Capítulo 4

PARTICIPACIÓN
DE LA COMUNIDAD
EN LA INCLUSIÓN
EDUCATIVA
 INTRODUCCIÓN

La educación en el siglo XXI se debe orientar al

fortalecimiento de los procesos y las capacida-
des de los estudiantes, con el fin de reconocer,
valorar y potenciar la diversidad en el aula y con
ello, formar ciudadanos competentes para los
nuevos tiempos. En un mundo cambiante como
el actual, el proceso educativo debe ser asumi-
do por toda la comunidad, quien debe ofrecer
a los estudiantes las herramientas suficientes
para desenvolverse en la vida. En esa línea,
este capítulo plantea la importancia de trabajar
coordinadamente con la comunidad en donde
se ubica la escuela para alcanzar la inclusión
educativa y el aprendizaje sostenible de todos
los estudiantes.
A medida que maduran, los niños pasan
a formar parte de (…) entornos sociales,
económicos y culturales más amplios
que proporcionan recursos, definen el
currículo y las expectativas culturales
del entorno educativo y establecen las
condiciones para las interacciones de
la enseñanza y el aprendizaje (Graham,
Berman, & Bellert, 2015, p. 70).

Unidad 4 – Participación de la comunidad en la inclusión educativa 2

El concepto de comunidad hace referencia
a un cúmulo de relaciones en contextos te-
rritorialmente delimitados que ponen a un
conjunto de agentes en situación de proxi-
midad. “A partir de estas relaciones se genera
una serie de sentimientos, afectos e identifica-
ciones que, en lo que concierne al sistema edu-
cativo, adquieren en cada contexto, localidad,
país o región una particularidad social e históri-
ca” (Krichesky, 2006, p. 10).
En este sentido, una combinación de factores,
capacidades, fortalezas y potencialidades in-
herentes a cada comunidad pueden apoyar u
obstaculizar el proceso de aprendizaje de los
estudiantes. En cada ambiente educativo, y en
especial dentro del aula de clase, se construye
un contexto particular caracterizado por la diver-
sidad lingüística, cultural, emocional, familiar y
espiritual propia de la realidad de cada uno de
quienes hacen parte de este contexto. Es así
como los profesores responsivos deben com-
prender y manejar la diversidad de sus aulas
desde el entendimiento de la comunidad no solo
para crear oportunidades de aprendizaje signifi-
cativas y equitativas para todos los estudiantes,
sino también para hacer visible el impacto que
tiene la comunidad en los procesos que suce-
den al interior de las aulas.
Los enfoques holístico y ecológico integran
los factores mencionados y su influencia en la
calidad de los resultados de aprendizaje. Es-
tas perspectivas plantean que los procesos de
Unidad 4 – Participación de la comunidad en la inclusión educativa
aprendizaje deben procurar la plena participación
de la comunidad educativa tanto a nivel cultural
como espiritual, psicológico, físico y cognitivo
(Graham, Berman, & Bellert, 2015). Siendo la
experiencia el escenario en donde las emocio-
nes, las interacciones y el significado se cons-
truyen, renuevan y reconstruyen, el aprendizaje
sostenible es un generador de oportunidades
para que los estudiantes continúen aprendiendo
a lo largo de la vida. De esta manera, logran
aplicar diferentes habilidades para dar nuevos
significados al aprendizaje y enlazarlos con su
vida cotidiana, el trabajo y la convivencia.
La relación de la escuela con la comuni-
dad cumple un papel importante en el de-
sarrollo de propuestas y/o alternativas de
acción orientadas a promover procesos
de inclusión educativa. Tal como lo afirman
Graham et al., (2015) los factores que pueden
apoyar u obstaculizar el aprendizaje no depen-
den solamente de la ejecución académica de
los estudiantes, sino también pueden ser en-
contrados en la dinámica con el ambiente físico,
el currículo, el docente, las políticas educativas,
las relaciones con la comunidad, la familia, las
asociaciones casa-escuela y el sistema educa-
tivo. Es así como, la posibilidad de que otros
actores sociales (padres, vecinos, organiza-
ciones, asociaciones, profesionales especiali-
zados, servicios, etc.) formen parte de la vida
escolar, constituye en muchos casos un punto
de partida para que la gestión institucional y la
propuesta pedagógica resulten más inclusivas.
3
CONSOLIDACIÓN
DE LA CULTURA
ESCOLAR DIVERSA
Parte 1
 EL APRENDIZAJE
SOSTENIBLE EN EL
CONTEXTO EDUCATIVO
Como se mencionó en el capítulo uno, el aprendi-
zaje sostenible está basado en el establecimien-
to, desarrollo y mantenimiento de los procesos
que sean necesarios para provocar oportunida-
des de aprendizaje de calidad. En ese sentido las
tres dimensiones del aprendizaje sostenible se
explican en el contexto educativo así:
El aprendizaje perdurable, hace referencia a
un aprendizaje que no se demuestra solamente
en el salón de clase, sino que sirve para la vida
presente y para el futuro, ajustándose a deman-
das que vendrán y que aún son desconocidas.
