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I.

INTRODUCCION

El cultivo de trigo es él más importante dentro de los cereales (maíz,


arroz y cebada) por su gran diversidad de adaptación, por ser usado
como forraje para la ganadería, siendo el uso más prioritario para la
alimentación del ser humano, este cereal es consumido en más de 60
países, de tal manera, que el trigo ocupa el primer lugar en producción y
es el cultivo más extenso en el mundo.

El cultivo de trigo representa gran importancia para el estado de


Guanajuato, debido a la superficie sembrada que es de alrededor de 90
mil hectáreas, además de que el Estado está considerado como zona
oficialmente libre de Carbón Parcial desde el año 2001, lo cual
representa una ventaja competitiva en la comercialización del grano y
semilla. El carbón parcial del trigo es una enfermedad que afecta
solamente al grano de trigo y al triticale que es provocada por el hongo
Tilletia indica, que se presenta en el Noroeste del país, en zonas que
han sido cuarentenadas. Así mismo, el cultivo de trigo se ve afectado
por diferentes problemas fitosanitarios como son las malezas (avena,
alpiste, camalote, entre otras), plagas (pulgones) y enfermedades (roya
lineal amarilla, roya café, entre otras) que disminuyen la productividad y
rentabilidad del cultivo. (CESAVEG, 2008).

En 2010 la superficie con trigo (Triticum aestivum L.) en México fue 678
554 ha, 86 % en el ciclo otoño–invierno (O–I) con riego y 14 % en el de
primavera–verano (P–V) en temporal. El estado de Sonora fue el
principal productor con 52 %, le siguieron Baja California con 17 % y
Guanajuato con 8 %. La región Noroeste contribuyó con 70 % y El Bajío
con 13.7 %, lo cual es más de las cuatro quintas partes de la producción
nacional (SIAP, 2011). La producción ese año fue 3 676 707 t, con
rendimiento medio nacional de 4.1 t ha –1 (SIAP, 2011), insuficiente para
satisfacer un consumo per cápita anual de 52 kg (Canimolt, 2012).

La densidad de plantas por hectárea, los métodos de siembra, la


fertilización, el control de malezas y las enfermedades son algunos de
los factores limitantes de la producción de trigo. La densidad y el método
de siembra son importantes porque determinan el establecimiento
apropiado del cultivo, la competencia entre plantas y la conversión de
energía solar en productos cosechables. La cantidad de semilla óptima
por hectárea es la que capta más de 90 % de la radiación incidente al
inicio del crecimiento de las espigas.

Anderson e Impiglia (2002) subrayan que la población óptima de plantas de


trigo por hectárea es proporcional al rendimiento, por lo que cuando se
espera mayor rendimiento de grano la densidad de siembra debe
aumentarse. El rendimiento de grano aumentó de 480 kg ha –1 incrementó
la densidad de semilla de 34 a 101 kg ha –1, y de 420 a 3900 kg ha –1 al
aumentar la densidad de plantas de 35 a 175 plantas m –2. Chen et
al. (2008) evaluaron densidades de siembra de 108, 215, 323 y 430
semillas m–2; y observaron que el tratamiento con 215 semillas m – 2 superó
al de 108 con 512 kg ha–1 (p < 0.05), pero con 323 y 430 semillas m–2 no se
aumentó el rendimiento.

La densidad de siembra óptima está determinada por la fecha de siembra


(Sekhon et al., 2002). En siembras tempranas hay rendimientos mayores
que en siembras tardías debidos al ciclo biológico más prolongado
(Tenveer et al., 2003), crecimiento vigoroso asociado a la emergencia
rápida y uniforme de las plántulas (Kirby, 1993) y combinación adecuada
de tamaño de hojas y número de macollos (Regan et al., 1992). Ciha
(1983) mostró que en trigo de primavera el aumento de la densidad de
siembra no favoreció el incremento del rendimiento de grano, excepto
cuando el cultivo se sembró en fecha tardía y el ambiente provocó
reducción del amacollamiento. Según Baloch et al. (2010), siembras en
fechas tempranas aumentan el número de tallos, la altura de la planta, la
longitud de las espigas y el peso de mil granos, lo que favoreció el
incremento del rendimiento; éste disminuyó con las siembras en fechas
tardías. Solís et al. (2004) señalaron que en las siembras en fechas
tempranas el ciclo es más largo porque el cultivo se desarrolla con
temperaturas bajas, y con esa siembra (16 de noviembre) la etapa
reproductiva tardía (espiguilla terminal a antesis) duró 49 d, en siembra
intermedia (15 de diciembre) la duración fue 40 d y 35 d en fecha tardía (15
de enero). Las temperaturas medias de los periodos correspondientes a las
fechas temprana, intermedia y tardía de las siembras fueron 14.7, 15.7 y
17.3 °C y los rendimientos fueron 7735, 6828 y 5184 kg ha –1.
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-
31952013000200005

http://repositorio.uaaan.mx:8080/xmlui/bitstream/handle/123456789/548
3/T12241%20PACHECO%20DIAZ%2C%20JAVIER
%20%20%20TESIS.pdf?sequence=1

http://www.cesaveg.org.mx/html/folletos/folletos_08/folleto_trigo_08.pdf

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