Pe 1,21; Rom Jn 8,12; 9,5; 12,35s cp Mt 7,11. 263 17 374
207 Mt 7,15-20. He ll,25s. 1 Cor 14,1.3ss.l2-
15,4. 3,21. Mt 6,1; Le 18,l-7.8a. 264 18
155 208 Mt 19,12. He 11,25. 18.26.
"" Le l,18ss. Jn 7,17. Mt 6,2-29. 265 19 373
109 156 209 Cf Me 2,18ss cp Mt He 13,1. 1 Cor 14,18.
Le 1,29.34. Jn 8,47; 6,44. Mt 5,16; cf Jn 3,21. 12,1-8 cp et 23,16-22. 376
110 157 210 •o He 13,3ss.l5. Cf 1 Cor 13,lss.
Le 1,36-55. Jn 2,22s; 6,26.63; 7, Me 22,23-32. 266
Me 7,1-13. 121 377
111 211 He 13,44ss. Rom 14,18 cp Heb
Jn 2,4s. 24; 8,15. Mt 10,28; Me 12,18- 267
Me 7,19b; 3,4 cp Jn 122
112 158 Gal 2,3. 11,6.
Gen 37; 39-49. Jn 9,14ss. 24; cf Mt 22,15-22. 7,21-24. 323 378
,S9 212 Cp Ef 3. 1 Cor 8,7-13; 10,23;
' " Mt 1,20. Jn 3,6. Jn 2,22s. 268
Cf Jn 9,lss.
114 160 213 '"' 1 Cor 4,19s. Rom 14,15.20; 15,1.
Mt 2,22s. Jn 4,48 cp 7,4s; 12, Me 7,37; Mt 9,13; 11, 269
Le 2,49. 379
115 2 Cor 13,3-7. 1 Cor 7,32ss cp 9.
Le 2,48ss. 17s. 28; 12,22ss; 19,16ss pp; 22, 270
Jn 2,13-21pp. 326 380
116 161 Rom 5,3s. 2 Cor 8,22.
Le 2,22-33 cp 2,12. Jn 3,1-21 cp l,12s. 16; Jn 10,11. 271
Le 18,10-14. 127 3,1
117 162 2,4 Ef 5,8s. 2 Cor 9,13.
Le 1,30; 3,lss. Jn 20,31; 17,25s cp Mt 24,23ss. 272
Mt 10,16. 128 382
213 1 Tim 4,5. 2 Cor 9,13.
" ! Jn l,32ss. 1,14. Mt 12,48s. 273
Mt 4,6. 1 Tes 5,9s. 383
Gal 5,13.
119 216
Mt 11,2-6 cpJn l,48s. ' " Jn 14,15.21a; 15,10. Mt 10,37. 274
Mt 10.16ss.22. 3,4
120 217 Cf vgr 1 Cor 16,3. 1 Cor 10,28s.31ss.
Le 3,7-14. 14. Mt 13,44. 273
Me l,23ss. 3,3
121 164 2,8 Flp 1,9. 1 Cor ll,27ss.
Jn 5,46. Jn 8,39.42.47.55. Le 10,41s. 276
Jn 3,21. 132 386
122 165 219 Gál6,2ss; 1 Cor 1,28; 1 Cor 2,13s.
Jn 5,39. Jn 14,21; 16,27s. Mt 6,24. 277
He 22,10. 387
123 166 220 Cor 13,15. 2 Tim 2,15.
Jn 2,22; 12,16 cp Le Jn 10,16. Mt 10,39. 278
Gal 1,1.12. 133 388
167 221 Ef 5,10. 2 Cor 8,2 cp Rom
24,45. Jn 4,23s. Mt 10,23s. 279
Gal 2,2 cp 1,17. 134
124 168 222 1 Tes 2,12. 12,1.
Mt 16,3; Le 12,54s. Jn 16,8-11. Le 6,4. 280
Gal 2,14. 33 389
125 169 223 Flp 1,27. 1 Tes 2,3s.
Jn 7,lss.l5.26s.40-43. Jn 2,23s etc. He 3,26; 13,16. 281
Gal 2,4. 136 390
170 224 Ef 5,10. Ef 5,8ss.
46-52; 8,13-16.22.25.48s. Jn 5,30s; 8,15. Le 9,59-62. 282
He 15,22-35 cp Gal 137 391
171 225 Rom 12,2. 1 Cor 10,8.
51ss.57. Le 4,1-13 cp Mt 4,1- Mt 5,29s; 10,28. 2,9s. 38 392
126 226 Flp 1,9. 1 Cor l,22ss.
Me 1,27; Mt 9,2b-6a. 11. Le 14,33. 283
He 16,3. 39 393
172 227 Ef 5,10. Flp 1,9.
10-17.32s; 11,16-19; 12,1- Jn 4,34. Mt 7,13. 284
He 15,36-41. 140 394
173 228 Col 1,9. 1 Cor 3,3; Gal 5,16.
50; 13,53-58; 15,12s; 16,1-4; Sal 2,8. Mt 22,12 cp Ap 3,4s. 283
Flm 24; Col 4,10 cp
174 229 Flp 1,9. 18; Rom 8,2.4.
21,15ss.23-27. Jn 6,15 cp Me 6,45. Me 10,42-45. 2 Tim 4,11. 142 395
127 175 230 2 Tim 2,21. Rom 15,20.
Cf vgr Mt 16,13-16. Jn 7,4ss. Mt 5,19.