Como es imposible predecir qué trabajo, carrera
y/o pasatiempo será popular o demandado en el
futuro, la escuela no puede proveer oportunida-
des para aprender todo el conocimiento del fu-
turo ni para desarrollar todas las habilidades que
se ajusten para ese momento. Lo que sí debe
garantizar es la oportunidad de desarrollar y for-
talecer las habilidades para seguir aprendiendo
y adaptarse a lo que el futuro traiga consigo, es
decir, un aprendizaje que se vea reflejado en to-
das las instancias de la vida del estudiante. Es
así como el objetivo es preparar a los estudiantes
con una serie de herramientas para desenvolver-
se e interactuar eficazmente con las personas de
Unidad 4 – Participación de la comunidad en la inclusión educativa
su alrededor y afrontar los retos venideros, no
solo en el contexto escolar sino también en la
sociedad en general, es decir que, lo aprendido
debe dotarlos de herramientas.
En cuanto a la enseñanza significativa, es el
profesor quien tiene la enorme responsabilidad
de contribuir con el desarrollo de los procesos
que les permiten a los estudiantes desempeñar-
se de manera inteligente, es decir, aplicando ha-
bilidades prácticas y analíticas de manera crea-
tiva y sensata a lo largo de la vida (Sternberg,
& Grigorenko, 2007). Cuando el aprendizaje
se evidencia en el centro de lo que ocurre en
el salón de clase, los profesores y los estudian-
tes experimentan el aprendizaje mutuamente. La
inclusión de todos los estudiantes depende del
reconocimiento de las necesidades de apren-
dizaje, así como de las fortalezas de cada uno
de ellos, ofreciendo oportunidades de acceder
a un aprendizaje significativo para todos y cada
uno. Es importante puntualizar que la enseñanza
efectiva no ocurre cada vez que lo enseñado se
traduzca en aprendizaje, ya que no es un pro-
ceso que solo depende del maestro, o de la co-
munidad educativa (enfoque ecológico) sino que
está también influenciado por las características
5
del aprendiz (enfoque holístico) (Graham, Ber-
man, & Bellert, 2015). La mediación de la en-
señanza es clave para que todos los estudian-
tes aprendan, siendo necesario contar con un
profesor responsivo que adapta su método de
enseñanza a dichas necesidades de aprendizaje
(Berman, & Graham, 2018).
El aprendizaje para todos se ve reflejado en la
relación natural que los seres humanos desarro-
llan con el aprender y la enseñanza en diversos
espacios de participación: la familia, la cultura, el
contexto social. La vocación de enseñar va más
allá de la calificación profesional, es la forma
de mediar el aprendizaje desde una perspectiva
adaptable que se ajuste a las necesidades del
estudiante y su contexto, que tenga en cuenta el
impacto de los factores mencionados y el papel
que juega la comunidad en este proceso.
Existe un número importante de elementos por
considerar en relación a la educación inclusiva y
la práctica profesional en la intervención didác-
tica del aprendizaje, ya que los grupos de estu-
diantes en los colegios son cada vez más diver-
sos y representan un rango amplio de desafíos,
aún en aquellos grupos de estudiantes de la
misma edad. El aula también incluye a muchos
estudiantes que experimentan dificultades en el
aprendizaje por diversas causas, ampliando la
variedad de necesidades y de oportunidades de
Unidad 4 – Participación de la comunidad en la inclusión educativa
aprendizaje y reconociendo que la diversidad del
desarrollo humano exige que los estudiantes no
sigan necesariamente los patrones esperados de
aprendizaje, sino que puedan expresarse en su
propia forma, de acuerdo a su identidad.
La siguiente analogía representa el aprendizaje
sostenible en el contexto educativo, entendiendo
este último como todos los espacios en donde se
experimentan las oportunidades de aprendizaje.
En la figura 1, se muestra cómo los principios de
equidad, relevancia y sostenibilidad del sistema
educativo ecuatoriano, están soportados por las
tres dimensiones del aprendizaje sostenible. El
referente central de esta sinergia se concentra
en las habilidades y el conocimiento que se con-
jugan en el proceso de aprendizaje evidenciado
en la capacidad de la enseñanza responsiva. En
este sentido el rol del docente responsivo ocupa
un lugar esencial en la dinámica de la inclusión
educativa, siempre y cuando la toma de decisio-
nes pedagógicas trascienda la obligatoriedad de
su quehacer y genere oportunidades efectivas
de aprendizaje para todos. Dichas oportunidades
están enmarcadas por el trabajo en equipo entre
estudiantes y profesores, en una relación de co-
nocimiento profundo de sus motivaciones, capa-
cidades, necesidades e intereses, lo que garan-
tiza procesos exitosos para el desarrollo pleno de
su plan de vida en la complejidad del siglo XXI.
6
 Figura 1:
Analogía visual de la Inclusión educativa y Aprendizaje sostenible.

