Anda di halaman 1dari 25

de tener la culpa por el fracaso, si es que existe alguna.

En reali-
dad, la concepción del ideal de la cultura, junto con el intento
renovado de vérselas con las contradicciones propias de su carác-
ter contrafáctico, fue una respuesta a la formación social y políti-
ca moderna que entonces surgía. Después de doscientos años no
ha desaparecido ninguno de los problemas que entonces tuvieron
5 que enfrentar aquellos primeros filósofos de la cultura; las con-
tradicciones, una vez detectadas, se han tornado sólo más mar-
cadas. La cuestión no es si se conserva o abandona la idea de
"cultura", sino si uno aborda de manera genuina esas patologías
La cultura o la invitación a que se descubrieron por primera vez con la ayuda de esta idea
universal.
almorzar por parte de Quizás es posible censurar la idea por haberse extendido más
allá de toda proporción hasta incluir el arte creador. Después de
Immanuel Kant todo, es posible imaginar una sociedad bien formada en la cual
no florezca ningún genio creador. Sin embargo, no hay que consi-
derar como una expectativa excesiva la vinculación de la civili-
1. Kant como una guía para dad, la urbanidad, el gusto y la sensibilidad con el desarrollo de
la filosofía de la cultura las técnicas y habilidades, por un lado, y con la multiplicación de
las asociaciones y sociedades independientes e informales, por el
La filosofía de la cultura fue inventada por los hombres de la otro.
Ilustración. Ellos reinterpretaron el viejo término `cultura' (o `civi-
lización') de modo tal que abarcara varios fenómenos, los cuales no La filosofía de la cultura del siglo xvm y de comienzos del siglo
se había visto hasta ese momento que estaban fuertemente xix reinterpretó el viejo término `cultura' (o civilización) con el
interrelacionados, por ejemplo técnicas y habilidades para practi- propósito de describir las promesas y los problemas de la moder-
carlos; artes y ciencias y las habilidades (o el genio) para crear- nidad en formación y, de manera incidental, también para bus-
los; sensibilidad ante la belleza y el gusto en general; formas de car maneras de remediar los aspectos patológicos del mundo que
la comunicación social y privada; urbanidad, civilidad, los códi- surgía. Adam Smith, Hume, Diderot, Rousseau, Lessing, Herder,
gos del honor y del decoro; las maneras de resolver conflictos, Condorcet, Goethe y Schiller son los más conocidos de esos filóso-
fueran ellos personales, sociales o políticos. La idea de "cultura" fos.
era kantiana antes de Kant, pues desde el comienzo fue Un siglo antes ya se había planteado la pregunta de qué va a
contrafáctica y regulativa. La idea contenía la presuposición nor- mantener reunida a la sociedad una vez que las viejas costum-
mativa de que todos los fenómenos abarcados por el término `cul- bres pierdan su poder integrador. Pero la respuesta entonces
tura' se desarrollarían y florecerían en armonía; sin embargo, la usual, que el Estado (moderno) tendría a su cuidado esta tarea,
misma presuposición transformó al concepto de cultura en dialé- más tarde apenas pareció satisfactoria, incluso para aquellos que,
ctico. De hecho, los aspectos diferentes de la culturas no lograron como Kant, consideraban que la fundación de un Estado republi-
armonizarse. Quizás un aspecto floreció a la vez que otros deca- cano moderno era la precondición necesaria de la civilización
yeron. moderna. La segunda respuesta, y entonces aún reciente, que la
La cultura resultó ser un fenómeno problemático, ambiguo. Es "mano invisible", el mercado autorregulador mismo, llegaría a
erróneo censurar al universalismo por este fracaso. Sin duda, la ser el poder integrador último, ni siquiera satisfizo a su inventor,
idea y el concepto de "cultura" es un universal. Pero ni la concep- Adam Smith. Se difundió el temor a la barbarie civilizada. Algu-
ción de este universal ni la percepción de sus contradicciones han nos (como Smith y Hume) favorecieron una clase de hipocresía

186 187
social moderada para moderar la crueldad de las leyes de la jun- gas y sin conciencia burocrática desarrollada de un modo patoló-
gla. Los radicales rechazaron con despecho la mera actuación y, o gico, pero, ni la química que lleva a la producción de gas veneno-
bien predicaban el absolutismo de las virtudes, tanto públicas so , ni la invención de un código desalmado de conducta burocrá-
como privadas (como Rousseau), o bien yuxtaponían una jungl tica son las causas de Auschwitz. La identificación que lleva a
a entre el Holocausto y la imaginación tecnológica
estetizada a la otra habitada por el rebaño (de Sade ya antes que cabo Heidegger
Nietzsche). Sin embargo, otros -socialistas tempranos, positivis- no expresa sino las débiles capacidades de juicio y el mal gusto de
tas y algunos liberales- creyeron de una manera hiperopti- un filósofo brillante pero imprudente desde un punto de vista
mista que la ambigüedad de la cultura moderna no era sino un moral. El mal es un poder moral, no tecnológico.
fenómeno pasajero. Todavía para otro grupo de filósofos de la En primer término, a diferencia del traductor al inglés de la
cultura, la modernidad aparecía como la época de la degeneración Crítica de la facultad de juzgar, que no captó el mensaje esencial
cultural general, como una formación social autodestructiva y tradujo mal el pasaje importante en el parágrafo 83, , Kant dis-
en la cual son inútiles todos los intentos de inyectarle valor o tingue de manera sucinta entre mal y males (Böse y Ubel). Si él
nobleza (Ferguson). hubiera sabido acerca de la encarnación del Mal (Böse) en
Tal como pasa con todos los casos que tienen que ver con el Auschwitz, jamás se le habría ocurrido identificarlo con los ma-
conocimiento del mundo, también aquí es la mejor guía una per- les ( Übels) de la tecnología moderna. Pues, en su opinión, Mal y
sona de juicio. Por eso le pido a Immanuel Kant que sea mi males serían diferentes en sentido cualitativo o pertenecerían a
Virgilio. Un sabio moderno difiere un poco de uno antiguo, dado clases diferentes.
que pronunciar juicios buenos y equilibrados sobre cuestiones Según Kant, tenemos razones para suponer que la cultura es
que conciernen al mundo moderno exige la movilización de unas el propósito final de la naturaleza, pues la cultura hace que la
cuantas facultades adicionales cuando se lo compara con el sa- criatura racional sea apta para plantearse cualquier meta posi-
bio antiguo. Un grado suficiente de experiencia personal en el ble o para cumplir cualquier propósito posible. En esta generali-
conocimiento del mundo, responsabilidad moral, seriedad, escep- dad, la cultura no tiene afinidad alguna con la moral, ni siquiera
ticismo, humor, comprensión de las tonterías humanas, phrónesis: con la ética. Los propósitos pueden ser buenos o malos, tanto como
todas estas cualidades estaban presentes en el carácter del di- indiferentes. Pero Kant también subdivide el reino de la cultura
minuto hombre de Königsberg. Cualquiera que tenga dudas re- en dos grandes ramas: la de la mera habilidad, por un lado, y la
lativas a si la experiencia personal del filósofo era suficiente para de la disciplina de la voluntad, por el otro. El ejercicio de las me-
el conocimiento del mundo, debe leer el Prefacio a las lecciones ras habilidades puede preparar el territorio del Mal de un modo
de Kant sobre Antropología.l El gran filósofo hace aquí exacta- indirecto (aunque, incluso en ese caso, no puede causar el mal) si
mente la misma observación que la señora Marple, la prudente no es equilibrado por el otro tipo de cultura, la de la disciplina de
anciana de la literatura policial de Agatha Christie en nuestro la voluntad. Por lo tanto, como es obvio, Kant no defendió la neu-
siglo, a saber, que se llega a conocer primero en casa el carácter tralidad ética de la cultura de las habilidades. Por sí mismas, sin
humano y no por haber viajado mucho. Además, Kant se refiere el complemento de la disciplina de la voluntad, las habilidades
a Königsberg como un lugar adecuado donde una persona puede técnicas, la ciencia (y a veces incluso las artes) sirven como me-
expandir de manera suficiente tanto su Welterkenntnis como su dios para satisfacer el apetito humano de riqueza, fama y poder.
Menschenkenntnis. Como estos grandes impulsos empujan a los humanos a que acep-
ten máximas malas (malignas), las habilidades pueden facilitar
Los mismos vasos sanguíneos de la cultura moderna llevaban la realización de esa clase particular de Mal que se sigue de esas
los virus del mal del siglo xx. Esto quiere decir que es posible que máximas. De este modo, el mal tiene por cierto algo que ver con
la cultura moderna sea la portadora (o la encarnación) del mal, la cultura en cuanto el mal es perpretado bajo la guía de máxi-
pero ello sin duda no significa que la cultura moderna (civiliza- mas malignas. Y las máximas malignas, como todas las máxi-
ción) sea la causa del mal o que produzca el mal de manera direc- mas, pertenecen a la cultura. Pero esto es así, al menos para Kant,
ta; menos aún, que sea mala. No hay Auschwitz sin cámaras de sólo en un sentido negativo: en cuanto la cultura no logra robus-

189
188
tecer las máximas buenas, se aceptarán máximas malignas. Esta La metafísica de las costumbres
es una importante restricción en defensa del argumento inicial. to, la disciplina de la voluntad.
trata de la relación entre la Libertad y la Naturaleza bajo la au-
Para Kant, no hay relación causal alguna entre una cultura con_
toridad absoluta de la libertad trascendental. Contrariamente a
creta, por un lado, y el Mal, por el otro, pues la inclinación (Hang) la filosofía de la ley y las costumbres, no es posible ocuparse de la
del hombre hacia el Mal es omnipresente y no específica de una filosofía de la cultura (la filosofía de la historia y la filosofía polí-
cultura. Cualquiera sea la cultura en la que los humanos habi- tica incluidas) dentro del marco del sistema de la filosofía; perte-
ten, se sienten inclinados a las máximas malignas, a menos que nece exlusivamente al sistema de la crítica, de manera específica
alguna cultura de la voluntad (bajo la guía de máximas decentes) a la crítica de la facultad de juzgar y a la antropología pragmáti-
vigorice su inclinación original hacia el bien. 2 A esto se puede
ca. Aun cuando la filosofía de la cultura (incluyendo, nuevamen-
añadir que, si bien el Mal no se sigue de la cultura, las clases te, la filosofía de la historia y la filosofía política) también tematiza
específicas de máximas malignas son formadas bajo la marca in-
la relación entre la libertad y la cultura, la libertad no ocupa aquí
dividual de las culturas par~,iculares y es posible vincular esas
el lugar de la autoridad suprema, sino el del fin supremo. En el
formulaciones individuales con las clases individuales de Mal
perpetrado bajo la guía de tales máximas malignas. Además, in- sistema global de Kant, la autoridad suprema y el fin supremo
coinciden en última instancia. Este es el relato que Kant nos cuen-
cluso si las máximas mismas aparecen como enteramente seme-
ta en los parágrafos finales de la crítica del juicio teleológico. Pero
jantes en dos marcos culturales diferentes, no son semejantes,
dado que, tanto la concepción del mundo en la cual están encaja- La crítica de la facultad de juzgar, tanto como la Antropología no
hablan, después de todo, acerca del sujeto trascendental sino acer-
das como los argumentos en su apoyo, los presupuestos teóricos e
ideológicos subyacentes pueden ser por completo diferentes. Y ca del sensus communis, no hablan acerca de la ley, sino acerca de
la finalidad y la imaginación, no acerca del deber, sino acerca
como las máximas, tanto malignas como buenas, están entrela-
zadas en una red de relaciones culturales, la clase de mal perpe- del gusto y del savoir viere; en suma, acerca de todas aquellas
trado en el marco de una cultura sigue siendo típico para esa cosas que Kant comprende bajo la palabra Humanität. Aunque
cultura particular, incluso si no resulta de ella. El Mal de la Humanitaet no puede. florecer donde no hay buenas leyes re-
Auschwitz (y del Gulag) fue perpetrado bajo la guía de máximas publicanas y ninguna Humanitaet puede ocupar el lugar de la
malignas que fueron forjadas en la modernidad o estaban al me- bondad de la buena persona, un mundo que tuviera las mejores
nos involucradas en las instituciones imaginarias modernas. leyes aún seguiría siendo monótono, triste y desamparado si ca-
Entonces, lo único que es posible añadir a la filosofía kantiana reciera de Humanitaet. Kant escribe: "El purismo del cínico y el
de la cultura es un recordatorio de su extremo carácter local. Pues ascetismo del anacoreta, enemigos de la convivencia social, son
la respuesta a la pregunta "¿qué debo hacer?" sigue siendo la mis- formas desfiguradas de la virtud y no invitan a seguirla; abando- 3
ma. Se necesitan instituciones políticas en cuyo marco incluso la nadas de las Gracias, no pueden aspirar a la humanidad." En su
estirpe del demonio se comportaría de un modo decente. Se debe filosofía de la cultura, Kant explora las diferentes maneras en
robustecer la disciplina de la voluntad para armar bien a los hom- las que es posible incrementar legalmente el "gesellschaftliches
bres y mujeres contra la atracción de las máximas malignas. Wohlleben". Kant siempre presupuso que el interés privado es
Kant se ocupa de ambas cuestiones muchas veces. Y ambas constantemente fomentado de una manera ilegal, esto quiere
cuestiones son tratadas en niveles diferentes de su sistema. decir, por la instrumentalización de otros y el quebrantamiento
Kant se ocupa de cuestiones relativas a la aplicación de la ley de la ley, pero también supuso que no es posible incrementar el
moral dentro del sistema de la filosofía; la ley (la constitución) "bienestar social" de manera directa, sino sólo indirectamente,
tanto como la virtud han de ser tratadas en La metafísica de las por acciones ilegales, a través de la astucia de la naturaleza. 4 Es
costumbres. Según Kant, la ley y la virtud participan en la cultu- posible afirmar una mejora directa del "bienestar social" si la ac-
ra, pero sólo en cuanto proveen la precondición formal para am- ción o el juicio satisfacen por sí mismos y no sólo en términos de
bos aspectos de la cultura, en particular para su segundo aspec- sus resultados no queridos en otras circunstancias.

