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El Fundamentalismo a

Finales del Siglo XX

David L. Burggraff

1
El Fundamentalismo
A Finales Del Siglo XX
David L. Burggraff

Decano Académico

Seminario Teológico Bautista Calvario

Lansdale, Pennsylvania

Traducido por: Francisco J. Tremaria

franciscotrem@yahoo.com
1
Índice:
El Fundamentalismo a Finales del Siglo XX ___________________ 1
Índice: ________________________________________________ 2
Introducción ___________________________________________________________ 3
Definiendo el Fundamentalismo y el Evangelicalismo ________ 4
Fundamentalismo Irénico, 1860-1919 ___________________________ 6
Fundamentalismo Combativo, 1919-1940 ______________________ 10
División dentro del Fundamentalismo: El surgimiento del
neo-evangelicalismo, 1941-1960 _________________________________ 15
Evangelicalismo y fundamentalismo separatista, 1964 -
Presente ________________________________________________________________ 18
El Futuro del Fundamentalismo y los problemas que Enfrenta
el Evangelicalismo ___________________________________________________ 21
Conclusión _____________________________________________________________ 26

2
Íntroduccion
La lista de los que vinieron a hacer rey a David en Hebrón incluye una referencia bastante
extraña a los "hombres de Isacar". El cronista identifica a aquellas tribus de las que se podría
esperar oír hablar, tales como: los hombres de Simeón, "hombres de valor para la guerra", otros
preparados con armas, guerreros valientes. Incluso se menciona a los hombres de Benjamín,
parientes de Saúl, 3.000, los cuales habían permanecido leales a la casa de Saúl hasta ese
momento (1 Crónicas 12:24-37). Pero entre estos miles había otros "De los hijos de Isacar,
doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer,
(…)" (1 Crónicas 12:32).

Tanto los intérpretes judíos como los cristianos han especulado a veces que la tribu de
Isacar estaba formada por astrólogos, psíquicos, filósofos o eruditos. Pero tales hipótesis no
son necesarias. La interpretación del texto es más sencilla: algunos hombres de Isacar
prestaron atención al presente y usaron sus conocimientos para planificar el futuro.

Al considerar el futuro del fundamentalismo estadounidense a finales del siglo XX, surgen
muchas preguntas. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde nos dirigimos?
¿Por qué pensamos y actuamos como lo hacemos? ¿Por qué esta generación está
batallando con asuntos que parecían tan claros hace una generación atrás?

¿Qué planificamos hacer para el futuro? ¿Hay futuro para el fundamentalismo?

El propósito de este estudio es comenzar a abordar estas preguntas. Al hacerlo,


intentaremos mirar hacia el futuro del fundamentalismo. Se piensa que al "entender los
tiempos" como lo hicieron los hombres de Isacar, estaremos más inclinados a elegir un
sabio curso de acción para el futuro.

Tal vez la manera más confiable de anticipar el futuro es entendiendo el pasado y el presente. Por
lo tanto, reflexionaremos brevemente sobre los logros pasados de la tradición evangélica y
discutiremos las tendencias actuales del fundamentalismo y evangelicalismo estadounidense.
Después de esto, intentaremos mirar hacia el futuro. Con esto en mente, se intentará
hacer una crónica de los sutiles cambios del fundamentalismo estadounidense a lo largo
del siglo XX.

3
Definiendo el Fundamentalismo y el
Evangelicalismo
Es difícil definir el fundamentalismo porque no existe una definición única que satisfaga a
todos los fundamentalistas ni a los que están fuera del fundamentalismo. George Marsden
ofrece la siguiente definición:

“Un fundamentalista es un evangélico que está enojado por


algo.” Eso parece simple y bastante preciso. Una afirmación
más cabal es que un fundamentalista en Norteamérica es un
evangélico que se opone y lucha contra la teología liberal dentro
de las iglesias y contra los cambios en los valores o costumbres
culturales, como los asociados con el "humanismo secular". Ya
sea en las definiciones largas o cortas, los fundamentalistas son
un subtipo entre los evangélicos donde la lucha es crucial para su
punto de vista. Los fundamentalistas no son sólo conservadores
religiosos, son conservadores que están dispuestos a tomar una
posición y luchar por ella.1
Estas definiciones, aunque inicialmente cómica, delinea en última instancia los rasgos
distintivos del fundamentalismo, como lo son la inerrancia y la separación. De hecho, esta
definición sería bastante clara si supiéramos exactamente lo que es un evangélico. Sin
embargo, nuestra tarea se hace más difícil porque ni el fundamentalismo ni el
evangelicalismo son una organización religiosa claramente definida con una lista de
miembros.

En vez de ello debemos entender que tanto el evangelicalismo como el


fundamentalismo son movimientos religiosos, y que cada uno de ellos, aunque
informalmente organizados, son un conjunto identificable de grupos e individuos con una
historia y características comunes.

El Desarrollo del Fundamentalismo

“Como fundamentalistas, debemos volvernos más conscientes de nuestro sentido


histórico".2 Es un comentario triste sobre nuestro movimiento, pero el hecho es que muy
pocos fundamentalistas pueden explicar con precisión cómo se desarrolló el

1
George Marsden, Entendiendo el Fundamentalismo y el Evangelicalismo (Grand Rapids: William. B.
Eerdmans, 1991).
2
Las últimas dos décadas han sido testigos de un crecimiento en la historiografía del fundamentalismo. Para
un análisis de la gran cantidad de literatura histórica sobre el fundamentalismo protestante
estadounidense, ver: John Fea, "American Fundamentalism and Neo-Evangelicalism: A
Bibliographical Survey," Evangelical Journal 11 (primavera de 1993): 21-30.

4
fundamentalismo. Estar consciente de que hubo cuatro grandes períodos, o "fases", nos
ayudará a comprender mejor el fundamentalismo:
(1) Una fase "irénica (es decir, pacífica)", que se extiende desde aproximadamente
1860-1919 y sirve como preámbulo al fundamentalismo "propio";
(2) Una "fase combativa", que se extiende desde 1919-1940 y que abarca las hasta
ahora famosas "controversias fundamentales del modernismo";
(3) Una "fase divisionista" desde 1941-1960, asociada con la fragmentación del
fundamentalismo en "facciones evangélicas/neo-evangélicas" y separatistas; y
(4) Una "fase separatista" desde 1960 hasta la actualidad.3

3
Para el propósito de este estudio he decidido seguir una historia de "cuatro fases" del fundamentalismo,
tal como lo describe John Fea en su artículo "Understanding the Changing Facade of Twentieth-
Century American Protestant Fundamentalism" (Entendiendo la fachada cambiante del
fundamentalismo protestante estadounidense del siglo XX): Hacia una definición histórica", Trinity
Journal 15NS (otoño 1994): 181-199. Anteriormente, he defendido una historia triple; sin embargo, esta
historia de cuatro fases parece explicar mejor la dinámica y los desarrollos que han tenido lugar dentro del
fundamentalismo en este siglo. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la datación de la primera fase de la
FCA. Mientras que él comienza su primera fase en 1893, yo empiezo en las décadas de 1860 y 1870, al
igual que G. Marsden.

5
Fundamentalismo Írenico, 1860-1919
Evangelicalismo del siglo XIX. "Evangélico" se convirtió de pronto en el nombre común
británico y norteamericano para los movimientos de avivamiento que se extendieron de un
lado a otro a través del mundo angloparlante y en otros lugares durante los siglos dieciocho y
diecinueve. La proclamación de la obra salvadora de Cristo por medio de su muerte en la cruz
y la necesidad de confiar personalmente en Él para la salvación eterna fueron fundamentales
en la predicación evangélica. En Estados Unidos, el camino para los avivamientos había sido
preparado en parte por la fuerte herencia Puritana de Nueva Inglaterra [una región de
EE.UU.]. con ello, el énfasis de los avivacionistas en la predicación bíblica sencilla y en un
estilo ferviente provocaría experiencias dramáticas de conversión que estableció el estándar
para gran parte del protestantismo estadounidense. Ya que el protestantismo fue la religión
dominante en los Estados Unidos hasta mediados del siglo XIX, el evangelicalismo formó el
estilo más característico de la religión estadounidense.