Comprender la escuela como una comunidad, en la que todos sus miem-

bros creen en ella, se comprometen y trabajan juntos para mejorarla, es
un planteamiento que incita a que los docentes, profesionales de otras
áreas, familias y estudiantes aprendan y trabajen juntos para solucionar
las dificultades que surgen en su comunidad (Gallego, 2016).

Unidad 4 – Participación de la comunidad en la inclusión educativa 7

 EL APRENDIZAJE
SOSTENIBLE Y LA
CULTURA DE AULA
La cultura del aula se basa en una relación
efectiva entre la familia, la escuela y la comuni-
dad. La comunicación entre todas las personas
involucradas en el proceso de aprendizaje del
estudiante debe facilitar el trabajo de aquellos
que intervienen en el mismo. Si la familia traba-
ja estrechamente con los maestros, conocerá
las expectativas de la clase y de la escuela, y
los estudiantes sabrán que el hogar y la escuela
están trabajando juntos de manera consistente.
Este tipo de relación y su consolidación crean
un ambiente de trabajo colaborativo, afín a los
principios institucionales y a los valores de cada
familia.
En este sentido, referirse a la vida en el aula
implica usar un lenguaje que haga hincapié en la
instrucción que ofrece el docente y en una cul-
tura que es diferente de la que cada estudiante
trae a la escuela. De acuerdo con Gaitán (2012)
el lenguaje y la cultura son elementos que los
estudiantes “llevan en sus mochilas”, los que se
demuestran en las formas en que ellos se rela-
cionan con sus compañeros y con el profesor.
Unidad 4 – Participación de la comunidad en la inclusión educativa
Los estudiantes actúan de acuerdo con las nor-
mas establecidas dentro de la cultura escolar,
tal como lo hacen en sus hogares, dependiendo
de la interpretación personal de las reglas. Esto
crea la necesidad, dentro de las instituciones
educativas, las familias y la comunidad, de crear
un lenguaje común y coherente que le permita
al estudiante vivir y tomar decisiones dentro y
fuera del aula de forma autocrítica y responsa-
ble, de acuerdo con los límites que permite cada
uno de estos espacios de participación.
Aunque parezca difícil, es posible lograr que la
familia y la escuela compartan un mismo discur-
so, minimizando las incongruencias que tanto
dificultan la socialización (Chapman, & Aspin,
1997). Esto es posible cuando los educadores
asumen el rol de diseñar estrategias para in-
volucrar a los padres de familia en la escuela,
dándoles mayor participación y voz dentro del
proceso educativo formal. Los educadores tam-
bién tienen la responsabilidad de comprender
su papel en la construcción de la cultura escolar
y el ambiente del aprendizaje.
8
En lugar de tratar de cambiar familias con me-
nor capacidad económica o étnicamente dife-
rentes con respecto a la cultura dominante de
cada comunidad, la labor del docente responsi-
vo es crear una cultura común con las familias,
basada en condiciones que permitan la partici-
pación de todos los miembros de la comunidad
educativa. La creación y fortalecimiento de los
vínculos que se pueden dar entre la familia y la
escuela, contribuyen a la creación de una cultu-
ra escolar, lo cual se evidencia en la forma como
los estudiantes se relacionan con sus pares y
sus profesores, respetando las expectativas de
todos en torno al aprendizaje (Berman, & Gra-
ham, 2018).
Por otra parte, los profesores también portan
su propia cultura. Ellos son quienes traen a las
aulas una multitud de ideas, creencias y cono-
cimientos basados en sus propias experiencias.
Las aulas son foros donde se abren consultas y
oportunidades para expresar diversos puntos de
vista, son espacios llenos de riqueza, ya que los
estudiantes traen consigo aprendizajes que re-
flejan quién es su familia y cuáles son sus princi-
pios (Gaitán, 2012). Además, es relevante con-
siderar la capacidad de gestión, liderazgo de los
miembros de la comunidad escolar y la relación
entre las reformas escolares y la organización
de la escuela en sí misma, con el propósito de
ir más allá de lo evidente en la forma en la que
se hacen las cosas en cada contexto (Zollers,
1999).
Unidad 4 – Participación de la comunidad en la inclusión educativa
Es el profesor responsivo quien tiene la capaci-
dad de crear contextos que atiendan a la diver-
sidad de principios y valores, haciendo de estos,
oportunidades para el aprendizaje sostenible,
creando espacios donde los estudiantes estén
informados sobre una variedad de perspecti-
vas, opiniones y creencias. Se necesita de un
profesor que tenga pleno conocimiento de sus
estudiantes y esté comprometido con el cambio
cultural para crear un ambiente de aprendizaje
apropiado donde los valores, la democracia y la
diversidad cultural florecen dentro de un plan de
estudios académico riguroso. Todos estos ele-
mentos forman parte de la riqueza que contiene
la diversidad y que son válidos en la medida en
que permitan que todos los estudiantes hagan
parte de una cultura común como resultado de
la comunicación entre la escuela, la familia y la
comunidad.
Hacer referencia a un modelo inclusivo como
parte de la cultura escolar, entiende que si este
proceso lleva a cabo reformas contra cultura a
nivel organizacional, no tiene posibilidad de ser
sostenible. Considerar la cultura de una institu-
ción educativa es vital para luego crear una cul-
tura escolar que permee a la comunidad como
tal. Esta, debe tener un lenguaje y unos valores
