Anda di halaman 1dari 4

Herrera (1999) realizó un análisis de los principales factores de riesgo sociales en

adolescentes los cuales pueden ser motivo de suicidio. Señala cinco elementos sociales
que influyen en este hecho:
1. Inadecuado ambiente familiar. Cuando la familia es disfuncional, no cumple sus
funciones básicas y no quedan claros las reglas y roles familiares se dificulta el libre y
sano desarrollo de la personalidad del adolescente. Es necesario que exista un soporte
familiar abierto, capaz de asimilar los cambios requeridos para la individualización del
adolescente.
2. Pertenencia a grupos antisociales. Este factor tiene como causa fundamental la
satisfacción de la necesidad de autoafirmación y la necesidad del seguimiento del código
grupal. Por lo general cuando los adolescentes no encuentran una vía adecuada de
autoafirmación tratan de buscarla en este tipo de grupo donde fácilmente la encuentran,
con el reconocimiento grupal ante la imitación de sus patrones inadecuados.

3. La promiscuidad. Es un factor de riesgo social que no sólo puede ser motivo de


embarazos precoces y enfermedades de transmisión sexual, sino que también propicia
una autovaloración y autoestima negativas que puede deformar la personalidad del
adolescente.
4. Abandono escolar y laboral. Este hecho provoca que el adolescente se halle
desvinculado de la sociedad, y no encuentre la posibilidad de una autoafirmación positiva,
al disminuir las posibilidades de comprobar sus destrezas para enfrentar los problemas y
asumir responsabilidades, lo cual resquebraja su autoestima, la confianza en sí mismo y
en sus posibilidades de desarrollo social.
5. Bajo nivel escolar, cultural y económico. Estos son elementos considerados como
protectores del desarrollo y la salud y el hecho de presentar un déficit en ellos le impide
al adolescente un enfrentamiento adecuado a las situaciones de conflicto.

de manera general podemos decir que la sociedad, el sistema de salud, los servicios
sociales y la familia deben propiciar el desarrollo de factores protectores que apoyen el
logro de una adecuada autoestima, que les brinden posibilidades de enfrentar
problemas con responsabilidad; además de oportunidades de autoafirmación positiva,
y que proporcione espacios sociales adecuados para lograr un soporte familiar abierto y
brindar la oportunidad de superación educacional y cultural que le faciliten la solución
a los problemas. La ausencia de vías para la solución puede llevar al adolescente a
alcanzar altos niveles de desesperación y sentimientos de impotencia y por tanto a la
autodestrucción y al suicidio.
FASES
Presentados diversos datos estadísticos actuales sobre el suicidio y analizadas las causas
o los motivos según varios autores,es necesario saber también cuáles son las fases que
preceden al acontecimiento para que posteriormente entendamos las soluciones o
tratamientos que se proponen en esta investigación.
Al igual que todo acto tiene un curso que va de principio a fin, el suicidio no iba a ser
menos. Se diferencian en él cuatro fases previas y una quinta refiriéndose al acto en sí.
Factores Psicológicos:

Teoría de Freud: el suicidio representa la agresión dirigida hacia dentro,


contra un objeto introyectado, cargado libidinalmente de forma ambivalente.
Freud dudaba de que pudiera darse un suicidio sin el deseo previo, reprimido,
de matar a otra persona.

Teoría de Menninger: concibió el suicidio como un homicidio invertido,


causado por la cólera del paciente hacia otra persona. Este asesinato
retroflejo se dirige hacia el interior o se usa como una excusa para el castigo.
También describió un instinto de muerte auto-dirigido (el concepto de
Thanatos de Freud) y tres componentes de hostilidad en el suicidio: el deseo
de matar, el deseo de ser matado y el deseo de morir.

Teorías Recientes: los estudiosos del suicidio contemporáneos no están


convencidos de que haya una psicodinámica específica o una estructura de
personalidad que se asocie al suicidio. Creen que se puede aprender mucho
sobre el funcionamiento psicodinámico de los pacientes suicidas a partir de
sus fantasías sobre lo que ocurriría y cuales serian las consecuencias si se
llegasen a suicidar. Tales fantasías suelen consistir en deseos de venganza,
poder, control o castigo; expiación de la culpa, sacrificio, escapar o dormir;
salvación, renacimiento, reunión con los muertos o una nueva vida.

Los pacientes deprimidos pueden tratar de suicidarse justo cuando parecía


que se estaban recuperando de la depresión. Un intento de suicidio puede
causar la desaparición de una depresión de larga duración, especialmente si
satisface la necesidad de castigo del paciente. Asimismo, los pacientes
suicidas pueden utilizar la preocupación por el suicidio como una vía de
rechazo de la depresión intolerable y el sentimiento de desesperanza. De
hecho, un estudio realizado por Aaron Beck muestra que la desesperanza es
uno de los indicadores más precisos de riesgo suicida a largo plazo.

Factores Fisiológicos:

Los antecedentes familiares de suicidio están presentes con una frecuencia


significativamente mayor en quienes han tratado de suicidarse que en los que
nunca han hecho un intento.

