Anda di halaman 1dari 134

EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS


Serie ESTUDIOS JURÍDICOS, Núm. 59
Coordinador editorial: Raúl Márquez Romero
Cuidado de la edición: Claudia A. González Pérez
Formación en computadora: D. Javier Mendoza Villegas
JORGE ADAME GODDARD

EL MATRIMONIO
CIVIL EN MÉXICO
(1859-2000)

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


MÉXICO, 2004
Primera edición: 2004

DR  2004. Universidad Nacional Autónoma de México

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS

Circuito Maestro Mario de la Cueva s/n


Ciudad de la Investigación en Humanidades
Ciudad Universitaria, 04510 México, D. F.

Impreso y hecho en México

ISBN 970-32-1596-3
CONTENIDO

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX

I. El régimen liberal del matrimonio civil . . . . . . . . 1


1. La situación precedente a la introducción del
matrimonio civil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
2. La introducción del matrimonio civil . . . . . . . . 6
3. La ley matrimonial del Segundo Imperio . . . . . . 10
4. El matrimonio en la legislación civil durante la
República Restaurada y el gobierno de Porfirio
Díaz (1867-1914) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
5. El matrimonio en la doctrina mexicana posterior
a la Reforma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
6. Conclusiones sobre la evolución del matrimonio
civil en este periodo . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
II. El régimen revolucionario del matrimonio civil . . . . 35
1. La introducción del divorcio vincular en 1914 . . . 35
2. La Constitución de 1917 . . . . . . . . . . . . . . 39
3. La Ley de Relaciones Familiares . . . . . . . . . . 40
4. Los comentaristas de la Ley de Relaciones Fa-
miliares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
5. El matrimonio en el Código Civil de 1928 . . . . . 52
6. Las reformas al Código Civil de 1953 . . . . . . . 59
7. La doctrina mexicana relacionada con el Código
Civil de 1928 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59

VII
VIII CONTENIDO

8. Conclusiones sobre el régimen revolucionario


del matrimonio en el periodo de 1914 a 1974 . . . 75
III. El régimen postmoderno (1974-2000) . . . . . . . . . 83
1. La reforma de 1974 y reformas posteriores . . . . . 83
2. La doctrina civilística posterior a 1974 . . . . . . . 89
3. El nuevo Código Civil del Distrito Federal . . . . . 105
4. Conclusiones sobre este periodo . . . . . . . . . . 112
IV. Epílogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
1. Resultados de la evolución del matrimonio civil . . 115
2. El error del matrimonio civil . . . . . . . . . . . . 117
3. Hacia el matrimonio natural . . . . . . . . . . . . 119
El matrimonio civil en México (1859-
2000), editado por el Instituto de Inves-
tigaciones Jurídicas de la UNAM, se
terminó de imprimir el 17 de mayo de
2004 en los talleres de La Impresora
Azteca, S. A. de C. V. En esta edición se
empleó papel cultural 57 x 87 de 37 kg.
para las páginas interiores y cartulina
couché de 162 kg. para los forros; cons-
ta de 1000 ejemplares.
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

INTRODUCCIÓN

Hoy parece ser una opinión común entre los juristas que el matri-
monio es un asunto del que tienen que ocuparse los legisladores.
Si el matrimonio es uno de los actos del estado civil, es un asunto,
como dice el artículo 130 constitucional en su penúltimo párrafo,
de la “ exclusiva” competencia de las autoridades administrativas
y que tiene la “ fuerza y validez” que determinen las leyes. De
conformidad con estos preceptos, los legisladores pueden definir
qué es el matrimonio y qué efectos tiene, es decir, qué deberes y
derechos genera entre los esposos y en relación con los hijos y la
familia. A partir de la introducción de este precepto en la historia
legislativa mexicana por medio de la Ley del Matrimonio Civil
de 1859, los legisladores mexicanos se han dado a la tarea de de-
cirnos a los mexicanos qué es el matrimonio, cuáles son sus efec-
tos y las formas de hacer coactivo el cumplimiento de los deberes
que de él derivan.
En este trabajo1 pretendo analizar cómo ha ido evolucionan-
do el régimen del matrimonio civil a partir de su introducción en
1859 hasta la publicación del nuevo Código Civil del Distrito Fe-
deral en el año 2000, con el objetivo de discernir el significado de
este desarrollo histórico. Me he concentrado en el análisis de los
códigos civiles vigentes en el Distrito Federal, sabiendo que han
sido, al menos hasta 1974, los modelos que han inspirado los có-
digos y el régimen matrimonial de las demás entidades federati-
vas. Ciertamente los códigos civiles locales en los últimos años
1 He publicado un avance del mismo: “ Evolución del concepto de matrimonio en el
derecho mexicano (1821-1917)” en Estudios en homenaje a don Manuel Gutiérrez de Ve-
lasco, México, UNAM, 2000, pp. 1-34, y otro, “ El matrimonio en la legislación civil del
Distrito Federal 1917-2000” , que será publicado por Ars Iuris.

IX

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

X INTRODUCCIÓN

han ido teniendo una evolución independiente que tendría que


considerarse de manera particular, pero para efectos de este tra-
bajo el análisis de cada código local parecería excesivo, pues no
haría falta para determinar las líneas generales de la evolución
del régimen matrimonial.
Además del análisis legislativo he hecho un estudio de la
doctrina mexicana relacionada con los diversos regímenes matri-
moniales, en el cual pude constatar que más parece que la ley ha
determinado la doctrina que lo inverso, que sería lo deseable.
En la evolución del régimen matrimonial he podido discernir
tres etapas que corresponden a los capítulos de este obra. La pri-
mera es el régimen liberal del matrimonio (1869-1914), que se
caracteriza por la introducción de la idea de que el matrimonio es
un asunto civil y un amplio respeto a la opinión y tradiciones do-
minantes acerca del matrimonio y los deberes que genera. La se-
gunda es la del régimen revolucionario del matrimonio (1914-
1974) que tiene como rasgos peculiares la voluntad política de
imponer un régimen matrimonial que se considera avanzado, pro-
gresista o moderno en oposición a lo que se denomina tradicional
o conservador. La tercera etapa, la que he llamado del régimen
posmoderno, presenta el debilitamiento del matrimonio civil al
desvincularlo de la procreación y educación de los hijos y acer-
carlo al concubinato.
A manera de epílogo hago una síntesis de esta evolución —si
bien al final de cada uno de los capítulos presento conclusiones
sobre la etapa correspondiente—, una valoración de la misma, así
como alguna indicación sobre la dirección en la que podría bus-
carse una superación de la situación actual, que es realmente la-
mentable. Al establecerse el matrimonio civil como un mero pro-
ducto de la voluntad del legislador cada vez se convierte más en
un formalismo hueco, una especie de trámite burocrático, que
nada ayuda a ese otro propósito constitucional establecido en el
artículo 4o., el de proteger “ la organización y desarrollo de la fa-
milia” . El problema se agudiza por el hecho de que cada entidad
federativa tiene facultades para establecer su propio régimen ma-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

INTRODUCCIÓN XI

trimonial, por lo que si no se encuentran criterios unificadores,


tendremos en poco tiempo una multitud de regímenes del matri-
monio civil y éste quedará carente de toda legitimidad en la con-
ciencia personal de las personas que se casan.
Las conclusión general que obtengo del análisis de la evolu-
ción del matrimonio civil en México es que para que la ley real-
mente proteja y asegure la vida matrimonial, y en consecuencia
la vida familiar que de ella deriva, es preciso que los legisladores
renuncien a definir lo que es el matrimonio y los deberes que ge-
nera, lo cual es materia de la ética y de las tradiciones morales
del pueblo mexicano, y se limiten a señalar algunos requisitos
esenciales que deben verificarse para que la voluntad de los con-
trayentes pueda considerarse como constitutiva de un matrimonio
protegido por las leyes mexicanas y establecer los modos para
asegurar el cumplimiento de ciertos deberes matrimoniales que
interesan a la comunidad. Sería un error pretender que la legisla-
ción pública se desentendiera absolutamente del matrimonio que
es una realidad fundamental de la vida social, pero es necesario
que se limite al papel que le corresponde.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

I. El régimen liberal del matrimonio civil . . . . . . . . 1


1. La situación precedente a la introducción del
matrimonio civil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
2. La introducción del matrimonio civil . . . . . . . . 6
3. La ley matrimonial del Segundo Imperio . . . . . . 10
4. El matrimonio en la legislación civil durante la
República Restaurada y el gobierno de Porfirio
Díaz (1867-1914) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
5. El matrimonio en la doctrina mexicana posterior
a la Reforma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
6. Conclusiones sobre la evolución del matrimonio
civil en este periodo . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

I. EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL

1. La situación precedente a la introducción


del matrimonio civil

En el tiempo posterior a la Independencia, los gobiernos mexica-


nos no publicaron leyes que afectaran el matrimonio antes de la
Ley del Registro Civil del 27 de enero de 1857, de la que se trata-
rá más abajo, por que se consideraba que el matrimonio era un
acto sujeto al derecho canónico y a la potestad de la Iglesia. La
doctrina jurídica mexicana tenía una concepción y explicación
del matrimonio conformada principalmente con base en la legis-
lación española y canónica, especialmente Las siete partidas y
las disposiciones emanadas del Concilio de Trento,1 y en la doc-
trina canonística.
La concepción común del matrimonio entre la doctrina mexi-
cana puede conocerse a través de lo que afirman fuentes doctrina-
les elaboradas (al menos parcialmente) por autores mexicanos y
publicadas en México, como el Febrero mejicano2 (1834), edita-
do por Anastasio de la Pascua; el Diccionario razonado de legis-
lación civil, penal, comercial y forense3 de Joaquín Escriche,
1 En la sesión 24a. del Concilio, que fue la séptima en tiempo del sumo pontífice
Pío IV, el 11 de noviembre de 1563, se publicó una exposición de la doctrina sobre el
sacramento del matrimonio, seguida de doce “ anatemas” donde se precisaban las doctri-
nas opuestas a la fe católica, y un decreto de reforma del matrimonio, cuya principal nove-
dad era el requisito de que el matrimonio entre católicos se celebrase ante el párroco y se
evitasen de este modo los llamados matrimonios “ clandestinos” .
2 Febrero mejicano fue una adaptación mexicana, hecha por Anastasio de la Pas-
cua, de la famosa obra española denominada Febrero o librería de jueces, abogados y
escribanos, de Eugenio Tapia.
3 Escriche, Joaquín, Diccionario razonado de legislación civil, penal, comercial y
forense, notas y adiciones de Rodríguez de San Miguel, Juan N., México, 1837, reimp.
con estudio introductorio de María del Refugio González, México, UNAM, 1993.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

2 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

anotado por Juan Rodríguez de San Miguel (1837, reimp. 1842) y


las Pandectas hispano-megicanas4 (1839, reimp. 1852).
La doctrina tradicional del matrimonio, que era también la
vigente en los tribunales mexicanos, es la que transmite Rodrí-
guez de San Miguel en sus Pandectas. Ahí se reproducen,5 en
primer lugar, las leyes de Las siete partidas, luego las disposicio-
nes del Concilio de Trento y luego, en latín, las del Tercer Conci-
lio Mexicano. El autor propone, a partir de estas fuentes, una no-
ción del matrimonio. De las Partidas toma la noción o concepto
del matrimonio, la determinación de sus fines esenciales y la ma-
nera de contraerlo. Como noción de matrimonio reproduce la que
dan las Partidas (4,2,1) que dice “ matrimonio es ayuntamiento
de marido é de muger, fecho con tal entencion de bevir siempre
en uno, é de non se departir; gaurdando lealtad cada uno de ellos
al otro, é non se ayuntando el varon a otra muger, nin ella á otro
varon, biviendo ambos á dos” . A esta definición, Rodríguez de
San Miguel añade, sin precisar la fuente, otra de un canonista,
“ Cavalari” ,6 según la cual el matrimonio es “ societas individua,
quam masculus et femina procreandae, et educandae sobolis et
mutui praesidii gratia ineunt” (“ sociedad indivisible que convie-
nen el varón y la mujer para procrear y educar los hijos y ayudar-
se mutuamente” ), y remite al lector a la definición de matrimonio
en su edición del Diccionario de legislación y jurisprudencia.
En cuanto a los fines del matrimonio, transcribe otro párrafo
de las Partidas (4,2,3) en que se afirma que son tres sus fines:
“ fe, e linaje, e sacramento” ; por “ fe” se entiende la fidelidad en-
tre marido y mujer, por “ linaje” la procreación, y por “ sacra-

4 Rodríguez de San Miguel, Juan N., Pandectas hispano-megicanas, México, 1839,


ts. I, II y III, reimp. con estudio introductorio de María del Refugio González, México,
UNAM, 1991.
5 Ibidem, t. II, pp. 420 y ss.
6 Casi seguramente se trata de una cita de Cavallario, Domenicus, Institutiones iuris
canonici, quibus vetus et nova Ecclesiae disciplina enarrantur, Matriti, 1734, 6 ts. en 3
vols., ya que este autor y obra los cita Rodríguez de San Miguel en sus notas al Diccionario
razonado de legislación y jurisprudencia, según lo consigna María del Refugio González
en el estudio introductorio (p. 34) a la edición que hace de dicho diccionario; ver nota 3.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 3

mento” la indisolubilidad.7 A este párrafo, añade Rodríguez de


San Miguel una nota, en donde trascribe la explicación de Cava-
lari acerca de los fines del matrimonio, quien considera que son
tres: la procreación, la educación de los hijos y la ayuda mutua
durante toda la vida.
En relación con los fines del matrimonio está la cuestión de
las “ condiciones” que los cónyuges pueden pactar. En los textos
de las Partidas (4,4,3 a 6) reproducidos por Rodríguez de San
Miguel,8 se distinguen dos tipos de condiciones, las que son ho-
nestas, y las que no lo son. Las condiciones deshonestas pueden
ser contrarias a la naturaleza del matrimonio y, por lo tanto, de
convenirse hacen nulo el matrimonio por falta de consentimiento,
o pueden ser simplemente deshonestas pero no atentar contra la
naturaleza del matrimonio, por lo que cuando se convienen, el ma-
trimonio vale, pero la condición se tiene por no puesta. Entre las
condiciones deshonestas que atentan contra la naturaleza del matri-
monio están las que contradicen los fines del mismo, como son las
que mencionan las Partidas: “ yo te recibo por mi muger de aqui a
un año” o “ me caso contigo, si guisares con yervas, o de otra gui-
sa que no puedas aver fijos” , o que “ se casava con ella, si yo-
guiesse con los omes, porquel diessen algo” .9
La manera de contraer el matrimonio prevista en las Partidas
(4,2,5) es el solo consentimiento: “ Consentimiento solo, con vo-
luntad de casar, faze el matrimonio entre el varon, e la muger” .10
Lo esencial es la voluntad, no las palabras, pues aunque se pro-
nunciaran las palabras, si no hubiera voluntad no se contrae el
matrimonio. No se exige ningún requisito formal ni presencia de
testigos.

7 Cabe observar que esta identificación de la indisolubilidad del matrimonio con su


carácter sacramental, si bien la canonística la superó y entendió que la indisolubilidad era
una propiedad natural del matrimonio, y no consecuencia del sacramento, en la mentali-
dad común sigue dándose esa antigua confusión.
8 Véase op. cit., nota 4, pp. 439 y 440.
9 Ibidem, p. 440.
10 Ibidem, p. 422.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

4 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

De los decretos del Concilio de Trento transcribe11 uno que


define la “ doctrina sobre el sacramento del matrimonio” , en el
cual se afirman los puntos controvertidos por los reformistas: la
indisolubilidad del matrimonio y su naturaleza de sacramento.
Reproduce también el que reforma el régimen matrimonial canó-
nico, especialmente en el sentido de exigir que el matrimonio se
celebre “ a la faz de la Iglesia” , es decir en presencia de la comu-
nidad y del párroco, quien preguntará a los novios si es su volun-
tad unirse en matrimonio, y expresado el consentimiento de és-
tos, los declarará unidos en matrimonio con estas palabras: “ Yo
os uno en matrimonio, en el nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo” u otras semejantes.
Las disposiciones transcritas en las Pandectas hispano-megi-
canas del Tercer Concilio Mexicano12 son desarrollos de las re-
glas emitidas por el Concilio de Trento para precisar, entre otras
cosas, que los llamados matrimonios “ clandestinos” , es decir, los
hechos sin la presencia del párroco, son nulos.
Por otra parte, el Febrero mejicano da13 dos nociones de ma-
trimonio, una tradicional española y otra francesa. La noción es-
pañola es la de Las siete partidas (4,2,1) arriba transcrita. La no-
ción francesa es la de Pothier (Traité du marriage, parte 1,
capítulo 110) que el autor del Febrero traduce así “ Un contrato
celebrado con las formalidades que han prescrito las leyes, por el
cual un hombre y una muger, hábiles para contraerlo, se obligan
recíprocamente a permanecer toda su vida en la unión que debe
existir entre un esposo y una esposa” .
Ni el autor español ni el autor mexicano hacen algún comenta-
rio a estas definiciones, pero parece que prefieren la definición fran-
cesa por el hecho de que la colocan en primer lugar. En esta defini-
ción hay una visión diferente del matrimonio: lo presenta como un
“contrato”, en vez de una sociedad, unión o “ayuntamiento”, con-
trato que debe revestir ciertas formalidades legales, por el que las

11 Ibidem, pp. 427 y ss.


12 Ibidem, p. 432.
13 Febrero mejicano, Anastasio de la Pascua (ed.), México, 1834, t. I, p. 124.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 5

partes se obligan vitaliciamente “ a permanecer en la unión que


debe existir entre un esposo y una esposa” . La diferencia, me pa-
rece es principalmente de perspectiva, la definición de las Parti-
das expresa lo que es el matrimonio: una unión entre el varón y la
mujer para procrear hijos y ayudarse mutuamente; la de Pothier
expresa cómo se realiza esa unión: por medio de un “ contrato”
celebrado por personas capaces y cumpliendo ciertas formalida-
des, y por esa perspectiva no tiene que explicar qué es esa unión
ni cuáles sean sus fines, le basta señalar que el objeto del contrato
es “ la unión que debe existir entre un esposo y una esposa” .
Después de dar esas definiciones, el autor del Febrero expli-
ca el concepto de “ matrimonio legítimo” , como el contraído de
acuerdo con las leyes civiles que “ no es otra cosa que un mero
contrato” . Además advierte que también puede llamarse “ legíti-
mo” al matrimonio celebrado conforme a las disposiciones canó-
nicas, que aún no ha sido consumado, al cual también se le llama
matrimonio “ rato” .
La otra fuente editada por Rodríguez de San Miguel, el Dic-
cionario razonado de legislación civil, penal, comercial y forense
de Joaquín Escriche,14 da, sin ninguna anotación del jurista mexi-
cano, esta definición de matrimonio: “ la sociedad legítima del
hombre y de la muger, que se unen con vínculo indisoluble, para
perpetuar su especie, ayudarse a llevar el peso de la vida y parti-
cipar de una misma suerte” . Es esta una definición en la que se
recoge la noción de matrimonio contenida en las Partidas (socie-
dad o “ ayuntamiento” ) y el requisito de formalidad o publicidad
introducido en el Concilio de Trento, por lo que se habla de so-
ciedad “ legítima” , es decir, como dice el mismo Escriche (s.v.
matrimonio legítimo), contraída conforme a las leyes y cánones.
No obstante esta tipificación del matrimonio como sociedad, el
mismo Escriche al hablar de que el matrimonio se contrae por
consentimiento (conforme al adagio: nuptias consensus, non con-
cubitus facit) afirma que “ el matrimonio es un contrato... el más
importante de todos” .
14 Véase op. cit., nota 3.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

6 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

En síntesis, pudiera decirse que la doctrina mexicana de esta


época está familiarizada con la idea de que el matrimonio es una
sociedad indisoluble del varón y la mujer para procrear hijos y ayu-
darse mutuamente, que se contrae por el consentimiento —y con
base en este aspecto es un contrato— expresado con las formali-
dades prescritas por las leyes. Pero también entiende que el matri-
monio es un sacramento, por lo que su regulación y administración
corresponde originariamente a la Iglesia católica, y sólo secunda-
riamente a las leyes civiles. En esta concepción existen los ele-
mentos que darán lugar a que posteriormente la doctrina mexicana
hable de diversas nociones del matrimonio, algunas contradicto-
rias entre sí, como la de matrimonio-sociedad en oposición a ma-
trimonio-contrato, o la de matrimonio civil en oposición a matri-
monio canónico o matrimonio-sacramento.
Es de observar que en la legislación recopilada por Rodrí-
guez de San Miguel no existe el interés por regular con más deta-
lle las obligaciones que derivan del matrimonio, todo lo cual pa-
rece haberse dejado a la legislación canónica.

2. La introducción del matrimonio civil

La intervención de la legislación mexicana en materia ma-


trimonial comienza con la expedición de la Ley del Registro
Civil, del 27 de enero de 1857, en la cual se establece que las
autoridades civiles podrán y deberán registrar ciertos actos con-
siderados del estado civil, a saber (artículo 12): el nacimiento, el
matrimonio, la adopción y arrogación, el sacerdocio y la profe-
sión de algún voto religioso, temporal o perpetuo, y finalmente
la muerte. En esta Ley, aunque no se prescribe qué es el matri-
monio ni la forma de celebrarlo, ya se introduce el principio de
que el matrimonio es un acto del estado civil y, por consiguiente,
un acto que puede ser regulado por el poder civil; llama la aten-
ción que se consideren como actos del estado civil el sacerdocio
y la profesión de un voto religioso, que son actos que se refieren

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 7

al estado de las personas dentro de la Iglesia, aunque puedan te-


ner efectos civiles.15
El artículo 65 de la misma Ley decía que “ Celebrado el Sa-
cramento ante el párroco y previas las solemnidades canónicas,
los consortes se presentarán ante el Oficial del Estado Civil a re-
gistrar el contrato de matrimonio” . En esta Ley se introduce una
separación entre el sacramento del matrimonio, que se realiza
conforme al derecho canónico, y el “ contrato” que ha de ser ins-
crito en el Registro Civil; la denominación de “ contrato” parece
tener el único fin de justificar la orden de su inscripción en el Re-
gistro Civil, pues era evidentemente opuesto al criterio liberal de
separación de la Iglesia y el Estado que en el Registro Civil se
inscribieran los sacramentos. La ley no pretendió regular el “ con-
trato” de matrimonio, por lo que la celebración y efectos del mis-
mo quedaban sujetos a las disposiciones canónicas.
En cambio, la Ley del 3 de julio de 1859, que fue una de las
llamadas “ Leyes de Reforma” , regula directamente el matrimo-
nio, al que tipifica como un “ contrato” , entendida esta palabra
como un acto sujeto a la ley civil. En el preámbulo o “ conside-
rando” de esta ley se demuestra claramente su carácter polémico
frente a la potestad eclesiástica; dice textualmente:

Considerando. Que por la independencia declarada de los nego-


cios civiles del Estado, respecto de los eclesiásticos, ha cesado la
delegación que el soberano había hecho al clero para que con sólo
su intervención en el matrimonio, este contrato surtiera todos sus
efectos civiles.
Que reasumiendo todo el ejercicio del poder en el soberano,
éste debe cuidar de que un contrato tan importante como el matri-
monio, se celebre con todas las solemnidades que juzgue conve-
nientes a su validez y firmeza, y que el cumplimiento de éstas le
conste de un modo directo y auténtico.

15 La ley puede consultarse en Derechos del pueblo mexicano, 4a. ed., México,
1994, t. XII, p. 1090.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

8 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

En estas palabras se dice que el matrimonio es originalmente


un asunto del Estado, cuya regulación había delegado temporal-
mente a la Iglesia, es decir, es un asunto civil, secular, y no un
acto sagrado o sacramento sobre el cual la Iglesia tendría una po-
testad originaria. Si la Iglesia reglamentaba el matrimonio, lo ha-
cía en ejercicio de un poder delegado del Estado, pero una vez
que éste reasume ese poder, regula directamente el matrimonio
definiendo sus requisitos y modo de celebración. El Estado se
arroga así la facultad de decir qué es el matrimonio y cómo se cele-
bra válidamente. El primer artículo de la ley dice: “ El matrimo-
nio es un contrato civil que se contrae lícita y válidamente ante la
autoridad civil. Para su validez bastará que los contrayentes, pre-
vias las formalidades que establece esta ley, se presenten ante
aquélla y expresen libremente la voluntad que tienen de unirse en
matrimonio” .
La definición es parecida a la de Pothier que reproducía el
Febrero mejicano. Esta definición, lo mismo que la del autor
francés, dice que el matrimonio es un “ contrato” , que debe cum-
plir ciertas formalidades establecidas en las leyes (entre otras la
de que se haga ante la autoridad civil) con el objeto de constituir
la unión matrimonial. Al igual que la definición francesa, no hace
mención de los fines específicos del matrimonio, y se conforma
con indicar que los cónyuges manifiesten su “ voluntad de unirse
en matrimonio” , dando por supuesto que se entiende unitaria-
mente qué es el matrimonio; una ambigüedad semejante tiene la
definición de Pothier quien se refiere a la “ unión que debe existir
entre un esposo y una esposa” .
En el contexto de la ley, es claro que el adjetivo “ civil” , lo
mismo donde califica la palabra “ contrato” como donde califica
la palabra “ autoridad” , denota lo que es propio del Estado o del
derecho civil en oposición a lo propio de la Iglesia o del derecho
canónico. Así, donde dice que el matrimonio es un “ contrato ci-
vil” no quiere decir que se trata de uno de los contratos de los
que puede tratar un código civil —entonces no había código civil
en el Distrito Federal—, sino un contrato de los que compete re-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 9

gular al Estado y ya no un sacramento, como lo aceptaba la ley


anterior, sobre el cual tiene potestad la Iglesia; donde dice “ auto-
ridad civil” se refiere a la autoridad competente del Estado, en
oposición a la persona ante la cual se celebraba el matrimonio
conforme al derecho canónico, es decir, el párroco. En otras pala-
bras, ese texto legal dice que el matrimonio es un “ contrato” que
rige el Estado y que se realiza ante el funcionario público que re-
sulte competente, y ya no es más un sacramento que se realiza
ante el párroco. Esta posición la confirma el Decreto sobre Tole-
rancia de Cultos, expedido por Juárez y publicado el 5 de enero
de 1861, cuyo artículo 20 dice que la autoridad “ pública” (ya no
la llama “ civil” ) no intervendrá “ en los actos y prácticas religio-
sas concernientes al matrimonio” , pero dispone enfáticamente
que “ el contrato de que esta unión matrimonio dimana, queda
exclusivamente sometido a las leyes” , por lo que cualquier matri-
monio que se contraiga sin arreglo a las leyes es “ nulo” y no pro-
duce efectos civiles.
La misma Ley de 1859 declara que para la celebración del
matrimonio “ basta” que los contrayentes, “ previas las formalida-
des que establece esta ley, se presenten ante aquélla —la autori-
dad civil— y expresen libremente la voluntad que tienen de unir-
se en matrimonio” . El texto resalta el papel de la voluntad de los
contrayentes, diciendo que ésta es necesaria al contraer matrimo-
nio, pero deja claro también que la sola voluntad no basta, pues
es preciso cumplir ciertas formalidades y que se declare ante la
autoridad civil.
Establece que el matrimonio civil sólo puede celebrarse “ por
un solo hombre con una sola muger” (artículo 3o.), y que es indi-
soluble (artículo 4o.). Prescribe el trámite y formalidades para rea-
lizar el matrimonio y ordena (artículo 15) que el encargado del
Registro Civil lea a los contrayentes, después que éstos hubieran
expresado formalmente su consentimiento, una exhortación mo-
ral (reproducida en el mismo artículo 15 y que luego fue conoci-
da como la Epístola de Melchor Ocampo) en la que se habla de
los deberes morales que tenían los cónyuges entre sí como tener-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

10 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

se “ respeto, fidelidad, confianza, ternura” . Esto último indica


que subsiste la idea de que el matrimonio genera, además de los
deberes jurídicos sancionados por las leyes, deberes morales
cuyo cumplimiento se considera muy importante para la nación,
sobre todo por su efecto en la formación de los hijos; por esto, la
misma Epístola dice que “ la sociedad bendice, considera y alaba
a los buenos padres, por el gran bien que le hacen dándole buenos
y cumplidos ciudadanos; y la misma censura y desprecia debida-
mente a los que, por abandono, por mal entendido cariño, o por
su mal ejemplo corrompen el depósito sagrado que la naturaleza
les confió concediéndoles tales hijos” .
Las novedades introducidas por estas dos leyes pueden resu-
mirse así: a) introducen una separación entre matrimonio sacra-
mental y matrimonio civil, como si fueran dos actos distintos y
regulados por potestades también diferentes; b) gana aceptación la
noción del matrimonio como un “ contrato” , en vez de una unión
o sociedad, con la cual se pone el acento ya no en la naturaleza de
la relación matrimonial dependiente de sus fines (procreación y
ayuda mutua), sino en el modo de contraerlo, el consentimiento o
voluntad matrimonial meramente formal con independencia de fi-
nes naturales, y c) proponen el matrimonio como una institución
creada por el legislador, quien tiene un poder pleno (soberano)
para definir qué es el matrimonio válido, lo cual significa que
sólo él puede definir que es verdaderamente el matrimonio. Estas
tendencias se irán desarrollando en los códigos civiles que se ex-
pedirían posteriormente.

