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Nombre alumno: José Francisco Treviño Contreras

Asignatura: Derechos Humanos

Actividad: 9

Maestra: Susana Jaramillo Olivas

Grupo: Administración III – 134

2 de Agosto del 2018


Garantías que menores de 12 años y adolescentes con conducta tipificada como delito por
las leyes Penales

Introducción

La discusión sobre la responsabilidad delictiva de los menores de edad ha versado


principalmente sobre el concepto de imputabilidad o inimputabilidad; el problema se ha
centrado en determinar si deben ser sujetos de reproche cuando ejecutan una conducta
típica y antijurídica y, en consecuencia, cómo deben ser sancionados. La libertad, es decir,
el ejercicio del libre albedrío, es lo que fundamenta la responsabilidad de los actos del
hombre, porque elige libremente, y es precisamente de esta libertad que surge la denuncia.

Desarrollo
El estado actual de los menores infractores es producto de una historia larga, los menores
infractores como entes conflictivos se han constituido en un serio problema social.

En los últimos años en México se ha profundizado tal problema, sumándose a los conflictos
de la seguridad pública y, en sentido más amplio, a la problemática nacional, la cuestión no
sólo se encuentra como resultado y reto en la sociedad civil, sino también pueden verse
sus efectos, y por supuesto algunas de sus causas, en los sistemas administrativos que se
encargan de atender a los menores infractores, así como en aquellos reincidentes que
constituyen acaso la mayor evidencia de la escasa adaptación del menor infractor en las
instituciones actuales que se encargan de ellos.

Para solucionar este tipo de problemas de los menores infractores existen diversas,
propuestas desde las diferentes disciplinas que estudian la modernización de la
administración de justicia del menor, desde implementar una propuesta correctiva, hasta
hacer eficientes y eficaces las normas mínimas procesales de jurisdicción, sin embargo,
este problema de la administración de justicia desde la minoría de edad debe responder a
una lógica diversa a la administración general de justicia; para nosotros su problemática y
soluciones lógicas son una cuestión de implementación de normas, organización y
modernización educativa, además de reconocer en la evaluación el bajo grado de éxito con
que se proporciona el actual servicio a los menores para su supuesta readaptación, y no
sólo de jueces que ineficazmente ajustician benévola, pronta, expedita y Cumplidamente.
EL ESPACIO DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA DEL MENOR EN EL ESTADO
CONSTITUCIONAL DEMOCRÁTICO Y SOCIAL

Este tipo de administración de justicia desde cierta perspectiva debe ser explicada hoy dentro
del paradigma del Estado constitucional democrático y social (ECDS).
El cual es analizado desde diversas perspectivas; para algunos, éste es la institucion
Jurídica real y no tan sólo nominal de la democracia, en donde la Constitución tiene a un
guardián que es un Tribunal Constitucional o, como en nuestro país ocurre, una Suprema
Corte de Justicia de la Nación que desempeña ese papel.
es necesario realizar las siguientes consideraciones que en mucho nos pueden ayudar a
comprender al sistema actual de tutela de menores infractores, el ECDS como máximo
avance jurídico en este campo sociopolítico, jurídico es producto de las luchas históricas del
ser humano por institucionalizar la democracia, la seguridad jurídica, la seguridad ciudadana y
la justicia social, y en nuestro país significa poder transformar a las garantías individuales en
sociales, pasar de los derechos humanos de la primera generación a los de las siguientes
tres, fortalecer una democracia ya legitimada por medio del voto secreto efectivo, luchar por
establecer normas de igualdad y oportunidad para toda la sociedad, entre otras
características, y también concebir al derecho de acuerdo a la corriente teórica del garantizo,
como un sistema de valores que primero que nada tutela la dignidad y los derechos humanos.
El cual se basa en un conjunto de principios, sistema de valores y custodia institucional tutelar
efectiva de la Constitución, y cuenta con una eficaz Suprema Corte de Justicia como Tribunal
Constitucional: entes operables que dan sentido a la organización social que busca a la
justicia de la sociedad posmoderna o del conocimiento

JUSTIFICACIÓN DEL TRASLADO DEL ÓRGANO DE TUTELA DE MENORES


INFRACTORES AL PODER JUDICIAL EN COORDINACIÓN CON LA SECRETARÍA DE
EDUCACIÓN PÚBLICA
la administración de justicia del menor infractor (antes de la reforma reciente del articulo
18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos la impartia el Consejo de
de Menores,institución del Poder Ejecutivo que al limitar la libertad del individuo en el sentido
más estricto quebrantaba el principio de la división de poderes, ya que la limitación de la
libertad es función exclusiva del Poder Judicial y al Poder Ejecutivo solo se le permite privar
de la libertad al individuo por treinta y seis horas y en el caso del Ministerio Publico solo por
cuarenta y ocho horas.
el Consejo de Menores estaba despojando de una competencia atribuible por imperio
constitucional al Poder Judicial.
La única excepcionalidad es la jurisdicción por atribución constitucional, que sólo está
permitida para el Tribunal Contencioso Administrativo.
Constitucionalmente, al Consejo de Menores no le estaba permitido realizar actos en contra
de los derechos de los menores. Por tanto, éste se convertía en un órgano administrativo
paralelo al Judicial que suspendía fácticamente la libertad individual del menor.
En consecuencia lógica, fue establecido sin sustento constitucional, el Consejo de Menores
desvirtúa en este espacio la naturaleza de un Estado constitucional democrático social.

Con la reforma al recientemente citado artículo 18 de la Constitución Política de los Estados


Unidos Mexicanos, el problema sustancial jurisdiccional en principio, en cierta medida se
intenta subsanar.
El Constituyente envió al Poder Judicial las facultades como el órgano jurisdiccional
competente, con la denominación: magistrado de adolescentes, juez "especializado" para
adolescentes y una nueva figura (cuyo nombre es desafortunadamente tétrico) en el
ordenamiento mexicano "juez de ejecución de adolescentes".
El Constituyente instituyó en la Procuraduría General de la República un "Ministerio Público
para Adolescentes" y dejó a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública a los llamados
centros de tratamiento, denominados ahora "centros de internamiento para adolescentes".
Pero también es evidente que la problemática de los menores no se encontraba
sustancialmente en el órgano jurisdiccional sino también en los centros de tratamiento.

en 1926, cuando se crea en la ciudad de México el Reglamento para la Calificación de los


Infractores Menores de Edad en el Distrito Federal, propiamente no era un tribunal sino un
consejo, compuesto por tres personas, el cual sólo calificaba infracciones; el Consejo se
componía de un profesor normalista, un médico y un experto en estudios psicotécnicos, que
desarrollaban tareas de apoyo con los menores. ; aquí debemos resaltar la importancia de
incluir a un maestro desde el principio; en 1928 se instituye la Ley sobre Previsión Social de la
Delincuencia Infantil en el Distrito Federal y Territorios Federales, con tres jueces, pero a
diferencia del anterior aquí se incluyó a un psicólogo. Con nuevas competencias, estos entes
sólo querían atenuar los castigos a los menores que eran llevados a prisiones de adultos.

En el Código Penal de 1929 se establecen por primera vez los diversos castigos a los
menores y se incluye en el sistema penal a los menores infractores. En el Código de
Organización de competencia y de Procedimientos en Materia Penal del mismo año, ya se
mencionan los abogados como parte de los órganos jurisdiccionales para juzgar a los
menores. Posteriormente en el Código Penal del Distrito Federal y Territorios Federales, se
establecen nuevas normas que regulan a los menores.

El 12 de diciembre de 2005 se emitió una reforma al artículo 18 de la Constitución Política de


los Estados Unidos Mexicanos que establece un nuevo paradigma para la administración de
justicia del menor. La reforma rompe con el esquema anterior y se sitúa en el umbral de la
legalidad, que no tan sólo del Estado de derecho democrático y social. Las consecuencias
que derivan de ello, es que finaliza la eterna discusión bizantina entre el sistema garantista y
tutelar de los menores llamado "infractores".

En cierto sentido la reforma es un avance para administrar justicia a los menores, sin
embargo, la reforma tiene serias deficiencias.
Se pide un sistema integral de justicia, sin embargo, sólo se modifica la parte jurisdiccional y
se olvida el núcleo esencial que es la reforma estructural de los adolescentes que se
encuentran internados en los centros de tratamiento (llamados en otra época escuelas
correccionales o reformatorios).
La cual debería estar a cargo de la Secretaría de Educación Pública (infra).
Se recurre a la analogía, para tipificar las conductas del menor, se toma como referente el
Código Penal Federal.
La analogía está prohibida en la Constitución que establece en su artículo 14: "En los juicios
del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún por mayoría de razón,
pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se
trata". Incluso el hacinamiento será mayor en los centros de tratamiento ya que muchos
menores caerán en los supuestos penales federales. La mayoría de las conductas tipificadas
como delitos realizadas por los menores se encuadran en la denominación graves. Incluso en
el proyecto se establecen los delitos por los cuales el menor puede ser sujeto de
internamiento.

