1. Introducción
El surgimiento y desarrollo de Internet constituye uno de los desarrollos tecnológicos
más significativos del siglo XX. Poderoso medio de comunicación bidireccional, ha alterado la
manera de realizar la práctica totalidad de actividades, lo que no sólo ha generado cambios
en la sociedad sino que también ha abierto a los gobiernos la posibilidad de transformarse.
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Las posibilidades que ofrecen las TIC para mejorar la relación entre Administración y
ciudadanía, las posibilidades que ofrecen para generar servicios públicos de más calidad, las
posibilidades para favorecer sistemas de participación en las decisiones públicas... Se puede
considerar que las TIC constituyen una oportunidad para que las Administraciones públicas
mejoren su legitimación ante la ciudadanía mediante la oferta de unos servicios de mayor
calidad -clientes contentos- y de legitimación política mediante mecanismos de participación
-ciudadanos contentos. No obstante, lo preocupante es el riesgo de caer en asimetrías
sociales derivadas del acceso y uso a la nuevas tecnologías, manteniendo los servicios y
derechos de los ciudadanos tecnológicamente excluidos que, como muestra la experiencia de
los países más avanzados, representará durante mucho tiempo casi un tercio de la población.
2. ¿Qué es la e-Administración?
El uso de las TIC para distribuir servicios públicos a los ciudadanos y las empresas
El uso de las TIC para conseguir una Administración más eficiente y efectiva.
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El punto en común es el peso determinante que se le da a la tecnología y, en
particular, a la digitalización de servicios públicos y su prestación a través de sitios Web
gubernamentales. Algunos van más allá y critican lo anterior, calificándolo de visión
restringida; estos autores incluyen el surgimiento de nuevas formas de organización o de
funcionamiento y la participación de otros agentes en la provisión de servicios públicos
asociados, de una forma u otra, a la innovación tecnológica en la Administración.
Otra manera que se emplea con frecuencia para presentar el alcance de la e-A es
relacionarla con los grupos de actores implicados en los servicios públicos, sea como
prestadores o como receptores. De acuerdo con ello se distinguen tres ámbitos de actuación
de la e-A:
Este esquema viene a poner el acento en una de las diferencias más importantes que
hay entre la e-A y los anteriores proyectos de informatización de la Administración que se han
venido desarrollando en los últimos 40 años y que consiste en que la e-A no es tanto la simple
automatización de procedimientos o la digitalización de la información y su almacenaje en
grandes bases de datos sino el énfasis que pone en la comunicación entre los agentes. Suele
afirmarse en este sentido, que gracias a la e-A gobiernos y administraciones pueden ser más
abiertos y accesibles y, en general, más susceptibles al escrutinio público.
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Es en este sentido que una de las definiciones más empleadas de la e-A es la que
emplea el gobierno de Nueva Zelanda1: "la manera en que los gobiernos emplean las nuevas
tecnologías para proporcionar a las personas un mejor acceso a la información y a los
servicios gubernamentales, mejorar la calidad de los servicios y dar más oportunidades para
participar en los procesos y en las instituciones democráticas" (Gobierno de Nueva Zelanda,
2001) pone el acento en ambas cuestiones: la función instrumental de las TIC para mejorar la
eficiencia en la prestación de los servicios públicos pero también su faceta de innovación de
los modos de relacionarse el gobierno y los ciudadanos en un esquema bidireccional.
Estas definiciones, al igual que otras, muestran un vínculo entre modernización y e-A
que se extiende más allá de la Administración en sentido estricto para alcanzar al propio
gobierno. Este vínculo impregna la inmensa mayoría de las declaraciones de los políticos
sobre las reformas administrativas y sobre el uso de las TIC para la modernización de la
acción de gobierno, de manera que en apenas una década la mayor parte de las
Administraciones han asimilado la idea de que las TIC son elementos clave de su futuro y el
principal eje vertebrador de su modernización.
Suele presentarse una confusión terminológica que acaba por convertirse en una
confusión entre conceptos. El término anglosajón para referirse a la e-A es el de e-
Government, dado que con esta palabra designan tanto a la Administración pública como al
Gobierno. Por este motivo, en castellano, que distingue ambos conceptos, el término habitual
es el que se viene empleando aquí: Administración electrónica o, abreviadamente, e-
Administración.
Esta circunstancia se produce cada vez más en el ámbito de los servicios públicos; de
hecho, la participación de actores sociales externos a la Administración (organizaciones
privadas, ONG, asociaciones ciudadanas, etc.) en su diseño, provisión y gestión es creciente.
Y ello hasta el punto que una parte de los sistemas tecnológicos que emplea la e-A sirven para
coordinar las actividades de este conjunto de entidades.
1
http://www.e.govt.nz/
2
The Role of eGovernment for Europe’s Future. Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento
Europeo, al Comité Europeo Económico y Social y al Comité de las Regiones. -COM(2003) 567 final-
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La gobernanza incluiría, por tanto, el conjunto de reglas, normas, principios y valores
que establece la interacción entre los diferentes actores que intervienen en el desarrollo de
una determinada política pública y designaría a la situación en que instituciones estatales y
no estatales, actores públicos y privados cooperan e interaccionan en la formulación y
aplicación de políticas públicas.