3. La ley matrimonial del Segundo Imperio

Una vez establecido el Segundo Imperio, se publicó la Ley


del Registro del Estado Civil, del 1o. de noviembre de 1865,16
que mantenía el Registro Civil y la necesidad de inscribir los ma-
16 El texto de la Ley puede verse en Boletín de las Leyes del Imperio Mexicano o
Código de la Restauración, México, 1886, t. IV, p. 188.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 11

trimonios en él, pero señalaba que los mexicanos que hicieran de-
claración de ser católicos, debían contraer el matrimonio confor-
me a derecho canónico, por lo que para realizar el matrimonio
civil era necesario (artículo 24), además de cumplir los requisitos
legales, que presentasen la constancia del párroco de que se cum-
plieron los requisitos necesarios para recibir el sacramento del
matrimonio. La Ley daba preeminencia al contrato matrimonial
respecto del sacramento, pues prohibía (artículo 36) “ a todos los
eclesiásticos” que celebren el matrimonio religioso sin que antes
se les presentara un certificado del oficial del Registro Civil que
demostrara que se había verificado “ el contrato civil” .
La dicotomía entre el matrimonio-contrato civil y el matri-
monio-sacramento, que la Reforma había pretendido superar me-
diante la preeminencia del matrimonio civil, y que se mantuvo en
la Ley del Registro Civil del Imperio, tuvo un intento de solución
diferente en el proyecto de “ Código Civil del Imperio Mexicano”
(6 de julio de 1866), del cual sólo se publicó el libro primero, relati-
vo a las personas.17 Establecía (artículo 204) que los matrimonios
“ celebrados por la Iglesia... surtirán los efectos civiles” , siempre
que entre los contrayentes no hubiera un matrimonio anterior, ci-
vil o canónico, y tuvieran la edad suficiente; para que surtiera
efectos civiles, era necesario registrar el matrimonio, a lo cual es-
taban obligados los cónyuges (artículo 206); los efectos se retro-
traían a la fecha del matrimonio canónico. Previendo los casos de
mexicanos con otra religión, se disponía que podía darse el mis-
mo tratamiento a los matrimonio contraídos conforme a otra reli-
gión que fuera reconocida (artículo 205).
El proyecto de Código contiene ya una definición material
del matrimonio, que pasaría a los códigos civiles de 1870 y 1884,
que dice (artículo 99): “ El matrimonio es la sociedad legítima de
un solo hombre y de una sola mujer, que se unen con vínculo in-
disoluble para perpetuar su especie y ayudarse a llevar el peso de
la vida” . Es casi literalmente la definición del diccionario de Es-
17 El texto se publicó en el Boletín de las Leyes del Imperio Mexicano, México,
1886, t. III, pp. 169 y ss.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

12 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

criche, con las únicas variantes de decir “ de un solo hombre y de


una sola mujer” , en vez de “ del hombre y la muger” , y de haber
suprimido las palabras finales de la definición de Escriche que
decían “ y participar de una misma suerte” . El civilista contem-
poráneo Agustín Verdugo afirmaba que la definición provenía de
la exposición de motivos del Código Napoleón, en donde Portalis
afirmaba que el matrimonio “ es la sociedad del hombre y la mu-
jer que se unen para perpetuar su especie, para ayudarse por so-
corros mutuos a llevar el peso de la vida y para participar de un
comun destino” .18 Pero esta definición de Portalis no dice, a dife-
rencia de las del Código y de Escriche, que el matrimonio sea
unión “ con vínculo indisoluble” . Se trata, en cualquier caso, de
una definición, conforme con la tradición canónica, en la que pre-
domina la idea de sociedad o unión respecto de la de contrato o
consentimiento y en la que, consecuentemente, se señalan con
claridad los fines propios de la unión: la procreación y la ayuda
mutua.
En cuanto al divorcio, como el proyecto de código señalaba
la indisolubilidad del vínculo, admitía sólo el divorcio no vincu-
lar, es decir la mera separación de los cónyuges (artículo 151).
Pero advertía que si los cónyuges habían contraído matrimonio
conforme a una religión que aceptara el divorcio vincular, éste
podría verificarse conforme a las reglas de la misma religión (ar-
tículo 208).
En este proyecto de Código hay un cierto distanciamiento
respecto de lo incoado en las leyes de reforma. Se vuelve a la
idea del matrimonio como sociedad o unión, en vez de contrato;
se señalan con claridad los fines del matrimonio, con lo cual se
limita el papel de la voluntad, y se reconoce como válido el régi-
men matrimonial de la Iglesia católica y el de cualquier otra insti-
tución religiosa conforme a la cual se hubiere contraído el matri-
monio de personas residentes en México. Es también interesante
que la Ley del Registro Civil diga que el matrimonio canónico, al
18 Verdugo, Agustín, Principios de derecho civil mexicano, México, 1886, t. II, pp.
30 y 31.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 13

ser registrado, produce “ efectos civiles” , en lo cual parece impli-


carse la idea de que el matrimonio es un acto único que produce
efectos civiles, en vez de la dicotomía de dos matrimonios, uno
civil y otro canónico.

4. El matrimonio en la legislación civil durante la República


Restaurada y el gobierno de Porfirio Díaz (1867-1914)

El régimen matrimonial de esta época comienza siendo a) un


régimen transitorio (1867-1871), b) luego un régimen federal, que
se concreta en cada entidad federativa; en el Distrito Federal se de-
termina primero por c) el Código Civil de 1870, que entra en vigor
el 1o. de marzo de 1871, y posteriormente por d) el nuevo Código
Civil de 1884, que entra en vigor el 1o. de junio de 1884.

A. El régimen transitorio

Al restaurarse la República, el presidente Juárez emitió en


decreto (el 5 de diciembre de 1867) por el que reconocía la validez
de los matrimonios celebrados conforme a las reglas del Segundo
Imperio, tanto los celebrados ante los funcionarios del registro ci-
vil, con arreglo a las leyes imperiales, como los celebrados exclu-
sivamente ante algún ministro de culto.19 Pero en lo sucesivo, ad-
vertía el decreto, el matrimonio se regiría conforme a las leyes
expedidas antes del gobierno imperial, especialmente la Ley del
12 de julio de 1859. Este régimen duraría sólo tres años y meses
en la ciudad de México, pues el 1o. de marzo de 1871 entraría en
vigor el primer Código Civil, y lo propio ocurriría en las diversas
entidades federativas a medida que entraban en vigor sus respec-
tivos códigos. En todo caso, este decreto estableció, sin proponer-
lo expresamente, un régimen federal para el matrimonio, pues esa
ley de 1859 se interpretaba como de ámbito federal y se entendía
19 El texto del decreto puede verse en Dublán y Lozano, Legislación mexicana, Mé-
xico, 1882, t. XII, pp. 502 y 503.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

14 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

que los códigos locales debían respetarla. Se puso así el principio


para establecer una ley matrimonial de orden federal.

B. El régimen federal

Para superar cualquier duda sobre la validez y vigencia de las


llamadas Leyes de Reforma, el Congreso de la Unión decidió,
cuando era presidente de la República Sebastián Lerdo de Tejada,
incorporar a la Constitución general los principios de la Reforma
(1873). Se introdujo así en el texto de la Constitución de 1857,
que pasaría sin cambios a la de 1917 (artículo 130, tercer párra-
fo), la doctrina de que “ el matrimonio es un contrato civil” , de la
“ exclusiva competencia” de las autoridades civiles y cuya “ fuer-
za y validez” determinan las leyes civiles. El artículo 2o. del De-
creto de Adiciones y Reformas a la Constitución Política de la
República Mexicana,20 decía textualmente: “ el matrimonio es un
contrato civil. Éste y los demás actos del estado civil de las per-
sonas, son de la exclusiva competencia de los funcionarios y au-
toridades del orden civil, en los términos prevenidos por las le-
yes, y tendrán la fuerza y validez que las mismas les atribuyan” .
En esta redacción se ha añadido un elemento no contemplado
en la Ley anterior. Ahora se dice no sólo que las leyes establece-
rán cómo ha de contraerse el matrimonio para que sea válido,
sino además que las leyes determinarán los efectos (“ fuerza”
dice la ley) que produzca. En otras palabras, la situación jurídica
es la siguiente: el matrimonio es un contrato, que se perfecciona
por la voluntad de las partes, y cuyos requisitos y efectos los de-
termina la ley. Para evitar cualquier influencia de la potestad
eclesiástica, el artículo subraya que el matrimonio es de la “ ex-
clusiva competencia” de las autoridades civiles.
El régimen matrimonial federal se complementó con la Ley
Orgánica de las Adiciones y Reformas Constitucionales del 14 de
20 La ley puede verse en Dublán y Lozano, Legislación mexicana, México, 1882, t.
XII, pp. 502 y 503.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 15

diciembre de 1874. Esta Ley venía a ser una ley reglamentaria


de las adiciones constitucionales o, como se llegó a decir en la
época, la Ley Reglamentaria de la Reforma; era una ley federal
aplicable en toda la República. Su artículo 23 se ocupaba del ma-
trimonio al señalar que no obstante que las entidades de la Fede-
ración tenían la facultad de legislar sobre el estado civil de las
personas, tenían que respetar las bases establecidas en ella res-
pecto del matrimonio. Entre las bases se contaban las siguientes:
el matrimonio civil es monogámico, y la bigamia y la poligamia
son delitos que las leyes deben castigar (fracción VII); la volun-
tad de los cónyuges libremente expresada en la forma que esta-
blezca la ley es “ la esencia del matrimonio civil” (fracción VIII);
“ el matrimonio civil no se disuelve mas que por la muerte de uno
de los cónyuges” , pero se admite la separación temporal (a la
cual se le denomina “ divorcio” ) por causas graves (fracción IX);
el matrimonio civil no puede aplicarse a personas incapaces de
realizar los fines del matrimonio (fracción X); la ley no impone
ni proscribe los ritos religiosos relativos al matrimonio, pero las
“ bendiciones” de los ministros de culto no producen efecto legal
alguno.
Con esta Ley se garantizaba un régimen común del matrimo-
nio en toda la República, no obstante que la materia civil era
competencia propia de las entidades federativas, y se establecía la
indisolubilidad del vínculo conyugal en una ley federal de primer
rango (ley orgánica de preceptos constitucionales).

C. El régimen del Código Civil de 1870

A los tres años de restaurada la República se promulgó el pri-


mer Código Civil para el Distrito Federal, el cual establecía un
régimen matrimonial propio para esta entidad de la Federación.

1) En cuanto al concepto de matrimonio, reproduce (artículo


159) íntegramente la definición de matrimonio contenida en el
proyecto de Código del Imperio. Es interesante constatar que

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

16 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

el legislador prefirió está definición de matrimonio como socie-


dad, a pesar de que en la Ley del 12 de julio se privilegiaba el
punto de vista contractual, lo mismo que en la ley matrimonial
federal que afirmaba abiertamente que la “ esencia del matrimo-
nio” era la voluntad de los contrayentes. No obstante esa defini-
ción que hacía referencia a los dos fines propios del matrimonio,
el Código introdujo una regla contradictoria al establecer (artícu-
lo 162) que cualquier condición “ contraria a los fines esenciales
del matrimonio, se tendrá por no puesta” ; con esta regla admitía
que es válido el consentimiento matrimonial aunque haya una
condición contraria a los fines esenciales del matrimonio, como
la de no tener hijos o no respetar la fidelidad conyugal; de este
modo, se privilegia la noción consensualista, pues se admitía
como válido el libre consentimiento aunque contradijera los fines
esenciales del matrimonio, a diferencia de la noción tradicional
que tendría tal consentimiento como nulo e impropio para consti-
tuir un matrimonio, de acuerdo con la distinción, arriba mencio-
nada,21 entre condiciones matrimoniales deshonestas que con-
tradicen los fines del matrimonio y que de pactarse hacen nulo
el consentimiento matrimonial, y condiciones simplemente
deshonestas que no anulan el matrimonio pero se tienen por no
puestas.
2) Los derechos y obligaciones que surgen entre los cónyu-
ges son iguales en principio: ambos están obligados a guardarse
fidelidad, contribuir a los fines propios del matrimonio y a soco-
rrerse mutuamente (artículo 198); pero a partir de esta igualdad
en lo esencial, se diferencian los papeles, obligaciones y dere-
chos de uno y otro, considerando que por principio le correspon-
de al marido una potestad (la potestad marital) sobre la esposa.
De conformidad con la justificación tradicional de la potestad
(que no dominio), la marital se justifica por el servicio a quien le
está sometido. Esto lo expresa claramente el artículo 201 que
dice que “ el marido debe protejer á la mujer” y que ésta “ debe

21 Véase nota 9.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 17

obedecer a aquél, así en lo doméstico, como en la educación de


los hijos y en la administración de los bienes” . Igualmente debe
el marido, en todo caso, dar alimentos a la mujer (artículo 200),
mientras que ésta sólo tiene tal obligación cuando posea bienes
propios y siempre que el marido no tenga bienes ni pueda traba-
jar (artículo 202).
La potestad marital se hace sentir específicamente en la obli-
gación que tiene la mujer de “ seguir a su marido... donde quiera
que establezca su residencia” ; pero este deber puede limitarse
por pacto que hagan los cónyuges en las capitulaciones matrimo-
niales, o por decisión del juez cuando el marido pretende residir
en un país extranjero (artículo 204). También se muestra de ma-
nera muy fuerte en el señalamiento (artículos 206 y 207) de que
el marido es el “ representante legítimo de su mujer” , de modo
que ella no puede, sin licencia de su marido, comparecer en jui-
cio, adquirir bienes o enajenar los suyos ni obligarse o contratar
de cualquier manera; hay, sin embargo, situaciones específicas,
pocas, en que la mujer no requiere de la licencia del marido, por
ejemplo para disponer por testamento, y en todo caso existe la
posibilidad de que el juez conceda la licencia que el marido no
puede dar, por estar ausente, o que no quiere dar; puede también
suceder que la mujer actúe de hecho sin licencia del marido y que
la no oposición de éste se interprete como autorización tácita. Fi-
nalmente, la potestad marital determina que el marido sea, por re-
gla general, el administrador legítimo de todos los bienes del ma-
trimonio (artículo 205), si bien se reconoce la posibilidad de que
los esposos pacten al inicio de su matrimonio un régimen de se-
paración de bienes, o el juez lo establezca como consecuencia de
una separación.
Es interesante notar que respecto de las obligaciones que sur-
gían entre los esposos como consecuencia del matrimonio, los le-
gisladores consideraron que todo lo relativo a estas obligaciones
y derechos, entre ellos “ la racional autoridad del marido; la justa
prohibición á la mujer de enajenar sus bienes y obligarse sin li-
cencia de su marido” , eran reglas aceptadas que de hecho se prac-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

18 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

ticaban, y por eso afirman en la parte expositiva del Código22 que


como “ todos estos puntos son de derecho común no parece nece-
sario fundarlos” . Lo único que en esta materia declaran haber in-
novado es haberle impuesto a la mujer rica la obligación de sos-
tener al marido carente de bienes e impedido para trabajar, y
haber mitigado el deber de la esposa de seguir al marido cuando
pretende residir en el extranjero.
3) Respecto del divorcio, el Código, de conformidad con la Ley
de 1859, luego refrendada por la Ley Orgánica de la Reforma de
1874, establecía que el matrimonio era indisoluble, pero aceptaba la
posibilidad de que un juez ordenara la separación o divorcio no vin-
cular de los cónyuges, lo cual sólo suspendía algunas de las obliga-
ciones civiles generadas por el matrimonio. Reconocía (artículo
240) sólo siete causas de divorcio: el adulterio de alguno de los cón-
yuges, la propuesta del marido de prostituir a la mujer, la incitación
para cometer algún delito, el intento de corromper a los hijos o de
permitir su corrupción, el abandono no justificado del domicilio
conyugal por más de dos años, la sevicia o trato cruel de un cónyuge
respecto del otro, y la acusación falsa hecha por un cónyuge al otro.
Además se introducía, como novedad que mereció explicarse en la
exposición de motivos, la posibilidad, restringida, del divorcio por
mutuo consentimiento. La justificación que le dieron los legislado-
res es muy semejante a la que posteriormente darían otros para justi-
ficar el divorcio vincular: que en principio parece algo inmoral, pero
que resulta necesario en circunstancias de grave conflicto.23 El di-
vorcio por mutuo consentimiento tendría que ser declarado por un
juez, después de cumplir un procedimiento.
4) En relación con los bienes, el Código preveía como opcio-
nales los regímenes de sociedad de bienes o separación de bienes.
La sociedad podía ser voluntaria, y se regía por lo que los cónyu-
ges dispusieran en las capitulaciones matrimoniales; o legal, en

22 “ Exposición de los cuatro libros del Código Civil del Distrito Federal... que hizo
la Comisión al presentar el proyecto al Supremo Gobierno” , publicada en la edición ofi-
cial del Código Civil del Distrito Federal, México, 1870, p. 16.
23 Ibidem, p. 18.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 19

cuyo caso se regía por lo dispuesto en el Código (especialmente


artículos 2131 y ss.). Si los cónyuges no pactaban capitulaciones,
entonces sus bienes entraban al régimen de sociedad legal. Este
era un régimen de “ gananciales” , conforme al cual se constituía
un fondo común con los bienes que uno y otro adquirieran duran-
te el matrimonio con su trabajo, con los frutos o rentas que obtu-
vieran de sus bienes de propiedad particular y con los bienes que
recibieran conjuntamente por donación, herencia o legado. Las
reglas procuraban precisar los bienes que pertenecían a cada cón-
yuge en particular de los que entraban al fondo común, las deu-
das que eran propias de cada uno de las que respondía el haber
común. Los bienes de la sociedad se entendían en copropiedad; el
marido era el administrador ordinario, pero podía convenirse que
fuera la mujer la que administrara con el consentimiento del ma-
rido; el marido aun siendo administrador no podía enajenar los
bienes sin el consentimiento de la mujer, ni tampoco podía —al
igual que la esposa— disponer por testamento de los bienes co-
munes. Se entendía que la sociedad de bienes era un apoyo del
matrimonio por lo que la sociedad legal se extinguía con la diso-
lución del matrimonio, (por muerte de uno de los cónyuges), por
declaración de ausencia o por separación, mas en este último
caso la sociedad se reanudaba si había reconciliación; la sociedad
voluntaria, en cambio, podía disolverse antes, si así se había con-
venido en las capitulaciones.
5) La filiación derivada del matrimonio era la filiación legíti-
ma. Los hijos concebidos fuera de matrimonio de padres que po-
dían haberse casado son llamados “ hijos naturales” (artículo
355), los cuales pueden ser legitimados por subsecuente matri-
monio; los hijos legitimados tienen los mismos derechos que los
hijos legítimos. Aparte de la categoría de hijos legítimos o legiti-
mados, el Código menciona otras dos que dependen de la consi-
deración de que el matrimonio es, como lo afirmaba la Epístola
de Melchor Ocampo, “ el único medio moral de fundar la fami-
lia” ; los hijos concebidos fuera de matrimonio por personas que
podían haberse casado eran llamados “ hijos naturales” , que po-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

20 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

dían ser reconocidos por su padre y su madre pero tenían menos


derechos que los legítimos, y los hijos concebidos por personas
que no podían casarse por haber algún impedimento entre ellas,
como los habidos de relaciones adúlteras o incestuosas, eran lla-
mados “ hijos espurios” , los cuales tenían menos derechos que
los hijos naturales (artículo 384). Los redactores del Código con-
sideraban estas distinciones como algo aceptado y no se preocu-
paron de fundarlas ni explicarlas, y sólo vieron la necesidad de
explicar por qué se ha de privar de sus derechos como hijo reco-
nocido por sus padres al hijo espurio. Dicen textualmente: “ De-
sagradable es esta cuestión; porque padece el inocente; pero no
puede resolverse de otro modo, si se quiere conservar el órden de
la sociedad, la paz de las familias y la moral, bienes de todo pun-
to superiores al de un individuo” .24
No obstante esta percepción del matrimonio como el único
medio moral de fundar la familia, el Código establecía (artículo
192) que el parentesco por afinidad se contrae por el matrimonio
pero también “por cópula ilícita”, lo cual parecería contradictorio
con esa idea del matrimonio. De esta disposición, los redactores
del Código tampoco dieron explicación y simplemente afirman
que respecto del parentesco se reproducen “ las reglas conocidas
en derecho” .25
D. El régimen del Código Civil de 1884

Este Código, no obstante haberse promulgado después de es-


tablecido el régimen federal del matrimonio que dice que el ma-
trimonio es un contrato civil, mantuvo la definición tradicional
del matrimonio que lo concibe como sociedad o unión. Quizá se
pensó que en el término “ contrato” podía incluirse el matrimonio
entendido como sociedad o unión, porque se podía concebir
como un tipo de contrato de sociedad. En general, este Código
alteró poco el régimen matrimonial establecido en 1870. La defi-
24 Ibidem, p. 22.
25 Ibidem, p. 16.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 21

nición que da de matrimonio (artículo 155) es la misma y mantie-


ne la distinción entre hijos legítimos, nacidos de matrimonio, y
los hijos “ naturales” , nacidos fuera de matrimonio, con la subes-
pecie de hijos “ espurios” . Las novedades que introduce se refie-
ren a las obligaciones entre los esposos, las causas del divorcio
no vincular y el régimen de bienes.
1) Las obligaciones entre los cónyuges siguen siendo las mis-
mas que en el Código anterior; las innovaciones van en el sentido
de suavizar la potestad marital sobre la mujer. Sigue siendo el
marido el “ representante legítimo” de su esposa, y ésta no puede
actuar en juicio, ni adquirir o enajenar bienes, ni obligarse jurídi-
camente sin la licencia de su marido; pero el Código introduce,
por una parte, nuevas situaciones en que la mujer no requiere la
licencia marital (artículo 202), entre las que se contempla el caso
de que la mujer litigue con su marido, lo cual supone una emanci-
pación importante, y el que la mujer tuviera un establecimiento
mercantil, que no se requiere que exista antes del matrimonio;
por otra parte, el Código introduce mayores facilidades para que
el juez pueda dar la licencia que el marido se niega a dar, exi-
giendo que el marido tenga que probar causa justificada para de-
negarla (artículo 200).
2) Las causas para pedir el divorcio aumentaron considera-
blemente: en lugar de siete causas, ahora hay trece (artículo 227).
Las nuevas son: que la mujer dé a luz en el matrimonio un hijo
concebido, antes del matrimonio, de persona distinta de su espo-
so; la negativa de cualquiera de los cónyuges a dar alimentos al
otro que tiene derecho a ellos; los “ vicios incorregibles” de em-
briaguez o juego; una enfermedad crónica, incurable, contagiosa
o hereditaria, contraída antes del matrimonio, y que ignorara el
cónyuge sano; la infracción de las capitulaciones matrimoniales.
Se añade también otra causa de divorcio que supone un debilita-
miento de la idea del matrimonio como vínculo u obligación jurí-
dica, es la posibilidad de pedir el divorcio por abandono del ho-
gar con causa justificada, cuando el abandono ha durado más de
un año y el cónyuge que abandonó justificadamente (por ejemplo

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

22 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

a causa del adulterio público del otro) no pide el divorcio; en esa


situación, el cónyuge abandonado puede pedir el divorcio. La ló-
gica que implica esta causal es que existe una casi obligación de
pedir el divorcio cuando uno de los cónyuges es agraviado y se
separa del hogar.
El divorcio sigue siendo no vincular, pero en la época poste-
rior a la promulgación del Código hubo dos intentos de introducir
el divorcio vincular. Uno, en noviembre de 1886, cuando se pre-
sentó una iniciativa en el Congreso de la Unión, que ni siquiera
fue tomada en consideración, según lo comentó el jurista contem-
poráneo Agustín Verdugo.26 Otro en 1891, cuando algunos dipu-
tados pretendieron modificar el principio de indisolubilidad con
el argumento de que la materia civil era materia local, por lo que
no cabía que una ley federal estableciera la indisolubilidad con-
yugal como precepto para todos los estados de la Federación,
pero tampoco llegó a prosperar.27
3) Respecto de la administración de los bienes comunes, la
principal reforma (artículo 1975) es dar mayor posibilidad a que
la mujer pueda ser la administradora de los bienes comunes, sea
por convenio entre los esposos, sea por sentencia judicial cuando
el marido estuviera ausente, impedido o hubiera abandonado el
hogar.

5. El matrimonio en la doctrina mexicana


posterior a la Reforma

Para los civilistas de la época, la reforma significa principal-


mente que el matrimonio deja de ser contemplado como un sacra-
26 Verdugo, Agustín, Principios de derecho civil mexicano, México, 1886, t. III, pp.
30 y 31.
27 Sobre esta discusión puede verse Anuario y Revista de Legislación y Jurispruden-
cia, México, 1891, t. VIII, pp. 411 y ss. Agustín Verdugo pronunció un discurso defen-
diendo la indisolubilidad conyugal en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, recogido en
Verdugo, A., Discursos, alegatos y estudios jurídicos, México, 1894, t. I, pp. 5-36. Ambas
fuentes citadas por Sánchez Medal, R., Los grandes cambios en el derecho de familia de
México, México, 1979, pp. 15 y 16.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 23

mento y, por lo tanto, como materia propia del derecho canónico,


y se convierte en un asunto meramente civil, de la competencia
exclusiva del Estado y las leyes civiles. De aquí derivan dos pos-
turas: la que considera que el “ matrimonio civil” no es propia-
mente un matrimonio, pues el matrimonio verdadero y único es
el canónico, y la que considera que el matrimonio civil es una
institución jurídica vigente que como tal tiene que ser analizada y
respetada. La primera postura la expresa Agustín Verdugo; la se-
gunda, Esteban Calva y Manuel Mateos Alarcón.

A. Agustín Verdugo

Agustín Verdugo declara que el matrimonio no puede ser


equiparado a los demás contratos porque generaba, aparte de
obligaciones jurídicas, muchas otras obligaciones morales. Él
considera que el matrimonio fue establecido por el Creador y que
por lo tanto está necesariamente unido a la religión; juzga que la
secularización del matrimonio “ es, sin duda alguna, el error más
deplorable de los tiempos modernos” .28 En concordancia con este
punto de partida, sostiene tres afirmaciones a lo largo de su expo-
sición: a) que la Iglesia es la única que tiene potestad para estable-
cer la forma del matrimonio y juzgar acerca de su validez; b) el
matrimonio entre fieles es al mismo tiempo sacramento, y c) que
el matrimonio que no cumple los requisitos canónicos no es verda-
dero matrimonio. Su argumentación es principalmente teológica,
con citas de documentos pontificios; en uno de Pío VI se afirma
que la Iglesia “ es la única que tiene derecho y plena potestad
para determinar la forma del contrato de matrimonio, elevado a la
dignidad más sublime del Sacramento, y por consiguiente, para
juzgar sobre la validez ó invalidez de los matrimonios” ;29 en otro
de Pío IX se dice:
28 Ibidem, p. 22.
29 Carta del Papa Pío VI al obispo de Motola, citada por Verdugo, op. cit., nota 27,
p. 24.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

24 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

Entre los católicos, ninguno puede ignorar que el matrimonio es


verdadera y propiamente uno de los Siete Sacramentos...; de suer-
te que no puede haber entre los fieles matrimonio que al mismo
tiempo no sea Sacramento; y que por lo mismo cualquier enlace
de varón y mujer fuera del Sacramento, aunque sea celebrado en
virtud de una ley civil, no es otra cosa que un torpe y funesto con-
cubinato...30

Bajo esta perspectiva se entiende la divertida e inteligente


defensa que hizo este jurista de un militar acusado de bigamia,
argumentando que como la primera unión había sido sólo un
“ matrimonio civil” , en realidad no hubo matrimonio y por lo tan-
to al casarse civilmente con otra mujer no cometió bigamia. A su
juicio, lo que en el caso ocurría era “ un doble concubinato tanto
menos culpable cuanto más consentido por ambas mujeres” .31
En opinión de Verdugo, al legislador sólo le correspondía le-
gislar “ los efectos civiles del matrimonio, el contrato sobre bie-
nes, su división, su administración, etcétera, etcétera” .32 Funda-
mentaba su opinión en la afirmación de Santo Tomás de que el
matrimonio está sujeto a la ley civil sólo en cuanto está ordenado
al bien público. Los deberes que surgen del matrimonio son prin-
cipalmente de orden moral y religioso, por lo que “ pretender su-
jetarlo á la ley civil, como cualquier acto jurídico, es desconocer
absolutamente su naturaleza divina así como humana” . Por eso
sólo admite que se hable de que el matrimonio es “ un contrato
civil” en el sentido de los efectos civiles del matrimonio en rela-
ción con los bienes de los esposos.

30 Alocución del 27 de septiembre de 1852, dirigida a los cardenales con motivo de


la Ley sobre Matrimonio Civil propuesta al Congreso de Nueva Granada, citada por Ver-
dugo op. cit., nota 27, p. 26.
31 Agustín Verdugo reproduce el alegato que presentó en esta causa como apéndice
del tomo II de su obra arriba citada.
32 Verdugo, op. cit., nota 27, p. 29.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 25

B. Esteban Calva

Por el contrario, Estaban Calva y Mateos Alarcón aceptaban


la secularización del matrimonio como un hecho consumado, de
modo que su interés era simplemente explicar el contenido de las
disposiciones del Código sobre el matrimonio civil. Esteban Cal-
va, explicando el Código Civil de 1870, decía33 que el matrimo-
nio “ es el contrato más antiguo” , pero al mismo tiempo, como
fundamento de la familia “ es la más respetable de las institucio-
nes humanas” . Al comentar la legislación mexicana decía34 que
“ antes de la Reforma” el matrimonio se celebraba conforme a la
doctrina y derecho de la Iglesia, y que “ el contrato así celebrado
surtía todos los efectos civiles” , pero que una vez declarada la
independencia de la Iglesia y del Estado “ como consecuencia
precisa debía separarse el contrato del sacramento del matrimo-
nio” . La secularización del matrimonio era, según su opinión,
simplemente una “ consecuencia precisa” de la independencia en-
tre la Iglesia y el Estado, la cual parece considerarla como una
regla axiomática indiscutible.
Esteban Calva no parece inquietarse por discutir acerca de la
naturaleza del matrimonio. Para él, parece muy claro que después
de la Reforma el matrimonio es un contrato civil. Es notable que
en su libro,35 después de transcribir la definición de matrimonio
del Código, que dice que es una “ sociedad legítima” , solamente
comenta que “ este contrato no sigue las reglas de los demás” ; no
se pregunta por qué el Código lo define como “ sociedad legíti-
ma” , o qué significan esas palabras, sino que da por supuesto que
es un contrato diferente de los demás, y la diferencia principal
que ve es que para celebrarlo se requiere la presencia del juez del
Registro Civil.
Respecto del artículo que señala que las condiciones contra-
rias a los fines del matrimonio se tendrán por no puestas, comen-
33 Calva, Esteban, Instituciones de derecho civil, México, 1874, t. I, p. 75.
34 Ibidem, p. 76.
35 Ibidem, p. 77.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

26 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

ta36 que en el derecho anterior tales condiciones hacían nulo el


matrimonio, pero que en el Código Civil el legislador las ha deja-
do sin efecto con el fin de proteger la subsistencia del matrimo-
nio. No se cuestiona si el consentimiento expresado con esas con-
diciones es realmente un consentimiento matrimonial.
El divorcio vincular lo tiene como algo del pasado, algo que
ocurría “ en tiempos remotos” en pueblos que dieron “ un triste
ejemplo de desmoralización social” .37

C. Manuel Mateos Alarcón

Manuel Mateos Alarcón, en relación con el código de 1884,


tenía la misma postura acomodada a la legalidad vigente. En sus
Estudios sobre el Código Civil del Distrito Federal se ocupa del
matrimonio en la “ lección sexta” .38 La lección comienza repro-
duciendo la definición de matrimonio del Código, a la que sigue
una exposición de la posición del autor respecto del tema. Dice
que “ el matrimonio debe su origen á la naturaleza, su perfección
a la ley y su santidad a la religión que lo elevó a la dignidad de
sacramento” . En esta primera afirmación ya anuncia su posición:
el matrimonio se perfecciona por la ley. Luego afirma que en
México “ antes de ahora” el matrimonio era legislado exclusiva-
mente por el derecho canónico, y que a la potestad civil le com-
petía exclusivamente la regulación de “ los efectos meramente ci-
viles y pecuniarios” . Una vez “ proclamada la separación de la
Iglesia y el Estado... y declarada la libertad de cultos, el matrimo-
nio fue considerado exclusivamente como un contrato civil, del
resorte exclusivo de las leyes y de las autoridades civiles” . En
conclusión, afirma que se ocupará exclusivamente “ del matrimo-
nio considerado como contrato civil, sin tener en cuenta las dis-

Ibidem, pp. 77 y 78.


