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Universidad de los Andes.

Departamento de Análisis Político.

Análisis Político I: América Latina.

Profesor: Bernardo Malaver.

Ideas, política y “BLOQUE HISTÓRICO”:


(Antonio Gramsci)

Estudiante:

Jose J. Urbina M.

C.I.: 16.934.302

Mérida, edo. Mérida.


Septiembre, 2017.
…ideas

Se puede emplear el término “catarsis” para indicar el paso del


momento meramente económico (o egoístapasional) al
momento ético-político, esto es, la elaboración superior de la
estructura en superestructura en la conciencia de los hombres.
Esto significa también el paso de lo “objetivo a lo subjetivo” y
de la necesidad a la libertad. La estructura de fuerza exterior
que subyuga al hombre, lo asimila, lo hace pasivo, se
transforma en medio de la libertad, en instrumento para crear
una nueva forma ético-política, en origen de nuevas iniciativas.
La fijación del momento catártico deviene así, me parece, el
punto de partida de toda la filosofía de la praxis. (Gramsci,
1932-1935, p. 142)

No deja de ser sino remarcable el como Antonio Gramsci genera del concepto de catarsis una nueva
acepción que extrapola un sentimiento liberador en base a algún factor estético-artístico-psicológico
para representar la seriedad y complejidad de un proceso de trasformación social donde una ideología
debe trascender de mero y simple hecho economicista, en cuanto a la retribución adecuada y justa de la
relación trabajo-salario que caracteriza la diferenciación de las clases. Con "catarsis" se exige una
reestructuración, que sin duda establezca más que un "subsidio" (deuda histórica) que no daría
equilibrio a algún estado de preponderancia hegemónica. Este cambio reclama una carácter contra-
hegemónico liderado o, mejor, dirigido por "órganos intelectuales" que devengan de esa idea primigenia
de reivindicación, que exija reconocimiento a través de una revolución que imponga una cultura que dé
un carácter diferenciador no perecedero, temporal ni limitante al hecho económico. Con decir
"trascender" se intenta proyectar esa idea de catarsis en un cambio que debe encaminarse de lo
económico a lo político, de lo ya establecido por la historia a lo que se busca: "la modificación de las
relaciones de fuerza debe partir de una situación "económica objetiva" (...), pero jamás se detiene allí. Si
no se logra trascender la inmediatez corporativa fundamentalmente económica, para pasar al plano
general todo intento revolucionario va al fracaso" (Kohan, 2006, p. 10).

Entendido que, entonces, la catarsis será el trayecto de una proyección cultural a partir de la
contra hegemonía, que restructure las concepciones de las relaciones de poder y traspase la conciencia
en la posibilidad del cambio de lo objetivo a lo subjetivo, transformándola en acción y recurso perenne
que estriba en la oportunidad y margen de ventaja proporcionado por el bloque histórico.

En este sentido, parece ser, que la búsqueda de un punto de partida para afrontar muchas de las
interrogantes, en la generación de ideas hacia un proceso de catarsis, que se suscita desde la política y la
filosofía se reduce indefectiblemente a la de ¿qué es el hombre (ser humano)?: su función como agente
catalizador, regulador, y filtro de cara a las relaciones de poder he interacciones sociales. Es decir, donde
el individuo entra a relacionarse con otros individuos y grupos de individuos al igual que con el
ambiente; el hombre se entiende como individuo, pero en realidad, el hombre, al gozar de racionalidad
termina generando las asociaciones necesarias para subsistir; ya acá no se puede hablar sino de un
conjunto y, así, de que el hombre se entiende como individuo, pero es, en realidad, un proceso de todos
los condicionamientos a los que se ve obligado por mantener esas relaciones.

Bien describe y propone A. Gramsci:

(...) ¿que puede llegar a ser el hombre? O sea, si el hombre puede dominar su destino, puede
"hacerse”, puede crearse una vida. Decimos, pues, que es un proceso y precisamente el
proceso de sus actos (...) ¿qué es el hombre? no es una pregunta abstracta u "objetiva”. Ha
nacido porque hemos reflexionado acerca de nosotros mismos y acerca de los demás (...) qué
somos y qué podemos llegar a ser, si somos, realmente y dentro de que límites, "forjadores de
nosotros mismos", de nuestra vida, de nuestro destino. (Gramsci, 1932-1935, p. 108)

De tal forma que, en algún contexto, ya no es tan simple hablar de los hombres individualmente.

