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CATALUÑA

ANTECENTES HISTORICOS
Los primeros pobladores del territorio que actualmente ocupa Cataluña se remontan a
los inicios del Paleolítico Medio. Los restos más antiguos descubiertos corresponden a
la mandíbula de un individuo del género Homo (especie incierta) encontrada en
Bañolas, de unos 66.000 ± 7.000 años de antigüedad.3

El período Calcolítico o Eneolítico se desarrolla en Cataluña entre el 2500 y el 1800 a.


C., momento en el cual se construyen los primeros objetos de cobre.

La Edad del Bronce se sitúa cronológicamente en el período 1800-700 a. C., de la cual


se conservan escasos restos, pero destacan unos poblados formados en la zona del
Bajo Segre. La Edad del Bronce coincide con la llegada de los pueblos indoeuropeos,
a través de sucesivos flujos migratorios que se desarrollan desde el año 1200 a. C.,
responsables de la creación de los primeros poblados de estructura protourbana.

A partir de mediados del siglo VII a. C. el territorio catalán alcanza el período conocido
como Edad del Hierro.

La Edad Antigua
Período protohistórico
Este periodo se caracteriza, en una primera etapa, por la confluencia de diferentes
culturas colonizadoras en el actual territorio catalán, en particular la griega y la
cartaginesa, que darán lugar a la formación, como en el resto de la península, de la
cultura ibérica.
En lo que se refiere a la civilización ibérica, se ha constatado la existencia de
diferentes tribus dispersas por tierras catalanas, entre ellos los indigetes (en el
Ampurdán), los ceretanos (en la Cerdaña) o los airenosinos (en el Valle de Arán).

PERÍODO ROMANO
ARTÍCULO PRINCIPAL: PERÍODO ROMANO EN CATALUÑA
La segunda etapa de la historia antigua de Cataluña corresponde al período de
romanización, iniciado en el siglo III a. C. La llegada de los romanos a la península
ibérica tuvo lugar en el 218 a. C., con el desembarco de Cneo Cornelio Escipión en
Emporion, la actual Ampurias, con el objetivo de cortar las fuentes de
aprovisionamiento de los ejércitos del general cartaginés Aníbal durante la segunda
guerra púnica. La principal base de operaciones de los romanos durante la guerra, y
primer núcleo de romanización en la península fue la ciudad de Tarraco, actual
Tarragona.
Tras la derrota de los cartagineses y de diferentes tribus ibéricas sublevadas ante la
presencia romana, en el 195 a. C., se completó prácticamente la conquista romana en
territorio catalán y se inició el proceso de romanización, a través de la cual los distintos
pueblos peninsulares fueron asimilados por la cultura romana y abandonaron sus
propios rasgos.

El actual territorio catalán quedó englobado primero en la provincia llamada Hispania


Citerior, para formar parte desde el 27 a. C. de la Tarraconense, cuya capital fue
Tarraco.
Producto del periodo romano será la adopción de toda la estructura administrativa y
las instituciones propiamente romanas, el desarrollo de una gran red urbana y viaria, la
generalización de un sistema agrícola basado en la trilogía mediterránea (cereales,
viña y olivo), la introducción de los regadíos, el desarrollo del derecho romano y la
adopción del latín.

Antigüedad tardía a período feudal


Siglo III y IV
La crisis del siglo III que afectó al Imperio romano y que originaría su decadencia
afectó gravemente al actual territorio catalán, donde se han detectado importantes
niveles de destrucción y procesos de abandono de villas romanas. También de este
siglo son las primeras noticias documentales de la presencia del cristianismo en
Cataluña. Aunque los datos arqueológicos indican la recuperación de algunos núcleos,
como Barcino (Barcelona), Tarraco (Tarragona) o Gerunda (Gerona), la situación no
volvió a ser la de antes, las ciudades se amurallaron y los núcleos se redujeron.