Siendo tanto un estilo como un conjunto de creencias protestantes sobre la Biblia y la obra
salvadora de Cristo, el evangelicalismo tocó todas las denominaciones americanas. La
mayoría de los principales movimientos de reforma, como el antiesclavismo o el
Movimiento por la Templanza [contra el consumo de alcohol], tenían un fuerte
componente evangélico. Los evangélicos tenían una voz importante en las escuelas y
universidades estadounidenses, tanto públicas como privadas, y tenían mucho que ver con el
establecimiento de normas morales dominantes en Estados Unidos.

Especialmente en su apogeo del siglo XIX, el evangelicalismo de los años 1860-1870 fue una
coalición muy amplia, compuesta por muchos subgrupos. Aunque de diferentes
denominaciones, estas personas estaban unidas entre sí, y con personas de otras naciones en su
celo por ganar el mundo para Cristo.

Crisis dentro del evangelicalismo. La mayoría de los historiadores han descrito el


evangelicalismo estadounidense en la entrada al nuevo siglo como un movimiento
conmocionado por el cambio.4 Los vastos cambios culturales de la época entre los años 1860
y 1920 crearon una gran crisis dentro de esta coalición evangélica. Esencialmente se
dividió en dos, ya que los protestantes fueron forzados a enfrentar el surgimiento del
modernismo.

4W. R. Hutchison, The Modernist impulse in American Protestantism (Cambridge, Massachusetts: Harvard
University Press, 1976); George Marsden, Fundamentalism and American Culture: The Shaping of
Twentieth Century Evangelicalism (Nueva York: Oxford, 1980); E. R. Sandeen, The Roots of
Fundamentalism: El milenarismo británico y americano, 1800-1930 (Chicago: University of Chicago Press,
1970); M. Szasz, The Divided Mind of American Protestantism, 1880-1930 (Montgomery: University of
Alabama Press, 1982).

6
Por un lado estaban los liberales teológicos que, para mantener una mayor credibilidad en la era
moderna, estaban dispuestos a modificar algunas doctrinas evangélicas centrales, tales como
la infalibilidad de la Biblia o la necesidad de la salvación sólo a través del sacrificio expiatorio de
Cristo. Por otro lado, había conservadores que seguían creyendo en las tradicionales doctrinas
evangélicas básicas. ¿Qué ocurrió durante este período que trajo al liberalismo
estadounidense?

A finales del siglo XIX, la influencia tanto del darwinismo como del liberalismo alemán
comenzó a hacer importantes incursiones en Estados Unidos. Estas influencias produjeron
una negación de lo sobrenatural, de la existencia de Dios y de cualquier noción de
autoridad Bíblica. Este ataque se produjo en varios frentes: el teológico, el filosófico y
el científico.

Aquellos que fueron influenciados por el liberalismo se desviaron de la ortodoxia teológica.


El darwinismo surgió y redefinió el origen de todos los seres vivos. William Newton Clarke
declaró que la Biblia era simplemente un libro de hombres que habla sobre Dios. Walter
Rauchenbausch ayudó a introducir la era del evangelio social. El impacto sobre el
evangelismo fue asombroso; el liberalismo ganó el control sobre cada una de las principales
denominaciones. Los invernaderos de la teología liberal fueron las universidades, muchas
de ellas afiliadas a una denominación.5 Estados Unidos, en los últimos veinte años del siglo
diecinueve, trató de alcanzar lo que le había tomado a Europa doscientos años para
desarrollarse.

La respuesta al liberalismo denominacional fue quíntuple y finalmente culminó en el


surgimiento del “fundamentalismo”. Primero, se celebraron conferencias bíblicas para
afirmar la ortodoxia. En 1876 en Swampscott, Massachusetts, los hombres se reunieron para la
primera de las conferencias bíblicas, cuyos temas fueron la segunda venida. La primera
conferencia importante (del 30 de octubre al 1 de noviembre de 1878) se reunió en la
Iglesia de la Santísima Trinidad en Nueva York. De ahí surgió Ensayos Premilenialistas de
la Conferencia Profética editada por Nathaniel West. Esta conferencia despertó a muchos a
los peligros del liberalismo.

Una de las conferencias más significativas históricamente fue en Farwell Hall, Chicago,
del 16 al 21 de noviembre de 1886. Se establecieron posiciones más claras y, al igual
que las resoluciones de la conferencia de 1878, se aprobaron para definir esta posición así
como sus responsabilidades. Sin embargo, fue a partir de la Conferencia Bíblica del

5
“El liberalismo religioso moderno con su negación de lo sobrenatural y su rechazo de la doctrina cristiana
histórica creció rápidamente. Capturó grandes regiones de aprendizaje y comenzó a impregnar las
estructuras denominacionales". Ernest Pickering, El Fruto del Compromiso (Clark Summit, Pa.: Baptist Bible
College, 1970), 5. Las escuelas líderes fueron: University of Chicago, Union Seminary in New York,
Rochester Theological Seminary, Boston University, Duke Divinity School, Harvard Divinity School, Yale
Divinity School, Garrett Biblical Institute, Crozier Theological Seminary, Hartford Theological Seminary,
Oberlin College, Colgate University, Western Theological Seminary.

7
Niágara en 1895 que se establecieron los cinco fundamentos como base para la acción en la
batalla contra el liberalismo: (1) la inerrancia de las Escrituras; (2) la deidad de Cristo; (3) su
nacimiento virginal; (4) su expiación sustitutiva; (5) su resurrección física y su retorno
corporal a la tierra.6

Algunas de las figuras detrás de estas conferencias incluyeron: A. J. Gordon, James H.


Brookes, George C. Needham, L. W. Munhall, W. G. Moorehead, W. J. Erdman, A. T.
Pierson, G. N. H. Peters, W. E. Blackstone y D. L. Moody, F. L. Godet y F. Delitzsch que
participaron en la conferencia por carta.

Segundo, el evangelismo masivo fue usado para alcanzar a miles para Cristo. Entre 1875-
1900, cuatro evangelistas estaban alcanzando a miles para Cristo: D. L. Moody, B. Fay
Mills, Sam P. Jones y Rodney "Gipsy" Smith. Además de alcanzar almas para Cristo,
predicaban verdades bíblicas y repudiaban el liberalismo. Les siguieron Billy Sunday,
Bob Jones, R. A. Torrey y otros. Los liberales criticaron a estos hombres, acusándolos de
estar desinformados sobre los avances sociales.

Tercero, el movimiento de los institutos bíblicos se convirtió en un medio para preservar la


ortodoxia teológica. Con la deserción de las escuelas teológicas que se fueron al liberalismo,
se iniciaron los siguientes institutos: Instituto Bíblico Moody (1886), Boston Missionary
Training School (Gordon Bible College, 1889), Northwestern Bible Schools (1902),
Christian and Missionary Alliance Bible School (Nyack, New York, A. B. Simpson), Wheaton
College (1860), Columbia Bible College (1923), Dallas Theological Seminary (1924), Bob
Jones University (1927), Westminster Seminary (1929). Además, "entre 1930 y 1940 se
fundaron casi cuarenta escuelas bíblicas (institutos)".7

Cuarto, el liberalismo fue atacado por los evangélicos conservadores en muchos de los púlpitos
de la nación. La predicación se dirigía a menudo a los liberales. Puesto que el error doctrinal
generalmente comenzaba en los institutos, muchos fundamentalistas, incluyendo aquellos
que habían ayudado a establecer institutos, transmitieron la verdad al hombre en la banca
para contrarrestar la influencia liberal de afuera. Los sermones incluían refutaciones a
la alta crítica, al enfoque evolutivo y a la base naturalista del liberalismo.

