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Segunda Fase: La vida en el campo

En esta fase los prisioneros cambian a una fase de muerte emocional en la que el
prisionero sentía tortura por añorar a su familia y su casa, además de la fealdad de
todo lo que le rodeaba. Además, el prisionero se rodeaba de un caparazón por su
insensibilidad. Lo que más les dolía a los prisioneros era la agonía mental causada
por la injusticia y lo irracional de aquello. Sobre sus comidas, los prisioneros recibían
una ración de sopa aguada y un pedazo de pan y una entrega extra, además, debido
a la desnutrición, perdían su deseo sexual.
El protagonista relata, que en el campo de concentración, todos sufrían una
“hibernación cultural” con excepción de la política y la religión. Casi siempre
debatían sobre política, creyendo que la guerra acabaría pronto, aunque había
algunos prisioneros que se mostraban reacios a creerlo. También se plantea que
cuando todo se ha perdido, el amor es la meta última y más alta del hombre, por lo
que su salvación está en él. El protagonista comprende como la felicidad puede
existir con solo ver a un ser querido. En definitiva, se aferra a la imagen de su amada
y es lo que le ayuda a seguir luchando. También la intensificación de la vida interior
ayudaba al prisionero a refugiarse contra el vacío, la desolación y la pobreza
espiritual de su existencia, devolviéndole a su existencia anterior.
El arte también es muy importante dentro del campo de concentración ya que se
aprecia más en contraste con lo horroroso del campo. La irritabilidad se hace
patente debido a la falta de sueño, cafeína y nicotina.
El autor señala su experiencia de la última voluntad (de que se comuniquen con su
esposa) y cuenta como viajó con un grupo de enfermos a un campo de reposo. A
continuación señala que el miedo a tomar decisiones era otra característica del
prisionero, ya que adoptaba una postura determinista y relata como una vez, ya con
el frente de batalla acosando al campo, desistió de fugarse compadeciéndose de
los enfermos que rogaban su presencia. Llegado el último día en el campo, las
autoridades ordenaron su evacuación, se endureció los controles por la fuga y
rondaba la idea de incendiar a éste. Cuando el psiquiatra se decidía a huir por
segunda vez, la Cruz Roja llegó a éste y quedaron bajo su protección.
Para finalizar esta etapa en la psicología del prisionero, el capítulo analiza el perfil
psicológico de los guardias. En general eran sádicos. También se destaca que
algunos de ellos diferían de esta clasificación siendo personas compasivas. Esta
característica de polaridad que se presentaba deja la conclusión que el ser humano
es el ser que decide quien ser.
Segunda Fase: La vida en el campo

Los prisioneros sentían la añoranza de su lejana familia y de su hogar. Los castigos


eran continuos, pero los prisioneros ya no se asustaban de nada, ni sentían piedad
u horror.

El adormecimiento de las emociones y el sentimiento de que a uno no le importaría


nunca nada eran los síntomas de esta fase. Los golpes físicos no significaban nada,
sólo el impacto mental causado por la injusticia, por lo irracional de todo aquello.

Los prisioneros repetían al terminar el día: - ¡Ya pasé el día! - y por la noche venían
los sueños que por muy malos que fuesen, serían mejores que la realidad de aquel
campo.

El alimento era lo más codiciado en el campo, ya que todos tenían claros síntomas
de desnutrición. La mayoría de los pensamientos de los prisioneros se concentraban
en salvar el pellejo por lo que carecían de sentimentalismos. Los temas de
conversación entre prisioneros se basaban en política y creencias religiosas.

Ya cuando todo se había perdido, cada prisionero pensaba en su familia y descubría


que el amor es la meta más alta a la puede aspirar un hombre.

Todos los prisioneros intentaban desarrollar el sentido del humor mientras


dominaban el arte de vivir. En el campo de concentración todos se conformaban
con poco, ya que tenían que estar satisfechos de estar aún con vida. La soledad no
se dejaba notar, ya que siempre se encontraban guardias en todos lados. Después
de todos estos sentimientos, venían los planes de fuga.

Otra característica del estado psíquico de los prisioneros era la irritabilidad, ya que
el hambre y la falta de sueño contribuían a su aparición. Las experiencias de la vida
en el campo, demuestran que el hombre tiene capacidad de elección. La máxima
preocupación de los prisioneros se resumía en una pregunta: - ¿Sobreviviremos en
este campo de concentración? - .

El destino debe ser aceptado por todos los hombres y estos pueden conservar su
valor, su dignidad, su generosidad, su bondad etc. ya que en un campo de
concentración, no todo puede perderse. Todos los que han asistido y estado en un
campo concuerdan en señalar que la influencia más deprimente era cuanto tiempo
iba a durar el encarcelamiento. En un campo de concentración, el prisionero que
pierda la Fe en el futuro, está condenado. Pero el sentido de la vida en un campo
de concentración era luchar contra la muerte o este sentimiento. La suerte de los
prisioneros, consistía en gozar condiciones favorable o menos favorables.
- ¿Porqué crees que el autor ha titulado así el libro? ¿Qué sentido para vivir expone
el autor?

