Medicamentos
Las fuentes de información para el enfermero con respecto a los nuevos fármacos son: el
departamento de farmacia de la institución, los médicos, las revistas profesionales de medicina y
de enfermería, y la información dada por las casas comerciales. En la mayoría de las
instituciones sanitarias, el departamento de farmacia mantiene actualizado un formulario que
contiene y describe los medicamentos usados convenientemente en la institución. El enfermero
debe conocer y utilizar la fuente de información disponible en su institución acerca de los nuevos
fármacos.
Muchos fármacos se venden con sus nombres comerciales o de patente. Cada fármaco suele
tener, por lo menos, tres nombres, a saber: comercial, químico y oficial. El nombre comercial
(de patente) del fármaco es el que le da el fabricante. Un solo fármaco puede tener varios
nombres comerciales, pues, posiblemente, es fabricado por varias compañías, cada una de las
cuales le da una marca diferente. El nombre químico de los fármacos es una descripción de sus
componentes; el nombre oficial o genérico es el que se encuentra en una de las publicaciones
oficiales.
Algunas indicaciones de medicación señalan la hora exacta en que se administra una medicina;
otras dejan a juicio del enfermero la hora de la administración; por ejemplo, no es raro que el
sulfato ferroso se prescriba tres veces al día, después de las comidas, en tanto que la duralgina
suele indicarse de modo que el enfermero la administre cuando juzgue que el paciente necesita
un analgésico.
Administración de medicamentos
Los medicamentos se pueden administrar por muchas vías, entre las cuales la más común es la
oral. La parenteral, considerada a menudo como sinónimo de inyección, abarca en realidad todas
las vías distintas de la oral, incluyendo las de uso tópico, la transdérmica, así como a través de
las mucosas (gástrica, respiratoria, vaginal y rectal).
La vía de administración, más que cualquier otro factor, determina el inicio del efecto del
medicamento. Por ejemplo, los fármacos administrados mediante la inyección intramuscular
actúan casi inmediatamente porque tienen acceso directo al torrente sanguíneo. Por lo tanto, se
usan comúnmente para producir una respuesta rápida. Los antibióticos, con frecuencia, se
administran por vía intramuscular para lograr una reacción rápida y continuada.
Otros medicamentos se deben dar por vía intravascular porque por otras resultan ineficaces o
peligrosos. Sin embargo, dicha vía está contraindicada para el uso de ciertos fármacos. Por
ejemplo, algunos preparados no acuosos en suspensión, no se pueden dar por vía intravascular
porque obstruyen el flujo sanguíneo.
Los medicamentos administrados por vía intratecal, como en la raquianestesia, también actúan
con rapidez. Sin embargo, los fármacos administrados por vías parenterales, que no sean
inyección, deben ser absorbidos por la corriente sanguínea, a fin de poder ejercer su efecto. Por
lo tanto, el punto máximo de su efecto tarda en alcanzarse, de modo que estas vías suelen
usarse cuando el estado del paciente no requiere con urgencia el efecto medicamentoso
inmediato.
La vía recomendada también depende del órgano o aparato sobre el cual se espera que actúe el
fármaco. Por ejemplo, los padecimientos cutáneos suelen necesitar medicamentos tópicos; los
trastornos digestivos se tratan comúnmente con fármacos orales.
Si se comete un error hay que avisar inmediatamente al médico o al jefe de enfermeros para
que se tomen medidas inmediatas que protejan al paciente. Cabe también analizar el caso para
determinar la causa del error y prevenir que ocurra otro, y valorar posteriormente la actuación
del enfermero.
Precauciones generales
Una buena base para la práctica correcta de la enfermería es el saber. De manera tradicional, los
cinco correctos han servido como guía para la administración de medicamentos: el medicamento
correcto, la dosis correcta, la vía correcta, la hora correcta y el paciente correcto. Esos cinco
requisitos siguen vigentes; sin embargo, una buena actuación del enfermero necesita más
requisitos que los mencionados.
La información del enfermero debe ampliarse hacia la identificación de los problemas de atención
de enfermería que necesita el paciente, y hacia la forma en que él puede actuar para que el
paciente tenga cubiertas esas necesidades. Por ejemplo, ayudar al paciente a cambiar de
posición y darle apoyo físico ¿aumentan la acción de un analgésico?
A menudo, los pacientes necesitan informar al enfermero o al médico, las reacciones provocadas
por determinados medicamentos, y sobre todo aquellos fármacos que son administrados en
casa. Algunos necesitan conocer la importancia del medicamento prescrito y la dosis que han de
tomar. Con bastante frecuencia se escucha: "Si una tableta me hace bien, dos me harán mejor."
Hay personas que también necesitan ayuda para comprender el valor de la dosis prescrita y su
acción, así como una explicación realista de los resultados que se esperan. Esto es importante
tanto para el paciente hospitalizado como para el que toma los medicamentos en la casa,
quienes deben conocer la naturaleza de los fármacos que se administran, los motivos por los
cuales lo hacen, las dosis que se ordenan y los posibles efectos secundarios. También es
necesario hacerles saber los signos y síntomas adversos a los que deben estar atentos al tomar
estos fármacos, y los peligros a que se exponen al alterar la dosis o al no administrarse los
medicamentos.
