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Desarrollo prenatal

En el campo del desarrollo infantil, incluyendo el prenatal, se ha ido ampliando


en cuanto a investigaciones y aportaciones desde el enfoque tanto científico
(cuantitativo y matemático) como psicológico; el primero más objetivo por ser
más cuantificable desde la ciencia media el cual ha aportado valiosa
información al campo de conocimientos infantiles, su desarrollo y
manifestaciones en el área clínica. El segundo, más subjetivo en cuanto a
temas de psicología y psicoanálisis más difíciles de cuantificar, inherentes a la
observación del infante en el aspecto de su mente, energía psíquica, y
manifestaciones de origen psíquico, pero aun así valioso desde el punto de
vista científico en cuanto a la continuidad y objetividad que le dan las hipótesis
que el psicoanalista investigador se plantea y el apegarse a ellas de forma
concreta, es decir, no divagas sino ser objetivo y organizado en el campo de lo
subjetivo.
Sin embargo, ambos modelos de investigación son enriquecedores y
complementarios, tanto el experimental como el de investigadores de
orientación psicoanalítica dedicados a reconstruir el desarrollo psicológico
desde sus etapas tempranas a través de la observación y la teoría
psicoanalítica.
El psicoanálisis ha logrado un entendimiento coherente de gran variedad de
fenómenos psicológicos de manera que se ha podido recurrir al tratamiento
terapéutico exitoso.

La investigación objetiva, a través de varios recursos tecnológicos innovadores,


han permitido conocer fenómenos inherentes al desarrollo prenatal que se
relaciona directamente con capacidades de respuesta que se tienen a partir del
nacimiento y consiguen irse adaptando; ya que un bebe al nacer debe
adoptarse a todo cambio para alimentarse, respirar, cambios de temperatura,
luz, entre otros; y todos los factores que permiten adaptarse y sobrevivir a ellos
se refieren al síndrome de adaptación postnatal, donde él bebe recurre a
capacidades y conductas que va desarrollando desde su desarrollo intrauterino.
Por ejemplo, la respuesta al rechazo, la capacidad de tolerar la hipoxia por la
gran secreción de noradrenalina, mayor concentración de catecolaminas en la
sangre que promueven la respiración, la absorción de líquidos, disminuir
secreciones pulmonares y mayor secreción de sustancias que permiten que no
colapsen los pulmones; asegurando la respiración del recién nacido
(especialmente los primeros dos meses= periodo neonatal), activar la grasa
parda para regular la temperatura y finalmente contribuyen a la relación mama-
bebe en sus comienzos.

La investigación objetiva ha podido comprobar que los fetos desarrollan ya la


capacidad de audición desde la vida intrauterina, y que prefieren el habla del
adulto entre otros sonidos, así como también él bebe lleva grabado
psíquicamente el sonido de los latidos cardiacos de la madre (hay memoria
auditiva). A diferencia de la audición desarrollada desde el octavo mes, el
nervio óptico se mieliniza hasta después del nacimiento. Al nacer se van
haciendo aceleradas conexiones neuronales en las que él bebe asocia la voz
de la madre con su imagen visual una vez que va teniendo la capacidad de fijar
la imagen de ella.
Se prepara desde la vida intrauterina para varias funciones al nacer, como
respirar, ingerir, succionar.
Han observado a su vez reflejos primitivos desde la vida intrauterina, parte de
la dotación biológica con la que el recién nacido enfrenta el ambiente externo.

Las funciones intrauterinas desarrolladas para mamar, alimentarse, succionar,


oír y reconocer la voz de la madre y más adelante tener su imagen visual de
ella, están a su vez relacionadas con el encuentro psicológico del bebe con la
madre, a través de una representación parcial en su psique.

La orientación racionalista, de origen empírico, acentúa que existen


representaciones mentales innatas y un psiquismo fetal de representaciones
mentales heredadas. Rascovsky, se refiere a un feto ya con un yo, psique y
representaciones mentales lo cual es muy aventurado decir, ya que no es lo
mismo hablar de funciones yoica, que hablar de reflejos y funciones biológicas
primarias que permitirán más adelante la supervivencia del recién nacido. En
realidad, es hasta después de los 6 meses de vida en la que se gesta el
reconocimiento del sí mismo y del otro en una dualidad; al contrario de lo que
propone la psicología fetalista.

