Doña Ramona y Laura Inés ambas Mora Aravena solicitan en juicio de partición al
tribunal que determinaran quienes con los interesados en la partición y cuáles son los
derechos que corresponden a cada uno de ellos.
la Juez Titular del juzgado de letras de Parral, resuelve que respecto del único bien
objeto de la partición consistente en el predio rústico ubicado en Perquilauquén, comuna de
Parral le corresponden a cada uno de los comuneros las siguientes cuotas: a) un 50% a las
hijas naturales y b) un 50% al cesionario Joel Hernández Pacheco, quien le transmitió los
derechos en la sucesión de Ramón María Mora Gutiérrez a sus herederos: 1.- A su cónyuge
sobreviviente a quien le corresponde 2/5 del 50% que le corresponde en la herencia quedada
al fallecimiento de Ramón María Mora Gutiérrez, y; 2.- A sus 4 hijos, les toca a cada uno 1/5
del 50% que le corresponde en la herencia quedada al fallecimiento de Ramón María Mora
Gutiérrez.
Que esta sentencia fue aclarada con fecha 09 de julio de 2014 en el sentido de precisar
que a la cónyuge sobreviviente de don Joel Hernández Pacheco le toca 2/6 del 50% que le
corresponde a este último en la herencia quedada al fallecimiento de Ramón María Mora
Gutiérrez, y que a los hijos de don Joel Hernández Pacheco, cesionario, les toca a cada uno
1/6 del 50% que le corresponde a este último en la herencia quedada al fallecimiento de don
Ramón María Mora Gutiérrez.
Bien sabemos que en este caso el causante fallece con anterioridad a la vigencia de la
ley 19.585 del año 1998, y al momento del fallecimiento del causante se produjo la apertura
de la sucesión siendo aplicable como legislación vigente los antiguos artículos del Código
Civil que deducían reglas completamente distintas para las bajas generales de la herencia y
para al mismo tiempo deducir las porciones correspondientes para el cónyuge sobreviviente
y al tratamiento de los hijos naturales.
A simple vista esta sentencia puede llegar a hacer creer al lector que específicamente
la situación de las hijas naturales del causante se vio beneficiada ante la aplicación de la
normativa antigua, pero en realidad el principal objeto en cuestión para poder aumentar las
porciones que le correspondería a cada heredero no se debió a la aplicación de una normativa
antigua si no que se omitió la disposición testamentaria expresa del causante que designa
como herederas universales a las hijas naturales. Por esta misma razón, habiendo aplicado la
legislación antigua o la actual, siempre tuvo que haberse considerado por el abogado partido
de la causa la disposición testamentaria, cuestión que no tomó en cuenta para poder dividir
la herencia.
El juez partidor no consideró el artículo 996 del Código Civil el cual establece en su
inciso tercero que prevalecerá en casos de proceder sucesión testada e intestada al mismo
tiempo lo que se disponga en el testamento, regla que resulta ser absoluta en materias
cronológicas, debido a que esta no fue sujeta a ninguna modificación. Sin perjuicio de esto
el inciso final del mimo artículo fue modificado por la ley 19.585 antes analizada para hacer
primero esta regla teniendo en cuenta las mitades legitimarias que le corresponderían a los
dos órdenes de sucesión que se consideran en la sucesión testada aplicando las reglas
generales. Aun así, el resultado sería el mismo ya que deducidas las asignaciones de la
legítima rigorosa el cónyuge habría recibido el cuarto de la herencia y las hijas naturales del
causante la proporción que les correspondía y en el remanente llevar el otro 50% del
patrimonio del causante correspondiente a la cuarta de mejoras y de libre disposición.
Por eso no se tiene que llegar a creer que por la aplicación de una ley anterior
aplicando correctamente las reglas de la apertura de la sucesión según lo dispone el artículo
955 del Código Civil conlleve necesariamente a este resultado positivo.
Es más, según el mismo artículo 959 del Código Civil antes de ser modificado por la
ley de filiación deducía baja general de la herencia considerando al cónyuge en todo tipo de
hipótesis y en detrimento de los hijos naturales, ya que esta baja no se consideraba respecto
a los hijos legítimos, cuestión que en la causa analizada existían hijas naturales y no legítimas
posibles de beneficiarse por esta institución.