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Es dolorosa la imagen que mis ojos reciben, veo a mis compatriotas caer uno tras

otro en un ambiente hostil en el cual solo el humo y la pólvora mandan. No queda


tiempo, tengo que finalizar la batalla, tengo que dar el último esfuerzo, no puedo
ser reconocido como hijo de esta hermosa nación si no lucho por mi madre patria.

Tengo que luchar, tengo que seguir…… me pregunto si Carmela sigue con su
angustia arraigada en su corazón desde mi despedida, me pregunto si Blanca y
Arturo entenderán que su padre se debe a los deseos de su corazón…me
pregunto si mi vida valió la pena y colaboro para llegar a este punto……solo veo
recuerdos en mi mente….solo veo mi vida pasar…..solo veo el principio y el final
de mi historia.

Arturo Prat Chacón. El príncipe del mar.

Recuerdo los tiempos difíciles, ese momento en el cual el carácter se forma, y


siempre de forma complicada. Tenía recién cumplidos 8 años cuando mi padre se
enfermó de gravedad, tanto que nos obligó a mudarnos a Santiago y dejar mi
querida Ñuble, aún recuerdo su verde, aún recuerdo su hermoso ambiente.

En Santiago la vida para un joven provinciano nunca es fácil, especialmente


cuando ingrese a mi nueva Escuela, la Escuela de la Campana. La recepción
siempre es compleja para los niños nuevos pero a puro esfuerzo y dedicación
pude adaptarme con el tiempo, mis profesores fueron los primeros en
reconocerme por mis logros, no serían los últimos.

La vida es dura , especialmente cuando uno no posee los privilegios que si poseen
otros , pero nunca me queje , entendía a mi corta edad que las múltiples batallas
solo hacen a los soldados más fuerte , incluso intente ayudar cuando llegaron a
este mundo mis cuatro hermanos menores , la economía familiar empeoro y nos
mostró la realidad que intentábamos camuflar. Fue una batalla complicada pero
nunca estuve solo, siempre recuerdo a mi tío Jacinto Chacón, abogado,
intelectual, escritor. El me permitió comprender la importancia de también
desarrollar mi cultura, mis ideales, mis creencias. Mi querido tío me permitió
encontrar en él un referente de lo que sería mi vida adulta, y también, encontrar a
unos de mis mejores amigos; Luis Uribe que aun no siendo hijo sanguíneo de mi
tío , lo trataba como tal. Luis y yo no solo nos divertíamos intentando conocer el
mundo que nos rodeaba, también nuestra amistad nos fortaleció para tomar
importantes decisiones que nos marcarían para siempre, como por ejemplo
cuando ingresamos a la escuela naval a los 11 años de edad.
Cuando ingrese mi vida tomo un giro inesperado, nunca había estado con gente
de diferentes lugares pero con una misma aspiración: convertirse en un orgullo y
confiable marino de la patria. Mientras transcurría los días en la escuela naval fui
comprendiendo que el camino para lograr tus objetivos siempre será difícil, pero
que también, si te esfuerzas y posee el coraje suficiente, tendrá sus recompensas,
para mí la primera fue cuando me logre convertir en aspirante de guardiamarina
en la corbeta Esmeralda, donde pude relacionarme con destacados príncipes del
mar: Manuel Escala, José Anacleto Goñi y Juan William Rebolledo. No podría
creer lo afortunado que me sentía, que el joven de Ñuble se estuviera
relacionando con estos grandes comandantes. Mi júbilo fue aún más grande
cuando aprobé mi examen final y logre el grado de guardiamarina. Estaba muy
feliz pero no había dimensionado el peso de mis actos no había experimentado el
campo de batalla. Mi percepción iba cambiar para siempre.

En Abril de 1864 comenzó el conflicto contra España, el país ya había decidido de


forma valiente: América para los americanos y en alianza con nuestros hermanos
del Perú combatimos de igual igual contra esta potencia. Fue difícil, fue la primera
vez que llore por otros, fue la primera vez que vi amigos partir, fue la primera vez
que entendí que mis actos no solo eran por mí, sino más bien era por todos lo que
representaba mi país, fue la primera vez puse mi vida en disposición del destino.