En la Constitución se establecen todavía medidas de orientación, protección y tratamiento que


no son más que simples penas en estricto sentido, se sostienen determinadas frases
valorativas, como "el interés superior del adolescente" aunque en la realidad no se cumplan.
La reforma establece que las medidas de internamiento deben ser breves, sin embargo en el
proyecto de ley se establecen penas de prisión hasta de siete años. Se utilizan términos
calificativos como conductas antisociales que pueden dar lugar a detenciones arbitrarias. La
redacción en lo general es repetitiva y contradictoria.

En sentido contrario, los centros de internamiento se convirtieron en auténticas prisiones, con


personal mal pagado y sin el perfil adecuado para atender a los menores problemáticos. Los
internados paradójicamente tienen la misma triste historia, como si juzgarlos fuera la esencia y
no la atención eficiente, eficaz y con calidad de estos menores problemáticos en conflicto con
la ley.

LOS CENTROS DE INTERNAMIENTO DE LOS MENORES INFRACTORES

La escuela correccional tiene una historia asimétrica en relación a los tribunales de menores,
mientras éstos se "perfeccionaban" e impartían justicia. Los lugares de internamiento eran y
siguen siendo lugares de hacinamiento y cárceles en sentido estricto. Incluso con la reciente
reforma de noviembre de 2005 al artículo 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en los lugares de internamiento de los menores problemáticos no se vislumbran
cambios estructurales.
Los centros de internamiento de menores han sido tutelados por varias secretarías del
gobierno, cuando históricamente la escuelas correccionales deberían de pertenecer en buena
lógica a la Secretaría de Educación Pública, esta afirmación es susceptible de demostrarse.
En un primer momento, las escuelas correccionales o reformatorios pertenecían a la
Secretaría de Estado y del Despacho de Relaciones Interiores y Exteriores. Posteriormente se
crea una Secretaría de Justicia e Instrucción Pública donde quedan bajo su tutela,
dependencia que enviaba a los menores "delincuentes" a prisiones sin ninguna diferenciación
entre adultos y menores, incluso, purgaban sus condenas en los mismos lugares que éstos.
Estas condiciones de vida fueron percibidas por diferentes personas preocupadas por el
menor. En 1841, don Manuel Eduardo de Gorostiza estableció una casa correccional anexa al
Hospital de Pobres, con fondos de la administración municipal.
El 7 de diciembre de 1871, el Congreso expidió un decreto con el objeto de que se pusiese en
observancia el artículo 13 transitorio del Código Penal que ordenaba que los establecimientos
conocidos con los nombres de Tecpan de Santiago y Hospicio de Pobres fuesen destinados
para la corrección penal y para la educación correccional de los jóvenes
delincuentes. Formalmente, desde esta fecha, a los menores se les ubicó en el sistema penal,
y ya desde 1884 los menores que infringían la ley eran enviados al Ex Convento de San
Pedro y San Pablo. En ese colegio se les internaba para su reeducación, aunque los menores
que cometían delitos más graves eran llevados a la Prisión de Belén, a donde se les
encerraba con delincuentes adultos, quienes los pervertían e instruían en el robo y asesinato.
La multiplicidad de tareas encomendadas a la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública no
permitió que se hiciera más eficiente y eficaz la atención a los menores "infractores". Se
requirió dividirla con un personal especializado para cada una de ellas, es así que por decreto
del 16 de mayo de 1905, el ramo de la Instrucción Pública fue separado de la Secretaría de
Justicia. Esta división administrativa tuvo como finalidad atender con mayor eficacia y
eficiencia cada uno de los rubros de la formación de los menores. Sin embargo, los incipientes
lugares donde se recluía al infante no fueron contemplados para que se hiciera cargo la nueva
Secretaría de Instrucción Pública, que era el lugar que le correspondía por ser menores en
formación. Las razones no se encuentran inventariadas, pero suponemos que los menores
que infringían una disposición no eran percibidos como niños normales que estaban en
proceso de educación.
Insertados los menores infractores en la administración de justicia quedaron entre el umbral
de lo real y lo ordenado o contenido en las letras de los códigos; entre finalidades reales y
aparentes del sistema penal y no del educativo, el 30 de septiembre de 1908 se propone crear
un órgano jurisdiccional exclusivo para los menores, con la finalidad de "mejorar sus
condiciones de vida" en la correccional.
Asimismo, el gobierno del Distrito Federal explica en el proyecto que había dirigido a la
Secretaría de Justicia una petición para la creación del órgano jurisdiccional y que ésta no
había respondido a su requerimiento, lo que motivó que se dirigiera a la Secretaría de
Despacho y Gobernación. Resalta en el oficio que el establecimiento que funciona con el
nombre de Escuela Correccional de Artes y Oficios para Varones no se sujeta a los requisitos
que el derecho penal prescribe, por lo cual "la Escuela Correccional no es otra cosa que una
cárcel con todos los defectos de que vienen adoleciendo los establecimientos de esta especie,
desde que la Nueva España se independizó de la metrópoli".
El gobierno del Distrito Federal explica, además, que en la escuela correccional se encuentran
menores que no son delincuentes; es decir, existen niños menores recluidos abandonados por
sus padres, que al contacto con los criminales siguen los pasos de éstos, por lo cual es
necesario tomar medidas. Mientras tanto, se termina la construcción del edificio que con gran
prisa se está llevando a cabo en la cabecera de la municipalidad de Tlalpan. Asimismo,
señalan en el oficio girado a la Secretaría de Despacho y Gobernación que los comisarios de
policía no lleven niños a la escuela correccional por peleas simples, por robos insignificantes o
que hayan delinquido por primera vez; los menores en estos supuestos deben ser entregados
a sus padres. Se indica que los niños abandonados o menores de 14 años sean llevados aun
hospicio y no a la escuela correccional, y solicita a la Secretaría de Despacho y Gobernación
gestione ante la Secretaría de Justicia dichas propuestas. La respuesta del escrito no fue
inmediata, y pasó mucho tiempo antes de ser contestado.
Ante la inactividad de la Secretaría de Despacho y Gobernación y la Secretaría de Justicia
para resolver la problemática del menor, el Gobierno del Distrito Federal decidió construir un
sitio en el que pudiera retener y controlar socialmente a los menores de edad. Por ello, en La
Gaceta de la ciudad de México del 25 de octubre de 1908 (año IV, t. II) se describe la
estructura de la nueva organización administrativa, donde además se puntualiza el mal
funcionamiento del antiguo lugar de reclusión de menores:

DE LO PUNITIVO A LO EDUCATIVO

Por las evidencias históricas presentadas, se puede decir que los centros de internamiento
son instituciones pervertidas en sus fines. Existen contradicciones claras entre sus objetivos y
sus quehaceres reales. El perfil del personal que atiende a los menores tiene un perfil
educativo idóneo (infra), por tanto, lo deseable es que sea la Secretaría de Educación Pública
quien se haga cargo de los menores en coordinación con el Poder Judicial, tal afirmación es
susceptible de demostrarse.
La Dirección General de Prevención y Tratamiento de Menores, quien esta a cargo de los
centros de internamiento de los menores, está integrado por dos tipos de personal: los que
procuran justicia y los que intentan prever y formar valores y saberes. A continuación se
desglosa el número de personas que trabajan en la institución y su perfil, intentando
demostrar que la Dirección General de Prevención y Tratamiento de Menores, en sentido
amplio, debería ser en esencia una instancia formativa y no punitiva.
La Dirección de Prevención y la Dirección Técnica, encargadas de asignar las tareas a los
comisionados, están integradas por cuarenta y tres abogados, tres médicos, siete
trabajadores sociales y dos psicólogos, los cuales realizan dos funciones: procurar justicia a
los menores y prevenir, por medio de programas educativos, las conductas antisociales del
menor.
Los comisionados realizan la función de ministerios públicos y peritos. Por sus conocimientos,
los abogados, en su mayor parte, tienen asignada la tarea de representar los derechos de la
sociedad y son los encargados de defender los intereses legítimos de las personas afectadas
por las infracciones que se atribuyen a los menores. Realizan las diligencias conducentes a la
comprobación de los elementos constitutivos del delito en los que se presume la participación
del menor; además de intervenir en el procedimiento que se instruye al menor ante el Consejo
de Menores.
En la realidad, los "comisionados" realizan tareas deficientes de representantes de la
sociedad, ya que en sus prácticas jurídicas cotidianas sólo se concretan a llenar machotes y
realizar resúmenes de los expedientes que les son entregados por el ministerio público local o
federal. Son sólo actores en el procedimiento que se le sigue al menor infractor ante el
Consejo de Menores. Es escasa su investigación y sólo se concretan a consignar los
expedientes que les han sido previamente entregados. Más bien, los comisionados deberían
estar regulados por los tribunales locales y federal (como ya se estipuló en el nuevo proyecto),
donde se realizan las tareas de procuración con mayor eficiencia y eficacia (por lo menos,
supuestamente, en el plano teórico), además de contar con los elementos materiales para
realizar cabalmente su función de procuración.
La Dirección de Prevención y la Dirección Técnica también son dos instancias que pertenecen
a la Dirección General de Prevención y Tratamiento de Menores. La primera dirección está
compuesta por seis psicólogos, seis pedagogos, siete trabajadores sociales, dos médicos y
cuatro terapeutas familiares, y la segunda cuenta con un pedagogo y cinco trabajadores
sociales. En esencia, el personal de la Dirección de Prevención y el de la Dirección Técnica
diseñan los programas educativos para evitar que los menores cometan infracciones.
Muchas de estas actividades se encuentran en los informes de labores de la Secretaría de
Gobernación. Por mencionar un ejemplo de cada informe en 1991-1992, se puso en práctica
el programa educativo "Desarrollo Integral del Adolescente", el cual abarca temas como
orientación educativa y laboral, familia, sociedad y educación. En el periodo 1992-1993, se
implementó el Programa de Atención a Población Abierta. En el informe de labores 1993-
1994, se difundió el Programa Educativo "Evita esta Ausencia. En 1994, en colaboración con
la Comisión de Derechos Humanos, el Fondo de las Naciones Unidas a Favor de la lnfancia y
los gobiernos de las entidades federativas, se impartieron cinco talleres regionales sobre
menores infractores. En 1994-1995, se implantó un programa educativo de prevención
denominado Módulos de Orientación y Apoyo. En el periodo 1995-1996, se desarrolló con
más énfasis el programa de Escuela para Padres. En 1997-1998, se emprendieron acciones
en el país para fomentar valores culturales, legales, cívicos y sociales entre los mexicanos
para crear conciencia y hábitos que permitan consolidar la cultura de la prevención del
delito. En 1998-1999, se difundieron programas en escuelas de nivel básico. En los años
subsecuentes se han dado diversos cursos en el mismo tenor. Así pues, es evidente que
estos formadores por su perfil y sus actividades cotidianas pertenecen al sector formativo, ya
que esencialmente difunden valores. Sin embargo, su eficacia y eficiencia es escasa, ya que
sus programas son efímeros, no son secuenciales y carecen de una metodología que les
permita conocer con certeza sus resultados.
La antigua escuela correccional, posteriormente llamada escuela de orientación, es el
sedimento o base de los actuales centros de tratamiento. Los centros donde se recluyen a los
menores son: el Centro de Tratamiento de Varones, el Centro de Diagnóstico de Varones, el
Centro de Desarrollo para Menores, el Centro de Desarrollo Integral para Mujeres, el Centro
de Diagnóstico y Tratamiento de Mujeres, el Centro de Atención Especial "Dr. Quiroz Cuarón"
y el Centro Inter-disciplinario de Tratamiento Externo; los cuales están diseñados para llevar a
cabo funciones de prevención especial, tratamiento integral y secuencial. El personal realiza
en su mayor parte labores educativas. Cuentan con un director que requiere tener título en
pedagogía, psicología o educación especial; experiencia mínima de dos años en el
tratamiento de menores infractores y no haber cometido delito intencional.
Cada centro de tratamiento supuestamente está diseñado para tratar de atender a menores
infractores con diversa personalidad. Para ello cuentan con personal que intenta adaptar al
menor a la sociedad. Sin embargo, el personal que labora en los seis centros de tratamiento
directamente con los menores corresponde al sistema educativo, y no al clínico como
pareciera decir con la palabra "tratamiento".
El Centro de Tratamiento de Varones está integrado por diez psicólogos, doce pedagogos,
catorce trabajadores sociales, ocho médicos, dos psiquiatras y cuatro odontólogos. El Centro
de Diagnóstico de Varones está compuesto de diez psicólogos, diez pedagogos, veintidós
trabajadores sociales, once médicos, un psiquiatra y dos odontólogos. El Centro de Desarrollo
Integral para Mujeres está constituido por seis psicólogos, cinco pedagogos, seis trabajadores
sociales, seis médicos y dos odontólogos.
Además, el Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Mujeres está integrado por cuatro
psicólogos, seis pedagogos, ocho trabajadores sociales, seis médicos, un psiquiatra y un
odontólogo. El Centro de Atención Especial "Dr. Quiroz Cuarón", que en realidad es una
prisión de alta seguridad, está estructurado por tres psicólogos, tres pedagogos, dos
trabajadores sociales y un psiquiatra. El Centro Interdisciplinario de Tratamiento Externo está
configurado por cinco psicólogos, cuatro pedagogos, diez trabajadores sociales, dos médicos
y dos terapeutas familiares que, en realidad, intentan reformar, adaptar, enseñar, trasmitir
conocimientos y valores a los menores, sin que esto sea metodológicamente posible.
El total del personal en la Dirección General de Prevención y Tratamiento de Menores es de
1193. De esta cifra el personal dedicado a adaptar a los menores son 223. Aunque el restante
personal es de custodia y administrativo, el núcleo esencial que adapta al menor a la sociedad
tiene un perfil educativo, incluso sus programas están diseñados de esa forma, por tanto ¿por
qué están insertos en un sistema de represión y no de formación?
El sistema actual, por su composición, es un ente represivo que está integrado por cuerpos de
vigilancia llamados "custodios" que deben acreditar estudios de secundaria, no haber sido
sentenciado por delito intencional y aprobar los exámenes biopsicosociales. Este personal con
escasa preparación son los que conviven diariamente con los menores; son ellos quienes
conocen su vida y preocupaciones. Sin embargo, es poco lo que pueden hacer por ellos. El
trato con los menores y su corrección cotidiana están a cargo de los custodios, ¿pero qué
pueden saber ellos sobre labores de corrección y enseñanza de valores?
Los custodios deberían desaparecer y ser sustituidos por psicólogos, pedagogos, trabajadores
sociales, psiquiatras, médicos y otras carreras afines que entiendan y comprendan su actuar,
y que, además, vivan dentro de esos centros. Pero no con la organización represiva diseñada
implícitamente por la Secretaría de Gobernación, sino con una formativa, ya que el perfil
profesional del personal dedicado a los menores debe pertenecer al de un sistema
especializado educativo, y no al de un sistema punitivo.
De acuerdo con las evidencias históricas y datos aportados del perfil del personal de los
centros de tratamiento (antes llamados escuelas correccionales o reformatorios), éstos
deberían operar bajo la dirección de la Secretaría de Educación Pública en coordinación con
los poderes judiciales estatales y federal. Su instancia dentro de la Secretaría que controla a
la seguridad interior no produce los resultados deseados, ya que las instituciones actuales son
deficientes y ensanchan la acción pública represiva, en perjuicio de la acción educativa del
poder público.
Reconocemos que la administración pública debe proporcionar a los menores infractores
verdaderas escuelas donde se permita adquirir los satisfactores básicos formativos para una
vida plena, como ordena el artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos:
La ley determinará los apoyos a la protección de los menores, a cargo de instituciones
públicas. Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de
alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Los
ascendientes, tutores y custodios tienen el deber de preservar estos derechos. El Estado
proveerá lo necesario para propiciar el respeto a la dignidad de la niñez y el ejercicio pleno de
sus derechos. El Estado otorgará las facilidades a los particulares para que se coadyuven al
cumplimiento de los derechos de la niñez

https://www.unicef.org/costarica/docs/cr_pub_Antologia_derechos_NNA_Escuela_Judicial.pdf

http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5494057&fecha=16/08/2017

http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/Informe_NNACMNA.pdf
Las últimas reformas que ha tenido la regulación sobre menores infractores en México han
abierto un terreno fértil para la discusión jurídica, pues existen varias posturas al respecto. Los
autores de este artículo nos muestran la evolución del artículo 18 constitucional encargado de
la regulación en la administración de justicia para menores, y explican la interacción que habrá
de darse entre el Poder Judicial de la Federación y la Secretaría de Educación Pública, pues
en concordancia con los lineamientos internacionales el menor no es un delincuente sino un
infractor que requiere de supervisión y educación. Es decir, requiere de un tratamiento de tipo
preventivo y formador, más que de tipo correccional, lo cual representa un gran avance en
nuestro sistema de impartición de justicia.

Conclusiones del artículo.