36
Ibidem, pp. 104 y 105.
37
Mateos Alarcón, Manuel, Estudios sobre el Código Civil del Distrito Federal,
38
México, 1885, t. I, pp. 75 y ss.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 27

posiciones canónicas, que sólo obligan en el fuero de la concien-


cia á los católicos” .
Conviene notar que Mateos Alarcón, no obstante afirmar que
el matrimonio “ debe su orígen á la naturaleza” y reconocer, en la
parte preliminar de su obra, la existencia de leyes naturales,39 no
hace en su análisis del matrimonio civil ninguna referencia a le-
yes naturales, sino que es exclusivamente un análisis del texto del
Código y ni siquiera hace una explicación o comentario a la defi-
nición del matrimonio ahí recogida. Al igual que Calva, no se
cuestiona acerca de la naturaleza del matrimonio, pues le basta
saber que, conforme a la ley, es un contrato civil.
Respecto del vínculo matrimonial, opina que “ tanto es el res-
peto que merece ese vínculo, como uno de los principales funda-
mentos sobre los que reposa la sociedad, que no sólo se ha decla-
rado su indisolubilidad por los artículos 159 y 239 del Código
Civil, sino que ésta se ha elevado a la categoría de precepto cons-
titucional” .40
La expresión “ contrato civil” para estos autores tiene ya una
connotación diferente de la que tuvo en la Ley de 1859. En esta
Ley, lo “ civil” se opone a lo canónico, de modo que la expresión
“ contrato civil” originalmente quería decir un contrato cuya re-
gulación corresponde al poder civil. Para los autores que comen-
tan el Código, la expresión “ contrato civil” ya se limita a signifi-
car uno de los contratos regidos por el Código Civil. Conforme a
la primera acepción, el matrimonio “ civil” podía entenderse
como un acto privado o como un acto público, regulado por la ley
civil o del Estado; conforme a la segunda, el matrimonio se en-
tiende como un acto privado, como uno de los contratos que re-
gula el Código Civil, si bien un contrato especial o peculiar. Esto
hace ver que la secularización del matrimonio, no sólo lo excluyó
del ámbito del derecho canónico, sino además del ámbito del de-
recho público, y lo dejó como una figura irregular del derecho
privado.

39 Ibidem, pp. 6 y ss.


40 Ibidem, p. 118.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

28 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

D. Comparación de las posturas

Las dos posturas que representaban los autores mexicanos


citados eran contradictorias entre sí. O el matrimonio es sacra-
mento, como afirmaba Verdugo, o es simplemente un contrato
civil, como afirmaban Calva y Mateos Alarcón. De aquí se pasa-
ba fácilmente a considerar que el término matrimonio no es uní-
voco, sino que tiene que calificarse, como matrimonio civil o
matrimonio canónico (o matrimonio-sacramento). Resulta así
que se llega a entender que hay, al menos, dos tipos de matrimo-
nio, uno regulado por la ley civil y otro regulado por la ley canó-
nica. Se oscurece así la realidad de que el matrimonio es una
institución natural, previa a la legislación y al derecho. Por eso,
no obstante que Calva y Mateos Alarcón, lo mismo que Verdu-
go, antes de comenzar el análisis jurídico hacen consideraciones
acerca de que el matrimonio es el contrato más antiguo o la ins-
titución de la que depende la familia, fácilmente se olvidan de
esto y se concentran en el análisis teológico-canónico del sacra-
mento o en el análisis legislativo del matrimonio civil.
No obstante la diferencia en cuanto a la concepción del matri-
monio, los autores coinciden en la conveniencia de las reglas sobre
los efectos del matrimonio respecto de los cónyuges y, en espe-
cial, del respeto a la potestad marital. Mateos Alarcón41 clasifica
los efectos del matrimonio en relación con los cónyuges en tres
categorías: 1) los efectos comunes a ambos cónyuges, que son el
deber de fidelidad y de contribuir los fines del matrimonio; 2) los
efectos respecto del marido son: el deber de dar alimentos a la
mujer, el de protegerla, el quedar constituido como “ jefe de la fa-
milia y administrador de todos los bienes del matrimonio” , ser el
“ legítimo representante” de la mujer, y ser titular de la patria po-
testad respecto de los hijos; 3) los efectos en relación con la mu-
jer, que son el deber de vivir con su marido, de obedecerlo, de dar-
le alimentos cuando está impedido de trabajar y carece de bienes,

41 Ibidem, pp. 100 y 101.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 29

el de seguir a su marido al domicilio que él fije, y el de pedirle


licencia para disponer de sus bienes y contraer obligaciones.
Respecto de la situación de la mujer afirma sin rodeos que
“ desde el momento de la celebración del matrimonio se hace la
mujer incapaz para ejecutar por sí sola y sin la autorización de su
marido los actos de la vida civil” y opina que esta incapacidad
“ se funda en el respeto debido a la potestad del marido, en el de-
ber de obediencia que aquélla tiene hacia éste, en su debilidad e
inexperiencia y en el interés del matrimonio” .42
Agustín Verdugo también aceptaba los efectos reconocidos
por el Código sobre las personas de los cónyuges. Decía que la
mayor parte de las reglas del Código sobre ese particular “ son
principios de derecho natural, máximas de la más pura moral,
cuya justicia y conveniencia son indiscutibles” . En apoyo de su
posición cita palabras de Portalis, redactor del Código Civil fran-
cés, que señalaban la conveniencia de la existencia de desigual-
dades físicas y psicológicas entre varón y mujer que justificaban
diferente tratamiento legal, y critíca a los autores, como Condor-
cet, que pretendían una “ ilusoria igualdad” entre los sexos.43

6. Conclusiones sobre la evolución del matrimonio


civil en este periodo

El cambio más importante en este periodo es la introducción


de la idea de que el matrimonio es materia legislativa, de modo
que le compete al legislador, es decir, a la voluntad política ma-
yoritaria, definir qué es el matrimonio, cómo se contrae y cuáles
son sus efectos. Éste deja de ser una materia ética, propia de las
tradiciones culturales y religiosas de la nación. Cabe observar
que la definición tradicional del matrimonio, que recogen el Dic-
cionario de Escriche y los Códigos Civiles de 1870 y 1884, no
define el matrimonio como sacramento, sino como una sociedad
42 Ibidem, p. 102.
43 Verdugo, A., op. cit., nota 26, t. II, p. 304.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

30 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

o unión que tiene fines propios y que ha de hacerse conforme a


las leyes civiles y canónicas, si fuera el caso. Es una definición
doctrinal, que vale por su propia racionalidad, y no por estar con-
signada en una ley, y que es aplicable a cualquier matrimonio,
sea que el matrimonio, por ser entre fieles bautizados, tenga ade-
más carácter sacramental, sea que no lo tenga por ser contraído
entre personas no católicas o incluso no creyentes. Es una defini-
ción que proporciona una noción general de matrimonio, pero a
la vez precisa, pues indica dos fines esenciales del matrimonio: la
procreación y la ayuda mutua, y dos características propias de
la unión: la unidad (monogamia) y la indisolubilidad. Con la le-
gislación liberal, el matrimonio se convierte en un asunto políti-
co. El cambio de perspectiva permite que el legislador pueda im-
poner a la población, como jurídicamente obligatoria, una ética
matrimonial: la que el propio legislador, sin ninguna limitación
material y con el solo requisito de la mayoría parlamentaria, con-
sidere como la más adecuada.
Cuando el Estado se arroga la facultad de definir la naturale-
za y efectos del matrimonio, entonces el legislador tiene la nece-
sidad o incluso el “ deber” de definir el matrimonio. De modo
que lo que antes para el Estado era un asunto de reflexión entre
los filósofos, moralistas, teólogos y juristas, se convierte ahora en
un asunto político que debe ser resuelto por el Poder Legislativo
del Estado. Matrimonio es lo que dice el legislador, no lo que
afirman los especialistas ni lo que creen las personas comunes
que se casan.
El régimen matrimonial de esta etapa se caracteriza por esa
intervención del Estado en la materia, y por eso mismo puede lla-
marse con propiedad un régimen liberal. No porque sea respetuo-
so de la libertad personal, que no lo es, pero sí por corresponder a
la libertad política propia de la democracia liberal: la libertad de
los legisladores de legislar en todas las materias, y específica-
mente en materia matrimonial, sin ninguna limitación material de
contenido y con el solo requisito de la mayoría parlamentaria.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 31

Como consecuencia de este planteamiento, la noción tradi-


cional del matrimonio, como unión legítima, indisoluble, para la
procreación y ayuda mutua, que era la noción común en México
después de la Independencia, comienza a ser desfigurada por la
legislación promulgada por el Estado.
El punto de partida es la Ley de julio de 1859 que indica que
el matrimonio es un contrato civil que será válido cuando se rea-
lice conforme a las leyes civiles, con lo cual el legislador asume
la función de definir qué es el matrimonio y cómo se contrae vá-
lidamente. La tendencia a la intervención legislativa en materia
matrimonial se refuerza en la Ley de Adiciones Constitucionales
de 1873, que añade que el legislador tiene también la facultad de
establecer los efectos o “ fuerza” que tenga el matrimonio.
La facultad que se arrogó el legislador de definir el matrimo-
nio, la ejerce moderadamente en esta etapa. Los Códigos Civiles
de 1870 y 1884 mantienen, en términos generales, el régimen tra-
dicional acerca del matrimonio: se conserva su definición como
sociedad legítima, indisoluble, para la procreación y ayuda mutua
de los esposos; las obligaciones y derechos entre los esposos tam-
poco se modifican de manera significativa; se mantiene la distin-
ción entre hijos nacidos de matrimonio (legítimos) y los nacidos
de uniones no legítimas, y no se reconoce otra forma moral de
fundar la familia aparte del matrimonio.
Sin embargo, la intervención legislativa va poniendo las ba-
ses de cambios profundos que se desarrollarán posteriormente.
Uno es la difusión de la noción del matrimonio como “ contrato
civil” , con olvido de la concepción de que es una unión, alianza o
sociedad. Esta no es una diferencia meramente verbal, ni puede
tratar de difuminarse diciendo que la sociedad es un contrato. La
noción de sociedad implica necesariamente la unión de dos o más
personas, de forma más o menos permanente, y siempre en razón
de un fin o bien común, y puede ser privada (como las conforma-
das por el contrato civil de sociedad) o pública, como la nación,
las ciudades, que tienen un ordenamiento público; su regla princi-
pal es la solidaridad. En cambio, el contrato supone simplemente

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

32 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

un intercambio de bienes (cosas o servicios) y es siempre una re-


lación privada, aun cuando quien contrate sea una entidad públi-
ca, se rige principalmente por la equidad o equilibrio entre las
prestaciones y su ordenamiento es principalmente resultado del
consentimiento de las partes.
La consideración del matrimonio como contrato privilegia la
importancia del consentimiento en detrimento de la de los fines.
Es la misma posición voluntarista propia de la democracia liberal
individualista: lo decisivo es la sola libertad, la voluntad libre de
cualquier atadura, de cualquier referencia a contenidos y criterios
normativos objetivos. No es por eso de extrañar que la legisla-
ción federal de la época, la llamada Ley Orgánica de la Reforma,
dijera que la “ esencia del matrimonio” es el consentimiento y no
hiciera referencia a sus fines. Ciertamente que en las definiciones
de los códigos se mantuvo esa referencia a los fines propios del
matrimonio, pero la visión contractualista ya iba diluyendo su
importancia, por lo pronto, sólo en la consideración de que el
pacto contrario a los fines del matrimonio se tiene por no puesto,
lo que supone aceptar como válido un consentimiento matrimo-
nial contrario a ellos. En las etapas posteriores seguirá obrando
esta tendencia hasta hacer desaparecer toda referencia a los fines
esenciales del matrimonio.
La concepción contractualista del matrimonio tiene también
el efecto de inclinar el régimen matrimonial hacia el ámbito del
derecho privado, de modo que se considera más bien como un
asunto propio de la autonomía de los particulares que del interés
público. Esto lleva, entre otras consecuencias, la de perder de vis-
ta también la importancia social de la indisolubilidad del matri-
monio y considerar su posible disolución, como se dirá al intro-
ducir el divorcio vincular en 1914, como la mera resolución,
consensual o judicial, de un contrato.
La introducción del matrimonio civil tuvo también el efecto
de privar de la protección jurídica civil al matrimonio canónico,
salvo en los pocos años que estuvo en vigor la legislación del Se-
gundo Imperio que le reconocía efectos civiles. Esto ha creado

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN LIBERAL DEL MATRIMONIO CIVIL 33

una situación grotesca en la práctica matrimonial que perdura en


nuestros días: los jóvenes creyentes deben casarse dos veces, una
conforme a la Iglesia y el derecho canónico y otra de acuerdo con
el Estado y la ley civil, lo cual es absurdo, porque no pudiendo
lógicamente las mismas personas casarse dos veces, resulta que
en la conciencia de los contrayentes sólo uno de esos actos es el
verdadero matrimonio y el otro simplemente un remedo o requi-
sito burocrático. De esta suerte, al privar la ley matrimonial de
efectos civiles al matrimonio canónico, ha hecho que el matrimo-
nio civil sea tenido, por las parejas que se casan canónicamente,
como un requisito burocrático para dar validez civil a su matri-
monio, pero no como un verdadero matrimonio.
Los cambios del régimen matrimonial que introdujo el Códi-
go de 1884 en relación con el Código de 1870, en principio no
fueron muy profundos, y así lo reconocieron los autores que co-
mentaron las disposiciones del primero. Ricardo Couto44 comen-
taba que el legislador no quiso violentar las creencias comunes
del pueblo mexicano, y Agustín Verdugo45 decía irónicamente
que el legislador no tuvo otra idea mejor que la noción tradicio-
nal. Pero esos cambios sí fueron el inicio de un movimiento en
dos direcciones que se irá profundizando en la legislación poste-
rior. Uno fue el debilitamiento de la potestad marital y el otro la
facilitación del divorcio.

44 Véase nota 60.


45 Verdugo, Agustín, Principios de derecho civil mexicano, México, 1886, t. II, p.
27: “ dicha ley nada establece contrario á los fines del matrimonio ni á la más sana moral...
Rinde, pues, dicha ley... un valiosísimo tributo de respeto a la verdad católica, que no ha
sido enmendada ni por sus enemigos...” .

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

II. El régimen revolucionario del matrimonio civil . . . . 35


1. La introducción del divorcio vincular en 1914 . . . 35
2. La Constitución de 1917 . . . . . . . . . . . . . . 39
3. La Ley de Relaciones Familiares . . . . . . . . . . 40
4. Los comentaristas de la Ley de Relaciones Fa-
miliares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
5. El matrimonio en el Código Civil de 1928 . . . . . 52
6. Las reformas al Código Civil de 1953 . . . . . . . 59
7. La doctrina mexicana relacionada con el Código
Civil de 1928 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
8. Conclusiones sobre el régimen revolucionario
del matrimonio en el periodo de 1914 a 1974 . . . 75

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

II. EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO


DEL MATRIMONIO CIVIL

1. La introducción del divorcio vincular en 1914

La revolución constitucionalista encabezada por Carranza no tenía


originalmente una preocupación por reformar el régimen matrimo-
nial. El Plan de Guadalupe firmado en la hacienda de Guadalupe, en
Coahuila, el 26 de marzo de 1913, nada decía de esta materia. Pero
en el decreto que adicionó el Plan de Guadalupe, firmado el 12 de
diciembre de 1914, hablaba ya del matrimonio. En la exposición
de motivos o “considerandos” del decreto de reformas y adiciones,
afirmaba que toda vez que la División del Norte se ha negado a ha-
cer las reformas políticas y sociales que requiere el país alegando
que primero debe restablecerse el orden constitucional, el “Primer
Jefe de la Revolución Constitucionalista tiene la obligación de pro-
curar que cuanto antes se pongan en vigor todas las leyes que deben
cristalizar las reformas políticas y económicas que el país necesita”.
En el artículo 2o. del decreto se mencionaba que entre las reformas
que debía realizar el primer jefe estaba la “revisión de las leyes rela-
tivas al matrimonio y al estado civil de las personas”.
Como consecuencia de este decreto, Carranza expidió, mientras
estaba asentado el gobierno revolucionario en Veracruz, dos decre-
tos con el fin de introducir el divorcio vincular. En uno del 29 de
diciembre de 1914 modificaba la Ley Orgánica de las Adiciones y
Reformas Constitucionales de 1874 para quitar la indicación de que
el matrimonio civil sólo terminaba con la muerte de uno de los cón-
yuges.46 La nueva fracción IX del artículo 23 de dicha ley decía:
46 El decreto fue publicado en el periódico El Constitucionalista, Veracruz, núm. 4,
2 de enero de 1915, Puede verse en Leyes complementarias del Código Civil, Pallares, E.
(ed), México, 1920, pp. 412-416.

35

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

36 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

El matrimonio podrá disolverse en cuanto al vínculo, ya sea por el


mutuo y libre consentimiento de los cónyuges cuando el matrimo-
nio tenga más de tres años de celebrado, o en cualquier tiempo por
causas que hagan imposible o indebida la realización de los fines
del matrimonio, o por faltas graves de alguno de los cónyuges que
hagan irreparable la desaveniencia conyugal. Disuelto el matrimo-
nio, los cónyuges pueden contraer una nueva unión legítima.

La exposición de motivos del decreto comenzaba afirmando


que “ el matrimonio tiene como objetos esenciales la procreación
de la especie, la educación de los hijos y la mutua ayuda de los
contrayentes para soportar las cargas de la vida; que, en esa virtud
se contrae siempre en concepto de unión definitiva...” . De esta
manera, en principio, respeta el concepto tradicional del matrimo-
nio recogido en el Código Civil, pero más adelante añade que
como no siempre se alcanzan los fines para los cuales se contrae el
matrimonio, la ley debe prever esos casos, aun cuando sean “ ex-
cepcionales” , en que se libere a los cónyuges “ de la obligación de
permanecer unidos durante toda su existencia” . Con esto afirma
que al contraer el matrimonio los cónyuges adquieren la obliga-
ción de permanecer unidos durante toda la vida, pero que la ley
puede eximirlos de esa obligación. En esta afirmación va implícita
la idea de que el matrimonio es un acto legal, que el legislador
puede regular libremente sin ninguna limitación, hasta el punto de
desvincular a los cónyuges que por su propio consentimiento se
vincularon vitaliciamente.
La razón principal que justifica el divorcio vincular es que la
mera separación sin disolución del vínculo es una situación “contra-
ria a la naturaleza” y al derecho de todo ser humano a procurar su
bienestar y “ satisfacer sus necesidades”. Pero además se aduce “el
ejemplo de las naciones civilizadas”, y en especial se cita a Inglate-
rra, Francia y los Estados Unidos. Se echa mano también de una
argumentación jurídica contractualista, según la cual el matrimonio
es un contrato civil que se contrae por la voluntad y, por lo mismo,
puede disolverse por la voluntad de los mismos contrayentes.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 37

También se usan argumentos de tipo sociológico, que consi-


deran cada una de las tres “ clases” sociales: “ entre las clases
desheredadas” sucede que no se casan civilmente, sea por pobre-
za, sea por “ temor de contraer un lazo de consecuencias irrepara-
bles” , por lo que ya sin ese miedo, al admitirse el divorcio vincu-
lar, será más fácil que se casen y se reduzca así el número de
hijos ilegítimos; en las “ clases medias” , la mujer es ordinaria-
mente la víctima del matrimonio disuelto, que casi siempre se
frustra “ por culpa del marido” , de modo que el divorcio vincular
viene a “ levantar a la mujer” y a emanciparla “ de la condición
de esclavitud que en la actualidad tiene”; y por último, respecto de
las “ clases elevadas y cultas” , que conocen el ejemplo de otros
países, ya están “ acostumbradas a mirar el divorcio que disuelve
el vínculo como perfectamente natural” . Se abunda con argu-
mentos moralizantes:

El divorcio que disuelve el vínculo es un poderoso factor de morali-


dad, porque facilitando la formación de nuevas uniones legítimas,
evita la multiplicidad de los concubinatos, y, por lo tanto, el pernicio-
so influjo que necesariamente ejercen en las costumbres públicas; da
mayor estabilidad a los afectos y relaciones conyugales; asegura la
felicidad de mayor número de familias y no tiene el inconveniente
grave de obligar a los que, por error o ligereza, fueron al matrimonio,
a pagar su falta con la esclavitud de toda su vida.47

Los argumentos, en síntesis, son que el divorcio vincular: a) es


conforme con la naturaleza humana; b) es congruente con la natu-
raleza contractual del matrimonio; c) es conveniente para las tres
clases en que se divide sociedad mexicana, y d) es un factor de
moralización de la vida conyugal y familiar.
No obstante esas razones, los “considerandos” del decreto con-
cluían con la advertencia de que el divorcio vincular es sólo “un caso
47 El Constitucionalista, Periódico Oficial de la Federación, Veracruz, 2 de enero de
1915, Puede verse en Leyes complementarias del Código Civil, Pallares E. (ed.), México,
1920, pp. 421-416.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

38 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

de excepción” , por lo que “ es preciso reducirlo sólo a los casos


en que la mala condición de los consortes es ya irreparable en
otra forma que no sea su absoluta separación” . Aun así, el artícu-
lo 2o. transitorio, autorizaba a los gobernadores para que ellos
mismos expidieran leyes a fin de establecer el divorcio vincular.
Como consecuencia de ese primer decreto divorcista, Carran-
za expidió otro, el 29 de enero de 1915, por el que modificaba el
Código Civil del Distrito Federal para “ establecer que la palabra
divorcio, que antes solo significaba la separación de lecho y habi-
tación y que no disolvía el vínculo, hoy debe entenderse en el
sentido de que éste queda roto y deja a los cónyuges en aptitud de
contraer una nueva unión legítima” .48
No está claro el motivo por el que la Revolución constitucio-
nalista asumió como propia la causa del divorcio vincular. Sán-
chez Medal opina que había un interés personal de dos ministros
de Carranza, Luis Cabrera y Félix Palavicini. Fundamenta su
afirmación en que pocos días después del segundo decreto, Pala-
vicini, entonces subsecretario de Instrucción Pública, envió una
carta el 25 de febrero de 1915 a Luis Cabrera, secretario de Ha-
cienda, para que éste hiciera una nueva publicación del decreto
para corregir ciertos errores de redacción, el cual respondió el
mismo día, y el 4 de marzo de 1915 se publicaban las enmiendas
en El Constitucionalista, entonces periódico oficial. Dice Sán-
chez Medal que “ así anticiparon estos dos ministros de Carranza
su interés personal en la cuestión, como lo confirmaron después
sucesivamente a través de sus respectivos divorcios” .49
La introducción del divorcio vincular venía a ser, por una
parte, una consecuencia del principio del matrimonio civil que
deriva toda su fuerza y validez de la legislación del Estado. El
Estado que lo concebía como obra suya ahora definía que era una
unión disoluble. Pero era también el principio de una serie de re-

48 Citados por Sánchez Medal, R., Los grandes cambios en el derecho de familia de
México, México, 1979, p. 18.
49 Sánchez Medal, Ramón, El divorcio opcional, México, 1974, p. 28.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 39

formas en otros aspectos del régimen matrimonial que se cristali-


zarían en la legislación posterior.

2. La Constitución de 1917

Hubo un intento de introducir el divorcio vincular en la propia


Constitución. En la 63a. sesión ordinaria del Congreso Constitu-
yente, el 26 de enero de 1917, se discutía el proyecto de artículo
129, el cual reproducía el párrafo incorporado a la Constitución
de 1857, proveniente de la Ley de julio de 1859, que declaraba que
el matrimonio es un contrato civil; entonces el diputado Pastrana
Jaimes propuso adicionar el artículo con un párrafo que dijera “ el
matrimonio es un contrato civil disoluble” , y en apoyo de su ini-
ciativa afirmaba que “ todos los revolucionarios saben perfecta-
mente bien que se ha expedido la ley que consigna el divorcio y es
de todo punto indispensable elevar a precepto constitucional ese
principio que es una de las principales causas de la revolución
constitucionalista” .50 En esa sesión no se debatió la conveniencia
de hacer esta adición, simplemente se aprobó el proyecto de ar-
tículo 129 como estaba y se dejó para otra sesión discutir lo relati-
vo a la adición sobre el matrimonio. En la sesión permanente, los
días 29, 30 y 31 de enero, se aprobó el párrafo relativo al matri-
monio en los mismo términos que tenía en la Constitución de
1857 adicionada, sin siquiera discutir la propuesta del diputado
Pastrana Jaimes de que se dijera que el matrimonio era un contrato
“ disoluble” . Llama la atención que no se discutiera la propuesta
del diputado Pastrana Jaimes, toda vez que el divorcio vincular ya
estaba establecido en los decretos citados; quizá simplemente se
eludió la cuestión para no generar una discusión cuando el Con-
greso Constituyente estaba a punto de concluir sus trabajos.
La sola mención del matrimonio en el artículo 130 constitu-
cional como un “ contrato civil” sin desarrollar un régimen míni-
50 El texto de los debates puede verse en Derecho del pueblo mexicano, 4a. ed., Mé-
xico, 1994, t. XII, pp. 1110 y ss., especialmente 1115.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

40 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

mo del matrimonio hizo que se perdiera el régimen federal del


matrimonio que había establecido la Ley de Adiciones y Reformas
Constitucionales de 1874. Con esto, las diversas legislaturas loca-
les podrían legislar sobre el matrimonio sin tener que respetar se-
ñalamientos constitucionales. En todo caso, quedó en la Constitu-
ción el principio de que el matrimonio es un “ contrato civil” .

3. La Ley de Relaciones Familiares

Apenas aprobada la Constitución, Carranza promulgó la Ley


de Relaciones Familiares. La Ley se publicó de manera fraccio-
nada entre el 14 de abril y el 11 de mayo de 1917.51 La Ley dero-
gaba los capítulos respectivos del Código Civil de 1884 y, entre
otras novedades, introducía el divorcio vincular. En la exposición
de motivos decía que se trataba de organizar la familia “ sobre ba-
ses más racionales y justas” que las que hasta entonces había te-
nido. Sigue, naturalmente, haciendo una crítica “ de las viejas
ideas romanas conservadas en el derecho canónico” , dice que el
paterfamilias romano tenía un poder absoluto sobre sus hijos y
sobre la mujer y que “ el cristianismo no influyó directamente so-
bre la organización de la familia pues el derecho canónico aceptó
las relaciones familiares establecidas por el derecho romano” , y
que antes bien, el cristianismo reforzó el poder absoluto del marido
sobre la mujer, “ pues al comparar al marido con Cristo y a la mu-
jer con la Iglesia, dio tanto poder a aquél, que los mismos teólo-
gos llegaron a sostener que, al celebrarse el matrimonio, el sacer-
dote oficiaba como testigo y no como ministro, pues el verdadero
ministro era el contrayente” . Es impresionante la ostentación de
ignorancia que hacía el “ primer jefe” o quien hubiera redactado
la exposición de motivos. Afirmar que el cristianismo y el dere-
cho canónico simplemente aceptaron el régimen familiar romano,
o que el cristianismo reforzó el poder absoluto del varón sobre la
51 Puede verse el texto completo con la exposición de motivos en el Código Civil
vigente del Distrito y Territorios Federales, anotado y concordado por Manuel Andrade,
México, 1931, pp. 115 y ss.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 41

esposa porque los contrayentes son los ministros del sacramento


del matrimonio y no el sacerdote, son muestras de una mentali-
dad ideologizada que no repara en sus afirmaciones con tal de
afirmar una conclusión preconcebida.
La crítica continúa con la legislación liberal por no haber sa-
cado las consecuencias que debía al haber establecido la idea del
matrimonio como contrato y, en cambio, haber aceptado “ la idea
canónica de la indisolubilidad del vínculo conyugal” . Afirma que
siendo los “ objetos esenciales” del matrimonio la procreación y
la ayuda mutua, “ no es de ninguna manera indispensable una in-
disolubilidad que, en muchos casos, puede ser contraria a los fi-
nes de las nupcias” , y que además el matrimonio indisoluble era
opuesto al artículo 5o. constitucional que desconocía cualquier
pacto que tuviera por objeto la pérdida o menoscabo de la liber-
tad, y la mujer al casarse perdía su libertad pues no podía contra-
tar sin la autorización del marido.
Luego vienen los fundamentos de las nuevas disposiciones.
El primero es netamente revolucionario: las reformas políticas y
sociales llevadas a cabo por la Revolución “ no pueden implantar-
se debidamente sin las consiguientes reformas a todas las demás
instituciones sociales, y muy especialmente a las familias” . Es
decir, la familia tiene que reformarse de acuerdo con el proyecto
revolucionario. Prosigue la exposición de motivos con el señala-
miento de que una vez aceptado el divorcio vincular, es necesario
“ adaptar al nuevo estado de cosas los derechos y obligaciones
entre los consortes, así como las relaciones concernientes a la pa-
ternidad y filiación, reconocimiento de hijos, patria potestad,
emancipación y tutela” , es decir, todo el derecho de familia.
Continúa diciendo, en el tercer párrafo, que “ las ideas modernas
sobre igualdad, ampliamente difundidas y aceptadas en casi todas
las instituciones sociales, no han llegado a influir conveniente-
mente en las instituciones familiares...” , por lo que parece nece-
sario legislar en favor de la esposa que suele ser una “ víctima”
del matrimonio más que un colaborador.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

42 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

Desde un principio, fue cuestionada la constitucionalidad de


la Ley de Relaciones Familiares por un abogado de la barra, pues la
expidió el titular del Ejecutivo cuando ya existía un Congreso en
funciones.52 También se criticó el modo precipitado de hacerla,
pues se emitió sin ninguna discusión ni consulta pública pre-
vias.53 Eduardo Pallares, quien hizo una edición de esa ley con-
cordada con el Código, comentaba54 que era una ley “ profunda-
mente revolucionaria, silenciosa y sordamente destructora del
núcleo familiar... Sus autores no temieron desafiar a una porción
considerable de la opinión pública” ; sin embargo se lamentaba
que a pesar de la importancia de esta ley, comparable con la de los
artículos 3o. y 123 constitucionales, no hubo mayores discusiones
o comentarios sino que “ ha pasado inadvertida, se ha deslizado
suavemente, algunos la han recibido con cierta sonrisa irónica.”
En términos generales, las principales novedades introduci-
das por la ley fueron: un nuevo concepto de matrimonio de carác-
ter contractualista y disoluble, una mayor igualdad entre los cón-
yuges, disminuyendo la potestad marital, aunque reconociendo
diferentes funciones de cada uno; el eliminar la diferencia entre
hijos naturales e hijos espurios, y modificar profundamente el ré-
gimen patrimonial de los consortes y de los bienes comunes.55

A. Concepto del matrimonio

En cuanto al concepto de matrimonio la ley propuso una de-


finición de en su artículo 13 que menciona: “ el matrimonio es un
contrato civil entre un sólo hombre y una sóla mujer, que se unen
52 Matus, E., “ El divorcio y la nueva Ley sobre Relaciones Familiares” , en El Foro,
México, 1a. época, t. II, núm. 25, julio de 1919, pp. 7-9.
53 Macedo, Pablo, Evolución del derecho civil, México, 1942. Este ensayo también
fue publicado como parte integrante del volumen.
54 Pallares, Eduardo, Ley sobre Relaciones Familiares, comentada y concordada, 2a.
ed., México, 1923, pp. 5 y 6, citado por Sánchez Medal, R., Los grandes cambios en el
derecho de familia de México, México, núm. 9, 1979, p. 24.
55 Al respecto puede verse Sánchez Medal, R., Los grandes cambios en el derecho
de familia de México, México, 1979.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 43

con vínculo disoluble para perpetuar su especie y ayudarse a lle-


var el peso de la vida” . La definición tenía dos elementos nove-
dosos respecto a la de los códigos civiles anteriores y de la que
aceptaba la doctrina mexicana antes de la codificación.56 El pri-
mero es que en vez de ver en el matrimonio una “ sociedad legíti-
ma” , como lo contemplaban los códigos anteriores, lo entiende
como un “ contrato civil” ; el segundo es que el vínculo ya no es
“ indisoluble” sino “ soluble” .
Los dos cambios están ligados entre sí, y el primero, la con-
tractualización del matrimonio, es la causa del segundo. La idea
de que el matrimonio es un “ contrato” se había introducido,
como se mencionó arriba, en la legislación liberal. En la exposi-
ción de motivos de la Ley de Relaciones Familiares se dice (sex-
to párrafo) que las legislaciones anteriores no llegaron a sacar las
consecuencias que tenía el concepto de matrimonio como contra-
to, porque seguían considerando el matrimonio bajo su aspecto
religioso y aceptaron “ la idea canónica” de la indisolubilidad del
vínculo conyugal. El concepto de contrato civil no implica de
ninguna manera la indisolubilidad de la relación, antes bien supo-
ne la posibilidad de disolución por mutuo consentimiento o deci-
sión judicial.
No obstante se define al matrimonio como contrato, la ley si-
gue aceptando algo que es propio del matrimonio entendido
como sociedad: que tiene unos fines propios y esenciales a cuya
consecución deben colaborar ambos cónyuges. Por eso, en la de-
finición de matrimonio que da la ley se dice que los cónyuges “ se
unen... para perpetuar su especie y ayudarse a llevar el peso de la
vida” . En consecuencia señala que las obligaciones de los cónyu-
ges son (artículo 40) guardarse fidelidad (la fidelidad es esencial
entre los aliados o socios) y “ contribuir cada uno por su parte a

56 La definición provenía del proyecto del Código Civil del Imperio Mexicano, ar-
tículo 99 que decía: “ El matrimonio es la sociedad legítima de un solo hombre y una sola
mujer que se unen con vínculo indisoluble para perpetuar su especie y ayudarse a llevar el
peso de la vida” , que era también la definición de matrimonio que sostenía la doctrina
mexicana previa a la codificación.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

44 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

los objetos del matrimonio” , y además dispone que si los cónyu-


ges pactaran “ cualquiera condición contraria a los fines esencia-
les del matrimonio, se tendrá por no puesta” (artículo 16). No
hay duda de que la Ley de Relaciones Familiares reconoce que el
matrimonio se contrae “ para” ciertos fines mencionados en la
definición (artículo 13), que son llamados “ fines esenciales” (ar-
tículo 16) u “ objetos del matrimonio” (artículo 20); la misma ex-
posición de motivos afirma (párrafo sexto) que “ los objetos esen-
ciales del matrimonio” son la perpetuación de la especie y la
ayuda mutua.

