Anda di halaman 1dari 25

MEDIDAS DE COERCIÓN EN GENERAL

DEFINICIÓN
(ORÉ GUARDIA, 2016) indica que las medidas de coerción procesal son

limitaciones o restricciones al ejercicio de los derechos de la libertad personal,

integridad personal, propiedad, a la inviolabilidad del domicilio y al secreto de las

comunicaciones y otros de naturaleza constitucional que el Estado impone al

imputado o a terceros durante el transcurso de un proceso penal y bajo los

términos establecidos por ley, con la finalidad de evitar la frustración de la

averiguación de la verdad, garantizar la aplicación de la ley penal y el debido

cumplimiento de la reparación civil. (p. 20).

La coerción procesal comprende una serie de medidas sobre la persona del

inculpado y sus bienes; puede tratarse de la limitación a la libertad ambulatoria

o la disponibilidad de ciertas cosas. Estas limitaciones alcanzan a derechos

fundamentales, que no son absolutos, pues están sujetos a restricciones legales

ordinarias impuestas por orden público, bienestar general y seguridad del

Estado.

Las medidas de coerción tienen como fundamento la necesidad de asegurar que

la persona o cosa estén a disposición de la justicia en el momento que sea

necesario, pues en el desarrollo del proceso puede darse una serie de actos del

imputado o de terceros para rehuir el juicio o distorsionar la actividad probatoria.

FINALIDAD
(ORÉ GUARDIA, 2016) menciona que entendemos al proceso penal como aquel

instrumento a través del cual el Estado otorga tutela jurídica a la sociedad y a la

víctima. Dentro de esta concepción, las medidas de coerción dictadas durante la


tramitación del proceso tienen como finalidad general, garantizar la efectividad

de dicha tutela. En otras palabras, las medidas de coerción buscan la eficacia de

la función jurisdiccional, cuya esencia es resolver el conflicto y mantener la paz

social. (p. 23).

Según la acepción del proceso existe un vínculo entre la finalidad del proceso

penal y el deber insoslayable del Estado de brindar tutela jurídica consistente en

garantizar la paz social mediante la resolución del conflicto, aspecto que se

alcanza siempre y cuando dicha prestación sea efectiva.

Nos preguntamos de qué manera el legislador y el juez pueden garantizar la

efectividad de la paz social sin vaciar el contenido esencial de los derechos

fundamentales del justiciable y sin trastocar las bases constitucionales del

sistema procesal peruano, mediante la regulación de las medidas de coerción

procesal podemos asegurarlo.

El otorgamiento o la regulación de una medida de coerción procesal con una

finalidad general o específica distinta a las mencionadas anteriormente no solo

implica una manifiesta afectación de la naturaleza procesal del instituto, sino que

además trastoca el sentido del juicio oral, pues también se buscaría resolver el

conflicto primario que motivó la investigación criminal.

Se busca resolver, a través de un incidente, el conflicto penal cuando para ello

se encuentra previsto el proceso principal, afectando la presunción de inocencia

como regla de conducta, el derecho a la libertad personal y el catálogo de

principios que seguidamente expondremos.

PRINCIPIOS
Para (ORÉ GUARDIA, 2016) los principios son ideas base del ordenamiento

normativo, por lo que la precisión de sus alcances en torno a las medidas de


coerción procesal resulta de suma importancia tanto desde el plano legislativo

como judicial. (p. 26).

Los principios sirven como parámetros que el legislador no debe soslayar, bajo

el entendido de que ello implicaría desnaturalizar la operatividad de las medidas

de coerción procesal.

El principio de proporcionalidad constituye un bastión irreducible e intangible

cuyo incumplimiento podría generar la confusión entre medidas de coerción y

pena.

De igual manera el principio de jurisdiccionalidad cuya inobservancia implicaría

permitir que la administración pueda privar de ciertos derechos fundamentales

sin necesidad de acudir al proceso judicial, lo que se vuelve más crítico cuando

tales circunstancias se vinculan a las causas penales.

(ORÉ GUARDIA, 2016) identifica los siguientes principios:

 Principio de Jurisdiccionalidad

 Principio de Legalidad

 Principio de Necesidad

 Principio de Proporcionalidad

 Principio de Prueba Suficiente

Cabe señalar que el análisis e interpretación de estos principios debe darse, a

su vez, dentro del marco de los principios generales que fundamentan todo el

proceso penal, con especial énfasis en la debida observancia de la presunción

de inocencia y el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales recogido

en nuestro Constitución de acuerdo al artículo 139º, inciso 5 de la Constitución

Política del Estado. (p. 27).


