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Asertividad

Serie: Religión práctica


Mensaje siete

Introducción:

Hoy se habla mucho de esta palabra: “Asertividad” y creo que una buena
parte de las personas no la entienden en su totalidad. No deseo hablar sobre
habilidades sociales, pero si deseo que aprendamos a ser asertivos en
nuestra vida cristiana. La asertividad es una estrategia comunicativa que se
ubica en el medio de dos conductas que resultan opuestas y que son
la pasividad y la agresividad.

Como tal, la asertividad es una cualidad o comportamiento que poseen


ciertos individuos de comunicar y defender sus propios derechos e ideas,
respetando a los demás. La palabra asertividad es de origen
latino: “assertus” que quiere decir: afirmación de la certeza de una cosa.
Por lo cual una persona asertiva es la que afirma algo con certeza sin ir a los
extremos.

Los expertos en comunicación asocian la asertividad a la madurez. La


persona asertiva logra establecer un vínculo comunicativo sin agredir a las
otras personas, pero tampoco sin quedar sometido a su voluntad. Por lo
tanto, puede comunicar sus pensamientos e intenciones y defender sus
intereses.

La asertividad tiene que ver con factores emocionales y propios de


la personalidad. Por ejemplo: las personas con buena autoestima, tienen
una mayor facilidad para resultar asertivas. Por el contrario, aquellos que
aún no definen correctamente su estima dependen de los factores externos
a la hora de enfrentar la vida entonces cometen muchos errores en el
camino, algunas veces no mal intencionados sino simplemente por falta de
asertividad.

Cuando una persona logra desarrollar la asertividad, refuerza su imagen


positiva a nivel social, mejora la confianza en sus habilidades expresivas,
obtiene una mayor satisfacción emocional y logra alcanzar las metas que
se propone desde la comunicación. Al no someterse ni agredir a las otras
personas, el equilibrio alcanzado le permite, en definitiva, comunicarse
mejor y sacar provecho de ese tipo de vínculo. No sólo mostrará su respeto
por el otro, sino que también logrará ser respetado y se podrá conducir de
manera independiente. Como nos urge hoy aprender a ser personas
asertivas, a conectar intencionalmente el cerebro a nuestras acciones y
actuar no solo correctamente sino de forma que se vea bien, muchas
personas se jactan de ser francas y decir la verdad, pero sin el mínimo tacto
a la hora de expresarlo y la verdad es que ser franco sin inteligencia es
imprudencia.
Algunos otros no expresan sus sentimientos por miedo a ofender y esto los
convierte en cobardes y pusilánimes. La persona asertiva es justo alguien
con carácter para expresar sus ideas y mostrar lo que piensa sin agredir ni
sucumbir ante otros.

Si miramos al Evangelio y a nuestro máximo ejemplo que es nuestro Señor


Jesús, nos daremos cuenta que Jesús fue un comunicador asertivo, cada
una de sus intervenciones fueron correctas, atinadas y firmes. Y dado que
nuestra meta en la vida debe ser parecernos a él, entonces nosotros hoy
necesitamos ser más como el Maestro, ser asertivos. El apóstol Pablo a quien
le debemos la mayor parte del nuevo testamento y podríamos decir que el
fundamento de nuestra doctrina también, fue una persona asertiva y nos
dejó muchas recomendaciones para que nosotros seamos imitadores de él
como él lo era de Cristo.

Quiero regalarles algunos ejemplos y resaltar algunas cualidades que debe


tener una persona asertiva, así que le pido que tome nota de algunas
cualidades que posee una persona asertiva. Y veamos algunos ejemplos de
lo que el evangelio nos muestra acerca del Maestro y de Pablo. Para iniciar,
en su carta a los Gálatas Pablo escribe:

“Hermanos, yo me he identificado con ustedes. Les suplico que ahora se


identifiquen conmigo. No es que me hayan ofendido en algo. Como bien
saben, la primera vez que les prediqué el evangelio fue debido a una
enfermedad, y, aunque esta fue una prueba para ustedes, no me trataron
con desprecio ni desdén. Al contrario, me recibieron como a un ángel de
Dios, como si se tratara de Cristo Jesús. Pues bien, ¿qué pasó con todo ese
entusiasmo? Me consta que, de haberles sido posible, se habrían sacado los
ojos para dármelos. ¡Y ahora resulta que por decirles la verdad me he vuelto
su enemigo! Esos que muestran mucho interés por ganárselos a ustedes no
abrigan buenas intenciones. Lo que quieren es alejarlos de nosotros para
que ustedes se entreguen a ellos. Está bien mostrar interés, con tal de que
ese interés sea bien intencionado y constante, y que no se manifieste solo
cuando yo estoy con ustedes. Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir
dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes, ¡cómo quisiera
estar ahora con ustedes y hablarles de otra manera, porque lo que están
haciendo me tiene perplejo!
Gálatas 4:12- 18
Había maestros de entre los judíos que estaban promoviendo la ley para su
propio beneficio, no para el beneficio de los Gálatas. Los falsos maestros
querían presumir de lograr muchos convertidos. Pablo tuvo algo que decir
en esta línea a los creyentes de Corintio. En 2 Corintios 12 leemos:

Las marcas distintivas de un apóstol, tales como señales, prodigios y milagros,


se dieron constantemente entre ustedes. ¿En qué fueron ustedes inferiores a
las demás iglesias? Pues solo en que yo mismo nunca les fui una carga.
¡Perdónenme si los ofendo! Miren que por tercera vez estoy listo para
visitarlos, y no les seré una carga, pues no me interesa lo que ustedes tienen,
sino lo que ustedes son. Después de todo, no son los hijos los que deben
ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos. Así que de buena gana
gastaré todo lo que tengo, y hasta yo mismo me desgastaré del todo por
ustedes. Si los amo hasta el extremo, ¿me amarán menos?
2 Corintios 12:12-15
El mismo grupo de judaizantes había ido a Corinto. Los creyentes de aquella
ciudad también habían amado a Pablo, y éste les tuvo que advertir al
respecto. Los falsos maestros de las sectas han sido y suelen resultar
atractivos. Hoy podemos observar su inteligente uso de varios medios de
difusión. En su promoción pública y personal cuidan mucho la presentación.
Y una de sus tácticas es ofrecer una parte de la verdad, e introducir con
sutileza el error. Así que las advertencias del apóstol a los Gálatas y a los
Corintios son asertivas también para nuestra generación. Y quiero rescatar
dos palabras del texto leído y la primera de ellas es donde dice Pablo:
me recibieron como a un ángel de Dios, como si se tratara de Cristo
Jesús. Pues bien, ¿qué pasó con todo ese entusiasmo?

Una de las cosas que más anhelo en mi vida es ser asertivo en lo que hago
para el Señor y debo agregar una primera palabra a nuestra lista de
asertividades, quiero que tome nota: La primera palabra es una cualidad
imprescindible en nuestro servicio al Señor, pero también en cualquier área
de la vida en que nos desarrollemos. Yo todo lo que hago lo hago con
mucho entusiasmo, porque deseo que el nombre de Cristo quede muy en
alto, pero que es el lo que llamo: “Entusiasmo” El entusiasmo es un deseo
ardiente de agradar a Dios, de hacer su voluntad y de promover su gloria en
el mundo.

Por naturaleza nadie siente este deseo, pero Dios lo pone en el corazón de
cada creyente en el momento de su conversión. En algunos creyentes este
deseo es mucho más fuerte que en otros. Cuando es realmente fuerte, un
hombre hará cualquier sacrificio, soportará cualquier dificultad, se negará a
sí mismo cualquier comodidad, dará todas sus fuerzas y aún la vida misma,
con el fin de agradar a Dios y honrar a Cristo. Es como el amor, del cual
hablé la semana pasada, ese amor que todo lo cree, todo le espera, todo
lo soporta y nunca deja de ser.

Un hombre o una mujer entusiasta vive para una sola cosa. Toda su vida está
entregada a un solo propósito y éste es el de agradar a Dios. No le importa
cuáles sean las consecuencias o qué opinen los demás. Su entusiasmo
siempre se manifestará en cualquier circunstancia. Si no puede servir en
forma activa, entonces se entregará a la oración. Si no puede hacer la obra
él mismo, pedirá a Dios hasta que el Señor levante a otros para que lo
hagan. Esto es lo que Pablo le pregunta a los gálatas: ¿qué pasó con todo
ese entusiasmo?