Obviamente, se trata de una forma de gestión pública que comenzó a darse antes de
que ocurrieran la mayor parte de las transformaciones tecnológicas a las que se viene
haciendo referencia, pero es lo cierto que las TIC se han convertido en un elemento que no
sólo facilita sino que estimula esta tendencia. De esta manera, la e-gobernanza introduce un
nuevo enfoque que permite analizar los cambios en la articulación del poder incorporando los
diferentes niveles de gobierno (desde los supraestatales como la UE hasta los locales), el
sector privado y la sociedad civil en un escenario de actuación e intercambio que funciona
bajo una organización que se apoya en el uso de las TIC.
Puede apreciarse en esta relación cómo junto a los objetivos de mejora de la gestión
pública, tanto en lo que se refiere a la provisión de los servicios como a la reestructuración
de los procesos de producción y gestión (que caerían dentro del ámbito estricto de la e-A)
encontramos otros que pretenden mejorar la legitimidad de las instituciones políticas y la
participación de los ciudadanos, lo que lleva a un tercer concepto, la Democracia electrónica
(e-democracy) que implica una mayor y más activa participación ciudadana en el proceso de
la toma de decisiones gracias a las TIC.
Una breve referencia a las posibilidades de las TIC en este ámbito. Éstas pueden ser
un magnífico aliado y motor de cambio en la medida en que los Gobiernos lideren procesos de
democracia participativa. Es decir, la cuestión no estriba en disponer de un sistema de voto
electrónico tecnológicamente avanzado que permita conocer los resultados de los comicios
cada cuatro años con mayor rapidez, sino cómo ampliar las posibilidades de participación de
los ciudadanos en la toma de decisiones, en la medida en que tecnológicamente es posible y
cuentan con más medios para informarse y crearse una opinión propia.
Por otro lado, las TIC permiten a los poderes públicos presentar con mayor
transparencia sus proyectos, iniciativas y políticas, de manera que se puedan conocer las
prioridades y objetivos gubernamentales y exigir la rendición de cuentas (accountability) de
3
UNESCO . Gobernabilidad electrónica. Documento en red
http://portal.unesco.org/ci/en/files/14896/11412266495e-governance.pdf/e-governance.pdf
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las actuaciones o de la inacción de los gobiernos. La rendición de cuentas, en este contexto,
no consiste simplemente en el acto publicitario al que frecuentemente recurren los
gobiernos, en el que se mencionan las políticas, los programas y los logros aparentes o reales
(debate de política general; ruedas de prensa; comparecencias ante las diferentes comisiones
del Parlamento). La rendición de cuentas supone hacerse responsable de en qué medida el
gobierno ha sido capaz de cumplir o no los compromisos adquiridos y las metas establecidas y
a qué coste.
3. La evolución de la e-Administración
Generalmente se admite que la implantación de la e-A es una vía que discurre por una
secuencia de etapas bien definidas, de manera que los denominados modelos de fases han
hecho fortuna en el intento de explicar y representar su desarrollo. Los modelos mas sencillos
describen este proceso en cuatro etapas:
4
http://portal.aragon.es/portal/page/portal/DGA/E_ADMINISTRACION
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Niveles de desarrollo de la administración electrónica
5
Benchmarking E-government: A Global Perspective. United Nations, Division for Public Economics and
Public Administration, 2002.
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(compras, licitaciones, ofertas...) Aparecen los sitios seguros y las claves de acceso a
usuarios.
Estos modelos de fases o de etapas son útiles para describir, de manera sencilla, la
evolución de la e-A concibiéndola como un proceso continuo en el que se pueden distinguir
etapas, jalonadas por cambios cualitativos que amplían tanto su base como su alcance. No
obstante, hay que mantener un principio de cautela al emplearlos ya que están impregnados
de cierto determinismo tecnológico que se manifiesta al representar esta evolución como un
camino unidireccional cuyo recorrido depende, en mayor o menor medida, de la habilidad y
conocimientos de sus gestores pero cuyo sentido no puede modificarse.
La e-A tiene un carácter instrumental con el objetivo de avanzar hacia una Administración
pública que afronte los retos del presente siglo. La e-A mejora la acción de ésta de cinco
maneras principalmente:
Facilita a los ciudadanos que manifiesten sus opiniones sobre una política o
sobre la provisión y calidad de un servicio. Por ejemplo, un Departamento se propone
efectuar algunos cambios sobre la manera en que proporciona un servicio a los ciudadanos.
Puede, como se hace en ocasiones, presentar los cambios en su sitio Web, recoger las
opiniones de los ciudadanos y emplearlos para afinar la propuesta (Ayuntamiento de Valencia,
para la revisión simplificada del Plan General de Ordenación Urbana dispone de una zona
dentro de su sitio Web en la que se pueden descargar los documentos y presentar
electrónicamente alegaciones).
