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Asignatura: Intervención Psicosocial Cuatrimestre: Segundo Unidad 1 Clase 1

Operación Psicosocial
Introducción a la materia
La materia Intervención Psicosocial aborda temas relacionados estrechamente al rol y la práctica profesional. Tiene entre
sus objetivos promover la construcción de una capacidad de intervención operativa en el campo psicosocial, y al mismo tiempo
facilitar la incorporación de los elementos conceptuales y metodológicos necesarios para tal fin.
En tal sentido, recordemos, que la intervención de los profesionales de la Psicología Social, apunta a crear condiciones
para que los sujetos sean protagonistas de un proceso de aprehensión de su realidad, para poder modificarla, la que es
caracterizada por Pichón Riviére como un “proceso instrumental”, es decir, un camino, un movimiento cuyo eje es el aprendizaje y
que se encuentra, como todo proceso, sometido a alternativas de avance y de retroceso.
En las clases siguientes compartiremos algunas experiencias realizadas por profesionales en distintas áreas de
intervención; como así también, abordaremos temas relacionados con el diseño y la planificación de proyectos sociales, a fin de
adquirir herramientas teórico-prácticas que posibiliten la construcción de un perfil técnico-operativo de los profesionales que se
requieren en el contexto social actual.
Análisis de experiencias de intervención psicosocial
El primer tema que veremos en esta materia es el de Operación Psicosocial. Lo desarrollaremos teniendo como eje la serie
de clases dictadas en el año 1993 por la Lic. Gladys Adamson. Las mismas son bastante extensas, por lo cual no las transcribimos
en su totalidad, sino que consideramos que será más operativo tomar aquellos fragmentos más relevantes. Los invitamos a
realizar la primera aproximación a la materia.
“... A mí me parece importante que pensemos la operación psicosocial en función de experiencias concretas. Podemos
preguntarnos, por ejemplo, por qué el Círculo Médico pide psicólogos sociales para coordinar las “Jornadas sobre violencia
familiar”. La demanda aquí cuál es? La demanda es crear una estructura donde el sujeto pasivo, receptivo, cambie de posición y
pase a ser un sujeto activo, protagónico, porque es lo único que garantiza que toda esa multitud se nutra de la producción de
todos los elementos en juego de esa estructura. Es como si nos pidieran que pusiéramos un encuadre, un aparato, una estructura
para que en su funcionamiento todos podamos enriquecernos con lo que esa “máquina” produce en todos sus elementos.
Una cosa es hacer un panel, brillante, fantástico, que expone, se hacen algunas preguntas y se van. Allí no se está
produciendo en el nivel de riqueza y en el nivel de recursos que esa situación tiene. Se está desperdiciando la producción de
saber que hay en todos los elementos de esta situación. El hecho de crear grupos operativos, de que estos sujetos receptivos
pasen a ser protagonistas, pasen a reflexionar, a pensar, a confrontar, a desarrollar conocimiento, esto enriquece a estos sujetos y
enriquece a los panelistas.
Muchas veces, ante la demanda, el psicólogo social piensa: “qué le voy a decir, qué le voy a hacer? Hay un problema de
violencia en una escuela, que es demasiado complicado, qué voy a poder hacer yo? Porque la fantasía es que hay que llevar la
solución. Lo que hace es crear una estructura, allí, de diálogo, de intercambio, para que ese conjunto humano desarrolle técnicas,
resoluciones, pueda inventar soluciones que hasta el momento no se le ocurrieron, para resolver las necesidades concretas que
tiene ese conjunto humano.
Lograr esto no es poco, ni sencillo. Poder mantener la comunicación circulando es el primer objetivo del psicólogo social. Si
hay algo que no puede pasar es la comunicación. Porque es el riel por el cual transita todo, los conflictos, transitan las soluciones,
los obstáculos, la posibilidad de superarlos. O sea, es la primera premisa es que el psicólogo social cuide y abra canales de
comunicación en esa trama vincular... La comunicación que buscamos en el grupo es una comunicación en el sentido Pichoniano.
