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La Victima en el Proceso Penal Acusatorio

KELVIN PIMENTEL

Escuela Nacional Del Ministerio Público

Septiembre, 2018
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Introducción:

En las últimas décadas el debate de la víctima y su posición en el proceso penal ha adquirido


gran relevancia, aunque esto como apunto el autor julio B. maier no es una situación nueva,
puesto que la posición del ofendido en el enjuiciamiento criminal siempre ha sido objeto de
controversia, la razón es que se ha entendido que en la medida en la que el proceso penal ha
evolucionado, la victima ha asumido un papel cada vez menos relevante, en virtud de que en los
primeros estadios del derecho penal la razón de existir de este, lo fue precisamente el satisfacer
el daño causado a la víctima a través de la reparación.

El ejemplo más vivo de esto fue el uso de la venganza privada como primera forma del
derecho penal, y esta solo consistía en la reparación del daño causado al perjudicado atreves de
la producción de otro daño igual o superior, este sistema fue reglado en el ámbito de la ley de las
XII tablas, de manera que se consideró razonable que el daño fuera igual al recibido, luego se
entendió por lo cruel de estas prácticas, que en muchos casos podría aplicarse una reparación
económica, y aparece entonces la compensación, y si notamos, el elemento característicos de
estos sistemas penales era precisamente reparar el daño de la víctima y satisfacer sus intereses,
por lo que el ofendido era el núcleo de interés de las primeras formas del derecho penal.

Los doctrinarios han establecido que todo esto empezó a cambiar a partir de que el estado
asumió la dirección del conflicto, cuando la venganza se vuelve pública, y el derecho penal se
enfoca en la persecución estado-agresor, lo que trajo como consecuencia el olvido de la victima
en el sistema penal, y muy especialmente después de que el estado asume el ius puniendis como
un mecanismo de control social, pero sobre todo en los procesos inquisitivos, en donde la
victima solo importaba para abrir el problema y activar el engranaje judicial, pero
inmediatamente esto pasaba el conflicto se le era arrebatado y no era considerado el ofendido
como parte de la solución.

La discusión actual ha girado en torno a la necesidad de nuevas formas de participación de la


víctima en el proceso penal, que le permitan proyectar sus intereses y ejercer la acción penal
junto al estado representado por el ministerio público en igualdad de condiciones, la creación de
mecanismos de tutela, que le permitan a la víctima participar de forma activa en el desarrollo del
conflicto, de manera que el problema no le sea arrebatado, sino que sea parte fundamental de la
búsqueda de la solución.

Entiendo que con la aparición del sistema acusatorio estas cuestiones fueron resueltas, y
quiero enfocar este ensayo hacia la demostración de que los poderes de la víctima en el conflicto
penal han sido aumentados de forma considerable, que se han creado nuevas formas de
participación para el ejercicio de la acción penal y civil, se han fijado límites al estado como
acusador, como garantía de tutela para las víctimas, de manera que se ha colado al ofendido en
condiciones muy parecidas a las del estado en la solución del conflicto, además de que hay una
conciencia y tendencia en los códigos modernos de dar mayor participación del perjudicado en
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todo el proceso penal, lo que prueba que se ha producido un renacimiento de la víctima como
sujeto procesal, por lo que el estudio de la víctima como figura jurídica en el proceso penal
acusatorio nos permitirá asumirla con una nueva perspectiva.

Desarrollo:

Acercamiento Conceptual a la Víctima como Sujeto Procesal

Entiendo que el primer tratamiento que nos debemos proponer es asumir la idea de que en los
códigos modernos se establecen lo que son los sujetos procesales, siendo aquellos que participan
de forma directa o indirecta en el desarrollo del conflicto pena, y hay que distinguirlos de las
partes en el proceso, que no son más que aquellos que tienen un interés determinado en la
producción del mismo.