El derecho penitenciario adolescente mexicano derivado de la reforma constitucional del año
2005 ha contribuido a generar una introducción temprana de los niños al universo punitivo
adulto, la cual genera una reproducción originaria de los patrones carcelarios en el mundo
infantil, lo que a su vez conduce al crecimiento de la impunidad y la iniciación temprana en el
mundo de la delincuencia organizada, independientemente de cuan violatorio de los derechos
del niño resulta someterlo a un procedimiento jurisdiccional sin observar adecuadamente las
garantías de audiencia y debido proceso que estipula la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
La adecuación del contenido de la reforma constitucional por parte de las legislaciones del
fuero común tuvo un proceso desigual en todos los estados de la República, generando a la
vez disparidad e inequidad en la construcción de la percepción jurídica del menor infractor en
nuestro país, condicionado por factores tales como las costumbres, el régimen vigente con
anterioridad (tutelar o garantista), lo que motivó a su vez la intervención del Poder Judicial
Federal, cuya jurisprudencia está modelando un Derecho Correctivo Minoril más acorde al
contenido del artículo 18 Constitucional.
Ahora bien, la luz de esperanza se encuentra en el estudio acucioso y profundo que el Alto
Tribunal ha realizado del cual se desprende que se considera que los menores infractores no
son susceptibles de ser sometidos al mismo procedimiento para la imposición de sanciones
que los adultos. El sufrimiento que impone la propia naturaleza de los hechos que le son
atribuidos- ciertos o no-, la génesis familiar y personal, la situación económica, el desempleo o
el subempleo, la historia sexual previa de los adolescentes y el desarrollo de sus mentes y
cuerpos en la etapa de la pubertad, implican la necesidad de emitir una serie de reglas que
permitan fijar con claridad y precisión las causales que originaron los efectos que condujeron
al menor a cometer un hecho típico que la Ley Penal sanciona como Delito. Asimismo,
también debemos considerar indispensable incorporar humanismo, compasión y comprensión
del Derecho Penal Jurisprudencial al entendimiento criminológico de la dinámica de los
menores infractores.
En este sentido, se hace indispensable cada vez más estudiar y alentar la investigación sobre
la inimputabilidad y la capacidad de toma de decisiones del menor tabasqueño, orientándose
hacia sus habilidades cognitivas y a la vez, adquirir conocimientos que servirán para
el diseño de estrategias educativas realmente enfocadas a retener la atención del menor,
disminuir el índice de deserción escolar y encontrarnos, en palabras más sencillas, al nivel de
los niños, niñas y adolescentes de hoy, haciendo a la vez prevención del delito a través de la
alta tecnología y los medio de comunicación.
Así pues, vemos que aunque el Derecho Constitucional Penal Ordinario, el Derecho
Penitenciario y su reciente alternativismo, la criminologíapenitenciaria y el propio de las
entidades federativas evolucionen de una forma más severa, siempre existe la posibilidad de
que el amparo promovido ante la Justicia de la Unión morigere el rigor del derecho penal
adolescente.

La Federación, los Estados y el Distrito Federal establecerán, en el ámbito de sus


