Anda di halaman 1dari 3

Capítulo Tema Subtema

Las investigaciones históricas de Foucault han puesto de relieve al menos tres grandes formas de ejercicio del poder que no son
reductibles ni al ámbito de la violencia ni al de la ideología: 1) las técnicas disciplinarias; 2) la acción de gobierno; y 3) las prácticas
de sí, las que pueden ser consideradas como una concreción de una especial forma de gobierno de los individuos, pero que dadas sus
particulares características cabe destacar como forma diferenciada. (p.49)
Finalmente, y como una particularísima configuración de la acción de gobierno cabría detectar una tercera forma de poder en las
técnicas de trabajo sobre sí, «techniques de soi», tratadas por Foucault particularmente en relación con la sexualidad o la constitución
del «sujeto de deseo ». Tales técnicas no pueden ser tomadas en sí mismas como técnicas de poder, sino tan sólo como capaces de
materializar una peculiar relación de poder. (p.56) Desde esta perspectiva el giro a la ética de Foucault está plenamente integrado
dentro de sus análisis del poder, no hay una ruptura radical como se dice habitualmente. No es que las prácticas de si sean unas
prácticas o técnicas de poder, Foucault las diferencia, pero ciertamente están relacionadas.
Foucault habla y acepta la distinción entre técnicas productivas, para la producción, transformación o manipulación de las cosas;
técnicas de utilización de signos, para la comunicación; y técnicas de dominación, por las que se determina la conducta de los
individuos y se les impone unos fines. Considera, sin embargo, que es preciso añadir una cuarta clase, las técnicas del yo, por las que
el individuo obra sobre sí, sobre su cuerpo, sus pensamientos, sus actos, y configura una determinada subjetividad. Define a estas
últimas así “los procedimientos, existentes sin duda en cualquier civilización, que son propuestos o prescritos a los individuos
para fijar su identidad, mantenerla o transformarla en función de cierto número de fines, y todo ello gracias a las relaciones
de dominio de sí sobre uno mismo o de conocimiento de uno por sí mismo” (Foucault, “Subjetividad y verdad” en Estetica,
ética y hermenéutica, p.255)
El que conceptualmente puedan diferenciarse estas relaciones no quiere decir que se den por separado, todo lo contrario, se dan
siempre juntas, se implican mutuamente. En lo que hace a las «techniques de soi», la construcción de la subjetividad no es, con
frecuencia, un proceso libre, sino que mediante la intervención de un otro, individuo o instituciones, se revela por lo común como
una forma de control de la conducta, en que el trabajo del individuo prolonga esquemas impositivos que le vienen de afuera. En este
sentido, las técnicas de sí aparecen como una forma especial de gobierno de los individuos, como un componente fundamental de ese
poder individualizante y de dirección global de la conducta del individuo que Foucault ha denominado «poder pastoral» (p.58)
A ello habría que añadir la no menor importancia que para este nuevo poder pastoral tienen las técnicas por las que los individuos se
gobiernan a sí mismos, asumen la codificación de su interioridad según vías predeterminadas. Los expertos en la diversidad de saberes
acerca del hombre y todo un abanico de instituciones mediarán decisivamente en esa tarea. De la sociedad disciplinaria del panoptismo
a la sociedad gubernamentalizada y del poder pastoral la visión que se nos ofrece del complejo de dominio de la sociedad moderna y
de lo que es el ejercicio del poder varía sensiblemente. Si compendiamos puntualmente los cambios que se han ido produciendo, estos
serían: 1) Se evita el reduccionismo inicial que recortaba sobre el aparato disciplinario la realidad del poder. Tanto la noción de
«biopoder» como la de gubernamentalidad se abren a un campo más amplio en el que las disciplinas se ubican como una variedad
particular del ejercicio del poder. 2) Superación del corporeismo o externalismo, de la insistencia en la espacialidad, en la operatividad
a través de las coerciones físicas. La noción de gobierno se aleja de este maquinismo, y la idea del «poder pastoral» acoge las técnicas
de SI, el trabajo político sobre la propia interioridad. 3) En directa relación con el punto anterior, desaparición de la proximidad al
modelo conductista. El sujeto aparece como algo menos maleable; se parte de un fondo último de libertad; se subrayan las distintas
posibilidades de acción que siempre se dan ante la acción del poder. 4) Definitiva ruptura con el modelo de la guerra, por cuanto
reduce la especificidad de las diversas formas en las que opera el poder convirtiéndolas en meros derivados de un esquema bélico
inicial, que se presenta como su auténtica esencia. Por lo demás, tal análisis venía a incurrir en aquello contra lo que el método
genealógico advertía: la reconducción a los orígenes como camino hacia la verdad (p.66, 67) 5) El Estado se sitúa en el punto nodal
de todas las fuerzas, “cuya función es la toma de cada cosa bajo su amparo, el establecimiento de una vigilancia general, el
principio de regulación y también, en alguna medida, la distribución de todas las relaciones de poder en un conjunto social
determinado” (Foucault, “El sujeto y poder” en Dreyfus y Rabinow, Michel Foucault: Mas allá…, p. 256)
La concepción posterior del poder como «gobierno», como intervención inductora de un conjunto posible de respuestas, sobre dos
rasgos hace hincapié: el hecho de que toda relación de poder discurre entre sujetos, “pone en juego relaciones entre individuos (o
entre grupos). Porque no nos engañemos: si hablamos de las estructuras o mecanismos de poder, es sólo en la medida en que
suponemos que ciertas personas ejercen poder sobre otras. El término poder designa relaciones entre partes (y con esto no
quiero pensar en un juego de suma cero, sino simplemente, y deteniéndome por el momento en los términos más generales, en
un conjunto de acciones que inducen a unos a seguir a otros)” (Foucault, “El sujeto y poder” en Dreyfus y Rabinow, Michel
Foucault: Mas allá…, p. 250) ; el segundo de los rasgos es el de la libertad, el de que siempre deben darse diversas posibilidades de
acción: “Cuando se define el ejercicio del poder como un modo de acción sobre las acciones de los otros, cuando se caracterizan
estas acciones a través del gobierno de los hombres por otros hombres-en el sentido más amplio del término- se incluye un
elemento importante: la libertad. El poder se ejerce solamente sobre sujetos libres que se enfrentan con un campo de
posibilidades en el cual pueden desenvolverse varias formas de conducta, varias reacciones y diversos comportamientos”
(Foucault, “El sujeto y poder” en Dreyfus y Rabinow, Michel Foucault: Mas allá…, p. 254) Si todo ello se pone en conexión con
la apuesta del último Foucault por la autotransformación en el contexto de una «estética de la existencia», el giro hacia la concesión
de una mayor autonomía al sujeto, se hace totalmente manifiesto. (p. 70)

Alvarez, Jorge, Foucault: Verdad, poder y subjetividad Ficha /

Anda mungkin juga menyukai