Quinto, este evangelicalismo conservador se dedicó agresivamente a la producción de


literatura.8 Este esfuerzo ayudó a reavivar una campaña contra el liberalismo e inició un nuevo
período más combativo en la historia del fundamentalismo.

6
Ver Earle E. Cairns, Christianity Through the Centuries: A History of the Christian Church, rev. y enlg. ed.
(Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1981), 480-481, y George W. Dollar, A History of
Fundamentalism in America (Greenville, S.C.: Bob Jones University Press, 1973), 72.
7
Cairn, Christianity Through the Centuries, 481.
8
8 La Biblia de Referencia Scofield, publicada en 1907, fue la principal obra literaria que abogaba por la
ortodoxia y el dispensacionalismo. Fue editado por C. 1. Scofield. En 1908 se publica Jesus Is Coining de

8
Esta fase del fundamentalismo ha sido identificada como la fase irénica porque para los
estándares posteriores a la Primera Guerra Mundial, estos conservadores eran en su
mayor parte bastante moderados en su actitud hacia el liberalismo teológico. El
fundamentalismo anterior a la Primera Guerra Mundial debe entenderse más a la luz del
fundamentalismo evangélico conservador del siglo XIX que del fundamentalismo del siglo XX.9
A pesar de la creciente tensión teológica, la mayoría de los líderes de la iglesia en esta fase se
comprometieron a preservar la unidad denominacional.10 Por lo tanto, es anacrónico dar la
etiqueta de fundamentalista a los conservadores de la Primera Guerra Mundial. No
sólo no existía una actitud antimodernista dominante entre ellos, sino que el término
fundamentalista ni siquiera había sido acuñado públicamente.

Cada vez es más común escuchar la etiqueta "precursores del fundamentalismo"


para describir esta época. Debe notarse que cuando los neo-evangélicos, y algunos
fundamentalistas modernos, hacen la afirmación de que son los verdaderos defensores
del "fundamentalismo histórico", es a este período al que se están refiriendo.

Por lo tanto, la primera fase del fundamentalismo estadounidense no puede calificarse de


fundamentalismo tal como lo conocemos ahora. Puede explicarse simplemente como el
intento de los evangélicos del siglo XIX de formular un plan para abordar la creciente ola
de modernismo teológico que estaba influyendo en sus denominaciones. La
separación eclesiástica no era tan importante para un “fundamentalista” de 1919
como lo sería para un fundamentalista de la década de 1990.

Sin embargo, hay que señalar que, si bien los conservadores todavía no se habían
comprometido plenamente en la batalla contra el liberalismo que se levantaba dentro de
sus respectivas denominaciones, tampoco ignoraban la presencia cada vez mayor del
enemigo.11

William E. Blackstone. Fue una disculpa por el premilenialismo. En 1910, se publicó The Fundamentals,
una colección de ensayos académicos de destacados conservadores. Enfatiza la integridad de las
Escrituras.
9
Ver Fea, "Understanding the Changing Facade", 186-189; Coincido con Fea en que el concepto de
“combativo”, que más tarde se convirtió en un sello del fundamentalismo, no estuvo
abrumadoramente presente en la primera fase.
10
Un ejemplo de la conducta irénica de los conservadores durante este período fueron los diez volúmenes
de The Fundamentals. Los colaboradores provenían de una amplia gama de afiliaciones denominacionales.
La selección y el contenido de los artículos muestran el tono moderado de la época; ninguno fue un
ataque específico a las tendencias modernistas, ni se centró en la separación eclesiástica. La mayoría de
los artículos se centraron en la singularidad de Jesucristo y la Biblia.
11
Fea, "Understanding the Changing Facade", 186.

9
Fundamentalismo Combativo, 1919-1940
[Nota del Traductor: En el texto original en inglés se le llama “militant” a este
período. He escogido la palabra “combativo” para traducirlo ya que es la que mejor
se ajusta con lo que quiere decir la idea general. Para nosotros los de habla hispana
un militante es alguien que forma parte activa y voluntaria dentro de una
organización ideológica, perdiendo en español el sentido de confrontación, de lucha
en la milicia, que tiene dicha palabra en inglés. Esta idea se expresa mejor con el
adjetivo “combativo”. “Apologético” pudiera ser otra buena opción de traducción,
pero la apologética demanda cierto nivel académico en la argumentación, lo cual a
veces no estuvo presente en este período.]

Entre 1919 y 1925 el fundamentalismo tomó forma como movimiento. 1919 marca
el comienzo de esta fase con la organización en Filadelfia de la Asociación Mundial
de Fundamentos Cristianos. Algunos líderes fundamentalistas, sintiendo la necesidad de
una postura más concertada contra el fuerte liberalismo de la época, decidieron fundar
una nueva organización. W. B. Riley de Minneapolis fue su primer presidente. La
organización fue un hito importante en el desarrollo del movimiento fundamentalista.12

Para la década de 1920, un ala combativa de conservadores surgió y tomó el nombre de


fundamentalista. Los fundamentalistas estaban dispuestos a luchar contra la teología liberal
en las iglesias, así como a resistir los cambios en los valores y creencias dominantes de la
cultura. A mediados de esa década, habían adquirido una amplia prominencia nacional.

El fundamentalismo tomó forma definitiva especialmente en los conflictos dentro de


las denominaciones bautistas del norte y presbiterianas del norte (Iglesia
Presbiteriana en los Estados Unidos). Estos se convirtieron en centros del movimiento
antimodernista porque en cada una de estas denominaciones el modernismo avanzado y
agresivo fue enfrentado por una poderosa contrafuerza conservadora. Curtis Lee Laws
capturó la esencia de la actitud y el motivo común que dio cohesión a los diversos grupos como
un movimiento distinto. El fundamentalismo fue una coalición interdenominacional de
"conservadores agresivos, conservadores que sienten que es su deber luchar por la fe". Esta
definición abarcaba las principales preocupaciones de los fundamentalistas premilenialistas,
los bautistas conservadores, los tradicionalistas presbiterianos y los militantes dispersos de
otras denominaciones, quienes estaban comenzando a desarrollar un sentido de
identidad común.13

12
Ver Ernest D. Pickering, The Tragedy of Compromise; The Origin and impact of the New Evangelicalism
(Greenville, S.C.: Bob Jones University Press, 1994), 4-5.
13
Marsden, Fundamentalismo y cultura americana, 165, 169.

10
Este temperamento de combatividad y anti-modernismo agresivo comenzó a distinguir a los
fundamentalistas. Marsden hace la observación de que el enemigo en la guerra había sido
Alemania, la meca del liberalismo teológico y de la crítica superior. Consecuentemente,
muchos comenzaron a asociar el carácter destructivo de la máquina de guerra alemana con la
naturaleza destructiva de la teología liberal sobre la ortodoxia tradicional. El resultado fue una
mentalidad y un vocabulario que, tras haber surgido de la guerra anterior y de las campañas
militares de Europa, se asociaría ahora a los enfrentamientos eclesiásticos de la década de
1920. Estados Unidos estaba ahora en una guerra propia, y la actitud y el vocabulario
asociados con la guerra fueron transferidos a las iglesias.14 Esto puede verse, por ejemplo,
en el relato de Laws que habla de su acuñación del término “fundamentalista”. Cuando
regresaba a casa de un mitin antimodernista bautista celebrado en Buffalo en julio de 1920,
Laws anunció:

Aquí y ahora pedimos que se adopte una nueva palabra para


describir a los hombres entre nosotros que insisten en que no
se eliminen los puntos de referencia. Los "conservadores" están
demasiado aliados c on l a s f u e r z a s r e a c ci o n a r i a s e n
t o d o s l o s á m b i t o s d e l a v i d a . Los "premilenialistas"
están demasiado aliados con una sola doctrina y no son lo
suficientemente inclusivos. Los "Landmarkistas" tienen una
desventaja histórica y connota a un grupo particular de
conservadores radicales. Sugerimos que aquellos que aún se
aferran a los grandes fundamentos y que quieren luchar por ellos
se llamen "Fundamentalistas". Por ese nombre está dispuesto a
ser llamado el editor del Watchman-Examiner. Se entenderá por
lo tanto cuando él usa esa palabra, será en elogio y no en
menosprecio.15

Un fundamentalista era aquel que no sólo se adhería a un cuerpo evangélico de doctrina


sino que, como dijo Laws, hacía una "batalla real" por este cuerpo de doctrina. La
característica distintiva que destacó al fundamentalismo dentro del
evangelicalismo en la década de 1920 no fue la doctrina sino la actitud hacia la defensa de
dicha doctrina.16

En consecuencia, el fundamentalismo se había convertido en una formidable fuerza de


combate. La batalla teológica e ideológica se desató en universidades y denominaciones a
medida que los fundamentalistas académicos nivelaban su conocimiento con el de los
liberales. El "big bang" ocurrió en 1925, marcando el declive del fundamentalismo y, en

14
14 Ibídem, 141-153.
15
Curtis Lee Laws, "Convention Side Lights", Watchman-Examiner 8 (1 de julio de 1920): 834.
16
Varias denominaciones eran evangélicas en doctrina (metodistas, bautistas del sur, luteranos del Sínodo
de Missouri) pero no poseían la combatividad asociada con el fundamentalismo. Así, esa combatividad
distinguía a los fundamentalistas como un subconjunto de una coalición evangélica más amplia. Véase Fea,
"Understanding the Changing Facade", 187.

11
última instancia, de la ortodoxia en muchas instituciones religiosas. En Dayton, Tennessee, un
juicio muy publicitado enfrentó a estos dos polos.

El juicio de Scopes Monkey, como se recordaba, fue sobre el tema de la evolución. John T.
Scopes, un profesor de biología de la escuela secundaria, intentó enseñar evolución, aunque
en Tennessee se había prohibido la enseñanza del darwinismo en cualquier escuela
pública. Scopes fue llevado a juicio por sus enseñanzas. Él fue defendido por el brillante
Clarence Darrow, quien personificó al hombre urbano del siglo XX. Darrow destruyó a su
oponente, William Jennings Bryan, en el juicio. La descripción que le dieron los
medios de comunicación al dominio del hombre moderno e intelectual sobre los
fundamentalistas campesinos, ignorantes y sin educación, causó conmoción en todo el país
y en el mundo. Aun cuando la mayoría de los fundamentalistas no eran así, desde aquí en
adelante la influencia de ellos fue mínima para revertir el daño.17 Como resultado,
muchos se retiraron de las denominaciones y las instituciones educativas en las que habían
estado luchando. Los liberales habían ganado.

Las consecuencias de este evento fueron significativas. Después del ridículo, el


fundamentalismo se retiró de las instituciones de educación superior. Los liberales
consiguieron el mobiliario y el fundamentalismo desarrolló una profunda desconfianza en
la educación superior. El énfasis de los fundamentalistas se centró en la acción (es decir, el
ministerio) más que en la educación. Mark Noll refiere:

“La universidad moderna era un lugar de peligro. No sólo su


promoción del naturalismo, sino también sus métodos de
erudición eran sospechosos.

(…) Para estos cristianos, el llamado a la erudición era un leve


susurro en comparación con el imperativo de la acción. Las
décadas de 1920 y 1930 fueron testigos de una notable
avalancha de actividad conservadora, ya sea organizándose
para defender los fundamentos de las denominaciones
"principales", o estableciendo agencias separadas fuera de las

17
Marsden escribe: "Sería difícil sobreestimar el impacto del 'Juicio del Mono' en Dayton, Tennessee, en la
transformación del fundamentalismo. El tema central fue, ineludiblemente, el choque de dos mundos, el
rural y el urbano. En la imaginación popular, había por un lado el pequeño pueblo, el campo, el fanático
sin educación, la inorancia, los locos por la religión, el fundamentalismo, el Sur, y la personificación del mito
agrario en William Jennings Bryan. Opuesto a eso estaba la ciudad, el bufete de abogados de Nueva York y
Chicago, intelectuales, periodistas, ingeniosos, sofisticados, modernistas y el cínico y agnóstico Clarence
Darrow.
(…) el fundamentalismo era un punto focal para la hostilidad real de la América rural hacia gran parte de
la cultura moderna y el intelecto.
Otra consecuencia (...) que se impuso después de 1925, fue la etiqueta de “ignorante” que se
adheriría al fundamentalismo (…)
Estos extraños sucesos en las actividades fundamentalistas significaron que en los años posteriores a 1925 se
hizo cada vez más difícil tomar en serio el fundamentalismo" (Marsden, Fundamentalism and American
Culture, 184, 185, 188, 191).

12
denominaciones. Puede que el mundo universitario haya caído
en manos de los enemigos, pero aún quedaban vastos campos
de servicio en la obra misionera, la evangelización, la
publicación popular, el nuevo medio de radio, los colegios
cristianos y las escuelas bíblicas, y así sucesivamente. Los
efectos de este activismo se podían ver en todas partes.

(…) Cuando J. Gresham Machen murió el 1 de enero de 1937,


una era parecía haber terminado. Una erudición evangélica
que fue apoyada por instituciones formidables, reclutó
eruditos de habilidad, abogó por una preparación académica
completa, que era escéptica de las interpretaciones
exclusivamente populares, y que se interesó en los resultados
de la erudición profesional, parecía haber llegado a su fin.18
añade Marsden:
El período entre 1920 a 1950 se convirtió en una especie de
edad oscura académica. (…) En lugar de la red de colegios
dominados por los evangélicos en el siglo XIX, los
fundamentalistas durante la primera mitad del siglo XX
estaban construyendo una red de Institutos Bíblicos, centros
de formación práctica en los que el currículo se centraba
únicamente en la Biblia. (…) Los fundamentalistas todavía
hablaban de ser científicos; pero de hecho se habían aislado casi
completamente y se habían alejado de la cultura científica
dominante en Estados Unidos. “Guerra” era ahora la palabra
apropiada para comprender su relación con la cultura
científica.19
El modernismo había ganado el control de muchas denominaciones y seminarios teológicos. A lo
largo de la década de 1920, las batallas se libraron dentro de las principales
denominaciones y el fundamentalismo perdió. El conservadurismo fue despojado de la
mayor parte de la influencia eclesiástica que una vez tuvo. Esto se convirtió en un punto de
inflexión en la historia religiosa estadounidense, ya que durante este tiempo fue cuando la
separación eclesiástica (es decir, la creencia de que el único enfoque contra el modernismo es
separarse de él) se convirtió en una característica definitoria del fundamentalismo.

Además, después de perder su prominencia nacional, el término "fundamentalismo"


comenzó a tener un significado más limitado. Muchos fundamentalistas estaban
abandonando las principales denominaciones protestantes, esencialmente las asociadas con
el Consejo Ecuménico Federal (más tarde Nacional) de Iglesias. Habiendo hecho este
movimiento ellos mismos, los fundamentalistas comenzaron a hacer de la separación de tales
denominaciones una prueba de la verdadera fe. El cambio en la terminología fue
18
Mark A. Noll, Between Faith and Criticism (San Francisco: Harper & Row), 1986), 60-61.
19
Marsden, Understanding Fundamentalism and Evangelicalism, t48-149.

13
gradual; pero al final de este período 'fundamentalista' usualmente significaba
'separatista' y ya no incluía a los muchos conservadores en las denominaciones
principales. Tales fundamentalistas también permanecieron separados de dos
movimientos de avivamiento relacionados, el Movimiento de Santidad y el pentecostalismo.
Al final de este período casi todos los fundamentalistas eran bautistas y la mayoría eran
dispensacionalistas.

14
Division dentro del Fundamentalismo: El
surgimiento del neo-evangelicalismo, 1941-1960
En la década de 1940 comenzó a prevalecer un nuevo estado de ánimo entre algunos
fundamentalistas. La nueva práctica de hacer de la separación una prueba de fe no les
convenía. Un escritor contemporáneo observa:

A los evangélicos no les gusta la etiqueta "fundamentalista". Para ellos,


como para la mayoría de las personas, el término sugiere estrechez
de mente, fanatismo e intolerancia. (…) el neo-evangelicalismo no
fue un repudio al fundamentalismo, sino una versión nueva y
mejorada del mismo (...) los neo-evangélicos también habían
aprendido algunas lecciones desde el juicio de Scopes. Vieron que la
polémica fundamentalista de los años 20 había sido ineficaz y le
había quitado energía preciosa a la tarea más importante de la
evangelización. (…) Los neo-evangélicos desafiaron a los
fundamentalistas a mirar más allá de su mundo religioso y ver las
preocupaciones sociales y culturales de la nación. Su
subsiguiente participación pública, sus logros académicos y su
voluntad de cooperar con -o al menos de tolerar- el establishment
protestante fueron los primeros signos de un fundamentalismo
castigado o reformado. 20

Añade Marsden:

Una nueva generación de intelectuales fundamentalistas comenzó a


surgir a principios de la década de 1940 (…) Estos eruditos
fundamentalistas, o "neo-evangélicos", como llegaron a llamarse,
enfatizaron la necesidad de enfrentar los desafíos intelectuales
de la época para que el movimiento tuviera un impacto duradero. (…)
Los evangélicos que estaban rompiendo con el fundamentalismo
estricto eran algo más acaudalados y, como muchos estadounidenses
después de la Segunda Guerra Mundial, más interesados en la
educación universitaria.21

Aunque este nuevo espíritu se desarrolló a lo largo de los años, el día que se definió el neo-
evangelicalismo fue el 8 de diciembre de 1957. Ese día, Harold John Ockenga estableció los
principios del nuevo movimiento. Este movimiento puede definirse como la adopción de
las siguientes características:
1. Un desprecio por el “viejo fundamentalismo”.

20
D. G. Hart, The Mid-Life Crisis of American Evangelicalism," Christian Century 109 (11 de noviembre
de 1992): 1028-1030.
21
Marsden, Understanding Fundamentalism and Evangelicalism, 149-150.

15
2. Una suavidad hacia los puntos de vista no conservadores de la Biblia, evidenciada
por un serio deterioro en su visión de la inspiración bíblica.
3. Una simpatía hacia los puntos de vista científicos contemporáneos.
4. Una voluntad de aceptar puntos de vista y prácticas carismáticas.
5. Una tolerancia hacia varias posiciones escatológicas.
6. Una reacción al dispensacionalismo.
7. La voluntad de cooperar y dialogar con los liberales religiosos, incluyendo la
evangelización ecuménica.
8. El énfasis en la necesidad de que la iglesia se preocupe socialmente.
9. Una actitud complaciente a alcanzar a los no conservadores.
10. El énfasis en la erudición y la apologética.
La década de 1950 se caracterizó por una ampliación de la brecha entre el
fundamentalismo y el neo-evangelicalismo. Cuanto más el neo-evangelicalismo
"actualizaba" su teología y eclesiología, más profunda se hacía la división entre estos
neo-evangélicos y aquellos que buscaban mantener una agenda fundamentalista
tradicional de antimodernismo. En 1955, Carl Henry definió el neo-
evangelicalismo en términos estrictamente doctrinales, llamando a un neo -
evangélico cualquiera que estuviera comprometido a la autoridad bíblica, la santidad de
Dios, el hombre como creado a imagen de Dios, la pecaminosidad del hombre, el amor
de Dios, la muerte de Cristo, el nuevo nacimiento, la acción social y el regreso de
Cristo.22 Aunque conocidos separatistas de la época como Carl McIntire, Bob Jones, Sr. y
Jr. y John R. Rice estarían de acuerdo con todas estas afirmaciones (con la excepción de
la acción social, que temían que estuviera relacionada con el "evangelio social"),
agregaron una creencia en la separación eclesiástica y un antimodernismo agresivo (es
decir, combativo).

Así, a mediados de la década de 1950, los herederos del fundamentalismo


antimodernista de la "tercera fase" estaban divididos. Por un lado, los separatistas se
entendían a sí mismos como continuadores de la línea histórica del fundamentalismo
combativo y antimodernista con un nuevo énfasis en la separación eclesiástica. Estos
fundamentalistas se negarían a asociarse en asuntos eclesiásticos no sólo con los
modernistas sino también con cualquier grupo que se asociara con los
modernistas. De allí el término "separación de segundo grado".

Por otra parte, los neo-evangélicos, que habían emergido del fundamentalismo de la segunda
fase, buscaron regresar a la era asociada con la erudición evangélica del siglo XIX tipificada en
“Los Fundamentos".23

22
Carl Henry, "¿Qué es este fundamentalismo?" United Evangelical Action 14 (15 de julio de 1955): 3-6; cf.
Fea, "Understanding the Changing Facade", 192 193.
23
Para un ejemplo del deseo de los neo-evangélicos de regresar al espíritu irénico de la primera fase, ver
C. F. Henry, "Dare We Renew the Controversy: The Fundamentalist Reduction," Christianity Today I (24
de junio de 1957): 23-26.

16
Al borde de los tumultuosos años sesenta, el movimiento fundamentalista se había dividido
profundamente. Aquellos que se afiliaron a la agenda de la facción no separatista tomaron el
nombre de “neo-evangélicos” (luego evolucionando a simplemente evangélicos) y los
separatistas combativos se aferraron al término “fundamentalistas”, cada uno a menudo
repudiando al otro.

17
Evangelicalismo y fundamentalismo separatista,
1964 - Presente
Evangelicalismo. Desde principios de los años sesenta, el fundamentalismo se ha
convertido en una auto-designación bastante específica. Aunque los que están fuera del
movimiento a veces usan el término ampliamente para designar a cualquier apologista
conservador, aquellos que se llaman a sí mismos fundamentalistas son
predominantemente separatistas, bautistas dispensacionalistas.

Mientras que el fundamentalismo se ha convertido en una designación bastante


precisa para un tipo particular de apologista protestante, debería ser evidente que el
evangelicalismo describe una coalición mucho más diversa. Hablando en términos generales, el
evangelicalismo hoy en día incluye a cualquier cristiano lo suficientemente tradicional como para
afirmar las creencias básicas del viejo consenso evangélico del siglo XIX.

Sin embargo, el evangelicalismo no se refiere simplemente a un grupo amplio de cristianos que


creen algunas de las mismas doctrinas; también puede significar un movimiento
interdenominacional consciente de sí mismo, con líderes, publicaciones e instituciones con las que
se identifican personas de muchos subgrupos. Evangélico en este sentido se refiere a lo que
se puede llamar evangélicos "simpatizantes". La prueba de ser un evangélico "simpatizante" es
tener una identidad trans-denominacional bastante fuerte, cualquiera que sea la
afiliación denominacional.

Hoy en día, las controversias se agitan dentro del evangelicalismo, especialmente sobre la
inerrancia. La posición de afirmar que la Escritura es inerrante o infalible en su
enseñanza sobre asuntos de fe y conducta, pero no necesariamente en todas sus afirmaciones
concernientes a la historia y el cosmos, se está volviendo gradualmente ascendente entre los
teólogos evangélicos más respetados. Se está poniendo de moda distinguir entre
inerrancia (que muchos no creen) e infalibilidad (que muchos profesan creer). El
evangelicalismo ahora está comenzando a dividirse sobre el tema. Los fundamentalistas
perciben esto como si la historia se repitiera.24

Fundamentalismo. Debido a los problemas que los evangélicos han encontrado en su


búsqueda del reconocimiento académico, los fundamentalistas continúan desconfiando de
la educación universitaria. Muchos defienden que la iglesia local o, a lo sumo, el nivel de
bachillerato, proporciona la educación suficiente. Dorothy Bass comentó:

Tan importante como las universidades y los seminarios fueron


para la educación del liderazgo laico y clerical en las iglesias
protestantes, otra escuela [es decir, la escuela dominical] que

24
Para una breve pero útil discusión, ver Pickering, The Tragedy of Compromise, 96-103.

18
estaba más cerca de los corazones y era más influyente en las
mentes de sus millones de miembros. (…) A medida que las
escuelas públicas y la educación superior cambiaron alrededor
del cambio de siglo, (…) la Escuela Dominical no lo hizo (…)
(…) La resistencia al profesionalismo educativo en la vida de la
congregación local no sólo indicó una negativa generalizada de los
laicos a ceder a la sabiduría de la educación eclesiástica de
alto nivel, sino que también marcó una resistencia a los grandes
avances en la educación estadounidense del siglo XX. Las
comunidades locales de protestantes, basadas en los hábitos
del tradicionalismo persistente, tenían la intención de seguir
leyendo la Biblia por sí mismas.25
Los fundamentalistas de la "cuarta fase" manifestaron claramente una actitud antievangélica
cuando se usó el término evangélico en el sentido estricto de describir a los antiguos
fundamentalistas que en las décadas de 1940 y 1950 adoptaron un enfoque "más amable y
gentil" hacia el modernismo. Esto se debía a que el fundamentalismo se había convertido en
un mundo aparte. En los años posteriores al juicio de Scopes de 1925, los
fundamentalistas estaban convencidos de que la cultura estadounidense se había vuelto en su
contra, por lo que se retiraron de las instituciones que creían controladas por ideas liberales y
establecieron sus propias instituciones como alternativas.26

Un fundamentalista podía socializar casi enteramente sólo entre amigos en su iglesia,


enviar contribuciones a agencias y misiones fundamentales confiables, comprar
materiales de lectura de una librería cristiana, asistir a campamentos de verano y
universidades fundamentalistas, etc. Este sentido de envolvimiento dentro del capullo
de la subcultura fundamental tenía un fuerte atractivo para los fundamentalistas que
creían que la cultura general era inherentemente tanto corrupta como corruptora.

El remanente fundamentalista encontró más aislamiento del mundo a través de la


separación eclesiástica. Pero junto con la separación eclesiástica vino una separación
personal delineada. La separación para la “cuarta fase” temprana del fundamentalismo

25
Dorothy C. Bass, "Ministry on the Margin: Protestantes y educación", en Between the Times: El Trabajo del
Establecimiento Protestante en América, 1900-1960, ed. (en inglés) William R. Hutchison (Cambridge:
Cambridge University Press, 1989), 61, 67.
26
Debido a que los modernistas generalmente prevalecieron en las controversias fundamentalistas-
modernistas que convulsionaron al protestantismo estadounidense, los liberales lograron retener el control
de la maquinaria denominacional y los fundamentalistas activos tuvieron que empezar de nuevo,
construyendo sus organizaciones alternativas desde abajo. Los institutos y universidades bíblicas, que
originalmente se basaron en los éxitos de renacimiento de Dwight L. Moody y otros a fines del siglo XIX,
apelaron a los fundamentalistas por varias razones. Primero, proveyeron refugio contra el ataque de la
erudición crítica que cuestionaba las nociones tradicionales de la autoría bíblica y ponía en duda la
confiabilidad de las Escrituras. En segundo lugar, ofrecían un entorno alternativo para la educación de sus
jóvenes, aparte de las influencias corruptoras de los colegios y universidades seculares. Tercero, la
subcultura fundamentalista hizo posible un retiro total de la cultura general.

19
separatista fue de la mano con la interpretación del movimiento de la santidad personal. La
santidad implica una separación completa del mal, que fue tomada para incluir todas las
diversiones mundanas tales como jugar cartas, bailar, asistir al cine y beber.

En los últimos años, sin embargo, la desconfianza al "mundo" se ha desvanecido


considerablemente. En las últimas décadas, y especialmente desde mediados de la
década de 1970, los fundamentalistas emergieron, aunque tímidamente, de su exilio
autoimpuesto. La antipatía hacia la cultura general tan característica de los
fundamentalistas de los años cuarenta hasta principios de los setenta ha dado paso a la
ambivalencia y a la minimización de la separación.

Los fundamentalistas y sus instituciones se han mudado dramáticamente a la corriente


principal de la sociedad estadounidense. Disfrutan de mayor prosperidad, educación y
sofisticación cultural, y reciben mayor atención de los medios de comunicación. En
general, la comunidad fundamentalista se ha acostumbrado a las costumbres suburbanas
y a la cultura de consumo. Aunque muchos fundamentalistas conservan la vieja
retórica de la oposición al mundo, están ansiosos por apropiarse de muchos de los
estándares de éxito de ese mundo. Esta situación ha hecho que los fundamentalistas
empiecen a cuestionarse a sí mismos. James Singleton observó esto cuando escribió:

Muchos sostienen que no hay nada malo con el


movimiento excepto un "ablandamiento" por parte de
algunos elementos del fundamentalismo que creen que la
batalla ha terminado. Pero tanto los cimientos como la
superestructura están sólidos. Otros afirman que los cimientos sí
están sólidos, pero que la superestructura necesita ser reparada.
Otros argumentarían que el fundamentalismo está
defectuoso desde los cimientos y necesita una revisión
completa. Hay peligros en estas tres posiciones: La primera
posición, que se niega a examinar el movimiento en busca
de posibles debilidades, olvida que incluso los cuerpos sanos se
contaminan y necesitan limpieza, y el no hacerlo permite que la
enfermedad se propague desenfrenadamente hasta llegar a la
muerte.(…) La segunda posición, que habla de cimientos sólidos
y superestructuras defectuosas, no tiene en cuenta la conexión
entre un cimiento y una superestructura. (…) La tercera
posición, que exige una revisión completa del fundamentalismo de
punta a punta, puede fácilmente producir una nueva generación de
nuevos evangélicos.27

27
James E. Singleton, Fundamentalism: Past, Present, Future (n.p.: Fundamental Baptist Press,
1993), 20-21.

20
El Futuro del Fundamentalismo y los problemas que
Enfrenta el Evangelicalismo
El evangelicalismo norteamericano está en un estado de transición. Ahora estamos siendo
testigos, por así decirlo, de un cambio de guardia en el liderazgo del movimiento
evangélico. Los padres fundadores del evangelicalismo americano moderno han ido a Casa
para estar con Cristo o están ahora en los últimos años de sus ministerios terrenales. La
antorcha del liderazgo se está pasando a una nueva generación.

Es difícil saber hacia dónde se dirige el evangelicalismo, porque -a pesar de los intentos de
clarificación- no siempre está del todo claro lo que es realmente el evangelicalismo. Sin
embargo, parece justo suponer que las tendencias actuales continuarán.

Estos problemas de autodefinición probablemente aumentarán en lugar de disminuir. Aunque


el evangelicalismo puede caracterizarse por varios rasgos identificables, no ha logrado
alcanzar la unidad confesional adecuada. La inerrancia se ha convertido en la norma
confesional principal, pero la historia ha enseñado que, por sí misma, la inerrancia
fracasa como norma confesional.