Ya bien, en otro tiempo se postuló la idea sobre qué el hombre, al preguntarse por su condición y
generar interrogantes existenciales fue ante todo, filósofo: "Hay que destruir el prejuicio muy difundido
de que la filosofía es algo muy difícil por el hecho de que es una actividad propia de una categoría (...)
por lo tanto, hay que demostrar preliminarmente que todos los hombres son "filósofos"(...)" (Gramsci,
1932-1933, p. 108). Esta condición fue parte inmanente del hombre y su visión en el entendimiento del
"ser". Dicho estado parece estar "condicionado" (limitado socialmente) a un grupo específico y singular
y, en contextos modernos, sigue siendo así... No hay nada más lejos de la realidad.

De esa realidad se desprende la noción del "derecho divino" aquel, que se nos obsequió desde
que nos rige una ley que se halla lejos de una comprensión clara y que tanto nos sumerge en las
discordias ideológicas-fundamentalistas-religiosas-ateas-científicas: "el libre albedrío". Puede que la
distorsión cultural, que con la globalización se da, es, sin remedio, una crisis. El libre albedrío si bien
nunca es alcanzable, primero; por un carácter de imposición donde cada ser se debe adaptar (antes del
hipotético caso de "iluminar su conciencia" o el simple hecho de hacer uso de ella), al ambiente
dominante: no se elige donde nacer, la raza, credo, estatus social, etc., segundo; por la imposición y
adopción de una cultura de alguna influencia hegemónica al seguir como modelo los estereotipos de la
moda y alguna clase de pseudo-heroísmo inculcado para provocar la idolatría idónea que mantenga ese
estado de dominio, fuertemente distribuido a través de los medios masivos de comunicación. La
estrategia es socavar y, en el mejor de los casos, generar una cultura paralela, pero con una preferencia
hacía esta, por sobre los valores éticos y culturales específicos de una sociedad.

Seguramente un ser consciente intentaría cambiar el primer estadio, si este tuviera oportunidad.
Con el segundo; Más probablemente haría una fuerza de choque; un frente contra-hegemónico capaz de
disidir y generar un tipo de sublevación en un intento por restar la ventaja de alguna "influencia
extranjera". Ciertamente estas dos repuestas pueden darse de formas tan "sutiles" que sin la orientación
pertinente y necesaria no pasarían de largo; las captaría un "ser" que medianamente está consciente de
que siente algún atisbo de pertenencia. Como nos prescribe Gramsci (1916): no se puede saber lo que
no se es, si no se conoce lo que se es... al diferenciarse germina la visión propia.

Reflexiva-mente, Gramsci se cuestiona:

¿Es preferible "pensar" sin tener conciencia crítica, en forma disgregada y ocasional, o sea
"participar" en una concepción del mundo "impuesta" mecánicamente por el ambiente
externo, y por lo tanto por uno de tantos grupos sociales en los cuales cada cual se encuentra
automáticamente incluido desde su entrada en el mundo consciente (...) o es preferible
elaborar la propia concepción del mundo consciente y críticamente y por lo tanto, en conexión
con tal esfuerzo del propio cerebro, elegir la propia esfera de actividad, participar activamente
en la producción de la historia del mundo, ser guía de sí mismos y no ya aceptar pasivamente
y 4supinamente desde el exterior el sello de la propia personalidad? (Gramsci, 1932-1933, p.
245)
En continuo, luego; en la necesidad por asociarse, el hombre, pasaría a ser el "zoon politikon": un ser
político con la capacidad de poder condicionar su comportamiento en pro de las relaciones sociales.
Gramsci, apegado a este, anterior postulado -que ahora, deja de ser postulado- enfatiza su trabajo con y
en ese reflejo, "palpable", de la base infraestructural del modelo marxista proponiendo el bloque
histórico: cultura, ideología, política... hegemonía. De tal forma, aparecen los conceptos de "sociedad
civil" y "sociedad política", que son los ejemplos de esa "necesidad" de asociación de los hombres.
Ciertamente cada uno representa diferentes grupos dentro de un órgano estatal y le dan sustancia a las
superestructuras: Son las condiciones necesarias para crear hegemonía; para establecer la cultura y
esperar un cambio donde el Estado no se imponga por coerción, porque la necesidad es llegar a un nivel
ejemplar ético-social que se dé desde la filosofía de la praxis.