Factores Neuroquímicos:

Déficit de serotonina. Los pacientes que emplearon métodos más violentos


en su tentativa tenían un nivel más bajo en el liquido cefalorraquídeo que
quienes lo hicieron de una forma menos violenta.
En algunos estudios con animales y seres humanos se he encontrado una
asociación entre un déficit en el sistema serotonérgico central y el escaso
control de los impulsos y algunos investigadores han asimilado el suicidio
como un tipo de conducta impulsiva.

Autolesiones:

Los estudios muestran que un 4% de los pacientes ingresados en hospitales


psiquiátricos se lesionan cortándose; la proporción mujer-hombre es casi de
3 a 1. Se estima que la incidencia de autolesiones en los pacientes
psiquiátricos supera más de 50 veces a la de la población general.

Estos pacientes suelen estar en la segunda década de la vida y pueden estar


solteros o casados. La mayoría se hace cortes con delicadeza, no
bruscamente, generalmente en la intimidad, con una hoja de afeitar, un
cuchillo, un cristal roto o un espejo. Las zonas que se hieren con más
frecuencia son las muñecas, los brazos, los muslos y las piernas. La mayoría
de estos sujetos dice no experimentar dolor y justifica su conducta como
resultado de la ira hacia sí mismo o hacia los demás, el alivio de la tensión y
el deseo de morir. La gran mayoría de estos pacientes tiene trastornos de
personalidad y son significativamente más introvertidos, neuróticos y
hostiles que el grupo control. Es frecuente que consuman alcohol en forma
excesiva y que hayan realizado intentos de suicidio.

La automutilación se considera una conducta autodestructiva localizada, con


manejo deficiente de los impulsos agresivos provocado por el deseo
inconsciente de castigarse uno mismo o a un objeto introyectado. Algunos
investigadores denominan pseudosuicidas a estos sujeto

Tratamiento:

La mayoría de los suicidios de los pacientes psiquiátricos puede evitarse,


como lo indica la evidencia de que la valoración inadecuada o el tratamiento
incorrecto se asocian al suicidio.

Determinar si se hospitaliza al paciente con ideación suicida es la decisión


clínica más importante. No todos estos pacientes requieren hospitalización;
algunos pueden ser tratados ambulatoriamente. La ausencia de un apoyo
social solido, los antecedentes de conducta impulsiva y un plan de suicidio
estructurado son indicaciones de ingreso. Para decidir si es viable el
tratamiento ambulatorio, los médicos deben emplear un abordaje directo,
preguntando a los pacientes considerados como suicidas potenciales si
acceden a pedir ayuda cuando lleguen a un punto crítico en el que no se
sientan capaces de controlar sus impulsos suicidas. Los pacientes que
pueden llegar a este acuerdo con un medico se afirman en la creencia de que
tienen fuerza suficiente para controlar tales impulsos y solicitar ayuda.

A cambio de este compromiso del paciente, los médicos deben ofrecer su


disponibilidad 24 horas del día. El ingreso hospitalario urgente se indica en
el caso de que el paciente con alto riesgo de suicidio no pueda hacer este
compromiso y así debe aconsejar al paciente y a su familia. Sin embargo, si
el paciente va a ser tratado ambulatoriamente, el terapeuta debería tomar los
números de teléfono del domicilio y del trabajo del paciente por su hubiera
una emergencia; a veces el paciente corta la comunicación inesperadamente
durante una llamada a altas horas de la noche o da únicamente un nombre al
contestador. Si el paciente rechaza la hospitalización, la familia debe hacerse
responsable de acompañar al paciente las 24 horas del día.

Según Schneidman, el clínico cuenta con varias medidas preventivas para


tratar con un posible suicida: disminuir su angustia modificando el entorno
estresante del paciente con la colaboración de su cónyuge, jefe o un amigo;
crear un apoyo real y ofrecer alternativas al suicidio.

Muchos psiquiatras creen que cualquier paciente que ha realizado un intento


de suicidio, independientemente de su gravedad, debería ser hospitalizado.
Aunque la mayoría de estos pacientes ingresa voluntariamente, el peligro
para uno mismo es una de las escasas indicaciones inequívocas para la
hospitalización involuntaria.

Aunque los pacientes considerados suicidas de forma aguda pueden tener un


pronóstico favorable, los suicidas crónicos son difíciles de tratar y agotan a
quienes se hacen cargo de ellos. Si el paciente es firme en su propósito, ni la
observación constante por enfermeras especiales, ni el aislamiento o la
contención mecánica pueden evitar el suicidio.

Los pacientes que se están recuperando tras una depresión con ideación
suicida tienen un riesgo especial. Cuando mejora la depresión, los pacientes
se encuentran con más energía y pueden ejecutar sus planes de suicidio
(suicidio paradójico). A veces, los pacientes deprimidos, con o sin
tratamiento, se muestran repentinamente en paz consigo mismos, pues han
tomado la decisión secreta de suicidarse. Los médicos deben sospechar de
tal cambio clínico, que puede llevar a un intento de suicidio.

Consideraciones éticas y legales: los tribunales no exigen que no haya


suicidios, sino la valoración periódica del riesgo de suicidio de los pacientes,
la formulación de un plan de tratamiento con un alto nivel de seguridad y
que los miembros del equipo lo cumplan.

Anda mungkin juga menyukai