CARACTERÍSTICAS
(ORÉ GUARDIA, 2016) menciona que por características se hace referencia a

una cualidad que sirve para distinguir nuestro objeto materia de estudio de

cualquier otro analizado en el presente manual; destacando las siguientes

características de las medidas de coerción procesal. (p. 45).:

 Instrumentalidad

 Provisionalidad

 Mutabilidad “rebus sic stantibus”

 Temporalidad

 Autonomía

 Urgencia

(CALDERÓN SUMARRIVA, 2011) precisa otro tipo de características que

representan en las medidas de coerción procesal (p. 216-17).:

1. Son instrumentales.- Tienen una relación de medio a fin con el proceso.

Son disposiciones que se dictan para cumplir con los fines que persigue el

proceso. Carecen de finalidad propia.

2. Son coactivas.- Su concreción puede implicar el empleo de la fuerza

pública, pero, al restringirse derechos fundamentales, es imprescindible

brindar las máximas garantías de un proceso.

3. Son rogadas.- Con el Código de Procedimientos Penales se sostiene que

no se aplica la regla propia del proceso civil de que para su concesión se

requiera instancia de parte. En el nuevo Código Procesal Penal las medidas

de coerción tienen el «carácter de rogadas», es decir, necesariamente

deben ser requeridas por la parte legitimada. El artículo 254°, parágrafo 2),
establece que: «… requieren de resolución judicial especialmente

motivada, previa solicitud del sujeto procesal legitimado».

4. Son urgentes.- Se adoptan estas medidas cuando se aprecian

circunstancias que objetivamente generan un riesgo para la futura eficacia

de la resolución definitiva. Para ello, el juez cuenta con limitados elementos

de juicio, y su concesión debe ser rápida, de tal manera que su

procedimiento tiene la nota de sumariedad.

5. Son proporcionales.- Se rigen por tres principios intrínsecos: adecuación,

necesidad y subsidiaridad. El primero se refiere a que toda medida

adoptada debe ser apta para alcanzar el objetivo pretendido; el segundo, a

si la medida adoptada es precisa para asegurar el respeto de la ley o del

interés público sin ir más allá de lo estrictamente necesario para ser eficaz;

el tercero, a si no existe otra medida que sea menos lesiva para el interés

privado, es decir, se trate de la «alternativa menos gravosa». Finalmente,

la proporcionalidad exige que la resolución que contiene la medida debe

ser motivada, de tal manera que puede estar sujeta al control jurisdiccional.

6. Son variables.- La regla «rebus sic stantibus» impone que la permanencia

o modificación de una medida estará siempre en función a la estabilidad o

variación de los presupuestos que hicieron posible su adopción inicial.

Las medidas son susceptibles de alteración, variación y aun revocación.

Sobre la base de esta regla surge la discusión acerca de si las resoluciones

que establecen una medida coercitiva tienen o no la autoridad de cosa

juzgada. La doctrina mayoritaria le resta ese efecto. Son dos los motivos

de esa posición:
a) La cosa juzgada implica irrevocabilidad de la resolución por haber

adquirido firmeza al precluir los medios de impugnación previstos

legalmente para atacarla.

b) El carácter de irrevocabilidad de la cosa juzgada es contrario a la

función de las medidas cautelares que las hace esencialmente

modificables.

La resolución que contiene una medida cautelar produce los efectos de

cosa juzgada formal cuando adquiere firmeza por no existir o haber

precluido la posibilidad de utilizar contra ella los medios de impugnación

legalmente previstos.

Tiene dos manifestaciones:

I. Provisionalidad.- Pues la medida tiene una duración limitada en el

tiempo y debe desaparecer una vez que haya recaído la resolución

definitiva. Debe diferenciarse de la temporalidad

(independientemente de sobrevenir un evento determinado, la

medida está sujeta a un tiempo determinado). Esta diferenciación es

la distinguida por CORAL ARANGUENA FANEGO.

II. Homogeneidad.- pues los efectos jurídicos que genera coinciden

sólo parcialmente con los efectos de la sentencia principal. Se trata

del mismo bien jurídico que puede resultar afectado por la sentencia

de condena. Como señala SAN MARTÍN CASTRO, reviste

cualitativamente las mismas características que las medidas

ejecutivas. (p. 216-19).


FUNDAMENTO
En el proceso penal se da la lucha eterna entre el interés represivo de la sociedad

por mantener su seguridad, y en interés del individuo por mantener su libertad

dentro del proceso.

(REÁTEGUI SÁNCHEZ, 2006) nos menciona que se debe lograr la búsqueda de

un equilibrio razonable y adecuado de esos intereses que constituye una meta

que nuevamente debe basarse en una concepción dualista del proceso, que los

considere como un instrumento formal de la justicia y como una garantía

individual, dentro de un marco constitucional que la condicione. (p. 29).