Gramsci propone crear la hegemonía cultural a partir de la religión, la educación y los medios de
comunicación (desde la sociedad civil). En el contexto que nos ocupa; el que estamos cursando, el
accionar coercitivo de una ley divina para condicionar el comportamiento pierde fuerza. Las sociedades
cada vez son más dependientes de los modelos y la globalización capitalista y de modelos nacientes
progresistas: la nueva religión es la ideología y su característica aglutinante de masas para conseguir un
fin.

La religión y el sentido común no pueden constituir un orden intelectual porque no pueden


reducirse a unidad y coherencia ni siquiera en la conciencia individual, para no hablar de la
conciencia colectiva: no pueden reducirse a unidad y coherencia "libremente" porque
"autoritariamente" ello podría suceder como en efecto ha sucedido en el pasado dentro de
ciertos límites. El problema de la religión entendida no en el sentido confesional sino en el laico
de unidad de fe entre una concepción del mundo y una norma de conducta correspondiente;
¿pero por qué llamar a esta unidad de fe "religión" y no llamarla "ideología" o incluso "política"?
5(Gramsci, 1932-1933, p. 247)

Los intereses inmediatos y particulares relegan la religión, si no a un plano ignorado, si a uno secundario
o terciario: un individuo o grupo no parecen tener la tolerancia que se requiere para ser fidedignos de
dos ideas (instituidas, quizás) que reclaman un mínimo prudencial de compromiso y que, siendo
pesimistas, pueden ser antagónicas o, en el mejor de los casos, se entorpecen mutuamente. Obviando el
carácter de ley natural que le adjudica Aristóteles a sus postulados (y que por eso mismo contienen
-parece- en sí ese calificativo: al reducir todo a la "ineludible ley natural") es interesante lo que expone
en el capítulo I de "la política" (o se puede inferir de lo que expone, extrapolándolo) sobre: que es más
productivo tener una meta específica; que potencie alguna facultad, que varias metas que dispersen y
resten potencialidad a una acción.

Bien la religión queda entre un paréntesis, no así pasa con los medios de comunicación. En el
apogeo y exacerbación del siempre innovador campo tecnológico donde el consumismo es su piedra
angular y las idolatrías por instituciones del campo son infundadas por agentes que bombardean el
"sentido común" con "información" y mensajes que guardan un código oculto que busca crear nuevas
dependencias y necesidades en la sociedad con el pretexto de "el avance tecnológico es universal"; que,
traducido a la realidad, no es más que el des-uso de material intelectual humano, el desaprovechó de la
capacidad para crear una mejor sociedad; sobre todo, para tener un mínimo de prudencia que esté en
armonía con el ambiente y el resto de individuos. "El avance tecnológico" que conocemos,
paradójicamente, no es más que un atraso en la consecución de una ética moral y social.

El carácter alienante (no conforme con enajenar) es una característica concomitante con los
medios masivos de comunicación, por eso Gramsci los propone como institución importante en el
devenir para generar “contra-hegemonía” y, así, ulterior hegemonía: Con todo el "boom" tecnológico y
los niveles de interconexión global: por los grupos virtuales o redes sociales, es una herramienta/factor
más que determinante.

Aquí vemos como la hegemonía se busca desde la sociedad civil fomentando la "opinión
pública":

El Estado, cuando quiere iniciar una acción poco popular, crea preventivamente, la opinión pública
adecuada, esto es, organiza y centraliza ciertos elementos de la sociedad civil [...] La opinión pública
es el contenido político de la voluntad política pública que podría ser discordante: por eso existe la
lucha por el monopolio de los órganos de la opinión pública; periódicos, partidos, parlamento, de
modo que una sola fuerza modele la opinión y con ello la voluntad política nacional, convirtiendo a
los disidentes en un polvillo individual e inorgánico. (Gramsci, 1930-1931, p. 196)

