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siglo veintiuno editores, sa
CERRO DEL AGUA, 2,18. 0«110 MEXICO, O.F.
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t'l
I
IX
l. IxrnonuccróN I
2. EI. ENFoQT,E UNIDIMENSIoNAL 4
3. EL gl.rroeuE BIDTMENSToNAL n
4. EL ENFooUE TRIDIMENSIoNAL 19
5. [-t cot¡cerctóN or poDER SUByAcENTE 28
6. FooeR E TNTERESES 4t
7. COUPIR.ECIÓN os LoS TRES ENFoQUES 43
8. DrRculr¡nrs 60
9. CoNcr,usIóu 78
Bibtiografía 80
PREFACIO
Il
serie de problemas metgdo_lógicos, tgó_¡lqo¡_1, modificación, en su libro Power and poverty [41.
p*o..1.*ipp-s: Entre los primeros figuran los límites La argumentación de éstos fue, a su vez, objeto
del belav[g¡§Aq, el papel desempeñado por los de enérgicos contraataques por parte de los plu-
y el i,,Ldivifualj9g1o ralistas, en especial Nelson Polsby [30, 3l],
"áioñfGñ*Íltiplicáción
metodológico. Entre los problemas teóricos es- Raymond Wolfinger [37, 38] y Richard Merel-
tán-cuestiones relacionadas con los límites o man [20]; pero también se granjeó defensas de
prejuicios del pluralismo, con la falsa concien- gran interés, como la de Frederick Frey [141, V
cia y con los intereses realñ Enlié1ffiió-HA por lo menos una aplicación empírica, intere-
más polítióos é3iáñ-1u. ti"s fumosas áreás pro- sante en grado sumo, en el libro de Matthew
blemáticas clave estudiadas por Robert Dahl Crenson The un-politics of air pollution l9l. Ar-
[12] en New Haven (nuevo desarrollo urbano, gumentaré que el enfoque de los pluralistas era,
e d uc ac i ó n p ú-b, I ic a y n o m b r a m r.e¡t-q-,s- p_o I í tii ól), efectivamente, inadecuado, por las razones
la pobreza y las relaciones raciales en Balti- aducidas por Bachrach y Baratz, y que el enfo-
more, así como la polución atmosférica. Estos que de éstos va más lejos, aunque, por otro
temas no serán discutidos en sí, sino que sim- lado, no lo bastante, y está necesitado de un
plemente se aludirá a ellos en puntos significa- temple radical. Mi estrategia consistirá en es-
dos de la argumentación. Por su naturaleza, bozar tres mapas conceptuales, que espero pon-
ésta es polémica. Y realmente, el que lo sea gan de manifiesto los rasgos distintivos de esos
forma parte esencial de mi alegato. tres enfoques del poder, a saber el de los plura-
Comienza esta argumentación examinando listas (al que llamaré unidimensional), el de sus
un enfoque del poder y concepciones emparen- críticos (al que llamaré bidimensional) y un ter-
cer enfoque del poder (al que llamaÉ tridimen-
tadas
-que tiene
particularmente
profundas raíces históricas,
en el pensamiento de Max We- sional)- Luego pasaré a examinar los lados fuer-
ber, y que adquirió una sensible influencia en- tes y débiles respectivos, intentando demostrar
tre los politólogos americanos de la década de mediante ejemplos que el tercero de estos enfo-
los sesenta a través de la obra de Dahl y sus ques permite un an§lisi§ de las relaciones de
colegas pluralistas. A este enfoque se [e criticó pod"i m3s profun6 y-s-@-
por superficial y restrictivo y se le acusó de lle- ffi ion ado n-o_1 9y ?! qu iAlde,.l-9s"-og9s dgq.
var a una injustificada celebración del plura-
lismo americano, del cual se pretende que cum-
ple los requisitos de la democracia, en especial
por parte de Peter Bachrach y Morton S. Baratz
en un famoso e influyente artículo titulado uThe
two faces of power, [2] y en un segundo artículo
[3], incorporados ambos posteriormente, previa
2. EL ENFOQUE UNIDIMENSIONAL El enloque ttnidittrcttsiotrul
a
conclusiones pluralistas cuando es aplicado.
pLralistas de adopción de decisio-
"ri*.i"*s
;;; i;-;;biér,, di.íu vo, conciusiones pluralis-
tas cuando es apli"uio u estructuras que él
identifica como pluralistas, mientras que otros
A menudo se califica a éste de enfoque uplura- ..rfoq.r", del poáer no Io hacen)' Así pues' al
lista, del poder, pero tal etiqueta es ya enga- intentar caracterizarlo identificaré sus rasgos
ñosa, por cuanto Dahl, Polsby, Wolfinger y otros áirtir,tiuos independientemente de las conclu-
rb""t pluralistás que se hayan solido obtener'
pretenden demostrar que el poder lo
-según de En su temprano artículo uThe co.ncept,of po- , )e/
identifican ellos- está, de hecho, distribuido
manera pluralista en New Haven, por ejemplo, w€r», Dahl áescribe su uidea intuitiva del Po-,t"r',,-l,i
der» coÍlo «algo semejante a: A tiene pocl.er
to-l^
y más generalmente en el sistema político de los quel\)?'
bre B en la medida en que puede conseguir
Estados Unidos en su totalidad. Hablar, como "
hacen los susodichos autores, de un "enfoque plu- B haga algo que, de otra manera' no hana»l
ralista" del poder, o de una "aproximación ([10], en [7], p.80). Más adelante en ese mrsmo
pluralista, al mismo o bien de una "metodolo- u.,l."fo, báfri describe 5u uenfoque intuitivo de
gía plurali5t¿» presupone que las conclusiones la relación de poder» en términos ligeramente
de los pluralistas ya están contenidas en sus diferentes: parecía, dice, "implicar una tenta-
concepciones, aproximación y método. Real- iiu" por el éxito por parte de A de
""t".ruiu
conseguir que 4 haga algo que' de otra manera'
mente, yo no creo que así sea. Creo que éstos
son capaces de generar en determinados casos no ha"ría, ilZl, p-g1). N¿tese que si el primer
A (" "'
conclusiones no pluralistas. Utilizando, por enunciado gira Én torno a la capacidad de
.rr- l" medida en que puede conseguir que
B
ejemplo, sg,_enfoqge _qgl_pgggl y su metodología tenta-
para identificarlo (de manera que el lugar haga algo ...'), el segundo especifica una
( donde se ubica el poder se determina viendo i-i-á pot él éxito, y en ello estriba'
"oí"nada
J".d" luego, la diferencia entre los poderes 1":
1{ quién prevalece a la hora de adoptar decisiones
I fl'' ¿ona;q;iera q"lñáva uñ óonñictó oFsiiláble). i"áf v polencial, entre posesión Y fierci;io, $¡^l
RoberfMtlG nzioTlgl-conctuyrque*el--¡loder-es
§ piramidal en los dos principales partidospolíti-
cos británicosi y sirviéndose de un enfoque y .iá" hincapié q,r" hut"" lós llamados "elitis-
"f go
una metodología diferentes, Samuel Beer [ó] tas» en las reputationes del poder) ' EnWho
concluye que en el caso del Partido Laborista no uerns?, el metodo capital de Dahl consiste en
,,determinar con resf,ecto a cada decisión qué
lo es. Del primero de esos enfoques se extraen
conclusiones elitistas cuando es aplicado a es- participantes proPu,i"tott alternativas que fi-
tructuras elitistas de adopción de decisiones y lul*"rrt" fuerón adoptadas, vetaron alternati-
@ ¿ e, eI
fJs. * ** "{.* n,U [*t . r s,to,..* l¡,ta*U.
Starcn Lukes El enloque ¿tnidimension¡tl
vas propuestas por otros o propusieron alterna- Este hincapié en el comportamiento observa-
tivas que fueron rechazadas. Estas acciones fue- ble a la hora de identificar el poder mueve a los
ron después clasificadas como 'éxitos'o 'derro- pluralistas a estudiar la adopción de decisiones
tas' individuales. Los participantes con la ma- Lo*o tal€a central. Para Dahl, pues, el poder
yor'proporción de éxitos sobre el total de éstos sólo puede ser analizado tras un «exzlTl€rl ITli-
fueron considerados como los más influyentes, nucioso de una serie de decisiones concretas»
(Í12), p. 33ó) r. En suma, como dice Polsby: ([11], p.466); Polsby, a su vez' escribe:
"En
la aproximación pluralista ... se intenta estudiar
los resultados específicos con vistas a determi-
nar quién prevalece efectivamente en la adop.
ción de decisiones dentro de una comunidad,
([30], p. 113). Aquí se hace hincapié en el estu-
dio del comportamiento concreto, obqervable. El
investifráñ s"grñ"Tilsby, udeberíd estudiar el
comportamiento efectivo, ya sea de primera ([30], pp. 34).
mano, ya sea reconstruyéndolo a partir de do-
cumentos, testimonios, periódicos y otras fuen- Arguye este autor que identificar a nquien pre-
tes apropiadas, (p.121). Así pues, la metodolo-
gía pluralista, en palabras de Merelm&D, «s5fs-
dió el comportamiento efectivo, insistió en las
definiciones operativas y encontró pruebas. Más
aún: pareció obtener conclusiones fiables, que
satisfacían los cánones de la ciencia" ([20],
p. asl).
(Convendrá tener en cuenta que los pluralis- prende de esta última cita, se supone que las
tas tienden a usar de forma intercambiable udecisiones» entrañan un conflicto «directo», es
opoderr, "influenci¿», etc., suponiendo que hay decir efectivo y observable. Así pues, Dahl
una <<noción primaria que parece estar detrás
de todos esos conceptos» ([10], en [7], p. 80).
Who governs? habla todo de ..influenci¿r, mien-
tras que Polsby habla ante todo de npoder,.)
2
Stetten Lukes El enlóque unidimensional
t
tas hablan de decisiones relativas a problemas dológicos de este autor y sus colegas 3; está en
pertenecientes a uáreas problemáticas, (clave) contradicción con su armazón conceptual y su
seleccionadas, suponiendo una vez más que ta- metodología. Dicho de otra manera, constituye
les problemas son polémicos e implican un con- un descubrimiento que el enfoque unidimensio-
flicto efectivo. Como dice Dahl, es "requisito nal del poder es incapaz de explotar.
necesario, aunque quizá no suficiente, que el
tema clave implique un desacuerdo efectivo en
las preferencias de dos o más grupos» (p. a67).