B. Los deberes y derechos entre los esposos

La relación entre cónyuges se entiende (artículo 40) como


colaboración para los fines esenciales del matrimonio, pero cola-
boración diferenciada. Al marido le corresponde (artículo 42)
principalmente “ dar alimentos a la mujer y hacer todos los gastos
necesarios para el sostenimiento del hogar” , aunque la mujer po-
drá contribuir si tiene bienes propios o desempeña algún trabajo o
comercio hasta con un cincuenta por ciento de los gastos, o más
si el marido estuviere imposibilitado para trabajar. A la mujer le
compete (artículo 44) “ la obligación de atender a todos los asun-
tos domésticos” y ella es la encargada de “ la dirección y cuidado
de los hijos y del gobierno y dirección del servicio del hogar” .
La incapacidad jurídica de la esposa prevista en los códigos
anteriores, el deber de obediencia al marido en todo, así como el
papel del marido como representante legítimo de su mujer y ad-
ministrador de todos los bienes del matrimonio quedan supera-
dos. Ahora la ley prevé una relación entre iguales, como lo declara
el artículo 43 que dice que “ ambos tendrán en el hogar autoridad
y consideraciones iguales” , de común acuerdo resolverán lo con-
cerniente a la educación de los hijos y la administración de los
bienes comunes y en caso de no ponerse de acuerdo decidirá un
juez cuidando ante todo el interés de los hijos. La igualdad tam-
bién se reconoce en cuanto a la capacidad y administración de los

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 45

bienes propios, ya que (artículo 45) ambos tienen “ plena capaci-


dad” y pueden disponer de sus bienes sin consentimiento del otro
cónyuge y ejercer las acciones que entre ellos hubiera, causadas
antes o durante el matrimonio (artículo 50).
No obstante, se mantiene alguna disposición protectora de la
mujer, al prohibírsele contratar con su marido, respecto de bienes
raíces o derechos reales, o salir fiadora de él, así mismo, se man-
tiene cierta primacía del marido, pues le corresponde a él fijar el
domicilio conyugal, aunque con nuevas limitaciones (artículo
41), y dar licencia o permiso a la mujer para que pueda emplearse
en servicio de otra persona, ejercer una profesión o establecer un
comercio (artículo 44).

C. La disolución del vínculo por divorcio

El decreto de Carranza, con fecha 29 de diciembre de 1914,


que introdujo el divorcio en México, decía en su exposición de
motivos que en principio el matrimonio se contraía “ siempre en
concepto de unión definitiva” pero que era necesario determinar
los “ casos excepcionales” en que podía liberarse a los cónyuges
“ de la obligación de permanecer unidos durante toda su existen-
cia” . En el capítulo relativo al divorcio de la Ley de Relaciones
Familiares (capítulo VI) se señalaban once causas de divorcio
además de la posibilidad del divorcio por mutuo consentimiento.
Aquéllas fueron definidas a partir de las causas de divorcio sin
disolución del vínculo que preveía el Código Civil de 1884 en su
artículo 227. Cabría suponer que siendo la disolución del vínculo
un efecto mayor que la mera separación de cuerpos, las causas de
divorcio vincular serían más estrictas que las de la separación,
pero no fue así.
La nueva ley (artículo 76), además de mantener casi todas57
las causas del divorcio no vincular: adulterio de uno de los cón-
57 Sólo excluyó el vicio del juego que el Código de 1984 tenía como causa de divor-
cio no vincular.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

46 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

yuges, nacimiento de un hijo en los primeros meses del matrimo-


nio concebido fuera de él, la propuesta del marido para prostituir
a su mujer, la incitación o coacción de un cónyuge a otro para
que cometa un delito, el abandono injustificado del hogar, la se-
vicia o amenaza graves, la acusación judicial calumniosa de un
cónyuge a otro, el vicio de la embriaguez, el tener uno de los cón-
yuges antes del matrimonio una enfermedad crónica incurable,
contagiosa o hereditaria que el otro ignorara, el conato para co-
rromper a los hijos (artículo 78); introdujo nuevas causales: la in-
capacidad para cumplir los fines del matrimonio (en lo que cabría
la esterilidad), el contraer durante el matrimonio una enfermedad
crónica o incurable y contagiosa o hereditaria, el abandono injus-
tificado del domicilio por seis meses (en vez de un año), el haber
cometido uno de los cónyuges un delito que merezca pena de pri-
sión de más de dos años, o el haber ejecutado un cónyuge contra
el otro o sus bienes un acto que merezca pena de un año y final-
mente el hecho de que un cónyuge hubiera demandado el divorcio o
la nulidad del matrimonio y su denuncia no hubiera prosperado.
Por estas nuevas causales, resultaba que el divorcio con disolu-
ción del vínculo se concedía más fácilmente que el anterior di-
vorcio no vincular, no obstante que sus efectos eran más graves.
Aceptó también, como lo hacía la legislación anterior,58 el di-
vorcio por mutuo consentimiento, con lo cual se dejaba la subsis-
tencia del matrimonio a la voluntad de las partes, de modo seme-
jante al régimen de los contratos que permite su resolución por el
consentimiento de las partes. Era una consecuencia lógica de
concebir el matrimonio como contrato sometido a la “ ley” de la
voluntad de las partes.

D. El régimen de bienes

El Código de 1884 establecía como régimen preferencial de


los bienes en el matrimonio el de la sociedad legal de ganancia-
58 El Código Civil de 1884 admitía el divorcio no vincular por mutuo consentimien-
to, artículo 227, fracción XIII.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 47

les, conforme al cual todos los bienes que adquirieran los esposos
durante el matrimonio formaban un fondo común que se reparti-
ría entre ellos. Bajo la perspectiva del divorcio vincular y del ma-
trimonio como contrato más que sociedad o alianza, tal régimen
parecía excesivo; así lo declara la Exposición de Motivos de la
ley cuando dice que la indisolubilidad del vínculo matrimonial
generaba una comunidad permanente de intereses, la cual hacía
necesaria la sociedad legal de gananciales, pero una vez admitido
el divorcio vincular, es necesario que el Estado intervenga para
evitar los abusos de quienes quisieran aprovecharse de los bienes
de la mujer, de cuyas ganancias disfrutarían por mitad según el
régimen de sociedad legal, para luego abandonarla.59 En conse-
cuencia la ley terminó con la sociedad legal de gananciales como
el régimen propio del matrimonio, mientras no se pactara la sepa-
ración de bienes, y estableció la regla inversa: en principio cada
cónyuge sigue siendo dueño de sus bienes y de los frutos o rendi-
mientos que le produzcan (artículo 270), es decir el régimen ordi-
nario es la separación de bienes, aunque se reconoce que pueden
pactar la comunidad de algunos bienes y de sus productos (artícu-
lo 273).
A fin de proteger la situación económica de la familia, la ley
disponía que la casa donde residiera el matrimonio y los mue-
bles que contuviera, independientemente de quién fuera el pro-
pietario, no podía enajenarse ni gravarse más que con el consen-
timiento de ambos cónyuges; pero esto se limitaba a las casas
cuyo valor, considerado el de los muebles que contuviera, no ex-
cediera de $ 10,000 (diez mil pesos).

4. Los comentaristas de la Ley de Relaciones Familiares

Ricardo Couto publicó su Derecho civil mexicano60 dos años


después de que entrara en vigor la Ley de Relaciones Familiares.
59 Exposición de Motivos, párrafo catorce.
60 Couto, Ricardo, Derecho civil mexicano, México, 1919, 3 ts.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

48 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

Era una obra que había preparado como comentario al Código


Civil de 1884 y que tuvo que actualizar insertando un apéndice al
tomo primero, sobre las personas, con la Ley de Relaciones Fa-
miliares y los comentarios correspondientes.
Al iniciar su comentario al título quinto del Código sobre el
matrimonio, afirma que éste es la “ institución más importante
del derecho civil” y a fin de explicar su naturaleza y fines, trans-
cribe61 un párrafo de D’Aguanno (Génesis y evolución del dere-
cho civil) que dice que los fines del matrimonio son “ reforzar al
individuo en la lucha por la existencia, complementar cada uno
de los sexos con la cooperación del otro, satisfacer las necesida-
des sexuales de un modo ordenado y legal, proveer a la existencia
y al desarrollo de las generaciones futuras”. Luego añade que, se-
gún el mismo autor citado, el matrimonio que “la ciencia aconseja”
es aquel que sirve para “ completar las actividades de los cónyu-
ges, desarrollar los afectos domésticos, que sirven de preparación
a los afectos sociales, elevar las ideas, dar impulso al trabajo y
hacer que se contraigan hábitos de orden y regularidad” , por lo
cual es necesario que el matrimonio se realice con libertad: “ que
nazca de la libre elección de los cónyuges... de un impulso de pa-
sión mutua, que atrae a los seres cabalmente como la afinidad
química atrae las moléculas.” Después de transcribir estas pala-
bras, Ricardo Couto afirma complacido que “ ninguna explica-
ción puede darse más completa de la naturaleza y fines del matri-
monio” .
Es de notar que el autor, cuando quiere hablar sobre la natu-
raleza del matrimonio, transcribe un párrafo doctrinario y no tie-
ne en cuenta la definición del Código. Cuando comienza el análi-
sis de los artículos, reproduce el artículo 155 del Código que
consigna la definición de matrimonio y luego comenta, en un
sentido muy parecido al de Esteban Calva, “ aunque esta defini-
ción considera al matrimonio como una sociedad, o lo que es lo
mismo, como un contrato, a nadie se le ocurrirá pensar, que sea

61 Ibidem, t. I, p. 177.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 49

equiparable a los demás contratos” .62 En otras palabras, entiende


que el matrimonio es un contrato civil especial. Prosiguiendo
con esta materia, Couto afirma que “ las relaciones jurídicas que
origina el matrimonio no afectan en nada a los intereses pecu-
niarios de los esposos, sino a sus intereses morales, y muy prin-
cipalmente a los intereses de la sociedad” , pero no saca de esta
observación la consecuencia de que el matrimonio sea más bien
un acto público que un contrato privado.
Al comentar el artículo 158 que dice que la condición “ con-
traria a los fines del matrimonio” se tendrá por no puesta, dice
que la regla se explica por que el matrimonio interesa sobre todo a
la sociedad; “ de aquí que no sean libres los contrayentes para im-
poner en su matrimonio todas las condiciones que quieran, sino
únicamente aquellas que no pugnen con la naturaleza de la insti-
tución” .63 Se advierte aquí, que la regla sobre invalidez de estas
cláusulas se entiende como una limitación a la libertad contrac-
tual, en principio absoluta, por razón de interés público. Ya no es,
como en el derecho canónico, que una condición o pacto de esa
naturaleza haga nulo el consentimiento matrimonial, y por lo tan-
to dé como resultado la nulidad del mismo matrimonio, sino que
se entiende que el matrimonio es válido, pero el pacto es nulo, de
modo que la ley suple la voluntad de las cónyuges estableciendo
que aunque ellos no quieran los fines del matrimonio, al haberse
casado, están obligados a ellos por disposición de la propia ley.
Llama la atención que al comentar esta cláusula el autor no pre-
cisa cuáles son los fines del matrimonio, no obstante que el artículo
155 dice que el matrimonio se contrae para la perpetuación de la
especie y la ayuda mutua. Cuando él habla de los fines, lo hace en
su párrafo de introducción al tema, cuando cita las palabras de D’A-
guanno arriba transcritas, quien se refiere a fines tan vagos como
“completar las actividades de los cónyuges, desarrollar los afectos
domésticos... elevar las ideas, dar impulso al trabajo, y hacer que se
contraigan hábitos de orden y de regularidad” .

62 Ibidem, p. 178.
63 Ibidem, p. 179.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

50 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

El comentario de Couto fue preparado antes de que entrara


en vigor la Ley sobre Relaciones Familiares, pero posiblemente
después de los decretos de Carranza que introdujeron el divorcio
(29 de diciembre de 1914 y enero de 1915). Por eso, al comentar
este autor el capítulo del Código relativo al divorcio no vincular,
es decir, la separación de cuerpos sin posibilidad de contraer nue-
vo matrimonio, critica el régimen del Código y se muestra parti-
dario del divorcio vincular. Después de hacer una presentación de
los argumentos a favor y en contra, él opina que ambas posicio-
nes tienen un mismo punto de partida:

hay casos en que por hacerse imposible la convivencia entre los


esposos, se impone la inmediata separación; la cuestión se reduce,
pues, a saber qué es preferible: si la separación acompañada de la
disolución de un lazo que la naturaleza se ha encargado ya de di-
solver, o la separación, manteniendo un matrimonio que en reali-
dad no existe mas que de nombre” .64

En estas palabras está implícita la idea de que el matrimonio


es simplemente la convivencia, por eso se afirma que al separarse
los esposos la “ naturaleza” ya disolvió el lazo y que estando se-
parados los esposos el matrimonio es sólo “ de nombre” . Esto lo
hace explícito más adelante cuando dice “ y si la vida en común,
que es la base del matrimonio, se ha roto, es absurdo sostener que
haya matrimonio; pretender que éste subsista a pesar de la sepa-
ración de los esposos, no es más que una ficción; en efecto, ¿qué
queda del matrimonio una vez rota la comunidad de existen-
cia?...” .65
En apoyo de su posición favorable al divorcio vincular, no
cita ningún autor mexicano, sino sólo tres franceses: Glasson (Le
marriage civil et le divorce), Laurent (Principes de droit civil
francais) y Baudry Lacantinerie (Traite theorique et practique de
droit civil).
64 Ibidem, pp. 302-303.
65 Ibidem, p. 204.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 51

Después de argumentar en favor del divorcio vincular dicien-


do que es moralmente mejor que la separación por que evita que
los cónyuges separados entren en uniones ilegítimas al hacerse
“ legítima” una nueva unión, impide que los hijos queden desedi-
ficados por ver a sus padres en uniones ilegítimas y sujetos a una
madrastra o padrastro, y protege mejor a la mujer pues la situa-
ción de la divorciada es mejor que la de la separada, concluye
“ que el divorcio, sin dejar de tener los mismos inconvenientes
que la simple separación de cuerpos, presenta innumerables ven-
tajas que ésta no tiene; desde luego es más conforme con los
principios, y encerrado dentro de justos límites, es una institución
de moralidad” .66 Sin embargo reconoce, como todos los autores
que cita, que “ el ideal que debe perseguirse en el matrimonio es
la perpetuidad del vínculo” ,67 con lo que está afirmando que la
indisolubilidad no es una propiedad o característica esencial del
matrimonio, no es algo que está en el matrimonio mismo, sino un
ideal externo que puede ser alcanzado o no, algo así como la ri-
queza económica que el matrimonio puede alcanzar o no.
Los argumentos de Couto son muy parecidos a los que pre-
senta la Exposición de Motivos de la ley, en particular coinciden
en la idea de la “ moralidad” del divorcio y en lo extraordinario
de esta medida. Coinciden también acerca de la naturaleza del
matrimonio, en el sentido de la convivencia, sólo que la Exposi-
ción de Motivos de la ley dice que es la voluntad de permanecer
unidos lo que hace el matrimonio, en tanto que Couto se refiere
directamente a la convivencia.
Después de su larga exposición a favor del divorcio vincular,
Couto explica el artículo 225 del Código que afirma que el divor-
cio no disuelve el vínculo, diciendo que:

El legislador de 1884, fiel a nuestras tradiciones jurídicas, res-


petuoso de los sentimientos del pueblo mexicano que, con ra-
zón o sin ella, repugna con la institución del divorcio, y teme-

66 Ibidem, p. 307.
67 Loc. cit.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

52 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

roso de las consecuencias que su implantación podría producir en


México, ha declarado la indisolubilidad del matrimonio...68

Con esta afirmación parece sugerir que el divorcio vincular,


aunque teóricamente le parece mejor, es dudoso que sea un bien
para México porque es contrario a nuestras tradiciones.
Al comentar la Ley de Relaciones Familiares, Couto manifies-
ta sus dudas sobre la conveniencia del matrimonio disoluble para
México, no obstante que alaba, como regla abstracta, el divorcio
vincular. “Tenemos, sin embargo, el escrúpulo de dudar de si la
nueva concepción del matrimonio producirá en nuestro medio los
benéficos resultados que de ella se esperan, o si, por el contrario,
será un elemento más de corrupción de nuestra sociedad”.69
Couto llega a opinar, en puntos específicos, que el régimen
del divorcio establecido en la Ley de Relaciones Familiares sirve
como “ el medio de realizar los egoísmos de los esposos” , espe-
cialmente cuando analiza la causal de divorcio por enfermedad o
incapacidad para procurar los fines del matrimonio; en el Código
de 1984, dicha causal tenía efecto cuando la enfermedad o inca-
pacidad existía antes de la celebración del matrimonio y no era
conocida por el otro cónyuge; la Ley de Relaciones Familiares
acepta esa causal de divorcio cuando la enfermedad sobreviene
durante el matrimonio. Al respecto comenta este autor: “ de nin-
gún modo aprobamos este criterio que pugna abiertamente con la
naturaleza del matrimonio, pues si éste tiene por objeto ayudarse
a llevar el peso de la vida (artículo 13), es injusto e inmoral que
cuando uno de los esposos tenga la desgracia de estar enfermo, se
autorice al otro a abandonarlo” .70

5. El matrimonio en el Código Civil de 1928

El Código Civil de 1928 siguió en materia familiar los linea-


mientos de la Ley de Relaciones Familiares, pero incluyó algunas
68 Ibidem, p. 308.
69 Ibidem, p. 392.
70 Ibidem, pp. 434 y 435.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 53

novedades dependientes de su orientación general a reformar el


derecho privado haciéndolo más solidario y menos individualis-
ta,71 para lo cual se propuso especialmente proteger las partes
más débiles en las relaciones jurídicas y en el matrimonio a la
esposa.

A. El concepto de matrimonio

El Código de 1928, a diferencia de los anteriores, no da una


definición expresa del matrimonio, pero tiene un concepto que se
puede inferir de su articulado sobre el matrimonio (título V del
libro primero, artículos 139 a 291) y en el capítulo sobre las actas
de matrimonio (capítulo VII del título IV sobre el registro civil,
artículos 97 a 113).
Dos artículos dicen expresamente que el matrimonio es un
contrato: el artículo 178 dice que “ el contrato de matrimonio
debe celebrarse bajo el régimen de sociedad conyugal, o bajo el
de separación de bienes” ; dicho artículo es el primero del capí-
tulo IV del título sobre el matrimonio, capítulo que lleva la rú-
brica “ del contrato de matrimonio con relación a los bienes” ; el
otro, es el artículo 267, que enumerando las causales de divor-
cio, señala que una de ellas es que la mujer casada tenga un hijo
“ concebido antes de celebrarse este contrato” (es decir, el matri-
monio).
En comparación con el concepto de la Ley de Relaciones Fa-
miliares, se observa que el Código elimina la mención de que el
matrimonio es una “ sociedad legítima” y por lo tanto también
elimina la mención expresa de los fines del matrimonio. No obs-
tante, el Código dice en su artículo 162 que los cónyuges están
obligados “ a contribuir cada uno por su parte a los fines del ma-
71 El párrafo 9 de la exposición de motivos dice: “ para transformar un Código Civil
en que predomina el criterio individualista, en un Código Privado Social, es preciso refor-
marlo sustancialmente, derogando todo cuanto favorece exclusivamente el interés particu-
lar con perjuicio de la colectividad, e introduciendo nuevas disposiciones que se armoni-
cen con el concepto de solidaridad” .

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

54 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

trimonio y a socorrerse mutuamente” ,72 y en su artículo 182 hace


referencia a los “ naturales fines del matrimonio” . Como su ar-
tículo 147 señala que cualquier “ condición contraria a la perpe-
tuación de la especie o a la ayuda mutua que se deben los cónyu-
ges, se tendrá por no puesta” , se podía sostener que los fines del
matrimonio a que alude el Código son la procreación y la ayuda
mutua, tal como lo consideraba toda la legislación anterior. Pero
el hecho es que el Código ya no dice expresamente cuáles son los
fines del matrimonio.

B. Los deberes entre los esposos

Se sigue considerando que la obligación principal de los cón-


yuges es colaborar para alcanzar los fines del matrimonio y ex-
presamente la ayuda mutua (artículo 162). Se eliminó la mención
de la obligación de los cónyuges de “ guardarse fidelidad” que
tenía la legislación anterior, pero siguió considerándose el adulte-
rio como causa de divorcio (artículo 267-I).
Continua siendo una cooperación diferenciada, pero se inicia
ya un proceso de igualación de los papeles de ambos, que se ma-
nifiesta en un aminoramiento más de la primacía del marido so-
bre la mujer y la eliminación de las reglas proteccionistas a favor
de la esposa.
Le corresponde al marido originalmente el sostenimiento
económico de la familia (artículo 164), y a la mujer la dirección y
cuidado del hogar (artículo 168). Para asegurar el cumplimiento
de la obligación económica del esposo, se dispone ahora (artículo
165) que la mujer tiene siempre “ derecho preferente sobre los
productos de los bienes del marido y sobre sus sueldos, salarios o
emolumentos” en el monto necesario para pagar los alimentos de
ella y de los hijos. Consecuentemente, cuando la mujer, por inca-
72 El artículo 40 de la Ley de Relaciones Familiares (igual al artículo 189 del Código
de 1884) decía que estaban obligados “ a guardarse fidelidad, a contribuir cada uno por su
parte a los objetos del matrimonio y a socorrerse mutuamente” .

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 55

pacidad del marido, debe hacerse cargo de la provisión económi-


ca, el marido tiene ese derecho preferencial (artículo 166).
Se acepta ahora que si la mujer debe proveer las necesidades
económicas de la familia, el marido tiene, como la mujer en su
caso, el derecho de pedir aseguramiento de bienes suficientes.
La obligación de la esposa de cuidar el hogar, justificaba en
la legislación anterior que no tuviera libertad para trabajar, sino
que requería una “ licencia” del marido; ahora se dice que la mu-
jer tiene libertad de emplearse o desempeñar una profesión, indus-
tria, oficio o comercio, siempre que no descuide sus obligaciones
domésticas (artículo 169), y el marido sólo tiene el derecho de
oponerse a que la mujer trabaje (artículo 170), pero el juez de lo
familiar será finalmente quien decida si la mujer puede o no traba-
jar si el marido se opone (artículo 171).
La capacidad que la Ley de Relaciones Familiares dio a la
esposa para administrar sus bienes propios se mantiene sin cam-
bios, pero se van eliminando las reglas protectoras que impedían
que la mujer contratara con su marido. Ahora ya se permite que
pueda contratar con su marido y ser fiadora de él, siempre que el
juez la autorice (artículos 174 y 175).
El marido conserva el derecho de fijar el domicilio con el
consiguiente deber de la mujer de residir ahí, pero se da ahora
intervención al juez para que pueda eximir a la mujer de vivir en
el domicilio que fije el marido (artículo 163).
Se observa que al mismo tiempo que se merma la primacía
del esposo sobre la mujer, se aumenta la intervención del juez en
la relación matrimonial; él puede decidir si la mujer trabaja o no,
si el domicilio es adecuado y si los esposos pueden celebrar con-
tratos entre sí.

C. Novedades en materia de divorcio, filiación


y concubinato

Las modificaciones que introdujo el Código relativas al di-


vorcio, filiación de hijos nacidos fuera de matrimonio y concubi-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

56 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

nato implicaban un cambio en cuanto al concepto y función del


matrimonio.

a. Divorcio

La exposición de motivos del código ya no dice, como la de


la Ley de Relaciones Familiares, que el matrimonio se contrae
ordinariamente con la finalidad de que sea perpetuo y que el di-
vorcio es una situación excepcional. Ahora habla del divorcio
sólo para justificar una forma abreviada del mismo, el llamado
posteriormente “ divorcio administrativo” , que procede cuando lo
quieren ambos cónyuges, no hay hijos ni sociedad conyugal res-
pecto de los bienes. Al respecto dice la exposición de motivos:

es cierto que hay interés social en que los matrimonios no se di-


suelvan fácilmente, pero también está interesada la sociedad en
que los hogares no sean focos constantes de disgustos y en que,
cuando no están en juego los sagrados intereses de los hijos o de
terceros, no se dificulte innecesariamente la disolución de los ma-
trimonios...73

La perspectiva ya es diferente, el divorcio no es una excep-


ción al matrimonio entendido ordinariamente como vitalicio, sino
un acto en cuya realización puede estar interesada la sociedad, lo
que equivale a decir que facilitar el divorcio cuando no hay hijos
es materia de interés público.
Consecuentemente también se amplían las causales de divorcio.
El Código, en su artículo 267, mantiene todas las causales previstas
en la ley precedente, algunas las modifica levemente e introduce
otras nuevas. Las causales que cambian se vuelven más estrechas: la
que preveía la ley de ser uno de los cónyuges “incapaz para llenar
los fines del matrimonio”, lo que significaba que la esterilidad era
causa de divorcio, se modifica para decir que es la impotencia incu-
rable (artículo 267-VI); la que se refería al delito cometido por el
73 Exposición de motivos al libro primero, “ De las personas” , párrafo 33.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 57

marido que amerite pena de dos años o más de prisión, se restrin-


ge diciendo que no sea “ delito político” y sea delito “ infamante”
(fracción XIV). Las causales nuevas son la enajenación mental
incurable (fracción VII), la declaración de ausencia o la presun-
ción de muerte (fracción X) y la negativa de los cónyuges a darse
alimentos (fracción XII). La exposición de motivos señala que se
procuraron equiparar “ en tanto sea posible” las causas de divor-
cio para el varón y la mujer.74

b. La Ley de Relaciones Familiares

Mantenía la distinción entre hijos legítimos, nacidos de ma-


trimonio y los hijos “ naturales” , nacidos fuera de matrimonio
(artículo 186), pero terminó con la categoría de hijos “ espurios” ,
es decir los que, según el Código de 1984, eran resultado de unio-
nes de personas que no podían casarse entre sí, como los hijos de
unión adúltera o incestuosa;75 con esta perspectiva igualadora la
Ley carrancista decía enfáticamente (artículo 186) que “ todo hijo
nacido fuera de matrimonio es natural” . Esta distinción era con-
gruente con la idea, recogida en la llamada “ epístola de Melchor
Ocampo” ,76 de que el matrimonio era “ el único medio moral de
fundar la familia” . Las otras uniones no podrían ser morales o
legítimas, y por eso los hijos habidos de ellas no eran hijos legíti-
mos, sino, como decía el Código de 1984 “ hijos naturales” .77
Pero en el Código de 1928 se suprime esa distinción, que la expo-
sición de motivos califica de “ odiosa diferencia entre hijos legíti-
mos y los nacidos fuera de matrimonio” ; la razón de la supresión
es “ una irritante injusticia que los hijos sufran las consecuencias
de las faltas de sus padres” .78 La igualación jurídica de los hijos,
independientemente de su nacimiento dentro o fuera de matrimo-
74 Ibidem, párrafo 31.
75 Ver artículos 100, 328 y 361 del Código de 1884.
76 Contenida en el artículo 15 de la Ley del 3 de julio de 1859, una de las llamadas
“ Leyes de Reforma” que reguló el matrimonio civil.
77 Artículos 93 y ss. del Código de 1884.
78 Exposición de motivos al libro primero, “ De las personas” , párrafo 28.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

58 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

nio, tiene relevancia especialmente respecto de su derecho a re-


clamar alimentos y de adquirir en la sucesión hereditaria, por lo
que es congruente que el Código de 1928 admita (artículo 382) la
investigación de la paternidad de los hijos fuera de matrimonio,
lo cual en la Ley de Relaciones Familiares estaba en principio
prohibido (artículo 187) y sólo se permitía en los casos en que el
hijo tuviera la posesión de estado de hijo natural (artículo 197) o
en los casos de rapto o violación (artículo 211); el Código de
1928, en vez de la prohibición general de investigar la paterni-
dad, admite la investigación de la paternidad de los hijos nacidos
fuera de matrimonio (artículo 382) en los casos mencionados en
la Ley anterior, pero también cuando el hijo fue concebido mien-
tras la madre y el supuesto padre habitaban bajo el mismo techo,
o simplemente cuando el hijo “ tenga un principio de prueba” , es
decir, en cualquier caso.

c. Otra novedad del Código de 1928

El reconocimiento de efectos legales al concubinato. Éste se


entiende (artículo 1635) como la unión de varón y mujer, que ha-
cen vida marital, durante cinco años o menos si tienen hijos, y
siempre que ninguno estuviera casado civilmente. La exposición
de motivos justifica esta novedad diciendo que “ hay entre noso-
tros, sobre todo en las clases populares, una manera peculiar de
formar la familia: el concubinato” ; es un hecho que el legislador
debe reconocer, y por eso admite que produce “ algunos efectos
jurídicos” . No obstante, la misma exposición de motivos, declara
que el matrimonio es “ la forma legal y moral de constituir la fa-
milia” .79 Los efectos que reconocía eran: el derecho de la concu-
bina a heredar (artículo 1635) y la presunción de que los hijos de
la concubina son del concubino (artículo 383). La admisión del
concubinato implica la aceptación de dos formas de constituir la
familia, una “ legal y moral” que es el matrimonio, y la otra, el
concubinato, que es “ peculiar” de las “ clases populares” .
79 Ibidem, párrafo 30.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 59

6. Las reformas al Código Civil de 1953

El 31 de diciembre de 1953 se expidió un decreto de refor-


mas80 al Código Civil que daba unos pasos más en el camino de
la igualación de los esposos.
En vez del deber de la esposa de habitar en el domicilio con-
yugal que fija el marido, el artículo 163 reformado, establece la
obligación de ambos cónyuges de vivir en el domicilio conyugal,
pero omite decir quién lo fija.81
El derecho que tenía el marido para oponerse a que la mujer
trabajase fuera del hogar cuando descuidara sus deberes domésti-
cos, se amplía, por una parte, al supuesto de que realice activida-
des que dañen la “ moral o la estructura de la familia” , aunque no
descuide los deberes domésticos (artículo 169 reformado); pero,
por otra parte, se equilibra ese derecho (artículo 172 reformado)
con un derecho semejante de la mujer a oponerse a que el marido
realice actividades que lesionen “ la moral o la estructura de la
familia” .