190 191
2. Simulacro; el actor y el espectador ración es también práctica; participa en la obra, es un coactor.
LTn banquete es un drama.
El incremento (positivo) directo del bienestar en el mundo mo- La ética es una obra de teatro, el simulacro del bien. Es la red
derno presupone el gobierno de buenas leyes republicanas, la li- Social de la apariencia moral permitida. En opinión de Kant, los
bertad del hombre, la igualdad y la independencia del ciudadanos Seres humanos actúan cada vez más a medida que progresa la
También presupone que ha comenzado el proceso de la liber a_ civilización. Bajo la apariencia de un acuerdo con el despecho de
ción del hombre (y de la mujer) de su culpable incapacidad. Es Rousseau, Kant suscribe antes bien el realismo de La Roche-
posible incrementar el bienestar social directamente de varias foucault. La hipocresía es, sin duda, mejor que el cinismo. Mien-
formas y en diferentes niveles. Todas esas formas y niveles son tras desempeñan el papel de buenas personas, reflexiona Kant,
i mportantes, pero algunas de ellas presentan problemas. El pri- los hombres pueden habituarse al papel que interpretan y la más-
mer nivel es el de los actores, el segundo es el de los espectadore cara podría adherírseles a sus rostros. Hay que valorar incluso la
s
y el tercer nivel es el de un grupo de personas involucradas en a pariencia del bien en el otro. La ilusión en la comunicación social
actos de habla en la forma de una conversación entre iguales. La es saludable. Dejar caer esta clase de ilusiones, por ejemplo, la
aptitud de la mente o alma humana ( Gemüth, Gesinnung) para politesse o el decoro, es un signo de inhumanidad.
aceptar las leyes morales es aumentada en los tres niveles, si
bien de diferentes maneras. Es obvio que todo lo que aumenta la Todas las virtudes humanas en circulación son moneda suelta: uno ten-
aptitud de la naturaleza humana para la aceptación de la ley dría que ser niño como para tomarlas como oro verdadero. Pero estamos
en mejor posición si tenemos moneda suelta en circulación que si no te-
moral en y para la acción no es lo debido, sino sólo el simulacro de nemos absolutamente ningún dinero; y eventualmente puede convertir-
lo debido, porque ella es heterónoma. Lo debido consiste en so- se en oro genuino, aunque a una pérdida considerable. Es alta traición
meternos nosotros mismos a la ley moral sólo porque es la ley contra la humanidad tratar estas monedas como meras fichas que no
moral, un acto autónomo. En el caso del espectador o en el caso tienen ningún valor en absoluto ...'
de las personas que participan en la conversación cultural entre
iguales, no es posible hablar de simulacro, pues esto es lo debido. La metáfora de la obra de teatro es reemplazada aquí por la
En la terminología de Kant, tanto el espectador como el actor metáfora de la circulación del dinero. Pero el mensaje sigue sien-
lingüístico movilizan, entre otras cosas, también su facultad de do el mismo. Por supuesto que el simulacro no es tan valioso como
juicio (reflexivo). Por eso en La crítica de la facultad de juzgar el original; pero tiene aún algún valor. Aquello que es verdadero
Kant sólo trata de las actitudes del espectador o del actor lin- acerca de la acción en general es verdadero acerca de la habili-
güístico. Con la excepción de algunas observaciones esporádicas dad artística, en particular acerca del arte de la política. La imagi-
en la segunda Crítica y, en particular, en La metafísica de las nación política puede evocar la imagen del Parlamento inglés
costumbres, aprendemos más acerca del concepto kantiano cuando se está debatiendo sobre la libertad de las personas, si
de lo
ético como el simulacro de lo moral a partir de su Antropología bien el parlamento inglés es en realidad una mera formalidad de
pragmática. la libertad popular; y lo mismo cabe afirmar, respecto de la igual-
El mundo es, según Kant, el hábitat humano, esto es, el teatro dad, sobre la Convención Francesa. Kant emplea la expresión "in
humano. Somos en él a la vez actores y espectadores. Kant hace blossen Formalien besteht" (consiste en meras formalidades) para
la fina distinción entre conocer el mundo y tener un mundo (Die subrayar aquello que tienen en común la apariencia ética y la
Welt erkennen; die Welt haben). En cuanto conocemos el mundo, 4
política; meras formalidades no son meramente formalidades.
comprendemos la obra; en cuanto tenemos un mundo, somos La apariencia puede ser simulación o engaño. La mera acomo-
coactores.~ El espectador conoce el mundo (cuán bien, es otra cues- dación a las expectativas morales es simulación, pero no es enga-
tión); el actor tiene un mundo. El actor lingüístico de un discurso ño. Las acciones o gestos dentro del marco de aquello que está
es una combinación de las dos actitudes. Es un espectador, en ( moralmente) permitido no pueden engañar a nadie. Esto es así,
cuanto se suspenden sus acciones pragmáticas y guiadas por in- primero, porque todos saben las reglas del juego y nadie toma las
tereses. Sin embargo, la actitud que asume durante una conver- palabras en su valor nominal; en segundo lugar, porque incluso

192 193
si las tomaran en su valor nominal, no sufriría daño alguno sentimiento universal de la simpatía y, por el otro lado, la facultad
excepto una débil incomodidad o un leve ridículo. Mientras el de ser capaz de comunicar universalmente nuestros [sentimientos]
juego circula por el terreno de lo permitido (moralmente), una íntimos". 1z Pero Kant añade también que, dado que el gusto es ante
persona sólo puede engañarse a sí misma. Pero en el momento todo la capacidad de juzgar las ideas éticas sensibilizadas, la verda-
mismo en que es confrontada sólo consigo misma (con su propia dera propedéutica para la fundamentación del gusto sigue siendo
conciencia), abandonamos el dominio de la ética (legalidad) e in- la promoción de las ideas éticas y el cultivo del sentido moral. Lo
gresamos en el reino de la moralidad. Todo lo que sucede entre la último sigue siendo la tarea del hombre en soledad.
persona y su conciencia no es un asunto cultural. Confundir Tanto la sociabilidad como la moralidad son fomentadas por el
la naturaleza con la libertad es un engaño de la moralidad, de la cultivo del juicio del gusto, la primera, de manera directa, la se-
razón pura práctica y de la ley moral y, como tal, es un autoengaño. gunda, de manera indirecta. Se fomenta de manera directa en lo
Pero en relación con otra persona es sólo simulación de algún que se refiere a la legalidad, de manera indirecta en lo que se
valor ético. Sin duda, en el caso de las acciones no permitidas la refiere a la moralidad. Hay algunas diferencias en este contexto
simulación se convierte en engaño, porque el actor no juega de entre lo bello y lo sublime, pues lo último no es un juicio puro del
acuerdo con las reglas, antes bien, de un modo deshonesto hace gusto. Tanto los juicios del gusto como el sentido de lo sublime
trampa al jugar. Los actos no permitidos son indignos, malos, resultan del cultivo general de nuestra mente e imaginación. Lo
criminales y malignos, sin considerar la presencia o ausencia de primero nos hace amar la naturaleza de un modo correcto, lo se-
la simulación. gundo nos hace respetar las ideas que están más allá de los lími-
La diferencia entre el hombre en soledad y el hombre en la red tes de la representabilidad. No obstante, estas ideas pueden apa-
de la comunicación social es tanto menor cuanto más se desplaza recer mediante muchos tipos de representaciones. En su obra
la atención desde la actitud del actor hacia la actitud del especta- precrítica sobre lo bello y lo sublime, Kant observó que el Mal
dor. Este desplazamiento es particularmente notable en La críti- también puede ser sublime.l 3 Si bien en La crítica de la facultad
ca de la facultad de juzgar. Por ejemplo, en la deducción de los de juzgar el mal mismo ya no puede ser sublime, lo sublime aún
juicios estéticos puros el énfasis recae sobre la sociabilidad, en puede incluir el mal. Después de todo, incluyó la guerra entre los
particular sobre la comunicabilidad de las experiencias e impre- acontecimientos sublimes. En realidad, Kant hace dos movidas
siones subjetivas y no sólo en el parágrafo sobre el interés empí- en su tratamiento de lo sublime que, aunque diferentes, no care-
rico en lo bello` donde Hannah Arendt ubicó la "verdadera" filo- cen de relación. El sentido de la sublimidad es cultura, indica la
sofía política de Kant.l°Justo a su lado, cuando Kant se ocupa del salida de la inhumanidad de nuestros sentidos. Pero, en este con-
interés intelectual en lo bello, Kant evoca la imagen del solitario, texto, el grado supremo de la cultura se alcanza en el caso en que
del hombre en su soledad que -sin la intención de compartir su la Libertad nouménica o el Bien producen el sentimiento de subli-
i mpresión con nadie- adora y ama la forma bella de una flor midad y el respeto por su objeto. En el juicio reflexivo, la ley mo-
silvestre, de un pájaro, etc. Aquí el énfasis recae sobre el carácter ral es lo sublime que se yergue más allá de cualquier otra clase
no social del interés estético, pues el hombre en soledad ama la de sublimidad. Pero todas las clases de lo sublime, incluyendo
flor y el pájaro silvestres, seres no tocados por la sociedad. En las inferiores, tienen algo en común: una cierta grandeza que
este contexto, la imitación del canto de un pájaro o de la forma de produce Achtung, el sentimiento de elevación y respeto, que, de
una flor, en otras palabras, lo "hecho por el hombre", se llama manera invariable, graba en nuestra mente la verdad que dice
engaiïo (Betrug), si bien no es aquí un autoengaño, dado que la que la libertad está por encima de la naturaleza. Después de todo,
fascinación del solitario por la mera forma de la belleza natural en la guerra sacrificamos nuestra vidas por la libertad. Kant ha-
no social constituye el sentimiento gemelo de su sentido moral. bría estado de acuerdo con la reflexión de Hamlet acerca de
El doble interés que se tiene en el juicio del gusto se acentúa aun Fortimbrás de que hay grandeza en luchar y morir por un pedazo
más en el capítulo "Del método del gusto".' 1 La "cultura de las insignificante de tierra. Sin embargo, no se sigue de esto que Kant
capacidades mentales (Gemüthskraefte)" aumenta, así dice Kant, habría estado de acuerdo con Fortimbrás ni que habría apro-
entre los hombres, porque la "humanidad, por un lado, indica el bado en sentido moral las metas de Fortimbrás. Pues no debe

194 195
olvidarse que Kant se ocupa aquí de la facultad del juicio reflexi- mirada hacia un mundo superior por sobre su actividad a través
vo y no de la facultad de la razón práctica. La sublimidad se presen- de la cual tienen un mundo. Después de todo, los actores y los
ta en la actitud del espectador. Estamos sentados en el teatro, real espectadores son las mismas personas. El juicio estético conside-
o metafórico, observamos, derramamos lágrimas, somos elevados, rado como comunicación, como el vehículo del cultivo de la socia-
incluso somos abatidos por la idea de la libertad y del bien, pero no bilidad sociable, combina las actitudes del espectador y del actor.
actuamos. LaAchtung por el Bien, en el juicio reflexivo, y laAchtung Precisamente, esta unidad de las dos actitudes, como un cons-
por la Ley, en la razón práctica, están relacionadas, pues ambas son tante desplazamiento de una a la otra, aparece en la cultura de
la sociabilidad sociable. La sociabilidad sociable es también un
Achtung por la Libertad y el Bien. Y, sin embargo, corresponden a
tipos enteramente diferentes. En el primer caso, la Achtung produ- simulacro, una apariencia, pues es el símil, el análogo, de la uni-
ce entusiasmo e inspira nuestra imaginación, mientras que en el dad de la libertad y la felicidad. Todo pequeño espacio de sociabi-
segundo caso no hay ni entusiasmo ni imaginación. El bien moral, lidad sociable que sobrevive aquí y ahora en el mundo de la socia-
bilidad insociable es para Kant la promesse du bonheur.
afirma Kant, debe ser imaginado como sublime y no como bello, en
cuanto es juzgado estéticamente. Pero no hay ningún acceso directo
La sociabilidad insociable es para Kant la paradoja de la natu-
desde la Achtung estética a la Achtung moral. "La idea del bien
unida a un [fuerte] sentimiento se llama entusiasmo. ... Ahora bien, raleza humana, esta combinación única de la naturaleza y la li-
todo sentimiento es ciego. ... Por lo tanto, en absoluto puede mere- bertad. Sin duda es paradójico el hecho de que los hombres y las
cer la aprobación de la razón. No obstante, en sentido estético, el mujeres lastimen a sus congéneres, les roben, los asesinen, com-
entusiamo es sublime. ..." 14 pitan con ellos, los aniquilen, los instrumentalicen, sólo para con-
De este modo, todas las clases de juicios estéticos (y no sólo el seguir su respeto, amor, estima y reconocimiento. No hay nada
juicio del gusto) tienen una fuerte afinidad con el bien (y lo mo- paradójico en relación con la sociabilidad sociable, que es aun
ral) por el hecho de que no son acciones en sentido propio y en otra combinación de la libertad y la naturaleza. En el mundo de
cuanto no producen acciones en sentido propio. Por eso su vincu- la sociabilidad insociable, la libertad está al servicio de la natu-
lación con lo moral no es directa, sino indirecta. Támbién añaden raleza, mientras que en el mundo de la sociabilidad sociable ni la
una dimensión estética a un carácter ya moral (al hombre de libertad ni la naturaleza son instrumentalizadas: están más allá
buena voluntad). El solitario esteta entusiasta de la libertad y la de cualquier empleo. La sociabilidad sociable, o como Kant la
bondad se une de este modo al amante solitario de la naturaleza. denomina, el mundo de la Humanitaet es lo opuesto del estado de
La ética puede ser estetizada en la comunicación social, si bien naturaleza. Pero también lo son el estado de derecho, el estado
sigue siendo un simulacro, una apariencia. Allí los actores tienen contractual, el estado republicano moderno. El estado de derecho
un mundo, son coactores; sin embargo, no se identifican con el no cancela el mundo de la sociabilidad insociable, pues mediante
papel que interpretan. También en el juicio estético hay una cla- el uso de la fuerza la república legal mantiene a raya la sociabi-
se de apariencia, dado que también lo sublime es apariencia de lo lidad insociable. Esto no tiene nada que ver con la Humanitaet,
bueno. Pero es una libre apariencia; el libre juego de la imagina- si bien unas buenas leyes republicanas ofrecen el marco óptimo
ción actúa en esta apariencia. En cuanto los hombres y las muje- para practicar la Humanitaet. Kant diferencia, al menos de ma-
res hacen un juicio estético, son aquello que son. No imitan, no nera implícita, entre la cultura política y la cultura de la sociabi-
dicen "esto es bello" sólo porque alguien más dijera eso; y no se lidad sociable. La cultura política, en cuanto cultura de la acción,
ven abrumados por la magnificencia del cielo estrellado sólo a fin sigue siendo una forma de actuación en escena y un simulacro en
el mismo sentido que lo es la ética. Humanitaet
de solicitar una opinión favorable del vecino. Pero, ¿tienen ellos (la sociabilidad
un mundo? O ¿llegan a conocer mejor el mundo? Kant diría que, sociable) es sin embargo, distinta de la actuación en escena. Y
sin duda, a través de juicios estéticos transitorios los hombres y sin embargo, la cultura política y la cultura de la Humanitaet
las mujeres llegan a conocer mejor el mundo, aunque sólo sea en tienen un rasgo común: ambas exigen un cambio radical en el
un sentido negativo, por el hecho de vislumbrar un mundo que juego del lenguaje. Ellas se desplazan desde un lenguaje egoísta
difiere del meramente empírico. Pero también pueden dirigir esta hacia un lenguaje "pluralista". El discurso pluralista puede ser