340
341
196 445 301
Col 3,10; Rom 1,19 Rom 15,30. 1 Cor 4,3. NOTAS AL CAP. 8 » 1 Re 3,4-15; 2 Crón 25.29; 20,23; 33,10.17.20.
446 502
cp 1 Cor 1,21. 1 Tes 4,1. 1 Cor 1,12. 1,3-12; Sab 8,19 - 9,12. 24; 36,13; 37,18.
397 447 503 37 102
Ef 3,9. 1 Tes 5,16ss; Ef 5,15. 1 Cor 4,4. ' Gen 1.26s. 1 Re 19,15-19; 2 Crón Ez 19-27; cf 26,17ss;
3,8 504 2
Jn 1,3; Heb 1,1; Col 8.1. 1 Cor 10,25.28. Gen 1.28s; 2,15. 14,10; 20,6-12; 33,12.18. 28,12ss; 32,2ss.
448 505 3 38 103
1,16 cp 1 Tim 2,5. 2 Cor 3,18. Rom 2,15. Gen 3. Eso. 9,6-15; Neh 1.4- ls 43,22 cp 44,17;
449 306 4
" ' Ap 3,14 cp Jn 1,1; Rom 6,4; Flp 1,9. Rom 7,7.22. Gen 12,lss; 15,1-20; 11. 48,1; 65,2.
450 507 39 104
Col 1,18. Rom 6,11. Rom 10,2. 22,1-18 etc. Est 4,17. Bar 6,5b; Ez 1,28.
400 451 508 3 60 105
Rom 3,14ss. Rom 15,30. 1 Cor 14,23-27. Gen 12,6ss. Jdt 9,2-14. Jer 10,6s; 31,7; 33,11;
401 452 509 6 61
Ef 1,10. 2 Cor 10,5. 1 Cor 12,1. Gen 12,8. 1 Mac 5,33; 11,71; Am 5,8s; 9,5s; Nah 1,2-8.
402 453 510 7 10é
1 Cor 10,11.26; 2 Cor Gal 6,4. Rom 13,5. ls 64,6. 2 Mac 8,29; 15,20-28. Cf vgr ls 40,12-31.
454 5,1 8 62 107
9,15; Rom 15,20. 1 Cor l,23s.30. Ef 5,28. Sof 3,5. Sant 5,16ss. ls 40,12-17.18-24.25-
40) 455 512 9 63
Rom 2,18. Gal 2,20; Rom 15,30; Flp 4,9. Sal 80,19. 1 Re 19,12-18. 26.
404 5,3 ,0 64 108
Gal 3,6; Rom 4,12. Ef 5,12. Ef 5,28s. ls 12,4s. Mt 17,l-8pp. ls 40,27-31.
405 456 514 63 109
Rom 16,10. Rom 15,2. Tit 1,15. " Sal 116.4. Jer 18,18. ls 44,24 - 45,7.
406 457 515 12 66 110
2 Cor 1,20. 1 Cor 9,21. 1 Tim 3,9. 2 Re 5,11. I Sam 10,5-12; 19,20- ls 12,1-6; 25,1-5; 61,
407 438 5,6 13
Col 1,9. Col 3,13; Ef 4,32. 1 Tim 1,9. Sof 3,9. 24. 10; Dan 2,26ss.
408 459 517 14 67 111
Ef l,7s. Gal 6,2. 1 Tim 1,5. ls 41,8. Cf vgr Sal 60; 75; ls 42,10s.
409 460 318 13 112
Rom 16,7s. Rom 15,7. Flp 1,9. Gen 18,18. 110. ls 43,21; 51,3; 52,9;
410 461 3,9 16 68
1 Cor 14,36. 1 Tes 5,12. Ef l,7s. Gen 20,7. Cf vgr ls 40,7 y Sal 62,9.
411 462 520 17 113
Ef 2,20 etc.; cf 1 Cor Flm 7. Col 1,9. Gen 20,2-7.17. 90. ls 26,7-19; Jer 16,19a.
463 521 18 69 114
4,16; 11,1; Ef 5,1; 1 Tim 1,6; Ef 6,9. 2 Tim 3,8. Gen 18,23s. Cf vgr Sal 48; 68; Jer 31,18s; Lam 5 cp
464 322 19
2,14; Heb 6,12. Col 4,11. Tit 1,15. Gen 28,18s. 77-80; 83; 89; 105-107; 114; Os 14,3s; Jl 2,17.
412 465 523 20 113
1 Tes 4,1; 1 Cor 11,2. Ef 6,4. Flp 1,9. Gen 28,20ss. 132. Jer 44,7ss.20ss; Bar
411 466 324 21 70
Ef 6,1. Ef 5,24s,29. 2 Cor 4,18. Gen 31,33. ls 63,7 - 64,11. 1,15 - 3,8.
414 467 !2! 22 71 116
Col 4,12. 1 Tes 2,14; 2 Tes 3,4. Col 3,10. Gen 35,1. Cf et Dan 6,11. Cf vgr ls 63,7-64,11.
415 468 326 23 72 117
Rom 7,7ss. Flp 1,14. Cf Ef l,7s. Gen 35,2ss. ls 6. Miq 7,18ss.
416 469 327 24 73 118
Cp Rom 9,13.17. 2 Cor 1,9. Col 3,10. Gen 35,1.7. ls 12. Dan 7,15.28; 8,5.15ss;
417 470 528 23 74
1 Cor 10,26. 2 Cor 8,9s. 1 Tim 2,3s. Gen 35,3. Cf vgr Jer 32,16-25 9,2.4-19.20-23.
411 471 529 26 119
Rom 15,20. Flp 2,1.5. 1 Tes 2,3. Gen 35,9-13. cp 15,10-21; 20,7.12. Jer 11,14; 14,11; 15,
419 472 330 27 73
Ef 5,8ss. Rom 14,14. Gal 5,22s. Gen 35,14s. Jer 32,2. 11; 36,3.
420 4,3 511 28 76 120
2 Cor 12,9. 1 Tes 2,10.14; l,6s; Flp 2,19-22. Ex3,l-4,17cp33,lla; Jer 42,7. Gen 20,7.
421 532 77 121
2 Cor 1,12. 2 Tes 3,7.9; Ef 2,10; 1 Tim Flp 1,9. 34.30.34s. 2 Mac 15,14. Jer 15,1 cp Sal 99,6;
