interacción social
Por:
Jesús Janacua Benites4
Facultad de Psicología
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Resumen:
El rasgo aparentemente aproblemático con que la vida cotidiana se aparece ante los ojos de
las personas, hace que sea en realidad difícil prestarle atención y por lo tanto cuestionarla.
Parte de nuestra vida cotidiana, es sin duda, la interacción social que en ella se desarrolla.
Sin embargo, la interacción social ha pasado, en general, desapercibida por las disciplinas
que conforman las ciencias sociales. Se le ha prestado poca atención no obstante el carácter
altamente contingente que representa para la estructuración de la vida como un continuum
de encuentros y desencuentros. En este sentido, el objetivo de este ensayo es realizar un
acercamiento al trabajo de dos sociólogos, que aunque no fueron contemporáneos, se
preocuparon por estudiar la interacción social: Georg Simmel y Erving Goffman.
Georg Simmel
Georg Simmel (1858-1918), filósofo alemán cuyas reflexiones tarde o temprano lo llevaron
a estudiar la interacción social y por lo cual también recibe el apelativo de sociólogo,
consideraba que el estudio de la interacción social podía llevar a una mejor comprensión de
los fenómenos sociales mayores, es decir, el arte, la religión, el Estado, etc., y que a su vez
estas estructuras condicionan y estructuran las interacciones sociales.
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jjanacua@hotmail.com
Revista Psi(y)que? 1ª Edición Número 3 10
Marzo 2013
pertenecían más bien a una esfera que no era la de la sociología académica ortodoxa de la
época representada por las definiciones nominalistas de la sociedad. Por otro lado, el fuerte
antisemitismo que se vivía en la época (Simmel era judío) fue también, quizá, un factor
determinante para que tanto su cátedra de la universidad de Berlín como su obra no fuera
debidamente reconocida.
Sin embargo, según David Frisby (1990) puede considerarse a Simmel como el
primer sociólogo de la modernidad por prestar atención a lo fugitivo, a lo efímero y
contingente, que es como caracterizaba Charles Baudelaire a la modernidad. “Ningún
sociólogo antes que él –dice David Frisby- había tratado de captar los modos de
experimentar la vida moderna o los momentos fugitivos de la interacción” (Frisby, 1990,
65).
Simmel afirma que es en las interacciones sociales que las formaciones sociales tienen su
origen. De esta manera, Simmel distingue entre “cultura individual (subjetiva)” y “cultura
objetiva”. Según George Ritzer (2001, 274), la cultura objetiva “se refiere a las
manifestaciones que las personas producen (el arte, la ciencia la filosofía, etc.)” que con el
tiempo incluso llegan a aparentar vida propia, a lo que Simmel llama cosificación. De igual
manera, M. Steinholf citado por Frisby (1990, 101) comenta que tales “estructuras
objetivas se presentan en los más diversos tipos de fenómenos: como órganos específicos
de la división del trabajo, como símbolos cohesivos, como normas de validez intemporal.”
Mientras tanto, la cultura subjetiva es, según Ritzer (2001, 274), “la capacidad del
actor para producir, absorber y controlar los elementos de la cultura objetiva”. En este
sentido, la cultura individual subjetiva parece modelar a la cultura objetiva al mismo
tiempo que la cultura objetiva modela a la cultura subjetiva.
Erving Goffman.
De origen canadiense, Erving Goffman nació un once de junio del año de mil novecientos
veintidós en Mannville, Alberta, Canadá y, al igual que Georg Simmel, era judío. Aunque
durante su infancia sintió inclinación por la química, llegaría incluso a matricularse en la
Universidad de Manitoba en la especialidad de química (Winkin, 1991), pronto descubrirá
su pasión por la sociología.
Se hace necesario así, para Goffman, que cuando una persona llega ante la presencia
de otra persona, ambas querrán obtener información que les permitirá saber de antemano
cuál es el curso que la interacción debe tener. A esto Goffman le llamó “Definir la
situación”.
En esta perspectiva subyace un concepto goffmaniano del yo que tiene que ver con que
toda persona es lo que es según el momento interactivo en el que se encuentre. Es decir, el
yo depende de la situación interactiva en que se encuentre, así, si una persona llega ante la
presencia de otras y se presenta a sí misma como encuestadora, deberá mostrar los
atributos de un encuestador so pena de perder o no ganar la credibilidad en el papel que
está ejecutando.
Así, toda interacción social para Erving Goffman, está –o debería estar– constituida
por equipos. Por el término equipo Goffman entiende “cualquier conjunto de individuos
que cooperan para representar una rutina determinada” (Goffman, 1981, 90). Porque en
algo podemos estar de acuerdo –dice Goffman parafraseado por Winkin (1991, 59)– “la
gente hará todo lo posible por evitar una escena”.
Es en este sentido que Goffman habla de equipos, puesto que se supone que en
general cuando una persona entra en interacción con otra persona o grupo de personas,
ambos lados harán lo posible por que la interacción se efectúe sin problemas. Así, siempre
que se entra en interacción se entra en un compromiso, el compromiso que le supone estar
delante de otras personas (Goffman, 1970ª).
Convergencias y divergencias
Después de haber estudiado ambas posturas: George Simmel y Erving Goffman, surge a
nuestro parecer una pregunta: ¿Cuál es la importancia, la necesidad o la pertinencia de
fincar la atención en la interacción social?
Por otro lado, para Goffman las formaciones sociales mayores, a lo que Simmel
denominó “cultura objetiva” tienen importancia, sin embargo, a lo largo de su obra no les
dedica mucho espacio. Incluso es ésta una de las críticas que su obra recibió:
Una revisión más meticulosa de la interacción social cara a cara permitirá los
estudiosos de lo social se percaten de que varios de los fenómenos que anteriormente han
sido considerados como existentes en sí, no son sino el resultado de ciertas interacciones
sociales inmediatas.