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FINANZAS PERSONALES Piezas para armar nuestro patrimonio

Joan Lanzagorta/ El Economista

Después de años de cursos, pláticas y asesorías personalizadas, cada día


estoy más convencido que crear un patrimonio sólido es algo muy
simple, pero que tendemos a complicar demasiado.

Creemos que las personas que tienen una buena suma de dinero
acumulada tienen alguna fórmula o secreto que los hace ser exitosos.

Para crear un patrimonio, no hace falta más que la unión de varias


piezas, y un poco de sentido común. Pero también requiere de cierta
información, disciplina y desde luego, mucha paciencia.

Si estamos decididos a hacerlo, citamos algunas de las piezas que


necesitaremos unir para lograrlo. Si bien no son las únicas, son por así
decirlo, el tablero en donde podrán entrar todas las demás:

1- Siempre debemos gastar menos de lo que ganamos, aunque esto


parece trillado, es la única forma de ir formando un patrimonio.
Pensemos un momento: ¿cómo podríamos lograrlo si permanentemente
tendemos a gastar más dinero que el que ganamos (a través del mal uso
de instrumentos como tarjetas de crédito)? Para nuestras metas
patrimoniales de largo plazo (que incluyen la formación de nuestro
patrimonio), los expertos aconsejamos ahorrar, por lo menos, un 10% de
nuestro ingreso bruto, cada año.

2- Un presupuesto es la mejor herramienta financiera que tenemos, y por


eso mismo debemos valorarlo. Nos permite saber en qué es en lo que
solemos gastar, es decir, conocer nuestro patrón de gastos. Esto es
importante porque cualquier presupuesto que hagamos debe estar
basado en él (de lo contrario no nos funcionará). Y además nos permite
saber en qué cosas estamos gastando de más, y tomar cartas en el
asunto. Un presupuesto nos puede ayudar a dirigir nuestro gasto hacia
las cosas que más nos importan en la vida.

3- La construcción de nuestro patrimonio, así como la forma como


gastamos nuestro dinero, debe estar enfocada en nuestros valores más
profundos: en lo que verdaderamente es importante para nosotros. No en
fórmulas trilladas ni en lo que nos dicen los expertos. Nuestros valores
sirven para poner en perspectiva nuestra vida, y nos ayudan a encontrar
las metas financieras en las cuales realmente nos queremos enfocar.

4- Nuestro ahorro sirve para cumplir metas, las cuales deben estar
alineadas con nuestros valores. Es decir, si para nosotros es importante
la seguridad de nuestra familia, entonces debemos buscar ofrecerla a
través de metas como un fondo para emergencias o el ahorro para
garantizar a nuestros hijos una educación superior de calidad.

5- No olvidar ni posponer nunca nuestras metas de más largo plazo,


como por ejemplo el retiro (para el cual tenemos que contribuir con
ahorro propio, ya que los sistemas de seguridad social
desafortunadamente no nos garantizarán vivir con el mismo nivel de vida
al que estamos acostumbrados) o la educación profesional de nuestros
hijos. El dejarlas “para después” implica que el monto que tenemos que
ahorrar para alcanzarlas será mucho mayor – es decir-, lograrlas nos
costará muchísimo más esfuerzo.

6- La mejor forma de ahorrar es pagarnos primero a nosotros mismos.


Esto significa: determinar qué monto mensual debemos (y podemos)
ahorrar para cada una de nuestras metas, dando prioridad a las de más
largo plazo. Y contemplar este monto en nuestro presupuesto como un
gasto: el más importante que tenemos que hacer y el primero. Si
queremos ahorrar sólo lo que nos sobre, nunca lograremos nuestra meta.

7- Nuestro presupuesto debe considerar aquellos gastos que son


irregulares, pero que podemos prever. Ejemplos pueden ser: los pagos de
predial y tenencia, las inscripciones escolares, las vacaciones familiares,
entre muchos otros, gastos que debemos programar y para los cuales
tenemos que destinar una cantidad mensual para estar preparados en el
momento en que ocurran. De esta manera nunca nos tomarán por
sorpresa ni causarán un desbalance a nuestra situación financiera.

8- Obtener la mayor educación posible, tanto formal como autodidacta.


Normalmente, la gente que está más y mejor preparada tiene acceso a
mejores oportunidades, no sólo de empleo, sino en la vida.

Es importante enfatizar que no sólo es importante la educación formal (la


que se obtiene a través de instituciones educativas), sino también la
autodidacta (por ejemplo, hay que considerar que la educación financiera
personal no se nos enseña normalmente en las escuelas).
9- Aprender a negociar nuestros honorarios o salario. Los estudios dicen
que la gente que no sabe negociar sus ingresos eficientemente y en el
momento correcto suele perder en el largo plazo una muy importante
cantidad de dinero por no llegar a un acuerdo oportuno.