respectivas competencias, un sistema integral de justicia que será aplicable a quienes se
atribuya la realización de una conducta tipificada como delito por las leyes penales y tengan
entre doce años cumplidos y menos de dieciocho años de edad, en el que se garanticen los
derechos fundamentales que reconoce esta Constitución para todo individuo, así como
aquellos derechos específicos que por su condición de personas en desarrollo les han sido
reconocidos. Las personas menores de doce años que hayan realizado una conducta prevista
como delito en la ley, solo serán sujetos a rehabilitación y asistencia social.
La operación del sistema en cada orden de gobierno estará a cargo de instituciones,
tribunales y autoridades especializados en la procuración e impartición de justicia para
adolescentes. Se podrán aplicar las medidas de orientación, protección y tratamiento que
amerite cada caso, atendiendo a la protección integral y el interés superior del adolescente.
Las formas alternativas de justicia deberán observarse en la aplicación de este sistema,
siempre que resulte procedente. En todos los procedimientosseguidos a los adolescentes se
observará la garantía del debido proceso legal, así como la independencia entre las
autoridades que efectúen la remisión y las que impongan las medidas. Éstas deberán ser
proporcionales a la conducta realizada y tendrán como fin la reintegración social y familiar del
adolescente, así como el pleno desarrollo de su persona y capacidades. El internamiento se
utilizará solo como medida extrema y por el tiempo más breve que proceda, y podrá aplicarse
únicamente a los adolescentes mayores de catorce años de edad, por la comisión de
conductas antisociales calificadas como graves."[2]
Esta reforma Constitucional entró en vigor el día 12 de marzo de 2006 en toda la República
Mexicana, concediéndose un término para la Vacatio Legisde un año, como es de apreciarse
del cómputo del mismo.
Habida cuenta de que el régimen que se llevaba en nuestro país era mixto – en algunas
jurisdicciones tutelar y en otras garantistas – se procedió a iniciar un proceso de revisión
nacional de las respectivas legislaciones a través de los poderes Ejecutivos de cada uno de
los Estados de la Federación. No obstante, y es aquí donde comenzamos a entrar en
la materia de estudio, el Legislador Federal ha sido complementado por el Más alto Tribunal
de nuestro país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ampliando a niveles superiores la
comprensión de la problemática tal y como se colige del análisis que realizaremos en este
trabajo sobre la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación.
Uno de los aspectos más sobresalientes de esta Reforma, es el número de veces que
el Poder Judicial Federal ha tenido que acotar en un lapso relativamente breve, -adquiriendo
plena intervención en la materia a través del juicio de amparo, el proceso protector de las
garantías individuales del mexicano - las facultades del poder ejecutivo de los distintos
órdenes de gobierno para hacer valer la plena observancia del artículo 18 Constitucional y
perfeccionar sus lagunas. En este sentido, es de verse que el proceso de reforma, cuyo
espíritu original busca conceder garantías a los menores a la vez que dio origen a la
penitenciarización de los mismos, fue impugnado tratando de hacer valer que dicho proceso
fue inconstitucional: impugnación que fue desechada por el Alto Tribunal en vista de que no
asistía interés jurídico al promovente de la misma- es decir, no le causaba afectación a sus
derechos esenciales-. Esto, como puede verse del texto que a continuación se reproduce:
MENORES INFRACTORES. PARA ACREDITAR EL INTERÉS JURÍDICO PARA IMPUGNAR
EL PROCESO DE REFORMA DE LOS PÁRRAFOS CUARTO, QUINTO Y SEXTO DEL
ARTÍCULO 18 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOSMEXICANOS
(DECRETO PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 12 DE
DICIEMBRE DE 2005), AUN CUANDO SEAN DE NATURALEZA AUTOAPLICATIVA, DEBEN
DEMOSTRAR QUE SE LES ATRIBUYE LA REALIZACIÓN DE
UNA CONDUCTA TIPIFICADA COMO DELITO POR LAS LEYES PENALES, SE LES
SUJETE AL PROCEDIMIENTO RESPECTIVO O QUE SE LES HUBIERE IMPUESTO UNA
MEDIDA DE TRATAMIENTO.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis P. LXII/99, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo X, septiembre de 1999, página
11, de rubro: "REFORMA CONSTITUCIONAL, AMPARO CONTRA SU PROCESO DE
CREACIÓN, EL INTERÉS JURÍDICO DERIVA DE LA AFECTACIÓN QUE PRODUCE, EN LA
ESFERA DE DERECHOS DEL QUEJOSO, EL CONTENIDO DE LOS PRECEPTOS
MODIFICADOS." estableció que el interés jurídico para promover el juicio contra el proceso de
reforma a la Constitución, debe derivar directamente de los efectos que produce la vigencia
del nuevo precepto constitucional, pues son éstos los que generan un menoscabo en la esfera
jurídica del gobernado. Ahora bien, los párrafos cuarto, quinto y sexto del artículo 18
constitucional, en vigor tres meses después de su reforma publicada en el Diario Oficial de la
Federación el 12 de diciembre de 2005, son de naturaleza autoaplicativa, al establecer una
serie de garantías a todos los infractores mayores de doce y menores de dieciocho años, a
quienes se les atribuya la realización de una conducta tipificada como delito por las leyes
penales, se les sujete al procedimiento respectivo o se les hubiere impuesto una medida de
tratamiento, toda vez que sus efectos inciden de manera automática en su esfera jurídica al no
encontrarse supeditados a condición alguna. Por tanto, aun cuando las disposiciones
constitucionales de referencia sean de naturaleza autoaplicativa, a fin de acreditar el interés
jurídico necesario para impugnar el referido proceso de reforma constitucional, no basta con
ser menor de edad, sino que debe demostrarse que se encuentran dentro de
las hipótesis legales del sistema de justicia de menores infractores antes precisadas, ya que
de lo contrario, no se justifica la afectación concreta y específica que sea susceptible de
reparación a través del juicio de amparo, de llegar a declararse la inconstitucionalidad del
proceso legislativo impugnado.
SÉPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo
en revisión 2067/2006. 11 de enero de 2007. Unanimidad de votos. Ponente: Ricardo Ojeda
Bohórquez. Secretario: Erik Zabalgoitia Novales. Nota: Sobre el tema tratado existe denuncia
de contradicción de tesis 30/2007-PS, en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación[3]
Posteriormente, el Alto Tribunal tuvo que pronunciarse a favor de hacer valer la importancia
del inicio de la vigencia del nuevo artículo 18 Constitucional en entidades tan disímbolas como
por ejemplo, Baja California y Guerrero, como a continuación veremos:
JUSTICIA PARA ADOLESCENTES. LOS ARTÍCULOS TERCERO Y CUARTO
TRANSITORIOS DE LA LEY RELATIVA DEL ESTADODE BAJA CALIFORNIA, AL PREVER
QUE SE SIGAN APLICANDO LAS DISPOSICIONES DE LA LEY PARA MENORES
INFRACTORES DE DICHA ENTIDAD Y, POR TANTO, OTORGAR COMPETENCIA AL
CONSEJO TUTELAR PARA MENORES DE SEGUIR CONOCIENDO DE
LOS PROCEDIMIENTOS INICIADOS Y LOS QUE SE INICIEN PREVIO A LA VIGENCIA DE
AQUÉLLA A PARTIR DEL 1o. DE MARZO DE 2007, TRANSGREDEN EL ARTÍCULO 18 DE
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
El citado precepto constitucional reformado mediante decreto publicado en el Diario Oficial de
la Federación el 12 de diciembre de 2005, en vigor a partir del 12 de marzo de 2006,
estableció un sistema integral de justicia para menores cuya operación corresponde
a instituciones, tribunales y autoridades especializados en la procuración e impartición de
justicia para adolescentes. Tal reforma obedeció, de acuerdo con la exposición de motivos y a
las declaraciones ahí formuladas, a la necesidad de integrar a nuestro sistema jurídico la
concepción garantista en el tratamiento de los adolescentes a quienes se imputa la comisión
de una conducta tipificada como delito, en sustitución de la concepción tutelar que
consideraba a los menores de dieciocho años como incapaces sujetos a tutela y, en
consecuencia paradójica, ajenos a las garantías constitucionales de debido proceso,
separación de autoridad acusadora y la que impone las medidas correspondientes, lo que se
materializó en la creación de los Consejos Tutelares de Menores, dependientes
del Poder Ejecutivo, los cuales se reconocieron como ineficientes para obtener la
rehabilitación de los menores infractores y su reintegración plena a la sociedad. Por lo tanto,
los artículos tercero y cuarto transitorios de la Ley de Justicia para Adolescentes del Estado de
Baja California, al prever que se sigan aplicando las disposiciones de la Ley para Menores
Infractores de dicha entidad, otorgan competencia al Consejo Tutelar para Menores para
seguir conociendo de los procedimientos iniciados y los que se inicien previo a la vigencia de
la Ley de Justicia para Adolescentes, a saber, el 1o. de marzo de 2007, lo que transgrede el
artículo 18 de la Carta Magna, no obstante que ordena que los menores únicamente podrán
ser sujetos del sistema integral de justicia para adolescentes y ninguna autoridad ajena puede
afectar a su persona con motivo de conductas tipificadas como delitos cometidos por ellos
antes de los dieciocho años.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO QUINTO CIRCUITO. Amparo en revisión
403/2007. 11 de enero de 2008. Unanimidad de votos. Ponente: José Encarnación Aguilar
Moya. Secretaria: Ida Vargas Arias[4]
En dicho criterio jurisprudencial, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se pronunció por
acotar definitivamente la competencia de los Consejos Tutelares en aras de hacer respetar el
espíritu de la nueva Reforma Constitucional, el cual establece la necesidad de soportar y
sujetar a los menores, al sistema integral de Justicia para Adolescentes y ninguna otra puede
afectar a su persona por la comisión de conductas tipificadas como delitos para los adultos
cometidos por ellos antes de los dieciocho años de edad.
Sin embargo, existen más tópicos interesantes en materia de Vacatio Legis, como se plasma
en esta interesante sentencia ejecutoriada, dictada respecto al caso que se plantea en torno a
la Justicia para Adolescentes Infractores en el Estado de México, en el cual apreciamos la
precisión matemática del Juzgador Federal para definir con prístina exactitud el inicio de la
vigencia de la reforma con base en la aplicación ultra activa de un ordenamiento vigente en
una determinada jurisdicción:
JUSTICIA PARA ADOLESCENTES INFRACTORES. AUN CUANDO EL ARTÍCULO CUARTO
TRANSITORIO DE LA LEY RELATIVA ABROGA LA LEY DE PREVENCIÓN SOCIAL Y
TRATAMIENTO DE MENORES DEL ESTADO DE MÉXICO, DE 20 DE ENERO DE 1995,
ELLO NO IMPOSIBILITA SU APLICACIÓN ULTRA ACTIVA EN LA SUSTANCIACIÓN DE
LOS ASUNTOS QUE SE ENCUENTREN EN TRÁMITE HASTA SU CONCLUSIÓN ANTE
LAS AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS CORRESPONDIENTES.
Atento al decreto de reforma denominada "justicia para adolescentes" realizada al artículo 18
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de
la Federación el 12 de diciembre de 2005, el Constituyente Permanente otorgó, en el artículo
segundo transitorio, autonomía a los Estados de la Federación, así como al Distrito Federal
para que crearan, dentro del plazo de seis meses a partir de su publicación, las leyes,
instituciones y organismos que se requirieran para la aplicación de la referida reforma, bajo los
lineamientos anotados, por lo que el 25 de enero de 2007, la Quincuagésima
Sexta Legislatura Local del Estado de México, publicó en su Gaceta de Gobierno la Ley de
Justicia para Adolescentes del Estado, la cual, en su artículo cuarto transitorio declaró que al
entrar en vigor dicha ley, se abrogaría la Ley de Prevención Social y Tratamiento de Menores
del Estado de México -de 20 de enero de 1995-; sin embargo, dicha vigencia no imposibilita la
aplicación ultra activa de esta última, así como la sustanciación del trámite respectivo ante
autoridades administrativas del Estado de México (Consejo de Menores y el Colegio
Dictaminador), pues la nueva legislación local taxativamente establece en su artículo quinto
transitorio que los asuntos que se encuentren en trámite en cualquier instancia seguirán su
curso hasta su conclusión conforme a la ley abrogada; por tanto, es claro que en atención al
principio del derecho adquirido, aun después de la entrada en vigor de la Ley de Justicia para
Adolescentes del Estado de México, los asuntos concernientes a menores infractores respecto
de los cuales se hubiera iniciado su trámite, con anterioridad al 25 de enero de 2007, deberán
sustanciarse hasta su conclusión ante las autoridades administrativas correspondientes y bajo
la citada Ley de Prevención Social y Tratamiento de Menores del Estado de México de 20 de
enero de 1995, ello sin perjuicio de que en materia de ejecución de sentencias pudieran
aplicarse a favor del infractor algunos de los beneficios que contempla la nueva codificación.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEGUNDO CIRCUITO.
Amparo directo 185/2006. 11 de mayo de 2007. Mayoría de votos. Disidente: Reynaldo
Manuel Reyes Rosas. Ponente: Jorge Arturo Sánchez Jiménez. Secretario: Javier Pérez
Walters. Ejecutoria: 1.- RegistroNo. 20227 Asunto: AMPARO DIRECTO
185/2006. Promovente: Localización: 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXVI, Julio de
2007; Pág. 2586; Voto particular: 1.- Registro No. 20772 Asunto: AMPARO DIRECTO
185/2006. Promovente: Localización: 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXVI, Julio de
2007; Pág. 2626[5]
El caso que a continuación se señala y que también se concatena con el tiempo como factor
clave para la aplicación y ejecución de medidas de seguridaden casos de menores infractores,
tiene también el rango de sentencia ejecutoriada. Este criterio nos señala que la operatividad
de los centros e instituciones que prestan servicio público en materia de readaptación de
menores infractores debe continuar independientemente de la reforma Constitucional y el
inicio de su Vacatio Legis, haciendo una clara distinción entre la entrada en vigencia del nuevo
orden jurídico y la administración de los centros:
JUSTICIA PARA ADOLESCENTES INFRACTORES. LA TEMPORALIDAD PREVISTA EN EL
ARTÍCULO SEGUNDO TRANSITORIO DEL DECRETO QUE REFORMA AL DIVERSO 18 DE
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS DE 12 DE
DICIEMBRE DE 2005, NO IMPLICA QUE UNA VEZ FENECIDO EL PLAZO DE SEIS MESES
Y CUMPLIDA LA DISPOSICIÓN POR LOS ESTADOS DE LA FEDERACIÓN Y EL DISTRITO
FEDERAL, LAS DEPENDENCIAS VINCULADAS CON LA JUSTICIA PARA MENORES
CESEN, SUPRIMAN O SUSPENDAN EL SERVICIO PÚBLICO QUE PRESTAN A LOS
HABITANTES DE SU ENTIDAD, NI QUE SE ABROGUEN LAS LEGISLACIONES
RELATIVAS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO).
Por decreto del 12 de diciembre de 2005 el H. Congreso de la Unión aprobó la reforma