Por último, queda lo más importante, en un “hipotético” orden de pasos para lograr la hegemonía, y esto
es la educación. Porque la necesidad de un proyecto hegemónico se daría a la necesidad de reconocerse
a sí mismos; de distinguirse y así de reconocer "lo que no se es". Pero primero, como se dijo, antes de
pensar "distinguirse" hay que "reconocerse" y este "reconocimiento" se halla en la "contra-hegemonía"
(se entiende que siempre habrá una lucha por el poder, y que la hegemonía de la clase dominante es,
históricamente, la hegemonía de la minoría. las relaciones sociales están sometidas a lidiar con el
estigma de sus diferencias por lo que son "relaciones de fuerza"). Es el intento por cambiar ese hecho
histórico; la oposición a lo que no se es y "eso", que no se es, lo ofrece la tendencia capitalista.

La idea de Gramsci es formar intelectuales, que estén lejos de algún derroche de pedantería y que
emerjan desde las bases, desde la sociedad civil: porque la idea es que mantengan lo que parece una
especie de empatía. No sirve de nada contar con intelectuales, meramente, si estos están desconectados
de la realidad y contexto social:

(...) la realidad es rica en las construcciones más raras y es el teórico quien debe, en esta rareza,
encontrar la prueba de su teoría, “traducir” en lenguaje teórico los elementos de la vida
histórica y no, viceversa, presentar la realidad según el esquema abstracto (...) esta concepción
no es más que una expresión de pasividad.

Asimismo, generar una “doctrina”-si cabe el termino- que se impregne y se


mantenga, que sustente y establezca una “la nueva cultura”:

(…) El haber sido convencido una vez en forma fulgurante es la razón permanente de la
permanencia de la convicción, aun cuando no se sepa como argumentar esta. Pero estas
consideraciones conducen a la conclusión de una extrema fragilidad en las convicciones nuevas
de las masas populares, especialmente si estas nuevas convicciones están en contraste con las
convicciones (incluso nuevas) ortodoxas, socialmente conformistas según los interese generales
de las clases dominantes (…). (Gramsci, 1932, pp. 257-258,)

Propone; en cuanto a “la permanencia de la convicción”:

1) No cansarse nunca de repetir sus propios argumentos (variando literariamente su forma): la


repetición es el medio didáctico más eficaz para operar sobre la mentalidad popular; 2) Trabajar
sin cesar para elevar intelectualmente a más vastos estratos populares, esto es, para dar
personalidad al amorfo elemento de masa, cosa que significa trabajar para suscitar elites de
intelectuales de un tipo nuevo, que surjan directamente de la masa y que permanezcan en
contacto con ella para convertirse en el “armazón” de busto. (Gramsci, 1932, pp. 257-258)
En la contra-hegemonía será necesario evitar la crisis dual que pueden aquejar a los "grupos
intelectuales" y a los "grupos populares":

El elemento popular “siente” pero no siempre comprende o sabe. El elemento intelectual “sabe”
pero no comprende o, particularmente, "siente". Los dos extremos son, por tanto, la pedantería y el
filisteísmo por una parte, y la pasión ciega y el sectarismo por la otra. (...) El error del intelectual
consiste en creer que se pueda saber sin comprender y, especialmente, sin sentir ni ser apasionado
(...) esto es, que el intelectual pueda ser tal (y no un puro pedante) si se halla separado del pueblo-
nación (…) En ausencia de tal nexo las relaciones del intelectual con el pueblo-nación son o se
reducen a relaciones de orden puramente burocrático. (Gramsci, 1932-1933, p. 246)

Con dedicación, parece insistir con una socialización superior-intelectual popular, ya con esta, se contará
con un espacio contingente, en espera de librarse del lastre impuesto, que pueda ofrecer resistencia a
los malos hábitos de la politiquería: con los entramados de sus discursos y retórica alienante hacia las
tendencias direccionadas desde las matrices de opinión; con fines ajenos y de particulares de algunas
“élites”, que manejan los medios de comunicación y generan en estos poderes de facto.

Gramsci, insinúa sobre una sociedad con cultural ético-política tal, que no sea ya necesaria alguna
medida coercitiva, e incluso, la abolición (figurativa) de la jerarquía: “Para formar los dirigentes es
fundamental partir de la siguiente premisa: ¿Se quiere que existan siempre gobernados y gobernantes o,
por el contrario, se desea crear las condiciones bajo las cuales desaparezca la necesidad de que exista tal
división?” (Gramsci, 2015, “Algunos términos utilizados por Gramsci”, Gramscimania.info.ve).