Hemos visto, pues, que los pluralistas hacen
hincapié en el comportamiento en la adopción se pondrá de manifiesto. ¿Entre qué se da el | ' I
de decisiones sobre problemas clave o impor- conflicto? La respuesta es: entre preferencias'
tantes por cuanto implican un conflicto obser- que se supone son formuladas conscientemente, ' h
vable efectivo. Obsérvese que tal implicación no manifestadas a través de acciones y, por ende, I
es requerida por las definiciones de poder de susceptibles de ser descubiertas por observa- |
Dahl o de Polsby, las cuales simplemente re- ción del comportamiento de la gente. Además,
quieren que A pueda llegar o llegue a afectar a los pluralistas suponen que los intereses se han
lo que hace B. Y de hecho, en Who governs? de entender como preferencias poffilíticas de-
Dahl se muestra muy sensible a la operatividad terminadas, de suerte que un conflicto de inte-
del poder o la influencia en ausencia de con- reses equivaldría a un conflicto de preferencias.
flicto; incluso afirma, en efecto, que una "verifi- Rechazan cualquier sugerencia de que los inte- rt""tLi
cación aproximada de la influencia abierta o reses puedan ser inarticula
encubierta de una persona es la frecuencia con y sobre todo la idea de que ¿- i !
que consiga llevar adelante una política impor- estar equivocadas acerca d ¿j
tante en contra de la oposición de otros, o vetar ses o ser inconscientes de ellos. Como dice
políticas propuestas por otros, o llevar adelante Polsby:
una política donde no aparezca oposición [sic]"
([2], p. óó) 2. De todos modos, éste es sólo uno Rechazando esta presunción de una
"objetividad de
de los muchos ejemplos de que el texto de Who los interess5», podemos ver ciertos casos de des_
governs? es más sutil y profundo que la mayoría
de los pronunciamientos conceptuales y meto-
3 Otro ejemplo se da en las pp. 16142 y 321, cuando Dahl
apunta implícitamente hacia el proceso de no adopción de
decisiones, diciendo del poder de los miembros del estrato
2 Las cursivas son mías (S. L.). Este pasaje es
ferozmenté político que determina en parte si un asunto se convierte o
criticado por Mor¡is. [25]. ¡q s¡ «prc,blema de notoriedad pública".
l0 Steven Lukes
3. EL ENFOQUE BIDIMENSIONAL
acuerdo intraclasista como un conflicto intraclasista
'de intereses y el acuerdo interclasista como una ar-
monía interclasista de intereses. Defender lo contra-
rio se nos antoja un error. Si la información acerca
del comportamiento efectivo de los grupos dentro de
la comunidad no se considera importante en el mo-
mento en que discrepa de las expectativas del inves- En su crítica de este enfoque, Bachrach y Ba-
tigador, entonces es imposible aun refutar las propo- ratz aducen que es restrictivo y, en virtud de
siciones empíricas de la teoría de Ia estratificación este hecho, presenta un cuadro pluralista, en-
[que postulan intereses clasistas], por lo que habrá gañosamente optimista, de la política ameri-
que considerarlas como asertos más metafísicos que
empíricos. Suponer que los intereses nreales, de una cana. El poder, dicen, tiene dos caras. La pri-
clase les pueden ser asignados por analista permite a mera es la que acabamos de considerar, según
óste atribuir una "falsa conciencia de clase" cuando la cual uel poder está enteramente incorporado
la clase en cuestión no coincide con él;(t:Ol, pp.22- y plenamente reflejado en las 'decisiones con-
23 4.
cretas' o en la actividad directamente relacio-
nada con su adopcióno ([4], p.7). Escriben estos
\0 cdncluyo, por ende, que este primer enfoque autores:
u. ,':l
'lunidimensional del poder entraña una insisten-
Lt
i cia en el comportamiento a la hora de adoptar Por supuesto, el poder se ejerce cuando A par Orl-
¡decisiones sobre problemas en torno a los cuales
ién s gra sus ener $:\
ihay un conflicto observable de intere.ses (subje- gías a crear o reforzar aquellos valores sociales y po-
Itivos), entendidos como preferencias expresas limitan el
iíti.os y prácticas institucionales que al-
\po. ,.,u determinada política y revelados a tra- ance del proceso político a Ia consideración pública
Vés de una participación política. amente de lqs problemas que sean relativamente
para A En la
\i1','
-..,
asociar al poder con el conflicto efectivo, obser- determinándolas. De hecho, ¿no estriba el su-
vable. Las críticas de los pluralistas en este sen- premo eiercicio del poder en- loglar qUe 9lI9_u
otros tengan !"19"_:g_ql_q!Je u[o_ qyiqfe -qq-ej§.n-
gan, eldecilen ásegur?§e su obediencia me-
diante el control sobre sus pensamientos y- de-
seos? No hace falta llegar al extremo de hablar
de Iln mundo feliz o del mundo de B. F. Skinner
guna parte, y ello por dos razones, cuando
para percatarse de que .l gol!.91 9{pggtu-
me_ miento adquiere un sinfín de formas merlos-to: i
nos.
ta-les y más mündañás, á través del control de-la.i *
3
24 Slarcn Lukes El enloqtre tridintensional 25
detalle crucial: qgq la qé§__e_f_l_ca¿s¡sidiosa uti- vale a un consenso genuino es simplemente des-
lizac-it¡¡jql-podel-con-siste en impedir que tal cartar la posibilidad de un consenso erróneo o
cgg[!!c,!g q!_o¡-e* manipulado por obra del mandato definicional.
t El tercer aspecto en que resulta inadecuado el
En resumen, el enfoque tridimensional del
enfoque bidimensional del poder guarda estre- poder comporta unaminuciosa crític¿ del carác-
cha relación con el segundo: se trata de la insis-
tencia en que el poder de adopción de no deci-
siones existe únicamente allí donde se dan
agravios a los que se niega la entrada en el pro- formas de mantener fuera de la política proble-
ceso político en forma de problemas. Si el ob- mas potenciales, bien inediante la actuación'de
s9¡v3{o11ogra descubrir que no hay tales agra- fu-é Íz áa s-ó Ci ál'es. y p_r á 9.! j_c-3 E i n E t i t us q a I es b ie n
_ i I .
vios,entontés--debe-up-onef -que-ha]-un.,ge- mediante las decisiones tomadas por indivi-
nuino, consen§ó 'áóérca dé lá-ali§tFitüeióñ de
-
duos, Tál cosa, pbr ottó"lado, puéde -odüÍirT-en
va_lores i m pe rantd. PóT- det i rlorle'ó,t ra-ñiáhera, ausencia de un conflicto actual, observable, que
aquí sé supoñé'que si las personás no sienten acaso haya sido felizmente conjurado, aunque
t-''li
.--\.
i
r tonces es que no tienen in- se mantenga ahí una referencia implícita al
de ser lesionados por el uso conflicto potencial. De cualquier modo, esa po- '
''-,,,i! es también sumamente in-
'l
satisfactorio. En primer lugar, ¿qué es, en todo ,i
caso, un agravio: una demanda articulada en -i
base a un conocimiento político, una queja in- ses de aquél § intere-i
directa nacida de la experiencia de cada día, lgileilés !9- slBrio,
una vaga sensación de malestar o un senti-
miento de carencia? (cf. t18l). En segundo lugar,
y más importante, ¿no estriba el supremo y más o Uso el término
"behaviorista, en el estricto sentido in-
insidioso ejercicio del poder en impedir en o del comportamiento
\r ".
.,,
,
,u
5. LA CONCEPCION DE PODER la cottcepciótt de poder subvacente 29
SUBYACENTE
Claramente, todos nos afectamos unos a otros
todo el tiempo de mil maneras; el concepto de
po5p., -al. igual que los, de c99¡-c1Qn=i4Ut-i13;
affidad, etc., con él emparentados, escoge
á*Uito. de esa afectación que le parecen signi-
ficativos en algún aspecto específico' Para que
Rasgo común a estos tres enfoques del poder es una forma de óncebir el poder (o una forma de
su carácter evaluativo: todos ellos surgen de una definir el concepto del poder) sea útil en el aná-
perspectiva moral y po qp_*^" lisis de las relaciones sociales, tiene que com-
aepI- de ellá. Yo-diría, I poder portar una respuesta a las preguntas: "¿4-9-q9:t f
considera aspácto significatilg?f f 13Y"..":-1" *
es uno de éSos conceptos que dependen inevitable- -Alió-ra J
mente de los valores. Con esto quiero decir que que A-qf."-qlg a Blri' J
tanto su definición como cualquier uso que de a- Uieri ási definido, cuando
quél se quiera hacer, una vez definido, van liga- se interpreta y Pone en práctica, proporciona
dos indisolublemente a una determinada se- uno o másenfoques del poder, esto es una o más
rie de supuestos acerca de valores formas de identificar casos de poder en el
-probable-
mente no reconocidos- que predeterminan su
mundo real. Los tres enfoques que hemos con-
ámbito de aplicación empírica. Más adelante siderado se pueden entender como interpreta-
sostendré que algunos de estos usos permiten ciones y aplicaciones alternativas de un mismo
mejor que otros la extensión y profundización .or,..pio áe poder subyacent", ."-gÉ!-"1-g14-4
i> cual-
á-los iñte ;¿'-gg:tleE :' . De
t
'áLá;'*acaiio
r Esta distinción entre «concepto» y .enfoque" es para-
lela a la establecida por John Rawls entre «concePto» y
.concepciónr. Parece, según Rawls,
natural considerar que el concePto de justicia es diferente
de las diversas concepciones de la justicia y que está
especi-
lítica. de-princi-
ñ""a" por el p"pel q.le esos distintos conjuntos
Un punto común o idea primordial absoluta- en común' Qr¡ienes
mente fund fio., ..r. distintas concepciones, tienen de la jtrsticia pueden'
mantienen diferentes concepciones
G* del poder es f.r"r, ..gri. conviniendó en que las instituciones son justas
"no
Ahora bien, ;;;¡" s. .rtublecen disiinciones arbitrarias entre las
derechos y deberes fundamen-
(causal) al análisis de la vida social necesitamos ;;;;.;.t; la hora de asignar determinan un equilibrio co-
algo más, a saber la idea de que A actúa así de i.f.. V cuando las normas
rrecto entr€ reiv indicaciones
@ ,ra manera no trivial, significativa (cf. t3O¡¡. 0"
,¿ Qqr q^¿ esuu.{¡&,
.dürk\- 0" q{elta
\
It
30
¡i
Steven Lukes La concepción de poder subvacenle 3l
It f
quier modo, hay formas alternativas --no me- 1 cambios en la acción de otras unidades, indivi-
nos contestables- de conceptualizar el poder duales o colectivas, en los procesos de interac-
que implican criterios alternativos de significa- ción social" ([28], en [29], p. 299). ¿Qué es, a su
tividad. Examinemos dos de ellas. entender, lo que hay de específico en este meca-
nismo, lo que caracteriza a éste como opoderr?
Consideremos, pri pto de Dicho de otro modo, ¿qué criterios de significa-
poder elaborado por 27,2g, tividad usa Parsons para identificar como «po-
291. Parsons pretend mo un dep un ámbito de afectación particular? La
mecanismo específico que opera para producir respuesta es, en sustancia, el uso de decisiones
autoritarias con vistas a obietivos colectivos. He
aquí cómo define este autor el poder:
de la vida social. Los humanos pueden estar conformes con
de la «institucionalización de la autoridad» secución del consentimiento que dio origen a las le-
."{.
yes en un principio. En una situación de gobierno
t.* representativo, se supone que el pueblo dirige a
quienes lo gobiernan. Todas las instituciones políti-
t cas son manifestaciones y materializaciones del po-
citivas, o de coacción sin legitimación o justifi_ 1á der; se petrifican y desmoronan tan pronto como el
cación, no debe ser calificada en modo alguno "l
poder vivo del pueblo deja de sustentarlas. A esto se
de uso del poder..., (p. 331). parsons critiába, refería Madison cuando decía que utodos los gobier-
nos se basan en la opiniónr, lo cual no es menos
válido para las diversas formas de monarquía que
para las democracias (p. al).
l,
35
Steven Lukes La concepción de podcr subvacetúe
34
un aFpy@r a lq&
rFr§r¡A§.ilro' ;
I §l¡§:resPecti En el caso
, vincular el decisiones
autoritarias y las metas colectivas sirve para re-
forzar su teoría de la integración social, basada
en un consenso acerca de los valores por el pro-
cedimiento de sustraer a la vista toda una serie
de problemas que han interesado a los llamados
teóricos de la 'coerción', justamente en el con-
texto del "
nóm omo la coerción, la explotación, la
manipulación y demás dejan de ser fenómenos
del poder y, por co del
teó vGi ha formu
muy bien este punto:
la_
lo
que efectivamente desean o prefieren, con sus
pre-f 8L"ñciaspóiÍli¿ás-táL¿ómo-a;manitlest'¿na
__/
I Brian Barry, Political argument, l.ondres, Rou-
Véase
tledge &
Kegan Paul, l9ó5, así como el análisis de esta
.1
Respecto a este último punto, véanse los escritos pasa- cuestión por Steven Lukes, en «Varieties of political philo-
dos y futuros de Peter Bachrach. sophy", Political Studies, 15, 1967, pp. 55-59.
i
1.
. 42 Steven Lukes
7. COMPARACION DE LOS TRES ENFOQUES
i
tl
*19.
44 Staten Lukes Comparación de los tres enloques
i:
47
Steven Lukes Cotttparaciótt de los tres enlóques
etc.-, además de una exposición de cómo con- rables al investigador. Podemos sondear rápidamente
siguieron los negros tener acceso a la política ia profundidad-del abismo admitiendo que los .no
mediante una lucha declarada que incluyó dis- acontecimientos son mucho más importantes que los
turbios. Este análisis es acontecimientos e inquiriendo con precisión cuales
de los no acontecimienios han de ser considerados los
a estudiái más significativos en [a comunidad' Seguro que. no
¡odos eiii.rs. Por cada acontecimiento (independie¡-
caciones potencialmente amenazadoras se vol- temente de cómo sea definido) que tenga lugar' debe
vieran políticamente peligrosas. Un análisis haber infinitas alternativas. Entonces, ¿cuáles de los
más profundo se ocuparía también de todas las no acontecimientos han de ser consider¿dos signifi-
complejas y sutiles maneras en que la inactivi- cativos? Una respuesta satisfactoria sería quizá:
dad de los dirigentes y el mero peso de las insti- aquellos resultadás deseados por un significativo
tuciones industriales y educativas- n,i*"- de actores en Ia comunidad, pero no conse-
-políticas,
sirvieron durante tanto tiempo para mantener a guidos. En la medida en que tales metas son en cierto
los negros apartados de la política en Balti- irodo explícitamente perieguidas por algún sector de
more; y, de hecho, durante un largo período los i" .o-rrnidad, el *ótodo de estudio empleado en
New Haven tiene posibilidades raz'onables de captar-
mantuvieron apartados incluso de intentar par- las. Una respuesta totalmente insatisfactoria sería:
ticipar en ella. ciertos no aiontecimientos estipulados por observa-
dores ajenos sin hacer referencia a los deseos o acti-
vidadei de quienes residen en las comunidades' Esta
ofrece la perspectiva de una explicación socio- respuesta es insatisfactoria porque es a todas luces
inadecuado que Personas ajenas a la comunidad
es-
lógica seria no meramente personalizada-
de
-y cojan entre todos los posibles-resultados que no se
han dado un conjunto que ellos consideren impor-
,uni" p.t" no los ciudaáanos de la comunidad' Es
p.áUuÜt. que esta aproximación prejuzgara los resul-
iados de Iá investigación.-- ([30], pp' 96-97)'
menudo de esta forma por los pluralistas:
¿cómo es posible estudiar --y no digamos expli-
car- algo que ha sucedido? Pero escuchemos a De manera similar, Wolfinger arguye que "la
Polsby: infinita gama de posibtes rio decisiones "' nos
."r"t. la adaptabiiida¿ de Ia idea a las diversas
... se ha sugerido que los no acontecimientos hacen perrpectiuas ideológicas' ([37], P' 1078)' 9:
«una teorra
una política más significativa que los acontecimien- más: supongamos que aventuramos
tos que hacen ¡Élítica. He aqui un tipo de asevera- de los intereses políticos y el comportamiento
ción que, siendo plausible y atractiva hasta cierto racional, qr" .rp".ifique cómo se conducirían
punto, presenta obstáculos verdaderamente insupe- las personas en ciertas situaciones si fueran
Starci Lukes Cottrparaciórt de los Írcs ettloqttes
abandonadas a su suerte, y usémosla para apo- presunciones y hablar del ejercicio del pode¡ bien
yar la afirmación de que si no se comportan así po. purt" de individuos, bien de grupos, institu-
es debido al ejercicio del poder. En ese cáso, .io.t"., etc., y de manera bien consciente, bien in-
dice Wolfinger, no tenemos manera de decidir conscieng.e. Una iustificación negativa de tal uso
entre dos posibilidades: que hubo ejercicio de revisado es que no disponemos de otra palabra
poder, o que la teoría estaba errada (p. 1078). que reúna los requ
La primera puntualización frente a esos ar- (exert) el poder es
gumentos, tan convincentes en apariencia, es «ejercer» (exercise) el
que pasan de una dificultad metodológica a una una iustificación Positiva.
aserción sustantiva. Sólo porque es difícil o in-
cluso imposible demostrar que se ha ejercido
poder en una situación determinada, no se de- Un segundo aspecto en el que la expresión
duce podamos concluir que no se,ha ejercido. «ejercer el poder» resulta problemática es que
Más importante aún es que no creo que sea im- una interesante e importante ambi-
posible identificar un ejercicio del poder de este "rr.i"r.u
tipo. ¿Qué es un eiercicio del poder? ¿Qué signi-
fica ejercer el poder? Un examen detallado re-
vela que la locució¡ "ejercicio del poder, --o
«ejercer el poderr- es problemática en dos sen.
tidos por lo menoe.
En primer lugar, en su uso cotidiano encierra
una connotación doblemente desafortunada. A
veces se le atribuye un carácter individualista.e
tor r-/t ( intencional a la vez, és decir, parece dar la im-
¿¡ru¡or-auF§ presióni de que el ejercicio del poder es asuito
alcü" de unos individuos que actúan conscientemente
¿e para afectar a otros. Hay quien parece sentirse ha.ría. Supongamos, empero, que eso mlsmo
incómodo al hablar de grupos, instituciones o ocurre con 4,. También A, puede afectar nor-
colectivos que "ejercen, el poder, o de indivi- malmente a B,' su acción, y, tambión es sufi-
duos o colectivos que lo hacen de manera in- ciente para conseguir que B haga lo que de otro
consciente. He aquí un interesante eiemplo de modo no haría, justamente de la misma ma-
integración de presunciones individualistas e
intencionales'en nuestro lenguaje, aunque en sí
no aporte razón ninguna para tales presuncio-
nes. A continuación propongo abandonar tales
5l
Comparación de los tres enloques
50 Stettett l.¡l.kes
efectivo'
determinado; A y A, han afectado ambos a B lar, pero al ejercer sobre él un poder
de B de muv
«e.ierciendo el poder», pero el resultado es idén. ;;;d'. lograr cambiar el rumbo que el
Tán s¿lo en el caso en
tico al que se habría producido en caso de a[ec- variadas *.rr".u''
clm;; d; .u*bo de B coincida con los deseos
tarle cada uno por su lado. Dadas las circuns-
de A,
tancias, es inútil preguntarse cuál de ellos pro-
duio el cambio de rumbo, es decir cuál de ellos deB
introdujo una diferencia en el resultado, pues lo cicio
aquí
hicieron ambos. Ambos «ejercieron el podep en
este
un aspecto, esto es, un poder suliciente para
producir el resultado, aunque no se puede decir secu
que uno de ellos introduio una diferencia en el tran
eiercicio logrado del P
resultado. Llamemos, pues, operativo a este as-
.t*o subesPecie del
pecto del 'eiercicio del poder-r.
der, si bien se
Comparemos ahora este caso con aquel otro
en que A sí introduce una diferencia en el resul- ejercicio oPer
tado, esto es, en el contexto de una situación diencia, haY
que se desarrolla normalmente, A, al hacer x, nada- de ejercicio log
Podemos Proceder Y
consigue en efecto que B haga lo que de otro que comPorta exactam
modo B no haría. Ahí, x es una causa inter-
puesta que distorsiona el curso normal de los un ejercicio del Poder' pre-
poder implica, entre otras cosas' la doble
.- acontecimientos, al contrario que en el primer
iensión dé que A actúa (
- caso, sobredeterminado, donde hypothesi-
-ex
hay dos condiciones suficientes interpuestas, de
determinada manera
modo que no se puede decir de ninguno que otro modo no haría'
uhacep en sentido
haya uintroducido una diferencia», y ello jus- «pensar», odeseaF''
tamente por la presencia del otro: el curso nor-
un eiercicio etectrvo
mal de los acontecimientos es distorsionado por
haga lo que de otro
la presencia de la otra condición suficiente in-
terpuesta. En este caso, por el contrario, puede
un ejercicio oPerati
decirse que la intervención de A introduce una
con una u otra de
consigue que B haga
diferencia en el resultado. Llamemos , ptes, (e.c-
tivo a este aspecto del «ejercicio del poderr" haria. De aquí que' e
(Vale la pena considerar una distinción más, bución de un ejercic
por suPuesto, Ias de
que se refiere a qué diferencia introduce A en el
qr" siémPre una fic
resultado. A desea que B haga una cosa particu-
:'r',
=
53
L't»tr¡tttraciótt dc l<¡s trcs
ctrtoqtrcs
fortuna, el libro de
Polirics of' air P".llY-
'nmaking
in the cities
n ejemPlo de cómo
situar el marco teo-
:vable es esencial para el poder (aunque hay siná tera entre el enfoque
rd,rdu otras ..ro.", teóricas y, ciértamlnte,,' el tridimensional: lo
de aplicar empíri-
I ideológicas). Porque tal conflicto proporciona lau' considero una seria tentativa
elementos del
ficción pertinente ya lista, por así decir; Si A y, camente el primero con ciertos un progreso
B se hallan en conflicto entré sí quiere s"g,r.rdo. Poi esta tazón' supone de las rela-
quiere á-, entonces, si A prevalece-A sobre.B,a ypo.
B"
teórico real en J".*¿i" "*pí.i.o
demos suponer que B habría de <¡tro modo he- ciones de Poder' hallar
cho á. Donde no haya un conflicto observable, El libro intenta, de manera explícita'
que no suce-
entre A y B, entonces debemos , buscar otras as <(cosas
para plantear la ficción pertinente. Es decir, ..verdadero objeto de la
debemos buscar otras razones indirectas, para tividad Política' sino la
poder afirmar que si A no hubiese actuado (o rP. vii, 2ó)' ¿Por qYé'
-t'
de [a contamr-
dejado de actuar) de cierta manera en el pregunta Crenson, el pioblema
-y,
caso del poder operativo, si otras condiciones naciónatmosteri.u..oseplanteótanprontoo
suficientes no hubieran sido operativas-, en- con tanta intensiáad en algunas-ciudadet^ii:-
es «aven-
tonces B habría pensado y actuado de forma il;;;, Su objeto, en otras palabras' de
diferente de como en efecto piensa y actúa. En ;;.I. p"; o"'¡;"thu' ciudades Y Pueblos po-
una cuestión
suma, necesitamos justificar nuestras expecta- los Estados Unidos no hicieron at-
tivas de que B habría pensado o actuado de
contaminación
lítica de sus p'ltt*"s de así el carácter de
forma diferente, y también necesitamos especi- mosférica' (o';i];'it-*t'ut'ao
Iosr les' Particularmente
ficar el medio o el mecanismo por el que A ha
impedido a B hacer tal cosa o ha actuado (o rmeabilidad,. E[ au-
te que las diferencias
deiado de actuar) de manera suficiente para ::.t
impedirlo. en
No veo razones para suponer que una u otra atribuibles tan sólo a
de estas afirmaciones no pueda ser mantenida efectivos de contamin
en principio, aunque tampoco pretendo que sea de las Poblaciones e
fácil hacerlo, ya que esto requiere ciertamente orocede a un minuciosr
ir bastante más lejos que la mayoría de los aná- íffi;; i'i^"f de Indiana' igualmente
"t'u¿o
;;;;tifttt de población simila-
lisis del poder en la ciencia política y la sociolo- contaminadtt
55
54 Steven btkes Comparación de los lres enloques
de plantear el problema; e influyó decisiva- ;;;;;;, admitir á"" U contaminación la espalda' ?ero
mente en el contenido de las ordenanzas contra
;;;';;*íbi", dándote palmadas-en
sentido o en otro' ¡Si hu-
nudt tn
la contaminación finalmente promulgadas. Más """."'i'"itá,,
biera habido al menos for
"'
aún: todo esto lo hizo sin actuar en la arena Iograr...l ». Para la evoluc
política ni entrar tan siquiera en ella. Su «mera tairinación atmosfórica d
reputación de poder, no respaldada por actos de hizo fue Probablemente
podep resultó «suficiente para impedir que hizo (pP. 76:77)-
surgiera el problema del aire sucio " (p. 124); y
cuando finalmente surgió (en buena parte por la De estos dos minuciosos estudios de casos' el
amenaza de una acción federal o estatal), "la autor Pasa a un análisis comparativo de datos
U. S. Steel ... influyó en el contenido de las or- deentrevistasmantenidascondirigentespolíti.
denanzas sobre contaminación sin tomar me- cosdecincuentayunaciudades'-cuyopropósito
dida alguna, con lo que puso en entredicho la ár" re.ifi.ar las Éipót"tit a que dieran lugar los
máxima pluralista de que el poder político per- á1. ."t,r¿ios de los dos casos' En forma resu-
tenece a los actores políticos, (pp. ó9-70). fa *i¿", t"t conclusiones son que tel problema de
pros-
U. S. Steel, dice Crenson, ejerció influencia la contaminación atmosférica tiende a no
_i
' t . ,. ,..,*'' . ----- -,
Sleven Lukes Comparación de los tres enloques
perar en aquellas ciudades donde [a industria AIIí donde.los negocios y el desarrollo industrial son
goza de una reputación de poder, (p. 145), y motivo de preocr-tpación a nivel local, el problema de
que oallí donde la industria guarda silencio la contaminación del aire tiende a ser ignorado. La
acerca de la contaminación del aire, las espe- preponderancia de un problema parece estar relacio-
nada con la subordinación del otro, y la existencia de
ranzas de vida del problema de la contamina:
esta relación pone en entredicho Ia idea pluralista de
ción tienden a disminuir, (p. 12a). Una organi- que los diferentes problemas políticos tienden a sur-
zación partidista fuerte e influyente inhibirá gir y venirse abajo independientemente (p. 165).
tambión el desarrollo del problema de la con-
taminación, toda vez que no es probable que las
reivindicaciones de una atmósfera limpia repor- El argumento general de Crenson es que existen
ten ese tipo de beneficios específicos que buscan o limitaciones políticas en lo que respecta al al-
los aparatos de partido americanos, por más cance de la adopción de decisiones», de suerte
que, allí donde la industria tiene una rePuta- que ola actividad de adopción de decisiones
ción de gran poder, un partido füerte acrecen- viene encauzada y orientada por el proceso de
tará las esperanzas de vida del problema de la adopción de no decisiones
contaminación, dado que se esforz.ará por ad- palabras, el pluralismo «n
quirir influencia en el ámbito industrial. En ge- apertura política o de sobe
neral, Crenson argumenta de modo convincente el estudio de la adopción
que el control de la contaminación es un buen existencia de una "diversi
ejemplo de un bien colectivo cuyos costos espe- dirán nada acerca de oesos
cíficos se concentran en la industria; así pues, la que puedan haber sido ex
oposición de ésta última será fuerte, mientras política urbana, (p. l8l).
que el apoyo a la misma será relativamente dé- Dije antes que el marco teórico del análisis de
bil, puesto que sus beneficios son difusos y no es Crenson se sitúa en la frontera entre los enfo-
probable que atraigan a los dirigentes de par- ques bidimensional y tridimensional del poder.