Yo pienso que el autor titula así el libro porque revela que hasta en las peores
circunstancias, siempre es posible hallar algo positivo y encontrar en la vida un
camino. Y que enseña también acerca del valor de la libertad y la capacidad del
hombre a autor realizarse a partir de la búsqueda del sentido de la propia existencia.
Y muestra el cómo es posible sobrevivir y encontrar un sentido a la vida.

La respuesta que da es que lo que importa no es el sentido de la vida en términos


generales, sino el significado concreto de la vida de cada persona en un momento
dado. No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, ya que cada uno tiene
su propia misión, en esta vida. Esta pregunta solo la puede responder uno mismo
sobre su vida, eso no lo puede responder médicos, ni familia ni nadie, solo tú eres
capaz de responderla.

- El autor habla en el libro de la existencia desnuda. Explica que es y di la relación


que existe entre esta expresión y las 4 características que aparecen en el libro
(Pág.-15) sobre conocerse a sí mismo.

Relata que les quitaban todas las pertenencias y sólo tenían sus cuerpos desnudos.
Y esta expresión quiere decir que ellos solo poseían su cuerpo desnudo. Y además
que no sabían ni que iba a pasar en sus vidas ni adonde iban a ir, porque lo único
que sabían es lo que hacían y donde estaban en ese momento.

La relación entre existencia desnuda y las características del libro es simplemente


que existimos pero no sabemos para que. En las circunstancias del libro una de las
características que nos dice es que hay que sentirse persona, hay que tener
consideración de su dignidad, aprecio.

Otra característica es saber para que estamos aquí en el mundo, cual es nuestro
papel, nuestro ser se revela en la apertura a los demás, en el ejercicio de la libertad,
también tiene relación, ya que cuando estás en un campo de concentración no
sabes cual es tu papel, y te preguntas para que sirves, y para que estas allí.

En un campo de concentración tienes que intentar dar sentido a todas esas


características y así podrías sobrevivir.

Por ultimo al simplemente tener una existencia desnuda, has perdido todas esas
características, por lo tanto tienes que volver a empezar de nuevo, para poder
reconstruirlas.

- ¿Por qué algunos prisioneros se lanzaban contra la alambrada buscando su


muerte?
Muchos prisioneros cuando aun se hallaban en la primera fase de las reacciones
psicológicas, ante lo desesperado de la situación, la amenaza de la muerte día tras
día, hacía que mas de uno, normalmente por breve tiempo, quisiera suicidarse. Y
para ello la manera más popular de hacerlo era tocar la cerca de alambre
electrificada. Pero al final la mayoría desechaba la idea ya que en el campo la
posibilidad de pasar todas las selecciones eran mínimas, la probabilidad de seguir
viviendo eran mínimas, así que no tenía sentido terminar con una vida que
posiblemente terminará de un momento a otro.

- Explica los síntomas y los sentimientos que experimentan los prisioneros en el


campo de concentración.

En la primera fase (internamiento) menciona el shock, la incredulidad, la ira, y


muchos sentimientos que con el paso de los días en el campo de concentración se
van anulando hasta llegar a un estado de que nada le importa, cualquier cosa que
no sea para sobrevivir no sirve.

En la segunda fase (vida en el campo) habla de la necesidad de sobrevivir, de la


importancia de encontrarle un sentido a la vida para poder seguir viviéndola, de
cómo el futuro y el pasado pueden ser un consuelo para el presente.

En la tercera fase (liberación) habla de las consecuencias que sufren los presos, la
desilusión, otra vez la incredulidad de que la libertad fuera verdad y no un sueño.

- ¿Qué papel juega la religión dentro del campo?

La religión tomaba un sentido desconocido hasta entonces para la mayoría de los


prisioneros. Sentir a la muerte cerca obligaba a plantearse temas como que hay
después de la muerte, o si irían al paraíso después de este infierno, o por el contrario
seguirían en un infierno que debería ser parecido al que estaban viviendo. Los
recién llegados al campo quedaban sorprendidos por el nivel de respeto hacia las
creencias religiosas que se respetaba en el campo.

- La libertad y el humor, ¿pueden existir en las condiciones que narra el autor?


Razónalo.