422 533 29 78
2 Cor 4,4.6; Rom 6,4. 4,11.15; Tit 2,7.10; 2 Tim 1 Cor 3,12. Ex 15. Bar 1,15 - 3,8. Eclo 46,16.
534 30 79 122
17.23. 1,13. Rom 2,16. Ex 34,29-35. Cf ls 42,1-9; 49,1-7; ls 37,3; Jer 42,2.
423 474 335 31 123
Ef 4,32. 1 Cor 11,1. He 1,23-26. Ex 17,9-13. 50,4-11; 52,13 - 53,12. Zac 10,1.
424 475 536 32 80 124
Rom 13,12ss. 1 Cor 4,6. He 10,9s. Ex 32,10-14.31s; 33, ls 6,ls. ls 37,16-20.
425 476 337 81 123
Rom 15,15. 1 Cor 7,8. He 9,17ss. 13.16s cp Núm 11,12; 14, ls 56,7 cp Le 19,46. Jer 11,20; 12,lss; 15,
426 477 338 82
Rom 16,11. 1 Cor 10,3. He 8,29. 13-20; 21,7ss cp et Sal Ez l,4.27s. 15s; 17,14-18; 18,19-23; Am
427 478 539 83
2 Cor 4,4; Col 1,10. 2 Cor 4,2. He 15,28. 106,23. Jer 1.1 ls; Am 8,2; 7,5.
428 479 340 33 126
Rom 16,25. 1 Cor 9,12; 2 Cor 12, He 15,13-19. Sab 18,20-25. Zac 2,1; Ez 40,11; Dan 7.1 ls 51,9ss; Jer 20,7-13;
429 341 34
Rom 15,16. 16ss. He 7,2-53. Jos 24,14ss.21-24. etcétera. Jon 2,1-11.
430 480 542 33 84 127
1 Tes 4,13. Gal 4,14; Flp 4,9. He 12,17. Jue 6,15. Am 3,7s; ls 48,5s cp Jer 10,23s.
4¡l 481 343 36 128
Rom 6,4; Flp 3,14. Ef 5,1. Sant l,2s,12; 1 Pe Jue 5. Ap 1,1. ls 53,12.
4)2 482 37 83 129
Col 2,20 - 3,10. Rom 1,28-32. l,6s. Jue 6,19.22s.36-40. ls 41,8. Hab 3.
433 485 344 38 86 130
Me 10,32-45; Jn 12, Rom 12,2. Jds 17. Jue 13,3.8.15-20; 16, Gen 20,7. Dan 2,17s.28.
484 543 87 131
24-26. Flp 2,19-22. 1 Pe 2,21ss. 17.28. ls 32,3; Jl 3,ls. ls 35,6.
434 485 546 39 88 132
Jn 13,1-17; 15,12-15; Gal 5,16.18; 1 Cor 2 Pe 2,lss. 1 Sam 1,10; 2,1-10. ls 50,4; 53,1. ls 58,9; Jer 29,12 etc.
347 40 89 133
1 Cor 8,1 ls; Rom 14,15; 3,3; 7,9s etc. Heb 5,14. 1 Sam 3,10. Jn 14,16s; He 2,16ss. Cf 1 Sam 8,6.
486 548 41 90 134
15,2s.7; Ef 5,ls.25; 1 Jn 1 Tes 2,3s. Heb 4,13. 1 Sam 8,6.10.21. Jer 14,14; 23,26ss; Ez ls 9,12; 65,10; Os
4.7 349 42
3,16ss. Rom 12,2. Ap 2,23. 1 Sam 16,2ss. 13,7s. 10,12; Am 5,4.
435 4.8 350 43 91 135
Col l,21s; Heb 12,1- 1 Cor 2,15. Ap 2-3. 1 Sam 21,10. ls 6,8. ls 55,6; 65,1; Ez 14,3;
489 331 44 92
4; 1 Pe 2,19-25. 1 Cor 9,27. 1 Jn 4,1. 2 Sam 6,21. Jer 11,5b. 20,3.31; 36,37.
436 490 332 43 93 136
1 Cor 6,12-20; Tit 2, 1 Cor 11,9. 1 Jn 2,18-22; 4,13. 2 Sam 7,18-29. ls 8,17; 51,10; Miq ls 1,17; 16,5; Jer 29,7;
491 333 46
14. Rom 16,10. 1 Jn 5,20. 2 Sam 22. 7,1. Am 5,14.
437 492 334 47 94 137
1 Tes 4,13s; Heb 4, 2 Cor 2,9. 1 Jn 2,20. 2 Sam 12,3. Hab 3,1-19. Ez 14,10; ls 11,10.
493 333 48 93 138
14ss; 13,21ss; 1 Pe 1,3.13. 1 Cor 11,28. 1 Jn 2,15-23; 4,1-6. 2 Sam 24,17. Sof 1,7; Lam 3,26. Le 2,22.49.
438 494 336 49 96
1 Tes 2,14; 2 Cor 10,7. 2 Cor 12,9. U n 2,6-12 cp 3,11-17; Am 6,5. ls 50,4s. "» Mt 21,13pp.
439 495 30 97 140
1 Tes 4,9. 2 Cor 4,10s. 4,11.20.24. 1 Crón 22; 28. Jer 17,13. Le 6,12.
440 496 337 31 98 141
1 Tes 4,1. Rom 1,28. 1 Jn 3,24. 1 Crón 23-25. Jon 4,2s. Le 5,16; 9,18; Mt 14,
441 497 358 32 99
Col 1,24. Rom 2,15. 1 Jn 2,20.27; 4,13. Neh 12,24.26. Hab 1,2 - 2,4. 23.
442 498 339 33 100 142
1 Cor 1,8; Col 4,4. Rom 12,2. 1 Jn2,19; 2 Jn 9; 3 Jn 2 Sam 23,1. Jer 1,4-10; 15,10-21; Mt 19,13.
443 499 34 ,4)
2 Cor 10,1. Rom 9,1. 9s.l2. 1 Re 3,4-15. 14, 7-18. Me 11,11.15s.27; 12,
444 300 360 33 101
Flp 3,3. Rom 14,22s. 1 Jn 2,15; 4.4ss. 1 Re 8,10-61. Ez 12,9.22s; 18,2.19. 35; 13,1.3; 14,49; Le 2,42-