196 197
tanto auténtico como inauténtico, esto es, puede ser la manifes- Como hemos visto, el pluralismo del gusto y el pluralismo del
tación de la libertad o sólo su apariencia. Para la cultura política entendimiento humano común no son sino dos aspectos de la
la apariencia es suficiente; no para la Humanitaet. Dicho de un misma cultura de la sociabilidad sociable.l'
modo más preciso, se ingresa en la red de la sociabilidad sociable La máxima "piensa por ti mismo", esto es, la máxima de la au-
cuando al emplear un lenguaje plu-ralista ya no basta la apa- tonomía del pensar, aparece aquí en primer lugar. Kant, que ape-
riencia de la libertad. nas se vale de referencias históricas en sus obras sistemáticas,
Hay tres tipos de egoísmo: lógico, estético y ético (los egoísmos aclara en este punto que las máximas de pensamiento y en espe-
de la comprensión, del gusto y del interés práctico). El egoísta cial la primera son las máximas de la Ilustración. En laAntropo-
lógico no escucha de manera imparcial las opiniones o juicios de logía, donde presenta el esbozo de una teoría de los actos de ha-
otras personas, el egoísta estético es indiferente respecto del gus- bla, está aun más claro que la cultura de la sociabilidad sociable
to de otras personas y el egoísta moral está interesado de manera pertenece a la Edad moderna.
exclusiva en su propio beneficio o placer. l5 Kant relaciona plura- En primer lugar, Kant vincula el egoísmo con hablar (y pen-
lismo y egoísmo. Una persona es pluralista si es pluralista en un sar) en primera persona del singular y el pluralismo con hablar
sentido lógico, estético y, sin duda, también ético. Un pluralista (y pensar) en primera persona del plural. Pero en cierto lugar se
lógico está interesado en las opiniones y juicios de otras personas refiere al así llamado pluralis majestatis (plural mayestático) y
de una manera no instrumental. Está interesado en ellos porque desde allí examina la asimetría de los actos de habla en la socie-
son los juicios y opiniones de Otros, porque se interesa en algu- dad feudal, donde el empleo del singular y del plural en la segun-
nos Otros (no en todos) como personas y no a fin de emplear este da, tercera y primera personas estaba regulado de una manera
conocimiento como instrumento para satisfacer su afán de fama, estricta y jerárquica. Y concluye como sigue:
riqueza y poder. Cabe decir lo mismo respecto del pluralista esté-
tico. Los pluralistas también se benefician de su pluralismo, pero Todo ello obra, probablemente del feudalismo, que se cuidaba de que des-
en el mismo plano en el cual lo practican. Por ejemplo, si alguien de la dignidad real, pasando por todos los grados intermedios, hasta
es un pluralista lógico, sus juicios y opiniones mejorarán como el punto en que desaparece del todo la dignidad humana y sólo queda el
resultado de su pluralismo. Si bien es difícil desentrañar si un ser humano, esto es, hasta la clase de los siervos, únicos que pueden ser
interpelados por su superior con un tú, o hasta el niño, que no puede
pluralista ético actúa por deber o por sentido moral, amistad o
tener todavía una voluntad propia, no hubiese error en el grado del res-
amor -pues todas estas motivaciones son o pueden ser practica- peto debido al más encumbrado.l~
das como pluralistas-, también aquí es posible rastrear la pri-
macía de la ética porque se quiere de manera directa la felicidad En suma, en el mundo feudal todavía hay pluralismo, pues los
o el beneficio de la(s) otras) persona(s). Pero el pluralismo ético, hombres y mujeres se dirigen unos a otros según el rango que
si bien involucra el refinamiento del corazón, no es aún el refina- llegan a ocupar por casualidad en la jerarquía del todo social. El
miento de la comprensión y/o del gusto. La Humanitaet como- pluralismo y el egoísmo no se distinguen completamente porque
cultura de la sociabilidad sociable es una cuestión de refinamien
to y es un pluralismo rotundo que genera un refinamiento que es el "yo" de las personas es inseparable del "nosotros" de su rango.
Se debe respeto de acuerdo al rango; pero no se debe ningún res-
inmanente a las prácticas culturales refinadas.
En el capítulo sobre el gusto como una clase de sensus peto a las no personas (las personas sin rango), como los siervos y
los niños. El ideal de la libertad da a luz la máxima del pen-
communis, ló Kant introduce de repente, como una cuestión poco samiento autónomo y la idea de la igualdad política reclama el
relacionada, el problema de las tres máximas del entendimiento
humano común. La primera es la máxima que ordena pensar con ejercicio del tipo de pensamiento pluralista que presupone la pro-
la propia mente (pensamiento autónomo), mientras que la terce - pia aptitud para pensar con las mentes de otros que son tan inde-
ra es la máxima de la consistencia. La segunda máxima ordena- pendientes como uno mismo y no meros especímenes de su rango
pensar como si uno estuviera en el lugar de otra persona, practi social. Para los modernos no era necesaria ninguna red de socia-
bilidad sociable ni podían desarrollarse tales redes. El egoísmo
car la clase de pensamiento que Kant ha denominado en otra
"~
ili mitado y la más sutil Humanitaet aparecieron juntos. Donde
ocasión pluralista, pero que aquí llama "erweiterte Denkungsart

198 199
la inhumanidad de los apetitos desinhibidos se alimenta de la una contribución particular a la conversación. Sin duda, la
cultura de las habilidades y aumenta constantemente al ritmo "universalidad comparativa" concerniente a la mesa y relativa a
siempre creciente de la expansión de las necesidades, la cultura los invitados no es la misma cosa. En el último caso, el término
de la disciplina de la voluntad también puede adquirir un refina- que emplea Kant es entretenimiento universal recíproco
miento sin precedentes: en y a través de la comunicación / con- ("wechselseitige allgemeine Unterhaltung"). La diversidad de la
versación entre las personas libres e iguales. comida atrae a gustos privados que no pretenden validez univer-
sal, sólo el gusto del anfitrión reclama eso. La diversidad de las
opiniones, sin embargo, se compone, tanto de juicios privados como
3. El banquete de Kant. Una invitación a de juicios no privados (los últimos exigen validez universal) y
almorzar todos ellos se ponen en relación recíproca. Todos necesitan con-
tribuir con algo a la razón, entendimiento y gusto de los otros, y
viceversa, de modo tal que todos concuerden en que han tomado
A Kant le gustaba compartir diariamente con sus amigos un
prolongado almuerzo. Después de haber llegado a ser sus ami- parte en una buena conversación. Sólo un mal anfitrión reúne a
gos, nos hizo, con su gesto habitual de urbanidad, una invitación invitados de los cuales se supone que están de acuerdo en todos
permanente para reunirnos con él para almorzar. los temas, pues ¿qué clase de discusión puede salir de tal reunión?
Pero aquel que invita a personas que no tienen nada en común o
a algunos egoístas lógicos o estéticos que están convencidos de
Kant observó, en una nota en el marco del tratamiento de lo
bello y lo sublime, en su Antropología: "No hay ninguna situa- que sus opiniones y sus gustos están más allá de toda discusión
ción en que la sensibilidad y el entendimiento puedan unirse en es también un mal anfitrión. Aquello que Kant denomina validez
un goce, prolongarse tanto y repetirse con complacencia tanisfre- universal comparativa en cuestiones de juicio es una universali-
cuentemente, como una buena comida en grata compañía". La dad a través de la diversidad o, mejor dicho, una universalidad
bondad de la comida, tanto como de la compañía, depende del que se manifiesta en la diversidad. No se excluye de manera ex-
plícita alcanzar el "consenso" en uno u otro asunto concreto, pero
gusto del anfitrión.
no es necesario. Alcanzar el consenso en todo asunto bajo discu-
El gusto estético del anfitrión muéstrase en la habilidad para elegir con sión echaría a perder la discusión. Después de todo, uno practi-
validez universal, lo que no puede hacer siguiendo su propio gusto, por- ca la liberalidad en la propia manera de pensar ("liberale Den-
que sus invitados acaso elegirían otros manjares o bebidas, cada uno se- kungsart") mediante el reconocimiento y la aceptación de la dife-
gún su gusto privativo. El anfitrión acude, pues, a la variedad, es decir, a rencia.
que haya para cada uno algo a su gusto, lo cual da por resultado una En la Antropología y también en La crítica de la facultad de
validez universal comparativa. z° juzgar, 21 Kant regresa con frecuencia al problema del carácter
pluralista del gusto. Para él constituye un problema, si bien no lo
Para la elección adecuada de los invitados para un entrete- es para muchos de sus críticos comtemporáneos que jamás hicie-
nimiento universal recíproco ("wechselseitige allgemeine ron el esfuerzo de entenderlo. No hay duda de que, cuando al-
Unterhaltung"), añade Kant, se requiere que la razón sea aplica- guien afirma "X es bello", este juicio de gusto es por definición
da al gusto. una afirmación de validez universal. Como Kant observa, la for-
Sin considerar si Kant trata de la buena comida (la condición mulación misma "X es bello" sugiere que X es bello no sólo para
de la buena conversación) o de la buena conversación misma, mí, es bello para todos. Esto es pluralismo, pues el "yo" habla el
emplea de manera invariable el término `universal', incluso "va- lenguaje del "nosotros". Pero si alguien en buena compañía dice
lidez universal". ¿Qué significa "universal" en este contexto? Sig- "X es bello" y su invitado replica que X es un poco feo, entonces en
nifica que, según el juicio de todos y cada uno de los partid-pantes esta situación de colisión de juicios el pluralismo exige que se
de la comida, ellos tienen una buena comida tanto como una bue- respeten mutuamente sus juicios, aun cuando ambos reclamen
na conversación, aun cuando cada uno de ellos pudo haber comi - validez universal. La persona que insista en que sólo su juicio
do algo diferente y cada uno de ellos haya hecho con probabilidad
200 201
importa, porque aquello que afirma que es bello, es bello, y los virtudes privadas. Y, sin embargo, la Humanitaet no es una ac-
otros no tienen gusto, actúa de una manera egoísta; formulado ción, ni puede serlo. En la acción en sentido estricto, el bienestar
en términos más simples, se trata de un aguafiestas. No es posi- y la virtud están trabados en un estado de conflicto permanente
ble tener una buena conversación con gente de tal disposición donde la última siempre debe dominar. De este modo, la clase de
iliberal. Por otro lado, no es posible tener una buena conversa- comunicación donde el bienestar y la virtud están unidos tiene
ción en materia de gusto con gente cuyo gusto sea meramente que ser interhumana, es decir una acción o serie de acciones so-
privado. El gusto puede ser meramente privado por muchas ra- ciales y, sin embargo, la Humanitaet tiene que seguir siendo una
zones; las dos razones principales son la falta de refinamiento y manera de pensar y, en cuanto es una manera de pensar, no es
la ausencia de una afirmación universal. La falta de refinamien- una acción. Se sale de esta vía muerta si uno acepta una invita-
to caracteriza tanto a los juicios de gusto autónomos como a los ción a un almuerzo imaginario y se hace agradable a sí mismo en
heterónomos. Kant da su aprobación a una censura interna que buena compañía, alrededor de la mesa imaginaria.
impide a los hombres y mujeres estar de acuerdo con modas rela- La Mesa imaginaria es el contrapunto del Contrato. Sócrates
tivas el gusto. No es posible tener una buena conversación con conducía sus diálogos principalmente alrededor de mesas simbó-
personas que sólo repiten todo aquello que sea el dernier cri. licas. Jesús de Nazareth tenía una predilección por la mesa. El
Pluralistas en apariencia, por completo son egoístas pues igno- proveía pescado en abundancia; le gustaba disfrutar de los place-
ran la diferencia entre "yo" y "nosotros". Para Kant, aunque no res de la mesa con sus discípulos y amigos. 24 El contrato, por otro
para sus invitados al almuerzo y que esperan tener una buena lado, es la asociación de personas individuales. Una vez que se
conversación, es un problema menor el hecho de que no habrá en cierra un contrato, se hace obligatorio; aquel que contrata puede
absoluto una buena conversación en cuestiones de gusto si los ser obligado a que obedezca. Muy diferentes vínculos se forman
invitados, o al menos algunos de ellos, no exigen validez univer- alrededor de la mesa: los lazos espirituales de la amistad, la ca-
sal para sus juicios de gusto. Si uno señala: "yo lo he disfrutado" maradería, los de los compromisos elegidos de manera libre. Las
y el otro: "fue muy lindo" y todo el intercambio de opiniones con- partes de un contrato son mutuamente dependientes; sacan be-
tinúa en este tono, la buena conversación será enterrada antes neficio, pero no placer, de la dependencia mutua. Uno se sienta a
de que pueda levantar vuelo. Si falta uno de los tres criterios de la misma mesa con otros, no para obtener beneficio, sino para
una buena conversación, i.e. autonomía, pluralismo o la liberali- obtener placer de la unidad. Aquí no hay violación alguna del
dad del espíritu, podríamos pasarla bien pero no tener una bue- contrato, nadie puede ser forzado a estar sentado si no quiere.
na conversación. Para Kant no había ningún "o esto o lo otro"; quería tanto el
contrato como la mesa; el estado legal y la unión mística. El exte-
Sabemos bien qué esperar de un almuerzo con Kant, pues nos rior de su unión mística es banal; pero así es el exterior de todas
dio una descripción detallada del banquete moderno bajo el títu- las uniones místicas. Un almuerzo es sólo un almuerzo. El espíri-
lo "Del sumo bien físico-moral". 22 Allí se ocupa de la posibilidad tu está presente, si en absoluto lo está, en el anfitrión y los invi-
de combinar (unir) el sumo bien moral y el sumo bien físico sin tados.
confundirlos (lo cual los destruiría a ambos). La justa proporción
de bien moral y físico es el disfrute (Genuss) de la felicidad ética Es posible bailar, escuchar música o jugar en compañía, pero
(gesittete Glückseligkeit). Con esto regresamos a la sociabilidad en esas ocasiones no se puede tener una buena conversación, ni
sociable (humanidad) como al simulacro del mejor mundo políti- siquiera una real, "la cual requiere la comunicación de pen-
co y social. "La índole moral que une el buen vivir con la virtud samientos" ("welche wechselseitige Mitteilung der Gedanken
en el trato social es la humanidad." Za La Humanitaet es de este fordert").ZS Jugar también abre las puertas para la manifestación
modo una clase de pensar (y no una clase de acción), pero de un del egoísmo desinhibido. Los vínculos de humanidad, a los que se
pensar tal como se presenta en la comunicación (en la relación refiere Kant como Weltbürgertum, pueden establecerse ante todo
con los otros). La unidad del bienestar (buena vida) y la virtud es alrededor de la mesa (donde tienen lugar las buenas conversa-
posible sólo en la comunicación (relación con otros), pues no hay ciones). El modelo de la francmasonería es inconfundible, aun