El humor es otra de las armas que se utilizaban en la lucha por la supervivencia, y


también se daba en el campo, aunque fuera por segundos o minutos escasos. A
pesar del sufrimiento podían aprender a reírse de ellos mismo y su situación. Dice
que el sufrimiento es como el gas, llena el alma sin importar la cantidad de
sufrimiento por lo cual cualquier alivio puede llegar a ser el mayor consuelo.(por
ejemplo, en una vida normal, un simple chiste de estos no deja de ser una pequeña
“tontería”, pero en un campo de concentración era algo que aliviaba tu dolor y te
animaba a seguir viviendo)
A pesar del hombre estar muy influido por su entorno, tiene capacidad de elección
y puede conservar libertad espiritual e independencia mental, incluso en las peores
situaciones. Al hombre le pueden quitar todo menos su libertad, y es por esto que
el tipo de persona en quien se convertía un prisionero, era resultado de una decisión
íntima y no sólo producto de la influencia del medio. Es esta libertad la que hace
que la vida tenga sentido y propósito. Una vida dependiente de la casualidad, no
vale la pena de ser vivida.

- ¿Qué sentido tiene el amor y el sufrimiento para el autor?

El sufrimiento ocupaba toda el alma y toda la conciencia del hombre. Todo se


supeditaba al fin de la supervivencia. Se amenazaba toda la escala de valores que
hasta entonces el hombre había tenido, se acababan perdiendo los principios
morales. Si el hombre no luchaba contra ello, se terminaba por perder el sentimiento
de la propia individualidad, de ser pensante, con una libertad interior y un valor
personal. Se consideraba sólo parte de la masa y su existencia se rebajaba a nivel
animal.

El prisionero añoraba estar a solas consigo mismo y con sus pensamientos.


Anhelaba su intimidad y soledad, ante la vida comunitaria impuesta. Temía tener
que tomar una decisión o cualquier otra iniciativa, puesto que consideraba al destino
dueño de sí y creía nunca se debía influir en él.

En este libro las lágrimas son una prueba de que el hombre a adoptado la postura
más valiente ante el sufrimiento, que es enfrentarse a él. Porque también aparte del
sufrimiento también importa el modo en que afrontemos el sufrimiento.

El sentido del amor:

Es la única forma de conocer realmente a otra persona, no se puede conocer sin


amor . Conocer a la otra persona es y lo que podría ser, y ayudarla a ser sus
posibilidades. Se plantea también que cuando todo se ha perdido, el amor es la
meta última y más alta del hombre, por lo que su salvación está en él y a través de
él. Trasciende la persona física del ser amado y encuentra su significado más
profundo en su propio espíritu, en su yo íntimo. También la intensificación de la vida
interior ayudaba al prisionero a refugiarse contra el vacío, la desolación y la pobreza
espiritual de su existencia, devolviéndole a su existencia anterior. A medida que la
vida interior se hacía más intensa, se sentía la belleza del arte y la naturaleza como
nunca hasta entonces
La segunda fase se caracteriza por la apatía, una especie de muerte emocional. Al
llegar al campo se experimentaba una añoranza sin límites de la casa y la familia,
seguido de una repugnancia por toda la fealdad que les rodeaba, hielo, fango,
excrementos.

Después los sentimientos quedaban embotados: "asco, piedad y horror eran


emociones que nuestro espectador no podía sentir ya", dice el autor. La apatía, el
adormecimiento de las emociones y el sentimiento de que a uno ya nunca le
importaría nada era el necesario mecanismo de defensa afrente al dolor, la
injusticia, la crueldad y la irracionalidad, frente a los golpes diarios, casi continuos.
Dado el alto grado de desnutrición que padecían, se comía una sola vez, un
pequeño trozo de pan y un agua de sopa, lo que era más flagrante teniendo que
realizar trabajos durísimos, el deseo de conseguir alimento era el instinto más
primitivo. Eso explica que el deseo sexual brillara por su ausencia, y, contra lo que
el psicoanálisis afirma ni siquiera se manifestaba en los sueños. Había una
desvalorización de todo lo que no redundaba en la conservación de la propia vida.
Pero había prisioneros que sentían una profunda inquietud religiosa, y que eran
capaces de improvisar un rincón en el barracón, o en un camión de ganado, para
hacer oración. A pesar del primitivismo que imperaba a la fuerza, en el campo era
posible desarrollar una vida espiritual. Las personas capaces de ello resistieron
mejor en el campo, al aislarse del entorno y retrotraerse a su vida anterior, a su
riqueza intelectual y su libertad espiritual. Cuando todo se ha perdido queda el amor.
El Dr. Frankl y otros prisioneros se aferraban a la imagen de sus mujeres, o de un
hijo, o de la persona que más amasen. por eso puede decir: "La verdad es que el
amor es la meta última y más alta a que puede aspirar el hombre" y "La salvación
del hombre está en el amor y a través del amor", un amor que va más allá de la
maternidad del ser amado -Frankl ignoraba si su joven mujer, de 23 años seguía
viva o, como supo después había muerto-, pero llega a decir: "El amor trasciende la
persona física del ser amado y encuentra su significado más profundo en su propio
espíritu, en su yo íntimo".