7. La doctrina mexicana relacionada con el Código


Civil de 1928

A. Rafael Rojina Villegas

Rafael Rojina Villegas, quizá el autor más influyente en la


doctrina civilista elaborada a partir del Código de 1928, destina
al matrimonio varios capítulos de su tratado titulado Derecho ci-
vil mexicano.82 El capítulo “ Evolución y concepto actual del ma-
80 Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 9 de enero de 1954.
81 La Suprema Corte interpreta que por domicilio conyugal se entiende “ la casa ha-
bitación donde los esposos residen habitualmente, hacen vida en común, y cumplen con
las finalidades del matrimonio” , Apéndice de jurisprudencia, 1955, vol. II, p. 13. De aquí
se inferirá que el domicilio conyugal lo fijan los cónyuges de común acuerdo por el hecho
de vivir en un lugar.
82 Rojina Villegas, Rafael, Derecho civil mexicano, México, 1949, 3 ts. “ El matri-
monio” se encuentra en el t. II, vol. 1, p. 3.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

60 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

trimonio” comienza haciendo una contraposición entre la con-


cepción del matrimonio antes de la Ley Revolucionaria de Rela-
ciones Familiares y la concepción “ actual” derivada de ella y
profundizada en el Código. Antes el matrimonio era:

“ la base fundamental de todo el derecho de familia” . Ahora, en el


derecho mexicano, a partir de la Ley de Relaciones Familiares se
sustenta el criterio perfectamente humano de que la familia está
fundada en el parentesco de consanguinidad y, especialmente en
las relaciones que origina la filiación tanto legítima como natural.
Por lo tanto, el matrimonio deja de ser el supuesto jurídico nece-
sario para regular las relaciones de la paternidad y de la patria po-
testad...83

Siguiendo con la equiparación de los hijos naturales con los


legítimos, iniciada en la Ley, el Código, dice Rojina, continuó
“ la obra iniciada” por la ley admitiendo nuevos casos para per-
mitir la investigación de la paternidad, equiparó jurídicamente a
los hijos naturales con los legítimos y facilitó la prueba de los
hijos habidos en concubinato. Concluye su explicación diciendo:

por lo tanto, ya no podemos afirmar, como se hace todavía en el


derecho europeo y en el americano, que el matrimonio es la insti-
tución fundamental del derecho familiar. Menos aún podemos de-
cir que de él derivan todas las relaciones, derechos y potestades,
pues nuestro régimen jurídico parte precisamente de una hipótesis
distinta: ha considerado la filiación (legítima o natural) como la
base y fuente de todas esas consecuencias jurídicas.84

Minimizada así la importancia del matrimonio, pasa este


autor a describir cómo ha evolucionado el concepto del mismo,
para concluir que en México, “ el artículo 130 de la Constitu-
ción de 1917 ha establecido que el matrimonio es un contrato
83 Ibidem, p. 316.
84 Ibidem, pp. 317 y 318.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 61

civil y, por lo tanto, se regula exclusivamente por las leyes del


Estado...” .85
Tiene un capítulo destinado especialmente a discernir la
“naturaleza jurídica del matrimonio”. Ahí analiza diversos puntos
de vista respecto del matrimonio. En primer lugar analiza la ex-
plicación del matrimonio como “ institución” , de acuerdo con la
teoría de Haouriou, que considera que la institución es “ un con-
junto de normas de igual naturaleza que regulan un todo orgánico
y persiguen una misma finalidad” ; para alcanzar el fin persegui-
do se requiere constituir órganos con diferentes funciones, una
potestad y procedimientos o reglas de acción. Bajo esta perspecti-
va, el matrimonio es una institución que responde a la finalidad
que persiguen los consortes de constituir una familia y realizar un
estado de vida permanente entre ellos. Al respecto Rojina Ville-
gas comenta que “ la tesis de Haouriou aplicada al matrimonio
tiene la importancia de comprender no sólo el aspecto inicial de
la institución que existe por virtud de la celebración del acto, sino
también el estado de vida que le da significación tanto social
como jurídica y, finalmente, la estructuración normativa a través
de la cual se establecen las finalidades, órganos y procedimientos de
la institución misma” .86
Luego explica la teoría de Duguit del “ acto jurídico condi-
ción” , que es el acto que tiene como objeto hacer aplicable per-
manentemente toda una sección del ordenamiento jurídico. Así,
el matrimonio es el acto que hace aplicable a los cónyuges y sus
hijos la legislación familiar vigente.
Dice que también puede considerarse como un “ acto jurídico
mixto” , pues para existir requiere, por una parte, del consenti-
miento de los novios, pero también es necesaria la intervención
del oficial del Registro Civil. Sin la declaración del oficial del
Registro Civil de que lo consortes están unidos en legítimo matri-
monio, opina Rojina Villegas,87 “ éste no existiría desde el punto

85 Ibidem, p. 327.
86 Ibidem, p. 332.
87 Ibidem, p. 334.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

62 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

de vista jurídico” . Esta opinión parece ser la preferida del civilis-


ta mexicano, por lo que más adelante afirma.
En cuanto a la explicación de que el matrimonio es un con-
trato, concepto al que este autor le dedica más espacio, dice que
esa “ ha sido la tesis tradicional desde que se separó el matrimo-
nio civil del religioso” . Luego transcribe párrafos de Bonecase y
de Ruggiero que critican la tesis contractualista, afirmando que el
matrimonio es claramente diferente de los contratos, porque las
partes del matrimonio, a diferencia de las partes de un contrato,
ni pueden modificar los derechos y obligaciones que surgen del
consentimiento, ni pueden disolver el matrimonio por sólo el mu-
tuo disentimiento. Rojina Villegas declara:

Que debe desecharse totalmente la tesis contractual del matrimo-


nio, pues además de las razones expuestas por Bonecase, debe re-
conocerse que en el derecho de familia ha venido ganando terreno
la idea de que el matrimonio es un acto jurídico mixto en el cual
participa en forma constitutiva del mismo, el oficial del Registro
Civil.88

En apoyo de esta tesis añade que de acuerdo con el código, el


matrimonio requiere de la existencia del acta que elabora el mis-
mo oficial.
Explica que las leyes mexicanas, e incluso la constitución
“ han venido insistiendo en la naturaleza contractual del matrimo-
nio” , pero eso lo hacen sólo para “ separar de manera radical el
matrimonio civil del religioso, es decir, negar el principio consa-
grado por el derecho canónico que dio carácter de sacramento al
matrimonio” .89 Cuando el artículo 130 constitucional afirma que
el matrimonio es “ un contrato” , no fue la intención del legislador
equipararlo a los demás contratos, “ sino que su intención fue úni-
camente negar a la Iglesia toda ingerencia en la regulación jurídi-
ca del matrimonio...” .90
88 Ibidem, p. 344.
89 Ibidem, p. 345.
90 Loc. cit.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 63

Una variante de la tesis contractualista es la que afirma que el


matrimonio es un “ contrato de adhesión” , pero Rojina Villegas
sólo la menciona sin hacer comentarios.
El matrimonio como “ estado jurídico” es otra explicación
que le parece interesante. Según ella, el matrimonio es un acto
jurídico, pero a la vez constitutivo de un estado jurídico, pues
crea entre los consortes “ una situación jurídica permanente” . La
diferencia entre matrimonio y concubinato la explica desde este
punto de vista: el matrimonio es “ un estado de derecho en oposi-
ción al concubinato que es un simple estado de hecho” .91
Finalmente propone lo que él llama la “ tesis” de Antonio
Cicu92 de que el matrimonio, más que un contrato privado es un
acto público, y que favorece la posición de Rojina de que es un acto
mixto, “ un acto de poder estatal” . Rojina no comenta la tesis,
simplemente transcribe literalmente algunos párrafos, sin citar la
fuente.
Se puede concluir que en la opinión de Rojina, el matrimonio
no es un contrato sino un acto mixto, que se perfecciona por la
declaración formal del oficial del Registro Civil. La mención en
el artículo 130 constitucional de que el matrimonio es un “ con-
trato” , la interpreta en el sentido de que sólo declara que es un
acto que se sujeta a la ley civil y no a la ley canónica.
En cuanto al contenido de la relación conyugal, Rojina opina
que el matrimonio da lugar a cuatro conjuntos de derechos y obli-
gaciones.93
El primero es el derecho y obligación de tener una vida en
común y habitar bajo un mismo techo, lo cual le parece que “ in-
discutiblemente” es el derecho y deber principal que deriva del
matrimonio, ya que sólo teniendo vida en común se pueden cum-
plir “ los fines del matrimonio” . Llega a afirmar que la obligación
de vivir en común “ constituye la relación jurídica fundante de la
cual dependen un conjunto de relaciones jurídicas que podemos

91 Ibidem, p. 350.
92 Ibidem, p. 353.
93 Ibidem, pp. 434 y ss.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

64 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

denominar fundadas o accesorias. La vida en común implica la


relación jurídica fundante, porque si no se realiza, no podrán
cumplirse las relaciones jurídicas fundadas” .94
El segundo es el derecho “ a exigir el cumplimiento del débi-
to carnal” . Este derecho lo funda en el deber que tienen los cón-
yuges (artículo 162 del código civil) de contribuir a los fines del
matrimonio. La negativa reiterada de uno de los cónyuges consti-
tuiría, según él, una injuria grave que sería causa de divorcio. Se
advierte aquí que Rojina, sin decirlo expresamente, admite que la
procreación es uno de los fines naturales del matrimonio.
El tercero es el derecho y deber de fidelidad, cuyo contenido
no lo limita a la simple abstención del adulterio, sino a la absten-
ción de cualquier comportamiento que pueda considerarse con-
trario a las “ buenas costumbres” .
El último es el derecho y deber de ayuda mutua, que en su
opinión comprende el de darse alimentos y socorro o asistencia
recíproca. Opina que esto último es también un deber jurídico,
porque su incumplimiento configuraría una ofensa grave que se-
ría causal de divorcio.
Respecto del divorcio vincular, Rojina destina un capítulo
entero a analizar su conveniencia desde el punto de vista político,
ético, sociológico y religioso.95 Ahí precisa su concepto personal
del matrimonio. Dice que desde el punto de vista moral “ el ma-
trimonio debe constituir una comunidad espiritual entre los con-
sortes”; esa affectio, unidad o concordia, es lo que permite realizar
los fines del matrimonio, uno de los cuales, “ sin ser precisamente
el esencial, el básico, el único” es la procreación. Si el matrimo-
nio es esencialmente esa comunidad de afecto o comunidad “ es-
piritual” , como la llama Rojina, “ evidentemente que será inmo-
ral mantener una unión” en la que no hay afecto sino una
“ repulsión continua” .96 Con esta visión, justifica el divorcio ne-
cesario, aunque critica que se haga sin causa grave, pero también

94 Ibidem, p. 435.
95 Rojina Villegas, R., Derecho civil mexicano, México, 1962, t. II, vol. 2, pp. 241 y ss.
96 Ibidem, p. 251.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 65

justifica el divorcio voluntario aun en su forma abreviada de di-


vorcio administrativo.
Con esta concepción del matrimonio, se va introduciendo la
idea de que su esencia es ser una comunidad de afectos, que de-
pende de la convivencia en un domicilio común. Es congruente
con la idea que apuntaba el mismo autor de que la relación “ fun-
dante” en el matrimonio era la convivencia común.

B. Rafael de Pina

Rafael de Pina, en sus Elementos de derecho civil mexicano


(México 1956-1958),97 se ocupa del matrimonio en el primer vo-
lumen. Ahí, antes de iniciar su tratamiento, hace la observación
de que el matrimonio puede ser visto “ desde el punto de vista
religioso y desde el punto de vista meramente civil” , y aclara que
desde la perspectiva de la Iglesia católica, es un sacramento, pero
que “ de acuerdo con una concepción civil el matrimonio es una
realidad del mundo jurídico” .98 En el análisis que hace de la na-
turaleza jurídica del matrimonio, defiende la posición contractua-
lista, especialmente de las objeciones hechas por Rojina Villegas
y los autores que él cita; su argumento principal es que el vínculo
matrimonial se establece siempre “ sobre una doble y recíproca
manifestación de voluntad de los contrayentes..., y ello basta para
nosotros para que se recurra a la figura del contrato” .99
A diferencia de Rojina, no considera que el matrimonio pue-
da ser considerado como acto mixto, porque la intervención del
Estado, aunque es “ esencial” “ para el perfeccionamiento del ma-
trimonio” , lo es “ únicamente como elemento de reconocimiento
de la voluntad de los esposos” , por lo que “ no puede colocarse
en el mismo plano que la voluntad de las partes de unirse en ma-
trimonio” . En apoyo de su postura, cita a Agustín Verdugo, don-
97 Se citará la 15a. ed., México, Porrúa, 1986.
98 Pina, Rafael de, Elementos de derecho civil mexicano I, 15a. ed., México, Porrúa,
1986, p. 314.
99 Ibidem, p. 318.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

66 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

de afirma que el matrimonio es un contrato que se forma por la


voluntad de los contrayentes aunque tiene características y alcan-
ces distintos y más amplios que los demás contratos.100
Menciona también, al igual que Rojina, las tesis de Duguit,
del matrimonio como acto condición y de Cicu, como acto de po-
der estatal, sin hacer comentarios. La tesis institucional la explica
siguiendo a Bonecasse y comenta que ha sido bien aceptada por
los filósofos del derecho; sobre esta teoría opina que es “ más
conforme con la significación” del matrimonio que la tesis con-
tractualista, pero que tampoco lo explica “ satisfactoriamente” .
Él opina que el matrimonio es “ una institución natural sus-
ceptible de ser objeto de una doble regulación, canónica o civil,
sin que ello afecte su unidad esencial” ,101 y propone una defini-
ción, que dice tomar de Ahrens, pero sin indicar la fuente, según
la cual el matrimonio es “ una comunidad de vida, fundada en el
amor y constituida con arreglo a normas legales, dirigida al cum-
plimiento de los fines que se desprenden naturalmente de la rela-
ción permanente entre dos personas de distinto sexo” .102
En cuanto a la relación conyugal, sólo repite sin comentarios
las disposiciones del Código respecto de la igual consideración
del varón y la mujer, de la atribución general a la mujer del traba-
jo doméstico y al varón del sostenimiento económico, de la obli-
gación de vivir en el domicilio conyugal. Es notable que, no obs-
tante haberse publicado el libro después de la reforma de 1954
que quitó al marido el derecho de fijar el domicilio, no haga un
comentario al respecto.103
El autor llega a llamar al concubinato “ matrimonio de he-
cho” , que se distingue del matrimonio civil que es el “ matrimo-
nio de derecho” . Con esto, y quizá sin proponérselo, da un paso
adelante en la equiparación de ambas figuras; Rojina decía que el
matrimonio daba lugar a un “ estado de derecho” y el concubina-

100 Ibidem, pp. 319 y 320.


101 Ibidem, p. 320.
102 Ibidem, p. 322.
103 Ibidem, pp. 331 y 332.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 67

to a un “ estado de hecho” , pero no llamó al concubinato matri-


monio.
Sobre el divorcio vincular, tiene una postura semejante a la
de Rojina Villegas: es un mal necesario y visto como “ remedio
heroico para situaciones conyugales incompatibles con la natura-
leza y los fines del matrimonio, no tiene nada de inmoral” .104
Aunque lamenta, igual que Rojina “ el abuso del divorcio” y se-
ñala que existe “ un verdadero y pavoroso problema social del di-
vorcio” .105

C. Jorge Mario Magallón Ibarra

En 1965 aparece publicado el único libro monográfico mexi-


cano que he conocido sobre el tema del matrimonio, obra de Jor-
ge Mario Magallón Ibarra.106 El título de la obra, El matrimonio.
Sacramento. Contrato. Institución, anuncia el tratamiento plural
que da al tema. Ya desde el prefacio de su obra, este autor afir-
ma que “ el matrimonio es un hecho social común a todos los
pueblos, pues reside en la conciencia de todos los hombres; sien-
do por lo tanto anterior a las formas jurídicas que han tratado de
regularlo y de ajustarse a su naturaleza misma”.107 Esta idea se repi-
te a lo largo del trabajo: el matrimonio no es una creación del dere-
cho sino una realidad anterior, que el derecho puede regular respe-
tando su naturaleza.108
Sin entrar en el análisis que el autor hace de la doctrina canó-
nica del matrimonio, basta mencionar que de ella toma la idea de
104 Ibidem, p. 339.
105 Ibidem, p. 340.
106 Magallón Ibarra, Jorge Mario, El matrimonio. Sacramento. Contrato. Institución,
México, 1965, p. 296.
107 Ibidem, p. 1.
108 Ver por ejemplo, p. 235: “ ...como ha quedado asentado en el cuerpo de este estu-
dio, la unión matrimonial es anterior a las formas jurídicas y a cualquier ley escrita... no es
pues una ficción que el derecho ha tenido que elaborar, sino que es anterior a la norma
jurídica misma, la cual ha tenido necesidad de encontrar su verdadera adaptación, dentro
de los límites que la técnica le permite, al matrimonio en sí” .

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

68 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

que el matrimonio requiere un “ contrato” , en el cual se manifies-


ta el libre consentimiento de los contrayentes.
En el análisis del matrimonio como contrato, el autor afirma
que es correcto considerarlo como un tratado, porque el libre
acuerdo de voluntades de los contrayentes es indispensable para
constituirlo.109 Pero no es un contrato equiparable a los contratos
patrimoniales, y por eso considera que son justas las críticas que
ha hecho Bonecasse a la teoría contractualista del matrimonio,
señalando las grandes diferencias que existen entre el régimen
contractual y el régimen matrimonial.110 El matrimonio, dice este
autor, si bien es un contrato, también es algo más, es “ una forma
de vida; una vida en forma; y una forma que nace de la vida” .111
El contrato matrimonial, opina el autor, se asemeja más a los con-
tratos modernos en que las partes no tienen libertad para discutir
las reglas que lo regirán y simplemente se someten voluntariamen-
te, mediante su consentimiento, a un conjunto de reglas legales y
obligatorias que no pueden cambiar.112 En apoyo de esta tesis, cita
a Alvaro d’Ors, donde dice que el matrimonio es un contrato por-
que hay acuerdo de voluntades, pero que no pertenece al derecho
privado, sino al derecho público, ya que la voluntad de las partes,
lo único que hace, es colocarlas en una situación legalmente tipifi-
cada y no crear una relación de contenido variable.113
Como conclusión del capítulo, el autor afirma que dado el ca-
racter sui generis del matrimonio, no es posible “ adecuarlo a nin-
guna de las clasificaciones o sub-clasificaciones que los autores
han elaborado en relación con los contratos en general, pues si lo

109 Ibidem, p. 198: “ ...estamos de acuerdo que legalmente hablando se pueda y se


deba definir el matrimonio como un contrato...” ; p. 237: “ ...el matrimonio es y seguirá siendo
un acuerdo de voluntades y por lo tanto, en su forma preliminar, un contrato mismo” .
110 Ibidem, pp. 198 y ss.; p. 235: “ Es claro que el matrimonio-contrato no resiste un
análisis técnico comparativo como lo hace Bonecasse y como lo hemos hecho nosotros” .
111 Ibidem, p. 198. La frase arriba transcrita trasluce claramente la influencia del vita-
lismo de Recaséns Siches, que concibe, como Ortega y Gasset, la cultura como “ vida hu-
mana objetivada” .
112 Ibidem, p. 197.
113 Ibidem, p. 236, donde cita a D’ors, Álvaro, Una introducción al estudio del dere-
cho, Madrid, 1963, p. 50.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 69

hiciéramos incidiríamos en el error de estimar que las formas de


ellas son exactas en el contenido matrimonial” , y por eso rechaza
que el contrato pueda ser concebido únicamente como “ acto jurí-
dico condición; acto jurídico mixto; contrato de adhesión; estado
jurídico; acto de poder estatal, acto unión o convención en senti-
do técnico” .114
La consideración del matrimonio como institución, exami-
nando principalmente a Bonecasse y la teoría de Haouriou, lleva
a Magallón Ibarra a considerar el matrimonio ya no desde el pun-
to de vista de su constitución, sino desde la perspectiva del con-
junto de deberes y derechos que engendra entre los cónyuges, es
decir, del estado o situación matrimonial. Considera que las dis-
posiciones contractualista e institucionalista no se contradicen
entre sí, sino que se complementan. Para explicar su postura, se
sirve de la distinción, que recoge de la doctrina canónica, entre
matrimonio in fieri y matrimonio in facto esse. Matrimonio in
fieri (para realizar) indica la perspectiva que contempla cómo se
contrae el matrimonio, que corresponde a la teoría contractualista
que afirma que el matrimonio se constituye, como los contratos,
por el consentimiento; mientras que matrimonio in facto esse
(realizado) es lo que observa la perspectiva institucional, el con-
junto de derechos y deberes entre los cónyuges.115
La posición de este autor, más elaborada que la de cualquier
otro de los comentaristas del Código vigente, es la de afirmar
principalmente el carácter institucional del matrimonio: “ noso-
tros diremos institución de orden público, de la que deriva un
estado matrimonial y a la vez una situación conyugal” . Pero
añade, que así como el derecho canónico “ acepta y hasta subsu-
me la noción del contrato en la forma sacramental; igualmente
en el derecho civil, el contrato debe ser un presupuesto de la ins-
titución matrimonial” .116

114 Ibidem, p. 237.


115 Ibidem, p. 265.
116 Ibidem, p. 2.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

70 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

No hace comentarios sobre los deberes que surgen entre los


cónyuges por razón del contrato, ni sobre el concubinato ni el di-
vorcio.

D. Luis Muñoz

Luis Muñoz publica en 1971 su Derecho civil mexicano,117


en cuyo primer tomo trata el tema del matrimonio. Comienza su
exposición dando diversas nociones del matrimonio, tomadas de
otros tanto autores (sin citar la fuente), a las que califica de algu-
na manera. La concepción “ legalista” es la de Baudry Lacantine-
rie: “ el estado de dos personas de sexo diferente, cuya unión ha
sido consagrada por la ley” ; concepción histórico-sociológica de
Westermarck “ es el matrimonio una relación más o menos dura-
dera, entre el hombre y la mujer, que se prolonga más allá del
acto de la reproducción hasta después del nacimiento de la proge-
nitura” , o la concepción “ realista” de que es “ unión de dos per-
sonas de diferente sexo para la recíproca posesión de por vida de
sus cualidades sexuales” , o el concepto propio de quienes lo ven
como una sociedad indisoluble: “ sociedad civil libremente con-
traída entre dos personas de distinto sexo, para formar una unión
plena y perfecta e indisoluble entre ellas, complemento y conti-
nuación de la especie y regulada por las leyes civiles” . Cita otras
nociones más, pero no analiza ninguna.118
En cuanto a la naturaleza jurídica del matrimonio, dice que
puede ser contrato, convención jurídica, acto del Estado, institu-
ción o negocio jurídico bilateral. Tampoco analiza estas opinio-
nes. Afirma que el matrimonio en el Código Civil del Distrito Fe-
deral es un contrato porque el artículo 130 constitucional dice
que el matrimonio es un contrato civil.119 Sin embargo, transcribe
las objeciones de Rojina contra la naturaleza contractual del ma-
trimonio. Advierte que además de la regulación civil, existe la re-
117 Muñoz, Luis, Derecho civil mexicano I, México, 1971.
118 Ibidem, p. 397.
119 Ibidem, p. 398.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 71

gulación canónica. Afirma, sin explicación, que “ la generación,


el mutuo auxilio y la educación de la prole, son los fines del ma-
trimonio” .120
No trata acerca de los deberes y derechos entre cónyuges; ni
siquiera menciona lo que dice el Código. Al concubinato lo lla-
ma, como Rafael de Pina, “ matrimonio de hecho” . Tampoco opi-
na sobre el divorcio; simplemente enumera las causas previstas
en el Código y hace alguna explicación del procedimiento corres-
pondiente.

E. Julián Güitrón Fuentevilla

Publicó en 1972 un libro titulado Derecho familiar121 cuyo


título indicaba la intención del autor de considerar un derecho de
familia como rama autónoma, separada del derecho civil. Si bien
la obra no trata específicamente el tema del matrimonio, sí hace
algunos comentarios sobre las reglas de la materia establecidas
en el Código de 1928. Alaba la tendencia igualitaria entre los es-
posos que se da en el Código así como la eliminación de la dife-
rencia entre hijos legítimos y naturales.122 Critica la reglamenta-
ción que hizo el Código del divorcio y especialmente la
introducción del llamado divorcio administrativo, por considerar
que son las “ bases para terminar con la unidad familiar” .123 Co-
menta laudatoriamente las reformas de 1953 (bajo la presidencia
de Ruiz Cortínez) que dieron un paso más a favor de la igualdad de
la mujer con el varón.
Uno de los puntos importantes de su obra es la llamada a te-
ner una legislación federal sobre familia en toda la República.
Por eso critica que con la expedición del Código Civil de 1928 se
hubiera derogado la Ley de Relaciones Familiares, que en su opi-
nión podría haber continuado como una ley federal sobre la mate-
120 Loc. cit.
121 Güitrón Fuentevilla, J., Derecho familiar, México, 1972.
122 Ibidem, p. 127.
123 Ibidem, pp. 127 y 138.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

72 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

ria con vigencia en todo el país.124 Desde esta misma perspectiva


propone al final de su obra las bases para un código familiar, en
las que destaca la insistencia en que el legislador procure la
“ equiparación de ambos sexos” y anuncia que en un proyecto de
código que ha preparado ha establecido “ una igualdad absoluta
entre ambos cónyuges” ,125 en el mismo proyecto de código, dice,
ha considerado el matrimonio como acto solemne, en cuanto re-
quiere la presencia de un funcionario público; como contrato, en
tanto que hay un acuerdo de los cónyuges respecto de los bienes,
y como institución porque sitúa a los cónyuges en un estado de
vida sujeto a un conjunto de reglas jurídicas. No deja de llamar la
atención que reduzca el consentimiento conyugal exclusivamente
al acuerdo sobre los bienes. El proyecto de código familiar de
este autor, fue materia de un congreso que él mismo organizó
posteriormente, y del cual se da cuenta más abajo. Su idea de lo-
grar la absoluta igualdad entre varón y mujer inspiró las reformas
del Código de 1974.

F. Ignacio Galindo Garfias

Un año después (1973), Ignacio Galindo Garfias, publicaba


su Derecho civil. Primer curso.126 Al hablar del concepto del ma-
trimonio, dice que éste puede verse desde dos puntos de vista,
“ como acto jurídico y como estado permanente de vida de los
cónyuges” que procede del acto jurídico.127 Como estado civil, el
matrimonio supone un complejo de derechos y deberes organiza-
dos en relación a los “ intereses superiores de la familia” , que son
la procreación de los hijos y la ayuda mutua entre los cónyuges.
Estos fines, en su opinión “ exigen que la colaboración conyugal
sea permanente, prolongada mientras subsiste el lazo conyugal” .