202 203
cuando Kant evite los elementos ceremoniales externos de la her- Contar es, ante todo, un intercambio de información política.
mandad masónica; para él, éstos sólo eran mucha palabrería. Esto abre el apetito y eleva la conversación al nivel de vivacidad
Se sientan unas cuantas reglas, tanto para el anfitrión como para que anima a las personas a revelar sus opiniones y juicios. Como
los invitados de la noble Tischgesellschaft. El anfitrión debe invitar las opiniones y juicios son diferentes, surgen conflictos y, con los
a hombres de gusto (en algún lugar, Kant incluye también a muje- conflictos, también aumenta la necesidad de beber. Por último, la
res). Todo participante (anfitrión e invitados por igual) tiene que discusión exaltada requiere demasiado esfuerzo; una distensión
compartir la intención de disfrutar de los otros (no sólo de la comi- sigue a través de ciertas bromas. La erótica también entra en la
da). El número de los participantes tiene que ser el adecuado: sufi- escena; los hombres bromean acerca de mujeres, y viceversa: se
cientemente grande como para asegurar diversidad, pero suficien- gastan bromas mutuamente; las mujeres tienen la oportunidad
temente pequeño como para permitir una conversación común. El de mostrar su ingenio. La comida termina con risas.
entretenimiento privado de vecinos alrededor de la mesa es de mal En lo que concierne a la conversación, el segundo plato es el
gusto social; las grandes reuniones son por completo vulgares. crucial. En esta etapa los juicios, gustos y opiniones chocan, la
Para una presencia imaginaria en el banquete de Kant, necesi- controversia (Streit) tiene lugar. Ni la disputa ni la pelea es apro-
tamos estar familiarizados con el código ético de esta noble piada alrededor de la mesa donde se come. Kant emplea el térmi-
Tischgesellschaft. Existe tal código. "Pues todo simposio lleva consi- no disputa en relación con una proposición que se funda en con-
go, aun sin un pacto especialmente hecho para ello, una cierta san- ceptos científicos o filosóficos. En la disputa, sólo es verdadero un
tidad y deber del silencio [...]".as Kant emplea las ricas palabras único enunciado, sólo es posible una única solución verdadera.
"santidad" y "deber del secreto" (sin un juramento), no obstante En el curso de la disputa, las razones convencen a los participan-
ocuparse de un asunto en apariencia banal: los asistentes a una tes acerca de la verdad de una de las afirmaciones (soluciones) y
Tischgesellschaft no deben murmurar sobre nada de lo que se trató el consenso surge de manera necesaria. Pero las disputas tienen
allí. Los tópicos discutidos, las opiniones ventiladas, no son una lugar dentro de las disciplinas, no más allá de sus fronteras, mien-
cierta cantidad de "información" que hubiera que revelar a un ex- tras que los invitados al almuerzo no pertenecen a la misma pro-
traño. No se participa en una Tischgesellschaft por la capacidad fesión. Para Kant, ni siquiera las disputas más vívidas y más
pública en calidad de ciudadano, sino como tal y cual persona. La influyentes que tienen lugar entre colegas filósofos o colegas cien-
Tischgesellschaft es una comunidad privada de comunicación. En tíficos están conectadas de manera estrecha con la sociabilidad
un nivel esencial, el ejemplo en apariencia banal no es banal en sociable y la Humanitaet. La disputa no es un simulacro del sumo
absoluto: Kant se ocupa aquí de la confianza mutua. Si falta, si los bien social y político, no es el "sumo bien moral y físico", pues su
hombres y las mujeres mantienen sus bocas cerradas y dejan de propósito es descubrir aquello que es verdad y no disfrutar mu-
expresar libremente sus opiniones, si hay restricciones distintas tuamente de la compañía durante la discusión. Y, mientras la
de las propias del gusto de los participantes en una sociedad de hom- disputa es asocial, la pelea es antisocial. La pelea es la clase de
bres y mujeres que se reúnen con la intención de disfrutar mutua- conflicto que caracteriza al estado de naturaleza, el conocido
mente de la compañía a través de la comunicación de sus juicios y mundo de la sociabilidad insociable. Por eso debe ser evitada ab-
opiniones, se puede tener la seguridad de que la sociedad es una solutamente alrededor de la mesa, que es entendida como un si-
mera jungla y nada más. Si lo último es verdadero, se debería pen- mulacro de la sociabilidad sociable y un ámbito primario para el
sar dos veces antes de aceptar la invitación a almorzar hecha por ejercicio de la Humanitaet.
Immanuel Kant (o algún otro). La controversia se presenta como un tema recurrente en los
Con todo, si suponemos que hemos aceptado su invitación de escritos de Kant. Es el tipo de conflicto que puede resolverse en
manera grata, ya estamos en la casa de Kant sentados alrededor principio, pero que, sin embargo, permanece sin resolver duran-
de la mesa. Los diversos platos de la comida son servidos con te todo el tiempo. Las personas discuten entre sí sus juicios y
lentitud, acompañados por los diversos platos de la conversación. opiniones. No arriban a consenso, al menos no en todo; sin embar-
Por lo general, la última se despliega a través de tres etapas: go, su conflicto no degenera en pelea, pues se realiza en el territo-
primero, contar; segundo, raisonnement y tercero, bromear. 2' rio de lo moralmente permitido. En el curso de la controversia,

204 205
las personas no se instrumentalizan entre sí. Los juicios de gusto Menschen"). as Estas dos comparaciones crean una tensión, pero
son tipos característicos de estos juicios que se prestan a la con- la idea de Kant acerca de un buen almuerzo requiere de ambas.
troversia.~$ No es posible disputar sobre los juicios de gusto, pero La participación en una comida es acción. En cuanto actuamos,
sí discutirlos. Kant subraya que, cuando alguien participa en una el encuentro es serio; estamos en escena y el drama que estamos
controversia sobre juicios de gusto (puro), se hace de manera representando es "como" el drama de la vida; de hecho, es la vida.
i mplícita una afirmación de validez universal. Todos los que dis- Kant se refiere a la "discusión seria" ("ernstlichen Streit").~'° Sin
cuten hacen exactamente eso. Sin considerar si pronuncian jui- embargo, sólo estamos actuando, no es serio, nadie sale herido.
cios impuros de gusto, otro tipo de juicios estéticos, juicios políti- Sin duda, somos actores, pero aquello que representamos no es
cos o de otra suerte, todos los que participan de manera sincera la cosa real, se trata de un simulacro. Se debe entender que, "como
en una controversia reclamarán por igual validez objetiva para este diálogo no debe ser una ocupación, sino sólo un juego, hay
su juicio, si bien no necesariamente validez universal como es el que desviar tal peligro con una broma diestramente aplicada." ai
caso de los juicios puros de gusto. Pero, como todos los que discu- La broma y el humor, junto con el tacto, son de este modo ele-
ten habitan por igual en el territorio de lo moralmente permiti- mentos constitutivos del almuerzo de Kant; están constan-temente
do, el desacuerdo entre ellos no los conduce a una pelea. Por lo presentes mucho antes de que sean puestos en el centro de la
tanto, no se hace ningún daño; las personas pueden siempre obte- agenda, cosa que sólo tienen lugar al final de la comida. La con-
ner beneficios morales, estéticos e intelectuales de los conflictos. versación que tiene lugar alrededor de la mesa es una acción pro-
Refinan su gusto, profundizan su juicio, aprenden algo nuevo, se pia de la vida real, pero también es irreal, simulacro. ¿Simulacro
acostumbran a prestar atención al otro, esto es, a desarrollar acti- de qué? Se ha presupuesto que la buena conversación alrededor
tudes pluralistas. Pero lo más importante es que disfrutan de la de la mesa es el simulacro del mejor mundo posible. Sin duda,
controversia misma; la aman por sí misma. esto es aquello que debe ser una buena conversación alrededor
Antes de reunirnos con Kant para almorzar, necesitamos lle- de la mesa. Pero si la actitud de buena voluntad y de mutuo res-
gar a familiarizarnos con las cuatro reglas básicas de tal comida peto no brilla a través del choque de juicios y si el fariseísmo y la
establecidas por nuestro anfitrión. Primero, es necesario elegir ostentación no se moderan de inmediato a través de una broma
el asunto de la discusión de tal manera que toda persona invita- liviana o una observación humorística, la conversación alrededor
da pueda contribuir a la discusión y sumar su voz a la del resto. de la mesa puede convertirse en el simulacro del mundo de la
Segundo, la discusión puede detenerse sólo por un tiempo muy sociabilidad insociable y no en el de la sociabilidad sociable. La
breve; se supone que ningún silencio mortal recae sobre los re-
unidos. Tercero, no se debe saltar demasiado rápidamente de un tensión entre realidad utópica y realidad no utópica (o antiutópica)
tema al otro; los tópicos deben ser cambiados cuando parecen se hace sentir durante el almuerzo de Kant. La cultura tiene,
estar agotados, al menos para los presentes. Cuarto, el fariseís- después de todo, dos aspectos; y por lo general la cultura de las
mo y la ostentación están por completo fuera de lugar en una habilidades está puesta al servicio de los poderes e impulsos de
buena conversación. Quinto, durante la controversia seria, nues- la sociabilidad insociable. Durante el almuerzo debe establecerse
tro mutuo respeto y buena voluntad para las personas cuyos jui- la primacía de la cultura de la voluntad en contra de la cultura
cios discutimos siempre deben brillar a través de nuestras pala- de las meras habilidades. Durante la conversación también se
bras. El tono es tan importante como el contenido. Kant atribuye moviliza la cultura de las habilidades; pues la destreza en la con-
gran importancia al tono y a la entonación, que es para él uno de versación es también una habilidad. Más aún, la cultura de las
los gestos más fundamentales de la comunicación humana. En habilidades no es puesta al servicio de la cultura de la volun-
particular, se preocupa por que alrededor de la mesa se evite ha- tad pues, si lo estuviera, el balance entre moral y felicidad (pla-
blar con una voz chillona o en un tono arrogante. cer) jamás podría ser alcanzado. Y la realidad utópica de una
Kant compara la comida con un drama. Después de haber vis- buena conversación alrededor de la mesa sólo consiste en este
to o leído un drama, evocamos sus escenas más vívidas en nues- equilibrio.
tra memoria. Pero, Kant se apresura en añadir, esto también suce- No se soluciona un conflicto momentáneo entre la cultura de
de al final de l.a vida del "ser humano racional" ("des vernünftigen la voluntad y la cultura de la habilidad a través de la prédica

206 207
moral. El fariseismo destruye por completo la conversación. Se- cia común que nos permite evocar juntos aquello que una vez
gún Kant, en todo caso las buenas personas se comparan a sí experimentamos. En el capítulo 2, tracé la distinción entre histo-
mismas con el imperativo categórico y nunca con otro imperati- ria vivida primaria y secundaria. La historia vivida primaria se
vo. Las personas fariseas no son buenas, aunque pueden ser éti- desarrolla en, y resulta de, una relación estrecha (íntima) que se
cas si actúan como si fueran buenas en el teatro de la sociabili- funda en la confianza mutua. Cuanto más larga y profunda es tal
dad insociable. Pero a ellas no les está permitido manifestar su relación, cuantas más experiencias comparten los miembros de
fari-seísmo en el teatro de la sociabilidad sociable. Por defini- la relación, tanto más profunda, tanto más importante llega a
ción, el fariseismo destruye la conversación si los miembros de la ser la historia vivida. La historia vivida secundaria no atañe
reunión son injuriados o puestos bajo una luz desfavorable. Pero a las relaciones; no requiere de la confianza básica. Sólo la uni-
también pone en peligro la bondad de la conversación por el he- dad empírica puede producir esta clase de historia vivida (una
cho de situar en el centro de la conversación la comparación en- generación particular del mismo país, ciudad, distrito, escuela o
tre las personas (en vez de gustos y juicios). un grupo particular de personas que habían sido perseguidas,
¿Qué sucede si la cultura de las habilidades toma la delantera etc.). Todo aquello en lo que consiste la experiencia común puede
sobre la cultura de la voluntad, si la prédica moral produce más ser rememorado junto a otros. Si de hecho es rememorado junto
daño que bien? El humor, el ingenio y el tacto son las tres cuer- a otros, esto es, si llega a ser constantemente compartido en la
das que nos ayudan a entrar sanos y salvos en el puerto pequeño rememoración tal como fue una vez, es posible decir con certeza
y estrecho de la sociabilidad sociable. Más tarde, una buena risa que esta generación o este grupo es histórico, pues sus acciones y
sincera cierra la comida. Pero el humor, el ingenio y el tacto pue- sufrimientos se mantienen con vida en su memoria compartida.
den ayudarnos, porque la comida es sólo un simulacro, un oasis o El almuerzo con Immanuel Kant no es ni historia primaria, ni
una reserva donde los animales salvajes de la jungla social se historia secundaria, sino una tercera clase. En contraste con la his-
amansan durante una pocas horas. Sin embargo, en estas pocas toria vivida primaria, puede ser breve. Además, no se requiere
horas el milagro tiene lugar, se realiza la utopía de la sociabili- intimidad alguna, sea para participar, sea para rememorar. Sin
dad sociable. Y si el milagro sucede, Kant nos hace creer, enton- embargo, a diferencia de la historia vivida secundaria exige cier-
ces la unidad última de la libertad y la naturaleza, como el fin o ta clase de compromiso, a la vez que una clase de confianza, confi-
propósito de la "Naturaleza cum Libertad", podría ser algo más dencialidad. Es también privada. Dicho brevemente, Kant trata
que sólo el principio regulativo del juicio teleológico reflexivo. de la cultura como la tercera posibilidad de la historia vivida. Si
Nuestro almuerzo y la Revolución francesa representan la mis- la cultura es una experiencia compartida de comunicación en una
ma promesa. red de relaciones recíprocas y simétricas, siempre es posible
volver a rememorar esta experiencia, volver a pensarla y disfru-
El final del banquete es el final de un drama, del mismo modo tarla. Pero la historia vivida sigue siendo estrecha, si la comuni-
que el final de la vida. Cerca del final de la vida, la persona racio- cación no es sino un mero ejercicio mental; contendrá entendi-
nal y decente ("der vernünftige Mensch") se distrae con la rememo- miento sin placer. La comida común, la bebida, las bromas, el
ración de algunas de sus escenas principales; después de un ban- disfrute mutuo en la presencia de los otros son característicos de
quete se hace lo mismo. Kant tiene un interés especial en los la cultura, tanto como la controversia de los juicios del gusto (la
resultados del almuerzo; saltar de un tema al otro demasiado palabra latina gustos, Kant nos recuerda, se refiere a todo eso).
rápidamente es impropio, porque si los temas se cambian cons- Rememoramos juntos; rememoramos los juicios y las bromas, las
tantemente, el almuerzo no puede ser rememorado, dado que últimas noticias de los diarios que discutimos, nuestras pasio-
nuestra memoria perderá los hilos de la discusión demasiado fá- nes, nuestras tonterías, nuestras opiniones y el gusto por la co-
cilmente. El almuerzo se desarrolla, está conformado por etapas, mida; rememoramos todo esto a la vez cuando estamos
contiene un drama, es como la vida; en breve, el almuerzo es his- rememorando juntos. Y somos felices de que esta comida haya
tórico, es historia. Sin embargo, es una clase específica de histo- tenido lugar, de haber tenido la buena suerte de estar allí, de
ria: la historia vivida. La historia vive a través de una experien - haber obtenido placer junto con otros y no en contra de otros.

208 209
Somos felices de disfrutar la utopía del pasado. Y mientras dis- nos grupos que (casi) todos los otros emulan sin ser capaces de
frutamos la utopía del pasado, la utopía perdura: mientras llegar a ser como ellos. Los extremadamente ricos o las así llama-
rememoramos juntos aquello que hemos vivido juntos, estamos das "figuras de culto", desde cantantes pop hasta políticos, cons-
aún viviendo, somos aún historia viviente. tituyen esta clase de elite. La brecha entre los pocos y los muchos
no es aquí menor que en el caso de elites culturales; más bien es
más grande. Aún peor, la pequeña elite sólo puede ser imitada;
4. Las dificultades de devolver la invitación por principio, no todos pueden llegar a ser uno de ellos, dado que
las precondiciones para llegar a ser como ellos son meramente
Dificultades empíricas externas y las "reglas" garantizan una admisión limitada. Esto
es, la relación entre "la multitud" y la "elite" sigue siendo la de
un simulacro. Imitar significa fingir, "verse como", "comportarse
La utopía cultural de Kant es elitista. El elitismo, así se cree
comúnmente, es inadecuado para la época democrática. Discutiría como", "parecer como si". No se requiere ninguna autenticidad,
este juicio, pero sin ignorar la "naturaleza" empírica de la democra- ninguna elección de la individualidad propia; aquello que se elige
no es ser, sino ser similar. Kant diría que la vida ética como un
cia contemporánea sobre la cual reflexiona el juicio. La utopía de
simulacro funciona exactamente de esta manera. Pero su elite es
Kant es, desde luego, elitista en cuanto no todo miembro de una
sociedad podría participar en la misma. Si todos pudieran, nuestro una elite precisamente porque para ellos (en el sentido en que
almuerzo dejaría de ser utópico. Pero la utopía de Kant es la utopía ellos constituyen una elite) la vida ética no funciona de esta ma-
de una sociedad moderna, de una sociedad sin rango ni condición nera. Por eso la manera en la que se realiza el almuerzo llega a
de nacimiento, la de una sociedad contingente. Kant hace hincapié ser el simulacro del mejor mundo, en vez de seguir siendo el si-
en la contingencia inicial de aquellos que toman parte en el ban- mulacro de la cumbre de un mundo de sociabilidad insociable.
quete. En principio, todo miembro de la sociedad moderna puede La elite democrática ascendente consiste en los ricos, las figu-
satisfacer las dos condiciones de admisión, a saber: el refinamiento ras de culto y personas semejantes. Se trata de personas contin-
del gusto y una actitud "pluralista". No se requieren ni la riqueza, gentes, porque su posición en la cima resultó de la combinación
ni las calificaciones profesionales, ni la fama ni el poder. Y, como, de tres elementos. Comenzaron con la resolución de sobresalir
mediante el hecho de llegar a ser similares; emplearon bien sus
según la opinión de Kant los tres "afanes" (el de la riqueza, el del
poder y el de la fama) son los impulsos egoístas, se podría suponer habilidades para servir sus impulsos egoístas; y por último, la
de manera razonable que los menos aptos para ser invitados para buena fortuna les sonrió. La nueva elite es democrática, si ser
democrático significa que no hay diferencia alguna de actitudes
almorzar con Kant serían las personas de alta sociedad, que persi-
guen fama, riqueza o poder. entre arriba y abajo, ni ética ni cultural. Mientras que la nueva
En general es cuestionable si el "elitismo" es muy ajeno al es- elite y la multitud que los imita son muy semejantes, los invita-
dos al almuerzo de Kant constituyen una elite en virtud de su
píritu de la democracia. Antes bien, aquello que se puede llamar
"elite social" surge con la Edad moderna y, en particular, con la sola actitud sobresa-líente y no porque poseyeran estatus, habili-
sociedad abierta. En las formaciones sociales premodernas, ca- dad o riqueza. Sin duda, la elite eticocultural de Kant no está
racterizadas por la reciprocidad asimétrica, los hombres de los formada por personas que se han elegido a sí mismas
rangos superiores eran reverenciados, respetados, odiados o ser- existencialmente, pero sus actitudes incluyen la aptitud para
suspender la contingencia. Además, también suspenden la con-
vidos, pero no podían ser imitados. No podían llegar a ser aquello
que la sociología moderna denomina "modelos de roles". La aris- tingencia de los otros en la manera en la que conversan e
tocracia (o la aristocracia terrateniente) llegó a ser un "modelo interactúan con ellos. Se tratan unos a otros como seres autóno-
de roles" sólo para la burguesía temprana; y los bourgeois mos (autodeterminados), no sólo en relación con su capacidad como
noúmena, sino también respecto de su capacidad como phenómena,
gentilhommes, si les iba mejor que a George Dandin, ya anun-
ciaban el colapso cercano del ancien régime. En una democracia pues, durante el estado de suspensión de la contingencia (mien-
de masas típica, también existen las elites, en cuanto hay algu- tras dura el almuerzo), el noúmenon y el phenómenon se corres-