Había vida interior en los prisioneros, a veces muy intensa, que les hacía apreciar
la belleza del arte o de la naturaleza como nunca hasta entonces. "Su alguien
hubiera visto nuestros rostros cuando, en el viaje de Auschwitz a un campo de
Baviera, contemplamos las montañas de Salzburgo con sus cimas refulgentes al
atardecer, asomados a los ventanucos enrejados del vagón celular, nunca hubiera
creído que se trataba de los rostros de hombres sin esperanza de vivir ni de ser
libres". En el campo también había cierto sentido del humor, aunque fuera en su
expresión más leve y solo durante unos escasos mutuos. También en un campo de
concentración es posible practicar el arte de vivir, aunque el sufrimiento sea
omnipresente. Al no haber placeres positivos se agradecían mucho hasta los más
ínfimos placeres negativos, que alguien te ayudara a despiojarte, por ejemplo. Se
añoraba de una manera muy intensa la soledad, la imposible intimidad. otro
sentimiento muy frecuente en el campo era la irritabilidad. Dado que el prisionero
observaba a diario escenas de golpes, su impulso hacia la violencia había
aumentado: "A veces dice Frankl era preciso tomar decisiones precipitadas que, sin
embargo, podían significar la vida o la muerte. El prisionero hubiera preferido dejar
que el destino eligiera por él". Pero esa capacidad de elección le hacían sentirse
libre, le concedían un atributo humano. La experiencia de la vida en un campo
demuestra que el hombre tiene capacidad de elección. "Los que estuvimos en
campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en
barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba.
Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al
hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa la última de las libertades
humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias, para
decidir su propio camino". Aún en un campo de concentración puede conservar su
dignidad humana. Cita a Dostoyevski: "Solo temo una cosa: no ser digno de mis
sufrimientos". Estas personas fueron dignos. "Es esa libertad espiritual que no se
nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito". El
sufrimiento es un aspecto de la vida que no puede erradicarse, como no pueden
apartarsse el destino o la muerte. Sin ellos la vida no sería completa. "¿Tiene algún
sentido todo este sufrimiento, todas estas muertes?" era la pregunta que angustiaba
a Frankl. El modo en que el hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste
conlleva, añade a su vida un sentido más profundo. Incluso bajo las circunstancias
más difíciles puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad. O bien puede
olvidar su dignidad humana y convertirse en poco más que un animal.

Muchas veces es precisamente una situación externa excepcionalmente difícil la


que da al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo. El
prisionero que perdía la fe en el futuro estaba condenado, se abandonaba, decaía
y se convertía en sujeto del aniquilamiento físico y mental. Lo más difícil es la
pregunta por el sentido de la vida: "Tenemos que aprender por nosotros mismos y
después enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos
nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros" tenemos que dejar de
hacernos preguntas sobre el significado de la vida, y en vez de ello, pensar en
nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continua e incesantemente.
Nuestra contestación no debe ser en palabras, sino que debe ser una conducta y
una situación rectas. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de
encontrar la respuesta correcta a los problemas que plantea y cumplir las tareas
que la vida asigna continuamente a cada individuo. Resulta imposible definir el
significado de la vida en términos generales. "Vida" no significa algo vago, sino algo
muy real y concreto, que configura el destino de cada hombre, distinto y único en
cada caso. Nadie puede redimir al hombre, ni sufrir en su lugar. Su única
oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga. Así el hombre
asume su responsabilidad ante su existencia.

Frankl se pregunta profesional y humanamente por la psicología de los guardas del


campamento. ¿Cómo es posible que hombres de carne y hueso como los demás
pudieran tratar a sus semejantes como los trataron? Había algunos sádicos, en el
sentido médico del término, y que eran seleccionados precisamente por serlo, como
lo eran los individuos más brutales y egoístas, los que tenían más probabilidades
de sobrevivir, era una selección negativa. Pero además los sentimientos de la
mayoría de los guardias se hallaban embotados por años de métodos brutales. Se
habían endurecido hasta límites insospechados, aunque había algunos, por pocos
que fueran, que sentían lástima de los prisioneros. Cuenta el caso de un
comandante de las SS que había comprado medicinas para algunos prisioneros,
gastando cantidades nada despreciables en ello. Frankl saca la siguiente
consecuencia: "Hay dos razas de hombres en el mundo y nada más que dos: "raza"
de los hombres decentes y la de los indecentes. Ambas se encuentran en todas
partes y en todas las capas sociales". Y concluye emocionadamente: "Nosotros
hemos tenido la oportunidad de conocer al hombre quizá mejor que ninguna otra
generación. ¿Qué es en realidad el hombre? Es el ser que siempre decide lo que
es. Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero, asimismo es el ser que ha
entrado en ellas con paso firme musitando una oración".

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