Todos debemos saber que el entusiasmo es la actitud mental la cual


caracteriza a los grandes hombres en el mundo. Ponen a un lado todo; salvo
lo que están persiguiendo, y constantemente se esfuerzan hacia una sola
cosa. Así es en la esfera de la ciencia, cuando un científico está trabajando
en un proyecto, deja a un lado todo hasta que consiga esa meta y cuando
lo logra pensará en todo lo demás. Sucede también con aquellos hombres
que amasan grandes fortunas, dedican sus vidas por completo a ello
absteniéndose de muchas cosas hasta lograr su objetivo. Pero ninguno de
ellos podría lograr sus objetivos sino están llenos de entusiasmo.

Ahora, cuando tenemos la misma mentalidad con respecto a Cristo, esto es


lo que significa ser entusiasta, vamos a invertir todo lo que tengamos, vamos
a poner todo de nuestra parte para lo que nos proponemos, tendremos
buenas intenciones y nos dedicaremos por completo a hacer el bien,
cambiaremos nuestro marco mental y nos llenaremos de entusiasmo.

Este entusiasmo fue una característica de todos los apóstoles. Considere la


vida del apóstol Pablo. Cuando habló con los ancianos de Éfeso en su
discurso de despedida dijo:

“Y ahora tengan en cuenta que voy a Jerusalén obligado por el Espíritu, sin
saber lo que allí me espera. Lo único que sé es que en todas las ciudades el
Espíritu Santo me asegura que me esperan prisiones y sufrimientos. Sin
embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de
que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado
el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de
Dios.”
Hechos 20: 22 -24
¿Se da cuenta? El apóstol Pablo sabía lo que le esperaba: prisiones y
sufrimientos, pero con tal de cumplir su mandato no le importaba. Esta es
una persona entusiasta con la actitud mental correcta.
La segunda palabra del mismo texto de Gálatas que deseo recalcar como
un rasgo distintivo de una persona asertiva es la que menciona en dos
ocasiones Pablo a sus hermanos de Galacia y dice:

“Está bien mostrar interés, con tal de que ese interés sea bien intencionado
y constante, y que no se manifieste solo cuando yo estoy con ustedes.”
Gálatas 4:18

La Biblia requiere que los creyentes sean personas bien intencionadas. Así
que podríamos decir que esta es la segunda cualidad de una persona
asertiva: Una persona bien intencionada. Pablo tenía claro el panorama de
que cuando haces algo para el Señor debes hacerlo bien intencionado.
Una persona bien intencionada no tiene un as bajo la manga, no esta
pensando como logrará sus objetivos sin importar los demás, simplemente
actuará correctamente y tendrá la capacidad de comunicarse de la mejor
manera. Nos urgen hoy personas bien intencionadas.

Algo que el mundo necesita es ese tipo de personas que cuando hacen las
cosas las hagan con las intenciones correctas. Podemos equivocarnos, pero
si tenemos una buena intención entonces estaremos sinceramente
equivocados. Hay algo más que el apóstol Pablo nos enseña sobre una
persona asertiva y es justo lo que le menciona a su discípulo Tito en el
capitulo dos y dice:

Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para


sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.
Tito. 2:14

Aquí tenemos la tercera marca distintiva de una persona asertiva: Dedicado


a hacer el bien. Así que la persona asertiva es una persona entusiasta, bien
intencionada y dedicada a hacer el bien. Esto no quiere decir que seamos
perfectos, porque en nuestra humanidad podemos equivocarnos algunas
veces y errar, pero sin una mala intención de fondo. Yo mismo muchas veces
he cometido errores con algunas personas porque no he sabido comunicar
asertivamente las cosas, pero puedo garantizar que la mayor parte de
veces no ha sido con mala intención.

Cuantas veces nos desanimamos por las cosas que suceden cerca de
nosotros, por las circunstancias que nos rodean, por la influencia de lo que
otros hacen, pero debemos aprender a vivir la vida con intensidad y servir a
Dios con esa misma pasión que quema nuestras entrañas. Vea que estoy
hablando de algunas cosas importantes no las pierda de vista la asertividad
es: Entusiasmo, buenas intenciones, dedicado a hacer bien, pasión.
Agregamos un elemento más a nuestra lista “La pasión”.

Cuando hablo de pasión lo hago no en el sentido de cuando decimos


“la pasión(padecimientos) de Cristo”, sino en el sentido que tiene al decir
“se necesita pasión por Cristo”, significando en este caso un fuerte impulso,
euforia, efusión hacia Cristo. El uso de este lenguaje, en cualquier caso, no
es exclusivo del ámbito cristiano. En general, la gente habla de pasión por
mil cosas —la lectura, el arte, los animales, el fútbol—, e incluso los centros
académicos utilizan en su publicidad este atrayente comodín para atraer
estudiantes, apelando a la pasión por el respectivo objeto de la vocación.
Desde luego, también en el discurso cristiano de moda se habla de pasión
por diversos objetos, siendo su uso más general aquél que sencillamente
llama a tener pasión, a secas.

Pero, la pasión es un elemento esencial en nuestro servicio al Señor, la pasión


es la que nos mueve en medio de las dificultades, la que nos permite pasar
las pruebas y soportar los ataques del enemigo, necesitamos pasión para
hacer hasta el último esfuerzo por agradarlo a él. Una persona asertiva es
una persona cargada de pasión, es por eso que busca el balance en su vida
y se negará a si mismo con tal de agradar al que lo llamó. Pasión por el
evangelio es lo que más necesitamos hoy. Hombres y mujeres apasionados
por el Señor.

Una vez más Pablo le escribe a los filipenses y les dice:

No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo,


sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me
alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más
bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por
alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el
premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.
Filipenses 3:12–14

Aquí se nos une otra palabra más, la cuarta característica de una persona
asertiva: Esfuerzo.

Desde el día de su conversión, renunció a todas sus esperanzas terrenales, y


abandonó todo por amor de Cristo, dedicándose a viajar por el mundo
predicando al Cristo que anteriormente había perseguido. El sufrió
penalidades, persecución, oposición, encarcelamientos y por fin la misma
muerte por amor de Cristo. Esto fue verdadera asertividad que se refleja en:
entusiasmo, buenas intenciones, dedicado a hacer bien, pasión, esfuerzo.
La asertividad fue una característica de los creyentes primitivos. Muchos
perdieron todas sus posesiones materiales por amor de Cristo. Su fe les
acarreó persecución y reproche, y sus sufrimientos probaron que ellos fueron
asertivos.
La asertividad ha sido una característica de los hombres de Dios a lo largo
de la historia. Martín Lutero y los reformadores fueron asertivos. Ellos
estuvieron dispuestos a exponer sus propias vidas por amor de Cristo.
Misioneros tales como William Carey y Henry Martyn fueron asertivos. Martyn
fue un hombre brillante que tenía la perspectiva de obtener un éxito
contundente en su carrera en el mundo, pero prefirió predicar a Cristo en las
tierras paganas. Todos ellos se esforzaron más allá de sus fuerzas con tal de
agradar al Señor.

La asertividad nos lleva a una palabra más que ha sido mal utilizada o
satanizada por muchos y es: “El celo”. El celo es lo que hace que prosigas
cuando otros abandonan. Te hace perseverar en los momentos duros y te
da una energía interna que desconocías. No hay nada que pueda sustituir
al celo. Tomemos las oportunidades, por ejemplo. Podría presentarse una
oportunidad, pero si no tienes celo, no la aprovecharás y no llegarás a tu
destino.

Howard Hendricks comenta: “No se ponen huevos empollados debajo de


gallinas muertas”. Así son las oportunidades para la gente que no tiene celo.
Si fuéramos a dar ejemplos de celo nunca acabaríamos. ¡Jesús fue eso y
más! A la luz de estas cosas, nunca debemos menospreciar el celo cristiano.

Características del verdadero celo cristiano:


Es importante que entendamos cuál tipo de celo cristiano debemos de
tener. Mucha gente piensa que a condición de que uno sea sincero, su celo
ha de ser el correcto. Pero como lo veremos, esto no es verdad.

El celo verdadero debe ser conforme a conocimiento, esto es, iluminado por
la Palabra de Dios. Los judíos quienes persiguieron la Iglesia primitiva, tuvieron
un gran celo, pero no fue según el conocimiento.

Puedo declarar en favor de ellos que muestran celo por Dios, pero su celo
no se basa en el conocimiento.
Romanos. 10:2

Pedro tuvo gran celo cuando cortó la oreja de Malco, pero este celo no fue
de acuerdo con la verdad. Los seguidores de muchas religiones falsas
frecuentemente son muy celosos, pero su celo no está de acuerdo con la
verdad.
El celo verdadero debe brotar de motivos verdaderos. El celo de los fariseos
brotó de su espíritu sectario. El celo de algunos hombres nace de su
egoísmo, lo que les mueve es algún interés personal. El celo de algunos
hombres nace de su orgullo y deseo de ser alabados. Pero Dios examina
nuestros corazones, y el celo verdadero debería brotar del amor a Dios y el
deseo de su gloria.
El celo verdadero se preocupa por las cosas por las cuales Dios mismo se
preocupa. Debemos ser celosos para buscar la santidad.

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa
hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que
está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios
ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.
Filipenses. 3:13–14

Así que en la lista que venimos desarrollando el celo es otra forma correcta
de mostrar asertividad. El celo nos lleva a ser asertivos a la hora de buscar la
salvación de los inconversos y esto nos definirá las estrategias con tal de
lograr los objetivos. Pablo mismo reconoce en la carta a los corintios que
habrá momentos en que debemos amoldarnos a ciertas circunstancias con
tal de ganar a otros para Cristo:

Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a los débiles. Me hice todo
para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles.
1 Corintios. 9:22

Debemos ser asertivos en oponernos a todas las cosas que Dios odia, y
celosos para mantener las doctrinas del evangelio. Esto le paso a Pablo en
la iglesia de Galacia donde tuvo su enfrentamiento con Pedro por la
hipocresía de apartarse de los gentiles cuando llegaron los hermanos de
Jerusalén y Pablo le reclama diciendo:

Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le eché en cara su


comportamiento condenable.
Gálatas. 2:11

Una persona asertiva no se deja llevar por la ira, ni pasa por alto la situación
y la motivación es el amor, no será amargo o severo. Odiará el pecado, pero
amará al pecador. Odiará la iniquidad, pero estará dispuesto a hacer bien
a los hombres malos. Jesús puso al descubierto a los falsos maestros, pero
lloró sobre Jerusalén. Pablo regañó fuertemente a los gálatas por sus errores,
y no obstante tuvo cuidado de ellos como si fueran niños pequeños.
Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo
sea formado en ustedes
Gálatas. 4:19

La persona asertiva estará acompañada por una profunda humildad.


Cuando Moisés descendió del monte no sabía que su cara resplandecía. En
una forma semejante, el hombre verdaderamente asertivo lamentará sus
fallas en lugar de jactarse de ellas.
Le ruego que piense acerca de estas características de la verdadera
asertividad cristiana. Recuerde que un hombre puede ser sinceramente
celoso y, no obstante, estar completamente equivocado. Asegúrese de que
su celo esté de acuerdo con la Palabra de Dios. Así que añadimos una más
a la lista de las virtudes de las personas asertivas. “El celo” Una persona
asertiva es entusiasta, bien intencionada, apasionada, dedicada a hacer el
bien, con pasión, esforzada y celosa.

3. ¿Porqué es bueno ser un cristiano asertivo?

Tal como el ejercicio es bueno para la salud del cuerpo, la asertividad es


buena para la salud espiritual. Todos aquellos que son apasionados por
Cristo, son más propensos a tener gozo, paz, consuelo y felicidad que otros.
Aquellos que se esfuerzan más por la gloria de Dios, son quienes serán más
honrados por Dios.

La persona asertiva es de beneficio para la Iglesia como un cuerpo. Una


persona que es asertiva será definitivamente una persona comprometida,
recordemos que la asertividad es el balance entre la pasividad y la
agresividad, hay personas muy buenas pero demasiado pasivas, o personas
muy agresivas pero mal encaminadas. La vida requiere un balance en todas
sus líneas, una persona demasiado pasiva dejará pasar las oportunidades
que se presenten frente a sus ojos, vivirá lamentándose de las cosas que no
logró, culpará a otros por las perdidas; aunque haya sido su única culpa el
no moverse a tiempo para aprovechar el momento.