210 211
ponden uno al otro y permanecen en equilibrio. Depende de nues- que hagan todo esto con alegría, con placer. Tales elites pueden
tra interpretación de la democracia si consideramos tal elite ser imitadas de una manera enteramente diferente de la manera
eticocultural como democrática o como no democrática. en que se imita a las personas de alta sociedad y a las figuras de
Supóngase que la democracia requiere imitar a personas que culto. Pues aquellos que los imitan pueden crecer intelectual,
son como nosotros mismos y que sólo por casualidad están en cultural y éticamente; y aquello que se respeta en una elite de
una posición más alta, rodeadas de encanto y de éxito. Si esto es esta clase, no es la capacidad intelectual o cultural, sino el em-
así, entonces aquello que los hombres y mujeres imitan es mera- pleo de la capacidad sin instrumentalizar a los demás.
mente aquello que es distinto de ellos, a saber, el encanto y el Cierto que ninguna elite eticocultural al estilo de la kantiana
éxito. Pero, si nuestras actitudes son enteramente semejantes, puede poner fin a la instrumentalización del conocimiento, la
las diferencias entre nosotros y ellos no provienen de condiciones cultura o la inteligencia; tanto menos, dado que la pertenencia a
o fuerzas internas, sino de condiciones externas. Por eso la imita- esta elite no impide a nadie instrumentalizar a los demás. Cuan-
ción en calidad de mecanismo que mantiene la semejanza juega do Kant nos invitó a su almuerzo, no formuló la pregunta de si
aquí un papel diferente del que juega en la vida ética. Si se finge alguna vez instrumentalizamos a otra persona en nuestra vida
ser bueno durante mucho tiempo, es posible acercarse a una cla- diaria. La elección existencial de la bondad no es la condición de
se de bondad, es posible trepar la escalera de la decencia escalón pertenencia a esta elite, ni tal pertenencia resulta de esa elec-
por escalón, aunque sólo sea de manera inauténtica. Pero si se ción. Sea como sea, durante el almuerzo se suspende la vida (co-
imitan las apariencias de una elite que no se distingue en absolu- tidiana) civil.
to del resto en lo que respecta al gusto, la actitud, la ética y las La sociedad del almuerzo de Kant es una utopía; también es
ca-pacidades de juicio, ningún cambio interno puede tener lugar una realidad utópica para los participantes que llevan, antes y
a través de la imitación; no hay escalera alguna para trepar, ex- después, una vida no utópica. O, al menos, no es necesario que
cepto la del éxito. No se crece a través de la imitación de la elite. trasladen la utopía a su vida diaria. La elite de la sociedad del
Sólo se crece intelectual, cultural y éticamente, y ninguna de es- almuerzo es una utopía democrática, porque la democracia no
tas facultades, habilidades y prácticas se movilizan en la imagi- puede sobrevivir sin esta clase, o clases similares, de elites cultu-
nación no creadora de la imitación pasiva. Es posible hacer la rales e intelectuales. Sin ellas la realidad democrática es un cuerpo
observación, paradójica en apariencia, de que las elites político muerto. La democracia meramente empírica es en sí mis-
eticoculturales son más democráticas que cualesquiera otras elites ma una imitación, la mera sombra de la idea de una democracia.
y, también, sacar la conclusión de que cuanto más grande es la Después de todo, fue la elite que se reunía en el Banquete de
brecha, en sentido ético y cultural, entre una elite y el "mundo Platón y no la multitud que vitoreaba en los circos romanos al
natural de la sociabilidad insociable", tanto más democrática lle- observar la pelea de los gladiadores la que mantuvo viva la idea
ga a ser la elite. Pues si se supone, de la mano de una larga tradi- de la democracia por más de dos mil años.
ción, que la democracia vive en aquellos hombres y mujeres que
están comprometidos con cuestiones de justicia para promover el_ El carácter de una comida común siempre concentra el espíri-
bien público y que respetan como es debido la igualdad y la liber- tu de los tiempos. La última cena, copiosa, cómica y formidable
tad de cada uno de los otros, también es posible sostener la opi- de Don Giovanni, ha seguido siendo el símbolo del anden régime
nión de que una vigorosa vida democrática requiere de la presea- que se derrumba; las cenas de pesadilla y brutalmente amenaza-
cia constante de un grupo de personas, no importa cuán pequeño , doras que ofrecía Stalin siguen siendo los recordatorios del tota-
para mantener en su forma más pura estos estándares. Debe ct~' litarismo. Khrushchev las describe como "interminables, agoni-
haber unas pocas personas en un grupo que suspendan las regla- zantes". Cualquiera que fuese invitado por Stalin tenía que ir.
de la jungla, aunque sólo sea por cortos períodos, y que practi - Declinar su invitación habría significado un "castigo", que iba
quen estas normas de respeto mutuo de la libertad, la racionali desde la prisión hasta la pena de muerte. La noche venía, los
dad, la buena voluntad y la igualdad propias de cada uno de loss' comensales (gente que cargaba con los crímenes de Stalin y los
otros, sin hacer teatro, sin proponerse reunir los tantos al final, propios) estaban completamente aseados, sin embargo no tenían

212 213
ninguna otra opción que permanecer y "jaranear". No tenían ham- grupos enteros de predadores pelean entre sí cuando es posible
bre, pero tenían que comer, ya no podían sostener más su borrache- satisfacer en la horda la necesidad de asociación; no se habla sino
ra, pero tenían que beber hasta morir. Tenían que escuchar duran- que se grita. Un almuerzo que no es organizado por los miembros
te horas seguidas hasta el fin los relatos de Stalin. Todos sabían del grupo para los miembros del grupo carece de atractivo, a no
que los relatos eran mentiras flagrantes, pero todos controlaban su ser que alguien esté presente en la condición de espía u observa-
lengua; jamás se formulaba pregunta alguna. Stalin jamás tocaba dor." No hay confidencialidad, ni hay confianza. La comida co-
la comida antes que otros lo hicieran. "Ni siquiera confiaba en las mún, en la forma de comer fuera de casa, llegó a ser una cuestión
personas que lo servían, personas que lo habían servido durante de prestigio vacío; y esto vale también para el gusto culinario.
años y que sin duda eran leales a él. No confiaba en nadie en abso- Ninguna conversación real tiene lugar alrededor de la mesa en la
luto. ... Cada plato tenía su catador asignado que averiguaría si que se cena. La comida no sirve como una oportunidad para dis-
estaba envenenado o no."" La ideología y el poder modernos re- frutar la compañía de otras personas, sino que es estrictamete
creaban de este modo la situación típica del peor de los despo-tismos un medio pragmático para hacer negocios, hacer conquistas sexua-
premodernos, como una representación satírica -no entretenida les o simplemente ostentar la propia riqueza. Nada se hace por sí
sino amenazadora- del almuerzo de Kant. mismo. 34 Como Kant observaba, la música fuerte y el baile obs-
truyen la conversación. El mismo efecto tienen los grandes gru-
Existen por lo menos miles de dificultades (sociológicas) em- pos y por eso se los prefiere. Los silencios son creados de manera
píricas para devolverle la invitación a Kant. Sólo enumeraré unas artificial, pero no las clases de silencio que resultan de la dificul-
pocas. tad de encontrar palabras para la expresión de ideas oscuras,
No podemos suponer que las personas de ocupaciones y profe- cargadas de emociones, sino la clase de silencio que resulta de la
siones diferentes estarían interesadas en discutir los mismos tó- indiferencia, de la ausencia de ideas, sentimientos o interés en
picos o expresarían sus opiniones acerca de las misma obras de la comunicación.
arte o formas de belleza natural. Las personas de profesiones Kant mismo podría haber hecho un lista de las mil y una difi-
diferentes apenas pueden hablarse unas a otras; sólo están inte- cultades (sociológicas) empíricas del tipo dado más arriba. Todas
resadas en cuestiones internas de su propia "facultad". E incluso ellas, más las que no he mencionado, no proporcionan excusas
si mostrasen una auténtica curiosidad, no podrían formular las para no devolverle la invitación a Kant. Pero hay dificultades
preguntas importantes, menos aún discutir con los expertos en (sociológicas) empíricas de otra índole. Quizás podamos encon-
iguales términos asuntos pertenecientes a una clase diferente de trar personas de ocupaciones y profesiones diferentes capaces de
pericia. La explicación toma el lugar de la discusión. Las perso- discutir las mismas obras de arte, que estén interesadas en pro-
nas leen libros diferentes, escuchan diferentes clases de música. blemas similares, que puedan dar su opinión y su juicio (que no
Ya no hay más una experiencia compartida que pueda ser discu- sería enteramente profesional ni carente de importancia), que
tida. Sólo es posible dar o recibir cantidades de información. Unos puedan llevar con gracia una conversación, que sean lo suficien-
pocos acontecimientos políticos suscitan por sí solos una canti- temente amplios de criterio como para discutir opiniones sin fa-
dad de interés suficiente como para estimular la discusión. Pero, riseísmo, sin el aire de superioridad o la modestia de una falsa
entonces, o se desalienta la sinceridad de modo que jamás se lle- humildad y que disfruten de la compañía mutua como un fin en
ga a una controversia, o la seriedad de la controversia destruye sí mismo. Sin embargo, aún queda la pregunta de cómo muchos
la realidad utópica. La cortesía es reservada y ritualista, la sin- de ellos creerán en el espíritu kantiano del almuerzo, en este al-
ceridad es descortés. Entre el Estado (la ciudadanía), por un lado, muerzo que es una realidad utópica, el simulacro del mejor de los
y las relaciones privadas o íntimas (negocios y familia), por el mundos, donde la libertad y la felicidad (el placer) pueden combi-
otro, no hay ningún hueco social que se pudiera llenar con aso- narse de manera armónica. No hay que olvidar que no estaba-
ciaciones de estándares únicos. Cada uno es miembro de alguna mos simplemente invitados a una comida, sino también a tomar
corporación, asociación, grupo de poder, partido, etc. La ley de la , parte en aquello que Kant denominó "el sumo bien físico-moral".
jungla opera a gran escala. Además de las bestias individuales Devolverle a Kant su invitación a almorzar sin comprender aquello

214 215
que se supone que compartimos cuando compartimos con él esta regiones más íntimas de la persona o más bien su deformación.
comida, equivaldría a hacerle trampa. En el modelo de Kant, la libertad trascendental es autónoma y
los deseos indisciplinados junto con todas sus fuentes- son
Las maneras en las que uno imagina y percibe el mundo, los heterónomos. También es posible invertir este modelo, esto es, la
asuntos en los que uno cree o ya no cree más, son factores empíri- relación entre las facultades superiores e inferiores del deseo, y
cos de la vida, en el mismo grado en que lo son la división del percibir a los hombres y las mujeres (entre ellos también a noso-
trabajo y la condición social. Si las clases de personas que noso- tros mismos) como meros recipientes o manifestaciones de un
tros invitaríamos, de manera hipotética, a almorzar junto con deseo anónino y autónomo que constantemente irrumpe a través
Kant no creyeran en el mensaje del almuerzo, esto traería una de la racionalidad heterónoma, la buena voluntad incluida, tal
dificultad mucho mayor que cualesquiera de aquellas que hasta como sugirió Schopenhauer. Si bien el desafío schopenhaueriano
aquí se han señalado. se vio sometido a muchas modificaciones, su efecto no puede ser
La mayoría de las personas quizás estaría de acuerdo incluso desactivado por completo, al menos no en el marco de nuestra
hoy con Kant en que la necesidad de la unidad de la libertad y la conciencia histórica contemporánea. La mayoría de las personas
felicidad está presente en los seres pensantes (naturales) en cuan- de "gusto refinado" se comprenden unas a otras y a sí mismas,
to piensan. Y para Kant y su sociedad de almuerzo, eso era todo como máquinas deseantes. Imaginan su autonomía como una
lo que debía presuponerse a fin de abrigar la esperanza racional especie de estado de manifestación no obstruida de su máquina
(no el conocimiento) de que el mejor mundo posible vendrá a la deseante anónima, pero con una variante. El inconsciente o, me-
tierra, si bien sólo en un futuro remoto. Con toda probabilidad, jor dicho, el concepto del inconsciente es responsable de esta va-
las personas a las que ahora podríamos hacer la invitación no riante. La relación entre la máquina deseante y nuestros deseos
compartirán esta esperanza. Ni creerán que una conversación y pensamientos reales es retorcida, porque la primera es incons-
alrededor de la mesa es para los participantes un fin en sí mismo ciente, una cosa en sí misma. La máquina deseante inconsciente
ni que no deben instrumentalizarse entre sí. Con toda probabi- es la parodia de la libertad trascendental. En este escenario, la
lidad, le dirán a Kant que el Fin que él tenía en mente, aunque libertad trascendental de la no razón y la no legalidad determina
sólo fuera como esperanza, es un Fin-que-no-puede-existir y que de manera directa nuestra voluntad, a través de los objetos con-
el simulacro de algo que no puede existir es un sinsentido o, me- tingentes de los deseos concretos. Las personas que nunca leye-
jor dicho, una ilusión de mentes racionalistas deformadas, rema- ron a Schopenhauer, Nietzsche, Freud, Jung u otros, plantearán
nentes de la época de la Ilustración. también serias dudas acerca de la autenticidad de los miembros
Los escépticos, que sostienen que el mejor mundo posible no que participan en el almuerzo de Kant.
puede existir, no necesariamente interrumpen el almuerzo. La La inversión de la división de las funciones entre las faculta-
cuestión de si ellos participan de manera sincera en el juego de la des inferiores y superiores del deseo y la reinterpretación de la
discusión de mesa depende del contenido de sus creencias, de sus relación entre fenómeno y noúmeno, en especial en su empleo
razones para rechazar incluso los principios regulativos del me- práctico, hace que la utopía kantiana parezca falsa a muchos de
jor de los mundos (basado en la esperanza). Ningún daño se hace nuestros contemporáneos. Se dudará de si en absoluto es posible
a la utopía del almuerzo si no es considerada como el simulacro un almuerzo donde todos los participantes sean libres y felices, de
del mejor mundo posible. Después de todo, una realidad utópica si, incluso en un pequeño grupo de personas, todas ellas desea-
se sostiene por sí misma y no necesita estar relacionada con un rían ser felices o ser libres, de si todos pueden irse del almuerzo
mundo futuro, posible o imposible. con buenas recuerdos, de si la relación entre los participantes
Las dificultades reales aparecerán cuando se ponga en tela de puede ser simétricamente recíproca, etc. Si pensamos en térmi-
juicio la autenticidad del deseo de la unidad misma de la libertad nos de las instituciones imaginarias contemporáneas, algo que
y la felicidad y, de este modo, se socave el mensaje utópico del sólo pocos de nosotros evitarán, todas las dudas antes enumera-
modelo mismo. Pues, aunque fuera verdadero que la unidad de das tocan un punto vulnerable. Aquel que desee (en su incons-
la libertad y la felicidad es deseada por todos en cuanto piensan, ciente) la infelicidad o la esclavitud no tendrá la experiencia de
aún surgiría la pregunta de si pensar es la manifestación de las

