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El que usa su moralidad como su más bella vestidura mejor estaría desnudo.
El sol y el viento no desgarra su piel.
Y aquel que define su condusta por medio de normas, apresara su pájaro-cantar en una jaula.
El canto más libre no sale detrás de alambres y barrotes.
Y aquél para quien la adoración es una ventana que puede abrirse , pero también cerrarse, no ha
visitado aún la mansión de su espiritu cuyas ventanas se extienden desde el alba hasta el alba.