124 Ibidem, p. 128.


125 Ibidem, p. 334 y 336.
126 Galindo Garfias, Ignacio, Derecho civil. Primer curso, México, 1973.
127 Ibidem, p. 441.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 73

La comunidad de vida entre el varón y la mujer la concibe


como “ un hecho natural que se impone al derecho” y que éste
simplemente protege, regula y asegura.128 Con esto, implica la
afirmación de que el matrimonio es una realidad natural inde-
pendiente del orden jurídico.
Sobre la naturaleza jurídica del matrimonio afirma que para
el derecho canónico el matrimonio es un sacramento, pero que
también lo contempla como “ un contrato de naturaleza indisolu-
ble” . Desde el punto de vista civil, cita las diversas opiniones que
Rojina había citado (contrato, institución, acto mixto, acto del po-
der estatal), sin pronunciarse en favor o en contra de una ni ex-
presar una postura propia.129
Los deberes entre los cónyuges los trata en su capítulo titula-
do “ El estado del matrimonio” , en congruencia con su idea de
distinguir el matrimonio como acto (consentimiento matrimonial)
y el conjunto de deberes o estado de vida que genera. Afirma que
los deberes entre cónyuges tienen “ un contenido fundamental-
mente moral” (en cursivas, en el original), y que el derecho sim-
plemente establece sanciones jurídicas para asegurar su cumpli-
miento.130 El conjunto de deberes que surgen del matrimonio
constituye una “ comunidad de vida (en cursivas en el original)
permanente entre los cónyuges” . Luego aclara que la permanen-
cia de los deberes matrimoniales no se identifica plenamente con
la indisolubilidad del matrimonio, pues considera que aunque “ es
de la naturaleza del matrimonio que el estado mismo sea durade-
ro y no fugaz o transitorio” puede ser disuelto por divorcio,
“ cuando proceda” .131
Clasifica los deberes entre cónyuges en tres: deber de cohabi-
tación, deber de fidelidad y deber de asistencia. Respecto del de-
ber de cohabitación, señala que después de la reforma de 1953, es
un deber de ambos cónyuges y que por domicilio conyugal se en-

128 Idem.
129 Ibidem, pp. 445-447.
130 Ibidem, p. 510.
131 Idem.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

74 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

tiende el lugar donde los cónyuges viven juntos, “ en donde han


convenido en establecer su común morada” .132 El deber de fideli-
dad lo considera como un deber esencialmente moral, que sólo
tiene una sanción jurídica en la sanción penal del adulterio y la
bigamia, o en que constituye una causal de divorcio; considera
que comprende el deber de los cónyuges de prestarse al acto con-
yugal o “ débito conyugal” , y el de abstenerse no sólo de relacio-
nes sexuales extramatrimoniales sino también de cualquier acto
que pudiera injuriar al otro cónyuge. El deber de asistencia recí-
proca considera que es “la síntesis y el resumen del concepto civil y
canónico del matrimonio” porque incluye el deber de cohabita-
ción, de fidelidad y el de darse todos los servicios que requieran
entre sí. Por eso, opina que la violación de este deber carece de
una sanción pecuniaria, y que la obligación de darse alimentos,
que sí tiene sanción jurídica, es sólo un aspecto de este deber más
amplio.
Explica que la igual consideración y autoridad que tienen los
cónyuges, de conformidad con el artículo 167, se debe a la “ reci-
procidad de las relaciones jurídicas entre los consortes que nacen
del matrimonio” , por lo que acepta, sin comentario, que los cón-
yuges de común acuerdo decidan lo relativo a la educación de los
hijos y administración de los bienes comunes. Acepta, también
sin comentario, que corresponda a la mujer principalmente el cui-
dado de los hijos y administración del hogar, y que pueda trabajar
cuando no perjudique aquella labor.
El divorcio vincular lo admite con muchas reservas. Por una
parte afirma que el matrimonio “ por su propia naturaleza debe
ser permanente” y que “ no puede aceptarse” que al contraer ma-
trimonio la voluntad de los consortes “ sea otra, distinta a la de
mantener la subsistencia del vínculo conyugal, durante toda su
vida, mediante el firme propósito de superar las contingencias
que por azares de la vida, amenacen el mantenimiento de ese víncu-
lo” . Y añade que “ el contenido de esa voluntad en el momento

132 Ibidem, p. 513.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 75

de la celebración del matrimonio, constituye una verdadera pro-


mesa de llevar a cabo hasta el final de la vida, ese propósito” .133
Pero más adelante afirma que cuando puede comprobarse que
“ ya no subsiste entre los consortes que pretenden divorciarse la
situación socio familiar de un verdadero matrimonio” , entonces
“ no puede pensarse que en este caso, la sociedad tenga interés en
mantener el vínculo jurídico” .134
Respecto del concubinato, lo distingue claramente del matri-
monio diciendo que “ el matrimonio produce plenitud de efectos
jurídicos, derechos y obligaciones, facultades y deberes, tanto en-
tre los cónyuges y con relación a los hijos; da lugar al parentesco
por afinidad y se proyecta sobre los bienes de ambos consortes;
en tanto que los efectos del concubinato reconocidos por la ley,
son limitados” .135

8. Conclusiones sobre el régimen revolucionario


del matrimonio en el periodo de 1914 a 1974

El régimen matrimonial de esta etapa puede llamarse revolu-


cionario, tanto por la forma en que fue expedido, como por su
contenido.
Los principales momentos de esta etapa son actos formal-
mente revolucionarios: los decretos que expide Carranza en 1914
admitiendo el divorcio vincular son decisiones de un grupo arma-
do. La Ley de Relaciones Familiares que expide el mismo Ca-
rranza es la decisión, como dice el preámbulo de la Ley, del “ pri-
mer jefe del ejército constitucionalista, encargado del Poder
Ejecutivo de la Nación” y no un acto legislativo institucional. In-
cluso se llegó a cuestionar la constitucionalidad de esta Ley, por-
que al momento de su expedición ya existía un congreso constitu-
cional debidamente instalado. No puede pasarse por alto que
estas decisiones, que afectan profundamente el régimen familiar
133 Ibidem, p. 543.
134 Ibidem, p. 547.
135 Ibidem, p. 451.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

76 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

del pueblo mexicano, lo mismo que la Ley del Matrimonio Civil


de 1859, fueron actos expedidos y sostenidos por grupos parcia-
les en momentos bélicos.
El régimen matrimonial liberal fue respetuoso de las costum-
bres vigentes en las familias mexicanas, por lo que no modificó
sustancialmente lo que desde hacía tiempo se practicaba, aunque
introdujo el elemento que permitiría el cambio revolucionario: el
principio de que el matrimonio es asunto del legislador. Con base
en este apoyo, el legislador revolucionario modifica profunda-
mente el régimen matrimonial.
El cambio principal fue la admisión del divorcio vincular.
Con esto se admite como matrimonio una unión que carece de
una de las propiedades o notas esenciales del mismo, lo que da
lugar a que la noción de matrimonio pierda precisión y que con
esa palabra puedan designarse uniones que no corresponden a la
esencia matrimonial. La relativización del concepto de matrimo-
nio, que se inicia con la afirmación de que existen dos matrimonios
posibles, el civil y el canónico, prosigue con la distinción de
otros dos tipos de matrimonio, el matrimonio disoluble (que se
identifica con el matrimonio civil) y el matrimonio indisoluble
(que se identifica con el matrimonio canónico). El divorcio vin-
cular no era una aspiración popular, ni estaba contemplado origi-
nalmente en el programa revolucionario. Es notable que el único
civilista mexicano que en la época defendió el divorcio vincular,
Couto, lo hace con apoyo en autores extranjeros, franceses, sin
citar ningún autor mexicano, y que no obstante la defensa teórica
que hace del divorcio, manifiesta sus dudas de que resulte benéfi-
co para la nación mexicana.136 La misma inseguridad manifiesta
la exposición de motivos de la Ley de Relaciones Familiares,
cuando afirma que el divorcio es una medida totalmente excep-
cional y extrema y que el ideal, es decir, lo mejor posible, es la
indisolubilidad del vínculo matrimonial. Sin embargo, el Código

136 Ver notas 49 y 52.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 77

de 1928 amplió las causales de divorcio y facilitó su tramitación


con el llamado divorcio administrativo.
La pérdida que significa el abandono de la indisolubilidad del
vínculo para la relación matrimonial quedó prácticamente evi-
denciada en una de las causas de divorcio que previó la Ley de
Relaciones Familiares, y que se ha conservado en la legislación
posterior,137 es causa de divorcio que uno de los esposos contrai-
ga una enfermedad grave o incurable y contagiosa así como la
impotencia sobrevenida; con esto, la ley autoriza que el cónyuge
sano abandone al enfermo, lo cual, incluso para un autor defensor
del divorcio como Ricardo Couto, es abiertamente contrario a la
naturaleza del matrimonio.138 Es ya algo próximo al repudio uni-
lateral.
La consideración del matrimonio como vínculo disoluble ló-
gicamente llevó a privilegiar el régimen patrimonial de separa-
ción de bienes en detrimento de la sociedad conyugal.
La Ley sobre Relaciones Familiares también modificó el
concepto tradicional del matrimonio al establecer, de acuerdo con
los textos constitucionales, que el matrimonio es un “ contrato ci-
vil” y no una “ sociedad” como decían los Códigos anteriores.
Esta idea incluso fue usada para justificar la introducción del di-
vorcio vincular, pues como los contratos se perfeccionan por el
libre consentimiento, también se deshacen por el libre consenti-
miento, y siendo el matrimonio un contrato que se perfecciona
por el consentimiento, por la misma razón puede deshacerse por
el consentimiento contrario de los esposos.
Sin embargo, la ley mantuvo el señalamiento de los fines
esenciales del matrimonio: la procreación y la ayuda mutua, así
como la idea de que tales fines son necesarios para la existencia
del matrimonio, por lo que dispone que cualquier condición con-
traria a los fines del matrimonio se tiene por no puesta (artículo
16) y que si uno de los cónyuges queda impedido para cumplir
los fines esenciales del matrimonio (artículo 76 fracción IV), éste

137 Ver artículo 267-VI del Código Civil para el Distrito Federal.
138 Couto Ricardo, op. cit., nota 60, pp. 434 y 435.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

78 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

puede disolverse. Cabe notar que estas dos reglas se daban en el


régimen tradicional del matrimonio, pero con un alcance distinto:
las condiciones contrarias a los fines del matrimonio tenían el
efecto de hacer nulo el matrimonio, porque se entendía que al po-
ner una condición de este tipo, los cónyuges no querían en reali-
dad casarse, y la incapacidad para cumplir los fines del matrimo-
nio era un impedimento para contraerlo, pero si la incapacidad
sobrevenía después de celebrado el matrimonio, no tenía ningún
efecto. El Código Civil seguirá con esa tendencia a debilitar la
importancia de los fines del matrimonio al omitir cualquier refe-
rencia expresa a ellos, aunque dejó subsistente el artículo relativo
a los pactos contrarios a los “ fines esenciales” del matrimonio.
La introducción del divorcio vincular también tuvo el efecto
de debilitar la noción del matrimonio como relación jurídica, que
genera obligaciones y derechos entre las partes, y de empezar a
considerarlo como mera unión de hecho. Así se manifiesta en los
argumentos divorcistas consistentes en la afirmación de que el
matrimonio termina de hecho cuando los cónyuges no conviven,
o no interactúan entre sí, aun cuando vivan bajo el mismo techo.
En ese argumento está implícita la idea de que el matrimonio es
la convivencia efectiva entre los cónyuges, y no la relación jurí-
dica o vínculo que hay entre ellos. Se perfila aquí la noción del
matrimonio de hecho o por comportamiento que se hará explícita
en los años siguientes.
La Ley sobre Relaciones Familiares introdujo también la idea
de que los contrayentes quedan unidos, ya no por su propio con-
sentimiento, sino que quedan “ unidos en nombre de la ley y de la
sociedad” por la declaración que hace el juez del Registro Civil
(artículo 3o., párrafo 2), con lo cual el matrimonio no aparece
como un acto privado que requiere publicidad, sino como un acto
que precisa del concurso del poder público para quedar debida-
mente formado. Esto también facilita la disolución del vínculo,
pues si éste se contrae por decisión del poder público, puede tam-
bién deshacerse por decisión del mismo poder, aunque no haya
consentimiento de los cónyuges. De aquí partirá la noción del

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 79

matrimonio como un acto administrativo, que se manifestará en


los años siguientes y que hará suya Rojina Villegas.
La tendencia favorable a la emancipación económica y jurí-
dica de la mujer, iniciada en el Código de 1884, recibió un fuerte
impulso en la Ley Revolucionaria que eliminó la incapacidad de la
mujer y la consideración del marido como su representante legíti-
mo, aunque mantuvo algunas normas proteccionistas, que poste-
riormente irían desapareciendo.
Las obligaciones y derechos entre los cónyuges, que anterior-
mente se definían considerando principalmente la potestad mari-
tal o poder del marido sobre la mujer, se modifican profunda-
mente a partir de la idea de que el marido y la mujer tienen en el
hogar “ autoridad y consideraciones iguales” y que de común
acuerdo decidirán todo lo relativo a la educación de los hijos y
administración de los bienes (artículo 43 de la ley). Esta igualdad
se irá ampliando al quitar en el Código el derecho de conceder
licencia a la mujer para que pueda trabajar y el derecho, en la
reforma de 1953, de fijar unilateralmente el domicilio. Sin em-
bargo, se mantiene la idea de que los cónyuges, aun siendo igua-
les en derechos y obligaciones, colaboran al matrimonio de ma-
nera diferenciada: el marido principalmente con el sostenimiento
económico y la esposa con el trabajo doméstico.
Al admitirse el concubinato como una unión con efectos ju-
rídicos y, por otra parte, eliminarse la distinción entre hijos legí-
timos y naturales, quedó abierta la posibilidad de entender,
como lo hace Rojina Villegas, que el matrimonio no es la base
de la familia, sino sólo una de las posibles formas de establecer
una familia. Esto también dará pie a reforzar la consideración
del matrimonio como convivencia efectiva, como el concubina-
to, en vez de verlo como vínculo u obligación jurídica.
En conclusión puede decirse que los cambios legales en ma-
teria matrimonial en esta etapa significaron el tránsito de una si-
tuación en la que se tenía una noción común del matrimonio, la
expresada en los códigos civiles de 1870 a 1884, a una situación
en la que se contemplan varios “ tipos” de matrimonio: civil o ca-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

80 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

nónico, disoluble o indisoluble y en la que se perfilan otras con-


cepciones del matrimonio: matrimonio de hecho o por comporta-
miento y matrimonio como acto administrativo. De la concepción
tradicional del matrimonio queda la referencia implícita (no ex-
plícita) de sus dos fines esenciales y de que se trata de una unión
entre un varón y una mujer.
En los autores de este periodo, puede observarse una preocu-
pación por discutir la naturaleza jurídica del matrimonio, lo cual
supone aceptar de antemano que el matrimonio es un acto o reali-
dad jurídica. En este punto, la legislación liberal había logrado su
principal propósito, el de secularizar el matrimonio y convertirle
simplemente en un acto jurídico, cuyo efecto y validez depende
de lo que digan las leyes. Contemplado el matrimonio como un
“ acto jurídico” , era natural que la doctrina se debatiera acerca de
qué tipo de acto jurídico era.
Rojina Villegas propone que el matrimonio, no obstante la
afirmación constitucional de que es un “ contrato” , es un acto
mixto y preferentemente un acto del poder público; le sigue Luis
Muñoz.
Rafael de Pina sostiene que es un contrato y considera que lo
esencial es el consentimiento de los cónyuges. Magallón Ibarra
coincide en esto y añade la consideración del contrato como insti-
tución o estado de vida, señalando que la consideración del ma-
trimonio como contrato y como institución no son contradictorias
sino complementarias. También Galindo Garfias afirma la esen-
cialidad del consentimiento conyugal y la complementariedad del
régimen institucional.139

139 En este contexto de discusión acerca de la naturaleza contractual del matrimonio,


conviene mencionar la obra (tesis doctoral) de Raúl Ortiz Urquidi, Matrimonio por com-
portamiento, México, 1955, en la que defendía la viabilidad, desde el punto de vista jurí-
dico, del artículo 70 del Código Civil de Tamaulipas que aceptaba que el matrimonio se
contraía por la convivencia y trato sexual continuado entre varón y mujer. Él argumentaba
que tal matrimonio por comportamiento era realmente un contrato consensual y que, por
lo tanto, era conforme con el artículo 130 constitucional, y que debía ser considerado váli-
do conforme a la legislación de Tamaulipas. La Suprema Corte de Justicia, conoció de un
caso en que una mujer solicitaba alimentos con base en un matrimonio así, y resolvió por
sentencia del 30 de abril de 1952 (citada por el autor en el libro pp. 18 y ss) que la petición

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN REVOLUCIONARIO DEL MATRIMONIO CIVIL 81

Se puede ver que en este periodo los autores llegan más o


menos a aceptar que desde el punto de vista jurídico, el matrimo-
nio es un contrato, por la manera en que contrae, pero también un
conjunto de deberes y derechos que constituyen un estado civil y
una institución o conjunto de normas impuestas y orientadas ha-
cia un fin público.
En cuanto a los deberes y derechos que surgen entre los cón-
yuges, ninguno de los autores discute la tendencia a igualar las
posiciones del marido y la mujer que introdujo la Ley de Relacio-
nes Familiares y continuó el Código, ni que se haya quitado al
marido, en la reforma de 1953, el derecho a fijar el domicilio
conyugal. Tampoco critican la repartición entre los deberes do-
mésticos, que tocan a la esposa y los de mantenimiento económico
de la familia que tocan al marido. Rojina Villegas tiene la posi-
ción de que todos los deberes conyugales son jurídicos, pues de
alguna manera están sancionados, al menos con la posibilidad
de entablar la acción de divorcio. Ninguno de los otros autores
hace una afirmación semejante y Galindo Garfias inicia una nue-
va posición al afirmar que buena parte de los deberes conyugales
son de orden moral. Rafael de Pina y Magallón se acercan a esta
posición cuando afirman que el matrimonio es una institución
“ natural” , que tiene regulación jurídica civil y canónica.
Los autores hablan de los fines naturales del matrimonio
como algo evidente, considerando que son la procreación y la
ayuda mutua, principalmente.
Todos estos autores ya aceptan el divorcio vincular como una
solución plausible para ciertos casos. Rojina y Rafel de Pina toda-
vía con reticencias, lo consideran un “ mal necesario” y advierten
contra el “ abuso” de los divorcios por causas insignificantes,
pero, en todo caso, dicen que el divorcio vincular es “ moral” . En
sus consideraciones sobre el divorcio, despunta en Rojina la idea

no procedía porque para que hubiera matrimonio se requería de una “ formulación expresa
de voluntad” . Un voto particular manifestaba su inconformidad porque la legislación de
Tamaulipas no exigía la declaración expresa, por lo que en su opinión habiendo consenti-
miento por el hecho de la convivencia había contrato y matrimonio.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

82 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

de que el matrimonio es esencialmente una convivencia afectuo-


sa, que termina cuando el afecto se hace imposible, idea que es
ciertamente incompatible con su posición de que el matrimonio
es principalmente un acto del poder estatal. Galindo Garfias, aun-
que parte de la idea de que el matrimonio en la intención de los
contrayentes debe contemplarse como un vínculo permanente,
acepta que no hay interés en mantener el vínculo cuando la situa-
ción entre los cónyuges ya no es la de un “ verdadero matrimo-
nio” , es decir, en una posición semejante a la de Rojina: la falta
de afecto matrimonial justifica la disolución del vínculo.
Respecto del concubinato, ninguno de los autores critica que
el legislador le haya reconocido efectos y aceptan la idea de que el
matrimonio es otra forma posible de matrimonio, el matrimonio
“ de hecho” . Rojina se anticipa a lo que los autores dirán poste-
riormente, que el matrimonio no es ya la única forma legal de
fundar una familia.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

III. El régimen postmoderno (1974-2000) . . . . . . . . . 83


1. La reforma de 1974 y reformas posteriores . . . . . 83
2. La doctrina civilística posterior a 1974 . . . . . . . 89
3. El nuevo Código Civil del Distrito Federal . . . . . 105
4. Conclusiones sobre este periodo . . . . . . . . . . 112

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

III. EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000)

La reforma constitucional del artículo 4o. aprobada a fines de


1974, marca el comienzo de una nueva manera de entender el
matrimonio, en la que se le concibe primordialmente como una
unión afectuosa o comunidad de vida ordenada principalmente a
la ayuda mutua de los cónyuges.

1. La reforma de 1974 y reformas posteriores

A. La reforma al derecho de familia

En sintonía con la celebración del Año Internacional de la Mu-


jer (1975) proclamado por la Asamblea de las Naciones Unidas, el
Congreso mexicano, durante la presidencia de Luis Echeverría, re-
formó el artículo 4o. de la Constitución general al igual que otras
leyes federales así como el Código Civil para el Distrito Federal.140
La reforma del artículo 4o. constitucional introdujo el actual
párrafo tercero, que establece “ el varón y la mujer son iguales
ante la ley” , y también el cuarto que dicta que “ toda persona tie-
ne derecho a decidir de manera libre, responsable e informada so-
bre el número y el espaciamiento de sus hijos” .
Este último párrafo, sin decirlo expresamente, afectó dos
principios fundamentales en torno al matrimonio. Al admitir la
Constitución que toda “ persona” puede decidir acerca de la pro-
creación, sin ninguna referencia al matrimonio, admite implícita-
mente que el matrimonio no es, como decía la Epístola de Mel-
140 Las reformas fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación, el 31 de
diciembre de 1974.

83

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

84 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

chor Ocampo, “ la única forma moral de fundar una familia” ,


puesto que cualquier “ persona” , independientemente de que sea
cónyuge o concubino, tiene derecho a decidir sobre la procrea-
ción. La disposición fue reproducida también en el Código Civil
(artículo 162 reformado) con la aclaración de que “ por lo que
toca al matrimonio, este derecho será ejercido de común acuerdo
por los cónyuges” . Con esta frase, y especialmente con la cláusu-
la restrictiva “ por lo que toca al matrimonio” , el Código confir-
ma que el matrimonio es sólo una entre otras posibilidades de
procrear.
El citado párrafo del nuevo artículo 4o. constitucional tam-
bién vulneraba, sin decirlo, el principio de que la procreación es
uno de los fines naturales del matrimonio y de que cualquier con-
dición o pacto contra él sería nulo. Cuando se admite que los cónyu-
ges deciden libremente acerca del número y espaciamiento de los
hijos parece admitirse que pueden decidir no tener hijos, máxime
cuando no existe en el Código de 1928, a diferencia de la legisla-
ción anterior, una disposición que señala que la procreación es un
fin esencial del matrimonio.
La declaración hecha en el nuevo párrafo tercero del artículo
4o. constitucional que dice que “ el varón y la mujer son iguales
ante la ley” , es una clara manifestación de la tendencia igualitaria
que se promovía entonces, la cual ya se había iniciado en Mé-
xico y que ahora fue nuevamente acogida en las reformas al Có-
digo Civil del Distrito Federal.141 El contenido principal de esta
reforma, en lo que al matrimonio concierne, fue la igualación de los
papeles de los cónyuges en el matrimonio. La tendencia a la igua-
lación entre los esposos no era nueva en México; fue expresada
abiertamente como razón de las modificaciones que hizo la Ley de
Relaciones Familiares al Código de 1884, de las que posterior-
mente se hicieron a esa Ley al expedirse el Código de 1928 y fue
también el motivo de la reforma de 1953, de modo que la reforma

141 El 31 de diciembre de 1974 fue publicado un decreto en el Diario oficial de la


Federación que reformó diversas leyes, entre ellas el Código Civil para el Distrito y Te-
rritorios Federales.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 85

del Código que entró en vigor en 1975 era simplemente continua-


ción de un proceso ya incoado.
La reforma afectó el régimen de las obligaciones conyugales
al suprimir el principio que conservaba el Código de 1928 de los
papeles diferenciados del esposo y la esposa. El artículo 164 re-
formado señalaba que ambos cónyuges contribuirán al sosteni-
miento económico de la familia y a la educación de los hijos,
pero que podrán distribuirse esta “ carga en la forma y proporción
que acuerden” . En consecuencia se modificaron o derogaron las
disposiciones (particularmente los artículos 164 y 168 anteriores)
que dictaban que al marido correspondía principalmente el soste-
nimiento económico y a la mujer el cuidado de los hijos. Con estas
reglas la ley renunciaba a definir el contenido de las obligaciones
matrimoniales y dejaba a los cónyuges la libertad de determinar-
lo. No obstante la renuncia, el citado artículo decía que los dere-
chos y obligaciones entre los cónyuges “ serán siempre iguales...
e independientes de su aportación económica al sostenimiento del
hogar” . La frase no tiene más valor que el de una declaración,
pues si los cónyuges acuerdan que se distribuyan la carga dejan-
do a uno principalmente el sostenimiento económico y a otro el
cuidado del hogar, como suele suceder en México, los derechos y
obligaciones no son realmente iguales.
En congruencia con la reforma de 1953 que dio a la mujer un
derecho a oponerse a la actividad del marido que lesionara la mo-
ral o la estructura de la familia, semejante al que tenía el marido
respecto de la mujer, se derogaron los artículos 170 y 171 y se
establecieron los derechos de uno y otra en un solo artículo, el
169. De conformidad con la no diferenciación de los papeles de
marido y mujer, se quita la posibilidad de que el marido se oponga
al trabajo de la mujer cuando descuida sus deberes domésticos.
Por otra parte, la reforma, siguiendo con la línea de la igual-
dad entre los esposos, modificó el artículo 1368 que se refería al
derecho de la concubina para recibir una pensión alimenticia, con
cargo a la herencia, a la muerte del concubino, para dar el mismo
derecho también al concubino.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

86 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

B. Reformas de 1983

El 27 de diciembre de 1983, durante la presidencia de Miguel


de la Madrid, se publicó en el Diario Oficial de la Federación
un decreto de reformas al Código Civil. La reforma complementó
la de 1953 que había señalado el deber de ambos cónyuges de
habitar en el domicilio conyugal, precisando ahora que el domici-
lio conyugal lo fijan ambos cónyuges de común acuerdo.
La relación conyugal se vuelve más frágil en tanto que se ad-
mite una nueva causal de divorcio en la nueva fracción XVIII
agregada al artículo 267, que permite a cualquiera de los cónyu-
ges solicitar el divorcio cuando han vivido separados por dos
años o más. La causa del divorcio es la mera separación, inde-
pendientemente de las razones o motivos que la hayan producido
o si es justificada o injustificada, por lo que el divorcio lo puede
pedir el cónyuge que permaneció en el domicilio o el que se se-
paró. En el fondo de la admisión de esta nueva causal de divorcio
late ya la idea de que el matrimonio, más que relación jurídica, es
una situación de hecho: la efectiva convivencia de los cónyuges,
de modo que la falta de ésta hace insubsistente el matrimonio.
La admisión del concubinato como una forma de constituir
una familia con efectos legales ganó terreno al reformarse el ar-
tículo 1635. Originariamente sólo la concubina tenía un derecho
a la sucesión legítima del concubino. En la reforma de 1975 se
admitió que la concubina y también el concubino tenían derecho
a una porción legítima en la sucesión hereditaria. En 1983 se ad-
mite que el concubino y la concubina tendrán en la sucesión legí-
tima los mismos derechos que los esposos.

C. Reforma constitucional de 1992

Al reformarse en 1992 el artículo 130 constitucional, se su-


primió la afirmación de que el matrimonio es “ un contrato civil”
e incluso se eliminó la referencia expresa al matrimonio (sexto
párrafo), y sólo se conserva la afirmación de que “ los actos del

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 87

estado civil” (sin precisar cuáles son) están bajo la “ exclusiva


competencia de las autoridades administrativas” y que tienen “ la
fuerza y validez” que las leyes les atribuyan. Se conserva así el
principio introducido en la Reforma, de que el matrimonio es
esencialmente un asunto que define el legislador, pero sin tener
ahora ni siquiera la limitación de considerarlo un contrato civil.
Como la materia familiar, y por lo tanto el matrimonio, se ha
considerado de competencia local, el poder legislativo de cada
estado de la federación tiene la facultad de legislar y definir sobre
la naturaleza y efectos del matrimonio, sin ninguna limitación y
sin ninguna orientación. Esto puede dar como resultado, si no es
que ya lo ha dado, que en un mismo país convivan concepciones
y regímenes jurídicos diversos y aun contradictorios en esta ma-
teria tan importante.

D. Reformas de 1994

Once años después se publicó en el Diario Oficial de la Fe-


deración del 6 de enero de 1994, un decreto de reformas al Códi-
go Civil que, respecto de las relaciones entre cónyuges, derogaba
los artículos 174 y 175 que establecían limitaciones a la capaci-
dad de contratar entre los esposos, especialmente el requisito de
la autorización judicial para que los esposos contrataran entre sí o
para que la mujer fuera fiadora del marido. Ahora los esposos, en
materia contractual, quedan en la misma situación que si no estu-
vieran casados.

E. Reformas de 1997

Bajo la óptica de prevenir la violencia dentro de las familias


o violencia familiar, se volvió a reformar el Código en 1997.142
La reforma se ocupa principalmente de lo relativo al ejercicio de
la patria potestad y custodia de los hijos, pero respecto de la rela-
142 Diario oficial de la Federación del 30 de diciembre de 1997.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

88 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

ción matrimonial introdujo dos nuevas causales de divorcio. Una


es la conducta de “ violencia familiar” practicada por cualquiera
de los cónyuges contra el otro o contra los hijos, y la otra es que
un cónyuge desobedezca las determinaciones que alguna autori-
dad administrativa o judicial haya ordenado para evitar que co-
meta actos de violencia familiar (fracciones XIX y XX del artícu-
lo 267). Las nuevas causales resultan muy amplias puesto que la
definición de violencia familiar que introdujo el Código es igual-
mente amplia. Se entiende por ella (artículo 323 ter) el “ uso de la
fuerza física o moral, así como las omisiones graves, que de ma-
nera reiterada ejerza un miembro de la familia en contra de otro
integrante de la misma, que atente contra su integridad física, psí-
quica o ambas independientemente de que pueda producir lesio-
nes” . Cabe observar que en esta definición la violencia familiar
no requiere que haya un atentado “ grave” a la integridad física o
psíquica de un miembro de la familia, lo único que se requiere es
que la conducta sea reiterada; esto contrasta con la causal XI pre-
vista en la redacción original del Código, aún en vigor, que se
refiere a un supuesto semejante, la “ sevicia, amenazas o las inju-
rias graves” entre cónyuges.
Vuelve a notarse en la reforma la tendencia a la equiparación
del matrimonio civil con el concubinato, en el mismo artículo que
define la violencia familiar al señalar que ésta es la que se da entre
personas que tengan una relación de “ parentesco, matrimonio o
concubinato” . Con lo cual se confirma la admisión implícita de
que el concubinato es un medio legal para fundar una familia.
Relacionada con esta reforma, está la modificación que se
hizo al Código Penal del Distrito Federal para tipificar el delito
de violencia familiar y también la tipificación del delito de viola-
ción entre cónyuges. Independientemente de la consideración de
que la violencia ejercida por un cónyuge sobre el otro para obte-
ner una relación sexual sea una conducta reprobable, la tipifica-
ción de esta conducta como una “ violación” (artículo 265 bis del
Código Penal para el Distrito Federal) implica un cambio en la
concepción de las obligaciones entre cónyuges. Anteriormente no

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 89

se hablaba de violación entre cónyuges porque pesaba la idea de


que los cónyuges, por mero efecto de la voluntad matrimonial, da-
ban su consentimiento a los actos necesarios para la procreación,
es decir, a la relación conyugal y que por lo tanto, estaban obliga-
dos a prestarla cuando el otro lo solicitara (a lo cual se llamaba
“ débito conyugal” , es decir deber conyugal), por lo que nunca la
relación entre cónyuges era sin el consentimiento virtual o tácito
de ambos, dado en el mismo momento de contraer matrimonio.
Ahora, al no tenerse claramente la procreación como un fin natu-
ral del matrimonio, no se puede entender que los cónyuges tengan
algún derecho sobre el cuerpo del otro ni que la relación conyugal
sea un deber y puede hablarse de “ violación conyugal” .

