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La segunda década del siglo XX estuvo marcada por cambios importantes a nivel global.

La catástrofe generada por las Guerras Mundiales, el malestar social previo a esta, la
decadencia de las clases altas y una clase media que tomaba fuerzas es el panorama que
se estaba construyendo. La primera guerra mundial dejó a Europa en bancarrota y esta
situación afectó la economía mundial provocando el 24 de Octubre de 1929 la mayor crisis
del capitalismo antes vista. Debido a la dependencia económica que Latinoamérica tenía,
allí se encontraron algunos de los países más afectados por la crisis. Después del crack los
países debieron tomar medidas para levantar sus economías, cambiando así sus modelos
económicos. En Latinoamérica bajo los gobiernos populistas se llevó a cabo el modelo ISI
(Industrialización por Sustitución de Importaciones). El nuevo modelo económico consistía
en reemplazar el modelo Liberal y ya no depender de las importaciones de otros países,
sino producir sus propios bienes. Para implementarlo se requería impulsar la
industrialización y apoyar con créditos a los empresarios para aumentar la producción. La
evaluación de los resultados de la aplicación de este modelo en diversos países es variada
y controversial, ya que hay quienes resaltan que esta llevó a un aumento del empleo,
surgimiento de sectores industriales a nivel nacional, ahorro de divisa y reducción de de la
intervención y la dependencia del extranjero, mientras que hay otros que distinguen que el
modelo ISI ocasionó que se elevaran los precios de bienes manufacturados, ineficiencia en
la asignación de recursos, disminución en las oportunidades de exportaciones, consorcios
nacionales ineficientes, saldos comerciales negativos, y que llevó a las naciones a tener una
deuda externa. A pesar del incipiente desarrollo que el modelo ISI proporcionó a los países
latinoamericanos, no fue la solución a la crisis de 1929.
Los objetivos del modelo ISI fueron sustituir la materia prima procesada desde el
extranjero por las manufacturadas a nivel local, variar la economía y lograr un equilibrio en
el exterior. Para llevar estos a cabo se implementaron las siguientes etapas: elaboración de
productos de consumo no duraderos, elaboración de productos de consumo duraderos,
elaboración de equipo para el aumento de producción de bienes manufacturados de
consumo, elaboración de equipos para la producción de bienes de equipos, es decir
producción de equipos para la elaboración de estos mismos.
El modelo ISI fue implementado en el periodo posterior a la crisis de 1929 y hasta la
primera mitad de los años ’70 en Latinoamérica, especialmente en los gobiernos populistas
(1940 a 1950). Rosemary Thorp considera que bajo el modelo ISI, Chile y América Latina
consiguieron “el crecimiento más rápido del siglo y se consiguió un progreso notable tanto
de la producción como de la productividad laboral, respaldados por el auge de la
infraestructura y la prestación de servicios. Se produjo, al mismo tiempo, una transformación
de los indicadores de desarrollo humano. En los años sesenta, descendió el porcentaje de
personas en la pobreza y hubo algunos indicios en unos pocos países de que se había
frenado el empeoramiento de la distribución del ingreso…”[i].Algunos de sus logros parciales
fueron el aumento de empleo, baja dependencia de los mercados exteriores, estado de
bienestar y garantías de protección al trabajo, mejora de los términos de intercambio,
nacimiento de nuevos sectores industriales nacionales, en especial pequeñas y medianas
empresas, excedente de mano de obra cualificada, entre otros.
Si bien el modelo ISI provocó una incipiente industrialización y una tasa elevada de
urbanización, junto con permitir una mayor complejidad de la economía en los países
latinoamericanos, estas transformaciones tuvieron efectos negativos para el desarrollo
global del sistema, en la medida que se generó un peligroso rezago de la producción agrícola
y minera. Estos sectores que habían sido las bases del vigoroso crecimiento exportador que
tuvo el país durante el siglo XIX, se convirtieron así en un factor de freno para el crecimiento
global de la economía[ii]. Las criticas al modelo de Industrialización por sustitución de
Importaciones tuvieron varios ejes entre ellos se destacan la creciente deuda externa y la
inflación. El escaso desarrollo de exportaciones llevó a muchos países a apelar al
endeudamiento para financiar el déficit y varios planes de inversión en infraestructura. “En
algunos casos, el endeudamiento excesivo se tradujo en inflación y con ella llegaron los
planes de estabilización recomendados por el FMI. Como los países se vieron forzados a
apelar a la asistencia del organismo multilateral, tuvieron también que aceptar sus
condiciones las cuales se tradujeron en la adopción de un conjunto de políticas dirigidas a
estabilizar precios y tasa de cambio.”[iii] Otras consecuencias negativas de este modelo
fueron los elevados precios de bienes manufacturados, estrechez del mercado interno que
impedía aprovechar las economías de escala para bajar costos, el sector industrial no se
preocupó por conquistar mercados externos, destinaba su producción al consumo interno y
de esta forma requería de la producción primaria para conseguir las divisas para
comprar bienes de capital; reproduciendo la relación de dependencia que el mismo modelo
pretendía evitar.
La crisis del modelo ISI se produjo debido a la inflación y al desequilibrio externo. La
razón es que al contrario de lo que se pensó, el modelo en su fase expansiva requería de la
importación de bienes de capital e intermedios, que teniendo en cuenta el desaliento al
sector exportador, generaba un desequilibro persistente, que finalmente debía ser resuelto
mediante periodos inflacionarios e hiperinflacionarios[iv], luego de los cuales el ciclo
recomenzaba. Algunos de los países más afectados por esto periodos hiperinflacionarios
fueron Argentina y Brasil.
Las industrias que nacieron bajo el modelo ISI no fueron capaces de afrontar sus gastos,
por lo tanto necesitaban más dinero del que generaban. El estado se encargaba de financiar
a las empresas a través de subsidios, sin embargo obtenían las divisas vía endeudamiento
externo. A estas alturas, la crisis era inevitable y finalmente en 1973 se inicia la llamada
crisis de la deuda y la llamada época de pérdidas. En primer término, la crisis internacional
originada en el alza de precios del petróleo tuvo efectos diferentes según si los países fueran
exportadores o importadores de petróleo. Los precios internacionales del petróleo se
multiplicaron por tres. Era la primera vez que un grupo de países en desarrollo desafiaba al
mundo desarrollado.
En conclusión, el modelo ISI fue una breve ilusión de crecimiento para los países
latinoamericanos. Los aspectos positivos que tuvo este modelo no lograron sopesar los
aspectos negativos. Generó una gran deuda externa. Para decirlo en los términos de la
historiadora de la economía Rosemary Thorp, los “países latinoamericanos se habían
endeudado más de lo sostenible y los bancos internacionales habían prestado bastante por
encima de un nivel razonable de riesgo…”[v] Fue un periodo que comenzó con una crisis y
terminó con otra. Por lo tanto puedo afirmar que el modelo ISI no fue una solución a la crisis
Latinoamericana de la década del ’30.

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