342 343
341 389
51; 21,37s; Jn 5,14; 7,14.28; ,8
' Me 11,25s. 239
289
Rom 1,10 etc. Flp 4,1; 2 Tim 3,14 2 Cor 4,4.
Le 19,38. 290 390
2 Cor 4,4.
8,2.20; 10,23; 18.20. "° Le 'í,54s. 240
Jn 21,17. 1 Cor 14,18. cp 1 Cor 15,ls; 16,13. 391
291 342 2 Cor 4,6.
144
Le 2,41s; 22,1; Jn 191
Mt 6,6s; cf 4,18; Le 241 Cf vgr Rom 9,5. Rom 8,26; Ef 6,18.
Jn 6,68s. 292 343 392
Gal 4,6; Rom 8,15s
2,23; 4,25; 5,1; 6,4; 7,2.10. 20,47. 242 Rom 16,25ss; Ef 3, Ef 6,17s; Col 4,2.
Jn 11,27. 344 cp 12,4-11.
14.37; 11,56; 12,20; 13,1.29. 192
Le 18,9-14. 243
Jn 1,49. 20s. 2 Tim 4,5. 393
345 2 Cor 3,18 cp 1 Cor
145
Mt 4,2; 6,16s; Me 195
Mt 7,7-17; 18,19; 21, 244 293
1 Tim 5,5. 1 Cor 7,7.17.
Jn 20,28.
9,29. 22; Le 8,30; 11,1-12; Me 243 294
Ef 6,19. ' 46 Cp Er 16,22; Sal 19, 2,10s.
Jn 9,38. 394
1 Tim 4,3.
141
Me 12,29sp;Mt 22,37; 11,23. 246
Le 11,1.
295
1 Tim 5,5. 13; 26,2; 51,4ss.8; 139,23s; 395
296 2 Sam 12,1-19; 1 Crón 1 Tim 6,13.
Le 10,26s. " 4 Le 18,1 cp 11,5-8; Me 247
He 1,14; 2,1. 1 Tim 2,3.
147
Le 6,12. 248 297 10,2ss; Bar 1,15-18 cp et Mt » 1 Cor 11,12 cp 3,23.
ll,22s. Le 1,5-25; 24,52s. 1 Tim 2,2 cp Sal 105, 397
I4!
Me 1,35. ,9! 249 15,19; Le 5,21; Jn 8,31-36; 1 Tim 4,4 cp Gen 1,
Jn 1,1. Le 2,35; Jn 19,25ss; 44s. 31a.
149
Le 3,21. 196
Jn 1,18. Ap 12,1-17. 298 1 Cor 2,15; 11,32; 2 Cor
1 Tes 5,16ss; Col 1,13. 391
Rom l,19s cp Jn 1,
150
Le 4,4.8.12. 197
Jn 11,41; 12,27; 17,1. 250 299 14,25; Rom 2,15s; Heb
Le 1,26-38. He 22,17.
,!l
Le 3,21; 23,46; cf et 5.21.24. 231 300 12,lis.
Le 1,45-55. He 20,36. 347 399
Col 3,11; Ef 5,21.
Heb 10,5-10; 9,14 cp et Jn "» Jn 5,37; 6,57; 7,29; 252
Le 1,68-79. 301 1 Cor ll,28s.
He 16,13. 348 400
Rom 14,14 cp Me 7,
14,16; Heb 7,25. 8,19.26.55; 10,36; 14,10. 233
Le 2,29-32. 302
He 27,35. 1 Tim 3,10.
549 19.
152
Me 14,32-42; Mt 26, "» Jn 5,19; 8,26.30.50; 254
Le 2,36ss cp et 23,47. 303
He 28,15. Cp Ap 2,5. 401
330 Rom 11,36.
36-46; Le 22,42. 14,24 cp 9,31. 235
Jn 2,3. 304
He 16,25. Jn 20,31. 402
'» Heb 5,8ss. 2 256 305 •"' Le 2,19.51. Rom 2,4.
°° Jn 8,29. He 1,14. Col 4,12. 352 403
" 4 Le 22,41. 201 257 306 Jn 15,20; 16,1-4. Rom 1,10.
Jn ll,41s. He 1,14; 2,1. Rom l,9s. 333 404
' " Le 23,34. 202 258 307 Flp 4,8. Rom 15,9.
Jn 12,27s. He 2,42.46. Flp 1,4; Col 1,9. 354 405
1 Tim 6,17.
" 6 Le 22,39-46. 20J
Jn 17,1-26. 259
He 1,14-24; 2,42.46s; 308
2 Tim 1,3. 1 Cor 4,16; 11,1 cp 404
157 204 309 1 Tes 1,6; 2,14; Ef 5,1; Heb 1 Tim 4,3.
Me 14,36; 15,34.39; Jn 14,16ss. 4,24-31; 6,6; 12,5.12; 13,3; 2 Cor 12,8. 407
205 310 6,12. Rom 15,18s.
Mt 4,7; 26,30; 27,46.54; Le Jn 16,13ss cp 14,6. 20,36; 21,5. 1 Tes 5,7; Rom 12,12; 355 408
204 260 Col 4,7. 2 Cor 3,18.
23,34.46s; Jn 8,28; 17,lss. Jn 15,16; 16,26. He 3,1; 6,4; 8,15; Col 4,2. 354 m
158 207 311 1 Cor ll,24s. Flp 2,1.
Is 53,12. Jn 4,23s. 9,11.40; 10,4.9.30s; 11,5; 1 Tim 5,5; 2 Tim 1,3. 337 410
139
Le 9,28ss pp. 208 312 2 Tim 2,14. Ef 5,2.
Cf Jn 17,2.6.14.22.26. 14,23; 16,25; 22,17; 28,8. Ef 6,18. 358 411
1 Tim 2,5.
160
Le 9,18 cp Jn 6,15. 209
Jn 15,1-11. 261
He 4,29-31; 5,12. 313
1 Tim 2,8. 2 Tim 2,8. 412
359 2 Cor 5,14.
161
Le 9,28s. 210
Jn 15,15. 262
He 8,15. 314
2 Cor 1,24. Gal 1,15; 1 Cor 15,8; 4,3
162
Le 5,16 cp Me 1,35. 2 263 313 cf He 9,3s.7; 22,6s.ll; 26, Ef 5,21 cp 4,25 cp et
" Jn 15,8. He 4,29. 2 Cor 5,6. Mt 25,35-40.42-45; Jn 13,
1,5
Lcl0,21s;Mtll,25ss. 212
Jn 15.9s.12.17 cp 20, 264
He 9,40; 10,4. 314
1 Cor 15,58. 13s.16.19.