Periodo visigótico: siglos V a VII


En el siglo V, se produce la invasión generalizada del Imperio romano por parte de los
pueblos germánicos. El pueblo germano de los visigodos que había obtenido permiso
para entrar en el Imperio y colaborar en la defensa de los limes en la actual Bulgaria
como aliados romanos; fueron liderados por Ataúlfo tras la situación de marginación
dentro de la sociedad romana y de extrema pobreza de este grupo étnico. Como
acuerdo entre los romanos y los visigodos y para que estos volvieran a aceptar el
orden romano, sus leyes, dejaran de saquear Italia, y volvieran a ser fieles aliados, se
les entrega Hispania, y parte de Francia. Los visigodos llegan a la península ibérica
por la principal vía romana, instalándose en la ciudad Tarraconense en (410). Y
cuando en el 475 el rey visigodo Eurico formó el reino de Tolosa, incorporó el actual
territorio catalán, con gobierno primero desde Tolosa y luego desde Toledo.

Conquista musulmana: siglo VIII


Los visigodos dominaron el territorio hasta inicios del siglo VIII, cuando en mitad de
una guerra civil por la sucesión del reino (que entonces ya abarcaba toda la península
ibérica), una de las partes llama a la potencia emergente, el Imperio Omeya, en busca
de ayuda y para que decidiera la guerra a su favor. Los musulmanes ya ocupaban todo
el norte de África y su imperio se extendía hasta la India. Después de derrotar a las
tropas fieles al rey visigodo, Roderic (don Rodrigo), en la batalla de Guadalete y con
apoyo de los visigodos rebeldes que aspiraban al poder conquistan rápidamente la
península, encontrando sólo una resistencia marginal en las zonas montañosas del
norte. La conquista relámpago musulmana se basó en un ejército de 30.000 hombres
(los romanos habían tenido un ejército de 50.000 para la defensa del Imperio de
Occidente y otros 50.000 para la defensa del Imperio de Oriente); en unos soldados
altamente motivados; en las tácticas de caballería ligera que tan bien funcionaron en
terrenos abiertos; en la debilidad de un reino dividido en mitad de una guerra civil
sucesoria; en el desinterés de una población hispanorromana dominada por una
minoría aristocrática visigoda que no había conseguido integrarles en el reino (la
integración entre visigodos y población local no se produjo hasta épocas posteriores);
en el mandato religioso del cristianismo en contra de la guerra (que no cambió hasta
finales del siglo XI con el encumbramiento de la clase caballeresca, aprox. 1075, y las
cruzadas desde 1100); en el miedo a las represalias acompañado de la tolerancia de
los musulmanes con los que se sometían sin resistencia; en las facilidades concedidas
a las clases dominantes para mantener el poder si cambiaban de bando; en la
tolerancia religiosa mediante el simple pago de un impuesto por parte de los no
musulmanes; y, sólo en algunos casos, la entrega de tierras a los nuevos
conquistadores (las mejores para los árabes y yemeníes, las peores para los
bereberes).

Cataluña feudal: siglo XI


El siglo XI se caracteriza en Cataluña por el desarrollo de la sociedad feudal, como
consecuencia de las presiones señoriales para desarrollar lazos de vasallaje con los
campesinos libres (alodiales, en catalán aloers). Los años centrales del siglo se
caracterizaron por una guerra social virulenta, donde la violencia señorial arrolló a los
campesinos, gracias a las ventajas que obtenían de las nuevas tácticas militares, la
caballería pesada, y basadas en la contratación de mercenarios bien armados y a
caballo.

Así, a finales del siglo, la mayoría de los campesinos propietarios se habían convertido
en siervos sometidos al señor. Este proceso coincidió con un debilitamiento del poder
de los condes y la división del territorio en numerosos señoríos, que con el paso del
tiempo, daría lugar a la articulación de un Estado feudal basado en complejas
fidelidades y dependencias, en lo alto del cual se encontraría el conde de Barcelona,
tras el triunfo sobre el resto de señores de Ramón Berenguer I. Con el tiempo, los
condes de Barcelona vincularían a todos los demás condados catalanes con el
condado que posteriormente pasaría a formar parte de la Corona de Aragón.

Creación de la Generalidad de Cataluña: siglo XIV


El reinado de Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387) se caracterizó por graves
tensiones bélicas, entre las que se cuentan la anexión del reino de Mallorca, el
sofocamiento de una rebelión sarda, de la rebelión de los unionistas aragoneses y
valencianos y, sobre todo, la guerra con Castilla. Estos episodios generaron una
delicada situación financiera, en un marco de crisis demográfica y económica, pero
también un poderoso desarrollo institucional y legislativo, en el que destaca la creación
de la Diputación General de Cataluña o Generalidad de Cataluña (1365).

