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UNIVERSIDAD DE AVELLANEDA
Facultad de Humanidades.
Gestión cultural.

Trabajo Práctico Parcial:

Títeres y titiriteros.

CARRERA: Licenciatura en Gestión cultural.

ASIGNATURA: Introducción a la Gestión cultural I

CÁTEDRA: Ríos - Torres - Záccaro

ALUMNOS: Cantero, Patricia; Dell’Ordine, Ernesto; Forcín, Tamara

FECHA: 31 de mayo de 2018


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Introducción.

Un títere es todo objeto inanimado manipulado por una persona, que


cumple dos requisitos: por una parte, es movido con un objetivo dramático
(aspirando a convertirse en un personaje con función dramática dentro de una
trama); por otra parte, su movimiento debe realizarse ante y para un público.
Como lo definiera el legendario titiritero William Bil Baird, el títere es “una figura
inanimada que cobra vida ante un público.”

El teatro de títeres hace referencia tanto a un hecho literario como


dramático, pero teniendo en cuenta el elemento añadido que supone el títere
mismo en tanto objeto plástico, arraigado en la historia del arte de las diversas
civilizaciones, en las vanguardias y en las nuevas propuestas estéticas
actuales. Esta situación es interdisciplinaria ya que, además del teatro, alude a
las artes plásticas y a menudo la música, entre otras, junto a la potencialidad
expresiva de los títeres y de los objetos en general como elementos escénicos.

En el siguiente trabajo nos proponemos demostrar la labor del administrador


cultural y gestores culturales “invisibles”, es decir, gestores culturales que
desconocen el trabajo que realizan, al hacerlo de manera natural, o bien
porque su arte así lo requiere para ser difundida, en el género citado dentro del
ámbito porteño y conurbano.

Para eso, realizamos un relevamiento con entrevistas en un punto de cada


zona citada: la Calle de los títeres, ubicada en Avenida Caseros 1750,
Barracas, CABA; y el 7mo. Festival latinoamericano de títeres en el teatro Don
Bosco, Belgrano 280, Bernal, Quilmes.
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I. Títeres
Los diccionarios definen la palabra títere de varias maneras; una de las más
frecuentes y tradicionales es: "cualquier muñeco u objeto manipulado que
reemplaza al actor durante el juego escénico". Ésta es una definición
problemática, ya que algunos titiriteros argumentan que trata al oficio del
titiritero en sentido negativo, es decir, que el títere sustituye al actor y que esta
sustitución es su única razón de existir (o que el teatro de actores es el único
que merece llamarse Teatro y el teatro de títeres sería una especie de
sucedáneo). Aunque en algunos momentos de la historia el teatro con títeres
ha servido efectivamente como sustituto del teatro de actores, tanto los
estudios de especialistas en perspectiva antropológica (Badiou, 2009) como el
trabajo de la mayoría de los titiriteros profesionales en la actualidad otorgan a
los títeres la categoría de disciplina artística autónoma.

Técnicas de manipulación.

Existen técnicas de manipulación de títeres: títeres de guante o funda; de


guiñol o cachiporra; fantoche o títere habitable de manipulación directa y desde
abajo; títeres de varilla o javaneses de origen oriental (Indonesia) que son un
paso intermedio entre el guante y la marioneta; títeres de sombra o varillas
(figuras planas articuladas de cuyas articulaciones salen finas varillas para su
manipulación) traslúcidas, opacas o coloreadas, conocidas como sombras
chinescas; marionetas, muñecos que son manipulados desde arriba por medio
de hilos que, partiendo de su cabeza y extremidades, van hasta el aspa de
mando, que permite al operador jugar con diferentes movimientos, dando vida
al títere.

Por otra parte, existen varios tipos de espectáculos dónde se mezclan estas
técnicas entre sí y con otras menos conocidas.