360 20; Gal 4,14b.
164
Le 11,20; cf Mt 12,28 31. 265
He 3,1. 317
2 Cor 11,3. Ef 3,3s. 414
361 Rom 15,16.
cp Ex 8,15; Sal 8,4. 213
Jn 15,7. 266
He 4,24-30; 12,1-17. 318
1 Cor 11,13. 2 Cor 3,18. 413
342 Col 1,13.15.
165
Le 6,12. 2,4
Jn 16,23. 267
He 10,9. 3 9
' Rom 2,11; Ef 2,18; 1 Cor 2,10ss. 414
343 2 Cor 4,5s.
166
He 1,2. 2li
Jn 14,12-21.26. 268
He 6,4. 3,6. Tit 1,15 cp Mt 5,8. 417
344 1 Cor 2,13.
167
Le 10,18. 216
Jn 16,25ss. 269
Me 3,14. 320
Flm 4; Flp 1,3. 2 Cor 6,1 cp 1 Cor 4,8
161
Le 22,32; cf et Jn 17, 2,7 270 32 15,10. 2 Cor 4,18.
Jn 14,13.11; 15,8; 16, Jn 21,1-14 cp Le 24, > 1 Tes 2,2; 3,9; 2 Tes 343 419
15.17.21. Rom 3,13s. Rom 9,4.
13ss. 30ss; Mt 18,20. 1,12; 1 Cor 6,11 cp 1 Tes 346 420
169
Le 11,22. 218 271 1 Tim 3,16. 2 Tim 1,3.
Jn 16,24b; cf 15,7.11; He 7,56.59. 3,11.13; 2 Tes 2,16; Gal 1,4; 347 421
170 272 2 Cor 12,7s. He 9,4 cp Ex 3,6b; Ez
Mt 19,38. 17,13. Le 2,14 cp 19,38. 1 Cor 1,3; 2 Cor 1,2; Rom 348
171 219 273 2 Cor 4,18. 1,28b.
Me 13,18 cpJn 17,24. Jn 10,30. Cf Ap 1,6 cp 22,3ss. 1,7; Flp 1,2; Col 1,2; Ef 1,2; 349 422
172 220 274 1 Cor 2,10s. 1 Cor 14,25.
Mt 19,13. Jn 14,13s. Ap l,5b-6; 4,8.11; 5, 4,6. 370 423
173 221 322 1 Cor 2,12. 2 Tim 1,3.
Cf vgr Me 6,41; 8,6; Jn 14,6.10. 9s.l2s; 7,10.12; 8,4; 11,15. 1 Tim 2,8. 371 424
222 323 Rom 2,4. Rom 14,11.
cf et Jn 6,11. Jn 2,3. 17; 12,10ss; 14,4s.7s.l3; 15, 1 Cor 7,5. 372 423
174 223 324 Rom 15,19 cp 1 Jn Rom 1,9.
Jn ll,41b-42acp4,34. Jn 11,3. 3s; 16,5ss; 18,2s,10.14.16. 2 Tim 3,16. 424
175 224
Le 18,41 sy1 (versión 19-24; 19,1-9; 21,3s; 22,20b. 323 l.lss; 4,9; Tit 1,11. Rom 1,25.
Le -22,17.19 pp; cf et Rom 11,34. 373 427
275 Rom 12,1. Flp 3,3.
Me 14,26. siríaca, 1texto curetoniano). He 9,1; 22,8.10; 26, ' » Rom 9,20. 374 428
176 225 327 Ef 2,27. Rom 1,9 cp 2 Cor
Me 1,33.37; 6,46; Mt Le 5,12. 15. Gal 4,6. !
226 276 528 " 1 Tim 1,13. 8,18; 2,14.
14,23; Le 9,18.29. Le 7,6s. He 9,10. Rom 8,15. 374 429
177 227 277 329 Col 1,2. Rom 12,1 cp 6,13.
Mt 18,19s. Me: 9,24. He 22,8. Ef 3,12; 1 Tim 1,16. 377 430
I7! 228 : 10,17. 278
He 22,10. 330 Ef 1,11. Mt 14,19; Jn 11,41.
Heb 7,25. M (
Rom 16,19s; Flm 21. 378 431
179 229
Le 19,8. 279
He 13,3. 331 Rom 1,10; cf et 4,20. Me 14,22pp.
Cf Jn 20,17b. Rom 1,9. 379 432
180
Le 11,ls; 22,39-46; 230
Jn 4,15. 280
He 14,23. 332 Gal 1,24. Jn 17.
Flp 2,14. 380 433
Mt 6,9-13; Me 14,36 cp Gal 231
Jn 6,34. 281
He 16,7. 333 2 Tim 4,7. Le 10,21p cp Jn 12,
Flp 4,6. 381
4,6; Rom 8,15. 232
Le 9,57. 282
He 16,13. 334 2 Cor 4,4 cp Jn 1,18; 28; 17,lss.
Ef 6,5. 434
1,1
Le 18,1; 21,36. 233
Mi! 26,35a. 283
He 20,36; 21,5; cf et 333 14,7-10. Mt 15,31 cp Le 1,46.
2 Cor 7,1 cp 5,11; Ef 382
182
Le 22,31-46. 234
Le 22,33. 16,11-15. Col 1,13.15. 67s.
3,14. 385 435
' " Me 9,29; Mt 17,8s. 233
Jn 13,37b. 284
He 16,25. 336 Ef 3,10 cp 1 Pe 1,12. Rom 15,11; Ef 3,21.
Ef 4,14. 384 436
184
Le 18,1-18. 236
Mit 8,25 cp 14,30. 283
He 22,17. 337 2 Cor 3,18. Rom 11,33.
2 Cor 7,1. 437
1,5
Mt 7,11; Le 11,13. 237
Le 24,29 a" (primera 286
He 27,35; 28,15. 338
Flp 2,12s. » ! 2 Cor 5,14; Ef 5,2. 438
2 Cor 1,20.
384 1 Cor 14,16.
186
Mt 9,38 / Le 10,2. parte de la primera parte 287
2 Cor 3,4. 339
Rom 14,11; Flp 2,10s; 1 Tim 2,5. 439
387 2 Cor 1,20.
187
Mt 5,44; Le 6,28. del versículo indicado). 288
1 Tes 1,2; Col 1,3; Ef Col 2,19. Gal 3,1. 440
388 Gal 1,5; 2 Cor 11,31;
188
Mt 6,14s. 238
Le 23,42. 1,16. 340
Rom 3,17s. 1 Cor 15,8; Gal 1,15.

