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Rosana Guber

El salvaje metropolitano
Reconstrucción del conocimiento
social en el trabajo de campo

PAIDÓS
Buenos Aires
Barcelona
México
,,
Indice

Prólogo a la segunda edición...................................................... 13


Agradecimientos.......................................................................... 17
Presentación, por Victoria Casabona ........................................ 21
Prólogo, por Esther Hermitte................................... .... .. . .. .. ... .. . 23
Introducción................................................................................ 27

l. El trabajo de campo etnográfico: trayectorias


y perspectivas ......................................................................... 37
l. En los comienzos.............................................................. 37
2. La cuna positivista del trabajo de campo ........................ 41
3. La perspectiva interpretativista ........................................ 48
'1· Algunas formulaciones críticas........................................ 51

2. Algunas pistas epistemológicas del conocimiento


antropológico ............................. ........................................... 55
l. Nuevos caminos................................................................ 57
2. Reformulaciones en torno a la cuestión del
objeto de conocimiento ................................................... 62

3. El enfoque antropológico: señas particulares..................... 67


l. Aportes de la antropología clásica: el trabajo
de campo y la etnografía .................................................. 67
2. El papel de la teoría en la producción del
conocimiento social.......................................................... 69
3. Dos conceptos clave: diversidad y perspectiva
del actor .... ..... ..... ...... ....... ..... ... .. ... ....... ..... ... ....... .... ..... .. ... 72
.74. Características de la investigación socioantro-
pológica ... ............ ........ ...... .... ... ..... ..... ....... .... ..... ..... ..... ..... 77

7
·""·4. El trabajo de campo como instancia reflexiva del 10. La entrevista antropológica: Introducción a la no
conocimiento ....................................... ................................. 83 directividad ....... ....... ... .. .... ... .. .... ... .. ........ ..... ...... .. ...... .... ....... . 203
l. ¿Qué es el "campo"? ......................................................... 83 l. No hay preguntas sin respuestas (implícitas) ................. 204
2. Trabajo de campo y reflexividad ............. ........................ 85 2. Límites y supuestos de la no directividad ........................ 210
3. Estilos de trabajo de campo ............................................. 92
4. Técnicas de campo para un conocimiento ·· 11. La entrevista antropológica. 2. Preguntas para abrir
no etnocéntrico ................................................................ 92 los sentidos ............................................................................. 219
l. Dinámica general: la entrevista en la investigación........ 219
/5. ¿Adónde y con quiénes? Preliminares y reformulaciones 2. Dinámica particular: la entrevista en el encuentro ........ 236
de la delimitación del campo............................................... 99 3. De controles y mentiras.................................................... 242
l. Niveles de análisis ... .. ...... ... .. .... .. ..... .... ...... ....... ....... ..... .. ... 102 , 4. ¿Una buena o mala entrevista? ........................................ 245
2. Acotando la unidad de estudio y las unidades 5. El rapport. ¿una utopía necesaria?.................................... 246
de análisis: vías y criterios................................................. 107
3. Unidad de estudio: número y extensión.·........................ 117 ,,.12. El registro de campo: primer análisis de datos................... 251
4. Unidades de análisis: ¿muestra representativa l. Formas de registro ............................................................ 252
o muestra significativa? ... .......... .......... .. ... ...... ... ..... ..... ..... . 119 2. ¿Qué se registra? ............................................................... 257
Epílogo ................................................. ................................. 261
6. El informante, sujeto de la investigación ............................ 127
l. El informante: ¿portador o constructor 13. Casos de registro ................................................................... 263
de una cultura................................................................... 128 l. De la presentación del investigador en campo. Notas
2. El informante como objeto: primeras de Raúl Díaz . ... .. .. . .. . .. . .. .. . .. . .. . . .. . . .. . .. . . .. .. . .. . .. . . .. . .. . .. .. . . .. . . 263
categorizaciones................................................................ 132 2. De la observación con participación. Notas de Mónica
3. Conceptualizaciones ulteriores: el informante Lacarrieu .. ... . . . . . ... . ... . . . . .. . .. .. . . . . ... .. . . . .. . . . . . .. . . . . .. .. . . ... .. . ... . . . ... . . 266
como expresión de su mundo social........................... 141 ,,. 3. De la producción de datos. Notas de A riel Gravano .. . . . . . . 270

7. Presentación y roles: cara y ceca del investigador............... 147 14. A modo de ejercitación ........................................................ 275
l. Vicisitudes de la presentación en campo ........................ 148 l. Un esquema práctico para construir el objeto del
2. Asignación de roles al investigador o algunas conocimiento .................................................................... 275
pistas para identificar a un interlocutor..................... 161 2. Ejercicios para "mantener la cintura" ............................. 289

,·i 8. La observación participante: nueva identidad 15. Conclusiones: cierre y apertura........................................... 303
para una vieja técnica ............................................................ 171
l. Fundamentos "clásicos".................................................... 171 Bibliografía general..................................................................... 313
2. La reflexividad en la observación
con participación.............................................................. 176

9. La corresidencia: un ensayo de ciencia y ficción................ 189


l. La residencia de la corresidencia ..... ... ... ......... .. ....... ....... 190
2. Participación y cotidianidad ............................................ 192
3. Ciencia y ficción................................................................ 198
4. Viejas costumbres en nuevos contextos .......................... 200

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5. ¿Adónde y con quiénes?
Preliminares y reformulaciones
de la delimitación del campo

El trabajo de campo antropológico, como las demás etapas de in-


vestigación, tiene una fase de preparación, una de desarrollo y una
de cierre. En este capítulo nos ocuparemos de algunos aspectos habi-
tualmente relacionados con la etapa preliminar del trabajo de cam-
po: su planificación metodológica. No nos referiremos, sin embargo,
al equipamiento ni a los recursos materiales para llevar al terreno
-aunque esto tenga su importancia- (Bernard, 1988; Burgess, l 982a,
1984; Ellen, 1984; Crane y Angrosino, 1992). Cuando hablamos de
preliminares nos referimos al período de la delimitación del campo
donde se realizará la recolección de información. Sin embargo, tam-
bién introduciremos los ajustes y reformulaciones que se llevan a cabo
a lo largo de la investigación; por eso sugerimos que al leer este capí-
tulo se tenga en cuenta que no se acota el campo en forma definitiva
al diseñar el proyecto ni al comenzar el trabajo de campo, sino a lo
largo del proceso de conocimiento.
Ahora bien: cuando nos preguntamos a qué campo nos dirigimos,
cómo lo concebimos y cuáles son sus límites, nos referimos a dos cues-
tiones fundamentales: el ámbito físico o "unidad de estudio" y los su-
jetos de estudio o "unidades de análisis". Aun cuando de antemano
no se trate de una delimitación premeditada, el campo ya está acota-
do en la concepción del investigador, en los conceptos teóricos que
emplea y en su objeto de investigación, pues se parte de ciertos cono-
cimientos provisorios sobre el ámbito y los eventuales interlocutores.
Si se encara una investigación acerca de mercados o ferias municipa-
les, por ejemplo, se puede imaginar un predio cubierto y una serie de
puestos de venta de verduras, frutas, carne, etc.; si se trabaja con "bo-
livianas" vendedoras, se suele recordar sus rasgos físicos, su vestido y
los ámbitos donde se las encuentra.