La doctrina y los códigos modernos han hecho un señalamiento sobre quiénes son estos
sujetos y han establecido que lo son; los jueces, el ministerio público, la víctima y el imputo,
aunque con relación al primero aún no existe consenso, se ha discutido de si los jueces deben o
no considerarse como sujetos procesales, algunos códigos han reconocido al órgano
jurisdiccional como tal, y otros como el caso de república dominicana han asumido una posición
distinta, en mi caso entiendo que sí, y la explicación es sencilla, si partimos del concepto que
hemos establecido de sujeto procesal, es claro que el juez es una de las parte que más interviene
el proceso penal, puesto que el imputado se defiende, la víctima y el ministerio publico ejercen la
acción penal y el juez decide, por lo que su participación está clara, y entiendo que debe ser visto
como sujeto.

Otro punto interesante es que el proceso penal acusatorio crea la posibilidad de que un actor
pueda ser sujeto y parte en el proceso, y precisamente la máxima representación de esta facultad
es la de la víctima, la cual es la parte más interesada en el conflicto, por lo que en unas primeras
impresiones podemos notar el cambio de paradigma que ha sufrido el ofendido en el drama
penal, pasando de una participación pasiva a una de naturaleza activa.

Partiendo de todo esto estamos en condiciones de intentar establecer el concepto de víctima


en el proceso penal acusatorio, tomando en cuenta su condición de sujeto y parte, autores como
JULIO B.MAIER han establecido que víctima es ¨quién ha sufrido el daño del hecho punible
como ofendido ¨ (B.maier, 2003), otros autores como JOSÉ LORENZO FERMÍN han señalado
como víctima ¨a la persona o entidad que experimenta el perjuicio que origina el hecho punible
cometido por otro¨ (fermin, 2006), sin embargo entiendo que para construir un concepto más
atinado de víctima en su condición de sujeto y parte, tendríamos de igual forma que tomar en
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consideración la posición del legislador sobre el ofendido como tal, así el art.83 del código
procesal penal establece que, se considera víctima a la persona ofendida directamente por el
hecho punible, además de señalar al conyugue y los continuadores jurídicos del mismo, así
también con relación a la persona jurídica, a sus socios y miembros.

Por lo que desde la perspectiva del código, victima pueden ser personas físicas o jurídicas, tal
como señala JOSE LORENZO FERMIN, además de su descendencia y conyugue ofendidos
indirectamente, por lo que podríamos decir que;

¨víctima es la persona física o jurídica, que asume la posición de parte y sujeto en un proceso
penal, tras ser ofendido y perjudicado directa o indirectamente por un hecho punible cometido
por otro¨

Si bien es cierto que no es un concepto perfecto y acabado, pero podría acercarse a la visión
actual que se tiene de la víctima como parte y sujeto procesal, en la perspectiva del sistema
acusatorio moderno.

La Participación de la Víctima en el Proceso Penal

Los códigos actuales regulan la participación de cada uno de los sujetos procesales, de manera
que definen los mecanismos mediante los cuales pueden intervenir en el proceso, los limites a
sus actuaciones, así como el momento y lugar procesal para su producción, todo esto por un
asunto de legalidad, las leyes penales deben de caracterizarse por ser ciertas, estrictas, y previas,
por lo que todos los instrumentos deben de estar preestablecidos en los códigos, para que las
partes puedan saber cómo accionar en el sistema de justicia.

A esos efectos el ministerio público participa en el proceso de dos formas, primero a través de
la investigación y las diligencias autorizadas por los códigos para esos fines, y segundo en el
ejercicio de la acción penal, que la ejercer al presentar los actos conclusivos ante los tribunales
(acusación, archivo, suspensión, penal abreviado), el imputado participa a través de su defensa, y
los jueces por la toma de sus decisiones, de igual forma existen mecanismo de participación en
cuanto a la víctima como sujeto procesal.