344 345
494 549 603
Rom 1,25; 9,5; 11,36; 16, Flp 2,17. Gal 6,18. Col 1,9. 646
Rom 15,30. 683
Flp l,3s; Flm 4
495 550
25s. 1 Cor 2,14. 1 Tes 2,23. 604
Ef 1,15. 647
2 Cor 1,11. 684
Col 1,3.
441 496 551 607
2 Cor 9,5s. 2 Tim 4,6. Rom 15,5. 2 Cor 9,14. 648
2 Cor 1,11 cp 1 Jn 683
Ef 5,20.
442 497 552
2 Cor 1,20 cp 1 Cor 1 Cor 1,21. Rom 15,3. 608
Ef 3,1.14. 5,14s. 686
1 Tes 1,3.
4.8 553
14,16. Rom 15,16; Col 1,28; 2 Tes 3,4. 609
Flp 1,6. 649
2 Cor 1,11. 687
1 Cor 2,14.
441 554
Ef 1,6.14. Ef 6,20. Col 1,2. 610
Ef 3,14s. 630
Flp 1,19. 688
2 Cor 9,15.
444 499 333
2 Cor 4,15. Rom 6,16. Flp 1,2. 6,1
Rom 1,10. 631
Rom 15,30. 689
1 Tim 1,12.
445 300 356
1 Tes 1,12. Rom 15,16. 1 Cor 1,3; 2 Cor 1,2. 6,2
2 Cor 12,7s. 632
Ef 6,!9s. 690
Rom 1,8; 7,24s.
446 501 7
Flp 1,9. Rom 14,6. " Gal l,3s. 613
Flm 22. 633
Rom 15,30. 691
Ef 5,20s.
447 502 338
Ef 1,12. Flp 3,3. 2 Cor 5,5. 614
Rom l,10s. 634
Rom 15,30. 692
Rom 7,24s.
448 303 559
2 Tim 4,18. Flp 4,19. Rom 12,14. Í1S
1 Tes 3,10. 633
He 27,33. 693
Ef 5,20.
449 504 360
Gal 1,5; 2 Cor 1,3. 2 Cor 6,16. Rom 9,3. 6,6
2 Tim 1,4. 636
Flp 4,6. 694
Rom 1,21.
450 505 561
2Corll,31;Roml,25 1 Cor 3,18. 1 Tes 3,2. 6,7
2 Tes 3,ls cp Rom 637
Flm 6. 693
Col 3,17.
306 562
cp9,5; ll,33ss;l Cor 11.31. 1 Cor 3,16; 6,11. 2 Tim 2,25. 15,31. 658
Flp 4,6. 696
1 Tes 1,2; Ef 1,16.
507 563
" ' Rom 16,25.27. 1 Cor 3,16. Col 3,16. 6,8
2 Cor 1,10; Rom 15, 639
2 Tim 1,3. 697
Flm 4s; Col 1,4; Ef 1,1
452 508 564
Ef 3,20. 1 Cor 6,11. 2 Tes 3,4. 31; 2 Tim 3,11; 4,17s. 660
2 Cor 4,15. 698
Flp l,3s.
4 509 565
" 2 Cor 1,3. 2 Cor 6,18. 1 Cor 12,28. 619
He 12,5s.l7. 661
2 Cor 9,13. 699
2 Cor 9,12.
454 510 366
Ef 1,3; 3,21 cp 1 Pe Ef 2,20 cp Ap 21,14. 1 Cor 14,1. 620
2 Cor 13,7. 662
1 Tim 4,5. 700
2 Tim 1,3.
311 567
1,3. Ef 2,21. 1 Cor 14,12. 621
Rom 15,30. 663
Rom 14,6. 701
2 Cor 1,11.
4
" 1 Tim 6,16.
512
Ef 2,22. " 8 1 Cor 13,lss. 622
Col 4,3. 664
1 Tes 5,16ss. 702
456 513 369 2 Cor 2,14.
Rom 15,6; Ef 3,21. Ef 4,16. 2 Tes 2,17. 623
Ef 6,20. 665
Ef 5,4. 703
457 514 370 1 Cor 15,57.
Flp 2,10s. Ef 2,22.13.16ss.20 cp Rom 15,5. 624
Ef 1,15. 666
2 Tes 2,13. 704
4,! 371 1 Cor l,4s.
Rom 16,27. Jn 2,22; 4,23s. 2 Tim 2,7. 623
Rom 10,1. 667
2 Tes 1,3. 703
Col 3,17.
459 515 572
Ef 5.14. Ef 3,12.21. Flm 6. 626
1 Tim 2,4. 668
Col 1,12. 706
460 516 373 Ef 5,20.
Rom 16,25.27; Ef 1,3. 1 Tim 3,13. 2 Tim l,16s. 627
Col 1,9. 669
Col 2,7. 707
461 517 574 1 Tes 5,16ss.
2 Cor 1,20. Mt 26,30 cp Le 1,49. Flp 1,23. 628
Ef 3,16. 670
2 Cor 4,15. 708
462 518 375 2 Cor 2,14.
1 Cor 14,16. Cf 1 Cor 10,11 cpHeb 2 Cor 5,2. 629
Ef 3,17. 671
1 Tes 1,2; Flm 5; Ef 709
46J 576 1 Cor 1,14.
Rom l,21.24s. 11,40. 2 Cor 5,4. 630