10- No utilizar nunca las tarjetas de crédito para financiarnos. Mantener


un saldo (una deuda) en ellas es un gravísimo error y la forma más fácil
de caer en la trampa de gastar más de lo que con trabajo ganamos.

Adicionalmente, los plásticos son la forma más cara que existe de


crédito. La forma correcta de utilizarlas es pagar completamente nuestro
saldo al corte cada mes.

De esta manera, podremos obtener además de un financiamiento


gratuito (por los días que transcurren entre la fecha de compra y la fecha
de pago) y acceso a todos los demás beneficios que nos ofrecen las
tarjetas de crédito, como programas de recompensa, seguros,
descuentos, acceso a menores tasas de interés, entre otros múltiples
beneficios.

11- Conocer y utilizar los servicios de valor agregado que nos ofrecen
nuestras tarjetas de crédito o demás instrumentos. La gran mayoría de
las personas no conoce, y por ello no utiliza, los seguros que ofrecen sus
tarjetas de crédito.

Y algunos de ellos son muy valiosos, como el de compra protegida (nos


protege si nos roban o si se daña un bien que adquirimos durante los
primeros 60 o 90 días), o bien, el de garantía extendida (nos otorga
protección más allá de la garantía original del fabricante), entre muchos
otros.

12- Debemos empezar a ahorrar e invertir desde el momento en que


obtenemos nuestro primer ingreso. Muchos jóvenes no piensan en
ahorrar e invertir, la mayoría de ellos incluso se endeudan y desde esa
edad empieza una racha de malas decisiones financieras que les arrastra
toda su vida.

Debemos abrir una cuenta de cheques y una de inversión desde que


obtenemos nuestro primer ingreso -de esta forma nos acostumbraremos
a tener una vida financiera plena.

13- Las “baratas” pueden dar un fuerte golpe a nuestro presupuesto y a


la consecución de nuestras metas. La razón es porque la mayoría de la
gente tiende a gastar en estos eventos mucho más de lo que planeó, o
bien, tiende a comprar cosas que no necesita. Tenemos que recordar que
comprar tres pares de zapatos (que no necesitábamos o que no
habíamos presupuestado) que cuestan 2,000 pesos cada uno, pero que
están rebajados a 1,000 pesos el par, no significa que ahorramos 3,000
pesos en ellos. Significa que gastamos 6,000 pesos.

14- Antes de cada compra mayor, debemos pensar las cosas dos veces.
Suele ser un buen consejo ante este tipo de adquisiciones, no tomar una
compra por impuso, sino regresar al día siguiente. Durante este tiempo,
podremos reflexionarlo, platicarlo con la familia y con nuestro
presupuesto para ver si encaja. Además, si decidimos seguir adelante
con la compra, es importante comparar precios en por lo menos tres
establecimientos.

15- El primer paso para proteger nuestro patrimonio es establecer un


fondo de emergencias que sea por lo menos equivalente a entre tres y
seis meses de nuestro gasto familiar corriente. Si uno trabaja por su
cuenta (por honorarios o en un negocio propio), el fondo debe ser incluso
mayor (hay personas que por su actividad necesitan tener ahorrado para
emergencias entre 12 y 18 meses). Recordemos que en México es
relativamente fácil perder un empleo y difícil encontrar uno que nos paga
lo mismo que ganábamos, particularmente a niveles gerenciales o
directivos.

16- Recordemos que los gastos irregulares, pero previsibles, no son


emergencias. Por lo tanto, no podemos distraer recursos de nuestro
fondo para emergencias para sufragar estos gastos, ya que corremos el
riesgo que ante una verdadera contingencia nuestro fondo no nos sea
suficiente. Por el contrario, estos gastos deben ser considerados en
nuestro presupuesto familiar.

17- Protejamos nuestro patrimonio y el de nuestra familia a través de


seguros que se adapten a sus necesidades y a los riesgos específicos a
los que estamos expuestos. Si tenemos dependientes económicos, un
seguro de vida es esencial: nos permite dejarles recursos para continuar
con su vida en caso de que les lleguemos a faltar. Si tenemos casa
propia, debemos asegurarla. Además de que las pólizas de hogar pueden
ser más baratas que las de nuestro auto, nos permite proteger nuestros
bienes en casos de incendios o catástrofes naturales. Además, hay otros
dependiendo de nuestro estilo de vida.

18- Hacer nuestro testamento. Es un acto de amor: nos garantiza que si


fallecemos nuestros bienes serán entregados conforme a nuestros
deseos y además evita a nuestra familia disputas y largos problemas
legales.

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