La orientación empirista tiene como base teorías como la de Margaret Mahler


quien alude a la etapa de narcisismo primario del bebe en la que establece una
relación simbiótica con la madre y después se introduce a la etapa de
separación- individuación utilizando la confianza que logró en la etapa anterior.
Con ello ponen de relieve la importancia de las figuras parentales desde la
temprana infancia del bebe y con ello puntualizan la existencia de fenómenos
preconceptivos importantes en el posterior desarrollo psíquico del hijo que
vendrá. Puntualizan que el embarazo conlleva cambios fisiológicos, psíquicos y
somáticos; se da lugar a una movilización libidinal que hace posible que se
tengan representaciones mentales de sí mismo, de la pareja y una nueva
representación mental del hijo por nacer.
Feder postula que la prehistoria del niño proviene de sus padres biológicos y
asume una etapa preconceptiva en la que se da la ambivalencia preconceptiva,
donde los padres sincronizan y metabolizan fantasías ambivalentes y
conflictivas, que tendrá impacto en el niño por nacer en mayor o menor medida.
La ambivalencia es universal, determina cualquier acto humano.

La orientación de los autores del artículo apunta a que el embarazo biológico


afecta al aparato psicológico de los padres, se habla de un embarazo
psicológico a diversos procesos que se llevan a cabo y la movilización de
diversos factores que contribuyen a la representación mental que se forman del
futuro niño:
1. Las representaciones idealizadas que los padres desarrollan a lo largo
de su desarrollo infantil: representaciones primitivas del yo ideal y
representaciones del ideal de yo que se va conformando a lo largo de la
vida influyen en las representaciones mentales que se forman los padres
de su hijo e influyen en la ambivalencia preconceptiva que les surge.
Estas tendrán un impacto en la autoestima del niño por nacer.
2. La síntesis e integración del yo que los padres lograron a diferentes
niveles de la infancia hasta la resolución de la adolescencia: dicha
integración del yo desde las primeras nociones de separación del bebe
de la relación simbiótica hasta la individuación de la adolescencia
tendrán impacto en la representación y desarrollo del futuro hijo, ya que
es la forma con la que los padres desarrollaron el sentido de realidad del
mundo y la consolidación de su yo con todas sus funciones y se forjaron
con un sí mismo consolidado con el que atenderán y formaran al futuro
bebe.
3. El desarrollo de la capacidad de los padres para establecer relaciones
objetales: Implica la consolidación de una representación mental de sí
mismo clara y apegada a la realidad, y representaciones mentales de los
demás reales, lo que implica a su vez individuación e identidad, y la
estabilidad funcional en una relación de pareja.
4. El establecimiento de la relación de pareja: no se caracteriza por la
necesidad del sujeto de proyectar sus carencias al otro en una imagen
idealizada, sino de la capacidad de entrega y reconocimiento del otro
como recipiente de esta; donde ay un vínculo recíproco. La
representación del hijo por nacer es recipiente de los contenidos
emociónales, ideacionales, y vivenciales de la relación de pareja, y va a
ser determinante en el desarrollo del niño. Para establecer una relación
de pareja consolidad, se necesita un yo fuerte, con límites claros con los
que se distingan uno del otro, resolver el narcisismo primario para poder
amar y entregarse a otro captando sus necesidades emocionales como
persona individual, y deseando así promover la realización el uno del
otro. Esta modificación del yo que la relación vincular imprime, es la
verdadera consolidación del yo y otorga a los individuos competencia en
lo parental (maternidad, disponibilidad libidinal, disponibilidad emocional)
para que el niño consolide su propio desarrollo, y depende en gran
medida del desarrollo infantil de los padres y todas las resoluciones que
este conlleva, el que no sea el niño experimentado una mera
prolongación narcisista.

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