Tengo que luchar, tengo que seguir…… me pregunto si Carmela sigue con su
angustia arraigada en su corazón desde mi despedida, me pregunto si Blanca y
Arturo entenderán que su padre se debe a los deseos de su corazón…me
pregunto si mi vida valió la pena y colaboro para llegar a este punto……solo veo
recuerdos en mi mente….solo veo mi vida pasar…..solo veo el principio y el final
de mi historia.
La vida es dura , especialmente cuando uno no posee los privilegios que si poseen
otros , pero nunca me queje , entendía a mi corta edad que las múltiples batallas
solo hacen a los soldados más fuerte , incluso intente ayudar cuando llegaron a
este mundo mis cuatro hermanos menores , la economía familiar empeoro y nos
mostró la realidad que intentábamos camuflar. Fue una batalla complicada pero
nunca estuve solo, siempre recuerdo a mi tío Jacinto Chacón, abogado,
intelectual, escritor. El me permitió comprender la importancia de también
desarrollar mi cultura, mis ideales, mis creencias. Mi querido tío me permitió
encontrar en él un referente de lo que sería mi vida adulta, y también, encontrar a
unos de mis mejores amigos; Luis Uribe que aun no siendo hijo sanguíneo de mi
tío , lo trataba como tal. Luis y yo no solo nos divertíamos intentando conocer el
mundo que nos rodeaba, también nuestra amistad nos fortaleció para tomar
importantes decisiones que nos marcarían para siempre, como por ejemplo
cuando ingresamos a la escuela naval a los 11 años de edad.
Cuando ingrese mi vida tomo un giro inesperado, nunca había estado con gente
de diferentes lugares pero con una misma aspiración: convertirse en un orgullo y
confiable marino de la patria. Mientras transcurría los días en la escuela naval fui
comprendiendo que el camino para lograr tus objetivos siempre será difícil, pero
que también, si te esfuerzas y posee el coraje suficiente, tendrá sus recompensas,
para mí la primera fue cuando me logre convertir en aspirante de guardiamarina
en la corbeta Esmeralda, donde pude relacionarme con destacados príncipes del
mar: Manuel Escala, José Anacleto Goñi y Juan William Rebolledo. No podría
creer lo afortunado que me sentía, que el joven de Ñuble se estuviera
relacionando con estos grandes comandantes. Mi júbilo fue aún más grande
cuando aprobé mi examen final y logre el grado de guardiamarina. Estaba muy
feliz pero no había dimensionado el peso de mis actos no había experimentado el
campo de batalla. Mi percepción iba cambiar para siempre.
Y ahí estaba yo, 25 años, abogado, marino, amigo, docente. Todo estaba saliendo
según lo me dictaba el corazón pero al igual que las buenas historias que alguna
vez leí cuando era más joven, no tendría un final feliz sin una compañera de
aventuras: Carmela Carvajal Briones. Recuerdo cuando la vi la primera vez , no
podía creer el encanto que irradiaba, sabía que era linda, mis amigos
constantemente me lo hacía notar , pero cuando la escuche por primera vez
mientras nos mirábamos supe que ella era la que buscaba para complementar mi
corazón. Con esfuerzo y un poco de suerte fui correspondido y pudimos casarnos
Hasta ahora con Carmela hemos vividos muchas cosas , la mayoría alegres y
llena de dichas , otras de forma angustiosa como cuando nació mi primer hijo que
lamentablemente solo sobrevivió 8 meses. Fueron tiempos difíciles pero pudimos
seguir adelante y dios nos bendijo nuevamente, con Blanca y Arturo.