comunes, que den cuenta de una manera de
pensar antes que de un modelo a seguir (Zo-
llers, Ramanathan, & Yu, 1999).
9
 EL APRENDIZAJE
SOSTENIBLE CON
LAS FAMILIAS
Es importante resaltar el rol de la familia en el
proceso de intervención didáctica del aprendiza-
je informal, es decir, fuera del ambiente escolar.
En el aprendizaje sostenible, la familia es en-
tendida como todos aquellos que hacen parte
de la cotidianidad del hogar del estudiante, sin
importar la correlación sanguínea con este.
Tradicionalmente la educación ha respaldado
el desarrollo del niño en la familia, recurriendo
a los miembros de mayor edad, sean estos los
padres, abuelos, tíos, niñeras, representantes
legales, o hermanos mayores. La responsabili-
dad de la familia en la educación es vital, ya que
el niño acude a la enseñanza de las personas
mayores que lo rodean para tener mayores po-
sibilidades de aprender. La enseñanza que se da
en el día a día del estudiante es una enseñanza
espontánea que está llena de propósito, sentido
y significado, ya que la familia orienta sus com-
portamientos y ejerce una poderosa influencia
en los niños que están a su alrededor. Como
seres sociales, los seres humanos se esfuerzan
por compartir información e ideas, impulsando
el pensamiento de orden superior y activando
Unidad 4 – Participación de la comunidad en la inclusión educativa
la inquietud por nuevos conocimientos y habi-
lidades (Berman, & Graham, 2018). La ense-
ñanza que ofrece la familia se concentra en las
capacidades que los estudiantes tienen para la
vida, para desenvolverse de manera autónoma y
emprendedora en un mundo cambiante como el
actual, por lo tanto, el proceso educativo debe
ser asumido por toda la comunidad, quien debe
ofrecer a los estudiantes las herramientas su-
ficientes para desenvolverse en la vida adulta.
Gran parte de la enseñanza de las habilidades
para el aprendizaje sostenible está fundamen-
tada en la cultura familiar, principalmente en
la forma en que los padres y madres han sido
enseñados. El traspaso de valores y principios
familiares validados a lo largo de varias genera-
ciones es parte de este elemento cultural en la
que los miembros más adultos de la familia se
comprometen con el aprendizaje de las nuevas
generaciones. El curso de vida de las familias
muestra que las experiencias de aprendizaje
son transversales a toda la existencia, desde la
infancia hasta la vejez.
10
De la misma forma, la oportunidad de enseñar
también es transversal, observándose en mu-
chos juegos simbólicos de la infancia y, con más
claridad, en la crianza que hacen los adultos de
las generaciones siguientes. A este proceso se
le conoce como un proceso de intercambio en-
señanza - aprendizaje (Graham et al., 2015),
en donde las familias enseñan a los niños las
capacidades básicas para lo que necesitan a lo
largo de sus vidas, modelando sus expectativas
y brindándoles oportunidades para que crezcan
como personas multidimensionales y con la ca-
pacidad de desarrollar un pensamiento comple-
jo. Esto quiere decir que las familias establecen
y sustentan expectativas sobre sus hijos que
influyen en los aprendizajes que estos adquiri-
rán en la escuela. Constantemente, las familias
buscan oportunidades de aprendizaje para sus
hijos, pasan el tiempo de esparcimiento en lu-
gares que promueven el aprendizaje. De esta
forma, las actividades físicas, musicales y socia-
les son inherentes a la vida familiar de los estu-
diantes (Dweck, 2006), lo que motiva y respal-
da al estudiante en su proceso de aprendizaje,
aprovechando tanto como pueda los espacios
sociales que le permiten explorar y ser parte de
experiencias dentro de la comunidad. Para que
estos espacios resulten útiles para los estudian-
tes, el pensamiento es la principal herramienta
de transformación, siendo necesario que las fa-
milias fomenten las habilidades de pensamien-
to de los niños de muchas maneras cotidianas.
Unidad 4 – Participación de la comunidad en la inclusión educativa
Estos van desde modelos cotidianos de pensa-
miento como “pensar en voz alta” y resolución
de problemas, hasta actividades de pensamien-
to de orden superior como crucigramas, juegos
de mesa, debates sobre política y eventos ac-
tuales, crítica de artes literarias y experiencias
multimedia (Berman, & Graham, 2018).
La disposición de los adultos que conforman la
familia más cercana a los estudiantes, puede
brindar oportunidades para que los niños tengan
acceso a un pensamiento de orden superior, a
ser invitados a contribuir al trabajo y a resolver
problemas de la vida cotidiana. De manera si-
milar, las rutinas del hogar como ir de compras,
arreglar la casa, cuidar a las mascotas y progra-
mar las actividades de la semana, brindan opor-
tunidades para que las familias participen en un
proceso colaborativo, promoviendo la conviven-
cia armónica, la autonomía y las estrategias de
pensamiento que permiten ser efectivo en la
vida cotidiana.
En la vinculación de la escuela con la comuni-
dad, la familia constituye un actor significativo.
No obstante, la comunidad, incluye una diversi-
dad de actores de la sociedad que, junto con un
rol activo del Estado en las políticas educativas,
pueden potenciar y dar riqueza a la tarea educa-
tiva, más aún ante situaciones de vulnerabilidad
que ponen en riesgo la continuidad del proceso
educativo de los estudiantes.
11
REFERENCIAS

