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Lección nº4:

¿Yo, la madre del Salvador?



Texto: Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra
Mateo 6:10b

Lectura en clase: Lucas 1:26-38; Mateo 1:18-24.

Historia Bíblica.
María era una joven que estaba de novia. Se iba a
casar con un joven llamado José. Un día, estaba en su
casa cuando, de repente, el ángel Gabriel se le
apareció y le dijo ¡Dios te ha bendecido de manera
especial, El Señor está contigo!. Cuando María
escuchó eso, no supo qué responder. Estaba
sorprendida.
Entonces el ángel le dijo: No tengas miedo María, porque Dios te ha dado un gran privilegio. Vas a
quedar embarazada y tendrás un hijo, a quien le pondrás por nombre Jesús. Este niño será muy
importante y lo llamarán “Hijo del Altísimo”. Dios lo hará rey, como hizo con su antepasado
David; gobernará a la nación de Israel para siempre y su reino nunca acabará.
Al oír lo que dijo el ángel, María quedó aún más espantada. Pero Gabriel la calmó al darle la
siguiente explicación “El Espíritu Santo se acercará a ti; el Dios Altísimo te cubrirá con su poder.
Por eso, el niño vivirá completamente dedicado a Dios y será llamado “Hijo de Dios”. María
respondió: “Yo soy una sierva del Señor. Que suceda tal como has dicho”, y el ángel se fue.
Tiempo después, cuando José supo que María estaba embarazada, quedó muy confuso, porque
amaba mucho a María y no quería que las personas hablaran mal de ella. Por eso, quiso terminar
su noviazgo con ella sin que nadie se enterara. Pero Dios nunca deja que sus hijos queden
confusos; siempre les provee una solución.
Una noche, José estaba acostado en su cama, pensando acerca de todo lo que estaba
aconteciendo entre él y su novia María, y terminó durmiéndose. Entonces un ángel del Señor se le
apareció en sueños y le dijo: “José, no tengas miedo de casarte con María. Ella no te ha
engañado, sino que el Espíritu Santo fue quien hizo que quedara embarazada. Ella tendrá un hijo y
lo llamarás Jesús, pues Él será el Salvador del mundo. ¡Uf! José se sintió muy aliviado. Cuando se
despertó, hizo exactamente lo que el ángel le había mandado y no terminó su noviazgo con María.
Conclusión: María y José confiaban en Dios. Ellos sabían que el Señor no haría nada que los
hiciera infelices. Ellos tenían la certeza de que Dios sabía lo que estaba haciendo y que su
voluntad era la mejor. Nosotros también tenemos que confiar en Dios, aún cuando no entendemos
lo que está pasando, debemos confiar en que nuestra vida está en las manos del Padre Celestial
y orar pidiéndole que haga su voluntad en ella.

ACTIVIDADES

1.- Encuentra las palabras y colorea a María J


2- Siempre debemos pedirle a Dios que haga su voluntad en nuestras vidas. Jesús nos
enseñó cómo orar en Mateo 6:9-13. A continuación, recorta las partes del
rompecabezas y con la ayuda de tu biblia, ordena la oración de Jesús.

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