La obra maestra de Cervantes cuenta las aventuras de viaje de un caballero viejo que
piensa ser un caballero andante. Después de volverse loco por haber leído demasiados
libros de caballería, deja su casa en busca de aventuras en las carreteras y en el paisaje
rural de la España imperial. La primera parte de la novela lleva a don Quijote de su
pequeño pueblo en la Mancha a los bosques de la Sierra Morena y de vuelta a su pueblo
donde se recupera del cansancio y varias heridas. Sus encuentros con otros personajes
suelen ser en ventas las cuales, en su locura, toma por castillos. Su meta es de enderezar
toda clase de males y de hacerse famoso por sus buenas acciones. Don Quijote se
encuentra con una gran variedad de personajes, desde campesinos hasta nobles, desde
criminales hasta curas, desde prostitutas y locos enamorados hasta mujeres agraviadas y
hombres celosos.
Dos de los temas principales de la primera parte son la caballería y su relación absurda y
a menudo cómica con la vida "real," y el amor, ambos cortés y conyugal. Cervantes a
menudo utiliza los encuentros de don Quijote con otros personajes para satirizar la
sociedad en la que estos personajes existen y para comentar sobre los varios códigos de
conducta reflejados en sus acciones.
Los primeros lectores de la obra maestra de Cervantes - españoles tanto como otros -
recibieron la obra como puramente de entretenimiento, casi como un libro cómico o una
farsa. Gran parte del humor en la obra viene del contraste entre la interpretación literaria
del mundo de don Quijote y su interacción con los deseos y las funciones corporales de
Sancho. Sus viajes juntos les enseña a los dos que la experiencia humana está hecha de
ambas imaginación y realidad.
Pero Don Quijote es más que un libro sobre otros libros o sobre la ficción y su relación
con la realidad. Como don Quijote, varios de los personajes que viven en el mundo de la
novela son lectores ávidos de ficción. Cervantes explora sus esfuerzos con lo que es
verdadero y lo que no lo es, y en haciendo esto también habla a sus lectores. La lectura
de don Quijote debe de ser una "lectura crítica." Su propósito es de enseñar a leer
novelas, cómo discernir las diferencias y semejanzas entre la ficción y la realidad de la
existencia misma.
Argumento de la obra
La acción principal de la novela gira en torno a tres salidas que el protagonista hace por
tierras de La Mancha, Aragón y Cataluña. Las dos primeras se narran en la primera
parte, publicada en Madrid en enero de
El hidalgo Alonso Quijano, llamado por sus vecinos el Bueno, enloquece leyendo libros
de caballero andante, bajo el nombre de don Quijote de La Mancha y lanzarse a la
aventura a cumplir con su ideal: reparar injusticias, proteger a los débiles, destruir el
mal y merecer por sus proezas a su dama, Dulcinea del Toboso (en realidad la fregona
Aldonza Lorenzo, idealizada por él y que no aparece en toda la novela).
Con unas armas anticuadas y un viejo caballo - Rocinante- hace su primera salida y
llega a una venta que él imagina castillo, donde se hace armar caballero por el ventero.
En una de sus primeras empresas es brutalmente golpeado por unos mercaderes y lo
recoge malherido un vecino suyo, que lo lleva a su casa, ocasión que aprovechan su
sobrina, el cura y el barbero para destruir sus libros y desaparecer su biblioteca. Una vez
recuperado, convence a un rudo labrador, Sancho Panza, para que le sirva como
escudero y, junto a él, sale a correr nuevas aventuras. Pero siempre sale mal parado: los
molinos de viento que él cree gigantes lo derriban, unos arrieros lo apalean, es
apedreado por un grupo de delincuentes a los que había dado libertad, etc. Sus amigos,
el cura y el barbero, van a buscarlo y lo hallan en Sierra Morena, donde hace penitencia
por su dama. Posteriormente, mediante un engaño, lo devuelven a su casa enjaulado.
Los personajes principales de la obra, en torno a los cuales los demás forman el marco,
son Don Quijote y Sancho Panza. El primero es un loco, y su locura es la base de la
novela, que se inicia cuando aquélla se manifiesta y acaba cuando el protagonista
recobra la razón. En la primera parte, don Quijote voltea la realidad que se le ofrece ante
los ojos acomodándola a sus fantasías.
La figura de Sancho resulta de vital importancia. Por un lado, sirve para dar pie al
diálogo. Las conversaciones entre don Quijote y Sancho son uno de los mayores
atractivos de la novela. Por otro lado, es el pretexto para mostrar dos caracteres
diferentes, uno al lado del otro. Sancho es una persona simple, ruda y glotona y Don
Quijote es la extravagancia personalizada. En la primera parte, Sancho aparece como la
persona encargada de hacerle ver a Don Quijote que sus fantasías no son reales, sin
embargo, en el transcurso de la novela, Sancho va enloqueciendo y participando en esas
fantasías.
La segunda parte del Quijote ofrece aspectos muy distintos a los anteriores. El héroe
sigue creyendo que se halla en el mundo de los caballeros andantes, pero ahora no
cambia la realidad; son los que lo rodea quienes, engañándole, le hacen ver un mundo
de fantasía, y en ello consiste la burla de los duques, que trastornan incluso a Sancho.
En su búsqueda de aventuras, primero las creó su imaginación, luego fueron los engaños
de otros, y cuando aparece la posibilidad de la aventura real, en Cataluña, con una
cuadrilla de forajidos y un bergatín turco, don Quijote se muestra desinteresado. Sólo al
final, tras ser vencido por el caballero de la Blanca Luna, comprende don Quijote,
derrotado física y espiritualmente, el engaño en que había vivido.
Estilo de la obra
historia de don Quijote y Sancho, que se limitan a escuchar lo que otros personajes
dicen. Estos relatos, que ocupan cierta extensión, son el episodio de la pastora Marcela,
las novelas cortas El curioso impertinente y la Historia del cautivo, y los amores de
Luscinda y de don Fernando y Dorotea. Cervantes se abstiene de añadir relatos que
rompan la unidad y don Quijote y Sancho son los únicos protagonistas.
La prosa del Quijote contiene descripciones detallistas de las peleas, tumultos, de cada
una de las escenas y capítulos del Qiuijote, lo cual transmite una sensación de presencia
en la obra al lector.
En los diálogos todos los estilos de lengua tienen cabida: desde el lenguaje culto,
pomposo, arcaico. Sancho está salpicado de comentarios y dichos populares.