El 29 de noviembre de ese mismo año fui ascendido al grado de teniente segundo


por lo que llamaban mis superiores: “Valerosa actuación y comportamiento en
combate”, luego de eso solo vino batalla tras batalla como la de Abtao o la del
Callao hasta que un día todo termino, se firmo por fin el armisticio, habíamos
vencido definitivamente, una vez más demostramos nuestro coraje y pasión. Esta
victoria solo me lleno de orgullo y lo refleje sirviendo a la marina por 13 años
consecutivos, administrativamente y militarmente. Fueron años que recuerdo con
cariño y alegría pero aun así sentía que faltaba algo en mi vida, hasta que lo supe,
solo tuve que pensar en mi tío y en las palabras que me decía de pequeño: no
todas las batallas importantes se luchan con sables.

En 1870 pedí permiso para iniciar una carrera de derecho en la Universidad de


Chile. Al principio causa impacto mi repentino interés en estudiar pero una vez que
explique mis razones, las cuales poseía raíces profunda, obtuve la autorización
para comenzar mi nuevo desafío. Es así que ocho años después termine mis
estudios y me titule de abogado, estaba muy contento de por fin complementar mi
vida educativa que me había inculcado mi tío y mi deber por mi querida patria. Era
un buen momento en mi vida pero aún quedaban cambios por experimentar.
Me dedique a la docencia un tiempo, era muy satisfactorio intentar colaborar con
otros en la búsqueda de oportunidad en esta sociedad. Muchas veces fue
complicado y dude de mis capacidades pero al igual que mi vida como marino, con
esfuerzo y dedicación logre mejorar mis enseñanzas pedagógicas. Incluso tuve la
oportunidad de realizar clases para adultos.

Y ahí estaba yo, 25 años, abogado, marino, amigo, docente. Todo estaba saliendo
según lo me dictaba el corazón pero al igual que las buenas historias que alguna
vez leí cuando era más joven, no tendría un final feliz sin una compañera de
aventuras: Carmela Carvajal Briones. Recuerdo cuando la vi la primera vez , no
podía creer el encanto que irradiaba, sabía que era linda, mis amigos
constantemente me lo hacía notar , pero cuando la escuche por primera vez
mientras nos mirábamos supe que ella era la que buscaba para complementar mi
corazón. Con esfuerzo y un poco de suerte fui correspondido y pudimos casarnos

Hasta ahora con Carmela hemos vividos muchas cosas , la mayoría alegres y
llena de dichas , otras de forma angustiosa como cuando nació mi primer hijo que
lamentablemente solo sobrevivió 8 meses. Fueron tiempos difíciles pero pudimos
seguir adelante y dios nos bendijo nuevamente, con Blanca y Arturo.

Ahora, estoy aquí, en plena batalla, eh escuchado que algunos la denominan la


guerra del pacifico, los que algunas vez fuimos hermanos de armas hoy nos
vemos envuelto en un conflicto sin precedentes por culpa del famoso oro blanco.
La confederación de los países vecinos luchan sin cesar y muestran hidalguía,
pero nosotros tampoco estamos dispuestos a ceder ni un centímetro…. Es nuestro
deber luchar hasta el final, es mi deber no rendir nuestro pabellón patrio….no es
mi deber enjuiciar los hechos que nos llevaron a esto, sé que mis enemigos
también están sufriendo perdidas, la mayoría de los rostros que veo caer son
muchos más jóvenes que yo, todos merecían vivir , la mayoría solo serán
recuerdo… estoy cansado y en mi mente no dejo de preguntarme en estos últimos
momentos… si Carmela sigue con su angustia arraigada en su corazón desde mi
despedida, si Blanca y Arturo entenderán que su padre se debe a los deseos de
su corazón….si mi querida bandera seguirá en lo alto…

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