constitucional denominada "justicia para adolescentes", mediante la cual, al modificar el
artículo 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos procuró la creación de
mecanismos de controljudicial, a través de los cuales nuestra nación esté a la vanguardia en
materia de derechos y justicia para adolescentes infractores. Así, en el artículo segundo
transitorio del decreto se otorgó a los Estados de la Federación y al Distrito Federal autonomía
total, para que por medio de sus diversos poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y dentro
del plazo de seis meses a partir de su publicación -12 de marzo de 2006- crearan las leyes,
instituciones y órganos que se requirieran para la aplicación de la referida reforma; sin
embargo, la temporalidad conferida por el Constituyente no implica de forma alguna que una
vez fenecido dicho plazo y cumplida la disposición las dependencias vinculadas con la justicia
para menores, siendo en el caso concreto del Estado de México el Consejo de Menores y el
Colegio Dictaminador, cesen, supriman o suspendan el servicio público que prestan a los
habitantes de su entidad, menos aún, que se abroguen las legislaciones estatales relativas,
como la Ley de Prevención Social y Tratamiento de Menores del propio Estado -de 20 de
enero de 1995-. Lo anterior es así, pues al atender a la naturaleza intrínseca y teleológica de
las normas transitorias del decreto constitucional en cuestión, puede advertirse que
establecen, respectivamente, la entrada en vigor del propio decreto, así como un mandato al
legislador ordinario (sujeto a plazo determinado), mas no una prerrogativa abrogatoria de la
legislación de justicia para menores de los Estados o la desaparición o supresión del servicio
público de las autoridades mencionadas. De esta manera, es inconcuso que las autoridades
encargadas de la justicia de menores cuentan con la competencia constitucional originaria que
les fue reconocida hasta que exista disposición en contrario y, en consecuencia, la legislación
secundaria aplicable seguirá vigente para la sustanciación de los asuntos pendientes de
resolver hasta su conclusión, mientras no exista norma expresa que la abrogue, pues afirmar
lo contrario, sería tanto como validar un estado de impunidad a favor de los infractores.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEGUNDO CIRCUITO.
Amparo directo 185/2006. 11 de mayo de 2007. Mayoría de votos. Disidente: Reynaldo
Manuel Reyes Rosas. Ponente: Jorge Arturo Sánchez Jiménez. Secretario: Javier Pérez
Walters. Ejecutoria: 1.- Registro No. 20227 Asunto: AMPARO DIRECTO
185/2006. Promovente: Localización: 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXVI, Julio de
2007; Pág. 2586. Voto particular: 1.- Registro No. 20772 Asunto: AMPARO DIRECTO
185/2006. Promovente: Localización: 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXVI, Julio de
2007; Pág. 2626[6]
Ahora estudiaremos otra vertiente de nuestro análisis: la referente a la asimilación por el
Sistema Judicial Federal Mexicano de la Reforma Constitucional Minoril en lo atingente a las
garantías esenciales del proceso y los Derechos esenciales de los menores contemplados en
las Reglas de Beijing y la Convención sobre los Derechos del Niño, con atención al interés
superior del menor. Otra interesante experiencia del Poder Judicial Federal en materia de
aclaración y defensa del texto del artículo 18 Constitucional, fue la confrontación del espíritu
de la reforma con las Leyes de Cultura Cívica y ordenamientos administrativos para la
salvaguarda del orden público con los nuevos derechos de los menores reconocidos por la vía
Constitucional; esto, en el Distrito Federal, capital de la Nación:
CULTURA CÍVICA DEL DISTRITO FEDERAL. EL ARTÍCULO 43, PÁRRAFOS CUARTO Y
QUINTO, DE LA LEY RELATIVA, PUBLICADA EN LA GACETA OFICIAL DE LA ENTIDAD EL
31 DE MAYO DE 2004, EN CUANTO ESTABLECE LA IMPOSICIÓN DEL ARRESTO A LOS
MENORES DE EDAD INFRACTORES DE DICHA LEY, VIOLA EL ARTÍCULO 18 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
Conforme al citado precepto constitucional, reformado mediante Decreto publicado en el
Diario Oficial de la Federación el 12 de diciembre de 2005, para efectos del derecho
penal tienen carácter de inimputables los menores de catorce años, y quienes cometan
conductas antisociales a partir de esa edad y antes de cumplir dieciocho años, pueden ser
privados de su libertad sólo si dichas conductas son calificadas como graves. Así, la sola
violación a las reglas de comportamiento cívico no autorizan al legislador secundario para
sancionar con arresto a los menores de entre doce y dieciocho años, en tanto se ha
establecido como una garantía individual asociada a la minoría de edad, que su reclusión
requiera la materialización de conductas delictivas consideradas graves. En congruencia con
lo anterior, se concluye que el artículo 43, párrafos cuarto y quinto, de la Ley de Cultura Cívica
del Distrito Federal, publicada en la Gaceta Oficial de la entidad el 31 de mayo de 2004, en
cuanto establece la imposición del arresto a los menores de edad infractores de dicha ley,
viola el artículo 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en virtud de
que disposiciones jurídicas ajenas a las leyes penales -como las de justicia cívica
sobre faltas de policía y buen gobierno- no pueden adoptar el aislamiento de los menores
como método de castigo por su infracción, pues ello implicaría establecer una excepción
interpretativa a un derecho fundamental.
Acción de inconstitucionalidad 21/2004. Diputados integrantes de la Tercera Legislatura de la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal. 26 de abril de 2007. Unanimidad de diez votos.
Ausente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Ponente: Margarita Beatriz Luna Ramos. Secretaria:
Claudia Mendoza Polanco. El Tribunal Pleno, el quince de octubre en curso, aprobó, con el
número 106/2007, la tesis jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a quince de
octubre de dos mil siete[7]
Es decir, el menor infractor ya no puede ser arrestado y conducido a internamiento por la
presunta comisión de conductas antisociales o violaciones a bandos y regulaciones de
carácter administrativo, toda vez que lo protege el artículo 18 Constitucional. La visión del
rapazuelo sucio, abandonado y harapiento que caracterizó a la inolvidable cinta clásica –
paradójicamente – Los Olvidados de Luis Buñuel (1950), que es conducido una y otra vez al
reformatorio dada su conducta con base en regulaciones administrativas y Bandos de Policía
y Buen Gobierno es humanizada a través de este singular criterio judicial que data de
diciembre de 2007.
Otro aspecto sustancial a considerar – y también altamente relevante para nuestro estudio, se
presentó en el sureño estado de Guerrero, entidad federativa cuyas asignaturas pendientes
con los Derechos Humanos son notables, tal y como puede verse del Informe Especial de la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos sobre el cumplimiento en el ámbito federal, así
como en las entidades federativas y el Distrito Federal, a las obligacionesestablecidas en la
Reforma al Artículo 18 Constitucional en materia de Justicia para Adolescentes[8]el cual fue
elaborado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos y donde se señalan las serias
anomalías constitutivas de violaciones procesales en la aplicación de la reforma constitucional
en materia penal y en el orden penal aún vigente al momento de la transformación del ingreso
de los menores infractores al universo de las garantías de protección constitucional. En este
sentido se pronunció el alto Tribunal, que vertió el siguiente criterio jurisprudencial:
MENORES INFRACTORES. LA LEY DE TUTELA Y DE ASISTENCIA SOCIAL RELATIVA
DEL ESTADO DE GUERRERO (PUBLICADA EN EL PERIÓDICO OFICIAL DE DICHA
ENTIDAD FEDERATIVA EL 13 DE DICIEMBRE DE 1988), AL NO PERMITIR QUE EN EL
PROCESO TUTELAR RESPECTIVO INTERVENGAN EN SU DEFENSA SUS PADRES,
TUTORES, QUIENES EJERZAN LA PATRIA POTESTAD O EL PROFESIONAL DE SU
CONFIANZA, NI INTERPONER EL RECURSO DE REVISIÓN POR CONDUCTO DE SUS
REPRESENTANTES, VIOLA LA GARANTÍA DE AUDIENCIA.
Los artículos 1o., 4o., 14 y 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
contemplan garantías de especial apoyo y protección a favor de los menores infractores, de
modo que en caso de aplicárseles medidas de seguridad que entrañen privación de su
libertad o de sus derechos, debe respetarse, entre otras, la garantía de audiencia, la que no
solamente opera en juicios y ante autoridades jurisdiccionales, sino en todo procedimiento y
frente a todo tipo de autoridades que pretendan llevar a cabo actos de privación. Bajo estas
circunstancias, la Ley de Tutela y de Asistencia Social para Menores Infractores del Estado de
Guerrero (publicada en el Periódico Oficial de esa entidad federativa, el 13 de diciembre de
1988) no cumple con dicha garantía, virtud que dentro del procedimiento tutelar que
establece, no se da oportunidad al menor de que intervengan en su defensa sus padres,
tutores, quienes ejerzan la patria potestad o el profesional de su confianza, beneficio del que
gozan aun los adultos procesados penalmente, además de que tampoco se le permite
interponer el recurso de revisión por conducto de sus representantes, sin que sea suficiente
para subsanar las violaciones señaladas, la creación de la figura del procurador de la Defensa
del Menor, como órgano auxiliar oficioso, prevista en los artículos 27, fracción IV, 29, 30, 35,
51, 52 y 72 de la citada ley, sobre el que recaen las facultades tutelares de defensa del
menor, inclusive la de interponer recursos, en virtud de que su nombramiento e intervención
son impositivos y excluyentes entre sí, pues no se permite al menor afectado que por
conducto de su representante legal formule ese nombramiento, por lo que éste no deriva con
plenitud de las garantías constitucionales establecidas precisamente en interés del menor,
cuyo ejercicio corresponde, en principio, a quien ejerce la patria potestad o tutoría.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS PENAL Y ADMINISTRATIVA DEL
VIGÉSIMO PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 87/2006. 13 de octubre de 2006. Unanimidad
de votos. Ponente: Julián Jiménez Pérez, secretario de tribunal autorizado por la Comisión de
Carrera Judicial del Consejo de la Judicatura Federal para desempeñar las funciones de
Magistrado. Secretario: J. Ascensión Goicochea Antúnez. Nota: El criterio contenido en esta
tesis no es obligatorio ni apto para integrar jurisprudencia en términos del punto 11 del
capítulo primero del título cuarto del Acuerdo Número 5/2003 del Tribunal Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, de veinticinco de marzo de dos mil tres, relativo a las
Reglas para la elaboración, envío y publicación de las tesis que emiten los órganos del Poder
Judicial de la Federación, y para la verificación de la existencia y aplicabilidad de la
jurisprudencia emitida por la Suprema Corte.[9]
Es decir, se seguía manteniendo vigente en agravio del menor la ausencia de protección
durante el proceso que se empleó con tanta saña en su contra durante la vigencia del
tutelarismo y su peculiar sistema de aplicación de infracciones a su persona, por lo que
solamente el Juicio de Amparo fue la única opción para la protección de los derechos del caso
que se señala. Tal y como es de apreciarse en el caso que sigue, puesto que es de apreciarse
que la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha avocado con profundidad en el estudio
de la protección constitucional de los menores en el caso particular de Guerrero: he aquí otro
criterio de sustancial importancia para nuestro estudio:
CONSEJO TUTELAR PARA MENORES INFRACTORES EN EL ESTADO DE GUERRERO.
AL SER UN ÓRGANO COLEGIADO FORMALMENTE ADMINISTRATIVO CON
FACULTADES JURISDICCIONALES LAS RESOLUCIONES POR LAS QUE IMPONGA UNA
MEDIDA DE INTERNAMIENTO EN EL ALBERGUE TUTELAR SON SUSCEPTIBLES DE
SER IMPUGNADAS EN AMPARO DIRECTO.
En términos del artículo 18 de la Ley de Tutela y de Asistencia Social para Menores
Infractores del Estado de Guerrero, el Consejo Tutelar para Menores Infractores es un órgano
con plena autonomía en el ejercicio de sus funciones de carácter eminentemente técnico, y
depende de la Secretaría de Gobierno en los aspectos operativo y administrativo. El objeto
para el cual fue creado es promover la rehabilitación social de los menores de dieciocho años
de edad, mediante el estudio y atención de su personalidad, la aplicación de medidas
educativas y de protección, así como la vigilancia del tratamiento; además de que conoce,
estudia y resuelve los casos sometidos a su consideración, relativos a conductas antisociales
atribuidas a infantes y jóvenes menores de dieciocho años, para lo cual debe instaurar un
procedimiento seguido en forma de juicio equiparado al proceso penal que se sigue contra
adultos imputables, sólo que el primero es de carácter especial y de naturaleza administrativa,
y en él se resuelve la situación jurídica de personas menores de dieciocho años que hayan
cometido un hecho calificado como infracción, que se asimila a los tipificados por las leyes
penales, máxime si se considera que una de las decisiones que puede adoptar es la de
internamiento en el albergue tutelar para menores infractores de la persona a quien se siguió
el procedimiento administrativo. Por consiguiente, las resoluciones que dicta el aludido
consejo mediante las cuales aprueba el proyecto del consejero instructor, que impone una
medida de internamiento en el albergue tutelar, son actos susceptibles de impugnarse
mediante el juicio de amparo directo, porque se trata de actos emitidos por un órgano
colegiado formalmente administrativo con facultades jurisdiccionales.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS PENAL Y ADMINISTRATIVA DEL
VIGÉSIMO PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 403/2005. 14 de octubre de 2005.
Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Carreón Hurtado. Secretaria: Gloria Avecia Solano[10]
El Alto Tribunal, una vez ya involucrado en el estudio de la profundidad de la reforma
constitucional, continuó su proceso tendiente a morigerar el rigor del Derecho Procesal Penal
Adolescente en emergencia en México, más ahora, en la vertiente relacionada con el tiempo
en que dure el internamiento, el cual ya tiene límites en cuanto a la imposición de medidas de
adaptación para los menores infractores; más sin embargo, establece una regla en el caso
específico de Chihuahua: la validez de la supletoriedad del Código Penal para la
determinación de la prescripción para la imposición de medidas correctivas al Adolescente en
comento, como puede verse en el siguiente cuadro comparativo. La segunda Jurisprudencia
solucionó la contradicción de tesis planteada por la primera:

PRESCRIPCIÓN DE LAS MEDIDAS DE


READAPTACIÓN PARA MENORES
INFRACTORES. LA DETERMINACIÓN DEL
TRIBUNAL SUPERIOR PARA MENORES MENORES INFRACTORES. LEYES
DE ACUDIR AL CÓDIGO PENAL DEL APLICABLES SUPLETORIAMENTE A LOS
ESTADO DE CHIHUAHUA PARA CONOCER PROCEDIMIENTOS INSTAURADOS EN SU
LOS MECANISMOS DE APLICACIÓN DE LA CONTRA.
SUSPENSIÓN DE AQUELLA FIGURA
JURÍDICA NO VIOLA EL PRINCIPIO
FUNDAMENTAL DE QUE LA LEY
ESPECIAL DEBE PREVALECER SOBRE LA
GENERAL.

El artículo 95 Bis del Código para la De lo dispuesto en los artículos 55, 78 y 128 de
Protección y la Defensa del Menor del Estado la Ley para el Tratamiento de Menores
de Chihuahua señala los términos y los Infractores, para el Distrito Federal en Materia
momentos a partir de los cuales deberá de Fuero Común y para toda la República en
contarse la prescripción de las medidas de Materia de Fuero Federal, se desprende que
readaptación impuestas a los menores dicho ordenamiento legal, por lo que
infractores, sin embargo, no refiere nada en corresponde al procedimiento, así como a las
cuanto a los actos que interrumpen dicha notificaciones, impedimentos, excusas,
figura jurídica. Por otro lado, los juzgadores, recusaciones, exhortos, pruebas y el
en atención al arbitrio que tienen para aplicar procedimiento de extradición, le es aplicable
la ley al caso concreto, pueden completar o supletoriamente el Código Federal de
suplir las normas insuficientes y dar a las Procedimientos Penales. Sin embargo, dicha
imprecisas la determinación de que carecen. supletoriedad no es única ni absoluta, porque
En esa tesitura, la determinación del Tribunal de lo dispuesto en el artículo 1o. de la ley en
Superior para Menores en el Estado de cuestión, también se advierte que en el mismo
acudir al Código Penal del Estado de se acude de manera supletoria a las leyes
Chihuahua para conocer los mecanismos de penales federales y del Distrito Federal que
aplicación de la suspensión de la prescripción establezcan conductas que se encuentren
de las medidas de readaptación para tipificadas, entre las cuales pudiera encuadrar
menores, no viola el principio fundamental el Código de Procedimientos Penales para el
referente a que la ley especial debe Distrito Federal, porque en el código sustantivo
prevalecer sobre la general, lo anterior es así, de esa materia y fuero, existen diversas
toda vez que la aplicación del citado Código conductas que se encuentren tipificadas, para
Penal se lleva a cabo sobre un aspecto cuya persecución, forma de acreditación o
jurídico en que la ley especial, en el caso el gravedad, entre otras circunstancias especiales
Código para la Protección y la Defensa del o particulares, expresamente remite a su
Menor del Estado de Chihuahua, no código adjetivo, circunstancias sin las cuales la
encuentra regulación, pues el invocado conducta tipificada variaría en su forma o
artículo 95 Bis sólo establece el momento en naturaleza, porque podría perseguirse de
que empezará a contar el término para la distinta manera, integrarse en forma distinta o
prescripción, así como el plazo en el que variarse su gravedad, de donde se concluye
operará, pero no refiere nada en cuanto a su que por regla general en los procedimientos
interrupción. instaurados ante el Consejo de Menores
Infractores, por lo que corresponde a las reglas
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN
del procedimiento, resulta aplicable
MATERIAS PENAL Y ADMINISTRATIVA
supletoriamente el Código Federal de
DEL DÉCIMO SÉPTIMO CIRCUITO. Amparo
Procedimientos Penales, y por excepción,
en revisión 364/2005. 17 de octubre de 2005.
cuando el delito que se atribuya al presunto
Unanimidad de votos. Ponente: Jesús
menor infractor tenga características especiales
Martínez Calderón. Secretaria: Martha Cecilia
o particulares en cuanto a su forma de
Zúñiga Rosas[11]
persecución, la manera de comprobación o su
gravedad, entre otras, sin las cuales se variaría
su naturaleza o forma, debe aplicarse
supletoriamente el Código de Procedimientos
Penales para el Distrito Federal, que
establezca y regule esas características
especiales o particulares.
Contradicción de tesis 133/2003-PS. Entre las
sustentadas por los Tribunales Colegiados
Quinto, Sexto, Octavo, Noveno y Décimo, todos
en Materia Penal del Primer Circuito. 19 de
enero de 2005. Cinco votos. Ponente: José de
Jesús Gudiño Pelayo. Secretario: José de
Jesús Bañales Sánchez. Tesis de
jurisprudencia 12/2005. Aprobada por la
Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión
de fecha dos de febrero de dos mil
cinco. Ejecutoria: 1.- Registro
No. 18779 Asunto: CONTRADICCIÓN DE
TESIS 133/2003-PS. Promovente: ENTRE LAS
SUSTENTADAS POR LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS QUINTO, SEXTO, OCTAVO,
NOVENO Y DÉCIMO, TODOS EN MATERIA
PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO. Localización: 9a. Época; 1a. Sala;
S.J.F. y su Gaceta; XXI, Abril de 2005; Pág.
399;[12]