tido dedicados al chalaneo de influencias. Por Es, a primera vista, un estudio bidimensional
otra parte, cosa que resulta muy interesante, de la adopción de no decisiones al estilo de Bach-
Crenson usa contra los pluralistas el argumento rach y Baratz. Por otro lado, empieza a rebasar
de que los problemas políticos tienden a estar en tres aspectos la postura de éstos (tal como se
''
conectados entre sí; de ese modo, Ios problemas presenta en su libro). En primer lugar, la adop-
colectivos tienden a otros problemas colectivos, ción de no decisiones no es "
y viceversa. Así pues; nal plantear un punto del minos behavioristas, como
programa político, Ios activistas cívicos pueden tase a través de decisiones (
arrinconar otros problema5, (p. 170): la inacción: «ls que U. S.
segundo lugar, tiene un ca
58 Starcn lakes Comparación de los tres enlóques 59
lista y considera el poder institucional r; por úl- El análisis de Crenson es impresionante por-
timo, examina las maneras en que, a través del que satisface el doble requisito antes mencio-
eiercicio de ese poder, se impide que se plan- nado. Hay razones para esperar que, si todo lo
teen reivindicaciones. Así pues, demás siguiera igual, la gente preferiría no ser
envenenada (suponiendo, en particular, que el
-formas
y prácticas políticas locales pueden inhibir control de la contaminación no signifique forzo-
incluso la aptitud de los ciudadanos de transformar samente desempleo), aun cuando ni siquiera
un descontento difirso en una reivindicación explí- puedan articular sus preferencias; y se ofrecen
cita. En resumen, hay una especie de ideología inar- pruebas incontestables de los procedimientos
' ticulada en las instituciones políticas, incluidas aque- con que ciertas instituciones, y específicamente
llas que parecen ser las más liberales, flexibles y au-
tónomas: es una ideología en el sentido de que fo-
U. S. Steel, en buena medida a través de la
menta la percepción y una articulación selectivas de
inacción, impidieron que el interés de los ciu-
los problemas y conflictos sociales ...r(p. 23). dadanos por no ser envenenados se expresara (si
bien otros factores, de carácter institucional e
De esta manera, « las instituciones y los dirigen- ideológico, exigirían una explicación más ca-
tes políticos locales pueden... ejercer un consi- bal). Así pues, están justificadas tanto la ficción
derable control sobre aquello por lo que la pertinente como la identificación de un meca-
gente decide interesarse y sobre el vigor con que nismo de poder.
articula su interés" (p.27): las restricciones im-
puestas con respecto al alcance de la adopción
I de decisiones pueden «atrofiar la conciencia po-
{ lítica del público local", confinando las opinio-
'i nes minoritarias a las minorías y negando ..a
Nlas minorías la oportunidad de convertirse en
I mayorías" (pp. 180-81).
pensar y el hacer, o sea, la coexistencia de dos La religión, o una determinada iglesia, mantiene su
concepciones del mundo -{rna afirmada con .o-rnidud de fieles (dentro de ciertos límites de las
palabras y otra que se despliega en el hacer necesidades del desarrollo histórico general) en la
efectivo, ([7], p. 326). Dice Gramsci que medida en la cual alimenta permanente y organlza-
cuando se produzca tal contraste "en la mani- damente [a [e, repitiendo imperturbablemente su
festación vital de amplias masas,),
drían en ese contexto haber comprobado tales concretas determinaciones, por las leyes inhe-
por
consecuencias. (For supuesto, la justificación de rentes a su qdst (montaie) y a su mccánica'
lt'
concePto'
esa hipótesis plantea más problemas todavía,
por cuanto implica, por ejemplo, juicios históri- ta Postura se Pueden
ebate entre el althus-
cos sobre la localización de los límites cultu-
ralmente determinados a la innovación cognos- Y el sociólogo Político
citiva.) británico Ralph Miliband en torno al libro de
so.
La tercera dificultad está en atribuir un ejer- este último iniituladoThe State in capitalisi
clety fZtl. De acr¡erdo con Poulantzas' Miliband
cicio del poder a colectividades tales como gru-
pos, clases o instituciones. El problema es: hallaba
¿cuándo se puede describir la causación social y
como un ejercicio del poder o, más exacta- dificultades... para comprender las clases sociales
el Estado como estrutct,ias obietivas y sus relaciones
mente, cómo y dónde se ha de trazar la diviso- t^ tema obietit'o de conexiones regulare's' una
ria entre determinación estructuial, por un ""-" ""
cstmctura y un sistema cuyos agentes'
ulos seres
lado, y eiercicio del poder, por el otro? He aquí humanosr, ,on, arr pulabras de Marx' 5¡¡5 "portado-
un problema que reaparece con frecuencia en la onstantemente la imPre-
historia del pensamiento mancista, en el con- sociales o *gruPos' de
texto de los debates sobre determinismo y vo- q a relaciones interPerso'
luntarismo. En e[ mancismo francés de posgue- cible a relaciones inter-
rra, por ejemplo, el manista estructuralista bros de los diferentes
Louis Althusser-,ry sus seguidores adoptan una .1',ffi':d,'i:?:,';'§;
posición determinista extrema, opuesta a las in- iones interPersonales en-
terpretaciones .humanista», «historicista» y grupos 5ocia-
tre. los *individuo5» Que componen los- ,^
"subjetivista» de pensadores como Sartre y Lu- l.s y los oindividuo5r Qu€ comPonen aparatoesta-
el [¡ )
ü.
Starcn btkes Dilicultades
[r.-zOi ersario,