Nos dice (ORÉ GUARDIA, 2016) que el proceso penal tiene por finalidad

descubrir la verdad concreta y aplicar la ley penal sustantiva. Para este cometido,

el Estado despliega, a través de sus órganos respectivos, la más importante

actividad procesal: la actividad probatoria. Sin embargo, a veces esta se ve

obstaculizada en su desarrollo por una serie de actos del imputado o de terceros,

los cuales, por rehuir el juicio o distorsionar a su favor la actividad probatoria,

atenían contra los fines del proceso. Conducta que en la doctrina se llama peligro

procesal. Y para evitar esta situación, el Estado pone en movimiento otra

actividad importante: la actividad cautelar. (P. 225).

(CAFFERATA NORES, 1992) los denomina coerción procesal, entendido como

toda restricción al ejercicio de derechos personales o patrimoniales del imputado

o de terceras, personas impuestas durante el curso de un proceso penal y

tendiente a garantizar el logro de sus fines: el descubrimiento de la verdad y la

actuación de la ley sustantiva en el caso concreto.

Podemos señalar que las medidas coercitivas son todas aquellas restricciones

al ejercicio de los derechos, personales o patrimoniales, del inculpado o de


terceras personas, que son impuestas o adoptadas en el inicio y durante el curso

del proceso penal tendiente a garantizar sus fines, que viene a ser la actuación

de la ley sustantiva en un caso concreto así como la búsqueda de la verdad sin

tropiezos.

(ROSAS YATACO , 2015) cita a SENDRA en donde se señala que las medidas

cautelares están dirigidas a garantizar el cumplimiento efectivo de la sentencia.

Si el juicio oral pudiera realizarse el mismo día de la incoación del procedimiento

penal, tal y como acontece con los procedimientos simplificados de citación

directa o por flagrante delito del derecho comparado, no sería necesario disponer

a lo largo del procedimiento de medida cautelar alguna. Por desgracia, esta

solución es utópica; el juicio oral requiere su preparación a través de la fg.se

instructora, en la cual se invierte, en muchas ocasiones, un dilatado periodo de

tiempo, durante el cual el imputado podría ocultarse o sustraerse a la actividad

de la justicia, y frustrar así el ulterior cumplimiento de una posible sentencia

condenatoria. (p. 469).

El fundamento de las medidas cautelares penales parte de una premisa <la

necesidad de defensa del proceso, en cuanto único instrumento de aplicación

del ius puniendi>. Pero no toda defensa del proceso se lleva a cabo limitando

derechos del imputado. Se presentará cuando el riesgo para la realización del

proceso puede ser materializado por el sujeto pasivo del proceso. Esta situación,

menciona (ROSAS YATACO , 2015), se compone de un elemento objetivo, que

denomina riesgo de frustración, y uno subjetivo, denominado peligrosidad

procesal del sujeto pasivo del proceso. (p. 469).

De modo específico, las situaciones que hoy fundamentan la adopción de una

medida cautelar penal en nuestro ordenamiento son:


a) La ausencia o indisponibilidad, física y jurídica, del sujeto pasivo del

proceso

b) La indeterminación del hecho y del sujeto

c) La insolvencia provocada del, y por el, sujeto pasivo del proceso.

(PUJADAS TORTOSA, 2008) En consonancia, con este fundamento, ha de

afirmarse que la función de aquellas medidas es la de proteger al proceso frente

a eventuales actos, del imputado, que constituyen un peligro para su realización.

De modo más preciso, se diría que constituyen fines de las medidas cautelares

penales: a) evitar la huida del sujeto pasivo del proceso, b) evitar la ocultación,

destrucción o manipulación de fuentes y medios de prueba y c) evitar la

insolvencia provocada del imputado. (p. 28-29).

Pues entre la hipótesis delictual y su comprobación jurisdiccional media el

desarrollo del proceso, lo que hace necesario proteger su normal decurso y fines,

para evitar que el imputado pueda fugar o perturbar la actividad probatoria, o que

pueda desaparecer los bienes afectados.

El Código Procesal Penal los llama medidas de coerción procesal, e indica que

los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución y los tratados

relativos al tema ratificados por el Perú solo podrán ser restringidos, en el marco

del proceso penal, si la ley lo permite y con las garantías previstas en ella. La

restricción de un derecho fundamental requiere expresa autorización legal, y se

impondrá con respeto al principio de proporcionalidad y siempre que, en la

medida y exigencia necesaria, existan suficientes elementos de convicción. La

restricción de un derecho fundamental, cómo la libertad ambulatoria, solo tendrá

lugar cuando fuere absolutamente indispensable, en la medida y por el tiempo


estrictamente necesario, para prevenir, según los casos, los riesgos de fuga, de

ocultamiento de bienes o de insolvencia sobrevenida, así como para impedir la

obstaculización de la averiguación de la verdad y evitar el peligro de reiteración

delictiva.

