El nuevo Código del Sistema Penal, Ley 1005, incluye un apartado
“TÍTULO III PROCEDIMIENTO ESPECIAL PARA CASOS DE VIOLENCIA CONTRA MUJERES, NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES”, lo cual significa reconocer el derecho a la justicia de las mujeres y un trato preferente sino diferenciado de su acceso a la justicia, para lo cual se establecerá los pasos protocolares que coadyuve a las mujeres, niñas/os y adolescentes a demandar y ejercitar una norma/Ley efectiva de los derechos desde las mujeres. Considerando que el acceso a la justicia está influido por los factores económicos, geográficos y simbólicos entre otros, y afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres, y niñas y niños y adolescentes. Es necesario tomar en cuenta que los sistemas judiciales, nacionales e internacionales, son un medio para restablecer la dignidad y los derechos de las personas, para asegurar el cumplimiento de los principios de la convivencia social En Bolivia el nuevo Código Penal, PROYECTO DE LEY Nº 122/2017- 2018, incluye un apartado “TÍTULO III PROCEDIMIENTO ESPECIAL PARA CASOS DE VIOLENCIA CONTRA MUJERES, NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES” que significa reconocer el derecho a la justicia de las mujeres y un trato preferente sino diferenciado de su acceso a la justicia, para lo cual se establecerá los pasos protocolares que coadyuve a las mujeres, niñas/os y adolescentes a demandar y ejercitar una norma/Ley efectiva de los derechos desde las mujeres. Considerando que el acceso a la justicia está influida por los factores económicos, geográficos y simbólicos entre otros, y afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres, esos factores también afectan a los sectores pobres e indígenas y discapacitados. Una de las grandes razones por las cuales se incluye un “procedimiento especial” son los casos de violencia en razón de género, violencia en el ámbito familiar, los delitos contra la libertad sexual, entre otros; se constituyen en acciones de control, poder y dominio, de personas en situación de vulnerabilidad (mujeres, niñas, niños, adolescentes, personas adultas mayores, personas con discapacidad), sin importar su edad, género, estado civil, situación económica, cultural, tipo de discapacidad, entre otras; instituyéndose estos actos como una grave violación a los derechos humanos y un problema social de gran magnitud, debido a su considerable incidencia y riesgo respecto a las secuelas físicas y psicológicas a consecuencia de la violencia sufrida, así como el alto costo social que representa para toda la sociedad. La atención y protección a las “víctimas” de los delitos arriba mencionados, se constituye en una labor interdisciplinaria e integral a cargo de instituciones públicas y privadas que protegen los derechos de las personas que se encuentran en situación de violencia; en consecuencia, la articulación y coordinación de funciones entre estas instituciones se considera una tarea apremiante e imprescindible para otorgar una atención sistémica, diferenciada y especializada para víctimas que se convierten en altamente vulnerables, relegadas y re victimizadas. Existe una temática que integra los pasos protocolares que establecerán la ruta crítica que deben seguir las “demandantes” en diversas instituciones estatales “de Atención y Protección a Víctimas de Delitos” establecidos a partir del marco de la Ley N° 348 y proyecto de Ley del Código Penal Nº 122/2017-2018, en el capítulo único denominado “Guía Práctica del Procedimiento Especial Para Casos De Violencia Contra Mujeres, Niñas, Niños Y Adolescentes. Se basa en dos tres fases:
Primera fase es sobre la atención y protección integral a la
víctima promoción de la denuncia. Segunda fase trata sobre el procesamiento del caso de violencia. Tercera fase está relacionada a la reparación integral. Todo esto se basa para la atención, y protección a víctimas en situación de violencia. En la primera parte lo que se debe resaltar es la intervención psico-socio-legal. Debe tenerse en cuenta que la recuperación terapéutica de la víctima es una transversal desde el inicio de la investigación y que concluye con la estabilización psico-emocional de la víctima, por lo tanto, no debe esperarse a la conclusión del proceso para disponer esta medida. Debemos tener en cuenta el impacto que la intervención va a tener en las personas en situación de victimización. En contraste con la ley boliviana una vez ejecutoriada la sentencia de la demanda, de acuerdo al artículo 98 de la Ley Nº 348, él o la Juez/a deberá disponer la reparación integral del daño. El objetivo de esta intervención fundamentalmente está dirigido a que la víctima recupere el bienestar psicológico afectado por un problema concreto, trastorno o malestar a consecuencia de la violencia sufrida. Este proceso es considerado una transversal de la atención y asistencia a la víctima, testigo u otra persona afectada por la violencia, debiendo iniciarse una vez realizada la denuncia ante el Ministerio Público y estará a cargo del o la profesional psicólogo/a de la Instancia Promotora de Denuncia u otras instituciones no gubernamentales o privadas que brinden este servicio. La intervención psicoterapéutica o clínica es un proceso mediante el cual el o la profesional psicólogo/a de manera conjunta con el o la paciente. En este caso la víctima, testigo u otra persona afectada por la situación de violencia, establecen una relación terapéutica, con el propósito de diagnosticar y brindar un tratamiento a la afectación y/o consecuencias psicológicas dejadas por la violencia o la comisión del delito en la víctima o personas que presenciaron la situación de violencia. La intervención psicoterapéutica realizada principalmente deberá considerar las características de la víctima, si esta es niña, niño o adolescente se tendrán en cuenta sus necesidades de acuerdo a la etapa evolutiva que se encuentran; además se considerará el tipo de delito o violencia a la que fue sometida/o, la posible relación o vínculo con el agresor, la cultura e idiosincrasia, entre otros. Debemos tener en cuenta si en todo el proceso la voz de la víctima es escuchada,, y respetar sus derechos, privacidad, y confiabilidad para que asi la victima pueda reintegrarse a la sociedad.