Pichón plantea que puede haber intercambio de información, pero que cuando hay comunicación, algo de ese discurso, de ese
mensaje, tocó de alguna manera el referente del otro. Que cuando uno se siente comunicado con el otro es porque ha podido
incorporar, aunque sea en parte un cambio de perspectiva y que el propio referente ha sido tocado.
El segundo objetivo es que se superen situaciones dilemáticas. Porque en general no nos llaman cuando todo funciona
bien, no llaman cuando hay problemas. Y nosotros sabemos que cuando hay problemas hay una ansiedad persecutoria, en
general elevada. La ansiedad persecutoria, los miedos básicos: el miedo a la pérdida, el miedo al ataque, se intensifican y esto se
intenta resolver dilemáticamente, esta situación es generadora de dilemas. Entonces, la otra premisa es que el psicólogo social
pueda transformar las situaciones dilemáticas en problemáticas, en contradicciones no-polares y esto solamente se logra con el
intercambio, a través de abrir canales de comunicación y abrir la mayor cantidad de significaciones posibles de los elementos que
están en juego allí.
La otra tarea del psicólogo social es señalar obstáculos. A veces con señalarlos alcanza. La emergencia del obstáculo a
veces es el inicio de un intento de resolución. Si además el psicólogo social puede hacer una interpretación para ver causas de
algunos obstáculos o de algunos problemas, ya le damos una medalla. Pero esto significa que el psicólogo social opera cuando
crea una estructura donde busca la mayor riqueza y la mayor complejidad posible en las significaciones que adquiere un
problema. Todo problema, no tiene una causa, tiene muchas. No tiene una significación, tiene muchas. Y a lo mejor desde cada rol
que hay allí presente hay otra significación del problema, que es necesario poner en común, que interactúen, que interjueguen. Y
este objeto multidimensional será el objeto de conocimiento a desentrañar, a comprender, a indagar. Y es a partir de ahì que
saldrán las posibles soluciones...
Les proponemos tomar unos minutos
Y reflexionar sobre el tema.
... Supongamos que en una escuela nocturna hay problemas de alumnos que vienen con alguna cerveza de más, puesta
de contrabando. Esto puede ser leído desde el punto de vista médico, mi explicación seguramente no va ser muy precisa, pero
supongamos que a nivel fisiológico hacia la noche hay una necesidad que lleva a un joven a tomar alcohol para tener una energía
extra que va descendiendo con el amanecer. A un sociólogo le interesará ver a que clase social pertenece, si hay problemas
económicos, problemas de desocupación, cuál es la problemática social. Al psicólogo le va a interesar la historia de este sujeto,
qué figuras identificatorias tiene en su vida, cuál es su posicionamiento edípico, por qué hay un goce en abandonarse en una
adicción.
El psicólogo social lo que hace es: tomar esta demanda y lo que se plantea es tratar de lograr una modificación de esa
situación en ese contexto. En el aquí y ahora. No le interesa tanto –no es que se va a negar escucharlo- pero no va a buscar
específicamente ni la historia individual, ni va a buscar específicamente una situación de pertenencia a una clase social como
causa explicativa central, como causa única. Va a escuchar los relatos que leerá desde lo vincular y tratará de crear una estructura
para que allí se plantee la problemática. Que puedan surgir las distintas significaciones con respecto a esta problemática, que si
hay prejuicios éstos puedan ser modificados, ver si se pueden crear nuevas significaciones, nuevas maneras de mirar esa
problemática y ese conjunto humano busque soluciones, a su estilo, a su manera, con sus recursos...
... El psicólogo social tiene una actitud de continencia, de apoyo, de tolerancia hacia los conflictos del otro. Yo creo que el
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psicólogo social también lo tiene y que otros profesionales lo desarrollen. Lo que sí es llamativo del psicólogo social es su
tolerancia a conflictos grupales, que son más difíciles de bancar. En general no hay un entrenamiento para esa multiplicidad de
estímulos, para desarrollar una escucha, que trate de hilvanar, a lo mejor no todo, pero sí muchos fragmentos de ese discurso.
