Uno de los pilares de esta Teoría debe ser el Modelo de Desarrollo para nuestro país.
Siendo Venezuela un país fundamentalmente exportador de petróleo, una de las preguntas
para el diseño de este Modelo de Desarrollo.
Otro concepto de desarrollo es el que considera que éste no es una meta sino una
interrogante, que se pregunta permanentemente acerca de cuáles quehaceres sociales, que
respetuosos de las vocaciones y potencialidades del territorio y de las comunidades que
hacen vida en dicho territorio, pueden desplegarse de manera sostenida y en equilibrio con
el entorno. Es lo que se conoce como Desarrollo Endógeno Sustentable.
Según este concepto, a diferencia del modelo de desarrollo del sistema capitalista, el
hombre es sujeto y no el objeto del desarrollo.
El Desarrollo Endógeno Sustentable rompe con el modelo del sistema capitalista según el
cual la fortuna es individual no colectiva, al proponer que el quehacer social es
contextualizado, es decir, basado en las vocaciones y potencialidades del territorio, donde la
dimensión económica no es el centro del desarrollo sino el ser humano. Para el Desarrollo
Endógeno Sustentable el Desarrollo es sinónimo de Humano. El territorio es entendido
como un contexto histórico, no hay territorio sin el ser humano.
El poder superar esta forma de entender el proceso de desarrollo nos obliga a concebir un
proceso de aprendizaje y participación del ciudadano que contrasta con las formas
usualmente asociadas a las técnicas de planificación y desarrollo propias de los procesos
centrados en el mejoramiento del desempeño económico medido a través de los agregados
macroeconómicos.
Una relación libre con la economía implica la tarea de entender lo económico como un
resultado de complejas relaciones que se dan en la sociedad y no entenderla como una
manifestación independiente y dominante del devenir de la sociedad. La necesidad de
establecer esta relación libre es incluso más urgente en sociedades como la venezolana, en
la que, sus patrones sociales, económicos y culturales son dependientes de otras sociedades,
culturas y economías.
La búsqueda de la vida digna supone que existe un conjunto de necesidades básicas que
necesitan estar atendidas en el proceso de inclusión de todos en ese quehacer social y la
construcción de una identidad colectiva que asegure una ética que se funde sobre los
valores identificados por la propia sociedad como buenos.
1. La decisión local sobre las opciones de desarrollo: Parte del despliegue de las
potencialidades del hombre, tiene que ver con aquello que se busca desplegar. Es condición
del bienestar humano la posibilidad de construir el mundo en el cual habita. Esta
construcción implica decidir el qué hacer y cómo hacerlo. Para ello es necesario que el
hombre en comunidad pueda:
· Reconocerse como sujeto y objeto del desarrollo. Colectivamente se presentan, discuten y
deciden sobre las actividades orientadas a alcanzar las opciones de desarrollo y la
incidencia de esas opciones de desarrollo, positiva o negativa, en la comunidad y sus
miembros.
· Acceso a la información sobre las potencialidades económicas de la comunidad.
· Identificación de las bondades y peligros para el quehacer social de la comunidad de estas
potencialidades.
· Formulación de escenarios posibles para la comunidad según las opciones de desarrollo
potenciales.
· Identificarlos recursos necesarios para la realización de esas opciones.
· Vinculación y articulación entre las prácticas económicas y sociales.
· Identificar el impacto y relevancia de las opciones de desarrollo con respecto al espacio de
influencia de la comunidad.
· Incorporar aliados estratégicos para los procesos de producción y promoción de los
productos de las opciones de desarrollo en ámbitos externos a la comunidad.
2. El control local sobre los procesos de desarrollo: Admite la articulación de los medios
apropiados para alcanzar las opciones escogidas en armonía con el quehacer social de la
comunidad. Se espera que la comunidad pueda:
· Identificar los medios (procesos, herramientas, capital social) con los cuales cuenta para
alcanzar las opciones de desarrollo escogidas.
· Definir estrategias para la capacitación de los miembros de la comunidad en las
actividades específicas de la opción de desarrollo.
· Identificar mecanismos para prolongar la sustentabilidad de la opción de desarrollo en el
tiempo.
· Formular estrategias a largo plazo para el desarrollo de las capacidades generadoras de los
bienes necesarios para el desarrollo de una determinada opción en el ámbito local
correspondiente.
· Formación de los actores del proceso de desarrollo.
· Realización de la actividad correspondiente.
· Formular instrumentos de medición de impacto directo e indirecto.
En la identificación de las tareas que son necesarias para garantizar la condición endógena
del desarrollo, se hace evidente la importancia de la dinámica entre ciudadanos, territorio y
Estado que apunta hacia una dirección opuesta a las formas de relación entre estos tres
componentes que se dan en el marco del desarrollo económico.
Todas estas capas están definidas como redes en las cuales se intercambian
permanentemente información, necesidades, problemas, propuestas y soluciones.
Alimentando todo este circuito de redes se va develando y desplegando la cultura que
trasciende a las distintas capas y que permite el desarrollo.
Estas relaciones, tanto conceptuales como prácticas, parten del reconocimiento de que no
puede haber desarrollo separado ni del entorno natural en el que está basado, ni de las
personas en tanto individuos y colectividades impulsores de este proceso y a la vez
beneficiarios del mismo. De igual manera, las personas, como sujetos centrales del
desarrollo, son también sujetos de derechos humanos individuales y colectivos. La
vinculación se refleja también en términos del objetivo general de las políticas de
desarrollo, ambientales y de derechos humanos, que es el mejoramiento de la calidad de
vida de las personas y de los pueblos.
La economía ecológica ha venido argumentando sobre las limitaciones del mercado para
regular efectivamente los equilibrios ecológicos y su capacidad para internalizar los costos
ambientales a través de un sistema de normas legales y de impuestos. Se ha sugerido así
que la economía debe constreñirse a los límites de expansión que asegure la reproducción
de las condiciones ecológicas de una producción sustentable y de regeneración del capital
natural, de un principio precautorio basado en el cálculo del riesgo y la incertidumbre y en
límites impuestos a través de un debate científico político fuera del mercado.
La economía política engarzada en la relación de la fuerza de trabajo, el capital y la tierra,
se ha desplazado en estos años hacia una ecología política en la que los antagonismos de las
luchas sociales se definen en términos de identidades, territorialidades y procesos de
sustentabilidad. Las relaciones de producción y las fuerzas productivas ya no se establecen
entre el capital y el proletariado industrial entre capital, trabajo y tecnología, y se redefinen
en sus relaciones con la naturaleza.
En este sentido, el derecho al desarrollo nos recuerda la necesidad de manejar el enfoque de
integralidad de los derechos humanos: en virtud de este derecho "todo ser humano y todos
los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y
político en el que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades
fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a disfrutar del él"
En este orden de ideas, para que haya desarrollo no debe haber retrocesos en los demás
derechos humanos que son los componentes del vector: el requisito para lograr la
realización del derecho al desarrollo es la promoción o mejora en la realización de por lo
menos algunos derechos humanos, ya sean: civiles, políticos, económicos, sociales o
culturales, mientras ningún otro sea deteriorado o violado.