216 217
la unidad de ambas. Aquel que desee, al menos de manera in- qué y por quién, es la clase menos importante de problemas que
consciente, la esclavitud y la infelicidad no disfrutará de un modo sobre la promesa de la utopía kantiana ha infligido la máquina
completamente libre y feliz, ni siquiera de su unidad temporaria. deseante inconsciente. Además, el texto (la textura) de la discu-
La sociedad reunida alrededor de la mesa de almuerzo se verá sión es también una vía de escape de tales deseos, al igual que el
diferente si la contemplamos desde abajo o desde arriba de la desarrollo de la controversia.
mesa; con todo, en ambos casos no se sigue de esto que aquello En muchas situaciones es decisiva la cuestión de si se deforma
que vemos esté deformado. Estaría deformado sólo si fingiéra- el texto y en qué medida lo es, pero sin duda no en la situación
mos que, cuando lo miramos desde arriba de la mesa, también del almuerzo kantiano. Aquí no se espera que las personas ha-
sabemos cómo se ve desde abajo y viceversa. La unidad utópica blen acerca de sí mismas, de modo que la deformación de su pro-
de la libertad y la felicidad no es de naturaleza psicológica, sino pia imagen no desempeña papel alguno en la discusión. Se espe-
cultural. Kant insistió en que en su modelo de reunión nadie sal- ra que den sus opiniones, pronuncien juicios y gasten bromas. En
drá herido y todos estarán completamente a gusto, sólo si proce- ningún caso tiene sentido el término "deformación". ¿Deforma-
demos con tacto en nuestra conversación al prestar la debida aten- ción respecto de qué? Aquí no hay verdad o pretensión de verdad
ción a la vulnerabilidad de todas y cada unas de las personas. que pueda ser realmente deformada. Todos los juicios son acepta-
Hasta aquí puede llegar la cultura. Pero nosotros no sabemos ni dos como auténticos en su valor nominal, en un sentido literal.
podemos saber con certeza cuáles son los puntos vulnerables de Uno es auténtico al pronunciar juicios sólo si dice aquello que
las demás personas, en qué medida y por qué son vulnerables. piensa o quiere decir. De ningún modo es necesario pensar algo
Más aún, con toda probabilidad tampoco las personas interesa- más, por ejemplo algo difícil de pensar para alguien debido a coac-
das saben mucho o poco acerca de las fuentes de su propia vul- ciones psiquicas. Nada es más racional que las bromas; por lo
nerabilidad. Como permanecen escondidas, debajo de la mesa, general, uno ni siquiera se da cuenta de que se ríe de sí mismo
nuestro sentido del tacto se moverá a tientas y algunos de los cuando se desternilla de risa; si las bromas deforman el lenguaje
participantes saldrán lastimados. Pero tampoco está justificado o el significado inconsciente o semiconsciente, esto se debe preci-
observar a los compañeros de mesa sólo desde abajo y fingir ver samente a su carácter de bromas.
aquello que en realidad pasa arriba. Una persona que se sintió La controversia es otro asunto y quizás la creencia de Kant en
herida e incómoda durante algún u otro momento de la conversa- una simetría total durante la controversia es muy ingenua. Sin
ción sin saber por qué, hasta puede compartir de manera retros- duda, las cenas de Stalin, los ejercicios más extremos del ma-
pectiva la rememoración feliz de los acontecimientos utópicos. cropoder, no serán confundidos con situaciones de reciprocidad
La discusión aún puede seguir siendo una parte integrante de su simétrica. Pero los macropoderes de esta magnitud también nos
historia vivida. Los caracteres depresivos gozan de pocos momen- sensibilizan en relación con los micropoderes. Después de
tos felices y a veces de ninguno en absoluto. Desde un punto de Foucault, uno está inclinado a describir una conversación al esti-
vista psicológico, jamás disfrutarán de la unidad de la libertad y lo de la kantiana como otro "juego de poder" (escondido) . 35 Verti-
la felicidad. Pero si se sienten tan cómodos como son capaces de do en el lenguaje de las relaciones de micropoder, toda controver-
sentirse, dada su constitución psicológica desafortunada, enton- sia es un juego de poder y es así sin duda. Sólo hay unas pocas
ces han disfrutado de la realidad utópica tanto como el resto. situaciones de "pluralismo" donde el "egoísmo" ha sido dejado
Nada más ni nada menos puede esperarse de una utopía cultu- completamente de lado y ninguna de ellas parece ser del todo
ral. Y la utopía cultural del almuerzo puede tener aquí mejores discursiva. El "egoísmo" suspendido por un tiempo se afirma a sí
efectos que cualquier otra utopía, por la razón misma de que las mismo, esto es, el yo se afirma a sí mismo frente al otro (o a los
coacciones y acciones institucionales y cotidianas son suspendi - otros), hasta cierto(s) grado(s) también contra el otro (los otros).
das, que la discusión tiene lugar en un terreno social neutro y En una partida de ajedrez, incluso si lo único que interesa en esa
que el secreto protege a los participantes. partida particular es ganar o perder, uno trata de ganar y disfru-
No obstante, el sentimiento de incomodidad que pueda tener ta si lo hace. Además si se hiciera ganar al otro (por ejemplo, al
una u otra persona y de ser herido sin saber por qué y mediante hacer trampa), uno sería un tramposo, pues no intentar ganar va

218 219
en contra del espíritu del juego. Y aún hay algo equivocado en La importancia ética, estética y emocional del libre ejercicio
relación con la personalidad del jugador, si para él jugar se torna del juicio aumenta en proporción a la importancia que una perso-
en un mero medio para ganar o deja de ser un fin en sí mismo, un na y sus interlocutores atribuyen a ese juicio. Si bien Kant tenía
placer por sí mismo. Se supone que la conversación durante el al- razón en que, siempre que se dice "X es bello", se reclama real-
muerzo kantiano es un juego, una clase de drama donde no hay mente validez universal para ese juicio, también es posible re-
ganadores ni perdedores. No hay jaque mate en la interpreta- nunciar en términos discursivos a ese reclamo. Hoy en día, ni
ción; no hay reglas para medir los "tantos" y la controversia tiene siquiera es necesario hacer tal renuncia, pues el público percibe
un final abierto. un reclamo de validez universal para un juicio de gusto como una
Es posible describir toda conversación como un juego que tiene declaración exagerada e inadmisible. Por otro lado, todas las cues-
lugar en el campo de los micropoderes. Esta descripción no sería tiones culturales pueden ser directamente politizadas. Si eso tie-
falsa. La sociabilidad sociable, el empleo de un lenguaje pluralista, ne lugar, entonces los juicios pronunciados sobre ellas dejarán de
no equivale a prácticas que tienen lugar a través de actos reali- ser reflexivos y se tornarán en determinantes. En consecuencia,
zados bajo la guía del imperativo categórico. Aún queremos se traduce la controversia al lenguaje de la disputa y el drama
alcanzar el amor, el respeto, el reconocimiento del otro; sin em- del libre ejercicio de las capacidades de juicio degenera en una
bargo, no pisoteamos a los otros para obtener las condiciones pelea. La gracia social se ha perdido, no hay ni confianza ni re-
de nuestra felicidad, sino que cooperamos con ellos. A lo largo de serva, ni -por la misma razón- autenticidad; hostilidad y com-
toda la cooperación conversacionalista kantiana se exhibe la ca- ponenda reemplazan al pluralismo y al tacto.
pacidad de ejercitar el juicio propio y no la capacidad de conoci- De este modo, mientras la discusión permanece en el nivel de
miento. Sin duda hay allí un campo de poder. Pero la reciproci- una conversación amistosa, las opiniones y juicios son conside-rados
dad simétrica puede ser real, incluso si los participantes de una como relativos, subjetivos y, por lo tanto, carentes de mucha impor-
discusión realizan sus actos de habla en un campo de poder. Un tancia. Aquí hay libertad, pero no mucha exitación y placer. A veces
campo de poder es un campo de tensión, y la buena conversación los juicios son percibidos como sumamente importantes, pero en-
necesita tensión. Si el placer principal proviene de estar juntos y tonces son juicios determinantes (pronunciados por otros) y de este
del libre ejercicio de nuestro juicio en ausencia de una censura modo se ha perdido la libertad del encuentro, y también su placer.
externa y una censura interna, no se hace daño alguno si se ob- Las leyes de la jungla se apoderan del comedor.
tiene placer adicional por haber atrapado bien la pelota, y tam- La modernidad ha visto grandes olas de politización y
poco por haberla lanzado con habilidad, de modo que el otro despolitización del juicio cultural en general y de los juicios esté-
pudiera atraparla de manera adecuada. El ejercicio de la genero- ticos en particular. Contrariamene a aquello que uno podría es-
sidad conversacional contribuye a producir buen humor y si al- perar, no es posible descubrir ninguna interconexión relevante
guien presta celosa atención a un tipo de igualdad cuantitativa y entre los cambios intrínsecos propios de la esfera estética, por un
hace observaciones mentales acerca de un X o un Y particular lado, y las olas de politización y despolitización de los juicios cul-
que hablaba demasiado y "dominaba" la conversación, entonces turales y, en particular, estéticos, por otro lado. Por ejemplo, el
estropea su día más sublime. relativismo cultural extremo puede estar conectado tanto con la
politización como con la despolitización de los juicios estéticos y
No podemos devolverle a Kant la invitación si resulta que la no sólo de manera sucesiva, sino también simultánea.36
utopía de la conversación ( Tafelgespraech) ya no es comprendida ¿Es posible invitar al almuerzo kantiano a personas que
como una promesa de la unidad de la libertad y la felicidad, pero politizan los juicios estéticos? Si se responde en sentido afirmati-
no porque la tensión sea demasiado grande, sino por la razón vo, se destruye el almuerzo. Si se responde en sentido negativo,
opuesta. Como se han perdido todas las tensiones y exitaciones se destruye la atracción "universal" (o mejor dicho general) de la
de esa empresa común, la libertad se convierte en algo sin impor - utopía del almuerzo. La tercera opción consiste en exigirles a los
i nvitados
tancia y la felicidad se contrae al nivel de un entretenimiento de que se comporten. Comportarse no equivale a negar
menor escala, para dar lugar, por último, al hastío. sus juicios, pues si lo hicieran, no serían libres. Pero no deberían

220 221
reclamar validez universal para esos juicios. Esto puede sonar duda, aquí no se aplican criterios o estándares; vale precisamen-
extraño, pues los juicios estéticos no politizados reclaman por sí te lo opuesto: se conecta el fenómeno singular, la cosa bella o,
mismos validez universal. Pero el aspecto político de los juicios, mejor dicho, la propia percepción de esa belleza, con una regla
aquel que los transforma en juicios determinantes, se deriva de imaginaria, o sólo se expresa o manifiesta el encanto y entusias-
estándares, sea del estándar de la moralidad o del estándar del mo propios por la grandeza de fenómenos naturales, de acciones
conocimiento verdadero. No está permitido ningún reclamo uni- humanas y de ideas. Y sin embargo, aunque no se apliquen
versal para la aplicación de un estándar, a menos que se empren- estándares, se tiene confianza en que existan tales estándares.
da a la vez una investigación del derecho y/o de la verdad de los Después de todo, no se puede hablar acerca del refinamiento del
estándares mismos. La verdad o el derecho de los estándares no gusto, no hay ningún estándar oscuro y vago al que se necesitara
pueden ser dados por supuestos mientras haya una única perso- imitar, una vez que se ha alcanzado un cierto grado de refina-
na en la sociedad de almuerzo que niegue su validez. (Si nadie lo miento. A la vez, estos estándares necesitan permanecer oscuros
hace, no tenemos problema alguno, supuesto que el grupo de in- y tentativos, pues, de otro modo, el buen gusto podría ser apren-
vitados sea suficientemente heterogéneo.) En un almuerzo dido, lo cual no es el caso. Respecto del juicio estético, Kant ha-
kantiano, no puede tener lugar ninguna disputa y un metadiscurso bría apoyado la observación de Hegel de que para aprender a
acerca de los estándares es una disputa. nadar se necesita primero saltar al agua.
La disputa, o es una cuestión profesional o es pública; la dispu- Bajo la suposición de que le devolvemos la invitación a Kant,
ta que concierne a los estándares políticos es de manera eminen- no podemos evitar invitar a hombres y mujeres que sostendrán
te una cuestión pública. El encuentro en la mesa del almuerzo es que todos los estándares representan sostenes para la domina-
privado. No se realiza entre ciudadanos, sino entre personas pri- ción y que referirse al gusto refinado a partir del gusto no refina-
vadas que se ejercitan a sí mismas en la sociabilidad sociable, en do no es sino un acto de violencia. Otros añadirán que cada cultu-
la Humanitaet. Aquellos que politizan los juicios culturales (esté- ra tiene sus propios estándares y ninguno de ellos es superior a
ticos) deben amoldarse (dentro de este marco) a los requisitos de los otros. Algunos otros señalarán que tenemos además un
la Humanitaet; lo mismo vale para todos aquellos que hacen jui- estándar propio, a saber, que no tenemos ninguno, porque reco-
cios políticos. En el caso de los juicios determinantes, esto re- nocemos todos . 37
quiere de la suspensión de la pretensión de validez universal del El relativismo cultural reconoce al otro y, al hacerlo, también
juicio, sin cercenar la pretensión (y el derecho) al reconocimiento. satisface la norma kantiana del pluralismo. Pero esta es una cla-
La pretensión de reconocimiento ha de ser aceptada por los se falsa de pluralismo, una reciprocidad asimétrica. En la situa-
interlocutores, dado que la situación de reciprocidad simétrica ción de pluralismo auténtico, todos emiten su juicio de gusto con
incluye el derecho al reconocimiento de tal pretensión. Pero si los entera convicción. Estos juicios son diferentes. También pueden
criterios (los principios, las ideas, leyes o reglas) de un juicio de- ser inconmensurables. Pero importan. La controversia permane-
terminante siguen sin ser revisados o aceptados, la insistencia ce abierta después de que cada participante ha clarificado en cierta
en la validez universal de este juicio no es de carácter pluralista, medida su posición. Y así todos se enriquecen. Pero, si uno de los
sino egoísta, incluso si el juicio es pronunciado en el nombre de o participantes se disculpa por su juicio o por haber hecho algún
por un grupo u organización colectiva. juicio, y si añade que el juicio de los otros es tan bueno como el
Estas dificultades no surgen cuando los juicios reflexivos se suyo, entonces juega de manera tramposa. Y, si todos juegan con
someten a controversia. Pero aparecerán otras. trampa, no habrá relación, ni simétrica ni asimétrica. Sin em-
El sentimiento de haber participado en una realidad utópica bargo, por lo general sólo una sola de las partes hace trampa,
jamás se intensificará y la realidad utópica misma se extraviará, mientras que las otras hacen fuertes reclamos a sus juicios.
si los juicios reflexivos son considerados muy a la ligera y si sus Si esto ocurre, la reciprocidad llega a ser asimétrica y el pluralis-
controversias siguen siendo insignificantes. La ausencia de cri- mo llegará a ser sólo un pretexto para una clase masoquista de
terios, de la búsqueda de lo absoluto y, como ya se ha dicho, egoísmo.
la renuencia a reclamar validez general, todo esto contribuye a la El relativismo cultural no es sino una de las razones para huir
pérdida de la importancia de cualquier tipo de juicio estético. Sin de los compromisos demasiado fuertes respecto de los juicios de