Dijimos anteriormente que la víctima está caracterizada por ser sujeto y parte en el proceso,
por lo que interviene en el de forma principal en las siguientes situaciones; A) EN CUANTO
AL EJERCICIO DE LA ACCIÓN PENAL Y B) EN CUANTO AL EJERCICIO DE LA
ACCIÓN CIVIL, en la primera la victima busca acusar conjuntamente con el ministerio público
para que el infractor sea sancionado penalmente y en la segunda busca probar el daño causado,
para que pueda ser sancionado civilmente.
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La acción penal es promovida por la víctima a través de la querella, lo cual le permite de


forma directa participar en el proceso penal, acusar conjuntamente con el ministerio público,
buscar elementos de prueba, hacer peticiones y solicitudes, y en caso de desacuerdo con el
órgano acusador, presentar acusación alternativa, si nos fijamos la figura de la querella coloca a
la víctima en condiciones parecidas a las del ministerio público con relación al ejercicio de la
acción penal. La querella para fines de iniciar una investigación es presentada ante el ministerio
público y si la investigación ya ha sido iniciada la parte interesada se adhiere al proceso, de igual
forma la misma puede ser presentada por ante, el juez de la instrucción antes de que se dicte auto
de apertura a juicio. (art.85, 269,270 C.P.P).

LA ACCIÓN CIVIL se ejerce a través de la constitución en actor civil, que es otra figura
que habilita el código procesal penal, para que través de esta la victima pueda probar los danos y
perjuicios sufridos por los actos del agresor, los danos al patrimonio, a la persona, solicita la
devolución de objetos o reparación de los mismos, como su nombre lo dice, es la vía para
representar los intereses pecuniarios en el proceso, el código autoriza de igual forma, que por un
asunto de economía procesal, se pueden ejercer ambas por el mismo acto, el cual se denomina
querella con constitución en actor civil(50 y sig.C.P.P),la acción civil solo puede ser mantenida
mientras se esté ejerciendo la acción penal.

Pero estos no son los únicos instrumentos establecidos por el código para la participación de
la víctima en el proceso penal, también existe lo que es la PROPOSICIÓN DE DILIGENCIAS,
establecida en el art. 286 de la misma norma, el cual establece la posibilidad de que el ofendido
pueda solicitarle al ministerio publico la realización de diligencias de investigación, además de
ser informado por el ministerio público de los actos conclusivos del proceso, y poder
RECURRIR las medidas restrictivas de libertad y los actos que ponen fin al proceso, y estar
presente y representado legalmente en todas audiencias a celebrarse con relación al conflicto
penal.

El Ministerio Público y la Victima en el Proceso Penal

(Principios, Límites y Garantías)

El proceso penal acusatorio está caracterizado en gran medida por la gran cantidad de
principios que lo rigüe, los limites que se le colocan a los representantes del estado en el
ejercicio del ius puniendis y el sistema de garantías diseñado para la protección de los derechos
fundamentales, la mayor parte de estos principio y limites conforman el sistema de garantías el
cual esta instituido en principio en defensa del imputado, sin embargo de igual forma existen
principios, límites y garantías a las actuaciones del ministerio público orientados a proteger a las
víctimas del órgano acusador, frente a su indiferencia ante el conflicto penal que los vincule, de
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forma que la víctima se convierte en el contrapeso del ministerio público en el sistema penal
acusatorio.

De estos principios el más importante es el establecido en el art.27 del código procesal penal,
el cual establece el derecho de la victima de ser representada ante los tribunales, y de no tener las
condiciones para la representación el estado deberá de asignarle un representante, además de
participar en el proceso penal y de ser informada de los resultados a este código.

Fíjese que el mandato de este principio del código procesal penal gira en torno a tres ejes, la
representación de la víctima, la intervención en el proceso y el derecho a ser informado de sus
resultados, de manera que el código desarrolla estos derechos a través de los límites para que
estos derechos no puedan ser restringidos y las garantías para que la víctima los pueda hacer
valer, ya en el apartado anterior vimos como el código garantiza la intervención, y
representación, los limites que analizaremos giran en torno a la víctima y el ministerio público en
la solución del conflicto penal.

Como sabemos la investigación por parte del ministerio público se inicia a raíz de una
denuncia o una querella, actos que ordinariamente son ejercidos por la víctima, y la finalidad de
esta es la averiguación de la verdad, una vez concluida el ministerio público es el que tiene la
iniciativa de presentar acto conclusivo, tales como archivo, acusación, suspensión, penal
abreviado, y criterio de oportunidad, los cuales según lo que establece el código procesal penal
deben de ser informados a la víctima incluso antes de que sean presentados ante el tribunal, esto
limita al ministerio público a presentar actos conclusivos sin antes estos haber sido examinados
por la víctima, para que el mismo pueda manifestar su conformidad o no con estos, a lo que la
víctima sino está de acuerdo pudiera objetar alguno de estos actos conclusivo ante el juez de la
instrucción a los fines de que sea analizado y estudiado su procedencia, y si es conforme o no
con del derecho y la realidad.(art.35,44,282 del C.P.P).

Además la victima puede en los casos de acusación presentar su propio acto conclusivo, o
adherirse al ya presentado por el ministerio público(art.293,295,296 del C.P.P), hay otros actos
conclusivos cuya idea central es la reparación de la víctima, como es el caso de la suspensión
condicional del procedimiento, y el penal abreviado, también están los sistemas de conciliación
que de igual forma ponen fin al proceso penal y se mantiene la misma esencia, reparar el daño
causado al ofendido penalmente, por lo que la condición principal para que se produzcan estas
soluciones alternativas al conflicto, es que se consiga satisfacer las pretensiones del ofendido, de
manera que se coloca la víctima como actor principal en el desarrollo de estas soluciones.

Cada una de las soluciones al conflicto que cuya iniciativa dependa del ministerio público el
código procesal penal las condiciona al informe a la víctima, a la reparación del daño, o la
posibilidad de la objeción, esta serie de condiciones representan los límites que coloca el código
procesal penal al ministerio público en el desarrollo del conflicto penal, los cuales buscan que el
conflicto no se le sea arrebatado al ofendido por parte del ministerio, sino que el mismo sea parte
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en la solución, y esto es lo que garantizan estos límites, la participación de la víctima en la


solución del conflicto y que esa solución este orientada en gran medida a la satisfacción de sus
intereses, y hay que resaltar que la más importante de estas garantías es la objeción, por su
naturaleza jurisdiccional.

Para mayor garantía todo esto fue recogido en la ley orgánica del ministerio público en su
art.16, donde se establece como principio el respeto a la víctima, colocando al ministerio público
en condiciones de aplicación obligatoria de todo lo dispuesto, por lo que las actuaciones del
ministerio público no solo están limitadas en cuanto a los derechos del imputado, sino que de
igual forma el sistema de garantías está orientado a la protección de la víctima como parte y
sujeto procesal.

La Victima Como Testigo A Cargo

El testigo es la persona que tiene conocimiento ya sea directo o indirecto de un hecho punible,
y que los haya percibido a través de los sentidos, esta figura está recogida en el art.194 del
código procesal penal, el cual utiliza la formula genérica que toda persona tiene la obligación de
comparecer para declarar la verdad de todo en cuanto sepa de un ilícito penal, señalando que
cualquiera puede hacerlo, no importa si es parte del proceso o no, la única condición es tener
conocimiento de lo discutido en el tribunal.

Esto nos lleva afirmar que la víctima como parte y sujeto procesal también cuenta con otra
herramienta procesal para participar de forma directa en el proceso penal y es a través del
testimonio, puesto que el código no hace ninguna salvedad discriminativa en cuanto a esto, se
limita a darle calidad a cualquier persona que tenga conocimiento del hecho, por lo que la
víctima queda por defecto habilitada para comparecer ante el tribunal y declarar sobre los hechos
si cumple con las condiciones para ser testigo.

Sin embargo el trato que se le pueda dar a un testigo ordinario no es el mismo que pudiera
recibir la víctima, y la razón es sencilla, en un testigo ordinario solo existe el ánimo de decir la
verdad de lo sucedido, para con ello colaborar al esclarecimiento del conflicto, pero el interés de
la víctima es distinto, es la persona que ha sido golpeada por los hechos, herida y en una
situación de desesperación entre el miedo de que se haga o no justicia, estos sentimientos al
momento de declarar se harán visibles, y es obvio que restaran al mismo cualquier objetividad o
neutralidad, puesto que lo mas probable es que el ofendido en su condición de testigo intente
orientar sus declaraciones hacia lo más favorable posible para la justificación de su propia
versión de los hechos, por lo que se ha establecido que la víctima como testigo a cargo debe de
tener un trato diferente al del testigo ordinario.
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Para ello la doctrina española ha construido una serie de supuestos que deben de ser tomados
en cuenta al momento que la víctima comparece ante el tribunal, en condición de testigo, estos
supuestos han sido recogidos por la jurisprudencia de ese país, y por muchos tribunales del
nuestro, y en lo adelante explicare las características de cada uno establecidos en la sentencia
penal no.017/2017 de fecha ocho(8) de marzo del 2017, del tribunal colegiado del distrito
judicial de maría trinidad Sánchez, pag.14;

Ausencia de incredibilidad subjetiva; debe exigirse que no existe en la victima fuera del
mismo delito que refiere, un móvil o animosidad que pueda provocar una fabulación o
incriminación falsa;

Comprobaciones periféricas; la validez de su declaración como prueba de cargo, exige que se


aun hecho lógico y que pueda corroborarse indiciariamente por la acreditación de la realidad de
las circunstancias periféricas objetivas y constátales que le acompañen.

Persistencia en la incriminación; el tercer y último requisito jurisprudencial se asienta en la


base de que los hechos acontecidos son únicos y estables, de suerte que ha de ser igualmente
estable e inmutable el relato que de los mismos haga la víctima, el cual deberá mostrarse además
sin ambigüedades, ni contradicciones.(sanchez, 2017).

Por lo visto aquí son tres condiciones estrictas, la falta de animosidad de la víctima de
incriminar al agresor, que sus declaraciones se puedan corroborar con otros elementos de prueba,
y que las declaraciones sean estables e inmutables, hay que resaltar que para que un testimonio
por parte de la víctima sea desvalorado no es necesario que se den las tres condiciones, los jueces
ha establecido y de forma especial en la sentencia citada, que con una es suficiente, entiendo que
de estas la más común en mi experiencia es la primera, y es la más difícil, esperar que una
víctima en su relato no intente incriminar a quien entiende es el culpable de su desgracia.

Pero sin lugar a dudas es otra de las formas en las que la víctima pueda participar en el
proceso penal, y es tal vez la más importante para el ofendido como persona, pues podrá decir lo
que siente, expresar su dolor, contarle al juez y al plenario lo que entiende que paso, llorar y
apelar a la parte humana de todos los que estén allí, y a pesar de que sus declaraciones sean
objetadas una y otra vez, con el agresor en frente de él, sentirá el alivio de haber dicho lo que
quería decir.

Otras consideraciones……

Hay que señalar que el código procesal penal dominicano y los demás códigos que se
desprendieron del modelo para Iberoamérica, consagran un catálogo de derechos con los que
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cuenta la víctima durante el proceso penal, procederemos a citar en nuestros casos ese catálogo
de derecho:

 Recibir un trato digno y respetuoso


 Ser respetada en su intimidad
 Recibir la protección para su seguridad y la de sus familiares
 Intervenir en el procedimiento, conforme a lo establecido por el código
 Recurrir todos los actos que den por terminado el proceso
 Ser informado de los resultados del procedimiento y del proceso
 Ser escuchada antes de cada decisión que implique la extinción o suspensión de la
acción penal, aunque ella no lo solicite
 Recibir asistencia técnica legal gratuita, en caso de insolvencia económica, de
conformidad con la ley
 Presentar el acto conclusivo que entienda pertinente.