…Política y “bloque histórico”


“La política forma el núcleo central del
pensamiento de Gramsci, es lo que le da
sentido y articulación a todas sus
investigaciones históricas y reflexiones
filosóficas”. (Buzzi, 1967, p. 187)

Para este ensayo se considera valorar: ¿si es “pertinente” generar cuestionamientos, en lugar de
respuestas, que generen el impacto para propiciar un debate desde el trabajo de Gramsci y su aplicación
en los contextos donde las relaciones de fuerza son objeto de estudio? Esto como una forma de valorar
su trabajo y definirlo como el método de las ciencias políticas, que por sus materias “reales” y
“espirituales” es el llamado a asumir la reinterpretación de las complejidades en los “fenómenos
sociales”.

¿Por qué acá se aboga por el cuestionamiento? ¿Puede que sea la manera ideal del proceder del
político? ¿Las interrogantes generan un sentimiento de ambigüedad (necesario) que induce al proceso
de pensar intelectual-mente? Se cree que las respuestas en consecuencia de alguna necesidad
inmediata, son “estáticas” y establecen un paradigma que puede resultar en un estado enajenante. Se
deduce esto del estudio a Antonio Gramsci, que sin más, motiva a establecer una nueva estrategia para
asumir la realidad en que estamos inmersos ideológicamente por las distorsiones de los modelos
hegemónicos.

A Gramsci se le entiende como el agente vinculante entre la filosofía y la política; según él, la
primera precede la ejecución y acción de la otra. La política con Gramsci es multifacética,
multidisciplinaria; se mueve en y se alimenta de sí misma, es tesis y antítesis de los “estados” materiales
y espirituales que se unifican en el Bloque Histórico.

Ciertamente la prudencia es, ante todo, un referente; contingente, cuando se toca el tema de
política. Este término es más bien polémico y el campo que circunscribe instala dicotomías de “amor y
odio”. Por tanto, la cuestión, en cuanto a prudencia y mesura de conjeturas se refiere, sería: ¿por qué la
política Gramsciana? porqué parte del estudio de las condiciones objetivas históricamente
“establecidas”. Bernard C. en "En defensa de la política", expresa, en una apología a Aristóteles que:

"La política tal como la observaba Aristóteles sólo es una de las soluciones posibles al problema del
orden y no es ni mucho menos la más habitual (De esto se puede hacer una relación íntima con la
política como solución -inherente- en el trabajo de Gramsci). La tiranía, el gobierno de un hombre
fuerte en beneficio propio, es la opción más obvia, seguida de la oligarquía, de gobierno de un grupo
en beneficio propio (...) se reduce a destruir, coaccionar o intimidar a todos los demás grupos, o a la
mayoría, en beneficio del suyo propio". En otras palabras: es más "común" las relaciones de
producción capitalista. Pero ¿a qué se atribuye esto? Pues hay que volver sobre el tema de la
"subordinación" cultural de la clase subalterna (cursivas del estudiante).

Por eso Gramsci insiste en formar un marco hegemónico a partir de los intelectuales: académicos
"participativos" (no académicos desligaos de las "realidades objetivas" y de las necesidades de las masas
que sólo pueden ofrecer "pedantería cansina") e intelectuales dirigentes (no necesariamente
académicos, pero con experiencia y empatía colectiva) partiendo, se insiste, de "ser" consciente. Como
prescribe Gramsci: "para formar los dirigentes es fundamental partir de la siguiente premisa: ¿Se quiere
que existan siempre gobernados y gobernantes o, por el contrario, se desea crear las condiciones bajo
las cuales desaparezca la necesidad de que exista tal división?".

Claramente hace ver que esa "división" no es, si no una abstracción o delirio que dejan como
marca las nociones de las lucha de clases desde los espacios de las hegemónicas dominantes.