(ROSAS YATACO , 2015) menciona que las medidas que el juez de la

investigación preparatoria imponga en esos casos requieren resolución judicial

especialmente motivada, previa solicitud del sujeto procesal legitimado'. Los

requerimientos del Ministerio Público deben ser motivados y debidamente

sustentados; el juez de la investigación preparatoria decidirá inmediatamente,

sin trámite alguno. Pero si no existiere riesgo fundado de pérdida de finalidad de

la medida, el juez deberá correr traslado previamente a los sujetos procesales y,

en especial, al afectado. De igual forma, podrá disponer mediante resolución

inimpugnable, para resolver, la celebración de una audiencia con intervención

del fiscal y de los demás sujetos procesales, que se realizará con los asistentes.

(p. 470).

Por lo tanto diremos que el auto judicial deberá contener, bajo sanción de

nulidad:

1. La descripción sumaria del hecho, con la indicación de las normas legales

que se consideren transgredidas. Esto implica que debe contener los

hechos postulados por el fiscal con relevancia penal a través de la

formalización de la investigación preparatoria, esto es, los hechos y la

tipificación específica correspondiente.

2. La exposición de las específicas finalidades perseguidas y de los

elementos de convicción que justifican en concreto la medida dispuesta,

con cita de la norma procesal aplicable. Dependiendo del tipo de medida


cautelar, se deberá señalar cuál es la finalidad de adoptar dicha medida y

si guarda correspondencia con los hechos, en mérito de los principios de

proporcionalidad y de razonabilidad.

3. La fijación del término de duración de la medida, en los supuestos

previstos por la ley, y de los controles y garantías de su correcta ejecución.

Creemos que se debe fijar la duración de la medida donde se faculta al

juez hacerlo, pero no cuando dicha medida tiene un plazo establecido.

Las medidas coercitivas establecidas, sin perjuicio de las reconocidas

expresamente a la policía y al fiscal, solo se impondrán por el juez a solicitud del

fiscal, salvo el embargo y la administración provisional de posesión, que también

podrá solicitar el actor civil. La solicitud indicará las razones en las que se

fundamenta el pedido y, cuando corresponda, acompañará los actos de

investigación o elementos de convicción pertinentes.

Esto significa que al Ministerio Público se le encarga la transcendental función

de solicitar o requerir las medidas coercitivas. Gran responsabilidad que los

fiscales deben manejar con mucha cautela y con un análisis profuso para no caer

en Impunidades ni en arbitrariedades, sobre todo en la detención policial o la

prisión preventiva, orí las que se tiene que examinar los cánones

constitucionales. Se debe recurrir a los primeros actos de investigación que tiene

y de ello, determinar si se cumple con lo dispuesto en los artículos 336°, 268°,

269° y 270° del Código Procesal Penal. Esto tiene gran repercusión en la

decisión que adopte, bien para la víctima, bien para el imputado.

Los autos que se pronuncien sobre estas medidas son reformables, aun de

oficio, cuando varíen los supuestos que motivaron su imposición o rechazo.


(ROSAS YATACO , 2015) menciona que salvo lo dispuesto respecto del

embargo y de la ministración provisional de posesión, corresponde al Ministerio

Público y al imputado solicitar al juez la reforma, revocatoria o sustitución de las

medidas de carácter personal, quien resolverá en el plazo de tres días, previa

audiencia con citación de las partes.

La infracción de una medida impuesta por el juez determinará, do oficio o a

solicitud de la parte legitimada, la sustitución o la acumulación con otra medida

más grave, teniendo en consideración la entidad, los motivos y las circunstancias

de la trasgresión, así como la entidad del delito imputado.

Los autos que impongan, desestimen, reformen, sustituyan o acumulen las

medidas previstas en esta sección son impugnables por el Ministerio Público y

el imputado.

El actor civil y el tercero civil solo podrán recurrir respecto de las medidas

patrimoniales que afecten su derecho en orden a la reparación civil. (p. 471).

No existe ninguna norma que, impida que el agraviado o actor civil pueda

intervenir en la audiencia de una medida coercitiva, ello conforme al artículo IX

del título preliminar del actual Código Procesal Penal en el punto 3 cuando

prescribe:

“El proceso penal garantiza, también, el ejercicio de los derechos de información

y de participación procesal a la persona agraviada o perjudicada por el delito. La

autoridad pública está obligada a velar por su protección y a brindarle un trato

acorde con su condición”.

En el procedimiento de imposición de una medida prevista en esta sección

seguido ante el juez de la investigación preparatoria y en el procedimiento


recursal, los demás sujetos procesales podrán intervenir presentando informes

escritos o formulando cualquier requerimiento, luego de iniciado el trámite. Esta

intervención procederá siempre que no peligre la finalidad de la medida.

MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONALES


(ROSAS YATACO , 2015) nos mención que el Estado ejerce la función

jurisdiccional del mismo modo a la persona le asiste el derecho a reclamar la

tutela jurisdiccional. El medio para realizar esa función es el proceso, en nuestro

caso, el proceso penal. Para asegurar el resultado del proceso, se permite

anticipar ciertas medidas de garantía como son las de embargo o cautelas, que

permitirán garantizar ciertas situaciones con relación al inculpado. (p. 467).

FUNDAMENTO
En el proceso penal se da la lucha eterna entre el interés represivo de la sociedad

por mantener su seguridad, y en interés del individuo por mantener su libertad

dentro del proceso.

(REÁTEGUI SÁNCHEZ, 2006) nos menciona que se debe lograr la búsqueda de

un equilibrio razonable y adecuado de esos intereses que constituye una meta


que nuevamente debe basarse en una concepción dualista del proceso, que los

considere como un instrumento formal de la justicia y como una garantía

individual, dentro de un marco constitucional que la condicione. (p. 29).

Nos dice (ORÉ GUARDIA, 2016) que el proceso penal tiene por finalidad

descubrir la verdad concreta y aplicar la ley penal sustantiva. Para este cometido,

el Estado despliega, a través de sus órganos respectivos, la más importante

actividad procesal: la actividad probatoria. Sin embargo, a veces esta se ve

obstaculizada en su desarrollo por una serie de actos del imputado o de terceros,

los cuales, por rehuir el juicio o distorsionar a su favor la actividad probatoria,

atenían contra los fines del proceso. Conducta que en la doctrina se llama peligro

procesal. Y para evitar esta situación, el Estado pone en movimiento otra

actividad importante: la actividad cautelar. (P. 225).

(CAFFERATA NORES, 1992) los denomina coerción procesal, entendido como

toda restricción al ejercicio de derechos personales o patrimoniales del imputado

o de terceras, personas impuestas durante el curso de un proceso penal y

tendiente a garantizar el logro de sus fines: el descubrimiento de la verdad y la

actuación de la ley sustantiva en el caso concreto.

Podemos señalar que las medidas coercitivas son todas aquellas restricciones

al ejercicio de los derechos, personales o patrimoniales, del inculpado o de

terceras personas, que son impuestas o adoptadas en el inicio y durante el curso

del proceso penal tendiente a garantizar sus fines, que viene a ser la actuación

de la ley sustantiva en un caso concreto así como la búsqueda de la verdad sin

tropiezos.

(ROSAS YATACO , 2015) cita a SENDRA en donde se señala que las medidas

cautelares están dirigidas a garantizar el cumplimiento efectivo de la sentencia.


Si el juicio oral pudiera realizarse el mismo día de la incoación del procedimiento

penal, tal y como acontece con los procedimientos simplificados de citación

directa o por flagrante delito del derecho comparado, no sería necesario disponer

a lo largo del procedimiento de medida cautelar alguna. Por desgracia, esta

solución es utópica; el juicio oral requiere su preparación a través de la fg.se

instructora, en la cual se invierte, en muchas ocasiones, un dilatado periodo de

tiempo, durante el cual el imputado podría ocultarse o sustraerse a la actividad

de la justicia, y frustrar así el ulterior cumplimiento de una posible sentencia

condenatoria. (p. 469).

El fundamento de las medidas cautelares penales parte de una premisa <la

necesidad de defensa del proceso, en cuanto único instrumento de aplicación

del ius puniendi>. Pero no toda defensa del proceso se lleva a cabo limitando

derechos del imputado. Se presentará cuando el riesgo para la realización del

proceso puede ser materializado por el sujeto pasivo del proceso. Esta situación,

menciona (ROSAS YATACO , 2015), se compone de un elemento objetivo, que

denomina riesgo de frustración, y uno subjetivo, denominado peligrosidad

procesal del sujeto pasivo del proceso. (p. 469).

De modo específico, las situaciones que hoy fundamentan la adopción de una

medida cautelar penal en nuestro ordenamiento son:

a. La ausencia o indisponibilidad, física y jurídica, del sujeto pasivo del

proceso

b. La indeterminación del hecho y del sujeto

c. La insolvencia provocada del, y por el, sujeto pasivo del proceso.

(PUJADAS TORTOSA, 2008) En consonancia, con este fundamento, ha de

afirmarse que la función de aquellas medidas es la de proteger al proceso frente


a eventuales actos, del imputado, que constituyen un peligro para su realización.

De modo más preciso, se diría que constituyen fines de las medidas cautelares

penales: a) evitar la huida del sujeto pasivo del proceso, b) evitar la ocultación,

destrucción o manipulación de fuentes y medios de prueba y c) evitar la

insolvencia provocada del imputado. (p. 28-29).

Pues entre la hipótesis delictual y su comprobación jurisdiccional media el

desarrollo del proceso, lo que hace necesario proteger su normal decurso y fines,

para evitar que el imputado pueda fugar o perturbar la actividad probatoria, o que

pueda desaparecer los bienes afectados.

El Código Procesal Penal los llama medidas de coerción procesal, e indica que

los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución y los tratados

relativos al tema ratificados por el Perú solo podrán ser restringidos, en el marco

del proceso penal, si la ley lo permite y con las garantías previstas en ella. La

restricción de un derecho fundamental requiere expresa autorización legal, y se

impondrá con respeto al principio de proporcionalidad y siempre que, en la

medida y exigencia necesaria, existan suficientes elementos de convicción. La

restricción de un derecho fundamental, cómo la libertad ambulatoria, solo tendrá

lugar cuando fuere absolutamente indispensable, en la medida y por el tiempo

estrictamente necesario, para prevenir, según los casos, los riesgos de fuga, de

ocultamiento de bienes o de insolvencia sobrevenida, así como para impedir la

obstaculización de la averiguación de la verdad y evitar el peligro de reiteración

delictiva.

(ROSAS YATACO , 2015) menciona que las medidas que el juez de la

investigación preparatoria imponga en esos casos requieren resolución judicial

especialmente motivada, previa solicitud del sujeto procesal legitimado'. Los


requerimientos del Ministerio Público deben ser motivados y debidamente

sustentados; el juez de la investigación preparatoria decidirá inmediatamente,

sin trámite alguno. Pero si no existiere riesgo fundado de pérdida de finalidad de

la medida, el juez deberá correr traslado previamente a los sujetos procesales y,

en especial, al afectado. De igual forma, podrá disponer mediante resolución

inimpugnable, para resolver, la celebración de una audiencia con intervención

del fiscal y de los demás sujetos procesales, que se realizará con los asistentes.

(p. 470).

Por lo tanto diremos que el auto judicial deberá contener, bajo sanción de

nulidad:

1. La descripción sumaria del hecho, con la indicación de las normas legales

que se consideren transgredidas. Esto implica que debe contener los

hechos postulados por el fiscal con relevancia penal a través de la

formalización de la investigación preparatoria, esto es, los hechos y la

tipificación específica correspondiente.

2. La exposición de las específicas finalidades perseguidas y de los elementos

de convicción que justifican en concreto la medida dispuesta, con cita de la

norma procesal aplicable. Dependiendo del tipo de medida cautelar, se

deberá señalar cuál es la finalidad de adoptar dicha medida y si guarda

correspondencia con los hechos, en mérito de los principios de

proporcionalidad y de razonabilidad.

3. La fijación del término de duración de la medida, en los supuestos previstos

por la ley, y de los controles y garantías de su correcta ejecución. Creemos

que se debe fijar la duración de la medida donde se faculta al juez hacerlo,

pero no cuando dicha medida tiene un plazo establecido.


Las medidas coercitivas establecidas, sin perjuicio de las reconocidas

expresamente a la policía y al fiscal, solo se impondrán por el juez a solicitud del

fiscal, salvo el embargo y la administración provisional de posesión, que también

podrá solicitar el actor civil. La solicitud indicará las razones en las que se

fundamenta el pedido y, cuando corresponda, acompañará los actos de

investigación o elementos de convicción pertinentes.

Esto significa que al Ministerio Público se le encarga la transcendental función

de solicitar o requerir las medidas coercitivas. Gran responsabilidad que los

fiscales deben manejar con mucha cautela y con un análisis profuso para no caer

en Impunidades ni en arbitrariedades, sobre todo en la detención policial o la

prisión preventiva, orí las que se tiene que examinar los cánones

constitucionales. Se debe recurrir a los primeros actos de investigación que tiene

y de ello, determinar si se cumple con lo dispuesto en los artículos 336°, 268°,

269° y 270° del Código Procesal Penal. Esto tiene gran repercusión en la

decisión que adopte, bien para la víctima, bien para el imputado.

Los autos que se pronuncien sobre estas medidas son reformables, aun de

oficio, cuando varíen los supuestos que motivaron su imposición o rechazo.

(ROSAS YATACO , 2015) menciona que salvo lo dispuesto respecto del

embargo y de la ministración provisional de posesión, corresponde al Ministerio

Público y al imputado solicitar al juez la reforma, revocatoria o sustitución de las

medidas de carácter personal, quien resolverá en el plazo de tres días, previa

audiencia con citación de las partes.

La infracción de una medida impuesta por el juez determinará, do oficio o a

solicitud de la parte legitimada, la sustitución o la acumulación con otra medida


más grave, teniendo en consideración la entidad, los motivos y las circunstancias

de la trasgresión, así como la entidad del delito imputado.