222 223
gusto, especialmente en lo que se refiere al pronunciamiento de física es desacreditada y la puerta principal se abre ante la filo-
juicios sobre obras de arte. Hay muchas otras razones para eso. sofía moderna, pero el carácter absoluto de unos cuantos perso-
Aquello que ayer era feo es, hoy, una cosa bella. Todo aquello que najes anteriores es aún protegido de todas las formas de
por casualidad ha sido traído a la superficie desde el "manantial historicismo. Este equilibrio requiere que se introduzca la Cultu-
del pasado" adquiere la dignidad de la belleza y llega a ser un ra, junto con su hermano gemelo, el Significado. Este último hace
objeto de exhibición. Todas las criaturas que provienen de la ima- su primera aparición bajo el disfraz de la necesidad de metafísica
ginación personal están legitimadas, se suprimen los límites y y su debut decisivo en un papel dominante tiene lugar en la
las coacciones. Ya no se baila encadenado. No hay línea divisoria subsección sobre lo sublime y en la crítica del juicio teleológico.
alguna entre géneros artísticos. Cada día trae alguna sorpresa; Pero los nuevos personajes filosóficos -la Cultura y el Sig-
se crean monstruos inauditos y reaparecen, entre comillas, lí- nificado- ya interpretan sus papeles clave en la escenificación
neas consideradas banales. Sin embargo, no son razones para la filosófica de Hegel; que son hermanos gemelos está ahora más
timidez de juicio, sino más bien para ampliar el pluralismo del allá de toda duda. En Hegel, la esfera del Espíritu Absoluto se
juicio. Además, ninguno de esos desarrollos anula la distinción distingue de la otra esfera, la del Espíritu Objetivo, como la esfe-
entre gusto refinado y no refinado. La cuestión no es si aún se ra "suprema";" el lugar de la Religión proveedora de significado
pueden pronunciar juicios de gusto, juicios estéticos o juicios re- (en general, esto es, incluyendo el arte y la filosofía) es entendido
flexivos en general, sino si importa en absoluto que uno pronun- como la fuente primaria de las "potencias"de la vida, éticas, polí-
cie tales juicios, para quién y para qué. ticas y cognitivas. Es el principio central de esta esfera supre-
ma," inmanente a todo (a la familia, al Estado, etc.) y que provee
la unidad de la vida, su clase, carácter y forma de libertad. El
Dificultades teóricas principio no es una arché en un sentido ontológico, sino una arché
en un sentido histórico/cultural. La vida entera de la "congrega-
Hace muy poco que la Cultura, al igual que el Significado, ha ción" depende del espíritu de la congregación, es su espíritu. Si el
ingresado en su condición de personaje filosófico en la etapa de la principio que habita en la esfera del Espíritu Absoluto cambia,
reflexión filosófica . 38 Su coexistencia con los viejos y venerables todo cambia con él y a través de él. Un mundo se vaciará de sen-
personajes, tales como el Ser, la Substancia, la Razón (Logos, tido y, después de un estado de mera "positividad", se desmoro-
Nous), la Naturaleza (Physis), el Universo o el Mundo (Cosmos) y nará y desaparecerá. Entre los aspectos de la filosofía kantiana
la Voluntad, ha sido problemática desde el comienzo o llegó a criticados por Hegel, se reprocha de manera muy severa el trata-
serlo poco después. Cultura y Significado resultaron ser herma- miento kantiano de lo Absoluto, la vacuidad, el "carácter abstrac-
nos gemelos que desplazaron paso a paso a los antiguos persona- to" de su concepción de lo Absoluto. En opinión de Hegel, Kant
jes (en particular a los metafísicos) de su papel dominante y los construye su Absoluto de tal modo que no deba y no pueda dar
desacreditaron. Llegaron a ser en los últimos siglos personajes significado. Pero Hegel tiene también algunos elogios en reserva
dominantes de las filosofías modernas. La filosofía primero se para La crítica de la facultad de juzgar, especialmente para la
benefició con su presencia, pero pronto comenzaron a echar a discusión kantiana de lo sublime, precisamente porque aquí apa-
perder el juego al que se habían incorporado hacía poco. Los Per- rece la pregunta por el significado, por supuesto junto con la pre-
sonajes llamados Cultura y Significado, engendrados por la con- gunta por la cultura.
ciencia histórica moderna, traicionaron a la filosofía. Después de que el significado ha ocupado en la escena el papel
En Kant, la cultura se convierte en un personaje dominante de central, una filosofía de la cultura, en la que la pregunta por el
la filosofía social y de la antropología, pero no se le permite ocu- significado sigue siendo marginal, es de algún modo deficiente.
par la posición de personaje principal en su sistema filosófico . Para evitar equivocaciones, sin duda que esto no es así debido a
Kant escudó a los venerables héroes antiguos -el Conocimiento su deficiencia de significado. Quizás podamos dar significado a
y la Razón (la última como una clase de factótum)- frente al nuestras experiencias de vida de una manera más lograda recu-
peligro inminente que corría la filosofía debido a los nuevos in- rriendo a Kant más que a Hegel. Cuando elegimos a Kant frente
trusos. Aquí hay un hermoso estado de equilibrio. La vieja meta-

224 225
juicios sintéticos a priori y también podemos esperar que el mun-
a cualquiera de nuestros contemporáneos más cercanos (p.ej.
do progrese hacia algo mejor. La esperanza, aquello que más se
Heidegger) como nuestro guía para comprender el mal, ya hemos aproxima en Kant a la "necesidad de reconciliación" hegeliana,
expresado nuestra confianza en un enfoque en el que la búsque-
da del entendimiento excluye y no incluye (en nuestra interpre- no es una cuestión cultural en el sentido estricto de la palabra.
tación) la búsqueda del significado (sentido). Pero según nuestra Pero el término "cultura alta" y su distinción respecto de la "cul-
percepción (contemporánea), también damos significado a algo a tura baja" adquirió un sentido completamente nuevo con el sur-
través del hecho de rehusarnos a dárselo. La cuestión no puede gimiento de la pregunta por el significado. Ahora se considera
ser evitada. La vida de la filosofía es similar a la vida de las per- que la cultura "alta" provee significado (el espíritu absoluto
sonas. Aquello que se dijo no puede desdecirse mediante el sim- hegeliano), mientras que se considera que la "cultura baja" re-
ple fingimiento de que nunca se dijo; sigue estando en el fondo de cepciona el significado o absorbe significado, si bien el material
(Stoff) para proveer significado también puede surgir, así se creía,
la mente de cada uno. Uno tiene que enfrentarlo, explicarlo,
habérselas con él y, después, quizás pueda ser dejado de lado o, desde "abajo", es decir, desde los rangos del así llamado "pueblo"
( Volé), descubierto (o inventado) hace poco. 41
de manera alternativa, reafirmado.
La pregunta por el significado y la cultura es moderna, no por-
Dado que la Cultura tanto como el Significado son los recién que el significado sea moderno, sino porque la formación social
llegados al reparto de los personajes filosóficos, es natural adop- moderna abre la posibilidad de la problematización del sentido y
tar una posición histórica cuando se los interroga. No se necesita los hombres y mujeres modernos experimentan una fuerte ca-
rencia de significado y, por lo tanto, desarrollan una necesidad
la sofisticación de un Heidegger para descubrir la diferencia no-
ontológica entre el Ser y los significados; pero se requiere un in- profunda de interpretación del significado. Incluso es posible
menso esfuerzo especulativo para pensar cabalmente esta dife- sugerir que, desde un punto de vista histórico (si bien no es nece-
rencia al ponerla en una perspectiva filosófica más amplia. sario que se considere también desde un punto de vista
Se habla acerca de culturas (en plural); siempre que se piensa cronológico), la problematización del significado y la interpreta-
en la cultura también se piensa en la diferencia. Lo mismo es ción del significado están estrechamente vinculadas. A menudo
verdad acerca del significado; se entiende que "el significado" los significados también fueron cuestionados en culturas tradi-
es un significado entre muchos significados posibles. Más allá de cionales; y cuando eso tuvo lugar, la interpretación llegó a ser
si se piensa que las formas de vida son holistas o fragmentarias, decisiva, porque la problematización del significado produce un
nivel de incertidumbre que los humanos rara vez soportan con
se considera que son habitadas por significados diferentes. Los
viejos "personajes" filosóficos son asimilados a los recién nacidos; una mente sana . 42 Pero sólo los modernos lo saquean todo (tex-
la Razón, el Ser, el Bien, la Verdad, el Sujeto historizado, tempo- tos, tumbas, la vida de los primitivos) en su empeño constante de
ralizado y, en consecuencia, relativizado. No quedó nada eterno y dar significado. Dar significado (para nosotros) es también atri-
atemporal, excepto la temporalidad (la historicidad) misma. buir significado (al otro). La historiografía y la antropología mo-
Según el empleo que hace Kant, el término "cultura" aún tiene dernas son, entre otras cosas, empresas constantes de atribución
el significado tradicional de "cultivo". Cuanto más acabadamente de significado. No importa si los proveedores de significado son
se cultiva un jardín, tanto más excelente, gustoso y bello será el estructuralistas o hermeneutas, funcionalistas o marxistas, to-
resultado; cuanto mejor se cultive la mente y el alma ( Gemüth) dos han estado ocupados por casi dos siglos en atribuir significa-
propias, tanto más bellos y refinados serán los gustos, juicios y do a todas las prácticas pasadas y presentes. Y cada uno atribuyó
hábitos propias. Pero, así como el cultivo no da significado al jar- significado a (casi) todas ellas en el "mal infinito" de la in-
dín, del mismo modo el cultivo de la mente y del alma no da sig- terpretación. En consecuencia, ha quedado poco que saquear en
nificado a la mente o al alma. Entonces, ¿qué es aquello que da este territorio, no sólo porque el material se ha agotado (hay muy
significado al alma o a la mente? Kant no plantea la cuestión pocas personas "primitivas" y ya se las ha interpretado hasta el
como un problema. Las cosas gustosas existen, las flores bellas hartazgo), sino también como resultado de una cierta clase de
existen, las personas decentes existen, el conocimiento existe, hay saturación hermenéutica. Hay que inaugurar un nuevo ciclo (o

226 227
¿un nuevo círculo?): un ciclo que consiste en atribuir significados Es posible hacer un informe acerca de la época presente en su
a aquellos que atribuyen significados (antropólogos e historia- propios términos al referirse a la(s) institución(es) imagmaria(s),
dores) y a sus "culturas", 4s la conciencia histórica o el espíritu absoluto de la época presente.
Sería difícil describir la práctica moderna de "dar significado" Los tres términos se solapan en parte, pero en modo alguno son
como una "ideología" o una clase de "falsa conciencia". A comien- descripciones sinónimas de nuestras posibilidades y de nuestros
zos del siglo xix esto era aún posible. Después de todo, cuando apuros . 47 Pero hay algo común en todos ellos; manifiestan nues-
Marx propuso "invertir" a Hegel, ponerlo "de cabeza", expresaba tra conciencia de la contingencia, sea directa o indirecta (en su
una impaciencia general que tenía una tendencia "científica", esfuerzo desesperanzado de superarla). Las épocas premodernas
entonces existente, frente a explicaciones deficientes o, mejor di- aparecen como exitosas proveedoras de significado, mientras que
cho, no explicaciones. Sin duda, Hegel no explicó por qué el Espí- nuestra habilidad para proveer significado aún parece estar en
ritu Absoluto tomaba la retirada de un lugar y se desplazaba hacia veremos.
un segundo y un tercer lugar. No había respuesta para esta pre- Supóngase que carece de relevancia qué clase de juicios pro-
gunta, ni era posible predicción alguna. Como todo ejercicio nuncian los hombres y las mujeres sobre cuestiones culturales y
in-terpretativo-cultural, la filosofía de Hegel también es retros- afines y que la forma del juicio es de poca importancia. Supón-
pectiva. El relato del Espíritu Absoluto se alimenta de la "mate- gase, además, que nos reunimos en un almuerzo kantiano sólo
ria" (Stoff) de las culturas antiguas que él produce (como cultu- para devolverle al anciano gran hombre su invitación. La discu-
ras) y, por lo tanto, tiene que terminar en el-pasado-del-presente. sión que podría tener lugar aquí nos recordaría los diálogos de
Para Marx, la realidad era sólo aquello que podía ser explicado, una obra de lonesco. Aun así, sería posible que la reunión proce-
aquello que operaba según leyes, y la ciencia llegó a ser ciencia diera de la manera adecuada, al menos de la manera adecuada
debido a su capacidad de hacer predicciones. en un sentido formal. Los hombres y las mujeres aún podrían
No se puede negar que hay algo inverosímil en relación con "la pronunciar con suavidad juicios de gusto y otros juicios, si bien
fusión de horizontes" . 44 No sabemos si los horizontes se han fu- no importaría si los pronuncian o no, ni importaría qué tienen
sionado en realidad, sólo creemos que lo han hecho . 45 Como los que decir. Podrían reclamar validez universal para sus juicios de
otros o bien están muertos hace mucho o bien no piensan en ab- gusto como antes, también podrían seguir con la etapa de la con-
soluto en nuestros términos de significado y de interpretaciones troversia de modo tal que nadie saliera lastimado. Actuarían sólo
de significados, el conocimiento y la creencia se funden, no en la como marionetas al jugar un juego de lenguaje que no entienden,
etapa inicial, en la cual Hegel sabía que ellos estaban, sino en porque no hay nada que entender. Podrían cultivar algunas ha-
el resultado final. Sacado del manantial profundo del pasado, el bilidades al jugar este particular juego de lenguaje más bien que
cangilón con agua exhibe nuestros propios rostros . 46 Se debe aña- otro, pero no podrían cultivar su así llamada "voluntad" pues, o
dir que, si alguien sostiene (como sucede a veces) que esos hori- no tienen ninguna, o son por completo indiferentes y desintere-
zontes jamás se pueden fusionar, también practica una clase de sados. En vez de felicidad, queda entretenimiento, en vez de de-
atribución de significado ("nosotros jamás sabremos aquello que cencia, queda indiferencia. Pero, después de todo, el almuerzo
ellos querían decir"). podría no perder su carácter utópico. Como una utopía dentro del
La interpretación del significado como la atribución de sig- presente, representaría la posibilidad de un mundo donde la in-
nificado o el dar significado se desarrolló como la institución ima- diferencia reemplaza a la hostilidad y el entretenimiento (pasivi-
ginaria más vigorosa de la modernidad. Para emplear los perso- dad) es sustituido por el esfuerzo activo de formular un juicio
najes de Hegel, es el principio central (arché) o, al menos, uno de inde-pendiente. La combinación del entretenimiento y la indife-
los principios centrales de nuestro "espíritu absoluto". Esta insti- rencia es utópica en el sentido dado previamente, pero de ningu-
tución imaginaria, esta arché, nos lanza a lo largo de este camino na manera en un sentido kantiano.
individual y nosotros avanzamos desde allí. La filosofía de la cul-
tura es quizás la única clase de filosofía que en nuestro siglo ha Kant es un autor prerromántico. 48 Los problemas de Rousseau
permanecido "activa", esto es, viva. eran problemas para él; Rousseau mismo no lo era. El sujeto de

