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TRAZA BIEN LA PALABRA DE VERDAD

(2°Timoteo 2:14-16)

“Recuérdales esto, requiriéndoles delante de Dios que no contiendan sobre palabras, que para nada
aprovecha, sino que lleva a la ruina a los que oyen. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad. Pero evita las
profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad”.

INTRODUCCIÓN

La iglesia del siglo XXI sufre la escasez de sana doctrina en sus púlpitos. Los pastores y sus
miembros están envueltos en el pragmatismo, adoptando estrategias que porque dan resultados, las
consideran como un renuevo de parte de Dios. Pero, ¿Resultados en qué? ¿En número? ¡Qué vergüenza!
No han entendido que el mejor resultado es la fidelidad, el ser aprobados por Dios. La iglesia del siglo
XXI necesita ser un muro de contención, impedir que el humanismo, el pragmatismo, el individualismo y
el consumismo pase a formar parte de su enseñanza diaria.

1. LA AUTORIDAD DE LA IGLESIA ES LA PALABRA (v.14a).

Pablo le dijo a Timoteo: “Recuérdales esto, requiriéndoles delante de Dios”. Los pastores
debemos llamar a un careo entre los hombres y Dios, no de imponernos como si fuéramos la autoridad en
la iglesia. La única autoridad palpable en la iglesia es la Palabra de Dios, nosotros somos comunicadores
y modeladores de tal autoridad.

2. LA MISIÓN DE LA IGLESIA ES LA PREDICACIÓN (v.14b).

La exhortación es: “que no contiendan sobre palabras”. Esto, para nada significa que esté
prohibido sentarnos en una mesa a dialogar sobre doctrina. Por favor, no quite esta frase fuera de su
contexto. Pablo está refiriéndose sobre las herejías que estaban filtrándose en la iglesia de Éfeso a través
de los falsos maestros, o líderes que se han dejado corromper sus mentes y conciencias.

Por otro lado, no usemos el diálogo doctrinal como una excusa para no poner por obra lo que se
nos ha encomendado. Recuerde, el mandamiento en la gran comisión es HACER DISCÍPULOS; no
puedes hacer discípulos si no llamas a los perdidos, y sino edificas a los creyentes. No puedes hacer
buenos discípulos sin una buena enseñanza.

Así que, las nuevas corrientes filosóficas “que para nada aprovecha”, no van a conducir a la
iglesia a los propósitos de Dios, “sino que lleva a la ruina a los que oyen”. Qué insolencia es asegurarle
la salvación a un incrédulo después de unas pautas religiosas, o estrategias psicológicas. Es la mentira
más descabellada.

3. EL DESEO DEL CREYENTE ES LA APROBACIÓN (v.15)

En cambio, que diferencia es el mandamiento del apóstol cuando dice: “Procura con diligencia
presentarte a Dios aprobado”. En el original griego es una frase muy enfática. Realmente la demanda es
alta y el trabajo es arduo, porque es Dios quien evalúa a los hombres, y los estándares de Dios para nada
son como los nuestros. El anhelo más grande de un creyente debe ser escuchar un día decir a Dios: Buen
siervo y fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré.

Cuando un ministro trabaja a conciencia en el reino de Dios, puede presentarse “como obrero que
no tiene de qué avergonzarse”. Cuando un ministro está comprometido con la Palabra de Dios, significa
“que traza bien la palabra de verdad”. No se deja llevar por cuentos de viejas, no se deja seducir por las
atracciones de la fama y la prosperidad. Hace un uso correcto, un estudio profundo, una enseñanza
esmerada, la Palabra de Dios moldea sus pensamientos. Estos son los momentos cuando los diálogos
doctrinales en una mesa, en verdad valen la pena.

4. LA DOCTRINA DE LA IGLESIA ES LA VERDAD (v.16)

Entonces, el llamado es a ser como un muro de contención, que “evita las profanas y vanas
palabrerías”. Un muro bien fortificado en la verdad del evangelio, porque “las profanas y vanas
palabrerías” son las que “conducirán” a la iglesia “más y más a la impiedad”.

Jesús, no derramó su sangre en la cruz para que en los púlpitos se ignore su Palabra. Jesús,
derramó su sangre en la cruz para que seamos amadores de la Palabra, obedientes a la Palabra, defensores
de la Palabra, testigos de la Palabra y mártires por la Palabra.

¿Cuál es tu relación con la Palabra de Dios?

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