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Cuento EL ARBOL MAGICO

Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro

encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol encantado, si

dices las palabras mágicas, lo verás.

El niño trató de acertar el hechizo, y probó

con abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas

otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor,

arbolito!!", y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo

estaba oscuro, menos un cartel que decía: "sigue haciendo magia".

Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del

árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de

juguetes y chocolate.

El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta

del mundo, y por eso se dice siempre que "por favor" y "gracias", son las

palabras mágicas

Cuento COHETE DE PAPEL


Había una vez un niño cuya mayor ilusión era tener un cohete y dispararlo

hacia la luna, pero tenía tan poco dinero que no podía comprar ninguno. Un

día, junto a la acera descubrió la caja de uno de sus cohetes

favoritos, pero al abrirla descubrió que sólo contenía un pequeño cohete

de papel averiado, resultado de un error en la fábrica.


El niño se apenó mucho, pero pensando que por fin tenía un

cohete, comenzó a preparar un escenario para lanzarlo. Durante

muchos días recogió papeles de todas las formas y colores, y se dedicó con

toda su alma a dibujar, recortar, pegar y colorear todas las estrellas y

planetas para crear un espacio de papel. Fue un trabajo dificilísimo,

pero el resultado final fue tan magnífico que la pared de su habitación

parecía una ventana abierta al espacio sideral.

Desde entonces el niño disfrutaba cada día jugando con su cohete de papel,

hasta que un compañero visitó su habitación y al ver aquel espectacular

escenario, le propuso cambiárselo por un cohete auténtico que tenía en

casa. Aquello casi le volvió loco de alegría, y aceptó el cambio

encantado.

Desde entonces, cada día, al jugar con su cohete nuevo, el niño echaba de

menos su cohete de papel, con su escenario y sus planetas, porque

realmente disfrutaba mucho más jugando con su viejo cohete. Entonces se

dio cuenta de que se sentía mucho mejor cuando jugaba con aquellos

juguetes que él mismo había construido con esfuerzo e ilusión.

Y así, aquel niño empezó a construir él mismo todos sus juguetes, y cuando

creció, se convirtió en el mejor juguetero del mundo.

El elefante fotógrafo
Había una vez un elefante que quería ser fotógrafo. Sus amigos se reían

cada vez que le oían decir aquello:


- Qué tontería - decían unos- ¡no hay cámaras de fotos para elefantes!

- Qué pérdida de tiempo -decían los otros- si aquí no hay nada que

fotografíar...

Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo trastos y

aparatos con los que fabricar una gran cámara de fotos. Tuvo que hacerlo

prácticamente todo: desde un botón que se pulsara con la trompa, hasta

un objetivo del tamaño del ojo de un elefante, y finalmente un montón

de hierros para poder colgarse la cámara sobre la cabeza.

Así que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara

para elefantes era tan grandota y extraña que paracecía una gran y

ridícula máscara, y muchos se reían tanto al verle aparecer, que el

elefante comenzó a pensar en abandonar su sueño.. Para más

desgracia, parecían tener razón los que decían que no había nada

que fotografiar en aquel lugar...

Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan

divertida, que nadie podía dejar de reir al verle, y usando un montón de

buen humor, el elefante consiguió divertidísimas e increíbles fotos de

todos los animales, siempre alegres y contentos, ¡incluso del malhumorado

rino!; de esta forma se convirtió en el fotógrafo oficial de la sabana, y de

todas partes acudían los animales para sacarse una sonriente foto para el

pasaporte al zoo.

El lobo con piel de oveja


Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención
de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar
con el rebaño, despistando totalmente al pastor.

Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a


un encierro, quedando la puerta asegurada.

Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día


siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al
instante.

Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.

El niño y los dulces

Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más


que pudo, pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente
no le permitió hacerlo.

Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su


desilusión.

Un amigo que estaba cerca le dijo: - Confórmate solamente con la mitad


y podrás sacar la mano con los dulces-.

Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.

Fábula de la lechera

La hija de un granjero llevaba un recipiente lleno de leche a vender al


pueblo, y empezó a hacer planes futuros:

- Cuando venda esta leche, compraré trescientos huevos. Los huevos,


descartando los que no nazcan, me darán al menos doscientos pollos.
Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de ellos
estén en lo más alto, de modo que para fin de año tendré suficiente
dinero para comprarme el mejor vestido para asistir a las fiestas.

Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo los


valoraré uno a uno.

Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la
vasija de leche al suelo, regando su contenido.

Y así todos sus planes acabaron en un instante.