Los autos que impongan, desestimen, reformen, sustituyan o acumulen las

medidas previstas en esta sección son impugnables por el Ministerio Público y

el imputado.

El actor civil y el tercero civil solo podrán recurrir respecto de las medidas

patrimoniales que afecten su derecho en orden a la reparación civil. (p. 471).

No existe ninguna norma que, impida que el agraviado o actor civil pueda

intervenir en la audiencia de una medida coercitiva, ello conforme al artículo IX

del título preliminar del actual Código Procesal Penal en el punto 3 cuando

prescribe:

“El proceso penal garantiza, también, el ejercicio de los derechos de información

y de participación procesal a la persona agraviada o perjudicada por el delito. La

autoridad pública está obligada a velar por su protección y a brindarle un trato

acorde con su condición”.

En el procedimiento de imposición de una medida prevista en esta sección

seguido ante el juez de la investigación preparatoria y en el procedimiento

recursal, los demás sujetos procesales podrán intervenir presentando informes

escritos o formulando cualquier requerimiento, luego de iniciado el trámite. Esta

intervención procederá siempre que no peligre la finalidad de la medida.

CARACTERÍSTICAS DE LAS MEDIDAS PERSONALES


Las características que presentan estas medidas son:
1. Las cautelares, esto significa que no tienen un fin en sí mismos; por el

contrario, tienden a evitar peligros que puedan obstaculizar el normal

desarrollo del proceso y sus fines.

2. La instrumentalidad, pues las medidas cautelares para (ASENCIO

MELLADO, 2003), en la medida en que se adoptan para asegurar un

proceso penal tanto en su correcto desarrollo como en orden a la eficacia

de la sentencia que se pronuncie, siempre se han de decretar en el seno

de dicho proceso del cual son instrumentales. Salvo ja detención, por su

carácter provisionalísimo, toda restricción acordada al margen de un

proceso debe considerarse inconstitucional. (p. 194).

3. Requiere un mínimo de elementos de pruebas que justifiquen la adopción

de esta medida, con relación al inculpado.

4. Es legítimo imponer dichas medidas cuando resultan ser necesarias y no

deje otra alternativa al juzgador.

5. La medida adoptada debe ser proporcional al peligro que se trata de

prevenir o evitar.

6. La duración de la medida es su nota de provisionalidad, pues si desaparece

el peligro que se trata de evitar, termina también la prolongación de la

medida. Al respecto, (DEL RIO LABARTHE, 2009) expone que el carácter

provisional de la prisión preventiva también encuentra su fundamento en lo

que la doctrina define como obediencia a la regla rebus sic stantibus. La

adopción o mantenimiento de la privación cautelar de libertad, su contenido

y alcance, está supeditada a la subsistencia de las circunstancias fácticas

que constituyen su presupuesto. Solo debe mantenerse en la medida que

permanezca inalterada la situación que constituye el soporte respecto del


cual se adoptó, si los presupuestos varían, o se confirma en un determinado

estadio procesal que la información hasta el momento obtenida ha quedado

desvirtuada, es obligatorio que se disponga su cese inmediato,

independientemente que se reemplace con otra medida cautelar que

responda a presupuestos menos exigentes. (p. 26).

PRINCIPIOS INHERENTES A LAS MEDIDAS PERSONALES

PROPORCIONALIDAD
(ROSAS YATACO , 2015) menciona que se trata de un principio estrechamente

vinculado al concepto de justicia y articulado como un criterio ponderativo, que

se identifica con lo razonable. (p. 473).

(CÁCERES JULCA, 2009) menciona que la proporcionalidad debe verse como

un punto de apoyo a partir del cual se puede establecer en qué casos dos o más

principios o derechos fundamentales que entran en colisión o conflicto debe

imponerse uno sobre el otro temporalmente o cuál de estos principios debe

reducir el campo de aplicación del otro, a la luz de la importancia del principio o

derecho determinante.

El principio de proporcionalidad está compuesto por los siguientes subprincipios:

1. Idoneidad de la medida cautelar.- La idoneidad a su vez impone dos

exigencias puntuales:

a Que tenga un fin constitucionalmente legítimo, lo será cuando no

esté expresa o implícitamente prohibido. Generalmente, las me

elidas cautelares aparecen como medidas en iodos los códigos

procesales modernos y en los más antiguos.


b Que sea idónea para favorecer su obtención en el caso concreto.

Este principio se relaciona generalmente con el principio de

razonabilidad.

2. Necesidad de la medida cautelar.- La necesidad implica la comparación

entre la medida adoptada por el legislador procesal y otros medios

alternativos a una medida cautelar más grave. En esta comparación se

examina si alguno de los medios alternativos logra cumplir con dos

exigencias:

i. Si reviste si mismo grado de idoneidad que la medida adoptada para

contribuir a alcanzar el objetivo inmediato de esta última.

ii. Si afecta negativamente al sistema de derechos y a la organización

institucional en un grado menor.

