Filosofía y Sociedad
algunas consideraciones ontológicas
Resumen
En este artículo se exponen las tesis ontológicas de Aristóteles y Spinoza; se analizan las con-
vergencias y divergencias de sus tesis. Luego, se comparan los aspectos relacionados con el ser y
la sustancia, según ambos autores; también, se establecen las semejanzas y diferencias entre los
conceptos de ser, sustancia, modo y accidente. Por último, se relaciona la aplicación spinoziana
de los conceptos de causa eficiente y causa final con los de Aristóteles.
ABSTRACT
Aristotle and Spinoza: Some Ontological Considerations. Through this article, it is exposed the
ontological thesis of Aristotle and Spinoza. It is analyzed the convergences and divergences of
their thesis. After, according to both authors the aspects related to the being and substance are
compared. Also, there is established the similarities and the differences among the concepts of
being, substance, mode, and accident. Finally, it is related the Spinoza’s application to the con-
cepts of efficient cause and final cause with Aristotle’s.
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que Dios no hace nada distinto de Él: hace las (Spinoza, 1988: 230). Hasta aquí tenemos una
cosas con suma perfección y son consideradas en división del ser, a saber, en ser necesario y en ser
Dios, además, que sin Él no pueden existir. Esto contingente. En esta cita, Spinoza propone lo si-
es lo que Spinoza llama natura naturata.
guiente: si compruebo fuera de mi mente, o sea,
Así Dios no existe fuera de la naturaleza,
en lo físico (lo tangible, lo sensible) que existe o
puesto que es ella misma; todas las cosas ma-
que pudo no haber existido cualquier cosa, en-
nifiestas del mundo son atributos de esta subs-
tonces, esa cosa es un ser. Algo más que aclara de
tancia: “Por atributo entiendo aquello que el
entendimiento percibe de una substancia como modo simplificado: si compruebo que esa cosa es
constitutivo de la esencia de la misma” (Defini- necesaria o contingente, entonces, es un ser. Más
ción IV, 1ª Parte, Spinoza, 2004: 46). adelante Spinoza dice que la quimera, el ser fic-
Acá es donde se manifiesta el panteísmo ticio (la cursiva es mía) y ente de razón, no son
spinoziano, sin embargo, sólo se conocen dos seres por definición (su definición) ya que la qui-
atributos de Dios: la res cogitans y la res exten- mera por su propia naturaleza no puede existir
sa. En consecuencia se da por sentado que Dios (quimera acá significaría ficción, ilusión, etc. y
es naturaleza y esta es parte de Él; o sea, que su naturaleza sería meramente nominal); pasa lo
nada puede existir fuera de este: todo se reduce mismo con el ser ficticio y el ente de razón que no
naturalmente a Dios. es más que un modo de pensar. A partir de este
El monismo se acrecienta más cuando se des- último ente de razón, Spinoza esboza que es in-
truye la dualidad de Dios y el mundo; se explica correcto dividir el ser en ente real y ente de razón
a través de que el alma humana es una parte del puesto que sería como dividir el ser en ser y no-ser
entendimiento infinito de Dios, y que cuando el (Ibíd.: 232). De ser lo contrario, estaría negando
alma humana percibe cualquier cosa, no es más el principio de no-contradicción, y es imposible
que Dios que tiene la idea de estas cosas. (cf. Co- ser y no ser a la vez. Además, esta división se nota
rolario de la Proposición 11, 2ª Parte de la Ética) incluso en Aristóteles: ser necesario per se y ser
Dios obra por las solas leyes de la naturaleza per accidens, que correspondería respectivamente
sin ser obligado por nadie, de acá se infiere que al ente necesario y al ente contingente en Spino-
de Dios se sigue una absoluta infinidad de cosas y za. Esto último se retomará en líneas posteriores.
esto Spinoza lo sustenta con la explicación de que
Así, el ser real de Spinoza es causa sui, ya que
Dios es causa eficiente y absolutamente primera
su esencia implica la existencia (Ibíd.: 233), y con
(tesis monista).
esto nos remitimos a la primera definición de la
ética: “[…] por causa de sí entiendo aquello cuya
Ontología spinoziana y aristotélica:
esencia implica la existencia, o sea, aquello cuya
necesidad y contingencia
naturaleza no puede concebirse sino como exis-
El texto capital que trata explícitamente el tente” (Spinoza, 2004: 45).
ser es Pensamientos metafísicos (Cogitata meta- Ahora bien, de esto podemos decir que en el
physica). A partir de este libro se hará el análisis ser real la esencia envuelve la existencia; o sea, que
y se remitirá a otras fuentes cuando sea necesa- la una es necesariamente consecuencia de la otra,
rio, puesto que Spinoza, en este tratado, deja de además, que son necesariamente concomitantes.