Col 4,12. 1,16. 7,0
464 5.9 377 2 Cor 1,11.
Rom 4,20. 1 Cor 14,15; Ef 5,19. 2 Cor 5,8. 631
Ef 1,17. 672
Col 1,3. 711
465 520 378 1 Cor 14,18.
Ef 1,6. 1 Cor 10,31; Ef 1,6. Ef 6,24.29. 632
2 Cor 13,9. 673
1 Tes 2,13. 7,2
468 379 2 Cor 8,16.
Rom 15,9. 12.14. 1 Tes 5,28ss; 1 Cor '" Rom 8,27. 674
ITes 1,2; 2,13; 5,16ss; 7,3
467 521 Rom 6,24s.
Gal 1,5. 2 Cor 5,19. 16,23; Col 4,18; Ef 1,2; Tit 634
1 Cor 16,22. 2 Tes 1,3; 1 Cor 1,4; Flm 4; 7,4
468 522 2 Tes 1,3.
Flp 4,20; Ef 1,3. Rom 8,19s. 3,15; 1 Tim 1,2; 6,21; 2 Tim 633
Flp 1,19. Ef 1,6; 5,4.20. 715
469 523 1 Tes 2,13; Flm 6.
1 Cor 10,6. Rom 15,9ss. 1,2; 4,22. 636
Ef 6,17s. 673
Col 4,2. 716
470 524 380 Rom 1,8.
Ef 1,12. 1 Tes 5,16; Flp 2,18; 1 Cor 1,2; 2 Cor 1,2; 637
Flp 4,6. 676
Ef 5,20. 7,7
471 1 Tes 3,9.
Gal 1,24. 3,1; 4,4. Rom 1,7; 16,20; Flp 4,19. 638
Flp 4,7. 677
Col 3,15; 1 Tim 2,1. 718
472 !2! 2 Cor 9,11.
2 Cor 8,23; Flp 1,20; Flp 2,11. 23; Flm 3.25. 639
Ef 3,20. 678
Col 4,2; 1 Tim 2,1. 7,9
526 381 1 Tim 4,3ss.
cf Jn 21,19. 2 Cor 1,20; Rom 1,8; 2 Tes 3,18. 640
Rom 15,30; Ef 6,18. 679
1 Cor 14,15s. 720
47! 382
Flp 4,9. 1 Tes 1,2; 2 Cor 1,11;
2 Cor 9,13. 7,25; 16,27; Col 3,17; Ef 641
Col 4,18. 680
1 Tim 4,15. Ef 5,20.
474 3,3
Col 2,21. 3,21. Cf Ef 2,14. 642
1 Tes 5,25. 681
1 Tes 1,2; 2,13:; 2 Tes 721
475 527 384 1 Cor 10,30.26.
l.Cor 14,23.26 cp He 1 Cor 14,14-17. Col 3,15. 643
2 Tes 3,1; Col 4,3. 1,3; 2,13; 1 Cor 1,4; 15,57; 722
528 383 1 Tes 5,18.
16,13. 1 Cor 15,58 cp Jn Ef 6,23. 644
Flm 22. Rom 1,8; 6,17; 2 Tim 1,3. 723
476 386 2 Cor 4,16.
1 Tes 5,27 cp Ap 1,3. 14,28. 2 Tim 4,22. 643
He 12,5. • 682
1 Cor 1,4. 724
477 529 387 Flp 1,9.
1 Cor 16,19; Flm 2; 1 Cor 14,26. Ef 3,20.
530 388
Col 4,3.15. 1 Cor 14,15s. Rom 9,5.
478 551 389
1 Cor 14,26. 1 Cor 14,18. Rom 1,10; Flp 4,6.
479 532 390
1 Cor 10,16. Rom 11,33-36. 2 Tes 1,1; Col 1,9;
480 533
1 Cor 11,24. Cf Col l,12ss. 2 Tim 1,3.
4,1 534 591
1 Cor 11,26. Cf Ef 1,3-14. Flp 1,9; Col l,9;2Tes
482 535
1 Cor 10,16s. Cf 2 Cor l,3s. 1,3.11.
4.3 536 392
1 Cor 10,21. Flp 2,6-11. Flp 4,6.
4.4 537 595
1 Cor 11,27. Col 1,15-20. Col 4,12.
4.5 538 594
1 Cor 14,26. Col 3,16. 2 Tes 1,11.
486 539 395
1 Cor 14,16. Ef l,20s. Flp 4,6.
487 540 396
1 Cor 12,3. Ef 2,14s. 1 Tim 4,5; 2,ls.5.
488 541 397
1 Cor 16,22 cp Ap Ef 5,14. Flp 4,6.
542 398
22,17.20. 1 Tim 3,16. Ef 6,18.
489 543 599
Rom 6,13. Cf Flm 6. Flm 21.
490 544 600
2 Cor 9,12; Rom 15, Cf vgr 2 Cor 1,2 etc. 2 Tes 3,3 cf 17; 3,1.
S4! 601
27; Flp 2,25; 4,18. Col 1,2. 1 Tim 2,3s.
491 546 602
Ef 5,2. Flp 4,19. Flp 1,7.
492 547 603
1 Cor 16,1. Gal 6,16. Rom 8,26; Ef 6,18.
451 548 604
Rom 15,16 cp 12,lss. 2 Tes 2,1. 2 Tim 1,3.