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Pero ¿por qué acotar el campo si, como decíamos páginas atrás, como las encuestas y los censos que proveen información puntual so-
ello depende en buena medida de la perspectiva del actor y no de los bre una muestra extendida, a través de cuestionarios de duración li-
presupuestos sociocéntricos del investigador? Este interrogante pue- mitada -se empiezan y se terminan generalmente en una misma
de responderse fundamentalmente en dos niveles. Por una parte: el sesión- suministrados por un nutrido equipo de encuestadores. De la
investigador necesita explicitar los límites no sólo conceptuales smo aplicación de estos procedimientos clásicos en ciencias sociales pue-
también empíricos de su tarea; este acotamiento es parte d~ la_ pro- den resultar datos fácticos y otros provenientes de las conceptua-
blemática planteada en la construcción del objeto de conocimiento lizaciones y racionalizaciones e, incluso, de especulaciones del
(cf. capítulo 14) y se va sistematizando a medida que se pasa de los informante, pero también es necesario relevar la experiencia vivida y
datos de sentido común (mercado, bolivianas) a una mayor elabora- de las prácticas en asociación con verbalizaciones en el contexto ge-
ción conceptual ( espacio donde se desarrolla una etapa de las rela- neral, prácticas y discursos que sólo determinan los informantes. Otro
ciones sociales de producción; mujeres de nacionalidad boliviana, inconveniente es que la información de encuestas y cuestionarios
etc.). Por otra parte, en tanto el investigador va a reconocer cómo ~e puede resultar de lo que el informante supone que el encuestador
especifica su problemática en la perspectiva del actor, debe est~r dis- desearía oír, o bien, de intentos de encubrir normas infringidas, valo-
res dominantes no practicados, etc. (Berreman, 1975). Aunque lo di-
puesto a reformular los límites del campo en func~ón de las ~ººº:1,es
y prácticas de los informantes, lo cual puede der_ivar en l_a mclusion cho vale para cualquier grupo humano, es más común en áreas y con
de otros actores insospechados -por ejemplo, clientela, mspectores grupos en conflicto que necesitan mantener en secreto cierta infor-
municipales, etc.- o en la ampliación de la unidad d~ estudio a :on- mación, o entre sujetos estigmatizados que tratan de recomponer su
textos significativos no previstos (que excedan, por ejemplo, el area imagen ante el investigador, a quien frecuentemente consideran un
del mercado propiamente dicho, alcanzando la vivienda de las boli- representante de la sociedad estigmatizadora. En el Censo Nacional
vianas, las dependencias de aduana y sus depósitos de mercadería~ c~n- de Población y Vivienda de 1980, en el distrito de una villa miseria de
fiscadas a vendedores ilegales, etc.). Otras razones de orden practico la Provincia de Buenos Aires, el censista dudaba de la veracidad de
se vinculan a las características del trabajo de campo antropológico. ciertas respuestas: una mujer de aproximadamente veinte años, vesti-
Si como ya señalamos desde las recomendaciones de W. H. R. Rivers da ~n salto ~e cama casi transparente, con encajes y tules sugerentes,
( 1975), el trabajo de campo suele ser llevado a cabo individualmente decia trabaJar como secretaria ejecutiva. En realidad, la encuestada
por equipos reducidos, demandando la presencia directa del inves- trabajaba como prostituta, pero nunca lo habría explicitado en el con-
O
tigador ante los pobladores, la unidad de estudio_ no pue~e~ tener texto de un censo oficial para completar una planilla con datos que
grandes dimensiones; ello se vincula, a su vez, al tipo de tecmcas de permitía~_identificarla, sea por las connotaciones morales negativas
obtención de información que la antropología social califica como "no de la act1V1dad, sea por tratarse de una ocupación ilegal, sea porque
invasoras", ya que intentan eliminar la excesiva visibilidad del investi- no existía ninguna categoría en el cuestionario que permitiera encua-
gador, que obstaculizaría el acceso a la información y la empatía con drar la prostitución como un trabajo. El censista tuvo que consignar
que la mujer se desempeñaba como secretaria, porque a pesar de sus
los informantes.
El tipo de información que se pretende obtener -confiable, siste- sospechas -bastante bien fundadas- no tenía una respuesta alternati-
mática, general y detallada- también impone ciertos límites al campo va, ni criterios para su verificación.
de trabajo. La información no se recoge en un par de jornadas ni ~e Otra razón por la cual es conveniente que la información se reco-
una sola fuente, sino que se obtiene a lo largo de prolongados pena- ja en distintos momentos y de fuentes diversas es que ésta debe ser lo
dos y recurriendo a diversos informantes, para encarar una misma más completa posible, excediendo incluso los primeros intereses del
problemática desde distintos ángulos y áreas de interés. Esto n_o se investigador, evidenciados en el momento de sentar las bases de su
logra en un encuentro por varias razones: la primera es que los miem- ~bjeto de conocimiento. La utopía holista del antropólogo exige que
bros de una unidad sociocultural forjan una imagen de qué hacen, este observe, recabe y explore los aspectos aparentemente más desli-
quiénes son y cómo son las cosas, que suele diferir de lo ~ue hacen y gados de su tema inicial, para vislumbrar posibles articulaciones que
son concretamente. Esta distancia entre pautas reales e ideales, que no haya contemplado previamente. En definitiva, el investigador debe
como vimos fue tempranamente identificada por los británicos de aprender a ampliar la mirada y los sentidos. Además, las respuestas sue-
principios del siglo XX, ha sido uno de los motivos principales para len estar íntimamente relacionadas con el contexto en que se brin-
dudar de procedimientos aplicados masivamente y en un breve lapso, dan y las posiciones estructurales y situacionales que ocupan los

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informantes, de modo que es necesario ponderar dichas respuestas y de comunidad" que han ocupado un sitio destacado en la antro-
pología hasta la década de 1970, han desarrollado el análisis de di-
cómo se han obtenido.
Con estas observaciones queremos mostrar cómo las condiciones versos aspectos internos -religión, organización social y política,
espacio-temporales del trabajo de campo y de la implemen~ac_ión_ ~e economía, etc.-, pero la atención en estos aspectos y sus relacio-
las técnicas de obtención de información se vinculan a la dehmitanon nes, y en sus vínculos con el exterior, ha variado según la perspec-
del campo de investigación, lo que adquiere en l~ la?or antr~pológi- tiva teórica de los analistas. Así, estaban quienes, por un lado,
ca una relevancia central para el proceso de conocimiento sonal. A_~o- tendían a reforzar la imagen actual de un microcosmos autosu-
tar el campo es parte del proceso de investigación, de la construcc10n ficiente cuando tomaban un concepto de "cultura" como un todo
del objeto de conocimiento y del traba~o de campo_. ~or eso, acotar coherente referido a un grupo social relativamente homogéneo o,
con quiénes y dónde se llevará a cabo signifi:a explicitar y aclar~r el en todo caso, integrado y autónomo del exterior (Cortazar, 1949,
rumbo previsto, así como develar_supu:stos, mt~res,es y tei:dennas a Reina, 1973). Por otro lado, estaban quienes advertían las dinámi-
las que adscribe el investigador, simpatias y an:ipatias han~ algunos cas socioculturales internas de una población no como consecuen-
informantes, y la relación entre el campo y el objeto constrmdo. Todo cia de las supervivencias culturales, sino como expresión de
esto conduce a asignarle un valor específico al trabajo de campo y al desarrollos desiguales y dependientes en el seno de la nación
campo mismo. Sin embargo, nada de lo que se haga en l~ e~pa de (Archetti y Stolen, 1975; Bartolomé, 2001; Melhuus, 1987; Vessuri,
delimitación puede ser definitivo (como tampoco lo_ es el sigmfi~ado 1971; Whiteford, 1981; Williams, 1991). En una investigación sobre
de un concepto teórico); más bien aparece como _pnmera aproxima- las razones para el fracaso de una cooperativa de venta de tejidos
ción, abierta a nuevas exploraciones y reformulanones; de lo contra- artesanales, en una población de la provincia de Catamarca, Esther
rio, se caería en un enfoque sociocéntrico y tautológico, impermeable Hermitte y Carlos Herrán (1970) concluían que los recursos eco-
nómicos y políticos diferenciales de los sectores más poderosos
a la investigación empírica.
de la sociedad atravesaban la tejeduría artesanal. Así, las tejedo-
ras capitalistas concentraban los recursos enviados por "nación",
mientras que las teleras pobres, compelidas a (infra)vender sus
1. Niveles de análisis
productos, estaban lejos de beneficiarse con las iniciativas
En el proceso de acotamiento se articula el plano teórico concep- igualitarias del gobierno nacional para con las provincias. Eran
tual con el empírico, pero, al ser dos niveles diferentes, es necesano las fuentes locales y extralocales de las teleras las que se instru-
cuidar que en esa vinculación no se transponga~ elem_e~tos de uno a mentaban en el interior de una organización supuestamente ho-
otro sin las mediaciones correspondientes. El mvel teonco compren- mogénea de artesanas tradicionales. Al desconocer la trama de las
de los conceptos del modelo explicativo siste11:atizad~s en_l:1 constr~c- redes sociales que atravesaban al poblado, su estructura de pro-
ción del objeto de investigación; pero la si~ten_iatizaoo11: no s~lo ducción y distribución local y exterior, las entidades que trataban
aparece en los conceptos puros y marcos explicativos de la mvestiga- de implantar la igualdad de oportunidades económicas median-
, D , d ? te la cooperativa terminaban reforzando las asimetrías preexisten-
ción sino también en el acotamiento del campo en si. ¿ e quemo o.
Determinando la unidad de análisis, es decir, los actores o sujetos de tes. Los resultados de la investigación hubieran sido muy
la investigación, y la unidad de estudio, ámbito espacial donde se lle- diferentes si el análisis no hubiera excedido las fronteras locales y
hubiera desconocido los flujos interprovinciales de distribución
vará a cabo el trabajo de campo.
La delimitación del campo en el nivel teórico implica definir la de productos artesanales y los canales de aprovisionamiento de
significación teórica del ámbito y los sujetos de la investigación. Se- insumos productivos de procedencia local y extralocal -lana, tin-
gún cómo se emprenda este nivel de definición, ello puede dar p_or turas, hilos, etc.-. Asimismo, los contactos de las tejedoras con los
resultado la obtención de nueva información o, por el contrano, grandes centros de consumo de "tejidos tradicionales" facilitaba
el refuerzo de los prejuicios. Por ejemplo, cuando se toma como canales de comercialización y distribución, fuentes de financia-
unidad de estudio a un poblado, éste puede conceptualizarse como ción y provisión de materias primas a bajo costo, etc., todo lo cual
una comunidad aislada y conservadora de sus tradiciones, o como no estaba igualmente distribuido entre "todas" las tejedoras. Es-
una comunidad abierta en relación con diversos sectores de la so- tos datos tienen valor desde cierto marco conceptual y explicati-
ciedad provincial, nacional e internacional. Los llamados "estudios vo. La unidad de estudio campesino-indígena como entidad