El evangelicalismo, tanto en las iglesias principales como en las más pequeñas y en las
iglesias independientes, continuará creciendo en número, en parte por el crecimiento
natural y en parte por la constante afluencia de nuevos conversos. Al mismo tiempo,
siguiendo a algunos de sus líderes intelectuales, muchos evangélicos tenderán a alinearse con
el protestantismo y el ecumenismo y a restar importancia a las convicciones y controversias
teológicas que les dieron su carácter distintivo.

Desde la década de 1960, le han sucedido varias cosas al evangelicalismo. Su seminario


más grande, Fuller, ha buscado activamente servir al protestantismo, sin enfatizar
demasiado las distinciones evangélicas. El caso Watergate, seguido por la campaña y
elección de un Bautista 'salvo', Jimmy Carter, a la Presidencia, trajo el evangelicalismo a la luz
del día al mismo tiempo que difuminó su perfil, debido en parte a la confusión teológica
combinada con la simple e innegable sinceridad del testimonio personal de Carter.

La organización de Graham aceptó aperturas para varios contactos con el W.C.C. y


comenzó una relación ambiciosa con Moscú, que previamente se había abjurado como la
ciudadela de la impiedad. Carl Henry dejó Christianity Today. Su sucesor, Harold Lindsell,
se retiró poco después de que la revista se mudara a Wheaton. Lindsell ha sido seguido por
sucesores teológicamente más sofisticados y notablemente más irónicos.

Los caballos de guerra familiares del evangelicalismo intelectual ahora raramente publican en
la revista, habiendo sido aliviados por una sucesión de escritores más jóvenes, más
inclusivos e irénicos, muchos de ellos con lazos más estrechos con Graham que los de la

21
generación anterior de editores y escritores. Francis Schaeffer, cuyas claras distinciones
proporcionaron a muchos evangélicos un complemento al inclusivismo de Graham,
murió en la primavera de 1984. Los "hombres de organización" del evangelicalismo, en
lugar de sus Machens, Warfields, Henrys y Schaeffers, están saliendo a la luz.

¿Se desintegrará el evangelicalismo como movimiento? James Davidson Hunter hace la


afirmación de que el evangelicalismo está perdiendo sus "límites simbólicos".28 Los llamamientos
a las normas confesionales son a menudo despreciados por los evangélicos 'progresistas' por
ser anti-intelectuales, arrogantes y estrechos de visión. James Hunter escribe:

No es sorprendente que los evangélicos tengan una opinión sobre su


propio futuro. Cuando se pidió a los seminaristas que expresaran
sus puntos de vista sobre "el movimiento evangélico en Estados
Unidos en las próximas décadas", la respuesta fue variada pero
muy interesante. En términos de su teología y su enfoque de los
temas sociales, algunos, por supuesto, sintieron que habría pocos
cambios en las próximas décadas. Unos creían que se volvería más
conservador y otros más liberal. Pero la mayoría sostuvo que los
evangélicos estarán cada vez más divididos sobre temas teológicos y
sociales hasta el punto de que esta división "puede en última
instancia provocar una escisión importante en el movimiento
evangélico". "A los profesores de los colegios evangélicos se les hizo la
misma pregunta y una más grande mayoría estuvo de acuerdo".29

David Wells concuerda con el pesimismo de Hunter cuando escribe:

Hoy, nosotros también nos estamos beneficiando de los


resultados de la evangelización masiva, hemos producido un gran
número de asociaciones y movimientos paraeclesiásticos y, en el clima
cambiante traído por la modernidad, estamos reduciendo la fe
protestante histórica a una masa de "modelos" diversos y
conflictivos. No puedo ver que todo vaya a sobrevivir. Me parece
totalmente cierto que se avecina un desplome del movimiento; la
única pregunta es cuándo, cómo y cuáles serán las consecuencia.30

¿Cooperación o competencia? En los próximos años, las fuerzas centrífugas se


acelerarán, pero esa es la orientación de nuestra cultura fragmentada. Consecuentemente,

28
James Davidson Hunter, Evangelicalism: The Coining Generation (Chicago: University of Chicago
Press, 1987), 184.
29
Ibid., 207.
30
David Wells, "Assaulted by Modernity," Christianity Today 34 (19 February 1990): 16

22
el núcleo de la historia evangélica/fundamentalista norteamericana seguirá siendo
empresarial, descentralizado, y por lo tanto irá a la división, formación y reforma.

El fundamentalismo, como movimiento, ha sido acusado de ser un movimiento


individualista, divisivo y vitriólico. Es cierto que el fundamentalismo carece de unidad
como movimiento religioso. Esto se debe en gran parte a su propia dinámica
intrínseca. Las formas fundamentalistas de discurso y organización siempre han sido
intuitivas más que formales, espontáneas más que deliberativas, pragmáticas más que
regulativas.

El fundamentalismo parece prosperar mejor cuando es promovido por individuos que son
carismáticos, parecen ser gente sencilla y pueden hablar la lengua vernácula popular o usar
los medios de comunicación populares de manera efectiva. Históricamente, el verdadero
lugar de poder en el fundamentalismo estadounidense ha sido el orador individual, no la
asamblea.

En última instancia, parece que el fundamentalismo es un movimiento formado por una serie
de feudos que compiten por una mayor cuota de mercado dentro de un público objetivo
específico. Avivadores y predicadores compiten por la misma audiencia mientras profesan
lealtad al mismo Señor.

El carácter de mercado del fundamentalismo ha alimentado el individualismo espiritual y


una pluralidad de líderes y ministros con poca cohesión. Esta situación, a su vez, ha impedido
que los fundamentalistas presten la atención adecuada a las estructuras e instituciones
(iglesias, universidades y seminarios) que sostienen la creencia de una generación a la
siguiente, así como que no dejen un legado impreso para las generaciones venideras. En un
movimiento donde la atmósfera está cargada de retórica que regularmente usa términos
como "lucha" y "separación"; términos como "cooperación", “entendimiento”, "tolerancia",
echan abajo el compromiso. No tiene por qué ser así. Si el fundamentalismo como
movimiento ha de tener un impacto significativo y duradero, tendremos que aprender a
cooperar, al menos a tolerarnos mutuamente, en lugar de agotar nuestras energías y
recursos compitiendo entre nosotros por asuntos internos y albergando secretamente
sospechas sobre los ministerios de los demás. Si el fundamentalismo está decidido a mantener
la combatividad, entonces es hora de empezar a debatir sobre los temas en los que
deberíamos ser combativos.

Estaríamos de acuerdo en que debe ser una "sana doctrina", pero ¿significa eso solamente
los pocos fundamentos de la fe tal como se expusieron en el cambio de siglo (es decir, el
fundamentalismo histórico)? Creo que no, ya que han surgido nuevos temas que los
fundamentalistas anteriores nunca imaginaron.

¿Debemos pelear por las versiones, la música, los tiempos de adoración, los estilos de
adoración, nuestra universidad particular, etc.? Parece que al final del siglo XX hemos

23
vuelto nuestras armas unos contra otros sobre estos temas, dejando a compañeros
fundamentalistas heridos, sangrando, retrocediendo, desertando. Los soldados más
jóvenes son reacios a entrar en una batalla en la que temen ser confundidos con el enemigo
y ser fusilados por uno de los suyos. Es hora de que hablemos el uno con el otro;
podemos descubrir que no somos el peor enemigo del otro. Es hora de elogiar a
estos guerreros más jóvenes por Cristo que están peleando hoy batallas que son
teológicamente más intensas y complejas que muchas de las batallas de hace un siglo.

¿Escogeremos la vida llena de conocimiento o el anti-intelectualismo? Aunque los


fundamentalistas denuncian los peligros del "humanismo secular", rara vez han
estado en condiciones de hacer algo al respecto. Los fundamentalistas no han
sido escuchados por los intelectuales del siglo XX por al menos tres razones.

