1.Importancia
El planeamiento es un método de intervención para producir un cambio en el
curso tendencial de los eventos.
INTRODUCCIÓN
Para responder de forma competitiva a las cambiantes exigencias de un mundo
globalizado las organizaciones deben de estar preparadas para poder entender
tanto su entorno interno como externo, por lo tanto se hace necesario realizar un
análisis de cada una de las variables que actúan en cada uno de estos
ambientes, es así como a través de la evolución de las teorías administrativas,
se ha logrado definir el método de desarrollo más eficaz para la actividad
comercial, cumpliendo con el fin primordial de toda organización, el cual es
satisfacer las expectativas de los clientes tanto interno como externos. En los
años sesenta se empieza hablar del proceso de planeación estratégica, una
herramienta que permite tomar decisiones, tomando como punto de partida el
desempeño de la organización y la visión que se tiene del futuro, adaptándose a
los cambios que puedan ocurrir en su entorno, con el propósito de ser más
sostenible en el tiempo. Siguiendo, una metodología donde se determinen los
objetivos a alcanzar en el largo plazo, teniendo en cuenta las oportunidades y
amenazas, que ofrece el ambiente donde se desenvuelve la organización. A
demás permite evaluar la situación en que se encuentra la empresa con respecto
al medio que la rodea, la estructura y el diseño organizacional, factores
determinantes para responder de forma rápida y competitiva a los nuevos retos
del mercado, teniendo en cuenta las exigencias de los clientes y demás actores
del mismo, es así que las organizaciones que puedan adaptarse al entorno
cambiante tendrán éxito a largo plazo, sin embargo si logran anticiparse a estos
cambios su éxito será aún mayor. Planear es definir lo que se desea y como
alcanzarlo, es prevenir y evitar el impacto de las amenazas, es prepararse
continuamente desde la estructura organizacional, para ofrecer mejores
resultados, se hace necesario pensar en el presente y en el futuro para
direccionar toda actividad empresarial al logro de los objetivos establecidos,
generar ventajas competitivas, que se traduzcan en un mejor desempeño
empresarial, razón por la cual cada miembro de la organización se debe apropiar
de las metodologías establecidas para la definición de estos procesos con el fin
de contribuir al desarrollo exitoso del plan estratégico que de alcance a las metas
propuestas por la empresa a través de herramientas como la gestión de
resultados, permitiendo mayor efectividad y eficacia en las tareas realizadas.
Este concepto se popularizo en los años 50 especialmente en la empresa privada
siendo impulsado por Peter Drucker, planteando la administración por objetivos
como un instrumento indispensable para el logro de los objetivos empresariales,
teniendo en cuenta la libertad y responsabilidad de los colaboradores en el
desarrollo de las tareas diarias, ajustando sus deseos con los de la organización.
A través de la implementación de estas herramientas se logra el cumplimiento
de la misión y visión organizacional, donde todos los colaboradores tienen una
participación definida y cada uno se compromete en el desarrollo de sus
funciones, contribuyendo a la evolución y competitividad de la organización en el
entorno donde actúa.
Para lograr todo lo expuesto hasta aquí, los directivos deben traducir la visión y
los grandes objetivos que definen las políticas públicas en resultados a corto y
medio plazo que puedan contribuir a la consecución de los impactos esperados
por los altos niveles de gobierno. En efecto, son los gerentes, los gestores
públicos de todos los niveles orgánicos (en cualquier organización pública, desde
el gobierno central hasta el gobierno local u organismo instrumental), quienes
deben conducir íntegramente el proceso de creación de valor, desde el análisis
de la situación social y el diseño estratégico hasta la gestión de los procesos de
carácter operativo.
Sin embargo, esto no resulta siempre sencillo, pues la gestión por resultados
implica una administración de las organizaciones públicas centrada en la
evaluación del cumplimiento de las acciones estratégicas definidas en el plan de
gobierno y, generalmente, existe una débil coordinación entre la alta dirección y
las gerencias operativas (Makón, 2000). Para ello será necesario, una vez más,
dotar a las organizaciones públicas de las estructuras más adecuadas para estos
fines, para favorecer la función directiva.
Sin duda, esto tiene mucha relevancia, dada la rigidez que la administración
actual impone a los directivos públicos, rigidez que se manifiesta en la
complejidad y lentitud de los procedimientos y que impacta negativamente en la
calidad del servicio prestado, pues reduce su competitividad. En este sentido, un
modelo de gestión que ponga énfasis en los resultados debería permitir al
administrador, una vez establecidos los objetivos y los indicadores de
desempeño —no solamente los cualitativos, sino también los cuantitativos—,
disponer de amplia libertad para gestionar sus recursos. En última instancia, los
administradores no pueden ser considerados responsables de los logros o de los
fracasos si carecen de la potestad necesaria para adoptar las decisiones que
permitan alcanzar las metas establecidas (Rodríguez Larreta y Repetto, 2000).
Resumen