El antes y después de la actuación del péptido sobre el óxido de litio, níquel y manganesio y los
nanotubos del cátodo desarrollado para la investigación.
"Es verdad que el título de nuestra investigación habla de los caracoles. Pero no son solo
ellos. También las cáscaras de los moluscos tienen este péptido. Incluso también nuestros
huesos o dientes contienen una cierta cantidad de péptidos similares", matiza Evgenia
Barannikova, estudiante e investigadora del laboratorio de la Universidad de Maryland que
ha realizado este estudio. Lo conseguido por el momento por Barannikova y sus
compañeros no supone la construcción de una batería completa, sino solo de su cátodo (el
polo positivo que recibe los electrones). Los resultados, según Barannikova, reflejan que un
cátodo con el péptido integrado mejora sus propiedades eléctricas frente a uno
convencional.
Este éxito se basa en una ordenación interna de los compuestos químicos de una batería
de litio. Barannikova ha trabajado a escala nanométrica para encontrar una manera de
ordenar dos componentes que de por sí van por su lado: los nanotubos de carbono y el
óxido de níckel, manganeso y litio. Al añadir el péptido, el panorama cambia completamente
por la capacidad de esta molécula de producir enlaces tanto con elementos orgánicos (los
nanotubos) como los inorgánicos (el óxido de litio). "Creamos un nanopuente compuesto
por este péptido de unión con afinidad dual para ambos materiales", explica Barannikova.
Creo que deberíamos fijarnos más en la naturaleza para resolver problemas tecnológicos