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entrevista. Así, el concepto teórico de "cultura" y "sociedad" y el _
aislada era una de las perlas redfieldianas 1 de la teoría evolutiva
pe,l t amb"' , · qu: se le asigna
ien t:onco · ' y <le-
a la familia, al individuo Pª
del continuum Jolk--urbano en el desarrollo sociocultural. mas agrupamientos sociales, se torna decisivo a la hora de comenzar
Ahora bien, algo similar ocurre con la definición teórica de quie- a delimitar el campo.
nes protagonizan la investigación. Por ejemplo, los residentes en vi-
!n el nivel_ empírico ~e de~ne ~: tipo de población y de lugar que
llas miseria fueron caracterizados desde distintas teorías como ser~n necesanos para la mvestigaoon. Tomando como ejemplo el es-
"marginados", "lumpenproletarios" o integrando el ejército indus- tudio sobre la función de los prejuicios étnicos contra bolivianas en
trial de reserva, la masa marginal, las clases subalternas o los secto- un ~ercado minorista de la ciudad de Buenos Aires, la unidad de es-
res populares. Cada una de estas denominaciones conlleva una teoría t1:di~ pod_ría_ser el mercado como ámbito físico, si el objetivo es defi-
de su existencia, que necesariamente se verá reflejada en la obten- mr como mode ese prejuicio en la instancia de la comercialización O
ción de información y producción de datos. Por eso, la~ denomina- bien cómo la _c,ompet~ncia entre puesteros es una razón fundan te p~ra
ciones no son inocentes: los términos que se emplean para designar
l~ re~~oducoo~ de dicha formación ideológica. Si el objeto de inves-
meros escenarios, ámbitos y actores sociales implican una serie de tigacion se hubiera orientado hacia el proceso de formación de esos
supuestos teórico-explicativos que es conveniente conocer y explici- prejuicios manifiestos en el mercado y en las relaciones sociales de
tar, a riesgo de quedar encerrado en explicaciones involuntarias q:1e vecindad, quizás la unidad de estudio más apropiada no sería -o al
repliquen el sentido común imperante. Veamos: en sus form~laoo- menos, no sería solamente- la feria, sino también otros ámbitos de
nes metodológicas sobre "la cultura de la pobreza", Osear Lewis afir- expresión vecinales como la escuela del barrio, el contexto familiar
ma: "mi insatisfacción con el alto nivel de abstracción propio del
concepto de pautas culturales fue lo que me llevó a volcarme desde
sani~ario o l~boral.?ª.ª~ opción, está determinada por los interrogan~
tes cPOr que el preJmno? y ¿donde se detecta ese prejuicio? La es-
los estudios antropológicos de comunidades hacia el estudio inten-
sivo de las familias [en procura de alcanzar] el corazón mismo de
~uela, :1 mercado, la sala de espera de un hospital están aún
impreosamente de~nidos al iniciar el trabajo de campo, pero se van
los fenómenos que nos interesaban, a saber, el ser humano indivi-
perfilando, progresivamente, y terminan de concretarse en un ter-
dual" (Valentine, 1972: 61). Charles Valentine observa que existe una cer nivel de análisis.
disociación entre el postulado general de "la cultura de la pobreza"
Lo mismo o~urre con la unidad de análisis, que es lo que Susana
y la definición teórica de aquéllos sobre los _que tratará la investiga-
Torrado denomma para este nivel empírico "unidad de observación"
ción. "Lewis se ha centrado tanto en la familia como unidad de estu-
"la unidad acerca de la cual se recogen datos a través del encues~
dio que su enfoque no proporciona evidencias adecuadas sobre la
~miento directo o_i~~irecto" (Torrado, 1983: 13). Siguiendo _con el
vida que se desenvuelve más allá del hogar" (pág. 73). "En lo~ :stu-
eJe~plo,de los preJmnos en el mercado, habría que definir si se en-
dios sobre la cultura de la pobreza se restringe el foco a la familia en
trevist~ra a ~ues:~ros, bolivianas o clientes, lo cual depende del obje-
tan alta medida que el sistema social como un todo y .sus pautas cul-
to de mves:1gaoon. Toda investigación parte de conceptos no sólo
turales pasan a ser poco menos que un difuso telón de fondo para abstractos smo, en alguna medida, etnocéntricos. Al establecer dón-
las intimidades personales y hogareñas" (pág. 74). El caso de este
de y con quiénes trabajar, se suministran definiciones teóricas que van
autor nos revela, por una parte, las implicancias de una determina-
al encu:ntro de otras.que pr~vienen del sentido común del investiga-
da definición teórica del sujeto-individuo de la investigación, y por
dor, ~men pond:ra yJerarqmza, según su idea inicial del "problema",
la otra, la confusión de los niveles teórico y empírico, entre la cultu-
a qmenes ~e ben~ en_trevistar y dónde convendría hacerlo. La apertu-
ra (de la pobreza) y el individuo con la familia concreta que Lewis
ra de la m1rada significa, en este punto, que el investigador efectúe
un control sobre sus propios supuestos a medida que va reformulan-
do l_as c~:egorías de informantes y de ámbitos relevantes para su in-
1. Al año siguiente en que el antropólogo norteamericano Robert Redfield llegó a
la Universidad de Chicago, en 1928, fue contratado por el Carnegie Institute ofWash- vest1gac10n. Esta relevancia surge en el marco de la especificación del
ington para emprender un análisis comparativo de cuatro comunidades mayas ei_i problema en el campo concreto. Por ejemplo, puede ocurrir que la
Yucatán, complementando las investigaciones multidisciplinarias con centro en los si- emerg~ncia del di~curso_prejuicioso contra las bolivianas tenga lugar
tios arqueológicos de Chichén ltzá. Redfield formuló a partir de este trabajo su idea de º. adqmera ma~or m:ensida~ cuando se efectúan inspecciones muni-
que el cambio cultural dependía del grado de aislamiento de las comunidades i~d'.ge-
cipales al predio fenal. ¿Que papel juegan aquí los agentes oficiales
nas (como Tusik y Dzitás) con respecto a los grandes centros urbanos (como Menda,
en la actualización de los prejuicios? ¿Cómo operan en relación con
capital de Yucatán) (Patterson, 2001: 84-85).

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los puestos fijos y con los vendedores a~b::lantes, enu:e ellos, las bo!i- 2. Acotando la unidad de estudio y las unidades
vianas? Quizá esto derive en una amphacion de la umdad de estudio de análisis: vías y criterios
a campos no previstos, como los sitios de detención ~e vendedores,
depósitos de confiscación de mercaderías, c~ubes r:g10nales, et~. _L_a Como hemos dicho, la unidad de estudio es el ámbito donde se
incorporación de nuevas unidades de estudio y umdades d: ~n_ahs1s realiza la investigación de campo. Ahora bien, esta definición no es
es una consecuencia del desarrollo del trabajo de campo; al m1oar la sólo una caracterización geográfica, sino también sociológica. Para
investigación algunas variantes de la delimitación pueden ser todavía algunos antropólogos, la unidad de estudio es un poblado, una aldea,
una tribu; su recorte obedece a un objeto teórico determinado: la
insospechadas. ., , .
La delimitación concreta pertenece tamb1en al plano emp1nco, sociedad primitiva concebida como autónoma, aislada y homogénea.
y consiste en dar el nombre y apellido de la muestra y _el lugar. E~ Esta definición de la unidad de estudio se proyectó al estudio de las
este nivel se cuenta con datos más precisos sobre, por ejemplo, que llamadas "sociedades complejas", tomando la forma de "estudios de
mercado estudiar (¿el 5 o el 20?; ¿el Central o uno barrial?), a quié- comunidad", de instituciones y, en algunos casos, de redes sociales.
nes y a cuántos se entrevistará (¿diez "bolivianas", veinte clientes, Su particularidad reside en la perspectiva desde la cual se opera; al
diez verduleros?). Como veremos, la delimitación de la muestra circunscribirse al interior de dicha unidad, el investigador conside-
supone ciertos conocimientos de las dimensiones del c~mpo y de ra -implícitamente- que los datos necesarios para formular una ex-
la unidad de estudio, así como de otros aspectos, por ejemplo, la plicación completa y acabada vendrán de allí. La unidad de estudio
gama de agrupamientos que reorgani::arán l~ categ~r~zación de.los empírica y el concepto teórico de cultura o sociedad se plantean como
posibles informantes. Aunque de caracter mas emp1~1:º' est: mvel análogos.
incorpora en sus lineamientos generales los co~d1oonam1~ntos En estas páginas nos ocuparemos de reflexionar sobre algunos cri-
teóricos del objeto de investigación y los dos mveles anteriores, terios de delimitación de la unidad de estudio que obedecen a razo-
además de estar sujeto a la viabilidad de las situaciones del campo. nes de campo, aun cuando sus connotaciones sean eminentemente
Por ejemplo, aunque el investigador haya concluido que es impres- teóricas. El énfasis estará puesto, sin embargo, en la reflexividad en-
cindible entrevistar a las autoridades del mercado, éstas pueden tre el campo y el sentido común del investigador. En síntesis, la uni-
mostrarse tan renuentes que obliguen a desechar la idea. Entretan- dad de estudio remite a un acotamiento territorial: una extensión de
to, el objeto de conocimiento y el acotamiento inicial del_ campo tierra (una localidad, un poblado, un predio), un ámbito donde se
no tienen por qué abandonarse en su totalidad, pero conviene re- concentra un grupo humano (un edificio de departamentos, un ba-
flexionar acerca de qué modificaciones introducirá en el resulta- rrio de monobwcks) o una institución con correlato espacial circuns-
do final de la investigación eliminar a estos actores, procediendo, cripto (un hospital, una escuela) o disperso (un partido político, una
entonces, a reformular el objeto, la unidad de estudio y la unidad grey religiosa).
Los antropólogos trabajan con hombres y mujeres, sus actitudes y
de análisis propuestos.
Diferenciar estos niveles nos retrotrae a la distinción entre los comportamientos, sus verbalizaciones y sus gestos. Para que discursos
conceptos abstractos en el nivel de la pro_bl~matizac~ón d_el tema y y actitudes tengan algún sentido en la vida social deben estar referi-
la sistematización de conceptos -grupo etmco, naoonahdad, for- dos a los individuos que los ejercen; cuando el investigador formula
mación ideológica, etc.-y el de la especificación ( cf. capítulo 14). sus interrogantes, cuando recoge información y cuando la analiza, tie-
Cada nivel presenta, empero, sus caracteres propios que no se re- ne presente cierta concepción de ese individuo. Las ciencias sociales
sumen totalmente en los restantes. Así, las cuestiones que se pre- tratan sobre seres que tienen existencia social y cultural; en todo caso,
sentan en el nivel concreto no se resuelven automáticamente en el las variantes individuales suelen tomarse como referidas a prácticas de
nivel teórico. Seguidamente, analizaremos los dos últimos conjun- alcance y de origen más amplios. Esa unidad social, sin embargo, pue-
tamente con los fines operativos del trabajo de campo, sin desco- de definirse teóricamente como sujeta a las leyes de la historia y la
nocer que las decisiones que se adopten responderán, en última sociedad, o como su artífice activo y transformador; puede tomarse a
instancia, al sustrato teórico que sostiene el investigador en su ob- los individuos como sustancialmente indiferenciados dentro de la
unidad social que los contiene, o como específicos e irrepetibles, como
jeto de conocimiento.
omnideterminados por la sociedad o como libres e indeterminados
hacedores de su destino. En ese juego de opciones teóricas -aquí es-