Novelas cortas
Victoria
de Julia de Asensi

- I -[editar]
El buque mercante, Juan-Antonio, que iba de España a América con una numerosa tripulación
y pasajeros no escasos, se perdió durante la travesía sin que nadie lograse saber su paradero.
¿Habían muerto todos los hombres que llevaba a bordo? No quedó sobre esto la menor duda
cuando transcurrieron algunos meses y se vio que ni uno parecía.
El capitán era una persona muy estimada y conocida por su experiencia y su valor; ¿qué habría
ocurrido para que tuviese su viaje tan mala fortuna?
Se habló de una horrible tormenta, se imaginó un incendio, se inventaron cien historias a cual
más absurdas; que había caído en poder de un pirata... en fin, lo cierto es que no pocas familias
vistieron luto a consecuencia de aquella espantosa desdicha.
Entre los pasajeros iba un joven que por vez primera se separaba de sus padres y hermanos,
que había acabado con lucimiento dos carreras y que no llevaba al nuevo mundo más objeto
que el de estudiar aquella tierra desconocida para él.
Llamábase Gerardo Ávalos, y se había captado las simpatías de cuantos le trataban, por su
ameno trato y excelente carácter.
Convencidos los padres de que el mar había servido de tumba a su hijo, elevaron a la memoria
de este un sencillo mausoleo que rodearon de plantas, y la tristeza reinó para siempre en su
hogar.
Mucho tiempo después, cuando ya se habían casado los otros hijos y vivían solos los dos
ancianos, un hombre solicitó con empeño verlos y logró ser al cabo recibido. Parecía un
pescador por su traje y por su traza, y se mostró muy turbado al hallarse en presencia de los
dos señores. Instado por ellos a hablar se expresó de este modo:
-Hace menos de un mes, encontré en el mar una botella perfectamente cerrada, que supuse
contendría algún licor y que se habría perdido en algún naufragio. La abrí al verme solo en mi
casa y contenía un rollo de papeles muy finos, escritos con letra menuda y dirigidos a ustedes.
Su lectura no tenía interés para mí. El que había trazado esas líneas y hablaba desde un país
desconocido con sus padres, rogaba encarecidamente al que encontrara la botella que la trajera
aquí, donde sin duda sería espléndidamente recompensado. Soy pobre y vengo a vender estos
pliegos que considero, si no de utilidad material, de alguna importancia para ustedes.
Los dos ancianos se conmovieron al ver la letra de su hijo perdido y pagaron más que se les
había exigido, sin titubear.
El pescador desapareció en seguida, y al quedarse solos los dos viejos, no tuvieron más afán
que el de enterarse del contenido de aquellos pliegos.
No sin dificultad los leyeron repetidas veces, llamando después a los hermanos de Gerardo para
enterarles de tan singulares sucesos. El manuscrito del náufrago, decía así:

Los pajaritos
Los pajaritos
estas tristes cuando
el cielo esta nublado
ami me pasa lo
mismo cuando
no estoy a tu lado

La luna
Eres mi luna
eres mi estrella eres lo mas lindo que hay en la tierra
si te gusto la poesia dame un corazon grasias

Te extraño
Te extraño
te estuve
esperando
hace meses

miro
al mar
y en ti pienso
no te puedo olvidar

un dia descubrí
que no volverias
me dejaste sola aquí
supongo que yo no te importaba
Me gusta
A mi me gusta el Verano
A mi me gusta que haga sol
A mi me gusta los helados
De chocolate, Fresa y limon

Sabes leer
El que sabe leer,
sabe escribir,
el que sabe escribir,
sabe pensar,
y el que sabe pensar,
sabe amar

La Quemada
Otra historia trágica de amor. La protagonista esta vez es una joven llamada
Beatriz., hija de un rico español llamado Gonzalo Espinosa de Guevara. Se
dice que la chica era muy bella y tenía miles de pretendientes; uno de ellos
era un noble italiano, Martín de Seópolli, quien estaba tan enamorado de
ella que mandó matar a todo hombre que se le acercara.

Beatriz, acongojada por todas las muertes que su belleza causaba, decidió
llevar a su recámara un brasero encendido en el que hundió su rostro para
desfigurarlo; los gritos alertaron a la gente que corrió a ayudarle sin poder
hacer algo al respecto. Martín, al enterarse de lo que había hecho la joven,
le confesó que la amaba por quien era en el interior y no sól por su belleza.
Beatriz decidió casarse con él y llevó desde entonces un velo que le cubría
el rostro.

La Llorona
LA LLORONA Versión A

De los campos a las ciudades emigran muchas jovencitas en busca de su sueño, de estudios y de
tener mejores trajes y dinero para ayudar a sus familias.

Esta como muchas llegó a la ciudad y se empleo en casa de ricos, enamorándose de su hijo el
cual cruelmente la dejó embarazada y luego la despidió de su trabajo.

No habiendo más que hacer, se devolvió a su casa escondiendo su hijo bajo su delantal, lo cual no
logró por mucho tiempo, su familia, apegada al cristianismo, comenzó a decirle su error a todas
horas, creándole gran angustia.
Una noche bajo un gran aguacero corrió hacia el río y pariéndolo lo lanzó a la corriente, al ver lo
que había hecho se lanzó detrás del niño gritando y llorando.

Todavía en las noches de luna después de una creciente se oye el llanto de esta mujer, y se puede
verle tras el rayo de luna en el agua del río, tratando de alcanzar a su hijo.