Esto lo hace tolerante a lo que para otras profesiones podría ser un bochinche, un desorden, el caos. Yo creo que esto sí es algo
llamativo, donde el psicólogo social puede trabajar con estructuras amplias y complejas. Y que estas estructuras amplias tienen
sus movimientos y tienen sus sacudones, que hay que contener...
... Todo lo que el psicólogo Social percibe debe incluirlo en esa misma estructura de donde surgió esa significación.
Primero, porque hay algo allí que a él le ha dado apoyo para la hipótesis. Y además, como todo lo que él dice es una hipótesis, es
una tentativa, porque el psicólogo social no va con la pura, con la precisa, o sea que larga su hipótesis y alguno la toma o no. En
este sentido lo que Pichón dice es que siempre nos manejamos con la unidad de trabajo, donde hay un existente, hay una
intervención y hay un emergente. Si uno no arriesga la hipótesis tampoco lee qué pasa con su hipótesis, o sea que depende de la
respuesta para que él pueda leer o pueda elaborar otra hipótesis acerca de lo que está aconteciendo.
--------------------- Supóngase ustedes esta misma situación de violencia en un grado, que el psicólogo social le llame la
atención que es justo en el último grado, en séptimo grado. Esta escuela está en un contexto donde en general, irse de la
institución Escuela significa la marginalidad. Y no cualquier marginalidad: una marginalidad riesgosa. Acá el psicólogo social dice:
¿y no será que justo en el último grado a todo el mundo le agarre una angustia muy especial de que van a largar chicos a la
marginalidad, y a lo mejor a la delincuencia y a la muerte? Esta significación el psicólogo social la tiene que señalar en algún
momento. Yo no digo que la largue a boca de jarro, en la primera reunión, cosa que se asegure un no rotundo. Hay que ver la
táctica, en que momento ese grupo puede estar más cercano a escucharse.
La intervención del psicólogo social implica tolerar un proceso, porque además el psicólogo social siempre se guarda un
espacio para volver a pensar. O sea, que las vueltas de espiral también operan en él. Que son las instancias de supervisión, las
instancias de control. No se trabaja solo y en general siempre hay una necesidad de diálogo donde el psicólogo social también
pueda decir cosas que no pudo decir. Porque el psicólogo social, a lo mejor también le angustia la situación de violencia. Pero no
se lo va a decir al grupo. Pero sí se las va a poder decir a su supervisor...”
“... El lugar del operador implica un lugar de poder. Foucault define al poder como el poder de establecer una relación
desigual con el otro. El poder es aquello que confirma la desigualdad con el otro. Y aquí hay una relación de poder. Esto puede ser
un tanto paradójico, porque si bien el operador psicosocial tiene este poder de incidencia sobre el otro, poder movilizante, si
nosotros enfocamos la globalidad de esta experiencia, tenemos que decir que es un acto contra-poder, en rigor. Siempre la labor
del psicólogo social tiene que ver con movimiento instituyentes. No tiene que ver con instituidos. En general –lo que decíamos la
vez pasada- nos llaman cuando hay una crisis, cuando hay una desestructuración, cuando algo se ha salido de cauce, cuando
algo se ha desestructurado.
Es, en general, la emergencia de alguna necesidad que lo instituido no consideraba, que no estaba incluido dentro de lo
instituido hasta el momento. O sea, que el conflicto tiene que ver con una fuerza instituyente, una fuerza para crear algo nuevo allí.
Por lo cual el operador psicosocial va a caer justo en ese momento, en esa encrucijada instituido-instituyente. Y su labor tiene que
ver con crear un nuevo instituido. De poder albergar. Que se legalice algo, que se legalice alguna necesidad que hasta ese
momento no estaba legalizada...”