Asimismo, encontramos definiciones que podríamos catalogar como


limitadoras, por incidir únicamente en aspectos como la imitación del ser
humano o la manera en que se mueven los muñecos, lo cual empobrece la
definición misma y deja fuera diversas técnicas de manipulación y disciplinas
como los autómatas, las sombras o el teatro de objetos en general (de hecho,
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para algunos solo existen los títeres de hilo y los de guante, si atendemos a
algunas definiciones que se utilizan con frecuencia). Se trata, como veremos,
de clasificaciones que, si bien gozan de la aceptación generalizada, dejan fuera
tipos de títere muy exitosos y con grandes posibilidades artísticas y didácticas.
Sin embargo, algunos especialistas de todo el mundo han aportado
definiciones que tienden a resaltar la especificidad y originalidad de este arte
escénico.
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II. Titiriteros.

La calle de los títeres. Av. Caseros 1750, Barracas, CABA. Entrada libre y
gratuita.

En La calle de los títeres se gestiona, entre otras cosas, a partir y por medio
de un subsidio que es otorgado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Todos los años, los titiriteros junto con parte de la comunidad del barrio se
acercan hasta la legislatura para pedir que se amplíe el presupuesto anual y se
proponga un proyecto de ley para que ningún funcionario de turno los pueda
desalojar de la vieja casona que ocupan. Además, tuvieron que insistir para
que no les cambiaran su calendario de temporada.

Esto rubrica lo que señala Rodolfo Colombres al decir que “el buen
administrador debe arbitrar los medios para que se dé en el espacio que
controla una autentica democracia cultural.” (Colombres, 2014, Nuevo manual
del promotor cultural, pág. 21)

La cooperativa se reúne todos los miércoles para debatir y proponer nuevos


cambios y lograr un bienestar de grupo. En la primera entrevista pudimos
observar (y señalarles) una falencia en la publicidad de los espectáculos por
medios digitales, y nos llevamos la satisfacción de que, en las reuniones, ellos
mismos resaltaron nuestro punto de vista y comenzaron a subir mucha más
información a las diferentes plataformas
(ej.<https://www.facebook.com/lacalledelostiteres/ >)
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La calle de los títeres cumple, en 2018, su vigesimonoveno aniversario.


Todos los fines de semana cientos de familias, vecinos y turistas, se acercan al
Espacio Cultural del Sur, donde se encuentran con espectáculos de títeres,
talleres interactivos y una feria artística de titiriteros.
Por iniciativa de un prestigioso grupo de artistas de la especialidad (Javier
Villafañe, Mané Bernardo, Sarah Bianchi y Pepe Ruiz, entre otros), se
realizaban funciones los días domingo en la calle Baigorri, casi avenida
Caseros. Allí se desplegaba, por las tardes, una colorida y ruidosa feria de
artesanías temáticas, se daban talleres de confección de muñecos y los
titiriteros levantaban los retablos donde presentaban sus vivaces espectáculos
para deleite de la numerosa concurrencia, quienes se recreaban con una
actividad artística dentro de un espacio compartido de forma libre y gratuita,
luego de años de silencio. Hacia 1989 La calle de los títeres, con el auspicio de
la Municipalidad de Buenos Aires, se instala en una de las alas del antiguo
edificio que ocupaba el restaurante típico El Mesón Español, donde se habilitó
la Sala "Javier Villafañe". Se ingresaba por la pequeña puerta ubicada en
Baigorri 30 y, contando allí con el ámbito adecuado, se comenzaron a dictar
cursos de divulgación y talleres de perfeccionamiento y experimentación.
Paulatinamente, La calle de los títeres se ganó el reconocimiento de la
comunidad. Al proyecto de los iniciadores se fueron sumando jóvenes titiriteros
que le dieron mayor impulso; como resultado, se fue conformando la
Cooperativa de Servicios Culturales "La Calle de los Títeres". Actualmente, "La
Calle" agrupa a la mayoría de los titiriteros de Buenos Aires y también incluye a
profesionales del interior de la Argentina y del mundo entero.
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Nos reunimos con dos titiriteros integrantes de la cooperativa, Pedro y


María. Ellos nos contaron sus experiencias y sus vivencias en la profesión.
Pedro es un titiritero de alma. Desde muy joven descubrió el poder de los
títeres y comenzó a crear pequeñas obras sin muchas técnicas pero, con el
transcurrir del tiempo, comenzó a perfeccionarse. Él llega a la calle de los
títeres en busca de talleres de armado de muñecos y técnicas teatrales.