En 1375, una protesta de los representantes de Fraga ante las Cortes reunidas en
Tamarite vuelve a desplazar el límite occidental de Cataluña, ya que esta ciudad
vuelve a quedar bajo el fuero de Aragón.

Sublevación de Cataluña (1640)

La crisis económica, los nuevos impuestos y las nuevas necesidades militares llevan a
que se produzca un levantamiento popular en Cataluña. Las razones de fondo son de
dos tipos, en primer lugar por las llamadas «causas antiguas» (reducción de los
privilegios medievales de la nobleza desde la unión de Aragón y Castilla, no
convocatoria y presidencia de las Cortes Catalanas, introducción de algunos de los
impuestos que se pagaban en Castilla, y la introducción en Barcelona de la Inquisición
nueva en sustitución de la vieja Inquisición que ya operaba desde la Edad Media, y
que fue el modelo por el cuál se implantó la Inquisición en Castilla en la época de los
Reyes Católicos); y «causas nuevas» (la presencia en territorio catalán de tropas
extranjeras a sueldo del rey, considerando como tales a castellanas y aragonesas
necesarias para defender las fronteras contra Francia en la guerra, pero nunca
deseables en tu territorio, y el desempeño de cargos públicos por personas no
catalanas. Y en segundo lugar por la política centralizadora del Conde-duque de
Olivares, que pretendía unificar los reinos de Aragón y Castilla, reorganizar y subir el
pago de impuestos para mantener la guerra de los treinta años. Se pueden resumir los
principales problemas en crisis económica, el malestar de la guerra, la presencia de
tropas para proteger la frontera contra Francia, dadas a los abusos de los ejércitos de
la época; y la petición de nuevos impuestos y levas para mantener el esfuerzo militar
durante la guerra.

Tratado de los Pirineos y partición de Cataluña


El Tratado de los Pirineos o Paz de los Pirineos fue firmado el 7 de noviembre de 1659
por parte de los representantes de Felipe IV de Castilla, III de Aragón, III de Mallorca y
III de Valencia, Luis de Haro y Pedro Coloma, y los de Luis XIV de Francia, Cardenal
Mazarino y Hugues de Lionne, en la isla de los Faisanes (en río Bidasoa, en los límites
del País Vasco Norte), poniendo fin al litigio de la Guerra de los Treinta Años. Una de
las consecuencias de este tratado fue la cesión a Francia del condado del Rosellón y
parte del de la Cerdaña.

Siglo XIX
LA GUERRA CON FRANCIA: NAPOLEON BONAPARTE

Es mapa representa el territorio francés durante su ocupación de Cataluña


En 1808, Cataluña fue ocupada por las tropas de Duhesme, general de Napoleón, tras
el comienzo de la Guerra de Independencia Española en Móstoles. El 26 de enero de
1812, Cataluña fue incorporada al Imperio Francés y dividida en 4 departamentos:
Bouches-de-l'Èbre, Montserrat, Sègre y Ter.2829 Al igual que en el resto de España, la
mayoría de la población catalana se rebela contra la ocupación. Entre los hechos de
armas destacan la batalla del Bruch en 1808 y los tres asedios a que es sometida
Gerona, defendida en el tercer sitio por sus habitantes bajo la dirección del general
Álvarez de Castro, ayudado externamente por el capitán Juan Clarós y sus 2.500
hombres. Durante el mismo, los franceses perdieron gran cantidad de hombres y
medios antes de conseguir rendirla por el hambre, las epidemias y el frío el 10 de
diciembre de 1809. El dominio francés se extendió hasta 1814, cuando el Duque de
Wellington firmó el armisticio por el cual los franceses debían abandonar Barcelona y
otras plazas fuertes que habían ocupado hasta el último momento. El 28 de mayo de
1814 las tropas se retiraron al mando del general Pierre Joseph Habert.30

DEPARTAMENTOS DE CATALUÑA
Por decreto de Napoleón de 26 de enero de 1812 y hasta el final de la guerra, en
mayo de 1814, Cataluña quedó incorporada al Imperio francés. Se dividió el territorio
en cuatro departamentos a la francesa:

Ter, capital Gerona.


Segre, capital Puigcerdá. Incluido el Principado de Andorra y excluido el Valle de Arán
incorporado al departamento de la Alta Garona.
Montserrat, capital Barcelona.
Bocas del Ebro, capital Lérida. Incluidos los municipios de Fraga y Mequinenza.
La incidencia de las guerras revolucionarias[editar]
Desde el inicio de la Revolución Francesa, en el año 1789, se conmovieron las
estructuras del país vecino y las mentalidades tradicionales del continente, un gran
número de refugiados franceses -aristócratas y jerarquías eclesiásticas, burgueses y
menestrales-, pero también de agentes revolucionarios, se instalaron en Cataluña y
contribuyeron, de forma directa o indirecta, a acelerar las tendencias sociales y
políticas ya existentes de crítica al sistema señorial y feudal.
La paz de Basilea en 1795 no duró mucho tiempo. Tras la firma del Tratado de San
Ildefonso en 1796, dos nuevas guerras, ahora en alianza con Francia y contra
Inglaterra, ocuparon los períodos 1796-1802 y 1804-1808.

En 1808, comenzó la Guerra de la Independencia Española que no finalizó hasta


1814.

Entrado el siglo XIX, las dificultades para el mantenimiento del orden tradicional
aumentaron. Al agotamiento endógeno del sistema tradicional, después de un
prolongado período de expansión, se sumaba la creciente resistencia campesina a la
aceptación de los mecanismos de transferencia de renta hacia los señores y los
efectos desequilibradores producidos por la implicación catalana y española en el ciclo
de las guerras revolucionarias.

La crisis de la monarquía absoluta[editar]


La economía catalana había sido seriamente afectada por las guerras del final del
siglo XVIII y principios del XIX que producen gastos extraordinarios sin incrementos
proporcionales en la tributación ordinaria, y deprimen la actividad económica y, por
tanto, motivan la caída de la recaudación. Los desequilibrios se hacen muy grandes y
el Estado tiene que recurrir al endeudamiento masivo. El periodo de guerras que se
inició en España en 1793 presentó una situación de esta naturaleza, agravada por la
misma continuidad de los conflictos.

El Estado liberal y la instauración del capitalismo[editar]


La entrada de los ejércitos franceses en 1808 y la guerra hasta la victoria y el regreso
del rey Fernando VII constituyeron un potente acelerador histórico .

Además de su carácter antinapoleónico, la Guerra de la Independencia Española


contenía implícitamente, y a menudo explícitamente, un auténtico levantamiento contra
la monarquía borbónica y la administración que habían aceptado la presencia de los
invasores. Dio lugar, asimismo, a la asunción popular de la soberanía y a la creación
de todo un Estado antinapoleónico pero, al mismo tiempo, contrario al sistema
imperante.

Pronto se formaba una Junta Central y luego la Regencia. Las Cortes, reunidas en
1810, procedieron a definir nuevas estructuras políticas y a redactar la primera
Constitución española en el año 1812.
Sexenio democrático[editar]
Artículo principal: Sexenio democrático
Caricatura de las etapas del Sexenio Democrático publicado en la revista barcelonesa
La Flaca con la cabecera de "la madeja ", en 1874.
El 'Sexenio Democrático' o 'Sexenio Revolucionario' es un período histórico
comprendido entre la Revolución de 1868, que supuso el fin del reinado de Isabel II de
España y la Restauración de la dinastía borbónica en enero de 1875. Esta etapa de la
historia española puede considerarse un hecho homólogo a la primavera de los
pueblos que vivieron las naciones europeas a mediados del siglo XIX, llegada, como
muchos otros hechos o corrientes, con un cierto retraso a la península.

Los inicios[editar]
Primera República Española[editar]
Artículo principal: Primera República Española

Estanislao Figueras, Presidente Catalán de la Primera República Española.


La 'Primera República Española' (febrero de 1873 - Enero de 1874) fue el primer
periodo en la historia de España en el que la elección, tanto del Jefe del Estado como
del Jefe del Gobierno sería democrática. El rey Amadeo de Saboya abdicó el 10 de
febrero de 1873. Al mismo tiempo el pueblo de Madrid tomó los principales puntos de
la ciudad en apoyo de los diputados republicanos que consiguieron al día siguiente la
proclamación de la república. El republicanismo está dividido entre los que querían
una república unitaria (un único gobierno para todo el país) y los que querían la
república federal (estados autónomos que se ponen de acuerdo para crear un Estado
de rango superior) . Desde febrero hasta junio, la presidencia recae en Estanislao
Figueras, hombre relativamente débil, a quien apoyan los unitarios. En junio, las
Cortes Constituyentes, que preparan una nueva Constitución Republicana Federal,
nombran presidente a Francisco Pi y Margall (republicano federal). Este resultó un
valioso intelectual pero sobrepasado por los acontecimientos.

