Tratados: concepto, clasificación, etapas de celebración y entrada en vigencia. Diferencias con las
Declaraciones en el Derecho Internacional Público. Reservas y declaraciones interpretativas. Análisis
conjunto de las disposiciones de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969 y la
Constitución Nacional (arts. 99 inc. 11 y 75 inc. 22, primer párrafo).
La O.C. 2/82 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: “El Efecto de las Reservas sobre la
entrada en vigencia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”.
- Concepto:
Acuerdo de voluntades entre dos o más sujetos del Derecho Internacional que tiende a
crear, modificar o extinguir derechos de este ordenamiento.
A los efectos del presente, resultan de interés únicamente los tratados celebrados
entre Estados.
Los tratados son fuente principal del Derecho Internacional, con lo cual crean normas
jurídicas de carácter vinculante para los Estados, mientras que las declaraciones no son
fuente principal. Éstas constituyen meras expresiones de deseos, sin fuerza vinculante. No
obstante, pueden tornarse obligatorias por expresar el contenido de alguna fuente principal
del Derecho Internacional (por ejemplo: la costumbre).
- Clasificación:
Según las posibilidades de acceder al tratado: ABIERTOS (pueden ser Partes Estados que
no participaron de la negociación del tratado) o CERRADOS (únicamente pueden ser
Partes los Estados que negociaron el tratado).
Según el tiempo de duración: por tiempo determinado (tiene un plazo de vigencia) o por
tiempo indeterminado (no tiene plazo de vigencia establecido).
La Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969 (en adelante: CVDT
1969), rige en materia de acuerdos celebrados por escrito entre Estados y regidos por el
Derecho Internacional (cfr. Art. 1 CVDT 1969).
ADOPCIÓN DEL TEXTO: Una vez que se fijan los términos del acuerdo de voluntades,
los representantes del Estado proceden a redactar el texto del tratado.
Este es el momento de formular las reservas y/o declaraciones interpretativas que correspondan1.
Únicamente pueden obligar al Estado por un tratado internacional el Jefe de Estado, Jefe
de Gobierno, Ministro de Relaciones Exteriores y/o Embajadores con Plenos Poderes.
Del mismo modo que para la entrada en vigor, el tratado dispondrá su terminación.
También puede terminarse en cualquier momento por decisión de las partes, después de
consultar a todos los Estados contratantes.
Así, en virtud del artículo 99 inc. 11 CN, el Poder Ejecutivo, por sí o a través de los
funcionarios competentes o autorizados, en primer término, negocia, adopta y autentica el
texto del tratado en sede internacional.
Luego, en virtud del art. 75 inc. 22, primer párrafo, de la CN, el Congreso de la Nación, en
sede interna, aprueba o desecha el tratado, mediante un acto que tradicionalmente ha sido
la sanción de una ley. Si lo aprueba, el Poder Ejecutivo se encuentra autorizado para
manifestar su consentimiento en obligarse por el tratado (por ej., a través de la ratificación
o de la adhesión). Si lo desecha, allí concluye el trámite. En este último caso, el Poder
Ejecutivo no puede obligar al Estado.
Cabe apuntar que el Congreso de la Nación al aprobar un tratado puede ordenarle al Poder
Ejecutivo que realice reservas y/o declaraciones interpretativas (Ver a modo de ejemplo:
artículo 2 de la Ley 23.849 que aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño).
Aprobado el tratado por el Congreso de la Nación, el Poder Ejecutivo, en virtud del mismo
art. 99 inc. 11 CN, se halla facultado para obligar al Estado, como se dijo, a través de la
ratificación, o bien de la adhesión (si es un tratado abierto).
DERECHODE LOS TRATADOS: RESERVAS (arts. 19 a 23 CVDT 1969)
Las reservas son declaraciones unilaterales que realiza un Estado al momento de manifestar
el consentimiento en obligarse por un tratado (por ej., a través de la ratificación o de la
adhesión) mediante las cuales expresa su voluntad de que ciertas cláusulas del tratado no se
le apliquen, o bien que se le apliquen con modificaciones.
Las reservas deben ser aceptadas por los Estados. En cambio, las declaraciones
interpretativas no requieren dicha aceptación.
La CVDT 1969 establece como principio general que los Estados pueden formular reservas
al tiempo de obligarse por un tratado internacional, excepto: 1) cuando la reserva esté
prohibida por el tratado, 2) cuando el tratado admita determinadas reservas entre las cuales
no se encuentra la que el Estado pretende realizar, 3) cuando la reserva se oponga al objeto
y fin del tratado. (Ver artículo 19 CVDT 1969).