¿Cómo fueron tus comienzos?

Pedro: “La calle de los títeres es un lugar dónde los titiriteros nos pudimos
nutrir de las técnicas. La poca propuesta teatral en los barrios periféricos nos
llevó a interesarnos por visibilizar el teatro de títeres y llevarlo por los distintos
barrios, y junto con una profesora de literatura comenzamos a hacer funciones.
Vinieron titiriteros de una compañía francesa (Horacio Peralta, titiritero que en
la época del proceso fue expulsado de la Argentina), nos enseñaron sus
técnicas, a las que agregamos música, plástica, literatura y creamos un canal
de comunicación creativo con los niños.”

¿A dónde llevás tus trabajos?

P.: “Trabajo en la fundación Che Pibe de Villa Fiorito, hacemos giras por el
interior, vamos a jardines y escuelas. Vivo del arte de los títeres. Mi objetivo
como titiritero es que el chico comprenda que el único camino es el amoroso y
pueda auto-superarse en la vida.”

Luego de una conversación muy agradable llega María, quien está en La


calle de los títeres desde el principio, primero como vendedora de muñecos, y
luego como titiritera y presentadora de distintos espectáculo. Es la encargada
de comenzar los recorridos públicos como presentadora, haciendo una
pequeña introducción al mundo de los títeres.

¿Cómo comenzó tu historia en la calle de los títeres?

María: “Estoy en La calle de los títeres desde hace veinte años. La conocí
porque vivo en el barrio de Barracas, y cuando mis hijos eran chichitos los traía
a ver los espectáculos callejeros.”
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¿Y cómo gestionaron la adquisición de este espacio?

M.: “Al principio era una calle lateral que forma como una platea natural
porque es en pendiente, y forma como un anfiteatro natural muy bonito, dónde
venían los titiriteros después de sus giras, armaban sus tablas con caballetes,
para poder hacer el taller para la comunidad del barrio. Vestíamos los arboles,
con ayuda de escaleras poníamos títeres gigantes. Entre los vecinos del barrio
había muy buena dinámica, realmente era un marco muy pintoresco, mágico, lo
disfrutábamos mucho.

Los fundadores Javier Villafañe, Ariel Bufano, Toto Villarroel y Sara Bianchi
hicieron gestionaron a través de la municipalidad para que les den esta casona
del siglo XVIII, que es una estancia enorme con jardines verdes y mágicos que
atrapan, más las calles adoquinadas que invitan a quedarse.”

¿Cómo funcionan, a nivel social, para combinar diferentes clases y a gente


con diferentes conocimientos que recurren a su espacio?

M.: “Hay actividad titiritera con talleres para la comunidad, dónde participan
grades y chicos, se les enseña a hacer un títere, que luego se pueden llevar a
sus casas; y hay talleres para profesionales o aficionados con conocimiento.
También ayudamos a las maestras jardineras con la cartapesta o papel maché,
y les damos una base pedagógica. Además, vamos a hospitales, ya que
estamos avalados por la ley de payamédicos, y damos talleres en barrios
carenciados para alejar a los niños de la marginalidad y que obtengan así una
salida laboral.

El arte de los títeres contiene a todas las disciplinas artísticas: la plástica, la


actuación, el manejo y modulación de la voz, la puesta en escena, la literatura.
Es un arte milenario que comenzó en China, Tailandia, Indonesia y, junto con el
teatro de sombras, es sagrado para esas culturas.

