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Georg Simon Ohm

(Erlangen, actual Alemania, 1789-Munich, 1854) Físico alemán. Descubridor


de la ley de la electricidad que lleva su nombre, según la cual la intensidad
de una corriente a través de un conductor es directamente proporcional a la
diferencia de potencial entre los extremos del conductor e inversamente
proporcional a la resistencia que éste opone al paso de la corriente.

Georg Simon Ohm

Hijo de un herrero, alternó en los años de adolescencia el trabajo con los


estudios, en los que demostró preferencia por los de carácter científico. En
1803 empezó a asistir a la Universidad de Erlangen, donde hizo rápidos
progresos. Primero enseñó como maestro en Bamberg; pero en 1817 fue
nombrado profesor de Matemáticas y Física en el instituto de Colonia.

Dedicado desde el principio a los estudios de galvanoelectricidad, en 1827


publicó aspectos más detallados de su ley en un artículo titulado Die
galvanische Kette, mathematisch bearbeitet (El circuito galvánico investigado
matemáticamente), que, paradójicamente, recibió una acogida tan fría que
lo impulsó a presentar la renuncia a su cargo en el colegio jesuita.
Finalmente, en 1833 aceptó una plaza en la Escuela Politécnica de
Nuremberg.

Posteriormente su labor comenzó a ser justamente valorada. En 1844,


Pouillet resaltaba la importancia de sus intuiciones y al año siguiente Ohm
recibía la medalla Copley de la Royal Society de Londres. En 1849 se le
confería la cátedra de Física de Munich, donde fue también asesor de la
Administración de telégrafos. En honor a su labor, la unidad de resistencia
eléctrica del sistema internacional lleva su nombre (ohmio).
Isaac Asimov
(Petrovichi, Smoliensk, 1920 - Nueva York, 1992) Escritor estadounidense
de origen ruso que destacó especialmente en el género de la ciencia-ficción
y la divulgación cientítica.

Isaac Asimov

Nacido en el seno de una familia judía, fue el primogénito del matrimonio


formado por Judah Asimov y Anna Rachel Berman. Algunos biógrafos fijan
erróneamente su nacimiento el día 4 de octubre de 1919, sin reparar en el
hecho de que su madre modificó esta fecha con el propósito de que el
pequeño Isaac pudiese ingresar en la enseñanza pública un año antes del
que le correspondía por su edad.

Yo, Robot se basó en la obra de Asimov


En sus relatos de robots, recogidos en Yo, Robot (1950) y El segundo libro de
robots (1964), Asimov fijó las tres leyes de la robótica, que ponen al robot al
servicio total del hombre y, aunque algunas veces parecen violarlas, se acaba
descubriendo que esto sucede en aras de un interés superior de la
Humanidad. Pero mientras los robots evolucionan hacia un modelo androide
de inteligencia y lucidez moral superiores a las de los hombres, éstos,
movidos por sus impulsos egoístas, incuban una profunda hostilidad hacia
ellos.
Entre 1942 y 1949 Asimov publica en Astounding Science Fiction los relatos
que después constituirán su Trilogía de las Fundaciones, compuesta
de Fundación (1951), Fundación e Imperio (1952) y La segunda Fundación (1953).
Este desigual pero poderoso corpus de historias se centra en la decadencia
de un enorme Imperio galáctico de origen terrestre y sobre el intento del
psicólogo Hari Seldon para limitar a sólo mil años el período de barbarie que
ya ha comenzado, objetivo que se propone gracias a las dos fundaciones de
científicos y psicólogos que él ha creado para este fin y a la "psicohistoria",
nueva ciencia para predecir los comportamientos futuros de las masas.
En 1983 publicó una continuación de la Trilogía, Los límites de la Fundación,
novela bastante prolija, llena de intrigas por el poder e interrogantes que
resolver. Entre sus varias novelas de los años cincuenta, a menudo sólo
parcialmente logradas, destacan Abismos de acero (1953) y El sol
desnudo (1957), en donde Asimov asocia con éxito la ciencia ficción con la
investigación policíaca, creando el personaje del detective Elijah Baley,
auxiliado en su trabajo por un robot.
En esta última novela es especialmente afortunada la descripción de la
sociedad terrestre que vive bajo bóvedas de acero subterráneas y en
condiciones prácticamente de miseria, en comparación con los planetas
supercivilizados de los cuales depende. De 1972 es Los propios dioses, con sus
memorables habitantes de un "universo paralelo", de consistencia fluida y
que conviven formando tríadas.
Las novelas de Asimov, generalmente más satisfactorias que sus
numerosísimos cuentos, tienen un estilo a menudo sin relieve, basado casi
exclusivamente en los diálogos, y dedicado poco más que a servir de vehículo
a las tesis del autor. Pero en este tejido de ideas está también su fuerza, y
el buen ritmo de su redacción consigue casi siempre implicar al lector en
un crescendo excitante, proponiendo, con una argumentación infatigable,
infinitas preguntas sobre el hombre y sobre el intrincado camino con el que
intenta programar su propio futuro.

Con sus decenas de libros de divulgación científica, Asimov afirmó siempre


su fe optimista en un progreso basado en un uso racional de la ciencia y la
tecnología. En el terreno de la divulgación, también abordó otros campos del
saber, como la historia, las matemáticas, la psicología y la sociología, y llegó
a hablar de una nueva disciplina humanística, la psicolohistoria, que, según
su propuesta, sería una suma de las aportaciones de las cuatro ramas del
conocimiento humano recién mencionadas. Llevado de su afán didáctico,
escribió también algunas obras destinadas al público infantil y juvenil, en las
que combinaba la ficción con una serie de rudimentos científicos e históricos.

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