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CRÓNICA: EL SEÑOR DE LOS MILAGROS

DESDE ADENTRO
Un relato de cómo viven los fieles la tradición religiosa más
importante de nuestro país

Redacción EC29.10.2014 / 11:38 am

…La calle es un río humano


por cuyo cauce, la gente
muy acompasadamente
camina desde temprano…

Nicomedes Santa Cruz, Al señor de los Milagros.

El amanecer es lento, perezoso como un bostezo. Las palomas


hacen coreografías y el hecho de que cinco mil personas se reúnan
en una iglesia del Centro de Lima un martes a las cinco de la
mañana para cargar una imagen de 2500 kilos parece, en sí
mismo, un milagro.

Enfundados en una túnica morada con un cordón blanco llegan


los “hermanos” –así se conocen entre ellos los devotos de las 20
cuadrillas que conforman la hermandad del Señor de los
Milagros–, las sahumaduras y los fieles a la penúltima procesión
del año.

En las rejas negras de la Iglesia las Nazarenas hay cadenetas de


papel blanco y morado, un enorme póster con la imagen del
Cristo Morado en un edificio pintarrajeado (“Ven a mí si estás
cansado y agobiado”) y tiendas con provocativos turrones de doña
pepa. Se abre la alta puerta y sale cargado – ante el delirio de
sus devotos que lloran, rezan, se arrodillan– la imagen del
Señor de los Milagros (una réplica de la original que soportó en
1655 uno de los terremotos más devastadores de nuestra historia).
EL RÍO MORADO

Entre oraciones y cantos se inicia la eucaristía presidida por el


cardenal Juan Luis Cipriani. Las horas caminan y el río morado
de gente se ensancha, crece y se desborda por la avenida
Tacna y las calles aledañas.

La procesión se zigzaguea como olas moradas al ritmo del rezo


popular. Cada cierto tiempo suena una campanada y se
intercambian los 56 a 60 cargadores mientras curiosos y/o fieles
tiran pica-pica y globos por sus ventanas de los edificios
de Tacna, Nicolás de Piérola, Alfonso Ugarte.

–Señor de los milagros,

aquí venimos en procesión

tus fieles devotos

a implorar tu bendición–

UN SEÑOR ATAREADO

El Señor sale solo en octubre, todos lo quieren tener cerca y por


eso cumple con una agenda apretada: homenaje en la Universidad
Federico Villareal, en el hospital San Bartolomé, luego Editora
Perú, el Hospital Arzobispo Loayza, encuentro con la Virgen
María Auxiliadora y visita a la Iglesia de Nuestra Señora de los
Desamparados.

Pasada la medianoche, entre juegos artificiales, la sagrada imagen


cruza las avenidas Alfonso Ugarte, Garcilaso de la Vega y regresa
a la Iglesia de las Nazarenas donde descansará hasta el domingo.
Ese día saldrá por última vez en el año, aunque aseguran sus fieles
que sus milagros y gracias obran a diario, sin tiempo, sin
descanso.
crónica deportiva partido de fútbol:

Eran las 10:00 de la mañana y las puertas del Estadio ya estaban llenas.
Se podía sentir la pasión de los aficionados esperando a su equipo
favorito. Pasadas algunas horas, a las 12:00 del medio día el sol
comenzó a brillar con mayor fuerza, el calor no se hizo esperar. A pesar
de esto, el entusiasmo de los asistentes no disminuyó, algunos
comenzaron a comprar botellas con agua helada e incluso a mojarse
unos a otros para refrescarse y también para divertirse.

A las 4:00 de la tarde abrieron las puertas. La pasión de la gente se dejó


ir, todos querían encontrar el mejor lugar dónde poder disfrutar de ese
partido de futból que tanto habían estado esperando.

A las 6:00 pm comenzó el primer tiempo. El silbato sonó y los gritos de


pasión de los aficionados no se hicieron esperar. Las olas hechas por
todos. Los silbidos. Los saltos de emoción cada vez su equipo estaba
cerca de anotar el tan esperado gol.

Minuto 24 del primer tiempo. El tablero marcaba 0-0, ambos equipos


estaban dando lo mejor de sí para obtener la ventaja, aún no ocurría.

¡Cinco minutos más tarde! El equipo visitante cometió una falta y se le


marcó un penal al equipo local. Los aficionados están a la expectativa, se
puede respirar el estrés y la emoción que reinaba en ese estadio. José
Hernández, el goleador del equipo local fue elegido para lanzar ese tiro.
Se prepara. Se concentra. Toma un tiempo para respirar profundo. Se
coloca. Lanza, y…¡anota! El marcador estaba ahora a favor del equipo
local. Los gritos, aplausos y saltos de los aficionados no se hicieron
esperar. La alegría y la pasión se contagiaba, se respiraba a cada
segundo. El primer tiempo terminó así, con un marcador 1-0 que hacía
palpitar fuertemente el corazón de todos los presentes.

El medio tiempo estuvo lleno de festejos, pláticas, gritos, cantos…Hasta


que el primer segundo de ese segundo tiempo llegó. Sonó el silbato y
todas las almas unidas a favor de su equipo se unieron para, de alguna
manera, apoyar a que ese segundo gol cayera.

Llegó el minuto 23, la mitad del segundo tiempo y nada sucedió, todo
seguía igual. Los aficionados enardecían cada vez que el equipo
contrario se acercaba a su portería, pero el gol no llegó. Así, llegó el
minuto 45, el silbato sonó y el marcador quedó 1-0, la afición del equipo
local festejó.

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