UNIVERSIDAD DE AVELLANEDA
Facultad de Humanidades.
Gestión cultural.
Títeres y titiriteros.
Introducción.
I. Títeres
Los diccionarios definen la palabra títere de varias maneras; una de las más
frecuentes y tradicionales es: "cualquier muñeco u objeto manipulado que
reemplaza al actor durante el juego escénico". Ésta es una definición
problemática, ya que algunos titiriteros argumentan que trata al oficio del
titiritero en sentido negativo, es decir, que el títere sustituye al actor y que esta
sustitución es su única razón de existir (o que el teatro de actores es el único
que merece llamarse Teatro y el teatro de títeres sería una especie de
sucedáneo). Aunque en algunos momentos de la historia el teatro con títeres
ha servido efectivamente como sustituto del teatro de actores, tanto los
estudios de especialistas en perspectiva antropológica (Badiou, 2009) como el
trabajo de la mayoría de los titiriteros profesionales en la actualidad otorgan a
los títeres la categoría de disciplina artística autónoma.
Técnicas de manipulación.
Por otra parte, existen varios tipos de espectáculos dónde se mezclan estas
técnicas entre sí y con otras menos conocidas.
para algunos solo existen los títeres de hilo y los de guante, si atendemos a
algunas definiciones que se utilizan con frecuencia). Se trata, como veremos,
de clasificaciones que, si bien gozan de la aceptación generalizada, dejan fuera
tipos de títere muy exitosos y con grandes posibilidades artísticas y didácticas.
Sin embargo, algunos especialistas de todo el mundo han aportado
definiciones que tienden a resaltar la especificidad y originalidad de este arte
escénico.
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II. Titiriteros.
La calle de los títeres. Av. Caseros 1750, Barracas, CABA. Entrada libre y
gratuita.
En La calle de los títeres se gestiona, entre otras cosas, a partir y por medio
de un subsidio que es otorgado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Todos los años, los titiriteros junto con parte de la comunidad del barrio se
acercan hasta la legislatura para pedir que se amplíe el presupuesto anual y se
proponga un proyecto de ley para que ningún funcionario de turno los pueda
desalojar de la vieja casona que ocupan. Además, tuvieron que insistir para
que no les cambiaran su calendario de temporada.
Esto rubrica lo que señala Rodolfo Colombres al decir que “el buen
administrador debe arbitrar los medios para que se dé en el espacio que
controla una autentica democracia cultural.” (Colombres, 2014, Nuevo manual
del promotor cultural, pág. 21)
Pedro: “La calle de los títeres es un lugar dónde los titiriteros nos pudimos
nutrir de las técnicas. La poca propuesta teatral en los barrios periféricos nos
llevó a interesarnos por visibilizar el teatro de títeres y llevarlo por los distintos
barrios, y junto con una profesora de literatura comenzamos a hacer funciones.
Vinieron titiriteros de una compañía francesa (Horacio Peralta, titiritero que en
la época del proceso fue expulsado de la Argentina), nos enseñaron sus
técnicas, a las que agregamos música, plástica, literatura y creamos un canal
de comunicación creativo con los niños.”
P.: “Trabajo en la fundación Che Pibe de Villa Fiorito, hacemos giras por el
interior, vamos a jardines y escuelas. Vivo del arte de los títeres. Mi objetivo
como titiritero es que el chico comprenda que el único camino es el amoroso y
pueda auto-superarse en la vida.”
María: “Estoy en La calle de los títeres desde hace veinte años. La conocí
porque vivo en el barrio de Barracas, y cuando mis hijos eran chichitos los traía
a ver los espectáculos callejeros.”
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M.: “Al principio era una calle lateral que forma como una platea natural
porque es en pendiente, y forma como un anfiteatro natural muy bonito, dónde
venían los titiriteros después de sus giras, armaban sus tablas con caballetes,
para poder hacer el taller para la comunidad del barrio. Vestíamos los arboles,
con ayuda de escaleras poníamos títeres gigantes. Entre los vecinos del barrio
había muy buena dinámica, realmente era un marco muy pintoresco, mágico, lo
disfrutábamos mucho.
Los fundadores Javier Villafañe, Ariel Bufano, Toto Villarroel y Sara Bianchi
hicieron gestionaron a través de la municipalidad para que les den esta casona
del siglo XVIII, que es una estancia enorme con jardines verdes y mágicos que
atrapan, más las calles adoquinadas que invitan a quedarse.”
M.: “Hay actividad titiritera con talleres para la comunidad, dónde participan
grades y chicos, se les enseña a hacer un títere, que luego se pueden llevar a
sus casas; y hay talleres para profesionales o aficionados con conocimiento.
También ayudamos a las maestras jardineras con la cartapesta o papel maché,
y les damos una base pedagógica. Además, vamos a hospitales, ya que
estamos avalados por la ley de payamédicos, y damos talleres en barrios
carenciados para alejar a los niños de la marginalidad y que obtengan así una
salida laboral.
Todos pregonamos para que el espacio crezca porque, como dice Roberto
Arlt, ‘tenemos esa prepotencia de trabajo’.”
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Es enriquecedor para el trabajo del gestor ver como una muy buena
administración puede optimizar todos los recursos que poseen a su alrededor,
como el auspicio de los comercios de Bernal, el subsidio otorgado por la Casa
del Teatro, y la cosecha del éxito de boletería del teatro, para lograr en un mes
llevar el Festival a todos los puntos del conurbano.
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Conclusión:
Bibliografía:
Primaria:
COLOMBRES, Adolfo. 2014, Nuevo manual del promotor cultural, vol. I y vol. II.
Buenos Aires: Ediciones del Sol.
De consulta: