Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro
árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de
juguetes y chocolate.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta
del mundo, y por eso se dice siempre que "por favor" y "gracias", son las
palabras mágicas
hacia la luna, pero tenía tan poco dinero que no podía comprar ninguno. Un
muchos días recogió papeles de todas las formas y colores, y se dedicó con
Desde entonces el niño disfrutaba cada día jugando con su cohete de papel,
encantado.
Desde entonces, cada día, al jugar con su cohete nuevo, el niño echaba de
dio cuenta de que se sentía mucho mejor cuando jugaba con aquellos
Y así, aquel niño empezó a construir él mismo todos sus juguetes, y cuando
El elefante fotógrafo
Había una vez un elefante que quería ser fotógrafo. Sus amigos se reían
- Qué pérdida de tiempo -decían los otros- si aquí no hay nada que
fotografíar...
Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo trastos y
aparatos con los que fabricar una gran cámara de fotos. Tuvo que hacerlo
Así que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara
para elefantes era tan grandota y extraña que paracecía una gran y
desgracia, parecían tener razón los que decían que no había nada
Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan
todas partes acudían los animales para sacarse una sonriente foto para el
pasaporte al zoo.
Fábula de la lechera
Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la
vasija de leche al suelo, regando su contenido.
Novelas cortas
Victoria
de Julia de Asensi
- I -[editar]
El buque mercante, Juan-Antonio, que iba de España a América con una numerosa tripulación
y pasajeros no escasos, se perdió durante la travesía sin que nadie lograse saber su paradero.
¿Habían muerto todos los hombres que llevaba a bordo? No quedó sobre esto la menor duda
cuando transcurrieron algunos meses y se vio que ni uno parecía.
El capitán era una persona muy estimada y conocida por su experiencia y su valor; ¿qué habría
ocurrido para que tuviese su viaje tan mala fortuna?
Se habló de una horrible tormenta, se imaginó un incendio, se inventaron cien historias a cual
más absurdas; que había caído en poder de un pirata... en fin, lo cierto es que no pocas familias
vistieron luto a consecuencia de aquella espantosa desdicha.
Entre los pasajeros iba un joven que por vez primera se separaba de sus padres y hermanos,
que había acabado con lucimiento dos carreras y que no llevaba al nuevo mundo más objeto
que el de estudiar aquella tierra desconocida para él.
Llamábase Gerardo Ávalos, y se había captado las simpatías de cuantos le trataban, por su
ameno trato y excelente carácter.
Convencidos los padres de que el mar había servido de tumba a su hijo, elevaron a la memoria
de este un sencillo mausoleo que rodearon de plantas, y la tristeza reinó para siempre en su
hogar.
Mucho tiempo después, cuando ya se habían casado los otros hijos y vivían solos los dos
ancianos, un hombre solicitó con empeño verlos y logró ser al cabo recibido. Parecía un
pescador por su traje y por su traza, y se mostró muy turbado al hallarse en presencia de los
dos señores. Instado por ellos a hablar se expresó de este modo:
-Hace menos de un mes, encontré en el mar una botella perfectamente cerrada, que supuse
contendría algún licor y que se habría perdido en algún naufragio. La abrí al verme solo en mi
casa y contenía un rollo de papeles muy finos, escritos con letra menuda y dirigidos a ustedes.
Su lectura no tenía interés para mí. El que había trazado esas líneas y hablaba desde un país
desconocido con sus padres, rogaba encarecidamente al que encontrara la botella que la trajera
aquí, donde sin duda sería espléndidamente recompensado. Soy pobre y vengo a vender estos
pliegos que considero, si no de utilidad material, de alguna importancia para ustedes.
Los dos ancianos se conmovieron al ver la letra de su hijo perdido y pagaron más que se les
había exigido, sin titubear.
El pescador desapareció en seguida, y al quedarse solos los dos viejos, no tuvieron más afán
que el de enterarse del contenido de aquellos pliegos.
No sin dificultad los leyeron repetidas veces, llamando después a los hermanos de Gerardo para
enterarles de tan singulares sucesos. El manuscrito del náufrago, decía así:
Los pajaritos
Los pajaritos
estas tristes cuando
el cielo esta nublado
ami me pasa lo
mismo cuando
no estoy a tu lado
La luna
Eres mi luna
eres mi estrella eres lo mas lindo que hay en la tierra
si te gusto la poesia dame un corazon grasias
Te extraño
Te extraño
te estuve
esperando
hace meses
miro
al mar
y en ti pienso
no te puedo olvidar
un dia descubrí
que no volverias
me dejaste sola aquí
supongo que yo no te importaba
Me gusta
A mi me gusta el Verano
A mi me gusta que haga sol
A mi me gusta los helados
De chocolate, Fresa y limon
Sabes leer
El que sabe leer,
sabe escribir,
el que sabe escribir,
sabe pensar,
y el que sabe pensar,
sabe amar
La Quemada
Otra historia trágica de amor. La protagonista esta vez es una joven llamada
Beatriz., hija de un rico español llamado Gonzalo Espinosa de Guevara. Se
dice que la chica era muy bella y tenía miles de pretendientes; uno de ellos
era un noble italiano, Martín de Seópolli, quien estaba tan enamorado de
ella que mandó matar a todo hombre que se le acercara.
Beatriz, acongojada por todas las muertes que su belleza causaba, decidió
llevar a su recámara un brasero encendido en el que hundió su rostro para
desfigurarlo; los gritos alertaron a la gente que corrió a ayudarle sin poder
hacer algo al respecto. Martín, al enterarse de lo que había hecho la joven,
le confesó que la amaba por quien era en el interior y no sól por su belleza.
Beatriz decidió casarse con él y llevó desde entonces un velo que le cubría
el rostro.
La Llorona
LA LLORONA Versión A
De los campos a las ciudades emigran muchas jovencitas en busca de su sueño, de estudios y de
tener mejores trajes y dinero para ayudar a sus familias.
Esta como muchas llegó a la ciudad y se empleo en casa de ricos, enamorándose de su hijo el
cual cruelmente la dejó embarazada y luego la despidió de su trabajo.
No habiendo más que hacer, se devolvió a su casa escondiendo su hijo bajo su delantal, lo cual no
logró por mucho tiempo, su familia, apegada al cristianismo, comenzó a decirle su error a todas
horas, creándole gran angustia.
Una noche bajo un gran aguacero corrió hacia el río y pariéndolo lo lanzó a la corriente, al ver lo
que había hecho se lanzó detrás del niño gritando y llorando.
Todavía en las noches de luna después de una creciente se oye el llanto de esta mujer, y se puede
verle tras el rayo de luna en el agua del río, tratando de alcanzar a su hijo.
Dicen que el señor en su gran misericordia tendrá compasión de ella y que algún día lo alcanzará,
volverá a la vida y será un gran hombre revolucionario de la sociedad.
La desgracia de Andrea.
Era la muchacha más notoria del pueblo, pues no había día en que no
hablase alguien de ella.
Una noche tormentosa y helada comenzó a sentir los dolores del parto, y el
sonido atronador de la tempestad impedía que un alma escuchara sus
súplicas y gemidos.
Ella gritaba…
Pero, entonces…
-¿Acaso está ciego? ¿Que no ve que estoy dando a luz? ¡Ayúdeme por favor!
- Así es, soy ciego. Te voy a ayudar, mi casa está aquí mismo. - Dándole el
celular- -Este celular es especial para invidentes, en él hay tres botones
grandes, aprieta el de en medio, es para llamar a emergencias.