2. La doctrina civilística posterior a 1974

En el periodo no hay una obra monográfica sobre el matri-


monio; sólo obras generales. pero aparecen cinco libros especiali-
zados sobre “ derecho de familia” , que reflejan la concepción de
que esta rama jurídica debe independizarse del derecho civil y
constituirse como una rama más cercana al derecho público.
Aparte de las que se mencionarán posteriormente, en este periodo
se publicaron otras dos obras generales de derecho civil, una de
Raúl Ortiz Urquidi y otra de Guillermo Martínez Domínguez,
pero no tratan el tema matrimonial.143

A. Ramón Sánchez Medal

El mismo año de la reforma con motivo del año internacional


de la mujer, Ramón Sánchez Medal publicó un folleto titulado La
reforma de 1975 al derecho de familia144 en el que la critica fuer-
te y pormenorizadamente.
143 Ortiz Urquidi, Raúl, Derecho civil, México, 1977; Domínguez Martínes, G., Dere-
cho civil, México, 1990.
144 Sánchez Medal, R., La reforma de 1975 al derecho de familia, México, 1975.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

90 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

En primer lugar denuncia el modo ligero de legislar en una


materia tan importante. El decreto de reformas se presenta al con-
greso al final del periodo ordinario de sesiones, de modo que se
aprueba sin discusión y rápidamente, no obstante que se refor-
man, además del Código Civil, muchas otras leyes, y que en los
objetivos de la iniciativa se mencionaba el de “ promover me-
diante la eficacia transformadora del derecho, profundas modifi-
caciones en las estructuras mentales y sociales” .145
En cuanto a los aspectos del matrimonio que se han venido
considerando en este trabajo, el autor critica que el legislador, al
admitir que los cónyuges decidirán de común acuerdo acerca de la
procreación, desconoce el débito conyugal, pues cualquiera de
los cónyuges podría negarse a la relación corporal con el pretexto
de no querer procrear.146 Critica la eliminación del papel diferen-
ciado de los esposos, señalando que, al quitarse a la mujer la res-
ponsabilidad primaria por los deberes domésticos, se perjudica la
educación de los hijos y se da al juez, quien puede distribuir las
cargas entre los cónyuges si éstos no se ponen de acuerdo, una
intervención excesiva en los asuntos domésticos; esta misma eli-
minación del papel diferenciado de los esposos hace que en caso
de separación o divorcio, los hijos menores ya no se confíen pri-
mariamente a la madre y que el marido inocente, en caso de di-
vorcio contencioso, tenga derecho a una pensión alimenticia.147
Critica también que se haya dado al concubino el mismo derecho
a la pensión alimenticia en la sucesión testamentaria que tenía la
concubina; observa en ello un paso adelante para la equiparación
entre matrimonio y concubinato.148

B. Congreso Mundial sobre Derecho Familiar


Un evento importante para conocer el estado de la doctrina
mexicana, o de cierta parte de ella en torno al matrimonio, fue el
145 Ibidem, p. 10.
146 Ibidem, pp. 27 y ss.
147 Ibidem, pp. 29-40.
148 Ibidem, p. 52.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 91

Primer Congreso Mundial sobre Derecho Familiar y Derecho Ci-


vil,149 que tuvo lugar en Acapulco, del 23 al 29 de octubre de
1977, organizado por el Centro de Estudios Económicos y Socia-
les del Tercer Mundo, A. C., que había fundado el presidente
Luis Echeverría y promovido en particular por Julián Güitrón
Fuentevilla. El evento tenía como finalidad comentar un proyecto
de “ Código Familiar para el Distrito Federal” , es decir, algo así
como una nueva Ley de Relaciones Familiares de carácter fede-
ral. El artículo 69 del proyecto de Código Familiar150 definía así
el matrimonio: “ El matrimonio es una institución social y perma-
nente, por la que se establece la unión jurídica de un solo hombre
y una sola mujer, que con igualdad de derechos y obligaciones,
originarán el nacimiento y estabilidad de la familia; así como la
realización de una comunidad de vida plena y responsable” .
El concepto de matrimonio se precisaba en el artículo 70 que
indicaba que el matrimonio es “ un acto solemne, contractual e
institucional” ; solemne, por la presencia del juez del Registro Ci-
vil; contractual, “ porque hay consentimiento de los futuros espo-
sos en relación a un objeto: los bienes” ; e institucional, porque es
una institución social “ para crear la familia.”
En cuanto a los deberes conyugales que resultan del matri-
monio el proyecto de Código señalaba (artículo 104) los deberes
recíprocos de “ cohabitación, fidelidad, asistencia y comunidad
de vida” , pero no explicaba cada uno de ellos. Tenía en este as-
pecto las mismas reglas que el Código en vigor: deber de vivir en
el domicilio conyugal que se fija de común acuerdo, de distri-
buirse entre sí las cargas del sostenimiento económico y cuidado
de la familia. Conservaba la regla de que los cónyuges deciden
sobre el número y espaciamiento de sus hijos. El artículo 86 se-
ñalaba que el juez haría la declaración de quedar unidos en matri-
monio y leería la Carta familiar, que estipula que el matrimonio

149 Los trabajos se publicaron en Memoria del Primer Congreso Mundial sobre Dere-
cho Familiar y Derecho Civil, México, UNAM, 1978.
150 El proyecto de Código se encuentra reproducido en la Memoria; el artículo 69 en
la p. 91 y el artículo 70 en la p. 92.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

92 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

es lo que dice el artículo 69, y que los esposos asumen la respon-


sabilidad de alimentar y educar a los hijos (no hablaba de la res-
ponsabilidad de procrear), y que tendrán el “ derecho, con garan-
tía constitucional” para decidir sobre la procreación. Esta carta
mantenía la afirmación, que venía de la Epístola de Melchor
Ocampo, de que el matrimonio es “ el único medio moral... para
fundar la familia” (artículo 86 del proyecto).
En la idea del proyecto de Código de Familia se conservaba
el matrimonio como fundamento de la familia pero no se hablaba
expresamente de que el fin del matrimonio fuera la procreación.
Uno de los participantes en el congreso, Fernando Siliceo Cama-
cho, afirmó que era absurdo concebir el matrimonio como orien-
tado a la procreación: “ el matrimonio no se hizo para cohabitar y
perpetuar la especie, estas son fantasías, frases hechas, formalida-
des absurdas, existentes, inventadas por juristas...” ,151 si bien, por
el contexto, se infiere que la intención del autor era simplemente
decir que el matrimonio no se agota en la procreación pues hay
etapas en la vida en que ya no es posible procrear, debe destacar-
se el hecho de que se haya producido esta afirmación en la doctri-
na mexicana que posteriormente volverá a repetirse.

C. Antonio de Ibarrola
Tres años después de la reforma constitucional, Antonio de
Ibarrola publica su libro Derecho de familia152 en el que aporta
una visión del tema conforme con la moral cristiana. El capítulo
en que inicia el tratamiento del matrimonio se titula “ La sagrada
institución del matrimonio” .153 Ahí refiere diversas concepciones
del matrimonio y asume la posición de que el matrimonio “ no
fue instituido por obra de los hombres, sino por obra divina...; y
que, por lo tanto, sus leyes no pueden estar sujetas al arbitrio de nin-
gún hombre, ni siquiera al acuerdo contrario de los mismos cónyu-
151 Memoria del Primer Congreso Mundial sobre Derecho Familiar y Derecho Civil,
México, UNAM, 1978, p. 104.
152 Ibarrola, Antonio de, Derecho de familia, México, 1978.
153 Ibidem, p. 105.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 93

ges” .154 En consonancia con esa posición, propone que la ley me-
xicana, asumiendo la fe católica de la mayoría de la población,
reconozca que el matrimonio canónico produzca todos los efectos
civiles. Hace suya la crítica de Sánchez Medal a las reformas de
1975, especialmente en lo relativo a que niegan el llamado débito
conyugal, y dedica un capítulo a criticar el divorcio vincular por
considerarlo un instrumento que disgrega la familia y la socie-
dad.155 No trata el tema de los deberes entre los cónyuges.

D. Sara Montero Duhalt

En 1984 aparece el primer libro sobre el tema escrito por una


mujer: Derecho de familia156 de Sara Montero Duhalt, con el cual
irá ganando terreno la idea del matrimonio como una comunidad
de afecto.
Afirma que es “ imposible” hallar una definición o concepto
de matrimonio de validez universal. Hay tantos matrimonios
como culturas; esto puede verse desde muy diversos enfoques:
biológico, sociológico, ético, económico, religioso y “legal”. Desde
el punto de vista legal, considera que puede dar un concepto ge-
nérico del matrimonio: “ forma legal de constituir la familia a tra-
vés de la unión de dos personas de distinto sexo que establecen
entre ellas una comunidad de vida regulada por el derecho” .157
En este concepto, como dirá más adelante, lo esencial es “ esta-
blecer una comunidad de vida total y permanente entre dos perso-
nas de distinto sexo” .158
En cuanto a su naturaleza jurídica, reproduce las consideracio-
nes de que es un acto jurídico, un estado de vida y una institución,
pero señala que como acto jurídico es “plurilateral” porque se for-
ma por el concurso de las voluntades de los contrayentes pero ade-
154 Ibidem, p. 115.
155 Ibidem, pp. 233 y ss.
156 Montero Duhalt, Sara, Derecho de familia, México, 1984. Citaré en lo sucesivo
4a. reimp., 1990.
157 Ibidem, p. 98.
158 Ibidem, p. 122.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

94 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

más, como requisito necesario, con la voluntad pública expresada


por el oficial del Registro Civil, con lo cual se acerca a la tesis de
Rojina Villegas del matrimonio como acto “ mixto” .159 Acepta,
sin embargo, llamarlo contrato, advirtiendo que es un contrato
peculiar o sui generis.
La perpetuación de la especie ya no es un fin necesario del
matrimonio, “ pues son perfectamente válidos los matrimonios de
personas que por su edad, o particulares circunstancias, no pue-
den o no quieren procrear” .160 Por eso admite que los cónyuges
puedan hacer pacto de no procrear, no obstante que el Código
(artículo 147) diga que son nulos los pactos contra los fines esen-
ciales del matrimonio. En su opinión, el fin esencial es la comu-
nidad de vida, en la cual puede entrar o no la procreación. Como
consecuencia de esta posición el deber primordial entre los cón-
yuges es la ayuda mutua.161
En su opinión las consecuencias jurídicas (derechos y debe-
res) que surgen del matrimonio son, en primer lugar, el “ derecho
a la libre procreación” , que debe ejercerse de común acuerdo
pero que, advierte, puede dar lugar a graves problemas entre los
cónyuges si no están de acuerdo en ello. Menciona también el de-
ber de cohabitación en el domicilio conyugal, el deber de prestar-
se a la relación sexual “ independientemente de la procreación” ,
el deber de ayuda mutua que es “ quizá” el de “ mayor trascen-
dencia” , la fidelidad y la igualdad jurídica entre los esposos.
Al considerar el deber de ayuda mutua, acepta que la ley me-
xicana haya eliminado los papeles diferenciados de los esposos,
pero pide que se reconozca legalmente que el cónyuge que se de-
dica a los cuidados domésticos “ está contribuyendo económica-
mente al sostenimiento del hogar” , pues considera que la falta de
este reconocimiento hace que el cónyuge que cuida de la casa
tenga de hecho una posición inferior.162

159 Ibidem, p. 112.


160 Ibidem, p. 123.
161 Ibidem, p. 123.
162 Ibidem, p. 143.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 95

Cuando trata sobre el concubinato, hace una nueva reflexión


acerca de lo que es el matrimonio, considerándolo ya no como
acto jurídico libre, sino como “ la forma peculiar de regulación
jurídica de las relaciones sexuales” .163 Bajo este punto de vista,
en que el matrimonio aparece como una forma de regulación ex-
terna —y quizá arbitraria— de un impulso natural, afirma que el
matrimonio es “ la representación por excelencia de la opresión
femenina” , pero también de la opresión del varón. La autora qui-
siera que el matrimonio se sustentara simplemente en la “ persis-
tencia en el tiempo del amor de una pareja” y no en una “ obliga-
toriedad” (o, podría decirse, vínculo jurídico) impuesta por normas
sociales, éticas o jurídicas.164
En su opinión no hay una diferencia esencial entre matrimo-
nio y concubinato. Los dos son “ las únicas formas de entablar
relaciones sexuales lícitas” .165 Analiza los efectos jurídicos que
se han reconocido a los concubinos, considerando las reformas de
1974 y 1983, aceptando implícitamente como positivas, al no cri-
ticarlas, las reformas que incrementan los efectos jurídicos del
concubinato.
Sobre el divorcio tiene una posición ambivalente pero favo-
rable. Señala, por una parte, las diversas objeciones que se hacen
al mismo y llega a afirmar que “ va contra la ética, y éste es un
argumento irrebatible, porque lesiona gravemente los derechos de
terceros: los hijos cuando los hay” .166 Sin embargo, sostiene que
es un “ mal necesario” , y que el divorcio no es “ en sí mismo in-
moral” , sino más bien la solución a una convivencia que se ha
vuelto inmoral; cuando entre los cónyuges no existe el afecto,
sino “ indiferencia, desprecio, rencor o agresión” , “ de hecho ya
no son matrimonio” y el “ lazo legal” debe romperse.167 Esta
conclusión es congruente con la posición de que el matrimonio

163 Ibidem, p. 162.


164 Ibidem, pp. 162 y 163.
165 Ibidem, p. 163.
166 Ibidem, p. 199.
167 Ibidem, p. 201.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

96 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

consiste esencialmente en la convivencia afectuosa y armónica


entre los esposos.

E. Alberto Pacheco

En su obra La familia en el derecho civil mexicano,168 publi-


cada en 1984, este autor contempla el matrimonio desde una pers-
pectiva diferente a la acostumbrada en la doctrina mexicana. En
vez de partir del texto legal, para luego hacer su interpretación y
crítica, Pacheco afirma que el matrimonio “ es una institución na-
tural, con fines propios, que no quedan a la voluntad de los contra-
yentes sino que aceptado el matrimonio se imponen a los mismos
contrayentes” . Desde esta perspectiva hace su estudio dividiéndo-
lo en dos apartados: en el primero estudia el matrimonio “ como
institución natural” , es decir “ como institución derivada de la na-
turaleza del hombre, haciendo abstracción de los aspectos religio-
sos del matrimonio” , y en el segundo estudia el matrimonio en el
derecho civil mexicano “ para considerar si se ajusta o no al matri-
monio natural” .169
Explica el matrimonio natural dividiendo su estudio en estos
aspectos: los fines, las propiedades, los elementos y los efectos
del matrimonio. Considera que el matrimonio tiende naturalmen-
te a ciertos fines, que son la procreación y educación de los hijos
(que son los fines “ primarios” o principales) y la ayuda mutua y
el remedio a las pasiones sexuales de los cónyuges (fines secun-
darios). La unión conyugal dirigida a esos fines tienes como ca-
racterísticas necesarias o “ propiedades” la unidad y la indisolu-
bilidad, sin las cuales no es posible que la unión entre varón y
mujer cumpla los fines naturales del matrimonio.170
Al referirse a los elementos del matrimonio, trata de la capa-
cidad de los contrayentes, que en general depende de su aptitud
para lograr los fines del matrimonio y luego del consentimiento,
168 Pacheco, Alberto, La familia en el derecho civil mexicano, México, 1984, p. 210.
169 Ibidem, pp. 60 y 61.
170 Ibidem, pp. 67-70.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 97

que es la causa eficiente del matrimonio. El consentimiento debe


versar sobre la persona de los cónyuges, pero también sobre “ la
materia misma del matrimonio” , es decir, la unión para procrear
y ayudarse mutuamente, por lo que no habría consentimiento ma-
trimonial cuando se excluyeran explícitamente alguno de los fi-
nes naturales del matrimonio, por ejemplo la procreación o la
educación de los hijos; tampoco lo habría cuando se excluyen ex-
presamente alguna de las propiedades esenciales (unidad, indiso-
lubilidad), por ejemplo, declarando expresamente la posibilidad
de disolverlo.171
El efecto principal del matrimonio es “ el vínculo que se for-
ma entre los cónyuges cuyo contenido son derechos y deberes
para ambos” . Este vínculo o relación jurídica es aquello en que
consiste el matrimonio. Por eso dice que la causa del matrimonio
es el consentimiento pero su esencia es el vínculo jurídico.172 Los
derechos y deberes que comporta el vínculo matrimonial son
iguales para ambos cónyuges y recíprocos, y se resumen en los
siguientes deberes: a) deber de cohabitación, que implica el de
vivir en el domicilio conyugal, pero también el deber de cada
cónyuge (y derecho correlativo) de colaborar a los actos propios
para procrear (o débito conyugal); este deber otorga al otro cón-
yuge un “ derecho al cuerpo” exclusivo, aunque limitado a los ac-
tos necesarios para la procreación, pero derecho efectivo que vie-
ne sancionado por el castigo del adulterio; la existencia de este
derecho al cuerpo del cónyuge es lo que impide afirmar que pue-
da darse el delito de violación entre cónyuges. El débito conyugal
y el correlativo derecho al cuerpo le parecen “ con seguridad, el
principal y más importante efecto del matrimonio” 173 y lo que
distingue al matrimonio del concubinato; b) el deber de fidelidad
que implica la abstención de relaciones sexuales extramatrimo-
niales, y c) el deber de asistencia recíproca, que implica el soste-
nimiento económico (ayuda material) y la ayuda espiritual.

171 Ibidem, pp. 73-76.


172 Ibidem, p. 74.
173 Ibidem, p. 84.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

98 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

Al analizar la legislación civil mexicana, sostiene174 que aun-


que la legislación mexicana no lo señale expresamente, es “ de
sentido común” que el consentimiento matrimonial implica que
ambos cónyuges quieran, al menos implícitamente, los fines na-
turales del matrimonio: la procreación y la ayuda mutua. En con-
secuencia opina que un consentimiento en el que se excluyera ex-
plícitamente la procreación no sería suficiente para constituir un
matrimonio. Critica el artículo 182 que dice que son nulos los
“ pactos” que hagan los cónyuges contra los fines naturales del
matrimonio, porque debería decir que es nulo el matrimonio que
se hiciera con un pacto así.175
La práctica que se usa en México de que las parejas celebran
un matrimonio civil y luego un matrimonio religioso, le parece
criticable al considerar que el consentimiento conyugal se otorga
una sola vez, de modo que de esos dos “ matrimonios” resulta
que uno es verdadero y el otro, por lo general el matrimonio civil,
un matrimonio simulado.176
En cuanto a los deberes que resultan del matrimonio, considera
que el Código reconoce implícitamente el débito conyugal en el ar-
tículo 162 que dice que los cónyuges deben colaborar a los fines del
matrimonio, pues siendo la procreación uno de estos fines, los cón-
yuges han de colaborar para su logro, pero critica la reforma de
1974 del mismo artículo que estableció que en cuanto a la procrea-
ción los cónyuges decidirán de común acuerdo, porque implica que
si uno de los cónyuges no quiere procrear se puede negar a la unión
corporal, es decir, la reforma desconoce el débito conyugal. En con-
secuencia, afirma “...esa infeliz reforma, prácticamente ha igualado
el matrimonio en el Código Civil mexicano al concubinato”.177 El
deber de vivir en el mismo domicilio le parece que está insufi-
cientemente regulado, porque es fácil que los cónyuges se pon-
gan de acuerdo respecto del primer domicilio conyugal, pero difí-

174 Ibidem, p. 104.


175 Ibidem, p. 105.
176 Ibidem, p. 108.
177 Ibidem, p. 118.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 99

cil para los cambios posteriores, lo cual hace necesaria la inter-


vención del juez; opina que sería mejor que el código dejara a
uno de los cónyuges la facultad de señalar el domicilio en caso de
desacuerdo.178 El deber de fidelidad considera que lo contempla
la legislación mexicana al sancionar penalmente el adulterio y la
bigamia. De la ayuda mutua que se deben los cónyuges entre sí,
señala que comprende la obligación de darse alimentos, que tiene
sanción jurídica y además toda la ayuda moral que puede ser muy
variada en forma y contenidos, la cual excede el ámbito jurídico.
Concentra su estudio en esa ayuda material que se deben los es-
posos y critica la reforma de 1974 que suprimió el papel diferen-
ciado de los esposos para establecer que los cónyuges decidirán
de común acuerdo sobre la carga económica, máxime que la mu-
jer puede ya trabajar sin requerir la autorización de su marido.
Esto, dice, “ lleva a la consecuencia, nada favorable por cierto
para la mujer, de que ésta puede trabajar fuera del hogar, y debe
también contribuir a los gastos del hogar” .179
Respecto del divorcio este autor, congruente con la posición
de que la indisolubilidad es propiedad esencial del matrimonio, lo
critica abiertamente, pero explicando en primer término las razo-
nes que justifican que el matrimonio es indisoluble, que son las
siguientes: que el consentimiento dado por los cónyuges crea un
vínculo jurídico que no puede deshacerse por la voluntad contra-
ria, que sólo la indisolubilidad permite el cabal cumplimiento de
los fines matrimoniales y que la sociedad y el bien común tienen
interés en la estabilidad de las familias y el bien de los hijos. Si
una pareja, afirma, se casa sin la intención de que la unión sea
indisoluble, su acto no constituiría un verdadero matrimonio sino
un “ concubinato con acta del Registro Civil” .180
Hace ver la evolución que ha tenido en general el sistema de
divorcio, que comienza siendo un régimen de excepción (el di-
vorcio como sanción) que paulatinamente va otorgándose en nue-

178 Ibidem, p. 119.


179 Ibidem, p. 121.
180 Ibidem, p. 153.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

100 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

vos supuestos (divorcio remedio) hasta llegar al divorcio por mu-


tuo consentimiento y con facilidades de procedimiento. En esta
evolución anticipa que el siguiente paso es el divorcio por deci-
sión unilateral o repudio, lo cual, advierte, en cierto modo ya exis-
te en la legislación mexicana que permite (artículo 267 fracción
XVIII, introducida en 1984) el divorcio por la sola separación del
domicilio conyugal, no importa si justificada o injustificada, por
más de dos años, de suerte que el cónyuge que abandona el domi-
cilio conyugal tiene, pasado el tiempo, el derecho a exigir el di-
vorcio.181

F. Manuel Chávez Asencio

El mismo año (1984) que los de Montero Duhalt y Pacheco,


este autor, publica otro libro sobre derecho de familia titulado La
familia en el derecho.182 Chávez Asencio procura hacer un libro
que comprenda, explique y sistematice todos los derechos y de-
beres que surgen en la familia, de modo que sigue un orden que
se separa totalmente del orden del Código Civil.
Adopta183 una definición de familia muy amplia: una “ comu-
nidad humana de vida que tiene una finalidad propia y supraindi-
vidual,” que “ se integra con los progenitores (o uno de ellos) y
con los hijos (incluyendo los adoptados) a quienes se pueden in-
corporar otros parientes” , que “ viven en un domicilio común” .
También acepta que la familia puede “ constituirse con parien-
tes” , lo cual hace pensar que se trata de parientes que no son en-
tre sí ascendientes y descendientes, como una “ familia” en que
vivan puros hermanos o hermanos con primos. En todo caso,
concibe que las relaciones familiares se “ originan de los estados
jurídicos” , que son el matrimonio, el concubinato, la filiación y
el parentesco. Bajo esta idea, es familia la comunidad de la ma-
181 Ibidem, p. 161.
182 Chávez Asencio, Manuel, La familia en el derecho. Derecho de familia y relacio-
nes jurídicas familiares, México, 1984.
183 Ibidem, pp. 215 y 216.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 101

dre soltera con su hijo, o la de hermanos que viven juntos, lo mis-


mo que la que resulta del matrimonio o del concubinato.184
No tiene un capítulo específico sobre el matrimonio, pero lo
trata parcialmente en diversos lugares de la obra. En el capítulo
donde trata de los “ actos y hechos jurídicos familiares” , afirma
que el matrimonio es un acto jurídico “plurilateral y mixto”, porque
requiere el consentimiento de los cónyuges pero también necesa-
riamente la declaración del juez y que por su celebración es un
acto solemne. Su efecto es “ crear un estado familiar” que com-
prende un conjunto de deberes y derechos de carácter patrimo-
nial.185
El concubinato, no obstante que lo considera una “fuente” del
derecho familiar, lo separa del matrimonio al definirlo como “un
hecho voluntario”, mientras que el matrimonio es un acto jurídico;
añade que es un hecho “ilícito”, pero sólo desde el punto de vista de
que carece de la forma legal por lo que, no obstante su ilicitud, ge-
nera una serie de derechos y deberes entre los concubinos.186
En el capítulo titulado “ El deber jurídico familiar” trata los
deberes que resultan del matrimonio, que en su opinión son: 1) el
débito conyugal, que aunque no está expresamente reconocido
por el Código, lo entiende implícito en el artículo que dice que
los cónyuges han de cooperar a los fines del matrimonio; en con-
secuencia piensa que por el consentimiento cada cónyuge da al
otro un derecho sobre su cuerpo; opina que la procreación es un
fin del matrimonio, al que alude el Código en su artículo 147, que
prohíbe establecer una condición contraria a la procreación, y en
el artículo 162 que dice que los cónyuges decidirán de común
acuerdo sobre la procreación. Afirma que el fin primordial del

184 A lo largo de la obra, el autor repite esta idea de las diversas fuentes de la familia:
al hablar de las fuentes de las relaciones jurídicas familiares (p. 233) menciona matrimo-
nio, concubinato, madre soltera, parentesco y otras; al hablar de las fuentes del “ estado de
familia” (p. 257) menciona otra vez matrimonio, concubinato, procreación y otras; las fa-
milias, dice “ se constituyen no sólo por el matrimonio, sino también por el concubinato,
el amor libre y con las madres solteras” (p. 390).
185 Ibidem, p. 320.
186 Ibidem, p. 327.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

102 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

matrimonio, que incluye la procreación, es “ el amor conyugal en


toda su plenitud” .187
Los otros deberes derivados del matrimonio son: 2) la fideli-
dad, 3) la vida en común, es decir en el domicilio conyugal; 4) la
ayuda mutua; no critica la igualación de los papeles de varón y
mujer, pero propone que se reconozca el trabajo doméstico como
aportación económica; 5) el deber de los esposos de dialogar en-
tre sí; 6) el de respetarse como personas, y 7) el de ejercer con-
juntamente la potestad sobre los hijos.188

G. Jorge Mario Magallón Ibarra


Había publicado en 1965 una monografía sobre el matrimo-
nio, de la que se dio cuenta arriba, en la que lo consideraba como
sacramento, institución y contrato. En 1988 publica su tercer
tomo de las Instituciones de derecho civil 189 en el que trata nue-
vamente del matrimonio, así como del concubinato y el divorcio.
Lo que dice acerca del matrimonio es fundamentalmente lo mismo
que expuso en la monografía precedente. Lo que hay de nuevo en
esta obra, para los efectos de este trabajo, son sus consideracio-
nes acerca del concubinato y el divorcio. Del primero opina que
es una forma de convivencia semejante al matrimonio, aunque de
rango inferior, algo así como un matrimonio de segunda.190 El di-
vorcio lo aprueba como un medio para resolver una situación de
discordia conyugal, una especie de bisturí que corta un lazo de por
sí podrido.191

H. Alicia E. Pérez Duarte


Publica en 1990 un pequeño libro (73 páginas) titulado Dere-
cho de familia,192 que tiene la peculiaridad, en comparación con
187 Ibidem, pp. 351 y 352.
188 Ibidem, pp. 352-362.
189 Magallón Ibarra, Jorge Mario, Instituciones de derecho civil III, México, 1988.
190 Ibidem, p. 337.
191 Ibidem, p. 428.
192 Pérez Duarte, Alicia Elena, Derecho de familia, México, 1990.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 103

las otras obras analizadas, de utilizar consideraciones y conceptos


sociológicos para analizar la naturaleza del matrimonio.
Afirma que la familia se forma originalmente por la pareja de
padres y los hijos, es decir, a partir del matrimonio o del concubi-
nato, pero que también deben considerarse familia la que se inte-
gra por un progenitor y sus hijos, como la de una madre soltera y
sus descendientes. A pesar de que considera el concubinato como
una forma ordinaria de fundar la familia, lo distingue del matri-
monio al juzgar el primero, no como un acto jurídico, sino como
un “ hecho con consecuencias jurídicas” .193
El análisis del matrimonio lo inicia citando una definición so-
ciológica (de Salvador Giner) según la cual es “ una relación esta-
ble de cohabitación sexual y domiciliar, entre un hombre y una
mujer, la cual es reconocida por la sociedad como una institución
domiciliar y educativa de la prole que pueda surgir” .194 Quizá,
pues no lo dice expresamente, por considerar que lo esencial del
matrimonio es el reconocimiento social, llega a afirmar que el ma-
trimonio es simplemente una “ estructura a través de la cual se pre-
tende organizar la sexualidad de hombres y mujeres y la crianza
de los hijos” .
Considera también la discusión (contrato, institución, estado)
sobre la naturaleza jurídica del matrimonio, adoptando una posi-
ción como la mayor parte de los autores: que en cuanto a la forma
de constituirlo, puede decirse que el matrimonio es un contrato
sui generis, porque depende del consentimiento de los cónyuges,
y además solemne; el efecto de tal acuerdo es crear un estado de
vida, que está regulado por un conjunto de reglas social y jurídi-
camente establecidas, es decir, por una institución.
La idea del matrimonio como estructura social o forma de
control de la sexualidad la lleva a tomar una posición crítica, se-
mejante a la de Sara Montero Duhalt, ante los fines y deberes que
resultan del matrimonio. Los fines del matrimonio, opina, “ no
pueden ser naturales, pues corresponden a una institución jurídi-

193 Ibidem, p. 31.


194 Ibidem, p. 20.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

104 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

ca, por tanto, creada por una sociedad” .195 Según ella, los fines
que ahora se atribuyen al matrimonio, procreación y ayuda mu-
tua, son simplemente los fines que los grupos de poder han logra-
do establecer socialmente. Bajo esta perspectiva de que los fines
se imponen a los contrayentes, concluye que el matrimonio (tanto
el canónico como el civil) es una “ institución... que crea una es-
tructura de poder que somete a la mujer ofreciéndole una cierta
seguridad económica en tanto dura la crianza, a cambio de cierta se-
guridad para el varón acerca de la procedencia de la prole, pero
que no sólo no asegura la felicidad de ninguno de los involucra-
dos en la relación conyugal, sino que cierra las posibilidades de
que cada pareja busque sus propias vías para alcanzar su plenitud,
pues es una institución en que, por decreto social, la pareja debe
darse hijos(as) y además guardarse entre sí fidelidad... además de
cohabitar y ayudarse mutuamente” .196
La autora esperaría una evolución hacia una igualdad del va-
rón y la mujer “ dentro de marcos de mayor libertad” . Lamenta
que todavía pese “ sobre la pareja la expectativa social de la pro-
creación” y el deber de fidelidad, pues aunque el Código no lo
señala expresamente, lo cual, dice la autora, “ nos haría pensar en
que el legislador de 1928 tenía en mente una institución abierta
en lo que se refiere a las relaciones internas de la pareja” , sin em-
bargo, castiga el adulterio.197
Se entiende que con la concepción del matrimonio como es-
tructura de poder impuesta a la pareja, la autora sea proclive a
facilitar el divorcio. Ella inicia el tratamiento del tema con una
“ discusión ética en torno al divorcio” , pero no da argumentos
éticos, sino que ella los toma de la psicología. Dice que el divor-
cio como institución “ no puede ser calificado en términos de
bueno o malo” , y por consiguiente tampoco vale decir que es un
mal necesario. La cuestión es si es útil a la sociedad. Ella dice
que es útil porque aporta “ un principio de solución” a los con-

195 Ibidem, p. 25.


196 Ibidem, p. 29.
197 Ibidem, p. 30.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 105

flictos familiares. Desde esta perspectiva, afirma que es preferi-


ble el divorcio voluntario, que permite resolver el conflicto entre
los esposos sin complicaciones afectivas y opina que el divorcio
voluntario de tramitación rápida, el llamado divorcio administra-
tivo, que procede cuando no hay hijos, debería extenderse al su-
puesto de que los hijos ya fueran mayores de edad.198

3. El nuevo Código Civil del Distrito Federal

En el año 2000, la Asamblea de Representantes del Distrito


Federal, dominada por una mayoría de representantes del Partido
de la Revolución Democrática, expidió un nuevo Código Civil,
cuyo contenido en materia matrimonial me parece que es una
consecuencia o desarrollo de haber excluido la procreación como
fin del matrimonio.