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quematizadas para su mejor visualización- se debate el investigador des ma~ifi:stas" y "unidades latentes"; las manifiestas son las que os-
cuando decide si sus informantes son sujetos, actores, agentes, indivi- tentan limites naturales, geográficos o políticos, y que son referidas
duos y, en otra escala, si se trata de conjuntos, clases, grupos o estra- por _los a~tores como el ámbito del "nosotros". Las unidades latentes
tos sociales . son idenuficadas por el investigador según, por ejemplo, la unidad cul-
El mismo debate se plantea en la investigación cuando se define tural que trasciende la frontera política entre dos países, como suce-
con quiénes se realizará. En forma simplista, algunos antropólogos de con el área guaranítica entre la provincia argentina de Corrientes
conciben a los miembros de sociedades campesinas o culturas primi-
tivas como los portadores y conocedores de esa cultura en su totali-
:1
y s~r del Paras:uay; así, las unidades latentes pueden superar O res-
trmgir a las mamfiestas. Tanto la unidad de análisis como la unidad
dad. A medida que la antropología social se fue internando en las de estud~~ manifiestas -o diseñadas desde la perspectiva de los pobla-
"sociedades complejas", la cuestión de con quiénes trabajar se fue dores- difieren de su acotamiento metodológico, y éste será definido
problematizando; por ejemplo, ¿cómo delimitar las fronteras de un paralelamente a la construcción del objeto teórico. Cuando se nos dice
grupo étnico o de un sector de clase en Johannesburgo, Sudáfrica? que se hará una investigación sobre un hospital, o sobre losJ"udíos ·a
En sociedades estratificadas ya no es posible suponer que veinte in- , , 1 d. d 'e
que se_ esta a ~ 1en o re~~ente? ¿A una definición teórico-conceptual
formantes de un solo sector permitirán tener una idea global del o a la msta~crn me:odol~gic~,donde se decide la unidad de análisis y
mundo social. El punto es decisivo no sólo al establecer sobre quié- la de estudio de la mvest1gac10n? Creemos que la siguiente distinción
nes (objeto teórico: las bolivianas como grupo étnico inmigrante li- p~ede ayudar a operar una definición más clara del objeto de conoci-
mítrofe), sino también con quiénes hacer la investigación (las llamadas miento y a una adecuada y lógica elección de dónde y con quiénes
"bolivianas", los puesteros, la clientela, los agentes municipales, etc.). realizar la labor:
En la investigación, los planos teórico y metodológico se comple-
mentan, aunque cada uno tiene su peculiaridad. En el caso de la in- Categorías teóricas: en este caso, el hospital es una institución social
vestigación antropológica, puede añadirse un tercer plano que, si que; se~ún el ~~re? conceptual, cumple distintas funciones y opera
bien resulta de la construcción del investigador, es también el pro- segun nerta dmam1ca; los Judíos podrían ser considerados como un
ducto de un acceso cada vez más sistemático y acabado al referente grupo étnico. L~ s~gnificación explicativa de estas definiciones depen-
empírico: el plano de los actores. Hasta ahora nos hemos estado de del marco teonco desde el cual se enuncian y de las problemáticas
manejando en un plano metodológico; desde allí, tratamos de que se articulan en cada caso.
establecer el modo más adecuado para llevar a cabo los objetivos de Categ~as de los actores: aquí se incluiría la perspectiva que tienen
la investigación desdoblados en una relación teórica y, al mismo tiem- los usuanos y el_ personal del hospital, así como la imagen que d.e él
po, en una interrogación que, al responderse, especificará esta rela- sustenta determmado sector de la comunidad; en tanto los judíos son,
ción en el nivel de los actores y los contextos concretos. Esa manera para el e~ogrupo, la _encarnación de la mezquindad, la astucia para
más adecuada está sugerida, pero no explicitada ni preestablecida, los negocios, Y_ mai_itienen rituales exóticos e inexplicables, para el
en la formulación del objeto de investigación, de modo que convie- e~,dogrupo, la JUdeidad puede ser una patria (los sionistas), una reli-
ne puntualizar, en primer lugar, cómo se diferencia este plano de s:1on (ortodoxos) o un pueblo con una historia común sin un necesa-
los otros dos, y luego establecer cuatro criterios de selección de uni- no correlato territorial o religioso (socialistas) (Guber, 1985).
dad de análisis y unidad de estudio, donde veremos intervenir, tam- Categorías metodológfras: un hospital puede ser la unidad de estudio
bién, los tres planos señalados. pero para i.nves_tigar algunos temas la unidad de estudio puede supe~
Para definir unidad de análisis y unidad de estudio habría dos cri- rar al hospital, mcorporando los centros periféricos y hasta la vivien-
terios mayores: una vía analítica (o teórica) y otra de los actores (folk da d: l~s usuarios (como cuando se estudian los hábitos de higiene
o emic) (Spradley, 1979); esto es, un acotamiento impuesto externa- que mnde~ e~ las :ondiciones de vida de un grupo social), o bien,
mente por el investigador y un criterio impuesto desde los mismos puede res~nngirse solo a un servicio (si se estudia el concepto de niño
actores. La unidad de estudio analítica puede no coincidir con la de como pac~e1_1te para el cuerpo médico y para las familias de bajos in-
los actores o con otra unidad de estudio de existencia física aparente gresos, qmza no sea necesario extender la unidad de estudio más allá
(por ejemplo, un poblado separado de los otros por un desierto, una del servicio de pediatría y las guardias); los judíos serán la unidad de
cadena de montañas o un río). Esta distinción es equiparable, en cierta análisis de u~,ª investi?a~ión cuyo objeto sea, por ejemplo, las pautas
medida, a la efectuada por Cresswell y Godelier (1981) entre "unida- de preservacion de practICas tradicionales; pero quizás deba extender-

108
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se a los no judíos si el investigador va a analizar la conservación de la criterios para evaluar la implementación de un programa (nutricio-
endogamia a lo largo de sucesivas generaciones. nal, de alfabetización, etc.), o de un organismo que intenta revertir
una tendencia o determinadas condiciones de vida de algún sector de
Estas tres categorías se presentan en momentos diferentes de la in- la población (el analfabetismo, la apatía política, costumbres alimen-
vestigación. Ninguna es sustituible por las demás, de modo que se hace tarias o de crianza y escolaridad).
necesario diseñar algunas estrategias para dar cuenta de las tres. En Si bien es cierto que todo objeto teórico se orienta, directa o indi-
lo sucesivo, nos ocuparemos de la unidad de análisis y la unidad de rectamente, a dar cuenta de ciertos problemas sociales y a resolverlos
estudio entendidas como categorías metodológicas. Aunque, según lo (en cualquiera de sus acepciones), y que las teorías guardan relación
señalamos, desde el plano metodológico, unidad de análisis y unidad con el contexto general, las demandas teóricas y las políticas no son
de estudio reciben determinaciones y se resignifican en función de la misma cosa. Ya se trate del investigador que se "enamora" de un
las otras dos categorizaciones. La elección/ construcción de determi- tema planteado empíricamente, o que debe responder a una deman-
nada unidad de estudio y unidad de análisis puede estar modelada da concreta planteada pragmáticamente, para alcanzar una verdade-
según la preeminencia de uno o varios de los siguientes criterios: ra comprensión de los hechos necesitará problematizar ese tema o
demanda y, por consiguiente, construir su objeto de conocimiento ex-
1. un problema empírico; plicitando los supuestos. En esta explicitación también deberá detec-
2. un área cultural o un grupo social; tar qué necesita saber la institución demandante, para lo cual antes
3. un objeto teórico; de internarse en el campo será imprescindible explorar las intencio-
4. la accesibilidad. nes manifiestas y subyacentes de la institución. Cuando un organismo
de gobier?o ?lantea "problemas de adaptación de una población", ig-
norar el s1gmficado de "problema" para esa institución puede llevar
1. Un problema empírico
al investigador a hacerse cargo de los prejuicios y los requerimientos
políticos de la institución, subordinando a ella -generalmente sin ad-
Expondremos este punto en dos partes. La primera estará referi- vertirlo- sus aportes específicos. Y si el "problema" estuviera, más que
da a los intereses empíricos; allí daremos algunas sugerencias sobre la en una población supuestamente conflictiva o resistente al cambio
construcción del objeto de investigación; en la segunda, veremos cómo (como suele decirse), en los agentes o la estructura de la institución
incide plantear un interés empírico o aplicado en la elección de la demandante -por ejemplo, en la práctica y la acepción de los canales
unidad de estudio. Un problema empírico puede surgir, por ejemplo, de participación-, quizás sea conveniente que el estudio con esa po-
a partir de una primera aproximación al mercado, entendí?º como blación ponga en evidencia la lógica de su comportamiento -supues-
el predio cubierto donde se ubican puestos de venta de artlculos de tamente "inadaptado", "apático", etc.-devolviéndole el problema a la
consumo doméstico, o a partir de la perplejidad ante un grupo de mu- parte demandante.
jeres que día a día llega cargado de mercaderías que vende en los lí- _Para ~levar a cabo ese estudio, por más descriptivo que se plantee,
mites exteriores de la feria y al que se denomina, corrientemente, "las el mvest1gador formulará un objeto de conocimiento que incluya,
bolivianas". El investigador que recién empieza a desarrollar sus estu- dentro de lo posible, lo que preocupa a los demandantes. Por ejem-
dios suele plantear su objeto en estos términos; pero quien cuente con plo, la institución desea averiguar por qué el índice de "participa~ión"
mayor experiencia probablemente lo haga pensando en otras cosas en los programas de acción social es "bajo"; el investigador puede
que lo conduzcan, más directamente a los criterios 3 y 4 (objeto teó~- haber llegado a problematizar los términos de la relación entre lapo-
co y accesibilidad, respectivamente). Sin embargo, aun para los mas blaci_ón y esa i~stitución sin referirse a "la participación" en general;
"veteranos", éstos son los términos que suelen planteárseles, por ejem- ~eg~1da_1:1ente _mcorpora preguntas como las siguientes: ¿por qué la
plo, cuando una agencia privada u oficial les hace una demanda con- mstltuoon califica como "baja" la participación?; ¿cómo visualizan a
creta. Estas demandas no suelen presentarse en términos teóricos, sino la institución y la participación en ella los supuestos beneficiarios?;
inmediatos y prácticos, pretendiendo resolver un problema de mecá- ¿qué noción de participación practican y conciben los pobladores y
nica o funcionamiento. Tal sería el caso de una empresa que quiere los agentes de la institución? Tras estos interrogantes subyace proba-
distribuir un producto y examinar su aceptación por parte de un pú- blemente una relación explicativa según la cual la institución opera
blico potencial; o de una repartición estatal que necesita establecer con una noción de "participación" que circunscribe la injerencia de