228 229
tingencias juntas en un único destino. Que este destino no puede
Kant aún no era subjetivo; aún no ha descubierto el "espíritu
subjetivo". El "espíritu subjetivo" ha nacido junto con el Espíritu ser equiparado con el sujeto trascendental es una cosa común.
Absoluto; están encadenados uno a otro y al mismo barco. Pero el mismo "destino" tampoco puede ser denominado un
La tradición moderna sostiene que la razón es universal, "sujeto empírico", aunque sólo sea por la razón de que es (auto)
mientras que los sentimientos, las emociones, los intereses constituido. Hay una gran base común entre el mundo de una
son particulares e individuales. Diferimos en nuestras opinio- persona autoelegida y el mundo de sus contemporáneos, a saber,
nes y juicios en cuanto somos cuerpos y no mentes o en cuanto el mundo mismo intersubjetivamente constituido. Sin embargo,
nuestro carácter corporal afecta a nuestras mentes. Si no fué- este mundo no es "ajeno" a la persona autoelegida, precisamente
ramos cuerpos, si no fuéramos arrastrados por las cuerdas de porque reelige en sentido existencial todas sus determinaciones.
sentimientos egoístas, deseos y prejuicios que nos mantienen Pero el mundo de la misma persona tampoco será del todo idénti-
en la ignorancia, todos pensaríamos lo mismo, compartiria- co al mundo de sus congéneres, pues se elige a sí misma y no a los
mos el conocimiento y, entre otras cosas (ante todo), nuestro otros y, de este modo, también elige (reelige) sus determinacio-
conocimiento del bien. La filosofía trascendental no es parte nes personales y únicas, sus idiosincrasias. Ella habita en
de esta tradición, pero moderniza esta tradición. El sujeto tras- un mundo común y también habita en el suyo propio. "Tiene un
cendental de Kant es objetivo. mundo" que es a la vez compartido y no compartido. Hay un mundo
La constitución intersubjetiva del mundo, sin importar si se la "para" ella, un segundo mundo para otro, un tercero para un ter-
concibe según el paradigma de la conciencia (donde "conciencia" cero, etc. Estos mundos son idénticos, pero también diferentes;
representa el espíritu absoluto, a veces escrito con mayúscula, a diferencia e identidad juntas constituyen nuestra condición mo-
veces con minúscula), o si se la concibe según el paradigma del derna.
lenguaje, abre el espacio teorético para un sujeto que no es ni Una persona que "tiene un mundo" es un sujeto. Aquellos que
trascendental ni empírico. Hay diferentes maneras filosóficas de "tienen un mundo" también "conocen el mundo": lo conocen de
alcanzar esto. El paradigma de la comunicación preserva la dua- manera diferente. No reclaman validez universal para su juicio
Una de esas mane- estético. Si Kant les señalara que "esto es bello", un enunciado
lidad kantiana entre razón y sentimientos. 49
ras consiste en concebir el destino moderno como resultado de la que implica por su forma una pretensión universalista, respon-
elección existencial de uno mismo. Supóngase que X, como ser derían que, para ellos, la oración "esto es verdadero" tampoco
contingente, es consciente de su contingencia; se elige a sí mismo i mplica de manera necesaria tal pretensión de validez universal.
como tal y tal (p.ej. como una buena persona); elige todas sus Y esto no se dice porque no les importe la verdad o la belleza; les
i mporta, les importa sobre todo. Más bien se debe a que la verdad
determinaciones; salta y de este modo llega a ser aquello que es
(una buena persona). También llega a ser autónomo y libre. Para (la belleza o la bondad) les importa tanto que cuestionan los cri-
dar un paso más, la tradición moderna sostiene que la autono- terios de una racionalidad universal que, supuestamente, adquie-
mía se identifica con la determinación interna y que la determi - re un poder intemporal para hacer buenos tales criterios.
nación interna se identifica con la determinación por la razón.
En el caso de una elección existencial, prevale un aspecto de la Con toda probabilidad, pocos hombres y mujeres modernos se
tradición moderna, el otro no. La persona que se ha elegido a sí han elegido a sí mismos en sentido existencial; hay pocas perso-
misma es libre en el sentido de que se ha determinado a sí misma nas autónomas. Aunque, se puede añadir, hay muchos más
"internamente" (sólo por sí misma). Pero, sin duda, no es deter- hombres y mujeres que son capaces de tomar decisiones relativa-
minada mediante la razón. El salto es un acto holístico; la perso- mente autónomas o de pronunciar juicios relativamente autóno-
na entera salta, la existencia salta. La persona reelige todas sus mos. Sin embargo, dentro del horizonte de un universo herme-
determinaciones juntas (el "mundo intersubjetivamente consti- néutico toda persona llega a ser un sujeto, esto es, toda persona
tuido" como la contingencia propia y su propio ser único como habita un mundo compartido y un mundo propio; hay un mundo
otra contingencia), sin introducir una jerarquía entre ellas. En de acuerdo con cada uno. Das man heideggeriano no es una me-
cierto modo, en el gesto de la elección se moldean todas las con- táfora que representa el fin del sujeto. Nada es ahora más trivial

230 231
que el sujeto. El título El mundo de acuerdo con Garp cuenta el 675-80. En inglés, Religion within the Limits of Reason Alone, Il "Concerning
relato mejor que la filosofía. Hay un mundo de acuerdo con cada the propensity to evil in Human Nature" ( NY, Harper & Row, 1960), pp. 23-27.
' Kant, 1974, p. 147. [Antropología en sentido pragmático, p. 225.]
uno. "Cada uno" es el sujeto porque cada uno es un sujeto . 50
Permítaseme volver brevemente a la dimensión histórica. El 4 La concepción de la astucia de la naturaleza aparece por primera vez
en Kant, "Idee zur einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher Absicht",
espíritu subjetivo y el espíritu absoluto nacieron juntos (en Hegel Werke XI, p. 33-50. En inglés, "Idea for a Universal History with
a
y en el mundo que él representa). Para Hegel, la subjetividad Cosmopolitan Intent", op. cit.
(cristiana, moderna, romántica) es la imagen especular y la rea- Kant, "Über den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig sein,
lización de la forma infinita (de la libertad) que es adecuada al taugt aber nicht für die Praxis", parte II "Im Staatsrecht", ibid., pp. 143-64,
carácter absoluto del espíritu y de este modo lo contiene. En su "On the Proverb: it may work in theory but not in Practice", en Kant, 1983.
" Kant, 1974, pp. 339-400.
relación con el espíritu absoluto, el espíritu subjetivo se "profundi- Ibid., p. 32, traducción corregida.
za" a sí mismo. Cuanto más alta es su subjetividad compartida " Kant, Anthropologie, p. 485 (texto no incluido en la traducción inglesa).
(intersubjetiva), tanto más profunda se torna la subjetividad subje- `' Kant, Kritik der Urteilskraft, Werke X ( Frankfurt, Suhrkamp, 195 l), §
tiva. Si por un minuto se imagina que allí, "arriba", no hay espíritu 41. En inglés, Kant, 1990.
absoluto alguno, porque la espiritualidad de la época está perdida, `° Arendt, 1982. En este punto no estoy de acuerdo con Arendt. La estre-
también se debe suponer que tampoco hay "profundidad" alguna cha relación entre política y moral tal como es elaborada por Kant en la
que haya quedado en el espíritu subjetivo. Luego, hay un mundo primera Parte de la Metafísica de las costumbres es un aspecto decisivo (si
"de acuerdo con cada uno", pero todos estos mundos son igualmente no el más decisivo) de su filosofía política. § 40 (en Critique of Judgement) se
ocupa de la mentalidad cognitiva del autor político, un aspecto importante,
triviales. si bien sólo uno, de la filosofía política. Arthur Jacobson en su fino estudio
Soy un poco reacia a devolverle a Kant la invitación para al- sobre Hegel y la jurisprudencia ( Cardozo Law Review, 1990) enfatiza el otro
morzar, porque temo desilusionarlo. Pero un hombre sabio, en aspecto de la filosofía política de Kant, a saber, el compromiso de Kant con
especial si es también un escéptico, no puede ser realmente des- aquello que Jacobson llama la "jurisprudencia del deber".
ilusionado; él aprende. Y, tal como la experiencia enseña, tanto 1,1 Kant,195§60. 1
esperanza como el buen espíritu alegre provienen del carácter y y Ibid.
no del mundo en el que el carácter habita. Pues por lo que sabe- 13 Kant, "Beobachtungen über die Gefühle des Schönen und des
Erhabenen", Werke IIl ("Observations concerning the feelings of the beautiful
mos, el mundo de un carácter alegre difiere siempre del mundo and the sublime", no traducido).
de un hombre de disposición triste . 51 Por eso todo este capítulo. 14 Kant, 1951 (en "General Remark upon the Exposition of the Aesthetical
lleno de sus "si" y sus "pero", fue, sin embargo, escrito como una Reflective Judgement"), § 29.
invitación renuente, pero sentida, a almorzar extendida al Señor Kant, 1974, "On Egoism", p. 10. [tr. cit., pp. 10 y ss.]
Profesor Immanuel Kant. 16 Kant, 1951, § 40.
17 La tercera clase de pluralismo, a saber el ético, será tratado inmedia-
tamente después en el § 41, ibid.
Kant,1974p.2[rci ] 18
Notas 67.[trci,p12] Ibid.,§ 19

Ibid. Traducción levemente corregida. [tr. cit., p. 172.]
1 "Eine grosse Stadt ... wie etwa Königsberg am Pregelflusse, kann schon 21
Kant, 1951, § 29, "General Remark ...".
22
für einen schicklichen Platz zur Erweiterung sowohl der Menschenkenntnis Kant, 1974, § 54. [tr. cit., § 88, pp. 219 y ss.]
als auch der Weltkenntnis genommen werden ...", nota al pie del Prefacio., 23 Ibid.
Anthropologie pragmatischer Hinsicht, Kant, Werke, Band XII (Frankfurt 24
Esta característica de la vida y la enseñanza de Jesús de Nazareth es
Suhrkamp, 1964), p. 400. "Una gran ciudad ... como es Kónigsberg, a orillas analizada con belleza en Sheedan, 1988.
2s
del Pregel, ... un lugar adecuado para ensanchar tanto el conocimiento del
2`' Kant, 1974, § 88. [tr. cit., p. 219.]
hombre como también el conocimiento del mundo..." [Antropología en sen ti Ibid. [tr. cit., p. 221.]
2'
do pragmático, Madrid, Alianza, 1991, p. 9, nota (a).] Ibid.
Parte
2
Kant, Die Religion innerhalb der Grenzen der blossen Vernunft 28 Kant, 1951, "Dialectic of the Aesthetical Judgement", § 56.
II, "Von dem Hange zum Bösen in der menschlichen Natur", Werke VIII, pp.23 2s
Kant, 1974, § 88.

233
49 El
so
Ibid. [tr. cit., 224.] paradigma de la comunicación conserva la dualidad
kantiana entre
31
Ibid. [tr. cit., p. 224.] la razón y los sentimientos o, mejor dicho, la
radicaliza, pues ignora del
32
Khrushchev, 1971, pp. 262-9. juicio estético reflexivo. La autenticidad (de la expresión) que
se manifiesta
33
Goffman, 1959. a sí misma en los actos de habla es una versión
inferior de la finalidad
34 Ni siquiera disfrutar la comida. Véase Finkelstein, 1988. subjetiva de Kant. Véase Habermas, 1984.
3s Sin embargo, hay diferencias entre los juegos de poder. Cuando 50 Véase Heller, "¿Muerte del sujeto?"
en Heller, 1990.
Foucault se ocupa de los diálogos platónicos, especialmente el Banquete, 51 "Die Welt des Glücklichen ist eine andere Welt als die des Unglück-
muestra cómo se pueden invertir los papeles y que la "dialéctica del amor" lichen. Die Welt des Glücklichen ist eine glückliche Welt.
Kann es also eine
"exige dos movimientos exactamente iguales por parte de los dos amantes; Welt geben, die weder glücklich noch unglücklich ist?" (énfasis del autor),
el amor es el mismo para ambos, dado que es el movimiento que los lleva a Wittgenstein, Tagebücher 1914-16. En L. Wittgenstein
Schriften 1
ambos hacia la verdad", Foucault, 1985, p. 240. (Frankfurt, Suhrkamp, 1969), p. 70. En español, "El
36 P. ej., las fotos sexualmente explícitas de Mapplethorpe son defendi-
mundo del feliz es un
mundo diferente del mundo del infeliz. El mundo del feliz es
un mundo feliz.
das sobre la base de que en el arte lo único que importa es la belleza de la ¿Puede haber un mundo que no sea ni feliz ni infeliz?" (tr. de A. H.)
forma, pero también sobre la base de que su arte es la manifestación de una
"política sexual" "correcta".
37 Me ocupo de este problema con algún detalle en "Hermenéutica de las

ciencias sociales", en Heller, 1990.


3s Dar (nuevo) significado a conceptos, relatos y pensamientos es funda-

mental en la filosofía; de otro modo, no se podría yuxtaponer el "conocimien-


to verdadero" a la mera opinión, la esencia a las apariencias. Los personajes
filosóficos son constantemente re-compuestos, reinterpretados para asumir
nuevos y diferentes matices de significado. Sin embargo, el Significado como
Personaje filosófico resulta de una reflexión de segundo orden; la filosofía
reflexiona sobre su condición, vocación, realización y límites. El Significado,
como un protagonista, no tiene lugar alguno en las filosofías "ingenuas",
sino sólo en las "sentimentales".
ss
Hegel, 1990, § 554.
40
Ibid., § 662.
41 Goethe recopiló poesía popular y también creó Lieder al estilo popular,
transformándolo por el hecho de refinarlo, pero preservando la simplicidad
de la forma.
42 E
s bien conocido el carácter ambiguo de las profecías de Delfos que
tuvieron tan importante papel así en la tragedia como en la filosofía.
43 Me ocupo de esta cuestión en "Hermenéutica de las ciencias sociales",
Heller, 1990.
44 L
a "fusión de horizontes", tal como Gadamer se ocupa de ella, puede
significar una fusión real de dos horizontes diferentes, pero también la ilu-
sión de tal fusión (una fusión subjetiva).
45 Las dificultades que tienen las culturas para comprenderse una a la

otra son enormes. Como me he dado cuenta de que las personas que crecie -
ron en Europa occidental o los Estados Unidos de América jamás compren -
derían realmente aquello que un europeo oriental querría decir cuando dice
algo (mientras vivían bajo el régimen totalitario), y viceversa, comencé a
dudar de si somos capaces de "fusionar" nuestros horizontes con los de pue -
blos remotos, como los antiguos griegos.
4s
Aquí remito hacia atrás, al capítulo 2.
47 Distinguiré entre el significado de estos tres términos en el capítulo 6.
43
La vena romántica en la tercera Crítica aparece junto con el problem a
del Significado.

234
235

Anda mungkin juga menyukai