“... A veces hay dificultades para ponerse en el lugar del otro. Por ejemplo, las diferencias de clase a veces hacen difícil
este poder entender la posición del otro. En esta experiencia que vamos a ver, que es sobre un comedor infantil en una villa,
aparece algo que solo pudimos darnos cuenta después que había terminado la experiencia y reflexionado sobre el material. La
habíamos reflexionado durante la experiencia, pero este punto se nos había escapado. Solamente lo pudimos vislumbrar después.
Y es lo siguiente: este comedor infantil daba de comer y merendar a trescientas cincuenta personas y era sostenido por otro
mujeres. Ellas se quejaban del exceso de trabajo, por lo cual las psicólogas sociales, con buen criterio, decían: bueno, ábranlo a
que vengan otras mujeres, que vengan a ayudar y colabores.

Esto generó una ansiedad y persecución sumamente intensas. En ese momento no se terminaba de entender por qué. Si
era una cuestión de rigidez, por qué tanta persecución con la apertura a otras personas, siendo que no había un sueldo allí? En
ese momento nosotros no alcanzamos a detectar la magnitud –era el año 89, años de hiperinflación, de crisis sociales y
económicas agudísimas- no pudimos terminar de detectar que abrir esto a otras personas era arriesgar el lugar propio. Si alguien
trabajaba mejor, o lograba posicionarse mejor con el puntero del barrio, que era quien sostenía el comedor infantil, peligraba el
alimento de ellas y de sus hijos. Porque el único pago era que en el fin de semana se llevaban en paquete de comida a la casa, o
sea que sus hijos tenían asegurada la comida del fin de semana.

Por esto le digo que es a veces difícil posicionarse rápidamente en por qué surge, cuál es la significación que eso, que para
las coordinadoras aparecía como un acto de alivio, aparecía como altamente peligroso y que se manifestaba en una desconfianza
transferencial. Porque hubo un movimiento de desconfianza a las primeras psicólogas sociales: ¿qué nos están proponiendo?
¿Qué querrán con nosotras? La ansiedad persecutoria se extendía a toda la situación, incluidas las operadoras. O sea, es algo
sobre lo cual uno siempre trabaja. En rigor, todos estos elementos son elementos de un trabajo constante. Nadie puede decir “ah,
estoy lograda, tengo todos los puntos de la actitud psicológica bárbaros, me funciona la distancia óptima con el otro, la
continencia”, siempre son elementos sobre los cuales uno trabaja. Los busca, los encuentra, los desencuentra, los pierde y los
vuelve a encontrar.

Acá cuentan una experiencia en una escuela, es un conflicto donde hay cuatro porteras y piden una quinta por exceso de
trabajo, cuando llega la quinta se arma un conflicto muy agudo porque no aparecen las tareas que tiene que hacer supuestamente
la quinta persona. Uno diría que acá aparece lo que nosotros vemos en la teoría. Me parece que es interesante para verlo en lo
que es la dialéctica del cambio. Es un cambio deseado, es un cambio pedido y sin embargo, cuando se produce aparece una
agudización de las contradicciones: individuo-grupo, es una contradicción, otra contradicción es proyecto-resistencia al cambio. A
pesar de que era un proyecto y venían pidiéndolo aparece un atrincherarse en la situación vieja. Aparece esta dialéctica de
regresión-progresión, regresamos hacia viejas jerarquías, por ejemplo, que ya estaban borradas hacia ya mucho tiempo, que ya
no funcionaban como estereotipo. Sin embargo, recurren a eso. Son todos fenómenos que acompañan a esta necesaria
desestructuración, hay que desarmar todo para volver a armarlo de manera diferente e incluir lo nuevo...”

Bibliografía obligatoria de la clase


Quiroga A., “Operación y actitud psicológica”. Ficha de clases. Escuela de Psicología Social. Buenos Aires. 1984.
Citas bibliográficas completas
Adamson, G. “Operación psicosocial”. Fichas de clases 8, 10 y 11. Publicaciones del Sur. Buenos Aires. 1993.
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