Hasta 1931 los republicanos españoles celebraban el 11 de febrero el aniversario de la


Primera República; posteriormente la conmemoración se trasladó al 14 de abril,
aniversario de la proclamación de la Segunda República, día que entre 1932 y 1938
fue fiesta nacional.

Restauración monárquica[editar]
Artículo principal: Restauración borbónica en España
La 'Restauración borbónica' fue el período de la historia de España comprendido entre
el pronunciamiento del general Arsenio Martínez Campos en 1874 que puso fin a la
primera República Española, y la proclamación de la Segunda República el 14 de abril
de 1931.
El pronunciamiento de Martínez Campos en 1874 restableció la monarquía y la
dinastía borbónica en el hijo de Isabel II, el rey Alfonso XII de España. El período se
caracteriza por una cierta estabilidad institucional, la conformación de un modelo
liberal de Estado y la incorporación de los movimientos sociales y políticos, fruto de la
revolución industrial, que comienza su decadencia con la dictadura de Miguel Primo de
Rivera en 1923.

La república se encontró con un gran número de dificultades; en primer lugar, la gran


mayoría de políticos y de la población desconfiaban, mientras que la jerarquía
eclesiástica, los carlistas y otros conservadores estaban claramente en contra; por otra
parte, los campesinos vieron en la república la posibilidad de una reforma agraria, que
los gobiernos republicanos ni se plantearon, y los obreros salieron a ocupar las calles;
a todo esto hay que añadir además, las confrontaciones entre los republicanos
unitarios y los federalistas y cantonalistas así como el intento de Cataluña de crear un
Estado Catalán dentro de la República Federal Española.

Como resultado, en enero de 1874, Manuel Pavía dio un pronunciamiento entregando


el poder al general Francisco Serrano, quien gobernó de forma dictatorial durante 12
meses; finito este tiempo, Arsenio Martínez Campos, realizó un golpe de Estado en
Sagunto, y el 29 de diciembre de 1874 se proclamó rey a Alfonso XII, hijo de Isabel II,
con la que se volvía a la monarquía borbónica que inició la época de la Restauración.

Mancomunidad de Cataluña
Artículo principal: Mancomunidad de Cataluña

Enric Prat de la Riba, primer presidente de la Mancomunidad de Cataluña.


La Mancomunidad de Cataluña fue una institución que agrupó las cuatro diputaciones
catalanas: Barcelona, Gerona, Tarragona y Lérida. Se formó el 6 de abril de 1914, si
bien el proceso para su creación comenzó en 1911. El Congreso de Diputados la
aprobó, pero con competencias muy recortadas respecto al proyecto enviado por el
Gobierno. En cambio, el Senado no lo hizo cerrando la vía legislativa. Finalmente el
gobierno, necesitado del apoyo parlamentario de los catalanistas, se decidió por la vía
del decreto que el 18 de diciembre de 1913 el rey firmó: el derecho de
mancomunidades provinciales.34 La Mancomunidad respondía a una larga demanda
histórica de los catalanes, en significar la federación de las cuatro diputaciones
catalanas y en cierto sentido un retorno de la capacidad de la gestión administrativa de
las antiguas Cortes Catalanas. Aunque debía tener funciones puramente
administrativas, y sus competencias no iban más allá de las de las diputaciones
provinciales, adquirió una gran importancia política: representaba el primer
reconocimiento por parte del estado español de la personalidad y de la unidad
territorial de Cataluña desde 1714. La institución estaba integrada por una asamblea
que reunía los noventa y seis diputados provinciales - 36 por Barcelona y 20 para las
tres restantes - y que se renovaba pues junto a estas - por mitades, cada dos años,
por sufragio universal masculino, en razón de 4 diputados por partido judicial - y por el
Consejo, formado por ocho consejeros y el Presidente. Su acción política estuvo
regida por el consenso entre las distintas orientaciones presentes, fueran o no
catalanistas. Fue presidida por Enric Prat de la Riba (1914 - 1917) y luego por Josep
Puig i Cadafalch (1917 - 1923), militantes ambos de la Liga Regionalista. A
continuación lo hizo Alfons Sala (1923 - 1925), impuesto por Primo de Rivera en 1923).
En general, la Mancomunidad llevó a cabo una importante labor de creación de
infraestructuras de caminos y puertos, obras hidráulicas, ferrocarriles, teléfonos,
beneficencia o sanidad. También emprendió iniciativas para aumentar los rendimientos
agrícolas y forestales introduciendo mejoras tecnológicas, de servicios y educativas, y
potenció las enseñanzas tecnológicas necesarias para la industria catalana.