110 111
debe ~sistir a los ~ospitales y sanatorios de obras sociales (unidad de
los beneficiarios, haciéndolos a un lado en el manejo de decisiones
estud10), y entrevistar a su personal y a su clientela (unidad d ,_
con respecto a la política a implementar. Esta hipótesis descentra el rIS.is· ), d ado que aquí se curan algunas patologías y no otras que
e ana

problema del sitio donde lo había puesto la _rarte demanda~te ~ lo
atienden los curadores tradicionales. En este segundo caso, el inves-
reubica, incorporando el problema que se qmere resolver a la mstitu-
tigador extendería su unidad de estudio a los ámbitos e institucio-
ción. Ésta es probablemente la diferencia entre un investigador que
nes del sistema médico oficial y legal, y su unidad de análisis a los
debe responder a una necesidad inmediata y un técnico que la re;uelve
usuarios y agentes de dicho sistema.
pragmáticamente. Las soluciones involucran siempre una teona que
las propulsa y las justifica, y que, estand.o o no fon~ulad~ de manera
académica y ortodoxa, puede ser apropiada por el mvesti~ado~ cuan-
2. Un área cultural o un grupo social
do se construye el objeto de conocimiento. Esto le permite diferen-
ciarse tanto del organismo demandante como de los supuestos
Otro criterio de elección puede ser el propósito de ahondar el
beneficiarios del plan y hacer entonces su aporte específico.
conocimiento sobre cierta área cultural, que por lo general coincide
Lo dicho vale también para los "enamoramientos" personales y
con un área geográfica, o sobre un grupo social tipificado y caracteri-
aparentemente individuales de ciertos tema~, á~bi~~s o grupos. Pero
zado. Aparentemente, estas definiciones no requerirían la construc-
en vez de reflexionar sobre el papel de la mst1tuc10n demandante,
ción de. un objeto teórico. Sin embargo, también existe aquí la
corresponde hacerlo ahora sobre las ~orrientes de opi~ión ~el sen-
tendenoa a encarar determinadas problemáticas -en asociación casi
tido común que, de alguna forma, estan moldeando las mqmetudes.
necesaria- con determinadas áreas culturales; ello obedece, entre otras
En vez de un organismo que lo contrata y que establece implícita-
razones, a las características prevalecientes del área geográfica o del
mente la orientación y la respuesta al problema, se trata ahora de
grupo humano. Veamos el primer caso.
preocupaciones de origen social q':e posee~ tam~ién. ;u t:asfondo
Los estudios andinos, por ejemplo, suelen estar vinculados a cues-
teórico y político, y que pueden orientar la mvestigaoon sm que el
tiones agrarias y campesinas, a sistemas políticos centralizados, a fe-
investigador lo sepa. Por ejemplo: "¿Cómo puede vivi: así est~ gen-
nómenos de sincretismo religioso; estos "temas" están modelados por
te?" "Hay que hacer algo". O bien: "La pobreza y la delmcuenoa son
la historia de la región, los imperios precolombinos, el contacto cul-
un problema de educación". "La gente va a la curandera porque no
tura~ y la i~posición de religiones centralizadas, la importancia de la
tiene dinero para ir al médico" o "para mantener las tradicion~s".
su~s1_stene1a s~bre la base de la explotación de la tierra, la temprana
Ahora bien, tanto las "demandas institucionales" como las explica-
actividad agrana y pastoril y la permanencia de estas actividades hasta
ciones del sentido común y los temas de investigación resultantes
la actualidad (no es tan común trabajar estos temas en la Pampa hú-
conllevan "dónde y con quiénes" emprender la investigación; las
meda con referencia a los tehuelches). Lo mismo sucede cuando se
fronteras físicas y sociales del estudio, tal como vimos en el caso de
piensa en la India, su complejo sistema de estratificación social su re-
Hermitte y Herrán (1970), estarán delimitadas premeditadamente
ligios_idad y pl:1rietnicidad, temas aportados por la realidad e~pírica
o no. En el caso de la institución demandante, si el investigador per-
-andma e India-, que traen consigo ciertos hábitos analíticos diversi-
manece dentro de la ideología de su empleador definirá su unidad
ficados por el enfoque teórico que se adopte.
de estudio como el ámbito donde reside la población calificada como
Otra clásica definición por áreas es la de los estudios llamados
"apática", y su unidad de análisis, como referida exclusivamente a
"rurales" y "urbanos". Las antropologías urbana y rural son menos
esta población; si en cambio construye su objeto, la unid.ad de. estu-
una antropología cuyo objeto de conocimiento sea, efectivamen-
dio quizá incluya también a la institución, con sus espac10s físicos y
t~, lo urbano o lo rural, que una antropología llevada a cabo en la
quizá hasta su radio de acción, abarcando a otras poblaciones y a los
cm?ad y e.n el campo (véase Durham, 1986). Quizá puedan cons-
mismos agentes institucionales. En una investigación sobre el recur-
t:mrse objetos antropológicos urbanos, pero para ello es necesa-
so a sistemas médicos tradicionales, el investigador puede hacerse
no tener presente que la llamada cultura urbana es más bien una
eco de que la gente opta por los curanderos de manera excluyente,
manifestación de la evolución del modo de producción capitalista,
ubicando su unidad de estudio en los consultorios de curadores
como postula Castells (1974), que un problema estrictamente cul-
populares, y su unidad de análisis en los curadore.s tradicionales~ su
tural. ¿No convendría, entonces, hablar de "modernización" en vez
clientela. En cambio, si su problema lo llevara a mdagar por que la
de lo urbano? Como en el caso del mercado, ¿qué lugar explicati-
gente recurre a estos sistemas médicos, quizá encuentre que también

113
112
vo desempeña lo urbano en los procesos sociales que ocurren en unidad de estudio no es un mero escenario sin incidencia en lo teórico
o de elección coyuntural. Así, cuando decimos mercado en la ciudad,
la ciudad?
Henos aquí, nuevamente, con la necesidad de construir un obj~- estamos casi seguros de que no sería lo mismo trabajar en escuelas, ne-
to de conocimiento para justificar la delimitación de tal o cual um- gocios minoristas, aldeas indígenas o en un casco de estancia. Esta elec-
dad de estudio. El problema con que nos encontramos en los ción imprime una necesaria particularidad. Néstor García Canclini
ejemplos citados es haber confundido objeto de investigación c~n (1982) muestra que, si vamos a emprender el estudio sobre el significa-
unidad de estudio. Lo urbano no es un término unívoco y puede sig- do de la artesanía llamada folclórica o tradicional, no elaboraremos los
nificar muchas cosas a la vez, algunas específicas (ordenamiento de mismos datos si nos situamos en la ciudad, donde se distribuyen y con-
la vivienda, proceso de relocalización masiva, organización para l~ sumen, que si lo hacemos en el medio rural o pueblerino, donde se pro-
demanda de equipamiento público y vivienda, etc. ) y otras no perti- ducen, en una galena de exposición o en una feria artesanal. En cada
nentes (la civilización urbana que puede ser, en rigor, la industrial, caso estaremos aludiendo a distintos momentos del ciclo de la artesanía
el conflicto social y vecinal ante casos de delincuencia en los ba- como producto y ello afectará las conclusiones. Entonces, es necesario
O
rrios bajos, que quizá sea cuestión de clases sociales más que un pr~- circunscribir la artesanía en general al sentido de artesanía en su etapa
blema territorial). Para que lo urbano, lo rural, el mercado, el barno de producción o comercialización. Ahora bien, si la cuestión del senti-
y la India se conviertan en unidades de estudio, deb~n respon~er a do se liga al momento de la producción es porque, probablemente, ha-
una problemática que requiera llevar a cabo el estud10 en ~~as areas yamos elegido una perspectiva teórica donde la producción se considera
(y dentro de lo posible sólo en esas áreas), y que la elecoon de la fundante para comprender el plano simbólico. De lo contrario, quizá
unidad de estudio sea necesaria y pertinente al problema que se va hubiéramos iniciado el estudio en el ámbito rural, comparando el uso
a resolver. Para que sean partes del objeto de conocimiento, debe- de la misma artesanía en el medio urbano, y ante los contrastes hubié-
rían ser analizadas (cf. capítulo 14, punto 1) examinando cuál es su ramos apelado, por ejemplo, a la teoria de la aculturación, concluyen-
lugar explicativo en la relación entablada (por ejemplo, si lo urba- do que las artesanías en el medio urbano no son ya folclóricas sino
no explica el delito callejero o la reunión de mercados semanales proyecciones; esto implicaría tomar dos unidades de estudio como
en sus plazas). La función explicativa de un ámbito dentro de un dicotómicas, lo cual revela una postura en la cual lo rural manifiesta un
objeto teórico y el espacio como unidad de estudio son, por lo tan- estadio de desarrollo anterior (y no complementario) a lo urbano. 2
to, diferentes.
Algo similar sucede con la unidad de análisis. El impacto que pro-
duce un grupo humano, ya sea por sus costumbres exóticas, por su 4. La accesibilidad
amor a las tradiciones o por sus deficitarias condiciones de vida, en-
tre tantas otras razones, no sustituye la reflexión por el tipo de uni- El cuarto criterio para acotar las unidades se vincula a cuestiones
dad de análisis que demanda el objeto construido. Así las bolivianas, prácticas centrales para la consecución de la investigación, especial-
los judíos, los villeros, la clase media, los intelectuales, los políticos y mente en su etapa de campo: la posibilidad del acceso. En el caso de
los indígenas pueden aparecer como categorías teóricas, no sólo me- la unidad de estudio, éste puede ser geográfico, pero la mayoría de
todológicas, de la investigación. Si emprendemos un análisis de los pre- las veces tiene un carácter eminentemente social y, por eso, se relacio-
juicios contra villeros, parece necesario que la unidad de análisis sean na con las determinaciones para elegir la unidad de análisis. Intervie-
no sólo los destinatarios del prejuicio, sino también sus sujetos, es ne aquí la factibilidad del contacto con los informantes y, sobre todo,
decir, quienes no residan en una villa miseria. de obtener su colaboración para que las puertas de su mundo social
se abran. Sin un acuerdo mínimo, el trab~jo de campo puede ser im-
practicable. Este acceso suele variar conforme a los grados de conflic-
3. Un objeto teórico tividad de las relaciones sociales y de los temas a abordar. Pensemos,
por ejemplo, en un área donde se reúnen distribuidores de estupefa-
El acotamiento de la unidad de estudio y de la unidad de análisis no
sustituye sino que complementa la construcción teórica. Al plantear la
unidad de estudio se especifica, a su vez, la problemática o el objeto de 2. Este ejemplo procede de comparar, un tanto rápidamente, el análisis de García
Canclini (1982) con la teoría de Augusto R. Cortazar ( 1949) sobre el "hecho folclórico".
conocimiento en una relación de condicionamiento recíproco, pues la