3. Proporcionalidad en sentido estricto de la medida cautelar.- La

proporcionalidad a su vez tiene tres pasos que se deben seguir:

i. Consiste en determinar las magnitudes que deben ser ponderadas,

en caso de los derechos fundamentales en pugna.

ii. Comparar dichas magnitudes a fin de determinar cuáles de ellas son

más importantes en su realización.

iii. Construir una relación de procedencia condicionada entre las

magnitudes en juego, en este caso entre los derechos fundamentales,

con base en el resultado de la comparación llevada a cabo en el

segundo paso.
RAZONABILIDAD
La imposición de las medidas cautelares exige de la autoridad judicial una

exposición razonada de los fundamentos que lo sustentan. La adopción de

cualquier medida debe ser debidamente expuesta en razones jurídicas

suficientes por la autoridad jurisdiccional.

(CÁCERES JULCA, 2009) cita el fallo del Expediente 006-2003-AI/TC del 1 de

diciembre del 2003, donde se señala que por este principio comporta encontrar

justificación lógica en hechos, conductas y circunstancias que motivan todo acto

discrecional de los poderes públicos. Este principio adquiere mayor relevancia

en el caso de aquellos supuestos referidos a restringir derechos o, para fines del

caso, despojar de las prerrogativas que actúan como garantías funcionales para

determinados funcionarios. (p. 50).

Una resolución judicial deviene en irrazonable cuando:

1. La decisión no es adecuada a valores constitucionales.

2. Falta causa o motivo suficiente y verdadero para tomar dicha decisión.

3. La decisión es en sí misma contradictoria o conduzca a un resultado

absurdo.

4. La resolución es excesiva, al no ser proporcionado con los hechos de los

cuales se infiere la resolución que se ha tomado.

5. La ejecución de la resolución es imposible.

6. La decisión judicial provoca más conflictos de los que se intenta resolver.

7. L a decisión priva de eficacia a un texto normativo.


MEDIDAS DE COERCIÓN PERSONALES
ETAPA PRELIMINAR ETAPA PREPARATORIA
DETENCIÓN POLICIAL: PRISIÓN PREVENTIVA:
La ejecución de esta medida procede Es una medida de coerción personal
sin control judicial previo. de naturaleza cautelar que consiste
Únicamente procede en los casos de en la privación de la libertad
flagrancia. ambulatoria del imputado, en mérito
de un mandato judicial a fin de
asegurar los fines propios.

DETENCIÓN PRELIMINAR COMPARECENCIA SIMPLE:


JUDICIAL: Comprende el deber impuesto
Es una medida autónoma respecto de judicialmente para que el procesado
la detención policial. acuda al juzgado todas las veces que
Procede cuando no hay flagrancia, y el órgano competente lo considere
en los casos que hay flagrancia se da pertinente para el desarrollo del
cuando el indiciado ha logrado evitar proceso.
la detención policial y cuando este ha Es de carácter residual, el Juez la
logrado fugar del centro de detención. aplicará siempre y cuando el fiscal no
solicita la prisión preventiva o no
acredita suficientes presupuestos
materiales.

CONVALIDACIÓN DE LA COMPARECENCIA RESTRINGIDA:


DETENCIÓN JUDICIAL: Las restricciones que el juez puede
La convalidación supone evaluar la imponer, dependiendo de la
legitimidad de la intervención en la intensidad del peligro procesal que se
esfera de libertad del ciudadano. busca procurar, pueden ser:
Dependerá su aplicación si la Detención Domiciliaria, Vigilancia
detención se produjo por flagrancia, si Electrónica Personal, Obligación de
el hecho es constitutivo de delito o si someterse al cuidado y vigilancia de
no hubo una intervención una persona, Prohibición de
desproporcionada. comunicarse con determinadas
personas, Prohibición de aproximarse
a la víctima o a las personas que
determine el Juez y Prestación de una
Caución Económica.

ARRESTO CIUDADANO ARRESTO DOMICILIARIO:


Es una autorización legal para que Es una medida de coerción de
cualquier persona pueda aprehender carácter cautelar dispuesta
a todo aquel que es descubierto en judicialmente, que consiste en la
flagrancia. restricción del ejercicio del derecho a
Es una medida precautelar, la libertad ambulatoria del imputado,
consistente en el acto material en virtud de la cual es obligado a
transitorio de privación de libertad, permanecer en su domicilio o en otro
que no supone propiamente lugar designado expresamente por el
encarcelamiento, y que obliga al Juez, bajo custodia de la autoridad
ciudadano a poner inmediatamente al policial, de cualquier otra institución
aprehendido a disposición de la pública o privada o de tercera
autoridad policial. persona.

Anda mungkin juga menyukai