(http://www.valencia.es/ayuntamiento/urbanismo.nsf/vDocumentosTituloAux/660B52BBB43
BCFA3C12577A700288E99?OpenDocument&bdOrigen=ayuntamiento%2Furbanismo.nsf&idapoyo
=&lang=1&nivel=1)
(https://www.citapreviadni.es/citaPreviaDniExp/)
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la provincia de Zaragoza: “Presentación Telemática de solicitudes, escritos y comunicaciones.
Cualquier procedimiento incluido en el catálogo podrá iniciarse a través de Internet, con el
único requisito de contar con un DNI electrónico u otro certificado digital reconocido. El
ciudadano podrá rellenar la instancia de solicitud desde la sede electrónica y adjuntar la
documentación requerida. El ciudadano podrá dirigir por este medio todo tipo de solicitud,
escrito y comunicación que desee dirigir al Ayuntamiento, obteniendo un acuse de recibo que
le permita acreditar legalmente el contenido presentado, incluyendo la fecha y hora de
presentación y el número de entrada que le ha sido asignado”.
(http://www.dpz.es/gestion_municipal/informatica/administracion_electronica/descripcion/
contenidos/plataforma/sede/presentacion.html.)
(http://www.dgt.es/portal/es/oficina_virtual/conductores/transporte_materias_peligrosas/)
http://www.valencia.es/ayuntamiento/contratacion.nsf/fCategoriaVistaExpedientes?readFor
m&Vista=vLicitaciones_encurso&Categoria=Servicio%20de%20Contratación&titulo=Licitaciones
en curso&lang=1&nivel=5%5f1
Ahora bien, junto a estos indudables beneficios hay que tener presente que la
incorporación de las TIC en la Administración no está exenta de riesgos:
La fractura digital. Los ciudadanos pueden quedar separados en dos grupos: quienes
tienen los medios y conocimientos necesarios para emplear las nuevas tecnologías y los que
no, agravando así las desigualdades. A este fenómeno es a lo que se denomina la fractura
digital. Para evitarlo, las Administraciones públicas deben poner en práctica políticas que:
Mantengan disponibles los medios de acceso convencionales para quienes los necesiten
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enviados y la vulneración de la confidencialidad de los datos (hacking). Para evitar estos
riesgos y otros similares, tanto las AAPP como los ciudadanos deben emplear mecanismos de
protección de la información (firmas electrónicas, certificados digitales, sitios seguros,
sistemas de encriptación, cortafuegos...)
Los ciudadanos pueden resultar escépticos, debido a las diferencias entre lo que se
promete y lo que realmente se da. Conseguir innovaciones que se difundan con éxito y que
resulten útiles y apropiadas para un número importantes de usuarios es bastante más difícil
de lo que parece. De hecho, distintos estudiosos señalan que el índice de éxito de los
proyectos es bastante bajo. Normalmente se trata de proyectos que sobrepasan los plazos
fijados, que requieren inversiones bastante mayores que las previstas, que no funcionan o lo
hacen de manera deficiente o que, una vez puestos en funcionamiento, son infrautilizados
por los potenciales usuarios. Una de las consecuencias más visibles de estos fracasos
tecnológicos es el asentamiento de una cultura de la desconfianza y escepticismo
generalizado tanto por parte de la Administración (los funcionarios ven frecuentemente cada
nueva iniciativa como el resultado de un capricho político destinado a hacer ruido mediático
pero inevitablemente abocada al fracaso) como por parte de los ciudadanos, que las ven
como proyectos costosos, de poca y aun muy poca utilidad, destinados a llenar espacios en los
medios de comunicación y a caer en el desuso al poco tiempo y en el olvido después.
5. Conclusiones
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interacción entre los ciudadanos y la Administración y, en última instancia, entre los
ciudadanos y sus representantes políticos, reforzando así alguna de las bases sobre las que se
asienta la democracia.
Si hay algo que se desprende de los estudios realizados hasta ahora sobre la e-A -y
que con mucha frecuencia presentan resultados contradictorios- es que los cambios
organizativos que se producen con su desarrollo tienen una naturaleza contingente. Es decir,
que no sólo dependen de los sistemas técnicos y de la tecnología utilizada, sino que el
entorno institucional, político y organizativo y el complejo marco de factores que intervienen
en ellos actúan como mediadores entre la tecnología y sus usos. Son las interacciones entre
estos elementos de naturaleza heterogénea los que determinan el destino de los proyectos de
e-A, su éxito o su fracaso, sus posibles efectos en la ciudadanía, su uso o desafección en el
empleo de las nuevas tecnologías en sus relaciones con la Administración.
Nota: el texto del presente tema es el resumen parcial de dos libros: Estado, Burocracia y Red
de E. Aibar y F. Urgell (Ariel, 2007) y e-Administración, de A. Cerrillo (Ed. UOC, 2008).
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