A. Concepto de matrimonio
El Código nuevo propone una definición del matrimonio en
su artículo 146, que estipula literalmente:

Matrimonio es la unión libre de un hombre y una mujer para reali-


zar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto,
igualdad y ayuda mutua con la posibilidad de procrear hijos de
manera libre, responsable e informada. Debe celebrarse ante el
Juez del Registro Civil y con las formalidades que esta ley exige.

La noción o concepto de matrimonio expresada ahí se puede


ir precisando analizando cada uno de sus diversos elementos y re-
lacionándolos con otros artículos de la reforma que implican un
concepto de matrimonio.
La primera frase dice que el matrimonio es “ unión libre” .
Esto se entiende en el sentido de unión voluntaria, mas no de
unión informal, puesto que al final de la misma definición se dice
198 Ibidem, pp. 51 y 52.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

106 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

que debe celebrarse ante el juez y con las formalidades de ley.


Con esto se relaciona el nuevo artículo 35 que dice que corresponde
al juez del Registro Civil “ autorizar los actos del estado civil” ,
de modo que el matrimonio, siendo uno de los actos del estado
civil, no se contrae válidamente sin la “ autorización” del juez.
Añade que es unión “ de un hombre y una mujer” , con lo cual
mantiene como nota esencial del matrimonio la unicidad de los
cónyuges y la heterogeneidad sexual, de las cuales provienen la
unidad del matrimonio.
El matrimonio consiste en una unión que tiene como fin “ rea-
lizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto,
igualdad y ayuda mutua” .
Así entendido, en el matrimonio se da la posibilidad de la
procreación pero no es un fin esencial. Esto significa que puede
haber matrimonio sin que los cónyuges tengan la intención de
procrear, lo cual coincide con ciertas políticas demográficas que
estimulan las uniones sin hijos. Pero las reformas van todavía
más lejos, pues establecen (artículo 156, penúltimo párrafo) que
la impotencia no es un impedimento para contraer matrimonio si
el otro cónyuge la conoce y acepta, lo cual implica que la unión
sexual entre varón y mujer tampoco es un componente esencial
del matrimonio.
En conclusión, el nuevo concepto de matrimonio se reduce a
la unión voluntaria y formal entre un varón y mujer para vivir en
el mismo domicilio y ayudarse económicamente, con o sin pro-
creación, con o sin unión carnal. Es el matrimonio entendido
como comunidad de afecto al que aspiraban las autoras arriba re-
feridas. Es también una unión “ libre” , como dice el artículo cita-
do, pues no se entiende que exista un deber permanente de los
cónyuges, pues basta con que uno se separe del domicilio conyu-
gal por más de un año, para que cese el deber de convivir. Ya está
muy cerca de la concepción pagana antigua en que el matrimonio
era una simple situación de hecho. Lo único que queda de vínculo
jurídico en el matrimonio del código actual es el deber de darse
alimentos, que puede perpetuarse una vez disuelto el matrimonio.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 107

B. Derechos y obligaciones entre los esposos

Se continúa en el presupuesto, establecido previamente en el


Código de 1928 con las reformas de 1974, de la plena igualdad
entre varón y mujer, sin diferenciación de derechos y deberes ni
de papeles o roles familiares.
Los derechos y deberes se definen en relación al concepto de
matrimonio como una “ comunidad de vida” . Esta comunidad
de vida parece significar una vida en el mismo domicilio, ya que
es obligación de los cónyuges (artículo 163) vivir en el mismo
domicilio pues el mero hecho de que los cónyuges no vivan en el
mismo domicilio (sin importar la causa de ello) por más de un
año, es causa para que cualquiera de ellos demande el divorcio
(artículo 267-IX). Los objetivos específicos de esa comunidad de
vida son por demás ligeros: sólo procurarse (ni siquiera darse)
“ respeto, igualdad y ayuda mutua” . Son semejantes, aunque no
iguales, a los deberes que el nuevo artículo 138 sextus señala para
los familiares en general: “ observar entre ellos consideración, so-
lidaridad y respeto” . A la luz de estos artículos puede interpretar-
se el contenido del primer párrafo, no reformado, del artículo 162
que dice que los cónyuges “ están obligados a contribuir cada uno
por su parte a los fines del matrimonio y a socorrerse mutuamente” ;
los “ fines del matrimonio” serían procurarse “ respeto, igualdad
y ayuda mutua” .
No hay artículos que definan o den contenido a la obligación
de “ procurar respeto” , y mucho menos a la de “ procurar igual-
dad” (que parte implícitamente del supuesto de que los cónyuges
no son iguales por lo que se entiende que deban procurar igualar-
se). En cambio, la obligación de ayudarse o socorrerse mutuamen-
te sí tiene contenido jurídico, determinado en el artículo 164 que
señala que deben contribuir económicamente al sostenimiento del
hogar, a su alimentación y a la de sus hijos, distribuyéndose las
cargas en la proporción que ellos acuerden. El acuerdo que al res-
pecto puedan hacer los cónyuges llega ahora a plantearse como si
fuera un acuerdo contractual de intercambio de bienes y servicios

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

108 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

(semejante a un contrato de prestación de servicios), ya que el nue-


vo artículo 164 bis aclara que el trabajo en el hogar o el cuidado de
los hijos se estimará como “contribución económica al sostenimien-
to del hogar”, de modo que podría plantearse que la aportación eco-
nómica de uno ha de ser equitativa en relación al trabajo doméstico
del otro, casi como si fuera un pago de servicios.
Se repite, con el espíritu de la reforma de 1974, que los cónyu-
ges decidirán de común acuerdo lo relativo al número y esparci-
miento de sus hijos, pero ahora se agrega que tienen derecho, estan-
do ambos de acuerdo, a emplear “cualquier método de reproducción
asistida, para lograr su propia descendencia” (artículo 162).

C. Divorcio
Se introducen (artículo 267) nuevas causas de divorcio.
Aparte de la ya citada de la separación del domicilio, con o sin
causa justificada por más de un año, ahora se contemplan estas
otras: el uso no terapéutico de sustancias, lícitas o ilícitas, que
produzcan efectos psicotrópicos, si amenazan arruinar la familia
o son motivo de continua desaveniencia entre los esposos (frac-
ción XIX); el empleo de métodos de fecundación asistida sin
consentimiento del otro cónyuge (fracción XX), o el que un cón-
yuge le impida al otro practicar cualquier actividad lícita (frac-
ción XXI), lo cual está redactado en términos tan amplios, que
podría ser hasta la oposición a que el marido practique un deporte
o que la esposa se reúna periódicamente con sus amigas para ju-
gar barajas.
El procedimiento para el divorcio contencioso se facilita, al
señalar el artículo 271 que los jueces, respecto de todas las causa-
les de divorcio, “ están obligados a suplir la deficiencia de las
partes en sus planteamientos de derecho” .

D. Concubinato
Ante el debilitamiento del matrimonio como vínculo jurídico,
el concubinato gana terreno. El nuevo Código introduce un capí-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 109

tulo especial sobre concubinato (capítulo XI) en el título quinto


“ Del matrimonio” . Tal ubicación indica la intención del legisla-
dor de considerar el concubinato como una forma de matrimonio;
de lo contrario se podía haber hecho un título especial sobre el
concubinato, con un capítulo único, a la manera que hizo el título
cuarto bis “ De la familia” con un capítulo único. Esta interpreta-
ción la corrobora el que en dicho título “ cuarto bis” sobre la fa-
milia, se estipula (artículo 138-quintus) que las relaciones fami-
liares surgen de parentesco, matrimonio o concubinato; de modo
que es exactamente igual la familia fundada en un matrimonio que
la fundada en un concubinato. En el mismo sentido, el artículo
294 afirma que el parentesco por afinidad se establece por matri-
monio o por concubinato.
El concubinato se constituye por el hecho de que el varón y
la mujer, sin impedimentos para contraer matrimonio, vivan “ en
común en forma constante y permanente por un periodo mínimo
de dos años” , o sin tal plazo si tienen un hijo en común (artículo
291 bis). No hay concubinato si existen dos o más uniones de este
tipo. Aquí la reformas solo reduce el plazo de convivencia de cinco
años, que preveía el anterior artículo 1635, a sólo dos.
El concubinato genera entre los concubinos “ derechos ali-
mentarios y sucesorios” , además de los que reconozcan otras le-
yes (artículo 291 quater). No se especifica qué derechos alimen-
tarios, por lo que quizá haya que suponer que son los mismos que
tienen los cónyuges entre sí (ver artículo 164). En cuanto a los
derechos sucesorios, son los mismos que tienen los cónyuges en-
tre sí (ver artículos 1602 y 1635). Estos mismos derechos ya los
reconocía el código anterior, pero la reforma introduce una afir-
mación nueva, según la cual entre los concubinos regirán “ todos
los derechos y obligaciones inherentes a la familia, en lo que le
fueren aplicables” (artículo 291 ter). No se precisa cuáles sean
esos derechos y obligaciones, pero como se refiere a la “ familia”
y las reformas introducen un nuevo título sobre la familia, cabría
pensar que se refiere a los derechos y obligaciones que están pre-
vistos en ese título; pero ahí no habla de derechos y obligaciones,

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

110 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

sino sólo del deber moral de los familiares de observar entre sí


“ consideración, solidaridad y respeto recíprocos” (artículo 138
sextus). Si se interpretara que el artículo 291 ter se se refiere a los
derechos y obligaciones de los cónyuges, entonces se aplicarían a
los concubinos todo el régimen de los cónyuges, lo cual parece
absurdo, pues sería eliminar toda diferencia entre ambas uniones.
Al terminar el concubinato (artículo 291 quintus), se da al
concubinario que carezca de bienes suficientes para su sosteni-
miento, acción para exigir una pensión alimenticia al otro por el
mismo tiempo que duró el concubinato, siempre que no entre en
otro concubinato ni contraiga matrimonio. El requisito es simple-
mente la carencia de bienes suficientes y que no haya desarrolla-
do alguna conducta que demuestre “ ingratitud” .
No hay diferencia entre el contenido esencial de la relación
matrimonial y el del concubinato. En ambos casos se trata de una
relación entre varón y mujer, con o sin hijos, con o sin cópula, en
un mismo domicilio y con la obligación de darse alimentos y pro-
curarse respeto. La obligación alimentaria que al extinguirse el
matrimonio se mantiene a favor del cónyuge que carece de bienes,
ahora también se extiende a favor del concubino que está en el
mismo caso. Los derechos que derivan de ambas relaciones son en
gran parte iguales: los hijos de matrimonio o de concubinato son
hijos legítimos con los mismos derechos; el parentesco por afini-
dad se contrae tanto por matrimonio como por concubinato; los
derechos hereditarios de los cónyuges y de los concubinarios son
iguales. No hay tampoco ninguna diferencia entre la familia que
surge del matrimonio y la que surge del concubinato. La diferen-
cia que señalaban los autores referidos de que el matrimonio es un
acto o estado jurídico y el concubinato un mero hecho ya no puede
sostenerse, toda vez que los derechos y deberes entre los cónyu-
ges, con relación a los hijos y respecto de la sociedad son práctica-
mente los mismos. La diferencia principal es ya únicamente for-
mal: hay unión con acta del Registro Civil (matrimonio) o sin acta
(concubinato).

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 111

Hay sin embargo dos diferencias prácticas entre concubinato y


matrimonio, que no son necesariamente ventajas para el matrimo-
nio. La principal diferencia es que el matrimonio es un acto formal
(no obstante que la definición de matrimonio dice que es “unión li-
bre”) y el concubinato es un acto que se cumple sin formalidad al-
guna, simplemente con la voluntad de ambos de vivir juntos en un
mismo domicilio; pero tanto la unión matrimonial como la unión
concubinaria producen los mismos efectos jurídicos entre los con-
trayentes (obligación de darse alimentos) y respecto de los hijos y
los parientes; la disolución de la unión es posible en ambos casos,
pero la disolución del vínculo conyugal requiere de un acto formal,
el divorcio aprobado o dictado por el juez, mientras que la unión
concubinaria se disuelve por la mera separación voluntaria; la situa-
ción, una vez disuelta la unión, del contrayente que carece de bienes
o de medios para trabajar está más asegurada en el matrimonio, pues
tiene derecho a una pensión alimenticia (y quizá a una compensa-
ción por el trabajo doméstico) mientras no contraiga nuevo matri-
monio o adquiera bienes suficientes, mientras que en caso de concu-
binato, tiene derecho a la pensión sólo por un tiempo equivalente al
que duró el concubinato.
La otra diferencia es que el matrimonio requiere un régimen
sobre los bienes (sociedad conyugal o separación de bienes) y el
concubinato no lo requiere, de modo que la situación patrimo-
nial de cada concubino es exactamente igual que si no estuviera
unido.
Estas dos diferencias pueden, en muchos casos, ser sentidas
por la mentalidad individualista hoy predominante como desven-
tajas del matrimonio: la formalidad del matrimonio no da apre-
ciables ventajas respecto del concubinato pero sí dificulta y enca-
rece su disolución y el régimen matrimonial de separación de
bienes resulta confuso en comparación con la nítida separación
de bienes entre los concubinos.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

112 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

E. El régimen de bienes

Respecto de los bienes, el nuevo Código mantiene lo posibi-


lidad de optar por el régimen de separación de bienes o el de so-
ciedad conyugal, pero parece considerar, sin establecerlo clara-
mente, que el régimen preferente es el de la sociedad conyugal.
El artículo 179, en el capítulo de disposiciones generales sobre el
régimen de bienes, dice que la administración de los bienes (sin
precisar cuáles) “ deberá recaer en ambos cónyuges salvo pacto
en contrario” . De aquí puede inferirse que el legislador prefiere
el régimen de sociedad conyugal, pero la inferencia no es segura.
Hay además otra disposición que viene a hacer en ciertos ca-
sos nugatorio el régimen de separación de bienes y a establecer
una especie de sociedad de gananciales, semejante a la sociedad
legal de los primeros Códigos. Dice el artículo 289 bis que en
caso de divorcio, el cónyuge que se haya dedicado durante el ma-
trimonio “ preponderantemente al cuidado del hogar y, en su
caso, al de los hijos” podrá demandar del otro una “ indemniza-
ción de hasta el 50% del valor de los bienes que hubiera adquiri-
do durante el matrimonio” . Esto es casi como considerarlo socio
hasta en un 50% de las utilidades pero sin tener responsabilidad
por las deudas. Ciertamente que la disposición no establece que
siempre habrá de darse tal “ indemnización” , pero sí deja al juez
la facultad de decidir caso por caso el monto de la misma.

4. Conclusiones sobre este periodo

El régimen matrimonial de esta etapa que he llamado post-


moderno se caracteriza por considerar el matrimonio como una
mera comunidad de vida entre un varón y una mujer, sin más
obligación que la de proporcionarse alimentos y vivir en un mis-
mo domicilio. El matrimonio prácticamente es considerado como
una situación de hecho que termina en cuanto la convivencia se
interrumpe por más de un año.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EL RÉGIMEN POSTMODERNO (1974-2000) 113

La discusión doctrinaria sobre la naturaleza jurídica del ma-


trimonio (contrato, institución, estado civil, etcétera) terminaba
en este periodo, dando por aceptado que el matrimonio participa
de esos tres caracteres que no son contradictorios entre sí, sino
complementarios. Pero nuevamente la intervención legislativa
trastocará el concepto de matrimonio para llevarlo a la sola co-
munidad de vida.
La reforma de 1974, al proponer el derecho de cada persona a
decidir sobre la procreación vino a poner en crisis el concepto del
matrimonio civil. La doctrina asume dos posiciones bien diferen-
tes. Por una parte, Sánchez Medal, De Ibarrola, Pacheco y, mode-
radamente, Chávez Asencio, mantienen la idea de que el matri-
monio está orientado a la procreación y que por consiguiente los
cónyuges tienen un derecho recíproco al cuerpo del otro en orden
a realizar el acto conyugal, que es también un deber (débito con-
yugal). De ahí que critiquen la reforma y se esfuercen por demos-
trar que el matrimonio contemplado en el código civil incluye la
procreación como uno de sus fines esenciales.
Por otra parte, las dos autoras citadas (Montero Duhalt y Pé-
rez Duarte) sostienen, a partir de una perspectiva sociologista,
que el matrimonio legal es sólo una estructura social impuesta en
orden a regular la sexualidad de las personas. La procreación les
parece que puede ser o no un fin de la pareja, de modo que no es
un elemento esencial sino accesorio. La reforma tampoco les sa-
tisface porque les parece corta, por el hecho de dejar implícita la
procreación como un fin del matrimonio. Se pronuncian por en-
tender el matrimonio simplemente como una comunidad afectiva.
Las reformas que se producen posteriormente, la introduc-
ción de la causal de divorcio por separación (1983) y la tipificación
de la violación conyugal (1997) van en este último sentido.
Vale la pena notar que la doctrina mexicana nunca se expresó
en contra de la emancipación de la mujer de la potestad marital,
ni de su equiparación de derechos con el marido, pero sí se mues-
tra en contra de la eliminación de los roles diferenciados que se
dio en las reformas de 1974. Sánchez Medal, De Ibarrola y Pa-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

114 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

checo la criticaron, considerando que se perjudica la educación


de los hijos. Montero Duhalt y Pérez Duarte, en cambio, la acep-
tan, y la primera propone, con el fin de proseguir en la equipara-
ción de los sexos, que el trabajo doméstico, que por lo general lo
desempeña la mujer, se considere como aportación económica al
hogar, como finalmente sucederá en el nuevo Código del Distrito
Federal.
La diferencia del matrimonio con el concubinato se va difu-
minando gracias a un doble movimiento: uno aligera progresiva-
mente el contenido de las obligaciones y derechos derivados del
matrimonio y el otro incrementa los del concubinato. Si bien to-
dos los autores reconocían una diferencia entre el matrimonio
como “ acto jurídico” y el concubinato como “ hecho” , ahora, en
el nuevo Código del Distrito Federal, el concubinato ya no puede
verse como una mera “ situación de hecho” , pues ya supone un
estado civil, que genera parentesco, derechos y obligaciones ali-
mentarias y derechos sucesorios. Hay incluso ventajas prácticas
(informalidad, seguridad patrimonial, etcétera) del concubinato
respecto del matrimonio civil.
Una característica interesante en los autores de este período
es la de recurrir a perspectivas extrajurídicas para analizar el ma-
trimonio. Pacheco es el más consistente al invocar una perspecti-
va ética, la del matrimonio como institución natural, y desarrollar
un concepto y régimen matrimonial congruente. Pérez Duarte
propone una perspectiva sociológica, pero de ella no deriva un
régimen jurídico.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

IV. Epílogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115


1. Resultados de la evolución del matrimonio civil . . 115
2. El error del matrimonio civil . . . . . . . . . . . . 117
3. Hacia el matrimonio natural . . . . . . . . . . . . 119

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

IV. EPÍLOGO

Propongo aquí a manera de síntesis algunas conclusiones que


pueden derivarse de la consideración de la evolución del régimen
civil del matrimonio en México, y apunto una dirección en la que
podría fundarse un nuevo régimen civil del matrimonio, sabiendo
que es solamente la indicación de una dirección en la que podrá
abundarse posteriormente en otros estudios.

1. Resultados de la evolución del matrimonio civil

La evolución del matrimonio civil mexicano va en el sentido


de su progresivo debilitamiento. Comienza siendo un matrimonio
entendido como unión indisoluble, legítima, de interés público,
para la realización de dos fines esenciales, que son la procreación
y la ayuda mutua. Termina siendo considerado como una unión
temporal, de carácter privado, entre varón y mujer para ayudarse
mutuamente.
Me parece que los pasos decisivos en esta evolución fueron
los siguientes:
1) la Ley del Matrimonio Civil de 1859 que estableció el ma-
trimonio como un asunto político, cuya validez y efecto depende
de la voluntad del legislador; 2) la introducción del divorcio vin-
cular con los decretos de Carranza en 1914 y luego en la Ley de
Relaciones Familiares, con lo que se debilita la noción de los de-
beres conyugales (que constituyen el vínculo); 3) la supresión de
la diferencia entre hijos legítimos y naturales, operada en el Có-
digo Civil de 1928, que suprime la idea de que el matrimonio es
la única forma moral de crear una familia y que permite el creci-
miento de la importancia del concubinato; 4) la introducción del
115

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

116 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

“ derecho” a decidir sobre la procreación en la reforma de 1974,


que lleva a la supresión de la procreación como un fin esencial
del matrimonio en el Código de 2000.
Al término de esta evolución tenemos en síntesis el siguiente
régimen matrimonial. El matrimonio es sólo una entre las varias
formas legales de constituir una familia. La esencia del matrimo-
nio es una convivencia afectiva y efectiva en un mismo domici-
lio, sin que esté abierta necesariamente a la procreación. El deber
primordial entre los esposos es el de contribuir económicamente
al sostenimiento de la casa común. El matrimonio puede terminar
por la sola separación por más de un año. Sus diferencias con el
concubinato son mínimas y quizá el régimen jurídico del concu-
binato resulte más práctico en muchos casos.
El matrimonio legal actual no puede ser considerado ya una
institución de interés público, pues en vez de estar orientado a la
procreación y educación de los hijos, que son fines de interés so-
cial, se orienta definitivamente al mero provecho económico y
afectivo de los cónyuges. No se justifica por lo tanto que tenga un
régimen jurídico especial.
Esta evolución que cambia fundamentalmente el concepto le-
gal del matrimonio y de la familia se da en una espacio de tiempo
muy reducido, de apenas 142 años (1859-2000). Pudo ser posible
gracias a que se introdujo la idea de que el matrimonio es, como
dice el artículo 130 constitucional, un acto jurídico cuya naturale-
za y efectos los definen las leyes. Estas son expresión de la vo-
luntad política, que es algo siempre cambiante de acuerdo con los
intereses del momento y el equilibrio del poder.
Los cambios legislativos tienen, entre otros, el efecto de ir
modificando las opiniones de los autores cuando no tienen un
fundamento independiente de los contenidos legislativos. Al con-
siderarse el matrimonio como un asunto legislativo, los autores
inútilmente tratan de encontrar la naturaleza del matrimonio en
las disposiciones legales y discuten afanosamente sin llegar a for-
mar una opinión común. Comienzan abandonando el concepto de
sociedad o alianza y considerando el matrimonio como un “ con-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EPÍLOGO 117

trato” , pero no igual a los demás sino sui generis; dicen primero
que es un contrato indisoluble y luego que es disoluble; otros más
dicen que es contrato pero también institución o conjunto de re-
glas que forma un estado de vida; otros dicen que no es contrato
sino un acto del poder estatal. Finalmente algunos abandonan la
noción de contrato y de acto jurídico y lo consideran como una
mera comunidad de vida o comunidad afectiva.
Otro ejemplo de vulnerabilidad de la doctrina que no tiene
más asidero que la ley es el divorcio vincular, que habiendo sido
introducido de manera revolucionaria y como una medida excep-
cional, termina siendo aceptado por casi toda la doctrina, primero
como un mal necesario y luego como un remedio saludable.

2. El error del matrimonio civil

Al contemplar en conjunto esta evolución, se advierte el pro-


fundo error del liberalismo de considerar el matrimonio como
asunto del legislador. Si se ve con cuidado el alcance de esta afir-
mación, se observa que no tiene nada de liberal, en el mejor sen-
tido de esta palabra. Si el matrimonio es lo que la ley dice, y la
ley es cambiante por su propia naturaleza, el matrimonio no tiene
una realidad independiente u objetiva que el legislador deba reco-
nocer y respetar y es solo una creación del legislador cambiante
como la propia ley. Si el legislador es quien sabe lo que es el ma-
trimonio y el matrimonio está necesariamente asociado al amor
humano, está implícito que el legislador es también quien sabe
qué es el amor humano, cuál es su contenido y cuáles sus propie-
dades, y por eso, mediante la ley, puede “ ilustrar” las mentes y
actitudes de los ciudadanos y enseñarles cuál es el verdadero ma-
trimonio. El principio introducido por la Ley del Matrimonio Ci-
vil de 1859 permitió al legislador imponer una ética matrimonial
a la población, ¿y puede haber algo más antiliberal que la imposi-
ción de una ética con apoyo del poder público?
La imposición legislativa de la ética matrimonial es algo que
confirman los hechos históricos. La ley de 1859 se expide en mo-

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

118 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

mentos de guerra civil y sus principios y contenido se establecen


como preceptos constitucionales y disposiciones de una ley orgá-
nica de la constitución al término de la guerra civil, por medio de
un congreso dominado por el partido liberal. Los decretos divor-
cistas y la Ley de Relaciones Familiares se expiden en un mo-
mento de euforia revolucionaria, sin que hubiera en la doctrina
precedente una tendencia para admitir el divorcio o para igualar
los papeles de los esposos; más bien, lo que sucede es lo contra-
rio, que el legislador “ ilustrado” decide modificar la estructura
conyugal de acuerdo a una ideología que le parece debe imponer
a toda la sociedad. El Código de 1928 suprime la distinción entre
hijos legítimos y naturales y admite el concubinato como forma
de constituir la familia, cuando la opinión común, que se siguió
expresando cuando se celebraba la ceremonia del matrimonio ci-
vil, era que el matrimonio era la “ única forma moral” de fundar
una familia. La supresión de los papeles diferenciados entre va-
rón y mujer, operada en la reforma de 1974, no la pedía ninguno
de los autores examinados, salvo Julián Güitrón Fuentevilla que
estaba estrechamente ligado con el presidente en turno, Luis
Echeverría, a quien le dedica su libro llamándolo “ líder de mi pa-
tria” ; tampoco había precedentes para introducir el “ derecho” a
la procreación, pues nunca antes nadie había dudado que los cón-
yuges libremente decidían sobre sus hijos, pero entendían que se
casaban para procrear, de modo que esto era un fin esencial del
matrimonio, aun cuando no fuera siempre efectivamente logrado.
La reforma de 1974 responde claramente a la opinión pública y
presión internacional y no a iniciativas nacionales; se expide tam-
bién con la intención revolucionaria de “ promover mediante la
eficacia transformadora del derecho profundas modificaciones en
las estructuras mentales y sociales” , y fue operada por un congre-
so totalmente sumiso al Poder Ejecutivo. Finalmente, el régimen
matrimonial del código actual, contradice la opinión de la mayo-
ría de los autores analizados y sólo responde a las posiciones me-
nos elaboradas de dos autoras; fue aprobado por una asamblea le-
gislativa dominada por su ideología partidista.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

EPÍLOGO 119

3. Hacia el matrimonio natural

Para recuperar el sentido propio del matrimonio, de modo de


valorarlo como un estado de vida que perfecciona a los esposos y
que hace al bien común la aportación excelente que son los hijos;
como un modo de vida por el que vale la pena sufrir, como un
camino gozoso no obstante los muchos obstáculos, como un tipo
de vida cuya contemplación entusiasme a los jóvenes y cuya rea-
lización dé paz a los ancianos, es necesario superar la idea de
que el matrimonio es un acto o institución jurídica-legal, y recu-
perarlo como un acto personal, esencialmente ético, cuya natura-
leza y efectos están determinados por la propia naturaleza espiri-
tual y comunitaria del ser humano.
La naturaleza del matrimonio no hay que buscarla en las pa-
labras de la ley, sino en la esencia del amor humano. El matrimo-
nio es el amor humano más perfecto que hay. Bajo esta perspecti-
va ética, que me parece la científicamente correcta, resulta
absurdo decir que es un acto jurídico, una institución, un acto del
poder estatal o una estructura social de control de la sexualidad.
El matrimonio surge de la voluntad de los contrayentes, pero no
de cualquier voluntad, sino únicamente de la voluntad que expre-
sa el compromiso de cada uno de procurar el bien integral del
otro, lo que implica la apertura a la procreación y el desarrollo de
la paternidad o la maternidad, durante toda su vida.
El vínculo o compromiso que surge entre los cónyuges por
efecto de la manifestación de su voluntad matrimonial genera de-
beres de justicia. Es un principio elemental de justicia que las
promesas deben ser cumplidas, e igualmente las promesas matri-
moniales. Al manifestar su voluntad matrimonial, los contrayen-
tes asumen el deber de cumplir lo que prometen; no es que el de-
ber esté por encima del amor, de la voluntad matrimonial, sino
que el deber es el fruto y sello del amor. Porque así lo quisieron,
los esposos no sólo se aman sino que tienen el deber gustoso y
libremente asumido de amarse toda la vida.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/ziQano

120 EL MATRIMONIO CIVIL EN MÉXICO (1859-2000)

Los deberes que resultan del matrimonio, si bien todos son


deberes de justicia pues implican el cumplimiento de una prome-
sa, no todos tienen que estar sancionados por el poder público
para asegurar su cumplimiento. Es evidente, por poner un caso,
que el deber de los esposos de prestarse a la unión conyugal no es
un deber, aunque sea de justicia, que tenga que ser sancionado
por el poder público. En cambio, el deber de los esposos de darse
alimentos sí es conveniente que tenga una sanción social. Esto
hace ver la necesidad de distinguir entre los deberes matrimonia-
les aquellos que han de seguir siendo deberes morales, sin san-
ción pública, y aquellos otros que sí la requieren, a los que podría
llamarse deberes jurídicos en estricto sentido.
Esta consideración del matrimonio como una realidad ética,
fundada en la esencia del amor humano y no en los convenciona-
lismos sociales ni en las palabras legales, ha de ser el punto de
partida para un tratamiento jurídico y legislativo del matrimonio
que permita superar la ambigüedad y el desprestigio en que ha
caído el matrimonio civil. No es un planteamiento nuevo, ni aje-
no a nuestra tradición jurídica, pues ésta en su mayoría ha reco-
nocido y reconoce el matrimonio como una realidad o institución
natural.

DR © 2004. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas

Anda mungkin juga menyukai