Siglo XXI
Artículos principales: Proceso soberanista de Cataluña de 2012-2015 y Consulta sobre
el futuro político de Cataluña de 2014.

Artur Mas y Oriol Junqueras firmando el pacto de gobernabilidad 2012-2016 el día 19


de diciembre de 2012.
Uno de los fenómenos más notorios en la primera década del siglo XXI fue el
incremento de población de origen foráneo en Cataluña. El número de personas
nacidas en el extranjero se incrementó de menos del 3% en 2000 a cerca del 15% en
2010.

El 16 de septiembre del 2005, la ICANN aprobó oficialmente el .cat, el primer dominio


para una comunidad lingüística.

Por otra parte políticamente, el desgaste de CiU tras tantos años en el gobierno y su
apoyo a los últimos gobiernos de Aznar condujeron a que, en noviembre de 2003, los
resultados de las elecciones autonómicas posibilitaran un cambio de partidos en el
gobierno de la Generalidad. A pesar de no haber ganado las elecciones por número de
escaños, Pasqual Maragall (PSC-PSOE) fue nombrado presidente, encabezando un
gobierno de coalición formado por el PSC-PSOE-CpC, ERC y ICV-EUA, el Tripartito
catalán. Los problemas asociados al proyecto de reforma del Estatuto de Autonomía
de Cataluña, se tradujo en un adelanto de la convocatoria de elecciones a noviembre
de 2006, en las cuales CiU obtuvo mayor número de escaños, aunque el tripartito
continuó obteniendo suficiente apoyo como para poder formar gobierno del que José
Montilla fue nombrado President. Montilla fue el primer presidente de la Generalidad
no nacido en Cataluña después de la Segunda República, siendo nativo de Iznájar,
Córdoba.

Manifestación «Catalunya, nou estat d'Europa» («Cataluña, nuevo estado de


Europa»).
Las elecciones autonómicas del 28 de noviembre de 2010 dieron de nuevo la victoria a
Convergència i Unió, por lo que su candidato y cabeza de lista por Barcelona, Artur
Mas, fue investido como presidente de la Generalidad el 23 de diciembre de ese
mismo año. Pero esta legislatura acabó en fracaso después del rechazo del gobierno
de Rajoy al pacto fiscal, la promesa electoral de Artur Mas y que buscaba terminar el
déficit fiscal de Cataluña con un sistema parecido al concierto vasco.

Dos años más tarde, influido por la presión callejera ante el malestar social y el
creciente independentismo plasmado en la mayor manifestación de la historia de
Cataluña en el 11 de septiembre de 2012 y que pedía la independencia de
Cataluña,46 el presidente Artur Mas convocó unas nuevas elecciones, confiando en
una posible mayoría absoluta para convocar un referéndum por la autodeterminación
de Cataluña. Mas ganó las elecciones, pero perdió 12 escaños. Aun así, consiguió
llegar a un acuerdo de gobernabilidad con ERC, el gran ganador de las elecciones ya
que se había convertido en el segundo partido en escaños (siendo tercero en votos
tras el PSC), por primera vez en la historia postfranquista. Este acuerdo dio lugar a la
convocatoria de un referéndum por la autodeterminación de Cataluña en 2014, el cual
fue condenado por el TSJC.47

El 27 de septiembre de 2015 se celebraron unas nuevas elecciones autonómicas que


las fuerzas independentistas denominaron «plebiscitarias». Las consecuencias
políticas del proceso independentista produjeron la ruptura de CiU y la integración de
CDC y ERC en una coalición llamada Junts pel Sí, ganadora de las elecciones pero
sin mayoría absoluta. Las dos nuevas fuerzas emergentes de Cataluña fueron
Ciudadanos (primera fuerza de la oposición por delante del PP y PSC) y CUP (llave de
la gobernabilidad en el nuevo Parlament).

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