346 347
índice

Págs.

Contenido 5

Prólogo: Pautas para una espiritualidad bíblica de la


vocación 7

1. La llamada 31
a) Naturaleza de la vocación 31
b) La vocación como gracia 42
c) Manifestaciones de la vocación 46

2. El carisma 65
a) Naturaleza del carisma 65
b) Origen y fin del carisma 70
c) Características del carisma: diversidad y orden. 78
d) Los carismas concretos y su perduración 85

3. La misión 109
a) Naturaleza de la misión 109
b) La misión cristiana 115
c) Los efectos de la misión 142

4. La comunidad 155
a) La comunidad en el origen de la vocación... 155
b) La comunidad, fin de la vocación 163
c) La vocación en comunidad 167

5. Las dificultades 187


a) Naturaleza de los impedimentos y sus clases. 187
b) Los impedimentos desde el evangelio 196
c) Los impedimentos desde la literatura paulina. 210
349
Págs.

6. La cruz 217
a) Naturaleza de la cruz y su presencia en el A.T. 217
b) La cruz de Jesús 222
c) La cruz del llamado 235

7. El discernimiento 247
a) Su naturaleza y su uso en el A. T 247
b) El discernimiento evangélico 255
c) El discernimiento eclesial 264

8. La oración 279
a) La oración del A. T. y de Jesús 279
b) La oración de la Iglesia y de Pablo 290
c) Los modos de oración 294

Epílogo: Rasgos de la personalidad vocacional a la luz


de la Sagrada Escritura 309

Notas 317

350
!

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