114 115
cientes relacionados con el Estado y su aparato represivo; o pensemos tos temas cuando su apertura, ya en el campo, es concreta e inminen-
en residentes de un barrio, en relación con pobladores de una villa te, en vez de forzar un acceso que puede llevar, como mínimo, a la
miseria colindante, en tiempos de reiterados robos y asesinatos; o en frustración. La casualidad bien aprovechada puede ser una extraor-
facciones políticas y/ o gremiales opuestas. Se trata de grupos en pug- dinaria puerta de acceso, lo cual depende de que el investigador ten-
na, conflictos abiertos y solapados, unidades sociales que se desenvuel- ga claramente formulado su objeto de conocimiento y que éste pueda
ven fuera de las normas legales o contra los sectores dominantes y que plantearse o subdividirse en objetos menores y alternativos.
requieren del secreto para seguir operando. Que un tema sea empíricamente accesible no sólo responde a las
La accesibilidad puede estar también condicionada por la índole características de la unidad de análisis y la unidad de estudio, sino a la
de las temáticas a tratar, por ejemplo, aquellas consideradas tabú por percepción del investigador sobre dichas unidades. La visibilidad del
parte de los informantes o, incluso, por parte del investigador (prác- antropólogo -su notoriedad, su evidencia y ostensibilidad- pueden
ticas sexuales, muerte, perversiones y actos considerados indecentes derivar en la suspicacia de los informantes aunque, como veremos
o inmorales, como el incesto, el abandono de los hijos, etc.). Es nece- luego, se trata siempre de un problema de negociación. Por otra par-
sario tener presente, además y por otra parte, que la experiencia de te, el investigador puede sentir reparos ante ciertas prácticas y exigen-
intergrupalidad de la unidad con la que se piensa trabajar puede ser cias del campo que son, sin embargo, prácticas cotidianas de sus
decisiva para garantizar la accesibilidad y, como veremos, para definir informantes: hábitos de higiene y alimentación, privacidad, expresio-
la presentación y los roles del investigador. La experiencia suele mar- nes corporales e hipersensiblidad ante lo que él considera ejemplos
car a fuego la apertura o el bloqueo a los extraños, entre ellos el in- de anomalías y deficiencias morales. No hablemos ya del tan remanido
vestigador. Una población habituada a relacionarse con agentes caso del canibalismo o de la reducción de cabezas; pensemos, en cam-
externos, que suele transferirles ciertos bienes en virtud de una ima- bio, en el maltrato a una mujer, en conflictos violentos, prácticas
gen de pobreza, reaccionará -al menos en un principio- de modo si- incestuosas, en olores, sabores, climas. Al definir la unidad de estudio
milar ante el investigador, más allá de sus planes e intenciones. En ese y la unidad de análisis, el investigador también apela a su reflexividad,
caso, habría que aprender a entablar una relación diferente con los pudiendo transformar sensaciones indescifrables en canales de cono-
informantes, lo cual tomará el curso completo de la investigación. cimiento. Reconocer estos reparos a medida que aparecen apunta no
El problema se torna más serio cuando la experiencia es de abier- sólo a superar y a controlar este tipo de situaciones, sino también a
ta confrontación, o cuando el grupo ha sido estigmatizado y activa- ampliar la mirada y la comprensión.
mente perseguido; quizás sea conveniente ponderar si esa unidad de
estudio y esa unidad de análisis son las únicas que pueden emplearse
para resolver el problema de investigación. Por ejemplo, para estudiar 3. Unidad de estudio: número y extensión
las formas de control del Estado sobre sectores subalternos, ¿es acaso
imprescindible trabajar con bandas delictivas, prostitutas y apostado- Una investigación puede llevarse a cabo en un ámbito circunscrip-
res clandestinos? ¿Qué otros referentes empíricos podrían ser de uti- to, pero en la mayoría de los casos se trabaja con poblados,
lidad? El caso sería distinto si lo que se pretende es analizar la comunidades, barriadas de ciudades. Sin embargo, el investigador no
estructura de una actividad ilegal y su relación positiva y ambivalente necesariamente debe relacionarse con todos los habitantes de una
con los controles oficiales. aldea ni, si elige por ejemplo una institución hospitalaria, desempe-
El tratamiento de estos temas está ligado a las opciones y oportu- ñarse en todos los servicios: pediatría, cirugía, inmunopatología, co-
nidades de tipo personal. El investigador puede ser amigo de prosti- cina, administración, etc. La elección de la unidad de estudio incluye,
tutas, levantadores de apuestas o una banda de traficantes de moneda entonces, precisar qué partes de la gran unidad se profundizan y qué
falsa; puede incluso haber desempeñado estas actividades; aún así, otras unidades de estudio alternativas o complementarias a la unidad
necesita tener claro si, amistad mediante, los eventuales informantes central será necesario explorar. Si se quiere examinar las distintas for-
estarían dispuestos a colaborar con él en vistas de una investigación mas de segregación de un grupo social, será necesario recorrer los
"científica". Lo cierto es que se torna bastante difícil visualizar de an- ámbitos que se consideren más relevantes para el ejercicio de prácti-
temano los términos absolutos de factibilidad de un tema y su trabajo cas discriminatorias, es decir, donde se cree que se expresan esas for-
de campo. En estos casos un poco extremos de elección de la unidad mas. Con respecto a los habitantes de villas miseria, se puede escoger
de análisis y la unidad de estudio, puede ser conveniente abordar cier- lugares de trabajo y agencias de empleo, escuelas, salas de espera en

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hospitales, calles de un vecindario contiguo y otros puntos de encuen- de estudio porque nos queda más a mano, porque tenemos conoci-
tro entre villeros y no villeros. En ese caso, la unidad de estudio exce- dos o porque sabemos (y esperamos) que sus miembros querrán abrir-
de los límites estrictos de la villa -como unidad de urbanización- para nos las puertas. También solemos acceder a cierta unidad de estudio
abarcar todos aquellos sitios donde la gente de la villa se pone en re- debido a la demanda concreta de una organización oficial, gremial,
lación con gente de afuera. La definición de la unidad de estudio si- etc. Esto~ ~actores no eliminan las consideraciones anteriores, pues
gue, entonces, el principio de contigüidad social (Spradley, 1979), resultan utlles aun cuando las unidades nos sean sugeridas por la en-
sitios donde es posible observar en acción al mismo actor. tidad contratante.
Puede ocurrir, en cambio, que interese estudiar las pautas de rela-
ción fronteriza entre dos pueblos de distinta nacionalidad, por ejem-
plo, de dos ciudades limítrofes, o de dos grupos étnicos contiguos. En 4. Unidades de análisis: ¿muestra representativa
ese caso, se trataría de elegir dos unidades de estudio con contigüi- o muestra significativa?
dad territorial o geográfica, como argentinos en Clorinda (Argenti-
na) y paraguayos en Asunción (Paraguay). Uno de los aspectos más Como hemos dicho, en este proceso de acercamiento y delimita-
importantes, de acuerdo con los objetivos de la investigación, es el sen- ción del campo, es necesario precisar con quiénes se hará la investiga-
tido que tiene dicha contigüidad en el establecimiento de las relacio- ción. Aunque todavía no se pueda dar exactamente sus nombres y
nes internacionales. Sí se pretende averiguar el nivel de competencia apellidos, quizá se pueda establecer un número aproximado de cuán-
entre los lazos nacionales e internacionales por recursos políticos en tos individuos -trabajadores, hombres, mujeres, residentes, madres,
una comunidad fronteriza, habría que añadir la unidad de estudio etc.- o agrupamientos -hogares, linajes, planteles, equipos, etc.- com-
"provincia de Formosa" y, seguramente, la capital política de esa pro- pondrán el universo de informantes o "muestra". Aunque tomaremos
vincia, como primer nexo con el Estado nacional, fuente probable de ambos términos como sinónimos, no es lo corriente en el discurso
recursos nacionales. dominante de la metodología en ciencias sociales. Según la mayoría
La definición de unidad de análisis y unidad de estudio no se da de los manuales, la muestra es "el conjunto de individuos o grupos
de una vez y para el resto de la investigación. En el trabajo de campo, sobre los que se efectúa una investigación y las mediciones correspon-
el investigador va descubriendo conexiones no previstas entre unida- dientes" (Johnson, 1978: 54, la traducción es nuestra). De un univer-
des que parecían desvinculadas, sea por intercambio ritual, parental, so de 2000 familias en Villa Tenderos, nombre ficticio de la villa donde
político, por lealtades étnicas, etc. En estos casos, las "comunidades" hice mi trabajo de campo entre 1982 y 1986, la muestra puede estar
no son tan cerradas y autónomas como parecía y dependen, en bue- compuesta por veinte. Por nuestra parte, consideramos directamente
na medida, de los recursos que pueden obtener de las demás. Estos como universo de informantes o muestra a los actores concretos que
vínculos pueden aparecer desde un primer momento en las prácticas contactamos en la investigación. Pensamos que este procedimiento
y discursos de los informan tes o pueden permanecer sutilmente ocul- concuerda con el interés específicamente antropológico de ir defi-
tos hasta bien avanzada la investigación. Detectar su relevancia depen- niendo las categorías relevantes para el mundo social de los actores, a
de en buena medida de la habilidad y la apertura del investigador. Un medida que se lleva a cabo el trabajo de campo y el conocimiento de
marco teórico no proclive a la concepción de comunidades cultura- los grupos sociales, sus clivajes y delimitaciones internos, conforme a
les aisladas tenderá a ver en la delimitación del campo fronteras que los sentidos y relaciones sociales de los informantes. Esto quiere decir
ni son tan cerradas ni tan infranqueables. Otro criterio que puede que no podríamos establecer muestras a priori sino sólo tenta-
operar en la selección de más de una unidad es el uso de un enfoque tiva~ente, porque no sabemos sobre qué población mayor tendrá
comparativo. Si bien en este caso se aplican las mismas observaciones sentido hacerlo. Por eso los antropólogos no suelen ser demasiado
que venimos haciendo para los puntos anteriores, el sentido de la se- terminantes en el número de personas con que han de trabajar. Más
lección está dado por los objetivos generales y los supuestos teóricos qu~ d~berse a una falta de precisión y sistematícidad, esto puede
del investigador, que hacen efectivamente comparables a esas unida- atnbmrse -al menos en parte- al intento de no definir por comple-
des (estructuralmente, situacionalmente, etc.). to la muestra antes de su contacto efectivo en el campo. Sólo en la
Estas reflexiones y señalamientos no desconocen, sin embargo, que medida en que se interna en su dinámica, y en que conoce discur-
la realidad se presenta al investigador de modos diversos y, por supues- sos y prácticas, el investigador puede detectar cuáles son los gru-
to, algo "desordenados"; en los hechos solemos elegir cierta unidad pos relevantes y significativ6s para una descripción. En este punto,

118
119
el investigador procede del mismo modo que en el resto de su tra- una ~11~ miseria tomar una vivienda de cada cinco en un "pasillo"
bajo: intenta no sólo ver cada vez más, sino también sustituir s~s (pasaJe mter_no no transitable por rodados) puede llevar a pasar por
preconceptos por los conocimientos de sus informantes. Ademas alto las -~elac10nes de parentesco, ya que suele ocurrir que los herma-
de los grados de apertura y conflictividad de los grupos en cues- nos e h1Jos casados se ubican en el predio de sus padres, compartien-
tión, la definición o elección de cierto tipo de muestra tiene que do el mismo patio e intercambiando bienes y servicios varios; de tomar
ver con la especificidad de la investigación antropológica: evitar el sólo una de estas unidades quedarían fuern del estudio las relaciones
etno- y el sociocentrismo. Los sentidos propios de los actores, que el de vecindad con sus modalidades y contenidos. La muestra estrati-
investigador busca reconocer-identificar-construir, ta~bién rec?r~en fica~~, por su parte, resulta de aplicar el principio matemático de pro-
la delimitación de subgrupos no evidentes en una pnmera delimita- babilidad a sectores, estratos o franjas de población establecidos de
ción de la unidad de análisis. La selección del universo de informan- acuerdo con una variable o atributo introducido por el investigador.
tes y del tipo de muestra es, en definitiva, parte del proceso general Tal e~ el caso de una muestra ordenada según montos de ingreso, re-
de conocimiento y responde a los objetivos e intereses que plantea el gulandad del cobro, rama de actividad, nivel de instrucción formal,
investigador. etc. La muestra podría consistir, entonces, en tomar cinco individuos
Las muestras han sido clasificadas por los estadígrafos en proba- con escuela primaria incompleta, cinco con primaria completa, cin-
bilísticas y no probabilísticas (Johnson, 1978; Agar, 1980; Honigmann, co con secundaria incompleta, cinco con secundaria completa, cinco
1982). Las probabilísticas son aquellas en "las cuales, por medio de cier- con estudios terciarios y cinco con estudios universitarios, etc.
tos procedimientos matemáticos, cada individuo tiene básicamente las Aunque no nos extenderemos más en este punto (por demás de-
mismas posibilidades que los demás de ser elegido para integrarlas": Este sarrollado en manuales de estadística y metodología como Pardinas,
criterio responde a los objetivos de generalización de las conclusiones 1969; Cortada y Carro, 1968, entre tantos otros), quisiéramos sentar
elaboradas sobre la base del material recogido. Visto lo que sucede en- un par ?e observaciones. En primer lugar, la muestra probabilística pue-
tre los miembros de una muestra de estas características, es posible su- de servir para informar sobre distribuciones de frecuencia con respec-
poner que algo semejante ocurre en la población más general; a este to a datos cuantificables y tomando a los informantes como unidades
criterio se lo denomina "representatividad", pues la muestra represen- discretas. El investigador establece los criterios para definirla y sus re-
ta a la población mayor. A través de procedimientos matemáticos, el in- sultados son precisos y generalizables. Pero resulta insuficiente em-
vestigador aspira a neutralizar su intervención, evitando privilegi~r a plear este tipo de muestra para comprender la dinámica social, modos
algunos miembros (clases, sectores, etc.) en desmedro de otros. Este tipo organizativ?s, sentidos por los que se orientan sus miembros, especial-
de muestra intenta obtener información referida a la distribución de mente los mesperados o desconocidos por el investigador. Esto se
frecuencias de ciertos hechos o atributos: cuánta carne consume la ~ebe, en part:, a qu: la_ muestra probabilística se suele aplicar a par-
población, cuántos vecinos concurren a la misa dominical, cuáles son tir d_e, categonas y cntenos preestablecidos por el investigador. La se-
sus ingresos, cuántos desempleados hay en la franja de edad compren- leccion de una muestra y de sus categorías internas obedece a un
dida entre 20 y 29 años, etc. Se trata, efectivamente, de interrogantes c:iterio de clasificación: se entrevistará a maestros de escuelas prima-
sobre cuánto y cada cuánto ocurren ciertos hechos o atributos. El princi- nas, secundarias, terciarias y universitarias, o bien, se entrevistará a
pal aporte de las muestras probabilísticas reside en la posibi~i~ad de maestros de escuelas privadas, laicas, religiosas y públicas; 0 bien, se
generalizar los resultados de una encuesta al resto de la poblanon, con entrevistará a maestros de distintas provincias o con antigüedad de más
especial referencia a la distribución de frecuencias. de veinte_ años.' entre d~ez y veinte, menos de diez y sin antigüedad.
En este grupo se distinguen las "muestras al azar", las "sistemáti- E_s,tas clasificano~es posibles responden a los objetivos de la investiga-
cas" o "a intervalos regulares" y las "estratificadas". Las muestras al azar oon, pero tamb1en a las modalidades de agrupamientos que se den
son aquellas en las cuales todos los individuos tienen las mismas posibi- los actores y que guarden sentido con su mundo social. Por ejemplo,
lidades de ser elegidos. Las que se realizan a intervalos regulares son puede ocurrir que el investigador intente explicar los motivos de ad-
aquellas en que, dentro de una población acotada, se selecciona a un hesión de docentes de la enseñanza pública a la actividad gremial. Su
individuo de cada tantos: una persona de cada diez en un listado, una p~obabl: unidad de análisis "trabajador docente" excluiría en princi-
vivienda de cada cinco, una calle de'cada diez, etc. Sin embargo, este p10 ~ q,menes se desempeñan en el ámbito privado. Pero ¿qué criterio
mecanismo puede resultar inadecuado si la contigüidad territorial tu- seguira luego para acotar la muestra y establecer sus categorías inter-
viera una relevancia específica. Por ejemplo, en algunos sectores de nas? Quizá pruebe con la diferencia de antigüedad, suponiendo que

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Sin_ embargo, e~te_ tipo de_ mue~tra puede no ser suficiente para
los docentes con mayor trayectoria son más renuentes que los jóve- cumplir con los objetivos del mvest1gador, si es que las ofertas de los
nes; pero tiempo después pueden surgir sorpresas, por ejemplo, que ~ctor~s son más reducidas o parcializadas de lo necesario. Cuando el
la antigüedad no es pertinente en algunas provincias o en ciertos ni- mvestigador desea conocer una organización social en términos globa-
veles de la enseñanza. En estos ámbitos, la antigüedad no reviste sig- les Yse encuentra con que los ofrecimientos y aperturas provienen sólo
nificación para los actores y expresa, en cambio, un presupuesto -que de un s~ctor del~ organi~ación, su acceso puede resultar parcial. Sue-
puede transformarse en prejuicio- del investigador. le ocurnr que qmenes pnmero se acercan al investigador son los llama-
Los procedimientos probabilísticos son útiles para establecer la dos casos desviantes y ~iertos especialistas que se caracterizan por
distribución social de una práctica, creencia o atributo en la totalidad representar a la comumdad frente a los extraños (Agar, 1980). Am-
de una población. Al mismo tiempo, suministran una información b_os detentan una visión de la comunidad propia de esta posición so-
confiable y precisa, permitiendo a otros investigadores duplicar los oal, que no es homologable a la de los demás actores. Para alcanzar
procedimientos. Si bien son adecuados para ratificar y rectificar pre- ~na ~sión más completa puede ser conveniente encarar una sistema-
supuestos y encontrar correlaciones entre variables, sus posibilidades t1z~c1on de_ la muestra y avanzar hacia territorios inexplorados de la
explicativas -tanto sea desde la teoría del investigador como del in- umdad sooal (cf. capítulo 6).
formante- merecen complementarse con otros procedimientos. Es- En_ e~tos casos, el investigador puede identificar determinadas ca-
tas muestras se toman como representativas sobre la base del criterio racten~t1cas y tratar de vi~c~larse con los subgrupos que responden a
estadístico de representatividad. Sin embargo, no es éste el único cri- ellas, sm esperar el ofreom1ento de los informantes: estaría diseñan-
terio posible, como veremos a continuación. do, entonce~, una_"muestra evaluada" (Honigmann, 1982: 80-81). En
Otro tipo de muestra más frecuente en la investigación antropoló- este c_aso, e~ mvest1gador define pertenencias a calificaciones distinti-
gica es la no probabilística que se diseña según otros procedimientos. vas e_~nterviene en mayor medida que en el primero, pero esta inter-
La autoselección de los informantes en las llamadas "muestras de opor- venc10n puede ser compensada-de sus riesgos sociocéntricos- si se la
tunidad" [ opportunistic sarnple (Honigmann, 1982: 80)], consiste en tran_sforma en i:n~ ponderación de la muestra de oportunidad, esto
que un individuo se ofrece a dar información e incluso llega a colabo- es, _si para const1~mrla ~e reconocen criterios que surgen como signifi-
rar como recolector de información. En estas muestras, la ocasión y catl:os ~: los mismos mformantes. Por ejemplo, si se realiza una in-
la eventualidad, la oportunidad del encuentro y el "caerse bien" (o ve~tigaoon sobre actividad política en una vecindad popular y la
rapport) entre el informante y el investigador, son un requisito 1.mpor- pnmera mu_~stra d: oportunidad se compone de activistas políticos
tante a partir del cual el investigador podrá, seguramente, aplicar otros de i:na facoon, sena conveniente extenderla a una muestra evalua-
criterios de mayor sistematicidad. Lo que tiene preponderancia en la da, mt~grada por activistas de otras facciones y por no activistas. Si la
definición de este tipo de muestra es la situación de encuentro, la ca- 1:1ªY~na de a~uellos con quienes conversamos provienen de la zona
pacidad de interpretar los objetivos del trabajo conjunto y las posibili- frentista (veon,os cuyas viviendas están ubicadas sobre la calle princi-
dades de continuar la relación. Los marcos de la selección están pal!, convendna en una segunda instancia extender el universo a los
definidos por criterios sumamente flexibles y se van delineando con- residentes ~e otras calles y de los pasillos interiores. La muestra eva-
forme avanza la investigación, la comunicatividad con los informan- luada permite contrapesar el excesivo particularismo de la muestra de
tes, la claridad y la amplitud de la mirada del investigador. Estas oportunidad al identificar un atributo socialmente relevante y ponde-
muestras difieren de las anteriores en que carecen de un criterio r~ el st~tus d~ ese informante. De este modo, la muestra evaluada
preestablecido de selección, pero esto no quiere decir que no sigan sist~matiza vanables individualizadas por el investigador, a través de
ningún criterio. La conformación de la muestra es el producto de una sus mformantes de oportunidad.
combinación entre requerimientos del investigador y del informan- Se ~~ c_riticad~' como principal limitación de las muestras no
te. Dado que el informante es imprescindible, como también lo es su proba~i!istlcas no representar" adecuadamente y con precisión a la
decisión de serlo para que la investigación pueda llevarse a cabo, la poblaoon n:1~yor a la que están referidas. Sin embargo, el criterio de
muestra de oportunidad surge de un contexto coproducido en cuyo repre~en~ativ1dad puede ampliarse sin quedar limitado a patrones
seno se define "lo relevante" o "lo significativo" para la población en cua~tltatlvos que son, creemos, sólo una de las representatividades
cuestión. Ello demanda del investigador una mayor apertura para posibles. Las m~estras no probabilísticas pueden responder a otras
detectar qué atributos son social y culturalmente relevantes, y cuáles preguntas ademas de las de distribución de frecuencias; por ejemplo,
no lo son.
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·cómo es el sistema social?; ¿cómo y por qué sectores está constitui-
más de la inter~e.rencia de la subjetividad del investigador, de ahí su
~o?; ¿qué relaciones tienen lugar en él?; ¿cuáles son sus implicancias?;
d1:1dosa confiab1hdad y validez para la generalización. Sin embargo,
·cuál es el sistema de significados por el que se vinculan sus miembros? !eJOS ~e revelarse como un obstáculo a ser evitado, la subjetividad del
e'. 1 .
Este segundo tipo de muestra permite descubrir re anones entre par-
mvesti¡?dor es_ un~ herramienta de conocimiento, siempre y cuando
tes del sistema global y abrir el campo a nuevos sentidos no previstos
~e :2'.-phciten cntenos y procedimientos. Para que efectivamente la sub-
por el investigador. Asimismo, emplea técnicas más personalizadas que jetividad colabore en el campo, es necesario ese cíclico control reflexi-
las requeridas por los muestreos probabilísticos ( encuesta, censo y vo del que nos hablaba Willis (1984) sobre cómo se emplea la
cuestionarios masivos). Y esto guarda relación con la magnitud de las subjetividad y cómo desde ella se contrastan los supuestos con lo ob-
muestras accesibles en uno y en otro caso. Los antropólogos, como serv~do. Una vent~a de las muestras no probabilísticas deriva del tipo
vimos, encaran su trabajo de campo individualmente o en equipos de vinculo establecido entre el investigador y los actores. La informa-
reducidos, por lo que su unidad de estudio y universo de informantes ción obteni~a de 1:1n informante que se presenta por propia voluntad
suelen ser también de pequeñas dimensiones. y/ o que va siendo mtroducido progresivamente en el sentido de la in-
Al asociar representatividad y generalización explicativa con magnitud vestigación -en una negociación recíproca y permanente- es cualita-
cuantitativa de la muestra, se circunscribe el concepto de "repre-
tiv~mente di~er.ente de la que procede de encuestas masivas y censos
sentatividad" a la dimensión numérica. Otra posibilidad es que una aphca~os anommamente a una masa de población según criterios de
muestra sea significativa, esto es, que un hecho o un caso sean perti- selecc10n en los que ella no ha participado.
nentes para dar cuenta de cierto haz de relaciones en un sistema so- Quizá esta competencia entre tipos de muestra, que revela una
cial (Ellen, 1984). Un acontecimiento no es más o menos válido para tensión entre investigaciones cualitativas y cuantitativas, pueda dar
la investigación únicamente si se presenta tantas veces -procedimien- lugar a la complementariedad, como ocurre ya en algunos casos.
to que, sin embargo, no habría que descuidar-; los hechos, las prácti-
P:ro esta propuesta no apunta sólo a un eclecticismo capaz de com-
cas, las verbalizaciones, los objetos materiales, etc., nos interesan
bm~r,_ en una misma investigación, a encuestadores y observadores
también según su forma de integración en un sistema de significados
Pª:tlClp~ntes, muestras probabilísticas y no probabilísticas, sino a que
y de relaciones sociales; por eso, consideramos que el criterio de sig- el mvestigador, se plantee un objeto de conocimiento que pueda co-
nificatividad es fundamental para la selección de discursos, personas,
nocerse a traves de ambas, como dos aspectos de una misma tarea.
prácticas que observar y registrar, y para su ulterior incorporación al
El hecho de que distintas perspectivas y muestras permitan acceder
análisis y la construcción de esa lógica en su diversidad. De ahí que
al cono':imient? a través de distintas formas de sistematización pa-
incluso los casos anómalos, considerados desviaciones a la norma im-
rece razon suficiente para promover investigaciones que se enriquez-
puesta por los códigos escritos o por la costumbre, sirvan para.com- can con ambos procedimientos.
prender esa lógica. De un funeral javanés alterado por anta?omsmos
político-religiosos, Geertz ( 1973) extrajo una serie de conclusiones que
responden no sólo a preceptos teóricos, sino también a un acabado
conocimiento de la norma ritual funeraria, del significado de cada
uno de sus pasos, de su vinculación a las religiones prevalecientes,
de la integración del sistema cultural y político; y ello en una etapa
de transición y conflicto de la sociedad javanesa. A partir de este co-
nocimiento, Geertz analiza la transformación del sistema a través de
un funeral que no puede concretarse según la tradición porque
oficiantes del ritual y parientes del difunto pertenecen a agrupa-
mientos político-religiosos contrapuestos -el masjumi musulmán y el
permai hindú-. El caso del funeral frustrado ha sido significativo en la
medida en que le permitió poner de manifiesto relaciones de la so-
ciedad mayor.
Una crítica frecuente a las muestras de oportunidad es la imposi-
bilidad de replicarlas en otras investigaciones y por otros colegas, ade-

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