Todos pregonamos para que el espacio crezca porque, como dice Roberto
Arlt, ‘tenemos esa prepotencia de trabajo’.”
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Podemos observar en el trabajo que realiza el grupo de la cooperativa La


calle de los títeres, un trabajo silencioso del animador socio-cultural, como lo
denomina la UNESCO y retoma Colombres:
“La animación socio-cultural es el conjunto de prácticas sociales que tienen
como finalidad estimular la iniciativa y la participación de las comunidades en el
proceso de su propio desarrollo y en la dinámica global de la vida sociopolítica en
que están integrado.” (2014, op.cit., pág.19)
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Animarte. 7mo. Festival latinoamericano de títeres, Teatro Don Bosco,


Belgrano 280, Bernal, Quilmes.

El Don Bosco es un teatro de formación artística donde, además, hay


diversos espectáculos. Ahí se realiza el Festival latinoamericano de títeres, el
único de este tipo en la zona sur del conurbano bonaerense.
Este año se reúnen artistas de varios países de la Patria Grande, tales
como Venezuela, Chile o Cuba; y de diversas provincias de nuestro país como
Catamarca o Córdoba, entre otras.
El festival fue organizado por Alejandro Pepe y Marisol Vecchi, dueños del
teatro Don Bosco; Ricardo Lista y Julieta Vivero, del grupo de titiriteros
Fantochevioleta.
Desde hace siete años están al frente del festival convocando a diversos
artistas, con el objetivo de transmitir la cultura del teatro de títeres a varios
espacios sociales como escuelas, jardines de infantes, merenderos y lugares
de bajos recursos que no tienen la posibilidad de pagar una entrada para ver
un espectáculo.
Con la ayuda de la fundación Hijos de Fierro pudieron realizar varias
funciones solidarias en lugares de escasos recursos económicos.
Ellos tienen un lema que tratan de llevar a todos los espacios que puedan:
El teatro es inclusión y la cultura es para todos.
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Alejandro Pepe, director del teatro Don Bosco, es docente de teatro en la


Escuela Municipal EMBA Carlos Morel, y nos recibió junto a su compañera,
Marisol Vecchi.

¿Cómo comenzaste el proyecto del festival?

Alejandro Pepe: “El festival lo creamos junto con el grupo Fantochevioleta.


Ellos nos acercaron la idea de un festival de títeres acá en Bernal, pero yo no
quería que el festival sea uno más de los tantos del tema, y les propuse abrir la
convocatoria a diferentes artistas con el concepto de poder mostrar las distintas
técnicas de manejo del objeto .Yo soy un investigador de las diferentes
técnicas escénicas del teatro y, mayormente, las no convencionales.
El teatro de objeto involucra mucho más que el títere. Vos podés utilizar
cualquier objeto y darle una resignificación, darle vida en una historia sacando
al actor de la escena.
También podes utilizar partes de tu cuerpo como personaje o diversas
cosas pueden dar forma a lo que vas narrando.
De las ocho funciones que tenemos en el teatro, seguro que los
espectadores repiten más de cuatro, ya que saben que van a ver algo muy
diferente en cada función. Esa es la clave del éxito del festival.”

¿Ustedes están trabajando en un solo lugar?

Marisol Vecchi: “El festival lo comenzamos acá, en el teatro de Don Bosco,


pero luego, al pasar los años, comenzamos a no hacerlo solo en esta sala, sino
que lo llevamos a distintos barrios durante todo el mes de mayo.
Tratamos de buscar empresas que nos auspicien y, a través de su
colaboración, podemos llevar el títere a una plaza o a barrios más vulnerable.
Comenzamos trabajando en conjunto con el Municipio de Quilmes, pero
después vimos la necesidad de poder ampliarnos y comenzamos a proponer el
festival a las salas del conurbano (Berazategui, San Francisco Solano,
Florencio Varela, Avellaneda). Ahí empezamos trabajar, por ejemplo, los días
domingo haciendo en forma simultánea el teatro Don Bosco (que es la sede
principal) y alguna otra sala.
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Tratamos de realizar funciones en lugares muy periféricos, en donde las