Berman, J. & Graham, L. (2018). Learning intervention: Educational ca-

sework and responsive teaching for sustainable learning in inclusive
schools. Abingdon, UK: Routledge.
Chapman, J., & Aspin, David N. (1997). The school, the community and
lifelong learning (School development series). London: Cassell.
Dweck, C. (2006). Mindset: the new psychology of success. New York:
Random House.
Gaitán, C. D. (2012). Culture, literacy, and power in family–community–
school– relationships. Theory Into Practice, 51(4), 305-311.
Graham, L., Berman, J., & Bellert, A. (2015). Sustainable learning: Inclu-
sive practices for 21st century classrooms. Melbourne: Cambridge
University Press.
Gallego, C., Vega, M., Rodríguez R., & Corujo, C. (2016). La perspectiva
comunitaria en la educación inclusiva. Prisma Social, 16, 60-110.
Krichesky, M. (2006). Escuela y comunidad: desafíos para la inclusión
educativa. Buenos Aires: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecno-
logía de la Nación.
Sternberg, R., & Grigorenko, E. (2007). Teaching for successful intelli-
gence: To increase student learning and achievement. Thousand
Oaks: Corwin Press.
Zollers, N. J., Ramanathan, A. K., & Yu, M. (1999). The relationship
between school culture and inclusion: How an inclusive culture
supports inclusive education. International Journal of Qualitative
Studies in Education, 12(2), 157-174.

Unidad 4 – Participación de la comunidad en la inclusión educativa 12