Dicen que el señor en su gran misericordia tendrá compasión de ella y que algún día lo alcanzará,
volverá a la vida y será un gran hombre revolucionario de la sociedad.

La desgracia de Andrea.

Escrita Por Diabul.

Andrea era una muchacha de preparatoria, no muy diferente a las demás;


vivía en un pueblo cercano a una populosa ciudad. Era una muchacha bonita
que le gustaba estar en todas las fiestas, salía con sus amigas de compras y
cada cierto tiempo cambiaba de novio. Era frívola y egoísta, si bien era buena
estudiante y según sus padres y maestros tenía “futuro prometedor”. Pero ella
prefería enfocar su vida en banalidades.

Era la muchacha más notoria del pueblo, pues no había día en que no
hablase alguien de ella.

Pasado el tiempo, después de haber humillado a muchos jóvenes


haciéndolos sus novios, tratándolos como cosas sin valor, y desechándolos
al poco tiempo, varios de ellos decidieron “hacerle pagar” de una forma
cobarde y ruin. Se hicieron pasar por sus mejores amigos, como si nunca
hubieran tenido problemas con ella, hasta que en una fiesta la emborracharon
y drogaron, para posteriormente ultrajarla y venderla a un tratante de blancas.
El truhán se la llevó del pueblo a la capital, a una casa de placer en donde la
humillaban y golpeaban todos los días. Hasta el día que ella quedó
embarazada y ya no les fue útil, arrojándola a la calle como si fuera un perro.
Comenzó a vagar por las calles, robando comida de los puestos callejeros o
comiendo de los basureros; vistiendo harapientas ropas, y durmiendo entre
basura, calentándose entre los perros.

Una noche tormentosa y helada comenzó a sentir los dolores del parto, y el
sonido atronador de la tempestad impedía que un alma escuchara sus
súplicas y gemidos.

Ella gritaba…

-¡Auxilio, por favor ayúdenme! - Pero la tormenta encubría sus lamentos-


¡Ayuda, por favor!…
Pero nadie la escuchaba. Parecía que tendría a su hijo en la calle como si
fuera un simple animal al cual nadie quisiera.

Pero, entonces…

…Un hombre se acercó, y preguntó en voz alta.

-¿Quién eres? ¿En dónde estás?

¡Por fin! Alguien se apiadaba de ella.

El hombre escuchando los lamentos dolorosos de la parturienta, trató de


acercarse poco a poco, hasta que llegó con ella y le preguntó.

-¿Qué es lo que te pasa? ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?

El hombre llevaba un bastón y un paraguas, utilizaba unos anteojos negros


cubriéndose con una gabardina que le llegaba hasta los zapatos. Mientras
sacaba del bolsillo un celular, Andrea le gritó llena de dolor y frustración:

-¿Acaso está ciego? ¿Que no ve que estoy dando a luz? ¡Ayúdeme por favor!

El hombre se acercó más, y le dijo.

- Así es, soy ciego. Te voy a ayudar, mi casa está aquí mismo. - Dándole el
celular- -Este celular es especial para invidentes, en él hay tres botones
grandes, aprieta el de en medio, es para llamar a emergencias.

Mientras decía esto el ciego levantaba en sus brazos a la joven, llevándola a


su casa, que estaba justo a unos metros. El ciego conocía de memoria el
camino, así que no tuvo problemas en llegar con la mujer en sus brazos.

Al llegar, la depositó suavemente en un amplio sofá que estaba en la sala, y


se quedó con ella hasta que llegaron la ambulancia y la policía.

Mientras llegaban los auxilios, él le preguntó su nombre.

- Me llamo Andrea Suarez del Olivar.

Ejemplo de nito etiológico: El origen del árbol de laurel


Según la mitología griega, Eros estaba celoso del Dios del Sol, Apolo,
porque creía que se había burlado sobre sus habilidades como arquero,
además de que le molesta el canto de Apolo. Entonces Eros disparó una
flecha a Apolo para que se enamorara de la ninfa Dafne (en griego “Dafne”
significa laurel), y también le disparó una flecha que provocaba desprecio y
desdés a ella. La ninfa, al ser perseguida incansablemente por Apolo, le
imploró ayuda a Peneo, Dios del Río y padre de Dafne, transformándola en
laurel, un árbol que desde ese momento se volvió sagrado par Apolo. Se
dice que de ahí viene como los laureles resisten al efecto del sol
mediterráneo y dan buena sombra a la humanidad.

Trabalenguas para jugar con los niños

Como poco coco como, poco coco


Pablito clavó un clavito.
compro.
¿Qué clavito clavó Pablito?

Erre con erre, guitarra; Mariana Magaña


erre con erre, carril: desenmarañará mañana
rápido ruedan los carros, la maraña que enmarañara
rápido el ferrocarril. Mariana Mañara

La gallina cenicienta en el El perro en el barro, rabiando


cenicero está, rabea: su rabo se embarra
el que la desencenice buen cuando el barro barre,y el barro
desencenizador será a arrobas le arrebosa el rabo

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