personas no pueden acceder a una obra de títeres. También regalamos
entradas a personas que no pueden pagarlas, y en las funciones no te das
cuenta quién pagó y quién no, porque todos somos iguales a la hora de ver un
espectáculo.
Este año, por ejemplo, vamos a Sepia, que es un centro comunitario en
Bernal Oeste, a la iglesia de Las Lágrimas, que está en Solano, y a un
merendero de Quilmes Oeste en donde alimentan a más de 300 chicos por
día.”

Más tarde, pudimos entrevistar a Julieta Vivero, integrante del grupo


Fantochevioleta, quien nos cuenta en detalle el funcionamiento del festival, la
forma de convocatoria, y como logran mantenerse vigentes tras siete años.

¿Cuál es el objetivo del festival, y cuáles son las gestiones realizadas?

Julieta Vivero: “El hecho de que nosotros estemos de gira recorriendo


distintos lugares del país nos hizo ver la posibilidad de traer a diferentes
artistas titiriteros a nuestra ciudad.
Al venir a mostrar sus trabajos, ellos te traen un poco de su cultura en sus
obras, en sus personajes, en las historia que nos cuentan. El intercambio que
ocurre en estos casos es muy rico, el público lo recibe muy bien.
De esta manera, podemos traer al público de Bernal diferentes formatos y
artistas, lo que además nos permite generar fuentes de trabajo para los
colegas, en un ida y vuelta muy lindo.
El mundo de los titiriteros es una gran familia, y en estos encuentros
podemos intercambiar técnicas y conocer a más artistas del mundo de los
títeres que nos ofrecen obras muy interesantes.
La convocatoria a los distintos artistas se realiza a través de las plataformas
de internet, como por ejemplo facebook e instagran.
Gracias a esto la convocatoria fue muy variada. Anteriormente, solo se
podía hacer a través de teléfono y cartas, pero estos medio eran insuficiente
para poder llegar a todo los puntos de, por ejemplo, Latinoamérica. Con el
avance de la tecnología de la comunicación, se pudo lograr un amplio
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conocimiento de diversos artistas de otros países que nos traen su cultura a


través de la representación de una obra de títeres.”

Es enriquecedor para el trabajo del gestor ver como una muy buena
administración puede optimizar todos los recursos que poseen a su alrededor,
como el auspicio de los comercios de Bernal, el subsidio otorgado por la Casa
del Teatro, y la cosecha del éxito de boletería del teatro, para lograr en un mes
llevar el Festival a todos los puntos del conurbano.
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Conclusión:

En nuestro mapeo pudimos comprobar cómo distintos personajes culturales


actúan como administradores y gestores culturales sin saberlo, utilizando los
recursos que poseen para poder crear eventos culturales, y de esta forma
poder darle al artista un medio de subsistencia económico, creando fuentes de
trabajo a partir del arte.
Éstos actores de la cultura lograron “poder distribuir equitativamente entre
los distintos sectores que componen la sociedad, preocupándose
especialmente de los grupos subalternos, o sea, de la inclusión de los sectores
que han sido históricamente dejados afuera de este proceso.” (Colombres, op.
cit., pág. 21)
En conclusión, podemos ver que esta reorientación de la cultura la están
llevando a cabo administradores y gestores culturales, quienes se ocupan de
mediar entre la fuentes de financiamiento y los artistas. Ellos logran que la
trasmisión de la cultura sea capaz de resolver problemas, incluida la creación
de empleos.
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Bibliografía:

Primaria:
COLOMBRES, Adolfo. 2014, Nuevo manual del promotor cultural, vol. I y vol. II.
Buenos Aires: Ediciones del Sol.

De consulta:

YÚDICE, George. 2002, El recurso de la cultura. Barcelona: Editorial GEDISA.

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