Otra preocupación de la enfermería son las reacciones idiosincrásicas a los medicamentos, las
dosis excesivas de estos y la ingestión de veneno.
Preparación de medicamentos
La medicina debe administrarse en la dosis exacta indicada por el médico. Si se requieren dosis
pequeñas (para niños) la práctica común es que los medicamentos sean preparados con
precisión por un farmacéutico. Cuando hay que calcular la dosis, conviene que un segundo
enfermero revise los cálculos del primero. El enfermero no debe calcular una dosis por iniciativa
propia; por ejemplo, nunca debe romper una tableta no ranurada para obtener una dosis. La
dosis del medicamento es indicada por el médico, tomando en cuenta el peso, la edad, el sexo y
el estado físico del paciente. Como consecuencia, las dosis aproximadas son peligrosas.
Con el propósito de evitar errores, el enfermero que prepara el medicamento debe administrarlo
personalmente y enseguida que lo prepara. Si los medicamentos preparados se dejan sin
administrar, aumenta el peligro de que se pierdan o sean tomados por otros pacientes.
Cuando un enfermero está preparando diversos medicamentos para un grupo de pacientes, las
medicinas de uno se separan de las de los otros.
Ciertos fármacos solo son compatibles por un lapso breve de tiempo, después de ser
combinados, y se deben administrar en un plazo de 15 min como máximo. Pasado este tiempo,
factores ambientales como la temperatura, la exposición a la luz y a la humedad, pueden alterar
la compatibilidad.
El método más común de administrar medicamentos es por vía oral. Cápsulas, líquidos, tabletas,
polvos y trociscos, se administran por la boca.
Los trociscos son para disolverse, por su efecto local. La administración sublingual consiste en
colocar el medicamento bajo la lengua del paciente y la región vestibular, sitios donde se
disuelve y absorbe con lentitud.
La instilación consiste en poner un medicamento en forma líquida en una cavidad u orificio del
cuerpo, por ejemplo, oídos, ojos y vejiga urinaria. Los medicamentos líquidos pueden instilarse
con un gotero (en el oído) o con una jeringuilla (en la vejiga urinaria).
Los medicamentos también pueden ser aplicados en la piel y las mucosas, esto se llama
aplicación tópica. Por ejemplo, los antisépticos, los astringentes y los emolientes, pueden
aplicarse en forma líquida o en pomada.
Los supositorios se introducen en una cavidad o en un orificio del cuerpo, como el recto o la
vagina. El supositorio se disuelve gradualmente a la temperatura corporal liberando el fármaco,
que se absorbe a través de la mucosa. Aunque se administran supositorios en ocasiones en las
que se desea obtener un fármaco que ejerza una acción general, por ejemplo para dar un
sedante, no se considera tan eficiente como los administrados por otras vías. Por ello, los
supositorios se utilizan principalmente por su acción local. Pueden usarse para administrar un
analgésico a la zona rectal, o para estimular la peristalsis y lograr un movimiento del intestino.
Los medicamentos se administran por su efecto general o local. Por efecto general se entienden
las acciones del medicamento en todo el cuerpo, en tanto que por efecto local se entiende aquel
que ocurre en una zona específica, como el de una pomada en una zona particular de la piel. A
veces los medicamentos que se administran por su efecto local tienen reacciones generales, por
ejemplo, puede aparecer una reacción indeseable, como fiebre, debido a la aplicación tópica de
una pomada en una incisión.
Medicamentos y pacientes
Una vez que el enfermero haya identificado con precisión al paciente, hay que explicarle el
tratamiento que se le va a aplicar, porque muchas veces la explicación le da seguridad y
refuerza la eficacia de la droga. En ese momento el enfermero puede explicarle la acción de la
medicina en términos claros. Los pacientes suelen sentirse satisfechos de participar en su
tratamiento y son capaces de controlarse mejor. Si el médico no quiere que el paciente reciba
informes del enfermero sobre un medicamento dado, este puede sugerirle que le pregunte al
médico lo que desee saber.
A veces, el enfermo rechaza un medicamento y con frecuencia son válidas las razones que alude
para hacerlo. Si el paciente se rehusa, el enfermero debe encontrar la razón. Algunas de estas
razones pueden ser:
Por lo general, el enfermero puede afrontar con buenos resultados la razón que plantee el
enfermo para rechazar la medicina, por ejemplo, si tiene sabor desagradable, podrá
administrarse con jugos de frutas. La indicación del médico debe revisarse si el paciente la
discute. La negativa del paciente a tomar su medicamento debe comunicarse siempre al médico
o al jefe de enfermeros y anotarse en la historia clínica. En ciertas circunstancias es mejor
notificar al médico de inmediato, en especial cuando el estado del paciente peligra si omite el
medicamento, como ocurre si el cardíaco no toma el digital prescrito.