El día era estupendo. Temprano en la mañana salí de la Base de Jucum (Juventud con una misión)
La Paloma, con destino a Punta del Este. Caminé hasta la carretera, hice dedo hasta San Carlos y
desde allí tomé un bus a ese afamado balneario sudamericano.
Anduve recorriendo un par de horas en Punta del Este, me tomé la foto típica con Los Dedos, en
Playa Brava, y comencé mi regreso tomando un bus hasta Rocha.
En Rocha viví algo inolvidable: Esperé en la Agencia de Omnibus hasta que anunciasen la llegada
del transporte que me tenía que llevar, pero eso nunca ocurrió. De repente miro hacia afuera y
veo un bus con el nombre de la empresa que aparecía en mi boleto. Pregunto si ese es el bus que
va a La Paloma, me dicen que sí, y salgo disparado a su encuentro.
En pocos segundos llegué a la conclusión que debía correr hasta alcanzarlo, porque era de noche,
no tenía más dinero, no conocía a nadie en Rocha como para alojarme allá, y no andaba con
celular.
Termino mi crónica resaltando la amabilidad del pueblo uruguayo, representado por esas 4
personas involucradas en esta historia.