El punto (.)
En español utilizamos el punto para separar oraciones (punto y seguido), párrafos
(punto y aparte) o marcar el final de un texto (punto final). Existen siete tipos de
puntos: punto y seguido; punto y aparte; punto final; punto y coma; dos puntos;
puntos suspensivos y puntos de abreviatura. Como la mayoría conoce el uso del
punto, enunciamos aquí el uso incorrecto del mismo:
Uso incorrecto:
En los años, páginas, leyes y decretos
En la expresión de cantidades: no se deben escribir puntos para separar
cantidades ni para expresar decimales, ya que en español los decimales se
indican con una coma y no con un punto. Antiguamente se utilizaba el punto para
separar las cifras enteras de tres en tres. Ahora las normas internacionales nos
dicen que debemos separar las cifras de tres en tres con espacios.
Títulos y subtítulos
Con otros signos de puntuación como las comillas, los guiones, los
paréntesis.
Usos:
Separar oraciones largas con una conjunción adversativa: Incendian los
pájaros la tarde, y sus picos abrían rendijas en la noche; pero la lluvia, siempre
inoportuna, les apagó el fuego
Para no repetir un argumento en una serie de cláusulas independientes
entre sí, pero subordinadas a la unidad lógica del pensamiento: El primer día del
congreso fue interesante; el segundo, ya no tanto; el tercero, insoportable.
Para separar oraciones que tengan proximidad de sentido: Trata de leer
más alto; no te oímos.
La oración que resume una enumeración deber separarse con punto y
coma: Había investigadores, estudiantes, directivos; toda la institución estaba
representada.
Para separar enumeraciones de elementos que no sean de la misma
especie: Francés, inglés, italiano; química, física, biología; carpintería, electrónica,
computación.
Cuando en un párrafo haya sub-incisos largos separados con letras o
números:
o a) Temas de actualidad; b) relaciones internacionales; c) acuerdos
bilaterales.
No usaremos punto y coma cuando los incisos estén en distinto renglón.
o a) Temas de actualidad
o b) relaciones internacionales
o c) acuerdos bilaterales
Los dos puntos (:)
Anuncian una explicación, enumeración o cita textual.
Usos:
Antes de una enumeración anunciada: Se reunieron las tres hermanas:
Ana, Beatriz y Lucía.
Para cerrar una enumeración. Se utilizan los dos puntos, antes del
anafórico que la sustituye: Natural, sana y equilibrada: así es como debe ser la
alimentación.
Después de la fórmula con que se introduce una cita: Oí una voz que decía:
“Aún puedes intentarlo”.
Tras la fórmula de saludo en cartas y después de expresiones tales
como expone, solicita, certifica… en documentos administrativos.
Usos:
Al final de enumeraciones abiertas o incompletas con el mismo valor de la
palabra etcétera: Su tienda de libros es como la que conozco de toda la vida y en
la que se vende de todo: lápices de colores, cuadernos, libros, gomas,
sacapuntas…
Cuando se quiere expresar duda, temor, vacilación o sorpresa: Iré o no
iré… Debo decidirme.
Para dejar un enunciado sin completar y en suspenso: Todo fue muy
desagradable…No quiero seguir pensando en ello.
Cuando se reproduce una cita textual, sentencio o refrán, omitiendo una
parte: En ese momento de indecisión, pensé: «Más vale pájaro en mano...» y
acepté el dinero.
Se escriben tres puntos dentro de paréntesis (...) o corchetes [...] cuando al
transcribir literalmente un texto se omite una parte de él: Yo fui loco y ya soy
cuerdo; fui don Quijote de la Mancha y soy agora [...] Alonso Quijano el Bueno.
El asterisco (*)
En tal sentido, que los signos lingüísticos se define como Es la ciencia que se
ocupa del estudio del lenguaje humano y en esa tarea, estudia las lenguas
humanas. Su acción se orienta hacia diversos aspectos del lenguaje y utiliza
distintas vías para esto.
Los signos de puntuación son signos gráficos que hacemos aparecer en los
escritos para marcar las pausas necesarias que le den el sentido y el significado
adecuado. Hay pocas reglas fijas que nos den el uso correcto de estos signos.
Éstas son:
CONCLUSIÓN
Se puede concluir; sin embargo, que se puede advertir que más allá de cualquier
norma establecida, los signos de puntuación componen también la arquitectura del
lenguaje y por ende del pensamiento escrito. En este sentido, y tal y como sucede
en poesía desde hace más de un siglo, no existen normas exactas para
reglamentar el correcto uso de los signos en las escrituras, tanto narrativas como
poéticas.
INTRODUCCIÓN