El "tipo" de política de Gramsci

En un primer momento y, como se esfuerzan en afirmar muchos, el trabajo de los cuadernos se


apreciaba disperso por su carácter multifacético, de crítica y estudio de muchas disciplinas - kohan
(2006), y podría ser cierto, pero cierto es también que en la visión de Gramsci era política, y su
pensamiento estaba proyectado para fines prácticos (en cuanto a su ejecución plausible). El carácter de
sus notas, "totalizador" y práctico, es a la ciencia política como una galaxia vendría siendo a sus estrellas.
¿Por qué ese carácter totalizador? para encontrar una explicación a "La deuda histórica". Donde es
inevitable un balance histórico de fuerzas en el que unos son dominados y otros dominantes,
determinados por las características de las relaciones productivas o "condiciones objetivas". La
totalización de las disciplinas como contingente y apoyo para explicar las contradicciones entre
estructura y superestructura. Es capital generar "consciencia de su situación" como dominados mediante
el estudio multidisciplinario que engloba, históricamente, el hecho productivo. Pues su idea era
encontrar una "ventana" en donde "Los hombres y las clases toman conciencia de su situación en el
terreno de la ideología" mediante su intervención política, desde sus características objetivas, a partir de
las relaciones de fuerzas y de la filosofía de la praxis.

Visión de política de Gramsci

Gramsci no es, sino político. Propone él, que bien las ideologías son visiones particulares del
mundo en su historia, que la filosofía era en cada individuo, intrínseca y peculiar y, en consecuencia, la
política era el reflejo de una filosofía ideologizada, que da sustancia al hombre, también e
indefectiblemente, político. Política como una "praxis" de las ideas filosóficas en las relaciones dadas en
la concepción del mundo y de ella (la política) dependían los consensos, necesarios, con otras visiones,
de lo "real" y tangible; no "metafísico" y "especulativo", de las sociedades.

La filosofía puede ser uno de esos temas, no complejo, pero si controversial. Sobre todo de cara a
formar parte de los estudios de ciencia política (que también debe defender su “status” desde el
“episteme” por sobre la politiquerías y el sentido común o doxa). Ahí, los debates entre “ser” y “el deber
ser”, teoría y práctica, ciencia y especulación:

Sócrates (469-399 a. C.): “La filosofía es un afán que siente el hombre por saber de sí
mismo” (“Conócete a ti mismo”).

Platón (427-347 a. C.): “La filosofía es la ciencia de la razón de las cosas”, “La filosofía es
la más alta ascensión de la personalidad y la sociedad humana por medio de la
sabiduría”.

Hobbes Tomás (1588-1670): “La filosofía es el conocimiento de las cosas por sus causas
y fundamentos y la utilización de este conocimiento a beneficio del hombre”.

Comte, Augusto (1798-1857): “La filosofía es el sistema general de las concepciones


humanas”. “La verdadera filosofía se propone sistematizar, en la medida de lo posible,
toda la experiencia humana, individual y sobre todo colectiva, contemplada a un tiempo
en los tres órdenes de fenómenos que la caracteriza, pensamientos, sentimientos y
actos”.

Nietzsche, Federico (1844-1900), “La filosofía se concibe como la forma más general de
la historia, como tentativa de describir de alguna manera el devenir y sintetizarlo en
signos”.

Hegel, George W. Friedrich (1770-1831): “La filosofía puede definirse ante todo, de una
manera general, diciendo que es la investigación de las cosas por el pensamiento.
Ciencia de la Idea que se piensa a sí misma”. “Solamente la filosofía es el pensar libre,
puro, ilimitado”.

Bunge, Mario (1919): “La filosofía es la disciplina que estudia los conceptos más
generales (como los de ser, devenir, mente, conocimiento y norma) y las hipótesis más
generales (como la de la existencia autónoma y la cognoscibilidad del mundo externo)”.

Se puede ver que los conceptos o ideas sobre filosofía pueden llegar a ser amplias e incluso
contradictorias. Aunque a la vez, es difícil no encontrar “nociones” similares. Lo relevante, es que el
centro de todo es el hombre, en tanto, su capacidad/necesidad de asociarse para subsistir. Podemos
generar un “conglomerado”, incluso, con sentido (abstracto, quizás) de aspectos relevantes de esas ideas
y formar un concepto:

Filosofía es el afán que siente el hombre por el conocimiento a beneficio del hombre; la
forma más general de la historia. Es la disciplina de la existencia autónoma y la
cognoscibilidad del mundo externo, de los conocimientos humanos; diciendo que es la
investigación de las cosas por el pensamiento.