Cuando yo era adolecente trabajaba en una farmacia y había una


muchacha hermosa que llegaba cada cierto tiempo a la farmacia a
comprar algo, para ese entonces yo estaba en el despacho y cada vez que
ella llegaba los demás sabían que yo debía atenderla, así que nadie se
atravesaba porque era mi cliente, yo la atendía lo mas amable posible, le
facilitaba todas las cosas y hacía lo imposible por que ella se fuera
satisfecha, pero nunca me atreví a decir absolutamente nada de lo que me
provocaba sentimentalmente, mis compañeros de trabajo me decían que
le hablara pero yo siempre decía: “La próxima vez que venga” el tiempo
pasó y no la volví a ver, supe mucho tiempo después ella se casó y un día
por esas cosas de la vida nos topamos en una consulta medica y me contó
que siempre le gusté, pero que yo era demasiado tímido. Esto es lo que
sucede con los pasivos, dejan pasar las oportunidades.

Por otro lado están los agresivos y si bien es cierto la vida requiere
agresividad, si no lo sabes controlar puedes echar a perder las
oportunidades, tenía un compañero demasiado lanzado en la farmacia,
Oscar era el tipo de muchachos que no se guardaban nada y se lanzaban
de un solo sin medir las consecuencias, una vez se enamoró de una
muchacha que también llegaba a la farmacia, desde la primera vez que la
vio el se lanzo a decirle un montón de cosas, a piropearla, a invitarla a salir
sin conquistar ni nada. Por supuesto ella no le dio bola con el tiempo el se
cansó y no la volvió a molestar, una vez en una conversación ella me dijo
que desde la primera vez que lo vio el le llamo la atención, pero cuando lo
vio tan lanzado ella dijo: Este es el típico tipo que a todas les dice lo mismo,
y también perdió la oportunidad.

Ahora quiero mostrarles el termino medio en esto, muchos años después


siendo yo el gerente de la radio llego una muchacha a trabajar conmigo;
joven, atractiva, ojos verdes, cristiana hasta la medula, pulcra, inocente y
lejos de lanzarme encima de ella, le hable de mis problemas sentimentales
con la relación anterior, la invite a un café sin ninguna intención, la fui a dejar
casi todos los días a la parada del bus hasta que un día cayó en las redes y
hoy es mi esposa. Eso es asertividad.

Conclusión

Hoy mas que nunca la iglesia necesita personas asertivas, que sepan hacer
las cosas con mucho entusiasmo, enamorados de Cristo y su iglesia, sirviendo
a él y no a los hombres.

Personas que sean bien intencionadas con las motivaciones correctas que
sirvan a Dios por amor y no por interés, no con intereses mezquinos como las
ganancias terrenales sino por el amor a las almas que se pierden a diario.

Hombres y mujeres dedicados a hacer el bien, como dijo Pablo:


mayormente a los de la familia de la fe. Cuando dedicamos nuestra vida a
hacer el bien obtenemos la satisfacción de saber que estamos
construyendo para el reino.

Personas apasionadas, capaces de entregarlo todo con tal de llevar a cabo


la obra que se les ha encomendado, dispuestos a pasar aun si fuera
necesario dificultades, pruebas, insultos con tal de ser los instrumentos de
Dios en la tierra.
Hombres y mujeres esforzadas, trabajadoras, no servidores de reloj, sino a
tiempo y fuera de tiempo, sabiendo que nuestro tiempo le pertenece al
Señor, que nuestros recursos son de él, que aún nuestra vida le pertenece y
todo se lo debemos a él.

Personas celosas, con celo santo, con deseo ferviente de agradarlo y de


buscar que cada acción de su vida sea una ofrenda de olor fragante para
el Señor.

Si usted no tiene alguna de estas características pídala al Señor, sea una


persona asertiva. El mundo lo necesita más que nunca.

Pastor Carlos Umaña R


Comunidad Cristiana Lifehouse
22/23 Setiembre 2018

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