Primero, como activistas pragmáticos, los fundamentalistas nunca han enaltecido la


vida del conocimiento. De hecho, a menudo desconfían de la metódica curiosidad del
erudito. La descripción fundamentalista más común de la historia de la educación
superior estadounidense es que instituciones como Yale y Princeton vendieron su
primogenitura espiritual en la búsqueda de la excelencia académica.

Con demasiada frecuencia los nuevos evangélicos sucumbieron al "orgullo del


intelecto" y capitularon a una posición liberal con el propósito de parecer eruditos e
intelectuales. Reaccionando a esto, sin embargo, algunos fundamentalistas han
respondido a los problemas intelectuales y científicos de la Biblia con "el orgullo por la
ignorancia".31

Exigir el progreso académico en los círculos fundamentales plantea la amenaza de una


pendiente resbaladiza.

Segundo, la estructura descentralizada del mundo fundamentalista también inhibe la


costosa y laboriosamente lenta tarea del pensamiento cristiano. En medio de las docenas
de colegios y seminarios fundamentalistas, ninguno puede ofrecer a los profesores el
tiempo para pensar y escribir que ofrecen las universidades de investigación.

Tercero, el éxito mismo de cada institución fundamentalista trabaja para hacer a los
fundamentalistas más intelectualmente aislados. En lugar de abordar los problemas del
mundo, los fundamentalistas gastan la mayor parte de sus energías intelectuales en la
discusión intramuros.

Es posible imaginar un día más brillante en términos de intelectualidad y espiritualidad, que


surja de una alianza de profunda convicción cristiana, apego autocrítico pero leal a las
tradiciones bíblicas, y un uso prudente de los recursos contemporáneos. Me encuentro
siendo un fundamentalista optimista al ver el progreso de muchas de nuestras instituciones

31
Singleton, Fundamentalismo: Pasado, Presente, Futuro, 28.

24
educativas fundamentalistas. No podemos quedarnos estancados en el anti-intelectualismo,
ni podemos evitar discutir los temas que rodean la vida del conocimiento si esperamos
educar a la generación venidera.

¿Fundamentalismo o Aislacionismo? Con demasiada frecuencia, el fundamentalismo se ha


retirado de la cultura en su intento de proteger la fe. Debido a su alta consideración por las
Escrituras, los fundamentalistas deben tener la visión más correcta de Dios, el hombre y el
mundo. En lugar de retirarse de la sociedad, lo que se necesita es un fundamentalismo
relevante que esté basado en la Biblia, que conserve su fervor evangelístico, que sea fiel a su
herencia fundamentalista y que elabore su teología para una visión integral de la vida
mundial.

Los fundamentalistas fracasarán en sus responsabilidades hacia la sociedad si simplemente


aplican su teología a asuntos como las mujeres que usan pantalones, el cigarrillo, las
películas, etc., y descuidan un enfoque teológico fundamentalista hacia los grandes
problemas sociales del día, tales como la guerra y la paz, la arena nuclear, la
superpoblación, la discriminación y el racismo, la liberación y la justicia para las masas
oprimidas del mundo, y un sinnúmero de otros problemas que necesitan ser abordados
desde el punto de vista de una apologética fundamentalista. Citando a Cristo:

"Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello" (Mateo 23:23).32

32
Singleton, Fundamentalismo: Pasado, Presente, Futuro, 32-33.

25
Conclusion
Se espera que este artículo nos ayude a entender el fundamentalismo en dos áreas.
Primero, mientras que los fundamentalistas a veces parecen ser adversos a las nuevas
ideas, a la innovación o al cambio, está claro que una cierta cantidad de cambio y desarrollo
doctrinal ha tenido lugar en el movimiento fundamentalista a lo largo de este siglo. El
fundamentalismo estadounidense no es estático ni monolítico. Si bien existe cierta
continuidad entre fases, el movimiento se caracteriza por un cambio gradual, pero
constante.33

Segundo, el fundamentalismo constituye una parte importante de la tradición evangélica


americana. La mayoría de las convicciones religiosas del fundamentalismo provienen de
preocupaciones históricas evangélicas tales como la santidad personal, el avivamiento y
la autoridad de las Escrituras. El fundamentalismo se ha visto ridiculizado y
menospreciado, a menudo porque ha sido malentendido, a veces porque ha sido tergiversado
y ocasionalmente, porque uno de los suyos ha creado un motivo de reproche por su
comportamiento personal. Pero la historia demuestra que el fundamentalismo merece algo
mejor. En su discusión sobre el futuro del fundamentalismo, David Beale escribe:

El fundamentalismo es un tremendo poder para el bien. Es un


movimiento que honra a Dios y a Cristo, que no podría ser
reemplazado si se deja de lado.

Prácticamente todos los movimientos espirituales han


disminuido en última instancia en vigor y en fuerza de
convicción. (…) Apenas un movimiento ha escapado
completamente del deterioro que viene con el paso del tiempo.
Surge un nuevo liderazgo que no pagó el precio del sufrimiento.
Para ellos las batallas han terminado. Las nuevas generaciones dan
por sentadas las verdades por las que los padres tuvieron que
luchar (…).
Los credos fundamentalistas deben apoderarse de los corazones
fundamentalistas si el mundo quiere tomar nota del hecho de que el
Fundamentalismo tiene algo que ofrecer. (…) No es el modernismo
sino la apatía lo que se interpone en el camino del avivamiento
entre las iglesias Fundamentalistas. (…) Esta búsqueda de la
pureza es el santo ideal y la luz que guía al Fundamentalismo.34
A finales del siglo XX, el fundamentalismo se enfrenta a un reto. Al construir los muros altos
para salvaguardar la fortaleza de la fe cristiana de ataques externos, los
fundamentalistas con demasiada frecuencia se apartan del mundo necesitado al que esperan

33
Fea, "Entendiendo la fachada cambiante ", 199.
34
David Beale, In Pursuit of Purity (Greenville, S.C.: Bob Jones University Press, 1986), 356-359.

26
llegar. En su aislamiento se separan de los centros de nuestra cultura -como las
universidades- y se retiran personal y espiritualmente a un "gueto" fundamentalista en
un esfuerzo por preservar la fe cristiana de los ataques mundanos. Como resultado, los
aislacionistas dentro del fundamentalismo tienden a desarrollar un vasto complejo de
inferioridad, religiosa y culturalmente hablando, que los hace incapaces de llevar el
evangelio efectivamente a un mundo incrédulo fuera del "gueto". Tal aislamiento cultural y anti-
intelectualismo son irresponsables. No sólo conduce inevitablemente a la pérdida de la fe,
sino que hay algo anti-bíblico y anti-Cristiano acerca de tal postura; y es inconsistente con los
mandamientos del Señor de ir por todo el mundo predicando y enseñando.

En el otro extremo del péndulo, el evangelicalismo está disipando su herencia


evangélica. Su motivación es digna de alabanza -desea preservar las comodidades
espirituales y los buenos sentimientos de la fe tradicional, y un deseo aún más noble de
penetrar el mundo en formas que serán efectivas- pero no está dispuesta a pagar el precio
doctrinal y ético de una iglesia obediente. La sustancia sólida de la ortodoxia bíblica (es decir,
la "sana doctrina") está comprometida.

El fundamentalismo debe volver a la corriente principal de nuestra cultura (Mt 5:13-16 "sal
de la tierra, luz del mundo", penetrando y permaneciendo aislado, pero no aislado del
mundo). Al hacerlo, sin embargo, no debe encontrarse en posición de elegir entre una
fe obediente y un alcance efectivo. Creo que podemos permanecer firmemente
comprometidos con nuestras convicciones fundamentales conservadoras y aún así
abordar los temas contemporáneos honestamente, bíblicamente, con coraje,
compasión y equilibrio, mientras que al mismo tiempo evitamos convertirnos en nuevos,
"neo-evangélicos".

27

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