Si se pudiera hablar de un "elemento" que dio pie a las reflexión multidisciplinaria de Gramsci
sería la indignación generada por la contradicción (en cuanto a la "imposibilidad" de romper el
paradigma que "rige" al devenir histórico) entre "naturaleza" y "espíritu", entre los grupos y asociaciones
en detrimento de las "condiciones objetivas" que, en un momento determinado, establecen las
relaciones de fuerza que hacen de unos -muy pocos- dominantes y a otros dominados.
Ahora bien, esto suena igual a lo que plantean las ideas Marxista, pero se diferencia en el
producto central de Gramsci: el "bloque histórico". Que es la síntesis de su trabajo intelectual a partir de
sus conocimientos empíricos y estudio de la historia.

La estructura y la superestructura forman un «bloque histórico», o sea que el conjunto complejo,


contradictorio y discorde de las superestructuras es el reflejo del conjunto de las relaciones sociales
de producción. De ello surge: sólo un sistema totalitario de ideologías refleja racionalmente la
contradicción de la estructura y representa la existencia de las condiciones objetivas para la
subversión de la praxis. (Pablos, 1986, p. 48)

Guiándonos por esto, el bloque histórico vendría a estar conformado desde los conceptos marxistas de
Estructura y Superestructura que básicamente forman una metáfora de un modelo edificado de sociedad
que logre abarcar todos los aspectos de los que dependen las relaciones de producción y de fuerza, para
generar el efecto catártico, en donde la clase subalterna coincida con la clase dominante en trabajar para
hacer de su situación histórica y social un hecho consciente ya que "la homogeneidad de la consciencia
propia de una clase social y las disgregación de su enemigo se realiza precisamente en el terreno de la
batalla cultural" Kohan, 2006 (p. 11), es decir: justificar las herramientas que aseguren la autonomía.

Lo que antecedió al Bloque histórico...

¿Por qué el Bloque Histórico?


De su experiencia Gramsci encontró tanto "el problema", al momento de crear conciencia ideológica,
tanto como la manera de contrarrestarlo. De ahí que generará una crítica contra la dirección
"fundamentalista" de la Internacional Comunista. Gramsci critica:

1. El economicismo: limitar la lucha de la ideología hegemónica al aspecto de las revaloración


de las fuerza de trabajo de las clases subalternas, es decir, se es conforme con las
reivindicaciones históricas del trabajo.
2. El determinismo: Gramsci se refiere a este estado como parte de la pasividad política, que
contiene al hecho hegemónico dentro de un ideal estático, coercitivamente a "regularidades
absolutas" que proponen esperar que la crisis capitalista sea su propio verdugo. restando le
fuerza a la acción política, necesaria.
3. El materialismo meta-físico: "corriente filosófica que privilegia unilateral mente la
regularidad objetiva, privilegiadamente natural, por sobre la actuación práctica y política del
sujeto social (...) la historia no juega ningún papel en la explicación de la sociedad" Kohan,
2006 (pp. 4-5). Se puede decir que es un lastre ideológico para conseguir el hecho político.

En ese sentido Gramsci propone retomar la lucha ideológica de las relaciones de fuerza desde un
nuevo "plan" o método de acción y estudio, representados en tres momentos: el Económico objetivo
(conciencia de la realidad propia, donde se establecen las relaciones de fuerza), el político y cultural
(desprenderse del mero hecho económico y reivindicaciones históricas en el cambio "catártico") y el de
las fuerza militar: técnico y político-militar (Donde, de ser necesario, la ideología se debe imponer y,
mantener, por la coacción y la fuerza).

¿Qué compone el Bloque Histórico?