Más sin embargo, con motivo de la emisión del primer Criterio de Tesis, encontramos que este
puede originar una confusión, porque como podemos apreciar el siguiente criterio - el cual
establece que la supletoriedad únicamente será realizada con base en el Código Federal de
Procedimientos Penales- tiene el rango de Jurisprudencia y Sentencia Ejecutoriada, es decir,
tiene mayor fuerza y vigor que el criterio anteriormente citado:
En la misma tesitura, el Alto tribunal también se pronuncia para la moderación del rigor en el
Tratamiento Externo de los Adolescentes Infractores, consistentes en medidas que tiendan a
su efectiva readaptación con base en la fijación del término mínimo para el mismo, puesto que
dicho lapso es donde se deberá rendir el primer informe por parte del Comité Técnico
Interdisciplinario una vez iniciada la aplicación de la medida de adaptación social:
TRATAMIENTO EXTERNO DE MENORES INFRACTORES. AL NO ESPECIFICAR LA LEY
RELATIVA UN LÍMITE MÍNIMO DE DURACIÓN, ÉSTA SERÁ DE SEIS MESES QUE ES EL
TIEMPO EN QUE DEBE RENDIR SU PRIMER INFORME EL COMITÉ TÉCNICO
INTERDISCIPLINARIO UNA VEZ INICIADA LA APLICACIÓN DE LA MEDIDA DE
ADAPTACIÓN SOCIAL.
Del análisis sistemático de los preceptos 61, 62, 110 y 119 de la Ley para el Tratamiento de
Menores Infractores para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la República en
Materia Federal se colige que la duración del tratamiento externo no puede ser superior a un
año, conforme al último de los artículos citados, el cual no especifica el tiempo mínimo de
aplicación; sin embargo, el numeral 110 precisa que el propósito de esa medida consiste en
dirigir métodos especializados a un fin específico que es lograr la adaptación social del menor
infractor; por su parte, el precepto 61 establece que las autoridades administrativas evaluarán,
de oficio, el tratamiento con base en el dictamen que al efecto emita el Comité Técnico
Interdisciplinario, en cuya consideración, así como del desarrollo de las medidas aplicadas,
podrán liberar al menor de la modalidad impuesta, modificarla o mantenerla sin cambio, según
las circunstancias que se concluyan de la evaluación. Ahora bien, el primer informe que
permite pronunciarse al respecto, según se advierte del numeral 62 invocado, debe rendirse a
los seis meses de iniciada la aplicación de la medida; luego, al no especificarse un límite
mínimo para el tratamiento externo, deberá atenderse a la interpretación de la ley, así como a
los estudios técnicos y, dado que la finalidad primordial de esa medida no podría llevarse a
cabo en un plazo menor de seis meses, ésta debe ser su duración mínima.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo
directo 194/2006. 16 de febrero de 2006. Unanimidad de votos; mayoría en relación con el
tema contenido en esta tesis. Disidente: Olga Estrever Escamilla. Ponente: Miguel Ángel
Aguilar López. Secretaria: Araceli Trinidad Delgado. Ejecutoria: 1.- Registro
No. 19890 Asunto: AMPARO DIRECTO 194/2006. Promovente: Localización: 9a. Época;
T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXV, Enero de 2007; Pág. 2380; Voto particular: 1.- Registro
No. 20698 Asunto: AMPARO DIRECTO 194/2006. Promovente: Localización: 9a. Época;
T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XXV, Enero de 2007; Pág. 2386[13]
Posteriormente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación emite reglas mucho más claras y
específicas en torno a la naturaleza de la resolución que imponga la medida de tratamiento en
internación: en obediencia estricta al artículo 14 Constitucional, la medida de internamiento
debe ser determinada e individualizada, lo que implica un proceso de construcción de la
misma basada en estudios y procedimientos que deben revestir un impecable rigor científico y
procesal en aras de la importancia del bien jurídico tutelado en juego: el futuro de
la adolescencia de la Patria:
MENORES INFRACTORES. LA RESOLUCIÓN QUE IMPONGA LA MEDIDA DE
TRATAMIENTO EN INTERNACIÓN DEBE FIJAR SU DURACIÓN DE FORMA
DETERMINADA E INDIVIDUALIZADA.
Conforme a la Ley para el Tratamiento de Menores Infractores, para el Distrito Federal en
Materia Común y para toda la República en Materia Federal, cuando a los menores se les
encuentre responsables de la comisión de conductas ilícitas que ameriten la aplicación de la
medida de tratamiento en internación -la cual implica la privación de su libertad- aquélla
deberá fijarse de manera individualizada. Así, para que la resolución que imponga el
internamiento del menor en un centro de tratamiento respete la garantía de seguridad jurídica,
deberá precisar su duración, ya que la circunstancia de que para su aplicación previamente
deba tomarse en cuenta el dictamen elaborado por el Comité Técnico Interdisciplinario, con
base en el diagnósticobiopsicosocial del menor, no justifica que el tiempo de internamiento
quede señalado genérica e indeterminadamente entre un mínimo y un máximo, pues por
tratarse de una privación de la libertad del infractor, tal medida debe individualizarse y
determinarse con la mayor precisión posible, a partir de los elementos proporcionados en el
dictamen del referido comité. Lo anterior, sin perjuicio de la facultad de los consejeros para
liberar al menor de la medida impuesta, si con motivo de nuevas evaluaciones apareciere que
éste ha sido readaptado a la sociedad, en términos del artículo 61 de la ley señalada.
Contradicción de tesis 35/2005-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados
Séptimo y Noveno, ambos en Materia Penal del Primer Circuito. 1o. de junio de 2005. Cinco
votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Pedro Arroyo Soto. Tesis de jurisprudencia
68/2005. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha primero de
junio de dos mil cinco. Ejecutoria: 1.- Registro No. 18915 Asunto:CONTRADICCIÓN DE
TESIS 35/2005-PS. Promovente: ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS SÉPTIMO Y NOVENO, AMBOS EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO. Localización: 9a. Época; 1a. Sala; S.J.F. y su Gaceta; XXII, Julio de 2005; Pág.
196[14]
Y finalmente, este particular criterio jurisprudencial que a la letra se cita, el cual es relevante,
tiene el nivel de Jurisprudencia, por lo que se encuentra por encima de la Ley Ordinaria que
dio origen a la controversia en cita y debe ser rigurosamente aplicado:
JUSTICIA PARA ADOLESCENTES INFRACTORES. PARA DETERMINAR LA DURACIÓN
DE LAS MEDIDAS DE INTERNAMIENTO DEFINITIVO DEBEN TENERSE EN CUENTA LA
RELACIÓN DIRECTA CON LOS DAÑOS CAUSADOS, LA PROPORCIONALIDAD CON LA
CONDUCTA REALIZADA Y LA PENALIDAD PREVISTA EN EL CÓDIGO SUSTANTIVO, Y
NO SU PELIGROSIDAD (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA).
El Código de Justicia para Adolescentes del Estado de Puebla contempla una manera de
individualizar las medidas que deben imponerse a las personas con una edad comprendida
entre los doce y los dieciocho años de edad, que difiere sustancialmente de la prevista para
los adultos en el Código de Defensa Social de la entidad, pues mientras este último en su
artículo 74, fracción III (dispositivo ubicado en el capítulo décimo octavo, sección primera,
relativo a las reglas generales para la aplicación de sanciones), señala expresamente que al
aplicar las sanciones deben tomarse en cuenta (entre otros factores) las condiciones
especiales en que se encontraba el delincuente, las personales, los vínculos de
parentesco, amistad o nacidos de otras relaciones sociales que existan entre el infractor y el
ofendido, la calidad de éste, y las circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión, que en
conjunto demuestren su mayor o menor peligrosidad, en contraste, la primera codificación en
su artículo 105, no contempla entre sus reglas para la imposición de medidas, que el juzgador
aprecie el grado de peligrosidad del infractor, y ello se explica precisamente porque se trata de
adolescentes, a quienes por encontrarse en la etapa intermedia entre la niñez y la vida adulta,
la sociedad no considera que deba "defenderse" de ellos, sino que busca reencausarlos
oportunamente para evitar que al alcanzar la mayoría de edad se vuelvan sujetos peligrosos;
por ello, tratándose de la medida de internamiento definitivo (que finalmente implica privación
de la libertad), el artículo 162 del Código de Justicia para Adolescentes del Estado señala que
para determinar su duración deben tenerse en consideración tres aspectos: 1) la relación
directa con los daños causados; 2) la proporcionalidad con la conducta realizada; y 3) la
penalidad prevista en el código sustantivo penal del Estado para el o los delitos cometidos. De
consiguiente, solamente a través de la evaluación de esos tres aspectos se debe
individualizar la referida medida, y no determinar su duración con base en la "peligrosidad" del
adolescente, método que además de ser contrario a la ley especial, da pauta a formas
inadmisibles de individualizar la medida.

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