En América Latina, aunque con diferencias, las razones para la privatización incluyeron
además, de la necesidad de reducir el impacto sobre las finanzas públicas debido a los
déficit de las empresas de servicios públicos, la presión política de la sociedad por la
baja calidad y deficiente cobertura de los servicios y la necesidad de generar recursos
a través de las privatizaciones para financiar los programas de estabilización
económica o de satisfacer necesidades sociales. En esta región, la presunción de la
mayor eficiencia en la prestación del servicio por parte del sector privado ha sido uno
de los principales alicientes. Adicionalmente, en algunos países, especialmente en los
que han pasado por una primera etapa de privatizaciones, han surgido otras razones
para continuar con la incorporación del sector privado; entre otras, la creación de
oportunidades de inversión, la atracción de capitales y tecnología del exterior y el
desarrollo de los mercados de capitales.
En el caso del Perú durante las décadas de 1960 y 1970 se implementó el modelo del
Estado como gestor del desarrollo económico. Siguiendo este modelo, el Estado
asumió la gestión de los principales sectores productivos del país; la que se manejó
con criterios políticos antes que económicos o empresariales. El resultado fue el
sobredimensionamiento de las empresas públicas, el incremento del déficit fiscal –con
las consiguientes presiones inflacionarias-, la pérdida de eficiencia además del
deficiente servicio que la mayoría prestaba a los usuarios amén del importante
incremento de la deuda externa.
Las reformas no son sólo económicas sino también institucionales y políticas. Estas
apuntan a una transformación integral para convertir al Perú en un país viable,
dinámico y próspero, capaz de proporcionar bienestar a todos sus habitantes.
El proceso de reforma del Estado –llevado a cabo en los últimos años- ha implicado la
transferencia masiva al sector privado de actividades y servicios realizados hasta
entonces por el sector público, empleando para dicho fin diferentes modalidades como
la desregulación de ciertas actividades económicas, la privatización de empresas
estatales y el otorgamiento de concesiones de obras de infraestructura pública y de
servicios públicos.
Este poder de controlar a favor del Estado es un poder originario, por cuanto, aún
cuando la ejecución de la prestación del servicio se otorgue en concesión a empresas
privadas, el servicio prestado sigue siendo un servicio público y, en consecuencia, el
Estado se mantiene como titular y garante de la prestación de los referidos servicios.
La COPRI estudia y analiza los proyectos públicos y las iniciativas privadas con alto
potencial de concesión hasta establecer una lista prioritaria considerando la demanda,
la viabilidad del proyecto y la temporalidad de su ejecución en el corto, mediano y
largo plazo.
Los Comités Especiales son autónomos dentro de los lineamientos generales fijados
por la COPRI y trabajan en estrecha coordinación con la Dirección Ejecutiva para
elaborar el Plan de Promoción en el cual se consigna el Diagnóstico Preliminar de la
empresa y el Cronograma detallado de la privatización. Según sea el caso y
dependiendo de la complejidad e importancia relativa de la empresa, se realiza
posteriormente un Concurso para contratar asesores técnicos y financieros (empresas
de auditoria, Bancos de Inversión, empresas especializadas de ingeniería, etc.).
Todos los procesos de selección para elegir a las empresas concesionarias se realizan
mediante Licitaciones y Concursos Públicos con criterios objetivos conocidos con
anticipación por los postores, a quienes se otorga las mismas oportunidades en un
proceso transparente que garantiza –por cierto- la eficiencia y seguridad de las
Licitaciones y Concursos Públicos.
El Perú con el proceso de concesiones portuarias apuesta por contar con puertos
competitivos en base al esfuerzo y estrategias de los concesionarios y operadores
privados.
La Concesión portuaria debe llevarse a cabo de modo tal que la competencia esté
absolutamente garantizada.
Un primer punto importante a considerar es que los puertos son parte de una cadena
para establecer las ventajas competitivas de un país en el marco del comercio
internacional.
El inversionista privado -que para los efectos del Contrato de Concesión se denomina
Concesionario- paga mensualmente un derecho de concesión llamado Retribución
sobre los ingresos brutos que genera el Terminal Portuario concesionado así como una
Tasa de Regulación conforme a ley.
Por tanto, el proceso de concesión de los Terminales Portuarios tiende a lograr niveles
de eficiencia internacional, un desarrollo simultáneo de los puertos que asegurará la
inversión necesaria en base a tarifas competitivas y la creación de nuevas fuentes de
trabajo descentralizado, facilitando –en el caso de los Terminales Portuarios
Regionales- el desarrollo de los corredores hidroceánicos con Bolivia y Brasil .
A la fecha, con un trabajo acumulado de más de nueve años se ha logrado 9,220.7 millones de
dólares por ingresos fiscales y 9.116.6 millones de dólares de compromisos de inversión.
Muchas gracias.