Para que un Estado que formula una reserva (Estado reservante) se constituya en Estado
contratante o Estado parte en el tratado, su reserva debe ser aceptada al menos por otro
Estado contratante o Estado Parte.
Las reglas sobre aceptación y rechazo están contempladas en el artículo 20 CVDT 1969.
En síntesis, dicho artículo considera tres supuestos específicos y las reglas aplicables al
resto, esto es, con carácter general.
Si la reserva está expresamente autorizada por el tratado, no debe ser aceptada por el resto
de los Estados.
Si se trata de un “tratado restringido”, esto es, un acuerdo que por el número acotado de
partes y por el objeto y fin que persigue deba ser aplicado de forma íntegra, una reserva
solo será admisible si es aceptada por todos los Estados Parte en el mismo.
Si el tratado establece una organización internacional, las reservas que se le formulen deben
ser aceptadas por el órgano competente de dicha organización.
Para el resto de los casos se aplican las reglas que siguen:
Una reserva formulada por un Estado y aceptada por otro, convierte al Estado reservante
en Estado Parte en el tratado correspondiente. Sus relaciones con el Estado aceptante se
regirán por el tratado en cuestión con las modificaciones introducidas por la reserva.
Una reserva puede ser aceptada de forma expresa (por escrito) o de manera tácita
(transcurridos doce meses desde que el Estado fue notificado de la reserva).
Una reserva formulada por un Estado puede ser rechazada (objetada) por otro Estado.
Aquí, hay que distinguir dos situaciones, a saber:
Un Estado puede objetar una reserva sin oponerse a la entrada en vigor del tratado con
respecto al Estado reservante. Se trata de lo que en doctrina se conoce como objeción
simple.
El tratado entrará en vigor entre ambos Estados y la reserva no se aplicará. En caso de que
se produzca un conflicto sobre la reserva, éste deberá ser resuelto por los Estados
involucrados a través de algún método de resolución pacífica de controversias
(negociación, mediación, arbitraje o sometimiento del caso ante un tribunal jurisdiccional).
Un Estado puede objetar una reserva y oponerse de forma inequívoca a la entrada en vigor
del tratado entre éste y el Estado reservante. Se trata de lo que en doctrina se conoce como
objeción inequívoca.
El tratado no entrará en vigor entre ambos Estados, sin perjuicio de que ambos Estados
puedan ser Partes y estar obligados por el tratado en relación con otros Estados Partes.
La reserva formulada por un Estado no afecta los derechos y obligaciones de los otros
Estados Partes entre sí.
Estas reglas se desprenden del principio de relatividad de las relaciones que surgen de un
tratado. Dicho principio implica considerar el tratado como una suma de relaciones
bilaterales.
Como bien fue analizado oportunamente, los tratados en el Derecho Internacional general
ostentan características diferentes a las de los tratados en el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos en particular. De ese modo, el régimen de reservas para los tratados de
Derechos Humanos cuenta con reglas específicas, que se distinguen, en cierta medida, de
las aplicables al resto de los tratados. Dichas reglas fueron analizadas por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en su Opinión Consultiva 2/82.
Es así, que la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su O.C. 2/82 interpretó los
artículos 74 y 75 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos a la luz de los
artículos 19 y 20 de la CVDT 1969, y dictaminó que la Convención Americana admite
reservas que no sean contrarias a su objeto y fin y, a su vez, que dichas reservas son
autorizadas expresamente por la Convención Americana de forma general, con lo cual no
exigen la aceptación de los Estados Partes en la misma. Ello, implica, a criterio de la Corte,
que la Convención entrará en vigor para los Estados que la ratifiquen o adhieran a ella
desde el momento en el cual depositen el instrumento de ratificación o adhesión ante el
Secretario General de la OEA.
BIBLIOGRAFÍA
Normativa:
Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969: artículos 1, 2 a) y d), 6 a 24,
26, 54 a 56, 59, 61).
Jurisprudencia:
CoIDH, O.C. 2/82: “El Efecto de las Reservas sobre la entrada en vigencia de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos”.
Doctrina:
http://www.derechoesquel.com.ar/Internacional%20PDF/derecho_internacional_public
o_pdf.pdf (págs. 106 a 116 y 135 a 141).
Pinto, Mónica, Temas de Derechos Humanos, Editores del Puerto, Bs. As., 1997, capítulo
4.