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ya que los entes de los que habla Aristóteles no Este primer motor debe ser necesariamente inmó-
existen por sí. vil. Esto es obvio, ya que si fuese móvil, su movi-
Por otro lado, y como se dijo anteriormente, miento requeriría de una causa y esta, la vez otra
la substancia en Spinoza se identifica con Dios, y, así, hasta el infinito; existe puesto que es acto
existe necesariamente y de este se sigue que es (cf. Metafísica XII, VI, 1071b, 20). Ahora bien,
causa primera y de todas las cosas, en este caso ese primer motor no posee materia ni magnitud.
sería causa eficiente y causa esencial. Lo vemos De ahí se desprende que no se podría hablar que
cuando Spinoza se refiere a que “Dios no es solo cumple como causa eficiente (Dios creador), sino
causa eficiente de la existencia de las cosas, sino como causa final, porque podemos pensar a ese
también de su esencia” (Spinoza, 2004: 79). primer motor como un ser pensante que encuen-
Dios, o sea, la substancia única; puesto que tra algo bueno y lo desea por sí mismo. Así, Dios
es ilimitada e infinita, tiene infinito número de
mueve el universo como causa final: el objeto de
atributos (atributo: aquello que el entendimiento
los deseos. Sin embargo, sí tiene algún carácter de
percibe de la substancia en cuanto que constituye
causa eficiente en el sentido que es de donde pro-
la esencia de la misma); de lo contrario, estaría
viene el inicio del movimiento; entraña una total
limitada por algo y se estaría en una contradic-
coherencia. Entonces, para aclarar esto, vale decir
ción porque, para comprender el concepto de
que ese primer motor es causa eficiente en cuanto
substancia, se estaría acudiendo al concepto de
agente y que mueve a modo de causa final.
la cosa que la limita y que está fuera de ella. Esta
Se nota, así, una diferencia con Spinoza, ya
substancia única es causa de todas las cosas, pero
estas cosas no son substancias independientes (es que la substancia creadora (Dios) sí es causa efi-
la natura naturata), serían modos o estados de la ciente y causa primera de todas las cosas pero no
substancia única. Acá vemos algo capital en esta se hace patente la causa final aunque parezca que
comparación: en Aristóteles se hace patente una sí, porque “[...] las cosas han sido producidas por
pluralidad de substancias, o sea, los seres existen- Dios con suma perfección, puesto que, dada la
tes, cuerpos simples, etc., estos serían los modos naturaleza perfectísima, se han seguido necesa-
de Spinoza y la substancia única de este último riamente de ella” (Op. cit.: 90).
sería el primer motor de Aristóteles. Sin embargo, Spinoza agrega que no se ad-
Hablemos de esa substancia inmóvil de Aris- mite que Dios actúe en todas las cosas para la
tóteles. Se nota una especie de clasificación en promoción del bien. Así, es inadmisible hablar de
cuanto a las substancias determinadas existentes Dios como si hubiese optado crear, como si tuvie-
en el mundo y de dónde provienen. Veámoslo de ra un propósito para hacerlo (puesto que habría
la siguiente manera: existe una substancia inmó- voluntad y, por el Corolario I de la Proposición
vil y es eterna e inmaterial. Esta necesidad surge XXXII,” Dios no obra en virtud de la libertad de
para explicar la continuidad y la eternidad del la voluntad”). Donde habría cierta finalidad (éti-
movimiento de los cielos. El primer cielo debe te- ca, vale decir) es en el hombre: sería el amor hacia
ner como causa un primer motor, el cual regula Dios, que es el bien supremo por el cual debemos
el movimiento (no solo existe este cielo, porque y podemos optar (cf. Demostración de la Proposi-
hay movimiento de las demás esferas celestes; ción XX, V Parte de la Ética).
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