1. La estructura: viene a ser la "base material", "la naturaleza" lo que ya está establecido para un
determinado momento por las relaciones sociales de producción.
2. La superestructura: será el conjunto de "la sociedad civil" y "la sociedad política", entendido
como la unión de los órganos intelectuales y el Estado para un fin concreto:
a. 2) La sociedad civil: este concepto tiene sus diferencias entre los referentes del marxismo,
ejemplo: I) mientras para Hegel esta "restringido" a las organizaciones de nivel público
económicas como a algunas asociaciones políticas institucionalizadas II) Marx la propone y
limita, un poco más, en las relaciones de producción capitalista; estrictamente enajenada en el
hecho económico III) a diferencia de Gramsci. En él, consigue un alcance más amplio. Representa
a las instituciones políticas que no son específicas, ni al campo económico ni necesariamente a
instituciones estatales. Este sentido "globalizador" vendrá a ser imprescindible para la
construcción de una consciencia cultural: la hegemonía a través de los consensos VOLUNTARIOS
de sus grupos.
b. 2) La sociedad política: este concepto representa el espacio de lo general, de lo público, de las
políticas y las leyes de la clase dominante, que en un contexto determinado pueden imponerse y
ejercer una "influencia" tanto coercitiva como coactiva.
La “sociedad política” es el ámbito de lo público, lo político-jurídico, la coerción; la
“sociedad civil” el de lo privado, de las relaciones “voluntarias”, la construcción de
consenso. Gramsci las considera en algunos pasaje como dos grandes planos
superestructurales, a la primera corresponde el Estado y el “dominio directo” y a la
segunda la función de "hegemonía". (Campione, p. 29)

Aparece el término "Estado"...

...Estado en Gramsci
¿Se puede, entonces, valorar lo que se viene asimilando como el "Estado" en Gramsci de varias formas?
partiendo de esto..: "En ocasiones identifica Estado como sociedad política, y en otros considera al
Estado como sociedad política + sociedad civil (hegemonía revestida de coerción)" Pablos, 1986, (p. 27).
Se aprecia, entonces, que: en cuanto si es, solo "sociedad política", como la hegemonía a cambiar o, el
"Bloque Histórico" a subsanar. Mientras que si es "sociedad civil" + "sociedad política" aparece como el
enlace, necesario, universal para conquistar el campo cultural-ideológico, "pone el acento en la
necesidad, para la clase obrera, de librar una batalla política e ideológica en el seno de la
sociedad/Estado para lograr la superación del sistema capitalista dominante" Thwaites, 2004., que pase
del estático, "conformista" y pasivo hecho económico al de lo ético-político. He ahí el fenómeno
catártico.

Sin embargo, la ambigüedad histórica del término o, por lo menos en la que lo han establecido,
proponen desde Gramsci un tema complejo. Esto, valorando la distintas "reinterpretaciónes" (nociones
empíricas) en su trabajo: "En la política el error se produce por una inexacta comprensión de lo que es el
Estado (en el significado integral: dictadura + hegemonía)" Gramsci: cuaderno III, (p. 113). En lo que
"Estado es todo el complejo de actividades prácticas y teóricas con las cuales la clase dirigente no solo
justifica y mantiene su dominio sino también logra obtener el consenso activo de los gobernados" por
tanto, Gramsci explica que, si bien es necesario primero una dirección ideológica-consciente, esto no
supondría un logro sin la conquista de Estado. Aunque advierte que es necesario lograr la hegemonía
antes de dicha conquista: está no puede ser en un sentido amplio o no de enfocarse en esa idea. Y así lo
cita Piotter Jean M. (1973) en su trabajo:

No se puede proponer, antes de la conquista del Estado, la completa modificación de la conciencia de


toda la clase obrera; eso sería utópico, pues la conciencia de clase como tal no se modifica
completamente más que cuando ha sido modificado el modo de vida de la misma clase, lo que implica
que el proletariado ha llegado a ser la clase dominante y tiene a su disposición el aparato económico y
el poder estatal. (p. 117)

En concreto ¿será posible que el trabajo de Antonio Gramsci pueda ser justificado dentro de los
contextos modernos tomando en cuenta que la base fuerte de su trabajo fue hecho aisladamente de las
interacciones con el mundo cambiante? ciertamente su característica como intelectual pudo romper las
barreras y los barrotes de los pretextos y los contextos por la cuestión de remitirse a la historia para
justificarse. Es verdad que su trabajo es una realidad que no tiene particularidad en la historia... porque
es tal; su trabajo es la referencia, en consciente, para justificar la ruptura de paradigma de "los
dominados y los dominantes" como un hecho insorteablemente político (por sus "trasfondos" universal-
disciplinarios), no natural de las relaciones humanas.
Bibliografías y referencias

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