Estos son los derechos básicos que asisten a la víctima según lo que establece el código
procesal penal en su art.84, quiero destacar que para fines del presente ensayo, que compare
estos derechos con los del modelo iberoamericano y otros países como Colombia y argentina que
lo han asimilado, y el catálogo de derechos de una forma u otro es el mismo, la diferencia es que
en nuestro caso, a partir de la ley 10-15 que modifica el código procesal penal, introducimos la
asistencia gratuita a las víctimas en caso de insolvencia.

Otra consideración que quiero destacar, es la parte psicológica de la víctima como sujeto
procesal, en el sentido de que en la mayoría de los casos se produce un proceso de re
victimización, puesto que ya el ofendido es víctima de los hechos y después se vuelve del
proceso, por los constantes viajes a los tribunales, el revivir el drama vivido en cada cita, los
aplazamientos que lo colocan en una situación de incertidumbre, las etapas del proceso, el que
nadie le explica que pasa, que sucede después, o la proyección de su caso, si bien hemos
mejorado la participación de la víctima en el proceso, también tenemos que trabajar en el trato
humano y la solidaridad, asumir la idea de que no solo necesitan nuestra asistencia legal, de igual
forma necesitan nuestra asistencia como personas.
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Conclusión:

Solo quiero decir que siento haber cumplido con mi propuesta para este ensayo, la cual fue
vertida en el párrafo final de la introducción, y es que por lo que hemos visto, los poderes de la
víctima se han ampliado en el proceso penal acusatorio, ha sido un cambio de 360 grados con
relación al proceso inquisitivo, la víctima en el proceso penal como parte y sujeto procesal ha
adquirido una condición muy parecida a la del estado representado por el ministerio público, de
manera que hay actuaciones que no se pueden realizar sin antes el ofendido ser informado, como
es el caso de los actos conclusivos a iniciativa del órgano acusador, además la victima ha sido
dotada de la posibilidad de proponer diligencias de investigación que en caso de negativa pueden
ser objetadas ante el juez.

Se han creado como vimos mecanismos para el ejercicio de la acción, que la víctima pueda
ejercer la acción penal y la civil, que pueda buscar una sanción penal o una civil, o ambas si se
quiere, además de la oportunidad de que pueda presentarse al tribunal y declarar en su condición
de víctima y testigo, y destacar que goza de un catálogo de derechos durante el proceso lo cual
pudimos ver, por lo que la atención del sistema acusatorio hacia la victima ha sido notable, y
entiendo que las razones que dieron origen al debate sobre el abandono de la víctima en el
proceso penal deben de cambiar su orientación, y dirigirse hacia la discusión sobre el
perfeccionamiento de estos instrumentos, puesto que a la víctima en el nuevo sistema, no se le
arrebata su problema, sino que es parte de él y de la búsqueda a su solución, siendo su interés
respetado por el órgano acusador, por lo que el ofendido o perjudicado en el conflicto penal, no
es solo víctima, es parte, testigo y sujeto procesal.

Trabajos citados:

 B.maier, j. (2003). derecho procesal penal tomo II. buenos aires: editores del puerto.
 fermin, j. l. (2006). los sujetos procesales. SANTIAGO: PUCMM.
 sanchez, t. c. (2017). sentencia no.017/2017. nagua : poder judicial .

Bibliografía referencial;

 Código procesal penal dominicano,(2015) modificado por la ley 10-15, editorial


MAD.
 Escuela Nacional De La Judicatura (2006) Derecho Procesal Penal. Editorial Amigo
Del Hogar.
 Ortega Polanco, Francisco (2011), Código Procesal Penal Por Un Juez En Ejercicio.
Editorial Corripio C. Por A.

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