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Hoy, en el programa literario El Vuelo de las Letras, estamos de plácemes

porque está con nosotros Don Guillermo Velázquez.


Daré a manera de presentación algunos datos sobre su trayectoria
profesional, por si alguno de los que nos escuchan no lo conocen.
Él es originario de Xichú, Gto. , pequeño pueblo enclavado en la Sierra Gorda
colindando con los estados de Querétaro y San Luis Potosí, desde joven (le
entró al Huapango a los 30 años, no sé si lo ideal es decir desde
joven)descubre su vocación por el Huapango arribeño y la poesía decimal.
Hoy es un digno representante en la difusión y preservación (yo le quitaría
difusión y preservación, suele considerar que es músico nada más) de esta
hermosa tradición mexicana, con hondas raíces en esta región de nuestro
México.
Junto con Los Leones de la Sierra de Xichú ha visitado muchos países
poniendo siempre en alto el nombre de México, (poniendo siempre en alto,
se me hace un lugar muy común)se ha presentado en escenarios
importantes, aunque el afirma que su lugar está en las fiestas sociales como
bodas, cumpleaños, quince años y en las celebraciones populares.
Participó en el festival Internacional Cervantino por aprox. 15 años, hasta que
la política de hacer casting (audición, mejor) para participar y su digna
negativa a hacerlo, lo marginó de dicho evento. Seguramente su postura
crítica hacia los malos políticos y sus partidos fue la verdadera razón.
En su trayectoria de más de casi 40 años tiene aprox. (más de) 25 discos
grabados donde aborda con pasión toda clase de temas: nuestro México, la
tierra, la familia, la muerte y la vida, la migración, la política; lo hace,
ejerciendo una tradición muy especial basada en la oralidad, porque sus
versos por lo general son improvisados en el momento, los dice, y por el
viento llegan al intelecto y al corazón de muchos de los que los escuchamos,
porque sus versos tienen belleza, profundidad y un valor social
imprescindible para los tiempos en que vivimos.
El motor que lo apoya e impulsa a seguir adelante en su camino, sin duda es
su hermosa familia, su madre doña Esperanza Benavidez (aún recuerdo un
rico mole en Xichú), naturalmente su esposa doña Chave, la compañera
idónea en todas sus batallas, sus hijos e hijas, donde el joven Vincent levanta
la mano con méritos propios para continuar alzando la voz de la sierra. Vaya
un saludo afectuoso para todos ellos.
Quizá a don Guillermo no le tocó empuñar el arado, pero el sigue sembrando
con música y poesía la tierra que tanto ama.
Con nosotros y con ustedes, Juglar de fiesta y quebranto:
Don Guillermo Velázquez.

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