Acción Familia
La Iglesia, como fue constituida por Nuestro Señor y las repetidas condenaciones papales a lo
largo de los siglos a los intentos de democratizarla, muestran que ésta no es la solución para
los escándalos de abuso.
Dado que la estructura jerárquica de la Iglesia es una verdad de Fe, no es sorprendente que los
Papas mantengan esta enseñanza. Sin embargo, a propósito de los abusos sexuales de Obispos
y sacerdotes, los intentos de democratizar la Iglesia se vuelven a mostrar como una solución. Se
ha llegado a proponer una especie de tribunales populares para juzgar a los Obispos.
Esta doctrina fue condenada ya en el siglo XIV por el Papa Juan XXII como “contraria a las
Sagradas Escrituras, peligrosa para la fe católica, herética y errónea”. A lo largo de los siglos la
idea vuelve a aparecer y a ser condenada en el galicanismo, el jansenismo y el febronianismo.
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23/9/2018 Democratizar la Iglesia no es solución
Estas teorías republicanas sobre la Iglesia han sido condenadas porque “contienen
proposiciones, respectivamente falsas, escandalosas, audaces, injuriosas, que conducen a cismas,
cismáticas, erróneos, que conducen a herejías, hereticas y algunas condenadas por la Iglesia” [1]
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, el Papa Pío XII, en la Alocución a los Auditores de
la Rota del 2 de octubre de 1945, volvió a condenar la opinión de que la Iglesia debe
transformarse en una especie de democracia. Aquí publicamos algunos extractos del
documento. [2] (Los subtítulos son nuestros).
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Los nuevos reformadores repiten los viejos errores de una Iglesia “democrática”
promovida por herejes como los jansenistas, seguidores del obispo Cornelius
Jansen (1585-1638).
El origen de la Iglesia, a diferencia del Estado, no surge de la Ley Natural… La Iglesia se deriva de
un acto positivo de Dios que está más allá y por encima del carácter social del hombre pero en
perfecta armonía con él.
La sociedad civil crece desde abajo hacia arriba, mientras que la Iglesia nos
llega desde arriba
Esta diferencia fundamental se manifiesta en un punto por encima de todo. A diferencia del
fundamento del Estado, la fundación de la Iglesia, como sociedad, se llevó a cabo no desde
abajo sino desde arriba.
En la Iglesia, en contraste con el Estado, el sujeto básico del poder y su manifestación última, el
juez supremo, nunca es la comunidad de los fieles. Por lo tanto, no existe un tribunal popular o
poder judicial que emane de la gente en la Iglesia como fue fundada por Cristo, y no puede
haber.
Que la Iglesia, como institución, no es una sociedad democrática sino jerárquica, fue definida
por Pío VI contra el Sínodo de Pistoia (Denzinger 1502); contra los protestantes por el Concilio
de Trento (Denzinger 960, 966); contra los modernistas por San Pío X (Denzinger 2145, 3); y
contra los innovadores por el Concilio Vaticano I (Denzinger 1827s). Por lo tanto, se puede
llamar una verdad definida de fe.[3]
[2] Acta Apost. Sedis, 1945, pp. 256-62, quoted in Journet, The Church of the Word Incarnate,
Vol. I, pp. 488-489.
[3] Salaverri, De Ecclesia Christi, in VV.AA, Sacrae Theologiae Summa, Vol. I, no. 130.
Fuente: TFP.org
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